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Siglo de Oro vs Poesía Colombiana

Lenin Diaz
Angie Valeria López

Universidad del Cauca

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales

Programa de Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana

Popayán

2023
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Siglo de Oro vs Poesía Colombiana


De los poetas del siglo de Oro español a los poetas colombianos del siglo veinte, hay un
intervalo de casi cuatro siglos y un océano de distancia; siendo la lengua y la pasión por la
poesía de lo poco que los comunica.

Así pues, traemos a colación los poemas, ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?,
de Lope de Vega; Hallándose dos damas en faldeta, anónimo; Noche oscura, de San Juan
de la Cruz; y, Vivo sin vivir en mí, de Santa Teresa de Jesús, correspondientes a la
literatura española y, Soneto, de León de Greiff; Un soneto que me has pedido, de X504 y
Barragán y una mulata, de Daniel Gil Lemus; para sopesar algunas correspondencias entre
ellos.

En primer momento, es debido mencionar que en el siglo XVI en España, con su


espíritu medieval, proporcionó un gran florecimiento de espiritualidad y religiosidad en sus
letras, mientras que el siglo XX colombiano, desde sus inicios propició un espíritu de
renovación de las formas, de la escritura, a saber, desde la propuesta de Tergiversaciones de
De Greiff y el vanguardismo nadaísta del que hizo parte Jaramillo (X504).

Así pues, el poema de Lópe de Vega, del autor anónimo y los de los colombianos
De Greiff y Jaime Jaramillo (X50a), están compuesto por 14 versos endecasílabos
consonantes, repartidos en dos cuartetos con rima abrazada (abba) y dos tercetos que se
comunican entre sí en la configuración cde – ced; conformando, pues, sonetos que siguen
el esquema tradicional del soneto italiano, con dos cuartetos y dos tercetos, en su estructura
canónica; más, en tanto a contenido, el de De Vega expone una espiritualidad católica,
haciendo que sus versos poeticen la imagen de un hombre, acaso un pecador, que se sabe
llamado por Jesús, pero que se abstiene de “abrirle” la puerta para dejarlo entrar y que,
incluso, ignora la voz de un ángel que lo insta a asomarse a la ventana.

El lenguaje utilizado no es de gran complejidad y hace énfasis en el yo poético, de


lo emotivo; que a la postre formula cierta ambigüedad y autorreflexibilidad, que, en
interpretaciones actuales, puede sugerir la expresión de un amor profano entre dos
hombres: “¡oh, cuanto fueron mis entrañas duras, | pues no te abrí! ¡qué extraño
desvarío”. Aunque, el poema también podría interpretarse como una súplica de una persona
a Jesús, pero esta vez, expresando su perplejidad por el hecho de que su amigo pase las
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noches en su puerta, y su arrepentimiento por no haberlo dejado entrar antes. La persona


reconoce su ingratitud y se lamenta por haber ignorado las llamadas del ángel. “¡Cuántas
veces el ángel me decía: «Alma, asómate ahora a la ventana, ¡verás con cuánto amor
llamar porfía»! En general, la forma y contenido del poema se complementan para crear
una atmósfera de reflexión y arrepentimiento, y para expresar la importancia de la amistad
y el amor incondicional.

Por su parte, el Soneto de León de Greiff, sí, tiene métrica de composición


innegable y el lenguaje utilizado, muy versado y por tanto con gran capacidad sintética en
cada palabra, sustantivo y adjetivo utilizado, indica unos acordes manieristas que
demuestran un “intelectualismo” en la escritura que, como otros poemas de antaño, obliga a
prestar atención a la composición; pero que se pude discriminar como un Soneto moderno,
ya que el contenido que expresa refiere a un “Yo” poético que desde el primer verso se
cuestiona-manifiesta una incertidumbre: ¿soy poeta por decirme poeta?.

Paso seguido, comienza su autodescripción, es decir, la de poeta en los dos cuartetos:


“Lantano, absconto, sibilino”; a saber, remoto, escondido y tan misterioso como la Sibila
que guía a Eneas en su descenso al Hades. “Dura lasca de corindón”, o dicho de otra
forma, una piedra preciosa de una piedra preciosa; “vislumbre obscura,| gota abisal de
música secreta.”, o ya diríamos:, cual oxímoron, un reflejo difuso en la penumbra, como
una gota de música en el fondo del océano que solo se puede imaginar.

