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Wendy, tocando tambor en el camión. Marzo 2016, Tijuana. Foto de Igael González.
Introducción
El siguiente escrito versa en torno a la presencia global del tambor djembé y el ensamble de
percusión y danza del pueblo mandinga, de África del Oeste. En particular, caracterizando aquellas
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manifestaciones de origen africano con presencia histórica en América Latina y el Caribe, y destaca
Además del establecimiento de redes y circuitos con artistas de la región occidental de África para
con instructores provenientes de la República de Guinea), en este escrito destaca su uso como
En esencia, el tambor es un tronco de árbol hecho instrumento musical en forma de copa o reloj de
arena. Aunque hay marcas comerciales que los fabrican de fibra de vidrio o madera ensamblada, en
los pueblos mandingas se hace labrando una sola pieza de madera. Se le pone un cuero fuertemente
apretado mediante aros de acero y cuerdas de nylon. Este membranófono de parche simple se toca
con las palmas de las manos. Se trata del tambor solista que lleva la improvisación sobre la base
polirítmica proporcionada por los dundunes.1 Son los instrumentos de los pueblos mandinga, de la
región alta de Guinea y frontera con Mali. Su uso se extiende a Senegal, Costa de Marfil y Burkina
Faso en ocasiones propias del ciclo agrícola y ceremonial festivo (Charry 2000).
Esta tradición musical se difundió como parte del folklore guineano interpretado por las compañías
nacionales de ballet creadas al independizarse Guinea, durante el mandato del Gral. Sékou Touré.
Destacan Les Ballets Africains de la République de Guinée (la compañía nacional) y el Ballet Djoliba
(compañía personal de Touré). Su tarea ha sido promover la identidad nacional guineana tanto al
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Conjunto de tres tambores cilíndricos de parche doble. Llamados individualmente kenkeni, sangban, y dundun, de menor a
mayor tamaño.
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Los ballets guineanos, al adaptar la tradicion a la lógica de la puesta en escena occidental,
djembé jugaba un rol protagónoico. Los ballets realizaron giras alrededor del mundo, convirtiendo a
sus instrumentos y sus danzas en portadores del imaginario asociado al África negra.
En el caso del djembé no se trata de un tambor o mejor dicho, la expresión de una cultura musical,
cuyo uso sociocultural tenga continuidad desempeñando funciones rituales al exterior de África. El
tambor djembé no pasa por una desterritorialización ni por una relocalización como sucede con las
consolidación de espacios para la práctica que en ninguna medida hacen contrapeso al epicentro
cultural, localizado en Conakry, capital de la República de Guinea, así como en Abidjan, Bobo
Dioulaso, y Bamako. En estas ciudades la música del djembé se integró a las celebraciones
(Gaudette 2013; Polak 2012). Maestros y artistas establecen circuitos desde estas ciudades hacia
cualquier parte del mundo donde se hayan creado comunidades de aficionados. La apropiación
occidental de del ensamble de percusiones de África del Oeste se convierte en un fenómeno global
africana antes de la reciente importación del djembé. México tiene una tradición musical con
tanto en las tradiciones afromestizas, como en los géneros bailables denominados música tropical:
música popular- urbana, derivada de ritmos afrocaribeños, tales como el danzón, el mambo,
chachachá, calipso, salsa, entre otros (Chamorro 1984:183).Los instrumentos que se usaron para
tocar dichos ritmos bailables surgieron a partir de otros provenientes de África. Se adaptaron e
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Sin duda se obtuvieron esclavos cuya procedencia étnica refiere a los grupos Mandé, Wolof y Mandinga, aunque fueron
llamados caboverdianos por el origen de las embarcaciones y el puerto de embarque (Martínez 1993:140)
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incorporaron a la música popular de América Latina y el Caribe como resultado de un proceso de
transculturación (Ortiz 1983). Hoy les nombramos claves, congas, bongoes, timbales, y cencerros.
Por otro lado, tanto en Guadalajara como en Tijuana, la aparición del djembé forma parte de una
circles). Una práctica iniciada en Estados Unidos y Europa que se fue adoptando también en
países de América Latina como reuniones lúdicas en parques y plazas, donde el djembé africano
juega un rol central (Kokelaere y Saïdani 1997). En la medida que se crean vínculos comunitarios
africanidad y la negritud directamente con África, y no así con los afrodescendientes mexicanos o
del Caribe. En este sentido, las actuales luchas por el reconocimiento constitucional de los pueblos
afrodescendientes mexicanas. De una u otra manera la “tercera raíz” suele ser una condición local
que provoca el interés del mexicano por lo guineano,3 no buscando necesariamente una
identificación racial y étnica sino una identificación con la sensibilidad corporal, hacia el baile y a
los complejos ritmos africanos, como elementos adquiridos en una búsqueda personal, en el
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En la construcción de lo mexicano, la primera y la segunda raíz refieren a lo europeo y a lo indígena.
Tercera raíz refiere a la población de ascendencia africana, negra y mulata, cuyos antepasados llegan a
México por la trata esclava. Fue olvidada dado que el rasgo africano se difuminó en el mestizaje
generalizado de la sociedad mexicana (ver Martínez 1993).
