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VOLUMEN 2

Cuencas y territorios
hidrosociales
Interrelaciones, gestión y transformación

COORDINADORES:

José Juan Pablo Rojas Ramírez


Adriana Sandoval Moreno
Alicia Torres Rodríguez
Este libro fue dictaminado por pares académicos
bajo el sistema de doble ciego.

Apoyo financiero de Universidad de Guadalajara a través del


programa de Apoyo a la mejora de las condiciones de producción
de investigadores del Sistema Nacional de Investigación prosni

fotografía de portada
Adriana Sandoval Moreno (2022), Lago de Chapala, vista desde la comunidad de Petatan
Municipio Cojumatlán de Regules Michoacan. Archivo personal, Jiquilpan

cuencas y territorios hidrosociales:


interrelaciones, gestión y transformación
volumen 2
coordinadores
José Juan Pablo Rojas Ramírez
Adriana Sandoval Moreno
Alicia Torres Rodríguez

Primera edición, 2022


D.R. © 2022, Universidad Nacional Autónoma de México
Ciudad Universitaria, Alcandía Coyoacán, C.P. 04510
Coordinación de Humanidades
Dirección General de Divulgación de las Humanidades
Programa Editorial
Unidad Académica de Estudios Regionales, Jiquilpan, Michoacán

Universidad de Guadalajara
Centro Universitario de Tonalá
Av 555 Ejido San José Tateposco, Nuevo Periférico Oriente,
Tonalá, Jalisco, México
Tels. +52(499) 333-540-3020

ISBN: 978-607-30-63-86-9

Se prohíbe la reproducción, el registro o la transmisión parcial o total de esta obra por


cualquier sistema de recuperación, sea mécanico, fotoquímico, electro-óptico, por fotocopia
o cualquier otro existente o por existir; sin el permiso previo por escrito de la Universidad
de Guadalajara, titular de los derechos.

Hecho y editado en México /


Made and edited in Mexico
COORDINADORES
José Juan Pablo Rojas Ramírez
Adriana Sandoval Moreno
Alicia Torres Rodríguez

AUTORES
Yaayé Arellanes Cancino
Patricia Ávila García
Dante Ariel Ayala Ortíz
Jesús Castillo Nonato
Lucie Crespo Stupková
Karla Alejandra Contreras Tinoco
Octavio González Santana
Hilda Georgina Hernández Alvarado
Adriana Herdández García
Celia Magaña García
Acela Montes de Oca Hernández
Mariana Betzabeth Pelayo Pérez
José Juan Pablo Rojas Ramírez
Martín Sánchez Rodríguez
Adriana Sandoval Moreno
Miguel de Ángeles Sanhueza Herrera
J. Luis Seefoó Luján
Alicia Torres Rodríguez
Katia Beatriz Villafán Vidales
Ernesto Tsintsuni Villava Robles
ÍNDICE

ESTUDIO INTRODUCTORIO
Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica:
su significado frente a la identidad comunitaria 13
josé juan pablo rojas
adriana sandoval moreno
alicia torres rodríguez

SECCIÓN I. INTERRELACIONES
EN LOS TERRITORIOS HIDROSOCIALES 35
CAPÍTULO 1.
Variabilidad climática e incidencias en la producción
en territorios hidrosociales del sur del Estado de México 37
jesús castillo nonato
acela montes de oca hernández

CAPÍTULO 2.
La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz
de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 59
katia beatriz villafán vidales
dante ariel ayala ortíz

CAPÍTULO 3.
¿Cuánta agua beben las fresas? 75
lucie crespo stupková
j. luis seefoó luján
SECCIÓN II. GESTIÓN COMUNITARIA 97
CAPÍTULO 4.
Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas:
la evaluación social de un programa federal en la región mazahua 99
patricia ávila garcía

CAPÍTULO 5.
Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios
de unidades de riego en el Estado de México 133
acela montes de oca hernández

CAPÍTULO 6.

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México:


entre urbanización y conflictos ambientales 157
ernesto tsintsuni villava robles

SECCIÓN III. VIDA LACUSTRE Y RIEGO 185


CAPÍTULO 7.

Agua y género: experiencias de vida de mujeres


en los lagos de Cajititlán y Chapala, Jalisco, México 187
adriana hernández garcía
celia magaña garcía
karla alejandra contreras tinoco

CAPÍTULO 8.
El trabajo familiar remunerado de la pesca
de regiones lacustres de Michoacán 211
yaayé arellanes cancino
katia beatriz villafán vidales
dante ariel ayala ortíz
CAPÍTULO 9.
Desarrollo del riego en Cayucupil 235
miguel de ángeles sanhueza herrera

SECCIÓN IV.
TRANSFORMACIONES HIDROSOCIALES 263
CAPÍTULO 10.
De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia
en el manejo integral de las represas
El Cajón y Las Rucias en Tonalá, Jalisco 265
josé juan pablo rojas ramírez

CAPÍTULO 11.
Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y
socioculturales a partir de la transformación de los ríos a embalses 287
mariana betzabeth pelayo pérez

CAPÍTULO 12.
Mirada al pasado con los ojos del presente.
Al rescate del patrimonio hidráulico en la cuenca del río Turbio 313
martín sánchez rodríguez
octavio gonzález santana

CAPÍTULO 13.
Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 331
hilda georgina hernández alvarado
estudio introductorio
Lo hidrosocial en la construcción
de gobernanza hídrica: su significado frente
a la identidad comunitaria

josé juan pablo rojas ramírez


adriana sandoval moreno
alicia torres rodríguez

Los desequilibrios ambientales producidos por el modelo de produc-


ción y consumo capitalista-neoliberal, han favorecido procesos de
calentamiento global, crisis energéticas, enfermedades, desigualdades,
migración y pobreza. Estas condiciones imprimen grandes desa-
fíos tanto para las naciones como para los gobiernos locales, grupos
sociales y agentes económicos. Los problemas generados no responden
a la lógica sectorial para la implementación de soluciones, no solo se
trata de la intervención del Estado, sino de acciones trascendentes de
carácter colaborativo, en el corto, mediano y largo plazo, de institu-
ciones formales y no formales coherentes con los objetivos de solución,
aplicados en todas las escalas de acción.
Asimismo, se ha rebasado el margen de posibilidades de las defi-
niciones disciplinares y de la aplicación de soluciones de un solo
eje de actuación: las Ingenierías, la Sociología, la Física o Química,
Economía, Antropología, Biología, las diversas ingenierías entre otras,
en las que sus especialistas habitualmente, en tiempos pasados, ofrecían
soluciones propias de sus campos de acción, que sí bien fueron impor-
tantes y en variados casos efectivas; la complejidad actual ante la emer-

13
gencia ambiental exige respuestas conjuntas de diálogos recíprocos
multi, inter y transdisciplinares; ya que las respuestas disciplinares, por
sí solas no pueden hacer frente a la crisis de escasez y desigualdad que
enfrenta el siglo xxi.
Los trabajos que integran esta obra centran la reflexión en lo
concerniente al agua, su manejo desde la perspectiva integradora de la
colaboración institucional y social, dado que la seguridad hídrica para
el futuro es incierta. “La seguridad hídrica humana a menudo se logra
con poca consideración de las consecuencias ambientales e, incluso
cuando estas son reconocidas, las compensaciones entre humanos y
las necesidades ambientales de agua están aumentando en frecuencia
y amplitud”. (Pahl-Wolhst, Arthington, Bogardi, et al., 2013); en la
misma medida que se afianza el abasto hídrico bajo una perspectiva
técnica, unilateral y bajo criterio preponderantemente económico se
afecta al entorno ecosistémico.
En la tercera década del siglo xxi la situación hídrica del planeta se
caracteriza por la presencia de la gestión pública, que trata de adaptar
los criterios construidos en cumbres internacionales especializadas al
cambio climático y a la necesidad de implementar acciones institu-
cionales orientadas a los campos de acción humana primordialmente:
aspectos ambientales, económicos y sociales. Dichas misivas se tra-
ducen en políticas públicas que buscan soluciones a los daños en el
ciclo hidrológico por señalar un ejemplo.
En los últimos veinte años del siglo xxi, todavía se puede iden-
tificar una vasta literatura sobre los temas de escasez, falta de sanea-
miento de aguas residuales, sobreexplotación, desigualdad en el acceso,
sequías, inundaciones, ingobernabilidad hídrica y conflictos por el
agua. Por esta situación, algunos autores han optado por denominar
crisis hídrica frente a un esquema de administración que conlleva la
observancia del poder público y la participación, en variados casos, de
la iniciativa privada. La finalidad es lograr un esquema armonioso entre
las necesidades hídricas para las actividades humanas sustantivas para

14 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


la vida, que no genere desastres socioambientales y las instituciones
para una gestión que integre no solo las características ambientales
del ciclo hidrológico, sino las relaciones de poder en los territorios. Se
trata, además, de justicia y derechos humanos, así como de la conti-
nuidad saludable de los socioecosistemas. Esto va más allá del equilibrio
entre demanda y disponibilidad de agua, más allá de la intervención
gubernamental.
La economización del servicio público ante estrategias propias de
la iniciativa privada converge con los esquemas actuales de gestión
pública y gobernanza del agua adoptados por el poder público y ali-
mentados por el ideal de democracia, por lo que es entendida, por sus
promotores, como la mejor herramienta institucional, debido a que se
trata de esquemas metodológicos de elección racional y se aprueba bajo
enfoques democráticos de participación, diálogo, negociación y trans-
parencia (Rojas-Ramírez, 2020).
Lo anterior es posible quizás bajo diversas condiciones entre las que
podemos destacar, desde nuestro punto de vista, tres particularidades
que competen al eje articulador de la presente obra: entornos sociales
urbanos de sociedades industrializadas en donde los términos sosteni-
bilidad no son desconocidos ni mucho menos nuevos; en circunstan-
cias de rendición de cuentas claras a través de la transparencia y la into-
lerancia ante los atisbos de corrupción y principalmente en donde los
temas de justicia ambiental y la responsabilidad social como garantes
de los derechos y obligaciones ambientales.
De acuerdo con Castro (2007), la crisis del agua, al momento de
realizar la segmentación de definiciones, la abstracción de las dimen-
siones y con ello la implementación de soluciones se torna compleja.
Según el autor, la segmentación artificial de los límites de circuns-
cripción en cuanto a la influencia que ejerce el recurso hídrico, pues
aún se conserva la terminología conceptual derivada de las disciplinas
académicas tradicionales y procesos técnicos, por ejemplo: “…uso
continuado de conceptos como ‛sector hídrico’ o ‛recursos hídricos’

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 15


en todo el informe sugiere que las dimensiones… están ajustadas a
criterios técnicos” (Castro, 2007), debido a una intervención prepon-
derante de dichas disciplinas.
Diferentes investigaciones meritorias han abordado la problemá-
tica de la crisis del agua. En la tercera década del siglo xxi se han publi-
cado trabajos académicos desde la interdisciplina y la multidisciplina,
los cuales atienen perspectivas analíticas desde la política ecológica,
economía ecológica, la antropología ambiental, entre otras. En algunos
casos, construyen su objeto de estudio con las categorías conceptuales
provenientes de otros campos de conocimiento enfocados a la hidro-
logía, la ecología y la economía.

1. El complejo manejo del agua a través de las cuencas


La gestión integral hídrica a través del manejo de cuenca, pese a ser
eficiente en términos de articulación y esquemas científicos en su deli-
mitación y disponibilidad y manejo técnico, se torna compleja debido a
la especialización de cada región y a los intereses diversos de los princi-
pales involucrados en el manejo del agua y su uso; en términos de diná-
mica humana, ya sea por los aspectos socioeconómicos desarrollados
o por la mera conglomeración de población humana en un espacio
facultado para los procesos urbanos, el tipo de demanda es evidente; no
obstante, la capacidad de dotación frente a un consumo con frecuencia
irracional supera a la capacidad organizativa de los organismos facul-
tados para el manejo y saneamiento.
La dinámica general de la gestión del agua a nivel nacional, tomando
como referencia el caso mexicano, enfrenta intereses locales que a veces
trascienden su geolocalización a espacios globales; es decir, se trata del
ciclo hidrológico, imbricados en procesos socioeconómicos, por lo que
no solo es una problemática hidrológica sino hidrosocial. Desde este
enfoque, la participación social, ciudadana y comunitaria en la toma de
decisiones sobre los cuerpos de agua, superficial y subterráneo, puede

16 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


dar pertinencia al empoderamiento de sus habitantes para lograr una
buena gobernanza del ciclo hidrosocial.
Para comprender a detalle el supuesto anterior, será necesario
exponer la dinámica de la gestión del agua en México con énfasis latino-
americano, con el fin de ejemplificar un poco la complejidad implí-
cita en los casos cuya gestión convergen y se acotan competencias de
acción y ámbitos o escenarios de concurrencia a través de la coordina-
ción o complementación de acciones orientadas al cumplimiento de
una gestión integral. En la presente obra, se ofrecen estudios de caso
concernientes a las diversas estrategias de carácter comunitario, peri-
rubano y rural en las que la participación de la sociedad en el manejo
integral de su recurso esencial contribuye al refinamiento del poder
explicativo de lo que se entiende como gestión integral del agua y
gobernanza deliberativa en términos de recursos naturales.
El aprovechamiento de las cuencas hidrológicas para la plani-
ficación económica y política, tanto en el caso mexicano como en
Colombia, Brasil, Chile, entre otros casos latinoamericanos, han sido
de interés especial desde la década de los noventa para organismos
internacionales como Cepal y Banco Mundial (Dourojeanni, Jouravlev
y Chávez, 2002) (Durojeanni, 1994), en ambas entidades se ha remar-
cado la complejidad e implicaciones del caso mexicano.
En otro orden de ideas, la gestión hídrica en las cuencas se realiza a
partir de la conformación de los territorios, utilizando la estructuración
del cauce natural de una cuenca (ríos principales, afluentes y mantos
acuíferos) y la existencia de asentamientos humanos y sus actividades
productivas, independientemente de sus rasgos particulares, en torno
a los afluentes. Las cuencas hidrológicas se utilizan como eje de arti-
culación básico, en la conformación de regiones para la administración
del recurso.
Es por tal razón que, durante el siglo xx, se elaboraron políticas
para el agua que contemplaron la idea de conformar regiones planifi-
cadas para el desarrollo, a partir de la articulación de sistemas hidro-

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 17


lógicos, ya existentes en la naturaleza, y de redes de infraestructura
que dotan de agua a ciudades y localidades que no se encuentran en
las riberas de los ríos, hasta este punto la conformación y su función
no dista del resto de otros casos latinoamericanos; la dinámica de los
actores en la faceta de usuarios es la que marcan la pauta en tanto su
capacidad de gestión y por ende la complejidad en su gestión, en cuyo
proceso, se confrontan intereses de diversas índoles que por un lado
impregnan las decisiones aparentemente de democracia y por otro se
obstaculiza el funcionamiento en tiempo o prioridad.
Desde el punto de vista histórico, los organismos de cuenca
aparecen bajo formas jurídicas-administrativas variadas y en dife-
rentes partes del mundo con el fin de tratar en un primer momento los
problemas locales, a menudo sectoriales, como son el regadío, la gestión
de grandes acondicionamientos y la lucha contra las inundaciones, la
navegación o la producción de energía. Recientemente se incorporaron
otras preocupaciones como el suministro de agua para la industria y
para las zonas urbanas o la lucha contra la contaminación de los ríos y
el desgaste de aguas subterráneas (Durán-Juárez y Boehm, 2002).
El aprovechamiento de las cuencas hidrológicas para la planifica-
ción económica y política se realiza a partir de la conformación de una
región, utilizando la estructuración del cauce natural de una cuenca
(ríos principales, afluentes y mantos acuíferos) y la existencia de asen-
tamientos humanos y sus actividades productivas, independientemente
de sus rasgos regionalistas, en torno a las afluentes. Las cuencas hidro-
lógicas se utilizan como eje de articulación básico, en la conformación
de regiones para la administración del recurso (Wester, Christopher
A., y Martin B., 2005).
La gestión por cuenca implica la desconcentración, y en ocasiones
como son en los casos federados, la descentralización de funciones polí-
tico-administrativas a organismos creados para la gestión. Las institu-
ciones de gobierno plantean diferentes procedimientos para la gestión
del agua por cuenca. El grado de descentralización, democratización y

18 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


la conformación política del país determinan la complejidad de dicha
gestión (Durán-Juárez y Boehm, 2002). Los estudios sobre gestión del
agua desde el enfoque comunitario devino en conceptos clave como
lo es el manejo hidrosocial; no obstante, la factibilidad de estructuras
prácticas, proyectos o planes a nivel de región urbana y la participa-
ción social, ciudadana-comunitaria aún no embona con el paradigma
de servicio público a través de organismos especializados tecnológica-
mente como punto de partida, proceso y culminación del sistema de
gestión “al final del tubo y en la llave”, de tal suerte que la participación
social, sea de activistas o ciudadanos especializados como es el caso de
los académicos abocados a los estudios del agua en todo los sentidos.
En teoría, la gestión por cuenca al interior de un país es un esfuerzo
por descentralizar y desconcentrar funciones administrativas, polí-
ticas y en ocasiones económicas a otras entidades del gobierno federal
(Rojas, 2011). Para entender la gestión por cuenca es indispensable, en
primer lugar, definir lo que es una cuenca hidrográfica y la utilización
de la delimitación geográfica de dicha cuenca a lo largo de la historia.
Por cuenca hidrográfica se entiende que son las cuencas vertientes de
los ríos y de los grandes lagos, incluidos sus acuíferos y reuniendo las
subcuencas de sus diferentes afluentes.
De acuerdo con Camdessus (Camdessus, Badré, Cherét y Buchot,
2006) la cuenca es una unidad territorial idónea para garantizar la
independencia de la política del agua que se desea aplicar, un punto
a destacar es que en ocasiones las cuencas no corresponde territorial-
mente a los límites físicos establecidos por los momentos, los problemas
locales. Recientemente, se incorporaron otras preocupaciones como el
suministro de agua para la industria y para las zonas urbanas o la lucha
contra la contaminación de los ríos y el desgaste de aguas subterráneas
presentes en la palestra de discusión institucional y en la difusión de
comunicados de organismos de la sociedad civil, activistas en indivi-
dual y del conocimiento de conflictos por el agua, los medios de comu-

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 19


nicación tanto los tradicionales como los digitales difunden noticias en
torno a la gravedad de la situación hídrica local y global.
Tal gestión, tiene como objetivo descentralizar las funciones polí-
tico-administrativas mediante la creación de agencias regionales y/o
locales, conformadas a su vez por otros organismos, como son los
órganos de gobierno de otros ámbitos y asociaciones de usuarios, todos
en común acuerdo y coordinación para el mejor aprovechamiento del
recurso con la finalidad de contribuir al desarrollo de la región, en tanto
el recurso sea existente en calidad y suficiencia. “La disponibilidad del
agua tiene un papel muy importante en la planeación, administración,
gestión y manejo integral de las cuencas hidrológicas de una nación”
(Breña-Puyol y Breña-Naranjo, 2007), en un escenario de baja dispo-
nibilidad, las estrategias serán orientadas a la preservación de la exis-
tente y al saneamiento de la utilizada, dicho criterio se ha extendido
hasta el manejo comunitario.
En países con constitución unitaria o centralizada, la gestión por
cuenca se estructura de acuerdo con las disposiciones del poder central,
de tal manera que se desconcentran ciertas funciones para el mejor
desempeño de la administración y se regionaliza la representación
administrativo-institucional, de tal suerte resulta una descentralización
eficiente en tanto se respeta el principio escalar de las competencias y
concurrencias. La situación se hace más compleja cuando la consti-
tución de un país es de carácter federado, ya que además de delegar
atribuciones a un organismo creado para la administración del recurso
se tiene que buscar el consenso entre los participantes en la gestión,
es clara la existencia de concurrencias y competencias; no obstante,
por la naturaleza de los órdenes de gobierno autónomos y soberanos
replantea conflictos sociales y políticos al momento en que las dispo-
siciones legales devienen en nugatorias. Un caso especial la creación
de órganos colegiados de integración mixta, de coordinación y concer-
tación, apoyo, consulta y asesoría donde convergen las distintas auto-
ridades para la ejecución de políticas públicas del agua, como es el

20 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


caso mexicano (Rojas, 2006), en dicho caso aún falta el tránsito de la
gestión integral a la gobernanza del agua.
En países con diferentes ámbitos de gobierno como los federados,
se cuenta con políticas y programas descentralizados para el manejo
del agua por región hidráulica. La situación que matiza el avance
administrativo para el tratamiento de los asuntos correlativos al agua
se evidencia o se distingue en la práctica de lo predispuesto en los
documentos institucionales y discursos políticos. Lo cual deviene en
situaciones complejas, debido a que la conformación de regiones con
funciones públicas de descentralización y desconcentración implica
el establecimiento de mecanismos de coordinación entre los ámbitos
de gobierno al interior de un país: gobiernos nacionales y locales, y
el cumplimiento de acuerdos y tratados signados en el ámbito inter-
nacional. En conjunto, los mecanismos normativos y financieros
requieren de una clara delimitación de las competencias y concu-
rrencias del margen de acción particular y colaborativa que pueda
dar cuenta de los compromisos adquiridos en las diferentes esferas de
participación institucional. En tal complejidad, emerge la participa-
ción social y manifestación de organismos de la sociedad civil en busca
de esquemas de actuación ante la desigualdad, desatención, o falta de
capacidad administrativa.
Por otra parte, la constitución de cada país obliga a crear relaciones
entre los gobiernos con la finalidad de que las diferentes soberanías
inscritas a un pacto federal se desarrollen en un marco de coordina-
ción y colaboración entre sí; y esquemas normativos para propiciar la
participación social, los mecanismos de participación en la hechura de
políticas públicas y empoderamiento social que pueda permitir la legi-
timación de la actuación pública y social, cuando se logra equilibrios
democráticos en torno a la vía a seguir, gobierno y sociedad, se crea el
escenario propicio para que surja la gobernanza para el caso en cues-
tión, del agua (Rojas, 2010).

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 21


2. Cuencas y territorios hidrosociales: de la gestión
integral a la gobernanza y empoderamiento social
En lo concerniente al territorio hidrosocial autores como Damonte-
Valencia (2015) y Sandoval (2017) argumentan que existe la inte-
rrelación de tres conceptos que dan coherencia a la estructuración de
los espacios hidrosociales sea la perspectiva territorio o cuenca: poder
hídrico, ciclo hidrosocial y territorio. (Damonte-Valencia, 2015).
Con respecto a lo hidrosocial, se han constituido concepciones
que denotan una preocupación por transmitir o transferir, para su
apropiación y empoderamiento, las visiones clásicas de hidrología y
sistemas hídricos e hidráulicos a través de abordajes multidisciplinares
e interdisciplinares en donde las disciplinas tradicionales son “retraba-
jadas” a partir de los análisis sociales y transmitidos de manera general
(Wesselink, Kooy y Warner, 2016), aparentemente se busca que las
soluciones a los problemas de escasez y mal manejo sean rectificados
tanto al interior de las instituciones como en la concientización social,
de allí el carácter de empoderamiento por un lado y por otro de respon-
sabilidad compartida.
El concepto de territorio hidrosocial fue introducido recientemente
en la literatura especializada para analizar la relación entre ciclo del
agua, prácticas sociales y modos de producción y consumo (Damonte-
Valencia, 2015; Sandoval, 2017). Esta perspectiva plantea cómo los
ámbitos territoriales en presencia de recursos hídricos articulan diná-
micas productivas y reproductivas de las comunidades (Pelayo-Pérez y
Gasca-Zamora, 2019).
Por su parte, Torres (2021), propone que la estructuración de las
cuencas a partir de las políticas públicas de manejo hídrico y su paula-
tina evolución en cuanto a la inclusión de los usuarios y reestructu-
ración de los esquema de acción pública y la discusión aprobación, o
desaprobación, por parte de la sociedad, equilibran el poder hídrico
en un espacio que deviene como hidrosocial y que desde las institu-
ciones, con la inclusión de los aspectos de sustentabilidad característica

22 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


del siglo xxi otorgan visibilidad de la postura de los usuarios (Torres,
2021).
Si bien, el poder hídrico de los actores institucionales y del poder
económico es asimétrico, en comparación con el de los usuarios urbanos
y productores del campo desprovistos de capital económico y tecnoló-
gico, los impactos ambientales pueden ser la distinción para observar
el problema e implementar soluciones integrales, en tanto que la razón
de ser del Estado es proveer bienes y servicios a la sociedad en términos
de igualdad y equidad democrática sin que el capital económico sea
el factor distintivo y frente a los impactos ambientales, las actividades
industriales requieren gran cantidad de recursos y contribuyen con
afectaciones ambientales complejas y costosas. El Estado no debe ser
un opuesto pese a la dicotomía Estado-Sociedad que plantea el capi-
talismo neoliberal, mucho menos en un contexto de crisis ambiental
en donde el ciclo del agua está profundamente vulnerado y la partici-
pación de todas las partes en la deliberación sobre el manejo del agua
resulta una opción posible y plausible ante las limitaciones naturales y
económicas presentes en la gestión.
Lo que deviene en la necesidad de una reinterpretación de dicho
ciclo bajo una propuesta que debe ser observada por las instituciones
no solo en el ámbito de la gestión local o comunitaria; sino en todo
ámbito de acción humana en un esquema de interrelación transversal,
que llegue al discurso y a la acción pública de los ámbitos nacionales
y demás estructuras de gobierno, a la conciencia social como sinó-
nimo cercano a la preservación ecosistémica, dicha reinterpretación
requiere la asimilación en la conciencia social, económica y política de
los costos del manejo hídrico y el diseño de estrategias sustentables,
de las cuales el ciclo hidrosocial y el territorio hidrosocial contempla
en sus esquemas de análisis. Es necesario el análisis desde innovadoras
concepciones que unifiquen las pautas ancestrales y modernas. La par-
ticipación y distribución de los resultados de manera equitativa y que

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 23


las externalidades sean absorbidas por todos, evitando en lo posible la
desigualdad social.
Dado que, la intensificación del estrés hídrico y el deterioro del
agua por parte de los humanos y sus actividades replantean las premisas
de impactos ambientales negativos y en ocasiones el solapamiento de
la conducta nociva. Tanto la degradación hídrica y la inacción institu-
cional en el manejo hídrico provoca efectos sinérgicos negativos hacia
los demás elementos naturales en donde “quizás” la “imposibilidad”
económica para afianzar las tecnologías más eficientes en el escaso
saneamiento de agua, desde las instituciones, en regiones del planeta y
casos específicos como el mexicano obliga a la privatización momen-
tánea y posterior recuperación de los organismos de manejo, en un
juego un tanto perverso de privatización y expropiación según la capa-
cidad económica de los gobiernos locales en la prestación del servicio
público de aguas, donde dicha dinámica ha sido constante tanto en
países postindustriales como los mal nombrados en vías de desarrollo
(Hall y Lobina, 2006).
Los arreglos institucionales y la extensa y compleja dinámica de
relaciones entre los participantes al hacer garante la descentralización
de facultades, tanto al organismo creado para el manejo del recurso
hídrico como a los gobiernos de los otros ámbitos de poder político y
usuarios denota la búsqueda de empoderamiento social y exposición
de visiones que debaten, conflictúan y negocian caminos alternos para
el ejercicio eficiente, y hoy más que nunca, sustentable para consolidar
políticas públicas, programas y proyectos encaminados al aprovecha-
miento del recurso (Portney, 1990) y que debiera estar más allá del
predomino de los modelos económicos (Perkins, 2017), con la fina-
lidad de que la gobernanza del agua devenga en pauta cultural de las
sociedades institucionalizada en tanto la importancia de los recursos
naturales en el equilibrio ambiental para la consecución de la huma-
nidad e interiorizada tanto en las estructuras colegiadas de gestión,

24 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


actores políticos, económicos y sociales para concretar alternativas
acordes al presente y que garantice el abasto a futuro.
Para que sea una verdadera gobernanza del agua la gestión del
agua debe ir más allá de las estructuras políticas y sociales, debe prever
aspectos de impacto ambiental integrados de los diferentes ámbitos
naturales: agua. aire, suelo, recursos bióticos y abióticos. Si bien el
empoderamiento social a través del manejo comunitario, las moviliza-
ciones sociales, el cambio de cultura hacia la percepción del agua.
En el mismo orden de ideas, es importante retomar “tres de las
preguntas más debatidas”: ¿cómo se gobierna el agua?, ¿quién debe
participar en la toma de decisiones en qué geografía y escalas polí-
ticas en caso de que funcionen las instituciones de gobernanza; y ¿cuál
es el papel apropiado de los criterios de mercado o no de mercado
en la asignación de agua? Desde esa perspectiva se dilucidan por lo
menos dos aspectos uno propiamente referido a la gobernanza otro a
los mecanismos y capacidades institucionales para sobrellevar el tema
del manejo del agua en términos de gobernabilidad. Para estos autores,
la acción colectiva es primordial en el desarrollo de la buena gober-
nanza, porque contribuye a una mejor gestión hídrica en tanto que,
en la medida de los posible, la sociedad participa ya sea manifestando
sus peticiones o en acción colectiva orientada al manejo comunitario,
situación presente en esquemas rurales o comunitarias, lo que conduce
a la emergencia y pertinencia de lo hidrosocial.

3. Abordajes y contribuciones
a la perspectiva hidrosocial desde los casos:
una contribución al poder explicativo
Los trabajos que componen esta obra se ordenaron en cuatro secciones:
1) Interrelaciones en los territorios hidrosociales, 2) Gestión comu-
nitaria, 3) Vida lacustre y riego y, 4) Transformaciones hidrosociales.
A continuación, se presentan los diversos abordajes y sus contribu-
ciones a la perspectiva hidrosocial, así como los principales hallazgos

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 25


en diversas latitudes de México y un trabajo de Chile en la región del
BioBio, como un ejemplo de lo que acontece entre lo local-global.
La primera sección: Interrelaciones en los territorios hidrosociales
la componen tres trabajos: el primero es de Jesús Castillo Nonato y
Acela Montes de Oca Hernández en el trabajo “Variabilidad climá-
tica e incidencias en la producción en territorios hidrosociales del
sur del estado de México” estudian la relación entre lo tecno-econó-
mico, tecno-ecológico y los manejos sociales del agua ante los cambios
climáticos en el sur del Estado de México. La perspectiva de territorios
hidrosociales permite un acercamiento a la dinámica de la naturaleza
hídrica. Los productores agrícolas muestran una dinámica tecnológica
acorde con sistemas de producción capitalista que, ante la variabi-
lidad climática, se torna más desarrollada en el proceso de producción
y es claramente apoyada por instituciones públicas. Mientras que en
las organizaciones comunitarias los manejos sociales operan bajo una
tecnología sobria, con la subsecuente debilidad para la prevención ante
la variabilidad climática.
En el segundo, Katia Beatriz Villafán-Vidales y Dante Ariel
Ayala-Ortíz en su capítulo “La inclusión social de pescadores y agri-
cultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro” realizaron una
investigación con pescadores y agricultores en dos cuerpos de agua
del estado de Michoacán. Encontraron que existe una baja inclusión
social de grupos vulnerables en las actividades de pesca y agricultura:
las personas mayores de 65 años, las personas con algún tipo de disca-
pacidad y las mujeres embarazadas. La pesca es una actividad reali-
zada únicamente por los hombres, siendo la mayoría mayores de edad.
Entre sus recomendaciones anotan que se requieren acciones de polí-
tica pública para incluir a personas discapacitadas en las actividades de
pesca y agricultura en nuestro país.
En el tercero de esta sección, Lucie Crespo Stupková y J. Luis
Seefoó Luján se preguntan “¿Cuánta agua beben las fresas?” y analizan
la huella hídrica en el valle Zamora-Jacona, zona productora de fresa

26 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


de exportación, cultivada en agricultura protegida. Calcularon una
superficie media de 4,682 ha con plástico y un volumen de 92 hm3 de
agua. La huella hídrica azul por tonelada de fresa resulto de 972 m3,
lo que es casi nueve veces más que el promedio global (109 m3/t). El
consumo del agua en la modalidad de producción de agricultura prote-
gida con fertirriego se estimó entre 58 hectómetros y 103 hectómetros
en 2017-2019. Zamora y Jacona confirman un centro urbano y agro-
industrial con condición de escasez relativa debido a la contaminación
y a la distribución diferencial del agua.
La segunda sección está dedicada a la gestión comunitaria del
agua y la integran tres trabajos: Acela Montes de Oca Hernández
presenta el trabajo “Nexos e interacciones territoriales en comités
comunitarios de unidades de riego en México” en el cual estudia las
Unidades de Riego (ur) en el Estado de México, identificándolas
como organizaciones comunitarias. La propiedad de la tierra donde
se localizan las ur es mayormente ejidal y comunal. La investiga-
ción muestra que las organizaciones de riego por aprovechamiento
colectivos del agua conducen a aprehender y reflejar los nexos inter-
institucionales, ordinariamente contrapuestos, entre la lógica geren-
cial del agua mercantil y la de manejos hídricos con lógica de bien
común. Aborda desde los aportes de la nueva economía institucional,
la ecología política y la geografía cultural y de territorios hidrosociales
para comprender estructuras escalonadas, horizontales o su combina-
ción, organización interna, situación hídrica, relaciones sociales, cone-
xiones interinstitucionales, políticas y productivas.
El segundo de la sección es de Patricia Ávila García estudia el caso
de la política de salvaguardas sociales del Banco Mundial, a través de
la Comisión Nacional Forestal (conafor). Su trabajo “Política forestal
y salvaguardas sociales en pueblos indígenas: la evaluación social de un
programa federal en la región mazahua” analiza el programa “Restau-
ración forestal en cuencas hidrográficas prioritarias” correspondiente al
Sistema de Microcuencas Prioritarias Cutzamala-La Marquesa, área

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 27


delimitada por la conafor en términos de su importancia hidrológica
para la Ciudad de México. Entre los resultados destaca que la estra-
tegia basada en la utilización de transferencias monetarias y en arreglos
institucionales vinculados con la interlocución clientelar, limitó el éxito
del programa federal en la región indígena de origen nahua, mazahua
y otomí, ya que no hubo una participación amplia e incluyente de la
población en la toma de decisiones y en la recepción de los benefi-
cios, sin establecer mecanismos claros para mejorar los instrumentos y
acciones implementadas en los pueblos indígenas.
El último trabajo de esta sección es “Gestión comunitaria del agua
en Jesús del Monte, Morelia, México: entre urbanización y conflictos
ambientales” por Ernesto Tsintsuni Villava Robles analiza la organi-
zación local para la gestión comunitaria del agua y la configuración de
su ciclo hidrosocial en lo alto de la microcuenca del Río Chiquito de
la ciudad de Morelia, México. Analiza la transformación del territorio
por los procesos de urbanización de los sectores financiero-inmobilia-
rios en el periurbano y describe los conflictos ambientales derivados
de la transformación del territorio hidrosocial. Mientras que la gestión
corporativa de agua degrada las fuentes de agua de la comunidad,
reduce la capacidad de filtración de agua y aumenta drásticamente la
extracción de agua subterránea en la microcuenca.
La tercera sección aborda la vida lacustre y el riego. Está
compuesta por tres trabajos como sigue: Adriana Hernández García,
Celia Magaña García y Karla Alejandra Contreras Tinoco abordan
en “Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de
Cajititlán y Chapala, Jalisco, México” el estudio biográfico-narrativo, a
través de relatos de vida, los cambios y continuidades en la organiza-
ción material y simbólica de la vida de mujeres ribereñas de tres gene-
raciones de los lagos de Cajititlán y Chapala. El agua para las mujeres
tiene una connotación vital, el agua se piensa como algo vital, que está
relacionado con la vida y con la calma interior. Entre los hallazgos
destaca que las mujeres identifican y explican importantes momentos

28 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


de cambios respecto al sentido productivo del agua, a través de las
transformaciones en la pesca de las últimas décadas.
El segundo se titula “El trabajo familiar remunerado de la pesca
de regiones lacustres de Michoacán” por Yaayé Arellanes Cancino,
Katia Beatriz Villafán Vidales y Dante Ariel Ayala Ortiz quienes
se preguntan ¿cómo son las remuneraciones para los pescadores de
regiones lacustres de Michoacán? Analizan la participación y remu-
neración de las familias en actividades relacionadas con la pesca en
tres regiones lacustres en Michoacán: Chapala, Cuitzeo y Pátzcuaro
e identifican las actividades que realizan los familiares que viven en
torno a la pesca. Son más, en número los pescadores que las pescadoras.
Para las jefas de familia se reconocen otras actividades diferenciadas
por lago, vendedoras de pescado en Pátzcuaro y fileteras en Chapala.
Varias de las actividades relacionadas con la pesca, desarrolladas en
el ámbito familiar, son consideradas como labores del hogar y no son
remuneradas.
El tercero se titula “Desarrollo del riego en Cayucupil” por Miguel
del Ángeles Sanhueza Herrera quien analiza el fortalecimiento parti-
cipativo organizacional de los regantes del canal Cayucupil, comuna
de Cañete, provincia de Arauco, región del Biobío, Chile, con el desa-
rrollo de habilidades blandas y competencias para hacer funcionar el
sistema de riego sin conflictos, con presencia de ellos sobre tierras y
aguas en un territorio intercultural. A partir del diálogo inclusivo con
mapuches y no mapuches permite construir espacios de confianza que
promueven el acceso, la participación y la organización en torno al agua
de riego. Desde lo participativo e inclusivo, destaca la activación de la
organización con liderazgo femenino indígena y apoyo de un grupo
líder motivador. Se identifican avances en formalizar la organización,
restando el traspaso del 75% de los derechos de agua, expropiar canal y
terminar obras de conducción y distribución.
La cuarta sección: Transformaciones hidrosociales está com-
puesta por cuatro trabajos, como siguen: José Juan Pablo Rojas Ramírez

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 29


propone un análisis “De la gestión ejidal al proceso de transferencia
y concurrencia en el manejo integral de las represas El Cajón y Las
Rucias en Tonalá Jalisco”, hace una reflexión sobre el proceso de trans-
formación del ejido San José Tatepozco en Tonalá Jalisco, microcuenca
Las Rucias, al establecerse las presas Las Rucias y El Cajón. Las
transformaciones en el territorio además significaron la gestión de las
presas, de un actor social a uno universitario. Asimismo, las actividades
cambiaron de rumbo, de una realidad agrícola hacia la producción de
artículos artesanales de construcción y la pesca. Las responsabilidades
asumidas por la Universidad de Guadalajara, junto con el municipio,
están enfocadas a la custodia, conservación y mantenimiento de la
zona federal y cauces nacionales de las presas. En específico, la univer-
sidad tendrá a su alcance el fomento, difusión científica, tecnológica,
humanista y de la cultura ecológica de la zona, así como el fomento de
políticas públicas encausadas al Desarrollo Sustentable.
Mientras que, en el segundo trabajo, Mariana Betzabeth Pelayo
Pérez en “Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y
socioculturales a partir de la transformación de los ríos a embalses”,
aborda desde la etnografía el proceso de reconfiguración territorial en
la comunidad de Platanitos, Santa María del Oro, Nayarit, México a
partir del establecimiento del proyecto hidroeléctrico El Cajón en el
Río Santiago. Mediante la reproducción social, los repertorios cultu-
rales y significaciones y la apropiación hidrosocial de los habitantes
explica las modificaciones a lo largo de la transición biofísica de un río
a un embalse. Aporta evidencia del rasgo evolutivo inacabado e inter-
conectado de la territorialidad y la reconfiguración material y simbó-
lica que representó la intervención de la hidroeléctrica. La trayec-
toria comunitaria revela pérdidas materiales e inmateriales, procesos
en constante permuta, la imbricación de múltiples territorialidades y
estrategias de respuesta de los actores locales para garantizar la exis-
tencia comunitaria.

30 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


En el tercer apartado, Martín Sánchez Rodríguez y Octavio
González Santana en su texto “Mirada al pasado con los ojos del
presente. Al rescate del patrimonio hidráulico en la cuenca del río
Turbio” cuestionan ¿para qué sirve rescatar la tradición del entarqui-
namiento? Este conocimiento tradicional del entarquinamiento, cono-
cido en México como vallado o aniego y entendido como la construc-
ción de bordos de tierra que sirven para retener las aguas torrenciales y
empleado como modelo de riego, que permite un manejo más susten-
table de los recursos tierra y agua en la cuenca del río Turbio. Esta
técnica de riego es un conocimiento que tienen los ejidatarios más
viejos ya no responde al minifundio y los campesinos actuales de esta
cuenca, prácticamente la desconocen y solo queda como parte de su
patrimonio intangible.
Por último, Hilda Georgina Hernández Alvarado en su trabajo
sobre “Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna” aborda
el caso de La Región Lagunera donde la presencia de altos conte-
nidos de arsénico en el agua de consumo humano forma parte de la
problemática de sobreexplotación y deterioro de la calidad del agua
subterránea. A pesar de diversas estrategias aplicadas desde su reco-
nocimiento, el hidroarsenicismo, el cual hace alusión al agua en condi-
ciones de toxicidad y contaminación por arsénico, lejos de resolverse
se ha ampliado afectando a la zona urbana. En su análisis identifica a
los actores sociales participantes en el fenómeno del hidroarsenicismo,
reconstruir sus actuaciones y el proceso social vinculado al fenómeno.
A lo largo del tiempo la atribución de responsabilidad ha transitado de
la industria metalúrgica a la producción agrícola y la industria láctea.
Las organizaciones sociales, gubernamentales y académicas han tenido
un papel relevante en la evolución del fenómeno.
A partir del diálogo interdisciplinario, incluso transdisciplinario,
con los actores de interés, se ha impulsado marcos conceptuales holís-
ticos y que permiten dar cuenta de las relaciones de poder en el terri-
torio. En este entendido, la obra “Cuencas y territorios hidrosociales:

Estudio introductorio. Lo hidrosocial en la construcción de gobernanza hídrica 31


interrelaciones, gestión y transformación” presenta, desde diversos
casos en el territorio nacional y uno en Chile, las causalidades e inte-
racciones entre la vida humana y el ciclo hidrológico, a partir de pecu-
liaridades, procesos y problemáticas cualificadas como hidrosociales.
La introducción más 13 trabajos distribuidos en cuatro secciones:
1) Interrelaciones en los territorios hidrosicales, 2) Gestión comu-
nitaria, 3) Vida lacustre y riego y, 4) Transformaciones hidrosociales,
presentan abordajes analíticos que integran la perspectiva hidrosocial
a temas como la variabilidad climática, pesca y agricultura, política
pública, riego y ejidos, urbanización y conflictos ambientales, mujeres
y trabajo familiar, trayectorias socioculturales, la problemática del arsé-
nico, el patrimonio hidráulico en territorios asociados a ríos, lagunas,
lagos, presas y cuencas.
Las contribuciones que se hacen en esta obra apuestan al avance
en el conocimiento científico sobre añejos y complejos problemas rela-
cionados con las actividades humanas y la gestión del agua; también
permiten discutir en el ámbito de las soluciones que trastoquen las
relaciones asimétricas de los poderes económicos, transnacionales y
gubernamentales sobre el agua y, favorecer procesos de construcción
hidrosocial equitativos, integrando saberes, organización comunitaria
y la acción colectiva en los territorios.

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34 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


sección 1

Interrelaciones
en los territorios
hidrosociales

35
capítulo 1.
Variabilidad climática e incidencias
en la producción en territorios hidrosociales
del sur del Estado de México

jesús castillo nonato *


acela montes de oca hernández **

Introducción
Hasta hace algunas décadas, la ciencia física dominó totalmente el
tema de la función del ciclo del agua. La importancia social de la
eminente huella de las acciones humanas en dicho ciclo, sugerida
desde mediados del siglo xx, era soslayada. En este sentido, algunos
ingenieros en hidráulica, químicos, geólogos, antropólogos, sociólogos,
ecólogos y politólogos ingresaron al debate de conceptos paradójicos
como el Antropoceno (1950), capitaloceno u occidentaloceno (Crutzen
y Stoermer, 2000; Fernández, 2011; Desoto, 2016; Trischler, 2017). La
premisa de que la toma de decisiones políticas y empresariales ha gene-
rado costos ambientales nos obliga en enfocar los estudios hacia la
resiliencia ambiental, si acaso la hay, de las sociedades.
El estudio contemporáneo de territorios hidrosociales ha llevado a
las investigaciones a incluir en el ciclo del agua una ventana amplía de
elementos como leyes, normativas, simbología, sistemas de propiedad,
derechos de acceso, tecnología, tecnócratas, burócratas, organiza-

* Profesor-Investigador de la uaem.
Correo de contacto: Jesus.castillo@uaemex.edu.mx
** Profesora-investigadora dede la uaem.
Correo de contacto: acela_cicsyh@yahoo.com.mx

37
ciones sociales, reglamentos, acuerdos, demandas, usos, concesiones,
paisajes, resistencias, gobernanza, redes multiescalares, flujos de agua,
inclusiones, exclusiones, instituciones culturales y jerarquías políticas
(Budds e Hinojosa, 2012; Mollinga, 2014; Damonte, 2015; Swynge-
douw, 2015; Boelens, 2015; Boelens et al., 2016; Sandoval y Rodríguez,
2017). En el marco de las investigaciones en territorios hidrosociales,
resalta lo que Escobar (2010: 108) denomina “costos ambientales
ocultos de producción capitalista”, una de las contradicciones en la
economía ambiental. 
El ejercicio y la dinámica del ciclo hidrosocial a escala de los terri-
torios se estiman perturbadores para cualquier investigador cuando se
trata de redireccionamientos de flujos hídricos. Para Larsimont (2014)
los ambientes hidráulicos en la cuenca del río Mendoza, provincia
argentina de tierras secas, que se originan por la fusión de las nieves
y glaciares, ubicados en la Cordillera de los Andes Centrales, asisten
la actividad agroindustrial, comercial y de servicios. Concluye con
un hecho disruptivo, para la ecología política, al mencionar que el
concepto ciclo hidrosocial es un apoyo instrumental, más que analí-
tico, para interpretar los territorios. Investigaciones que se esfuerzan
por analizar el proceso del desarrollo agroexportador vía el enfoque
de territorios hidrosociales han resaltado las interfaces entre sociedad,
tecnología y naturaleza; que seguramente bajo otros posicionamientos
continuaría con la visión unidimensional (Damonte 2015; Boelens et
al., 2016; Langhoff et al., 2017).
El agua define a los territorios y no a la inversa podría ser un enun-
ciado aceptado antes de la abrupta injerencia antrópica en el ciclo del
agua. Ahora, la constante innovación en tecnología hídrica parece
desafiar las leyes naturales en los territorios, así que las sociedades
hídricas se afrontan a otros retos naturales, por ejemplo, la variabilidad
climática. En esta investigación intentamos explicar la relevancia de lo
tecno-económico, tecno-ecológico y los manejos sociales en un terri-
torio hidrosocial con marcada presencia de invernaderos. En primer

38 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


lugar, lo tecno-económico por los costos de inversión destinados al
aprovechamiento de recursos naturales, en nuestro caso los sistemas de
producción agrícola bajo riego; en lo tecno-ecológico, se encuentran
las alternativas de infraestructura que se ajustan a los territorios para
encauzar los flujos de agua; por último, se encuentra el manejo social,
con mayor presencia de los productores para la captación, almacena-
miento y uso compartido de variadas fuentes hídricas. 
Por otra parte, de acuerdo con el Intergovernmental Panel on Climate
Change (ipcc, 2013) la variación en el clima es un fenómeno natural,
pero una de las causas que propicia su alteración es el calentamiento
global causado por las actividades humanas. Ante este panorama, se
posibilita la presencia de serias probabilidades de cambios en la inten-
sidad y frecuencia de fenómenos meteorológicos que traerán conse-
cuencias graves a los sistemas naturales y a las sociedades humanas.
Bajo este escenario, los productores del medio rural son los que más
se encuentran expuestos a este tipo de condiciones de variabilidad
climática.
Por lo anterior, los campesinos en el mundo han debido generar
estrategias de adaptación a las inconsistencias del clima; su éxito se
encuentra, de acuerdo con Smit y Wandel (2006), en función de la
intensidad y la frecuencia de los fenómenos climáticos extremos a los
que están expuestos no solo los productores del medio rural, sino aún
más sus cultivos. 
Pero en el medio rural como en todos los espacios humanos, se
expresan referentes de percepción, conocimientos y saberes del clima,
alrededor de lo cual manifiestan sus estrategias de adaptación; en
este sentido, Turbay et al., (2014) refieren que la adaptación implica
ajustes ecológicos, sociales y económicos por parte de los individuos,
las comunidades y las instituciones. Así, se vislumbra el conocimiento
local expresado por los pueblos y comunidades rurales en las cuales la
ciencia no está presente para comprender este tipo de manifestaciones,
por lo que autores como Álvarez y Volden (2009) plantean un acer-

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 39


camiento y diálogo entre los saberes y conocimientos locales con el
conocimiento científico.
La variabilidad climática es definida por la Organización Metereo-
lógica Mundial (omm) como la fluctuación recurrente o periódica en
la temperatura y precipitación pluvial, que ayuda a entender el estado
de las condiciones físicas del entorno, por ejemplo, el grosor de la nieve
(Nicholls, 2005) y las respuestas sociales como estrategias productivas.
El rango de comparación puede ser desde dos ciclos estacionales, varios
años y hasta decadales. En el caso de estudio se integra un periodo
de tiempo largo (1901 a 2009), considerando la variabilidad climática
antes y después del establecimiento de la floricultura.
El documento se integra en cuatro apartados: el primero aborda el
contexto del territorio hídrico y ambiental; el segundo, datos de varia-
bilidad climática y respuestas tecno-económicas; el tercero, las condi-
ciones tecno-ecológicas y manejos sociales en la intervención del ciclo
del agua y el cuarto, la relación entre variabilidad climática y territorios
hidrosociales.

Metodología 
Tratar de incluir lo social en el tema aprensivo de la física en el ciclo
del agua, requiere de un acercamiento cara a cara con los usuarios del
recurso, así que el método etnográfico y su aplicación (recorridos de
área, observación directa, entrevistas semiestructuradas, elaboración de
croquis de flujos de agua y usos) permitió identificar informantes clave
que dieron cuenta de la infraestructura hidráulica disponible en tres
municipios del sur del Estado de México. Una vez generada la vincu-
lación social en el territorio, fue preciso usar las técnicas propias del
método antes mencionado, como descripción del entorno y la apro-
piación social del mismo, entrevistas a productores regantes a través
de una batería de preguntas relacionadas con la producción, infraes-
tructura (invernaderos y almacenamientos), tipos de cultivos (a cielo

40 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


abierto y bajo invernadero), fuente principal de abastecimiento, alma-
cenamientos, riegos para los cultivos y variaciones climáticas que se
han presentado.
La investigación se desarrolló en cuatro etapas:

a) Trabajo de gabinete.
b) Trabajo de campo durante 2019, con estancias prolongadas (dos
a tres meses en épocas de lluvias) y semipermanentes (época de
sequía) en las que se aplicaron entrevistas semiestructuradas a
autoridades de comités y productores. 
c) Descripción y análisis de territorio hidrosocial; mediante el uso de
Global Positioning Spacial (gps) se procesaron los datos de campo
con el software QGis para la elaboración de un mapa hídrico.

Resultados
Territorio hídrico y ambiental
El espacio investigado comprende los municipios de Coatepec Harinas,
Ixtapan de la Sal y Villa Guerrero. Sus recursos hídricos derivan de
volcán Nevado de Toluca. 
El territorio hídrico se conforma de 602 arroyos perennes que
alimentan a cuatro de los ríos más importantes, aunados a la existencia
de doce manantiales y poco más de 79 tanques de almacenamiento
tradicionales (ver mapa 1). 

Río Calderón: Se origina de las aguas de deshielo del Nevado de


Toluca; inicia su recorrido a 3,720 msnm en el territorio de Tenango del
Valle; circula doscientos metros por el sur e ingresa por el norte a Villa
Guerrero; sigue su recorrido hacia el noroeste y se integra a Coatepec
Harinas; continúa por el sureste, sobrepasa los límites Ixtapan de la
Sal (1,620 msnm), Zumpahuacán y Tonatico, en el Estado de México.
Posteriormente, ingresa al estado de Guerrero con el nombre de río

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 41


San Jerónimo y se une al sistema del río Amacuzac. El desnivel del
río Calderón es de 2,100 msnm en una distancia de 32.24 kilómetros. 

Mapa 1. Territorio hídrico del sur del Estado de México

Fuente: Elaboración propia con datos de sistema de información geográfica refe-


renciación a partir del sistema de coordenadas (utm, 2020).

Río San Gaspar: Emerge de varios arroyos en Tenango del Valle, a una
altura de 3,960 msnm; serpentea de norte a oeste y luego al sur de Villa
Guerrero; luego de 18.79 kilómetros, se une al río Calderón, a 2,060
msnm. El recorrido del río presenta un desnivel de 1 900 metros en un
tramo de 18.50 kilómetros.

42 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Río Tintojo: Nace de las aguas de deshielo en el municipio de Tenango
del Valle, a 3,650 msnm; recorre 21 kilómetros y se une al río Calderón.
Durante su recorrido se nutre de otros arroyos y del manantial Joyas
del Huerto.

Río Jabalí: Se origina en el sur del municipio de Toluca, a 4,217msnm;


ingresa a Zinacantepec para luego unirse al río Nava en Coatepec
Harinas a los 3,260 msnm. Recibe los aportes de los ríos Sabani-
llas, Chiquihuitero y, a la altura de la localidad San José del Progreso,
recibe el nombre de río Las Flores hasta unirse con el río Almoloya, en
Zacualpan. Su recorrido es de 40.74 kilómetros.

La vegetación de la zona de estudio es de bosque de pino por


arriba de los 3,000 msnm; bosque mesófilo de montaña, bosque de
encino, bosque de pino-encino y pastizal inducido de 3,000 a 2,000
msnm; bosque de táscate y selva baja caducifolia, por debajo de los
2,000 msnm. El tipo de relieve transcurre entre la sierra (por arriba
de los 3,000 msnm) y lomeríos (por debajo de los 3,000 msnm) con
pendientes que van de 5° a 15° (inegi, 2020). La zona de lomeríos
está disectada verticalmente por el relieve escarpado, formado por un
sistema de abarrancamientos; de entre ellos sobresale la barranca de
Calderón, que tiene 200 metros de profundidad y atraviesa el territorio
de norte a sur, así como la barranca de Nenetzingo, en Ixtapan de la
Sal. El relieve da lugar a múltiples caídas de agua desde quince hasta
100 metros de altura, fenómeno relevante para el turismo de la zona.
La relación entre las aguas de deshielo, manantiales, arroyos, zona
boscosa y sistema de barrancas mantiene, en términos naturales, un
espacio apto para la continuidad del ciclo del agua. Sin embargo, el
bosque mesófilo de montaña, desde mediados del siglo xx, ha visto
reducida su superficie. El cambio de uso de suelo registrado en el
avance de pastizal inducido, zonas habitacionales y áreas de cultivos
(inegi, 2020) no es ajeno a otras latitudes, lo relevante en el caso de

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 43


estudio es el ritmo en que se construye tecnología para moldear los
flujos de agua entre sectores productivos e institucionales. 

Variabilidad climática en la tecno-economía


de los productores del sur del Estado de México
Emprender un estudio donde la relación entre variabilidad climática sea
una parte medular en la comprensión de los territorios hidrosociales,
permite un acercamiento a la dinámica de la naturaleza hídrica, sumada
a los controles ejercidos sobre agua, bosque y suelo para comprender su
aprovechamiento, así que los datos que se tienen reflejan un escenario
histórico de los eventos climáticos a dos escalas: temporal (1901-2009)
y temporal-espacial (1951-2018) en once estaciones meteorológicas.
La primera permite contar con una radiografía general del territorio y
la segunda, atender las diferencias al interior.  

Gráfico 1. Variaciones en la temperatura


de la región sur del Estado de México

Fuente: https://www.globalclimatemonitor.org/#.

44 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


La línea de tendencia ha incrementado en 0.5°C en un periodo de
100 años. A inicios del siglo xx la temperatura sobrepasó la línea de
tendencia mostrando fluctuaciones mayormente enfocadas a la eleva-
ción. De manera que, en 1901, 1971, 1986, 1991, 1996 y 2006 existen
picos de incremento entre 1.0 a 2.05 °C. A inicios del siglo xxi se elevó
la temperatura de 0.5 a 1.5°C de la línea tendencial, con decrementos
en la misma proporción. Respecto a la precipitación pluvial, mostró el
comportamiento que se observa en el gráfico 2. 

Gráfico 2. Variaciones en la lluvia de la región sur del Estado de México

Fuente: https://www.globalclimatemonitor.org/#

Estudios relacionados con la variabilidad climática apuntan al


enfoque horizontal para comprobar los hechos físicos; las dos tempo-
ralidades de Braudel, diacrónica y sincrónica, resultan en eventos de
temperatura y precipitación pluvial inestables. Al analizar la tendencia
lineal de precipitación pluvial del territorio de la zona sur del Estado
de México en 23 años, sucede que aumenta. En el caso de la línea de
tendencia se observan dos décadas de incremento sustancial (1926 a
1936 y 1986 a 1996). Pero en la primera década del siglo xx, la preci-
pitación pluvial tuvo un liviano acrecentamiento que no sobrepasó la

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 45


tendencia lineal, a diferencia de periodos anteriores, en los que sí se
había superado por más de 80 años. 
En un enfoque territorial podemos visibilizar la presencia de modi-
ficaciones en el espacio, además del tiempo. En la tabla 1 se comparan
datos de once estaciones climatológicas que operan en la zona de
estudio, de manera que la relación entre precipitación pluvial y tempe-
ratura es inversa: la temperatura, desde la década de los ochenta, ha
rebasado la línea de tendencia, al contrario de la precipitación pluvial,
que se mantiene por debajo de ella.
La fluctuación de variabilidad climática es latente por los pisos
ecológicos que se advierten en los territorios, esto indudablemente
debería estar relacionado con la distribución del agua. Las estaciones
meteorológicas se han dispuesto de norte a sur, así que, en una dife-
rencia de 350 metros entre dos estaciones se observa una disminución
en la precipitación pluvial de 208,5 mm con menos de 14.6 días de
lluvia. La diferencia notable se encuentra entre las localidades ubicadas
aguas arriba y aguas en medio, lugares con amplia concentración de
invernaderos y cultivos que requieren riegos puntuales (fresa y horta-
lizas); entre ellas la demanda hídrica lleva a romper acuerdos que
puntualizan en no alterar las tomas de agua de arroyos, pues disminuye
el caudal de los ríos.
En cambio, las comunidades de aguas abajo ven limitado su acceso
hídrico, lo cual las obliga a depender de los remanentes de usuarios de
aguas arriba; disminuyendo hasta en un 70% sus cultivos. La produc-
ción de los municipios de Coatepec Harinas, Ixtapan de la Sal y Villa
Guerrero, se presenta en dos modalidades: a cielo abierto y bajo inver-
nadero. Los tipos de infraestructura son túnel, multitúnel (dos hasta
12), capilla, multicapilla y avarillados. Los invernaderos de túnel son
totalmente cerrados; la temperatura y agua se controlan mediante
mecanismos tecnológicos, no así en los avarillados (ver imágenes 1 y 2).

46 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Tabla 1. Variabilidad climática entre territorios del sur del Estado de
México. 1951 a 2018

Precipitación Temperatura Días


Coordenadas Altitud Media Evapo-
Estación pluvial con
(latitud-longitud) msnm transpiración
Mm Máxima Mínima lluvia

Municipio de Coatepec Harinas

Agua Bendita 18.985


2850 1,339.7 20.7 6.5 1,163.2 133.6
Clave 15259 -99.856

El Molino  18.9897
2500 1,059.3 s/d s/d s/d 119.0
Clave 15254 -99.7558

Porfirio Díaz 18.929


2453 1,110.0  22.2 7.0 1,481.8 112.8
Clave 15371 -99.729

Tecomatepec 18.947
2208 1,281.6 23.5 7.7 1, 118 128.0
Clave 15120 -099.718

El Islote 18.968
2200 1,193.40 22.10 8.60 1,374.60 112.3
Clave 15184 -99.656

Santa María 18.988°


2291 1, 233.30 22.90 9.10 1, 503.80 119.0
Clave 15299 -99.649°
Coatepec 18.9230,
Harinas 2270 1,146.10 21.7 4.20 1,573.4 116.3
Clave 15016
-99.7661

Coatepec 18.920
Harinas  2249 910.90 23.8 6.80 1,228.9 112.7
Clave 15255
-99.801

Totolmajac 18.91694444,
(Villa Guerrero) 1990 1230.90 26.20 7.70 s/d 103.9
Clave 15305
-99.68472222

Vivero la Paz 18.89416667,


(Villa Guerrero) 1900 908.80 26.80 11.80 1,896.8 s/d
Clave 15134
-99.64305556

Meyuca
(Coatepec 18.851
1850 994.60 25.99 12.23 1,725.6 96.1
Harinas) -99.781
Clave 15270

Fuente: Elaboración propia con base a la Comisión Nacional del Agua, 2020.
 

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 47


En cambio, las comunidades de aguas abajo ven limitado su acceso
hídrico, lo cual las obliga a depender de los remanentes de usuarios de
aguas arriba; disminuyendo hasta en un 70% sus cultivos. La produc-
ción de los municipios de Coatepec Harinas, Ixtapan de la Sal y Villa
Guerrero, se presenta en dos modalidades: a cielo abierto y bajo inver-
nadero. Los tipos de infraestructura son túnel, multitúnel (dos hasta
12), capilla, multicapilla y avarillados. Los invernaderos de túnel son
totalmente cerrados; la temperatura y agua se controlan mediante
mecanismos tecnológicos, no así en los avarillados (ver figuras 1 y 2). 

Imágenes 1 y 2. Invernadero tecnificado y varillado

Fuente: Trabajo de campo, 2019.

48 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Tecnológicamente, los invernaderos de la imagen 1 se construyen
con estructuras de acero cuya extensión de superficie sobrepasa entre
200% a 500% a los invernaderos de la imagen 2. Aunque estos últimos
son los que prevalecen en el territorio. Sobre la infraestructura hidráu-
lica, ambos tipos de productores tienen que recorrer varios kilómetros
para acceder al agua de los ríos y derivarla por medio de una red de
canales. El recorrido de los productores, en conjunto con autoridades
locales para acceder al agua implica sortear una serie de dificultades de
relieve de terreno de barrancas y lomeríos; además del trabajo manual
para colocar mangueras de plástico y revisarlas constantemente para
evitar las “fugas y robos de agua”.
El recurso hídrico es controlado con mangueras de diferentes pul-
gadas, eso depende del tipo de producción y productor; en el caso de
presencia y uso de sistemas de bombeo, estos proyectan un escenario
de riego superficial de sobresaliente escala. Este hecho se puede corro-
borar con la cantidad de agua que se tienen concesionada en cada uno
de los municipios estudiados: Villa Guerrero 32’801,565 m³, Coatepec
Harinas 54’589,386 m³ e Ixtapan de la Sal 2’581,628 m³ (Repda, 2020).
Es decir, Coatepec Harinas obtiene 58.5% de agua; Villa Guerrero, a
pesar de ocupar el primer lugar en cultivo de flor bajo invernadero,
posee 37% e Ixtapan de la Sal, 4.5%.
La constante inversión en los plásticos de los invernaderos des-
truidos por el tiempo y las granizadas (prevalentes a finales del siglo xx
y con mayor recurrencia al iniciar el siglo xxi) es una de las prioridades
de los productores de Coatepec Harinas, quienes además de recurrir
al uso de cohetes (esos que ocupan en las festividades religiosas cató-
licas), también emplean tanques de gas (acetileno o butano y oxígeno),
para disolver los posibles granizos durante época de lluvias. La tecno-
logía de cañonazos de propagación de ondas de choques fue imple-
mentada, a decir por algunos productores de flor, aguacate y durazno
de Coatepec Harinas, por el gobierno del Estado de México en 2001,
como proyecto piloto para disminuir los riesgos en las cosechas.

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 49


Si bien se cuenta con este tipo de herramientas para controlar las
granizadas en huertas de durazno y cultivos de hortalizas, se carece de
un estudio científico, de diagnóstico y evaluación de impacto integral
relacionado con dicha tecnología. En otros estados de la República
Mexicana, como Michoacán y Puebla, el uso de cañones o bombas
antigranizo ha generado contraposiciones entre la población, que las
relaciona con la disminución de lluvia y periodos de sequías. 
Los huerteros 150,1 hasta ahora han observado beneficios en sus
cultivos, resultados altamente focalizados, pero lo que no se descarta
son los problemas ambientales que han resultado por el uso de gases
altamente tóxicos para el sistema respiratorio.

Lo tecno-ecológico en la interceptación del ciclo hídrico 


Organizaciones comunitarias
Existen organizaciones comunitarias de base, antes de que la Comi-
sión Nacional del Agua, a través del Registro Público de Derechos de
Agua (repda) (1992) solicitara a los usuarios contar con su título de
concesión. De manera que, si bien el repda es el único registro oficial
con el que se cuenta para documentar este tipo de organizaciones, no
es el único, pues variados grupos (productores medianos y pequeños)
organizados a nivel familiar, local y extra locales no cuentan con título
de concesión.
En los municipios de estudio, tomando como base sus fuentes
hídricas, hay organizaciones comunitarias que administran, controlan
y distribuyen el líquido entre sus usuarios; en la tabla 2 se observa el
afluente y el número de organizaciones de cada municipio.

1
Instituto Nacional de Ecología (inecol) (2015). Solicitud para determinar si el sistema
antigranizo afecta o modifica la presencia de lluvias y/o altera el sistema ecológico.
Oficio 00026, 22 de febrero. http://www.sistemaantigranizoargentina.com/i

50 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Los datos de la tabla registran 62 comités de riego que administran
igual número de sistemas, entre los que destacan los 32 cuya toma de
agua principal es de río.

Tabla 2. Organización comunitaria por fuentes hídricas


en tres municipios florícolas del Estado de México
Municipios del Estado de México Cantidad de organizaciones comunitarias
río manantial arroyo
Coatepec Harinas 9 4 3
Ixtapan de la Sal 8 1 0
Villa Guerrero 15 21 5
Total 32 26 8

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Repda, 2020.

