Academia Mexicana de Impacto Ambiental, A.C.

Edición 74
Septiembre-Octubre
2022

"EL AGUA EN MÉXICO. OPORTUNIDADES

PARA UNA MEJOR GESTIÓN
AMBIENTAL Y SOCIAL"
Segunda parte

ROSARIO SÁNCHEZ FLORES TAMARA LUENGO SCHRECK

Colaboraciones de: ÁNGEL LUNA RAMÍREZ EUGENIO BARRIOS
ADRIÁN PEDROZO ACUÑA ORDÓÑEZ

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COMITÉ EDITORIAL
Lic. Daniel Basurto González
Lic. Alma O. Escamilla Cano
Lic. Yeni A. Fernández Benitez
Ocean. Arnoldo Fimbres Ocaña
Dr. Jesús Martín Kantún Balam
MC. Ángel A. Luna Ramírez

ARTE Y DISEÑO
Lic. Yeni A. Fernández Benítez
Lic. Alexis Montiel Estrada
Biól. Elisa Zavala Cuevas

FOTOGRAFÍA
Créditos a quien corresponda

Foto 1: Canva
Visitada el 04/09/22
Foto 2,3,4: Freepik
Visitada el 04/09/22

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 ÍNDICE

05
TAMARA LUENGO
SCHRECK
El saneamiento del agua en México: de
cara a una crisis ética

J. EUGENIO BARRIOS

11
ORDÓÑEZ
La relevancia de rescatar nuestros ríos.
La necesidad de contar con una nueva
regulación que integre la gestión del agua
y territorio para hacer frente a las
inundaciones

18
ÁNGEL A. LUNA
RAMÍREZ
Naturaleza e infraestructura: hacia un
cambio de paradigma

25
ROSARIO SÁNCHEZ
FLORES
La realidad hídrica y el cambio de
paradigma: suficiente nunca será
suficiente

29
ADRIÁN PEDROZO
ACUÑA
Acciones clave para transformar la
política hídrica de México
Estimados socios y amigos:
Quisiera aprovechar la oportunidad de escribir este editorial para agradecer a
todas y todos la confianza que han depositado en mis manos para dirigir, junto
con un grupo de entusiastas colegas, la Mesa Directiva de la Academia Mexicana
de Impacto Ambiental, A.C. durante el bienio de 2022 a 2024. Presidir este
periodo representa grandes retos y oportunidades, desde luego, siempre en pro
de la AMIA y de contribuir al fortalecimiento del instrumento de política
ambiental que nos agremia en ella, la evaluación del impacto ambiental.

Con esta edición 74 de nuestro boletín institucional, quisimos complementar el

número anterior y dedicarlo también al tema hídrico, abordando diferentes
aristas de la problemática que vivimos actualmente como país y visualizando las
áreas de acción para realizar una mejor gestión de las políticas públicas en torno
a el agua, recurso vital, ambiental y socialmente hablando.

Esta segunda publicación, bajo el título El agua en México. Oportunidades para

una mejor gestión ambiental y social, ha sido posible gracias a la contribución de
cinco especialistas. En la primera de ellas, la Mtra. Tamara Luengo Schreck nos
introduce a valorar la calidad del agua y su importante relación con la salud, la
seguridad y la vida digna de la población; para lo cual, es imprescindible
gestionar el saneamiento de las aguas residuales, atendiendo las necesidades de
infraestructura requerida, así como, una coordinación institucional ética.

El Mtro. Eugenio Barrios Ordoñez nos hace hincapié en el manejo y

administración de cauces federales del país, señalando a los principios de:
reducción de riesgos y a la recuperación y conservación de los ecosistemas como
componentes de la gestión del agua y planeación del territorio nacional, ante
eventos climáticos.

A través de la tercera contribución, el Mtro. Ángel Luna Ramírez invita a hacer un

cambio de paradigma en cuanto a la infraestructura utilizada tradicionalmente
para atender la escasez y abundancia del recurso hídrico en el país, apostando
por invertir en infraestructura climáticamente resiliente que considere la
multidisciplinariedad de actores, y las áreas de oportunidad que se pueden
obtener al incluir las Soluciones Basadas en la Naturaleza.
Con la frase “suficiente nunca será suficiente”, la Mtra. Rosario Sánchez
Flores nos comparte, en la cuarta contribución de este boletín, una
perspectiva particular sobre el cambio de paradigma en la escasez del
agua, observando que vivimos un cambio y no una problemática en
cuanto al tema hídrico, en el que hay que considerar la oferta y,
además, la gestión de la demanda del agua. Exhorta también a
modificar nuestros hábitos de consumo de este recurso, como nueva
forma de vida.

Como cierre, la quinta contribución a cargo del Dr. Adrián Pedrozo

Acuña, nos conduce, a través de analizar la crisis hídrica de lo global a
lo particular, a identificar algunas propuestas de acciones urgentes
para mejorar la administración del agua en México, reconociendo la
necesidad de cambiar la forma de tomar decisiones en función de su
disponibilidad y distribución.

Sin duda, las cinco perspectivas están relacionadas e invitan a la

reflexión sobre como abordamos y cómo podemos mejorar la gestión
del agua en México. Agradezco a cada uno de los autores que
enriquecieron este número y hago un reconocimiento especial a
quienes conforman el Comité Editorial, cuyo compromiso en la gestión
de propuestas y en la revisión de los escritos ha enriquecido la calidad
del boletín institucional de la AMIA, así como al equipo que hace
posible la imagen y difusión del mismo.

Atentamente:

M.I. Carlos Rábago Estela

Presidente
Mesa Directiva bienio 2022-2024
Academia Mexicana de Impacto Ambiental, A.C.
 El saneamiento del agua en México:
de cara a una crisis ética

Tamara Luengo Schreck

Resumen
Ingeniera civil egresada del Instituto Tecnológico
de Monterrey; Maestra en Gestión de Recursos
Hídricos del IMTA. Una mirada al saneamiento en México desde la
perspectiva de la ética pública y la gobernanza del agua.
Ha trabajado en el sector público y privado en
proyectos de gestión de agua.

Actualmente es directora de The Water

Transparency Foundation, sumándose a la lucha por
la democracia hídrica.

