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Cuencas y territorios
hidrosociales
Interrelaciones, gestión y transformación
COORDINADORES:
fotografía de portada
Adriana Sandoval Moreno (2022), Lago de Chapala, vista desde la comunidad de Petatan
Municipio Cojumatlán de Regules Michoacan. Archivo personal, Jiquilpan
Universidad de Guadalajara
Centro Universitario de Tonalá
Av 555 Ejido San José Tateposco, Nuevo Periférico Oriente,
Tonalá, Jalisco, México
Tels. +52(499) 333-540-3020
ISBN: 978-607-30-63-86-9
AUTORES
Yaayé Arellanes Cancino
Patricia Ávila García
Dante Ariel Ayala Ortíz
Jesús Castillo Nonato
Lucie Crespo Stupková
Karla Alejandra Contreras Tinoco
Octavio González Santana
Hilda Georgina Hernández Alvarado
Adriana Herdández García
Celia Magaña García
Acela Montes de Oca Hernández
Mariana Betzabeth Pelayo Pérez
José Juan Pablo Rojas Ramírez
Martín Sánchez Rodríguez
Adriana Sandoval Moreno
Miguel de Ángeles Sanhueza Herrera
J. Luis Seefoó Luján
Alicia Torres Rodríguez
Katia Beatriz Villafán Vidales
Ernesto Tsintsuni Villava Robles
ÍNDICE
ESTUDIO INTRODUCTORIO
Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica:
su significado frente a la identidad comunitaria 13
josé juan pablo rojas
adriana sandoval moreno
alicia torres rodríguez
SECCIÓN I. INTERRELACIONES
EN LOS TERRITORIOS HIDROSOCIALES 35
CAPÍTULO 1.
Variabilidad climática e incidencias en la producción
en territorios hidrosociales del sur del Estado de México 37
jesús castillo nonato
acela montes de oca hernández
CAPÍTULO 2.
La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz
de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 59
katia beatriz villafán vidales
dante ariel ayala ortíz
CAPÍTULO 3.
¿Cuánta agua beben las fresas? 75
lucie crespo stupková
j. luis seefoó luján
SECCIÓN II. GESTIÓN COMUNITARIA 97
CAPÍTULO 4.
Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas:
la evaluación social de un programa federal en la región mazahua 99
patricia ávila garcía
CAPÍTULO 5.
Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios
de unidades de riego en el Estado de México 133
acela montes de oca hernández
CAPÍTULO 6.
CAPÍTULO 8.
El trabajo familiar remunerado de la pesca
de regiones lacustres de Michoacán 211
yaayé arellanes cancino
katia beatriz villafán vidales
dante ariel ayala ortíz
CAPÍTULO 9.
Desarrollo del riego en Cayucupil 235
miguel de ángeles sanhueza herrera
SECCIÓN IV.
TRANSFORMACIONES HIDROSOCIALES 263
CAPÍTULO 10.
De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia
en el manejo integral de las represas
El Cajón y Las Rucias en Tonalá, Jalisco 265
josé juan pablo rojas ramírez
CAPÍTULO 11.
Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y
socioculturales a partir de la transformación de los ríos a embalses 287
mariana betzabeth pelayo pérez
CAPÍTULO 12.
Mirada al pasado con los ojos del presente.
Al rescate del patrimonio hidráulico en la cuenca del río Turbio 313
martín sánchez rodríguez
octavio gonzález santana
CAPÍTULO 13.
Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 331
hilda georgina hernández alvarado
estudio introductorio
Lo hidrosocial en la construcción
de gobernanza hídrica: su significado frente
a la identidad comunitaria
13
gencia ambiental exige respuestas conjuntas de diálogos recíprocos
multi, inter y transdisciplinares; ya que las respuestas disciplinares, por
sí solas no pueden hacer frente a la crisis de escasez y desigualdad que
enfrenta el siglo xxi.
Los trabajos que integran esta obra centran la reflexión en lo
concerniente al agua, su manejo desde la perspectiva integradora de la
colaboración institucional y social, dado que la seguridad hídrica para
el futuro es incierta. “La seguridad hídrica humana a menudo se logra
con poca consideración de las consecuencias ambientales e, incluso
cuando estas son reconocidas, las compensaciones entre humanos y
las necesidades ambientales de agua están aumentando en frecuencia
y amplitud”. (Pahl-Wolhst, Arthington, Bogardi, et al., 2013); en la
misma medida que se afianza el abasto hídrico bajo una perspectiva
técnica, unilateral y bajo criterio preponderantemente económico se
afecta al entorno ecosistémico.
En la tercera década del siglo xxi la situación hídrica del planeta se
caracteriza por la presencia de la gestión pública, que trata de adaptar
los criterios construidos en cumbres internacionales especializadas al
cambio climático y a la necesidad de implementar acciones institu-
cionales orientadas a los campos de acción humana primordialmente:
aspectos ambientales, económicos y sociales. Dichas misivas se tra-
ducen en políticas públicas que buscan soluciones a los daños en el
ciclo hidrológico por señalar un ejemplo.
En los últimos veinte años del siglo xxi, todavía se puede iden-
tificar una vasta literatura sobre los temas de escasez, falta de sanea-
miento de aguas residuales, sobreexplotación, desigualdad en el acceso,
sequías, inundaciones, ingobernabilidad hídrica y conflictos por el
agua. Por esta situación, algunos autores han optado por denominar
crisis hídrica frente a un esquema de administración que conlleva la
observancia del poder público y la participación, en variados casos, de
la iniciativa privada. La finalidad es lograr un esquema armonioso entre
las necesidades hídricas para las actividades humanas sustantivas para
3. Abordajes y contribuciones
a la perspectiva hidrosocial desde los casos:
una contribución al poder explicativo
Los trabajos que componen esta obra se ordenaron en cuatro secciones:
1) Interrelaciones en los territorios hidrosociales, 2) Gestión comu-
nitaria, 3) Vida lacustre y riego y, 4) Transformaciones hidrosociales.
A continuación, se presentan los diversos abordajes y sus contribu-
ciones a la perspectiva hidrosocial, así como los principales hallazgos
Referencias
Breña-Puyol, A. y Breña-Naranjo, J. (julio-septiembre de 2007). Disponibi-
lidad de agua en el Futuro de México. Ciencia, 64-71.
Cascetta, E., Pagliari, F., & Papola, A. (2007). Governance of Urban Mobility:
Complex Systems and Integrated Policies. Advances In Complex Systems.
vol. 10. suppl. no. 2, 339-354.
Castro, J. (2007). Water Governance in the Twentieth-First Century. Ambient.
Soc. vol. 3 no.se Campinas, 1-21.
Interrelaciones
en los territorios
hidrosociales
35
capítulo 1.
Variabilidad climática e incidencias
en la producción en territorios hidrosociales
del sur del Estado de México
Introducción
Hasta hace algunas décadas, la ciencia física dominó totalmente el
tema de la función del ciclo del agua. La importancia social de la
eminente huella de las acciones humanas en dicho ciclo, sugerida
desde mediados del siglo xx, era soslayada. En este sentido, algunos
ingenieros en hidráulica, químicos, geólogos, antropólogos, sociólogos,
ecólogos y politólogos ingresaron al debate de conceptos paradójicos
como el Antropoceno (1950), capitaloceno u occidentaloceno (Crutzen
y Stoermer, 2000; Fernández, 2011; Desoto, 2016; Trischler, 2017). La
premisa de que la toma de decisiones políticas y empresariales ha gene-
rado costos ambientales nos obliga en enfocar los estudios hacia la
resiliencia ambiental, si acaso la hay, de las sociedades.
El estudio contemporáneo de territorios hidrosociales ha llevado a
las investigaciones a incluir en el ciclo del agua una ventana amplía de
elementos como leyes, normativas, simbología, sistemas de propiedad,
derechos de acceso, tecnología, tecnócratas, burócratas, organiza-
* Profesor-Investigador de la uaem.
Correo de contacto: Jesus.castillo@uaemex.edu.mx
** Profesora-investigadora dede la uaem.
Correo de contacto: acela_cicsyh@yahoo.com.mx
37
ciones sociales, reglamentos, acuerdos, demandas, usos, concesiones,
paisajes, resistencias, gobernanza, redes multiescalares, flujos de agua,
inclusiones, exclusiones, instituciones culturales y jerarquías políticas
(Budds e Hinojosa, 2012; Mollinga, 2014; Damonte, 2015; Swynge-
douw, 2015; Boelens, 2015; Boelens et al., 2016; Sandoval y Rodríguez,
2017). En el marco de las investigaciones en territorios hidrosociales,
resalta lo que Escobar (2010: 108) denomina “costos ambientales
ocultos de producción capitalista”, una de las contradicciones en la
economía ambiental.
El ejercicio y la dinámica del ciclo hidrosocial a escala de los terri-
torios se estiman perturbadores para cualquier investigador cuando se
trata de redireccionamientos de flujos hídricos. Para Larsimont (2014)
los ambientes hidráulicos en la cuenca del río Mendoza, provincia
argentina de tierras secas, que se originan por la fusión de las nieves
y glaciares, ubicados en la Cordillera de los Andes Centrales, asisten
la actividad agroindustrial, comercial y de servicios. Concluye con
un hecho disruptivo, para la ecología política, al mencionar que el
concepto ciclo hidrosocial es un apoyo instrumental, más que analí-
tico, para interpretar los territorios. Investigaciones que se esfuerzan
por analizar el proceso del desarrollo agroexportador vía el enfoque
de territorios hidrosociales han resaltado las interfaces entre sociedad,
tecnología y naturaleza; que seguramente bajo otros posicionamientos
continuaría con la visión unidimensional (Damonte 2015; Boelens et
al., 2016; Langhoff et al., 2017).
El agua define a los territorios y no a la inversa podría ser un enun-
ciado aceptado antes de la abrupta injerencia antrópica en el ciclo del
agua. Ahora, la constante innovación en tecnología hídrica parece
desafiar las leyes naturales en los territorios, así que las sociedades
hídricas se afrontan a otros retos naturales, por ejemplo, la variabilidad
climática. En esta investigación intentamos explicar la relevancia de lo
tecno-económico, tecno-ecológico y los manejos sociales en un terri-
torio hidrosocial con marcada presencia de invernaderos. En primer
Metodología
Tratar de incluir lo social en el tema aprensivo de la física en el ciclo
del agua, requiere de un acercamiento cara a cara con los usuarios del
recurso, así que el método etnográfico y su aplicación (recorridos de
área, observación directa, entrevistas semiestructuradas, elaboración de
croquis de flujos de agua y usos) permitió identificar informantes clave
que dieron cuenta de la infraestructura hidráulica disponible en tres
municipios del sur del Estado de México. Una vez generada la vincu-
lación social en el territorio, fue preciso usar las técnicas propias del
método antes mencionado, como descripción del entorno y la apro-
piación social del mismo, entrevistas a productores regantes a través
de una batería de preguntas relacionadas con la producción, infraes-
tructura (invernaderos y almacenamientos), tipos de cultivos (a cielo
a) Trabajo de gabinete.
b) Trabajo de campo durante 2019, con estancias prolongadas (dos
a tres meses en épocas de lluvias) y semipermanentes (época de
sequía) en las que se aplicaron entrevistas semiestructuradas a
autoridades de comités y productores.
c) Descripción y análisis de territorio hidrosocial; mediante el uso de
Global Positioning Spacial (gps) se procesaron los datos de campo
con el software QGis para la elaboración de un mapa hídrico.
Resultados
Territorio hídrico y ambiental
El espacio investigado comprende los municipios de Coatepec Harinas,
Ixtapan de la Sal y Villa Guerrero. Sus recursos hídricos derivan de
volcán Nevado de Toluca.
El territorio hídrico se conforma de 602 arroyos perennes que
alimentan a cuatro de los ríos más importantes, aunados a la existencia
de doce manantiales y poco más de 79 tanques de almacenamiento
tradicionales (ver mapa 1).
Río San Gaspar: Emerge de varios arroyos en Tenango del Valle, a una
altura de 3,960 msnm; serpentea de norte a oeste y luego al sur de Villa
Guerrero; luego de 18.79 kilómetros, se une al río Calderón, a 2,060
msnm. El recorrido del río presenta un desnivel de 1 900 metros en un
tramo de 18.50 kilómetros.
Fuente: https://www.globalclimatemonitor.org/#.
Fuente: https://www.globalclimatemonitor.org/#
El Molino 18.9897
2500 1,059.3 s/d s/d s/d 119.0
Clave 15254 -99.7558
Tecomatepec 18.947
2208 1,281.6 23.5 7.7 1, 118 128.0
Clave 15120 -099.718
El Islote 18.968
2200 1,193.40 22.10 8.60 1,374.60 112.3
Clave 15184 -99.656
Coatepec 18.920
Harinas 2249 910.90 23.8 6.80 1,228.9 112.7
Clave 15255
-99.801
Totolmajac 18.91694444,
(Villa Guerrero) 1990 1230.90 26.20 7.70 s/d 103.9
Clave 15305
-99.68472222
Meyuca
(Coatepec 18.851
1850 994.60 25.99 12.23 1,725.6 96.1
Harinas) -99.781
Clave 15270
Fuente: Elaboración propia con base a la Comisión Nacional del Agua, 2020.
1
Instituto Nacional de Ecología (inecol) (2015). Solicitud para determinar si el sistema
antigranizo afecta o modifica la presencia de lluvias y/o altera el sistema ecológico.
Oficio 00026, 22 de febrero. http://www.sistemaantigranizoargentina.com/i
Conclusiones
La investigación bajo la concepción de territorio hidrosocial y su
relación con lo tecno-económico, tecno-ecológico y manejos sociales
empleados permitió entender, por una parte, cómo se constituye y
encuentra el ciclo hidrosocial y, por otra, mostrar la relación entre la
función social de las organizaciones y la variabilidad climática, dando
pauta a revelar el tipo de producción, la tipología de productores y sus
respuestas ante las adversidades que representa la precipitación pluvial
y la temperatura. En este sentido, y al no existir en la literatura un
Referencias
Boelens R. (2015). Water, Power and Identity. The Cultural Politics of Water in
the Andes. Londres y Washington D.C.: Earthscan, Routledge.
Boelens R., Hoogesteger, J., Swyngedouw, E., Vos, J. & Wester, P. (2016).
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tional, 41(1), 1-14. doi: 10.1080/02508060.2016.1134898.
Budds, J. e Hinojosa, L. (2012). Restructuring and Rescaling Water Gover-
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Comisión Nacional del Agua (cna) (2020). Normales Climatológicas por Estado.
cna-Coordinación General del Servicio Meteorológico Nacional-
Proyecto de Bases de Datos Climatológicos. Recuperado de https://smn.
conagua.gob.mx/es/informacion-climatologica-por-estado?estado=mex.
Crutzen, P. y Stoermer, E. (2000). The Anthropocene. International Geospe-
here-Biosphere Programme Newsletter, 41, 17-18. Recuperado de http://
www.igbp.net/download/18.316f18321323470177580001401/13763
83088452/NL41.pdf.
Resumen
En los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo en el estado de Michoacán existen
comunidades de agricultores y pescadores que obtienen, a partir de sus
respectivas actividades, un complemento o en algunos casos la prin-
cipal fuente de alimentación de sus familias con productos como maíz
y diversas variedades de pescado. En estas zonas, al igual que en varias
regiones del país la pesca es una actividad realizada únicamente por
los hombres, siendo la mayoría, mayores de edad. Y aunque en algunas
partes del proceso de la pesca y la agricultura si apoyan las mujeres y
los niños de la familia, el tema central de este trabajo va más allá de un
asunto de género. Este artículo tiene como objetivo analizar la situación
de la inclusión social de grupos vulnerables a estas actividades, con la
finalidad de conocer desde los pescadores y agricultores su actuar sobre
59
esta temática. Para ello, se realizaron 842 encuestas a pescadores y agri-
cultores de maíz en 50 localidades de Pátzcuaro y Cuitzeo en el primer
trimestre del 2018. A manera de conclusión podemos mencionar que
existe muy poca conciencia acerca de la inclusión social. Es necesario
capacitar y educar a las comunidades de pescadores y agricultores
en temas de inclusión social de manera que exista un cambio en la
mentalidad acerca del trato de personas con estas características y a su
inclusión en actividades productivas de acuerdo con sus capacidades,
que incluso pueden ser clave en el futuro, para sostener la actividad
pesquera.
Introducción
La problemática ambiental que se ha presentado en las zonas lacustres
del estado de Michoacán pone en riesgo la sostenibilidad de activi-
dades agrícolas y pesqueras y de miles de familias que viven de esta
actividad. Por lo que esta preocupación ha sido motivo de diversos
estudios por parte de la comunidad científica, tanto en el lago de
Cuitzeo (López-Granados et al., 2002; Buenrostro e Israde-Alcán-
tara, 2003; Bravo et al., 2008; Bravo et al., 2012; Flores-Cabrera et al.,
2018; Trueba y Ortiz-Paniagua 2019), como en el lago de Pátzcuaro
(Tomassini et al., 2016). Sin embargo, también existen problemas
sociales en estas zonas lacustres, que merecen ser atendidos y que han
sido poco estudiados.
En el lago de Pátzcuaro y Cuitzeo, al igual que en varias regiones
del país la pesca es una actividad que ha sido realizada únicamente
por los hombres, siendo la mayoría, mayores de edad. Y aunque en
algunas partes del proceso dentro de la pesca y la agricultura si apoyan
las mujeres y los niños de la misma familia, el tema central de esta
Metodología
Para poder analizar la inclusión social de los lagos de Cuitzeo y
Pátzcuaro, se diseñó un instrumento (encuesta), el cual fue aplicado
en forma de entrevista a 842 pescadores y agricultores de maíz de
50 localidades de los dos lagos del estado de Michoacán (25 de la
región de Cuitzeo y 25 de Pátzcuaro).