La fuente de abastecimiento más importante es un río del cual se


obtiene el agua a través de la derivación que se hace de tres maneras:
con piedras y costales, con la finalidad de elevar el nivel del agua y que
ésta ingrese al canal principal; desviando el agua en la parte donde se
acumula en mayor cantidad, ahí los usuarios construyen una obra de
cajón que alberga una compuerta, la cual regula el volumen de agua que
ingresa al canal general; y construyendo una barda de piedra de apro-
ximadamente 5 metros de largo por 3 metros de alto y 60 centímetros
de espesor en la parte de mayor caudal del río; en la parte baja de dicha
barda se encuentra una reja por donde ingresa el agua para continuar
al canal general.
Una vez que se desvía el agua del río, el líquido ingresa a un canal
general de aproximadamente 2 metros de ancho por 1.5 metros de
altura, por el cual se conduce mediante gravedad. En sus primeros
kilómetros, está revestido de cemento y posteriormente se modifican
sus medidas en un canal secundario de aproximadamente 1 metro de
ancho por 70 a 80 centímetros de profundidad, que también puede

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 51


estar revestido de cemento, dependiendo de si el comité lo proyecta
así para evitar la pérdida de agua por filtración. El último tramo suele
ser el de menores dimensiones, con 50 centímetros de ancho y 10 de
profundidad. De las canales emergen ramificaciones donde los usua-
rios toman el agua directamente para sus tierras. En la imagen 3 se
observa que una de la función de los canales de riego es desviar el agua
por medio de compuertas a canales de menor dimensión, denominados
canales secundarios. Mientras tanto, en la imagen 4 es visible un alma-
cenamiento de agua para riegos localizados en el cultivo de la flor.
Los canales secundarios, además de abastecer de agua a los usua-
rios, se utilizan para el llenado de tanques de almacenamiento que
generalmente apoyan a los productores con invernaderos tecnificados.
Este tipo de sistemas de riego cuenta con un comité, responsable de la
administración de la obra hidráulica y de la organización social; en este
sentido, para cumplir con estas responsabilidades, está integrado por
presidente, secretario y tesorero, quienes se encargan de administrar
el dinero que ingresa a la asociación por concepto de cobro de cuota
de riego y faenas. También gestionan apoyos ante autoridades muni-
cipales, estatales o federales para la obtención de materiales de cons-
trucción, generalmente encaminados al revestimiento de los canales de
conducción de agua. 
Desde la visión de los productores y los gobiernos municipal y
federal, la tecnificación de los canales de riego es necesaria, ya que
se observan constantes pérdidas de agua por filtración o evaporación;
argumentan que la elevación de la temperatura en las dos últimas
décadas disminuye los caudales. 

52 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Imagen 3. Canales para derivar el agua

Imagen 4. Almacenamiento de agua del canal

Fuente: Trabajo de campo, 2019.

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 53


Discusión
Relación variabilidad climática y territorios hidrosociales
El nexo entre variabilidad climática y ciclo hidrosocial es débil en las
investigaciones de territorios hidrosociales; por ejemplo, para Langhoff,
Geraldi y Rosell (2017), las redes de poder son el eje articulador de la
circulación del agua en los territorios, de manera que no se repara en el
ajuste de mecanismos tecnológicos a los sistemas naturales. 
Por otra parte, los ecólogos políticos han consagrado y reaccio-
nado ante los conflictos generados en costos-beneficios por el uso de
recursos naturales. Para Leff (2003), la naturaleza, tecnología y cultura
es la fórmula que debe acompañar la comprensión de territorios hidro-
sociales. Lo cierto es que, en los ciclos hidrosociales la secuencia lógica
que debe seguir la relación entre los seres humanos y el ambiente
responde a contextos económicos, tecnológicos y ecológicos especí-
ficos, dando con ellos la posibilidad de construir enfoques que ayuden a
comparar procesos sociales. Creemos que la perspectiva de los territo-
rios hidrosociales, para el caso estudiado, obliga a reconstruir la desave-
nencia de apropiación social del espacio hídrico por la orientación de la
tecnología, para afrontar la variabilidad climática.
Las estrategias tecnológicas de los productores del sur del Estado
de México parecen ocultar las eventuales variaciones climáticas en su
territorio hidrosocial desde al menos 1990. El orden biofísico del agua
prácticamente carece de significado, toda vez que se integra como un
activo tecnológico más de los invernaderos. El seccionamiento de los
ríos y arroyos hacia todas las vertientes del territorio productivo cons-
truye un imaginario de abundancia de agua en el territorio estudiado.
El riesgo que recae sobre este valioso recurso deviene de la contraposi-
ción entre la excesiva fragmentación de sus flujos naturales frente a la
minúscula actividad ambiental de las aguas de deshielo.
De acuerdo con Swyngedouw (2009), en el caso estudiado com-
partimos el principio de que los esfuerzos sociales para direccionar
los recursos hídricos del territorio son más evidentes cuando de ellos

54 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


depende su capital. El encadenamiento tecnológico de las sociedades
con el agua conlleva a depender de insumos externos, los cuales no
siempre se encuentran disponibles o al alcance de los territorios.
Desde lo tecno-económico, se puede advertir que el agua en los
territorios del sur del Estado de México está siendo diferenciable.
Por un lado, la construcción de invernaderos altamente tecnificados
demanda mayor cantidad de agua, acceso directo de varias tomas del
río para riego directo y para el almacenamiento privado. Por otro parte,
la construcción de invernaderos avarillados con menores costos de
inversión tienen restricciones en el acceso al agua, su derecho una toma
de agua directa de río y/o de pequeños almacenamientos colectivos y
privados. En estos accesos del agua interviene el nivel institucional
del Estado que, en aras de regular el recurso hídrico, otorga títulos de
concesión para dar seguridad a los variados usuarios.
Lo considerable del territorio hídrico es la no advertencia de planes
sociales de distribución de agua basados en la influencia del clima;
lo que existe es una permanente demanda del recurso para suplir las
necesidades del mercado. Esto es importante por el riesgo ambiental a
partir de la contaminación por vertidos. La idea de mucha agua en la
zona sur del Estado de México. evita asociar la afectación a las aguas
subterráneas.

Conclusiones 
La investigación bajo la concepción de territorio hidrosocial y su
relación con lo tecno-económico, tecno-ecológico y manejos sociales
empleados permitió entender, por una parte, cómo se constituye y
encuentra el ciclo hidrosocial y, por otra, mostrar la relación entre la
función social de las organizaciones y la variabilidad climática, dando
pauta a revelar el tipo de producción, la tipología de productores y sus
respuestas ante las adversidades que representa la precipitación pluvial
y la temperatura. En este sentido, y al no existir en la literatura un

Variabilidad climática e incidencias en la producción en territorios hidrosociales... 55


vínculo práctico entre territorio hidrosocial y variabilidad climática,
este primer acercamiento resultó ser relevante para explicar circuns-
tancias productivas, tecnológicas, ecológicas y económicas en el ciclo
del agua. 
Hasta ahora, los productores parecen advertir que cambios atípicos
como granizadas y alta o baja precipitación pluvial y temperatura se
resuelven con la tecno-economía, en la cual confían. Socialmente, el
comportamiento organizativo evita que el uso dispendioso de agua, en
invernaderos tecnificados, afecte irremediablemente a los productores
con cultivos a cielo abierto, la conformación de múltiples y pequeños
canales o caños de agua advierten sobre la participación local en la
toma de decisiones del agua.

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58 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capítulo ii.
La inclusión social de pescadores
y agricultores de maíz
de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro

katia beatriz villafán vidales *


dante ariel ayala ortíz **

Resumen
En los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo en el estado de Michoacán existen
comunidades de agricultores y pescadores que obtienen, a partir de sus
respectivas actividades, un complemento o en algunos casos la prin-
cipal fuente de alimentación de sus familias con productos como maíz
y diversas variedades de pescado. En estas zonas, al igual que en varias
regiones del país la pesca es una actividad realizada únicamente por
los hombres, siendo la mayoría, mayores de edad. Y aunque en algunas
partes del proceso de la pesca y la agricultura si apoyan las mujeres y
los niños de la familia, el tema central de este trabajo va más allá de un
asunto de género. Este artículo tiene como objetivo analizar la situación
de la inclusión social de grupos vulnerables a estas actividades, con la
finalidad de conocer desde los pescadores y agricultores su actuar sobre

* Profesora-investigadora. Facultad de Economía Vasco de Quiroga. Universidad


Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Correo de contacto: kbvillafan@fevaq.net
** Profesor-investigador. Facultad de Economía Vasco de Quiroga. Universidad Michoa-
cana de San Nicolás de Hidalgo.
Correo de contacto: daao@fevaq.net

59
esta temática. Para ello, se realizaron 842 encuestas a pescadores y agri-
cultores de maíz en 50 localidades de Pátzcuaro y Cuitzeo en el primer
trimestre del 2018. A manera de conclusión podemos mencionar que
existe muy poca conciencia acerca de la inclusión social. Es necesario
capacitar y educar a las comunidades de pescadores y agricultores
en temas de inclusión social de manera que exista un cambio en la
mentalidad acerca del trato de personas con estas características y a su
inclusión en actividades productivas de acuerdo con sus capacidades,
que incluso pueden ser clave en el futuro, para sostener la actividad
pesquera.

Palabras clave: igualdad de derechos, impacto ambiental, pesquerías.

Introducción
La problemática ambiental que se ha presentado en las zonas lacustres
del estado de Michoacán pone en riesgo la sostenibilidad de activi-
dades agrícolas y pesqueras y de miles de familias que viven de esta
actividad. Por lo que esta preocupación ha sido motivo de diversos
estudios por parte de la comunidad científica, tanto en el lago de
Cuitzeo (López-Granados et al., 2002; Buenrostro e Israde-Alcán-
tara, 2003; Bravo et al., 2008; Bravo et al., 2012; Flores-Cabrera et al.,
2018; Trueba y Ortiz-Paniagua 2019), como en el lago de Pátzcuaro
(Tomassini et al., 2016). Sin embargo, también existen problemas
sociales en estas zonas lacustres, que merecen ser atendidos y que han
sido poco estudiados.
En el lago de Pátzcuaro y Cuitzeo, al igual que en varias regiones
del país la pesca es una actividad que ha sido realizada únicamente
por los hombres, siendo la mayoría, mayores de edad. Y aunque en
algunas partes del proceso dentro de la pesca y la agricultura si apoyan
las mujeres y los niños de la misma familia, el tema central de esta

60 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


investigación va más allá de un asunto de género, se trata de la inclu-
sión social.
La inclusión social es un concepto estrechamente ligado a la equidad
y el Banco Mundial (2014) la define como el “proceso de empode-
ramiento de personas y grupos para que participen en la sociedad y
aprovechen sus oportunidades. Da voz a las personas en las decisiones
que influyen en su vida a fin de que puedan gozar de igual acceso a los
mercados, los servicios y los espacios políticos, sociales y físicos”. En
el caso de esta investigación se refiere a la oportunidad que les dan los
agricultores o pescadores de que grupos o personas de grupos vulnera-
bles (mayores de edad, personas con alguna discapacidad de movilidad
o visual, y mujeres embarazadas) puedan apoyar en las actividades que
realizan.
El objetivo por lo tanto de esta investigación es analizar la situación
de los pescadores y agricultores de los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo
desde el aspecto de la inclusión social de grupos vulnerables a estas
actividades. Para tal fin, este documento se desarrolla en cuatro partes.
En la primera se detalla la parte metodológica, el acercamiento a las
comunidades, el instrumento de trabajo y su aplicación. La segunda
parte describe los resultados obtenidos, a partir de los aspectos de
inclusión social analizados. La cuarta sección incorpora la discusión de
los resultados, haciendo una reflexión con aspectos teóricos e investiga-
ciones empíricas. El artículo cierra con las conclusiones más evidentes,
así como algunas recomendaciones para abonar a esta temática.

Metodología
Para poder analizar la inclusión social de los lagos de Cuitzeo y
Pátzcuaro, se diseñó un instrumento (encuesta), el cual fue aplicado
en forma de entrevista a 842 pescadores y agricultores de maíz de
50 localidades de los dos lagos del estado de Michoacán (25 de la
región de Cuitzeo y 25 de Pátzcuaro).

La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 61


El criterio para elegir las localidades fue lugares en donde sus
habitantes se dedican a la producción pesquera y/o agrícola en donde
existen más de 250 habitantes. La información revisada fue a partir
de información proporcionada por la Comisión Estatal de Pesca del
estado de Michoacán, de la sagarpa, así como información de bases
de datos del apoyo Progresa otorgado por sagarpa-progresa Prima-
vera-verano y otoño-invierno 2016 y 2017. Con esta información se
construyó una base de datos y se seleccionaron las localidades en donde
se aplicó el instrumento de investigación
Las encuestas fueron aplicadas entre los meses de enero y marzo de
2018. En las siguientes figuras se observan las localidades en las cuales
se realizó trabajo de campo para la recolección de datos (Mapas 1, 2, 3).

Mapa 1. Regiones de estudio, Lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro


en el contexto del estado de Michoacán y de la República Mexicana

Fuente: Elaborado por M. en C. Agustín Hernández Santoyo.

62 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Mapa 2. Regiones del Lago de Cuitzeo, municipios y localidades
en donde se realizó el levantamiento de información

Fuente: Elaborado por M. en C. Agustín Hernández Santoyo.

Mapa 3. Regiones de Lago de Pátzcuaro, municipios y localidades


en donde se realizó el levantamiento de información

Fuente: Elaborado por M. en C. Agustín Hernández Santoyo.

La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 63


Esta investigación formó parte del proyecto de investigación
conacyt-“Desarrollo local y seguridad alimentaria a través del meta-
bolismo social de productos básicos agroalimentarios y pesqueros en
Michoacán”, cuyo objetivo es analizar el metabolismo social de sistemas
agroambientales y acuícolas representativos en Michoacán, incluyendo
la producción de alimentos, su distribución, consumo y disposición
final, con el propósito de generar alternativas tendientes a fortalecer
la seguridad alimentaria en la entidad que, en esa medida, también
contribuirán a fomentar el desarrollo local sustentable.

Resultados
La inclusión social es el proceso por el cual se alcanza la igualdad.
Primeramente, se analizó la inclusión de personas mayores de 65 a las
actividades agrícolas y de pesca. En los resultados encontramos que
91% de los entrevistados contestaron que no hay personas mayores de
65 años que los apoyen en las actividades productivas y 9% contestó que
sí hay personas de esa edad que los apoyan. Comparando por regiones
en Cuitzeo el porcentaje fue más elevado 9.8% que en Pátzcuaro 9%
(ver gráfica 1).

Gráfica 1. A parte de usted, ¿Hay personas mayores de 65 años


que le apoyan en las actividades que realiza?

Fuente: Elaboración propia.

64 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Las actividades en las cuales apoyan este grupo de personas son
principalmente en labores agrícolas (27% y 22%) en Cuitzeo y Pátz-
cuaro respectivamente y en pesca (22%) en Cuitzeo y más bajo en
Pátzcuaro (6%) (ver gráfica 2).

Gráfica 2. ¿Qué actividades realizan las personas mayores de 65 años?

Fuente: Elaboración propia.

Se preguntó además la edad de los pescadores y los agricultores


entrevistados, encontrando que 27% de ellos son mayores de 65 años,
por lo que además de ellos también hay personas dentro del mismo
rango de edad que le apoyan (ver gráfica 3).

Gráfica 3. Edad de los agricultores y pescadores

Fuente: Elaboración propia.

La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 65


Enseguida, se preguntó si hay personas con discapacidad que
también apoyen en las actividades de agricultura y pesca. Se encontró
que el 6% de los entrevistados tienen algún tipo de discapacidad (visual,
movilidad u otra) y solamente 2.4% contestó que sí hay personas
discapacitadas que apoyan en las actividades de pesca y agricultura.
Al comparar por regiones, encontramos una ligera mayor inclusión en
Pátzcuaro (3.3%) que en Cuitzeo (1.5%) (ver gráfica 4).

Gráfica 4. ¿Hay alguna persona con algún tipo de discapacidad (visual,


movilidad, etc.) que le apoyen en las actividades que realiza?

Fuente: Elaboración propia.

Algunas de las actividades en las que apoyan las personas con


alguna discapacidad dentro de la agricultura son: labores en el campo,
contratar peones, desgranar, sembrar, manejar tractor. También se
mencionaron otras actividades de apoyo en la pesca como son: cargar
pescado, lavar la pesca, limpiar redes y venta de pescado (Ver gráfica 5).

66 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Gráfica 5. ¿Qué actividad realiza la persona con discapacidad?

Fuente: Elaboración propia.

La inclusión social también incluye la participación de mujeres


embarazadas en las actividades productivas. En tal sentido, únicamente
8% contestó que ha habido mujeres embarazadas que han apoyado en
sus actividades. Al comparar por regiones, encontramos mayores casos
de participación femenina en las actividades productivas en el lago de
Pátzcuaro (10%) que en el de Cuitzeo (5.3%) (ver gráfica 6).

Gráfica 6. ¿Ha habido mujeres embarazadas


que le han apoyado en las actividades que realiza?

Fuente: Elaboración propia.

La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 67


Las actividades que realizan varían de acuerdo con la región, sin
embargo, destacan dos actividades principales en las dos regiones,
las actividades en el campo y complementarias en la pesca como son
limpiar, vender y lavar redes (ver gráfica 7).

Gráfica 7. Actividades que realizan las mujeres embarazadas

Fuente: Elaboración propia.

Discusión de resultados
De acuerdo con los hallazgos de esta investigación en ambas zonas
lacustres del estado de Michoacán (Cuitzeo y Pátzcuaro) existe muy
baja inclusión de los grupos vulnerables a pesar de que estas personas
pudieran aportar más a los procesos económicos y deberían ser vistos
como agentes de desarrollo (Beduschi, 2018).
En el primer grupo, adultos mayores de 65 años, fue interesante
observar, que el 27% de los entrevistados se encuentran en un rango
de edad de 65 a 94 años. Estos datos coinciden con los trabajos de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe, que establece
que el 41.2% de las personas ocupadas de 65 años o más trabajan en el
sector agropecuario. Esto se debe a la falta de fuentes de ingreso alter-
nativas a causa de la carencia de un sistema de pensiones en las zonas

68 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


rurales. También se asocia a las características propias de la economía
campesina y a la falta de mecanismos de transición intergeneracional
(cepal, 2018). Además, los pescadores de Cuitzeo y Pátzcuaro son
trabajadores que por cuenta propia han realizado este trabajo toda su
vida. Pero además de ellos mismos, al preguntar si incluyen a personas
mayores de 65 años a la labor de pesca o agricultura, solo 9% contestó
que sí y el resto no.
La inserción laboral de personas mayores a las actividades de pesca
y agricultura es un asunto que se encuentra estrechamente relacionado
con el envejecimiento de la población rural en el país, el cual debe ser
atendido desde la política pública, ya que en los próximos años se prevé
un proceso cada vez más acentuado de envejecimiento de la población
rural (fao, 2014). Aunado a lo anterior, las personas adultas mayores
en México sufren de elevada discriminación, ya que de acuerdo con la
Encuesta Nacional de Discapacidad del inegi (2017), el 16.1% de la
población adulta mayor considera haber sido discriminada en al menos
un ámbito social el último año. Los principales problemas a los que
se enfrentan son la falta de una pensión para cubrir sus necesidades
básicas y la carencia de oportunidades para encontrar trabajo.
Con la edad tiende a aumentar la proporción de personas con dis-
capacidad lo que dificulta su inserción laboral, incluso antes de llegar a
la edad legal de jubilación (cepal, 2018). A partir del trabajo de campo
se identificó que existen pescadores y agricultores cuentan con alguna
discapacidad (6%) y la incorporación de personas en estas condiciones
es baja (2.4%). Al igual que los adultos mayores, los discapacitados
son muchas veces discriminados al momento de pretender incorpo-
rarse al mercado laboral. De acuerdo con la Encuesta Nacional de
Discapacidad del inegi (2017) 25.1% de la población discapacitada
ha sido discriminada el último año, al menos en el ámbito social, y los
principales problemas que enfrentan son la falta de infraestructura en
calles y transporte inadecuado, así como la falta de oportunidades para
encontrar empleo. Si a lo anterior, se agrega que el mayor porcentaje

La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 69


de localidades agrícolas y pesqueras de los lagos de Cuitzeo y Pátz-
cuaro están ubicadas en un medio rural, la misma inaccesibilidad es
una circunstancia limitante, que se traduce en aislamiento (Charro-
alde y Fernández, 2006). Por lo tanto, se requieren acciones de polí-
tica pública para incluir a personas discapacitadas en las actividades
de pesca y agricultura en nuestro país, con una adecuación de espacios
e infraestructura, además que los mismos pescadores y agricultores
generen oportunidades para ellos, en actividades apropiadas.
Por último, en el tercer grupo relativo a las mujeres, se advierte muy
poca participación o inclusión de las mujeres en las actividades de pesca
y de agricultura. La investigación se enfocó únicamente en la participa-
ción de las mujeres embarazadas en las labores de pesca o agricultura,
encontrando un bajo porcentaje (8%) en ambas regiones. Este resul-
tado lleva a la reflexión sobre el papel de la mujer en la agricultura y la
pesca, acerca de su nivel de participación en las comunidades pesqueras
lacustres y marítimas. Perea-Blázquez y Flores-Palacios (2016), iden-
tifican que existe una división de género en el trabajo, en donde las
mujeres participan en tareas que tienen lugar en la tierra y requieren
destreza, como son la confección y reparación de redes, procesamiento
previo y posterior a los recursos y su comercialización; pero rara vez se
encuentran presentes en la actividad de captura directa de los recursos
pesqueros. Onofre y Martín (2015) establecen que los pescadores están
muy relacionados con las con las mujeres que comercializan pescado,
es decir existe una relación de parentesco (esposas, hermanas, hijas o
madre) y cuando algún hombre de la familia abandona la pesca, ellas
continúan con la actividad, pero compran el producto para comercia-
lizarlo. Además, en los estudios tradicionales sobre el campo, la mujer
también ha sido excluida (Silipandri, 2010).
Sin embargo, en la búsqueda de alternativas para generar una
inclusión de las mujeres en la pesca y la agricultura, las comunidades
lacustres de Cuitzeo y Pátzcuaro podrían aprender de la creación de
cooperativas de mujeres en la pesca (Perea-Blázquez y Flores-Palacios

70 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


2016) o de las experiencias de los nuevos movimientos sociales como
el ecofeminismo, que ha ganado gran espacio en la agroecología (Sili-
pandri, 2010) y las cuales han encontrado un espacio adecuado para la
participación femenina.

Conclusiones
La pesca y la agricultura son actividades esenciales para la vida y el
sostenimiento de cientos de familias de las localidades asentadas en las
riberas de los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo. Los problemas ambien-
tales que se han presentado en estas zonas han hecho que la mayoría
de las investigaciones se focalicen en los aspectos ambientales, restando
importancia a aspectos sociales, como es la inclusión social. En esta
investigación se encontró que existe una baja inclusión social de grupos
vulnerables en las actividades de pesca y agricultura, en las dos zonas
lacustres estudiadas. En este estudio fueron analizados tres grupos
vulnerables: las personas mayores de 65 años, las personas con algún
tipo de discapacidad y las mujeres embarazadas. Particularmente el
grupo vulnerable de menor inclusión social fueron las personas con
alguna discapacidad (2.4%), seguido de las mujeres embarazadas (8%)
y de las personas mayores de 65 años (9%).
El desafío entonces es poder transitar hacia una agricultura y pesca
social, que pueda ser un puente entre la naturaleza y la sociedad, que
facilite la adopción de prácticas agrícolas a través del empoderamiento
de las personas de grupos vulnerables. Se requieren por lo tanto de
políticas públicas que promuevan esta inclusión social tan necesaria
para lograr una mayor equidad en las regiones lacustres en el estado de
Michoacán. Así como, capacitar y educar a las comunidades de pesca-
dores y agricultores en temas de inclusión social de manera que exista
un cambio en la idiosincrasia sobre el trato de personas con estas carac-
terísticas y a su inclusión en actividades productivas de acuerdo con sus

La inclusión social de pescadores y agricultores de maíz de los lagos de Cuitzeo y Pátzcuaro 71


capacidades, que incluso pueden ser clave en el futuro, para sostener las
actividades agrícolas y pesqueras.

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72 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


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74 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capítulo iii.
¿Cuánta agua beben las fresas?

lucie crespo stupková *


j. luis seefoó luján **

Introducción
La angustia de productores agrícolas y habitantes urbanos en la región
Zamora, y la curiosidad académica por los grados de contaminación
y agotamiento del agua, son estados afectivos y cognoscitivos relati-
vamente recientes y están relacionados con dos dimensiones externas:
la epidemia de cólera de 1991-1993 (dof, 1993) y la Iniciativa de
Inocuidad Alimentaria para Productos Domésticos e Importados
(usa, fda, 1998; Avendaño, et al., 2006), matizadas por el contexto
local caracterizado por la concentración del cultivo de fresa en agricul-
tores altamente capitalizados.
Antes de la presencia epidémica del cólera no existía mayor preo-
cupación por la calidad del agua y su cantidad no inquietaba a nadie.
Solo la (in)oportunidad por los excesos de lluvia en agosto-septiembre
causaban daños materiales y enfado social, sobre todo si los afec-
tados eran asentamientos de buena posición socioeconómica. Así, en
contextos de abundancia hídrica, algunas de las interrogantes cruciales

* El Colegio de Michoacán.
Correo de contacto: lcrespo@colmich.edu.mx
** El Colegio de Michoacán.
Correo de contacto: seefoo@colmich.edu.mx

75
de la producción agrícola y el abasto humano directo eran: ¿Cuál es el
volumen de agua que se utiliza en la producción de fresa y cuál el necesario
para satisfacer las necesidades humanas directas? ¿Cuánta agua tenemos?
Suponiendo buenos ciclos de lluvia, una deforestación que no
ha acabado la capa vegetal de las montañas, la capacidad de recarga,
reciclamiento y otras variables, imaginamos que el agua es un bien
ilimitado para cubrir todas las necesidades en condiciones de calidad,
cantidad y disponibilidad, y que no hay motivo para mortificarse;
pero, si aceptamos que hay signos de contaminación y/o agotamiento,
entonces vale preocuparse y ocuparse precisando la pregunta: ¿Cuál es
el nivel de producción (tonelaje, superficie) de fresa que soporta el acuífero
antes de llegar a un punto de desequilibrio hídrico sin solución ambiental y
económica viable?
No es, por cierto, la interrogante de grandes ni pequeños produc-
tores. Los 50-60 agricultores más capitalizados, vinculados con los
brokers y aparentemente representados por la Asociación Nacional de
Exportadores (aneberries), están preparados para trasladar sus inver-
siones a otras entidades (Tapalpa, ribera de Pátzcuaro), a otros nichos
ecológicos, si la alteración de plagas y enfermedades, los costos del agua
(profundidad de bombeo y/o tratamiento) y si las necesidades fenoló-
gicas del cultivo lo exigieran. En tanto que los medianos y pequeños
productores desde hace años están gestionando el saneamiento del río
Duero encabezados por el Consejo Nacional de la Fresa, cuya base
social son ejidatarios y propietarios privados que viven en y de la agri-
cultura y forman parte de la Unión Agrícola Regional de Productores
de Fresas y Hortalizas del Valle de Zamora (uarpfhvz), conocida
como “La Unión de Freseros”.
En su dimensión agrícola, son dos los sujetos sociales usuarios
del agua: unos, los grandes productores que se abastecen de pozos
profundos y trabajan para empresas extranjeras mediante contrato; y,
otros, los medianos y pequeños que todavía tienen plantaciones bajo
riego rodado sin plástico, que ya han salido de las fresas y/o incur-

76 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


sionan en el riego presurizado desde pozos profundos y canales con
filtros para tratar el agua.
Solo como referencia, pues no es el centro del estudio, el uso
urbano (doméstico y/o agroindustrial, comercial y de servicios), ofrece
rasgos sociales similares: concentración de agua en una parte de la
sociedad y escasez y mala calidad en otra. Algunos colegas encuentran
“el problema” del abasto y la calidad en el crecimiento poblacional. Su
tesis –y los que hemos seguido el movimiento poblacional– observa
que Zamora tuvo un incremento absoluto de 30,531 habitantes entre
1970 y 1980, de 31,425 entre los años 1980 y 1990 pero de 1990 a
2000 creció menos: 17,019 y entre los años 2000 y 2010 otros 22,092
(inegi, 2000 y 2010).
En lo que sí coincidimos es en que la perforación es cada vez
más profunda debido al abatimiento dinámico de los mantos y a la
presencia de algunos contaminantes. Meneses y Reyes (2007) regis-
traron medidas de 50 a 250 metros. En 2013, la menor profundidad
(42 m) se anotaba en el pozo “Lechería” de la colonia Valencia y la
mayor de 250 m en el fraccionamiento “Altamira”, con profundidades
de extracción de 24 y de 150 m en Villas San Antonio y Altamira,
respectivamente (sapaz, Conferencia, El Colegio de Michoacán, 25
de enero de 2013).

Manejo de agua en el Valle de Zamora


Aportaciones hídricas
Las precipitaciones (junio-septiembre) de estos valles oscilan entre
700 y 1100 mm anuales, sin embargo, la cuenca se alimenta de la sierra
y la Meseta Tarasca cuyas precipitaciones van de 1,000 a 2,000 mm
anuales (Guzmán, Seefoó y López, 2003). Las precipitaciones para la
cuenca del Duero acumulan 2,173.6 hm3, de los cuales 27.6% corres-
ponde a los valles y 78.4% a la zona cerril (Ochoa-Estrada y Villal-
pando-Barragán, 2016). A éstas se suman escurrimientos superficiales

¿Cuánta agua beben las fresas? 77


(157,3 hm3 zona cerril y 119,2 hm3), datos que tomamos con reserva,
ya que la lluvia varía de un tiempo a otro y la información recabada de
inegi es de 1988.
La principal corriente es el río Duero, alimentada de otras como
el río Celio (manantial Verduzco), Blanco, El Convento, El Patullo,
Hondo, La Barranca, Lareño, Prieto y La Ceja (inegi, 2009a y 2009b).
Las concesiones de agua del distrito de riego 061-Zamora que suman
193.2 hectómetros cúbicos con 2,866 usuarios y 10,911 hectáreas irri-
gadas con aguas superficiales constituyen una aproximación al volumen
que fluye por esta cuenca (Comisión Nacional del Agua, 2018).
Tampoco tenemos información verídica sobre el acuífero que se
expande debajo del valle; como mencionan Villanueva-Hernández,
Tovar-Cabañas y Vargas-Castilleja (2019), el volumen de un acuí-
fero y las condiciones del agua subterránea varían significativamente
en función de la pendiente, la profundidad, la erosión, la presencia
de fracturas, la presencia de cuerpos de agua, canales o campos de
irrigación, etcétera que determinan como puede filtrarse el agua de
lluvia a través de la formación geológica y sumarse a las aguas subte-
rráneas. Los autores utilizan percepción remota y varios sistemas de
información geográfica para elaborar el modelo digital de elevación y
fusionarlo con el modelo tridimensional para estimar el potencial de
agua subterránea, tomando en cuenta la recarga anual y el volumen de
extracción. A falta de un estudio a detalle para el valle de Zamora, nos
apoyamos en datos indirectos.
Según información oficial (conagua, 2018), dentro del distrito
061 se distribuyen 25.3 hectómetros cúbicos de aguas subterráneas que
riegan 846 hectáreas. Este consumo es mucho menor que el calculado
por la extensión de la agricultura protegida en el valle (92.1 hectóme-
tros cúbicos para regar las 4,737 hectáreas). Es posible que una parte de
la ap sea regada con agua filtrada de canal, sin embargo, los agricultores
refieren que esta forma de acceder al agua inocua es costosa. Por eso

78 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


pensamos que la diferencia entre el agua concesionada y la consumida
no se puede explicar en su mayor parte por esta variante.
Silva-García, Ochoa-Estrada y Cruz-Cárdenas (2016) observaron
una marcada sobreexplotación en el valle de Zamora, en algunos casos
se encontraron hasta 20 pozos por 4 km2. El uso principal es agrícola
(71%, 101 hm3), seguido por el urbano (10%, 10.5 hm3). Mencionan
que existe un acelerado crecimiento de concesiones para explotación de
agua subterránea: en el año 1994 solo existían 28 títulos de concesión
para la explotación de agua subterránea en toda la cuenca del Duero y
actualmente son 216 pozos en Zamora.
Los acuíferos reciben una alimentación inducida por el desarrollo
agrícola, originada por las pérdidas en los canales de riego no reves-
tidos y por la infiltración de excedentes de riego. Un porcentaje de
retorno depende del tipo de suelo, para suelo arcilloso es de 4% (Comi-
sión Nacional del Agua, 2002 citado en Ochoa-Estrada y Villalpando-
Barragán, 2016).

Consumo
El consumo de agua en una región depende estrechamente de su
actividad económica y del tamaño de población que sostiene. En
Michoacán 87% del agua es de uso agrícola; 7% es para el abasteci-
miento público; 5% es industrial y 1% se aplica en la producción de
energía eléctrica (conagua, 2018). La Organización Mundial de la
Salud (oms) considera que la cantidad mínima de agua para consumo
humano (beber, cocinar, higiene personal, limpieza del hogar) es de 20
litros por habitante al día. Para determinar el equilibrio entre la dispo-
nibilidad y el consumo del agua en un área geográfica determinada, se
manejan los términos “umbral de presión hídrica” (1,700 m3 por habi-
tante por año) y el “umbral de penuria” (1,000 m3 por habitante por
año). conagua (2018) utiliza grados de presión: sin estrés, estrés bajo,
estrés medio, estrés alto y estrés muy alto. En Michoacán el volumen

¿Cuánta agua beben las fresas? 79


concesionado per cápita en 2017 de 1,183 m³ por habitante al año, lo
que significa un estrés alto.
La conurbación Zamora-Jacona es un nodo económico impor-
tante; en el año 2017 solamente Zamora aportó 12% al Producto
Interno Bruto del estado, tercer municipio michoacano con mayor
aporte (MiMorelia.com, 2017). A pesar de que la agricultura repre-
senta solamente 5% en Jacona y 3% en Zamora (gráfico 1), es la base
de la economía regional. Los siguientes eslabones vinculados son la
industria agroalimentaria (congeladoras, procesadoras, refrigeradoras),
el comercio nacional e internacional y servicios como el transporte o
financieros. Dentro del sector secundario, la industria agroalimentaria
es la segunda con mayor consumo de agua (después de la industria
del papel). Se requiere agua de máxima pureza, ya que el uso principal
es para lavado y limpieza, incorporación al producto, enfriamiento y
refrigeración. Sin disponer de información completa y actual de los
consumos industriales, los títulos de las concesiones a 25 de empresas
agroindustriales nos aproxima al volumen que manejan: 1,897,436 m3
en 2016 (dr061, títulos de concesión). Otro dato importante son los
233.70 hectómetros cúbicos concesionados a la Comisión Federal de
Electricidad para generar energía en la hidroeléctrica El Platanal, en
Jacona; éstos son reusados por la agricultura sin sufrir modificaciones
sustanciales.
Basados en el riego, dividimos la agricultura regional en tres grupos:
de temporal (lluvia), de riego por canal y de riego por goteo. La agri-
cultura de temporal emplea en Zamora 2,994 hectáreas y otras 345
en Jacona, en su mayoría (95%) para maíz grano. Zamora cuenta con
8,805 hectáreas con riego, Jacona suma otras 2,677, de las cuales un
33% es aprovechado para la fresa (siap, 2018). Según nuestros cálculos,
la superficie de ap regada por goteo es de 4,737 hectáreas (diciembre
2019). En el siguiente esquema se puede observar de manera sintética
el balance de aportaciones y consumos (en el caso de las aportaciones

80 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


de agua superficial y subterránea se trata de aproximaciones indirectas,
el dato sobre el consumo de agroindustrias es incompleto).

Gráfico 1. Las principales actividades económicas en Zamora y Jacona

Fuente: inegi, 2015a y 2015b.

Esquema 1. Aportaciones y consumos en el Valle de Zamora

Fuente: Elaboración propia.

¿Cuánta agua beben las fresas? 81


La fertiirrigación
Este método, practicado en el Valle al inicio de los años noventa,
consiste en la aplicación de agua con elementos nutritivos, condu-
cida por medio de mangueras perforadas colocadas cerca de la planta
(goteo). En el caso del cultivo de fresa, la práctica más común es surco
cubierto con acolchado (polietileno de baja densidad), bajo el cual se
coloca la cinta de riego (polietileno o polipropileno de alta densidad).
Así se mantiene la humedad en el área radicular, reduciendo las fungosis
que afectan al follaje y a la fruta.
La ventaja de la fertiirrigación es que los elementos nutritivos son
rápidamente absorbidos y utilizados por las plantas, sin embargo, hay que
destacar que el intercambio dentro del sistema suelo-agua-nutrientes-
plástico-plantas-atmósfera tiene cierto grado de complejidad, ya que
los elementos nutritivos se presentan en tres formas: no intercam-
biables, intercambiables y en solución. La fertiirrigación aumenta
los nutrientes en la solución, pero poco o muy poco los contenidos
intercambiables y posiblemente menos aún los no intercambiables. El
nivel de aprovechamiento de los nutrientes por la planta depende de
la cantidad de agua en el suelo para disolver y movilizar los elementos
nutritivos hacia la raíz. Si la cantidad de nutrientes disueltos en el agua
del suelo es baja, éstos no se movilizan suficientemente hacia las raíces
ni son tomados y utilizados por las plantas (Amézquita, 1999).
Para mantener el cultivo hidratado y nutrido es necesario mantener
un buen volumen de mesoporos del suelo (en los cuales se almacena el
agua disponible por la planta) y una buena conductividad hidráulica.
La frecuencia de riego se asocia entonces con dos puntos cruciales:
con el punto de marchitez temporal (o humedad aprovechable) y con
la humedad a capacidad de campo. Estos dos parámetros difieren
según el tipo de suelo. En nuestro caso, –suelo arcilloso–, el punto de
marchitez temporal es de 22% y la capacidad de campo de 44% de
humedad volumétrica. Eso quiere decir que para mantener las plantas

82 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


en condiciones óptimas de necesitan entre 0.22 cm3 y 0.44 cm3 de agua
en 1 cm3 del suelo (Cardona, 2019).
La práctica de fertiirrigación tiene como fines tanto técnicos-
productivos como económicos: producción y beneficio y un apro-
vechamiento máximo del (escaso) recurso hídrico. Los indicadores
para evaluar son entonces a) la productividad, b) la rentabilidad; y
c) la efectividad. El riego por goteo es presentado como una tecnología
que incrementa la productividad de los cultivos, lo cual ayuda a garan-
tizar la seguridad alimentaria (Ángeles, 2019) y el ahorro de agua se
estima hasta de 24,600 m3/ha comparado con un sistema convencional
(intagri). Si comparamos la producción de fresa con otros cultivos
– especialmente con los verdaderamente importantes para la seguridad
alimentaria de los mexicanos como el maíz, el frijol, el trigo o la papa–
el consumo de agua azul es exagerado (agua verde –de las precipita-
ciones– casi no se utiliza): maíz necesita 12 veces menos, frijol 18 veces
menos y la papa 29 veces menos (cálculo a partir de los consumos
promedio estimados por Mekonnen y Hoekstra, 2010).
Los productores de fresa, que tienen posibilidad por la cercanía de
los canales de riego, utilizan esta agua para la fertirrigación utilizando
una bomba (Foto 1). Cuando termina la temporada de exportación y
la fruta está destinada al mercado nacional o al proceso, algunos usan
el agua directamente del canal (Foto 2). Otra variante al uso de bomba
es la barqueña (Foto 3), en este caso la extracción del agua del canal es
mecánica mediante el movimiento del eje del tractor.

¿Cuánta agua beben las fresas? 83


Foto 1. Fertiirrigación del canal, septiembre 2018, Zamora

Foto 2. Irrigación del canal, febrero 2020, Zamora

Foto 3: La barqueña

Fuente: Fotografías de Lucie Crespo Stupková.

84 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Metodología y resultados
El crecimiento de la superficie fresera en Zamora y Jacona, en general
la región zamorana, circunscrita al distrito de riego 061, y en nuevos
espacios cultivados por berries como Santiago Tangamandapio, Chil-
chota y Ecuandureo, es una variable interesante para estimar cuánta
agua demanda la agricultura intensiva. Debido a la falta de datos sobre
la extracción desde pozos profundos (carencia y/o daños en medi-
dores, existencia de pozos clandestinos o rentados, zona en veda por
conagua) la estimación es indirecta.
Por ahora la indagación se limita a la agricultura protegida esta-
blecida en los municipios de Zamora y Jacona, en diciembre en 2017,
2018 y 2019. Se estimó el consumo de agua a partir de la superficie
con agricultura protegida medida mediante análisis de imágenes sate-
litales, recomendaciones agronómicas para el cultivo de fresa (Cardona,
2019), y para la huella del agua (Mekonnen y Hoekstra, 2010); reco-
rridos de campo y registros fotográficos para conocer y documentar las
prácticas productivas y de uso de agua; y entrevistas no estructuradas a
los productores locales.
Las imágenes que se utilizaron son de satélite Sentinel 2, radiomé-
tricamente corregidas. Las imágenes de diciembre (2017, 2018 y 2019),
además de una baja nubosidad representan el máximo de la superficie
plastificada, pues en primavera puede haber más sesgos debido a que
por las altas temperaturas se descubren los túneles. Vale considerar
que al interior de cada campo existe una gran heterogeneidad: parcelas
con acolchado y sin túnel; con acolchado, túnel y malla sombra
pudiendo haber macetas; o, también, invernaderos. La clasificación ha
sido semi-supervisada con trabajo de campo para levantar y georrefe-
renciar la información. El método de análisis de imágenes satelitales
por el que se optó es estimación de máxima verosimilitud con segmen-
tación de imágenes para recortar el área agrícola de los dos municipios,
descartar la mancha urbana, los caminos, cuerpos de agua y áreas no
cultivables (montes) aplicando buffer de 2 km.

¿Cuánta agua beben las fresas? 85


Para estimar el consumo humano de agua se parte de los datos
sobre la población según Instituto Nacional de Estadística y Geografía
del año 2015, las recomendaciones de la Organización Mundial de
Salud y las de Comisión Nacional del Agua.

Metodología
Para conjeturar los requerimientos de la población: bajo un consumo
mínimo de 20 litros persona/día de agua para necesidades básicas e
higiene elemental (oms), las poco más de 296 mil habitantes de Zamora
y Jacona necesitarían 2,160,800 m3 al año, pero basados en los 380
l/per cápita día (conagua), el volumen sería de 41,055,200 m3 al año.
Existen fraccionamientos donde abunda el agua, extraída de
pozos profundos particulares y/o de la red municipal, y asentamientos
humanos donde los pobladores cavan pozos someros (Netzahualcóyotl,
periferia de La Libertad); usan agua de canales de riego (Guanajua-
tillo) y adquieren agua desde pipas que distribuyen el líquido transpor-
tado desde Tangancícuaro (Cupatziro) o de Jacona (Caja del Bosque);
perforan pozos artesianos y disponen del servicio municipal (Cosmos);
mientras que a otras colonias el agua les es suministrada desde tanques
elevados que se llenan de pozos profundos ( Jardines de Catedral, Las
Fuentes, Arboledas, Progreso Nacional) y de los tanques de La Beatilla
construidos con capacidad de 20 mil m3 para surtir 30 colonias del
noroeste de Zamora, pero el líquido se extrae de pozos profundos.
Jacona tiene la particularidad de poseer afloramientos naturales
como El Bosque, Santo Entierro, La Luz (Presa Verduzco), Oran-
dino, La Estancia, El Disparate, La Rojeña, Calicanto, El Carrizal y
La Hoyita. Los primeros dos son destinados al uso humano directo
con una concesión para agua purificada desde Santo Entierro. La Luz,
Orandino y Estancia aportan al agro y tienen un uso recreativo. El
Disparate, por su contenido en sales y coloración es usado marginal-
mente para el lavado de ropa y riego agrícola. De los otros no se cuenta
con información suficiente.

86 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Para el cultivo de fresa, los ingenieros agrónomos recomiendan 40
riegos durante el ciclo vegetativo, que es de 277 días, llegando a un
total de 20,806 m3/ha/ciclo. Por su parte, la huella de agua azul (super-
ficial y subterránea) del cultivo de fresa se estima de 109 m3/tonelada.
Agricultores locales explican que el riego durante casi todo el
año es necesario porque: a) desde el principio del ciclo (septiembre-
octubre), a pesar de la presencia de lluvias en esta temporada, el cultivo
ya está cubierto por el macro túnel; b) en los meses más fríos (diciembre-
febrero) cuando empieza la cosecha para exportación, evita que se
congelen los tejidos vegetales; y, 3) en los meses de cosecha tardía
marzo-mayo (sobre todo para mercado nacional o procesamiento
agroindustrial), el alto requerimiento se debe a las crecientes tempera-
turas dentro del macro túnel. La mayoría de los agricultores requiere
riegos tres veces a la semana (cada tercer día) durante dos horas, aunque
algunos aplican una hora diaria.
Alejandro R., productor de fresa desde los años noventa, nos
compartió datos precisos sobre su consumo de agua.1 En resumen,
expresa que riega dos horas cada tercer día con un volumen de 180
m3/ha, no usa agua del canal ni entarquinamiento en la temporada de
verano. Basándonos en estos datos llegamos a un consumo por tempo-
rada (9 meses) de 19,440 m3/ha distribuidos en 108 riegos. Si bien el
número de riegos es mayor del que recomiendan los ingenieros agró-
nomos, el volumen de agua es menor (por 1,366 m3/ha). Cuando el
agricultor Alejando R. habla del consumo total por temporada, llega a
53 mil m3 para 4 hectáreas, lo que significaría 13,250 m3/ha, una cifra
menor de la cual se derivó de sus consumos semanales. Alejando R.

Alejandro R.: “Los suelos son pesados, más arcillosos… se riega cada tercer día, tres
1

veces a la semana por dos horas con un flujo de treinta y cinco litros por segundo. Con
eso riego casi una hectárea y media [1.4 hectáreas]… En la temporada utilizo unos
cincuenta y tres mil metros cúbicos en toda esta área [4 hectáreas]… Tengo pozo
profundo, el agua tengo de sobra… cuando hay frío, se riega más… El riego de por
inundación e entarquinamiento no se usa hoy en día”.

¿Cuánta agua beben las fresas? 87


estima su producción en 20 t/ha.2 La huella hídrica azul por tonelada
de su fresa sería entonces de 972 m3, lo que es casi nueve veces más que
el promedio global (109 m3/t).
Sin embargo, existen productores que todavía usan el entarquina-
miento: documentación fotográfica sobre todo del valle de Zamora
(foto 4), predio de los Espinos, en parcelas cercanas al río Duero, pero
también en La Rinconada. El uso del entarquinamiento es condicio-
nado por: a) cercanía del canal de riego, b) infraestructura de canales,
represas y bordos alrededor de la parcela. No hemos encontrado que
se trate de una práctica correlacionada con la edad del productor o
encargado de la parcela; tampoco con la práctica productiva, ya que
se encontraron cajas de agua en parcelas con ap (foto 5). Las razones
expresadas más frecuentemente a favor del entarquinamiento de parte
de los productores son los económicos: a) ahorro en agroquímicos,
porque la inundación temporal funciona contra algunas plagas, como
la gallina ciega; b) el ahorro de agua, la parcela queda hidratada para

2
Alejandro R.: “Hay que producir mínimo cinco mil cajas [una caja = aprox.
4 kg] por hectárea para que sea negocio exitoso. Hubo un año cuando produje sola-
mente tres mil cajas, por varios factores… clima no favorable, el tipo de fresa esco-
gida y su manejo… En la temporada del octubre hasta marzo exportamos el ochenta
y cinco porciento de la producción y el quince lo vendo de segunda. Esta última
temporada [2018/2019] producimos las cinco mil cajas para exportación y otras sete-
cientas cincuenta de segunda. Entre abril y mayo vendo otras setecientas cincuenta de
segunda”.
”. Para comparar: siap reporta en 2018 un rendimiento promedio de fresa para
Jacona 55.58 t/ha y para Zamora 52.61 t/ha. El rendimiento es una división entre el
volumen y la superficie cosechada. Los volúmenes de producción y las superficies cose-
chadas son: 53,637 t y 965 ha ( Jacona) 147.348 t y 2,801 ha (Zamora). Según las esti-
maciones de la superficie de fresa que realizamos a base de las imágenes satelitales la
superficie con agricultura protegida (macrotúnel y/o acolchado, invernadero) alcanzó
4,928.68 ha en diciembre 2018. De esta superficie la mayor parte es fresa (estimamos
85%), los otros cultivos serían frambuesa, mora azul y hortalizas como jitomate, chile
o pepino. Nos parece entonces que la superficie de fresa está sub-estimada por casi
500 hectáreas.

88 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


la siembra; c) presencia de fauna, sobre todo peces y ranas que son
aprovechables para autoconsumo. Desde el punto de vista ecológico
se aportan otros puntos positivos: recarga del acuífero por infiltración,
disminución de salinidad del suelo, desarrollo de fauna y flora especí-
fica, prevención contra las inundaciones.

Foto 4. Entarquinamiento, septiembre 2019, Zamora

Foto 5. Caja de agua, septiembre 2019, Zamora

Fuente: Fotografías de Lucie Crespo Stupková.

¿Cuánta agua beben las fresas? 89


En la tabla 1 estimamos el consumo de agua en 3 escenarios. El
consumo del agua en la modalidad de producción de agricultura prote-
gida con fertirriego se estima entre 58 hectómetros y 103 hectómetros
en 2017-2019.

Tabla 1. Consumo de agua en AP en los municipios de Zamora y Jacona,


Michoacán al mes de diciembre (m3)
2017 2018 2019
Escenarios de consumo
4,380 ha 4,929 ha 4,737 ha
Cardona, 2019 91,137,855 102,546,115 98,560,151
Estimaciones semanales del agricultor 85,154,278 95,813,538 92,089,269
Estimaciones anuales del agricultor 58,039,824 65,305,009 62,766,606

Fuente: Elaboración propia.

Discusión y conclusiones
Los viejos estudios sobre fresa abordaban el intercambio desigual entre
Estados Unidos y México, los conflictos por la distribución del producto
social y traslucían el desperdicio del agua (Feder, 1977; Fernández,
1993), sin que “el agua” fuera un asunto central. Las recientes indaga-
ciones se interesan en la contaminación (Arroyo, Escalera y Moncayo,
2015; Inocencio Flores et al., 2013; Silva, et al., 2016; Velázquez, M.
M. y J. L. Pimentel, 2007; Velázquez, Pimentel y Hernández, 2006),
los conflictos intermunicipales, entre organizaciones de productores y
municipios y la gestión (Sandoval, 2020; Seefoó, 2001 y 2002), pocos
abordan la escasez. Agua, agricultura protegida y las llamadas “buenas
prácticas agrícolas” se convierten en tema de agenda más por requisitos
del mercado exterior que por necesidades de consumo nacional.
Cierta limitación es que nuestro estudio toma en cuenta el consumo
por ap y los requerimientos de la población, pero no profundiza en
otros componentes como: cambios culturales, políticas de los sistemas

90 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


operativos de agua potable, políticas nacionales y todos los consumos
(ganadería, industria, comercio, servicios) ni el total del potencial
hídrico (superficial y subterráneo), que depende del ciclo de lluvias.
Las delimitaciones territoriales siempre son un punto problemá-
tico en los estudios de este tipo, pues se trabaja en diferentes escalas. La
cuenca y el acuífero no respetan los límites municipales y se expanden
en una superficie mucho mayor que los dos municipios estudiados.
Igualmente, la mancha de cobertura plástica se extiende en los muni-
cipios vecinos como Tangancícuaro o Tangamandapio. Sin embargo,
realizar un estudio de identificación de cultivos agrícolas a partir de
imágenes satelitales, verificado en campo, es demandante y se necesita
de muchos recursos y tiempo (horas hombre para el trabajo de campo
y el análisis) si se quiere llevar a cabo en extensiones más grandes.
Creemos que con este estudio nos pudimos acercar a los consumos
reales de la agricultura intensiva y de la población de la conurbación y
señalar una problemática que es importante, en la medida que ya llega
el momento en el que los dos consumos compiten por el acceso al agua
limpia. Dependerá si dentro de las decisiones políticas dominará la
necesidad de cumplir con el derecho humano al agua de los habitantes
locales o la demanda del consumidor extranjero que quiere consumir
un alimento fresco e inocuo, pues más de 80% de la producción de
fresas del valle es exportada, lo que significa que dentro de las 160,787
toneladas de fresas también exportamos 17.5 hm3 de agua (43% de lo
que consume la población de la conurbación).
En general, Zamora y Jacona, centro urbano y sede principal de
la agroindustria, cursan una condición de escasez relativa debido a la
contaminación y a la distribución diferencial del agua.
El nivel de producción que soporte el acuífero dependerá tanto de
la recarga como del consumo. La recarga es cada vez menor, debido a la
expansión de cultivo de aguacate en la Meseta Purépecha y la creciente
superficie de agricultura intensiva en la cuenca alta del río Duero (Puré-
pero, Cañada de los Once Pueblos, Tangancícuaro) y se manifiesta en la

¿Cuánta agua beben las fresas? 91


disminución del aforo de los manantiales. El consumo puede ser afec-
tado por diferentes tipos de riesgos; por ejemplo, el aumento de costos
o una caída de los precios de fresa tendrá como efecto una disminución
relativa de la rentabilidad de la fresa zamorana. Así se combinan los
riesgos naturales y económicos, puesto que, con mayor presencia de
plagas, se gastará más en agroquímicos; y con mayor contaminación,
será necesario perforar más profundo y/o emplear filtros para sanear el
agua, hasta que no sea viable producir en las tierras del valle, con lo que
la producción se trasladará a otros territorios mexicanos o se sustituirá
por la producción nacional de Estados Unidos.

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¿Cuánta agua beben las fresas? 95


sección 2

Gestión
comunitaria
capítulo iv.
Política forestal y salvaguardas sociales
en pueblos indígenas: la evaluación social de
un programa federal en la región mazahua

patricia ávila garcía *

Introducción
La política de salvaguardas sociales del Banco Mundial, en su defi-
nición, buscan el involucramiento de los pueblos indígenas en los
proyectos de desarrollo con el fin de que sean de carácter colaborativo.
Parten de la idea de que las propuestas generadas por estos pueblos
deben incorporarse en el diseño, implementación, monitoreo y evalua-
ción de los proyectos para garantizar que brinden beneficios sociales y
económicos y sean apropiados al contexto cultural.
El gobierno federal, a través de la Comisión Nacional Forestal
(conafor), fue el responsable del proyecto “Bosques y cambio climá-
tico”, que inició durante el último tramo del gobierno de Felipe
Calderón (2010-2012) y concluyó en el periodo de Enrique Peña
Nieto (2012-2018), con fondos del Banco Mundial. Para ello requirió
cumplir con la política de salvaguardas sociales en los programas fores-
tales derivados del citado proyecto e incorporar la participación de los

* Profesora-Investigadora en el Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabi-


lidad (iies)-unam campus Morelia.
Correo de contacto: pavila@iies.unam.mx.

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pueblos indígenas en la evaluación de los riesgos y los impactos sociales
en sus territorios.
La evaluación social de uno de los programas regionales de la
conafor, que corresponde a la salvaguarda social de pueblos indí-
genas, fue realizada por un equipo de investigadores de la Univer-
sidad Nacional Autónoma de México. En particular se analizó el
programa “Restauración forestal en cuencas hidrográficas prioritarias”
correspondiente al Sistema de Microcuencas Prioritarias Cutzamala-
La Marquesa, área delimitada por la conafor en términos de su
importancia hidrológica para la Ciudad de México.
Una de las características de esta región es la alta presencia de
pueblos indígenas de origen nahua, mazahua y otomí, que habitan en
porciones del Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y los estados
de México y Michoacán. La evaluación social se realizó con métodos
de investigación participativa e incluyó la perspectiva de la población
indígena, la del personal de conafor que opera el programa y la de
los asesores técnicos forestales que brindan atención técnica en las
comunidades.
Por la complejidad y extensión del área de estudio, este capítulo solo
se centra en la evaluación social del programa en los pueblos mazahuas
ubicados en el estado de México. Entre los resultados se encontraron
que la estrategia basada en la utilización de transferencias monetarias
y en arreglos institucionales vinculados con la interlocución clientelar,
limitó el éxito del programa federal en la región indígena en cuestión,
ya que no hubo una participación amplia e incluyente de la población
en la toma de decisiones y en la recepción de los beneficios. Además, la
aplicación de las salvaguardas se hizo durante el proceso de implemen-
tación del programa, sin establecer mecanismos claros para mejorar los
instrumentos y acciones implementadas en los pueblos indígenas.
La degradación de suelos y bosques es uno de los principales
problemas ambientales de México (Cervantes et al., 2008; semarnat,
2010). En la escala de cuenca, la erosión del suelo y la pérdida de

100 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


la cobertura vegetal afectan el funcionamiento de los ecosistemas y
contribuyen a la sedimentación de los embalses y al deterioro de la
calidad y cantidad de los recursos hídricos (Tomich et al., 2004). De
igual manera, afecta a los suelos que son utilizados con fines produc-
tivos e influyen en la pérdida de la seguridad alimentaria y la migración
de la población campesina.
Como respuesta a esta situación el gobierno mexicano ha desarro-
llado distintos instrumentos regulatorios y de fomento para combatir
esta problemática, a través de la creación de áreas naturales protegidas
y la implementación de programas de conservación y aprovechamiento
sustentable de suelos y bosques, así como de restauración ambiental
(semarnat, 2010).
Las medidas gubernamentales, normalmente de corto plazo y
de carácter reactivo, pocas veces se han basado en el análisis de los
procesos sociales y ecológicos que conducen a la degradación. Éstas se
han enfocado en las consecuencias en lugar de las causas para su reso-
lución, por lo que sus impactos han sido limitados (Escalante y Aroche,
2000; Cervantes et al., 2008).
La Comisión Nacional Forestal (conafor) es una de las institu-
ciones gubernamentales a nivel federal que tiene por objetivo promover
la restauración de áreas forestales degradadas. Con ese fin, a través de
programas de fomento, utiliza instrumentos financieros para incen-
tivar acciones que controlen la degradación de suelos y bosques.
En años recientes, la conafor tuvo a su cargo el proyecto “Bosques
y Cambio Climático”, iniciativa conjunta del gobierno mexicano y el
Banco Mundial para promover la conservación y restauración de los
bosques y así garantizar la captura de carbono y la provisión de servicios
hidrológicos. Como institución receptora del préstamo, la conafor
precisó cumplir con políticas de salvaguarda social y ambiental del
Banco Mundial, como la Política Operacional 4.10 “Pueblos Indí-
genas” (op 4.10), que busca asegurar el acceso y la participación infor-

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 101


mada de los pueblos indígenas en los programas que se desprendan del
citado proyecto y que afecten su territorio (bm, 2005).
La op 4.10 ofrece lineamientos para realizar un proceso de consulta
previa, libre e informada con las comunidades indígenas con dos obje-
tivos: a) corroborar la existencia de un amplio apoyo comunitario hacia
el proyecto de intervención, y b) facilitar la participación informada
de los pueblos indígenas en el diseño e implementación de medidas
para evitar efectos negativos potenciales hacia los pueblos indígenas;
o preparar acciones de mitigación o compensación de los impactos
negativos y riesgos del programa en cuestión. Ésta establece a su vez
que el diseño mismo de los proyectos financiados debe de garantizar
que los pueblos indígenas recibirán beneficios sociales y económicos
apropiados culturalmente, siendo además incluyentes desde el punto
de vista de género e intergeneracional (bm, 2005).
El proceso evaluativo de uno de los programas de la conafor fue
realizado por la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la
coordinación de la autora de este capítulo, en una de las regiones indí-
genas más pobladas de México. En particular se evaluó el “Programa
de Restauración forestal en cuencas hidrográficas prioritarias” en el
Sistema de Microcuencas Prioritarias Cutzamala-La Marquesa, que
abarca porciones del Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y de los
estados de México y Michoacán. La citada evaluación fue una expe-
riencia piloto a nivel nacional y se aplicaron técnicas como talleres
participativos y entrevistas con personal de la conafor, asesores
técnicos forestales, autoridades locales y población indígena de origen
nahua del Distrito Federal y mazahua y otomí del Estado de México
y Michoacán que participan en las acciones de restauración forestal.
El objetivo fue identificar y analizar los riesgos e impactos sociales del
programa en los pueblos indígenas que habitan en la región definida
como prioritaria por la conafor (Ávila, et al., 2014). Para términos de
este ensayo se presentan los resultados de la evaluación social realizada

102 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


solo en localidades mazahuas del estado de México, con el fin de deta-
llar los impactos y riesgos del citado programa federal.

Instrumentos de la política forestal


La evaluación del impacto social de programas de restauración y con-
servación ambiental permite reconocer factores políticos, socioeconó-
micos e institucionales relacionados con su éxito o fracaso (Le et al.,
2011). Además, es útil para medir la efectividad y robustez1 de distintos
instrumentos de política pública como los incentivos directos (Giger,
2000; Antle y Diagana, 2003; Gebremedhin, 2004; Reid, 2004), indi-
rectos (Knowler, 1999), y esquemas de pago por servicios ambien-
tales (Madrid, 2011; Wunder, 2005). En particular, el “Programa de
restauración forestal en cuencas hidrográficas prioritarias” se apoyan en
incentivos directos para desarrollar sus actividades.
Los incentivos directos son un instrumento financiero que, a través
de la oferta de bienes concretos provistos por un proyecto, pretende
motivar a los propietarios o usufructuarios de los predios sujetos a
restauración, para que lleven a cabo acciones que en otras condiciones
no les motivaría emprender.2 Éstos se enfocan en soportar acciones
preconcebidas por los promotores de proyectos como apropiadas o
deseables, involucrando comúnmente un pago en efectivo o en especie
que cubre o reduce el costo de implementar una práctica, el cual solo es
otorgado si el grupo objetivo lo adopta. En este sentido los incentivos
directos se enfocan en los insumos, con la expectativa de que su imple-


1
El concepto de robustez aplicado a proyectos y programas de restauración ambiental
hace referencia a su capacidad de generar beneficios sociales y ambientales de largo
plazo, al promover tendencias que permanezcan durante más tiempo que las activi-
dades del proyecto (Wunder en Madrid, 2011).
Por ejemplo, acciones como la reforestación pueden no ser atractivas por su costo de
2

oportunidad, el bajo retorno de la inversión, y riesgos relacionados con el entorno


social (inseguridad), ambiental (incertidumbre climática) y de mercado.

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 103


mentación resultará en beneficios públicos (Reid, 2004). Un ejemplo
conocido fue el Programa Oportunidades, donde las mujeres recibían
transferencias monetarias periódicas a cambio de que cumplieran acti-
vidades encaminadas a mejorar la salud y la alimentación de sus fami-
lias, así como de que aseguraran la asistencia escolar de sus hijos, con el
objetivo general de reducir la pobreza. Este tipo de subsidios públicos
generan alta dependencia en la economía familiar, representando hasta
40% de los ingresos (Mendoza, 2012).
En torno del manejo de recursos naturales la utilización de incen-
tivos directos ha recibido muchas críticas (Cuadro 1); además está
documentado el impacto que generan en proyectos de conservación
de suelos y reforestación (Giger, 2000; Antle y Diagana, 2003; Gebre-
medhin, 2004; Reid, 2004).

Cuadro 1. Principales críticas a la utilización de incentivos directos

– Los incentivos recompensan el mal manejo, ya que usualmente se dirigen hacia propietarios
cuyo manejo pasado y presente ha contribuido a la degradación (Reid, 2004).
– Tienen una baja o nula efectividad en el largo plazo, ya que pueden generar la creencia de
que la conservación y restauración forestal son responsabilidades públicas, no privadas, lo
cual desincentiva la adopción independiente de prácticas de manejo sostenible. Esto sucede
así, aunque los propietarios piensen que las acciones son requeridas o valiosas, por la
expectativa de que habrá un proyecto futuro que cubrirá los costos (Giger, 2000).
– Su uso distorsiona las relaciones entre proyectos y propietarios, asignando a éstos el rol de
“beneficiarios”, los cuales tienen que seguir un conjunto de reglas y medidas establecidas
desde arriba; evitando, de esta forma, un fortalecimiento verdadero a través de su participa-
ción en la toma de decisiones (Giger, 2000).

– Las compensaciones recibidas a cambio de acciones de restauración pueden producir incen-


tivos perversos que conduzcan a que ciertos grupos de propietarios degraden sus terrenos
con la finalidad de ser tomados en cuenta para recibir las compensaciones (Giger, 2000;
Le et al., 2011).

104 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Giger (2000) señala que a pesar de que estos motivos son bien
conocidos, y se reconoce que el uso de incentivos directos “no funciona
en el logro de una sostenibilidad real”, un alto porcentaje de proyectos
continúan utilizándolos, entre otras razones porque:

a) Los promotores de proyectos, presionados para mostrar resultados


tangibles en el corto plazo, deciden usarlos para “comprar la parti-
cipación” de los grupos de interés, acelerando la implementación de
las acciones propuestas, pero sin incidir en su adopción duradera.
b) Los incentivos son utilizados para supuestamente mitigar las con-
diciones de pobreza de las comunidades propietarias de recursos
naturales. Esto es una justificación cuestionable, pues frecuente-
mente las causas del problema no son tomadas en cuenta.

Algunas investigaciones sobre la política forestal mexicana han


mostrado que las políticas de conservación forestal, al limitar férrea-
mente los derechos de control de las comunidades agrarias sobre sus
bosques, han generado más incentivos contrarios a un manejo susten-
table en el largo plazo (Merino y Ortiz, 2013; Merino, 2004). También
evaluaciones efectuadas a los programas de la conafor han llamado la
atención sobre los riesgos de utilizar incentivos directos para promover
actividades de restauración, sin acompañarlos de proyectos encami-
nados al desarrollo de capacidades productivas y organizativas locales
(Merino y Ortiz, 2013; conafor, 2011)
Una excepción a esta situación fue el “Programa de conserva-
ción y manejo forestal comunitario” (procymaf ), programa piloto
implementado entre los años 1995 y 2000 por la Secretaría de Medio
Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (semarnap) con el apoyo del
Banco Mundial en el estado de Oaxaca. El procymaf tenía como
objetivos generales fortalecer las capacidades técnicas y de organiza-
ción de las comunidades y, a la vez, generar alternativas para el apro-
vechamiento forestal. Así, a través del fortalecimiento de capacidades

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 105


y el desarrollo productivo forestal, el programa buscaba generar incen-
tivos para que las comunidades efectuaran un manejo forestal susten-
table. Como resultado hubo incremento simultáneo de la producción
maderable y de la superficie forestal (Merino y Ortiz, 2013: 134-135).
Por estos motivos el procymaf ha sido evaluado como uno de los
programas de intervención comunitaria más exitosos financiados por
el Banco Mundial (Fox, 2003).
La conafor retomó del procymaf componentes de apoyo rela-
cionados con el fortalecimiento del capital social (como la creación de
ordenamientos territoriales comunitarios, la formación de promotores
forestales, o el fortalecimiento de los reglamentos ejidales) en las comu-
nidades agrarias, pero los desvinculó de los apoyos para el desarrollo
productivo forestal. Al hacerlo, los apoyos de la conafor promovieron
la acción colectiva para el manejo de los recursos forestales, pero sin
articularla con su aprovechamiento (Merino y Ortiz, 2013: 137-138).
Así, los apoyos destinados para fortalecer el capital social estaban en
una situación de desventaja, respecto a los destinados para la restau-
ración o producción forestal. Además, demandaban mayor nivel de
exigencia de tiempo para la organización de las comunidades y coordi-
nación con los asesores técnicos, en tanto los recursos económicos eran
inferiores a otros apoyos (Merino y Ortiz, 2013: 137).
Desde hace varias décadas, los programas públicos han sido mane-
jados por interlocutores locales que actúan de enlace con las comuni-
dades, y se apoyan en el asistencialismo y en el clientelismo político
(Schröter, 2010; Torres, 2012). Estas mediaciones crean expectativas
en las comunidades que son difíciles de romper por el uso indiscri-
minado de incentivos directos, o peor, de dinero a cambio de apoyo
político como es la lógica clientelar.
Kessler (2006) señaló tres condiciones básicas para un cambio de
paradigma en la relación que se establece entre los proyectos de desa-
rrollo rural y las comunidades:

106 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


a) Construir una sólida capacidad de organización local, entendida
como el empoderamiento de las comunidades.
b) Tener voluntad política para democratizar e invertir en una agenda
de desarrollo rural para lograr la participación local en la construc-
ción, monitoreo y evaluación de las decisiones.
c) Lograr financiamiento de largo plazo (10-20 años) y el soporte de
agencias de desarrollo rural que faciliten el cambio.