Es socia de Cavazzani Consultoría, donde aporta su

visión en materia hídrica en proyectos de
consultoría.
No cabe duda: México enfrenta una crisis
hídrica actualmente. Hoy en día, 7.8
millones mexicanos y mexicanas no cuentan
con acceso a agua potable (INEGI, 2020), y
gran parte de ellos no cuentan con los
servicios necesarios para cumplir con el
Derecho Humano al Agua. En los últimos
tres años hemos enfrentado las peores
sequías de los pasados 30 años, y una de las
ciudades más importantes del país ha
llegado ya al día cero, el día en el que no hay
vuelta atrás para mitigar o prevenir la crisis
hídrica.
En lo personal, hay un tema que llama
particularmente mi atención y es: la calidad
del agua. En el mundo, mueren al año
medio millón de niños menores de cinco
años por consumo de agua contaminada, y
en México esta cifra alcanza los 95,000
(UNAM, 2019).
Sin duda, es un asunto que trasciende la
gestión de recursos hídricos y se infiltra a
materias más cercanas a uno: la salud, la
seguridad y la vida digna.
Una parte importante de esta problemática
es la relacionada con el saneamiento de
aguas residuales, así como la incapacidad
del Estado de homogeneizar el servicio de
captación y saneamiento de las mismas.
Esto, ha provocado la contaminación del
45% de los cuerpos de agua superficiales, así
como la contaminación de casi 1 de cada 5
acuíferos del país (CONAGUA, 2018), lo que
representa un grave impacto ambiental en
los cuerpos de agua receptores y sus
ecosistemas. Además, ha multiplicado la
ada
exposición de la población a estos cuerpos
de agua contaminados debido a descargas
residuales sin tratamiento alguno, lo que
provoca graves daños a la salud pública y un
deterioro paulatino del tejido social.
De acuerdo con la Comisión Nacional del
Agua (2018), menos del 10% del agua
residual que se retorna al ambiente es
tratada. Se estima que menos del 50% de
las aguas residuales domésticas colectadas
reciben algún tratamiento. Esto es un
indicativo de que, si bien se realizó una
inversión de recursos públicos, éstos no han
tenido efectos integrales, ni en la
integralidad de los sistemas de
infraestructura, ni en los impactos esperados
en la gestión de las aguas residuales y, con
ello, su impacto en la salud humana y
medioambiental. Además, habla de la falta
de seguimiento oportuno a los recursos y las
intervenciones en los sistemas de
infraestructura.
Otro claro ejemplo de la ausencia de
trazabilidad en la inversión de recursos en
materia de saneamiento es la brecha
considerable entre la capacidad de
tratamiento de la infraestructura y el caudal
tratado. Según el Inventario Nacional de
Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales
de CONAGUA (CONAGUA, 2015) se estima
que la infraestructura se encuentra al 67%
de su capacidad; es decir, que se encuentran
en estado de subutilización, lo que puede
evidenciar la enorme diferencia que existe
entre la planeación, diseño y ejecución de
infraestructura de saneamiento. Esta brecha
provoca deficiencias en la operación de las
aaa
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 plantas, y puede ser una prueba potencial
de la ineficiencia y falta de certeza en el
ejercicio de recursos para infraestructura de
saneamiento.
En este sentido, de acuerdo con un estudio
realizado por la UNAM (Morgan y Benítez,
2016), cerca del 50% de todas las plantas
estudiadas fueron calificadas con una
operatividad de pésima a mala.
Asimismo, se ha evaluado la eficacia en la
aplicación de recursos presupuestales en
materia de infraestructura de saneamiento
(CONAGUA, Diagnóstico del Programa
Presupuestal S218 Tratamiento de Aguas
Residuales, 2016), identificando una
subutilización de esta infraestructura del
26.75%.
En México, es común ver plantas de
tratamiento sobre-diseñadas, mal
ejecutadas o construidas, y en muchos
casos, con una falta sistémica de cobertura
de colectores y emisores. Además, es
notable ver infraestructura con tratamientos
primarios y secundarios ineficientes o mal
administrados.
La inadecuada administración de la
infraestructura de saneamiento ocasiona en
muchos casos, el abandono total. Esto es
causado principalmente por la insuficiencia
presupuestal para cubrir el costo de la
energía eléctrica, el mantenimiento y los
químicos requeridos para el tratamiento.
Además, este fenómeno es observable
también con la falta de recursos humanos
aaa
-07- Boletín AMIA, A.C.
que permitan la supervisión, mantenimiento
y operación adecuada de la infraestructura
de saneamiento, ya sea por falta de interés
de la Administración, o por una falta de
personal capacitado y de entrenamiento de
especialistas. Esto ocasiona el deterioro de la
infraestructura y las faltas graves en la
operación del saneamiento en México.
En muchos casos, la utilización de
complejos sistemas de tratamiento de aguas
residuales, y con ello, el empleo de
tecnologías de alta demanda energética,
dificultan la operación por parte de las
autoridades municipales debido a los
elevados costos de su funcionamiento, lo
que resulta en su eventual abandono.
En gran medida, la ineficiencia institucional
está centrada en la desvinculación o
desconexión interinstitucional entre los
distintos niveles de gobierno. En el marco de
la gestión de los recursos hídricos y su
infraestructura, es común que lo establecido
por los programas e instituciones federales
no siempre empate con las necesidades y/o
posibilidades de los gobiernos locales, ya sea
por la capacidad financiera, técnica u
operativa de los municipios y sus organismos
operadores.
La desconexión entre instituciones federales
y locales, en suma, a la ineficiencia operativa,
es resultado de la pobre gobernanza en
materia de gestión de recursos hídricos.
En palabras de Pedro Arrojo, impulsor de la
Nueva Cultura del Agua, (Arrojo, 2005) “Los
servicios de agua y saneamiento más
eficientes (...) son gestionados por pequeños
operadores públicos locales o regionales.