Resultados
La inclusión social es el proceso por el cual se alcanza la igualdad.
Primeramente, se analizó la inclusión de personas mayores de 65 a las
actividades agrícolas y de pesca. En los resultados encontramos que
91% de los entrevistados contestaron que no hay personas mayores de
65 años que los apoyen en las actividades productivas y 9% contestó que
sí hay personas de esa edad que los apoyan. Comparando por regiones
en Cuitzeo el porcentaje fue más elevado 9.8% que en Pátzcuaro 9%
(ver gráfica 1).
Discusión de resultados
De acuerdo con los hallazgos de esta investigación en ambas zonas
lacustres del estado de Michoacán (Cuitzeo y Pátzcuaro) existe muy
baja inclusión de los grupos vulnerables a pesar de que estas personas
pudieran aportar más a los procesos económicos y deberían ser vistos
como agentes de desarrollo (Beduschi, 2018).
En el primer grupo, adultos mayores de 65 años, fue interesante
observar, que el 27% de los entrevistados se encuentran en un rango
de edad de 65 a 94 años. Estos datos coinciden con los trabajos de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que establece
que el 41.2% de las personas ocupadas de 65 años o más trabajan en el
sector agropecuario. Esto se debe a la falta de fuentes de ingreso alter-
nativas a causa de la carencia de un sistema de pensiones en las zonas
Conclusiones
La pesca y la agricultura son actividades esenciales para la vida y el
sostenimiento de cientos de familias de las localidades asentadas en las
riberas de los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo. Los problemas ambien-
tales que se han presentado en estas zonas han hecho que la mayoría
de las investigaciones se focalicen en los aspectos ambientales, restando
importancia a aspectos sociales, como es la inclusión social. En esta
investigación se encontró que existe una baja inclusión social de grupos
vulnerables en las actividades de pesca y agricultura, en las dos zonas
lacustres estudiadas. En este estudio fueron analizados tres grupos
vulnerables: las personas mayores de 65 años, las personas con algún
tipo de discapacidad y las mujeres embarazadas. Particularmente el
grupo vulnerable de menor inclusión social fueron las personas con
alguna discapacidad (2.4%), seguido de las mujeres embarazadas (8%)
y de las personas mayores de 65 años (9%).
El desafío entonces es poder transitar hacia una agricultura y pesca
social, que pueda ser un puente entre la naturaleza y la sociedad, que
facilite la adopción de prácticas agrícolas a través del empoderamiento
de las personas de grupos vulnerables. Se requieren por lo tanto de
políticas públicas que promuevan esta inclusión social tan necesaria
para lograr una mayor equidad en las regiones lacustres en el estado de
Michoacán. Así como, capacitar y educar a las comunidades de pesca-
dores y agricultores en temas de inclusión social de manera que exista
un cambio en la idiosincrasia sobre el trato de personas con estas carac-
terísticas y a su inclusión en actividades productivas de acuerdo con sus
Referencias
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fiscal para América Latina y el Caribe.Washington, DC: World Bank Group,
<https://documents.worldbank.org/en/publication/documents-re-
ports/documentdetail/282171468088775902/ganancias-sociales-
en-la-balanza-un-desafio-de-la-politica-fiscal-para-america-latina-
y-el-caribe >, 20 de mayo de 2020.
Beduschi, L. (2018). “Un contexto regional: vejez y pobreza rural en América
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lidad y políticas sociales, fao, 11 de diciembre, Santiago de Chile.
Bravo, M.; Barrera, G.; Mendoza, M.; Sáenz Reyes, J. T. y Bahena Reyes, F.
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Cuitzeo, Michoacán, Morelia, Instituto Nacional de Investigaciones Fores-
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Centro, Campo Experimental Uruapan, Universidad Nacional Autó-
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cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2018).“La
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Chile, cepal, <https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/
43603/1/S1800398_es.pdf>, 20 de abril de 2020.
Charroalde, J. y Fernández, D. (2006). La discapacidad en el medio rural,
Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad-
Introducción
La angustia de productores agrícolas y habitantes urbanos en la región
Zamora, y la curiosidad académica por los grados de contaminación
y agotamiento del agua, son estados afectivos y cognoscitivos relati-
vamente recientes y están relacionados con dos dimensiones externas:
la epidemia de cólera de 1991-1993 (dof, 1993) y la Iniciativa de
Inocuidad Alimentaria para Productos Domésticos e Importados
(usa, fda, 1998; Avendaño, et al., 2006), matizadas por el contexto
local caracterizado por la concentración del cultivo de fresa en agricul-
tores altamente capitalizados.
Antes de la presencia epidémica del cólera no existía mayor preo-
cupación por la calidad del agua y su cantidad no inquietaba a nadie.
Solo la (in)oportunidad por los excesos de lluvia en agosto-septiembre
causaban daños materiales y enfado social, sobre todo si los afec-
tados eran asentamientos de buena posición socioeconómica. Así, en
contextos de abundancia hídrica, algunas de las interrogantes cruciales
* El Colegio de Michoacán.
Correo de contacto: lcrespo@colmich.edu.mx
** El Colegio de Michoacán.
Correo de contacto: seefoo@colmich.edu.mx
75
de la producción agrícola y el abasto humano directo eran: ¿Cuál es el
volumen de agua que se utiliza en la producción de fresa y cuál el necesario
para satisfacer las necesidades humanas directas? ¿Cuánta agua tenemos?
Suponiendo buenos ciclos de lluvia, una deforestación que no
ha acabado la capa vegetal de las montañas, la capacidad de recarga,
reciclamiento y otras variables, imaginamos que el agua es un bien
ilimitado para cubrir todas las necesidades en condiciones de calidad,
cantidad y disponibilidad, y que no hay motivo para mortificarse;
pero, si aceptamos que hay signos de contaminación y/o agotamiento,
entonces vale preocuparse y ocuparse precisando la pregunta: ¿Cuál es
el nivel de producción (tonelaje, superficie) de fresa que soporta el acuífero
antes de llegar a un punto de desequilibrio hídrico sin solución ambiental y
económica viable?
No es, por cierto, la interrogante de grandes ni pequeños produc-
tores. Los 50-60 agricultores más capitalizados, vinculados con los
brokers y aparentemente representados por la Asociación Nacional de
Exportadores (aneberries), están preparados para trasladar sus inver-
siones a otras entidades (Tapalpa, ribera de Pátzcuaro), a otros nichos
ecológicos, si la alteración de plagas y enfermedades, los costos del agua
(profundidad de bombeo y/o tratamiento) y si las necesidades fenoló-
gicas del cultivo lo exigieran. En tanto que los medianos y pequeños
productores desde hace años están gestionando el saneamiento del río
Duero encabezados por el Consejo Nacional de la Fresa, cuya base
social son ejidatarios y propietarios privados que viven en y de la agri-
cultura y forman parte de la Unión Agrícola Regional de Productores
de Fresas y Hortalizas del Valle de Zamora (uarpfhvz), conocida
como “La Unión de Freseros”.
En su dimensión agrícola, son dos los sujetos sociales usuarios
del agua: unos, los grandes productores que se abastecen de pozos
profundos y trabajan para empresas extranjeras mediante contrato; y,
otros, los medianos y pequeños que todavía tienen plantaciones bajo
riego rodado sin plástico, que ya han salido de las fresas y/o incur-
Consumo
El consumo de agua en una región depende estrechamente de su
actividad económica y del tamaño de población que sostiene. En
Michoacán 87% del agua es de uso agrícola; 7% es para el abasteci-
miento público; 5% es industrial y 1% se aplica en la producción de
energía eléctrica (conagua, 2018). La Organización Mundial de la
Salud (oms) considera que la cantidad mínima de agua para consumo
humano (beber, cocinar, higiene personal, limpieza del hogar) es de 20
litros por habitante al día. Para determinar el equilibrio entre la dispo-
nibilidad y el consumo del agua en un área geográfica determinada, se
manejan los términos “umbral de presión hídrica” (1,700 m3 por habi-
tante por año) y el “umbral de penuria” (1,000 m3 por habitante por
año). conagua (2018) utiliza grados de presión: sin estrés, estrés bajo,
estrés medio, estrés alto y estrés muy alto. En Michoacán el volumen
Foto 3: La barqueña
Metodología
Para conjeturar los requerimientos de la población: bajo un consumo
mínimo de 20 litros persona/día de agua para necesidades básicas e
higiene elemental (oms), las poco más de 296 mil habitantes de Zamora
y Jacona necesitarían 2,160,800 m3 al año, pero basados en los 380
l/per cápita día (conagua), el volumen sería de 41,055,200 m3 al año.
Existen fraccionamientos donde abunda el agua, extraída de
pozos profundos particulares y/o de la red municipal, y asentamientos
humanos donde los pobladores cavan pozos someros (Netzahualcóyotl,
periferia de La Libertad); usan agua de canales de riego (Guanajua-
tillo) y adquieren agua desde pipas que distribuyen el líquido transpor-
tado desde Tangancícuaro (Cupatziro) o de Jacona (Caja del Bosque);
perforan pozos artesianos y disponen del servicio municipal (Cosmos);
mientras que a otras colonias el agua les es suministrada desde tanques
elevados que se llenan de pozos profundos ( Jardines de Catedral, Las
Fuentes, Arboledas, Progreso Nacional) y de los tanques de La Beatilla
construidos con capacidad de 20 mil m3 para surtir 30 colonias del
noroeste de Zamora, pero el líquido se extrae de pozos profundos.
Jacona tiene la particularidad de poseer afloramientos naturales
como El Bosque, Santo Entierro, La Luz (Presa Verduzco), Oran-
dino, La Estancia, El Disparate, La Rojeña, Calicanto, El Carrizal y
La Hoyita. Los primeros dos son destinados al uso humano directo
con una concesión para agua purificada desde Santo Entierro. La Luz,
Orandino y Estancia aportan al agro y tienen un uso recreativo. El
Disparate, por su contenido en sales y coloración es usado marginal-
mente para el lavado de ropa y riego agrícola. De los otros no se cuenta
con información suficiente.
Alejandro R.: “Los suelos son pesados, más arcillosos… se riega cada tercer día, tres
1
veces a la semana por dos horas con un flujo de treinta y cinco litros por segundo. Con
eso riego casi una hectárea y media [1.4 hectáreas]… En la temporada utilizo unos
cincuenta y tres mil metros cúbicos en toda esta área [4 hectáreas]… Tengo pozo
profundo, el agua tengo de sobra… cuando hay frío, se riega más… El riego de por
inundación e entarquinamiento no se usa hoy en día”.
2
Alejandro R.: “Hay que producir mínimo cinco mil cajas [una caja = aprox.
4 kg] por hectárea para que sea negocio exitoso. Hubo un año cuando produje sola-
mente tres mil cajas, por varios factores… clima no favorable, el tipo de fresa esco-
gida y su manejo… En la temporada del octubre hasta marzo exportamos el ochenta
y cinco porciento de la producción y el quince lo vendo de segunda. Esta última
temporada [2018/2019] producimos las cinco mil cajas para exportación y otras sete-
cientas cincuenta de segunda. Entre abril y mayo vendo otras setecientas cincuenta de
segunda”.
”. Para comparar: siap reporta en 2018 un rendimiento promedio de fresa para
Jacona 55.58 t/ha y para Zamora 52.61 t/ha. El rendimiento es una división entre el
volumen y la superficie cosechada. Los volúmenes de producción y las superficies cose-
chadas son: 53,637 t y 965 ha ( Jacona) 147.348 t y 2,801 ha (Zamora). Según las esti-
maciones de la superficie de fresa que realizamos a base de las imágenes satelitales la
superficie con agricultura protegida (macrotúnel y/o acolchado, invernadero) alcanzó
4,928.68 ha en diciembre 2018. De esta superficie la mayor parte es fresa (estimamos
85%), los otros cultivos serían frambuesa, mora azul y hortalizas como jitomate, chile
o pepino. Nos parece entonces que la superficie de fresa está sub-estimada por casi
500 hectáreas.
Discusión y conclusiones
Los viejos estudios sobre fresa abordaban el intercambio desigual entre
Estados Unidos y México, los conflictos por la distribución del producto
social y traslucían el desperdicio del agua (Feder, 1977; Fernández,
1993), sin que “el agua” fuera un asunto central. Las recientes indaga-
ciones se interesan en la contaminación (Arroyo, Escalera y Moncayo,
2015; Inocencio Flores et al., 2013; Silva, et al., 2016; Velázquez, M.
M. y J. L. Pimentel, 2007; Velázquez, Pimentel y Hernández, 2006),
los conflictos intermunicipales, entre organizaciones de productores y
municipios y la gestión (Sandoval, 2020; Seefoó, 2001 y 2002), pocos
abordan la escasez. Agua, agricultura protegida y las llamadas “buenas
prácticas agrícolas” se convierten en tema de agenda más por requisitos
del mercado exterior que por necesidades de consumo nacional.
Cierta limitación es que nuestro estudio toma en cuenta el consumo
por ap y los requerimientos de la población, pero no profundiza en
otros componentes como: cambios culturales, políticas de los sistemas
Referencias
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Accesible en: https://proain.com/50-el-riego-en-la-produccion-de-fresa/
Gestión
comunitaria
capítulo iv.
Política forestal y salvaguardas sociales
en pueblos indígenas: la evaluación social de
un programa federal en la región mazahua
Introducción
La política de salvaguardas sociales del Banco Mundial, en su defi-
nición, buscan el involucramiento de los pueblos indígenas en los
proyectos de desarrollo con el fin de que sean de carácter colaborativo.
Parten de la idea de que las propuestas generadas por estos pueblos
deben incorporarse en el diseño, implementación, monitoreo y evalua-
ción de los proyectos para garantizar que brinden beneficios sociales y
económicos y sean apropiados al contexto cultural.
El gobierno federal, a través de la Comisión Nacional Forestal
(conafor), fue el responsable del proyecto “Bosques y cambio climá-
tico”, que inició durante el último tramo del gobierno de Felipe
Calderón (2010-2012) y concluyó en el periodo de Enrique Peña
Nieto (2012-2018), con fondos del Banco Mundial. Para ello requirió
cumplir con la política de salvaguardas sociales en los programas fores-
tales derivados del citado proyecto e incorporar la participación de los
99
pueblos indígenas en la evaluación de los riesgos y los impactos sociales
en sus territorios.
La evaluación social de uno de los programas regionales de la
conafor, que corresponde a la salvaguarda social de pueblos indí-
genas, fue realizada por un equipo de investigadores de la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México. En particular se analizó el
programa “Restauración forestal en cuencas hidrográficas prioritarias”
correspondiente al Sistema de Microcuencas Prioritarias Cutzamala-
La Marquesa, área delimitada por la conafor en términos de su
importancia hidrológica para la Ciudad de México.
Una de las características de esta región es la alta presencia de
pueblos indígenas de origen nahua, mazahua y otomí, que habitan en
porciones del Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y los estados
de México y Michoacán. La evaluación social se realizó con métodos
de investigación participativa e incluyó la perspectiva de la población
indígena, la del personal de conafor que opera el programa y la de
los asesores técnicos forestales que brindan atención técnica en las
comunidades.
Por la complejidad y extensión del área de estudio, este capítulo solo
se centra en la evaluación social del programa en los pueblos mazahuas
ubicados en el estado de México. Entre los resultados se encontraron
que la estrategia basada en la utilización de transferencias monetarias
y en arreglos institucionales vinculados con la interlocución clientelar,
limitó el éxito del programa federal en la región indígena en cuestión,
ya que no hubo una participación amplia e incluyente de la población
en la toma de decisiones y en la recepción de los beneficios. Además, la
aplicación de las salvaguardas se hizo durante el proceso de implemen-
tación del programa, sin establecer mecanismos claros para mejorar los
instrumentos y acciones implementadas en los pueblos indígenas.
La degradación de suelos y bosques es uno de los principales
problemas ambientales de México (Cervantes et al., 2008; semarnat,
2010). En la escala de cuenca, la erosión del suelo y la pérdida de
1
El concepto de robustez aplicado a proyectos y programas de restauración ambiental
hace referencia a su capacidad de generar beneficios sociales y ambientales de largo
plazo, al promover tendencias que permanezcan durante más tiempo que las activi-
dades del proyecto (Wunder en Madrid, 2011).
Por ejemplo, acciones como la reforestación pueden no ser atractivas por su costo de
2
– Los incentivos recompensan el mal manejo, ya que usualmente se dirigen hacia propietarios
cuyo manejo pasado y presente ha contribuido a la degradación (Reid, 2004).
– Tienen una baja o nula efectividad en el largo plazo, ya que pueden generar la creencia de
que la conservación y restauración forestal son responsabilidades públicas, no privadas, lo
cual desincentiva la adopción independiente de prácticas de manejo sostenible. Esto sucede
así, aunque los propietarios piensen que las acciones son requeridas o valiosas, por la
expectativa de que habrá un proyecto futuro que cubrirá los costos (Giger, 2000).
– Su uso distorsiona las relaciones entre proyectos y propietarios, asignando a éstos el rol de
“beneficiarios”, los cuales tienen que seguir un conjunto de reglas y medidas establecidas
desde arriba; evitando, de esta forma, un fortalecimiento verdadero a través de su participa-
ción en la toma de decisiones (Giger, 2000).
3
Se consideran 300 ha como la superficie mínima para llevar a cabo extracciones fores-
tales rentables (Merino y Ortiz, 2013).
[…] hijos de ejidatarios son los que más se molestan porque ellos no
tienen derecho de pasar a la asamblea, y se desquitan... nos fueron a
cortar bastante la parte de allá… quieren que esté libre... hace muchos
años que están acostumbrados a tener sus animales adentro... se moles-
taron porque lo alambramos con alambre de púas.