Además, numerosas investigaciones muestran el compromiso sos-


tenido de las comunidades con estrategias de desarrollo rural en
general, y con actividades de manejo sostenible de los bosques en parti-
cular. Éstas se relacionan con el control comunitario de los recursos, las
estructuras de gobernanza sólidas, y la percepción local de que son una
fuente de alternativas económicas viables (Ostrom, 1990; Khurana,
2005; Merino, 1997; Merino y Ortiz, 2013).

El programa de restauración forestal


en cuencas hidrográficas prioritarias
El programa de restauración forestal en cuencas hidrográficas prio-
ritarias (rfcp) surgió en el año 2009 como una iniciativa innovadora
que modificó el modelo tradicional de restauración forestal empleado
por la conafor. A diferencia de otros programas de restauración, cuya
temporalidad era anual y no proporcionaban incentivos en el corto
y mediano plazo para conservar las plantaciones, el programa rfcp
propuso proyectos multianuales, los cuales incorporaban paquetes
tecnológicos adecuados para cada región, pagos compensatorios para
incentivar el cambio de uso de suelo, y la posibilidad de obtener bene-
ficios económicos de las reforestaciones, a través del registro de éstas
como plantaciones comerciales (Del Ángel, 2012).
El programa siguió la tendencia de la política forestal mundial que
propone la necesidad de que el Estado intervenga, a través de incentivos

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 107


directos, en el desarrollo de plantaciones forestales sobre propiedad
privada (Reid, 2004). Esto sucede así pues frecuentemente el interés
privado por llevar a cabo plantaciones forestales es bajo debido a los
costos de la inversión inicial y el tiempo necesario para recuperarla, lo
que, ligado al alto beneficio social esperado de las plantaciones (mitiga-
ción de efectos negativos, provisión de servicios ambientales), explica
el interés del Estado por incidir en el desarrollo del sector.
Al combinar la restauración forestal con el desarrollo de planta-
ciones comerciales, el diseño del programa superó la aparente contra-
dicción entre la prestación de servicios ambientales y el desarrollo
productivo forestal, uno de los supuestos poco cuestionados del sector
basado en la idea de la “necesidad de la intervención gubernamental
centralizada y restrictiva para garantizar la provisión de bienes públicos
ambientales” (Merino y Ortiz, 2013: 31).
A diferencia de programas anteriores que utilizaban como unidad
de análisis entidades administrativas, como municipios o núcleos agra-
rios, el programa rfcp, se basó en la cuenca hidrográfica, por su capa-
cidad para monitorear y evaluar la efectividad de las acciones imple-
mentadas en la mitigación de los procesos de degradación forestal y de
suelos, llevando a cabo estudios diagnósticos para establecer líneas de
base y sistemas de indicadores (conafor, 2013a).
El objetivo del programa consistió en restaurar áreas degradadas de
cuencas que fueron identificadas como prioritarias:

para mitigar los efectos del cambio climático, recuperar la cobertura


vegetal, evitar la erosión del suelo, inundaciones, azolve de presas, ríos,
canales y demás cuerpos de agua, fomentando la infiltración y la mejora
en la calidad y producción de agua, y captura de bióxido de carbono
(CO2); lo anterior, mediante la realización de acciones de restauración
de suelos, reforestación y demás actividades necesarias para la restaura-
ción de los ecosistemas, logrando con ello reducir el costo de manteni-
miento de las obras hidráulicas y alargar su vida úti. (conafor, 2013b)

108 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Además buscó contribuir en la generación de ingresos de las comu-
nidades rurales beneficiarias, apoyar a la diversificación de las activi-
dades productivas, brindar servicios ambientales y mejorar las capa-
cidades de organización y gestión para el manejo comunitario de los
recursos forestales.
El programa abarcó a trece cuencas que fueron delimitadas como
sistema de microcuencas hidrográficas prioritarias por la presencia de
bosques que contribuyen a la captura de carbono e infiltración de agua.
Una de ellas es el sistema de microcuencas prioritarias Cutzamala-
La Marquesa (smpcm), ubicada en el Distrito Federal (hoy Ciudad
de México) y estados de México y Michoacán, que se caracteriza por
su importancia hidrológica (Ávila, 2007). El smpcm provee de agua
a la población y a los sectores productivos de la Ciudad de México
y el estado de México, el área con mayor concentración poblacional
del país; y cuenta con dos obras de trasvase de agua: Sistema Lerma y
Sistema Cutzamala, que captan, almacenan y distribuyen agua hacia
las ciudades de México y Toluca desde la parte alta de las cuencas
Lerma-Chapala y Balsas.
Dentro del smpcm se encuentra la Reserva de la Biosfera Mariposa
Monarca (rbmm), área con un gran valor para la biodiversidad al ser
sitio de hibernación de la mariposa monarca, ubicada en los límites de
los estados de México y Michoacán.
A pesar de su carácter estratégico para la seguridad hídrica y la
conservación de la biodiversidad, el smpcm presenta un fuerte nivel de
deterioro ambiental. La erosión de suelos y la degradación forestal en
las áreas de captación son los problemas más acuciantes (Nemiga et al.,
2011). Además, los bosques tienen distintas fuentes de presión como
el clandestinaje forestal y la conversión de áreas forestales en parcelas
agrícolas (Merino, 2004; Jerzy, 2011). En su interior hay grandes
contrastes sociales: en las zonas forestales donde habita la población
indígena y campesina hay bajos niveles de desarrollo social y econó-
mico y por ende experimentan deterioro social (Ávila, 2013: 4-5).

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 109


En este escenario, el interés público por garantizar la provisión
de los servicios ambientales del smpcm, así como la protección de
su biodiversidad contrasta con una relación asimétrica entre campo-
ciudad: la sociedad urbana y el gobierno que la representa han recla-
mado el control sobre los territorios rurales revalorados desde enfo-
ques “conservacionistas-ambientalistas”. Éstos vinculan la propiedad
campesina de los territorios forestales como una amenaza para la dota-
ción de agua y conservación de los ecosistemas (Campos y Ávila, 2013;
Merino y Ortiz, 2013). Como resultado de la intervención guberna-
mental, se documentaron conflictos socio-ambientales en localidades
de la región, principalmente localidades mazahuas, que, al verse afec-
tadas por las medidas impuestas por el Estado, plantearon estrategias
para recuperar el control de su territorio. Destacan los conflictos por el
trasvase de agua del Sistema Cutzamala (Mazabel y Mendoza, 2012),
y los desacuerdos derivados de las restricciones involuntarias sobre el
uso de los bosques provocados por la declaratoria de la rbmm (Merino
y Hernández, 2004; Oehmichen, 2005).
La etnia mazahua “tiene su patrimonio histórico, cultural, jurídico,
social y territorial” (Sandoval en Pineda et al., 2006: 287) al interior
del smpcm. Allí se concentra 80% del total de hablantes de lengua
mazahua en México, los cuales poseen 69,000 ha en la cuenca alta del
Lerma y 67,136 ha en la cuenca alta del Balsas (Boege, 2008: 47). Por
ello el norponiente del Estado de México es conocido como la etno-
región mazahua (Sandoval y Patiño, 2000), al interior las comunidades
mazahuas comparten ciertas características comunes (Cuadro 2).

110 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Cuadro 2. Características de la región mazahua
1. Alto grado de marginación (Skoczek, 2011; Sandoval y Patiño, 2000).
2. La migración hacia ciudades del centro del país como estrategia de reproducción social
(Skoczek, 2010; Vizcarra et al., 2009; Pereyra, 2007; Guerrero, 2007; Lutz y Vizcarra, 2007;
Oehmichen, 2005; Arizpe, 1978).
3. La pluriactividad de la economía familiar a través de la combinación de ingresos provenientes
de la comercialización a pequeña escala de productos agropecuarios y forestales, la produc-
ción de artesanías de lana, alfarería y madera, las remesas producto de la migración, y los
ingresos obtenidos por medio de programas de gobierno (Skoczek, 2011).
4. La tenencia de la tierra predominantemente ejidal, siguiéndole en extensión la pequeña
propiedad, y la comunidad agraria (Pereyra, 2007; Sandoval, 2000).
5. Limitaciones para el aprovechamiento sostenible de los recursos forestales, principalmente
por la reducida extensión de muchos de los predios forestales, la degradación forestal de las
áreas de uso común, la desagrarización de la economía como resultado del proceso migra-
torio, la baja proporción de jóvenes y mujeres con derechos agrarios, y la débil gobernanza
de las instituciones encargadas de manejar los recursos comunes (Merino y Ortiz, 2013; Lara
y Vizcarra, 2008; Oehmichen, 2005; Merino, 2004, Martin, 2002, Vizcarra, 2001).
6. La degradación forestal y de suelos en la región mazahua (coplamar, 1978; Merino, 2004;
Jerzy, 2011; Nemiga et al., 2011), así como el fracaso de programas de conservación de
suelos en comunidades mazahuas (Vizcarra, 2002; coplamar, 1978).

Un aspecto que es importante destacar son las formas de inter-


locución que históricamente se han establecido entre los mazahuas
y los actores gubernamentales. El análisis de las relaciones históricas
de interlocución, establecidas entre el Estado y las distintas instan-
cias de organización de las comunidades mazahuas, permite una mayor
comprensión de las posibilidades que tienen programas vinculados con
el desarrollo rural hacia la consecución de beneficios extensibles desde
el punto de vista de género e intergeneracional.
La interlocución se ha apoyado históricamente en distintas formas
de organización relacionadas con las comunidades indígenas, como:

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 111


las mesas directivas de ejidos y comunidades, estructura organiza-
tiva emanada de la Ley Agraria; las delegaciones y subdelegaciones,
estructura basada en el municipio como unidad administrativa; y las
distintas organizaciones que representan a los pueblos indígenas,
como los Consejos Supremos Indígenas creados en los años 1970, o la
Asociación de Pueblos Indígenas Mazahua-Otomí (apimo). Diversos
estudios han documentado estas formas de interlocución (Cortés et
al., 2005; Pineda et al., 2006) destacándose por su profundidad los
de Torres (2012) sobre los ejidos y delegaciones del municipio de
San Felipe del Progreso, y Martín (2002) sobre núcleos agrarios en el
municipio de Donato Guerra.
Torres señaló que el ejido, y su estructura organizativa, fue durante
muchos años el ámbito principal de interlocución entre las comuni-
dades mazahuas y el gobierno. Alrededor de la década de 1950 esta
forma de organización social se consolidó a nivel regional como un
espacio de control político micro-local, ejercido por caciques locales que
controlaron las figuras de autoridad de los núcleos agrarios, y con ello,
la mediación entre la comunidad y el gobierno (Torres, 2012: 39). Esta
mediación les permitía asignar, de forma discrecional, los programas
gubernamentales provenientes tanto del gobierno del estado como de
la federación, con lo que se estableció una relación clientelar entre las
autoridades estatales y las comunidades a través de los comisariados
(Torres, 2012: 39).
De forma paralela, a nivel regional se crearon en la década de
1970 organizaciones indígenas que fungieron como interlocutor de
las comunidades con el gobierno: los consejos supremos indígenas.
Tales organizaciones, incorporadas dentro del sistema corporativo del
Partido Revolucionario Institucional (pri), utilizaban su influencia
para presionar a la Confederación Nacional Campesina (cnc) en la
consecución de demandas agrarias de las comunidades, sirviendo como
una estructura clientelar para movilizar población indígena hacia actos
políticos. En algunos casos, los líderes, conocidos como jefes supremos,

112 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


obtuvieron suficiente capital político como para catapultarse hacia las
presidencias municipales. En esa década el gobierno priista construyó
los centros ceremoniales indígenas y creó la subdirección de etnode-
sarrollo para coordinar las acciones del estado dirigidas a los pueblos
indígenas. Con su creación se fortaleció el rol de los jefes supremos
y otros líderes, quienes participaron en la administración de recursos
destinados a grupos étnicos mediante la ocupación de lugares en el
aparato burocrático del Estado (Cortés et al., 2005: 305-323).
A partir de los años 1980 el rol del ejido como eje de la mediación
entre el gobierno y las comunidades se debilitó, entre otras razones
porque las administraciones municipales comenzaron a adquirir más
importancia y recursos, lo que le dio fuerza a la figura de los delegados,
representantes de las comunidades ante el ayuntamiento, así como por
la disminución de recursos gubernamentales dirigidos a la actividad
agropecuaria, como resultado de las reformas estructurales hechas en
el sector (Torres, 2012: 57).
Los cambios en la política agropecuaria de los años de 1990 se
sumaron al proceso de minifundización de las parcelas y al número
creciente de personas sin derechos agrarios al interior de las comuni-
dades, como aspectos que erosionaron el papel de la asamblea ejidal
como espacio de participación comunitaria. Así, la exclusión de sectores
amplios de la comunidad, y el paulatino desinterés por las actividades
agropecuarias, restó la importancia de las asambleas y, por ende, su
poder político como instancia de mediación (Torres, 2012: 64).
En este contexto, el puesto de delegado adquirió una gran impor-
tancia en la organización comunitaria, principalmente por su vínculo
con el ayuntamiento. Este puesto le permite, como a otros líderes vincu-
lados con el municipio al interior de las comunidades, situarse como
intermediarios de los programas y por ende establecer una estructura
clientelar donde son el vínculo entre el gobierno y la comunidad. La
base de su poder se encuentra en el control de la información de los
programas (Torres, 2012: 67). Recientemente se efectuaron evalua-

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 113


ciones sobre diversos programas que mostraron que el reparto de los
beneficios se efectuó primariamente entre los allegados más cercanos
de delegados o mesas directivas, sin importar el grado de pobreza de
las personas (Ivonne Vizcarra Bordi, comunicación personal, 23 de
noviembre, 2013).
En comunidades mazahuas que cuentan con superficies forestales
que les permiten llevar a cabo actividades de extracción, se han docu-
mentado casos donde la toma de decisiones se ha centralizado en las
mesas directivas, concentrándose los beneficios en grupo reducidos al
interior de las comunidades (Oehmichen, 2005; Martin, 2002). Así
mismo, a través del estudio de Martin (2002), se enfatizó la impor-
tancia de considerar los arreglos institucionales al interior de los núcleos
agrarios, donde las lealtades y conflictos tienen raíces profundas que no
pueden ser soslayadas al promover esquemas para fortalecer el capital
social de las instituciones comunitarias.
Torres (2012: 101) mostró que en el corazón de la región mazahua
los programas de desarrollo rural se han basado en la lógica del “control
basado en programas”, donde la asignación de programas y obras
públicas en las comunidades se ha convertido en un instrumento de
control, castigo y cooptación ejercido por dependencias de gobierno
y gobiernos municipales. Así existe más interés en la dispersión de los
recursos que en el cumplimiento de los objetivos, por lo que se permite
la frecuente violación de las reglas por parte de los distintos actores
involucrados en los programas para conseguir beneficios personales.
En general, si no se consideran las construcciones sociales y el
andamiaje político que desde hace tiempo regulan las relaciones de
interlocución en la región mazahua, las acciones y buenas intenciones
de programas gubernamentales encaminados hacia el desarrollo rural
corren el riesgo de quedarse en un nivel discursivo, mientras que
generan o mantienen divisiones y conflictos al interior de las comu-
nidades.

114 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Evaluación social del Programa de Restauración
Forestal en la región mazahua
En concordancia con evaluaciones previas a proyectos de restauración
forestal de la conafor (2011) el principal beneficio identificado por
los tres actores considerados en la evaluación (comunidades, asesores
forestales y personal técnico de conafor) fue la generación de empleo
temporal para la población local, que aplicó a jóvenes, mujeres, y
personas de la tercera edad.

[…] yo en lo personal a lo mejor para evitar irme a la ciudad de


Toluca...nomás por estar en casa... aunque es poco el salario de los
jornales, si me beneficia para no irme de aquí a Toluca porque así llego
a mi casa diario.

A su vez fue destacada por las comunidades, la capacitación sobre


técnicas de reforestación y la construcción de obras de conservación de
suelos, así como la delimitación y exclusión de áreas para llevar a cabo
la reforestación, medidas no consideradas en sus experiencias previas
con programas gubernamentales de reforestación.

[…] hoy en base a estos programas ya se está reforestando en polí-


gonos y ya es mejor porque nos están dando un asesoramiento de cómo
plantarlos, a qué distancia (...) anteriormente no había capacitaciones
ahora si ya las hay...

Sin embargo, a decir de los tres actores, la capacidad del programa


para generar beneficios socioeconómicos que trasciendan su duración
fue limitada, con lo que es posible que el involucramiento de las comu-
nidades en torno del mantenimiento de las áreas reforestadas termine
una vez que se detengan las transferencias monetarias. El personal
de conafor señaló que el involucramiento de las comunidades en
las actividades de restauración estaba condicionado por la entrega de

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 115


incentivos económicos: su participación en el programa fue más por
necesidad e interés económico que por convicción en la importancia de
la restauración forestal. Esto ya ha sido identificado por evaluaciones
previas a programas de conafor (2011).
Una medida propuesta por el programa para contrarrestarlo fue el
registro de las reforestaciones como plantaciones forestales comerciales,
con la finalidad de promover incentivos de largo plazo para garantizar
su conservación. Aun así, en algunos núcleos agrarios mazahuas con
reducidas extensiones forestales, parece muy distante que la restaura-
ción de áreas degradadas genere medios de vida sostenibles basados en
el aprovechamiento forestal. Por lo que la medida pudo no tener efecto
en ellos.

[…] lo que pasa es que como el uso común no se aprovecha, lo tenemos


ahí así nomás, pero, nada más estático, no se aprovecha para otra cosa,
no hay otros recursos para sacar, pues ellos mismos dicen para que voy
a hacer faenas, si no hay nada de beneficio.

[…]en lo que llevo de autoridad yo no veo interés para cuidar, le digo


que aquí todo mundo buscamos la comida del día.

Existen ejidos y comunidades mazahuas con suficiente superficie


forestal para llevar a cabo extracciones rentables en el corto plazo,3 en
los cuales podría tener efecto ese tipo de incentivos, siempre y cuando
fueran acompañados con el desarrollo de capacidades productivas y
organizativas de las comunidades. Esto es con el fin de fortalecer la
valoración social de los bosques como una alternativa económica viable
(Merino, 1997; Khurana, 2005; Merino y Ortiz, 2013). Sin embargo, el
programa no contempla apoyos en ese sentido.

3
Se consideran 300 ha como la superficie mínima para llevar a cabo extracciones fores-
tales rentables (Merino y Ortiz, 2013).

116 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


El personal de la conafor que opera el programa mencionó un
efecto perverso ocasionado por la utilización de incentivos directos
para promover la restauración forestal en la zona, ya que detectó áreas
que fueron deforestadas intencionalmente, para después tratar de
ingresarlas al programa como beneficiario. Esta situación no es contra-
rrestada por la existencia de esquemas de pago por servicios ambien-
tales administrados por la conafor, ya que los montos asignados por
hectárea son superiores en el programa de restauración forestal que en
el de Pago por Servicios Ambientales (psa). Es decir, se incentiva más
económicamente la restauración de zonas forestales que la conserva-
ción de bosques.
Además, el personal consideró que en la región existen problemas
ligados a la degradación forestal que están más allá de los alcances de
atención de la institución, entre los cuales se encuentran la marginación
de las localidades y las condiciones de inseguridad relacionadas con la
tala clandestina que privan en la zona. Ambos factores impactan nega-
tivamente en la capacidad de las comunidades indígenas para construir
visiones de largo plazo en torno de sus bienes forestales de uso común.
En talleres efectuados en comunidades cercanas al embalse de Villa
Victoria, algunos participantes manifestaron su descontento con rela-
ción al monto económico recibido a través del empleo temporal; les
parecía muy poco lo obtenido respecto a los beneficios que brindan a
poblaciones fuera del ejido:

[…] el beneficio principal del sistema Cutzamala, es conservar el


agua, y ya se logró… el más beneficiado es la Comisión Nacional
del Agua, porque nosotros habitantes, poseedores de esas tierras, nada
más estamos trabajando para el beneficio del gobierno, ellos son los
que están haciendo negocio en la Ciudad de México.

Su percepción de los beneficios de la reforestación se relaciona


estrechamente con la provisión de servicios ambientales, y no con la

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 117


habilitación futura de una alternativa productiva. Por ello, a su juicio
no tiene sentido que los apoyos para el cuidado de la reforestación en
lugar de aumentar vayan disminuyendo con el tiempo, como ocurre
con la actual política de la conafor.
Los principales impactos negativos identificados por la implemen-
tación del programa en las comunidades mazahuas se relacionan con la
debilidad de las instituciones locales encargadas de manejar los recursos
comunes. Se registraron conflictos sociales por la falta de transparencia
en el manejo de los recursos por las mesas directivas, las cuales, junto a
los asesores técnicos forestales concentraban la información y la toma
de decisiones. La existencia de corrupción, y la ausencia de una gober-
nanza sólida fueron identificados como factores que condujeron al
fracaso de proyectos de reforestación (Le et al., 2011).

[…] entre ellos hablaron y se pusieron de acuerdo, pero nosotros (asam-


blea) no nos explicaron nada. A los de gobierno siempre se abasan (sic)
a través de la autoridad, en reunión, puras autoridades.

Se detectaron dos momentos durante la implementación del


programa que detonaron conflictos. Uno de ellos fue cuando sucedía
la rotación de los integrantes de la mesa directiva de los núcleos agra-
rios. En ocasiones la nueva mesa no recibía de la anterior los recursos
económicos asignados para las actividades del programa, quedando a
flote el mal manejo de la anterior administración, y dejando al núcleo
agrario con la responsabilidad de concluir actividades, sin dinero para
hacerlo. Esto condujo en algunos casos a que las actividades se fina-
lizaran con faenas o con promesas de pago, que al no llegar produjo
molestias y reclamos.

[…] el otro problema es que estamos viendo aquí es con el ingeniero,


los que vinieron a hacer ese trabajo y si no se cumplieron, entonces
ahorita el ejido es el que se va a responsabilizar en caso de que no

118 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


se hagan las reforestaciones, entonces el gobierno dice que no puede
perder el dinero entonces va a venir a embargar no sé cuántas hectáreas
dentro del ejido, entonces nosotros no estamos de acuerdo de eso...

[…] pasado el tiempo, cuando el individuo aquel (comisario) se había


gastado el dinero y no le paga su honorario (al técnico), entonces fue
que ya vino a chillar con nosotros, exigir a que reparamos los daños que
se habían quedado pendientes para que él pudiera cobrar; dice (dijo):
‘no pus si no hacen los trabajos cómo lo presento, tons (sic) no cobro’
[…]

El otro momento identificado fue la construcción del cercado del


área de uso común restaurada por el programa. En diversos casos hubo
una reacción subversiva hacia esa actividad, manifestada a través del
robo o cortes en el alambrado, o a través de altercados al interior de
la comunidad. En algunos casos el cercado fue utilizado como una
“palanca” por grupos o individuos al interior de la comunidad para
reforzar su oposición hacia la mesa directiva, apoyándose en la falta de
información sobre los objetivos del programa para desacreditar a las
autoridades. Así se dijo que el comisariado había empeñado o vendido
el “monte” a empresas para que comercializaran con la madera, o al
Estado mexicano. En otros la razón del conflicto fue el interés por
continuar utilizando el área para otros fines como el pastoreo.

[…] hijos de ejidatarios son los que más se molestan porque ellos no
tienen derecho de pasar a la asamblea, y se desquitan... nos fueron a
cortar bastante la parte de allá… quieren que esté libre... hace muchos
años que están acostumbrados a tener sus animales adentro... se moles-
taron porque lo alambramos con alambre de púas.

En este sentido fue responsabilidad del programa considerar que


trabajaba con núcleos agrarios donde los arreglos institucionales y

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 119


los mecanismos caciquiles de interlocución tienes raíces profundas.
Es decir, el dinero del programa destinado a generar beneficios en la
comunidad fue detonante, en algunos casos, de conflictos relacionados
con el control de la administración del recurso.

El diseño del programa consideró ciertas acciones para que la conafor


determinara si había un amplio apoyo comunitario para participar en
el programa como beneficiario; así como la existencia de una consulta
“previa, libre e informada” a la población.

El significado de “amplio apoyo comunitario” es definido en el


Marco de Procedimientos para Restricciones Involuntarias como “que
los grupos principales en la comunidad están de acuerdo con el proyecto
y quieren que se realice, tales grupos deberán ser representativos e
incluyentes, es decir, en ellos deberá verse representada la mayoría de
la población; grupos de género: hombres y mujeres; grupos etarios:
jóvenes, adultos, ancianos; propietarios, avecindados; y cualquier otro
grupo que sea tradicionalmente excluido y por tanto vulnerable. Esto
implica la necesidad de reconocer tres aspectos fundamentales:

a) la participación y ejercicio de toma de decisión,


b) la identificación de la problemática referente al uso y acceso a los
recursos por cada grupo y,
c) el hecho de que existe un conocimiento previo del proyecto, sus
alcances, riesgos, restricciones y demás implicaciones.” (conafor,
2012: 5).

Para identificar que existe un amplio apoyo comunitario hacia el


programa, la conafor solicitó un acta de asamblea donde se avalaba
la determinación de la comunidad por participar en el programa. Sin
embargo, en las comunidades mazahuas las asambleas ejidales y comu-

120 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


nales presentaban limitaciones para garantizar que los planteamientos
emanados de éstas fueran “la voz” de los distintos grupos sociales que
las conforman. Algunas razones eran la falta de derechos agrarios que
impedía a grupos de la comunidad (principalmente mujeres y jóvenes)
formar parte del proceso de toma de decisiones sobre los bienes de
uso común de los núcleos agrarios (Merino, 2004; Vizcarra, 2001), y
la baja participación en las asambleas, derivada del desinterés por las
actividades primarias producto de la desagrarización de la economía
mazahua (Torres, 2012).

Por otro lado, con base en experiencias previas que develaron las
formas históricas de interlocución, los comisariados mencionaron que
preferían no notificar a las personas de la comunidad que solicitarán un
apoyo, ya que temían que, si este no llegara a ser apoyado, se les acusara
en la comunidad de haberse quedado con el dinero. Este argumento
fue señalado repetidamente como razón para haber hecho los trabajos
de gestión, incluyendo la selección del predio, exclusivamente con el
asesor forestal.

[…] aquí realmente hay un, no temor sino que una preocupación
porque la gente a veces si les avisamos para solicitar un proyecto de
éstos y no llegase entonces dirían es que si llego pero se lo fregaron
(...) malos entendidos, entonces en esta ocasión que nos tocó a noso-
tros este programa de Cutzamala le comentábamos a Don D. o sea al
comité, le entramos o no le entramos, y decidió Don D. que se entrara,
dice pues si viene le informamos a la gente pero si no llega como le
vamos a informar, entonces fue de esa manera que actuamos, a la mejor
estuvo mal...

[…] yo a mis beneficiarios… siempre les he dicho es como un boleto si


sale uno sorteado y ganado, pues bien, y si no pues no… prácticamente

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 121


hay que mantenerlo muy en secreto, ya una vez ya que ésta, pues ya
ahora si ya ha publicarlo; igual en cuanto a los manejos siempre trato
de que sea hasta al último porque si ellos les van dando información,
malinterpretan y malversan, entonces al final dicen que, si llegó todo el
dinero pero que ya se lo gastó, y ya sabe...

Para contrarrestar la debilidad de las instituciones encargadas de


manejar bienes de uso común en las comunidades, el diseño original
del programa contaba con componentes de apoyo que podían forta-
lecer la estructura de gobernanza de las comunidades, como instru-
mentos de planeación y regulación del manejo del territorio y el desa-
rrollo de capacidades, sin embargo, estos apoyos no fueron solicitados
por los asesores forestales. Una de las razones que dieron los asesores
es que los montos asignados para llevar a cabo las actividades eran muy
bajos en comparación con los ofrecidos para la restauración forestal,
además de que, para tener impacto, las acciones vinculadas con el forta-
lecimiento de la capacidad organizativa de las comunidades requerían
de mucho más tiempo del que estaban dispuestos a dar a cambio del
monto recibido.
En general los asesores forestales determinaron como se daban
los procesos de participación y el tipo de apoyos que se incluirán en
las solicitudes de las comunidades mazahuas. Esta situación dejó ver
que, en muchos casos, la toma de decisiones no se encontraba en la
asamblea de las comunidades indígenas, ni en sus autoridades agrarias.
Ello impactó negativamente en la calidad de la participación de las
comunidades indígenas, las cuales se involucraba principalmente como
“beneficiarios contratados” para efectuar un trabajo temporal. En las
reglas de operación del 2014 los componentes de apoyo relacionados
con el fortalecimiento de la estructura de gobernanza en las comuni-
dades fueron eliminados del programa.

122 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Conclusiones
Evaluaciones efectuadas a los proyectos del Banco Mundial han
mostrado que la implementación de las políticas operacionales en
materia de salvaguardas ha sido deficiente (Fox, 2003; Mackay, 2005).
Incluso muchos proyectos ni siquiera las consideran y no sufren afec-
taciones las instituciones receptoras de los préstamos del citado Banco.
Una de las razones que debilitan el potencial de las salvaguardas ha
sido que “el soporte comunitario de los proyectos”, solo es declarado
por la institución que recibe el financiamiento, sin que exista un meca-
nismo explícito para que los pueblos indígenas declaren la veracidad
de los reportes de la institución que condujo el proceso de consulta
(Mackay, 2005). Así mismo se ha mostrado que la implementación
de las salvaguardas está moldeada por factores contextuales como el
ambiente socio-político y la distribución de recursos y derechos.
Estas situaciones hacen que las políticas de salvaguardas corran el
riesgo de convertirse en algunos casos en un mero ejercicio burocrático,
sin que en realidad se les transfiera poder de decisión o autoridad a las
comunidades afectadas.
Para el caso mexicano, Fox (2003) efectuó un estudio sobre diversos
proyectos de desarrollo rural financiados por el bm, con el fin de esta-
blecer si los proyectos del bm evitaron daños y fortalecieron el capital
social de los grupos involucrados. En la mayor parte de los casos no se
puso en práctica el compromiso del bm sobre la participación infor-
mada de los pueblos indígenas, ni se reconocieron las dimensiones
étnicas ni de género del capital social. Fox concluye que si el bm quiere
“poner su discurso reformista en práctica” debería de considerar que
la construcción del capital social es un proceso político que implica
cambios en las relaciones de poder, por lo que es dado esperar la oposi-
ción por parte de grupos de interés que tradicionalmente se han bene-
ficiado del status quo (Fox, 2003: 394).
El programa de restauración forestal enfrentó dificultades para
implementar la política operacional 4.10 Pueblos Indígenas, principal-

Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 123


mente por soslayar que operaría en un contexto de relaciones sociales
históricamente construidas, que debilitaban la legitimidad de la asam-
blea ejidal y comunal como espacio de participación efectiva de mujeres,
jóvenes, avecindados, personas mayores, ejidatarios y comuneros.
La conafor contó con recursos institucionales limitados para
corroborar el amplio apoyo comunitario hacia el programa de los
núcleos agrarios mazahuas que participaron. Menos aún, promovió
el fortalecimiento del capital social tendiente a modificar los arreglos
institucionales arraigados en las comunidades.
La pretensión de cubrir superficies amplias a través de la inclusión
de un número alto de “beneficiarios”, tuvo el riesgo de convertir prin-
cipios como la participación efectiva de los pueblos indígenas en solo
declaraciones de buena intención, que se acompañaron con diagnós-
ticos y planes que descansaron en las oficinas de los tomadores de deci-
sión. Ésta fue también una de las limitantes de la evaluación social que
aquí se presenta, pues, debido a la gran extensión del área de trabajo
(tres estados y tres etnias) y los tiempos cortos para su realización,
fue complejo superar los canales de interlocución tradicionales de las
comunidades.
Uno de los objetivos centrales del programa fue la mitigación y
reducción de los impactos negativos producidos por la restaura-
ción forestal en el sistema de microcuencas prioritarias Cutzamala-
La Marquesa. Sin embargo, lo que se requirió incluir fue proyectos
que fortalecieran el capital social y la estructura de gobernanza en
las comunidades mazahuas, así como emprender una estrategia para
focalizar las intervenciones en áreas prioritarias para la restauración
forestal en núcleos agrarios mazahuas. Esta vía pudo romper (en lugar
de reproducir) tendencias vinculadas con la cultura política regional,
y a la vez, cumplir satisfactoriamente con los principios de las salva-
guardas sociales.
En resumen, el programa de rfcp de la conafor enfrentó retos
importantes para cumplir con los lineamientos de las salvaguardas

124 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


sociales (políticas operacionales) establecidas por el Banco Mundial,
así como para generar impactos positivos sostenibles en el largo plazo.
Los resultados de la evaluación social del programa mostraron que una
estrategia basada en la utilización exclusiva de transferencias moneta-
rias, contextualizada por arreglos institucionales históricos vinculados
con la interlocución clientelar, limitó las posibilidades de éxito del
programa en la región mazahua.

Agradecimientos
Al equipo de investigación de campo que participó en el proyecto de
la unam-conafor (2013-2014) “Evaluación del impacto social del
Programa especial de cuencas hidrográficas Cutzamala-La Marquesa”,
en particular a: Eduardo Luna, Paola Suárez, Pedro Velázquez, Mayra
Chávez, Gustavo Alcocer, Anahí Olmos, Diana Manrique y Sofía
García.

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Política forestal y salvaguardas sociales en pueblos indígenas... 131


capítulo v.
Nexos e interacciones territoriales
en comités comunitarios de unidades
de riego en el Estado de México

acela montes de oca hernández *

Introducción
Las obras hidráulicas alternas a las construidas y ampliadas por el
Estado son las Unidades de Riego (en adelante ur), de forma que,
desde la óptica gubernamental, el territorio hídrico en México está
escindido entre los Distritos de Riego (en adelante dr) y las ur. Éstas
últimas han tenido diferentes nomenclaturas, entre las cuales la más
evidente ha sido las Unidades de Riego para el Desarrollo Rural.
En la Ley de Aguas de Propiedad Nacional (lapn) de 1972, aparece
por primera vez el término Unidades de Riego para el Desarrollo
Rural, declarándose propiedad federal; en ellas ha sido urgente revertir
la superficie regada por gravedad al riego presurizado (Vuelvas, 2016).
En dicha ley, se dedica el capítulo cuarto a explicar su integración,
generación de obra y la constitución de comités directivos de las ur1

* Profesora-investigadora del Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Humani-


dades.
Correo de contacto: amontesdeocah@uaemex.mx
Orcid ID: 0000-0001-6331-3555.
1
Hay un presidente, que será el gobernador de la entidad federativa previa aceptación,
o la persona que éste designe como su representante; un vocal ejecutivo, que será el
gerente general de la Secretaría en la entidad; un vocal secretario, que será el agente

133
por cada estado nacional (artículo 2, fracción XII, artículos 73 al 83;
Lanz, 1982). No obstante, no hay una definición precisa en materia
legal, como sí existe en el caso de los dr, ni un recuento histórico o
reconocimiento espacial y ambiental.
Para Silva y Quijada (2000: XV) las ur son “el espacio físico que
abarcan las obras de pequeña irrigación en México y son sistemas de
riego esencialmente independientes manejadas formal o informal-
mente por los usuarios desde su formación”; sin embargo, muchas de
ellas se encuentran interconectadas físicamente, lo que lleva a esta-
blecer acuerdos fuera del ámbito de la comunidad.
Se considera que las ur se producen para el ámbito local, su super-
ficie no es mayor a 8,000 hectáreas, los manejos del agua son privados
y están a cargo de los propios usuarios (Comisión Nacional del Agua,
2019). Para Palerm (2009: 195), la ur es la organización del ejido o
comunidad el agua de riego. Son, en todo caso, agregados espaciales que
operan usualmente a nivel local, aunque el espacio hídrico trascienda
dicha frontera; no requieren de un centro administrativo regional y
responden al primer o segundo nivel organizativo del regadío. Opera-
tivamente, en lo que Hunt (1988) denomina tareas siempre presentes
en el riego, como construcción, operación, distribución, manejo, reha-
bilitación, control de conflicto, se hallan a cargo de autoridades tradi-
cionales, a excepción de algunas cuyo aprovechamiento es aguas subte-
rráneas o privado. Las ur transitan entre un escepticismo de capacidad
organizativa para regular obra de riego y el reconocimiento por las
autóctonas formas de autogestión (Palerm, 2000).

general de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, y vocales, que serán sendos repre-


sentantes de la Secretaría de la Reforma Agraria; de los Bancos Oficiales de Crédito;
de la Aseguradora Nacional Agrícola y Ganadera, S. A.; y de la Compañía Nacional
de Subsistencias Populares; de la Comisión Federal de Electricidad; de la Nacional
Financiera, S. A., cuando así lo solicite esta institución; más los representantes de las
asociaciones de usuarios, conforme a lo previsto en el artículo 77. Los miembros del
Comité tendrán voz y voto (Lanz, 1982).

134 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


En las ur son visibles los comités comunitarios, cuyos mecanismos
de producción agrícola solventan en gran medida las necesidades locales
de alimentación, a través de formas tradicionales de organización. Los
estudios de comités comunitarios de regadío son menos conocidos, a
diferencia de estudios de sociedades complejas, como territorio andino
y mesoamericano (Ravines y Solar, 1980).
Considerando que el término comité comunitario es confuso en
la literatura, algunos lo refieren como sistema de participación para
ejecutar obra pública o desarrollo social, mientras que desde de orga-
nización local creemos prudente ir de la elección de los numerosos
significados, a lo que implica teóricamente. Así, el concepto de comités
comunitarios se relaciona en este documento con las dos palabras que
lo integran: primero lo común de dos o más personas, lo “dicho de una
cosa: que, no siendo privativamente de nadie, pertenece o se extiende a
varios. Bienes, pastos comunes” (Real Academia Española, 2019). En
este caso, relacionamos los recursos naturales, especialmente el agua,
con lo común (no aceptado por el derecho jurídico); la segunda palabra
es el comité como “órgano representativo de eso común” (íbid). Gene-
ralmente, en México, los comités comunitarios no gozan del reconoci-
miento legal, son parte de las instituciones informales.
La politóloga Ostrom (2000) es quien, desde la vertiente de la
nueva economía institucional (nei), da importancia a las institu-
ciones no formales, centrándose en las organizaciones que adminis-
tran recursos de uso común, como agua, pastos, sistemas pesqueros y
bosques. La propuesta de Ostrom busca comprender cómo en sistemas
de propiedad comunitaria se diseñan y llevan a cabo ciertos principios
institucionales2 para el manejo de recursos naturales. Los límites clara-
mente establecidos, coherencia entre las reglas de provisión (explota-
ción) de recursos y su condición local, arreglos de elección colectiva,
supervisión, reconocimientos mínimos de derechos de organización,

Sin apoyo, propuesta o interferencia de actores externos a los implicados en el uso y


2

manejo del bien común.

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 135


sanciones graduadas, resolución de conflicto e instituciones anidadas
suelen ser la guía metodológica para evaluar, además de las capaci-
dades e incapacidades organizativas, el comportamiento social, político
y económico frente a los considerados bienes comunes.
Lejos de pensar si es aplicable o no el diseño institucional a ciertos
grupos de personas que comparten la racionalidad del manejo de un
bien común, la pregunta es ¿cuáles son los nexos e interacciones terri-
toriales entre comités comunitarios y unidades de riego del Estado de
México?
Ha sido la ecología política la que busca contribuir a responder las
interrogantes que deja la ciencia política, en este caso la nei, respecto
a las exclusiones sociales y prejuicios ambientales, pues los grupos
sociales, al exhibir formas particulares de organización, buscan por otro
lado acoplarse a los requerimientos del desarrollo social o de mercado.
Merino (2003: 70) indica que “las concepciones del deterioro del
ambiente natural que descuidan el papel de las comunidades locales en
la gestión de los recursos niegan la posibilidad de que las comunidades
se constituyan en sujetos protagónicos de las estrategias de preserva-
ción o uso sustentable de los bosques”.
En este sentido, la geografía cultural permite estudiar el espacio,
evitando no solo separar los elementos físicos de los sociales (Sauer,
2006), sino analizando la recursividad entre estos dos componentes.
Los procesos generados en un sistema físico atañen al sistema social,
y nuevamente lo social atañe a lo físico o viceversa; estas formas de
interacción se gestan entre los subsistemas, de manera que el espacio es
constantemente modificado por procesos locales y vínculos espaciales.
Los procesos sociales históricos quedan grabados en el territorio,
de suerte que su registro se vuelve elemental. Para Sauer, la morfología
del paisaje desentraña elementos naturales y culturales, así que su prin-
cipio se basa en estudiar áreas bien determinadas llamadas paisajes,
identificando hasta dónde los fenómenos están asociados o son inter-
dependientes; averiguar conexiones de elementos y su orden es un prin-

136 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


cipio de la geografía cultural (Fernández, 2006). El paisaje, territorio,
espacio o ambiente son categorías que los geógrafos como Rodríguez
(2017) encuentran idóneos para evidenciar el expansionismo político,
por ejemplo, en torno a lo hídrico, pero también condicionan procesos.
Los territorios hídricos, cuyas alternativas de acceso para los usua-
rios implica dinamizar las estructuras sociales en un entorno de gober-
nanza policéntrica, extractivismo y condiciones físicas del recurso, han
sido parte de eventos suscitados en poblaciones de Perú (Damonte,
2015). Otros temas discutidos desde los territorios hidrosociales han
sido las disputas disociadas o asociadas a know-how, control, usufructo,
identidad, historia ambiental, espacios simbólicos, creencias (Boelens
et al., 2016, Oré y Muñoz, 2018).
A nivel microsocial, la toma de decisiones respecto al control del
agua es propicia para que la mayoría ejerza poder al respecto. Cuando
algunos usuarios prefieren evitar ser partícipes de lo que Swynge-
douw (2009) denomina geometrías de poder; el resultado puede ser
la desigual distribución del bien o servicio, perpetraciones de poder y
conflictos internos.
La propuesta de territorios hidrosociales se presenta para evitar
llegar a evidenciar un estudio técnico, epistemológico o descriptivo
de los comités comunitarios en las unidades de riego, aunque no se
obvian. Conocer las relaciones de corta y larga duración que se gestan
en y entre organizaciones por aprovechamiento colectivos del agua, nos
conducen a aprehender y reflejar los nexos interinstitucionales, ordina-
riamente contrapuestos, entre la lógica gerencial del agua mercantil
y la de manejos hídricos con lógica de bien común, además de las
interacciones.
Este trabajo se centra en tres apartados; en el primero, se docu-
mentan los nexos físicos, administrativos y de sistemas de propiedad de
la tierra de las unidades de riego de escala nacional al Estado de México;
el segundo, responde a las interacciones sociales, políticas, productivas
y administrativas de los comités comunitarios de las unidades de riego

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 137


en el Estado de México; por último, se explican las relaciones entre
comités comunitarios de ur y otros niveles institucionales.

Materiales y métodos
Se partió de una búsqueda de base de datos a través de páginas insti-
tucionales y académicas sobre el tema de unidades de riego para con-
trastar información referida a la categorización y selección de su área, lo
que ayudó a representar el espacio territorial que ocupan las unidades
de riego en el nivel nacional y estatal.
Se llevó a cabo trabajo de campo desde 2012 hasta 2019 para
conocer las condiciones físicas, paisaje y circunstancias sociales de los
comités comunitarios de unidades de riego del sur, centro y norte del
Estado de México. Igualmente, se diseñaron y aplicaron entrevistas, a
cerca de 82 comités comunitarios de ur, para conocer su tipo de auto-
ridades, asociaciones e instituciones para administrar, operar o manejar
la unidad de riego en temporadas de otoño-invierno, fechas clave para
la realización de asambleas y toma de decisiones para la limpieza y
mantenimiento de estas. Durante la temporada primavera-verano se
indaga respecto a la operación y distribución de riego. Finalmente, con
la aplicación del Método Diagnóstico Rural Rápido se conocieron
aspectos sociales y productivos.

Territorio hídrico en México:


los distritos y las unidades de riego
En México, los registros indican que la superficie irrigada es de 7.32
millones de hectáreas, de las cuales aproximadamente 3.3 millones
están bajo la jurisdicción de los dr, mientras que las ur son alrededor
de 4.02 millones de hectáreas (Comisión Nacional del Agua, 2019)
(ver figura 1).

138 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Figura 1. Sistemas de riego en México

Al mismo tiempo, en todas las figuras cartográficas, los editores


deben cuidar que se guarde homogeneidad, en la nota que habla de
la fuente. Una manera adecuada de citar la fuente es como se hace en
este mapa.
Mientras que los dr se contabilizan en 86, las ur son 39, (Comisión
Nacional del Agua, 2019). La diferencia radica, en términos adminis-
trativos, en que los primeros (dr) se integran por Asociaciones Civiles,
que en conjunto con las autoridades burocráticas (con funciones admi-
nistrativas e ingenieriles) realizan labores técnicas, operativas admi-
nistrativas, generalmente de presa; en el caso de las ur, las autoridades
son informales, no dependen de ingeniería hidráulica de alto costo y
tampoco administran el sistema en conjunto con personal burocrá-
tico, aunque probablemente en los pozos de extracción se requiere de
personal técnico para el control.

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 139


Dejemos de lado la visión comparativa de dr y ur y tomemos
como referente a las segundas. Es distintiva la amplia presencia de
ur en la Región Hidrológica viii Lerma-Chapala-Santiago, lo cual
refuerza la tesis de administraciones sociales en el tema de recursos
hídricos a nivel de lo que Martínez denomina microsistemas de riego
(ver figura 2).

Figura 2. Representación espacial


de las Unidades de Riego en México. 2018

Desde el punto de vista físico, la concentración de ur se ubica en


dos regiones: Sistema Neovolcánico Transversal y la Altiplanicie Mexi-
cana; destacando el Pico de Orizaba, el más alto de América del Norte
con 5675 msnm (metros sobre el nivel del mar) seguido de sierras y
cerros (Robles, 1942; Yarza, 2003).
Las elevaciones promueven innumerables escurrimientos que dan
lugar en partes bajas a obras hidráulicas efímeras y tradicionales, ges-
tando importantes zonas de embalses destinados, casi de manera exclu-

140 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


siva, a comunidades para servicio agrícola y, si la calidad lo permite,
al doméstico y potable. La construcción de estancamientos tradicio-
nales se origina desde una latitud de 3,200 y hasta 1,200 msnm, sor-
teando relieves escarpados, barrancas, montañas, colinas, pie de monte y
lomeríos.
En términos ambientales, la mayor concentración de ur refiere a
especies forestales invaluables, como los bosques de coníferas, que en
los últimos treinta años ha visto reducida su población por incendios y
tala inmoderada, aunque con algunos sobrios esfuerzos de reforestación
por parte del gobierno federal y los estatales. Desde la biogeografía,
los sistemas hídricos representados se ubican en las regiones del Neo-
ártico y Neotropical, con mayor presencia en la primera. Condiciones
de áreas con identidad fisiográfica y ecológica muestran riqueza endé-
mica de especies de flora y fauna acuática y subacuática presenten en
las ur (las que dependen de almacenamientos), que ayudan al sistema
alimentario y la economía de los pobladores. En aspectos económicos y
demográficos, las ur están coexistiendo dentro del acelerado eje indus-
trial, iniciado en la década de los cuarenta y que está conformado por la
Ciudad de México, el Estado de México y Guadalajara, con las impli-
caciones de demanda de vivienda y servicios hídricos que el desmedido
crecimiento de sus principales ciudades representa (Durán et al., 1999).

Resultados
Entorno físico de las unidades de riego
en el Estado de México
En el Estado de México, las ur se abastecen de fuentes superficiales y
subterráneas, pero prevalecen las primeras. Del total de los 125 munici-
pios que conforman la entidad mexiquense, 74 de ellos incluyen ur, lo
que representa 59.2%. Los municipios ostentan desde cuatro hasta 126
unidades. Asimismo, existen alrededor de 700 Unidades de Riego para
el Desarrollo Rural con una superficie aproximada de 93,039 hectá-

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 141


reas, en las cuales su infraestructura básica para el riego, en la mayoría
de los casos, demanda su rehabilitación o modernización que permita
hacer al campo más productivo (Gobierno del Estado de México, 24
de febrero de 2016) (ver figura 3).

Figura 3. Distribución geográfica de las unidades de riego


en el Estado de México

Entre las diferencias de abastecimiento de agua se encuentra que en


la parte centro, las ur se benefician en mayor medida del agua superfi-
cial que corresponde al acuífero de Toluca y hacia el norte, al acuífero
de Ixtlahuaca-Atlacomulco; específicamente en el municipio mazahua
de Ixtlahuaca se extrae un volumen superficial de 2'677,095 m³ al año,
frente a una extracción de agua subterránea de 5'780,155 m³ al año, de
manera que la primera representa 46%. En el municipio de Almoloya de

142 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Juárez, que registra el mayor número de ur, se extraen 14'179,604.6 m³
de agua superficial y 1'368,685.4 de agua subterránea, representando
ésta última 9%.
Las principales fuentes de abastecimiento son canal de riego,
presas, manantiales y acuíferos (ver gráfico 1).

Gráfico 1. Fuentes de extracción y volumen de unidades de riego


de municipios de la Cuenca Alta del Río Lerma. 2020

Fuente: Registro Público de los Derechos de Agua (repda) 2020.

La presencia de concesiones de pozos con volumen de extracción de


dos a tres veces más que el resto de los almacenamientos es eminente.
Sin embargo, los aprovechamientos subterráneos de unidades de riego
con presencia de manejos comunitarios resaltan en acuíferos sobre-
explotados como el del Valle de Toluca e Ixtlahuaca-Atlacomulco
(integrados todos los municipios que son parte de la Cuenca Lerma-
Chapala-Santiago), donde la injerencia discrecional y disruptiva de los
tres niveles de gobierno han generado en los usuarios la transición de
modelos de producción tradicionales a comerciales (maíz criollo ha
mejorado; avena a tomate).

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 143


La explotación de pozos se justifica por la competencia por el
recurso, además del grado de contaminación de este en conjunto con
el problema de distancia de las fuentes (Comisión Nacional del Agua,
2019). La propiedad de la tierra donde se localizan las ur es mayor-
mente ejidal3 y comunal. En México existen 31,873 ejidos y comuni-
dades, y el Estado de México es uno de los que concentran el mayor
tipo de propiedad social a nivel nacional (Ver figura 4).

Figura 4. Espacio social de las Unidades de Riego en el Estado de México

3
Surgen en 1915 como parte de los resultados de la Revolución mexicana denomi-
nada “política de reparto agrario”; son una forma de organización social-productiva
eminentemente rural e instituciones agrarias surgidas y reconocidas legalmente
(Aguado, 1998).

144 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


La figura 4 representa los 1,157 núcleos agrarios del Estado
de México. De ellos, 1,019 corresponden a ejidos y 138 a comuni-
dades. Aproximadamente 90% de las ur se ubican dentro del tipo de
propiedad social, a excepción de municipios del sur, como Coatepec
Harinas, Temascaltepec y Villa Guerrero, donde predomina la pro-
piedad privada, esto a razón de la prevalencia de cultivos altamente
demandados por el mercado nacional e internacional como la flor. Del
lado noreste, en los municipios de Melchor Ocampo, Teoloyucan y
Cuautitlán Izcalli es el crecimiento poblacional el que comprime a las
ur.

Comités comunitarios. Construcción y producción


en unidades de riego del Estado de México
Un comité comunitario de ur se integra por presidente, secretario y
tesorero; en casos más formales se adicionan vocales o suplentes y, en
situaciones de baja participación, funciona uno y hasta dos represen-
tantes (puede ser el presidente con el secretario, tesorero o algún vocal).
Lo deseable es que la autoridad local sea usuario del riego y además
propietario de la tierra; no se aceptan arrendatarios; partir de la última
década del siglo xx, las mujeres han tenido una activa participación
como autoridades de riego. Por otra parte, los usuarios de las unidades
de riego conciben al agua como un recurso común, dicha percepción
permite que, en sus variadas formas de gobierno y administración
hídrica, integren, además de sus autoridades agrarias, a las autoridades
auxiliares del municipio (delegados)
La relación entre comités comunitarios y ur se presenta en dis-
tintos momentos históricos. En este caso, tomamos como referencia la
Reforma Agraria4; el primero, acontece en la tercera década del siglo xx,


4
La justificación está dada por la falta de fuentes de información que refiera al tema
concreto de unidad de riego, pero tomando como antecedente los estudios de pequeño
riego de Palerm (2009) se puede indicar que algunas de ellas pertenecen a formas con

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 145


basado en la resolución presidencial de dotación de tierras a los
nacientes ejidos y pueblos (riego, agostadero laborable, agostadero para
cría de ganado); el segundo, con la ampliación de superficie (riego,
agostadero laborable, agostadero para cría de ganado); tercero, insu-
ficiente volumen de agua fijado mancomunadamente entre pueblos;
cuarto, los arrendamientos de tierra-agua; quinto, el tránsito de juntas
de agua a unidades de riego (se fracciona administrativa, física y opera-
tivamente a los aprovechamientos multi comunitarios); sexto, la batalla
por evitar que las concesiones pasen de usos agrícolas a industriales y
urbanos.
Las ur gestionadas por comités comunitarios se encuentran mayor-
mente arraigadas en municipios5 con alta presencia de dos grupos
originarios: el primero son los otomíes o hñähñu, ubicados de la parte
centro hacia el norte del Estado de México; el segundo, los mazahuas
o jñatjo,6 localizados en la parte noroeste (inegi, 2015). El grado de
marginación (concebido desde el acceso a tecnología, alimentos, salud,
educación y empleo) que presentan es alto y medio; 4% presenta un

amplia tradición histórica de administración; hecho que concuerda con la memoria


colectiva y tradición oral de los usuarios de ur, que hablan de ellas desde la época de
las haciendas; tendríamos que enfocarnos a la reconstrucción de paisajes vía fuentes
documentales (que son restringidas) y dar mayor apertura al término de ur para poder
validar su continuidad espacial y social antes de su aparición en la Ley Federal de
Aguas (1972).
5
Comprende 21 municipios: Aculco, Amanalco, Acambay de Ruiz Castañeda, Chapa
de Mota, Villa del Carbón, Morelos, Temascalcingo y Temoaya, Jilotepec, Jiquipilco,
Otzolotepec, Soyaniquilpan y Timilpan, Capulhuac, Lerma, Ocoyoacac, Tianguis-
tenco, Xonacatlán, Zinacantepec, Metepec y Toluca. Capulhuac, Tianguistenco y
Metepec no integran ur; Aculco y Polotitlán, pertenecen al dr 096 (Consejo Estatal
para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas del Estado de México, 2020).
6
Su región cultural incluye a 13 municipios: Almoloya de Juárez, Atlacomulco, Donato
Guerra, El Oro, Ixtapan del Oro, Ixtlahuaca, Jocotitlán, San Felipe del Progreso, San
José del Rincón, Temascalcingo, Valle de Bravo, Villa de Allende y Villa Victoria.

146 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


grado bajo, relacionado con su presencia en municipios urbanos y con
crecimiento industrial7 (cedipiem, 2020).
Se da un nivel competitivo y restrictivo en el acceso al agua, pri-
mero porque el consumo de determinado volumen en un usuario afecta
irremediablemente a otro u otros usuarios, de ahí el nivel de comple-
jidad que se tiene en cuanto a los límites impuestos por los derechos
al uso del agua para riego. En estas condiciones el agua no es un bien
público, como algunos usuarios lo tratan de empatar, pues deviene de
un esfuerzo social que demanda alta exclusión de quienes no aportan
con el mismo; pero tampoco es un bien privado.
El ciclo hidrosocial de las unidades de riego inicia en la fuente de
aprovisionamiento, posteriormente la red de infraestructura es rural,
consiste en toma de agua directa del río mediante su atranque, para que
se eleve el nivel del caudal y pueda derivarse por gravedad. Enseguida
se simplifica el trabajo de las autoridades de la ur mediante la deriva-
ción de varias tomas del canal; los usuarios que comparten las tomas
de agua directas asumen el compromiso de no entorpecer los tiempos
previamente programados. El agua está supeditada a la precipitación
pluvial.
Los integrantes de 828 comités comunitarios interiorizan la
productividad agrícola o actividades relacionadas con las ur en varias
dimensiones como las siguientes:

Física y religiosa. Algunos usuarios piensan que la fluctuación de las


precipitaciones pluviales se debe a un ente divino: “qué le vamos a
hacer, si el de arriba no quiere que llueva, por más que le pidamos no
va a llover, así son las cosas”.


7
Aunque ello no exime que viva población originaria altamente marginada.

8
De los 100 comités entrevistados, 18 fueron descartados porque durante el proceso de
obtención de datos las autoridades no contribuyeron con la investigación por motivos
de salud, políticos o personales.

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 147


Política-cultural. Respecto al actuar de los gobernantes, se indica “a los
políticos el campo no les interesa, ellos quieren empresas, industrias,
residencias, agua que sí puedan cobrar y como nosotros somos pobres
y no tenemos para estar pague y pague, pues nos dejan ahí, aventados
nada más”.

Ambiental-ideológica-tecnológica. “Ya el agua de ahora no es como antes


que nos daba gusto tenerla para sembrar, tener que ir por nuestra
agua porque era mucha, en verdad, ahora no, ya no es tan fácil, el agua
también se encoleriza cuando no la cuidamos [conflictos] y busca otros
caminos, ¡se va! Pero no es que se vaya así porque sí, los ingenieros u
otras personas la apresuran, abren aquí, abren allá, buscan las venas de
los ríos, inquietan al manantial y lo descomponen”.

Productiva-económica. “Seguimos sembrando porque algo tenemos que


comer y llevar a nuestras familias, la verdad, la verdad gastamos más
sembrando que si compramos el maíz, es más barato ese que traen
a vender al pueblo, dicen que es de Sinaloa (ahí sí que los apoya el
gobierno), pero qué hacemos con las tierras, dejarlas es una lástima ¡no!,
nosotros somos campesinos y eso sabemos hacer; que trabajamos en la
albañilería, en la fábrica o hasta vendiendo chacharitas9, eso también es
cierto, pero dejar el campo, no señora, mientras tengamos agua y tierra
seguiremos aquí. Mire, el agua no es cara, pagamos yo creo, poco por
ella porque no ocupamos electricidad como en los pozos, pero luego no
todos cumplen y eso es una lata”.

9
Referido a diversos productos de un solo uso y dudosa calidad (cosméticos, productos
de limpieza, juguetes, herramientas de segundo uso, etcétera).

148 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Relaciones entre comités comunitarios de UR
y otros niveles institucionales
Los comités comunitarios al requerir el agua para cumplir los ciclos
productivos (temporada primavera-verano y otoño-invierno) y dado
que el volumen de agua es incierto sea a nivel canal, río, manan-
tial o arroyo, ajustan sus acuerdos bajo la modalidad de aprovecha-
miento común. Así que los comités comunitarios en unidades de riego
solventan las diligencias de:

1. Fusión y escisión con autoridades del gobierno federal y estatal. Utilizar


agua que depende de un río considerado de bien nacional, obliga
a los usuarios a registrar el uso en el repda (iniciado en 1996
y continuado hasta el día de hoy), pero también se lleva a cabo
por contrariedades entre usuarios con derechos antiguos frente a
nuevos. El problema deviene cuando los trámites administrativos
requieren de información técnica y precisa, por ejemplo, el volumen
de agua que se utiliza. Difícilmente los usuarios tienen un sistema
de conteo de volumen hídrico, por tanto, el dato proporcionado
es estimado y con ayuda del personal técnico de gerencia local de
agua del Estado de México. Cuando el registro procede, otro de
los elementos confusos es la vigencia de la concesión. Al usuario
se le complica leer los términos del título de concesión y olvida
las fechas de vencimiento, lo cual genera duplicidad de usuarios o
negación de prórroga.
2. Distribución de agua. Se guían con los planos de delimitación parce-
laria, sobre ellos se define y organiza el tandeo de agua.
3. Participación en programas de infraestructura hidroagrícola.10 Solo en
caso de contar con un documento que acredite el uso legal del agua,

El Gobierno del Estado de México, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrope-


10

cuario, apoya a los productores con recursos económicos (de unidades de riego) para
cubrir una parte de la adquisición de materiales, equipo o la ejecución de obras, de
acuerdo con un proyecto ejecutivo, proyecto simplificado o dictamen técnico, mientras

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 149


Título de concesión de agua, otorgado por la Comisión Nacional
del Agua.
3. Presión por los cargos en energía eléctrica. Al volverse las ur propias de
una dinámica no natural, requieren de insumos que son asumidos
por los usuarios, en este sentido, existe un desplazamiento lento
de aquellos productores minifundistas que no logran solventar los
costos financieros.
4. En algunos ejidos la autoridad de juez o repartidor de aguas debe
recaer en un usuario de agua o un hijo de usuario, que asista perma-
nentemente a las asambleas comunitarias sobre la labor de distri-
bución de agua, ya que es la figura que regula los tiempos. No está
exento de que su labor sea constantemente puesta en duda.

Los comités comunitarios, específicamente los de historia larga


(mayor a 100 años) suelen detentar el gobierno y autoridad11 en los
mismos personajes; no es apropiado que un grupo de personas regla-
menten y sancionen acuerdos y, por otra parte, se contrate o elija a otro
grupo de personas para hacer cumplir o validar esos convenios (entre-
vista a comité de riego de Temoaya, 12 de octubre de 2019). En otros
casos de comités comunitarios de historia corta (menor a 50 años),
prefieren que el tipo de gobierno sea uno y la autoridad sea otra, o bien
se entremezclan (entrevista a comité comunitario de Unidad de Riego
Huereje, municipio de Ixtlahuaca).
Las unidades de riego mantenidas con agua subterránea requieren
del apoyo de inversión del gobierno; ello conlleva aceptar el cambio de
cultivos más rentables. El impuesto indirecto por el agua en los terri-
torios se consigue desde la economía ecológica por el uso/abuso de la
energía. Los comités comunitarios aluden a que el sistema funciona

que los productores aportarán la parte proporcional que les corresponda, para crear o
mejorar su infraestructura hidroagrícola (Gobierno del Estado de México, 2016).
11
Palerm (2005) indica que es imprescindible no confundir dichos conceptos en estudios
de regadío.

150 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


mientras la producción obtenida encuentre mercado, en caso con-
trario, empiezan a tener problemas de adeudo (Unidad de Riego Pozo
Núm. 1, San Pablo de Los Remedios, A.C., Ixtlahuaca).

Discusión
Podríamos pensar en los territorios hidrosociales de las ur adminis-
tradas por comités comunitarios desde dos propuestas, la primera
desde la política del Estado, que los considera como no competitivos;
la segunda, apuntando al concepto del economista Alier (1996) como
el agua de los pobres. Ostrom por su parte al diseccionar la lógica
económica que priva en las políticas hídricas revelando la contraparte
de control y defensa de recursos de uso común, en ningún momento
resta capacidades a los “infortunados” por el mercado. Las ur, al
disponer de mecanismos e incentivos sociales palpables y a corto plazo,
por ejemplo, un consumo directo del agua por participar en faenas de
limpia de canales o asumir el cargo de autoridades, sostienen y detentan
formas colectivas de agua alineadas a minimizar los costos que implica
la gestión burocrática.
Estudios de territorios hidrosociales sugieren Sngedouwarg (2009)
y Boelens et al. (2016), enfatizar en dimensiones extra locales para
comprender las organizaciones que de ello resultan, pero, las jerarquías
políticas o económicas, o conflictos por el agua, sobre todo en el uso de
bienes comunes, pero puede ser que a nivel microsocial no devengan de
la compleja red de nexos e interacciones sociales, políticas, económicas
y culturales.
Ver las ur en términos de Ostrom (2000) como sistemas de
recursos, permite diferenciar entre quienes se han beneficiado del
bien común sin ser los propietarios, que, en el caso estudiado son los
comités comunitarios (implicado el esfuerzo social y de autogestión
para seguir disfrutando del beneficio), de quienes son los propietarios
del agua en tanto a derecho; en este último caso, se asume que son las

Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 151


autoridades burocráticas a nivel federal, que hasta ahora no encuentran
un beneficio económico en la regulación de ur con sistemas de auto-
gestión, aunque han aportado recursos financieros de forma tripartita y
justifican su participación mediante la extracción de agua subterránea.
En los comités comunitarios de las ur, la influencia del concepto
político de seguridad jurídica del agua, a través de la adquisición de un
título de concesión, es un nuevo criterio que empezó a operar a finales
del siglo xx, cuya realidad no está interpretada por los usuarios como
un acompañamiento de impulso de la producción alimentaria acorde
con sus tradiciones culturales (agricultura tradicional), como tampoco
en el control de vertidos que realizan empresas, industrias y centros
poblacionales a sus fuentes de aprovisionamiento.

Conclusiones
Las posturas teóricas de ecología política, geografía cultural y nueva
economía institucional, complementada con la propuesta de confi-
guración del territorio hidrosocial ha hecho evidente que los comités
comunitarios que ostentan manejos sociales, independientes de per-
sonal técnico o burocrático, han sido capaces de controlar los recursos
hídricos sin motivos aparentes de apropiación, que pongan el riesgo
el territorio hidrosocial. En cambio, cuando el mismo sistema se ve
influenciado por racionalidades técnicas enfocadas en maximizar la
producción (extracción hídrica subterránea) va implícito el control y
apropiación del recurso sin reparar en el territorio hidrosocial.
El agua como bien común presente en los comités comunitarios, sin
nexos legales, pero con los vínculos institucionales necesarios (resolver
conflictos extracomunitarios, generar acuerdos), convendría fuesen
valorados y replicado por la condición de balance que hasta ahora han
ofrecido frente a las criticadas y forzadas construcciones de presas. El
tema pendiente en la investigación de los comités comunitarios de ur
es el equilibrio de fuerzas, es decir la condición de explotación de agua

152 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


superficial y subterránea frente a incentivos de mercado inapropiados
que den continuidad al ciclo hidrosocial.