“Amor apercibida la saeta.”, sabiendo que saeta es la fluya de cupido sugiere al


poema un regalo a la altura de lo divino, pero con “dolor en ristre lanza de amargura”
advierte el filo peligroso de la misma y, en los últimos dos versos del segundo cuarteto, la
extática imagen del poeta al que “el corazón veleta”.

En el primer terceto se reitera la vacilación muy característica del ser moderno,


“Poeta soy si ser poeta es ello.” En una suerte de hipérbatón con el anterior “Poeta soy, si
es ello ser poeta.”, y en su reflexión, el “Yo poético” advierte a la poesía como dolorosa
“Angustia lancinante. Pavor sordo.”, como enigma que acaso carcome como don y
maldición al poeta, que en su “nao”, solo a ese “fantasma” lleva por compañía en su
travesía. Así pues, la temática de Soneto, en comparación a composiciones del siglo de oro,
un tanto espirituales y religiosas, se revela profana.
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En ese sentido, se puede decir que un "Soneto" es un soneto (valga la redundancia), en el


que el autor se identifica como poeta y describe su condición. El contenido del poema es
introspectivo y contemplativo, y presenta al poeta como un ser solitario, abrumado por la
angustia y el pavor. La figura del poeta es retratada como alguien que esconde su verdadera
naturaleza detrás de una máscara, y cuya única compañía es su ensueño, que siempre está
en fuga. En resumen, la forma y el contenido del poema se complementan para crear un
retrato introspectivo y reflexivo de la figura del poeta, y para transmitir la idea de soledad y
aislamiento que experimenta ese ser.

En cuanto a la forma, el poema es un monólogo interior que utiliza una prosa poética para
transmitir la idea de soledad y desolación que experimenta el poeta. La estructura del
poema es simétrica y cada estrofa es una unitaria, lo que le da cohesión y musicalidad al
texto. A su vez, se hacen uso de algunas figuras retoricas como: La personificación; "Amor
apercibida la saeta." (el amor es personificado como una saeta) "El espíritu absorto, en su
clausura." (el espíritu es personificado como algo que puede estar encerrado) la metáfora
"Poeta soy, si es ello ser poeta." (el poeta es comparado con ser poeta), "Mi ensueño en
fuga." (el ensueño es comparado con algo que está huyendo) y las imágenes visuales
“Lantano, absconto, sibilino." (crea una imagen de algo lejano y misterioso), "Y en mi nao
fantasma único a bordo." (crea una imagen de soledad y tristeza)

En cuanto a la visión de vida de ambos poetas, se puede decir que, la obra de Lope
de Vega refleja la sociedad de su época y aborda temas como el amor, la religión, la
política y la moralidad. Su visión de la vida en este poema es un tanto pesimista y
conflictiva consigo mismo, pues se vislumbra una disconformidad entre los personajes
(Dios y personaje principal) y el choque de diferentes valores y deseos. Mientras tanto, en
el caso de León de Greiff, este al haber sido un poeta colombiano perteneciente al
Movimiento Modernista enfatizó su visión de vida en captar la esencia de la vida y la
naturaleza de manera más idealista y filosófica, de ahí, se puede inferir que en un “soneto”
hay reflexiones sobre el sentido de la existencia y la búsqueda de la verdad.

En general, se puede decir que Lope de Vega y León de Greiff son dos escritores
con visiones de la vida muy diferentes. Mientras que Lope de Vega aborda temas más
prácticos y cotidianos, León de Greiff se enfoca en la filosofía y la introspección.
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De forma similar, el poema de Jaramillo es un soneto, que en sus versos hace evidente
que el motivante para su composición es una provocación, a saber de Eduardo; que expresa
en sus líneas una reflexión, en la que cuestiona la estructura poética y el sentido poético de
su época; pues, como dice en sus últimos dos versos, Mas lo que pasa, Eduardo, es que hoy
en día | no está la vida para hacer sonetos, ya que siendo un partidario del nadaísmo, el
poeta presiente que el imaginario en que se regía el soneto, esa cultura y sociedad ya no
existe como cuando en la época medieval los poetas adjuntaban leyes, normas métricas
como móvil para hacer buena poesía, pues en cada uno de los tercetos, el autor afirma que
si le gustara hacer sonetos, sería mejor que los grandes poetas renacentistas españoles, pero
admite que no le gusta hacerlos. En este soneto, que podría calificarse como una suerte de
antisoneto, se apela a una liberta de la expresión poética.