Por otro lado, con base en experiencias previas que develaron las
formas históricas de interlocución, los comisariados mencionaron que
preferían no notificar a las personas de la comunidad que solicitarán un
apoyo, ya que temían que, si este no llegara a ser apoyado, se les acusara
en la comunidad de haberse quedado con el dinero. Este argumento
fue señalado repetidamente como razón para haber hecho los trabajos
de gestión, incluyendo la selección del predio, exclusivamente con el
asesor forestal.
[…] aquí realmente hay un, no temor sino que una preocupación
porque la gente a veces si les avisamos para solicitar un proyecto de
éstos y no llegase entonces dirían es que si llego pero se lo fregaron
(...) malos entendidos, entonces en esta ocasión que nos tocó a noso-
tros este programa de Cutzamala le comentábamos a Don D. o sea al
comité, le entramos o no le entramos, y decidió Don D. que se entrara,
dice pues si viene le informamos a la gente pero si no llega como le
vamos a informar, entonces fue de esa manera que actuamos, a la mejor
estuvo mal...
Agradecimientos
Al equipo de investigación de campo que participó en el proyecto de
la unam-conafor (2013-2014) “Evaluación del impacto social del
Programa especial de cuencas hidrográficas Cutzamala-La Marquesa”,
en particular a: Eduardo Luna, Paola Suárez, Pedro Velázquez, Mayra
Chávez, Gustavo Alcocer, Anahí Olmos, Diana Manrique y Sofía
García.
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Introducción
Las obras hidráulicas alternas a las construidas y ampliadas por el
Estado son las Unidades de Riego (en adelante ur), de forma que,
desde la óptica gubernamental, el territorio hídrico en México está
escindido entre los Distritos de Riego (en adelante dr) y las ur. Éstas
últimas han tenido diferentes nomenclaturas, entre las cuales la más
evidente ha sido las Unidades de Riego para el Desarrollo Rural.
En la Ley de Aguas de Propiedad Nacional (lapn) de 1972, aparece
por primera vez el término Unidades de Riego para el Desarrollo
Rural, declarándose propiedad federal; en ellas ha sido urgente revertir
la superficie regada por gravedad al riego presurizado (Vuelvas, 2016).
En dicha ley, se dedica el capítulo cuarto a explicar su integración,
generación de obra y la constitución de comités directivos de las ur1
133
por cada estado nacional (artículo 2, fracción XII, artículos 73 al 83;
Lanz, 1982). No obstante, no hay una definición precisa en materia
legal, como sí existe en el caso de los dr, ni un recuento histórico o
reconocimiento espacial y ambiental.
Para Silva y Quijada (2000: XV) las ur son “el espacio físico que
abarcan las obras de pequeña irrigación en México y son sistemas de
riego esencialmente independientes manejadas formal o informal-
mente por los usuarios desde su formación”; sin embargo, muchas de
ellas se encuentran interconectadas físicamente, lo que lleva a esta-
blecer acuerdos fuera del ámbito de la comunidad.
Se considera que las ur se producen para el ámbito local, su super-
ficie no es mayor a 8,000 hectáreas, los manejos del agua son privados
y están a cargo de los propios usuarios (Comisión Nacional del Agua,
2019). Para Palerm (2009: 195), la ur es la organización del ejido o
comunidad el agua de riego. Son, en todo caso, agregados espaciales que
operan usualmente a nivel local, aunque el espacio hídrico trascienda
dicha frontera; no requieren de un centro administrativo regional y
responden al primer o segundo nivel organizativo del regadío. Opera-
tivamente, en lo que Hunt (1988) denomina tareas siempre presentes
en el riego, como construcción, operación, distribución, manejo, reha-
bilitación, control de conflicto, se hallan a cargo de autoridades tradi-
cionales, a excepción de algunas cuyo aprovechamiento es aguas subte-
rráneas o privado. Las ur transitan entre un escepticismo de capacidad
organizativa para regular obra de riego y el reconocimiento por las
autóctonas formas de autogestión (Palerm, 2000).
Materiales y métodos
Se partió de una búsqueda de base de datos a través de páginas insti-
tucionales y académicas sobre el tema de unidades de riego para con-
trastar información referida a la categorización y selección de su área, lo
que ayudó a representar el espacio territorial que ocupan las unidades
de riego en el nivel nacional y estatal.
Se llevó a cabo trabajo de campo desde 2012 hasta 2019 para
conocer las condiciones físicas, paisaje y circunstancias sociales de los
comités comunitarios de unidades de riego del sur, centro y norte del
Estado de México. Igualmente, se diseñaron y aplicaron entrevistas, a
cerca de 82 comités comunitarios de ur, para conocer su tipo de auto-
ridades, asociaciones e instituciones para administrar, operar o manejar
la unidad de riego en temporadas de otoño-invierno, fechas clave para
la realización de asambleas y toma de decisiones para la limpieza y
mantenimiento de estas. Durante la temporada primavera-verano se
indaga respecto a la operación y distribución de riego. Finalmente, con
la aplicación del Método Diagnóstico Rural Rápido se conocieron
aspectos sociales y productivos.
Resultados
Entorno físico de las unidades de riego
en el Estado de México
En el Estado de México, las ur se abastecen de fuentes superficiales y
subterráneas, pero prevalecen las primeras. Del total de los 125 munici-
pios que conforman la entidad mexiquense, 74 de ellos incluyen ur, lo
que representa 59.2%. Los municipios ostentan desde cuatro hasta 126
unidades. Asimismo, existen alrededor de 700 Unidades de Riego para
el Desarrollo Rural con una superficie aproximada de 93,039 hectá-
3
Surgen en 1915 como parte de los resultados de la Revolución mexicana denomi-
nada “política de reparto agrario”; son una forma de organización social-productiva
eminentemente rural e instituciones agrarias surgidas y reconocidas legalmente
(Aguado, 1998).
4
La justificación está dada por la falta de fuentes de información que refiera al tema
concreto de unidad de riego, pero tomando como antecedente los estudios de pequeño
riego de Palerm (2009) se puede indicar que algunas de ellas pertenecen a formas con
7
Aunque ello no exime que viva población originaria altamente marginada.
8
De los 100 comités entrevistados, 18 fueron descartados porque durante el proceso de
obtención de datos las autoridades no contribuyeron con la investigación por motivos
de salud, políticos o personales.
9
Referido a diversos productos de un solo uso y dudosa calidad (cosméticos, productos
de limpieza, juguetes, herramientas de segundo uso, etcétera).
cuario, apoya a los productores con recursos económicos (de unidades de riego) para
cubrir una parte de la adquisición de materiales, equipo o la ejecución de obras, de
acuerdo con un proyecto ejecutivo, proyecto simplificado o dictamen técnico, mientras
que los productores aportarán la parte proporcional que les corresponda, para crear o
mejorar su infraestructura hidroagrícola (Gobierno del Estado de México, 2016).
11
Palerm (2005) indica que es imprescindible no confundir dichos conceptos en estudios
de regadío.
Discusión
Podríamos pensar en los territorios hidrosociales de las ur adminis-
tradas por comités comunitarios desde dos propuestas, la primera
desde la política del Estado, que los considera como no competitivos;
la segunda, apuntando al concepto del economista Alier (1996) como
el agua de los pobres. Ostrom por su parte al diseccionar la lógica
económica que priva en las políticas hídricas revelando la contraparte
de control y defensa de recursos de uso común, en ningún momento
resta capacidades a los “infortunados” por el mercado. Las ur, al
disponer de mecanismos e incentivos sociales palpables y a corto plazo,
por ejemplo, un consumo directo del agua por participar en faenas de
limpia de canales o asumir el cargo de autoridades, sostienen y detentan
formas colectivas de agua alineadas a minimizar los costos que implica
la gestión burocrática.
Estudios de territorios hidrosociales sugieren Sngedouwarg (2009)
y Boelens et al. (2016), enfatizar en dimensiones extra locales para
comprender las organizaciones que de ello resultan, pero, las jerarquías
políticas o económicas, o conflictos por el agua, sobre todo en el uso de
bienes comunes, pero puede ser que a nivel microsocial no devengan de
la compleja red de nexos e interacciones sociales, políticas, económicas
y culturales.
Ver las ur en términos de Ostrom (2000) como sistemas de
recursos, permite diferenciar entre quienes se han beneficiado del
bien común sin ser los propietarios, que, en el caso estudiado son los
comités comunitarios (implicado el esfuerzo social y de autogestión
para seguir disfrutando del beneficio), de quienes son los propietarios
del agua en tanto a derecho; en este último caso, se asume que son las
Conclusiones
Las posturas teóricas de ecología política, geografía cultural y nueva
economía institucional, complementada con la propuesta de confi-
guración del territorio hidrosocial ha hecho evidente que los comités
comunitarios que ostentan manejos sociales, independientes de per-
sonal técnico o burocrático, han sido capaces de controlar los recursos
hídricos sin motivos aparentes de apropiación, que pongan el riesgo
el territorio hidrosocial. En cambio, cuando el mismo sistema se ve
influenciado por racionalidades técnicas enfocadas en maximizar la
producción (extracción hídrica subterránea) va implícito el control y
apropiación del recurso sin reparar en el territorio hidrosocial.
El agua como bien común presente en los comités comunitarios, sin
nexos legales, pero con los vínculos institucionales necesarios (resolver
conflictos extracomunitarios, generar acuerdos), convendría fuesen
valorados y replicado por la condición de balance que hasta ahora han
ofrecido frente a las criticadas y forzadas construcciones de presas. El
tema pendiente en la investigación de los comités comunitarios de ur
es el equilibrio de fuerzas, es decir la condición de explotación de agua
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Universidad Autónoma Metropolitana.
Introducción
Son relativamente recientes los esfuerzos por construir en América
Latina estudios multidisciplinarios sobre los efectos económicos,
sociales, ambientales y culturales de las lógicas globales en territorios
locales (Moreano, Molina y Bryant, 2017). El abordaje de los procesos
de desterritorialización, alteración de la distribución ecológica, dismi-
nución de la biodiversidad, entre otras, así como las relaciones de poder
que implantan modos hegemónicos de comprensión del mundo (Leff,
2017) es crucial en el entendimiento del impacto de las lógicas globales
en territorios concretos.
Dichos estudios bajo un enfoque en el territorio, visto como el
resultado del desarrollo desigual del capitalismo y del patriarcado,
donde se encuentran distintas territorialidades con significados e iden-
tidades diversas (Moreano, 2020), ayudan a comprender, entre muchos
otros, las diversas formas de apropiación material y simbólica de los
espacios, así como los mecanismos mediante los cuales el sistema
económico capitalista ha transformado el espacio y objetivado la natu-
157
raleza para controlar el acceso y uso de los recursos naturales (Leff,
2004; Machado, 2011, en Moreano, et al., 2017).
El presente trabajo se suma a los esfuerzos para abonar, desde un
caso de estudio, con el análisis de la organización comunitaria para la
gestión del agua y el papel de actores con influencia del sector privado
y público en la transformación del territorio periurbano en la micro-
cuenca del río Chiquito, donde se asienta la comunidad y los conflictos
ambientales generados a partir de los cambios que conlleva el fenó-
meno de urbanización.
En la primera parte se incluye una caracterización sobre la gestión
comunitaria del agua y el abordaje de aproximación desde el cual se
realizó el trabajo de campo. En un segundo apartado se exponen los
resultados del análisis sectorial en el periodo 2003-2013 en aras de
señalar los sectores beneficiados en el cambio de la estructura econó-
mica y el establecimiento del patrón financiero-inmobiliario en rela-
ción con el fenómeno de urbanización. Finalmente se describen los
conflictos ambientales en la comunidad, derivados del crecimiento
urbano y los megaproyectos inmobiliarios.
Acorde con lo anterior, se pretende dar cuenta del encuentro de
actores en el territorio hidrosocial, con la organización comunitaria para
la gestión del agua y la superposición de una forma de gestión orien-
tada por la asociación público-privada para el crecimiento inmobi-
liario. Ello se analiza en términos del impacto que genera el aumento
en la demanda de agua, la pérdida de biodiversidad y los conflictos
ambientales.
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 159
mente por actores privados o gubernamentales, generando conflictos
por el agua (Vargas, 2017).
Este fenómeno de transformación acelerada del territorio responde
a procesos globales de urbanización del espacio, los cuales se están expe-
rimentando a una velocidad nunca vista en la historia (Delgado, 2018),
reconfigurando el crecimiento de las ciudades, respaldado en acuerdos
políticos y económicos. Parte de esta expansión se ilustra con el creci-
miento exacerbado y diferenciado de los asentamientos humanos en
las periferias de las ciudades, en donde ámbitos rurales son insertos en
las dinámicas metropolitanas.
Los espacios periurbanos son vistos como una franja marginal de
transición urbano-rural, asimilada parcialmente por dispersión urbana
(Hernández-Puig, 2016). Surgen como producto del proceso de urba-
nización rápida en territorios fragmentados, diversos, multifuncio-
nales, dinámicos y al mismo tiempo caóticos. Exhiben componentes
rurales y urbanos que se vinculan entre sí a través de diversos procesos
en tensión (Méndez-Lemus, 2016).
Estas tensiones son en parte el resultado del aumento metabólico
del crecimiento económico globalizado (Rodríguez-Labajos, 2015),
ilustrado con las grandes movilizaciones de materiales y agua reque-
ridos para la edificación y el consumo urbano. Tales tensiones cues-
tionan y establecen responsabilidades sobre el acaparamiento de los
recursos en los territorios: agua, tierra, biodiversidad e infraestruc-
tura básica (Damonte, et al., 2016), generando inequidades socio-
ambientales con procesos de acumulación de recursos bajo mecanismos
de desposesión que restringen medios de subsistencia, propiciando
condiciones de vulnerabilidad para las mayorías sociales (Boelens,
et al., 2016). Al mismo tiempo impactan en los imaginarios sociales,
y disputan valoraciones y significaciones diferentes del agua (Boelens,
et al., 2016; Vargas, 2017).
Para problematizar el fenómeno de urbanización a partir de las
perspectivas antes mencionadas, desde una perspectiva crítica del creci-
1
Modelo de gestión del agua enmarcado en la Nueva Gestión Pública, propuesto en
1992 en la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente, e incluido
en los principios de Dublín, previo a la Cumbre de Río 1992, organizada por la onu.
Posteriormente se fundaría la Asociación Mundial del Agua en 1996 (Biswas, 2008;
gwp, 2011).
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 161
traciones urbanas locales2 y se acogió, entre otras, la noción del agua
como bien económico en competencia.3 Tal fue uno de los estímulos
para la generación de procesos de mercantilización del agua, descrita
por Swyngedouw, Kaika y Castro (2016) como la conversión del agua
como bien público a mercancía sujeta a principios de mercado, prio-
rizando el abasto de agua en áreas urbanas de población con mayores
ingresos.4
Se posibilitó la participación y acción de actores empresariales en
la toma de decisiones sobre la gestión del agua5 en política y planes
hídricos en beneficio de sectores de población con mayores capacidades
económicas (Castro, 2015, Swyngedouw, 2020). Para ello se emplearon
narrativas de escasez que no reflejan las condiciones biofísicas del terri-
torio (Swyngedouw, et al., 2016; Swyngedouw, 2020) y que contri-
buyen al crecimiento de condiciones de desigualdad socioambiental.
A 30 años de la adopción de este modelo en México, en el esce-
nario rural y periurbano no está garantizado el abastecimiento de agua,
dejando a grandes segmentos de la población sin cobertura. En este
sentido se depende de otras formas de organización para proveer agua
a los ciudadanos (Boelens, et al., 2016), por lo que un sinnúmero de
iniciativas comunitarias surge ante la necesidad de asegurar el acceso
2
Con la modificación al artículo 115 de la Constitución en 1983, México otorgó a
los municipios atribuciones sobre la provisión de servicios públicos; posteriormente,
con la promulgación de la Ley Nacional de Aguas en 1992, se inició la estrategia de
descentralización con la creación de los organismos operadores.
3
El principio cuarto de la Declaración de Dublín establece que el agua tiene un valor
económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y debería reconocerle
como un bien económico.
4 Perpetuando la tradición histórica de política del agua en Morelia (Ávila, 2007),
presente en muchos países del Sur Global (Adams, et al., 2020).
5
Presentes en el diseño de estructuras organizativas de participación restringida bajo
la forma de Consejos y Organismos, también contemplados en la promulgación de la
Ley Nacional de Aguas de 1992 y con el reordenamiento de la Comisión Nacional del
Agua (conagua) en 1992, 1994, 2000 y 2004.
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 163
permiten a comunidades su abasto de agua (Galindo y Palerm, 2007).
La atención a necesidades con la gestión comunitaria estimula la parti-
cipación y organización de prácticas sociales en torno al agua, así como
la evaluación directa de la representatividad social, el orden interno y el
flujo de información entre usuarios.
Bajo estas afirmaciones, se puede decir que en los espacios comu-
nitarios la existencia de organizaciones para el emprendimiento de
prácticas sociales basadas en el conocimiento del entorno natural, la
cooperación y participación pueden ser oportunidades para el estudio
de casos de aprovechamiento de agua que satisfacen necesidades con
buena calidad y en cantidad suficiente, donde se cuidan los recursos
para la vida actual y porvenir, así como los lazos y vínculos que producen
trama comunitaria (Navarro, 2017).
Sin embargo, desde la década de los noventa, en muchas comu-
nidades de México cercanas a ciudades grandes y medias con creci-
mientos acelerados, se presenta otro de los efectos globales de la racio-
nalidad económica: cercanías urbano-rurales no planeadas ni reguladas
(Lukas y Fragkou, 2014) o incluso desreguladas que transforman el
territorio.