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Nexos e interacciones territoriales en comités comunitarios de unidades de riego... 155


capítulo vi.
Gestión comunitaria del agua
en Jesús del Monte, Morelia, México:
entre urbanización y conflictos ambientales

ernesto tsintsuni villava robles *

Introducción
Son relativamente recientes los esfuerzos por construir en América
Latina estudios multidisciplinarios sobre los efectos económicos,
sociales, ambientales y culturales de las lógicas globales en territorios
locales (Moreano, Molina y Bryant, 2017). El abordaje de los procesos
de desterritorialización, alteración de la distribución ecológica, dismi-
nución de la biodiversidad, entre otras, así como las relaciones de poder
que implantan modos hegemónicos de comprensión del mundo (Leff,
2017) es crucial en el entendimiento del impacto de las lógicas globales
en territorios concretos.
Dichos estudios bajo un enfoque en el territorio, visto como el
resultado del desarrollo desigual del capitalismo y del patriarcado,
donde se encuentran distintas territorialidades con significados e iden-
tidades diversas (Moreano, 2020), ayudan a comprender, entre muchos
otros, las diversas formas de apropiación material y simbólica de los
espacios, así como los mecanismos mediante los cuales el sistema
económico capitalista ha transformado el espacio y objetivado la natu-

* Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.


Correo de contacto: etvillava@fevaq.net.

157
raleza para controlar el acceso y uso de los recursos naturales (Leff,
2004; Machado, 2011, en Moreano, et al., 2017).
El presente trabajo se suma a los esfuerzos para abonar, desde un
caso de estudio, con el análisis de la organización comunitaria para la
gestión del agua y el papel de actores con influencia del sector privado
y público en la transformación del territorio periurbano en la micro-
cuenca del río Chiquito, donde se asienta la comunidad y los conflictos
ambientales generados a partir de los cambios que conlleva el fenó-
meno de urbanización.
En la primera parte se incluye una caracterización sobre la gestión
comunitaria del agua y el abordaje de aproximación desde el cual se
realizó el trabajo de campo. En un segundo apartado se exponen los
resultados del análisis sectorial en el periodo 2003-2013 en aras de
señalar los sectores beneficiados en el cambio de la estructura econó-
mica y el establecimiento del patrón financiero-inmobiliario en rela-
ción con el fenómeno de urbanización. Finalmente se describen los
conflictos ambientales en la comunidad, derivados del crecimiento
urbano y los megaproyectos inmobiliarios.
Acorde con lo anterior, se pretende dar cuenta del encuentro de
actores en el territorio hidrosocial, con la organización comunitaria para
la gestión del agua y la superposición de una forma de gestión orien-
tada por la asociación público-privada para el crecimiento inmobi-
liario. Ello se analiza en términos del impacto que genera el aumento
en la demanda de agua, la pérdida de biodiversidad y los conflictos
ambientales.

Apuntes sobre la gestión comunitaria del agua


en el periurbano
La gestión comunitaria del agua se entiende como una forma hete-
rogénea y compleja de organización local que promueve acciones
entre actores para la satisfacción de necesidades hídricas, con sistemas

158 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


propios de acuerdos y normas que conducen los mecanismos de acceso
y uso de agua para comunidades locales que habitan un territorio.
Incluye procesos de valoración de agua desde el contexto comunitario
y formas de valoración del agua como bien común para la reproducción
de la vida, en contraste con tendencias de mercantilización y procesos
de privatización (Swyngedouw, et al., 2016, Vargas, 2017, Merlinsky,
2017).
Bajo preceptos de ecología política del agua (epa) con el plan-
teamiento de la relación indisoluble de los procesos socio-naturales
(Swyngedouw, 2020), se sostiene que la gestión del agua presenta
formas particulares de generación de ciclo hidrosocial, entendiendo
este como aquel ciclo hidrológico modificado para conducir el flujo,
cambiar propiedades químicas, biológicas y morfológicas del agua en
beneficio de algunos sectores de la población y en detrimento de otros
(Rodríguez-Labajos, 2015).
El espacio donde el ciclo hidrológico es transformado en uno o
varios ciclos hidrosociales es visto como un territorio hidrosocial, explicado
como las configuraciones espaciales de personas, instituciones, flujos
de agua, tecnología y entorno que se desenvuelve alrededor del control
de agua, donde la expresión política del territorio se manifiesta como
el encuentro entre la diversidad de actores con intereses geopolíticos
diferentes, quienes compiten por imponer sus estrategias y proyectos
de control de agua Boelens et al., (2016). Los territorios hidrosociales
son recreados por los actores sociales en relación con el ciclo hídrico
y pueden sobrepasar o segmentar las fronteras físicas de las cuencas
donde se asientan hasta el punto de reconfigurarlas (Damonte, et al.,
2016).
Así, la forma de organización social e histórica en comunidades,
en conjunto con las características biofísicas, construyen formas parti-
culares de ambientes hidráulicos (Swyngedouw, 2020). En ocasiones se
superponen sobre estas formas otros tipos de territorialización, con
distintas transformaciones del ciclo del agua, promovidas creciente-

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 159
mente por actores privados o gubernamentales, generando conflictos
por el agua (Vargas, 2017).
Este fenómeno de transformación acelerada del territorio responde
a procesos globales de urbanización del espacio, los cuales se están expe-
rimentando a una velocidad nunca vista en la historia (Delgado, 2018),
reconfigurando el crecimiento de las ciudades, respaldado en acuerdos
políticos y económicos. Parte de esta expansión se ilustra con el creci-
miento exacerbado y diferenciado de los asentamientos humanos en
las periferias de las ciudades, en donde ámbitos rurales son insertos en
las dinámicas metropolitanas.
Los espacios periurbanos son vistos como una franja marginal de
transición urbano-rural, asimilada parcialmente por dispersión urbana
(Hernández-Puig, 2016). Surgen como producto del proceso de urba-
nización rápida en territorios fragmentados, diversos, multifuncio-
nales, dinámicos y al mismo tiempo caóticos. Exhiben componentes
rurales y urbanos que se vinculan entre sí a través de diversos procesos
en tensión (Méndez-Lemus, 2016).
Estas tensiones son en parte el resultado del aumento metabólico
del crecimiento económico globalizado (Rodríguez-Labajos, 2015),
ilustrado con las grandes movilizaciones de materiales y agua reque-
ridos para la edificación y el consumo urbano. Tales tensiones cues-
tionan y establecen responsabilidades sobre el acaparamiento de los
recursos en los territorios: agua, tierra, biodiversidad e infraestruc-
tura básica (Damonte, et al., 2016), generando inequidades socio-
ambientales con procesos de acumulación de recursos bajo mecanismos
de desposesión que restringen medios de subsistencia, propiciando
condiciones de vulnerabilidad para las mayorías sociales (Boelens,
et al., 2016). Al mismo tiempo impactan en los imaginarios sociales,
y disputan valoraciones y significaciones diferentes del agua (Boelens,
et al., 2016; Vargas, 2017).
Para problematizar el fenómeno de urbanización a partir de las
perspectivas antes mencionadas, desde una perspectiva crítica del creci-

160 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


miento urbano de la ecología política urbana (epu) se propone nombrar
las relaciones de poder e injusticia inscritas en el modelo de urbaniza-
ción capitalista. Lo anterior busca explorar la relación entre procesos
políticos, condiciones socioambientales urbanas, para comprender qué
tipo de condiciones producen y reproducen, qué actores las producen y
a quién benefician (Keil, 2005).
Otra de las preocupaciones de la epu es identificar los efectos del
neoliberalismo en la naturaleza y las relaciones socio-naturales, en
términos de cambios en la valoración de los recursos naturales con
su esquema privatizador y “mercantilizador “(Keil, 2005, Swyngedouw,
et al., 2016) desplegados con el crecimiento urbano. Asimismo, las con-
secuencias que se suscitan con el encuentro de la construcción neoli-
beral del espacio con formas locales o comunitarias de apropiación del
espacio y gestión de los recursos (Keil, 2005).
Acorde con lo anterior, es de relevancia el estudio de los conflictos
ambientales que permitan un análisis crítico de los flujos de agua y el
modo en que son manipulados por determinadas geometrías de poder,
en miras a ser direccionados hacia determinados usos y grupos sociales
(Merlinsky, 2017).

Gestión del agua en México: ¿mercancía o bien común?


México fue el primer país en América Latina en realizar en 1990 las
modificaciones político-administrativas hacia el modelo de Gestión
Integrada de Recursos Hídricos1 (Dávila, 2006; Biswas, 2008). Se adoptó
el modelo nacional de descentralización con políticas neoliberales
(Adams, et al., 2020) con organismos descentralizados de adminis-


1
Modelo de gestión del agua enmarcado en la Nueva Gestión Pública, propuesto en
1992 en la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente, e incluido
en los principios de Dublín, previo a la Cumbre de Río 1992, organizada por la onu.
Posteriormente se fundaría la Asociación Mundial del Agua en 1996 (Biswas, 2008;
gwp, 2011).

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 161
traciones urbanas locales2 y se acogió, entre otras, la noción del agua
como bien económico en competencia.3 Tal fue uno de los estímulos
para la generación de procesos de mercantilización del agua, descrita
por Swyngedouw, Kaika y Castro (2016) como la conversión del agua
como bien público a mercancía sujeta a principios de mercado, prio-
rizando el abasto de agua en áreas urbanas de población con mayores
ingresos.4
Se posibilitó la participación y acción de actores empresariales en
la toma de decisiones sobre la gestión del agua5 en política y planes
hídricos en beneficio de sectores de población con mayores capacidades
económicas (Castro, 2015, Swyngedouw, 2020). Para ello se emplearon
narrativas de escasez que no reflejan las condiciones biofísicas del terri-
torio (Swyngedouw, et al., 2016; Swyngedouw, 2020) y que contri-
buyen al crecimiento de condiciones de desigualdad socioambiental.
A 30 años de la adopción de este modelo en México, en el esce-
nario rural y periurbano no está garantizado el abastecimiento de agua,
dejando a grandes segmentos de la población sin cobertura. En este
sentido se depende de otras formas de organización para proveer agua
a los ciudadanos (Boelens, et al., 2016), por lo que un sinnúmero de
iniciativas comunitarias surge ante la necesidad de asegurar el acceso

2
Con la modificación al artículo 115 de la Constitución en 1983, México otorgó a
los municipios atribuciones sobre la provisión de servicios públicos; posteriormente,
con la promulgación de la Ley Nacional de Aguas en 1992, se inició la estrategia de
descentralización con la creación de los organismos operadores.
3
El principio cuarto de la Declaración de Dublín establece que el agua tiene un valor
económico en todos sus diversos usos en competencia a los que se destina y debería reconocerle
como un bien económico.
4 Perpetuando la tradición histórica de política del agua en Morelia (Ávila, 2007),
presente en muchos países del Sur Global (Adams, et al., 2020).
5
Presentes en el diseño de estructuras organizativas de participación restringida bajo
la forma de Consejos y Organismos, también contemplados en la promulgación de la
Ley Nacional de Aguas de 1992 y con el reordenamiento de la Comisión Nacional del
Agua (conagua) en 1992, 1994, 2000 y 2004.

162 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


al agua (Barkin, 2006). Se señalan también zonas rurales en terri-
torio periurbano, donde operaban organizaciones comunitarias, que se
vieron afectadas por la centralización de la gestión del agua a los muni-
cipios, puesto que las formas comunitarias de gestión del agua en las
localidades poseen mayor legitimidad y eficiencia en la aplicación de
reglas de acceso y exclusión (Galindo y Palerm, 2016).
Se afirma que las prácticas en la organización comunitaria apuntan
a la satisfacción de necesidades humanas, donde se valora el uso del
agua para la reproducción de la vida como un bien común (Ostrom,
2000), el cual trasciende la posesión individual, otorgándole derecho
de uso a los usuarios para su subsistencia (Merlinsky, 2017a). Bajo
este tipo de organización no se adoptan principios de mercado ni se
pretende obtener ganancias o producir mercancías.
Por su parte advierte que las comunidades son socialmente diversas,
existen distintos intereses, creencias, valores y prioridades, en ocasiones
contrastantes sobre los recursos que afectan la vida social y que pueden
ser motivo de disputas entre actores comunitarios (Leach, et al., 1997).
El uso de los recursos en estos contextos está regulado por estructuras
comunales en situaciones desiguales, por lo que es necesario considerar
los procesos de gestión en diferentes escalas para comprender mejor
sus dinámicas.
Así, se entiende que la gestión comunitaria del agua sea una cons-
trucción social compleja y que enfrenta un sinfín de desafíos (Boelens,
et al., 2016). Las relaciones socio-naturales estimulan y frecuentemente
conducen la realización de prácticas sociales en comunidad, sobre el
manejo y uso de agua, toma de decisiones, normas, tecnología, moni-
toreo, adopción de estrategias para mejora de la calidad, tratamiento
del agua, etc. (Gutiérrez-Villalpando, et al., 2013).
Se sostiene también que las prácticas humanas pueden ayudar a
conservar y reproducir algunas características ecológicas. Los actores
pueden ser agentes transformadores del ambiente, de ahí que los autores
subrayan la necesidad de reconocer los conocimientos y técnicas que

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 163
permiten a comunidades su abasto de agua (Galindo y Palerm, 2007).
La atención a necesidades con la gestión comunitaria estimula la parti-
cipación y organización de prácticas sociales en torno al agua, así como
la evaluación directa de la representatividad social, el orden interno y el
flujo de información entre usuarios.
Bajo estas afirmaciones, se puede decir que en los espacios comu-
nitarios la existencia de organizaciones para el emprendimiento de
prácticas sociales basadas en el conocimiento del entorno natural, la
cooperación y participación pueden ser oportunidades para el estudio
de casos de aprovechamiento de agua que satisfacen necesidades con
buena calidad y en cantidad suficiente, donde se cuidan los recursos
para la vida actual y porvenir, así como los lazos y vínculos que producen
trama comunitaria (Navarro, 2017).
Sin embargo, desde la década de los noventa, en muchas comu-
nidades de México cercanas a ciudades grandes y medias con creci-
mientos acelerados, se presenta otro de los efectos globales de la racio-
nalidad económica: cercanías urbano-rurales no planeadas ni reguladas
(Lukas y Fragkou, 2014) o incluso desreguladas que transforman el
territorio.

Patrón de urbanización y conflictos ambientales


Las ciudades son consideradas como espacios que presentan los más
rápidos cambios socioambientales (Domene, 2006; Swyngedouw,
et al., 2016) y manifiestan las mayores transformaciones territoriales,
cuyos efectos ambientales usualmente exceden los confines geopolí-
ticos. La urbanización capitalista se expande en el territorio de otras
latitudes para subsistir.
Ante la crisis estructural inherente a la reproducción ampliada del
capital (Piketty, 2014), ocurren desplazamientos de capitales hacia
asentamientos con diferentes grados de urbanización (Murray, 2014).
Ello conduce a la expansión de capitales en nuevos territorios con

164 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


procesos de ajuste espacial, parte del proceso de acumulación por despo-
sesión (Harvey, 2004). Así, la construcción de espacios urbanos implica
procesos económicos, políticos y sociales que transforman el paisaje en
nuevos espacios del sur global.
Las formas en las que se realizan estos procesos expresan la rela-
ción que mantienen los asentamientos humanos con la naturaleza y el
grado de influencia de las lógicas de crecimiento global. Considerando
al patrón de urbanización, como el proceso o la lógica histórico-social
que sigue la urbanización (Hernández, 2018), se entiende que el creci-
miento económico global impone un patrón de urbanización acelerada
y de terciarización de actividades económicas (Daher, 2013). Se explica
el papel del sector financiero con enclaves en la economía real a través
de sectores inmobiliarios estratégicos y concentradores de capital que
impactan en el territorio.
Como consecuencia, desde finales del siglo xx ha aumentado el
número de ciudades con crecimiento acelerado no planeado, o con
escasa planeación, extendiéndose hacia las periferias alcanzando asen-
tamientos y localidades rurales cercanas. Dicho crecimiento acentúa la
presión sobre los recursos naturales, provocando procesos de degrada-
ción. Muchas de las comunidades afectadas han tomado conciencia de
estas afectaciones y se han organizado en consecuencia para defender
el ambiente y sus territorios (Folchi, 2001).
El estudio de estos enfrentamientos ha generado una producción
teórica nutrida y diversa que aborda la dimensión ambiental con base
en teoría de conflictos. Por mencionar algunas propuestas desde donde
se han teorizado las nociones de conflicto se encuentra la noción de
conflicto ambiental (Folchi, 2001; Walter, 2009); conflicto socioambiental
(Walter, 2009); conflictos ecológico-distributivos incluyendo la noción de
metabolismo social, justicia ambiental (Burgos, 2014) y ecologismo
de los pobres (Guha y Martínez-Alier, 1997); y conflictos de contenido
ambiental (Folchi, 2001).

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 165
En el presente trabajo se retoma la propuesta de Pérez-Rincón,
Crespo y Vargas-Morales (2017), donde indican cuatro fases en el pro-
ceso de construcción social del conflicto, comenzando con la presencia
de una actividad que genera algún impacto socioambiental. Proceso
seguido de la transformación de ese impacto en un problema social,
la conformación de la organización y prácticas sociales colectivas y
finalmente la creación del conflicto ambiental. Dentro del proyecto
de investigación cooperativa ejolt (Environmental Justice Organiza-
tion, Liabilities and Trade), en el ejatlas (Environmental Justice Atlas)
se estiman diez grandes categorías temáticas de conflictos: energía
nuclear, biomasa y tierras, combustibles fósiles y cambio climático,
minería, infraestructuras, industria, conservación de la biodiversidad,
agua, residuos y turismo. Por su parte, Pérez-Rincón, Vargas-Morales
y Martínez-Alier (2019) exponen en un revelador artículo la relación
entre sectores metabólicos6 de la economía y la generación de conflictos
en casos presentes en países andinos.

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte


Morelia se localiza en una subcuenca fluvio-lacustre dentro de la
Cuenca del Lago de Cuitzeo, sobre lomeríos, valles y sierras labrados
por diez fallas y actividad volcánica; cuenta con tres acuíferos y dos
zonas de recarga al sur: en la Caldera de Atécuaro y en las micro-
cuencas de los ríos Grande y Chiquito, ésta última ubicada al sureste
de la ciudad (Garduño-Monroy, V. H., Giordano, N., Ávila-Olvera,
J. A., Hernández-Madrigal, V. M., Sámano-Nateras, A., Díaz-Sal-
merón, J. E., 2014).
En la etapa precolombina se asentaron al sureste de Morelia,
comunidades de origen matlatzinca, nombradas pirindas a partir de
su establecimiento en territorio tarasco a inicios del siglo xv. Estos

6
En el marco del metabolismo social, un sector metabólico será aquel sector de actividad
económica que aumente el flujo de energía y materiales en niveles insostenibles y
provoque daños socio-ambientales, es decir, una ruptura metabólica.

166 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


asentamientos se establecieron en la zona que actualmente conforma
las tenencias de Santa María, Jesús del Monte, San Miguel, entre otras,
extendiendo sus actividades forestales, de producción de carbón, caza,
recolección, producción de mezcal y pulque, a la tenencia Morelos
(Martínez, 2015).
Desde entonces y con la constitución de la ciudad de Morelia en
1541, Jesús del Monte ha llamado la atención por sus riquezas natu-
rales; ubicada en la parte alta de la microcuenca del río Chiquito, su
territorio es considerado de relevancia para la filtración de agua en la
ciudad y constituye uno de los ejidos con mayor biodiversidad para
el municipio. Se encuentra a 5 kilómetros al sureste de la ciudad, a
una altura de 2,142 metros, colindando al sur con la tenencia de San
Miguel del Monte, al oriente con el municipio de Charo y al poniente
con la tenencia de Santa María de Guido. Su población es de 4,182
habitantes, de los cuales 2,074 son hombres y 2,108 son mujeres
(inegi, 2010).
Respecto a las instancias de regulación y gobernanza del territorio,
en esta localidad se conformó el primer ejido de Morelia en 1929, con
la dotación de 909-20-00 hectáreas,7 trayendo consigo disputas entre
ejidatarios y no ejidatarios que persiste hoy en día; hacia 1939 se reali-
zarán dos dotaciones más de 561-00-00 ha. Y más adelante ese año
de 341-00-00 ha., (Morales, 2015), con motivo de la reducción de las
tierras cultivables con la publicación de dos decretos de protección de
1936.8

Se mantiene el sistema de medida de superficie agraria ha-a-ca como se redacta en


7

las publicaciones oficiales de dotación ejidal de tierras, donde una hectárea equivale a
10,000 m2, un área 100 m2 y una centiárea 1m2.

8
Decreto que declara “Zona Protectora Forestal Vedada de la Cuenca Hidrográfica del Río
Chiquito de Morelia, Michoacán”, publicado el 8 de septiembre de 1936 en el Diario
Oficial de la Federación y Decreto que delimita la “Zona Protectora Forestal Vedada de la
ciudad de Morelia, Michoacán”, publicado el 26 de octubre de 1936 en el Diario Oficial
de la Federación.

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 167
Con relación a la administración de agua, hacia 1936 se creó el
Comité de Agua de Jesús del Monte y se otorgó la autoridad en la
materia bajo la forma de Asamblea General del Agua, organismos de
gestión del recurso hídrico mediante participación directa de los usua-
rios. Ante la necesidad de administrar las aportaciones de los habi-
tantes para la instalación de una bomba de leña que conduciría agua
del manantial El Mastranto para los hidrantes públicos inaugurados
por Lázaro Cárdenas en 1920,9 fue formada como organización prin-
cipal para la aplicación de normas, toma de decisiones administrativas
y el sistema de abastecimiento de agua para consumo doméstico.
A partir de entonces se inició la construcción de la infraestructura
de distribución de agua en el cuadro central de la localidad, donde
se ubicaba el hidrante público al que la gente acudía para abastecerse
de agua. En 1920 la única fuente de agua provenía del manantial El
Mastranto ubicado en una parte baja del pueblo, la cual era condu-
cida por bombeo al cuadro central de la tenencia. Con el aumento en
la demanda se realizaron acciones comunitarias de búsqueda de más
fuentes de agua, sumándose en 1940 el agua proveniente aguas abajo
del manantial Ojo de Agua. Posteriormente, en 1968 se construyó en
el primer sector una red hídrica de fierro10 por gravedad con la cual se
conduce el flujo de agua con válvulas a tomas domésticas.
En 1985 se ampliaron las fuentes de agua del manantial El Peral,
ubicado en la parte alta y boscosa rumbo a San Miguel del Monte cuya
agua es conducida por gravedad. Finalmente se realizó la instalación
del pozo profundo y su bomba en el año 2000. La red hídrica se fue
expandiendo conforme el pueblo fue creciendo para dividirse hoy en
día en doce sectores con poco más de mil 400 tomas, a los cuales les
corresponde un día de abastecimiento a la semana.

9 En Morelia las pilas públicas operaron en el siglo xvii, mientras los sectores privile-
giados de la población contaban con tomas domésticas. Para más información sobre la
distribución desigual histórica del agua en Morelia ver Ávila (2004).
A decir de los miembros del Comité persiste esta estructura en el primer sector.
10

168 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


La gestión hídrica también se llevó a cabo con programas de
gobierno11 y acciones coordinadas. La bomba eléctrica en 1968 condu-
ciría el agua de los manantiales El Mastranto y Ojo de Agua a un
tanque de recolección de agua ubicado en la parte más alta del pueblo,
inaugurado el mismo año por Lázaro Cárdenas. El segundo tanque
se construiría en el mismo sitio en el 2001, sumando una capacidad
de almacenamiento de 220 mil litros. El aprovechamiento de agua,
según los títulos de concesión para estas cuatro fuentes, comprende un
volumen de extracción de 105, 014 m³ al año (repda, 2018), los cuales
son pagados a la Federación mediante la Comisión Nacional de Agua,
para abastecer agua de uso doméstico a los pobladores de la tenencia.
Las prácticas comunitarias de construcción del ciclo hidrosocial para
asegurar el abastecimiento de agua bajo este esquema, se han desa-
rrollado a lo largo de casi 100 años; periodo en el cual, aún con sus
dificultades, se han generado a través de técnicas, saberes, valoraciones
locales del entorno y del agua y acciones basadas en la cooperación,
como tarifas mínimas que persisten hoy en día y se comparten entre
los Comités de Agua.
No obstante, esto no se ha logrado sin disputas, acuerdos y tensiones
entre el Comité de Agua en turno y los actores locales que ejercen
presión en la toma de decisiones sobre el manejo del agua. Dentro
de estos actores se encuentran, por mencionar algunos, los jefes de
tenencia en turno, quienes fungen como auxiliares de la administración
municipal12 elegidos en elecciones organizadas por el ayuntamiento

Aunque se tiene que la coordinación con gobiernos locales se realizan de manera espo-
11

rádica y en ocasiones sin la correcta planeación, como la instalación de una planta de


tratamiento en 2003-2004, que al día de hoy se encuentra inhabilitada por una mala
construcción en sus cimientos y la instalación de un tanque elevado en 2015 en desuso
por no atender antes fallas en la infraestructura hídrica y el aumento en los costos por
la obtención y pago de luz de una bomba eléctrica para su funcionamiento.
Título Tercero, Capítulo VII de la Ley Orgánica Municipal del Estado de Michoacán
12

de Ocampo y Reglamento de Auxiliares de la Administración Pública Municipal de


Morelia, Michoacán.

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 169
y cuya duración en el cargo es igual al periodo de la administración
municipal. Asimismo, se conforma el grupo de ejidatarios con las dota-
ciones mencionadas, pobladores no ejidatarios, grupos con afiliaciones
a algún partido político, agentes de gobierno de los tres niveles y una
asociación civil creada en 2009 con el objetivo de apoyar las actividades
del Comité. Debido a la periodicidad de gestión de dos años, con posi-
bilidad de reelección, en Asamblea se han elegido Comités confor-
mados por integrantes miembros o simpatizantes de algún grupo de
los anteriores, cabe mencionar que en ningún periodo el comité ha
contado con participación de integrantes mujeres.
Pese a las dificultades que representa, persisten las prácticas comu-
nitarias organizadas para el manejo de agua. Se realizan faenas en mayo
–previo a la temporada de lluvias–, en ellas participan los usuarios
agrupados en brigadas por cada fuente de agua para realizar trabajos
de mantenimiento de la infraestructura hídrica, limpieza de las líneas
de conducción, reparación de daños y fugas en ductos, correcciones
en cercas y revisión de bombas. También se monitorea la calidad del
agua una vez al año,13 llevando muestras de agua del pozo y los tres
manantiales a laboratorios del organismo operador14 del municipio, así
como vigilancia permanente sobre fugas y fallas en tomas, entre otras
múltiples actividades acordadas por los usuarios.
La participación en Asambleas, acorde a entrevistas y testimonios,
ilustran la importancia y retos en la organización comunitaria del agua

13
Aunque necesario, sería insuficiente a la luz de la advertencia de Rivas et al., (2018) de
llevar una frecuencia de monitoreo de calidad de agua para fuentes subterráneas de 1-4
por año, mientras que para ríos y arroyos de 4-12 por año.
14
Con las atribuciones municipales concedidas por la reforma al artículo 115 de la
Constitución en 1983 y la promulgación en 1992 de la Ley Nacional de Aguas y Ley
Federal de Derechos en Materia de Agua de 1992 y Ley Estatal de Agua Potable de
1994, se crea, después de modificaciones en sus atribuciones y denominaciones, en
1995 el Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento como
órgano descentralizado del Ayuntamiento.

170 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


en la tenencia. Algunos de los retos que persisten son de carácter admi-
nistrativo, las desigualdades en el abastecimiento debido a diferencias
en la presión, consecuencia del sistema de distribución por gravedad
y diferencias en la capacidad de captación de agua de los usuarios.
Sin embargo, durante la década del 2000, se sumaron tensiones que
responden a procesos de urbanización.

El patrón de urbanización y transformación


del territorio en el sureste moreliano
A partir de la década de los sesenta, comenzó en Morelia un proceso
de urbanización acelerada y no planeada (Vargas, 2014), estimulada
por actores del sector privado y gubernamentales (Ávila, 2007 y 2012;
Morales, 2015). La urbanización continuó acelerándose en la década
de 1990 con la reforma al artículo 27 constitucional15 y desde el año
2000 el crecimiento demográfico del periurbano fue mayor al del
centro (Hernández, 2010).
En 2010 los procesos de crecimiento urbano continuaron su creci-
miento hacia las periferias, expandiéndose geográficamente en una
proporción mucho mayor al aumento poblacional.16 En el sureste
el crecimiento se extendió a zonas vulnerables (Arreygue, Garduño,
Canuti, Casaglie, Lotti y Chiesa, 2002), abarcando tierras de cultivo
y antiguas haciendas y que por sus atractivos naturales propiciaron la
formación de complejos habitacionales cerrados (chc) y la consolida-
ción del fenómeno de segregación residencial socioeconómica (srs) en
Morelia: dos pequeñas ciudades construidas por las dos corporaciones
empresariales más importantes de la ciudad (Sánchez y Urquijo, 2014).

Posibilitando la venta de tierras ejidales a privados, en este capítulo no se profundizará


15

en las formas, condiciones y presiones en las que se vendieron las tierras pertenecientes
al ejido de Jesús del Monte.
Desde 1980 a 2015, la ciudad ha crecido 6.2 veces en extensión, mientras que la pobla-
16

ción 2.3 veces en población (Instituto Municipal de Planeación (implan), 2016).

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 171
Una de ellas asentada en 1,000 hectáreas17 situadas en terrenos
comprados a particulares y ejidatarios de Jesús del Monte, que
comienza con la construcción de su centro comercial en el año 2004 y
una inversión de 150 millones de dólares. Hacia 200518 conforman un
organismo-corporativo dependiente del organismo operador que opera
con un modelo empresarial la gestión del agua, la Junta Local de Agua
Potable, Alcantarillado y Saneamiento de la Localidad de Montaña
Monarca,19 que a la fecha ha aumentado la producción hídrica en la
microcuenca del río Chiquito con títulos para extraer 192,000 m³/año
(repda, 2018) en sus 10 pozos y 5 plantas de tratamiento, para una
población de 1,128 habitantes en Montaña Monarca-Punta Altozano
y una población registrada de 14 habitantes en Residencial Bosque
Monarca20 (inegi, 2010). El aumento en la demanda de agua responde
tanto a prácticas de consumo doméstico como de uso recreacional del
agua (Swyngedouw, et al., 2016) del proyecto residencial y comer-
cial, con pasto siempre verde en jardines, camellones, club deportivo y
campo de golf.
Con la finalidad de conocer la presencia del sector financiero-in-
mobiliario en la economía de este municipio y la relación que mantiene

17
El proyecto inicial comprendía 200 hectáreas.
18
Con la última modificación al acuerdo de creación y a su reglamento publicada en abril
de 2017.
19
Con la figura del Consejo Directivo como máxima autoridad, conformado por un
Presidente, quien se personifica en el jefe de tenencia o representante de la localidad
(la localidad de Montaña Monarca (Punta Altozano) se creó a partir de la construc-
ción inmobiliaria en 2009, ver http://www.microrregiones.gob.mx/catloc/contenido.
aspx?refnac=160530495), un Secretario nombrado por el Ayuntamiento y tres vocales
votados en Asamblea de usuarios; con esta forma organizativa se asegura el respaldo
institucional del gobierno local.
20
En la encuesta intercensal de 2015 de inegi no se estimaron asentamientos menores a
15 mil habitantes, se espera que con los resultados del censo de población de 2020 se
pueda superar el sesgo de información que existe al tomar datos de población de 2010
y montos de extracción de agua de 2018.

172 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


con el crecimiento urbano se revisó la preponderancia de la relación
de los sectores financiero e inmobiliario con el resto de los sectores
económicos durante este periodo. Para este fin, se realizó un análisis a
partir de la matriz insumo-producto (mip) de Morelia para ilustrar el
supuesto anterior.
Con esta herramienta es posible estimar el tipo de integración
entre sectores en términos de oferta y demanda de capitales para la
producción, así como los sectores clave: sectores con capacidad de modi-
ficar la demanda final por características de multiplicadores y de gene-
ración de encadenamientos con otros sectores hacia atrás (arrastre/
demanda) y hacia adelante (propulsores/oferta) (Salazar, 2018). Esta
matriz de multiplicadores de oferta y demanda se debe someter a una
ponderación utilizando el método de Rasmussen,21 mediante el cual se
obtienen índices de poder de dispersión (demanda) de un sector y el
índice de sensibilidad de dispersión (oferta).
La mip 2013 regionalizada para Morelia se estimó a partir de la
mip estatal de Michoacán, la cual a su vez está regionalizada de la
mip nacional (mip 2013 Doméstica por Sector22) con el método de
regionalización indirecto non-survey, balanzas y coeficientes técnicos
(Salazar, 2018), presentada por Tapia, et al., 2019). Tal provee infor-
mación de 79 subsectores de la economía del municipio, con datos del
Censo Económico 201423 de inegi, así como información obtenida del
Sistema de Información Agrícola y Pesquera (siap) y anuarios fores-
tales de sagarpa24 para determinar el valor de la producción agrícola y
forestal en Morelia.

Para ver más sobre el método de regionalización de mip Morelia 2013 y estimación de
21

los índices de Rasmussen ver Villava y Tapia, 2020 en http://www.realidadeconomica.


umich.mx/index_files/crecimiento_urbano_en_morelia_2004_2013_1.pdf
Disponible en el sitio web: https://www.inegi.org.mx/temas/mip/default.html#Infor-
22

macion_general
Los cuales reflejan datos del 2013.
23

A partir de 2018 la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (sader).


24

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 173
Los resultados del análisis de la mip Morelia 2013 se comparan
con los resultados de la mip Morelia 2003 publicada por Salazar
(2019), para observar los cambios en el periodo 2003–2013, el cual
resulta relevante para comprender el proceso de urbanización.25 Los
10 sectores26 clave de la mip Morelia al 2013 son: construcción, indus-
trias manufactureras, comercio al por mayor, comercio al por menor,
servicios financieros y de seguros, corporativos, servicios de apoyo a
los negocios y manejo de residuos y servicio de remediación, servi-
cios educativos, servicios de alojamiento temporal y de preparación de
alimentos y bebidas y otros servicios excepto actividades gubernamen-
tales (Villava y Tapia, 2020).
Los sectores que no se estimaron como sectores clave en 2003 y que
aparecen para 2013 son corporaciones, industria manufacturera, servi-
cios de apoyo a los negocios y servicios educativos. De los sectores clave
se pueden identificar aquellos que mantienen relación con el sector
integrado financiero-inmobiliario, a saber: construcción (con el sub-
sector edificaciones, el cual comprende edificaciones residenciales,
como su componente más significativo), servicios financieros y de
seguros (con el subsector instituciones de intermediación crediticia y
financiera no bursátil, el cual registra el otorgamiento de créditos) y el
sector corporaciones, cuya aparición en la mip 2013 y las relaciones que
mantienen entre sí, permite sugerir su relación con el crecimiento de
los proyectos al sureste de Morelia.
Los resultados de dicho análisis sugieren un cambio en la estruc-
tura de la economía de Morelia en beneficio de corporativos y grupos
empresariales de construcción y servicios financieros. Situación que
puede ser analizada a partir de estudios de perfil metabólico obser-
vando los vínculos entre flujos de materiales y energía en los sectores
económicos más representativos (Pérez-Rincón et al., 2017).

25
Altozano Morelia, del grupo corporativo local.
26
Categorización sectorial del Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte
(scian).

174 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Tabla 1. Relaciones de oferta y demanda
de tres subsectores clave del grupo financiero-inmobiliario
Subsector Demanda Oferta
- Actividades bursátiles, - Instituciones de intermediación
Corporativos cambiarias crediticia y financiera no bursátil
y de inversión financiera
Instituciones de interme- - Construcción de obras
diación crediticia - Corporativos de ingeniería civil
y financiera no bursátil - Edificación
- Trabajos especializados - Instituciones de intermediación
Edificación
para la construcción crediticia, financiera no bursátil

Fuente: Elaboración propia.

Conflictos ambientales en el sureste de Morelia


En el año 2001 se donaron al gobierno del estado 20 hectáreas de
tierras previamente compradas por el corporativo del grupo Altozano,
con la intención de construir una sede del Instituto Tecnológico y
de Estudios Superiores de Monterrey.27 Dentro de esta extensión de
tierras se encuentra el manantial Ojo de Agua, una de las fuentes de
agua de Jesús del Monte desde 1940. El proyecto no se socializó con el
Comité de Agua, el jefe de tenencia ni los habitantes, y fue hasta que
los pobladores que transitaban normalmente al manantial a lavar ropa
se dieron cuenta de la restricción al acceso y las modificaciones en las
tierras.
El Comité de Agua en turno se pronunció en contra del proyecto
por la modificación al manantial, los lavaderos y el camino de paso y
fue entonces que las movilizaciones aumentaron. Acorde con ello, se

Instituto privado que tiene al día de hoy en su consejo figuras empresariales nacionales
27

como directivos de Cemex, bbva, Bachoco, Walmart, Goldcorp y Femsa, entre otros.

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 175
establecieron diálogos entre el Comité y autoridades del tecnológico, y
se resolvió que se respetarían los canales del manantial en el territorio
modificado, con el fin de no afectar su llegada al Mastranto.28 El tecno-
lógico emprendió acciones para mejorar las tuberías y se construyó
una pila para mejor acumulación de agua. Sin embargo, con la venta
privada de tierras, el manantial quedó ubicado dentro de esta institu-
ción en un salón de gimnasio y con una puerta cerrada con candado, al
que solamente los miembros del Comité pueden ingresar previo aviso
a los vigilantes del instituto y registro en caseta. Así, para los demás
pobladores queda restringido su acceso al camino y los lugares donde
históricamente acudían a lavar, implicando una pérdida de acceso al
manantial, así como pérdida cultural en relaciones sociales, puesto que
el manantial constituía un espacio de encuentro y convivencia, donde
se realizaban actividades en comunidad.
Otro detonante del conflicto ocurrió en 2007, cuando el organismo
operador de Morelia intentó realizar obras para desviar aguas de Jesús
del Monte hacia un nuevo fraccionamiento. Frente a ello la comunidad
se organizó en asamblea y se determinó que no se daría agua a dicho
fraccionamiento. Se movilizaron en la defensa de sus fuentes de agua,
resultando en la creación de un nuevo órgano institucional producto
del conflicto (Rodríguez-Labajos, 2015), en la creación de una asocia-
ción civil en 2009 conformada por habitantes de la comunidad y con
el objetivo de apoyar los trabajos del Comité y defender el agua frente
este tipo de intereses corporativos y con colusión gubernamental. Sin
embargo, hoy en día muchos Complejos Habitacionales Cerrados
(chc's) construidos dentro de la tenencia cuentan con pozos de agua
propios o se surten de agua por medio de camiones cisterna, traídos del
manantial La Mintzita, al suroeste de la ciudad.
Otra situación conflictiva se dio con la construcción de una infra-
estructura vial en la otrora zona protegida al sureste, inaugurada en

28
Las aguas del manantial Ojo de Agua se suman a las de El Mastranto, desde donde se
bombea a los tanques de recolección.

176 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


2018, beneficiando al mercado inmobiliario, los negocios que se esta-
blecieron ahí y mejorando la posición de las residencias y del centro
comercial Altozano con su principal contrincante comercial: el centro
comercial Espacio Las Américas, ubicado en la zona financiera de
la ciudad. Esta construcción generó un conflicto ambiental desde la
presentación del primer proyecto en 2006, que movilizó a sectores
ciudadanos y académicos, quienes realizaron manifestaciones, difu-
sión en medios de comunicación locales y nacionales29 informando
de las irregularidades jurídicas y afectaciones sociales y ambientales
del proyecto, eventualmente logrando su cancelación y la defensa del
movimiento ciudadano continuó con éxito ante la presentación de
nuevos proyectos en 2007, 2010 y 2011.
Ávila (2012) relata los procesos de desregulación del Área Natural
Protegida de la Loma de Santa María y la Microcuenca del río
Chiquito30 promovidos por autoridades de los tres niveles de gobierno,
desde el decreto de nueva zona de restauración y protección ambiental
publicado el 31 de diciembre de 2009 a la modificación al programa de
ordenamiento ecológico territorial de la Cuenca del Lago de Cuitzeo
en mayo de 2011. Tales constituyeron la estrategia de gobierno y
actores privados para la aprobación en abril del 2012 del proyecto de
vialidad Libramiento Sur y su tramo Ramal a Camelinas, inaugurado en
noviembre de 2018, por el gobernador del Estado y los secretarios de
comunicaciones y transportes de la federación.
El conflicto más reciente por la protección de la fuente de agua
del manantial El Mastranto ocurre entre los pobladores de Jesús del

Para ver más, visita http://www.salvemoslaloma.mx/derrumbes/video/2-carta-al-


29

presidente.
Modificando el decreto de Zona Protectora Forestal de la Cuenca del río Chiquito de
30

1936, el decreto que delimita la Zona Protectora Forestal Vedada de Morelia de 1936,
la declaratoria de Preservación Ecológica para la ciudad de Morelia de 1984, el decreto
de Área Natural Protegida con carácter de Zona Sujeta a Conservación Ecológica de
la Loma de Santa María y depresiones aledañas de 1993 y 2006.

Gestión comunitaria del agua en Jesús del Monte, Morelia, México 177
Monte, el Ayuntamiento de Morelia y una empresa inmobiliaria, por
la construcción inmobiliaria alrededor del manantial.31 El conflicto
suscitó la celebración de una sesión extraordinaria de Asamblea del
Agua, donde se discutió la posición del pueblo sobre la construcción
en la parte alta contigua al manantial. Posteriormente se realizaron
manifestaciones en contra de las construcciones en medios de comuni-
cación locales, Ayuntamiento de Morelia, en el Congreso del Estado,
oficinas de gestión de cuencas del estado. Sin embargo, el manantial se
encuentra rodeado de complejos residenciales, reduciendo la capacidad
de recuperación del acuífero por filtraciones, afectando la conservación
de su biodiversidad y contaminando sus aguas por deforestación.

Conclusiones
En este capítulo se reseña un estudio realizado sobre la generación
del ciclo hidrosocial en Jesús del Monte, sus retos organizativos y socio-
técnicos. El propósito es sumar a las diversas investigaciones que
pretenden ilustrar la importancia de la gestión comunitaria para garan-
tizar el acceso al agua de gran parte de la población rural y comenzar
a profundizar sobre las formas diferenciadas que tienen las iniciativas
comunitarias en la transformación de sus espacios ambientales, enfo-
cadas primordialmente en acciones colectivas para la reproducción de
la vida y el cuidado del ecosistema en contraste con las transforma-
ciones del territorio que se proponen desde ámbitos público-privados,
especialmente aquellos formulados desde los centros urbanos.
La aproximación de estudio realizada desde el enfoque de los
estudios de Ecología Política con el concepto de territorio hidrosocial
permite mostrar la relación que mantiene la urbanización acelerada
y la generación de conflictos ambientales, así como el proceso en que

31
Este conflicto se encuentra registrado en ejatlas, ver https://ejatlas.org/conflict/
desecasion-del-manantial-mastranto-por-las-inmobiliarias-michoacan-mexico.

178 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


se configura la amenaza a las fuentes de agua de uso comunitario de
la organización estudiada. Dicho proceso se agudiza con la expan-
sión acelerada de la ciudad a partir del cambio de modelo a finales del
siglo xx, cuando las reformas políticas e institucionales posibilitaron
acciones de urbanización en el periurbano del sureste de Morelia sin
considerar demandas locales, ciudadanas y académicas.
Desde este estudio y bajo esta categoría analítica, destacan algunos
procesos que pueden ser observados en la transformación del terri-
torio en zonas periféricas de ciudades medias y grandes en América
Latina: presencia de corporativos, fideicomisos u otras organizaciones
con interés en especulación inmobiliaria y con acceso a instrumentos
del sector financiero, desregularización ambiental de zonas protegidas,
conformación de organizaciones público-corporativas de prestación de
servicios hídricos, aumento drástico de extracción de agua y transfor-
mación socioambiental del territorio hidrosocial.
Se sostiene que este fenómeno de urbanización impone con estos
procesos cierto tipo de dinámicas socio-naturales a partir de relaciones
de poder que se materializan con la reconfiguración los territorios bajo
el patrón global de urbanización y la reproducción de desigualdades
socio-políticas, amenazando las formas de gestión comunitaria del
agua y con esto la vida comunitaria misma, lo cual potencia y habi-
lita un campo de investigaciones que aborden con mayor profun-
didad cómo estos fenómenos impactan las dinámicas comunitarias y
las implicaciones epistemológicas, éticas y políticas que lleva repensar
las relaciones socioambientales en términos de interdependencia entre
actores humanos y no humanos.

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184 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


sección 3

Vida lacustre
y riego
capítulo vii.
Agua y género: experiencias
de vida de mujeres en los lagos
de Cajititlán y Chapala, Jalisco, México

adriana hernández garcía *


celia magaña garcía **
karla alejandra contreras tinoco ***

Introducción
El informe de 2019 sobre el desarrollo de los recursos hídricos de la
unesco señala que el uso del agua ha venido aumentando un 1% anual
en todo el mundo desde los años ochenta del siglo pasado, impulsado
por una combinación de aumento de la población, desarrollo socio-
económico y cambio en los modelos de consumo. De continuarse la
misma velocidad de consumo para el 2050, la demanda mundial de
agua incrementará del 20% al 30%, sobre todo en los sectores industrial
y doméstico.

* Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara. Profesora Investiga-


dora en el Centro Universitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara.
Correo de contacto: adrianahg@hotmail.com, adriana.hernandezg@academicos.udg.mx
** Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona de París 1. Profe-
sora Investigadora adscrita al deila en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Pertenece al sni, nivel 1.
Correo de contacto: celia.magana@academicos.udg.mx
*** Doctorante en Ciencias Sociales en ciesas Occidente. Profesora en el Centro Univer-
sitario de la Ciénega de la Universidad de Guadalajara.
Correo de contacto: ctka_28@hotmail.com, karla.ctinoco@academicos.udg.mx

187
El referido informe subraya que, en diversas zonas del mundo, las
mujeres, las niñas y los miembros de minorías étnicas tienen mayores
complicaciones para el acceso al agua. Esto debido a que viven algún
tipo de discriminación y desigualdades en el cumplimiento de sus
derechos humanos al agua potable (wwap unesco, 2019). Lo anterior,
no obstante, históricamente a las mujeres se les ha adjudicado como las
voces que viven y transmiten cuáles son los mecanismos de vinculación
con los recursos naturales, los lagos y los ríos, así como en sus condi-
ciones de acceso.
En vista de la posición ambivalente de las mujeres en el tema de
la relación con el agua y los lagos. En este trabajo nos centramos en
preguntas acerca del impacto diferenciado para las mujeres, esto lo
trataremos de observar en los cambios en tres generaciones de mujeres
de Ocotlán y de Cajititlán, Jalisco, México. Y es que si como hemos
establecido el lago tiene ese rol de estructurador social, nos interesa
particularmente reflexionar cómo el impacto ambiental en los dos
lagos ha sido vivido por las mujeres y si perciben ellas mismas algunos
cambios o no.
Fue de nuestro interés particularmente Jalisco porque en las últimas
seis décadas, se ha generado en este estado el incremento desregulado
de actividades industriales y de urbanización, las cuales han ocasionado
altos grados de contaminación en diversos cuerpos de agua generando
tragedias ecológicas como las de la cuenca Lerma-Chapala, que ha
sido objeto incluso de una Macro recomendación 1/2009 emitida por
la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (cedhj) o la de la
muerte de toneladas de peces debido a la falta de oxígeno en el lago de
Cajititlán en septiembre de 2014.1

1
Ver http://www.udg.mx/es/noticia/lago-de-chapala-en-peligro-inminente; https://
www.bbc.com/mundo/noticias/2014/09/140902_ciencia_cajititlan_peces_muertos_
laguna_mexico_np; https://aristeguinoticias.com/0309/mexico/confirman-causa-de-
mortandad-de-peces-en-laguna-de-cajititlan-jalisco/; https://www.informador.mx/

188 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Incluso, ha sido reportado por varios trabajos previos (Pérez, 2012
citado en González Arévalo, 2016: 10) que la contaminación en la
cuenca Lerma-Chapala es multifactorial, se mencionan las descargas
industriales, la falta de manejo de las plantas de tratamiento, la sobre-
explotación, la deforestación, la contaminación de aguas superficiales y
subterráneas, el impacto de las actividades agropecuarias como el uso
de pesticidas y el mal manejo de la basura. En el caso de Cajitilán se
menciona que:

La problemática ambiental que padece el lago se asocia muy de cerca


con el manejo de su propia microcuenca, llamada Grande de San
Lucas-La Tamina, sobre todo en la parte más cercana al vaso lacustre,
donde fluyen aguas residuales domésticas y pecuarias, además de aguas
fluviales que arrastran agroquímicos de la ladera cultivada. (Velázquez,
Ochoa y Morales, 2012: 196)

Así es posible constatar la estrecha relación que existe entre la


contaminación y la reconfiguración de la organización social, econó-
mica, cultural y simbólica en torno al agua.
El trabajo consta de cinco apartados. En el primer apartado se
abordan los antecedentes de los estudios de mujeres y agua; en el
segundo apartado se presentan elementos sobre las condiciones de
los lagos de Chapala y Cajititlán en el estado de Jalisco. En el tercer
apartado se presentan elementos del estudio sobre tres generaciones
de mujeres y pesca en los lagos de Chapala y Cajititlán; y el apartado
final, se presentan las reflexiones preliminares en el que las mujeres
de tres generaciones familiares que habitan en lagos y alrededor de la
pesca nos comparten su mirada de vivir el agua, lago, pesca, identidad
femenina, entre otros temas.

Jalisco/Suman-263-toneladas-de-peces-muertos-extraidos-de-Cajititlan-20140907-
0024.html;

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 189
Género y Agua: aproximación al trabajo
de las mujeres en la pesca
El presente apartado aborda las fuentes de referencia que guían el
estudio realizado sobre mujeres en los lagos de Chapala y Cajititlán.
El abordaje teórico se fundamenta en los estudios de cuencas hidro-
sociales, así como desde la ecología política feminista, para conocer y
analizar la participación femenina intergeneracional acerca de las rela-
ciones de género, de la contribución de las mujeres en la actividad de
la pesca y de la dimensión simbólica de su relación con el agua en dos
lagos de Jalisco.
La Ecología Política Feminista, de acuerdo con Paulson, Poats
y Argüello (2009), es una postura desarrollada en los años noventa,
por autores como Rocheleau, Thomas-Slayter y Wangari, la cual
sostiene que existen diferencias en la forma en que hombres y mujeres
se vinculan con el ambiente, sin embargo, estas diferencias no están
relacionadas con la biología, sino con las construcciones y variaciones
socio-culturales. La intención principal de la ecología cultural femi-
nista no es plantear las cosas que hacen los hombres y las mujeres de
modo diferenciado o binario en el proceso productivo de la pesca, sino
pensarlo como partes complementarias y articuladas con relaciones
asimétricas de poder que sostienen la pesca como una actividad econó-
mica del sustento familiar.
En cuanto a la participación de las mujeres en el agua, tanto en el
2003 como en el 2006, la unesco señaló que es preponderante el papel
de las mujeres en la gestión, la relación y el manejo del agua tanto
en el ámbito doméstico como comunitario. Por ejemplo, en el ámbito
doméstico habitualmente por las construcciones e imposiciones sexo/
genéricas las mujeres son las que se encargan del manejo y uso del agua
para las actividades domésticas tales como cocinar, lavar ropa, limpiar
la casa, entre otras. De modo similar, Soares (2009) sostiene que es
importante visibilizar a las mujeres como sujetos ambientales, ya que
las mujeres conforman más de la mitad de la población total mundial,

190 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


son las principales encargadas del manejo del consumo doméstico del
agua. Asimismo, Ramírez (2007) sostiene que la participación de la
mujer en lo referente al agua es muy relevante, tanto para acarrear el
agua al hogar cuando no la hay o bien cuando hay que recuperarla de
pozos, lo cual, hasta genera tensiones con la pareja a quien se le tilda o
reconoce como “desimplicado” o “flojo”, por ejemplo, en contraste con
la participación organizada y cotidiana de las mujeres en la demanda
de agua para la comunidad.
Debido a esta asignación sexuada de tareas, en donde desde una
perspectiva tradicional y hegemónica se responsabiliza a las mujeres
de labores como la alimentación y la limpieza, entonces, la escasez de
agua tiene efectos primordiales en la vida de las mujeres porque supone
una carga extra para ellas en cuanto a la obtención y acarreo de ésta
(Soares, 2009). Pese a esta relevancia ya constatada y evidente de las
mujeres en los procesos asociados con el agua, todavía existen dificul-
tades y barreras simbólicas y materiales para que accedan a los recursos
naturales en la misma medida que los hombres (Perea y Flores, 2016) y
esto lo podemos constatar en el hecho de que aún hasta ahora, las insti-
tuciones y organizaciones asociadas con el agua siguen considerando
como sus principales interlocutores a los hombres (Soares, 2009).
Ahora bien, una bondad que ofrece la vida cerca de los lagos y
lagunas es que permite recurrir a la pesca como un oficio y una acti-
vidad de sobrevivencia alimentaria y una fuente de ingresos econó-
micos. Habitualmente esta actividad pesquera se lleva a cabo por parte
de la unidad familiar, es decir, participan tanto hombres, mujeres e hijos
(Rispoli, 2003). Particularmente, los hijos e hijas tienen la función de
aprendices y se encargan de tareas de apoyo tales como pelar el camarón,
preparar las tortillas o carnadas, etc. (Truchet, Truchet y Noceti, 2019).
Dado que la pesca se ha considerado históricamente como una
tarea primordialmente masculina, no se ha explorado con profun-
didad el papel que han desempeñado las mujeres en todo este proceso.

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 191
Por esto, la exploración de la relación entre género y pesca es reciente
(Oliveira y Silva, 2012; Truchet et al., 2019).
Algunos trabajos (Truchet et al., 2019; Paulson, Poats y Argüello,
2009) han documentado que existen mitos a partir de los cuales se
restringe el acceso de las mujeres al lago o laguna, lo cual dificulta que
sean las mujeres las que participan en el proceso de captura de especies.
Por ejemplo, se cree y se cuenta que, si las mujeres van en un barco o
lancha pesquera, no se lograra una buena pesca. Este tipo de mitos ha
supeditado a las mujeres a que participen de otros procesos del trabajo
pesquero. Al respecto, es interesante destacar que esta perspectiva de
asociar a las mujeres como una fuente de contaminación de las activi-
dades y lugares es un punto recurrente en la literatura antropológica de
larga data (Douglas, 1973).
En otros estudios (Truchet et al., 2019; Oliveira y Silva, 2012;
Perea y Flores, 2016; Paulson, Poats y Argüello, 2009; Rispoli, 2003;)
se ha documentado que las mujeres participan de múltiples maneras
en el proceso pesquero, por ejemplo, a través de la preparación de los
procesos previos a la pesca; (el tejido de las redes, el armado del paquete
de pesca, la preparación de las carnadas), o bien en los procesos poste-
riores a la pesca (la limpieza, fileteada y venta del pescado), aunque
esta participación siempre ha sido minusvalorada o incluso invisibi-
lizada. La negativa para reconocer el trabajo y la participación de las
mujeres en la actividad pesquera es palpable desde la manera cómo se
le nombra, por ejemplo, como una “ayuda” que la mujer le brinda a la
pareja a quien sí se le considera como pescador. Esto es cuestionable
porque, muchas veces no se realiza de modo voluntario sino como una
imposición no negociable del hogar que implica compromiso, responsa-
bilidad, energía, tiempo y obligación, es decir, es un trabajo. Un trabajo
que además de no ser remunerado económicamente, generalmente
tampoco es valorado ni reconocido ni social, ni familiar, ni simbóli-
camente. Además, que es el trabajo relacionado con la pesca el que se
concibe como el que requiere más tiempo y destreza (Villa-Casco et

192 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


al., 2007 citado en Perea y Flores, 2016). Incluso, la participación de las
mujeres en la pre-pesca y la post-pesca forman parte de las estrategias
familiares de vida que permiten ahorrar gastos o tener más ganancias
(Rispoli, 2003). Llamativo resulta que hay mujeres que realizan todo el
proceso administrativo realizado con la pesca de sus esposos o parejas
y cuando se les pregunta si trabajan, ellas mismas dicen no hacerlo, tal
como lo encontró Rispoli (2003) en el caso del Puerto Quequén. Lo
que nos habla de cómo el proceso de desvalorización del trabajo de las
mujeres incluye la auto desvalorización.
En ese sentido, Truchet et al., (2019) sostienen que, si bien las
mujeres y los hombres realizan actividades complementarias en el
proceso pesquero, todavía es común que en el imaginario social esté
instituida la pesca como una actividad primordialmente masculina.
De tal modo que las actividades que realizan las mujeres habitual-
mente se llevan a cabo en el hogar y como una extensión del trabajo
doméstico. Por esto se dice que el aporte de las mujeres al trabajo de la
pesca está atravesado por una división sexista y patriarcal del trabajo,
lo cual decanta en que éste permanezca como un trabajo invisibilizado
(Oliveira y Silva, 2012).
Además, en algunos contextos, por ejemplo, en Buenos Aires,
Argentina, se ha documentado que otra de las actividades en las que
participan las mujeres esposas de pescadores es en las actividades pre-
paratorias de la festividad de San Silverio, patrón de los pescadores
artesanales.
Por su parte, los hombres son atraídos e inician en la pesca a veces
motivados por el desempleo, carencias económicas o bien porque han
aprendido el oficio a través de la transmisión generacional de sus padres
o abuelos. Ahora bien, en el oficio pesquero se tejen jerarquías y distin-
ciones que están basadas en la edad, la experticia, el nombramiento
oficial, etc. que marcan y producen distintos tipos de masculinidades
entre quienes practican el oficio (Truchet et al., 2019).

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 193
En cuanto a los estudios que exploran la relación entre género y
pesca está el trabajo de Rispoli (2003), quien encontró que la mitad de
las esposas de sus participantes no trabajan. Una cuarta parte trabaja
en forma remunerada y otra cuarta parte, pese a que dice no trabajar,
en realidad se encargan de todas las actividades administrativas rela-
cionadas con el barco de sus esposos, por ejemplo, de pago de cuentas,
sueldos, impuestos, captura de embarques, etc. Ahora bien, un cons-
tante en este estudio es que las tareas domésticas son realizadas en
todos los casos por las mujeres y, eventualmente reciben apoyo de
sus propias madres o personas de confianza. Una dificultad de estas
familias cuyos esposos están dedicados a la pesca radica en que los
esposos pasan grandes periodos en altamar y cuando vuelven a casa
hay tensiones en cuanto a quién toma las decisiones para la crianza,
la distribución de tareas en la casa y la integración al ritmo del hogar.
El trabajo de Perea y Flores (2016), quienes exploraron la parti-
cipación de las mujeres en el trabajo directo de la pesca de maxquil
en San Felipe, Yucatán, México. Las autoras señalan que encontraron
que prevalecen diferencias por sexo que hacen que las mujeres tengan
menos acceso a incentivos como créditos y permisos para pescar, ya que
no son legalmente elegibles para apoyos o financiamientos de equipos
para la pesca por parte del Estado porque se considera que la pesca
es un oficio de hombres. Pese a todo ello, las autoras encontraron que
las mujeres sí participan en la pesca directa, lo cual se debe a varias
razones: la ausencia de hombres que realicen la actividad a causa de la
migración temporal, las prohibiciones o vedas para el acceso a recursos
pesqueros (Méndez-Cárdenas et al., 2013).
Estas mujeres pescadoras aprendieron el oficio de la pesca debido
a que sus padres o familiares hombres les enseñaron a temprana edad
cómo ejecutar la extracción de especies o bien porque los esposos les
enseñaron, las acompañaron y apoyaron para que pesquen. Interesante
resulta que en esta comunidad se formó una cooperativa de mujeres

194 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


que pescan el maxquil de noche y en grupo. Este cangrejo es entregado
a los hombres que realizan la actividad de pesca de pulpo en el día.
La experiencia de las mujeres pescadoras de esta cooperativa es
compleja y está permeada por desigualdades sexo/genéricas, ya que al
inició se enfrentaron con críticas por parte de los hombres, sin embargo,
ahora ya han sido aceptadas por los hombres de la comunidad e incluso
los hombres consideran que ellas tienen más fuerza física para trabajar
de noche y además llevar a cabo el trabajo del hogar. Este hallazgo
resulta interesante por dos razones: primero porque muestra de manera
contundente la posición jerárquica de unos y de otras, unos, ellos
validan, otras, ellas trabajan de día y de noche para lograr la validación
de los otros, claro esto sin “descuidar” las tareas del hogar; segundo, y
que se desprende del anterior, esta validación sigue eximiendo a los
hombres de responsabilizarse de las tareas del hogar. Cabe señalar que
el valor de un maxquil es menor al de un pulpo, no obstante, el maxquil
se captura de noche y conlleva más horas de trabajo, implica un trabajo
muy duro y gran desgaste físico. Una jornada laboral de las mujeres
puede durar entre 7 y 10 horas. Esto muestra que, en este caso, la pesca
femenina es más cansada y la remuneración es menor. Además, habi-
tualmente las mujeres que se encargan de la pesca nocturna llegan a
casa y en el día realizan las actividades domésticas, visten y llevan a
los niños a la escuela, es decir, cumplen con dobles jornadas de trabajo.
Por esta razón, y conforme a lo que las autoras señalan, las mujeres
invierten el 50% de su tiempo a la pesca, un 35% al cuidado del hogar
y el resto a descanso y dormir, mientras que los hombres invierten el
40% del tiempo al trabajo, el 10% a actividades del hogar y el resto al
descanso. Otro asunto conflictivo de la participación de las mujeres en
la pesca es que, si bien las mujeres reciben un pago por su trabajo, la
mayoría de las veces este forma parte de la economía familiar.
Conforme Perea y Flores (2016) algunos de los esposos cooperan
y participan de las tareas domésticas durante la temporada de pesca
del maxquil, por ejemplo, les dan el desayuno a los hijos, tienden la

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 195
ropa y preparan a los hijos para la escuela. Aunque estos hombres son
minoría y no realizan la tarea como una responsabilidad compartida,
sino como una actividad de “ayuda” a las mujeres. En otros casos, la
actividad pesquera de las mujeres más bien ha acarreado tensión en la
pareja y hasta el divorcio, ya que las parejas le demandan y señalan a las
mujeres su menor participación y tiempo al hogar.
Por su parte, Paulson, Poats y Argüello (2009) exploran la incur-
sión de las mujeres del barrio de Ciriales de Puerto Machalilla en la
pesca artesanal de camarón, así como los significados que adquiere
la pesca para las mujeres que la practican. Para ello, se buscó iden-
tificar las formas de construcción de la identidad, la división sexual
del trabajo en las actividades pesqueras y reproductivas, las formas de
acceso a los recursos y las relaciones simbólicas que se tejen en torno
a esta actividad. Entre los hallazgos, las autoras sostienen que es habi-
tual que el trabajo de los hombres en la pesca termine cuando llegan
a tierra y dejan el pescado en la playa. Mientras que todo el trabajo
previo y posterior es realizado por las mujeres. Esto es importante
porque pareciera que entonces es la pesca la actividad estelar, es decir
la actividad jerárquica. A ese respecto va a ser interesante contrastar
nuestros hallazgos, es decir, ¿son los hombres quienes realizan la pesca
y las mujeres las actividades pre y post-pesca? ¿Qué implica esta divi-
sión sexual y jerárquica de las tareas? y lo más importante, en esta
primera etapa de investigación para nosotras ¿cómo viven y han vivido
las mujeres esta división sexual del trabajo? ¿Se han rebelado, la han
cambiado, la han resignificado, la han negociado?

Marco metodológico
En este proyecto de investigación nos planteamos una estrategia meto-
dológica con dos ejes. El primero sitúa a las narrativas de las mujeres en
un primer plano, de forma que hemos decidido privilegiar sus discursos
alrededor de la pesca como una actividad económica, histórica, simbó-

196 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


lica, social, familiar y creadora de identidades. Así, a través de los testi-
monios de las mujeres, se busca reconstruir aspectos de la pesca tradi-
cional en cuanto al significado y valoración del agua, del lago y de la
división de tareas para mujeres y hombres, para dar cuenta de cómo
las actividades y procesos alrededor de la pesca forman parte de una
construcción sociocultural que, aunque poseen elementos compartidos,
se enmarcan también en contextos específicos. Además, el estudio
también pretende visibilizar la importancia de la presencia, partici-
pación, colaboración y contribución de las actividades cotidianas de
generaciones de mujeres en la pesca como actividad económica fami-
liar. El segundo eje consiste en realizar un estudio transversal y compa-
rativo entre generaciones. El diseño del estudio es biográfico-narrativo,
a través de relatos de vida, que se recuperaron mediante una entrevista
semiestructurada y con conversaciones abiertas, se hizo una aproxi-
mación a las narrativas, las anécdotas y los recuerdos de mujeres que
nacieron, crecieron y han vivido la mayor parte de su vida cerca del lago
y que han estado vinculadas al trabajo pesquero.
El trabajo se realizó con perspectiva de género, lo que tuvo impli-
caciones desde el posicionamiento epistemológico, en la metodología y
un conjunto de mecanismos (teóricos, ético-políticos y analíticos) que
permiten identificar, cuestionar y señalar la desigualdad y exclusión
de unos sujetos sociales frente a otros debido a su conformación de
sexo-género (Rubin, 1986).
Se trabajó en dos etapas. La primera se llevó a cabo en Ocotlán
y Jamay, Jalisco, se realizaron entrevistas a cuatro mujeres ocotlenses
y una jamayteca que crecieron cerca de la actividad pesquera, ya sea
porque son hijas, nietas, bisnietas o esposas de pescadores. Dos de estas
mujeres son mayores de 60 años, es decir, pertenecientes a la primera
generación. La segunda generación estuvo conformada por dos parti-
cipantes: una de 51 años y la otra de 32 años. Cabe señalar que esta
segunda participante es originaria de Jamay. Finalmente, de la tercera
generación (nietas) recuperamos las narrativas de una joven de 15 años

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 197
de Ocotlán. Tres de las cinco participantes dicen dedicarse al hogar,
tienen 50 años o más, y son mujeres que sí trabajaron en las actividades
preparatorias y posteriores a la pesca pero que no lo conciben como
trabajo sino como “apoyo a la pareja”. Dos de las participantes trabajan
en forma remunerada, una de ellas en pesca y la otra no. Finalmente, la
participante más joven estudia.
En la segunda etapa se trabajará con mujeres residentes en la ribera
del lago de Cajititlán. Este año 2020 nos fue imposible realizar trabajo
en campo en Cajititlán debido a la pandemia, se realizó una breve
contextualización del lago de Cajititlán.

El lago de Chapala y la zona de estudio


Tanto los externos como los habitantes ribereños nombran de distintos
modos al lago de Chapala. La Real Academia Española declara que
una laguna es; “un depósito de agua generalmente dulce y de menores
dimensiones que un lago”.2 Mientras que el significado de un lago para
la misma institución es una: “Gran masa permanente de agua deposi-
tada en depresiones del terreno”.3 Para la conceptualización académica,
Chapala es un lago debido a que su cauce sale a través del río Santiago
y desemboca en el océano Pacífico. Sin embargo, para los ribereños, su
nombre es la “Laguna de Chapala”, en femenino. El lago de Chapala
es el más grande y extenso de México y cuenta con 114,659 hectá-
reas y contiene una cantidad aproximada de 7,897 millones de metros
cúbicos de agua (cea, 2020). Su cuenca propia la integran los muni-
cipios de Jamay, Ocotlán, Poncitlán, Chapala, Jocotepec, Tuxcueca y
Tizapán el Alto en el estado de Jalisco, así como los municipios de

2
Diccionario de la Real Academia Española. Consultado el 03 de septiembre del 2020.
Link: https://dle.rae.es/laguna+.
3
Diccionario de la Real Academia Española. Consultado el 03 de septiembre del 2020.
Link: https://dle.rae.es/lago?m=form.