El poema es un ejemplo de ironía y auto depreciación, ya que el autor se jacta de ser


capaz de superar a los grandes poetas del siglo de oro español “que no es cosa difícil he
creído, y al contrario es un juego que seduce…” pero al mismo tiempo admite que no le
gusta hacer sonetos. La forma en que se presenta el poema es un juego con las
convenciones del soneto, ya que, en lugar de concluir con una conclusión, el autor se limita
a repetir su afirmación de que no le gusta hacer sonetos.

En cuanto a su contenido, el poema parece ser una reflexión sobre la libertad creativa y
la importancia de escribir por placer y no por imposición “tres o cuatro tercetos les
pondría”. El autor parece estar cuestionando las formas establecidas de la poesía y la
necesidad de seguir las normas y convenciones establecidas. Al final, el autor parece estar
rechazando la idea de que la poesía tenga que seguir ciertos patrones y estructuras y
abogando por una poesía más libre y espontánea.

Volviendo al siglo de oro con el soneto, Hallándose dos damas en faldeta, de autor
anónimo, se observa un contraste de contenido para lo común de la época, pues siendo
poesía erótica, el tono articulado marca cierta sátira para lo normativo de la época, pues en
sus versos se constituye, de forma más explícita, una evocación homosexual entre dos
mujeres. Este poema es un ejemplo de soneto burlesco. La forma del soneto, que
normalmente se utiliza para abordar temas serios y melancólicos, aquí se utiliza para un
tema humorístico y jocoso, en este caso, el amor.
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El contenido del poema es una sátira sobre el amor y las relaciones amorosas. El
poema comienza con dos damas que están hablando sobre el amor mientras se ríen y
juegan. Sin embargo, cuando se quitan sus faldetas y camisas, aparece Amor, representado
como una flecha, y les hiere. Una de las damas se va feliz por haber logrado su objetivo,
mientras que la otra se queda con una herida. En el final, se hace una referencia a la
impotencia masculina al ver a la dama armada. Este poema utiliza la ironía y la exageración
para ridiculizar los temas y expectativas sociales relacionados con el amor y las relaciones
amorosas.

Lo anterior, debido al tema que alude a la sexualidad, nos hace traer a colación el
poema de Gil Lemus, Barragán y una mulata, el cual está compuesto por ocho versos
octosílabos divididos en dos cuartetos en código de rima abrazada (abba) y rima
consonante. una musicalidad y métrica bien cuidadas que, al ser leídas, expresan una
actitud poética con un tono satírico, articulado con un lenguaje acaso prosaico que recuerda
más a las conversaciones de una plaza popular, lo cual hace fácil la generación de imagen –
situación, transitiva, casi visual, ya que también el lenguaje utilizado hace énfasis en lo
referencial que a simple vista parece escueto; no obstante, en tan corto poema la sutileza de
lo retórico, como en “por ser cama más barata” hace de la metáfora incluso una figura
más cercana al “hombre no letrado”, ya que, con esta, articula una situación que los puristas
anacrónicos de la poesía calificarían de profano y antipoético, sugiriéndose así que, el
poeta, siendo consciente de las tradicionales formas poéticas (métrica y musicalidad), hace
que converja lo “mundano” y lo “instruido”, para des encasillar al poema de una connotada
sacralidad, para dotarla de picardía.

Siguiendo esta línea, nos encontramos con el poema Noche Oscura de San Juan de la
Cruz, el cual está conformado por ocho estrofas, cada una con cinco versos, en donde el
primero, el tercero y el cuarto son heptasílabos y el segundo y el quinto endecasílabos, con
una rima consonante, tal estructura de las estrofas se ha denominado liras, según la Métrica
Española de Antonio Quilis.

En este, el poeta utiliza un lenguaje culto con tono de júbilo, de emoción; añadiendo
que ya el nombre San… de la Cruz, anuncia alguna adhesión con la vida religiosa; la
indagación nos lleva a saber que fue un monje de la orden de los Carmelitas Descalzos, con
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acordes místicos. Así pues, el poema puede entenderse desde esta concepción espiritual, en
donde una mujer enamorada se escabulle escoltada por la oscura noche, de su casa a
encontrarse con su Amado; ahora bien, haciendo uso de la trasposición, bien la mujer puede
ser el Yo poético, el alma del poeta, que sale en busca de Dios. La noche, dichosa, cobra
también un papel importante, pues es esta la que propicia y guía hacia el Amado-Dios.