En definitiva, la clave de una buena gestión
no está tanto en la tecnología, (...), sino en la
buena gobernanza, desde una escala
local-regional que permita vincular esos
servicios a la ciudadanía y a sus
instituciones de gobierno más cercanas”.
De esta forma, es relevante que el arreglo
institucional para la eficiencia del sector
hídrico, y con ello, la infraestructura, servicios
y políticas públicas, deben ser planteados
para el fortalecimiento de las instituciones y
gobiernos locales. Solamente a través de
esta estructura institucional es posible
promover una descentralización efectiva de
la gestión del agua y la infraestructura, y
promover la planeación adecuada de los
recursos hídricos.
En México, la decadencia de la
infraestructura de los servicios de agua
potable y saneamiento está centrada en
una ineficiencia institucional más que en
desajustes o desarreglos técnicos. Una
muestra de esto es que en las pequeñas y
medianas localidades los servicios de
saneamiento tienden a ser inexistentes,
inoperantes o ineficientes debido a la
imposibilidad de financiamiento de la
operación o mantenimiento de la
infraestructura, resultado de una falta de
coordinación institucional que facilite el
financiamiento para los gobiernos locales
(Luengo, 2020).
Por otra parte, la asignación, gestión,
administración y vigilancia de los recursos
financieros muchas veces están
comprometidas por elementos institu-
cionales que restan eficiencia y control al
planteamiento y operación de la
infraestructura de saneamiento. En casos,
derivado de la voluntad política, en otros,
derivado del desconocimiento en materia
de saneamiento, incluso como resultado de
faltas éticas por parte del aparato
burocrático (Luengo, 2020).
Aunado a esto, en la presente
administración federal ha sido evidente un
desmantelamiento de las instituciones
ambientales e hídricas, cuyo impacto ha
sido claro en la desintegración del Instituto
Mexicano de Tecnologías del Agua (IMTA)
por parte del ejecutivo federal.
Además, la reducción paulatina y
contundente del presupuesto en materia
........
www.amia.org.mx -08-
 ambiental, ha debilitado los esfuerzos para
salvaguardar la integridad del medio
ambiente, y con ello, los recursos hídricos. Es
así como en lo que va de la administración
federal actual, el presupuesto para el Ramo
16, dedicado al Medio Ambiente y Recursos
Naturales, no ha superado el 0.7% del
Presupuesto de Egresos de la Federación
(PEF), siendo que en administraciones
pasadas el presupuesto del Ramo 16 alcanzó
el 2% del PEF.
En este sentido, cobra especial importancia
la vigilancia de la debida administración de
los recursos económicos asignados a
servicios de agua y saneamiento, ya que
estos implican la salud del medio ambiente
y de la sociedad, así como el cumplimiento
al derecho humano al agua y saneamiento.
El desinterés de las autoridades por proteger
al medio ambiente, y con ello, salvaguardar
el bienestar de las comunidades y territorios
es un asunto que rebasa la lucha
ambientalista y deviene en un tema de ética
pública.
En este sentido, es responsabilidad del
personal de la administración pública a los
distintos niveles de gobierno, actuar con
rectitud, integridad y transparencia para
asegurar el destino de los recursos públicos
a las obras y políticas que favorezcan el
servicio de saneamiento, y con ello: impulsar
el bienestar y el desarrollo de la comunidad,
fortalecer la democratización de los
recursos, promover la participación
ciudadana y la transparencia, y dignificar la
justicia social (Luengo, 2020).
-09- Boletín AMIA, A.C.
Tanto en materia de gobernanza del agua,
como en temas de planeación y asignación
de recursos para la infraestructura y los
servicios del agua, la ética pública juega un
rol fundamental.
El entendimiento de la importancia del
saneamiento, como herramienta intrínseca
para la salvaguarda del medio ambiente y la
salud de la población, debe ser el elemento
rector para la administración pública a todos
los niveles.
El trabajo de la administración pública en
materia de servicios de saneamiento del país
es la herramienta clave para el
funcionamiento apropiado de la
infraestructura, y es la base para la calidad
del agua y de la vida en el país. La ética en
este ámbito es el cimiento para asegurar el
correcto funcionamiento institucional que
respalde las inversiones en infraestructura de
saneamiento.
Más allá de proponer estrategias de reuso
para combatir la actual crisis hídrica, las
administraciones a todos los niveles deben
darle importancia al saneamiento para
asegurar la salud de la población y su digno
derecho al medio ambiente sano,
respaldado por el artículo cuarto de nuestra
Constitución.
La vigilancia del cumplimiento transversal e
intersectorial de los estándares de calidad
de agua de descargas, así como el
aseguramiento de la eficiencia de la
infraestructura de saneamiento, resultan una
de las responsabilidades más elementales
aa
de las administraciones públicas en materia Referencias
de salud, de cuidado al medio ambiente y
Arrojo, Pedro (2005). Lo público y lo privado en la
de justicia social. gestión del agua; Experiencias y Reflexiones para el
siglo XXI. Ediciones del Oriente y del Mediterráneo,
Apostar por la calidad del agua, y la 2005.
integridad de la gestión y tratamiento del
CONAGUA (2018). Estadísticas del agua en México.
agua residual, es apostar por el bienestar de
Edición..2018.Tomado..de:..http://sina.conagua.gob.mx
las comunidades, la salud de los territorios y /publicaciones/EAM_2018.pdf
la salvaguarda del tejido social.
CONAGUA (2016). Diagnóstico del Programa
Presupuestal S218 Tratamiento de Aguas
El agua es Residuales. Comisión Nacional del Agua,
Subdirección General de Agua Potable, Drenaje y
un instrumento para la paz.
Saneamiento...Tomado..de:..https://www.gob.mx/cms/
uploads/attachment/file/155443/S218_Diagn_stico_S21
8_fusionado_final.pdf .