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Ensamble Mano de Mono, Parque del Refugio, Guadalajara. Mayo 2016. Foto de Igael González
clases en los centros culturales de la localidad. Entre sus practicantes el término afro adjetivar a la
presencia en la ciudad no sólo es la música y la danza, se muestra en afiches, flyers y carteles así
La escena local del afro, de Guadalajara y Tijuana, mantiene vínculos con otras ciudades
mexicanas: Xalapa, Cuernavaca, Puebla, Los Cabos, la Ciudad de México, y otras. Existe una red
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interpretación y la enseñanza de los repertorios guineanos. Permite vincular músicos y bailarines
de este movimiento. De la misma manera, quienes participan de esta red se vinculan a otras redes
En México se han instalado algunos profesores: Karim Keita, Elías Sylla y Mohamed Oulare en la
Ciudad de México; Kabele Bah en Guadalajara, Yadi Camara en Los Cabos. Aunque cada uno
tiene su propia trayectoria, comparten una tradición y se formaron en el medio familiar o en alguna
compañía de ballet. Es destacable que Mamady Keita, el Djembéfola con mayor reconocimiento a
nivel mundial radica actualmente en Monterrey, a donde trasladó Tam Tam Mandingue Djembe
Academy.
En los últimos años ha crecido de manera importante la demanda por profesores africanos, sobre
trabajo cooperativo por parte de los colectivos y ensambles locales. Pero, dadas las dificultades
por la falta de apoyos gubernamentales, y todos aquellos de índole migratoria del africano, hoy lo
usual no es traer maestros desde África, sino que se contacta a otros guineanos radicados en
Norteamérica o Europa.
Apropiaciones a la mexicana
A manera de conclusión, en estas últimas líneas se ofrece un pequeño esbozo sobre los usos y
significados otorgados a la percusión guineana por los mexicanos, destacando su uso como
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Remito al lector a la crónica del viaje a África de la bailarina Lilly Alcántara(2004)
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En primer lugar se debe considerar que la ejecución del repertorio guineano por ensambles de
puesta en escena recrea una imagen estereotipada de lo africano caracterizada por la fuerza
rítmica, la corporalidad y la sensualidad del baile; para dar un toque de exótico a cualquier fiesta.
Amenizan recreando una experiencia alternativa, pero no suplen el papel de otro conjunto de
Otros reciben apoyos a través de los institutos de cultura y artes de los estados y municipios para
impartir clases y talleres; cuyas presentaciones, con bajo nivel de ejecución, involucran la puesta
en escena de ritmos aprendidos por estudiantes, generalmente niños. Cumpliendo con una función
de animación sociocultural, la percusión africana sirve para atender las necesidades de arte de
Escuela Itinerante Conga Mandinga, dirigida por Héctor Aguilar, quien “echando mano del tambor y
la tradición musical africana… integra conceptos, actitudes y habilidades propios de una milenaria
sabiduría musical como un conjunto de saberes invaluables, dado su inherente potencial formativo
holísticos y eventos vinculados al new age. Por ejemplo, en el evento anual ExpoYoga Guadalajara
(mayo 2016) se ofreció un círculo de percusiones a cargo de Yuku Percusiones. En estos eventos
avenidas céntricas de Guadalajara y sobre todo en Tijuana. Se trata de músicos itinerantes con
escasa o nula formación que encuentran en el tambor un medio de supervivencia. Esta situación
genera conflicto al interior de la escena del afro, pues muchos consideran que esta expresión debe
practicarse en lugares que garanticen una ejecución adecuada y auténtica, aunque por las
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condiciones económicas desfavorables más y más percusionistas, músicos y artistas salen a la
Hay también otros escenarios en la vía pública, como parques y plazas, donde se reúnen los
esparcimiento, colocan a su sonido en una disputa por el espectro sonoro frente al ruido de la
ciudad. Aquí la percusión se vuelve una práctica de resistencia, cuya atmósfera sonora representa
Finalmente, queda mucho por reflexionar en torno a la presencia de la danza y percusión guineana
en las ciudades del México contemporáneo, así como otras tantas apropiaciones de
representaciones basadas en el imaginario del África negra. La apropiación de esta expresión por
aunque sea por su exotismo e intensidad, y aunque su puesta en escena en ocasiones tiende a
capitalismo global.
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Jam de percusiones en el Malecón de Playas de Tijuana. Agosto 2016. Foto de Igael González.
Referencias bibliográficas:
Alcántara, Lilly. “Apuntes de una bailarina en África”, La Palabra y el Hombre, No. 131,73–92,
2004, p. 73-92.
Chamorro, J.Arturo. Los instrumentos de percusión en México. Zamora, El Colegio de Michoacán,
CONACyT, 1984.
Charry, Eric. “A Guide to the Jembe”. Percusive Notes No. 34, vol. 2, 1996, p. 66–72.
Charry, Eric.Mande music : traditional and modern music of the Maninka and Mandinka of Western
Africa. Chicago, The University of Chicago Press, 2000.
Gaudette, Pascal. “Jembe Hero: West African Drummers, Global Mobility and Cosmopolitanism as
Status”. Journal of Ethnic and Migration Studies No. 39, Vol 2, 2013, p. 295–310.
Jahn, Janheinz. Las culturas Neoafricanas. México, Fondo de Cultura Económica, 1954.
Kokelaere, Francois y Nasser Saïdani. “90: les années djembé”. Percussions No.54 (nov-dic),
1997. s/p. (http://www.iro.umontreal.ca/~vaucher/Music/kokelaere/index.html). Access le13
de novembre 2013.
Martínez, Luz María. “La cultura africana: Tercera raíz”. En: Bonfil Batalla, Guillermo (Ed.)
Simbiosis de Culturas, México, CONACULTA, FCE, 1993, P. 111–180.
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Ortiz, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azucar. La Habana, Editorial de Ciencias
Sociales, 1983.
Polak, Rainer. “Urban Drumming Traditional Jembe Celebration Music in a West African City
(Bamako)”.En: Charry. Eric (Ed.), Hip Hop Africa : New African Music in a Globalizing World,
Indiana University Press. Indiana, 2012. p. 261-315.
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