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 165
En el presente trabajo se retoma la propuesta de Pérez-Rincón,
Crespo y Vargas-Morales (2017), donde indican cuatro fases en el pro-
ceso de construcción social del conflicto, comenzando con la presencia
de una actividad que genera algún impacto socioambiental. Proceso
seguido de la transformación de ese impacto en un problema social,
la conformación de la organización y prácticas sociales colectivas y
finalmente la creación del conflicto ambiental. Dentro del proyecto
de investigación cooperativa ejolt (Environmental Justice Organiza-
tion, Liabilities and Trade), en el ejatlas (Environmental Justice Atlas)
se estiman diez grandes categorías temáticas de conflictos: energía
nuclear, biomasa y tierras, combustibles fósiles y cambio climático,
minería, infraestructuras, industria, conservación de la biodiversidad,
agua, residuos y turismo. Por su parte, Pérez-Rincón, Vargas-Morales
y Martínez-Alier (2019) exponen en un revelador artículo la relación
entre sectores metabólicos6 de la economía y la generación de conflictos
en casos presentes en países andinos.
6
En el marco del metabolismo social, un sector metabólico será aquel sector de actividad
económica que aumente el flujo de energía y materiales en niveles insostenibles y
provoque daños socio-ambientales, es decir, una ruptura metabólica.
las publicaciones oficiales de dotación ejidal de tierras, donde una hectárea equivale a
10,000 m2, un área 100 m2 y una centiárea 1m2.
8
Decreto que declara “Zona Protectora Forestal Vedada de la Cuenca Hidrográfica del Río
Chiquito de Morelia, Michoacán”, publicado el 8 de septiembre de 1936 en el Diario
Oficial de la Federación y Decreto que delimita la “Zona Protectora Forestal Vedada de la
ciudad de Morelia, Michoacán”, publicado el 26 de octubre de 1936 en el Diario Oficial
de la Federación.
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 167
Con relación a la administración de agua, hacia 1936 se creó el
Comité de Agua de Jesús del Monte y se otorgó la autoridad en la
materia bajo la forma de Asamblea General del Agua, organismos de
gestión del recurso hídrico mediante participación directa de los usua-
rios. Ante la necesidad de administrar las aportaciones de los habi-
tantes para la instalación de una bomba de leña que conduciría agua
del manantial El Mastranto para los hidrantes públicos inaugurados
por Lázaro Cárdenas en 1920,9 fue formada como organización prin-
cipal para la aplicación de normas, toma de decisiones administrativas
y el sistema de abastecimiento de agua para consumo doméstico.
A partir de entonces se inició la construcción de la infraestructura
de distribución de agua en el cuadro central de la localidad, donde
se ubicaba el hidrante público al que la gente acudía para abastecerse
de agua. En 1920 la única fuente de agua provenía del manantial El
Mastranto ubicado en una parte baja del pueblo, la cual era condu-
cida por bombeo al cuadro central de la tenencia. Con el aumento en
la demanda se realizaron acciones comunitarias de búsqueda de más
fuentes de agua, sumándose en 1940 el agua proveniente aguas abajo
del manantial Ojo de Agua. Posteriormente, en 1968 se construyó en
el primer sector una red hídrica de fierro10 por gravedad con la cual se
conduce el flujo de agua con válvulas a tomas domésticas.
En 1985 se ampliaron las fuentes de agua del manantial El Peral,
ubicado en la parte alta y boscosa rumbo a San Miguel del Monte cuya
agua es conducida por gravedad. Finalmente se realizó la instalación
del pozo profundo y su bomba en el año 2000. La red hídrica se fue
expandiendo conforme el pueblo fue creciendo para dividirse hoy en
día en doce sectores con poco más de mil 400 tomas, a los cuales les
corresponde un día de abastecimiento a la semana.
9 En Morelia las pilas públicas operaron en el siglo xvii, mientras los sectores privile-
giados de la población contaban con tomas domésticas. Para más información sobre la
distribución desigual histórica del agua en Morelia ver Ávila (2004).
A decir de los miembros del Comité persiste esta estructura en el primer sector.
10
Aunque se tiene que la coordinación con gobiernos locales se realizan de manera espo-
11
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 169
y cuya duración en el cargo es igual al periodo de la administración
municipal. Asimismo, se conforma el grupo de ejidatarios con las dota-
ciones mencionadas, pobladores no ejidatarios, grupos con afiliaciones
a algún partido político, agentes de gobierno de los tres niveles y una
asociación civil creada en 2009 con el objetivo de apoyar las actividades
del Comité. Debido a la periodicidad de gestión de dos años, con posi-
bilidad de reelección, en Asamblea se han elegido Comités confor-
mados por integrantes miembros o simpatizantes de algún grupo de
los anteriores, cabe mencionar que en ningún periodo el comité ha
contado con participación de integrantes mujeres.
Pese a las dificultades que representa, persisten las prácticas comu-
nitarias organizadas para el manejo de agua. Se realizan faenas en mayo
–previo a la temporada de lluvias–, en ellas participan los usuarios
agrupados en brigadas por cada fuente de agua para realizar trabajos
de mantenimiento de la infraestructura hídrica, limpieza de las líneas
de conducción, reparación de daños y fugas en ductos, correcciones
en cercas y revisión de bombas. También se monitorea la calidad del
agua una vez al año,13 llevando muestras de agua del pozo y los tres
manantiales a laboratorios del organismo operador14 del municipio, así
como vigilancia permanente sobre fugas y fallas en tomas, entre otras
múltiples actividades acordadas por los usuarios.
La participación en Asambleas, acorde a entrevistas y testimonios,
ilustran la importancia y retos en la organización comunitaria del agua
13
Aunque necesario, sería insuficiente a la luz de la advertencia de Rivas et al., (2018) de
llevar una frecuencia de monitoreo de calidad de agua para fuentes subterráneas de 1-4
por año, mientras que para ríos y arroyos de 4-12 por año.
14
Con las atribuciones municipales concedidas por la reforma al artículo 115 de la
Constitución en 1983 y la promulgación en 1992 de la Ley Nacional de Aguas y Ley
Federal de Derechos en Materia de Agua de 1992 y Ley Estatal de Agua Potable de
1994, se crea, después de modificaciones en sus atribuciones y denominaciones, en
1995 el Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento como
órgano descentralizado del Ayuntamiento.
en las formas, condiciones y presiones en las que se vendieron las tierras pertenecientes
al ejido de Jesús del Monte.
Desde 1980 a 2015, la ciudad ha crecido 6.2 veces en extensión, mientras que la pobla-
16
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 171
Una de ellas asentada en 1,000 hectáreas17 situadas en terrenos
comprados a particulares y ejidatarios de Jesús del Monte, que
comienza con la construcción de su centro comercial en el año 2004 y
una inversión de 150 millones de dólares. Hacia 200518 conforman un
organismo-corporativo dependiente del organismo operador que opera
con un modelo empresarial la gestión del agua, la Junta Local de Agua
Potable, Alcantarillado y Saneamiento de la Localidad de Montaña
Monarca,19 que a la fecha ha aumentado la producción hídrica en la
microcuenca del río Chiquito con títulos para extraer 192,000 m³/año
(repda, 2018) en sus 10 pozos y 5 plantas de tratamiento, para una
población de 1,128 habitantes en Montaña Monarca-Punta Altozano
y una población registrada de 14 habitantes en Residencial Bosque
Monarca20 (inegi, 2010). El aumento en la demanda de agua responde
tanto a prácticas de consumo doméstico como de uso recreacional del
agua (Swyngedouw, et al., 2016) del proyecto residencial y comer-
cial, con pasto siempre verde en jardines, camellones, club deportivo y
campo de golf.
Con la finalidad de conocer la presencia del sector financiero-in-
mobiliario en la economía de este municipio y la relación que mantiene
17
El proyecto inicial comprendía 200 hectáreas.
18
Con la última modificación al acuerdo de creación y a su reglamento publicada en abril
de 2017.
19
Con la figura del Consejo Directivo como máxima autoridad, conformado por un
Presidente, quien se personifica en el jefe de tenencia o representante de la localidad
(la localidad de Montaña Monarca (Punta Altozano) se creó a partir de la construc-
ción inmobiliaria en 2009, ver http://www.microrregiones.gob.mx/catloc/contenido.
aspx?refnac=160530495), un Secretario nombrado por el Ayuntamiento y tres vocales
votados en Asamblea de usuarios; con esta forma organizativa se asegura el respaldo
institucional del gobierno local.
20
En la encuesta intercensal de 2015 de inegi no se estimaron asentamientos menores a
15 mil habitantes, se espera que con los resultados del censo de población de 2020 se
pueda superar el sesgo de información que existe al tomar datos de población de 2010
y montos de extracción de agua de 2018.
Para ver más sobre el método de regionalización de mip Morelia 2013 y estimación de
21
macion_general
Los cuales reflejan datos del 2013.
23
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 173
Los resultados del análisis de la mip Morelia 2013 se comparan
con los resultados de la mip Morelia 2003 publicada por Salazar
(2019), para observar los cambios en el periodo 2003–2013, el cual
resulta relevante para comprender el proceso de urbanización.25 Los
10 sectores26 clave de la mip Morelia al 2013 son: construcción, indus-
trias manufactureras, comercio al por mayor, comercio al por menor,
servicios financieros y de seguros, corporativos, servicios de apoyo a
los negocios y manejo de residuos y servicio de remediación, servi-
cios educativos, servicios de alojamiento temporal y de preparación de
alimentos y bebidas y otros servicios excepto actividades gubernamen-
tales (Villava y Tapia, 2020).
Los sectores que no se estimaron como sectores clave en 2003 y que
aparecen para 2013 son corporaciones, industria manufacturera, servi-
cios de apoyo a los negocios y servicios educativos. De los sectores clave
se pueden identificar aquellos que mantienen relación con el sector
integrado financiero-inmobiliario, a saber: construcción (con el sub-
sector edificaciones, el cual comprende edificaciones residenciales,
como su componente más significativo), servicios financieros y de
seguros (con el subsector instituciones de intermediación crediticia y
financiera no bursátil, el cual registra el otorgamiento de créditos) y el
sector corporaciones, cuya aparición en la mip 2013 y las relaciones que
mantienen entre sí, permite sugerir su relación con el crecimiento de
los proyectos al sureste de Morelia.
Los resultados de dicho análisis sugieren un cambio en la estruc-
tura de la economía de Morelia en beneficio de corporativos y grupos
empresariales de construcción y servicios financieros. Situación que
puede ser analizada a partir de estudios de perfil metabólico obser-
vando los vínculos entre flujos de materiales y energía en los sectores
económicos más representativos (Pérez-Rincón et al., 2017).
25
Altozano Morelia, del grupo corporativo local.
26
Categorización sectorial del Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte
(scian).
Instituto privado que tiene al día de hoy en su consejo figuras empresariales nacionales
27
como directivos de Cemex, bbva, Bachoco, Walmart, Goldcorp y Femsa, entre otros.
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 175
establecieron diálogos entre el Comité y autoridades del tecnológico, y
se resolvió que se respetarían los canales del manantial en el territorio
modificado, con el fin de no afectar su llegada al Mastranto.28 El tecno-
lógico emprendió acciones para mejorar las tuberías y se construyó
una pila para mejor acumulación de agua. Sin embargo, con la venta
privada de tierras, el manantial quedó ubicado dentro de esta institu-
ción en un salón de gimnasio y con una puerta cerrada con candado, al
que solamente los miembros del Comité pueden ingresar previo aviso
a los vigilantes del instituto y registro en caseta. Así, para los demás
pobladores queda restringido su acceso al camino y los lugares donde
históricamente acudían a lavar, implicando una pérdida de acceso al
manantial, así como pérdida cultural en relaciones sociales, puesto que
el manantial constituía un espacio de encuentro y convivencia, donde
se realizaban actividades en comunidad.
Otro detonante del conflicto ocurrió en 2007, cuando el organismo
operador de Morelia intentó realizar obras para desviar aguas de Jesús
del Monte hacia un nuevo fraccionamiento. Frente a ello la comunidad
se organizó en asamblea y se determinó que no se daría agua a dicho
fraccionamiento. Se movilizaron en la defensa de sus fuentes de agua,
resultando en la creación de un nuevo órgano institucional producto
del conflicto (Rodríguez-Labajos, 2015), en la creación de una asocia-
ción civil en 2009 conformada por habitantes de la comunidad y con
el objetivo de apoyar los trabajos del Comité y defender el agua frente
este tipo de intereses corporativos y con colusión gubernamental. Sin
embargo, hoy en día muchos Complejos Habitacionales Cerrados
(chc's) construidos dentro de la tenencia cuentan con pozos de agua
propios o se surten de agua por medio de camiones cisterna, traídos del
manantial La Mintzita, al suroeste de la ciudad.
Otra situación conflictiva se dio con la construcción de una infra-
estructura vial en la otrora zona protegida al sureste, inaugurada en
28
Las aguas del manantial Ojo de Agua se suman a las de El Mastranto, desde donde se
bombea a los tanques de recolección.
presidente.
Modificando el decreto de Zona Protectora Forestal de la Cuenca del río Chiquito de
30
1936, el decreto que delimita la Zona Protectora Forestal Vedada de Morelia de 1936,
la declaratoria de Preservación Ecológica para la ciudad de Morelia de 1984, el decreto
de Área Natural Protegida con carácter de Zona Sujeta a Conservación Ecológica de
la Loma de Santa María y depresiones aledañas de 1993 y 2006.
Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 177
Monte, el Ayuntamiento de Morelia y una empresa inmobiliaria, por
la construcción inmobiliaria alrededor del manantial.31 El conflicto
suscitó la celebración de una sesión extraordinaria de Asamblea del
Agua, donde se discutió la posición del pueblo sobre la construcción
en la parte alta contigua al manantial. Posteriormente se realizaron
manifestaciones en contra de las construcciones en medios de comuni-
cación locales, Ayuntamiento de Morelia, en el Congreso del Estado,
oficinas de gestión de cuencas del estado. Sin embargo, el manantial se
encuentra rodeado de complejos residenciales, reduciendo la capacidad
de recuperación del acuífero por filtraciones, afectando la conservación
de su biodiversidad y contaminando sus aguas por deforestación.
Conclusiones
En este capítulo se reseña un estudio realizado sobre la generación
del ciclo hidrosocial en Jesús del Monte, sus retos organizativos y socio-
técnicos. El propósito es sumar a las diversas investigaciones que
pretenden ilustrar la importancia de la gestión comunitaria para garan-
tizar el acceso al agua de gran parte de la población rural y comenzar
a profundizar sobre las formas diferenciadas que tienen las iniciativas
comunitarias en la transformación de sus espacios ambientales, enfo-
cadas primordialmente en acciones colectivas para la reproducción de
la vida y el cuidado del ecosistema en contraste con las transforma-
ciones del territorio que se proponen desde ámbitos público-privados,
especialmente aquellos formulados desde los centros urbanos.
La aproximación de estudio realizada desde el enfoque de los
estudios de Ecología Política con el concepto de territorio hidrosocial
permite mostrar la relación que mantiene la urbanización acelerada
y la generación de conflictos ambientales, así como el proceso en que
31
Este conflicto se encuentra registrado en ejatlas, ver https://ejatlas.org/conflict/
desecasion-del-manantial-mastranto-por-las-inmobiliarias-michoacan-mexico.
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Vida lacustre
y riego
capítulo vii.
Agua y género: experiencias
de vida de mujeres en los lagos
de Cajititlán y Chapala, Jalisco, México
Introducción
El informe de 2019 sobre el desarrollo de los recursos hídricos de la
unesco señala que el uso del agua ha venido aumentando un 1% anual
en todo el mundo desde los años ochenta del siglo pasado, impulsado
por una combinación de aumento de la población, desarrollo socio-
económico y cambio en los modelos de consumo. De continuarse la
misma velocidad de consumo para el 2050, la demanda mundial de
agua incrementará del 20% al 30%, sobre todo en los sectores industrial
y doméstico.
187
El referido informe subraya que, en diversas zonas del mundo, las
mujeres, las niñas y los miembros de minorías étnicas tienen mayores
complicaciones para el acceso al agua. Esto debido a que viven algún
tipo de discriminación y desigualdades en el cumplimiento de sus
derechos humanos al agua potable (wwap unesco, 2019). Lo anterior,
no obstante, históricamente a las mujeres se les ha adjudicado como las
voces que viven y transmiten cuáles son los mecanismos de vinculación
con los recursos naturales, los lagos y los ríos, así como en sus condi-
ciones de acceso.
En vista de la posición ambivalente de las mujeres en el tema de
la relación con el agua y los lagos. En este trabajo nos centramos en
preguntas acerca del impacto diferenciado para las mujeres, esto lo
trataremos de observar en los cambios en tres generaciones de mujeres
de Ocotlán y de Cajititlán, Jalisco, México. Y es que si como hemos
establecido el lago tiene ese rol de estructurador social, nos interesa
particularmente reflexionar cómo el impacto ambiental en los dos
lagos ha sido vivido por las mujeres y si perciben ellas mismas algunos
cambios o no.