Sin embargo, desde una visión de mundo mas contemporánea, o acaso solo
eliminando el contexto en que fue escrito, con facilidad se puede hacer la relación con lo
mundano de los deseos humanos, es decir, que no es una búsqueda de Dios, sino un furtivo
encuentro de dos amantes en el bosque para retozar bajo los álamos. En las dos últimas liras
se puede interpretar el acto sexual, donde entre las azucenas todo ocurre y todo se olvida.

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.

Quedé y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

En ese orden de ideas, una interpretación más arriesgada podría ser que se trata
de una experiencia homoerótica del poeta. En este sentido, el poema describe el amor y
la pasión de una mujer por otra, y la noche que las une y las lleva a un encuentro íntimo.
El uso de la noche como metáfora de la ocultación y la privacidad sugiere una relación
que está en contra de las normas sociales y que necesita ser mantenida en secreto. La
poeta se despoja de su identidad y se esconde para encontrarse con su amada, quien la
guía hacia un estado de entrega y abandono en el que sus sentidos son suspendidos. La
imagen de las azucenas olvidadas simboliza la belleza y la pureza de su amor, que es
negligenciado por la sociedad, pero no por ellas. O bien podría ser una interpretación
religiosa en la que el poema trata sobre el amor divino y la búsqueda de la unión con
Dios, en donde se describe la experiencia de salir de su casa en una noche oscura y
encontrar a Dios en un camino guiado por su corazón encendido. El poema concluye con
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el poeta entregándose y olvidándose de sí mismo en su unión con Dios.


Si tenemos en cuenta esta última interpretación, se puede hablar que la visión de
vida del poeta Fray Luis de León es profunda y reflexiva, y busca explicar el sentido de
la existencia humana y su relación con Dios, debido a que su poesía se caracteriza por su
espiritualidad, su lirismo y su filosofía. Él creía que la vida humana es breve y que el
verdadero propósito es alcanzar la unión con Dios y que es necesario vivir con virtud,
sabiduría y conocimiento para alcanzar ese objetivo.
Por otra parte, Vivo son Vivir en mi, de Santa Teresa de Jesús. Es una
composición de un terceto y ocho Séptima es decir, estrofas de 7 versos con rima
consonante que no coincide en mas de dos versos seguidos y un verso que parece hacer
de estribillo, cual un villancico.
Esta poeta, al igual que De la Cruz, perteneció al convento de los Carmelitas. Su
poema, al igual que los otros de la época con acordes espirituales y religiosos, sustenta
como tema principal una cierta ansia por llegar a Dios, y es muy emotivo en tanto hace
énfasis en primera persona en el actante que busca alcanzar a la divinidad, esto se reitera
desde el título a través de la figura de la paradoja “Vivo sin vivir en mí”, y la
contradicción reiterada en el cuerpo del poema de vivir-morir “muero porque no muero”,
expresando el deseo del actante por morir, ya que envida no puede alcanzar a Dios y en
cambio solo pasa desasosiegos:
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué vida tan amarga

quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero

Así, le ruega a la vida y al mismo Dios la muerte, esto debido, a que las consignas de
la religión condenan el suicidio como un pecado capital, por tal razón ese anhelo por llegar
a dios no puede ejecutarse con sus propias manas y le queda solo lamentarse mientas viva.
La poeta habla de la tensión entre vivir en la tierra y desear estar con Dios, y cómo esa
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tensión causa una gran pasión en él. El poema también expresa la idea de que la vida
terrenal es incierta y limitada, mientras que la vida eterna con Dios es verdadera y
completa.

En la poesía de Santa Teresa de Jesús, la visión de la vida es profunda y espiritual,


centrada en la búsqueda de una vida más plena y significativa. Santa Teresa cree en la
importancia de morir a uno mismo y vivir en Dios, y en su poesía refleja su deseo de
alcanzar un estado de completa entrega y abandono a Dios. Para ella, la vida es un camino
hacia la unión con Dios y hacia una existencia más plena y verdadera. La muerte es vista
como una liberación de las ataduras terrenales y una oportunidad de reunirse con Dios en
una vida eterna.

En conclusión, se puede decir que la visión de vida de los poetas del siglo de oro
español es una que esta ligada al orden religioso, mientras que los colombianos se basan en
un orden mas libre, en cuanto a la métrica y los temas a tratar. Sin embargo, bajo algunas
interpretaciones también se puede decir, que algunos de los poetas del siglo de oro español,
hacen uso del lenguaje figurado para plasmar sus deseos más íntimos.

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