CONAGUA. (2016). Situación del Subsector Agua

Potable, Drenaje y Saneamiento. CONAGUA. Edición
2016...http://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/fil
e/184667/DSAPAS_2016_web_Parte1.pdf.

INEGI (2020). Censo de Población y Vivienda 2020.

INEGI..https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/202
0/default.html

Morgan, Juan Manuel. Benítez, Verónica (2016).

Análisis del estado de las plantas de tratamiento de
aguas residuales en la República Mexicana.
Universidad Nacional Autónoma de México. Tomado
de: http://www.iingen.unam.mx/esmx/

Luengo, Tamara. (2020). El arreglo institucional del

sector hídrico y su rol en la subutilización de la
infraestructura de saneamiento en Zumpango del
Río, Guerrero. Tesis para para obtener el grado de
Maestro en el Programa de Posgrado a Distancia:
Maestría en Gestión Integrada de Recursos Hídricos
del Instituto Mexicano de Tecnologías del Agua.
IMTA 2020.

UNAM (2019). CAMPAÑA DE AHORRO DEL AGUA.

Boletín UNAM-DGCS-196. Día Mundial del Agua.
https://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2019_1
96.html

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La relevancia de rescatar nuestros
ríos. La necesidad de contar con una
nueva regulación que integre la
gestión del agua y territorio
para hacer frente a las
inundaciones

Resumen
En la actualidad, los cauces federales entendidos como ríos
representan una gran oportunidad para adecuar el manejo del
territorio bajo principios de reducción de riesgos y recuperación
y conservación de conectividad de los ecosistemas. Son un
componente de la gestión del agua que ante los retos del
cambio climático cobra gran relevancia.
Jorge Eugenio Barrios Ordóñez
Resulta indispensable redefinir el proceso regulatorio de los
Ingeniero Químico por la UNAM con
cauces federales a partir de la experiencia de implementación
Maestría en Ingeniería Ambiental
de la regulación a la fecha, para lograr un manejo coordinado
(Universidad de Illinois Urbana-
del agua y el territorio, bajo una óptica de gestión de riesgos y
Champaign). Ha sido Director del Programa
atendiendo al funcionamiento ecohidrológico de las diferentes
Agua y Director de Políticas Públicas de
WWF, Subdirector General de Adminis- zonas de una cuenca. La gestión de cauces federales/ríos debe
tración del Agua en la Comisión Nacional interactuar directamente con los planes de desarrollo urbano,
del Agua, Consultor Internacional en agua y ordenamientos territoriales, áreas naturales protegidas y otras
medio ambiente y actualmente Director del figuras de planificación del ámbito municipal y estatal, para
Área de Agua de la Fundación Gonzalo Río recuperar los espacios que permitan manejar el riesgo que
Arronte. representa la incertidumbre climática.
M
.......ucho se habla de los problemas del agua
en el país, la mayoría relacionados con
deficiencias en los servicios de suministro,
responsabilidad de los gobiernos
municipales y enmarcados por el derecho
humano al agua y saneamiento; otros con
problemas de sequía, ya sea natural, por
falta de lluvias o almacenamiento en presas,
o administrativa, al no poder atender
necesidades aun existiendo agua para ello;
pero se habla menos de los relacionados
con inundaciones, causadas por lluvias
extremas asociadas a tormentas y captación y almacenamiento al mínimo
huracanes. Estos últimos amenazan zonas
urbanas y rurales por igual, y causan
elevadas pérdidas económicas y de vidas
humanas. En el 2020, el Centro Nacional de
Prevención de Desastres (CENAPRED)
estimó que el costo por daños y pérdidas
asociado con fenómenos meteorológicos
ascendió a 27 mil MDP, con afectación a 800
mil personas y 110 defunciones; concluye
que los daños y pérdidas estimados en 2020
se incrementaron de manera considerable
con respecto a 2019, y que representaron el
0.14 % del PIB -80% de éstos costos están
relacionados con inundaciones (CENAPRED,
2022).
El control de las avenidas es una de las
actividades principales de la gestión de
recursos hídricos y como tal es
responsabilidad de la Comisión Nacional del
Agua (Conagua), con el concurso de otras
autoridades y ámbitos de gobierno. Se
sustenta en el pronóstico meteorológico, la
infraestructura y acciones necesarias para su
captación y conducción a las zonas de
almacenamiento con el mínimo riesgo para
kkk
la población. Bajo este objetivo, es difícil
pensar en infraestructura capaz de controlar
estos eventos cuando son extremos y reducir
al mínimo los riesgos para la población, si no
se echa mano del territorio. Condiciones
territoriales, tales como una adecuada
cobertura vegetal, cauces conectados y
amplias planicies de inundación,
complementadas por diques, canales, presas
es una forma eficiente de responder a estos
eventos en la actualidad para obtener los
máximos beneficios en términos de
riesgo. Esto no es nada nuevo, pero parece
no ser prioritario.
México se encuentra en una de las zonas del
mundo con la mayor incidencia de
huracanes, los cuales, según el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el
Cambio Climático, IPCC por sus siglas en
inglés, van en aumento en número e
intensidad. Si bien son una amenaza,
también representan beneficios muy
importantes al traer año con año grandes
volúmenes de agua, y la fuerza para acarrear
sedimentos y materiales, y limpiar nuestros
ecosistemas. Las tormentas recuperan el
almacenamiento de las presas, recargan
acuíferos, diluyen contaminantes y oxigenan
aguas eutrofizadas, arrastran sedimentos
que reconfiguran los cauces y mejoran así la
capacidad de conducción de avenidas.
Mantener estos beneficios requiere de una
política de manejo del agua y el territorio,
bajo una visión de reducción de riesgos, que
concilie los servicios de los ecosistemas y el
desarrollo de infraestructura. Es decir,
aaaaaaaaaaa
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 modalidades de lo ahora referido como
integración de la infraestructura verde y gris,
adaptación basada en ecosistemas, o
soluciones basadas en la naturaleza; es decir
recuperar y conservar el valor de nuestros
ríos.
En la actualidad, existen vacíos en la
integración de los instrumentos para el
manejo del agua y el territorio que limitan la
eficiencia con la que se enfrentan los
eventos de precipitación extrema. En
términos generales, el desarrollo territorial
primordialmente recae en el ámbito
municipal, y no se vincula con los balances
de disponibilidad del agua, es decir con las
necesidades territoriales para mantener o
recuperar los procesos hidrológicos de
captación, recarga, conducción, evacuación,
y descarga al mar. Por otro lado, la gestión
del agua responsabilidad del ámbito federal,
no interactúa con el ámbito territorial
municipal, en este mismo sentido.
En cuanto a las experiencias de integración
del manejo del agua y el territorio en México,
quizás la más lograda podría ser la
conservación de zonas de captación,
mediante el manejo forestal, que se ha
venido incentivando bajo el esquema de
pago por servicios ambientales hidrológicos.
Una buena parte de los recursos públicos
para este programa operado por la Comisión
Nacional Forestal (Conafor) provienen de lo
recaudado por derechos por uso del agua
por parte de Conagua. Este programa, opera
desde 2003 y a la fecha reporta una
superficie beneficiada de 2.3 millones de
hectáreas, algo así como el 0.0001% del
territorio nacional (Conafor, 2022).
Otra contribución a la integración del
manejo del agua y el territorio, han sido las
reservas de agua para protección ecológica.
Las reservas de agua, instrumento
establecido en la Ley de Aguas Nacionales,
se determinan mediante una estimación de
caudal ecológico con base en la Norma
Mexicana NMX-AA-159-SCFI-2012 que
establece el procedimiento para la
determinación del caudal ecológico en
cuencas hidrológicas. El caudal ecológico es
un régimen ecohidrológico anual que
asegura la permanencia de zonas de
inundación para diferentes magnitudes.
Como parte de la implementación de las
reservas de agua se promovió su integración
con los programas de manejo de las áreas
naturales protegidas; programas que se
desarrollan en el ámbito territorial. El
ejemplo de esta integración es la reserva de
agua del río San Pedro Mezquital y el
Programa de manejo del área natural
protegida con carácter de Reserva de la
Biosfera Marismas Nacionales Nayarit.