Fue de nuestro interés particularmente Jalisco porque en las últimas
seis décadas, se ha generado en este estado el incremento desregulado
de actividades industriales y de urbanización, las cuales han ocasionado
altos grados de contaminación en diversos cuerpos de agua generando
tragedias ecológicas como las de la cuenca Lerma-Chapala, que ha
sido objeto incluso de una Macro recomendación 1/2009 emitida por
la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (cedhj) o la de la
muerte de toneladas de peces debido a la falta de oxígeno en el lago de
Cajititlán en septiembre de 2014.1
1
Ver http://www.udg.mx/es/noticia/lago-de-chapala-en-peligro-inminente; https://
www.bbc.com/mundo/noticias/2014/09/140902_ciencia_cajititlan_peces_muertos_
laguna_mexico_np; https://aristeguinoticias.com/0309/mexico/confirman-causa-de-
mortandad-de-peces-en-laguna-de-cajititlan-jalisco/; https://www.informador.mx/
Jalisco/Suman-263-toneladas-de-peces-muertos-extraidos-de-Cajititlan-20140907-
0024.html;
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 189
Género y Agua: aproximación al trabajo
de las mujeres en la pesca
El presente apartado aborda las fuentes de referencia que guían el
estudio realizado sobre mujeres en los lagos de Chapala y Cajititlán.
El abordaje teórico se fundamenta en los estudios de cuencas hidro-
sociales, así como desde la ecología política feminista, para conocer y
analizar la participación femenina intergeneracional acerca de las rela-
ciones de género, de la contribución de las mujeres en la actividad de
la pesca y de la dimensión simbólica de su relación con el agua en dos
lagos de Jalisco.
La Ecología Política Feminista, de acuerdo con Paulson, Poats
y Argüello (2009), es una postura desarrollada en los años noventa,
por autores como Rocheleau, Thomas-Slayter y Wangari, la cual
sostiene que existen diferencias en la forma en que hombres y mujeres
se vinculan con el ambiente, sin embargo, estas diferencias no están
relacionadas con la biología, sino con las construcciones y variaciones
socio-culturales. La intención principal de la ecología cultural femi-
nista no es plantear las cosas que hacen los hombres y las mujeres de
modo diferenciado o binario en el proceso productivo de la pesca, sino
pensarlo como partes complementarias y articuladas con relaciones
asimétricas de poder que sostienen la pesca como una actividad econó-
mica del sustento familiar.
En cuanto a la participación de las mujeres en el agua, tanto en el
2003 como en el 2006, la unesco señaló que es preponderante el papel
de las mujeres en la gestión, la relación y el manejo del agua tanto
en el ámbito doméstico como comunitario. Por ejemplo, en el ámbito
doméstico habitualmente por las construcciones e imposiciones sexo/
genéricas las mujeres son las que se encargan del manejo y uso del agua
para las actividades domésticas tales como cocinar, lavar ropa, limpiar
la casa, entre otras. De modo similar, Soares (2009) sostiene que es
importante visibilizar a las mujeres como sujetos ambientales, ya que
las mujeres conforman más de la mitad de la población total mundial,
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 191
Por esto, la exploración de la relación entre género y pesca es reciente
(Oliveira y Silva, 2012; Truchet et al., 2019).
Algunos trabajos (Truchet et al., 2019; Paulson, Poats y Argüello,
2009) han documentado que existen mitos a partir de los cuales se
restringe el acceso de las mujeres al lago o laguna, lo cual dificulta que
sean las mujeres las que participan en el proceso de captura de especies.
Por ejemplo, se cree y se cuenta que, si las mujeres van en un barco o
lancha pesquera, no se lograra una buena pesca. Este tipo de mitos ha
supeditado a las mujeres a que participen de otros procesos del trabajo
pesquero. Al respecto, es interesante destacar que esta perspectiva de
asociar a las mujeres como una fuente de contaminación de las activi-
dades y lugares es un punto recurrente en la literatura antropológica de
larga data (Douglas, 1973).
En otros estudios (Truchet et al., 2019; Oliveira y Silva, 2012;
Perea y Flores, 2016; Paulson, Poats y Argüello, 2009; Rispoli, 2003;)
se ha documentado que las mujeres participan de múltiples maneras
en el proceso pesquero, por ejemplo, a través de la preparación de los
procesos previos a la pesca; (el tejido de las redes, el armado del paquete
de pesca, la preparación de las carnadas), o bien en los procesos poste-
riores a la pesca (la limpieza, fileteada y venta del pescado), aunque
esta participación siempre ha sido minusvalorada o incluso invisibi-
lizada. La negativa para reconocer el trabajo y la participación de las
mujeres en la actividad pesquera es palpable desde la manera cómo se
le nombra, por ejemplo, como una “ayuda” que la mujer le brinda a la
pareja a quien sí se le considera como pescador. Esto es cuestionable
porque, muchas veces no se realiza de modo voluntario sino como una
imposición no negociable del hogar que implica compromiso, responsa-
bilidad, energía, tiempo y obligación, es decir, es un trabajo. Un trabajo
que además de no ser remunerado económicamente, generalmente
tampoco es valorado ni reconocido ni social, ni familiar, ni simbóli-
camente. Además, que es el trabajo relacionado con la pesca el que se
concibe como el que requiere más tiempo y destreza (Villa-Casco et
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 193
En cuanto a los estudios que exploran la relación entre género y
pesca está el trabajo de Rispoli (2003), quien encontró que la mitad de
las esposas de sus participantes no trabajan. Una cuarta parte trabaja
en forma remunerada y otra cuarta parte, pese a que dice no trabajar,
en realidad se encargan de todas las actividades administrativas rela-
cionadas con el barco de sus esposos, por ejemplo, de pago de cuentas,
sueldos, impuestos, captura de embarques, etc. Ahora bien, un cons-
tante en este estudio es que las tareas domésticas son realizadas en
todos los casos por las mujeres y, eventualmente reciben apoyo de
sus propias madres o personas de confianza. Una dificultad de estas
familias cuyos esposos están dedicados a la pesca radica en que los
esposos pasan grandes periodos en altamar y cuando vuelven a casa
hay tensiones en cuanto a quién toma las decisiones para la crianza,
la distribución de tareas en la casa y la integración al ritmo del hogar.
El trabajo de Perea y Flores (2016), quienes exploraron la parti-
cipación de las mujeres en el trabajo directo de la pesca de maxquil
en San Felipe, Yucatán, México. Las autoras señalan que encontraron
que prevalecen diferencias por sexo que hacen que las mujeres tengan
menos acceso a incentivos como créditos y permisos para pescar, ya que
no son legalmente elegibles para apoyos o financiamientos de equipos
para la pesca por parte del Estado porque se considera que la pesca
es un oficio de hombres. Pese a todo ello, las autoras encontraron que
las mujeres sí participan en la pesca directa, lo cual se debe a varias
razones: la ausencia de hombres que realicen la actividad a causa de la
migración temporal, las prohibiciones o vedas para el acceso a recursos
pesqueros (Méndez-Cárdenas et al., 2013).
Estas mujeres pescadoras aprendieron el oficio de la pesca debido
a que sus padres o familiares hombres les enseñaron a temprana edad
cómo ejecutar la extracción de especies o bien porque los esposos les
enseñaron, las acompañaron y apoyaron para que pesquen. Interesante
resulta que en esta comunidad se formó una cooperativa de mujeres
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 195
ropa y preparan a los hijos para la escuela. Aunque estos hombres son
minoría y no realizan la tarea como una responsabilidad compartida,
sino como una actividad de “ayuda” a las mujeres. En otros casos, la
actividad pesquera de las mujeres más bien ha acarreado tensión en la
pareja y hasta el divorcio, ya que las parejas le demandan y señalan a las
mujeres su menor participación y tiempo al hogar.
Por su parte, Paulson, Poats y Argüello (2009) exploran la incur-
sión de las mujeres del barrio de Ciriales de Puerto Machalilla en la
pesca artesanal de camarón, así como los significados que adquiere
la pesca para las mujeres que la practican. Para ello, se buscó iden-
tificar las formas de construcción de la identidad, la división sexual
del trabajo en las actividades pesqueras y reproductivas, las formas de
acceso a los recursos y las relaciones simbólicas que se tejen en torno
a esta actividad. Entre los hallazgos, las autoras sostienen que es habi-
tual que el trabajo de los hombres en la pesca termine cuando llegan
a tierra y dejan el pescado en la playa. Mientras que todo el trabajo
previo y posterior es realizado por las mujeres. Esto es importante
porque pareciera que entonces es la pesca la actividad estelar, es decir
la actividad jerárquica. A ese respecto va a ser interesante contrastar
nuestros hallazgos, es decir, ¿son los hombres quienes realizan la pesca
y las mujeres las actividades pre y post-pesca? ¿Qué implica esta divi-
sión sexual y jerárquica de las tareas? y lo más importante, en esta
primera etapa de investigación para nosotras ¿cómo viven y han vivido
las mujeres esta división sexual del trabajo? ¿Se han rebelado, la han
cambiado, la han resignificado, la han negociado?
Marco metodológico
En este proyecto de investigación nos planteamos una estrategia meto-
dológica con dos ejes. El primero sitúa a las narrativas de las mujeres en
un primer plano, de forma que hemos decidido privilegiar sus discursos
alrededor de la pesca como una actividad económica, histórica, simbó-
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 197
de Ocotlán. Tres de las cinco participantes dicen dedicarse al hogar,
tienen 50 años o más, y son mujeres que sí trabajaron en las actividades
preparatorias y posteriores a la pesca pero que no lo conciben como
trabajo sino como “apoyo a la pareja”. Dos de las participantes trabajan
en forma remunerada, una de ellas en pesca y la otra no. Finalmente, la
participante más joven estudia.
En la segunda etapa se trabajará con mujeres residentes en la ribera
del lago de Cajititlán. Este año 2020 nos fue imposible realizar trabajo
en campo en Cajititlán debido a la pandemia, se realizó una breve
contextualización del lago de Cajititlán.
2
Diccionario de la Real Academia Española. Consultado el 03 de septiembre del 2020.
Link: https://dle.rae.es/laguna+.
3
Diccionario de la Real Academia Española. Consultado el 03 de septiembre del 2020.
Link: https://dle.rae.es/lago?m=form.
Resultados preliminares:
Mujeres, Agua, Género y Pesca en Chapala
Decidimos presentar los resultados con base en las dimensiones analí-
ticas que trabajamos en el proyecto: en primera instancia, la participa-
ción de las mujeres desde lo simbólico-cultural a través del significado
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 199
que para ellas tiene el agua, en un segundo apartado exponemos los
resultados en cuanto al significado presente en las festividades. Final-
mente, presentamos los resultados de la participación de las mujeres en
la actividad pesquera y lo que ha implicado para ellas esta experiencia.
Además, el agua para las mujeres tiene una connotación vital, que
está relacionado con la vida y con la calma interior. Incluso, el agua
no solo se relaciona con la vida, sino “buena vida”. En ese sentido,
podríamos concluir que el declive de la pesca como actividad comercial
y de autosustento, debido a la reducción del número, de las especies
y de la calidad de peces puede significar una pérdida de esta “buena
vida”, o al menos de una parte de la vida como se vivía:
(ahora solo su papá y hermano pesca) antes era que todos los hijos,
todos los hermanos hacían lo mismo. Y ahora ya no, de nueve hermanos,
ya solamente uno es el que pesca (...) Ya hay menos pescado, por eso
ha cambiado la pesca. Y aparte ya hay más trabajo en otros lados, y
prefieren irse a ganar dinero seguro. Y acá en la pesca es lo que agarren.
(Lorena)
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 201
El lago, es para mí, como más chiquito. Y ya la laguna es más grande.
(Andrea, generación nietas)
b) Festividades
En lo que toca a las festividades alrededor del lago, se mencionaron
varias. Entre las que se destacan las fiestas de San Pedro Pescador
llevadas entre el 17 y el 29 de junio de cada año:
Todos los pescadores son del día 29; los de las tiendas, el día 28; y ya
desde el día 20 son los molineros, las tortillerías; el 21 los albañiles, me
parece; y así van agarrando las familias, ya el día que les toca, se juntan
ellos y hacen la festividad de San Pedro, un día uno y un día otro, hasta
que terminan, del 20 al 29. (Elena, generación abuelas)
Algo que hasta ahora podemos intuir, pero que necesitaría más
evidencias y un análisis más profundo, es que el hecho de que las
mujeres puedan ser pescadoras, como en el caso de Jamay, se traduce
también en una participación más igualitaria, incluso en los rituales y
festividades locales. Esto nos podría llevar a analizar cómo el tipo de
participación de las mujeres en la pesca, dependiendo de si las activi-
dades que realizan son previas, posteriores o de la pesca misma por su
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 203
valoración jerárquica, se refleja también en el tipo de participación que
tienen las mujeres en las fiestas.
Las fiestas de San Pedro Pescador y de Santa María Magdalena
son reconocidas e importantes sobre todo para las generaciones de las
abuelas e hijas, ya que son referentes importantes para su identidad. En
el caso de las nietas solo se entrevistó a una, sin embargo, se observa su
desconocimiento y desinterés por las festividades.
Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 205
nuevas generaciones han ganado algo de autonomía personal y econó-
mica, pero las preguntas que se abren van en el sentido de pregun-
tarnos acerca de a qué costos para ellas en términos de sobreexplota-
ción de sus tiempos y de su baja remuneración económica (Magaña,
2019: 163-164).
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Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 209
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Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019: No dejar a nadie atrás. París,
unesco. Recuperado de: https://www.acnur.org/5c93e4c34.pdf
Introducción
En el contexto de la economía global, sobre todo centrando el enfoque
en los pequeños productores, se ha puesto de relieve en los últimos
años la invisibilización del trabajo no remunerado (Durán, 2003,
Benería, 1999). La mayor parte de las veces se aprecia que: “Muchas
actividades no remuneradas se consideran necesarias y se llevan a cabo
precisamente por considerarse que lo son, aunque no estén gratificadas
por ningún tipo de recompensa” (Durán, 2012: 204).
Las actividades pesqueras en el espacio continental son en su
mayoría de tipo artesanal y con bajos volúmenes respecto a la pesca de
altura (marítima). Además, se encuentran entre los últimos lugares en
cuanto a ingreso (inegi, 2014a). Aunado a lo anterior, muchas de las
actividades que forman parte de la práctica de este tipo de pesca no son
remuneradas. Una de las razones más frecuentes que “validan” dicha
211
omisión es el hecho de que las actividades se consideran del ámbito
doméstico o relacionado con él. De esta manera, no se trata solo de la
pesca en pequeña escala, sino además de los espacios de trabajo fami-
liar, donde los integrantes del hogar colaboran sin recibir un ingreso a
cambio.
Resulta relevante que, en este sentido, suele haber un claro sesgo
de género entre quienes perciben remuneración por su trabajo en
el espacio familiar y quienes no (Benería, 1999; Durán, 2012). En
México, en las estadísticas oficiales se indica que la pesca en general,
la marina y la continental, es una de las actividades productivas menos
redituable y en el caso de las aguas continentales, ríos, lagos, presas y
otros embalses internos, la proporción es aún menos importante, ya
que solo representan 2% de la producción nacional; la mayor parte se
concentra en la pesca marina (cnp, 2010).
El uso de agua dulce en diversas actividades productivas y su rela-
ción con el crecimiento demográfico ha llevado a situación de dete-
rioro sinérgico en donde se conjuga la necesidad humana por el uso
de agua y de otros recursos del ambiente, se deja ver una problemática
socioambiental. Este círculo vicioso se identifica en ecosistemas que
en los últimos cien años han tenido los cambios más radicales a causa
de las actividades antropogénicas y el uso humano de agua dulce tales
como los lagos, ríos, embalses y otros cuerpos de agua continentales
(Welcomme, 2011).
La situación de la pesca lacustre se encuentra bajo una crisis
socio-ambiental compleja y multicausal relacionada con la contami-
nación de los lagos y pérdida de especies nativas, en conjunto con
situaciones sociales como conflictos por el aprovechamiento y manejo
del agua como recurso de uso común, las escasas políticas públicas e
incentivos dirigidos a los pescadores artesanales y/o de baja escala, en
particular para los pescadores de aguas interiores (Sandoval-Moreno y
Hernández, 2013 y 2016; Vargas-Velázquez, 2011, Inteligencia Ciuda-
dana, 2019). Aunado a lo anterior, poco se conoce sobre la impor-
personas remuneradas en esta actividad, 33 mil pesos anuales, en promedio 2 mil 760
mensuales (inegi, 2009).
Es interesante ver en estadísticas que el personal ocupado comprende a todas las
2
5
La encuesta incluyó más información, parte de la cual se puede revisar en Arellanes
2019.
6
Las localidades visitadas y el número de encuestas levantadas (entre paréntesis) del
lago de Cuitzeo, fueron: Cheguayo (9), Chehuayito (17), Felipe Carrillo Puerto (3),
Isla de Tzirio (19), La Mina (21), La Presa (9), Cuamio (5), Cuitzeo (17), Mariano
Escobedo (20), San Agustín del Pulque (10), Capacho (16), la Lobera (5), San Nicolás
Curitzeo (6), San Rafael del Carrizal (9), Santa Ana Maya (12), San Bartolomé Coro
(16), Colonia el Coro (7), Estación Queréndaro (16), San Bernardo (4). En el lago de
Pátzcuaro: Arocutín (1), Erongarícuaro (4), Jarácuaro (7), Napízaro (1), Puácuaro (8),
San José Oponguio (15), Isla Yunuén (11), Tecuena (10), Urandén de Morelos (17),
San Andrés Tziróndaro (10), San Jerónimo (8), Santa Fe de la laguna (9), Ichupio (20),
Ihuatzio (12), La Pacanda (22), Ojo de agua (16), San Pedro Cucuchuco (9),
Tarerio (16), Ucazanastacua (16). Finalmente, en el lago de Chapala se levantaron en:
Callejón de la Calera (11), Cojumatlán (16), Isla de Petatán (42), La Puerta de Coju-
matlán (1), La Puntita (13), Palo Alto (15), Puerto de León (38), Rincón de María
(51), La Palma (66) y San Pedro Carho (9).