198 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Cojumatlán de Régules, Venustiano Carranza y Briseñas del estado de
Michoacán (Hernández, 2017: 109). Por su parte:

El lago de Cajititlán es un cuerpo natural de agua dulce ubicado a


2.5 kilómetros de… Guadalajara. Tiene una extensión de nueve kiló-
metros de largo y tres de ancho, un embalse de 1,700 hectáreas y una
profundidad media de 2.5 metros. El lago se forma en una depresión
topográfica a una altura de 1,550 metros …en medio de las forma-
ciones volcánicas del cerro Las Latillas, Cerro Viejo y cerro del Sacra-
mento, de ahí el origen de su nombre, …aunque … inexacto …refiere
a la forma de un cajete, recipiente u olla poco profunda… (Chávez
Hernández, 2010 citado en Velázquez López, Ochoa García y Morales
Hernández, 2012: 189-190).

En este trabajo se menciona como los cuerpos de agua de Cajititlán


se enmarcan en una historia de carácter indígena que ha configurado
la territorialidad de la región (ibídem). Este aspecto nos parece muy
relevante porque es un elemento que también encontramos presente
en la ribera de Chapala, a pesar de ser una dimensión que ha sido de
alguna manera borrada o al menos no asumida explícitamente en la
identidad de las personas de ambas riberas, en trabajos futuros nos
interesaría profundizar en esta dimensión indígena y en su relación
con la categoría de género y la configuración territorial e hidrosocial, y
para tal objetivo, nos parece que ambos casos pueden ser una ventana
privilegiada para su análisis y comprensión.

Resultados preliminares:
Mujeres, Agua, Género y Pesca en Chapala
Decidimos presentar los resultados con base en las dimensiones analí-
ticas que trabajamos en el proyecto: en primera instancia, la participa-
ción de las mujeres desde lo simbólico-cultural a través del significado

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 199
que para ellas tiene el agua, en un segundo apartado exponemos los
resultados en cuanto al significado presente en las festividades. Final-
mente, presentamos los resultados de la participación de las mujeres en
la actividad pesquera y lo que ha implicado para ellas esta experiencia.

a) Significado del agua: vida


Una constante en los testimonios de las tres generaciones de
mujeres es que el agua para ellas significa la vida. Estas partici-
pantes expresan que el agua es un elemento central en la organiza-
ción cotidiana de la reproducción material y simbólica de la vida,
como lo podemos constatar en el siguiente relato:

Para mí el agua, es algo muy importante, imagínate, si no hay agua,


no hay vida, no hay pescado, no hay siembra. No hay nada. (Andrea,
generación nietas)

Además, el agua para las mujeres tiene una connotación vital, que
está relacionado con la vida y con la calma interior. Incluso, el agua
no solo se relaciona con la vida, sino “buena vida”. En ese sentido,
podríamos concluir que el declive de la pesca como actividad comercial
y de autosustento, debido a la reducción del número, de las especies
y de la calidad de peces puede significar una pérdida de esta “buena
vida”, o al menos de una parte de la vida como se vivía:

(ahora solo su papá y hermano pesca) antes era que todos los hijos,
todos los hermanos hacían lo mismo. Y ahora ya no, de nueve hermanos,
ya solamente uno es el que pesca (...) Ya hay menos pescado, por eso
ha cambiado la pesca. Y aparte ya hay más trabajo en otros lados, y
prefieren irse a ganar dinero seguro. Y acá en la pesca es lo que agarren.
(Lorena)

200 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


...los de aquí [se refiere a los pescados] ya ni, aunque te los regalen te
los comes …se gasta más por la inversión en la gasolina porque hay
que ir más lejos… (María del Refugio, generación abuelas)

Otra de las respuestas en las generaciones de las mujeres abuelas y


madres es la referente a la pérdida de especies y número de peces, así
como de la calidad de los mismos por la contaminación del Río y del
Lago. Por ejemplo, algo que se mencionó fue la extinción del pescado
blanco:

Antes si se podía comer lo del Río, ahora no por contaminado …


Antes te podías comer todo, ahora no… (María del Refugio, generación
abuelas)

Vinculado con lo anterior, encontramos a Carmen, mujer pesca-


dora, para quien el poder “irse a pasear” en la lancha al lago, a ver
el amanecer o los atardeceres es muy significativo. Podríamos decir,
Carmen vive la pesca como una práctica de libertad. De modo que esta
participante, con base en su experiencia y conocimiento de primera
mano, elabora también una visión del futuro del lago y del río:

Antes había muchos tipos [de pescados] …En 20 años ya no habrá


pescado, porque están sacando las Tilapias muy pequeñas. (Carmen,
generación madres)

En cuanto al significado del lago, la laguna y el río, resultó inte-


resante constatar cómo se conciben los tres como haciendo parte de
un todo y en una relación orgánica. También fue interesante constatar
una narrativa en cuanto al tamaño, en donde curiosamente, cuando se
les preguntó acerca de las distinciones entre lago, laguna y río, encon-
tramos que fue lo femenino, es decir la laguna, la que se le menciona
siempre como la más grande:

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 201
El lago, es para mí, como más chiquito. Y ya la laguna es más grande.
(Andrea, generación nietas)

Lo femenino se encuentra en los pueblos que conforman la laguna


de Chapala ya que existen diversas deidades femeninas prehispánicas
(Hernández, 2019), vírgenes y santas que se cree que protegen a los
habitantes. Específicamente a la laguna de Chapala también se le atri-
buyen emociones derivadas de los cambios cotidianos en su conforma-
ción, tal como nos comparte Carmen:

Si la laguna está enojada, es que existe mucho movimiento de aguas,


aire y es imposible pescar. (Carmen, generación hijas)

Testimonios como el de Carmen nos generan preguntas y abre


paso a futuros estudios en los que se exploren las relaciones que se tejen
entre los cuerpos de agua, los habitantes ribereños y las emociones.
Así como preguntas en torno a cómo las deidades femeninas han
contribuido a la identidad de las y los sujetos que viven cerca de los
lagos. De igual forma nos invitan a pensar la relevancia del género
femenino de las deidades prehispánicas y sus derivas interpretaciones
contemporáneas.

b) Festividades
En lo que toca a las festividades alrededor del lago, se mencionaron
varias. Entre las que se destacan las fiestas de San Pedro Pescador
llevadas entre el 17 y el 29 de junio de cada año:

Todos los pescadores son del día 29; los de las tiendas, el día 28; y ya
desde el día 20 son los molineros, las tortillerías; el 21 los albañiles, me
parece; y así van agarrando las familias, ya el día que les toca, se juntan
ellos y hacen la festividad de San Pedro, un día uno y un día otro, hasta
que terminan, del 20 al 29. (Elena, generación abuelas)

202 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


En San Pedro, en la Colonia Marcos Castellanos …Se realiza la festi-
vidad de San Pedro, y son carros alegóricos y todo relacionado con la
pesca. Pues porque él era pescador. (Lorena, generación hijas)

Otra fiesta que se mencionó fue la de la Santa María Magdalena,


realizada en Jamay durante el mes de julio:

… 22 de julio [día] de la santa María Magdalena, le festejan la llevan a


misa y ya saliendo de misa ya se le hacen sus carreras en las canoas, esa
tradición desde que mi abuelito …estaba chiquito él empezó con esa
tradición de juntarse con los Rodríguez y desde entonces le celebran
a la María Magdalena …hombres y mujeres reman …hay equipos de
4 personas, con un timonel en cada lancha y ya enseguida se le hace la
comida a la santa… mi papá hace ceviche y hueva tatemada... (Carmen,
Jamay, generación madres).

Esta fiesta de la Santa María Magdalena sirvió de inspiración para


otra festividad con características similares en una localidad vecina,
“La Palma”, a esta fiesta se la conoce como la del divino rostro y se
lleva a cabo durante el mes de agosto:

Y en agosto de aquí mismo vamos para competir con los de la Palma,


también allá remamos… competimos La Palma contra Jamay…
(Carmen, Jamay, generación madres).

Algo que hasta ahora podemos intuir, pero que necesitaría más
evidencias y un análisis más profundo, es que el hecho de que las
mujeres puedan ser pescadoras, como en el caso de Jamay, se traduce
también en una participación más igualitaria, incluso en los rituales y
festividades locales. Esto nos podría llevar a analizar cómo el tipo de
participación de las mujeres en la pesca, dependiendo de si las activi-
dades que realizan son previas, posteriores o de la pesca misma por su

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 203
valoración jerárquica, se refleja también en el tipo de participación que
tienen las mujeres en las fiestas.
Las fiestas de San Pedro Pescador y de Santa María Magdalena
son reconocidas e importantes sobre todo para las generaciones de las
abuelas e hijas, ya que son referentes importantes para su identidad. En
el caso de las nietas solo se entrevistó a una, sin embargo, se observa su
desconocimiento y desinterés por las festividades.

c) La participación de las mujeres en la actividad pesquera


En las generaciones de las abuelas y de las madres encontramos
que, aunque participaban en las actividades previas y posteriores
a la pesca, hay una dificultad para hacer visible esta participación,
incluso por ellas mismas y dicen en muchos casos que se “dedican
al hogar”. Esto sin considerar que el hogar en muchas ocasiones
es o era también una unidad pesquera en la que se efectuaban
todos los procesos de pre y post-pesca necesarios para la actividad
y fundamentales para la economía del núcleo familiar. Además,
sobre todo en la generación de las abuelas no hubo ni remunera-
ciones económicas, ni reconocimiento a su labor y participación
activa en estos procesos. Esto se debe al hecho de que la actividad
estelar es la pesca, y a que la misma estaba reservada, hasta hace
muy poco tiempo a los hombres. Afortunadamente, en la genera-
ción de las madres encontramos a Carmen, como un caso paradig-
mático debido al hecho de que ella es pescadora, y parece ser que
actualmente el número de mujeres pescadoras está en aumento:

Ahora las mujeres ya pescan por temporadas. (María del Refugio,


generación abuelas)

Otro cambio evidente es el hecho de que las mujeres jóvenes,


aunque siguen trabajando como “filetadoras”, ahora cobran por su
labor y, lo más importante, deciden cuándo hacerla o no:

204 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Ahora las mujeres solo hacen lo que quieren. Por ejemplo, si necesitan
dinero van a filetear y ganan 300 pesos. (María del Refugio, generación
abuelas)

Mis hermanas tampoco (participaban en la pesca), más que yo era la


única, de ocho años ya me ponían a abrir pescado, yo lo abría bien.
Paloteado, zajado, escalado, sin espinas, yo los desespinaba, el pescado
blanco, que entonces había blanco cuando estaba chica. Y era bien
sabroso. Es el más sabroso (...) Antes tejía mucho avío también, yo tejía
redes, tumbos, yo los hacía. Y ahora lo que hago, duré muchos años,
pues vendiéndolo. Lo que agarraba mi esposo. Mi hijo me ayudaba,
mi hijo iba con él a pescar y yo me ponía a vender. (Elena, generación
abuelas)

Ellas [las mujeres de la casa: madre y otras hermanas] no abrían el


pescado, pero sí se levantaban temprano, a echarle lonche a mi papá, y
a darle de almorzar para que se fuera a pescar, porque regresaba hasta
las cinco de la tarde. Mi papá pescaba mucho, carpa y pescado. (Elena,
generación abuelas)

Las abuelas e hijas participaron siempre en diversas actividades


relacionadas con la pesca. Las abuelas lo hicieron como un trabajo no
reconocido y en determinados y puntuales casos como no remunerado
o muy mal pagado. El trabajo consistió en elaborar los materiales nece-
sarios para que se pueda llevar a cabo la pesca, en limpiar y filetear el
pescado y hasta en su venta. La generación de las hijas optó por sepa-
rarse de este oficio e incluso construir relaciones de pareja con personas
no pertenecientes a él o bien por demandar y exigir ser reconocidas
como mujeres pescadoras y cobrar por ello. La participante de la gene-
ración de las nietas muestra como hay menos pasión, participación e
interés en el oficio, o hasta una “utilización estratégica” de la pesca,
ya que lo hacen cuando ellas deciden, es decir, que aparentemente las

Agua y género: experiencias de vida de mujeres en los lagos de Cajititlán y Chapala... 205
nuevas generaciones han ganado algo de autonomía personal y econó-
mica, pero las preguntas que se abren van en el sentido de pregun-
tarnos acerca de a qué costos para ellas en términos de sobreexplota-
ción de sus tiempos y de su baja remuneración económica (Magaña,
2019: 163-164).

Discusión y conclusiones preliminares


En los significados asociados con el agua, una constante fue que se
identifica que está contaminada, lo cual ha derivado en la pérdida
de diversidad de especies y en una desconfianza para el consumo del
pescado. La apreciación de estas participantes es concordante con
varios autores que ya han hablado de la creciente contaminación de la
cuenca Lerma-Chapala debido a un problema multifactorial (Pérez,
2012 citado en González-Arévalo, 2016).
Contrario a lo que se ha encontrado en otros trabajos acerca de
agua y pesca (Truchet et al., 2009; Paulson, Poats y Argüello, 2009)
en este trabajo no se identificaron mitos desde los que se restrinja el
acceso de las mujeres al agua o a la actividad pesquera, lo cual podría
ser un facilitador para que haya mujeres que se dediquen a la pesca.
Ahora bien, un mito que se pudo identificar es el relacionado a que
cuando la laguna está enojada es difícil pescar y que es preferible no
hacerlo.
La literatura acerca de la actividad pesquera ha señalado que es
una actividad familiar (Rispoli, 2003), en este trabajo vimos que efec-
tivamente así lo fue en la generación de las abuelas, en donde los hijos,
hijas y esposas participaban activamente en todo lo relacionado con la
pre y post pesca. Sin embargo, en la generación de las hijas y nietas ya
no se observa esto.
Existen transiciones evidentes en torno al papel de las mujeres por
generación. La generación de las abuelas muestra amplio conocimiento
de las festividades asociadas con la pesca, una activa participación en el

206 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


trabajo de pre y post-pesca, pero sin reconocimiento, salario y desde el
ámbito privado. La generación de las hijas conoce de las festividades,
sabe de los procesos que implica la pesca, pero realiza el trabajo con
pago o bien prefiere no realizarlo y dedicarse a otros oficios. La gene-
ración de las nietas no sabe de las festividades y tiene una participación
activa en lo relacionado con la pesca.
Un aspecto interesante, tal como lo señala la literatura vinculada
con pesca y género (Truchet et al., 2009; Oliverira y Silva, 2012; Perea
y Flores, 2016; Paulson, Poats y Arqüello, 2009; Rispoli, 2009), es que
existe la tendencia, sobre todo en la generación de las abuelas, ha no
considerar su participación en la pesca como relevante, central y ni
siquiera nombrarlo como trabajo. Sin embargo, una de las partici-
pantes de esta generación se mostró crítica y expresó su disgusto por
la actividad, además que exaltó que lo vivió como una imposición de la
pareja y no como una elección.
De manera general, hemos encontrado tanto en la revisión biblio-
gráfica como en los testimonios y entrevistas de las mujeres de Ocotlán
y Jamay que su participación en la pesca es indispensable para el desa-
rrollo de la actividad; a pesar de que la actividad se ha catalogado histó-
ricamente como masculina, aunado a que se van incorporando a todo el
proceso de pesca, fileteado y venta. De manera que, a través del estudio
respondió a la inquietud guía sobre el lago y/o laguna de Chapala, así
como la presencia y reconocimiento de lo femenino.

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210 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capitulo viii.
El trabajo familiar remunerado de la pesca
de regiones lacustres de Michoacán

yaayé arellanes cancino


katia beatriz villafán vidales
dante ariel ayala ortiz

Introducción
En el contexto de la economía global, sobre todo centrando el enfoque
en los pequeños productores, se ha puesto de relieve en los últimos
años la invisibilización del trabajo no remunerado (Durán, 2003,
Benería, 1999). La mayor parte de las veces se aprecia que: “Muchas
actividades no remuneradas se consideran necesarias y se llevan a cabo
precisamente por considerarse que lo son, aunque no estén gratificadas
por ningún tipo de recompensa” (Durán, 2012: 204).
Las actividades pesqueras en el espacio continental son en su
mayoría de tipo artesanal y con bajos volúmenes respecto a la pesca de
altura (marítima). Además, se encuentran entre los últimos lugares en
cuanto a ingreso (inegi, 2014a). Aunado a lo anterior, muchas de las
actividades que forman parte de la práctica de este tipo de pesca no son
remuneradas. Una de las razones más frecuentes que “validan” dicha

* Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.


Correo de contacto: yarellanescancino@gmail.com
** Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Correo de contacto: kbvillafan@fevaq.net
*** Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Correo de contacto: daao@fevaq.net

211
omisión es el hecho de que las actividades se consideran del ámbito
doméstico o relacionado con él. De esta manera, no se trata solo de la
pesca en pequeña escala, sino además de los espacios de trabajo fami-
liar, donde los integrantes del hogar colaboran sin recibir un ingreso a
cambio.
Resulta relevante que, en este sentido, suele haber un claro sesgo
de género entre quienes perciben remuneración por su trabajo en
el espacio familiar y quienes no (Benería, 1999; Durán, 2012). En
México, en las estadísticas oficiales se indica que la pesca en general,
la marina y la continental, es una de las actividades productivas menos
redituable y en el caso de las aguas continentales, ríos, lagos, presas y
otros embalses internos, la proporción es aún menos importante, ya
que solo representan 2% de la producción nacional; la mayor parte se
concentra en la pesca marina (cnp, 2010).
El uso de agua dulce en diversas actividades productivas y su rela-
ción con el crecimiento demográfico ha llevado a situación de dete-
rioro sinérgico en donde se conjuga la necesidad humana por el uso
de agua y de otros recursos del ambiente, se deja ver una problemática
socioambiental. Este círculo vicioso se identifica en ecosistemas que
en los últimos cien años han tenido los cambios más radicales a causa
de las actividades antropogénicas y el uso humano de agua dulce tales
como los lagos, ríos, embalses y otros cuerpos de agua continentales
(Welcomme, 2011).
La situación de la pesca lacustre se encuentra bajo una crisis
socio-ambiental compleja y multicausal relacionada con la contami-
nación de los lagos y pérdida de especies nativas, en conjunto con
situaciones sociales como conflictos por el aprovechamiento y manejo
del agua como recurso de uso común, las escasas políticas públicas e
incentivos dirigidos a los pescadores artesanales y/o de baja escala, en
particular para los pescadores de aguas interiores (Sandoval-Moreno y
Hernández, 2013 y 2016; Vargas-Velázquez, 2011, Inteligencia Ciuda-
dana, 2019). Aunado a lo anterior, poco se conoce sobre la impor-

212 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


tancia que tiene la pesca a nivel local y regional para la seguridad y
soberanía alimentaria de pescadores lacustres y artesanales (Arellanes-
Cancino y Ayala-Ortiz, 2021) y el papel que tiene la familia en esta
actividad.
En México los principales lagos por extensión son Chapala,
Cuitzeo y Pátzcuaro y todos ellos se encuentran total o parcialmente
en el estado de Michoacán. En las inmediaciones de los lagos existen
actividades productivas como agricultura, pesca y ganadería en donde
el agua es un factor esencial. La pesca que se realiza en el territorio que
corresponde al estado de Michoacán de estos lagos incluye a más de
2,700 pescadores y se conoce que sus familias por lo general apoyan
esta actividad (Rojas, 1992, Argueta y Castillejas, 2018). Según el
anuario estadístico y pesquero (conapesca, 2017) se considera que en
Michoacán hay alrededor de 17,000 pescadores, por lo que los pesca-
dores de estos tres lagos representarían casi el 16% de los pescadores
michoacanos.
En la pesca en México se ha identificado que el personal ocupado
no remunerado es, en gran parte, familiares o parientes de los que
intervienen en el proceso (inegi, 2009). A nivel estatal, el censo econó-
mico de Michoacán de Ocampo también indica que las remunera-
ciones más bajas se registraron en la pesca y acuicultura.1 También para
esta entidad se identifica que la pesca está entre los tres sectores que
registran mayor participación de hombres, con un 87.5%. En el 2014,
el sector de pesca y acuicultura en la entidad michoacana reportaba que
el personal ocupado en esta actividad era de 8,577 personas, pero no
identifica con exactitud, cuántos de ellos son remunerados y cuántos
no lo son2 (inegi, 2014b: 19).

Este valor se obtiene al dividir el monto total de remuneraciones entre el número de


1

personas remuneradas en esta actividad, 33 mil pesos anuales, en promedio 2 mil 760
mensuales (inegi, 2009).
Es interesante ver en estadísticas que el personal ocupado comprende a todas las
2

personas que trabajaron durante el periodo de referencia y que comprende al personal

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 213


Al conocer los valores oficiales sorprenden las proporciones del
personal remunerado respecto al no remunerado. En la República
mexicana el personal ocupado remunerado es del 56.5%, mientras
que los no remunerados, que incluye a propietarios y familiares, es del
26.9%, el porcentaje restante corresponde al personal no dependiente
de la razón social3 (inegi, 2014a). En particular para Michoacán el
porcentaje de las personas que reciben remuneración es menor, 42.2%,
y el personal ocupado no remunerado es mayor, 47.6%.4
Dado que la pesca es una de las actividades con menor remunera-
ción y mayor sesgo de género es de interés de esta investigación conocer
cómo son las remuneraciones entre los pescadores de regiones lacus-
tres de Michoacán. Al hacer una revisión en la literatura y estadísticas
sobre el tema se observó que la información sobre pescadores en aguas
continentales es limitada. Se conoce que trabajan con artes de pesca
de corte artesanal, que una parte están organizados en cooperativas
y en algunos casos son considerados con apoyos del estado (Rojas-
Carrillo y Fernández-Méndez, 2006), y que dentro de su organización
básica las relaciones parentales son fundamentales (Sandoval-Moreno
y Hernández-García, 2016).
En estadísticas oficiales se menciona y se enfatiza la división de
la actividad productiva a partir de las remuneraciones y de manera
tangencial se menciona a la familia (inegi, 2009 y 2014a). Sin embargo,

ocupado remunerado, a los propietarios, familiares y otros trabajadores no remune-


rados y a los no dependientes de la razón social.
3
El personal dependiente de la razón social se refiere a todas las personas que trabajaron
para la empresa comercial durante el tiempo de referencia, pero que dependían de otra
razón social.
4
Estos valores difieren en las regiones de la entidad; en el caso de la región de Cuitzeo,
la parte remunerada es del 50.6% y la parte no remunerada, 37.4%; en la región
Lerma-Chapala lo remunerado, 44.7%, no difiere mucho de lo no remunerado, 45.2%;
mientras que en Pátzcuaro-Zirahuén, la parte remunerada es de 23.5% y es la región
con el porcentaje más alto para la parte no remunerada con 69.6% (inegi, 2014b).

214 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


poco se sabe de cómo es la remuneración, cuáles son las tareas que
realizan los distintos miembros y las actividades que no son remu-
neradas. A fin de indagar sobre esta situación, el propósito de esta
investigación fue conocer la participación de trabajo de las familias de
pescadoras y pescadores michoacanos en la pesca, incluida su partici-
pación directa, y en actividades postcaptura en los lagos de Cuitzeo,
Pátzcuaro y Chapala. Aunque se conoce que en los tres lagos existen
semejanzas relacionadas con las actividades productivas y que existen
situaciones análogas por las tensiones socioambientales, se espera que
existan particularidades dentro de cada uno de los lagos.
Para alcanzar nuestro propósito, este escrito se divide en cuatro
partes. En la primera parte se contextualizan de manera general la
situación en la que viven las y los pescadores, la organización pesquera,
las artes utilizadas, generalidades de las especies que capturan, a partir
de información solicitada en oficinas gubernamentales y de biblio-
grafía. En la segunda sección se indaga a partir de trabajo de campo
la situación particular comunidades pesqueras de la parte Michoacán
de los tres lagos más grandes del país. En la tercera parte se muestran
y discuten los resultados de la investigación del trabajo de campo en
contraste con lo encontrado en la literatura. Finalmente, en la última
sección se subrayan las consideraciones finales. Se identifica que solo
una parte de la familia es remunerada. Resalta que la pesca es una
actividad que sigue siendo una alternativa económica para miles de
familias michoacanas en territorios vulnerables por problemáticas
complejas, en donde entre los componentes más evidentes se encuentra
un conflicto socioambiental, la gobernanza y la contaminación.

Generalidades de la pesca y pescadores


en los lagos de Pátzcuaro Cuitzeo y Chapala
A diferencia del lago de Pátzcuaro, los lagos de Cuitzeo y Chapala
son compartidos por dos entidades federativas. El lago de Chapala es
el más grande del país con una extensión mayor a los mil kilómetros

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 215


cuadrados; a la parte michoacana le corresponde una porción menor
con cerca del 14% del lago, mientras que la mayor parte está dentro del
estado de Jalisco, donde hay reportados 815 pescadores (inegi, 2009).
Sandoval-Moreno y Hernández-García (2016: 99) contabilizaron
en total 2 mil 500 pescadores en toda la ribera, distribuidos en 50
organizaciones.
Respecto al lago de Cuitzeo, el segundo más grande de México con
una extensión fluctuante entre 300-400 km², la mayor parte de este
cuerpo de agua se encuentra dentro del estado de Michoacán y colinda
en la parte noreste con Guanajuato, con los municipios de Salvatierra
y Acámbaro, en donde están registrados alrededor de 500 pescadores
(Sánchez y Casado, 2010).
Finalmente, el lago de Pátzcuaro es un lago emblemático y se
encuentra a mayor altura respecto a los dos lagos anteriores con una
superficie de 260 km². Este sitio es turístico ya que forma parte de un
corredor de sitios históricos, arqueológicos, recreativos y culturales de
la cultura Purépecha.
Con la finalidad de conocer censos sobre los pescadores se soli-
citó información a dependencias gubernamentales, a la Secretaría de
Agricultura y Desarrollo Rural, sader, a la Comisión Nacional de
Pesca, conapesca, y a la Comisión de Pesca del Estado de Michoacán,
compesca. La información del lago de Chapala proviene del inegi
(2009). Se sintetiza esta información en la tabla 1, junto con informa-
ción general de la pesca en los distintos lagos.
Los pescadores de Cuitzeo y Chapala están organizados en coope-
rativas con un registro de razón social, afiliadas a la sader y pagan una
cuota para tener esta afiliación. Este compromiso les obliga a entregar
bitácoras de desembarque de peso vivo, regularizar los volúmenes de
pesca, reglamentar uso de motores, respetar vedas, entre otras acciones.
Asimismo, les brinda beneficios a partir de programas pesqueros que
les facilita la obtención de lanchas, bonos de gasolina, así como regular
parcial o totalmente las artes de pesca y pescar en todo el lago. Los

216 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


beneficios son en función de la disponibilidad, bajo una previa solicitud
y la mecánica de registro es compleja (Sandoval-Moreno y Hernán-
dez-García, 2016: 96). Por lo tanto, los pescadores afiliados a la sader
obtienen compromisos y beneficios. Respecto a las cooperativas, puede
existir más de una por localidad, por lo que las cooperativas y uniones
de pescadores se distribuyen en 24, 19 y 10 localidades de los lagos de
Pátzcuaro, Cuitzeo y Chapala, respectivamente.

Tabla 1. Características generales de los pescadores michoacanos


de los lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Chapala
Núm. Artes de
Núm. de Registrados
Lago uniones / pesca (gene- Pesquería
pescadores* en SADER
cooperativas rales)
Red agallera
4 Escama,
Pátzcuaro 764* 26* y charalera,
cooperativas charal
chinchorro
Red agallera Escama,
Todas las
Cuitzeo 1367 28 y charalera, charal, rana,
cooperativas
fisga, naza mosco
Red agallera
Todas las Escama,
Chapala 671** 11 y charalera,
cooperativas charal
fisga, naza

Fuente: Elaboración propia a partir de información obtenida en censos de pesca-


dores de la sader y conapesca y de trabajo de campo.
* Este dato es de conapesca, no actualizado.
** Según Sandoval y Moreno son más de 800 pescadores en la parte de Michoacán
(2016: 99).

Es diferente el caso de la regulación en el lago de Pátzcuaro por


tratarse de una región de origen purépecha que se rige bajo el sistema
de usos y costumbres. A principios del siglo xxi hubo un conflicto
entre autoridades y pescadores resultado del intento de regulación

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 217


de la pesca sin respetar las decisiones y costumbres locales (Vargas-
Velázquez, 2014). Esta situación generó que la pesca no esté regulada
y que la mayoría de las organizaciones de pescadores se denominen
uniones de pescadores. Recientemente se registraron cuatro coope-
rativas de pescadores y casi todos los demás pescadores son libres,
aunque aún se encuentran asociados a uniones de pescadores sin una
cohesión clara (comunicación personal, Mtro. Ruperto Salazar, jefe de
ordenamiento pesquero, sader, 2018). Por parte de la compesca, del
programa gubernamental, se llegan a dar beneficios a los pescadores,
pero en palabras de éstos, son muy remotas sus aportaciones (Comuni-
cación personal con socios y jefe de la cooperativa de Cheguayo, 2018).
Respecto a las especies que se pescan, la sader tiene varias cate-
gorías a las que denominan “pesquería”. Los permisos que se otorgan a
las cooperativas son específicos para un tipo de pesquería, a la que se le
denomina en estadísticas “pesquería autorizada”. Las pesquerías auto-
rizadas para estas regiones son: charal, escama de agua dulce, mosco
y rana. Esta categorización es tan amplia que no permite identificar
la diversidad de los recursos pesqueros, ya que se registra bajo la cate-
goría de escama de agua dulce a la tilapia, carpas y demás especies de
talla mediana del lago. Por su parte, la categoría denominada “charales”
incluye a todos los charales; la Carta Nacional pesquera identifica once
especies de charales en lagos del país (cnp, 2004). En las estadísticas
pesqueras no se logra ver la diversidad biológica de las especies que
conforman los recursos pesqueros de los lagos. Además, en los tres
lagos se ha mencionado la pérdida de especies nativas, sobreexplota-
ción y disminución de las abundancias de especies endémicas (Domín-
guez et al., 2019). Las especies que más se comercializan son exóticas,
mojarra o tilapia y carpa; aun así, Michoacán es el principal productor
nacional de charal, el cual proviene de lagos (Comunicación personal,
Mtro. Ruperto Salazar, jefe de ordenamiento pesquero, sader, 2020).

218 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Trabajo de campo en localidades
con pescadores y pescadoras de Michoacán
A partir de los censos obtenidos de las dependencias gubernamen-
tales (sader, conapesca y compesca) se identificaron las localidades
con pescadores lacustres. Durante el trabajo de campo se verificó la
presencia de pescadores; en cada una de las localidades identificadas
se entregó un oficio en donde se explicaba el motivo de la investiga-
ción y una solicitud para realizar el trabajo de campo. Este oficio de
presentación se entregó a todas las autoridades civiles. El trabajo de
campo consistió en una serie de observaciones participantes y en la
aplicación de un instrumento de trabajo, un cuestionario con preguntas
cerradas y abiertas,5 la cual se aplicó en 48 localidades de los diferentes
lagos, 19 en Pátzcuaro, 19 en Cuitzeo y 10 en Chapala. Los pesca-
dores y pescadoras se seleccionaron de manera aleatoria, buscando una
muestra representativa en función del tamaño de la población y de la
disposición de las personas. En casi todos los casos, los cuestionarios
se levantaron en función del censo de pescadores, es decir, un mayor
número de aplicaciones para los sitios con mayor número de pesca-
dores y viceversa.
Para la aplicación del instrumento, el primer paso fue buscar por
las mañanas, en los muelles de cada una de las riberas de las locali-
dades identificadas, a aquellas y aquellos que desembarcaban. Además,
mediante la técnica de muestreo “bola de nieve”, se preguntó si conocía
o sabían en dónde se podrían encontrar a pescadores para aplicarles el
cuestionario. En total se aplicaron 695 cuestionarios en los tres lagos
de estudio, 221 en Pátzcuaro, 212 en Cuitzeo y 262 en Chapala. El
levantamiento de información fue en distintos momentos, en Pátz-


5
La encuesta incluyó más información, parte de la cual se puede revisar en Arellanes
2019.

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 219


cuaro y Cuitzeo fue en el primer trimestre del 2018, mientras que la
información en Chapala fue levantada en septiembre de 2019.6
Aunque el cuestionario fue individual, este instrumento recuperaba
información de las actividades que hacen los familiares de los pesca-
dores. Se preguntó el número total de personas que viven con los y las
pescadoras, diferenciando lo que hacen las esposas(os) o jefas(es) de
familia, y los dos primeros hijos. Asimismo, se les preguntó el paren-
tesco de las demás personas que viven con los pescadores. Respecto al
tema de la pesca, se preguntó qué importancia representaba la pesca en
términos de sus principales actividades productivas, y si existían otras,
cuáles eran. Para identificar la parte de la remuneración se les preguntó
si alguien más aportaba dinero al hogar, y si la respuesta era positiva,
se preguntaba quién era esa persona y qué hacía. Se anotaron todas las
actividades que hacen los familiares, actividades de captura directa y
postcaptura que incluye: a) el procesamiento, limpieza y/o secado de
pescado, elaboración de filetes (actividad a la que le llaman “filetear”)
y b) la venta por parte de familiares al menudeo. En cada región se
tomaron anotaciones de campo sobre las actividades relacionadas con
la captura y postcaptura de la pesca, y se hizo observación participante.

6
Las localidades visitadas y el número de encuestas levantadas (entre paréntesis) del
lago de Cuitzeo, fueron: Cheguayo (9), Chehuayito (17), Felipe Carrillo Puerto (3),
Isla de Tzirio (19), La Mina (21), La Presa (9), Cuamio (5), Cuitzeo (17), Mariano
Escobedo (20), San Agustín del Pulque (10), Capacho (16), la Lobera (5), San Nicolás
Curitzeo (6), San Rafael del Carrizal (9), Santa Ana Maya (12), San Bartolomé Coro
(16), Colonia el Coro (7), Estación Queréndaro (16), San Bernardo (4). En el lago de
Pátzcuaro: Arocutín (1), Erongarícuaro (4), Jarácuaro (7), Napízaro (1), Puácuaro (8),
San José Oponguio (15), Isla Yunuén (11), Tecuena (10), Urandén de Morelos (17),
San Andrés Tziróndaro (10), San Jerónimo (8), Santa Fe de la laguna (9), Ichupio (20),
Ihuatzio (12), La Pacanda (22), Ojo de agua (16), San Pedro Cucuchuco (9),
Tarerio (16), Ucazanastacua (16). Finalmente, en el lago de Chapala se levantaron en:
Callejón de la Calera (11), Cojumatlán (16), Isla de Petatán (42), La Puerta de Coju-
matlán (1), La Puntita (13), Palo Alto (15), Puerto de León (38), Rincón de María
(51), La Palma (66) y San Pedro Carho (9).

220 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


La información de los cuestionarios se vertió en una base de datos y se
analizó utilizando el programa Excel.

Hallazgos del trabajo de campo


Actividades productivas, hogares de los(as) pescadores(as)
y el trabajo de la mujer
De las 695 personas de las que se obtuvo información, 672 tienen
como actividad principal la pesca (captura): 212 en Cuitzeo, 209 en
Pátzcuaro y 251 en Chapala. Los pescadores pueden tener más de
una actividad productiva y combinan esta actividad con otras como
comercio o ser empleado, agricultura, construcción y elaboración de
artesanías, principalmente.
En las casas de los pescadores llegan a vivir entre una y, excepcio-
nalmente, hasta 18 personas. Sumando a las 695 a quienes se les aplicó
el cuestionario el total de sus familiares en total hay 3 mil 195 personas
que viven en casa de los pescadores y pescadoras. En promedio viven
4.6 personas por hogar. En la mayoría de los hogares hay jefa y jefe de
familia e hijos, pero también hay otros parientes y se pueden encontrar
hermanos(as) de los jefes de familia, padres, sobrinos, nueras, yernos,
nietos y suegros.
En estos lagos se evidencia la disparidad de género de aquellos
que trabajan directamente en la parte de captura en la pesca; solo 29
mujeres participan y el resto, 686 son hombres (gráfica 2). Hay familias
en donde solo hay mujeres pescadoras (ocho casos) y familias en donde
los dos jefes o cabeza de familia se dedican a esta actividad (20 casos).

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 221


Gráfica 1. Pescadoras y/o pescadores jefes de familia
en los lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Chapala

Fuente: Trabajo de campo en las localidades de estudio en 2018 y 2019.

Respecto a las actividades de las mujeres cabeza de familia que


no son pescadoras, la mayor parte de ellas contestó que se dedican al
hogar y a otras actividades no pesqueras. En Pátzcuaro se identificó
que una parte de ellas, además del hogar, también se dedican a vender
pescado directamente en sus comunidades o en la ciudad de Pátzcuaro,
y/o a cambiar pescado en el tianguis de cambio en Pátzcuaro. En éste
se hace trueque, es decir, el pescado se cambia por alimentos como
tortillas, fruta, verdura entre otros productos. En Chapala se encontró
que las mujeres se dedican a filetear, es decir a hacer filetes de pescado,
mojarra o carpa, y les pagan por el kilo obtenido. Al espacio de trabajo
se le denomina fileteadora, que puede ser una galera acondicionada, o
pueden trabajar en una carpa o el patio de una casa con tablones de
madera donde las mujeres, en ocasiones hombres, trabajan. Se observó
que en general esta actividad es remunerada (ver gráfica 2). En Petatán
una mujer comentó que se llega a ganar hasta 700 pesos diarios y que
puede llegar a filetear hasta 12 horas continuas. También comentaron

222 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


las fileteras, término con el que se autodenominan, que el volumen de
pescados que llega es variable, por lo que pueden trabajar muchas o
pocas horas; en ese sentido el trabajo de una filetera puede ser frecuente
u ocasional.

Gráfica 2. Actividades que realizan


las jefas de familia y/o las esposas de los pescadores

Fuente: Trabajo de campo en las localidades de estudio 2018-2019.

En las observaciones de campo se anotó que en Pátzcuaro las


mujeres, y en ocasiones los niños, se encargan de secar los charales
y de limpiar los pescados cuando son solicitados en esas condiciones
por lo acaparadores en islas como Urandén, Yunuén, la Pacanda y en
San Jerónimo. También se observó que ellas ayudan a lavar redes y a
ponerles pesas, muchas veces de borlas de estambre. En algunas locali-
dades del lago de Pátzcuaro como en Santa Fe de la Laguna, Napízaro
y San Jerónimo las mujeres son las encargadas de vender bajos volú-
menes de pescado. En Cuitzeo en general se observó que se procesa
poco pescado, ya que casi todos los recursos pesqueros se venden sin
ningún procesamiento directamente al acaparador. Sin embargo, en la
localidad de Mariano Escobedo se observó que secan charal en canastas

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 223


grandes dentro de las casas. La distribución de los recursos pesqueros
de Pátzcuaro y Cuitzeo es local y regional (Arellanes et al., 2019).
En Chapala son mayores los volúmenes de peso fresco de pescado
respecto a los lagos de Pátzcuaro y Cuitzeo. El mercado de los recursos
pesqueros de Chapala es muy amplio, llega al mercado del mar en
Guadalajara, Jalisco, Colima, Puebla y Estado de México, entre otras
entidades de la república. Se observó que las mujeres tienen varias
tareas en las fileteras; además de procesar el pescado, pesan el pescado
que reciben de distintas localidades, lavan los pisos, limpian las mesas,
cuidan a sus hijos pequeños mientras trabajan. En Chapala también
se observó a niñas filetear. Una señora en Rincón de María comentó
que sus hijas de 5 y 7 años ya fileteaban con cuchillos más chicos, pero
que ya se estaban enseñando y que les pagaban lo que correspondía.
Llama la atención que en la localidad de la Palma filetean mayormente
varones. En todos los casos se observó que las mujeres que participan
en actividades de pesca también se dedican al hogar.
Respecto a los dos primeros hijos o hijas de los pescadores
mencionados, se desglosaron las actividades que realizan (Gráfica 3).
La mayoría son estudiantes, lo cual indica que podrían ser menores
de edad; una parte de ellos se dedica a la pesca y a otras actividades
productivas.

224 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Gráfica 3. Actividades que realizan los dos primeros hijos(as)
de los pescadores de los tres lagos más grandes de México

La figura de la derecha corresponde a la información del primer hijo y la de la


izquierda al segundo. No aplica, indica que el pescador no tiene hijos o que son
muy pequeños y no estudian, o que no viven con ellos. Otros, indica una actividad
diferente a la pesca.
Fuente: Trabajo de campo en las localidades de estudio 2018-2019.

Del total de pescadores (695), 256 mencionaron que al menos tiene


un familiar que además de ellos trabaja y aporta dinero al hogar. De
estos 256 pescadores, 166 indicaron que uno o más familiares también
aportan dinero al hogar en actividades no relacionadas a la pesca, y 90
mencionaron que al menos un familiar trabaja en la actividad pesquera.
En una sola familia de un pescador(a), uno, dos, o más familiares
pueden trabajar en la actividad pesquera. Al sumar a los familiares
de estos 90 pescadores, 297 parientes se relacionan con actividades
pesqueras (tabla 2).

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 225


Tabla 2. Familiares que realizan actividades en torno a la pesca
en los lagos de Cuitzeo, Pátzcuaro y Chapala
Actividades post captura
Pesca directa
de la pesca
Familiar Total
Pátzcuaro Chapala
Cuitzeo Pátzcuaro Chapala
Tianguis* Filetear
Esposa 5 5 2 19 30 61
Hijo 1 22 28 40 0 3 93
Hijo 2 9 23 19 0 5 56
Pariente 2 9 15 9 0 1 34
Pariente 3 3 7 15 0 5 30
Pariente 4 1 6 5 0 5 17
Pariente 5 0 5 5 0 2 12
Pariente 6 0 3 4 0 1 8
Pariente 7 0 2 1 0 0 3
Pariente 8 al 10 0 0 0 0 3 3
Total 49 94 99 19 55 317

* Personas que intercambian pescado por otros productos en el tianguis de cambio


de Pátzcuaro.
Fuente: Elaboración propia a partir de información de trabajo de campo en las
localidades de estudio 2018-2019.

Respecto a la remuneración de los familiares o parientes de los


pescadores que se dedican a actividades relacionadas con la pesca, solo
el 37.6% reciben una remuneración, la mayor parte de ellos son hijo(s),
hermano(s) y esposa. La remuneración es diferente entre lagos. Son
remunerados 22 de familiares de 49 en Cuitzeo (44.8%), 27 de 94 en
Pátzcuaro (28.72%) y 63 de 154 en Chapala (40.9%). Esta informa-
ción se encuentra en la Gráfica 4. Las categorías hijo(s), hermano(s)
incluyen a las hijas e hijos y hermanas y hermano. No se registraron

226 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


hermanas ni hijas que fueran a pescar, pero sí que realizan labores
postpesca.

Gráfica 4. Familiares de pescadores y pescadoras


que reciben una remuneración por la actividad de la pesca en los tres lagos

La remuneración incluye pesca directa y otras actividades.


Fuente: Elaboración propia con datos de trabajo de campo 2018-2019.

Discusión
En la literatura revisada menciona que la pesca es una actividad com-
plementaria y una parte de las múltiples actividades que realizan los
pescadores continentales (Hernández, 2006; Rojas-Carrillo y Fernán-
dez-Méndez, 2006). Este estudio permite identificar que la gran
mayoría de los pescadores y pescadoras de los sitios estudiados consi-
deran la pesca como su principal actividad. Este dato es relevante para
ser tomado en cuenta en políticas públicas sobre la importancia que
tiene la actividad para cientos de pescadores de Michoacán. La falta
de visibilidad que tienen los pescadores se engarza con la problemá-
tica ambiental que atraviesan los lagos. En palabras de Sánchez (2010:
143), para Cuitzeo “los pescadores han sido el sector económico más
afectado por el deterioro ambiental de la cuenca, pero sobre todo del

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 227


lago”. Esta característica es palpable en los otros lagos, donde también
existen problemáticas socioambientales (Pedroza-Gutiérrez, 2018). Se
suma a esta situación una incipiente organización, donde falta arti-
cular acciones colectivas que lleven a la resolución de sus necesidades
(Sandoval- Moreno y Hernández-García, 2016: 100).
Respecto a la equidad de género, en Chapala se ha mencionado
que la participación directa en la pesca por parte de las mujeres es
poco frecuente (Sandoval-Moreno y Hernández-García, 2013: 19). El
trabajo de la jefa de familia se centra en el hogar (Gráfica 2), pero es
claro que pueden realizar otras actividades. En Pátzcuaro, Williams
(2014: 88) muestra una fotografía en donde dos hijas ayudan a un
padre a manipular un chinchorro, y Florescano y Sánchez (2018)
muestran en varias páginas a mujeres en canoas tradicionales. En
general, en la literatura revisada no se profundiza sobre la participación
de la mujer en la pesca directa en los lagos estudiados. Se menciona el
importante papel de la mujer para la comercialización en Pátzcuaro, ya
sea por venta directa o por trueque (Argueta et al., 1984, Hernández-
Montaño, 2006: 402, Fabré y Yesté, 2012), o en el procesamiento
(Sandoval-Moreno y Hernández-García, 2016). Por el tipo de inter-
cambio, no monetario, no se incluyen en las cuentas los beneficios
obtenidos de los trueques de pescado realizados por mujeres en el tian-
guis de cambio de Pátzcuaro (Arellanes et al., 2017).
Para Chapala es interesante identificar que solo la mitad de las
mujeres jefas de familia son remuneradas, ya sea en la pesca o en activi-
dades postcosechas, como el trabajo en las fileteadoras, lugar en donde
se procesa el pescado (tabla 2 y gráfica 4). En diversos textos se subraya
la importancia de las mujeres y niños para procesar y limpiar el pescado
(Sandoval-Moreno, 2019). Sin embargo, en las encuestas no se conta-
biliza la participación de niñas y adolescentes que también realizan
esta actividad, ya que indican a sus padres que “sacan poco dinero”.
Los hijos e hijas, así como hermanos, son actores clave en la familia
del pescador, ya que ellos y ellas también contribuyen a la economía

228 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


familiar, incluso llegan a ser más en número de los que tienen remune-
ración en relación con las jefas de familia. En la mayoría de los casos
los hijos son los que trabajan y las hijas se quedan en casa a apoyar en
las labores del hogar. No se conocen trabajos que desglosen con detalle
el trabajo al interior de las familias pesqueras, por lo que no hay datos
de referencia en este punto. Cabe señalar que a partir de encuestas no
se cuantifican todas las acciones asociadas a la actividad pesquera en las
que intervienen niños, niñas, jóvenes y mujeres. Solo se tomaron notas
de campo que evidencian la importancia de esta actividad.
Los datos de referencia que se tienen son las remuneraciones del
personal ocupado del censo económico estatal (inegi, 2014), donde
por región se conoce el porcentaje de personal que es remunerado y
es muy parecido a la información obtenida. El personal remunerado
en la región Cuitzeo es de 50.6%, mientras que el dato obtenido para
los pescadores en este trabajo es de 44.8%; en la región Pátzcuaro-
Zirahuén es de 23.5% y para este trabajo 28.72%; y por último en la
región Lerma-Chapala 44.7% y para este estudio 40.9%. Cuitzeo y
Chapala se encuentran por debajo del valor esperado, pero Pátzcuaro es
un poco más alto, aunque cabe señalar que en esta región no se incluye
el trabajo de la mujer y los hijos que incluye el secado de charales, la
venta y el trueque.

Consideraciones finales
La pesca es una actividad que sigue siendo una alternativa econó-
mica para miles de familias michoacanas. El pescador complementa
su ingreso con el de su familia ya sea por el ingreso de la actividad
pesquera o de otras actividades remuneradas. La pesca se encuentra
en una situación compleja, ya que se ubica en territorios vulnerables
donde, entre los componentes más evidentes, se encuentra un conflicto
socio-ambiental relacionado con el uso, el manejo y el aprovechamiento
del agua de diversos sectores. Sin duda, la pesca es uno de los sectores

El trabajo familiar remunerado de la pesca de regiones lacustres de Michoacán 229


más afectados por la contaminación, ya que cambian las condiciones
fisico-químicas del lago y por consecuencia influye en el ensamble
ecológico de las especies. También la sobreexplotación ha llevado a
la disminución de poblaciones de especies nativas. Sin embargo, la
captura y procesamiento de especies exóticas y charales sigue siendo
una alternativa para los pescadores. En el caso particular de Pátzcuaro
existe una situación conflictiva con la regulación de la pesca, en la que
se requiere un diálogo significativo en donde todas las partes expongan
una alternativa. En los demás lagos se requiere una mayor cohesión del
gremio con la finalidad de resolver sus necesidades.
Este estudio evidencia el importante papel de la familia del pes-
cador y/o pescadora en la actividad pesquera. Hay mucha disparidad de
género en los tres lagos, la mayor parte de los que pescan son varones y
son generalmente los que tienen la remuneración más directa. Además,
hay particularidades en las actividades que realizan las esposas y demás
familiares de pescadores en las distintas regiones. En Pátzcuaro una de
las particularidades es el intercambio de pescado por otros productos,
que representa un intercambio en especie y en algunas ocasiones una
entrada económica. De igual forma, en Chapala la principal entrada
de las jefas de familia es por filetear, pero no siempre es incluida en las
cuentas porque es una actividad estacional, dependiendo de la abun-
dancia del pescado.
Alrededor de cuatro de diez familiares de los pescadores tienen
una remuneración económica que apoya a la familia del pescador. Sin
embargo, se requiere información más detallada, más fina, de las activi-
dades de la esposa y los hijos pequeños, ya que se observó que labores
como el secado y procesamiento del pescado no se cuantifican. Una de
las implicaciones que esto tiene es que varias de las actividades relacio-
nadas con la pesca, y desarrolladas en el ámbito familiar, son conside-
radas como labores del hogar. Esto conlleva la asunción de que mujeres
e hijos pequeños lleven a cabo tareas asociadas a la práctica de la pesca
que en el seno familiar no son reconocidas como parte de la actividad

230 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


productiva, aunque inciden de manera directa en ella y en consecuencia
estas actividades no son remuneradas.
La pesca en los lagos más grandes del país sigue siendo una alter-
nativa de subsistencia cotidiana y un eje en la economía familiar. En
situaciones extraordinarias, como la pandemia causada por el covid, se
requiere revisar y revalorizar la importancia del trabajo familiar para
enfrentar situaciones adversas. Además, se hace necesario visibilizar,
a través de políticas públicas, la importancia de la pesca por tratarse
de una actividad que apoya la economía local y regional, además de
proporcionar alimentos con alto valor nutricional, básicos para una
mejor salud.

Agradecimientos
Agradecemos la participación anónima de las pescadoras y pescadores
y de las autoridades civiles de las localidades estudiadas en las regiones
lacustres. Fue de gran ayuda la información brindada por la sader,
conapesca y compesca. Agradecemos al conacyt por el apoyo del
proyecto “Desarrollo local y seguridad alimentaria a través del meta-
bolismo social de productos básicos agroalimentarios y pesqueros en
Michoacán” de la convocatoria de Desarrollo Científico, Problemas
Nacionales 2015 (apn 2015-1069). Se agradecen las acertadas obser-
vaciones de los/los dictaminadores anónimos de este escrito.

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234 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capitulo ix.
Desarrollo del riego en Cayucupil

miguel de ángeles sanhueza herrera *

Introducción
El desarrollo del riego en Cayucupil ha sido un proceso que ha deri-
vado de la forma de poblamiento del territorio en torno al agua, las
inversiones y visiones asociadas a ello, conformándose su sentido de
territorio hidrosocial. La colonización del territorio comenzó a cambiar
el territorio al desforestar la extensión de bosque nativo que les garan-
tizará mayor seguridad frente a los habitantes originales. Luego, en
los últimos 200 años el desarrollo de la agricultura se dio en términos
extensivos, principalmente de subsistencia para los indígenas y los
chilenos más vulnerables.
Con la construcción del canal Cayucupil comenzó el desarrollo del
riego en el territorio con una intencionalidad política y económica,
que en su oportunidad no reparó en lo social ni ambiental. Se hizo
inversión física (1972-1979), pero no en las capacidades y competen-
cias de las personas para organizarse y hacerse cargo de ello, como lo
establece el Código de Aguas vigente, carencia que dramáticamente es
la misma que ocurrió en el proceso de Reforma Agraria (1962-1974).
Esa estrategia de inversión ha proseguido hasta hoy con una incipiente

* Facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción.


Correo de contacto: miguel.sanhueza.herrera@gmail.com; p.cayucupil@udec.cl

235
consideración de los usuarios y sus sistemas productivos, también por
una deficiente articulación de las instituciones del Estado.
A propósito de la tensión general en el territorio y la instancia de
diálogo “Cumbres de Nahuelbuta”, emergió la necesidad de impulsar
más decididamente un desarrollo del territorio colocando recursos del
estado en áreas sensibles para los actores locales que veían perplejos
que por años seguían siendo postergadas. Así desde la visión de la zona
de rezago se observó que el principal potencial agrícola de la provincia
de Arauco se encuentra en el área de riego del canal Cayucupil y que
el canal no estaba terminado, no estaban traspasos el 75% de los Dere-
chos de Aprovechamiento de Aguas1 (daa), que no tenía una orga-
nización con capacidades ni competencias para gestionar el canal y
resolver conflictos.
A partir de ello, se destinaron recursos para avanzar en algunas de
estas cuestiones estructurales a través de un programa de transferencia
técnica que trabajara el fortalecimiento organizacional a partir del
mejoramiento de las capacidades (Cursos de capacitación), desarrollo
de instrumentos de planificación y gestión, avanzando en la constitu-
ción y activación de la Organización, el cual se denominó Programa
de Capacitación y Apoyo a regantes del Canal Cayucupil, financiado
por el gore biobio, y ejecutado por la Comisión Nacional de Riego
a través del Departamento de Recursos Hídricos de la Facultad de
Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción, en adelante el
programa.
Así, desde esta perspectiva se visualizan los desafíos futuros en
torno a la profundización de la participación y consolidación organiza-
cional, así como su reconocimiento a nivel territorial, y con esta fuerza
colectiva atraer recursos para atender las necesidades de regularización
de daa de muchas personas fallecidas, cuyas familias no tienen infor-

1
Derechos de propiedad constituido por acto de autoridad o por reconocimiento y
otorgado a perpetuidad según los Artículos 5° y 6° del Código de Aguas (1981).
mación ni recursos cómo hacerlo, al mismo tiempo, que se pueda finan-
ciar acompañamiento profesional adecuado para la etapa de desarrollo
de la organización, con lo cual se pueda propiciar mayor agilidad en
las expropiaciones y en la construcción de obras pendientes, así como
en el traspaso de los daa restantes para así aprovechar el potencial del
canal y del clima para una mejor producción agropecuaria, mejorando
consigo la calidad de vida.
Es una oportunidad de articulación con los actores del territorio ha
permitido sumar competencias y experiencias de los cuadros técnicos
de las instituciones con presencia local; I. Municipalidad de Cañete
(Alcalde, Administrador Municipal, Asuntos Indígenas, Fomento pro-
ductivo, Desarrollo Comunitario, Desarrollo Rural, Secretario Muni-
cipal y soporte web), conadi (directora regional, encargado de fondo
de tierras y encargado de fondo de aguas), Instituto de desarrollo agro-
pecuario –indap– ( Jefe de Área Cañete, Profesionales de los programa
de alianzas productivas [pap], de desarrollo local [prodesal], de desa-
rrollo territorial indígena [pdti] y de la Unidad de Riego). También
con las Juntas de vecinos, clubes deportivos, escuelas rurales y cuerpo
de bomberos del territorio.

Metodología
Aproximación
Cayucupil, comuna de Cañete, provincia de Arauco, región del Biobío,
Chile, es parte de la cuenca costera Lebu-Paicaví, articulada por el río
Cayucupil y el río Leiva en la zona de estudio. Este territorio es por
naturaleza originario, sin embargo, con la mal denominada Pacifica-
ción de la Araucanía, fue invadido por los chilenos a partir de 1879,
creando un paisaje intercultural, donde los wincas (Colonos chilenos
y europeos) ocuparon la mayoría de los territorios y sus recursos. Los
indígenas mapuches que permanecieron en pequeñas reducciones en la
pobreza misma por generaciones fueron aquellos que a principios del

Desarrollo del riego en Cayucupil 237


siglo xx se les concedieron Títulos de Merced. Hoy pocos acceden al
agua de riego.
Cayucupil se encuentra aproximadamente a 635 km al sur de
Santiago, capital del país, a 135 km al sur de Concepción, capital
regional, y a 14 km al este de Cañete. Posee un clima templado lluvioso
a lo largo del año con mayor intensidad en invierno, lo que ha permitido
el desarrollo de una agricultura extensiva de secano, donde los cultivos
se riegan solo con el agua lluvia y se mantienen con la humedad rema-
nente del suelo. El riego agrícola como tal comienza a desarrollarse
con la construcción del canal Cayucupil 1972-1979, cuyo propósito
fue mejorar los sistemas productivos agrícolas con un gran potencial
agropecuario, generando empleo y dinamismo, a la vez de un área de
influencia de 1.600 hectáreas (ha).
El canal matriz tiene una extensión de 29 km y un área de influencia
de 1,600 ha posibles de regar según diseño de proyecto. Posee una
bocatoma definitiva de hormigón armado con compuerta de admisión
metálica de tornillo y 2 compuertas metálicas abatible verticalmente
para represar y alcanzar cota de admisión. Posee 7 derivados, de los
cuales 5 no están expropiados y se encuentran en mal estado.
Existen 250 unidades agroproductivas en el territorio. Aquí se
desarrolla una agricultura extensiva de subsistencia en la gran mayoría
de los casos, en pequeña propiedad agrícola. Ellas conviven con la gran
propiedad de 3 grandes unidades productivas agrícolas individuales en
la zona regada. Hay 7 personas huertos de frambuesas que alcanzan
recién las 4 ha, pero muestran un camino de manejo eficiente del agua
y buenos resultados en la incorporación de nuevos cultivos.
Además, conviven en prácticamente un 95% de la cuenca aportante
con las 2 empresas forestales más grandes del país, Bosques Arauco
s.a. y cmpc s.a., no exento de conflictos, donde los usuarios de aguas
se relacionan con ellos como de habitantes e integrante de las juntas de
vecinos, que representa más ampliamente a las comunidades residentes,
y que sostienen relaciones formales con ellos a partir de sus políticas de

238 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


buena vecindad y responsabilidad social. Sin embargo, es muy precario
el nivel de negociación y profundidad en temas ambientales y de arti-
culación efectiva, pues se cruza con la tensión sobre la reclamación o
procesos de recuperación de tierras de las comunidades indígenas y de
sus remanentes que originalmente habitaron el territorio, muchos de
ellos usuarios o potenciales usuarios de aguas del canal.
De estas unidades productivas, 100 tienen acceso al agua y hacen
uso de ella, con Títulos de propiedad, sobre los Derechos de Apro-
vechamientos de Aguas (daa), o no. De estas unidades productivas,
40 son encabezadas por mujeres. Sin embargo, las otras 150 unidades
productivas insertas en el área de influencia del sistema de riego Canal
Cayucupil, también necesitan acceso al agua, incluidos algunos con
títulos de propiedad.
Existen barreras de acceso para esas personas (150) y tienen que
ver, desde el punto de vista del Código de Aguas vigente, con la titula-
ridad de daa, y desde el punto de vista ejecutivo, con el no traspaso de
estos daa desde el Estado a los particulares individualizados el 2013
por la Dirección de Obras Hidráulicas (doh), y también por la no
conclusión de expropiaciones y construcción de obras de conducción,
distribución, medición y control bajo de su responsabilidad.
El agua para riego que conduce el canal corresponde a una reserva
del Estado por 1,900 litros por segundo (l/s), y que representa el caudal
de diseño de la obra con un 85% de seguridad. En rigor, en 1989 fueron
traspasados un 25% de los daa a 57 titulares de la primera etapa del
canal (km 0-8, 1972-1974), de los cuales hoy aproximadamente un
40% está muerto. El restante 75% no fue traspasado a los asignata-
rios originales de la segunda etapa del canal (km 8-29, 1978-1979),
ni a los actuales que ocupan el territorio producto de las variaciones
en el dominio de la propiedad, tanto por transferencias como por
transmisiones.
De los 57 titulares originales, 10 fueron indígenas, que tocaron los
menores caudales. En el mismo acto a 5 comunidades indígenas no se

Desarrollo del riego en Cayucupil 239


les traspasaron los derechos de aguas asignados previamente porque
no se sabía quiénes las integraban. Con el tiempo, la Corporación
Nacional de Desarrollo Indígena (conadi) con el artículo 20b de la
Ley Indígena, compró terrenos a terceros dentro del territorio para
destinarlo a las demandas de las comunidades indígenas por tierras.
Encontrándose a la fecha en el territorio de influencia del sistema de
riego canal Cayucupil a 22 organizaciones indígenas, 19 de las cuales
son Comunidades Indígenas, 1 es Asociación Indígena, 1 es Coope-
rativa Campesina Mapuche Nahuelbuta y 1 es Corporación de Desa-
rrollo Mapuche Nahuelbuta, de los cuales solo 1, la más pequeña tiene
daa.
Con el liderazgo de los regantes más antiguos y el acompaña-
miento del Estado, comenzaron su organización de acuerdo al Código
de Aguas imperante en 1998. En 1999 el Juez de Letras de Cañete
sentencia la constitución de la Organización de Usuarios de Aguas
(oua) denominada “Asociación de Canalistas del Canal Cayucupil”,
quedando pendiente el ingreso a registro en la Dirección General de
Aguas (dga), quien emitió observaciones el 2014 sin nadie que las
respondiera.
Al cabo de un tiempo, fallecieron los líderes principales y la orga-
nización quedó descabezada y sin operación, frente al desgobierno y
una falta de cultura organizacional, emergieron los conflictos por defi-
ciente manejo en la distribución del agua, con una gestión individual,
inconsulta y deslegitimada, sin transparencia en el manejo de dineros y
precaria resolución de conflictos, que derivan en un aprovechamiento
del 25% de la capacidad productiva que importa el canal. En buenas
cuentas no había organización social en torno al agua que tuviera
competencias y herramientas para captar, conducir y distribuir el agua
sin generar conflictos. Así y por una asesoría deficiente, el conjunto de
regantes conformó una organización funcional, al amparo de la Ley
Orgánica Constitucional de Municipalidades, denominada Comité

240 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


de Regantes que tampoco tenía las competencias y fue la cuna de los
problemas de gestión indicados.
En el año 2017 en las “Cumbres de Nahuelbuta”, emergió desde
las bases la necesidad de fortalecer la organización de regantes, avanzar
en su constitución definitiva y mejorar las capacidades en riego para
aprovechar el potencial del canal, así como el compromiso del estado
de financiar una iniciativa para el efecto
El Gobierno Regional del Biobío a través de un convenio de
transferencia de recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional
(fndr) asignado, financió y la Comisión Nacional de Riego (cnr)
licitó un programa de desarrollo adjudicado por la Unidad de Gestión
de Aguas del Departamento de Recursos Hídricos de la Facultad de
Ingeniería Agrícola de la Universidad de Concepción. El programa
de capacitación y apoyo a regantes del canal Cayucupil, previsto para
30 meses, tuvo un presupuesto de 260 millones de pesos (US$322.000
aprox.) y no tuvo Consulta Indígena como lo recomienda el Convenio
169 de la oit (1989) suscrito por el Estado Chileno en 2009, lo que ya
de partida era un escenario conflictivo.

Consideraciones metodológicas
Como criterio consultor se propuso adoptar el estándar internacional
de la consulta indígena como lo recomienda el Convenio 169 de la oit
(cnr, 2017). A pesar de no ser vinculante la consulta, ya el solo diálogo
podría evitar conflictos con lo cual se complementaba con la estrategia
de inserción territorial que consideró como elemento central para la
entrada al territorio el permiso de las autoridades tradicional mapuche
lavkenche, en este caso del Lonco Juan Viluñir.
El ámbito de acción del programa, conforme la competencia de la
institución que lleva la gestión técnica, es posible identificarlo a partir
del análisis del árbol de problemas, donde se individualiza el problema
como “Incipiente desarrollo del riego en Cayucupil”, el que se explica

Desarrollo del riego en Cayucupil 241


por algunas de las barreras de entrada ya mencionadas, así como la
gestión y orientación del Estado, y que justifica su importancia en el
impacto de la problemática sobre la calidad de vida de todos los habi-
tantes del territorio. Luego, se objetivan cada uno de los enunciados del
árbol de problema, transformándolo en árbol de objetivos cuyo obje-
tivo principal es que los “sistemas agropecuarios expresen su potencial
de desarrollo” (cnr, 20184).
Para ello es necesario que se aborden los aspectos críticos que deben
cumplirse para que se haga concreta esta expresión, los cuales son: a.
Existencia formal de la oua; b. Traspaso completo de daa (doh-dga); c.
Mejoramiento Infraestructura (doh-oua); d. Mejoramiento capacidades;
y e. Aumento de la competitividad.
Respecto de la existencia formal de la oua, se trabajó en torno al
avance en el registro en el Libro de oua del Catastro Público de Aguas
(cpa) de la dga, el cual, una vez concluido permitirá realizar la inscrip-
ción en el Conservador de Bienes Raíces (cbr) de Cañete, con lo cual
se entenderá por completado el proceso, posterior a la debida informa-
ción oficial a las autoridades competentes. No es posible abordar las
problemáticas de regularización de daa ni mucho menos el traspaso
de los daa restantes. Sin embargo, el desarrollo de instrumentos de
gestión para la oua, entre ellos registros de comuneros y catastros de
usuarios y no usuarios, diagnóstico de infraestructura extra predial y
del riego intrapredial, sig y línea base general actualizados, se realizó
con el suficiente rigor para que sirvan de insumos para los procesos de
traspaso completo de daa de competencia de dga y doh, vitales para
las expropiaciones y construcciones pendientes, el traspaso de la Obra
y su administración.
El mejoramiento de las obras es un aspecto al cual se contribuye
con los diagnósticos, pero que en su oportunidad también serán sujetos
de negociación con la autoridad para ver cuáles se hacen directamente
con recursos del Estado (obras críticas) con Ley 1.133 para la construc-
ción de obras hidráulicas por parte del Estado insertas en el proyecto

242 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


original; cuáles se hacen en forma compartida (obras complementa-
rias inconclusas) con Ley 18.450 de fomento a la inversión privada en
obras de riego y drenaje con subsidios del 75% al 95% de estudios y
construcción; o en forma independiente por parte de los mismos usua-
rios (pequeñas obras, mantenciones o reparaciones) autofinanciadas
con cuotas ordinarias o extraordinarias. Al aumento de la competiti-
vidad de los sistemas productivos se aporta desde el programa a través
del mejoramiento de capacidades técnicas, el desarrollo de habilidades
blandas, el acercamiento de la estructura de oportunidades del estado,
así como con el desarrollo de los instrumentos de planificación y
gestión, y la activación de la oua.