-13- Boletín AMIA, A.C.

En ambos casos, la gestión del territorio
fortalece a la gestión del agua y viceversa. La
conservación de bosques en las partes altas
disminuye la intensidad de las avenidas y
favorece la recarga de agua en cuerpos
superficiales y subterráneos. Las reservas de
agua limitan las concesiones de agua para
usos que, en el caso de áreas naturales
protegidas, representan una fuerte presión
para cambiar el uso del suelo y por ende
para la conservación de los ecosistemas.
Sin embargo, entre las montañas y el mar,
nuestros ríos -cauces federales, corredores
riparios y zonas inundables- no están
integrados al manejo del territorio;
generalmente están obstruidos, invadidos,
desconectados, por lo que proveen
parcialmente sus beneficios en términos de
manejo de eventos extremos, conducción,
desalojo, y almacenamiento de agua.
Los ríos ofrecen múltiples servicios a la
sociedad, que bajo las condiciones actuales
de urbanización e incremento de eventos
extremos resulta indispensable valorar. Entre
estos servicios se encuentran: transporte de
agua y control de avenidas/inundaciones,
transporte de materiales (sedimentos),
cobertura forestal, refugio de biodiversidad
acuática y terrestre, conectividad,
productividad agrícola, paisaje (goce y
disfrute) y rescate de zonas urbanas. Muchos
de estos servicios se han perdido o alterado;
en particular, hablando del control de
avenidas, sería interesante analizar cuantas
de las inundaciones que se presentan en el
país año con año se asocian a la pérdida de
capacidad hidráulica y cuantas realmente se
pueden atribuir a fenómenos
extraordinarios.
El principal instrumento de manejo de
cauces federales es la Ley de Aguas
Nacionales (LAN), que define a las riberas o
zonas federales como la franja de 5 o 10
metros contiguos a los cauces considerando
el nivel de aguas máximas ordinarias
(artículo 3, inciso XLVII), y los establece como
un bien nacional a cargo de la Conagua.
La administración de zonas federales
representa un gran reto. A finales del 2019 el
Registro Público de Derechos de Agua
(REPDA) incluía 115 mil concesiones de zona
federal que representaban una superficie de
233,000 hectáreas en alrededor de 10 mil
km de cauces, lo que representa un
porcentaje mínimo del universo a
regularizar, si consideramos que la red
hidrográfica del país representa alrededor
aaa
www.amia.org.mx -14-
 de 630,000 km. Estas zonas están sujetas a
fuertes presiones por invasión, urbanización,
o destrucción cuando se conjuga con
extracción de materiales.
Bajo el esquema regulatorio actual y las
capacidades humanas y materiales, de
Conagua, resulta prácticamente imposible
su regulación, además de que no obedece a
criterios contemporáneos de planeación
urbana, reducción de riesgos
funcionamiento ecológico. El proceso
actualmente implica: i) la delimitación
topográfica de cauce federal a partir de lo
establecido en la ley; ii) su publicación para
conocimiento de los posibles afectados y la
atención de inconformidades; iii) el acuerdo
de desalojo de asentamientos irregulares; iv)
la publicación de la declaratoria de zona
federal, y finalmente, v) la emisión de las
concesiones de ocupación de cauce
respectivas. Este procedimiento resulta
anacrónico, ya que no echa mano de nuevas
tecnologías de análisis geográfico, se aplica
de manera general, independientemente de
si se trata de una zona de montaña, una
gran urbe o una zona costera; es decir, no
considera criterios de funcionalidad
ecohidrológica, más allá de su definición a
partir de las aguas máximas ordinarias.
Adicionalmente, toma mucho tiempo
generar el conceso para evitar
inconformidades por parte de propietarios
de terrenos colindantes, sobre todo en las
zona urbanas y periurbanas del país, y poder
así iniciar el proceso de regularización.
En el caso de la extracción de materiales,
actividad de gran impacto para los
xxxxxxxxsa
-15- Boletín AMIA, A.C.
ecosistemas ribereños y que está sujeta a
autorización de la Conagua cuando éstos se
encuentran en los cauces federales,
actualmente se tienen 4,000 concesiones
por un volumen de 264 millones de metros
cúbicos (según información del REPDA de
2019), lo que en número se antojan pocas
para todo el país. Para otorgar una
concesión de extracción de materiales se
exige la Manifestación de Impacto
y Ambiental, además de otros requisitos como
los planos y la memoria descriptiva de las
obras de extracción o de los proyectos a
realizar. Es decir, que la responsabilidad
directa recae en la autoridad ambiental, no
obstante que la Conagua tiene autoridad
para revocar una concesión cuando no se
cumpla con las condiciones del título, entre
ellas, las medidas preventivas y correctivas
que se establezcan (LAN, artículo 113 BIS). Sin
embargo, la autoridad ambiental cuenta
con pocos elementos para analizar el
impacto ambiental, ya que las condiciones
hidrológicas están definidas por Conagua.
Para ejemplificar la falta de regulación que
impera, es interesante recuperar lo que
establece el reglamento de la LAN aún
vigente en su artículo 176, en varios aspectos:
i) se menciona que "La Comisión" no
expedirá concesiones para la explotación
de materiales pétreos de las riberas o zonas
federales de los cauces y vasos de
propiedad nacional; ii) en el caso de
corrientes intermitentes no se deberá
afectar la sección hidráulica natural; y iii) los
concesionarios deberán recuperar los
bancos de acuerdo con las condiciones
ambientales y de paisaje de la zona, para lo
dd
cual devolverán los materiales de despalme,
o el producto de excavaciones para facilitar
la revegetación de acuerdo con las normas
existentes. Estos aspectos establecen
restricciones y obligaciones muy claras, entre
ellas la restauración de ecosistemas
ribereños, que difícilmente se han llevado a
la práctica.
Además de la LAN, dentro de la legislación
mexicana existen otras leyes que protegen
los cauces de los ríos y las riberas asociadas a
ellas por su carácter de bienes nacionales y a
manera de zonas de transición entre el
territorio y los cauces federales. De acuerdo
con la Ley General de Bienes Nacionales son
bienes de uso común las riberas y zonas
federales de las corrientes, por lo que se
encuentran sujetas al régimen de dominio
público de la Federación.
Por otro lado, la Ley General de Desarrollo
Forestal Sustentable (LGDFS) establece que:
3. Faculta a la Comisión Nacional Forestal
para participar en la definición de
mecanismos de compensación por los
bienes y servicios ambientales que prestan
los ecosistemas forestales.
En ambos casos subyace el reconocimiento
de que dichos bienes nacionales juegan un
papel fundamental en la interacción entre
los ecosistemas acuáticos y los terrestres, al
constituir corredores biológicos naturales, así
como al prestar diferentes servicios
ambientales (Ruíz 2011).
En la actualidad, los cauces federales
entendidos como ríos representan una gran
oportunidad para adecuar el manejo del
territorio bajo principios de reducción de
riesgos y recuperación y conservación de
conectividad de los ecosistemas. Son un
componente de la gestión del agua que
ante los retos del cambio climático cobra
gran relevancia.