Discusión
En la literatura revisada menciona que la pesca es una actividad com-
plementaria y una parte de las múltiples actividades que realizan los
pescadores continentales (Hernández, 2006; Rojas-Carrillo y Fernán-
dez-Méndez, 2006). Este estudio permite identificar que la gran
mayoría de los pescadores y pescadoras de los sitios estudiados consi-
deran la pesca como su principal actividad. Este dato es relevante para
ser tomado en cuenta en políticas públicas sobre la importancia que
tiene la actividad para cientos de pescadores de Michoacán. La falta
de visibilidad que tienen los pescadores se engarza con la problemá-
tica ambiental que atraviesan los lagos. En palabras de Sánchez (2010:
143), para Cuitzeo “los pescadores han sido el sector económico más
afectado por el deterioro ambiental de la cuenca, pero sobre todo del
Consideraciones finales
La pesca es una actividad que sigue siendo una alternativa econó-
mica para miles de familias michoacanas. El pescador complementa
su ingreso con el de su familia ya sea por el ingreso de la actividad
pesquera o de otras actividades remuneradas. La pesca se encuentra
en una situación compleja, ya que se ubica en territorios vulnerables
donde, entre los componentes más evidentes, se encuentra un conflicto
socio-ambiental relacionado con el uso, el manejo y el aprovechamiento
del agua de diversos sectores. Sin duda, la pesca es uno de los sectores
Agradecimientos
Agradecemos la participación anónima de las pescadoras y pescadores
y de las autoridades civiles de las localidades estudiadas en las regiones
lacustres. Fue de gran ayuda la información brindada por la sader,
conapesca y compesca. Agradecemos al conacyt por el apoyo del
proyecto “Desarrollo local y seguridad alimentaria a través del meta-
bolismo social de productos básicos agroalimentarios y pesqueros en
Michoacán” de la convocatoria de Desarrollo Científico, Problemas
Nacionales 2015 (apn 2015-1069). Se agradecen las acertadas obser-
vaciones de los/los dictaminadores anónimos de este escrito.
Referencias
Arellanes-Cancino Y. (coord.) (2019). Luces y sombras del sector agropesquero
en Cuitzeo y Pátzcuaro. Diagnóstico de la producción de maíz y la pesca en
regiones lacustres de Michoacán. Ciudad de México, México: M. A. Porrúa,
umsnh.
Arellanes-Cancino, Y., Arellanes, N. & Ayala, D. A. (2017). El tianguis de
cambio de Pátzcuaro, Michoacán a través del Metabolismo Social desde
Introducción
El desarrollo del riego en Cayucupil ha sido un proceso que ha deri-
vado de la forma de poblamiento del territorio en torno al agua, las
inversiones y visiones asociadas a ello, conformándose su sentido de
territorio hidrosocial. La colonización del territorio comenzó a cambiar
el territorio al desforestar la extensión de bosque nativo que les garan-
tizará mayor seguridad frente a los habitantes originales. Luego, en
los últimos 200 años el desarrollo de la agricultura se dio en términos
extensivos, principalmente de subsistencia para los indígenas y los
chilenos más vulnerables.
Con la construcción del canal Cayucupil comenzó el desarrollo del
riego en el territorio con una intencionalidad política y económica,
que en su oportunidad no reparó en lo social ni ambiental. Se hizo
inversión física (1972-1979), pero no en las capacidades y competen-
cias de las personas para organizarse y hacerse cargo de ello, como lo
establece el Código de Aguas vigente, carencia que dramáticamente es
la misma que ocurrió en el proceso de Reforma Agraria (1962-1974).
Esa estrategia de inversión ha proseguido hasta hoy con una incipiente
235
consideración de los usuarios y sus sistemas productivos, también por
una deficiente articulación de las instituciones del Estado.
A propósito de la tensión general en el territorio y la instancia de
diálogo “Cumbres de Nahuelbuta”, emergió la necesidad de impulsar
más decididamente un desarrollo del territorio colocando recursos del
estado en áreas sensibles para los actores locales que veían perplejos
que por años seguían siendo postergadas. Así desde la visión de la zona
de rezago se observó que el principal potencial agrícola de la provincia
de Arauco se encuentra en el área de riego del canal Cayucupil y que
el canal no estaba terminado, no estaban traspasos el 75% de los Dere-
chos de Aprovechamiento de Aguas1 (daa), que no tenía una orga-
nización con capacidades ni competencias para gestionar el canal y
resolver conflictos.
A partir de ello, se destinaron recursos para avanzar en algunas de
estas cuestiones estructurales a través de un programa de transferencia
técnica que trabajara el fortalecimiento organizacional a partir del
mejoramiento de las capacidades (Cursos de capacitación), desarrollo
de instrumentos de planificación y gestión, avanzando en la constitu-
ción y activación de la Organización, el cual se denominó Programa
de Capacitación y Apoyo a regantes del Canal Cayucupil, financiado
por el gore biobio, y ejecutado por la Comisión Nacional de Riego
a través del Departamento de Recursos Hídricos de la Facultad de
Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción, en adelante el
programa.
Así, desde esta perspectiva se visualizan los desafíos futuros en
torno a la profundización de la participación y consolidación organiza-
cional, así como su reconocimiento a nivel territorial, y con esta fuerza
colectiva atraer recursos para atender las necesidades de regularización
de daa de muchas personas fallecidas, cuyas familias no tienen infor-
1
Derechos de propiedad constituido por acto de autoridad o por reconocimiento y
otorgado a perpetuidad según los Artículos 5° y 6° del Código de Aguas (1981).
mación ni recursos cómo hacerlo, al mismo tiempo, que se pueda finan-
ciar acompañamiento profesional adecuado para la etapa de desarrollo
de la organización, con lo cual se pueda propiciar mayor agilidad en
las expropiaciones y en la construcción de obras pendientes, así como
en el traspaso de los daa restantes para así aprovechar el potencial del
canal y del clima para una mejor producción agropecuaria, mejorando
consigo la calidad de vida.
Es una oportunidad de articulación con los actores del territorio ha
permitido sumar competencias y experiencias de los cuadros técnicos
de las instituciones con presencia local; I. Municipalidad de Cañete
(Alcalde, Administrador Municipal, Asuntos Indígenas, Fomento pro-
ductivo, Desarrollo Comunitario, Desarrollo Rural, Secretario Muni-
cipal y soporte web), conadi (directora regional, encargado de fondo
de tierras y encargado de fondo de aguas), Instituto de desarrollo agro-
pecuario –indap– ( Jefe de Área Cañete, Profesionales de los programa
de alianzas productivas [pap], de desarrollo local [prodesal], de desa-
rrollo territorial indígena [pdti] y de la Unidad de Riego). También
con las Juntas de vecinos, clubes deportivos, escuelas rurales y cuerpo
de bomberos del territorio.
Metodología
Aproximación
Cayucupil, comuna de Cañete, provincia de Arauco, región del Biobío,
Chile, es parte de la cuenca costera Lebu-Paicaví, articulada por el río
Cayucupil y el río Leiva en la zona de estudio. Este territorio es por
naturaleza originario, sin embargo, con la mal denominada Pacifica-
ción de la Araucanía, fue invadido por los chilenos a partir de 1879,
creando un paisaje intercultural, donde los wincas (Colonos chilenos
y europeos) ocuparon la mayoría de los territorios y sus recursos. Los
indígenas mapuches que permanecieron en pequeñas reducciones en la
pobreza misma por generaciones fueron aquellos que a principios del
Consideraciones metodológicas
Como criterio consultor se propuso adoptar el estándar internacional
de la consulta indígena como lo recomienda el Convenio 169 de la oit
(cnr, 2017). A pesar de no ser vinculante la consulta, ya el solo diálogo
podría evitar conflictos con lo cual se complementaba con la estrategia
de inserción territorial que consideró como elemento central para la
entrada al territorio el permiso de las autoridades tradicional mapuche
lavkenche, en este caso del Lonco Juan Viluñir.
El ámbito de acción del programa, conforme la competencia de la
institución que lleva la gestión técnica, es posible identificarlo a partir
del análisis del árbol de problemas, donde se individualiza el problema
como “Incipiente desarrollo del riego en Cayucupil”, el que se explica
Enfoques metodológicos
De derecho: Con propósito es analizar las desigualdades que generan
los problemas de desarrollo en torno al desarrollo del riego en el
territorio y el acceso al agua, contribuyendo a corregir prácticas
que discriminan y resolver el reparto injusto de poder que obsta-
culizan el progreso en materia de desarrollo. Desde el punto de
vista normativo, se basa en las normas internacionales de derechos
y, desde el punto de vista operacional, se orienta a la promoción y
protección de los derechos humanos.
Resultados
Actualización Línea base
Se levantó un diagnóstico integral que abordó desde lo demográfico,
educacional, lengua, el capital social, organizacional, legal, así como
lo hidráulico, ambiental y productivo. Destacan las consideraciones
étnicas y culturales que permitieron depurar la estrategia de trabajo
Protocolo consultivo
Para evitar la ocurrencia de conflictos o que los ya existentes no afec-
taran la ejecución del programa, se propuso junto con una inserción
territorial respetuosa de la autoridad tradicional mapuche lavkenche
(Lonco del territorio), que se adoptara el estándar internacional de la
consulta indígena en sus 5 pasos principales y que permitieran alcanzar
un protocolo consultivo que profundizase la participación indígena,
no solo al comienzo del programa sino durante todo su desarrollo. La
aplicación de la recomendación obligó a hablar con todas las comuni-
dades y estar permanentemente en el territorio con lo que fue constru-
yendo un clima de confianza recíproca.
El protocolo consistió en acuerdos de flujos de información e
incidencia en la ejecución de actividades. Se propuso un calendario
de reuniones cada 3 meses, donde participarían los representantes de
cada organización indígena presente en el territorio, quienes luego en
cada una de sus organizaciones difundiría la información, y si reque-
rían apoyo técnico el equipo profesional estaba a su disposición. En
cada reunión se informaría lo que se ejecutó, lo que está en ejecución,
y respecto de lo que se va a ejecutar en periodos siguientes, donde se
abre el diálogo, se reciben y discuten recomendaciones para un mejor
resultado.
Perfil de competencias
Se diagnosticó el perfil de 28 competencias básicas de los dirigentes, en
relación con conocer qué nivel de desarrollo de habilidades específicas
Cursos de capacitación
Para mejorar las capacidades y competencias para la gestión adecuada
de los recursos hídricos del canal Cayucupil, se realizaron los 3 cursos
de capacitación considerados en la consultoría. Se ajustaron sus conte-
nidos al perfil de competencias indicado antecedentemente.
El primero estuvo dirigido a la base organizacional, denominado
Curso a organizaciones de base, que se enfocó en nivelar expectativas,
homologar lenguaje, conocer los aspectos principales del Código de
aguas, conocerse entre los regantes, el canal y su operación, con énfasis
en el trabajo de habilidades blandas y en equipo.
El segundo, estuvo dirigido al perfil de líderes y dirigentes, refor-
zando los aspectos de liderazgo y comunicación vistos en el curso a
organizaciones de base. Conocieron experiencias destacables de otras
oua con similares características y una panorámica de nuevos desafíos
que enfrentarán en el futuro, para los cuáles deben estar en preparación
permanente.
Activación oua
Con la ejecución de las actividades del programa,2 enfocado principal-
mente en el fortalecimiento organizacional, se ha podido desarrollar
capacidades blandas e instrumentos de gestión para hacer funcionar
la organización, incorporando a la población indígena en el proceso
de desarrollo del riego, con criterios de inclusión étnica, etárea y de
género. Es así como la presidenta de la Comunidad indígena Pedro
Melita, la Sra. Ingrid Arce Melita, mujer joven e indígena, ha asumido
la secretaría del directorio provisional de la Asociación de canalistas del
canal Cayucupi. También su impronta ha permitido resolver conflictos
históricos con regantes chilenos, quienes han optado por asumir la
estrategia utilizada por el programa para relacionarse con la población
indígena, logrando acuerdos significativos para todas las partes.
Un elemento que ha emergido con fuerza a propósito de la reivin-
dicación de las demandas indígenas por recuperación territorios y sus
recursos, tanto por gestiones directas con terceros como a través de la
conadi, donde las aguas ancestrales no habían quedado consideradas.
Con la construcción de canal, que en su extensión de canal matriz
(29 km) realiza su trayecto a media falta del cerro, cortando todas las
quebradas menores, las cuales originalmente fueron las fuentes de agua
que determinaron el poblamiento ancestral del territorio. Hoy son
valoradas como activos ambientales y patrimonio ancestral que debe
ser recuperado y respetado, previendo utilizar herramientas provistas
por el derecho internacional para ello.
2
Programa multi y transdisciplinario, con pertinencia étnica y territorial.
Discusión
La estrategia del estado en materia de desarrollo del riego en Cayucupil
ha sido errática a través del tiempo. No se ha terminado un proyecto
que lleva más de 40 años desde que comenzó su construcción, lo que
ha dificultado el traspaso del canal a los usuarios, así como el acceso al
agua y que se exprese el potencial de desarrollo de las 1,600 ha involu-
cradas en el proyecto original.
El no traspaso del 75% daa dificulta que la misma proporción de
usuarios no pueda ejercer derechos de voz y voto, concurran con sus
cuotas el financiamiento de la gestión de la OUA, no se puedan atraer
recursos de la Ley 18.450 para mayores mejoras del sistema de riego.
Los servicios de asistencia técnica son precarios e insuficientes para
la demanda y la potencialidad del territorio. A medida que avance en
estados de desarrollo, la oua podrá ir profesionalizando la gestión y
con ello entregar mejores servicios a sus integrantes.
El avance en el registro de la oua en el cpa-dga resulta funda-
mental para consolidar el desarrollo del riego en Cayucupil, toda vez
que dota de facultades legales a las oua constituidas para resolver
conflictos en su interior.
Conclusiones
El desarrollo del riego se impulsa en Cayucupil a partir de la construc-
ción de un canal de riego de 29 km de longitud y 7 derivados (1972-
1979) para un caudal de 1,900 l/s. Con insuficientes organización y
apoyo del Estado se generaron conflictos, los que con el cambio de
paradigma de una gestión individual y personalista hacia una gestión
colectiva y dinámica se están resolviendo.
El modelo de desarrollo del riego se centra en los usuarios de aguas,
pero está dirigido por el estado a partir de la inversión en infraestruc-
tura y recientemente en fortalecimiento organizacional.
La población indígena representa un 41% de usuarios o poten-
ciales usuarios de estas 250 unidades productivas diagnosticadas en el
área de estudio, lo que se traduce en 102 explotaciones en manos de
población indígena. De ellas solo 9 tienen DAA traspasados, es decir
el 91% no tiene acceso al agua. Problemas de desarrollo de capacidades,
traspaso de propiedad, restricciones de acceso al agua, y organización
que la autoridad dilató resolver por 40 años, teniendo las herramientas
para hacerlo. A través del tiempo el Estado compró tierras y “no agua”
para comunidades indígenas (41%) suma entre otros aspectos que no
Referencias
Comisión Nacional de Riego. (2017a). Manual básico de capacitación para
fortalecer la gestión de las organizaciones de usuarios de aguas. Edición
actualizada.https://canaldepirque.cl/wp-content/uploads/2019/05/
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______. (2017b). Bases Administrativas y Técnicas Licitación N° 870-43-
lr17 Programa de Capacitación y Apoyo a Regantes del Canal Cayu-
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Procurement/Modules/RFB/DetailsAcquisition.aspx?qs=pAWIOUD-
5gtVzL1uhmcFLNw==
______. (2018a). Manual intermedio para dirigentes de organizaciones de
usuarios de aguas. Edición actualizada. https://www.cnr.gob.cl/wp-con-
tent/uploads/2019/03/Manual-dirigentes-2018.pdf
Transformaciones
hidrosociales
capítulo x.
De la gestión ejidal
al proceso de transferencia y concurrencia
en el manejo integral de las represas el cajón
y las rucias en Tonalá, Jalisco
Introducción
Uno de los primeros argumentos del cual parte el análisis presentado
es sobre el cambio de la política agraria post-revolución, la cual se
distingue por diferentes momentos, como: el reparto agrario a la par de
las concesiones de agua agrícola (Tortolero, 2001: 100), el cese de éste
debido a los cánones neoliberales y la adopción de actividades alternas
a las agropecuarias al interior de los distritos de riego, las unidades de
riego, unidades agrícolas en modalidades de ejido y hasta el campesino
artesanal parcelario, dichos eventos trastocan y alteran la estructura-
ción socioeconómica y ambiental. Con estas pautas se realizó el cambio
en la gestión ejidal o comunitaria a un esquema radicalmente dife-
renciado en el que la preexistencia de las actividades piscícolas estaría
presente durante la transformación del espacio ejidal y el desarrollo de
las nuevas actividades más acordes a la dinámica urbana.
Debido a que en la retrospección se puede encontrar la respuesta al
por qué de la falta de mantenimiento en la infraestructura hidráulica
federal de muchos embalses artificiales, invasión de áreas de reserva
265
federal y diversificación tanto en el uso del suelo como en las activi-
dades vocacionales del espacio ejidal en cuya dinámica se observa que
los procesos de transformación y regularización de la tenencia de la
tierra comunitaria a privada conllevó una gran confusión respecto a la
posesión y gestión de los recursos hidráulicos circunscritos al ejido en
cuestión.
Por consiguiente se aborda la evolución del uso de infraestruc-
tura hidráulica para integrar además del aprovechamiento agrícola, la
transformación del uso del suelo y en casos particulares como el aquí
presentado sobre la pesca para autoconsumo; para tal efecto se hace
alusión, brevemente, al proceso de reparto agrario en el cardenismo y
la disminución paulatina de dicho hasta un punto álgido en la descen-
tralización y la última transferencia de la infraestructura hidráulica a
usuarios organizados, como agentes activos, de los distritos de riego
decretada en la Ley de Aguas Nacionales (lan) de 1992 y su regla-
mento, que no hacían sino ratificar una entrega anterior signada en la
ley de irrigación de 1972 (Rodríguez-Haro & Palerm, 2007: 106).