Enfoques metodológicos
De derecho: Con propósito es analizar las desigualdades que generan
los problemas de desarrollo en torno al desarrollo del riego en el
territorio y el acceso al agua, contribuyendo a corregir prácticas
que discriminan y resolver el reparto injusto de poder que obsta-
culizan el progreso en materia de desarrollo. Desde el punto de
vista normativo, se basa en las normas internacionales de derechos
y, desde el punto de vista operacional, se orienta a la promoción y
protección de los derechos humanos.

De sistemas: sostiene que en el mundo rural el todo es: distinto, y


más importante que las partes o la suma de las partes. Tratando
de ser más explícito, afirmamos que la integración o articulación
de distintas prácticas, decisiones, recursos y limitantes, es el factor
que permite entender los resultados. Por lo tanto, las posibilidades
de saltos de calidad y cantidad en la gestión del agua en el terri-
torio están principalmente ligadas a la manipulación o cambio en
el sistema, más que en alguna de sus partes, sin obviar que estas

Desarrollo del riego en Cayucupil 243


transformaciones pueden ser detonadas con la estimulación de
cualquiera de sus componentes.

Participativo: esta propuesta considera la interacción participativa


de los distintos actores sociales relevantes del territorio, es decir, los
beneficiarios, el consultor y el entorno institucional. Este esfuerzo
de vincular las partes que intervienen en el programa corresponde
a un abordaje sistémico de la complejidad que presenta la gestión
de las aguas. Así se otorga apropiabilidad a las decisiones que se
tomen.

Multidisciplinariedad: Las complejidades de la gestión de las aguas


se deben, en gran medida, a la gran cantidad de disciplinas que
tienen competencias directas en el proceso de gestión, lo que
motiva desarrollar trabajos que promuevan la mirada holística
del territorio y propendan al desarrollo de redes entre los actores
sociales relevantes del territorio.

De género: La mujer juega un rol fundamental en la gestión del


agua, razón por la cual se debe visibilizar y promover su participa-
ción efectiva, incorporando talentos, saberes y sensibilidades.

De competencias: La enseñanza centrada en el educando, consi-


derando sus conocimientos ya existentes, orientando a la acción
mediante un enfoque didáctico integral que presupone la acti-
vidad del educando, en el cual la organización del aprendizaje se
concentra en los “productos de la acción”, es decir, el resultado
material acordado entre el facilitador y los educandos (aprender
haciendo).

Inclusivo en lo étnico: Para lo cual se estudian las consideraciones


étnicas y culturales, se adopta el estándar internacional recomen-

244 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


dado por el Conv. 169 oit; valorando el conocimiento ancestral,
respetando la autoridad ancestral e incorporando sus talentos,
saberes y sensibilidades.

Inclusivo en lo etáreo: Incluyendo a las familias y en espacial a


jóvenes fundamentales para darle soporte a los regantes y llegado
el momento hacer el recambio generacional, lo que da sostenibi-
lidad a la organización, incorpora nuevas competencias y energías
potenciando aún más la participación y sumando más manos en la
tarea colectiva.

La metodología de organización y capacitación de organizaciones


de usuarios de aguas (oua) y otras organizaciones territoriales del país,
desarrollada y actualiza por cnr a través de la udec, reúne estos enfo-
ques de manera consistente y es la que se utiliza en todo el territorio
nacional en esta mirada de la División de desarrollo, estudios y polí-
ticas de cnr hacia las oua. A su vez, tiene su base en la metodología
de investigación-acción participativa para facilitar el aprendizaje social
en torno al desarrollo sustentable raak’s. Permite trabajar aspectos
blandos para incorporar algunos más duros, pero que en síntesis se
enfoca en las personas (en la base organizacional) y su cultura para
detonar procesos de desarrollo autónomos, una vez alcanzado un
determinado nivel de desarrollo organizacional que los haga menos
dependientes de la intervención del Estado.

Resultados
Actualización Línea base
Se levantó un diagnóstico integral que abordó desde lo demográfico,
educacional, lengua, el capital social, organizacional, legal, así como
lo hidráulico, ambiental y productivo. Destacan las consideraciones
étnicas y culturales que permitieron depurar la estrategia de trabajo

Desarrollo del riego en Cayucupil 245


de terreno. Se elaboró el registro de comuneros con la información del
cbr de Cañete. En terreno se hizo el diagnóstico del canal matriz, los
derivados y todas las obras de arte del sistema de riego extra predial,
también se levantó el registro de usuarios y de no usuarios, con lo que
se pudo tipificar los sistemas productivos y caracterizar en detalle las
problemáticas.

Protocolo consultivo
Para evitar la ocurrencia de conflictos o que los ya existentes no afec-
taran la ejecución del programa, se propuso junto con una inserción
territorial respetuosa de la autoridad tradicional mapuche lavkenche
(Lonco del territorio), que se adoptara el estándar internacional de la
consulta indígena en sus 5 pasos principales y que permitieran alcanzar
un protocolo consultivo que profundizase la participación indígena,
no solo al comienzo del programa sino durante todo su desarrollo. La
aplicación de la recomendación obligó a hablar con todas las comuni-
dades y estar permanentemente en el territorio con lo que fue constru-
yendo un clima de confianza recíproca.
El protocolo consistió en acuerdos de flujos de información e
incidencia en la ejecución de actividades. Se propuso un calendario
de reuniones cada 3 meses, donde participarían los representantes de
cada organización indígena presente en el territorio, quienes luego en
cada una de sus organizaciones difundiría la información, y si reque-
rían apoyo técnico el equipo profesional estaba a su disposición. En
cada reunión se informaría lo que se ejecutó, lo que está en ejecución,
y respecto de lo que se va a ejecutar en periodos siguientes, donde se
abre el diálogo, se reciben y discuten recomendaciones para un mejor
resultado.

Perfil de competencias
Se diagnosticó el perfil de 28 competencias básicas de los dirigentes, en
relación con conocer qué nivel de desarrollo de habilidades específicas

246 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


existían en la población objetivo. Éstas se refieren a aquellas 19 habili-
dades que debe tener el dirigente para ejercer las funciones propias de
la oua y de la operación del canal; como también permitió evaluar 4
competencias transversales vinculadas a habilidades blandas que favo-
recen el trabajo colectivo; y, adicionalmente, y se evaluaron 5 compe-
tencias específicas interculturales, dada la alta presencia de mapuche
lavkenches en el territorio.
De las 62 personas identificadas como líderes, se les aplicó el ins-
trumento diagnóstico para determinar su perfil de competencias. Se
observó que un 32% fue de origen mapuche, que corresponde a 20
personas; que un 40% fueron mujeres (25 personas); y, tuvieron una
edad promedio de 50 años. Se observó una significativa proporción de
competencias bajas, que alcanza el 79% de las 28 evaluadas, es decir, 22
competencias en este nivel. A su vez, en un nivel regular se encuentran
6 competencias (21%), y ninguna con un nivel alto.
Las competencias específicas interculturales en su mayoría son
evaluadas como bajas, a excepción de las observadas en las personas
indígenas. Ello dio cuenta de la necesidad de abordarlas en las capa-
citaciones, tanto por la naturaleza intercultural del territorio, como
porque estas habilidades se aplican en las relaciones de las personas con
la oua y en cualquier otro tipo de organización en las que participen.
De todas estas competencias, la “Participación en organizaciones
indígenas” es la mejor evaluada, alcanzando un nivel regular. Debido al
bajo nivel de la competencia “Dominio de la lengua”, gracias a las habi-
lidades interculturales y la condición bilingüe de los beneficiarios indí-
genas, y por deferencia de ellos con el resto de los regantes y el equipo
técnico, que no manejan adecuadamente el mapuzungun, se alcanzó la
convención de comunicarse en español para abordar aspectos étnicos,
de coordinación y ejecución del programa con la población indígena.
Por su parte, de las competencias transversales, solo la “Resolución
de conflictos” fue evaluada como baja, cuestión correspondiente con la
permanencia de conflictos que no se habían sabido resolver en décadas.

Desarrollo del riego en Cayucupil 247


De igual manera, en la fase diagnóstica se constató que la mayoría
de los usuarios y no usuarios de aguas, declaran no conocer suficien-
temente a los otros regantes y habitantes del territorio y tampoco el
canal. No dialogaban entre ellos mismos, por lo cual la gestión del
riego en el sistema presentaba una serie de conflictos de confianza.
En todas las otras competencias transversales la evaluación es
regular, lo que se puede explicar por la experiencia dirigencial de los
asistentes al curso, al ser personas identificadas como directores provi-
sionales de la accc o de otras organizaciones del territorio, y líderes
reconocidos en el territorio con intereses en la gestión del agua de
riego del canal. Sin embargo, entre la mayoría de los titulares de daa
sin experiencia dirigencial y que tiene condiciones de líderes, estas
competencias son bajas.
El curso a directores provisionales tuvo un componente funda-
mental de entrenamiento de habilidades blandas, donde la comunica-
ción jugó un papel central, tanto para conocerse como para construir
fuerza del trabajo colectivo, capaces de resolver conflictos, pensar
su desarrollo (planificación), establecer alianzas estratégicas con el
entorno y sus actores. Es aquí donde toma valor el aporte del saber de
cada uno y el reconocimiento del otro para construir una organización
más fuerte.
En el caso de las competencias funcionales, la evaluación en general
es baja. Los contenidos específicos abordados en el curso vinieron a
fortalecer este aspecto, cuestión que resultó del mayor interés para los
asistentes, y se generaron dinámicas virtuosas que fueron detonando la
articulación de esta fuerza colectiva en un grupo interesado en hacer
trabajo de equipo para salir de sus conflictos, operar y administrar
adecuadamente el sistema de riego canal Cayucupil.
Así, la propuesta de contenidos validada se hizo más pertinente
para esta capacitación, toda vez que abordó estos tres tipos de compe-
tencias (funcionales, transversales y específicas interculturales) y puso

248 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


el énfasis en el “aprender haciendo” que facilitó que el aprendizaje
avance en su consolidación.
Es destacable que varios dirigentes territoriales participaron en el
“Programa Nacional de Capacitación a oua” y en el “Encuentro de
regantes de la macrozona centro sur” del año 2018, donde recibieron
una primera inducción, y en su actitud y compromiso demostraron una
disposición positiva a todos los procesos de capacitación.
Posterior al cierre de la capacitación, el grupo líder que participó
de ella se reunió en forma autónoma como se ha dicho y solicitó apoyo
técnico consultor, el cual fue coherente con la estrategia de seguimiento
propuesta y permitió hacerla más consistente, toda vez que la inicia-
tiva de reunirse así emergió de un grupo motivado y que participó de
todos los procesos de capacitación implementados, que como resultado
evidencia un mejoramiento generalizado de las competencias.

Cursos de capacitación
Para mejorar las capacidades y competencias para la gestión adecuada
de los recursos hídricos del canal Cayucupil, se realizaron los 3 cursos
de capacitación considerados en la consultoría. Se ajustaron sus conte-
nidos al perfil de competencias indicado antecedentemente.
El primero estuvo dirigido a la base organizacional, denominado
Curso a organizaciones de base, que se enfocó en nivelar expectativas,
homologar lenguaje, conocer los aspectos principales del Código de
aguas, conocerse entre los regantes, el canal y su operación, con énfasis
en el trabajo de habilidades blandas y en equipo.
El segundo, estuvo dirigido al perfil de líderes y dirigentes, refor-
zando los aspectos de liderazgo y comunicación vistos en el curso a
organizaciones de base. Conocieron experiencias destacables de otras
oua con similares características y una panorámica de nuevos desafíos
que enfrentarán en el futuro, para los cuáles deben estar en preparación
permanente.

Desarrollo del riego en Cayucupil 249


Así, el tercer curso estuvo dirigido al manejo de sistemas de riego,
como una manera de aprender cómo funciona cada método de riego, sus
particularidades y mantención, así como de la vista a las alternativas
productivas bajo riego atractivas a la agricultura tradicional y de sub-
sistencia que persiste por las dificultades de acceso al agua de un 75%
de los potenciales beneficiarios del sistema.

Curso a organizaciones de base


El curso estuvo conformado por 8 módulos temáticos, los que se
desarrollaron en 4 momentos de capacitación de media jornada cada
uno. Durante el diagnóstico se observó importantes diferencias entre
los usuarios de los primeros 8 kilómetros del canal respecto del resto
(etapas I y II del proyecto canal Cayucupil, respectivamente), las que
se constatan en la posesión de daa y el desarrollo del riego a nivel
predial, principalmente. Además, el distanciamiento de las personas
con centros urbanos dificulta en un mayor grado la participación de
aquellos ubicados hacia la parte final del canal, por mala conectividad.
En función de lo anterior y para facilitar la participación de todas las
personas, el territorio se dividió en dos sectores en los cuales se realizó
la primera mitad del curso (4 módulos), lo que fue posible debido a
que, en esta primera parte, los contenidos temáticos se relacionan con
la homogeneización de conceptos y aspectos legales, técnicos y organi-
zacionales genéricos, mientras que la segunda mitad del curso se realizó
unificando el territorio ya que, en este caso, los contenidos temáticos se
relacionan con dinámicas organizacionales colectivas (como la toma de
decisiones, trabajo en equipo, solución de conflictos, entre otras) por lo
que la participación de todos juntos se hacía pertinente.
En ese sentido, la sectorización del territorio impacta positiva-
mente en la inclusión, en la comunicación (la hizo más directa), mejoró
el acceso y facilitó la participación (acercó estas instancias a pobla-
ciones que no tienen hábito de participación o que no se les consi-
deraba), ayudó a generar confianzas y permitió identificar liderazgos.

250 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Asimismo, las instancias posteriores unificadas permitieron acordar
criterios y enfrentar dificultades de manera colectiva.
El enfoque participativo, en su dimensión inclusiva y colabora-
tiva, permitió generar horizontalidad entre las personas, pudiéndose
expresar sus inquietudes y opiniones, a la vez de combinar conoci-
mientos prácticos, ancestrales y científicos en un ambiente de respeto
y valoración.
La tabla 1 muestra la distribución de la asistencia a los 4 momentos
de capacitación diseñados, donde las mujeres participaron en un 49%.

Tabla 1. Asistencia por género a cada momento de capacitación


Hombres Mujeres
Momento Total
Cantidad % Cantidad %
1 39 49% 41 51% 80
2 15 39% 23 61% 38
3 12 60% 8 40% 20
4 18 62% 11 38% 29
Total 84 51% 83 49% 167

Fuente: Elaboración propia.

Curso a directorio provisional


Para el curso dirigido al directorio provisional, como éste estaba com-
puesto al inicio del programa solo por 2 personas, se incluyeron a diri-
gentes y líderes locales con legítimos intereses en el canal y la gestión
del agua de riego. También en reconocimiento de la multi-participación
de los usuarios de aguas en las otras organizaciones del territorio, toda
vez que son padres de educando, vecino, algunos indígenas, socios del
Comité de Agua Potable Rural (capr), etc.
Un elemento coadyuvante fue la estrategia definida para levantar
liderazgos, que ha permitido hacer una focalización de las acciones de

Desarrollo del riego en Cayucupil 251


fortalecimiento. La identificación de líderes fue un proceso que acom-
pañó la ejecución del programa y se sirvió de sus diferentes elementos
para identificar potenciales liderazgos. En su etapa inicial, de levanta-
miento de la información, se preseleccionó dirigentes a través del cruce
de información de otros actores territoriales (pdti, prodesal, sat, pap,
conadi, indap, sag, i. Municipalidad de Cañete y jjvv’s) centrándose
en personas conocidas por sus habilidades, competencias y trayectoria
de liderazgo, de manera de validar a personas que no fueran obstacu-
lizadoras. El proceso continuó con la ubicación y contacto de estos
potenciales líderes. Cuando se confirmó su disponibilidad y disposición
de participar del programa y del desarrollo de la oua se les convocó
a cada una de las actividades del curso y de las otras en que fueron
considerados. Se les entrevistó para reconocer su interés y se les aplicó
una entrevista para determinar su perfil de competencias intercultu-
rales, transversales y específicas del riego. Se les motivó reafirmando la
convicción de la importancia de ser un buen líder y que todas y todos
reúnen las condiciones para serlo. Estos perfiles de competencias junto
con el diagnóstico orientaron los contenidos del curso, lo que precisó
incluir un módulo específico sobre “Nuevos desafíos en la gestión del
agua”, que trato sobre “La calidad del agua y las oua” y el “Uso ancestral
del agua: legislación, institucionalidad y pueblos indígenas”.
Durante la ejecución del curso a organizaciones de base y en las
atenciones de público para asesorías específicas se pudo observar su
desempeño en cuanto al trabajo en equipo, aplicación de contenidos,
manejo de la información, habilidades para asumir responsabilidades y
alcanzar acuerdos, todos aspectos que en su oportunidad fueron debi-
damente reforzados.
Este proceso de levantamiento de líderes culmina con la promo-
ción y motivación a ser candidatos a directores definitivos para quienes
cumplan los requisitos legales, quienes podrán serlo personalmente o
representado a un titular, cuestión que está ocurriendo en el territorio

252 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


en la convergencia del interés de líderes competentes que, aunque no
poseen agua, podrían representar a otros.
El curso de capacitación al directorio provisional de la oua del
Canal Cayucupil, y dirigentes locales, se desarrolló en tres momentos,
abordando 6 módulos específicos específicamente entre mayo y julio
de 2019, en la temporada en que disminuye la carga del trabajo agrí-
cola, lo que facilitó la participación. A partir del perfil de competencias
preexistentes se diseñaron los contenidos específicos del curso, para
presentar un panorama integral de la gestión de la oua aplicada al
riego en el territorio, relevando la importancia de la legislación vigente
y la pertinencia a temas indígenas.
La tabla 2 muestra la variación de la asistencia en los distintos
momentos de capacitación, donde la participación femenina alcanzó
el 39%.

Tabla 2. Asistencia por género a cada momento de capacitación


Hombres Mujeres Total
Momento
Cantidad % Cantidad %
1 12 55% 10 45% 22
2 26 67% 13 33% 39
3 14 58% 10 42% 24
Total 52 61% 33 39% 85

Fuente: Elaboración propia

Curso en manejo de sistemas de riego


El curso de capacitación en manejo de sistemas de riego se desarrolló
en cinco momentos, abordando 1 módulo específico cada vez entre
noviembre de 2019 y enero de 2020, en la temporada en que hay agua
en los canales y es posible que el curso desarrolle paralelamente los
contenidos teóricos y prácticos. Se abordaron aspectos de fundamentos

Desarrollo del riego en Cayucupil 253


de riego y manejo hídrico de las plantas; métodos de riego y sistemas
de riego superficial, por aspersión, y de micro riego, los cuales se vieron
en operación en los trabajos prácticos y en una gira técnica.
La tabla 3 muestra la variación de la asistencia en los distintos
momentos de capacitación, donde la participación femenina alcanzó
el 36%.

Tabla 3. Asistencia por género a cada momento de capacitación


Hombre Mujer Total
Momento
Cantidad % Cantidad %
1 21 70% 9 30% 30
2 18 60% 12 40% 30
3 19 58% 14 42% 33
4 17 68% 8 32% 25
5 19 68% 9 32% 28
Total 94 64% 52 36% 146

Fuente: Elaboración propia.

Avance registro oua


Se desarchivó la causa en el tribunal de Cañete, se solicitó rectifica-
ción de sentencia para resolver observaciones de dga a la solicitud de
registro original. Luego la Jueza certificó a firme la sentencia y se re-
ingresaron los antecedentes con las observaciones salvadas a la dga, por
lo cual hoy se está a la espera de una respuesta favorable. Previamente
se han llevado gestiones de coordinación a nivel central y regional que
han permitido acelerar los procesos.
Una vez que esté resuelta la inscripción en el libro de oua del
Catastro Púbico de Aguas (cpa) de dga, procederá su inscripción en el
Registro de Aguas del Conservador de Bienes Raíces (cbr) de Cañete.

254 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Con este acto administrativo se entenderá por constituida formal-
mente la oua, con lo cual, el Directorio provisional deberá comunicar
a la Gobernación provincial, así como a dga del número de inscripción
en que consta la resolución de registro favorable de la oua.

Activación oua
Con la ejecución de las actividades del programa,2 enfocado principal-
mente en el fortalecimiento organizacional, se ha podido desarrollar
capacidades blandas e instrumentos de gestión para hacer funcionar
la organización, incorporando a la población indígena en el proceso
de desarrollo del riego, con criterios de inclusión étnica, etárea y de
género. Es así como la presidenta de la Comunidad indígena Pedro
Melita, la Sra. Ingrid Arce Melita, mujer joven e indígena, ha asumido
la secretaría del directorio provisional de la Asociación de canalistas del
canal Cayucupi. También su impronta ha permitido resolver conflictos
históricos con regantes chilenos, quienes han optado por asumir la
estrategia utilizada por el programa para relacionarse con la población
indígena, logrando acuerdos significativos para todas las partes.
Un elemento que ha emergido con fuerza a propósito de la reivin-
dicación de las demandas indígenas por recuperación territorios y sus
recursos, tanto por gestiones directas con terceros como a través de la
conadi, donde las aguas ancestrales no habían quedado consideradas.
Con la construcción de canal, que en su extensión de canal matriz
(29 km) realiza su trayecto a media falta del cerro, cortando todas las
quebradas menores, las cuales originalmente fueron las fuentes de agua
que determinaron el poblamiento ancestral del territorio. Hoy son
valoradas como activos ambientales y patrimonio ancestral que debe
ser recuperado y respetado, previendo utilizar herramientas provistas
por el derecho internacional para ello.


2
Programa multi y transdisciplinario, con pertinencia étnica y territorial.

Desarrollo del riego en Cayucupil 255


La motivación en participar en el programa fue en aumento por
la valoración del capital social en la base organizacional, la que permi-
tirá en un paso siguiente abordar otros problemas estructurales que
subyacen y no son abordados por el programa.
El Directorio provisional, que estuvo incompleto por muerte de 2
directores, se reconstituyó con apoyo del grupo líder que emergió del
proceso de fortalecimiento, así como se ha señalado. Se está reuniendo
semanalmente, ya articuló un plan de trabajo básico en la temporada
de riego 2019-2020 en torno a la limpia y el celaje, y está reparando el
correspondiente para la temporada 2020-2021, así como también en la
preparación de las elecciones del primer directorio definitivo.

Discusión
La estrategia del estado en materia de desarrollo del riego en Cayucupil
ha sido errática a través del tiempo. No se ha terminado un proyecto
que lleva más de 40 años desde que comenzó su construcción, lo que
ha dificultado el traspaso del canal a los usuarios, así como el acceso al
agua y que se exprese el potencial de desarrollo de las 1,600 ha involu-
cradas en el proyecto original.
El no traspaso del 75% daa dificulta que la misma proporción de
usuarios no pueda ejercer derechos de voz y voto, concurran con sus
cuotas el financiamiento de la gestión de la OUA, no se puedan atraer
recursos de la Ley 18.450 para mayores mejoras del sistema de riego.
Los servicios de asistencia técnica son precarios e insuficientes para
la demanda y la potencialidad del territorio. A medida que avance en
estados de desarrollo, la oua podrá ir profesionalizando la gestión y
con ello entregar mejores servicios a sus integrantes.
El avance en el registro de la oua en el cpa-dga resulta funda-
mental para consolidar el desarrollo del riego en Cayucupil, toda vez
que dota de facultades legales a las oua constituidas para resolver
conflictos en su interior.

256 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


El mejoramiento de las capacidades técnicas en el manejo del
sistema de riego extra-predial para mejorar la captación, conducción
y distribución, así como también el mejoramiento de manejo del
agua en su aplicación al interior de los predios favorecerán que los
sistemas productivos expresen su potencial y sean más competitivos.
Sin embargo, en el desarrollo y consolidación de habilidades blandas
es como se favorece la cohesión para un trabajo colectivo por un bien
común. La comunicación es el principal facilitador de este proceso de
desarrollo.

Como es natural muchas personas que participaron del primer curso,


ya tenían atributos de liderazgo y se motivaron a participar de los
siguientes cursos, a partir de lo cual se fue conformando un grupo
líder, una masa crítica con una mirada colectiva que está acompañando
y apoyando al directorio provisional que ha instalado un nuevo ideario
de gestión participativa, transparente, seria y formal, abierta y dialo-
gada. Persisten conflictos estructurales que subyacen en el territorio
(traspaso y regularización de daa, expropiación de derivados y cons-
trucción de obras, etc.) que desde la perspectiva del Ministerio de Agri-
cultura y la gestión sectorial de la burocracia chilena, no pudieron ser
abordados explícitamente por el programa, pero que de todas maneras
en forma indirecta los atenúa, toda vez que acerca información, mejora
capacidades de gestión y pone en valor el trabajo y la organización de
los mismo regantes.

Se destaca una participación similar entre hombres y mujeres, lo


que se podría explicar por el creciente interés de la mujer en temáticas
organizacionales, principalmente en lo que respecta al uso y disponibi-
lidad del agua en el territorio.
Esta alta participación femenina, se visibiliza aún más al compa-
rarla con la titularidad de los derechos de agua del canal que alcanza

Desarrollo del riego en Cayucupil 257


al 25% en manos de mujeres. Asimismo, al compararla con el 42% de
usuarias del sistema de riego.
En el estado de las cosas que incluye el estallido social, la pandemia,
la política del estado chileno en territorios indígenas, así como en la
intencionalidad y participación del estado en el modelo de desarrollo
del riego en Cayucupil, liderando la inversión, es que se aún se requiere
acompañamiento en esta primera etapa desarrollo organizacional para
resolver cuestiones estructurales que están más allá de la jurisdicción,
atribuciones y competencias de la oua, y para las cuales requieren
apoyo profesional para que las negociaciones que se avecinan les sean
favorables como organización y como productores agropecuarios.

Conclusiones
El desarrollo del riego se impulsa en Cayucupil a partir de la construc-
ción de un canal de riego de 29 km de longitud y 7 derivados (1972-
1979) para un caudal de 1,900 l/s. Con insuficientes organización y
apoyo del Estado se generaron conflictos, los que con el cambio de
paradigma de una gestión individual y personalista hacia una gestión
colectiva y dinámica se están resolviendo.
El modelo de desarrollo del riego se centra en los usuarios de aguas,
pero está dirigido por el estado a partir de la inversión en infraestruc-
tura y recientemente en fortalecimiento organizacional.
La población indígena representa un 41% de usuarios o poten-
ciales usuarios de estas 250 unidades productivas diagnosticadas en el
área de estudio, lo que se traduce en 102 explotaciones en manos de
población indígena. De ellas solo 9 tienen DAA traspasados, es decir
el 91% no tiene acceso al agua. Problemas de desarrollo de capacidades,
traspaso de propiedad, restricciones de acceso al agua, y organización
que la autoridad dilató resolver por 40 años, teniendo las herramientas
para hacerlo. A través del tiempo el Estado compró tierras y “no agua”
para comunidades indígenas (41%) suma entre otros aspectos que no

258 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


han permitido aprovechar el potencial del canal y de las 250 unidades
productivas dentro de su área de beneficio, de las cuales solo 100
acceden al agua (40%).
Propiciar y facilitar la participación y organización, desarrollando
capacidades blandas en los regates para hacerlo de manera inclusiva,
parece ser una buena fórmula por los resultados alcanzados. Con
nuevos liderazgos femeninos e indígenas, apoyo de un grupo líder
motivado y el desarrollo de instrumentos de gestión, se está orien-
tando el desarrollo del riego hacia un empoderamiento organizacional
amplio a partir de la formalización de la organización y la articulación
institucional que exige.
El protocolo consultivo acordado con la población indígena del
territorio, de acuerdo a la adopción del estándar internacional de la
consulta indígena recomendado por el Convenio 169 de la oit, resultó
beneficioso para acercar de buena fe la información y las instancias
de decisión a elles, profundizando su participación en el programa
durante toda su ejecución y no solo al comienzo, como hubiera sido si
la consulta indígena convencional se hubiera hecho. Al mismo tiempo,
la principal externalidad positiva fue el no impacto de los conflictos
generados por las legítimas demandas territoriales por tierra y aguas
que sostiene el Pueblo Nación Mapuche contra el Estado chileno.
El desarrollo de habilidades blandas ha sido una contribución para
resolver los conflictos que existían en el territorio y conformar una
base organizacional para una mejor gestión del agua de riego del canal
Cayucupil. La comunicación se posiciona como piedra angular para
la consolidación de la base organizacional, luego el reconocimiento
de las diferencias, la transparencia, la construcción de confianzas, que
motiva a la participación, que lleva al compromiso y la responsabilidad,
como circuito virtuoso, permiten fortalecer la base organizacional y
con mayor fuerza colectiva ser capaces de enfrentar nuevos desafíos.
La capacitación técnica permite que los regantes cuenten con
mejores herramientas para gestionar adecuadamente el sistema de

Desarrollo del riego en Cayucupil 259


riego canal Cayucupil y, asociado a las habilidades blandas, permite
disminuir la ocurrencia de conflictos por un mejor funcionamiento del
sistema.
La mirada interna de la organización en el proceso de aprendizaje
que promueve un procedimiento iterativo de análisis en la toma de
decisiones permite la conformación de identidad en el grupo y con
ello la cohesión social en torno al agua de riego, el canal y su organi-
zación por la importancia que revisten para el territorio su desarrollo
y el bienestar de sus habitantes sin distinción. Así la promoción de la
participación de las bases, el levantamiento de liderazgos propiciando
la asociatividad y organización como fuerza colectiva para resolver
distintas problemáticas, en este caso la gestión del agua de riego del
canal Cayucupil entendida como bien común, permite potenciar el
desarrollo del territorio, no sin el concurso activo de los actores institu-
cionales, que es el próximo desafío.

Referencias
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fortalecer la gestión de las organizaciones de usuarios de aguas. Edición
actualizada.https://canaldepirque.cl/wp-content/uploads/2019/05/
COMUNIDADES-DE-AGUA-OK-2018.pdf
______. (2017b). Bases Administrativas y Técnicas Licitación N° 870-43-
lr17 Programa de Capacitación y Apoyo a Regantes del Canal Cayu-
cupil en portal de compras públicas. https://www.mercadopublico.cl/
Procurement/Modules/RFB/DetailsAcquisition.aspx?qs=pAWIOUD-
5gtVzL1uhmcFLNw==
______. (2018a). Manual intermedio para dirigentes de organizaciones de
usuarios de aguas. Edición actualizada. https://www.cnr.gob.cl/wp-con-
tent/uploads/2019/03/Manual-dirigentes-2018.pdf

260 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


______. (2018b). Manual intermedio para administradores de organiza-
ciones de usuarios de aguas. Edición actualizada. https://www.cnr.gob.
cl/wp-content/uploads/2019/03/Manual-administradores.pdf
______. (2018c). Manual avanzado para profesionales de organizaciones de
usuarios de aguas. Edición actualizada. https://www.cnr.gob.cl/wp-con-
tent/uploads/2019/03/Manual-profesionales.pdf
______. (2018d). Manual intermedio para celadores de organizaciones de
usuarios de aguas. Edición actualizada. https://www.cnr.gob.cl/wp-con-
tent/uploads/2019/03/manual-celadores-20-01-18.pdf
Engel P.G.H. Salomon, M. 1995. Evaluación rápida de sistemas de cono-
cimiento agrícola. http://www.leisa-al.org/web/index.php/volumen-13-
numero-1/2564-evaluacion-rapida-de-los-sistemas-de-conocimiento-
agricola; http://www.bibalex.org/Search4Dev/files/448360/488787.pdf

Desarrollo del riego en Cayucupil 261


sección iv

Transformaciones
hidrosociales
capítulo x.
De la gestión ejidal
al proceso de transferencia y concurrencia
en el manejo integral de las represas el cajón
y las rucias en Tonalá, Jalisco

josé juan pablo rojas ramírez

Introducción
Uno de los primeros argumentos del cual parte el análisis presentado
es sobre el cambio de la política agraria post-revolución, la cual se
distingue por diferentes momentos, como: el reparto agrario a la par de
las concesiones de agua agrícola (Tortolero, 2001: 100), el cese de éste
debido a los cánones neoliberales y la adopción de actividades alternas
a las agropecuarias al interior de los distritos de riego, las unidades de
riego, unidades agrícolas en modalidades de ejido y hasta el campesino
artesanal parcelario, dichos eventos trastocan y alteran la estructura-
ción socioeconómica y ambiental. Con estas pautas se realizó el cambio
en la gestión ejidal o comunitaria a un esquema radicalmente dife-
renciado en el que la preexistencia de las actividades piscícolas estaría
presente durante la transformación del espacio ejidal y el desarrollo de
las nuevas actividades más acordes a la dinámica urbana.
Debido a que en la retrospección se puede encontrar la respuesta al
por qué de la falta de mantenimiento en la infraestructura hidráulica
federal de muchos embalses artificiales, invasión de áreas de reserva

* Centro Universitario de Tonalá, Universidad de Guadalajara.


Correo de contacto: Jpablo.rojas@cutonala.udg.mx

265
federal y diversificación tanto en el uso del suelo como en las activi-
dades vocacionales del espacio ejidal en cuya dinámica se observa que
los procesos de transformación y regularización de la tenencia de la
tierra comunitaria a privada conllevó una gran confusión respecto a la
posesión y gestión de los recursos hidráulicos circunscritos al ejido en
cuestión.
Por consiguiente se aborda la evolución del uso de infraestruc-
tura hidráulica para integrar además del aprovechamiento agrícola, la
transformación del uso del suelo y en casos particulares como el aquí
presentado sobre la pesca para autoconsumo; para tal efecto se hace
alusión, brevemente, al proceso de reparto agrario en el cardenismo y
la disminución paulatina de dicho hasta un punto álgido en la descen-
tralización y la última transferencia de la infraestructura hidráulica a
usuarios organizados, como agentes activos, de los distritos de riego
decretada en la Ley de Aguas Nacionales (lan) de 1992 y su regla-
mento, que no hacían sino ratificar una entrega anterior signada en la
ley de irrigación de 1972 (Rodríguez-Haro & Palerm, 2007: 106).
En el caso abordado, las presas reguladoras del sistema El Ahogado
durante la segunda parte del siglo xx no fueron contempladas para el
abasto de agua sino para la captación a través de vasos reguladores a
disposición de los ejidatarios en torno a dichos cuerpos receptores, por
lo cual, la pesca en las presas en cuestión, su implementación no obtuvo
los resultados esperados por el contrario la inercia urbana de concen-
tración prosiguió su curso; no obstante, los esfuerzos institucionales
durante la primera década del siglo xxi trataron de reintroducir la acti-
vidad de nuevo a cuenta ahora con esquemas técnicos más novedosos
a cargo de una casa de estudios universitarios, aunque el esfuerzo no
responde del todo a las características de la pesca artesanal en un esce-
nario de acción en embalses naturales sean ríos, lagos, esteros o mares
mediante técnicas e instrumentos tradicionales en la colecta quizás de
especies endémicas.

266 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Cabe destacar que, a pesar de los intentos a finales de la década
de los ochenta por introducir dicha actividad y su prevalencia por más
de treinta años, no logró ser la actividad primordial y en la tercera
década del siglo xxi se logró una reintroducción intensiva. Pero, no
todo está perdido, ya que dichos vasos reguladores son parada esta-
cional de aves de tránsito en cambios de estación y con ello, se conso-
lidó un ecosistema con fauna nativa en la cual destaca principalmente
anfibios, reptiles y mamíferos pequeños, propios del sistema boscoso
de la caldera volcánica de La Primavera.
Por consiguiente, se aborda una realidad primariamente agrícola
ejidal que diversificó actividades hacia la producción de artículos arte-
sanales de construcción y pesca introducida hace casi treinta años al
escenario de dos embalses artificiales creados durante la década de
los cuarenta con mantenimiento a la infraestructura cada vez menos
frecuente, lo que originó consecuencias ambientales, tanto negativas
como positivas, que obligaron a replantear la concurrencia de actores
participantes en la gestión y crear competencias operativas de manera
coordinada entre instituciones de diferente ámbito de actuación ante
una expansión de la zona urbana que sitúa a esta porción territorial
a la categoría de periurbanidad. El factor hídrico, su gestión con la
participación de actores tanto de procedencia institucional, académica
y social son de interés para el abordaje de la cuestión hidrosocial en
territorios periurbanos o rurubanos.
Las represas Las Rucias y El Cajón, localizadas en el desapare-
cido ejido San José Tatepozco en Tonalá, Jalisco, en la microcuenca
Las Rucias, experimentaron cambios en distintas épocas a lo largo
del siglo xx. La gestión de las presas cambió la autoridad, antes del
reciente acuerdo el administrador era la sociedad productiva del ejido
Las Rucias negras S. A. de C. V. A partir de 2012, la Universidad de
Guadalajara (udeg) se convirtió en la entidad en resguardo, en concu-
rrencia con los gobiernos federal y del municipio de Tonalá. El objetivo

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 267


de este trabajo es explicar el proceso de transformación en Tonalá y
ofrecer una descripción del uso del agua y los cambios políticos.

Metodología
Se aborda un Estudio de Caso, por consiguiente, se trata de un análisis
inductivo enfocado al estudio del devenir histórico de una microcuenca,
en tanto se analiza la dinámica inmediata de la transición o transfor-
mación, de un territorio ejidal en cuya circunscripción y competen-
cias estuvo el resguardo de dos vasos reguladores, Las Rucias Negras
y El Cajón del sistema de represas denominado Cuenca El Ahogado.
Se recurre a enfoques procedentes de la Ecología política, Gestión
pública, de la Historia y Geografía, utilizadas en una especificidad del
conocimiento sustentado en el enfoque de sistemas, en las especifici-
dades particulares del enfoque Ecosistémico y la Sustentabilidad.
La peculiaridad del caso en cuestión, si bien se ajusta a los criterios
tomados a partir de la regularización del uso del suelo y de la tenencia
de la tierra en el territorio mexicano, bajo la lógica del modelo econó-
mico neoliberal, la dinámica en la que se llevó a cabo la transición
del ejido San José Tatepozco, los sujetos resguardantes en atribución
de las concurrencias otorgadas para la gestión del espacio, tanto de
los cuerpos hídricos como de la posesión y procesos de transforma-
ción resulta un tanto sui géneris, dado el contexto de alta contamina-
ción que presenta la región en donde se localizan las 13 microcuencas
que componen el sistema de la Cuenca en cuestión, cuyo tratamiento
posibilitó el estudio y posterior decreto estatal sobre la vulnerabilidad
y afectación ambiental en toda materia de gestión ambiental (suelo,
aire, agua, flora y fauna) que en la esencia de dicho decreto se enuncia
la fragilidad ambiental causada por la sobreexplotación del espacio
y contaminación por parte del sector productivo enclavado desde la
década de los ochenta y hasta principios del siglo xxi, y por la inobser-
vancia de los criterios ambientales por parte de las autoridades.

268 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


En tanto al abordaje del caso, materiales y técnicas se utilizó mate-
rial documental, como son los decretos institucionales, los estudios
técnicos emitidos por instituciones de investigación y trabajos acadé-
micos en específico de corte histórico, con el fin de explorar y explicar
la dinámica en la mediana duración y en la corta duración puntual al
proceso de transferencia de lo que hoy se trata de un Centro Univer-
sitario. Además del estudio y reflexión del material bibliográfico y
documental se realizó observación participativa en lo que compete al
análisis del entorno y su estructuración.

Resultados y discusión
Durante la década de los cuarenta en México surgieron demandas
sociales que pedían el incremento de los recursos públicos para incen-
tivar las actividades del sector primario en específico las agropecua-
rias, ante un conflicto social cada vez más conocido en los diferentes
sectores sociales (Rojas, 2013) hasta su desborde al final del siglo xx
con las crisis financieras del campo y la emergencia del reconocimiento
a las comunidades indígenas como efectos de las políticas neoliberales
implementadas a finales de la década de los ochenta.
Las reformas sectoriales se centraron en la liberalización del
comercio, la reducción del papel del Estado en la agricultura y la gana-
dería y la disminución y reorientación de los subsidios, particularmente
el crédito y la asistencia técnica. Este programa suponía la eliminación
de las restricciones cuantitativas y el sistema de licencias, así como la
reducción de aranceles, la desregulación de los mercados de insumos y
productos y la eliminación de los precios de garantía, salvo los del maíz
y los frijoles (Davis, 2000: 102).
De acuerdo con Durant (2002) desde el reparto agrario, pasando
por el cardenismo y la revolución verde, se manejaba un doble discurso
en el sistema político en defensa de la industrialización agrícola. Por un
lado, estaban las disposiciones constitucionales y premisas cardenistas
del reparto agrario y del agua; la supresión de los grandes latifundios

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 269


para dejar la existencia del ejido a la par de la pequeña propiedad y
por otro la protección de la agroindustria tecnificada sustentada por
grandes capitales; ya que se visualizaba como el ejemplo a seguir para
el desarrollo económico del sector primario.
En lo que compete a los ejidos los resultados en el siglo xx
fueron desiguales en todo el país ya que la falta de incentivos y polí-
ticas públicas centradas en el fomento efectivo de actividades propias
para los ejidatarios llevaron al abandono progresivo y al cambio del
uso del suelo, en casos aislados a la diversificación de actividades. En
cuanto a la infraestructura hidráulica, la cual fue utilizada de manera
intensiva sin medidas de remediación por más de veinte años, los
estragos se hicieron presentes durante la década de los sesenta. Ante
dicho contexto, las autoridades reorientaron la política del agua hacia
programas de mantenimiento y rehabilitación de una infraestructura
hidráulica deteriorada que databa de la década de los cuarenta (Rojas,
2010).
En la primera década del presente siglo se instrumentaron meca-
nismos de atención principalmente promovidos y demandados por la
sociedad civil. Entre dichos mecanismos destaca la instauración de
una categoría de atención y resguardo en la cuenca, cuyos impactos
lograron llevarse del discurso prevaleciente desde la última década
del siglo pasado a la acción institucional del presente siglo, aunque
con “claroscuros” o “estira y aflojas” tanto por los representantes de
gobierno como por los empresarios en operación del que se constituyó
como Polígono de Fragilidad Ambiental.
Las dinámicas resultantes de la implementación de acciones insti-
tucionales llevadas cabo y los procesos de transformación en torno a
la posesión de la tierra, la estructuración de proyectos de infraestruc-
tura y las presiones económicas tanto por la competencia productiva
como por el rezago experimentado por los pobladores del ejido San
José Tatepozco, los llevó a la gestión de sesión y venta de sus parcelas,
tanto instituciones como ejidatarios relegaron del conflicto y las nego-

270 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


ciaciones el recurso hídrico tanto de la microecuenca como del sistema
El Ahogado.
No obstante, en el proceso emergió la disidencia en cuanto a la
permanencia y los precios de venta en el proceso de lotificación, en
cuanto a los vasos reguladores se retoma la potestad como propiedad
federal a cargo del organismo de cuenca Lerma-Santiago-Pacífico y el
Consejo Estatal del Agua Jalisco (cea).
El proceso de discusión entre ejidatarios se volcó al conflicto social
y evidenció rechazo hacia las acciones institucionales, tanto las resul-
tantes de la restauración ambiental, pues se restringió procedimientos
productivos nocivos para el medio ambiente como es la quema de plás-
ticos para calentar hornos de ladrillo como en la vertiginosa transfor-
mación del espacio que no daba tiempos a la entrega abandono y nego-
ciación por parte de los ejidatarios que se opusieron a dichas obras.
Respecto al conflicto, en apariencia se observaba que se trataba
sobre la posesión del agua de las represas y las implicaciones produc-
tivas y sociales, ya que los ejidatarios en disidencia argumentaban que
los trabajos de infraestructura mermaban su capacidad de aprovecha-
miento del agua y el libre paso a los cuerpos hídricos, aunque en el
trabajo de campo se pudo constatar que las actividades productivas
no estaban relacionadas con actividades rurales en torno al aprove-
chamiento del agua, por el contrario se realizaba de manera intensiva
actividades artesanales de fabricación de vasijas y ladrillos, que efecti-
vamente requerían del uso del agua.
Regularmente los conflictos por el agua no pueden ser catalogados
solamente como conflictos sociales o políticos, dichos conflictos son
complejos, porque el objeto en disputa es un recurso natural conside-
rado por muchos como bien social, por otros como bien económico
(Rojas, 2010).
Es claro que, al haber una menor disponibilidad y mayor stress
hídrico, la competencia por el agua aumentará; la escasez de agua en
las ciudades y los problemas para abastecerlas afectarán la gestión del

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 271


servicio y la calidad de vida de la población; la demanda de apoyos e
inversión en zonas de alta siniestrabilidad por sequías e inundaciones
serán un factor de presión social y política; los problemas de conta-
minación serán un factor de constante tensión y movilización social.
(Ávila en cna, 2003)
Según Giner (2007), el conflicto es un aspecto básico del cambio
social, pues permite resolver divergencias que se suscitan entre grupos
o colectividades con el fin de modificar pautas del orden prevaleciente
o cambiar a uno nuevo. Este autor señala que el conflicto general-
mente gira en torno al poder, el cual se ejerce para establecer el control
sobre bienes y servicios. Bartos (2002) argumenta que, en la teoría del
conflicto, el cambio y el conflicto son inherentes, ejemplifica que, un
conflicto ocasiona un cambio que en la observación directa se corro-
boró dicho supuesto.

El manejo de los vasos reguladores


y el ejido San José Tatepozco en la Cuenca del Ahogado:
Las Rucias y El Cajón
A pesar de que, desde finales de la década de los sesenta y hasta la
última década del siglo xx la estructura del Estado en México lograba
sofocar los movimientos tendientes a trastocar el arreglo institucional
preestablecido, el malestar social y la pauperización de la calidad de
vida de las personas en los diferentes sectores sociales contribuyó a
que dicha tendencia, con medidas paliativas, no fuera la regla para la
conservación del esquema. Desde “certificados de no afectabilidad”,
concesiones, diversificación de actividades y hasta incentivos paliativos
a los estragos emergentes fueron parte del “sistema de contingencias”
por las medidas económicas dirigidas primordialmente a la industriali-
zación del país y tecnificación de actividades agropecuarias y pesca más
rentables en detrimento de quienes no estaban en dichas dinámicas; por
consecuencia se experimentó un progresivo rezago económico y des-
igualdad social hasta fechas recientes (Rojas, 2013, 395); “…en

272 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


realidad, la inversión del Estado en la agricultura desde la presidencia
de Cárdenas (1934-1940) ha tendido a favorecer a la agricultura
comercial tanto privada como ejidal más bien que al sector ejidal en su
conjunto”(Davis, 2000: 102).

Desde 1988 el sector ejidatario mexicano se ha visto afectado por


una serie de cambios de política y perturbaciones exógenas que han
puesto en tela de juicio la viabilidad agrícola del sector en su conjunto.
Los cambios –liberalización del comercio, privatización, reducción de
los subsidios, eliminación de los controles de precios, perturbaciones
macroeconómicas, devaluación y grandes reformas del marco legal que
rige el uso de la tierra en los ejidos– han llevado a un reordenamiento
radical del marco de política y de la estructura de incentivos para los
productores ejidatarios. (Davis, 2000: 99)

En lo que concierne al ejido de San José Tatepozco, desde 1976


a través de la Comisión de la Regulación de la Tenencia de la Tierra
se pretendió expropiar una superficie de 77-48-06 hectáreas, para
destinarse a su lotificación y titulación legal a favor de sus ocupantes
mediante la venta y constitución de una superficie de reserva territorial
que sirviera para satisfacer las necesidades del crecimiento regular y
planeado a posteriori de dicho ejido a propiedad privada con uso del
suelo mixto, cuya acción se logró hasta la década de los noventa de
acuerdo a dof11/08/1994-reg3668, en donde la federación expone la
necesidad de replantear la estructuración del espacio particular de los
ejidos, de manera paralela a las acciones que permitían la diversifica-
ción de actividades.

As part of the neoliberal reforms during President Carlos Salinas’


administration (1989-1994), some 2.5 million ha of government irri-
gation districts (out of a total of 3.4 million ha) were transferred to
wua’s (cna, 1994). The speed with which the transfer programme

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 273


was carried out surprised donors, consultants, water professionals
and researchers alike, especially as handing over irrigation systems to
farmers on such a scale had not been attempted before anywhere in
the world. Consequently, Mexico’s imt programme was considered a
‘success’ in water-policy circles, and the Mexican policy model became
an international showcase for promoting neo-liberal water reforms.
(Ralp & Phillipus, 2013: 513)

Matizando el enunciado anterior, si bien en dicho periodo se esta-


blecieron las bases de la organización hidráulica que prevalece hasta
el presente, la propiedad comunal de ejidos experimentó cambios en
sus pautas de acción productiva en cuanto a la introducción de otras
actividades correlacionadas, en casos específicos como los de las presas
Las Rucias y El Cajón, se asignaron concesiones para el aprovecha-
miento de infraestructura y la introducción de pesca a pequeña escala
mediante la tercerización de la acuicultura, incipiente, lo que resultó
solo en la pesca de tilapia preexistente en 1986, año en el cual se aterriza
el inicio de la diversificación de las actividades de los pobladores, bajo
los mismos criterios con la consigna de autoconsumo y como medida
paliativa al deterioro de la capacidad de producción y comercialización
agrícola, algunos casos particulares de pobladores del ejido San José
Tatepozco optaron por la producción artesanal de ladrillos y vasijas,
emblema económico del municipio de Tonalá y Tlaquepaque en otros
casos se optó por la cesión de la parcela previa indemnización, como
ya estaba estipulado décadas antes durante el sexenio de gobierno de
Carlos Salinas y sus estructuraciones macroeconómicas neoliberales,
en este punto el conflicto prevalece.

A éstos [ejidatarios] el efecto acumulativo de tales reformas les ha


dado, en teoría, libertad y flexibilidad para ajustarse a los cambios
en los incentivos y emerger como productores viables y competitivos
en una economía cada vez más globalizada. Lamentablemente, los

274 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


beneficios esperados, primero de la reforma sectorial y luego de la
macroeconómica, no se han materializado. (Davis, 2000: 99)

A más de diez años de tal argumento se observa en la realidad de


zonas periurbanas de Tonalá como el caso de la microcuenca social de
Las Rucias, con sus respectivos embalses, que el rezago y los impactos
ambientales ocasionan estragos por la diversificación de actividades
propias tanto de la ciudad y del campo en un mismo lugar lo que
provoca “mixturas sectoriales”, con efectos no del todo acordes a las
aspiraciones culturales y de calidad de vida de las personas, ya que como
en toda competencia se aprecian ganadores del proceso económico y
perdedores en el sentido estricto de la afectación a la calidad de vida.
Es así como el caso del ejido en cuestión resultó, de acuerdo a infor-
mación institucional de la Comisión Estatal del Agua (cea, 2011) una
porción considerable del lugar está destinada a uso agrícola a pequeña
escala y concesiones de pesca a cargo de la “Sociedad Cooperativa Las
Rucias Negras” y de la misma forma coexisten reservas para el desa-
rrollo urbano que tienen su antecedente en el decreto federal aludido
anteriormente, en el modelo sectorial salinista como sustituto de los
postulados de la reforma agraria ante un esquema modernizado y
global, lo que ocasionó a casi 30 años, la desaparición casi total de
actividades agrícolas en la zona, invasión de zonas federales por asenta-
mientos irregulares con riesgos latentes por desborde de presa en años
precipitación pluvial atípica, decremento en la pesca y un conflicto
social “delicado” en proceso de estudio por el nuevo agente corres-
ponsal operativo del cuidado de la microcuenca.1

Convenio de coordinación que celebran el ejecutivo federal el municipio de Tonalá y


1

la Universidad de Guadalajara… con el objetivo de custodiar, conservar y mantener la


zona federal y de protección de las presas de El Cajón y Las Rucias en el municipio de
Tonalá. rgs/238/2012.

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 275


Las presas Las Rucias y El Cajón, situadas en la microcuenca Las
Rucias forma parte de 115 represas clasificadas como de alto riesgo,
incluidas en el compromiso 51 del Pacto por México (enero 2013), que
constituye la inspección, revisión y correcciones necesarias para reducir
el nivel de riesgo latente. Las iniciativas sociales demandan acciones
al estado de Jalisco sobre sus recursos naturales y el medio ambiente.

Impactos socioambientales desde la perspectiva


de Cuenca hídrica de atención prioritaria
Ante la problemática de contaminación ambiental a los sistemas
hídricos (cuencas hídricas), conformantes del sistema Lerma-Santiago-
Pacífico, el Consejo de cuenca desde principios del siglo y ante las
medidas internacionales resultantes de las cumbres de protección
ambiental y cambio climático analiza los planes de acción, imple-
mentados por las diferentes entidades institucionales (tanto en sus
competencias legales como en los mecanismos de concurrencia) para
la atención de cuencas vulnerables, aunque los resultados de las polí-
ticas públicas enfocadas primordialmente en la infraestructura hídrica
relegando la gestión integral y participación al discurso político.
En el caso del alto Santiago la Cuenca del Ahogado se catalogó
como prioritaria, dado los niveles de contaminación proveniente de la
actividad industrial y urbana de las dos cuencas Lerma y Santiago. De
tal suerte, se elaboraron planes de acción para la mitigación y remedia-
ción de los efectos de contaminación presentes a nivel micro siendo
uno de los más relevantes para el estado de Jalisco el establecimiento
del Polígono de fragilidad Ambiental, a través del “Decreto de Zona
de Fragilidad Ambiental de la Cuenca del Ahogado” en el 2010, el
cual enmarca el deterioro en los diferentes componentes del ambiente:
agua, suelo, aire, flora y fauna; es así que desde la década presente se
implementan estrategias orientadas a la gestión de las microcuencas
para atender problemas específicos de cada delimitación en torno a sus
cuerpos de agua, por ser el recurso natural sin sustituto a lo igual que

276 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


el aire, en especial en las cuencas de alta prioridad en este caso la de
El Ahogado en la región hidráulica Santiago-Guadalajara (rh-12e).

Mapa 1. Demarcación del municipio de Tonalá Jalisco y sus colonias

Fuente: http://www.iieg.gob.mx/simeg/datos/geografia/MapaColoniasTonala.pdf

En la cuenca del Ahogado se estructuran 13 subcuencas y 144


microcuencas en su mayoría con problemas de degradación ambiental
multifactoriales, en la microcuenca Las Rucias y parcialmente en la

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 277


microcuenca Arroyo de Enmedio por su aportación de escurrimiento
a ésta última, conforme a la actualización del sistema de información
geográfica de la Comisión Estatal del Agua en el año 2011. Lo ante-
rior con el fin de aterrizar el análisis del proceso de transferencia y
concurrencia en la gestión integral de la subcuenca La Rucias a partir
de 2012 para “custodiar, conservar y mantener la zona federal y de pro-
tección de las presas El Cajón y Las Rucias en el municipio de Tonalá”
(rgs-238-2012), además de educar y colaborar con los actores involu-
crados en la dinámica del espacio mencionado, entre los cuales destaca
la población asentada en las colonias de carácter urbano, productores
de artesanía (ladrilleras) y las cooperativas de pescadores existentes
hasta el momento.
Dicha medida fue el resultado del estudio de los impactos y riesgos
potenciales en el corto y largo plazo resultantes de los estudios reali-
zados institucionalmente y por organismos de la sociedad civil, y en los
cuales existen coincidencias respecto a los efectos de cómo se estructura
el espacio periurbano el cual presenta una aceleración en el proceso de
urbanización que trastoca lo señalado en las zonas destinadas a cada
uso.
Por lo que se tomaron medidas en cuanto al manejo integral del
agua conforme a los cánones actuales, se decidió por parte de las auto-
ridades de cuenca conceder participación a una instancia universitaria
en colaboración con el ayuntamiento local de Tonalá y el consejo de
cuenca en las inmediaciones de la microcuenca Las Rucias y parcia-
lidad de la Arroyo de Enmedio, ambas conformantes de la cuenca
El Ahogado, en específico de las represas en cuestión. Las autori-
dades encargadas del manejo institucional del agua en la región, que
comprende parte de la cuenca Lerma y la del Santiago, en el Polígono
de Fragilidad Ambiental (pofa) conformado por 5 municipios que
conforman el área metropolitana de Guadalajara, el consejo de cuenca
Lerma-Santiago-Pacífico en conjunto con la autoridad del municipio

278 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


de Tonalá y la Universidad de Guadalajara firmaron el 15 de agosto del
2012 un convenio. En éste se le otorga a la Universidad de Guadala-
jara, concurrencia a la par del municipio para la custodia, conservación
y mantenimiento de la zona federal y cauces nacionales de las presas
antes citadas, a efecto que la casa de estudios las destine al fomento,
difusión científica, tecnológica, humanista y a la difusión de la cultura
ecológica de la zona a la par del fomento de políticas públicas directa-
mente encausadas al Desarrollo Sustentable.

Mapa 2. Ubicación de la microcuenca Las Rucias

Fuente: Comisión Estatal del Agua, Jalisco, 2011.

De acuerdo con Mestre (Helmer, 1997) en una región hidráulica


como la Lerma-Santiago que presenta, desde los años cincuenta, un
crecimiento poblacional que se conglomeró en zonas urbanas, un creci-
miento económico por la diversidad de actividades que se incentivaron
y por consecuencia una alta utilización de agua, los criterios de inver-
sión y financiamiento por parte del gobierno eran insuficientes para

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 279


abastecer a la demanda y atender los problemas asociados a la calidad
del agua, dicho esquema se basaba en ejecutar gastos de distribución
en detrimento de la infraestructura de almacenamiento, ante la falta de
mantenimiento (Rojas, 2010: 194). Y ante medidas de diversificación
económica en el mismo espacio físico como aconteció en la micro-
cuenca Las Rucias.

Las políticas de gobierno en México se enfocaron principalmente a


la industrialización del país. Por lo que, se incentivó esta actividad
sin crear restricciones sobre el impacto ambiental que provocaban
las aguas contaminadas, provenientes de dicha actividad. (Tortolero,
2000: 101)

Ante el esquema de planeación y orientación de las “políticas indus-


trializadoras” el pago real de los usuarios tanto del ámbito urbano como
del rural estaba por debajo de los costos de operación y precios reales
del agua, justificados por los constantes subsidios implementados por
el Estado bajo el esquema de los modelos económicos vigentes desde
los cincuenta y hasta finales de los ochenta (Mestre en Helmer, 1997),
de manera paralela la concentración en las ciudades y el abandono
del campo acontecían como efectos regulares del sistema social que
buscaba un equilibrio ante la falta de inversión agrícola equitativa y la
pauperización de la población urbana ante esquemas de competencia
de libre mercado y poder adquisitivo que decrecía gradualmente.

La inestabilidad económica desde 1994 y la aplicación de la reforma del


artículo 27 han provocado variadas reacciones de los hogares ejidales.
Estas respuestas están supeditadas al acceso a una variedad de activos
que producen ingreso. Una primera reacción supone la acumulación de
tierras y la expansión de la producción de maíz; una segunda se expresa
en la diversificación hacia actividades ajenas al predio agrícola, sobre
todo la migración a los Estados Unidos. (Davis, 2000: 106)

280 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Por consecuencia, las actividades de diversificación económica no
fueron del todo satisfactorias para sociedades comunitarias como las
de Las Rucias Negras y El Cajón por estar sufriendo las transforma-
ciones mencionadas. La capacidad de respuesta para el ordenamiento
ecológico, la prolongación de proyectos efectivos para el fomento de la
conservación de las actividades de las cooperativas de pescadores y la
concurrencia legal para la atención por parte de ejidatarios, gobierno
municipal y las sociedades cooperativas de pesca del ejido San José
Tatepozco evidenciaron la necesidad de la colaboración de las institu-
ciones político-administrativas. Esto con el fin de vincular las activi-
dades ya presentes de forma transversal para que tengan una incidencia
en la custodia, conservación y protección de las zonas federales bajo
una visión de desarrollo sustentable; es decir, como un todo integrado
en el cual el humano es parte, desde el enfoque ecosistémico, del apro-
vechamiento de los recursos de forma racional.
La concreción del ideal presupone la participación de partes
concurrentes: el Consejo de Cuenca, el municipio de Tonalá y la udeg
otorgan competencia operativa al Centro Universitario de Tonalá
tanto en su creación como en la operación de actividades de resguardo
y de gestión ambiental. En aras de dinamizar un ordenamiento susten-
table en su área de resguardo y de manera colateral atender el asunto
pendiente de la pesca autosustentable en los embalses.
Ante la dinámica hidrosocial presente, a principios del siglo xx,
la vocación agrícola, la densidad de población en torno a la cabecera
municipal de Tonalá, Puente Grande y las personas avecindadas en
torno a los arroyos en Tateposco y Arroyo de Enmedio, y la preva-
lencia del recurso hídrico en meandros, se procedió en la década de los
cuarenta a construir infraestructura hidráulica. El ímpetu institucional
hidráulico no cesó hasta finales del siglo xx con un inventario de 13
represas construidas para el manejo de las microcuencas identificadas
y agrupadas en lo que hoy se conoce como la cuenca El Ahogado, en

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 281


cuya cuenca están las presas Las Rucias Negras y El Cajón (De Anda,
López, Gallardo, et al., 2012).

Mapa 3. Cuenca El Ahogado; modelo digital de elevación

Fuente: Comisión Estatal del Agua (cea, 2012), Polígono de Fragilidad


Ambiental de la Cuenca El Ahogado.

Respecto a la pesca, a pesar de los antecedentes prehispánicos,


virreinal y hasta entrado el siglo xx en los cuales refiere a esta actividad
como una de las actividades realizadas por la comunidad de Puente
Grande en Tonalá y cuyos habitantes realizaban pesca artesanal en
el transepto del río Chicnáhuac (río Santiago) en donde se pescaban
“carpas muy grandes”, uno de los elementos simbólicos de la cultura
regional de Tonalá representado frecuentemente en utensilios arte-
sanales tanto en el periodo colonial como en la actualidad (Basulto,
2015).
Dicha actividad se reintrodujo en la represa Las Rucias Negras, en
el año de 1986, con el fin de incentivar la diversificación de actividades

282 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


productivas de la región y dinamizar el desarrollo económico ante el
rezago productivo observado por las instituciones en la parte del ejido
San José Tateposco que contiene las presas que inicialmente servirían
para almacenamiento hídrico para fines agrícolas. Sin embargo, la
medida fue insuficiente para la mejora económica y social de la coope-
rativa, además se ha observado que la actividad pesquera por parte de
la cooperativa ha sido insostenible dado los problemas ambientales y
déficit de especímenes piscícolas.

Las características del ejido, en vísperas del siglo xxi, son muy dife-
rentes de las que presentaba hace 60 años. La reforma agraria mexi-
cana, con su mecanismo singular de repartición de tierras comunita-
rias, nació de las reivindicaciones campesinas en procura de tierra que
promovió la Revolución Mexicana. Aunque perduran la importancia
de la comunidad y el apego a la tierra, ha desaparecido la economía
predominantemente agrícola de los años treinta y en su lugar existe
una economía tremendamente diversificada con todo un arsenal de
estrategias de generación del ingreso familiar. (Davis, 2000: 100)

Se observa que a más de veinte años de las reflexiones de Davis


(2000), que el contexto en cual operan las comunidades, colectivos
sociales rurales y/o ejidos tradicionales es complejo y dinámico en
tanto que las pautas de trabajo, los tiempos de siembra y cosecha, las
dinámicas tanto del patrón de cultivo, de la estructura y distribución
de los derechos del agua, la competencia tecnificada, las enmiendas
normativas y el contexto medioambiental constriñen la posibilidad
de un desarrollo rural exitoso en una realidad político-administrativa,
que independiente de facción de partido político, evidencia una firme
y constante reticencia al apoyo del campo no tecnificado, del tradi-
cional y claras evidencias de los incentivos institucionales que reciben
unidades agro productivas tecnificadas.

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 283


Por si fuese poco, el pedimento global sobre la gestión ambiental
en todo el sector agroalimentario que restringe a estos productores en
rezago dado que la información y el grado de especialización en la que
actúa el paradigma de las sustentabilidad, lo cual provoca serias limita-
ciones de acción, ya que dinámicas de disposición de residuos, manejo
de agroquímicos e inspección fito-zoosanitaria enmarcan medidas de
resguardo y disposición de tecnologías que pocos campesinos y ejidata-
rios pueden ajustar a su pauta de producción y adecuación al patrón de
cultivo, por los costos y la falta de capacitación y atención institucional
constante y eficiente.
Las presas del presente caso son evidencia de la desatención ins-
titucional y la incapacidad de los actores sociales para adaptarse a
esquemas de gestión ambiental y productiva ante un escenario local y
global altamente competitivo, dinámico y que exige precios transacción
bajos.
Desafortunadamente, la visión de manejo hidrosocial emerge pos-
terior al proceso de transformación. No obstante, la resistencia a través
de la emergencia de la sociedad civil, las acciones instrumentadas en
torno al problema ambiental, si bien en a microcuenca Las Rucias no
se observa interés ni indicio de la emergencia de la actividad rural o
rururbana como una interfase periurbana, en el resto de la periurbe
por el contrario se acelera el proceso urbanizador bajo el criterio de
complejos habitacionales, el factor distintivo podrá ser el manejo de la
densidad habitacional y los incentivos para el establecimiento de acti-
vidades mixtas.

Como corolario…
A partir de 2015 el Centro Universitario adquiere facultad para el
resguardo de los cuerpos hídricos a través de un proyecto en acuicul-
tura y en colaboración con la aún existente asociación de pesca, todo
en aras de consolidar una actividad sustentable y con el fin de incen-
tivar el resguardo ecológico por un lado y por otro generar proyectos

284 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


que contribuyan a la reactivación de las actividades de las coopera-
tivas de pesca, la manifestación del interés en proseguir la reactivación
de las actividades por parte de las sociedades cooperativas de ambos
embalses, a la par de la conservación del inventario natural preexistente
es incierto dado que las actividades académicas han atraído el interés
de otros actores económicos interesados en el área cuya intención es
realizar la transformación del espacio en torno a las dos represas.
A dos décadas del siglo xxi, ya es evidente la transformación del
espacio, se puede dar constancia en le lectura de los señalamientos de
compraventa en torno a lo que actualmente se hay constituido como
un eje periférico vial denominado Nuevo periférico, en la última década
se ha observado una transformación masiva de predios en complejos
habitacionales, de igual forma la especulación. Por ejemplo, al año
2021 el valor catastral de construcción en los cuadrantes correspon-
dientes a las presas las Rucias, la presa San José en Arroyo de Enmedio
oscila de $2,230 m2 a 5,270 en los cuadrantes correspondientes a esa
zona (del 46 al 57 siendo el 44 y 45 los correspondientes a las presas
en comento); mientras que en 2003 el valor por metro cuadrado de
los mismos cuadrantes estaba estipulado entre $200 y $2,850 siendo
los precios elevados señalados para áreas destinadas al uso industrial
( Jalisco, 2021).
Con la promulgación del Polígono de Fragilidad Ambiental de la
Cuenca El Ahogado se sentaron las bases para una ordenación estatal
orientada al ordenamiento territorial sustentable tanto en Jalisco, sus
municipios, como en los estados federados de México, cuya consigna
convergente ha devenido en el Desarrollo Sustentable como regla
común institucional, pese a que en la práctica los recursos asociados al
desarrollo urbano tales como el agua, suelo y aire siguen experimentado
estragos negativos en sus conservación con pocos resultados efectivos.