1. Aplica a la vegetación ribereña debido a

que forma parte de los sistemas
hidrológicos-forestales y que los define
como ecosistemas que deben permanecer
sanos y conservados

2. Faculta a la SEMARNAT para declarar

áreas de protección forestal “en aquellas
franjas, riberas de los ríos, quebradas,
arroyos permanentes, riberas de los lagos y
embalses naturales, riberas de los lagos o
embalses artificiales construidos por el
Estado y sus instituciones, áreas de recarga
de los mantos acuíferos, con los límites,
extensiones, ubicaciones y requerimientos
pertinentes…”, y

www.amia.org.mx -16-
 Resulta indispensable redefinir el proceso
regulatorio de los cauces federales a partir
de la experiencia de implementación de la
regulación a la fecha, para lograr un manejo
coordinado del agua y el territorio, bajo una
óptica de gestión de riesgos y atendiendo al
funcionamiento ecohidrológico de las
diferentes zonas de una cuenca. La gestión
de cauces federales/ríos debe interactuar
directamente con los planes de desarrollo
urbano, ordenamientos territoriales, áreas
naturales protegidas y otras figuras de
planificación del ámbito municipal y estatal,
para recuperar los espacios que permitan
manejar el riesgo que representa la
incertidumbre climática. Al mismo tiempo,
este manejo debe ser considerado una
solución de eficiencia económica que
reduzca los altos costos que representan
soluciones, integren el manejo de riesgos
por eventos extremos, la participación de la
ciudadanía y se planeen, implementen y
mantengan como parte de la infraestructura
hidráulica del país.
¿Y la calidad del agua? Sin duda debe
atenderse. Quizás la recuperación de
espacios ribereños pueda ser el detonador
del tratamiento de las aguas residuales en el
país. Invertir en plantas de tratamiento de
aguas residuales para recupera un río en una
zona urbana y como ciudadanos pagar el
servicio por contar con un paseo ribereño en
nuestra ciudad puede ser más atractivo que
pagar por un drenaje.
Referencias

anualmente los daños y pérdidas por

CENAPRED, 2022, Impacto Socioeconómico de los
inundaciones y conserve los beneficios que
Principales Desastres Ocurridos en México en el Año
representan. En este sentido, la LAN 2020 (RESUMEN EJECUTIVO), 15/Jun/2022, pp 20.
considera la posibilidad de que la
administración de los cauces sea Conafor, 2022, Pago por Servicios Ambientales:
concesionada a estados o municipios, lo que Incentivos económicos para la conservación de los
ecosistemas | Comisión Nacional Forestal | Gobierno |
representa una gran oportunidad para
gob.mx (www.gob.mx)
fortalecer las respuestas locales ante eventos
extremos, las pérdidas en las economías REPDA, 2019, Consulta pública.
locales que estos representan, y la
recuperación de paisajes ribereños en Ruiz, L. 2001. “Herramientas legales para la
conservación y restauración de la vegetación
beneficio de la población.
ribereña: un estudio de caso en la Selva Lacandona”,
2011, p. 9.
Recientemente, bajo el concepto de
soluciones basadas en la naturaleza, han
empezado a surgir iniciativas de rescate de
áreas verdes en zonas urbanas que sin duda
son de gran valor, sin embargo, es
indispensable que estas propuestas, para
que verdaderamente sean consideradas
aaaa

-17- Boletín AMIA, A.C.

Naturaleza
e infraestructura:
hacia un cambio
de paradigma

Ángel A. Luna Ramírez

Biólogo por la Universidad Autónoma Metropolitana y Maestro en Ciencias, especialidad en
Edafología por el Colegio de Postgraduados, Montecillo. Con experiencia en la gestión y
supervisión de estudios y proyectos vinculados con el diseño, la construcción y operación de
infraestructura hidráulica, así como planeación hídrica regional y estatal.

Resumen
El artículo hace referencia a la importancia que tiene la infraestructura hidráulica para mitigar y adaptarse a los
impactos derivados del calentamiento global, sin embargo, pone énfasis a la disparidad que actualmente se perfila
en términos de presupuesto gubernamental versus el presupuesto destinado a la conservación ambiental
específicamente a lo que trata de Áreas Naturales Protegidas; así, propone la integración de Soluciones Basadas en
la Naturaleza, en el diseño, construcción y operación de infraestructura hidráulica, para proveerle de mayor
resiliencia climática y proteger la oferta natural de agua.
En semanas recientes se ha presentado una económicos; sin embargo, bien a bien no
gran ola de acontecimientos climáticos con existe consenso en cómo lograr tal objetivo.
efectos severos en distintas partes del Aun así, en escenarios donde las mayores
mundo. En el oeste de los EEUU una sequía vulnerabilidades se vinculan con eventos
intensa ha provocado los niveles de hidroclimatológicos extremos incluyendo
almacenamiento más bajos en uno de sus sequías e inundaciones- la infraestructura
principales sistemas hidrológicos: la cuenca hidráulica toma un papel preponderante,
del río Colorado; por su parte, Europa ha sin embargo: ¿es el principal y único
sufrido olas de calor no sólo con impacto en
mecanismo para lograr una mayor
la salud pública, sino también, en su sistema
resiliencia climática?
económico, por falta de navegabilidad en
ríos históricamente utilizados como vías de
Infraestructura tradicional
comercio; sin embargo, tal vez el mayor
impacto mediático lo han registrado las
En México y en el mundo, el papel de la
severas inundaciones en Pakistán, país en el
infraestructura adquiere un papel relevante
cual se han reportado más de un millar de
para enfrentar los problemas de escases de
decesos y una cifra superior a los 30 millones
1 agua y, paradójicamente, de inundaciones
de afectados. México no ha sido la
también. Está claro que su función juega un
excepción, una crisis hídrica en el
rol trascendental en el desarrollo social y
abastecimiento público en una de sus
económico de cualquier país, por ello,
principales ciudades, así como inundaciones
diferentes voces impulsan una mayor
en otras regiones, han ocupado la titularidad
inversión en este sector para paliar la
de los medios. En este contexto de
escasez y abundancia de agua, según sea el
fenómenos naturales, transformados en
caso.
calamidades sociales, la adaptación
climática representa el principal mecanismo
para minimizar sus impactos sociales y
ecxxx

-19- Boletín AMIA, A.C.