En el caso abordado, las presas reguladoras del sistema El Ahogado
durante la segunda parte del siglo xx no fueron contempladas para el
abasto de agua sino para la captación a través de vasos reguladores a
disposición de los ejidatarios en torno a dichos cuerpos receptores, por
lo cual, la pesca en las presas en cuestión, su implementación no obtuvo
los resultados esperados por el contrario la inercia urbana de concen-
tración prosiguió su curso; no obstante, los esfuerzos institucionales
durante la primera década del siglo xxi trataron de reintroducir la acti-
vidad de nuevo a cuenta ahora con esquemas técnicos más novedosos
a cargo de una casa de estudios universitarios, aunque el esfuerzo no
responde del todo a las características de la pesca artesanal en un esce-
nario de acción en embalses naturales sean ríos, lagos, esteros o mares
mediante técnicas e instrumentos tradicionales en la colecta quizás de
especies endémicas.
Metodología
Se aborda un Estudio de Caso, por consiguiente, se trata de un análisis
inductivo enfocado al estudio del devenir histórico de una microcuenca,
en tanto se analiza la dinámica inmediata de la transición o transfor-
mación, de un territorio ejidal en cuya circunscripción y competen-
cias estuvo el resguardo de dos vasos reguladores, Las Rucias Negras
y El Cajón del sistema de represas denominado Cuenca El Ahogado.
Se recurre a enfoques procedentes de la Ecología política, Gestión
pública, de la Historia y Geografía, utilizadas en una especificidad del
conocimiento sustentado en el enfoque de sistemas, en las especifici-
dades particulares del enfoque Ecosistémico y la Sustentabilidad.
La peculiaridad del caso en cuestión, si bien se ajusta a los criterios
tomados a partir de la regularización del uso del suelo y de la tenencia
de la tierra en el territorio mexicano, bajo la lógica del modelo econó-
mico neoliberal, la dinámica en la que se llevó a cabo la transición
del ejido San José Tatepozco, los sujetos resguardantes en atribución
de las concurrencias otorgadas para la gestión del espacio, tanto de
los cuerpos hídricos como de la posesión y procesos de transforma-
ción resulta un tanto sui géneris, dado el contexto de alta contamina-
ción que presenta la región en donde se localizan las 13 microcuencas
que componen el sistema de la Cuenca en cuestión, cuyo tratamiento
posibilitó el estudio y posterior decreto estatal sobre la vulnerabilidad
y afectación ambiental en toda materia de gestión ambiental (suelo,
aire, agua, flora y fauna) que en la esencia de dicho decreto se enuncia
la fragilidad ambiental causada por la sobreexplotación del espacio
y contaminación por parte del sector productivo enclavado desde la
década de los ochenta y hasta principios del siglo xxi, y por la inobser-
vancia de los criterios ambientales por parte de las autoridades.
Resultados y discusión
Durante la década de los cuarenta en México surgieron demandas
sociales que pedían el incremento de los recursos públicos para incen-
tivar las actividades del sector primario en específico las agropecua-
rias, ante un conflicto social cada vez más conocido en los diferentes
sectores sociales (Rojas, 2013) hasta su desborde al final del siglo xx
con las crisis financieras del campo y la emergencia del reconocimiento
a las comunidades indígenas como efectos de las políticas neoliberales
implementadas a finales de la década de los ochenta.
Las reformas sectoriales se centraron en la liberalización del
comercio, la reducción del papel del Estado en la agricultura y la gana-
dería y la disminución y reorientación de los subsidios, particularmente
el crédito y la asistencia técnica. Este programa suponía la eliminación
de las restricciones cuantitativas y el sistema de licencias, así como la
reducción de aranceles, la desregulación de los mercados de insumos y
productos y la eliminación de los precios de garantía, salvo los del maíz
y los frijoles (Davis, 2000: 102).
De acuerdo con Durant (2002) desde el reparto agrario, pasando
por el cardenismo y la revolución verde, se manejaba un doble discurso
en el sistema político en defensa de la industrialización agrícola. Por un
lado, estaban las disposiciones constitucionales y premisas cardenistas
del reparto agrario y del agua; la supresión de los grandes latifundios
Fuente: http://www.iieg.gob.mx/simeg/datos/geografia/MapaColoniasTonala.pdf
Las características del ejido, en vísperas del siglo xxi, son muy dife-
rentes de las que presentaba hace 60 años. La reforma agraria mexi-
cana, con su mecanismo singular de repartición de tierras comunita-
rias, nació de las reivindicaciones campesinas en procura de tierra que
promovió la Revolución Mexicana. Aunque perduran la importancia
de la comunidad y el apego a la tierra, ha desaparecido la economía
predominantemente agrícola de los años treinta y en su lugar existe
una economía tremendamente diversificada con todo un arsenal de
estrategias de generación del ingreso familiar. (Davis, 2000: 100)
Como corolario…
A partir de 2015 el Centro Universitario adquiere facultad para el
resguardo de los cuerpos hídricos a través de un proyecto en acuicul-
tura y en colaboración con la aún existente asociación de pesca, todo
en aras de consolidar una actividad sustentable y con el fin de incen-
tivar el resguardo ecológico por un lado y por otro generar proyectos
Introducción
Las cuencas hidrológicas históricamente han tenido funciones elemen-
tales para el desarrollo de las sociedades. Desde épocas precolombinas
los aprovechamientos de estos cuerpos de agua han consistido en ser
suministro y espacios para la realización de actividades económicas y
reproductivas. Con el avance del sistema mercantil global y la transi-
ción energética hacia energías renovables se ha generado una mercan-
tilización de las cuencas hidrológicas las cuales han adquirido nuevos
usos y formas de gestión, generando nuevos órdenes socioproductivos
y territoriales.
La construcción de los proyectos hidroeléctricos tiene gran tras-
cendencia en la dimensión biofísica y la dimensión socio-cultural en
los espacios donde se construyen. Desde la etapa de los estudios, la
etapa de construcción y hasta la etapa de operación se observa una
serie de confluencias, pugnas y procesos de apropiación por parte de los
actores que tienen diversos grados de involucramiento y afectación por
el megaproyecto. Desde la etapa de construcción y hasta la de opera-
287
ción del proyecto hidroeléctrico, se experimentan convulsivas transfor-
maciones socioambientales, de carácter impredecible, donde tanto en
la región “aguas abajo” como “aguas arriba” por la conversión de un río
a un embalse.
Algunas alteraciones en el medio físico suceden con la inundación
de grandes espacios de suelo por la acumulación de agua y el dete-
nimiento parcial o total del cauce del río, así como el aumento de su
profundidad del río, esta modificación genera la inundación de toda
la zona aledaña al río. A nivel biológico se presenta la conformación
de un nuevo ecosistema léntico, caracterizado por un sistema de agua
cerrado que facilita la proliferación de nuevas especies de flora y fauna
fluvial, como la especie tilapia, variedad acuícola que se aprovecha para
el desarrollo de la pesca comercial (McCartney et al., 2000; De Anda
J. y González F., 2013). Los alcances de estas transformaciones tienen
influencia en la escala humana. Esto implica un cambio en el uso, la
gestión, el tipo de apropiación de un recurso natural por parte de las
poblaciones aledañas a la cuenca lo cual contribuye en la reorgani-
zación de un nuevo espacio económico y político (Robinson, 2002;
Pelayo y Gasca, 2019).
México cuenta con una significativa historia, la construcción de
estas infraestructuras arranca desde finales del siglo xix en el marco
del régimen porfirista, cuya edificación fue encabezada por empresas
privadas como la Mexican Light and Power Company (Ibarra y Talledos,
2015). Actualmente hay 4,462 presas en México, de las cuales 667
corresponden a grandes proyectos hidroeléctricos (conagua, 2011). El
principal usuario del agua es la Comisión Federal de Electricidad (cfe)
que utiliza el recurso para generar energía eléctrica (cfe, 2006: 38).
El establecimiento de presas hidroeléctricas ha causado disensos
en distintas partes del país, debido a las complejas transformaciones y
daños causados, algunos proyectos han sido suspendidos por la presión
social de las poblaciones afectadas. Tal es el caso de la presa La Parota
en Guerrero y El Zapotillo en Jalisco. Por otro lado, algunos proyectos
Aproximación teórica
Para empezar a definir un territorio hidrosocial es necesario partir de
la definición de un territorio y sus evoluciones. Para Rodríguez (2010:
298) un territorio “es un espacio apropiado y construido material,
social y culturalmente por distintos actores; un espacio que contiene
vínculos de pertenencia y apego y desde donde toman forma los
proyectos de vida, para lo cual ejercen o se enfrentan a relaciones de
dominio y control”. Este trabajo concibe un territorio como concepto
y constructo dinámico, el territorio como un “proceso” de permanente
transformación (devenir) y deshacerse (Deleuze y Parnet, 2006). Así
pues, se retoma la noción de territorio de Guattari y Rolnik (2006):
Metodología
Este trabajo se realizó a partir de una metodología cualitativa, inicial-
mente se realizó una revisión teórica y documental en la cual se reco-
pilaron datos secundarios de tipo estadístico e histórico. Después se
desplegó un proceso etnográfico con apoyo de 26 entrevistas semies-
tructuradas y 3 grupos focales con actores de la comunidad de Plata-
Resultados
Para dar respuesta al objetivo principal de este artículo se realizó un
estudio de caso en la comunidad de Platanitos perteneciente al Ejido
de Cantiles en el municipio de Santa María del Oro, ubicada en el
territorio de la cuenca del embalse de la Presa Hidroeléctrica Leonardo
Rodríguez Alcaine “El Cajón”. Limita al Norte con el estado de Jalisco;
al sur con este mismo estado y con los municipios de Ixtlán del Río
y Jala y al oeste con Santa María del Oro (Mapa 1). Las coordenadas
GPS: Longitud (dec): -104.462500, Latitud (dec): 21.371944 la comu-
nidad se encuentra a una altura de 764 metros sobre el nivel del mar
(inegi, 2010).
El Ejido de Cantiles tiene el nombramiento legal como tierras de
uso común. La composición legal del Ejido de Cantiles está confor-
mada por 52 ejidatarios activos y 15 avecindados y una parcela escolar
(Acta dura, 1990). El Ejido tiene una superficie de 16-21-10.680
hectáreas con base al sistema de coordenadas transversal (ran, inai,
Folio 1511100053617, ran, 2017). El Ejido de Cantiles o Pescuezón,
se constituyó de forma legal el 3 de febrero de 1968 (R. Burgara, comu-
nicación personal, 19 de junio, 2017). La comunidad de Platanitos se
inauguró en 1977 por los antiguos habitantes de Cantiles ( J. Cruz,
comunicación personal, 23 de enero de 2018).
El río Grande Santiago forma parte del sistema hidrológico
Lerma-Chapala-Santiago, la conformación y dimensión de este sis-
tema hídrico ha forjado el aprovechamiento del afluente desde el año
1893 con la inauguración de la hidroeléctrica El Salto. En el año de
1993 da inicio la construcción de los proyectos en el estado de Nayarit;
Es el que nos da para vivir bien, que no se enferme la familia. Una vez
los recién nacidos cumplen 5 días de vida, los tenemos que llevar a esos
lugares sagrados tenemos que presentarlos ante el agua, ante el río con
unos rezos y eso les sirve como protección. (Campesino, 60 años, 19 de
junio de 2017, Santa María del Oro)
Primeramente hay que saber nadar, por algún accidente que haya, se
te voltea el cayuco y para que puedas nadar, porque si no saben nadar,
les gana la desesperación, ahí es la experiencia. Conocer a la especie, ¿a
qué hora tragan?, ¿a qué hora dejan de tragar?, ¿a qué hora descansan?,
¿a qué hora salen? Por ejemplo, la tilapia sale a tragar a las 9:00 a 11:00,
comen lama, ahí se aprovecha ese momento, pasando esa hora ya no
salen. Hasta las 6:00 de la tarde vuelven a comer. (Pescador, 39 años, 19
de junio de 2017, Santa María del Oro, Nayarit)
Algún cambio en las estrategias de pesca, no, desde que iniciamos nada
más por reglamentos de gobiernos, es que, nos están obligado a que
como cooperativa tenemos que utilizar motores ya no de dos tiempos,
sino que, de 4 tiempos de pura gasolina, para no dañar el ambiente
(…) Aunque pos ahorita se están metiendo muchas estrategias que nos
perjudican, como hace rato me decías alguna otra forma de pescar y sí,
hay muchas, pero ya ilegal (…) son ilegales, una de ellas son pescar con
arpón, con caña o anzuelo, pescar con atarraya tampoco está dentro del
reglamento. (Pescador, 31 años, 20 de julio de 2017, Platanitos, Santa
María del Oro, Nayarit)
Es una práctica que hacen los locales y los ajenos a la zona, cuando tú
dejas de pescar se meten ellos, si o si, tienes un espacio que no utilizas,
ellos se meten y a eso le llamamos piratear, porque no te corresponde
por eso son piratas y no les corresponde pescar ahí (…) de un tiempo
para acá es gente extraña porque en 2010 empezó a meterse la maña,
la delincuencia organizada que pescan en veda y se llevan la mojarra
ovada y actualmente no hay población de peces. (Informante clave, 57
años, 12 de diciembre de 2017, Santa María del Oro, Nayarit)
Discusión
El proceso de reterritorialización hidrosocial es un movimiento conco-
mitante y complementario de una condición anterior a otra nueva
condición (Guattari y Rolnik, 2006). No siempre implica un cambio
de control de un determinado espacio de un grupo hegemónico por el
despojo de otro, especialmente, en las dos primeras fases resultantes de
este análisis, se cogenera en simultaneidad y es multiterritorial, como
asevera Haesbaert (2011) es una imbricación de múltiples relaciones
de poder, un campo de fuerzas para Souza (1995). Tal es el caso, de la
territorialización primaria consumada por el grupo wixárika y mestizos
la cual mediante disputas se generó un ambiente de hostilidad y el
despoblamiento parcial de la zona de Cantiles. Tal condición, fue un
escenario oportuno para el repoblamiento exclusivo del grupo étnico
wixárika quienes se establecen en la región y dan inicio a la confor-
mación de la comunidad y un sistema de representaciones partiendo
desde el aprovechamiento del suelo para la agricultura, la ganadería
y el río para la pesca eventual, efectuándose según Guattari y Rolnik
(2006), una apropiación y simultáneamente una de subjetivación reali-
zada sobre sí misma.
El río además de ser un espacio idóneo para el desarrollo de la acti-
vidad ganadera también representaba una ruta de acceso y una puerta
de abastecimiento a la red de rancherías serranas. Para los wixárikas,
el afluente fue un recurso con una fuerte representatividad simbólico-
cultural lo cual contribuyó en la construcción de una territorialidad
fundamentada en la relación ontológica con algunos sitios sagrados
que se encontraban al interior de éste.
Conclusiones
La forma de apreciar el proceso de la reterritorialización hidrosocial
será a partir de concebir tal fenómeno como un cambio incesante y
complementario entre dos estadios que se presentan en trayectorias
concomitantes de territorialización y desterritorialización. Es un aban-
dono y construcción de un nuevo territorio sobre otro, esto propicia
que en ocasiones no desaparezcan las especificidades anteriores, sino
que se conjuguen en una nueva, tal como se evidenció en la construc-
ción del contexto de mercantilización y criminalización en la micro-
región del embalse.
La reproducción social, los repertorios culturales y significaciones
y la apropiación hidrosocial de los habitantes tuvieron sus modifica-
ciones a lo largo de la transición biofísica de un río a un embalse. Esto
aporta evidencia del carácter evolutivo inacabado e interconectado de
la territorialidad, y la reconfiguración material y simbólica que repre-
sentó la intervención de la hidroeléctrica. La interacción entre actores
locales, externos, el surgimiento de redes de poder y el ejercicio de éste
por parte de los actores externos sobre los habitantes generó la co-
producción de un entorno altamente violento y expropiatorio. Donde
los habitantes locales fueron esquilmados productiva y existencial-
Referencias
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(1888-1946). México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores
en Antropología Social.
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Bartolomé, A. (1992). Presas y relocalizaciones de indígenas en América
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Castro Soto, G. (2007). El agua y los ríos amenazados en México: Los retos para
el movimiento social antipresas, en la Coalición de Organizaciones Mexi-
Introducción
Los fenómenos hidrometeorológicos (ciclones, huracanes, ondas tropi-
cales y efectos del Niño y La Niña) a los que está expuesto México y
todo el mundo, se manifiestan en inundaciones y sequias que afectan
las localidades marginales y áreas agrícolas. Para el caso de México y en
particular para los habitantes de la cuenca del río Turbio, la pendiente
del terreno, la cercanía de los centros de población (urbana y rural), la
inadecuada infraestructura, los problemas de azolve y el mal mante-
nimiento de los cauces, ha provocado una serie de inundaciones de
ciudades, pueblos y villas, con sus respectivos efectos económicos.
Las respuestas a estas problemáticas han sido variadas. Por ejemplo,
para evitar las inundaciones de las zonas urbanas, el gobierno del estado
y algunos municipios propusieron elevar los bordos del río Turbio o
ampliar su cauce. Otras iniciativas como la del Consejo de Cuenca
del Río Turbio, avalada por varios centros de investigación, recomen-
313
daron identificar, reutilizar y reconstruir la infraestructura hidráulica
desarrollada durante los siglos xviii y xix para controlar y aprovechar
las aguas torrenciales del río Turbio y recrear áreas de amortigua-
miento que permitan evitar las inundaciones de los centros urbanos y
puedan ser utilizadas para la producción agrícola a través del uso del
entarquinamiento.