De la gestión ejidal al proceso de transferencia y concurrencia en el manejo integral... 285


Referencias
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México: conflictos en la gestión regional del agua y nueva fórmula
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286 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capítulo xi.
Reterritorialización hidrosocial.
Trayectorias productivas y socioculturales
a partir de la transformación
de los ríos a embalses

mariana betzabeth pelayo pérez *

Introducción
Las cuencas hidrológicas históricamente han tenido funciones elemen-
tales para el desarrollo de las sociedades. Desde épocas precolombinas
los aprovechamientos de estos cuerpos de agua han consistido en ser
suministro y espacios para la realización de actividades económicas y
reproductivas. Con el avance del sistema mercantil global y la transi-
ción energética hacia energías renovables se ha generado una mercan-
tilización de las cuencas hidrológicas las cuales han adquirido nuevos
usos y formas de gestión, generando nuevos órdenes socioproductivos
y territoriales.
La construcción de los proyectos hidroeléctricos tiene gran tras-
cendencia en la dimensión biofísica y la dimensión socio-cultural en
los espacios donde se construyen. Desde la etapa de los estudios, la
etapa de construcción y hasta la etapa de operación se observa una
serie de confluencias, pugnas y procesos de apropiación por parte de los
actores que tienen diversos grados de involucramiento y afectación por
el megaproyecto. Desde la etapa de construcción y hasta la de opera-

* Universidad Autónoma de Nayarit, México.


Correo de contacto: pelayombpp@gmail.com, orcid.org/0000-0002-8448-5409

287
ción del proyecto hidroeléctrico, se experimentan convulsivas transfor-
maciones socioambientales, de carácter impredecible, donde tanto en
la región “aguas abajo” como “aguas arriba” por la conversión de un río
a un embalse.
Algunas alteraciones en el medio físico suceden con la inundación
de grandes espacios de suelo por la acumulación de agua y el dete-
nimiento parcial o total del cauce del río, así como el aumento de su
profundidad del río, esta modificación genera la inundación de toda
la zona aledaña al río. A nivel biológico se presenta la conformación
de un nuevo ecosistema léntico, caracterizado por un sistema de agua
cerrado que facilita la proliferación de nuevas especies de flora y fauna
fluvial, como la especie tilapia, variedad acuícola que se aprovecha para
el desarrollo de la pesca comercial (McCartney et al., 2000; De Anda
J. y González F., 2013). Los alcances de estas transformaciones tienen
influencia en la escala humana. Esto implica un cambio en el uso, la
gestión, el tipo de apropiación de un recurso natural por parte de las
poblaciones aledañas a la cuenca lo cual contribuye en la reorgani-
zación de un nuevo espacio económico y político (Robinson, 2002;
Pelayo y Gasca, 2019).
México cuenta con una significativa historia, la construcción de
estas infraestructuras arranca desde finales del siglo xix en el marco
del régimen porfirista, cuya edificación fue encabezada por empresas
privadas como la Mexican Light and Power Company (Ibarra y Talledos,
2015). Actualmente hay 4,462 presas en México, de las cuales 667
corresponden a grandes proyectos hidroeléctricos (conagua, 2011). El
principal usuario del agua es la Comisión Federal de Electricidad (cfe)
que utiliza el recurso para generar energía eléctrica (cfe, 2006: 38).
El establecimiento de presas hidroeléctricas ha causado disensos
en distintas partes del país, debido a las complejas transformaciones y
daños causados, algunos proyectos han sido suspendidos por la presión
social de las poblaciones afectadas. Tal es el caso de la presa La Parota
en Guerrero y El Zapotillo en Jalisco. Por otro lado, algunos proyectos

288 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


que sí se lograron construir han representado una serie de impactos
socio-ambientales perjudiciales; las presas hidroeléctricas Aguamilpa,
El Cajón y La Yesca, ubicadas en el cauce del Río Grande Santiago en
el estado de Nayarit, son algunos casos que ilustran la poca inocuidad
de estas mega construcciones.
Estas megaconstrucciones constituyen una gran transferencia de
riesgo social y ambiental sobre el territorio que se ve intervenido, las
cuales han conllevado procesos de despojo y alquiler subvalorado de la
tierra, contaminación del entorno, privatización de espacios y fuentes
materiales de sustento. Así como, los procesos de criminalización y
violencia contra quienes se oponen a estos proyectos.
Existen estudios que han abordado los impactos de los mega-
proyectos hidroeléctricos y han situado precedentes que revelan la
trascendencia socio-ambiental que representa su construcción. Los
estudios de los antropólogos Bartolomé (1992) y Robinson (1996)
documentaron casos que abonaron a la explicación de las relocaliza-
ciones de poblaciones en México y América Latina. Uno de los más
emblemáticos fue el estudio de Bartolomé (1992) quien da cuenta del
desplazamiento forzado y los impactos sociales y culturales posteriores
al establecimiento de la presa Cerro de Oro, ubicada en la cuenca del
río Papaloapan, en Oaxaca. Existen otros trabajos que han posibilitado
el análisis de las hidroeléctricas desde otros enfoques como los trabajos
de Aboites L. (1998), Erick Swyngedouw (2005), Porto-Gonçalves, C.
(2006), Ibarra, M., y Talledos, E. (2015), Ávila (2016), que han contri-
buido al análisis de los procesos macroestructurales de expansión y
acumulación del modelo neoliberal en los recursos hídricos. Los estu-
dios de Castro, G. (2007), Kothari, M., Maude, B., Aguirre, M., Vainer,
C., Ávila, P., Vázquez, F., y López, L. (2012), Pelayo y Rasch (2020)
que se concentran el conflicto y luchas.
La revisión anterior estimuló el objetivo del presente estudio que
tuvo como fin analizar las diversas etapas de reconfiguración territorial
en la comunidad de Platanitos, Santa María del Oro, Nayarit, México

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 289


a partir de tres dimensiones asociados a la figura del territorio; la repro-
ducción social, los repertorios culturales y significaciones y la apropia-
ción hidrosocial. Durante tres etapas; antes, durante y después del esta-
blecimiento del proyecto hidroeléctrico El Cajón en el río Santiago.
La estructura del documento consta de cuatro secciones, la primera
llamada aproximación teórica y metodológica donde se despliegan las
rutas teórico-conceptuales correspondientes al territorio hidrosocial, la
territorialización y la reterritorialización. Y se describe el método que
se utilizó para el análisis de los resultados. La segunda sección corres-
ponde a los resultados divididos en tres etapas: la territorialización
primaria, reterritorialización post-presa y reterritorialización crítica.
En la tercera sección se contrastan los resultados con los aportes de
otros autores y en la cuarta sección se presentan las conclusiones.

Aproximación teórica
Para empezar a definir un territorio hidrosocial es necesario partir de
la definición de un territorio y sus evoluciones. Para Rodríguez (2010:
298) un territorio “es un espacio apropiado y construido material,
social y culturalmente por distintos actores; un espacio que contiene
vínculos de pertenencia y apego y desde donde toman forma los
proyectos de vida, para lo cual ejercen o se enfrentan a relaciones de
dominio y control”. Este trabajo concibe un territorio como concepto
y constructo dinámico, el territorio como un “proceso” de permanente
transformación (devenir) y deshacerse (Deleuze y Parnet, 2006). Así
pues, se retoma la noción de territorio de Guattari y Rolnik (2006):

(…) El territorio puede ser referido tanto a un espacio habitado como


a un sistema percibido, en el cual un sujeto se siente “en casa”. El terri-
torio es sinónimo de apropiación, de subjetivación realizada sobre sí
misma. Es el conjunto de proyectos y representaciones en los cuales va
a desembocar, pragmáticamente, toda una serie de comportamientos,

290 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


de energía aplicada, en los tiempos y en los espacios sociales, culturales,
estéticos, cognitivos (Guattari y Rolnik, 1986: 323).

Haesbaert (2011), asevera que el territorio puede concebirse desde


la imbricación de múltiples relaciones de poder, del poder material de
las relaciones económico-políticas al poder simbólico de las relaciones
de orden más estrictamente cultural. Souza expone que el territorio es
un campo de fuerzas, las relaciones de poder espacialmente delimi-
tadas y que operan, sobre un sustrato referencial –sin lugar a dudas, el
ejercicio del poder puede depender muy directamente de la organiza-
ción espacial, de las formas espaciales (Souza, 1995: 97)–. De acuerdo
con lo anterior, el involucramiento de las relaciones de poder, las rela-
ciones que se gestan en vías de la construcción de un territorio aluden
a la apropiación de un espacio, esto habla de un proceso de territoria-
lización involucrando la identificación, definición y producción de un
espacio como territorio realizado por un actor sea individual o colec-
tivo (Monnet, 1999).
Si la territorialización es un proceso que comprende dinámicas y
sistema de valores para la producción de un territorio, estamos entonces
ante una serie de movimientos que ilustran el abandono de una condi-
ción anterior por una nueva. Estos procesos quedan inscritos en un
proceso llamado desterritorialización la cual a partir de las transforma-
ciones concomitantes va a generar una reterritorialización que implica
el abandono de un territorio y un movimiento para la construcción de
otro territorio (Deleuze y Guattari, 1997: 224).
Según Haesbaert (2011) “en el primer movimiento los agencia-
mientos se desterritorializan y en el segundo se reterritorializan como
nuevos agenciamientos maquínicos de cuerpos y colectivos de enuncia-
ción” (2011: 103). Algo parecido lo ilustra la concepción de territorio
de Herner (2009) “un territorio es un acto, una acción, una relación,
un movimiento concomitante de territorialización y desterritorializa-

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 291


ción, un ritmo, un movimiento que se repite y sobre el cual se ejerce un
control” (Herner, 2009: 167).
Todo proceso de desterritorialización está asociado con un pro-
ceso de reterritorialización, podemos encontrar situaciones en las
que, a pesar de estar “territorializados” en términos funcionales, más
concretos, podemos hallarnos más desterritorializados en el sentido
simbólico-cultural, y viceversa; la exclusión como desterritorialización
debe ser concebida, entonces, también en sus múltiples dimensiones
económico-política y simbólico-cultural (Guattari y Rolnik, 2006:
259). La reterritorialización, hace referencia a una transformación y
la construcción de un territorio. Dicho concepto comprende un fenó-
meno más profundo que un cambio de control por un grupo hege-
mónico sobre un espacio, este proceso exige observar los movimientos
continuos y concomitantes e indisociables entre desterritorialización y
reterritorialización, fenómeno que se aprecia en el siguiente abstracto
de Guattari y Rolnik, (2006):

Jamás se desterritorializa por sí solo, por lo mismo se necesitan dos


términos. En cada uno de los términos se reterritorializa uno en otro.
De tal manera que no se debe confundir la reterritorialización con
el retorno a una territorialidad primitiva, o más antigua: ella implica
necesariamente un conjunto de artificios por los cuales un elemento,
el mismo desterritorializado, sirve de territorialidad nueva a otro que
pierde la suya. De allí todo un sistema de reterritorializaciones hori-
zontales y complementarias” (Guattari y Rolnik, 2006: 41).

Con respecto a las dinámicas sociales que se conforman alrededor


de un cuerpo hídrico siempre están articuladas a una composición
socio-ambiental. Ante tal proceso de interdependencia, un concepto
que logra capturar la imbricación social y ambiental de los espacios
donde existen cuerpos de agua como los ríos y los embalses es el de
territorios hidrosociales, el cual alude a la relación dialéctica que se

292 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


desarrolla entre el agua y la sociedad. Este enfoque se centra en la
imbricación social y natural inseparable en los territorios donde las
actividades humanas se asientan (Sandoval, 2017). Damonte (2015)
propone que se interprete el territorio hidrosocial a partir de tres espa-
cios territoriales:

se define como la articulación de tres espacios territoriales: los espacios


físicos de la cuenca (incluyendo infraestructura y sistemas hídricos),
los espacios sociales (definidos a partir de usos y manejos materiales y
simbólicos que los actores sociales hacen del agua en la cuenca) y los
espacios político-administrativos/ generados a partir de los discursos
de desarrollo territorial y de la institucionalidad de regulación hídrica).
Esta articulación se produce en el contexto de interacciones socio-
políticas. (Damonte, 2015: 115)

A manera de concluir este apartado se vinculan los conceptos de


reterritorialización y territorio hidrosocial como una composición
idónea para comprender las transformaciones socioambientales gene-
radas a partir del establecimiento del proyecto hidroeléctrico El Cajón.
La reterritorialización hidrosocial es un proceso que comprende la
modificación inacabada de los usos, apropiaciones y significaciones de
una cuenca hidrológica por parte de un grupo para su reproducción
y satisfacción de sus necesidades vitales que pueden ser materiales o
simbólicas.

Metodología
Este trabajo se realizó a partir de una metodología cualitativa, inicial-
mente se realizó una revisión teórica y documental en la cual se reco-
pilaron datos secundarios de tipo estadístico e histórico. Después se
desplegó un proceso etnográfico con apoyo de 26 entrevistas semies-
tructuradas y 3 grupos focales con actores de la comunidad de Plata-

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 293


nitos, Santa María del Oro, Nayarit, México divididos en cuatro grupos:
amas de casa, pescadores, ganaderos, campesinos y la colaboración de
informantes clave (médico, líderes de organizaciones) y autoridades
tradicionales o ejidales.
Finalmente, se llevó a cabo el proceso de análisis mediante la meto-
dología de la teoría fundamentada (Grounded Theory). Es un método de
investigación en donde la teoría surge de los datos (Glaser y Strauss,
1967), esta metodología comprende tres etapas: la codificación abierta,
codificación axial y codificación selectiva, enseguida los datos fueron
sistematizados mediante el software Atlas. Ti.
Para lograr analizar al interior de las dinámicas de reproducción de
la comunidad y determinar las configuraciones en el territorio hídrico
fue necesario el estudio de tres componentes funcionales en la cons-
titución y articulación de un territorio hidrosocial: 1) La reproducción
social para este trabajo comprende la relación humano-río, desde las
formas de habitar, usar, gestionar, aprovechar y producir un recurso
natural. Son los procesos biológicos, sociales, materiales y simbólicos
que están presentes en la esfera de lo económico y político, que derivan
de la interdependencia productora de una sociedad en un entorno
biofísico (Pelayo, 2020). 2) Repertorios culturales y significaciones invo-
lucra el sentido simbólico y el sistema de valorización en cuanto un
recurso natural, así como la identidad que se construye a partir del
entrelazamiento cognitivo y emocional que se tiene sobre el recurso.
Son las prácticas arraigadas al entorno, basadas en adquisición de
conocimiento de los componentes ecológicos, ambientales, geográficos
y sociales. Implica la generación de conocimiento ecológico, saberes
y habilidades que se co-producen en la relación entre humanos y no
humanos. 3) Apropiación, envuelve las formas de control, apropiación y
poder que se gestan alrededor del recurso natural, así como las moda-
lidades en cómo se posee un recurso, a favor de quién.
Como parámetro temporal de estudio se manejó el periodo que
comprende del año 1968 (constitución legal del ejido) al año 2017.

294 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


También se clasificaron tres periodos histórico-geográficos de la comu-
nidad de Platanitos clasificados de la siguiente manera: territoriali-
zación primaria (1968-2007), reterritorialización post-presa (2007-
2010) y por último reterritorialización crítica (2010- actualidad).

Resultados
Para dar respuesta al objetivo principal de este artículo se realizó un
estudio de caso en la comunidad de Platanitos perteneciente al Ejido
de Cantiles en el municipio de Santa María del Oro, ubicada en el
territorio de la cuenca del embalse de la Presa Hidroeléctrica Leonardo
Rodríguez Alcaine “El Cajón”. Limita al Norte con el estado de Jalisco;
al sur con este mismo estado y con los municipios de Ixtlán del Río
y Jala y al oeste con Santa María del Oro (Mapa 1). Las coordenadas
GPS: Longitud (dec): -104.462500, Latitud (dec): 21.371944 la comu-
nidad se encuentra a una altura de 764 metros sobre el nivel del mar
(inegi, 2010).
El Ejido de Cantiles tiene el nombramiento legal como tierras de
uso común. La composición legal del Ejido de Cantiles está confor-
mada por 52 ejidatarios activos y 15 avecindados y una parcela escolar
(Acta dura, 1990). El Ejido tiene una superficie de 16-21-10.680
hectáreas con base al sistema de coordenadas transversal (ran, inai,
Folio 1511100053617, ran, 2017). El Ejido de Cantiles o Pescuezón,
se constituyó de forma legal el 3 de febrero de 1968 (R. Burgara, comu-
nicación personal, 19 de junio, 2017). La comunidad de Platanitos se
inauguró en 1977 por los antiguos habitantes de Cantiles ( J. Cruz,
comunicación personal, 23 de enero de 2018).
El río Grande Santiago forma parte del sistema hidrológico
Lerma-Chapala-Santiago, la conformación y dimensión de este sis-
tema hídrico ha forjado el aprovechamiento del afluente desde el año
1893 con la inauguración de la hidroeléctrica El Salto. En el año de
1993 da inicio la construcción de los proyectos en el estado de Nayarit;

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 295


la Presa Hidroeléctrica Aguamilpa, Solidaridad; para el abastecimiento
de los distritos de riego más importantes del occidente del país y la
generación de energía eléctrica (De Anda y González, 2013).

Mapa 1. Ubicación de Platanitos, municipio de Santa María del Oro,


Nayarit, México

Fuente: Elaboración propia a partir de Arcgis e inegi. Base cartográfica mediante


el Sistema para la consulta de Información Censal (scince-2010).

En el año 2007, se inaugura el Proyecto Hidroeléctrico Leonardo


Rodríguez Alcaine, mejor conocido como El Cajón, la finalidad de
esta presa fue exclusivamente la generación de energía eléctrica. En
el año 2012 se inauguró la Presa Hidroeléctrica Alfredo Elías Ayub
también conocida como “La Yesca” destinada para la generación de
energía eléctrica. Los proyectos hidroeléctricos El Cajón y La Yesca en
el estado de Nayarit, fueron obras públicas financiadas por fondos de
Proyecto de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (pidiregas),
los cuales arrancaron en 1996, estos financiamientos devienen de orga-

296 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


nismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo
(bid).
La obra hidroeléctrica Leonardo Rodríguez Alcaine “El Cajón”,
considerada la segunda más grande del estado tiene una capacidad
de generar 750 megawatts de energía, una longitud de 640 metros,
178 metros de altura (conagua, 2014). Los impactos ambientales,
socio-económicos y culturales que ocasionó fueron los siguientes: la
inundación de 3,942 hectáreas de las cuales 719 hectáreas pertene-
cían al Ejido de Cantiles. Esto ocasionó la pérdida de agostaderos y
cultivos agrícolas cerca del río, pérdida de lomas, también la pérdida de
cubierta forestal causando el aumento de la temperatura y disminución
de la humedad del ambiente (Kothari, et al., 2012). Otro impacto fue
la conversión del ecosistema lótico a ecosistema léntico, esto significa
un escaso o nulo flujo de agua en un cuerpo hídrico. La transición
del ecosistema lótico a léntico generó las condiciones idóneas para la
proliferación de la especie tilapia (Oreochromis), consecuentemente la
activación de la pesca comercial.
Los procesos de reterritorialización en el espacio que comprende
el embalse de la Presa Hidroeléctrica el Cajón, se presentaron con
cambios significativos en tres componentes: reproducción social, reper-
torios culturales y significaciones y apropiación hidrosocial. Este fenó-
meno se presentó en tres momentos de la historia antropogénica del
río Santiago, en la microregión del embalse de la Presa el Cajón.

Territorialización primaria (1968 a 2007)


En el año 1968 mestizos provenientes de las rancherías serranas y
Wixárikas de la Yesca del estado de Nayarit ( J. Cruz, comunicación
personal, 23 de enero de 2018), estuvieron asentados en la comunidad
de Cantiles (lugar ubicado a 3 kilómetros de Platanitos). La zona era
tierras libres utilizadas para actividades agropecuarias y de traslado de
ganado.

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 297


A partir de una rudimentaria organización local los mestizos e
indígenas llevaron a cabo un reparto de tierras en el Ejido, con la inten-
ción de consolidar la comunidad de Platanitos se presentaron incon-
formidades por parte de los ganaderos y los indígenas sobre las conce-
siones a éstos últimos. Esto generó disputas y muertes entre mestizos e
indígenas que generaron el abandono de algunos indígenas quienes se
desplazaron hacia la Sierra de Jalisco y parte del territorio de La Yesca,
pero encontraron que en ese territorio no había tierras de cultivo.
Esto generó que los wixarikas que habían migrado aunado a otros
indígenas de la comunidad de Guadalupe de Ocotán arribaran a la
zona para reterritorializar, el nuevo espacio que sería la localidad de
Platanitos. Los motivos que estimularon el retorno de los wixarikas
fueron el despoblamiento de la antigua localidad de Cantiles y la
existencia de abundantes ojos de agua y manantiales colindantes (R.
Burgara, comunicación personal, 19 de junio, 2017). Es así como Plata-
nitos se inauguró en 1977, producto de una recolonización por parte
del grupo wixárika:

[...] sin tener un espacio específico de decir es mío de terreno y hasta


que se organizan y bueno hay pleitos y se matan algunos y huyeron, y
se dan cuenta algunos indígenas que vivían en la sierra, en Guadalupe
Ocotán y en Jalisco y se vienen a Cantiles y entonces se empiezan
hacer ellos comunidad y celebrar sus fiestas y identificarse y es cuando
el gobierno les hace más caso a ellos que los que se salieron de ahí.
(Informante clave, 57 años, 12 de diciembre de 2017, Santa María del
Oro, Nayarit)

La reproducción social del territorio hídrico del embalse se confi-


guró a partir de los usos y representaciones que los wixárikas tenían
sobre el cuerpo hídrico. Mientras para los mestizos el río se utilizaba
como ruta de acceso y abastecimiento a una red de rancherías serranas
y un espacio donde se desarrollaba la actividad ganadera a partir del

298 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


uso como un agostadero natural para la alimentación del ganado.
Para los wixárikas el río se convirtió en un recurso donde se consoli-
daron fuertes repertorios culturales y significaciones, esto contribuyó
a la construcción de una territorialidad wixárika co-producida por
su habitabilidad en el río debido de la existencia de sitios sagrados y
la realización de ceremonias donde se realizaban prácticas de culto y
veneración a deidades propias de la cultura Wixarika. La construcción
de esta territorialidad quedó de manifiesto con la existencia de cinco
sitios sagrados al interior del río.

Los lugares sagrados eran cinco y en el dialecto tienen su nombre:


uno se llamaba “rapavilleme” que significa: “La lluvia”; otro lugar
“teiamushio”, que significa “Nuestra madre “. Ya no existe ninguno.
(Campesino, 60 años, 19 de junio de 2017, Santa María del Oro)

Pese a que la predominancia simbólico-productiva la tenía el maíz,


el río constituía un actante vital en la comunidad para el desarrollo
del culto y el sustento a partir de una pesca eventual. Y también en
el desarrollo de un tipo de agricultura propia de los paisajes fluviales;
la agricultura fluvial, la cual se realiza en los terrenos aluviales que se
producen en los contornos de los ríos. Tienen la particularidad de ser
suelos originados por sedimentos depositados a partir de las inunda-
ciones de los ríos. Son suelos de alta productividad, con nutrientes que
conformar tierras fértiles con buenas cosechas como cultivos de maíz,
pepinos y sandía.
La cultura pesquera se puede comprender a partir del sistema de
valoración y percepción que los pobladores tenían del río como lugar
que proveía alimento. La pesca de subsistencia conformó una plata-
forma para empezar a usufructuar el cuerpo hídrico. Los habitantes
de Platanitos iniciaron un aprendizaje para el aprovechamiento parcial
del río que comprendió aprender a nadar y manejar técnicas artesa-
nales de captura como el uso del arpón, la caña, el anzuelo y atarraya.

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 299


Las representaciones que se construyeron alrededor del cuerpo hídrico
son parte de la identidad de los wixárikas en cuanto al afluente, para
ellos, representaba una deidad a la cual se veneraba y se realizaba un
sacramento para presentar a los recién nacidos, en retribución a tales
ceremonias el río les otorgaba protección en la enfermedad.

Es el que nos da para vivir bien, que no se enferme la familia. Una vez
los recién nacidos cumplen 5 días de vida, los tenemos que llevar a esos
lugares sagrados tenemos que presentarlos ante el agua, ante el río con
unos rezos y eso les sirve como protección. (Campesino, 60 años, 19 de
junio de 2017, Santa María del Oro)

La apropiación hidrosocial que se manifestó en este periodo, corres-


ponde a una apropiación comunal basada en componentes culturales y
productivos. La ocupación del espacio hídrico estaba determinada por
la existencia de sitios sagrados y espacios de cultivos para el sustento
de los wixárikas. Este contexto expresa la presencia de un bien común
donde existe un libre aprovechamiento. Este tipo de economías indí-
genas presenta un tipo de apropiación de los recursos naturales, basado
en una lógica de autonomía y prácticas productivas fundamentadas
preponderantemente por el valor de uso de las fuentes materiales de
vida, cuya finalidad es el desarrollo de la reproducción social solo como
garante para el sustento.

Pues para nosotros como indígenas, que somos huicholes, es un Dios


sagrado, es una madre naturaleza, creemos que hace milagros, por
eso nosotros lo conservamos, a veces estamos en contra del gobierno,
que ahí afectó que hayan hecho la presa, se inundaron partes o sitios
sagrados que nosotros consideramos que hay dioses que están grabados
en piedras, formas, por eso nosotros nos enfrentamos sobre de eso
que están obstruyendo la naturaleza (…) no podemos ir a dejar una

300 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


ofrenda, por eso no estamos de acuerdo con esas cosas. (Pescador, 39
años, 19 de junio de 2017, Santa María del Oro, Nayarit)

Reterritorialización post-presa (2007 al 2010)


El proceso que conllevó la construcción de la hidroeléctrica El Cajón
en primer lugar fue un cambio ecológico que implicó una separación
material y simbólica. En el caso de la inundación de tierras de cultivos
aluviales, su desaparición generó un gran impacto en los medios de
subsistencia de los pobladores, estos cultivos caracterizados por ser
gratuitos permitían la alimentación de diversas familias que poblaban
los contornos del río.
Después de esta ruptura se conformó un nuevo espacio productivo
vinculado al nuevo ecosistema, la actividad pesquera. Tuvo su auge los
primeros tres años después de la construcción de la hidroeléctrica y
se constituyó como fuente de empleo y sustento. Esta fase se carac-
teriza por una amplia gama de elementos que redefinieron la base
socio-productiva del territorio hidrosocial. La primera característica
fueron cambios en los hábitos de consumo debido al aumento de poder
adquisitivo en los pobladores.
La pesca comercial orientó a los nuevos pescadores a desplegar
procesos necesarios para su propio desarrollo; tales como, la organi-
zación de sociedades cooperativas para capitalizar la captura pesquera.
Esta organización se realizó con la finalidad de maximizar beneficios
comunitarios y tener un capital económico que posibilitará la adqui-
sición de nuevos medios de producción para seguir llevando a cabo la
pesca. Actualmente existen 18 cooperativas en el embalse de la presa El
Cajón, 18 permisos de pesca, 546 pescadores, 157 embarcaciones y 185
redes. En el Ejido de Cantiles se encuentra la cooperativa “Ejidatarios
de Platanitos, S. C. de R.L. de C.V.” inaugurada en 2007 compuesta
por 58 pescadores, la especie que extrae es escama de agua dulce deno-
minada tilapia (conapesca, 2017).

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 301


La figura de la cooperativa fue determinante en la incorporación
de instituciones como sagarpa y conapesca enfocadas a la regulación
de la captura de especies ribereñas. La incorporación de instituciones
gubernamentales condicionó el escenario para una apropiación formal
del territorio hídrico por parte de los nuevos pescadores a partir de los
permisos de pesca. Implicó la reglamentación de la actividad pesquera
mediante lineamientos de captura de la especie tilapia, así como la
veda. Además, posibilitó la capacitación a los pobladores sobre la pesca,
las artes de pesca y la preservación de la especie.
Las nuevas formas de reproducción social en Platanitos compren-
dieron un súbito proceso de aprendizaje, trayectoria donde se generó
la transición productiva e identitaria del coamilero de llanura a un
pescador de embalses. Los pescadores han generado una serie de cono-
cimientos locales sobre la especie de captura, aprendieron los ciclos
reproductivos de la tilapia, los tiempos de alimentación de la especie y
la asociación de factores ambientales como la temperatura del agua, el
clima y las coloraciones y condiciones del río que posibilitan una buena
pesca o que les indican una mala “racha”.

Primeramente hay que saber nadar, por algún accidente que haya, se
te voltea el cayuco y para que puedas nadar, porque si no saben nadar,
les gana la desesperación, ahí es la experiencia. Conocer a la especie, ¿a
qué hora tragan?, ¿a qué hora dejan de tragar?, ¿a qué hora descansan?,
¿a qué hora salen? Por ejemplo, la tilapia sale a tragar a las 9:00 a 11:00,
comen lama, ahí se aprovecha ese momento, pasando esa hora ya no
salen. Hasta las 6:00 de la tarde vuelven a comer. (Pescador, 39 años, 19
de junio de 2017, Santa María del Oro, Nayarit)

Los nuevos pescadores tuvieron que aprender nuevas técnicas de


pesca reglamentadas por las instancias gubernamentales para la protec-
ción ecológica del río y la especie, esta modificación fue una reterrito-
rialización cognitiva debido a que sus primeros conocimientos estaban

302 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


basados en artes de pesca artesanales. La transición colocó a las artes
de pesca tradicionales como el arpón, la caña, el anzuelo y la atarraya
en artes de pesca ilegal.

Algún cambio en las estrategias de pesca, no, desde que iniciamos nada
más por reglamentos de gobiernos, es que, nos están obligado a que
como cooperativa tenemos que utilizar motores ya no de dos tiempos,
sino que, de 4 tiempos de pura gasolina, para no dañar el ambiente
(…) Aunque pos ahorita se están metiendo muchas estrategias que nos
perjudican, como hace rato me decías alguna otra forma de pescar y sí,
hay muchas, pero ya ilegal (…) son ilegales, una de ellas son pescar con
arpón, con caña o anzuelo, pescar con atarraya tampoco está dentro del
reglamento. (Pescador, 31 años, 20 de julio de 2017, Platanitos, Santa
María del Oro, Nayarit)

Estas trayectorias de aprendizaje constituyeron una meseta para la


formación de una nueva cultura pesquera y una identidad fortalecida
a partir del sentido simbólico que representa el río para el pescador. El
cuerpo hídrico se ha colocado como un dispositivo socio-cultural muy
importante para la comunidad. Los habitantes de Platanitos han resig-
nificado el embalse, a partir de su aprovechamiento como espacio que
les proporciona alimento y fuente de trabajo, así como la experiencia de
los procesos de aprendizaje de la pesca.
La apropiación y control del embalse fue ejercido por los nuevos
pescadores mediante los estatutos y permisos por conapesca les
otorgó para llevar un control de la capacidad de pesca. Pese a que la
regulación de la pesca estaba dirigida por instancias gubernamentales,
los pescadores locales definían sus técnicas de arte, cantidad de mallas
tendidas, horarios de pesca, y propias normas de captura.

ahorita tenemos nosotros 30 mallas tendidas es lo más que se pudo


tender, el espacio que tenemos, cuando sube a su nivel pues tendemos

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 303


como unas 150 mallas y nosotros cuando sube es un espacio grande.
(Pescador, 31 años 03 de septiembre de 2017, Platanitos, Santa María
del Oro, Nayarit)

Reterritorialización crítica (2010-actualidad)


Esta fase se caracteriza por el riesgo de la reproducción de la tilapia y
la integridad de los pescadores de Platanitos. La fase anterior condi-
ciona el escenario para el arribo de nuevos actores: pescadores externos
y grupos delictivos en el territorio hidrosocial. Los pescadores locales
fueron presionados para intensificar la pesca por el acaparador comer-
cial, quien ha monopolizado la pesca en el embalse.
Además, los pescadores externos implementaron prácticas en
contra de las normas de captura; pescaban todo el año y no respe-
taban el periodo de veda estos nuevos actores eran protegidos por el
acaparador y grupos delictivos. En esta fase se capturaron especies
muy jóvenes que no empezaban su etapa reproductiva, debido al uso
de un calibre de malla más pequeño que la medida reglamentaria (4 ½
pulgadas). El nivel de captura ha tenido un descenso, del año 2010 al
2016 hubo una baja de 58% de la producción capturada en la coopera-
tiva de Platanitos (conapesca, 2017).
La identidad pesquera se manifestó a partir de la preocupación
de algunos de los pescadores sobre la crisis socioambiental y sobre la
amenaza que representaban los grupos delictivos y el acaparador en su
integridad física y su territorio. Algunos pescadores reconocieron la
presión que se ejerció en la especie, desarrollaron una conciencia ecoló-
gica sobre su conservación. Deseaban organizarse para respetar los
periodos de veda y lineamientos de pesca para lograr la continuidad de
la pesca, empezaron devolviendo el producto joven al río, respetando
los periodos de veda y las horas para tender las mallas. Sin embargo, el
contexto de criminalización y violencia en el embalse ha obstruido
el pleno cuidado de la especie.

304 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Todo está en cuidar nada más, unos dos años que se cuiden la pesca
en tiempo de veda habría recuperación. La experiencia de Aguamilpa
se acabó el pescado también y se organizaron y empezaron a cuidar
dos o tres años y hubo recuperación y siguieron manteniéndose del
embalse, cuidar y proteger el embalse y allá producción (…) Y si noso-
tros cuidamos vas a pelear con … llega uno a pescar a la presa te pones
al tú por tú y ... esos cabrones eran de gobierno los que andan cuidando
el charco, allá se mataron en el charco, no fue de okis. (Grupo focal
de pescadores, 03 de septiembre de 2017, Platanitos, Santa María del
Oro, Nayarit)

Existen otros pescadores locales que se han visto orillados a llevar


a cabo “la pirateada”, actividad que consiste en pescar en periodos de
veda, pescar en espacios del río ajenos y/o entregar a otros acapara-
dores la captura. Los argumentos para realizar la pirateada han sido la
subsistencia y el buen pago de la captura en este periodo que se desa-
rrolla en “las secas”.

Es una práctica que hacen los locales y los ajenos a la zona, cuando tú
dejas de pescar se meten ellos, si o si, tienes un espacio que no utilizas,
ellos se meten y a eso le llamamos piratear, porque no te corresponde
por eso son piratas y no les corresponde pescar ahí (…) de un tiempo
para acá es gente extraña porque en 2010 empezó a meterse la maña,
la delincuencia organizada que pescan en veda y se llevan la mojarra
ovada y actualmente no hay población de peces. (Informante clave, 57
años, 12 de diciembre de 2017, Santa María del Oro, Nayarit)

Se desarrolló una captura despótica del territorio hidrosocial,


mediante la apropiación económica y territorial por parte del acapa-
rador y los grupos delictivos, la captura total por estas lógicas mercan-
tiles y criminales operaron en contra del pescador local, diezmando sus
medios de subsistencia y dispositivos culturales. Fueron víctimas del

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 305


cobro de piso, que consiste en descontar una cuota alícuota al kilo de
tilapia capturado, la cual se distribuye en el pago a la sociedad coope-
rativa y en el pago por el uso del territorio hídrico.

Discusión
El proceso de reterritorialización hidrosocial es un movimiento conco-
mitante y complementario de una condición anterior a otra nueva
condición (Guattari y Rolnik, 2006). No siempre implica un cambio
de control de un determinado espacio de un grupo hegemónico por el
despojo de otro, especialmente, en las dos primeras fases resultantes de
este análisis, se cogenera en simultaneidad y es multiterritorial, como
asevera Haesbaert (2011) es una imbricación de múltiples relaciones
de poder, un campo de fuerzas para Souza (1995). Tal es el caso, de la
territorialización primaria consumada por el grupo wixárika y mestizos
la cual mediante disputas se generó un ambiente de hostilidad y el
despoblamiento parcial de la zona de Cantiles. Tal condición, fue un
escenario oportuno para el repoblamiento exclusivo del grupo étnico
wixárika quienes se establecen en la región y dan inicio a la confor-
mación de la comunidad y un sistema de representaciones partiendo
desde el aprovechamiento del suelo para la agricultura, la ganadería
y el río para la pesca eventual, efectuándose según Guattari y Rolnik
(2006), una apropiación y simultáneamente una de subjetivación reali-
zada sobre sí misma.
El río además de ser un espacio idóneo para el desarrollo de la acti-
vidad ganadera también representaba una ruta de acceso y una puerta
de abastecimiento a la red de rancherías serranas. Para los wixárikas,
el afluente fue un recurso con una fuerte representatividad simbólico-
cultural lo cual contribuyó en la construcción de una territorialidad
fundamentada en la relación ontológica con algunos sitios sagrados
que se encontraban al interior de éste.

306 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


El segundo periodo denominado reterritorialización post-presa se
presentó de forma funcional y simbólica, llevado a cabo por parte del
mismo grupo wixárika y algunos mestizos a partir de la construcción
de un nuevo modo de vida como lo fue la pesca comercial desde la
lógica mercantil, es un claro ejemplo de cómo los procesos macro-
estructurales y la expansión del modelo neoliberal (Swyngedouw, 2005;
Ibarra, y Talledos, 2015; Ávila, 2016) se enquista en los territorios
hidrosociales a partir de la mercantilización de los cuerpos hídricos.
Esto quiere decir que los pobladores adoptaron el nuevo paisaje
fluvial como un espacio productivo donde la modificación del ecosis-
tema fluvial posibilitó la construcción de nuevas actividades como la
pesca comercial que favoreció en la construcción de una nueva terri-
torialidad cultural. En esta etapa se presenta un cambio en las formas
de habitar y aprovechar el río por parte de los pobladores, involucra
el cambio en el sistema de valorización que el usuario tiene sobre el
recurso, así como, la reconstrucción de la identidad que se modifica
a partir del entrelazamiento cognitivo y emocional que se tiene del
afluente. Estas transformaciones derivaron en una nueva forma de apro-
piación legal y productiva por parte del pescador local, pero también
implicó una desterritorialización simbólico-cultural de los wixárikas
con la eliminación de los cinco sitios sagrados que se encontraban al
interior del río, como lo afirmaron Bartolomé y Barabás (1990) cuando
encontraron profundos impactos en la matriz cultural de las comuni-
dades afectadas por la hidroeléctrica Cerro de Oro.
En la tercera etapa denominada reterritorialización crítica si es
posible observar una reterritorialización por el despojo de un grupo
hegemónico sobre otro. Actualmente existe un escenario de estrés
socio-ambiental que ha generado una competencia por la captura
de la tilapia entre los pobladores del Ejido lo cual ha fomentado la
transgresión de normas ambientales y de pesca. El escenario mani-
fiesta un forcejeo entre los pobladores y actores externos, donde éstos

Reterritorialización hidrosocial. Trayectorias productivas y socioculturales... 307


últimos paulatinamente se apropiaron de los espacios físicos, sociales y
político-administrativos del territorio hidrosocial (Damonte, 2015).
El proceso de reterritorialización por parte de los pobladores se
presenta a partir de la obstrucción del uso libre el embalse y se traduce
en la pérdida del espacio hídrico, así como, una violenta adaptación a
las nuevas formas de gobernanza hídrica clandestina impuestas por
los nuevos actores hegemónicos del espacio fluvial. La resistencia y
el descontento de los pescadores locales sobre esta reterritorialización
forzada se revela en sus expresiones que aluden a una necesidad de
proteger el río y la especie de captura “tilapia”.

Conclusiones
La forma de apreciar el proceso de la reterritorialización hidrosocial
será a partir de concebir tal fenómeno como un cambio incesante y
complementario entre dos estadios que se presentan en trayectorias
concomitantes de territorialización y desterritorialización. Es un aban-
dono y construcción de un nuevo territorio sobre otro, esto propicia
que en ocasiones no desaparezcan las especificidades anteriores, sino
que se conjuguen en una nueva, tal como se evidenció en la construc-
ción del contexto de mercantilización y criminalización en la micro-
región del embalse.
La reproducción social, los repertorios culturales y significaciones
y la apropiación hidrosocial de los habitantes tuvieron sus modifica-
ciones a lo largo de la transición biofísica de un río a un embalse. Esto
aporta evidencia del carácter evolutivo inacabado e interconectado de
la territorialidad, y la reconfiguración material y simbólica que repre-
sentó la intervención de la hidroeléctrica. La interacción entre actores
locales, externos, el surgimiento de redes de poder y el ejercicio de éste
por parte de los actores externos sobre los habitantes generó la co-
producción de un entorno altamente violento y expropiatorio. Donde
los habitantes locales fueron esquilmados productiva y existencial-

308 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


mente por actores ajenos, cuyo objetivo era ampliar el margen de
captura y usufructuar el ingreso de los pescadores locales a partir del
cobro de piso.
La trayectoria comunitaria revela pérdidas materiales e inma-
teriales, procesos en constante permuta, la imbricación de múltiples
territorialidades y estrategias de respuesta de los actores locales para
garantizar la existencia comunitaria. Los nuevos pescadores vivieron
una lucha continua por la conservación del afluente a costa de las
amenazas y los actos violentos por parte del nuevo grupo hegemónico,
se generó un contexto de entropía al interior del territorio hidrosocial
con una ausencia de instancias que regulan las dinámicas de captura y
que promovieron la seguridad de los pobladores.
Esta modalidad de reterritorialización puso en riesgo la subsis-
tencia de los pobladores de Platanitos y del ejido de Cantiles, la repro-
ducción de la especie tilapia y la protección del entorno ecológico, pero,
sobre todo, tiene implicaciones en el tejido social y la vida comunitaria
que se adaptó a la ilegalidad y a condiciones de vulnerabilidad.

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312 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capítulo xii.
Mirada al pasado con los ojos del presente.
Al rescate del patrimonio hidráulico en la
cuenca del río Turbio

martín sánchez rodríguez *


octavio gonzález santana **

Introducción
Los fenómenos hidrometeorológicos (ciclones, huracanes, ondas tropi-
cales y efectos del Niño y La Niña) a los que está expuesto México y
todo el mundo, se manifiestan en inundaciones y sequias que afectan
las localidades marginales y áreas agrícolas. Para el caso de México y en
particular para los habitantes de la cuenca del río Turbio, la pendiente
del terreno, la cercanía de los centros de población (urbana y rural), la
inadecuada infraestructura, los problemas de azolve y el mal mante-
nimiento de los cauces, ha provocado una serie de inundaciones de
ciudades, pueblos y villas, con sus respectivos efectos económicos.
Las respuestas a estas problemáticas han sido variadas. Por ejemplo,
para evitar las inundaciones de las zonas urbanas, el gobierno del estado
y algunos municipios propusieron elevar los bordos del río Turbio o
ampliar su cauce. Otras iniciativas como la del Consejo de Cuenca
del Río Turbio, avalada por varios centros de investigación, recomen-

* Centro de Estudios Históricos, El Colegio de Michoacán, Zamora, México.


Correo de contacto: mlobo@colmich.edu.mx
** Centro de Estudios de Geografía Humana, El Colegio de Michoacán, La Piedad,
México.
Correo de contacto: octavio@colmich.edu.mx

313
daron identificar, reutilizar y reconstruir la infraestructura hidráulica
desarrollada durante los siglos xviii y xix para controlar y aprovechar
las aguas torrenciales del río Turbio y recrear áreas de amortigua-
miento que permitan evitar las inundaciones de los centros urbanos y
puedan ser utilizadas para la producción agrícola a través del uso del
entarquinamiento.

Algunos elementos sobre la cuenca del río Turbio


Una manera de definir el escenario en comento sería señalar que el río
Turbio se localiza en el estado de Guanajuato al centro del país y entre
los paralelos 20º 18' y 21º 19' latitud norte y los meridianos 101º 26'
y 102º 17' longitud oeste. Se trata de un río torrencial que, junto con
el río de La Laja, es uno de los principales tributarios del río Lerma.
Su cuenca ocupa una superficie de 4,715 km2 y abarca diez municipios
de Guanajuato y Jalisco (ver mapa 1). La precipitación anual de lluvia
oscila entre los 600 a 700 mm. Su escurrimiento principal es el río
Turbio con 205 kilómetros de longitud y una pendiente promedio de
40 cm por cada kilómetro. Sus suelos son vertisoles y planosoles con
alto contenido de arcilla, lo que limita su capacidad de drenaje.
De ahí que su poca pendiente y el suelo arcilloso provoca que las
escorrentías en época de lluvias generen inundaciones por el continuo
desbordamiento del río y sus afluentes que afectan las actividades
industriales y agrícolas de las poblaciones como León, San Francisco
del Rincón, Purísima de Bustos, Pénjamo, Manuel Doblado, Abasolo
y Cuerámaro. El crecimiento de las actividades industriales y agrícolas
en la cuenca en los siglos xx y xxi han favorecido el abatimiento de
las aguas subterráneas. (González, 2013: 129-129; Sánchez, 2018). De
acuerdo con Salas (2009: 102), para el año 2009 los niveles estáticos de
los pozos van de los 10 hasta los 150 m y generan un abatimiento de
los mantos que va de los 1.5 a los 5 m por año.

314 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Desde el presente
El entarquinamiento, de manera sencilla, es la construcción de bordos
de tierra que sirven para retener las aguas torrenciales. Además del
beneficio de regulador de corrientes, éste también sirve como recarga
de mantos freáticos, elimina malezas animales y vegetales, desali-
niza el suelo y lo renueva por la incorporación del limo que arras-
tran las corrientes. Finalmente genera un ecosistema de aves, peces y
anfibios. Además de los bordos, el entarquinamiento, identificado en
México como vallado o aniego, fue conocido en Egipto como hods,
en inglés como bassin irrigation, en francés como basan de irrigation
y en Canarias como gavias, también se complementa con otras infra-
estructuras hidráulicas con canales, en ocasiones con presas de deriva-
ción, compuertas y desagües. Puede funcionar con un solo depósito o
una serie de depósitos ubicados en forma sucesiva de acuerdo con la
pendiente del terreno. Su extensión va de las 5 hectáreas hasta las 500
en el caso mexicano o hasta las 50 mil en Egipto cuando aún existían.
(Velázquez et al., 2002, 2008; Sánchez, 2005, 2018).
Los terrenos destinados a cumplir la función de depósitos o cajas
de agua se inundaban en época de lluvias con las aguas torrenciales. Es
importante mencionar que la mayor parte de estos depósitos, una vez
vaciados, servían como tierra de cultivo. Por esta razón, el agua era rete-
nida a lo largo de 4 a 8 semanas entre los meses de junio a septiembre.
Con ello se permitía que el entarquinamiento cumpliera su propósito
de humedecer el suelo, desalinizarlo, renovarlo con nueva materia orgá-
nica o limo, etcétera. Durante el mes de octubre se vaciaban las cajas de
agua en forma sucesiva y se canalizaban hacia la corriente principal del
río. (Velázquez et al., 2002, 2008; Sánchez, 2005, 2018).
Originalmente, esta técnica fue utilizada para cultivos de invierno
como el trigo, el algodón y la lenteja, actualmente sirve para los cultivos
de hortalizas y fresas. Históricamente, el uso del entarquinamiento
como elemento primordial del paisaje agrícola en México ocurrió en
la cuenca del río Lerma y en sus diferentes tributarios como el río

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 315
Turbio. Aunque la forma de captar la lluvia mediante depósitos es muy
antigua en muchas sociedades agrícolas, en el caso mexicano, la región
del Bajío1 permitió que, desde principios del siglo xviii, ocurriera una
transformación socio-económica regional al convertirse en la prin-
cipal zona productora de trigo de la Nueva España y México. En otra
cuenca, la del Nazas-Aguanabal, ubicada al norte de México, el entar-
quinamiento o aniego se implementó a mediados del siglo xix para la
producción del algodón y también generó una transformación regional.
(Sánchez, 2005 y 2018; Chairez, 2005) Sin embargo, esta técnica la
encontramos en todo el país, aunque no con la importancia que tuvo
en las cuencas del Lerma ni en el Nazas-Aguanaval.
La propuesta de rehabilitar el entarquinamiento no ha sido sencilla
en términos políticos, jurídicos, económicos y sociales. Por ejemplo,
desde finales del siglo xix en México se vive un proceso de centra-
lización y federalización respecto al control y usos del agua donde el
gobierno nacional ha puesto las reglas formales para los usos del agua
en detrimento de las autoridades locales. (Aboites, 1998; Sánchez,
1993 y 2005) Para ello han generado una burocracia del agua que ha
modificado su nombre: Secretaría de Fomento, Comisión Nacional de
Irrigación, Secretaría de Recursos Hidráulicos, Secretaría de Agricul-
tura y Recursos Hidráulicos y Comisión Nacional del Agua.
En términos jurídicos, desde su nacionalización en 1917 hasta la
actual Ley de Aguas Nacionales, la Constitución determina que todas
las aguas son nacionales y “prohíbe” su almacenamiento sin autoriza-
ción de la burocracia hidráulica. Sin embargo, como muchos de estos
depósitos son anteriores a la legislación revolucionaria, el entarquina-
miento también está regulado.
En una entrevista con el gerente de la Comisión de Cuenca del
Río Turbio, quien es uno de los impulsores de la reactivación del entar-

1
La región conocida como Bajío se localiza en la parte central de México y forma parte
de la cuenca Lerma. Se trata de una serie de valles aluviales.

316 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


quinamiento, nos informa de qué manera se ha podido lograr que las
autoridades de la Comisión Nacional del Agua permitan la rehabi-
litación de los depósitos. Si una persona solicita almacenar agua, la
respuesta de la Comisión es negativa. Pero, si un usuario de aguas argu-
menta que el depósito sirve para evitar las inundaciones, la autoridad
lo aprueba: en síntesis, no es a través de las solicitudes de almacenar
agua sino mediante el manejo de las inundaciones que se puede captar
agua torrencial.2
Más allá de las cuestiones políticas y jurídicas, el principal pro-
blema de la rehabilitación del entarquinamiento es eminentemente
social. Si bien los estudios académicos han revelado la historia de esta
técnica de riego, las circunstancias de su aplicación en México como
técnica hidráulica para la producción de trigo, algodón y lenteja en
distintos momentos y varias regiones; también han documentado los
procesos históricos que le han afectado.
Por ejemplo, tenemos el reparto de tierras como consecuencia de la
Revolución Mexicana de 1910 y la incorporación de nuevos regantes
(ejidatarios o campesinos minifundistas) que afecto a un sistema de
riego diseñado y operado para la gran y mediana propiedad, es decir,
para las haciendas y ranchos. Estas propiedades con sus antiguos sis-
temas de entarquinamiento o cajas de agua como se les denomina en la
región, que antes del reparto agrario eran operados por un solo hacen-
dado o ranchero, fueron repartidas en uno, dos, tres o cuatro núcleos

“Más bien me di a la tarea de buscar y buscar, y encontré un manual de manejo de


2

inundaciones de la semarnat, donde vienen, se llaman obras de desvío temporal. Te


acuerdas que empezamos llamándolas zonas de entarquinamiento, luego, zonas de
amortiguamiento, luego zonas de almacenamiento temporal, y resulta que el (…) se
llaman desvíos temporales, y están perfectamente justificados y sustentados en ese
manual. Y luego encontré más bibliografía y hay bibliografía que soporta mucho y
sustenta técnicamente con cálculos, fórmulas, el diseño y la disposición de almacena-
mientos temporales para prevenir inundaciones. No es un invento” Comunicación del
gerente del Consejo de Cuenca Alfonso Guzmán.

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 317
ejidales.3 Socialmente, la comunidad de regantes que durante el periodo
de la hacienda era muy reducida, con el reparto agrario se multiplicaron
los regantes y comenzaron a surgir conflictos para decidir si el depó-
sito, que se convertiría en la tierra de cultivo, debería de ser llenado o
no (Sánchez, 2018: 219-220).
Fue lo que ocurrió a la hacienda de Peñuelas irrigada por el río
Turbio. Esta hacienda, que desde el siglo xviii poseía derechos para el
uso del agua torrencial, poseía 1,809 hectáreas, fue repartida en 1930
en siete ejidos: Peñuelas, San Roque de Torres, San Bernardo, Silva,
El Liebrero, El Maguey y San Ignacio de Peñuelas; quedándole al
hacendado una pequeña propiedad de 90 ha. En cuanto al manejo de
los depósitos, cajas o vallados, el reparto agrario complicó el manejo
del agua. De los 23 depósitos, cajas o vallados que tenía la hacienda,
algunos como los del vallado de San Joaquín, el de La Purísima y el de
San Luis, fueron repartidos entre dos o tres núcleos ejidales (Sánchez,
2018: 230-232).
Los efectos del reparto agrario, en cuanto a la organización social
se refiere, fueron muy trascendentes para el futuro del entarquina-
miento. No bastaba como saber manejar técnicamente los depósitos,
también era indispensable ponerse de acuerdo entre los regantes para
llenar, cuánto debería de durar el agua en la caja, cuándo vaciar una caja
que, además estaba vinculada a otras por la pendiente del terreno. A
esto habría que agregar el hecho de que muchos de los ejidatarios que
fueron dotados no eran de la región o no trabajaban como campesinos.
Es decir, no sabían de la técnica (Sánchez, 2018: 233).
El testimonio sintético de los trabajos del reparto en la cuenca del
Nazas-Aguanaval donde se practicaba el entarquinamiento retrata lo
que ocurrió en el Turbio: Primero, las nuevas unidades agrícolas no
fueron unidades económico-agrícolas sino superficies más o menos

3
Cada núcleo ejidal puede estar compuestos por decenas o centenas de individuos o
ejidatarios.

318 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


grandes encerradas dentro de un perímetro. Al desmembrarse la
hacienda se desmembró las unidades agrícolas existentes y su recons-
trucción implicaba gastos muy considerables a los ejidos. Segundo, al
constituirse las pequeñas propiedades se provocó la existencia de un
mosaico de propiedades, “interrumpiéndose la armonía y conformidad
que existían”, es decir, se dificultaba el aprovechamiento de obras
como canales, caminos y puentes a través de servidumbres. Tercero,
no se estableció ningún orden de entrega de los ejidos, “ni siquiera
uno transitorio”. Cuarto, el trabajo de los ingenieros fue defectuoso
pues había ejidos superpuestos o fajas de terrenos que no pertenecían a
nadie. Quinto, el problema de los censos fue uno de los más complejos
pues al final estos resultaron inflados en virtud de que se consideró
capacitados como ejidatarios a individuos que no eran campesinos.
Finalmente, el sexto error fue que la superficie real de riego fue mucho
menos que las que se consigna en las actas de posesión correspondiente
pues se dotaron muchos terrenos eriazos como de riego o eran tierras
que solo se anegaban cuando los ríos traían avenidas máximas (Liga,
1940: 61-62).
Aunque no fue el caso de la cuenca del río Turbio, en otras cuencas
la construcción de las presas de almacenamiento también afectó el uso
del entarquinamiento. Como ocurrió en Egipto con la presa de Assuan,
(Willckoos, 1904), donde la construcción de presas de almacenamiento
cambia la lógica del sistema de riego. En lugar de depender totalmente
de las aportaciones de los ríos en la época de lluvias, hay que esperar su
turno en las tandas de riego de la presa. De esta forma, la infraestruc-
tura de riego vinculada al manejo del agua torrencial para la práctica
del entarquinamiento no tenía razón de ser.
Para agravar la adopción de la técnica del entarquinamiento en el
Turbio hay que agregar el impacto del uso del agua subterránea. Hasta
antes del uso cotidiano de la energía eléctrica y la bomba eléctrica,
el aprovechamiento de las aguas del subsuelo se realizaba a través de
norias movidas por fuerza animal o humana. Posteriormente se usaron

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 319
bombas movidas por vapor o motores de combustión interna. Con la
extensión de la red eléctrica y las bombas movidas por este tipo de
energía no hay necesidad de ponerse de acuerdo con otros regantes
para irrigar sus tierras ni esperar el turno del agua que viene de la presa.
Hoy en día, en casi toda la superficie de la cuenca, los regantes:
pequeños propietarios y ejidatarios tienen varios miles de concesiones
de uso de agua subterránea. Tal como ocurre en otras cuencas de
México, actualmente en el Turbio hay una dependencia importante
del agua subterránea tanto para abasto urbano como agrícola. Esto
ha generado una sobreexplotación de los mantos freáticos y su abati-
miento al punto de generar un déficit. Para el caso del río Turbio, este
déficit en el año de 2008 rondaba los cien millones de metros cúbicos
(González, 2013: 131).
Frente a todos estos impedimentos uno se pregunta ¿para qué sirve
rescatar la tradición del entarquinamiento? La respuesta, como ya lo
dijimos al inicio de este capítulo, tiene que ver con las ventajas que
proporciona para los regantes el uso del entarquinamiento. Y esto fue
lo que motivó para que el Consejo de Cuenca del río Turbio iniciara
su rehabilitación. Un proceso que ha sido tardado; en parte porque los
nuevos agricultores ya no conocen la técnica y también porque tienen
intereses económicos específicos. De esto daremos cuenta después de
que analicemos el proceso de adopción de una tradición.

Los procesos de la tradición de una herencia hidráulica


La tradición es un fenómenos histórico y sociocultural y, de acuerdo
con Carlos Herrejón Peredo, se compone de cinco elementos: el sujeto
que trasmite o entrega, la acción de transmitir o entregar, el conte-
nido de la transmisión, el sujeto que recibe y la acción de recibir. En
apariencia, la tradición parece que solo le preocupa el pasado. Pero en
realidad su sentido es que funciona como puente hacia el futuro. Es
un fenómeno social, aunque la tradición se realiza entre los indivi-

320 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


duos (Herrejón, 1994). Para el caso que nos ocupa, lo que se pretende
transmitir es una técnica de riego (con una serie de componentes de
infraestructura hidráulica), que tiene una larga historia en México y
que en las condiciones actuales se redefinirán sus objetivos originales.
De los muchos elementos que hay que distinguir dentro del paisaje
agrícola de la cuenca del río Turbio, nosotros queremos resaltar dos.
Uno de los más notables dentro de este paisaje es la división de la
propiedad de la tierra. A diferencia de la época de las haciendas donde
grandes potreros y depósitos dominaban el campo, en el paisaje de los
siglos xx y xxi predomina el minifundio de cuatro o menos hectáreas
producto del reparto agrario. El otro elemento que destacaremos es la
existencia de una rica herencia hidráulica que permitía el funciona-
miento del entarquinamiento. Se trata de bordos que hoy se han con-
vertido en caminos por donde circulan vehículos automotores; filas de
árboles en cada lado del bordo que permitían su estabilidad y que eran
necesarias para enfrentar el oleaje del agua almacenada; compuertas y
desagües de calicanto, a veces destruidas y en ocasiones que funcionan
como puentes de los bordos que nos permiten suponer la presencia de
un depósito; canales, etcétera.
Hay un elemento dentro de este patrimonio hidráulico que no es
posible observarlo en los restos materiales. Nos referimos al conoci-
miento que tienen los ejidatarios más viejos de la práctica del entarqui-
namiento. Se trata de un patrimonio intangible que se ha ido perdiendo
por el cambio de generaciones y el olvido de esta técnica.
Es gracias a esta herencia hidráulica y a este patrimonio intan-
gible que hoy en día es posible tratar de poner de nuevo en práctica el
entarquinamiento con propósitos un tanto distintos a los que original-
mente tuvo. Y fue lo que hicieron dentro del Consejo de Cuenca del
río Turbio.
Lo primero que se tuvo que hacer fue ubicar, dentro de la cuenca,
los sitios donde se había practicado el entarquinamiento. Este trabajo se
realizó a partir de utilizar elementos de la geografía histórica mediante

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 321
el uso de la cartografía antigua y de su reinterpretación basada en un
sistema de información geográfica; de la historia basada en el rastreo
documental en archivos; de la antropología a través del trabajo de
campo y de los registros etnográficos que nos permitieron identificar
grupos sociales que intervienen en la cuenca. También se recurrió a la
arqueología de área que permitió la validación del trabajo de gabinete
y, finalmente, se realizaron estudios geofísicos usando el sondeo eléc-
trico vertical para medir la resistividad de los materiales geológicos y
determinar su viabilidad comparándola con la información de archivo
y de campo (González, 2013: 128).
Para los efectos de la rehabilitación de las cajas de agua, lo encon-
trado históricamente, concentrado en el Sistema de Información
Geográfica y validado en el campo, no todos los sitios podían servir.
Para ello se definieron varios criterios. Lo primero fue la cercanía a las
barrancas y río; terrenos que naturalmente se inunden en temporada
de lluvias; terrenos abandonados o de baja intensidad de uso agrícola
y pecuario. Un criterio importante fue la existencia de infraestructura
hidroagrícola que en el pasado estuviera involucrada en la práctica del
entarquinamiento. Es decir, que hubiera evidencias de haber sido un
depósito o caja de agua. También se buscó la permeabilidad de los
terrenos con el objeto de calcular la cantidad de agua que potencial-
mente podía infiltrarse en el acuífero. Pero, el aspecto más importante
estaba relacionado con cuestiones socio-políticas. En otras palabras,
buscar propietarios con disposición a participar en un programa de
entarquinamiento a través del pago por servicios ambientales.
Para poder rehabilitar una caja fue necesario conocer el tipo de
propiedad que predominaba en ese espacio. Recordemos que, por el
reparto agrario una sola caja podía estar repartida entre dos o más
ejidatarios, algunos de un mismo ejido, pero otros también podían ser
de distintos núcleos ejidales. También podría ocurrir que un depó-
sito podíamos encontrar la pequeña propiedad junto con la propiedad
ejidal. Esto nos lleva a la organización social y a los actores claves en la

322 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


negociación, es decir, a la predisposición de los regantes para la recu-
peración de la práctica.
Por todas estas razones se ubicaron cuatro áreas potencialmente
utilizables para la inundación controlada: Purísima del Rincón-Presa
Nueva de Jalpa; Manuel Doblado, Cuerámaro-La Sarteneja y Pénjamo-
Corralejo.
En la primera área se maneja un sistema hidroagrícola confor-
mado por unas 6,000 hectáreas de riego que producen fundamental-
mente maíz, sorgo, trigo, avena y alfalfa. La componen 668 usuarios
donde predomina la propiedad privada. Su infraestructura de riego
está compuesta por dos presas: la presa Vieja, construida durante el
siglo xviii, y la presa Nueva, concluida en 1906. Estos reservorios
se conectan con canales, compuertas y presas derivadoras que controlan
el agua y la dirigen a las tierras de cultivo (Saneamiento, 2012:
645-648).
Aunque la organización social para el riego en esta zona procede
del reparto agrario, la infraestructura hidráulica que funcionó proviene
del periodo colonial. En algún momento, las cajas de agua de las
haciendas de Jalpa de Cánovas y Cañada de Negros dominaban todo
el valle.
La segunda zona: Manuel Doblado, se destaca un sistema de
cuatro estructuras interconectadas para el manejo del agua: la presa
de San Antonio, usada para el cultivo de peces y riego agrícola; la presa
de Los Arrieros, La Recibidora y Los Sauces. Los actores sociales son
pequeños propietarios y ejidatarios de cinco ejidos. En este caso hubo
poca disposición a participar en el entarquinamiento (Saneamiento,
2012: 649-650).
Cuerámaro-La Sarteneja fue la tercera zona. La propiedad de la
tierra se divide entre 1500 ejidatarios y pequeños propietarios que usan
el agua para riego agrícola de una serie de bordos y presas. Por su parte,
en Pénjamo-Corralejo se localizaron gran cantidad de bordos, aunque

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 323
con capacidades de almacenamiento pequeñas y con diverso grado de
asolvamiento (Saneamiento, 2012: 651-652).
La determinación de reactivar la práctica del entarquinamiento, o
como los ingenieros de la Comisión Nacional del Agua les gusta decir,
desvíos temporales para el manejo de inundaciones, fue responsabi-
lidad de la gerencia de la Cuenca del Río Turbio. Este proceso se inició
en el año de 2012 sobre todo en dos zonas: Cuerámaro y Pénjamo-
Abasolo. Aquí, con la información que el equipo de investigación había
realizado, la gerencia, con financiamiento de la Comisión Estatal de
Ecología y del pnuma, lograron que se implementara en 13 depósitos
con un costo de tres millones 700 mil pesos a valor de 2012.

Al rescate del entarquinamiento


en cuanto patrimonio intangible
Tratar de rescatar o reactivar la infraestructura del entarquinamiento
fue necesario recuperar el conocimiento de esta práctica por parte de
los campesinos. Como ya dijimos, era necesario traer al presente un
patrimonio intangible a través de la tradición que los viejos campe-
sinos podían recordar. Por otra parte, el rescate del entarquinamiento
implicaba disfrazarlo bajo el manto de desvíos temporales de agua para
enfrentar las recurrentes inundaciones. En otras palabras, atenuar los
efectos de las descontroladas escorrentías en el contexto del cambio
climático. Para ello, el núcleo duro de este esfuerzo se concentró en
el Grupo de trabajo de Mitigación de riesgos de la Comisión de la
Cuenca del Río Turbio. Todo ello bajo el liderazgo del gerente opera-
tivo de la misma y apuntalado operativamente por Protección Civil
del estado de Guanajuato y económicamente mediante el apoyo de la
Comisión Estatal del Agua de Guanajuato, el Instituto de Ecología
y con el acuerdo político de los gobiernos municipales que integran
Consejo Consultivo de la Comisión de la Cuenca.

324 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Frente a la posición de la Delegación de la Comisión Nacional del
Agua de negar el permiso para nuevas concesiones y recuperar el entar-
quinamiento por el acuerdo o pacto político que pretende proteger
el nivel hídrico del Lago de Chapala, ubicado en el estado de Jalisco,
la alternativa fue usar los volúmenes concedidos para viejos embalses,
pero cuyos volúmenes no se utilizaban totalmente a causa de la pérdida
de capacidad de los almacenamientos. Esta agua no utilizada pero con-
cesionada facilitó el desarrollo de estructuras que permitía su almace-
namiento. Por la ubicación de estos embalses, las áreas más viables se
concentraron en la parte media y baja de la cuenca.
Con financiamiento del Instituto Estatal de Ecología de Guana-
juato se comenzó a perfilar el primer caso de recuperación de la práctica
del entarquinamiento, aunque ahora con el adjetivo de desvío temporal
de aguas torrenciales, en la localidad de La Carroza, municipio de
Abasolo en el año de 2012. Para su implementación fue necesario
realizar varias reuniones de sensibilización con los regantes y, de esta
manera, lograr su aceptación para la realización de talleres orientados a
varios objetivos: la educación ambiental y manejo de residuos sólidos;
la práctica del entarquinamiento en parcelas inundables; implemen-
tación de cultivos en parcelas inundables y, cultivos hidropónicos en
comunidades rurales, todo como estrategia de adaptación al cambio
climático.
Como medida previa a la realización a dichos talleres fue nece-
sario la realización de convenios de colaboración entre el Instituto de
Ecología y la Comisión de Cuenca, al igual que entre la propia Comi-
sión Nacional del Agua y los gobiernos municipales para efecto del
seguimiento respecto de la realización de las obras. Lo que requería
de una evaluación topográfica e hidrológica, de la contratación de los
servicios para la realización y/o readecuación de las obras, en espe-
cial la construcción o recuperación de los bordos y los dispositivos de
entrada y salida controlada del agua. Esto implicaba que los embalses

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 325
no deberían de llenarse en su totalidad, como se hacía de manera tradi-
cional, y que el periodo de retención de las aguas podía variar respecto
de la práctica original, pero con la idea de poder usar la superficie
previamente inundada para la siembra de cultivos y así aprovechar la
humedad, tal y como se hacía en el pasado.