Recientemente, el proyecto de Presupuesto
2
de Egresos de la Federación 2023 (PEF)
establece un incremento sustancial en obra
pública relacionada al sector hidráulico,
poco más de $49 mil millones de pesos
(MDP) destinados a programas de inversión
en sectores de agua potable, hidroagrícola y
protección contra inundaciones. Entre los
principales proyectos se encuentran: Agua
Saludable para la Laguna y rehabilitación del
Sistema Cutzamala; acueductos Cuchillo II,
La Concordia y Río Colorado-Tijuana; presas
La Libertad, El Zapotillo, Picachos, Santa
María y La Amistad; canal Centenario y
Distrito de Riego 018; Proyecto Ecológico
Lago de Texcoco; así como acciones de
protección contra inundaciones en Tabasco
(PROHTAB) y Veracruz, entre otros; sin
embargo, es notoria la ausencia de
proyectos en el subsector de saneamiento;
de igual forma, sobresale la escasa
asignación de 46 MDP al rubro de atención a
desastres naturales. Si bien, es loable la
atención a problemáticas sociales que
demandan el abastecimiento de agua
potable, también es notable que la
estrategia gubernamental sigue un
esquema de atención a lo urgente a
expensas de fortalecer lo importante: la
protección de la oferta natural de agua.
Una inversión limitada en infraestructura se
ha reconocido como uno de los mayores
retos en México; así, para un horizonte de
planeación al 2030, el Centro Regional de
Seguridad Hídrica (CERSHI) estableció la
necesidad de requerir de, al menos, 50 mil
MDP anuales, en términos de creación y
mantenimiento de infraestructura hidráulica 3
- cifra que se estaría alcanzando para el 2023
según lo comentado anteriormente - sin
embargo, la cifra aumenta a 80 mil MDP
para los próximos 50 años, en voz de
especialistas.4 En este orden de ideas,
estándares internacionales recomiendan
5
una inversión de alrededor del 0.3% del PIB
(nivel potencialmente superado por
actualización) pero en este panorama de
cifras multimillonarias, viene a bien recordar
que de acuerdo con Water Integrity Network
(WIN), entre el 4 y el 26 % de recursos
invertidos se pierden en prácticas de
6
corrupción; ante ello, alternativas de menor
costo -y con igual o mayor efectividad en
términos de conservación hídrica- siempre
serán importantes evaluar.
En este impulso a la infraestructura
tradicional es necesario recordar que ésta no
puede ser visualizada como un elemento
aislado, autónomo e independiente y sí,
como un elemento que se integra a un
entorno físico y natural del cual depende
inexorablemente. En este sentido, los
diferentes ecosistemas del territorio nacional
enfrentan problemáticas diversas como son
cambios de uso de suelo, incendios
forestales, urbanización creciente, expansión
agrícola, deforestación, tráfico de
biodiversidad, así como efectos del
calentamiento global que ponen a prueba
su propia resiliencia. Este conjunto de
incidencias conlleva cambios en los
patrones de distribución climática que
impactan en la presencia o ausencia de
lluvias y la disponibilidad de agua superficial,
componentes torales para el
funcionamiento de la infraestructura
...................
www.amia.org.mx -20-
 tradicional. Por lo anterior, y ante un
escenario climáticamente cambiante, cabe
preguntarse qué tan preparada está dicha
infraestructura. Los cada vez mayores
eventos hidroclimatológicos extremos, su
intensidad y distribución geográfica, habrán
de ser variables para abordar con mayor
atención; así, es necesario que los procesos
de planeación, construcción, operación y
mantenimiento hidráulico adjunten
elementos de gestión natural para
fortalecerse.
Para los casos de infraestructura mayor
(presas, las de mayor sentido estratégico
para abastecimiento público, riego agrícola,
control de inundaciones y generación
hidroeléctrica), las condiciones de
calentamiento global han reafirmado una
serie de vulnerabilidades que van desde su
envejecimiento estructural, reducción de
capacidad de almacenamiento por
azolvamiento, diseños hidráulicos superados,
generación de gases de efecto invernadero,
incremento de conflictos sociales, hasta un
innegable y muy sustentado impacto
ambiental, aguas debajo de su ubicación.
Ante este panorama, es necesario analizar
cómo se encuentra la variable ambiental
que le da sustento a su presencia.
Actualmente se cuantifican 184 Áreas
Naturales Protegidas (ANP) en el país, sin
embargo, la asignación de presupuesto no
refleja la importancia que éstas tienen para
el sustento de la infraestructura hidráulica,
es decir, la Comisión Nacional de Áreas
Naturales Protegidas (CONANP) presenta
recortes presupuestales que limitan su
...............
-21- Boletín AMIA, A.C.
capacidad para salvaguardar ecosistemas
estratégicos. En el PEF 2023, el presupuesto
total considerado para la CONANP es de 930
MDP, nada comparable con los 68 mil MDP
destinados a la CONAGUA, o a los 49 mil
MDP considerados para obra pública. De
hecho, considerando la extensión total de
ANP (terrestres y marinas) la asignación por
hectárea apenas supera los $10 pesos, cifra
que a todas luces no refleja la importancia
de los ecosistemas como elemento toral en
el ciclo hidrológico y, por ende, en la
operatividad de cualquier componente
hidráulico. Por lo anterior, es necesario
considerar esquemas de protección y
fomento ambiental alternos para
incrementar la resiliencia de la
infraestructura hidráulica.
Soluciones Basadas en la Naturaleza:
¿la alternativa correcta?
En términos generales, las Soluciones
Basadas en la Naturaleza (SBN) son una serie
de estrategias que fomentan la protección
ambiental para salvaguardar los servicios
ecosistémicos que permiten afrontar
desafíos como la pérdida de biodiversidad y
la seguridad hídrica, entre otras
potencialidades. No deben ser visualizadas
únicamente como acciones de
reforestación, dado que su alcance es más
amplio y complejo, es decir, trata entre otras
cosas, de procesos de diseño, rehabilitación
y fortalecimiento ecosistémico desde la
perspectiva de restauración ecológica o
gestión integral de recursos hídricos, por
ejemplo.
Como lo establece el Programa Mundial de gubernamentales. Recientemente, durante
Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP, la Semana Mundial del Agua 2022, en
por sus siglas en ingles), la seguridad Estocolmo, Suecia, especialistas en el área
sostenible del agua no se logrará a través de señalaron que la falta de datos y de
enfoques convencionales, y aunque la seguimiento en la implementación
degradación de los ecosistemas es una de representa una barrera para la obtención de
las principales causas de mala gestión inversiones necesarias.9 De igual manera,
hidrológica, las SBN han sido subestimadas algunas SBN enfocadas a la captura de
dentro de las políticas de gestión de carbono no han estado exentas de
recursos hídricos, al presentar controversias al ser vinculadas a esquemas
financiamientos por debajo del 1% respecto de greenwashing y generación de
a la inversión total en infraestructura. 7 inconformidades sociales,10 situaciones que
Adicionalmente, estudios recientes desvirtúan la importancia de éstas.
establecen que las SBN pueden aportar más
de un tercio de las acciones climáticas Otro problema relevante en las SBN es la
necesarias para estabilizar el calentamiento falta de un censo de acciones a nivel
global por debajo de los 2º C, en un nacional o regional que permitan conocer el
horizonte de planeación al 2030.8 impacto de éstas en sus áreas de influencia,
además, no existe hoy en día fuente alguna
Si bien las SBN representan una de las de carácter confiable que permita conocer
mejores estrategias ambientales para su ubicación, dimensionamiento y
enfrentar las consecuencias del resultados. De igual manera, no existe una
calentamiento global y la mejora ambiental, política pública que funja como promotora
no están exentas de retos y oportunidades. y/o coordinadora de éstas.
Al igual que los proyectos convencionales,
las SBN parten de fases de planeación que
requieren de información no
necesariamente generada, lo que conlleva a
un incremento de costos y tiempos
requeridos para alcanzar las etapas de
diagnóstico y formulación de alternativas; de
igual manera, el requerimiento de un cuadro
de especialistas en diferentes rubros es
indispensable, principalmente en campos
ambientales, sociales y económicos.
Adicionalmente, su implementación
demanda de financiamiento de magnitud
variable, cuyo origen puede estar
principalmente en recursos privados,
internacionales y de organizaciones no
ccccc