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 315
Turbio. Aunque la forma de captar la lluvia mediante depósitos es muy
antigua en muchas sociedades agrícolas, en el caso mexicano, la región
del Bajío1 permitió que, desde principios del siglo xviii, ocurriera una
transformación socio-económica regional al convertirse en la prin-
cipal zona productora de trigo de la Nueva España y México. En otra
cuenca, la del Nazas-Aguanabal, ubicada al norte de México, el entar-
quinamiento o aniego se implementó a mediados del siglo xix para la
producción del algodón y también generó una transformación regional.
(Sánchez, 2005 y 2018; Chairez, 2005) Sin embargo, esta técnica la
encontramos en todo el país, aunque no con la importancia que tuvo
en las cuencas del Lerma ni en el Nazas-Aguanaval.
La propuesta de rehabilitar el entarquinamiento no ha sido sencilla
en términos políticos, jurídicos, económicos y sociales. Por ejemplo,
desde finales del siglo xix en México se vive un proceso de centra-
lización y federalización respecto al control y usos del agua donde el
gobierno nacional ha puesto las reglas formales para los usos del agua
en detrimento de las autoridades locales. (Aboites, 1998; Sánchez,
1993 y 2005) Para ello han generado una burocracia del agua que ha
modificado su nombre: Secretaría de Fomento, Comisión Nacional de
Irrigación, Secretaría de Recursos Hidráulicos, Secretaría de Agricul-
tura y Recursos Hidráulicos y Comisión Nacional del Agua.
En términos jurídicos, desde su nacionalización en 1917 hasta la
actual Ley de Aguas Nacionales, la Constitución determina que todas
las aguas son nacionales y “prohíbe” su almacenamiento sin autoriza-
ción de la burocracia hidráulica. Sin embargo, como muchos de estos
depósitos son anteriores a la legislación revolucionaria, el entarquina-
miento también está regulado.
En una entrevista con el gerente de la Comisión de Cuenca del
Río Turbio, quien es uno de los impulsores de la reactivación del entar-
1
La región conocida como Bajío se localiza en la parte central de México y forma parte
de la cuenca Lerma. Se trata de una serie de valles aluviales.
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 317
ejidales.3 Socialmente, la comunidad de regantes que durante el periodo
de la hacienda era muy reducida, con el reparto agrario se multiplicaron
los regantes y comenzaron a surgir conflictos para decidir si el depó-
sito, que se convertiría en la tierra de cultivo, debería de ser llenado o
no (Sánchez, 2018: 219-220).
Fue lo que ocurrió a la hacienda de Peñuelas irrigada por el río
Turbio. Esta hacienda, que desde el siglo xviii poseía derechos para el
uso del agua torrencial, poseía 1,809 hectáreas, fue repartida en 1930
en siete ejidos: Peñuelas, San Roque de Torres, San Bernardo, Silva,
El Liebrero, El Maguey y San Ignacio de Peñuelas; quedándole al
hacendado una pequeña propiedad de 90 ha. En cuanto al manejo de
los depósitos, cajas o vallados, el reparto agrario complicó el manejo
del agua. De los 23 depósitos, cajas o vallados que tenía la hacienda,
algunos como los del vallado de San Joaquín, el de La Purísima y el de
San Luis, fueron repartidos entre dos o tres núcleos ejidales (Sánchez,
2018: 230-232).
Los efectos del reparto agrario, en cuanto a la organización social
se refiere, fueron muy trascendentes para el futuro del entarquina-
miento. No bastaba como saber manejar técnicamente los depósitos,
también era indispensable ponerse de acuerdo entre los regantes para
llenar, cuánto debería de durar el agua en la caja, cuándo vaciar una caja
que, además estaba vinculada a otras por la pendiente del terreno. A
esto habría que agregar el hecho de que muchos de los ejidatarios que
fueron dotados no eran de la región o no trabajaban como campesinos.
Es decir, no sabían de la técnica (Sánchez, 2018: 233).
El testimonio sintético de los trabajos del reparto en la cuenca del
Nazas-Aguanaval donde se practicaba el entarquinamiento retrata lo
que ocurrió en el Turbio: Primero, las nuevas unidades agrícolas no
fueron unidades económico-agrícolas sino superficies más o menos
3
Cada núcleo ejidal puede estar compuestos por decenas o centenas de individuos o
ejidatarios.
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 319
bombas movidas por vapor o motores de combustión interna. Con la
extensión de la red eléctrica y las bombas movidas por este tipo de
energía no hay necesidad de ponerse de acuerdo con otros regantes
para irrigar sus tierras ni esperar el turno del agua que viene de la presa.
Hoy en día, en casi toda la superficie de la cuenca, los regantes:
pequeños propietarios y ejidatarios tienen varios miles de concesiones
de uso de agua subterránea. Tal como ocurre en otras cuencas de
México, actualmente en el Turbio hay una dependencia importante
del agua subterránea tanto para abasto urbano como agrícola. Esto
ha generado una sobreexplotación de los mantos freáticos y su abati-
miento al punto de generar un déficit. Para el caso del río Turbio, este
déficit en el año de 2008 rondaba los cien millones de metros cúbicos
(González, 2013: 131).
Frente a todos estos impedimentos uno se pregunta ¿para qué sirve
rescatar la tradición del entarquinamiento? La respuesta, como ya lo
dijimos al inicio de este capítulo, tiene que ver con las ventajas que
proporciona para los regantes el uso del entarquinamiento. Y esto fue
lo que motivó para que el Consejo de Cuenca del río Turbio iniciara
su rehabilitación. Un proceso que ha sido tardado; en parte porque los
nuevos agricultores ya no conocen la técnica y también porque tienen
intereses económicos específicos. De esto daremos cuenta después de
que analicemos el proceso de adopción de una tradición.
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 321
el uso de la cartografía antigua y de su reinterpretación basada en un
sistema de información geográfica; de la historia basada en el rastreo
documental en archivos; de la antropología a través del trabajo de
campo y de los registros etnográficos que nos permitieron identificar
grupos sociales que intervienen en la cuenca. También se recurrió a la
arqueología de área que permitió la validación del trabajo de gabinete
y, finalmente, se realizaron estudios geofísicos usando el sondeo eléc-
trico vertical para medir la resistividad de los materiales geológicos y
determinar su viabilidad comparándola con la información de archivo
y de campo (González, 2013: 128).
Para los efectos de la rehabilitación de las cajas de agua, lo encon-
trado históricamente, concentrado en el Sistema de Información
Geográfica y validado en el campo, no todos los sitios podían servir.
Para ello se definieron varios criterios. Lo primero fue la cercanía a las
barrancas y río; terrenos que naturalmente se inunden en temporada
de lluvias; terrenos abandonados o de baja intensidad de uso agrícola
y pecuario. Un criterio importante fue la existencia de infraestructura
hidroagrícola que en el pasado estuviera involucrada en la práctica del
entarquinamiento. Es decir, que hubiera evidencias de haber sido un
depósito o caja de agua. También se buscó la permeabilidad de los
terrenos con el objeto de calcular la cantidad de agua que potencial-
mente podía infiltrarse en el acuífero. Pero, el aspecto más importante
estaba relacionado con cuestiones socio-políticas. En otras palabras,
buscar propietarios con disposición a participar en un programa de
entarquinamiento a través del pago por servicios ambientales.
Para poder rehabilitar una caja fue necesario conocer el tipo de
propiedad que predominaba en ese espacio. Recordemos que, por el
reparto agrario una sola caja podía estar repartida entre dos o más
ejidatarios, algunos de un mismo ejido, pero otros también podían ser
de distintos núcleos ejidales. También podría ocurrir que un depó-
sito podíamos encontrar la pequeña propiedad junto con la propiedad
ejidal. Esto nos lleva a la organización social y a los actores claves en la
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 323
con capacidades de almacenamiento pequeñas y con diverso grado de
asolvamiento (Saneamiento, 2012: 651-652).
La determinación de reactivar la práctica del entarquinamiento, o
como los ingenieros de la Comisión Nacional del Agua les gusta decir,
desvíos temporales para el manejo de inundaciones, fue responsabi-
lidad de la gerencia de la Cuenca del Río Turbio. Este proceso se inició
en el año de 2012 sobre todo en dos zonas: Cuerámaro y Pénjamo-
Abasolo. Aquí, con la información que el equipo de investigación había
realizado, la gerencia, con financiamiento de la Comisión Estatal de
Ecología y del pnuma, lograron que se implementara en 13 depósitos
con un costo de tres millones 700 mil pesos a valor de 2012.
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 325
no deberían de llenarse en su totalidad, como se hacía de manera tradi-
cional, y que el periodo de retención de las aguas podía variar respecto
de la práctica original, pero con la idea de poder usar la superficie
previamente inundada para la siembra de cultivos y así aprovechar la
humedad, tal y como se hacía en el pasado.
Reflexiones finales
Desde principios del siglo xviii, en la cuenca del río Turbio los hacen-
dados y rancheros modificaron el paisaje agrícola al construir una
infraestructura hidráulica dedicada a la creación de depósitos para
controlar las aguas torrenciales. Estas cajas de agua retenían temporal-
mente el líquido no solo para facilitar las labores agrícolas sino también
para generar humedad, desalinizar el suelo, combatir plagas y crear un
ecosistema. Durante más de doscientos cincuenta años, el entarquina-
miento permitió que esta región formara parte del principal productor
de trigo en México.
Hoy en día, por lo menos en la cuenca del río Turbio, la existencia
del entarquinamiento y la herencia hidráulica que nos fue heredada
ha desaparecido por procesos como, por ejemplo, el reparto agrario
del siglo xx, el uso del agua subterránea y las nuevas técnicas de riego.
Creada con la lógica de la gran propiedad, la técnica del entarquina-
miento en la cuenca ya no responde al minifundio y los campesinos
actuales prácticamente la desconocen y solo queda como parte de su
patrimonio intangible.
Por los beneficios ambientales, ecológicos, de conservación de
suelo y otros, los integrantes de un equipo de investigación, junto con
los directivos de la Comisión de Cuenca propusimos la posibilidad
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 327
de rehabilitar esta práctica. Sin embargo, nos topamos con las restric-
ciones oficiales de evitar el almacenamiento de agua por parte de la
Comisión Local del Agua. No obstante, lo anterior, la búsqueda de
alternativas permitió generar una serie de depósitos donde antes ya se
había practicado el entarquinamiento.
A nivel experimental, es decir, tratar de rehabilitar la herencia
hidráulica construida a lo largo de los siglos xviii, xix y parte del
xx, generó expectativas no solo en el equipo de investigación, en los
líderes del Consejo de Cuenca, entre algunos funcionaros locales y, por
supuesto, entre los agricultores. Sin embargo, cuanto todo pintaba con
un futuro prometedor, sobre todo a partir de una promesa del gober-
nador de la entidad para construir otras 20 zonas de amortiguamiento
al interior de la Cuenca del río Turbio, esto sumaría un total de 33
depósitos, el proyecto se empieza a desdibujar. Parte de las razones son
producto del problema estructural que representan los cortos periodos
de los gobiernos municipales.
Es decir, a pasar del apoyo político y hasta cierto punto de la apro-
bación normativa tácita de parte de las instituciones del orden federal
y estatal, el principal problema surge en la falta de continuidad de
los gobiernos municipales, cuyos periodos apenas abarcan tres años y
donde resulta hasta cierto punto común el cambio de partido y por
tanto de proyectos. Esto repercute en la operación de la Comisión de
Cuenca, en especial el gerente operativo, quien debe de iniciar la labor
de enterar y convencer a los gobiernos municipales en turno de que se
hagan las aportaciones económicas para el funcionamiento operativo
de la comisión y realicen las gestiones frente a las autoridades federales.
Hoy por hoy, rescatar la tradición del entarquinamiento, rehabilitar
la herencia hidráulica que significa las antiguas cajas de agua, depende
en gran media del Instituto Estatal de Ecología quien se haya conver-
tido en el principal financiador de los proyectos para la recuperación del
entarquinamiento y, por tanto, del patrimonio intangible que implica
traer al presente su conocimiento práctico.
Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 329
Saneamiento y servicios ambientales en la cuenca del río Turbio, Informe final del
proyecto, (2012). México: Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías
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Willcocks, W. (1904). The Nile in 1904, London: E. & F.N. Spon, Printed at
the National Printing Departament of Egypte, Cairo.
Introducción
La Comarca Lagunera, a lo largo de su historia, ha sido foco de aten-
ción en diversos momentos coyunturales, ya sea por el dinamismo
económico en sus orígenes, o por el deterioro ambiental en la historia
reciente. La problemática ambiental regional derivada de la conver-
gencia de variados factores tanto naturales como sociales; la yuxtaposi-
ción de los rasgos propios de las zonas áridas y; las decisiones tomadas
a lo largo del tiempo, por actores individuales y colectivos, configuran
los procesos regionales que en su dimensión medioambiental se carac-
terizan por el deterioro y la sobreexplotación del agua, lo que se expresa
fundamentalmente en el fenómeno del hidroarsenicismo que da lugar
al hacre (Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico), derivado
del consumo prolongado de agua con concentraciones de arsénico
superiores a las que el cuerpo puede eliminar.
En este sentido, conviene aclarar que frecuentemente se utiliza
de manera indistinta los términos “hidroarsenicismo” y “hacre” para
referir al padecimiento derivado del consumo de agua con altos conte-
nidos de arsénico y, por otro lado, el primero de ellos se aplica también
331
para referir a una situación o condición, tal y como la palabra compuesta
lo indica “hidroarsenicismo”, refiriéndose así a los altos niveles de arsé-
nico como factor que afecta al vital líquido en un momento determi-
nado. Para fines de este trabajo el hidroarsenicismo refiere al agua en
condiciones de toxicidad y contaminación por arsénico, mientras que el
término hacre alude exclusivamente a una patología médica,
1
De acuerdo a los autores, los otros dos ambientes corresponden a las áreas de actividad
minera y de aguas geotérmicas.
2
En 1964 Cantellano y Viniegra publicaron el artículo “El arsenicismo en la Comarca
Lagunera, Estudio Epidemiológico de Arsenicismo en las Colonias Miguel Alemán y
Eduardo Guerra, de Torreón, Coah” en el cual presentaban los hallazgos concernientes
al fenómeno descrito.
3
“El origen de la presencia del arsénico en aguas subterráneas no está bien compren-
dido, pero se ha sugerido a la disolución o desorción de los minerales que consti-
tuyen el acuífero (especialmente óxidos metálicos) bajo condiciones oxidantes como el
principal mecanismo responsable, en combinación con las bajas velocidades del flujo
subterráneo, aunado a la evaporación (Smedley, 2003 en Arreguín, Chávez y Soto, s.f.).
Por otra parte, Del Razo et al. (1990; 1993) encontraron concentraciones en el rango
8-624 μg L-1 y reportaron que el 50% de las muestras contenían más de 50 μg L-1
(n=129). Se han encontrado concentraciones más altas en las áreas de San Pedro,
Tlahualilo y Francisco I. Madero. En este caso, el arsenato, As(V), fue la especie
disuelta dominante en la mayoría de las muestras analizadas. Rosas et al. (1999)
hallaron resultados similares, con concentraciones en el agua subterránea en el rango
de 7-740 μg L-1 (n=73), siendo el 50% superior a 50 μg L-1 y con las concentraciones
más altas en las mismas áreas. Un estudio de conagua (2000), que incluyó el análisis
de 60 muestras de aguas subterráneas, encontró concentraciones de arsénico de hasta
865 μg L-1, con el 55% de las muestras excediendo los 50 μg L-1. Los valores más
altos reportados también se encontraron en el área de Tlahualilo en la porción norte
de la cuenca” (Arreguín, Chávez y Soto, s.f.).
“…Se conoce como Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (hacre) a la
5
enfermedad causada por el consumo crónico de agua con niveles elevados de arsé-
nico (As). Se caracteriza por presentar lesiones en piel y alteraciones sistémicas cance-
rosas y no cancerosas. La exposición prolongada al As a través del agua de bebida y
6
Uno de los participantes en este movimiento mantendría su activismo y ampliaría su
visión más allá de los problemas de salud y años más tarde impulsaría la asociación
“Laguneros por el Agua”.
7
Tal es el caso de las organizaciones En Defensa del Ambiente; Pro-Defensa del Nazas
y; Biodesert.
Reflexiones finales
El fenómeno del hidroarsenicismo en La Laguna se ha desarrollado a
lo largo del tiempo con ligeras variaciones en lo que a los actores involu-
crados concierne, así como en las actuaciones de los mismos. Destacan
tres tipos de actores: las organizaciones gubernamentales de distintos
niveles de gobierno; los académicos provenientes de dos universidades
públicas estatales que convergen en la región y; la sociedad mediana
o sólidamente organizada. Las actuaciones son también recurrentes a
partir de tres momentos, en el primero de ellos el señalamiento del
problema y la resistencia al reconocimiento; en el segundo, el recono-
venta había sido purificada a través de siete procesos: filtración de sedimentos gruesos,
filtración sedimentos finos o ligeros, eliminación de olor, sabor y color a través de
carbón activado, intercambio iónico, ósmosis inversa, desinfección por rayos ultravio-
letas, desinfección por ozonificación. Por lo que afirmaba que se eliminaba o deshacía,
en caso de encontrarse presentes, diversas sustancias, entre ellas el arsénico. (El Siglo de
Torreón, 1993: 4E)
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Mercedes Juan, Subsecretaría de Regulación Sanitaria y Desarrollo,