Tabla 1. Infraestructura de entarquinamiento “refuncionalizada”


en la Cuenca del río Turbio
Porción
Localidad Municipio Financiamiento
de la cuenca
La Carroza Abasolo Instituto Estatal de Ecología Baja
El Vallado Purísima del Rincón Instituto Estatal de Ecología Media
Nuevo Jesús del Monte San Francisco del Rincón Instituto Estatal de Ecología Media
Santa Lugarda Manuel Doblado PNUMA Media
San Matías Manuel Doblado PNUMA Media
Tres Villas Cuerámaro PNUMA Media
La carroza II Abasolo PNUMA Baja
Pichatarito Abasolo Instituto Estatal de Ecología Baja
Las Canoas Abasolo Instituto Estatal de Ecología Baja
Pintores Abasolo Instituto Estatal de Ecología Baja
Brinco del Diablo (3) Abasolo Instituto Estatal de Ecología Baja

Fuente: Gerencia operativa de la Cuenca de Río Turbio 2016-2019.

Una vez que se observaron los resultados de reutilizar parte de la


vieja infraestructura para revivir la práctica del entarquinamiento y así
evitar las inundaciones, se hicieron dos obras más en las localidades
de la cuenca media: El Vallado y Nuevo Jesús del Monte, municipio
de Purísima de Rincón la primera y de San Francisco del Rincón la
segunda.

326 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Convencidos de los beneficios de utilizar la herencia hidráulica
los altos funcionarios del Instituto Estatal de Ecología lograron el
financiamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (pnuma) para la realización de obras de reactivación del
entarquinamiento en 4 localidades pertenecientes a municipios de la
porción media de la cuenca, en este caso en Manuel Doblado y Cuerá-
maro. Ante dicho impulso y posicionamiento en el ámbito estatal, es
que se opta por construir cuatro obras más en el municipio de Abasolo
en el año de 2017.

Reflexiones finales
Desde principios del siglo xviii, en la cuenca del río Turbio los hacen-
dados y rancheros modificaron el paisaje agrícola al construir una
infraestructura hidráulica dedicada a la creación de depósitos para
controlar las aguas torrenciales. Estas cajas de agua retenían temporal-
mente el líquido no solo para facilitar las labores agrícolas sino también
para generar humedad, desalinizar el suelo, combatir plagas y crear un
ecosistema. Durante más de doscientos cincuenta años, el entarquina-
miento permitió que esta región formara parte del principal productor
de trigo en México.
Hoy en día, por lo menos en la cuenca del río Turbio, la existencia
del entarquinamiento y la herencia hidráulica que nos fue heredada
ha desaparecido por procesos como, por ejemplo, el reparto agrario
del siglo xx, el uso del agua subterránea y las nuevas técnicas de riego.
Creada con la lógica de la gran propiedad, la técnica del entarquina-
miento en la cuenca ya no responde al minifundio y los campesinos
actuales prácticamente la desconocen y solo queda como parte de su
patrimonio intangible.
Por los beneficios ambientales, ecológicos, de conservación de
suelo y otros, los integrantes de un equipo de investigación, junto con
los directivos de la Comisión de Cuenca propusimos la posibilidad

Mirada al pasado con los ojos del presente. Al rescate del patrimonio hidáulico... 327
de rehabilitar esta práctica. Sin embargo, nos topamos con las restric-
ciones oficiales de evitar el almacenamiento de agua por parte de la
Comisión Local del Agua. No obstante, lo anterior, la búsqueda de
alternativas permitió generar una serie de depósitos donde antes ya se
había practicado el entarquinamiento.
A nivel experimental, es decir, tratar de rehabilitar la herencia
hidráulica construida a lo largo de los siglos xviii, xix y parte del
xx, generó expectativas no solo en el equipo de investigación, en los
líderes del Consejo de Cuenca, entre algunos funcionaros locales y, por
supuesto, entre los agricultores. Sin embargo, cuanto todo pintaba con
un futuro prometedor, sobre todo a partir de una promesa del gober-
nador de la entidad para construir otras 20 zonas de amortiguamiento
al interior de la Cuenca del río Turbio, esto sumaría un total de 33
depósitos, el proyecto se empieza a desdibujar. Parte de las razones son
producto del problema estructural que representan los cortos periodos
de los gobiernos municipales.
Es decir, a pasar del apoyo político y hasta cierto punto de la apro-
bación normativa tácita de parte de las instituciones del orden federal
y estatal, el principal problema surge en la falta de continuidad de
los gobiernos municipales, cuyos periodos apenas abarcan tres años y
donde resulta hasta cierto punto común el cambio de partido y por
tanto de proyectos. Esto repercute en la operación de la Comisión de
Cuenca, en especial el gerente operativo, quien debe de iniciar la labor
de enterar y convencer a los gobiernos municipales en turno de que se
hagan las aportaciones económicas para el funcionamiento operativo
de la comisión y realicen las gestiones frente a las autoridades federales.
Hoy por hoy, rescatar la tradición del entarquinamiento, rehabilitar
la herencia hidráulica que significa las antiguas cajas de agua, depende
en gran media del Instituto Estatal de Ecología quien se haya conver-
tido en el principal financiador de los proyectos para la recuperación del
entarquinamiento y, por tanto, del patrimonio intangible que implica
traer al presente su conocimiento práctico.

328 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


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330 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


capítulo xiii.
Actores y procesos
del hidroarsenicismo en la laguna

hilda georgina hernández alvarado *

Introducción
La Comarca Lagunera, a lo largo de su historia, ha sido foco de aten-
ción en diversos momentos coyunturales, ya sea por el dinamismo
económico en sus orígenes, o por el deterioro ambiental en la historia
reciente. La problemática ambiental regional derivada de la conver-
gencia de variados factores tanto naturales como sociales; la yuxtaposi-
ción de los rasgos propios de las zonas áridas y; las decisiones tomadas
a lo largo del tiempo, por actores individuales y colectivos, configuran
los procesos regionales que en su dimensión medioambiental se carac-
terizan por el deterioro y la sobreexplotación del agua, lo que se expresa
fundamentalmente en el fenómeno del hidroarsenicismo que da lugar
al hacre (Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico), derivado
del consumo prolongado de agua con concentraciones de arsénico
superiores a las que el cuerpo puede eliminar.
En este sentido, conviene aclarar que frecuentemente se utiliza
de manera indistinta los términos “hidroarsenicismo” y “hacre” para
referir al padecimiento derivado del consumo de agua con altos conte-
nidos de arsénico y, por otro lado, el primero de ellos se aplica también

* Universidad Autónoma de Coahuila.


Correo de contacto: hildahernandez@uadec.edu.mx.

331
para referir a una situación o condición, tal y como la palabra compuesta
lo indica “hidroarsenicismo”, refiriéndose así a los altos niveles de arsé-
nico como factor que afecta al vital líquido en un momento determi-
nado. Para fines de este trabajo el hidroarsenicismo refiere al agua en
condiciones de toxicidad y contaminación por arsénico, mientras que el
término hacre alude exclusivamente a una patología médica,

…Se conoce como Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico


(hacre) a la enfermedad causada por el consumo crónico de agua con
niveles elevados de arsénico (As). Se caracteriza por presentar lesiones
en piel y alteraciones sistémicas cancerosas y no cancerosas. La expo-
sición prolongada al As a través del agua de bebida y los alimentos se
relaciona con un incremento en el riesgo de padecer la presencia de
lesiones dérmicas, tales como hiperqueratosis y cambios en la colo-
ración de la piel (hiper o hipopigmentación), así como cáncer de piel,
pulmones, vejiga y riñones. (Yanicelli, 2015).

El hidroarsenicismo en la Región Lagunera, en el norte de México,


es producto de la yuxtaposición de las condiciones naturales y la actua-
ción de actores sociales que han transitado por diversas etapas, desde la
demanda de atención, la participación en la búsqueda de soluciones y
la asunción de logros, lo que ha derivado en encuentros, desencuentros,
coexistencia, alianzas tensiones y conflictos. Sin embargo, después de
seis décadas del reconocimiento de este fenómeno, el volumen de agua
con altos contenidos de arsénico se ha incrementado, al igual que la
población afectada.
En este contexto, las preguntas que articulan este capítulo son:
¿cuáles son los actores sociales que han intervenido en el proceso social
inherente al hidroarsenicismo en La Laguna?, ¿qué papel ha represen-
tado cada uno de ellos?, ¿cómo han sido sus actuaciones?, y ¿cuáles han
sido las diversas etapas del proceso que ha tenido como resultado el
avance del hidroarsenicismo en la comarca?

332 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Este capítulo presenta parte de los resultados de la investigación
sobre los procesos sociales inherentes a la problemática del agua en La
Laguna y atiende uno de los objetivos particulares del mismo: iden-
tificar a los actores sociales participantes en el fenómeno del hidro-
arsenicismo, reconstruir sus actuaciones y el proceso social vinculado
al fenómeno señalado. Para ello se retoman los conceptos de actores y
procesos sociales como coordenadas teóricas que se articulan a partir
del recurso metodológico que tiene como punto de partida el parale-
lismo desarrollado por Erving Goffman entre la interacción social y la
representación teatral.
En este contexto cabe señalar tres precisiones importantes, en
primer lugar, que las actuaciones observadas por Goffman tienen lugar
en situaciones de copresencia física, mientras que en el análisis que aquí
se presenta se considera a la interacción social como la relación entre
actores individuales o colectivos relacionados directa o indirectamente
con el uso y manejo del agua, lo que puede ocurrir, pero no necesaria-
mente, en encuentros cara a cara. De hecho, de acuerdo a lo observado,
ello ocurre solo ocasionalmente, mientras que generalmente ocurre por
el intercambio discursivo través de comunicados, declaraciones y docu-
mentos formales, entre otras cosas.
En segundo lugar, Goffman (1994) observa la interacción social
con énfasis en las actuaciones y el escenario, con base en ello se extiende
tal estrategia para visualizar a los actores a partir de una tipología, tal y
como en el lenguaje teatral se estila, clasificándolos como principales,
secundarios e incidentales en función de su relevancia y visibilidad
en una representación que tiene lugar en una cambiante dimensión
espacial y temporal. En tercer lugar y, en la lógica de la teatralidad,
se observan las etapas evolutivas del proceso a partir de seis actos que
por sí mismos tienen rasgos y dinámicas que les dan homogeneidad
interna y permiten visualizarlos como momentos con relativa auto-
nomía, pero a la vez interdependientes.

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 333


En este marco el método aplicado comprende dos grandes etapas,
en un primer momento se asume una mirada abarcadora de la proble-
mática del agua en la región derivada de la convergencia de factores
naturales y sociales y; un segundo momento de acercamiento, cuyos
avances aquí se presentan, a una particularidad de la problemática: el
hidroarsenicismo. Para lograr lo anterior se revisaron documentos de
carácter científico sobre el tema, así como material de archivo, particu-
larmente el correspondiente al fondo de la Comisión de Conurbación
de La Laguna. Lo anterior se enriqueció con la revisión hemerográfica
de un periódico local y las entrevistas a informantes clave.

El escenario: La paradoja del agua


En México se ha explicado la problemática situación del agua a través
de la denominada “paradoja del agua” al focalizar la contradictoria rela-
ción entre las condiciones naturales y sociales. Así, se señala que las
zonas del país en que se concentran la población y la actividad econó-
mica son precisamente aquellas en que existe menor precipitación
pluvial. El resultado es que de un total de 653 acuíferos que hay en
el país “Al cierre de 2017 se tenían 105 acuíferos sobreexplotados, 18
con intrusión marina y 32 bajo el fenómeno de salinización de suelos y
aguas subterráneas salobres” (conagua, 2018).
Tal paradoja se expresa regionalmente en la Comarca Lagunera,
ubicada en el Desierto Chihuahuense registra una escasa precipita-
ción pluvial y uno de los más altos índices de evapotranspiración en
el país, sus afluentes superficiales, los ríos Nazas y Aguanaval, tienen
un comportamiento contrastante que se expresa en períodos de
sequía o avenidas importantes, por lo que el agua de origen subter-
ráneo adquiere el papel preponderante, de tal forma que el agua que
consumen los habitantes de la región proviene de ocho acuíferos entre
los que destaca, por el volumen de agua que provee y la zona que abas-
tece, el acuífero principal.

334 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


El manejo social del agua en la región se contrapone a las condi-
ciones naturales señaladas, en tanto el modelo de desarrollo de la zona
tiene como uno de sus pilares a la cuenca lechera más importante del
país en términos regionales, la que para su funcionamiento requiere
grandes volúmenes de agua, principalmente de origen subterráneo, lo
que determina, en parte, la condición de sobreexplotación de cuatro
acuíferos y el decremento de la calidad del agua que de ellos se extrae.
Las planicies del norte y centro de México, con clima árido o
semiárido y precipitación pluvial anual de 400 a 800 mm común-
mente con depósitos aluviales de importantes espesores, con edades
del Cenozoico al Cuaternario, registran frecuentemente problemas de
arsénico en las aguas subterráneas. Las áreas afectadas corresponden a
porciones de los estados de Coahuila, Durango, Chihuahua, Sonora y
San Luis Potosí (Arreguín Cortés, Chávez Guillén y Soto Navarro),
esta área constituye uno de los tres principales ambientes hidrogeoló-
gicos con presencia de arsénico en el agua subterránea en México, el de
acuíferos aluviales.1 Los otros dos ambientes corresponden a las áreas
de actividad minera y de aguas geotérmicas.
En tal ambiente hidrogeológico con presencia de arsénico del
norte de México se localiza La Región Lagunera, por lo que de manera
natural la región se encuentra entre las áreas con mayores alteraciones
en la calidad del agua subterránea, por dilución de sales arsenicales,
en el país. En este sentido el gobierno del estado de Coahuila señala
que “En el municipio de Torreón, el arsénico es de origen natural y su
fuente son principalmente las rocas extrusivas presentes en las capas
geológicas del suelo” (Gobierno de Coahuila, 2014: 8).
En dicho ambiente natural se registran extracciones de agua sub-
terránea superiores a la recarga natural dando como resultado la extrac-
ción de agua con presencia de diversos contaminantes, expresión de


1
De acuerdo a los autores, los otros dos ambientes corresponden a las áreas de actividad
minera y de aguas geotérmicas.

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 335


ello es precisamente el fenómeno del hidroarsenicismo y el hacre, de
acuerdo a Vega Gleason:

En México en 1958 se reconoció que en la Comarca Lagunera se


encontraba una zona de hidroarsenicismo crónico. En las poblaciones
rurales de los municipios de Francisco I. Madero y San Pedro de
las Colonias en Coahuila, y Tlahualilo, Durango, se realizaron entre
los años setenta y ochenta, algunos estudios epidemiológicos que
mostraron una alta incidencia de estados patológicos atribuibles al
arsénico: lesiones en la piel y enfermedades vasculares periféricas (5,
6), inclusive en 1983 en el estudio clásico de Cebrián y colaboradores
se registró en la población San Salvador de Arriba del municipio de
Francisco I. Madero, Coah, con una concentración promedio de arsé-
nico en el agua de 0.411 mg/l, una prevalencia de lesiones cancerosas
en la piel del 1.4% (5). (2009)

Actualmente, los pozos de agua subterránea que registran concen-


traciones de arsénico superiores tanto a la norma internacional como
nacional se localizan también en la zona metropolitana de La Laguna
(Figura 1).

336 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


Figura 1. Concentración de arsénico en la Comarca

Fuente: Comisión Nacional del Agua (s.f ).

Los actores: principales, secundarios e incidentales


Si bien los actores sociales han sido definidos de diversas maneras,
en este estudio se focalizan las actuaciones de los actores colectivos,
entendidos como entidades con cierto grado de organización en torno
a similares –o al menos, convergentes– intereses, percepciones y creen-
cias con respecto a un problema y cuentan con recursos, medios y capa-
cidades para conseguir fines comunes (García Sánchez, 2007).
En lo que concierne a los procesos sociales habrá que considerar
que, según Leopoldo von Wiese, son resultado de la conducta de los

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 337


hombres participantes y de la situación social existente, ambos entre-
lazados, pero con diversa intensidad. La conducta deriva de la indivi-
dualidad más o menos innata y de diversas experiencias. La situación
social, por su parte, depende de los datos objetivos del mundo físico y
exterior y del comportamiento de los demás hombres participantes en
el mismo proceso (Pinto y Uribe, 1959: 486 y 487).
De acuerdo con lo anterior, los procesos sociales se vinculan direc-
tamente con la acción social, por lo que resulta pertinente considerar
la perspectiva de Parsons quien la concibe como proceso en el sistema
actor-situación que tiene significación motivacional para el actor indi-
vidual, y refiere a la situación como mundo de objetos, sean sociales,
físicos o culturales. Es decir, actores individuales o colectivos; entidades
empíricas; e ideas, creencias o símbolos (Parsons, 1999: 18). La acción
social tiene como condición sine qua non a la interacción. En este
marco resulta ilustrativa la reflexión de Djâcir Menezes en torno a la
interacción y el proceso social, así como lo que denomina subprocesos:

El contacto inicia la interacción. Ésta, sin embargo, es ya un proceso


social. En el esfuerzo por ganar la subsistencia, y al lado de los otros,
existe una actividad compleja que se desdobla en un estímulo recíproco
y una reacción, desarrollándose así la experiencia del grupo. La desig-
namos como proceso social… el proceso social se divide en dos direc-
ciones, o en dos grandes subprocesos: a) los que se realizan en torno
del individuo (dispersivo, individualista); b) y los que se realizan en
función del grupo (cohesivo, socializador). (Pinto y Uribe, 1959: 489)

En este sentido, la tendencia que separa o aísla, por un lado, o la que


une y aglutina, por otro, configuran los procesos sociales que pueden,
igualmente, expresarse de diversas formas, por ejemplo, el conflicto, la
cooperación o la subordinación.
En este sentido, el fenómeno del hidroarsenicismo en La Laguna
es resultado de un proceso histórico en el que actúa una diversidad de

338 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


actores que, como en la representación teatral, tienen diferente peso
en cada una de las escenas que transcurren a lo largo del tiempo. Al
mismo tiempo, el escenario asume un importante papel en la represen-
tación, pues posibilita el entendimiento del contenido de la obra. En
este caso, el escenario se caracteriza por las condiciones naturales de la
zona y sus determinaciones en los asentamientos humanos.
Como antes se mencionó, los actores colectivos corresponden a
grupos organizados con intereses comunes y capacidades de diversa
índole para incidir, con sus actuaciones, en el proceso. En ese sentido,
tales actores han tenido una diferencial importancia en cada una de
las etapas-escenas del fenómeno del hidroarsenicismo en La Laguna.
Aplicar un paralelismo con la representación teatral, permite visualizar
las actuaciones de diferentes grupos y sectores de la sociedad en torno
al fenómeno mencionado. En primer lugar, habrá que considerar que
los actores, por la relevancia de su actuación devienen en principales,
secundarios e incidentales de acuerdo a la escena que se desarrolla, lo
cual no es inamovible, sino más bien cambiante a través del tiempo.
Aparecer en el escenario, hacerse visible es una de las características
que confiere relevancia al actor. El tipo de actuación es el segundo
rasgo que confiere relevancia.
Los actores principales en el fenómeno del hidroarsenicismo en La
Laguna provienen del gobierno y la sociedad organizada. En el primer
caso, aun cuando sean de los distintos niveles de gobierno corres-
ponden fundamentalmente a los sectores de la administración pública
cuya función se relaciona directamente con la salud pública, o bien, con
la administración del agua. En el segundo caso, el de la sociedad orga-
nizada, los grupos políticos y académicos han adquirido importante
relevancia a lo largo del tiempo.
Los grupos empresariales han tenido una variedad de papeles,
pues en algunos momentos aparecen como actores principales o como
actores secundarios en otros, al perder visibilidad, aunque no impor-

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 339


tancia por su actuación. Algo similar ha ocurrido con los grupos polí-
ticos y académicos.
Finalmente, puede parecer contradictorio, pero los sectores direc-
tamente afectados por el fenómeno del hidroarsenicismo, los habi-
tantes de las zonas cuya agua de bebida contiene altos contenidos de
arsénico han tenido un papel incidental a lo largo del tiempo, pues aun
cuando en momentos coyunturales han sido fuertemente visibilizados,
su actuación adolece de activismo y participación.

Primer acto: La Metalúrgica es acusada y exonerada


Los rasgos predominantes de lo que hoy se conoce como Región
Lagunera se vinculan a su emergencia como zona de atracción pobla-
cional relacionada con el significativo incremento de la producción
algodonera durante el porfiriato. El auge de este cultivo fue uno de los
principales factores que motivó el crecimiento demográfico de carácter
social, pues los jornales necesarios para su producción estimularon la
llegada de un gran número de trabajadores que se convertirían en habi-
tantes de la región.
Otro de los factores que impulsaron el crecimiento y dinamismo
regional, es la instalación y desarrollo de la industria metalúrgica. A
partir de la creación y operación de la Metalúrgica Mexicana Peñoles
S.A. en 1961, derivada de la fusión de dos empresas, la Compañía
Minera de Peñoles S. A. establecida en 1887 y; la Compañía Metalúr-
gica de Torreón fundada en 1900.
El éxito económico de esta empresa se manifiesta, por un lado, en
que desde 1968 sus acciones cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores y,
por el otro, en que de acuerdo a la misma, es el mayor productor a nivel
mundial de plata afinada y el más importante de bismuto metálico en
América; es líder latinoamericano en la producción de oro y plomo
afinados; se encuentra entre los principales productores mundiales
de zinc afinado y sulfato de sodio y; es una de las empresas exporta-

340 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


doras más importantes de México, con más del 80% de sus ventas en el
extranjero (Industrias Peñoles, 2018).
Precisamente a esta empresa se vincula, según los estudios pioneros
del hidroarsenicismo en La Laguna, a la problemática asociada al arsé-
nico en la región, por lo que, en esta etapa de origen social del fenó-
meno, aparece como actor principal. En 1955 se registró en un perió-
dico local la intoxicación de 27 personas por consumir agua de uno de
los pozos abastecedores de agua potable de la colonia Metalúrgica, en
ese momento se formuló como una de las hipótesis el descuido de la
empresa referida como causa de la presencia del arsénico en el pozo
mencionado (El Siglo de Torreón, 1955, 3 de noviembre). Unos años
después:

El 16 de agosto de 1962, La Unidad Sanitaria de Torreón, Coah.,


se enteró de un brote epidémico grave (40 casos de enfermos y una
defunción), que afectaba a los habitantes de dos colonias aledañas a
una metalúrgica… que procesa 350 mil toneladas anuales de mine-
rales ricos en plomo, azufre, arsénico, cadmio, selenio, talio y otros;
que está parcialmente rodeada de 6 millones de toneladas de escoria
con arsénico soluble y cuyos procesos industriales deficientes arrojan
al aire toneladas de óxidos metálicos de la mayoría de las sustancias
señaladas… sus sistemas hídricos… y el agua del Tajo de La Perla,
han arrastrado el arsénico a más de 120 m de profundidad, contami-
nando los acuíferos de sus pozos y los ajenos. El pozo de la colonia
Miguel Alemán alcanzó hasta 3.9 ml por litro… los estudios epide-
miológicos y clínicos de los 496 habitantes de las colonias, mostraron
en 297 pobladores signos y síntomas y posibilidad en el laboratorio, de
arsenicismo… (Cantellano et al., 1964: 383 y 385)

En congruencia con lo anterior, a finales de 1962, la Dirección de


Higiene Industrial de la Secretaría de Salubridad y Asistencia, a peti-
ción de la Dirección de Epidemiología y Campañas Sanitarias, analizó

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 341


muestras de agua, tierra, grasas, uñas, pelo y orina con el fin de detectar
la presencia de arsénico cuyo resultado positivo obligó que personal
técnico de la primera dependencia investigara a la metalúrgica como
fuente de contaminación (Márquez Mayaudón, 1977).
La importancia que adquirió el problema referido determinó la
participación de otras dependencias como la Secretaría de Salubridad
y Asistencia, los Servicios Coordinados del Estado y la Dirección de
Epidemiología y Campañas Sanitarias, la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social y de Recursos Hidráulicos, además de las autoridades
locales y el personal técnico de la metalúrgica.2
De acuerdo a lo anterior, los tres actores directamente involu-
crados corresponden, precisamente, a los tres grandes factores que
constituyen la dinámica social: el estado, el mercado y la sociedad. El
estado representado por la unidad sanitaria local; el mercado por la
empresa Peñoles y la sociedad de donde proceden los trabajadores y
habitantes de la zona aledaña, quienes fueron directamente afectados
por la operación de la mencionada empresa. Otro aspecto a destacar
es la incidencia de la operación de la empresa en la calidad del agua
subterránea, cuya relevancia se incrementa con el paso del tiempo, tal y
como se verá más adelante.
Los resultados del estudio referido señalaron a la metalúrgica
como la causante de la problemática del arsénico en el agua, así como
las afectaciones a la salud de los trabajadores expuestos en el proceso
productivo y la de los habitantes de colonias aledañas a través del aire
y agua contaminados.

2
En 1964 Cantellano y Viniegra publicaron el artículo “El arsenicismo en la Comarca
Lagunera, Estudio Epidemiológico de Arsenicismo en las Colonias Miguel Alemán y
Eduardo Guerra, de Torreón, Coah” en el cual presentaban los hallazgos concernientes
al fenómeno descrito.

342 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


En el lado sur de las colonias, como a 800 mts. de distancia, comienza
la Sierra de las Noas en la que chocan los vientos dominantes del
verano, que son del noreste, produciendo corrientes ascendentes que
arrastran mayor cantidad de polvo y hacen de esta zona una de las más
afectadas de la ciudad por las tolvaneras. También las corrientes de
aire, en ocasiones, desvían el humo de las chimeneas de la metalúrgica
originando capas atmosféricas de distinta densidad y provocando el
descenso de gases sulfurosos, apreciables por el olfato e irritación de
las mucosas. (Cantellano et al., 1964: 375)

Posteriormente, la metalúrgica dejó de producir arsénico, lo que


muy probablemente incidió en que la percepción de la metalúrgica
como causante de la presencia del arsénico en el agua y el impacto de
su consumo fuera desplazada, dando paso a la atribución de tal respon-
sabilidad a otros actores: a los productores algodoneros y, posterior-
mente, a los agroindustriales lecheros. Muy probablemente la postura
asumida por las autoridades locales en el área de la salud coadyuvó a la
exoneración de la metalúrgica. En este sentido es significativa la enun-
ciación de una autoridad en la materia en esa época:

… en opinión de … ex jefe de la Unidad de Salubridad aquí, la pobla-


ción de la Comarca Lagunera no está bajo ninguna amenaza de enve-
nenamiento por arsénico y, por tanto, dice, los laguneros no deben ser
presas de temores y pánico, pues las causas que originaron el enve-
nenamiento de algunas personas en la colonias ‘Miguel Alemán’ y
‘Eduardo Guerra’, han desaparecido merced a los estudios practicados
y a las medidas adoptadas en la época en que se presentaron tales casos
[afirmó] uno de los integrantes del equipo científico formado por la
Dirección de Higiene Industrial de la Secretaría de Salubridad, que en
1962 llevó a cabo investigaciones y estudios para determinar los casos
de enfermos con llagas y anemia aguda que se registraron en tal año.
(El Siglo de Torreón, 1964, mayo 23)

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 343


La exoneración de la empresa Peñoles como causante de la pre-
sencia de arsénico en el agua fue incentivada por la orientación de
los reflectores hacia el importante uso de insecticidas que intentaban
salvaguardar al cultivo del algodón en la zona, sustento del dinamismo
económico regional. Cabe señalar que el uso de insecticidas con altos
contenidos de arsénico era una tendencia de la época, impulsada por los
agricultores en los grandes campos de algodón del sur de los Estados
Unidos, con quienes existían importantes vínculos, entre otras cosas, de
transferencia de tecnología. La lucha contra la plaga de “el picudo” era,
en esos momentos, una preocupación común y así como lo hacían sus
similares norteamericanos, los productores algodoneros de La Laguna
adoptaron con singular entusiasmo el empleo de estrategias basadas en
el uso de arsénico.
En una nota cuyo título “Los Algodoneros pueden remediar una
amenaza, mediante el Arceniato de Calcio” se señalaba que en Estados
Unidos:

Después de numerosas experiencias, se ha descubierto que el mejor


método para destruir dicha plaga es espolvorear en la planta del
algodón, por la noche, un poco de arseniato de calcio; de esta manera
el rocío es envenenado por el arsénico, y cuando el insecto lo absorbe,
muere al instante. (El Siglo de Torreón, 1923, agosto 28)

Al parecer tal argumento ganó fuerza con el tiempo, pues a la par


que, como arriba se mencionó, la metalúrgica dejó de producir arsé-
nico, la lucha contra la plaga del algodón se mantuvo durante años
con base al uso del arsénico, de tal forma que a finales de la década de
los años 60 se señalaba a ésta como la causante del hidroarsenicismo
derivado de la contaminación del suelo. Se reconocía entonces que en
el combate a los insectos del algodón se habían utilizado de manera
importante compuestos de arsénico afectando la calidad de los suelos
y el agua de la región.

344 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


De 1943 a 1958, explicaron los ejidemiólogos y nutriólogos, los insec-
ticidas que se emplearon en el control de plagas del algodonero en la
región lagunera, fueron fabricados a base de arsénico, y es de presu-
mirse que las substancias espolvoreadas fueron formando una capa en
la superficie del suelo, filtrándose el arsénico por las capas del subsuelo
hasta profundidades indeterminadas, según la consistencia del terreno,
hasta ser arrastradas por las corrientes subterráneas donde permane-
cieron en suspensión. (El Siglo de Torreón, 1963, mayo 16)

Habrá que reconocer que, como ha quedado establecido con ante-


rioridad, el fenómeno del hidroarsenicismo puede tener un origen
natural, antropogénico o ambos. En América Latina en general, la
presencia de arsénico en el ambiente y específicamente en el agua se
debe a factores naturales de origen geológico así como actividades
antropogénicas entre las que destaca la refinación de metales por
fundición y, en menor proporción, por el empleo de plaguicidas arse-
nicales orgánicos en la agricultura y la sobreexplotación de las aguas
del subsuelo. (Castro, 2004: 1). En este contexto, en La Laguna la
presencia de arsénico en los acuíferos se ha relacionado con diversas
fuentes como la actividad hidrotermal, el uso de pesticidas, la industria
minera y orígenes sedimentarios (Álvarez y Uribe, 2006: 24-26). Así,
una vez exonerada la metalúrgica la atención se concentró en el uso de
pesticidas.

Segundo acto: La irrupción del hacre


La problemática de la calidad del agua en la zona no es algo nuevo,
a mediados el siglo pasado ya se reconocía la presencia de la proble-
mática del agua en La Laguna. En 1963 un periódico local se refería
abiertamente a las enfermedades de origen hídrico y a la presencia de
arsénico en algunos ejidos de la región, bajo el título de “Cientos de
personas envenenadas con arsénico en Ejidos Laguneros” se señalaba

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 345


que “ Varios cientos de personas adultas, en su mayoría del sexo feme-
nino, de los ejidos Finisterre, El Salvador, Nuevo Mundo y Covadonga,
del Municipio de San Pedro, son víctimas de un envenenamiento
colectivo al parecer por arsénico”, en ese momento los reflectores se
desplazaron hacia las comunidades rurales. La revisión documental de
la época muestra que a partir de entonces se empieza a utilizar en
La Laguna la denominación de hacre para referirse al Hidroarse-
nicismo Crónico Regional Endémico, a la vez, se incrementaron de
manera importante las investigaciones sobre el tema, particularmente
de organismos gubernamentales del área médica, a los que se sumó,
en el “segundo acto” el sector académico, quien desde la medicina y
la química centraron su atención en este fenómeno regional que se
convirtió en emblemático no solo en la comarca, sino también a nivel
nacional e internacional:

La Comarca Lagunera (acuífero Principal), localizada en los estados


de Coahuila y Durango, es la región más estudiada y la primera en
donde se reconocieron sus problemas por la presencia de arsénico en el
agua subterránea. Los problemas de salud relacionados con el arsénico
fueron por primera vez descritos en la región a principios de la década
de 1960, consistiendo en melanosis, queratosis y cáncer de piel. (Arre-
guín, Chávez y Soto s.f.)3

Desde entonces, el reconocimiento, la tensión y conflictividad


asociada a este fenómeno ha registrado un comportamiento cíclico.
Aún cuando en distintos momentos y con diferentes estrategias se ha
intentado resolver el problema, no solamente no se ha logrado detener,

3
“El origen de la presencia del arsénico en aguas subterráneas no está bien compren-
dido, pero se ha sugerido a la disolución o desorción de los minerales que consti-
tuyen el acuífero (especialmente óxidos metálicos) bajo condiciones oxidantes como el
principal mecanismo responsable, en combinación con las bajas velocidades del flujo
subterráneo, aunado a la evaporación (Smedley, 2003 en Arreguín, Chávez y Soto, s.f.).

346 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


sino que se ha ampliado la zona que se abastece con pozos de agua
subterránea que registran niveles de concentración de arsénico supe-
riores a la norma nacional e internacional, tal y como se verá más
adelante.4
De acuerdo a los estudios realizados por investigadores del área
médica en la región las personas con hidroarsenicismo crónico regional
endémico manifiestan cuatro alteraciones compatibles con el problema
de intoxicación: hiperhidrosis e hiperqueratosis palmoplantar, hiper-
queratosis del tronco y discromía. Adicionalmente han encontrado
que los datos de cáncer y daño hepático, así como los demás datos
son irreversibles debido al tiempo de exposición y al efecto acumula-
tivo del arsénico. (García Salcedo, et al., 2003). La ingesta crónica de
arsénico en el agua se asocia, según los especialistas, a graves pade-
cimientos como los daños en el sistema cardiovascular, neuropatías,
abortos espontáneos, hiperpigmentación cutánea y cáncer (Álvarez y
Uribe, 2006: 24-26).5

“conagua & imta (1992) reportaron concentraciones en el rango 3-443 μg μg L-1.


4

Por otra parte, Del Razo et al. (1990; 1993) encontraron concentraciones en el rango
8-624 μg L-1 y reportaron que el 50% de las muestras contenían más de 50 μg L-1
(n=129). Se han encontrado concentraciones más altas en las áreas de San Pedro,
Tlahualilo y Francisco I. Madero. En este caso, el arsenato, As(V), fue la especie
disuelta dominante en la mayoría de las muestras analizadas. Rosas et al. (1999)
hallaron resultados similares, con concentraciones en el agua subterránea en el rango
de 7-740 μg L-1 (n=73), siendo el 50% superior a 50 μg L-1 y con las concentraciones
más altas en las mismas áreas. Un estudio de conagua (2000), que incluyó el análisis
de 60 muestras de aguas subterráneas, encontró concentraciones de arsénico de hasta
865 μg L-1, con el 55% de las muestras excediendo los 50 μg L-1. Los valores más
altos reportados también se encontraron en el área de Tlahualilo en la porción norte
de la cuenca” (Arreguín, Chávez y Soto, s.f.).
“…Se conoce como Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (hacre) a la
5

enfermedad causada por el consumo crónico de agua con niveles elevados de arsé-
nico (As). Se caracteriza por presentar lesiones en piel y alteraciones sistémicas cance-
rosas y no cancerosas. La exposición prolongada al As a través del agua de bebida y

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 347


Los expertos en el tema señalan que el hacre es resultado del
consumo prolongado de agua o alimentos con altos niveles de arsé-
nico. Las normas nacionales e internacionales pretenden convertirse en
instrumentos que eviten el consumo de agua y alimentos que pongan en
riesgo la salud de las personas. Actualmente, la Organización Mundial
de la Salud establece una concentración máxima permisible de 0.01
mg/l, mientras que la Norma Oficial Mexicana (nom 127-ssa1-1994)
para agua de uso y consumo humano establece como límite 0.025 mg/l.
Entre los principales métodos de tratamiento para la solución al
problema del arsénico se encuentran: ósmosis inversa, electro diálisis,
intercambio iónico, electrocoagulación y adsorción en diversos sus-
tratos. De acuerdo al Instituto Mexicano de Tecnología del Agua,
actualmente en México no se cuenta con tecnologías para la remo-
ción de arsénico económicamente eficientes que operen con equipos
e insumos disponibles en el país, sin embargo, la evaluación de tales
tecnologías, actualmente en desarrollo, permite suponer que en poco
tiempo se contará con la tecnología apropiada.
Una vez reconocido como problema la presencia de altos conte-
nidos de arsénico en el agua, contrario a lo que podría suponerse, las
acciones para solucionarlo fueron, en el mejor de los casos, escasos. Así
lo registraba el periódico local al referirse a la intoxicación por arsénico
en las comunidades rurales antes señaladas:

La intoxicación data de hace más de trece años, y aunque las autori-


dades de Salubridad guardan cierta reserva sobre los orígenes ciertos
del mal, pudo saberse ayer en forma extraoficial, que fue provocado por
el agua que se consume o utiliza para usos domésticos. La enfermedad
se presenta en forma de llagas y erupciones en la piel, afectando prefe-

los alimentos se relaciona con un incremento en el riesgo de padecer la presencia de


lesiones dérmicas, tales como hiperqueratosis y cambios en la coloración de la piel
(hiper o hipopigmentación), así como cáncer de piel, pulmones, vejiga y riñones”.
(Yanicelli, 2015).

348 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


rentemente las manos, los pies y miembros inferiores y superiores. Los
técnicos de la Secretaría de Salubridad y Asistencia indicaron que al
analizar la orina de los enfermos pudo comprobarse que contienen
arsénico. (El Siglo de Torreón, 1962, mayo 16)

Al día siguiente, en el mismo periódico, se presentaba una versión


opuesta: “no es grave lo de intoxicación” “no reviste gravedad inmi-
nente el caso de intoxicación con arsénico que sufren varios cientos de
personas que radican en los ejidos de Finisterre, San Salvador, Nuevo
mundo y Covadonga, del municipio de San Pedro. El mal ha venido
siendo tratado por los servicios médicos ejidales desde hace varios años
con resultados negativos”. En la nota se establecía que se aplicaría un
programa de nutrición para 17 poblados de la zona y que se envia-
rían muestras de agua, suelo, orina y sangre a los laboratorios de la
Secretaría de Salubridad con el propósito de determinar el origen de
la intoxicación. De esta manera, sin negar la presencia del hidroarseni-
cismo, sus efectos, aunque reconocidos, no formaban parte importante
de la agenda gubernamental, fue la movilización social la que marcó la
diferencia.

Tercer acto: La movilización social


por el reconocimiento
Si bien en la década de los setenta las dependencias oficiales expre-
saban el reconocimiento de la sobreexplotación de los acuíferos, ésta
alcanza gran notoriedad a mediados de la década de los ochenta, dando
lugar a un discurso socialmente construido en torno a su responsabi-
lidad en la disponibilidad y calidad del agua, derivado de la irrupción
de un problema de salud pública con signos alarmantes: el hacre.
Es en este momento cuando emergen expresiones de la sociedad
organizada en torno a la demanda de atención a la misma por parte
de los organismos públicos. Las imágenes impactantes de los efectos

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 349


del consumo de agua con arsénico en algunos habitantes de la región,
específicamente de las localidades ya señaladas, circulaban en institu-
ciones de educación superior y en las notas de periódico.
En ese entonces la participación de la sociedad estuvo mediada,
por un lado, por la llamada línea de masas, cuyo contacto directo con
el sector ejidal propició el reconocimiento de la problemática
con carácter de movilización política y; por otro lado, por el sector aca-
démico impulsado por médicos que habían detectado y dado segui-
miento a la afectación de la salud por el hidroarsenicismo.6 A este
fenómeno se yuxtapone la decisión de las autoridades de construir
la Termoeléctrica en Villa Juárez en La Laguna de Durango, lo que
detonó la movilización de algunos grupos de la sociedad que se mani-
festaron en contra, entre los participantes en este movimiento se
encontraban algunos actores que posteriormente conformarían orga-
nizaciones civiles, hoy reconocidas por su permanente participación en
torno a temas ambientales.7 En lo que concierne a la vertiente polí-
tica, de línea de masas es ilustrativo las enunciaciones de uno de sus
participantes:

…a mediados de los 80 hay un gran impacto. Se empieza a mani-


festar producto de la movilización primero en el el ejido Yucatán,
en el municipio de Madero, pero había gente de la universidad que
estaba estudiando estas situaciones como Javier García Salcedo, donde
… producto de la contaminación del arsénico se manifiestan muchos
mochitos de sus piernas, el arsénico tiende a concentrarse en las extre-
midades. Entonces había muchos mochitos y había un no reconoci-
miento de parte de las autoridades, que los de salubridad decían que

6
Uno de los participantes en este movimiento mantendría su activismo y ampliaría su
visión más allá de los problemas de salud y años más tarde impulsaría la asociación
“Laguneros por el Agua”.
7
Tal es el caso de las organizaciones En Defensa del Ambiente; Pro-Defensa del Nazas
y; Biodesert.

350 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


nadie se había muerto por contaminación de arsénico… aquí se con-
juga la participación de algunos agentes el gobierno que fueron cons-
cientes del problema, Salinas de Gortari, Carlos, Manuel Camacho
Solís que estaba en Salud… Hugo Andrés Araujo que era condiscípulo
de ellos… Por otro lado, el otro elemento también que interviene es la
decisión del gobierno federal de construir una planta termoeléctrica…
que provoca movilizaciones de la sociedad civil, ecologistas, sobretodo
en el municipio de Torreón, con gente de Torreón, Gómez y Lerdo se
dan movilizaciones y, por otro lado, el impacto que se da en la salud en
el área rural de Madero, San Pedro y Tlahualilo, serán movilizaciones,
grandes concentraciones de campesinos ( José Elías García, Secretario
General de la cioac en Coahuila, comunicación personal, 2009).

Es precisamente en este momento cuando se incorporan de manera


activa actores provenientes del sector académico, específicamente de
la Universidad Autónoma de Coahuila y de la Universidad Juárez
del Estado de Durango, todos ellos adscritos a escuelas y facultades
ubicados en la Región Lagunera, destacaban estudiantes y profesores
del área química, médica y de las ciencias sociales. En un inicio predo-
minó la participación activa de quienes enfrentaron directamente el
fenómeno del hidroarsenicismo en el área rural, los médicos y estu-
diantes de medicina, así como los químicos que, como ejercicio profe-
sional, observaron y analizaron la presencia de los altos contenidos de
arsénico en el agua.
La poca o nula atención del sector salud estimuló el tránsito del
ejercicio profesional al activismo político. Las diversas estrategias de
movilización lograron llamar la atención de actores gubernamentales
del nivel federal que se expresaron en innumerables reuniones; inter-
vención de multiplicidad de organizaciones; creación de comisiones y;
formulación de planes y proyectos. Todos ellos orientados formalmente
a resolver el problema del hidroarsenicismo. Por ejemplo: en abril de
1986 se realizó la reunión de la Comisión Nacional de Ecología en la

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 351


que se suscribió el convenio para la solución integral del problema de
la contaminación del agua por arsénico en la Comarca Lagunera, en
que se establecía que:

La contaminación del arsénico en el agua potable ha dañado la salud


de un sector importante de la población ejidal de la Comarca Lagu-
nera, lo anterior generó un proceso de movilización que ha involucrado
a todos los ejidos de la región, a los comités regionales campesinos,
a las uniones de ejidos y asociaciones rurales de interés colectivo, a
las presidencias municipales, a los gobiernos estatales de Coahuila y
de Durango y a las dependencias federales. (Secretaría de Desarrollo
Urbano y Ecología, 1986: 8)

En el Convenio de concertación participaron en lo general, los


gobiernos de los estados de Coahuila y Durango, los ayuntamientos
municipales de Francisco I. Madero y San Pedro de las Colonias en el
estado de Coahuila, así como el de Tlahualilo del estado de Durango,
además de diversas organizaciones campesinas de la región. Ahí se
explicitaba que su finalidad era asegurar urgentemente la solución
integral al problema del agua de consumo doméstico contaminada por
arsénico en los municipios de áreas rurales de la Comarca Lagunera
de Coahuila y Durango. En tal convenio se establecieron “las alterna-
tivas para el mejor aprovechamiento de las escasas disponibilidades de
agua y las acciones inmediatas para hacer frente al problema del hidro-
arsenicismo que afecta a más de 200 mil campesinos de la Comarca”
(Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, 1986). Por su parte, el
Secretario de Salud señaló que la dependencia asumía:

…las responsabilidades que le corresponden en cuanto a las acciones


de vigilancia epidemiológica, el conocimiento de los casos, el trata-
miento oportuno y el establecimiento de los criterios adecuados para
que los niveles de arsénico en el agua de esta región no dañen la

352 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


salud de los pobladores. (Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología,
1986: 17)

En dicha reunión la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráu-


licos asumió como compromiso el estudio, la proyección e inicio de
la construcción de un acueducto troncal para entregar agua potable
en bloque a las poblaciones rurales de las zonas afectadas. Las autori-
dades estatales y municipales se encargarían de construir los ramales
secundarios que alimentarían a los centros de población. La misma
Secretaría se encargaría de proseguir con el monitoreo de las aguas
para determinar su evolución en cantidad y calidad, con la finalidad de
programar la reducción gradual de las explotaciones ya excesivas y para
sustentar los estudios relativos a los efectos en la salud humana ya fuera
por la ingestión directa del agua o a través de la cadena alimentaria.
(Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, 1986: 22).
Respecto a la diversidad de actores involucrados en el tema resulta
ilustrativo que, en la década de los ochenta, en el Documento “Presencia
de arsénico en la Comarca Lagunera de Coahuila y Durango” se regis-
traba que se habían desarrollado 9 reuniones técnicas con la presencia
de: sarh, sedue, spp, conacyt, cnc, cnop, gobiernos estatales de
Coahuila y Durango, presidencias municipales de San Pedro, Fran-
cisco I. Madero y Tlahualilo, Universidad Autónoma de Coahuila e
Instituto Tecnológico de La Laguna “para plantear, escribir, analizar,
estudiar y resolver la problemática que sufre la Región Lagunera por
el hidroarsenicismo (…) también se planteó la necesidad de crear un
protocolo de investigación para medir riesgos de exposición” (Gutié-
rrez Gutiérrez Ingenieros S. A., s.f.).
Se diseñó y desarrolló la investigación para conocer la prevalencia
de hidroasenicismo crónico y factores de riesgo en la Comarca Lagu-
nero a partir de abril de 1986. Las soluciones planteadas en tal estudio
se dividieron en generales o permanente y paliativas o individuales.
Dentro de las soluciones definitivas se proponía como fuentes alterna-

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 353


tivas la construcción de un acueducto de la presa Francisco Zarco a la
zona de riesgo, lo que se convertiría en una solución definitiva para los
municipios de Lerdo, Gómez Palacio, Torreón, Tlahualilo, Francisco I.
Madero y San Pedro.
Otra de las soluciones propuestas y/o visualizadas fue la realiza-
ción de nuevas perforaciones cercanas al río; una solución más fue el
tratamiento individual por comunidad o por grupos de comunidades
dependientes de un sistema de agua potable, en este ámbito se señalaba
el intercambio iónico; la ósmosis inversa; y el tratamiento con cloruro
férrico.
Como métodos paliativos se señalaban el transporte y dotación
a través de carros cisterna o carros-tanque; los destiladores solares;
los cubos filtrantes de alúmina activada y/o con carbón de hueso. En
tal estudio se señalaba que “del análisis de los métodos anteriores, se
desprende que la solución definitiva integral es la fuente alternativa
por medio de un acueducto, sobreponiendo las tuberías principales de
los sistemas existentes (Finisterre, Tlahualilo, Santo Niño, Francisco I.
Madero, etc.) que quedarían libres de arsénico y flúor provenientes de
la presa Franciso Zarco…” (Gutiérrez Gutiérrez Ingenieros S. A., s.f.).
De esta forma, la movilización social había logrado el reconocimiento
del hidroarsencismo como problema de atención inmediata.

Cuarto acto: El efecto placebo de Caballo Blanco


La construcción del tanque de abastecimiento en Caballo Blanco y sus
líneas de conducción tuvieron un efecto paliativo, pero no resolvieron
el problema del hidroarsenicismo, por el momento se presentó y vivió
como un avance de la sociedad en cuanto a su demanda de reconoci-
miento del problema y de la necesaria y urgente atención a la población
afectada, los medios de comunicación locales así lo registraban:

354 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


[…] El problema de contaminación arsenical en el agua de uso domés-
tico de las comunidades de Francisco I. Madero, San Pedro, Finisterre y
Tlahualilo […] quedó solucionado ayer al ponerse en funcionamiento
lo que constituye la primera etapa del programa contra el hidroarseni-
cismo […] consta de 16 pozos perforados. 15 de los cuales se encuen-
tran equipados y en operación, interconectados con tres tanques de
almacenamiento de agua potable, el primero y más grande de los cuales
se encuentra en el municipio de Francisco I. Madero y se denomina
Caballo Blanco, el segundo en el ejido Finisterre y el tercero en Lucero,
en el estado de Durango. (El Siglo de Torreón, 1988: 17)

A la vez se trabajó en torno a estrategias de remoción de arsénico,


personal de la Dirección General de Investigación y Desarrollo Tecno-
lógico, de la Secretaría de Salud evaluaron el procedimiento intrado-
miciliario para la remoción de arsénico del agua mediante la flocula-
ción con sales de hierro, lo que se señalaba como método paliativo para
los grupos de población con mayores índices de exposición.

En un trabajo efectuado durante 1986 en 41 comunidades rurales de la


Comarca Lagunera, México, se encontró que el agua que se surte al 72
por ciento de esas comunidades presentaba concentraciones de arsé-
nico superiores a 0.05 mg/L […] en fechas recientes la Secretaría de
Desarrollo Urbano y Ecología (sedue) ha iniciado acciones de trata-
miento de agua mediante la operación de plantas móviles de ósmosis
inversa. (Gutiérrez Avila, 1989: 306)

En tal estudio se mostró que los resultados obtenidos pueden consi-


derarse satisfactorios y suficientemente sólidos para promover la apli-
cación domiciliaria de la floculación de arsénico, cuando menos entre
las familias con mayores índices de exposición al consumo permanente
de arsénico en el agua. Si bien se exploraron diversas posibilidadades,

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 355


sin duda la ósmosis inversa fue la estrategia preponderantemente
utilizada.
El efecto placebo de Caballo Blanco se vería con el tiempo mati-
zada por las vicisitudes propias de su operación, tal y como ocurriría
con la operación de las plantas de ósmosis inversa para la remoción de
arsénico en algunas localidades de la región

… hay incipientemente, aunque sea una solución chueca, mala, derecha,


pero hay una solución, que es el acueducto, que es insuficiente porque
la población ha crecido, que es insuficiente porque no hay presión […]
se trajeron varias plantas de ósmosis inversa. Se puso una en Batopilas,
había otra en El Salvador, en Nuevo Mundo […] una planta móvil
que iba a varias comunidades, de ósmosis inversa, donde se conectaba
la tubería de agua de la fuente propia, se metía a la máquina, se filtraba
y se daba el agua ya para el consumo humano […] incluso vino gente
de la Organización Mundial de la Salud que trajo los filtros de carbón
activado […] la tecnología más adecuada para tratar el arsénico fue la
de ósmosis inversa. ( José Elías García, Secretario General de la cioac
en Coahuila, comunicación personal, 2009)

A partir de la movilización social, cuyo resultado se expresó en


estas medidas alternativas, los reflectores se orientaron a un fenómeno
y a dos actores principales: la sobreexplotación del agua subterránea
por un lado y a los ganaderos lecheros y las autoridades del agua, por
el otro.
A fines de los 80 un sector de los involucrados reconocía que la
solución al problema del hidroasenicismo no se había alcanzado, la
Dirección General de Salud Ambiental, Ocupacional y Saneamiento
Básico explicitaba que “Las opciones adoptadas para resolver el pro-
blema no son infalibles, no resuelven el problema de fondo” lo que
estaba sustentado en una diversidad de hechos, tales como el excesivo

356 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


costo del tratamiento del agua por ósmosis inversa; la posibilidad de
que los 18 pozos nuevos, eventualmente fueran sobreexplotados con el
consiguiente deterioro de la calidad de su agua, así como la necesidad
de validación y mejora de las estrategias de remoción de arsénico, flúor
y patógenos (Cortinas, 1989).

Quinto acto: La sobreexplotación y los forrajes


como factores explicativos
El discurso que focaliza a la sobreexplotación de las aguas del subsuelo
como elemento determinante de los altos niveles de arsénico en el agua
se ha consolidado a través del tiempo, en este proceso la década de los
años 80 es determinante en la reflexividad social, es entonces cuando
el análisis se profundiza y se orienta a aprehender la complejidad del
fenómeno y se establece claramente la relación entre el sistema natural
y social; se avanza también en la autoevaluación del hacer o dejar
de hacer y de la toma de decisiones que en agregaciones a lo largo
del tiempo dan como resultado situaciones adversas para determi-
nados grupos sociales. En la mirada sobre la problemática del hidro-
arsenicismo se establece una relación directa entre los factores que a
continuación se muestran (Figura 2).

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 357


Figura 2. Factores intervinientes en el hidroarsenicismo en la laguna

Fuente: Elaboración propia.

La variable causal del hidroasenicismo es la sobreexplotación del


agua subterránea: La extracción de agua del subsuelo en volúmenes
significativamente superiores a la recarga natural de los acuíferos
aparece como resultado de su alta demanda derivada de las necesidades
de riego de forrajes, entre los que destaca la alfalfa, cuya producción
requiere importantes volúmenes de agua que, en el caso de la laguna,
provienen del subsuelo. El destino final de este cultivo es el ganado
lechero, habrá que recordar que a nivel regional la comarca lagunera
es la cuenca lechera más importante del país. La relación de insumo y
producto forraje/leche que se hace posible con la extracción de aguas
del subsuelo es uno de los pilares del desarrollo regional. A ésto último
se vincula otro de los factores que configuran de manera importante
a la región: la política del gobierno federal que estimuló la ganadería
lechera en la región, cuyo auge se manifestó en la creación, en 1949,
de la Unión de Productores de Leche de Torreón, antecedente de la
exitosa empresa Lala (Grupo Lala S. A. de C. V.), que actualmente
tiene presencia en México, Centroamérica, Estados Unidos y Brasil.

358 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


La nota informativa de la directora general de Salud Ambiental,
Ocupacional y Saneamiento Básico dirigida a la Subsecretaría de
Regulación Sanitaria y Desarrollo en noviembre de 1989 señalaban
que “está abundantemente sustentado que el origen del problema de
contaminación del agua con arsénico es la sobre explotación del acuí-
fero. Una de las causas más importantes de la sobre explotación del
acuífero es el cultivo de alfalfa que no conviene a la zona” (Exp. de
la Comisión de Conurbación). Así quedaba claro el requerimiento
de cambiar drásticamente el modelo de desarrollo regional en que la
ganadería lechera ocupa un lugar importante.

Sexto acto: La condena de la repetición


A fines de los años ochenta, en documentos oficiales se alertaba
del peligro de que la contaminación del agua por arsénico llegara a
Torreón, Gómez Palacio y Lerdo (Exp. de la Comisión de Conurba-
ción), lo que efectivamente ocurrió pues en la actualidad el fenómeno
del hidroarsenicismo alcanza a la Zona Metropolitana de La Laguna.
Una muestra de ello es que, en el sistema de agua potable de la ciudad
de Torreón Coahuila formado por un total de 75 pozos, según datos de
2008, únicamente seis pozos cumplen con la norma internacional, es
decir, registran menos de 10 microgramos por litro (simas, 2008), eso
significa que únicamente el 11% cumple con la norma internacional.
Sin embargo, aún de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana de 25
microgramos por litro, 20 de los pozos de Torreón no la cumplen.
Lo anterior ocurre en la zona urbana, mientras que en las locali-
dades rurales donde se registraron altos contenidos de arsénico, por lo
menos desde la década del 60, el problema subsiste. 40 años después,
en el 2001, bajo el título Resurgimiento del Hidroarsenicismo se seña-
laba, en una revista de circulación regional, que:

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 359


El Hidroarsenicismo se ha agudizado en la región lagunera y los
municipios más afectados actualmente son San Pedro de las Colonias,
Francisco I. Madero, Viesca y Matamoros, Coahuila, donde existen
poblados con concentraciones que sobrepasan en seis veces el máximo
permisible, advierte un equipo de investigadores del Centro de Inves-
tigación Biomédica del Departamento de Bioquímica y Toxicología
de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Coahuila,
Unidad Torreón. Este problema vuelve a surgir por la sobreexplota-
ción que se tiene del acuífero donde cada vez es necesario perforar
a mayor profundidad, con el consiguiente deterioro de la calidad del
agua, alerta el equipo [de investigadores]. (Ramírez, 2001)

En los últimos 10 años, en La Laguna se repite el fenómeno que


aquí se ha reseñado, a partir de una movilización social los reflectores
se dirigen, en esta ocasión, hacia los altos contenidos de arsénico en
los pozos que abastecen importantes zonas urbanas. El Encuentro
Ciudadano Lagunero, que aglutina a una diversidad de organizaciones
civiles se convierte en el catalizador de las demandas de un sector de la
sociedad lagunera preocupada por los potenciales efectos del consumo
de agua con altos contenidos de arsénico. Una vez más, organizaciones
académicas, sociales, gubernamentales y empresariales convergen en
el espacio social. Académicos de la Universidad Juárez del estado
de Durango y de la Universidad Autónoma de Coahuila coinciden
con las demandas de la sociedad organizada. El señalamiento de la
sobreexplotación del agua manejada como recurso para la producción
lechera, así como la tolerancia o abierta permisividad de la Comisión
Nacional del Agua aparecen como los factores causales del fenómeno.
Los organismos operadores de los municipios principales de la región,
Gómez Palacio y Torreón, así como los gobiernos estatales de Durango
y Coahuila deciden aplicar diferentes estrategias para “resolver” el
problema, el primero de ellos opta por la instalación de filtros intra-
domiciliarios para la remoción de arsénico, mientras que el segundo

360 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


decide instalar los filtros a pie de pozo. En la actualidad cada vez más
los habitantes de la región reconocen la presencia del hidroarsenicismo,
pero asumen, en lo que parece ser un mecanismo de defensa, que se
mantienen a salvo consumiendo agua embotellada, derivado, proba-
blemente, de que en la década de los noventa, las empresas comercia-
lizadoras del agua embotellada en su publicidad ponderaban sus cuali-
dades afirmando que el líquido se sometía a diversos procesos como el
intercambio iónico u ósmosis inversa, lo que permitía remover diversas
sustancias dañinas para el ser humano, entre ellas el arsénico8. Cabe
señalar que en la actualidad en el saber común se asume que al consumir
agua embotellada se evita el consumo de arsénico, sin embargo, en el
saber especializado se cuestiona tal asunción.

Reflexiones finales
El fenómeno del hidroarsenicismo en La Laguna se ha desarrollado a
lo largo del tiempo con ligeras variaciones en lo que a los actores involu-
crados concierne, así como en las actuaciones de los mismos. Destacan
tres tipos de actores: las organizaciones gubernamentales de distintos
niveles de gobierno; los académicos provenientes de dos universidades
públicas estatales que convergen en la región y; la sociedad mediana
o sólidamente organizada. Las actuaciones son también recurrentes a
partir de tres momentos, en el primero de ellos el señalamiento del
problema y la resistencia al reconocimiento; en el segundo, el recono-

Un ejemplo es la marca Sierra Azul que en su publicidad señalaba que el agua en


8

venta había sido purificada a través de siete procesos: filtración de sedimentos gruesos,
filtración sedimentos finos o ligeros, eliminación de olor, sabor y color a través de
carbón activado, intercambio iónico, ósmosis inversa, desinfección por rayos ultravio-
letas, desinfección por ozonificación. Por lo que afirmaba que se eliminaba o deshacía,
en caso de encontrarse presentes, diversas sustancias, entre ellas el arsénico. (El Siglo de
Torreón, 1993: 4E)

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 361


cimiento explícito y formal que deriva en la búsqueda de soluciones y;
un tercer momento de cierta conformidad, pero de riesgo latente.
De esta forma ha quedado demostrado que el fenómeno del
hidroarsenicismo es un problema reconocido en la región, por lo que
podría suponerse que los actores con su actuación se dirigen hacia la
solución del mismo, sin embargo, la realidad es otra. El área afectada
por la presencia de agua con altos contenidos de arsénico se ha exten-
dido de manera importante, incrementándose de manera significativa
la población perjudicada, situación lógica en virtud de que la densidad
de población es significativamente mayor en el área urbana.
Partiendo del supuesto de que la correcta definición del problema es
la mitad de la solución, surge el cuestionamiento de por qué el problema
descrito no se ha resuelto, ¿será que la reflexión como sociedad no ha
logrado plantear la pregunta de manera pertinente?, ¿será que se ha
olvidado del pasado?, ¿será que en la formulación de problemas y en la
búsqueda de soluciones hay ausencias de actores principales? ¿será que
el hidroarsenicismo más que un problema en sí es parte de una compleja
problemática que requiere igualmente soluciones complejas? Aún sin
respuestas precisas, es un hecho que la dinámica social en La Laguna
se caracteriza por un permanente movimiento circular que deviene en
patológico agudizando el problema. El hecho de que actualmente el
hidroarsenicismo afecte a una mayor superficie y población, respecto a
la registrada en la década de los 60, es una muestra.
La observación de pautas recurrentes en cuanto la actuación de
los actores y las características de cada una de las etapas/escenas
permiten sugerir algunos aspectos a considerar: En primer lugar, el
hidroarsenicismo conforma, junto con otros fenómenos, la problemá-
tica del agua en La Laguna, por lo que es deseable superar su abordaje
como problema en sí mismo y reconocer la trama que por su condi-
ción compleja, requiere soluciones, igualmente complejas, lo que no
significa estancarse en la caótica multiplicidad de líneas de acción,

362 Cuencas y territorios hidrosociales: Interrelaciones, gestión y transformación


sino más bien determinar de manera objetiva y precisa actuaciones y
temporalidades.
Se requiere, adicionalmente, identificar los actores y procesos prio-
ritarios. Es fundamentalmente necesario identificar la diversidad de
problemas que dan lugar a la problemática. En el esfuerzo de atender
esta necesidad habrá que partir de la convergencia naturaleza-so-
ciedad, la primera de ellas ha determinado la presencia del metaloide
en la zona pero las condiciones antropogénicas de la sociedad lagunera
ha propiciado la emergencia de la complejidad descrita, lo que lleva a
la simple afirmación de que se requiere que las actividades humanas
sean congruentes con la disponibilidad de los recursos naturales, por
lo tanto las actividades productivas tendrían que ser aquellas que se
adapten al ecosistema en que se ubica la región, lo que cuestiona seria-
mente a la estructura productiva que ha venido operando a lo largo de
los años, la reordenación del modelo de desarrollo regional, cuestio-
nado por algunos actores, desde la década de los ochenta, es sin duda
una necesidad urgente.
Por otro lado, enfrentar la problemática del agua, requiere una
mirada sistémica e integral en que se atiendan factores naturales y
sociales. En el primero, se hace necesario incorporar el enfoque de
cuencas que privilegie la vinculación entre las aguas subterráneas
y superficiales, así como la determinación de elementos y procesos
ecosistémicos. En el factor social se requiere atender elementos socio-
culturales en que se incluyan las prácticas sociales tanto como las ideas,
representaciones y sentido. De esta manera sería posible trascender la
falsa idea de que al consumir agua embotellada o instalar plantas de
remoción de arsénico, ya sea a pie de pozo o al interior de las viviendas,
se resuelve el problema del hidroarsenicismo. En este contexto adquiere
relevancia el análisis del momento actual en que se toman decisiones y
se aplican medidas con la intención de resolver el problema.
Por otro lado, es de vital importancia recuperar y aprender de la
experiencia vivida. Dinamizar la memoria colectiva para observar el

Actores y procesos del hidroarsenicismo en la laguna 363


presente en un horizonte del futuro de la región, asumir que se han
realizado ya una diversidad de estudios y se han formado una variedad
de comisiones, proyectos, programas y reuniones para atender el
síntoma del problema, se requiere ahora la acción social en torno a la
causa: el manejo social del agua que se opone a las condiciones natu-
rales de la región.

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Cuencas y territorios hidrosociales
Interrelaciones, gestión y transformación
Volumen 2
Registrado y producido como libro electrónico en abril de 2022
en los talleres gráficos de TRAUCO Editorial
Camino Real a Colima 285 int. 56
Teléfono: (33) 32.71.33.33
Tlaquepaque, Jalisco.
La crisis hídrica es efecto de la producción capitalista, del consumismo
irracional en incremento ante la vida globalizada. Esta crisis tiene
incidencias directas en el libre acceso al agua con calidad, equidad y
suficiencia para toda la sociedad, pero con efectos graves en los grupos
sociales vulnerables, ante la inequidad distributiva del agua, emergen
conflictos sociales y políticos que impactan en las esferas económicas y
ecológicas en conjunto enuncian la necesidad de reestructurar las pautas
de acción tanto de la sociedad como del gobierno. Los conflictos por
despojo y la contaminación de agua derivados de los grandes proyectos
económicos supera a la capacidad e ingenio erudito y tecnológico
incorporados en las soluciones gubernamentales, debido a que dichas
soluciones y sus esquemas científicos y tecnológicos han sido sectoriales y
parcelarios. Por el contrario, el análisis y acciones públicas relativas al agua
exigen epistemes desde perfiles interdisciplinarios, holísticos, sustentables
y de construcción colectiva y la incorporación de nuevos campos
disciplinares emergentes.

Por tal situación, la necesidad de estudiar, analizar y reflexionar sobre los


problemas hidrosociales y la gestión del agua generada en el modelo
capitalista y neoliberal, requiere a su vez soluciones posibles en contextos
públicos, privados y en sociabilidad para frenar o mitigar la crisis hídrica
planetaria. Por lo que, hacerlo desde diferentes perspectivas disciplinares,
teóricas y metodológicas que concurran en beneficios a corto y largo plazo,
en cuya proeza se encuentra la superación del estudio tradicional y
sectorial
sec que no ha mostrado resultados del todo óptimos.

En la presente obra se exponen trece trabajos resultados de investigaciones


desde la interdisciplina y del enfoque hidrosocial para el estudio de
realidades locales en delimitaciones comunitarias, así como próximas al
ámbito de lo rural e intersticios periurbanos. A partir del territorio
hidrosocial, la gestión comunitaria, vida lacustre, riego y la transformación
del territorio, se explican las implicaciones del agua y la interdependencia
de la práctica humana con la naturaleza presente y futura.

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