www.amia.org.mx -22-
 Consideraciones finales
En conclusión, es necesario transitar hacia
un esquema de infraestructura
climáticamente resiliente, acrecentar sus
beneficios y disminuir sus impactos. La tarea
no es sencilla, compatibilizar diversos
enfoques multidisciplinarios representa uno
de los mayores retos a superar en pro de
esta necesaria tarea. Posicionamientos
extremos habrán de abonar a una
polarización nada conveniente en tiempos
apremiantes, ante ello, las dependencias
públicas, la academia, las instituciones
colegiadas y la sociedad civil juegan un
papel importante para incrementar el
abanico de soluciones desde un esquema
consensuado; sin embargo, el mayor
requerimiento es transitar hacia un cambio
de paradigma: la infraestructura tradicional
y las SBN no debe ser mutuamente
excluyentes y sí, mutuamente compatibles y
complementarias.
-23- Boletín AMIA, A.C.
Referencias
1. European Commission, 2022. Pakistan; Monsoon
rain and EU response. Emergency Response Coordi-
nation Center (ERCC), DG Echo, Daily Map:
09/09/2022.
2. Secretaría de Hacienda y Crédito Púbico, 2022.
Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Fede-
ración, Ejercicio Fiscal 2023. Septiembre, 2022.
México.
3. González V., F.J; et al. 2022. Perspectivas del agua
en México, propuestas hacia la seguridad hídrica.
CERSHI UNESCO-UNAM-Agua Capital, México.
4. De la Rosa, Y. 2022. Sector hídrico necesita 80 mil
mdp por 50 años para evitar escasez de agua como
en..Monterrey...Revista..Forbes......https://www.forbes.c
om.mx/sector-hidrico-necesita-80-mil-mdp-por-50-
anos-para-evitar-escasez-de-agua-como-en-
monterrey/
5. Boletín FAL. 2014. La brecha de infraestructura
económica y las inversiones en América Latina.
CEPAL. Edición No. 332, Número 4, 2014.
6. Boletín del Centro Regional de Seguridad Hídrica
(CERSHI-UNESCO). 2022. Seguridad Hídrica Hoy.
Número 9, Abril-Junio 2022.
7. WWAP (Programa Mundial de las Naciones Unidas
de Evaluación de los Recursos Hídricos) / ONU-Agua.
2018. Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre
el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2018:
Soluciones basadas en la naturaleza para la gestión
del agua. París, UNESCO.
8. Bronson W, G; et. al. 2017. Natural Climate Solution.
Proceedings of the National Academy of Sciences
(PNAS), 114 (44), 11645-11650.
9. De Haldevang, M. (2022, 27 de Junio). BP Paid
Rural Mexicans a “Pittance” for Wall Street´s
Favorite Cimate Solution. Bloomberg; Green
Economics...https://www.bloomberg.com/features/20
22-carbon-offset-credits-mexico-forest-bp/
10. Redacción EFEverde (2022, 31 de agosto). La falta
de seguimiento de las soluciones basadas en la na-
turaleza, una barrera para captar inversiones e
impulsarlas. EFE Verde. https://efeverde.com/world-
water-week/
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 La realidad hídrica y el cambio
de paradigma: suficiente nunca
será suficiente

Rosario Sánchez Flores Resumen

Científica Investigadora Senior del Instituto de
Recursos Hídricos del Estado de Texas de la
Universidad de Texas A&M. Directora del Foro
Permanente de Aguas Binacionales,
Investigadora Principal del Programa de
Acuíferos Transfronterizos entre México y EUA.
Co-Directora de la Comisión de Acuíferos
Transfronterizos de la Asociación Internacional
de Hidrogeólogos. Maestra en Estudios
Diplomáticos por el Instituto Matías Romero y
Doctora en Administración de Agua y Ciencias
Hidrológicas por la Universidad de Texas A&M.
México vive un momento histórico. Un antes y un después.
¿Cómo darnos cuenta de que somos parte de la naturaleza
que consumimos indiscriminadamente? ¿Que al
consumirla a los ritmos actuales nos consumimos todos al
mismo tiempo? El agua, el recurso natural más importante
del planeta escasea a ritmos nunca experimentados en
muchas partes del mundo. ¿Cuál debe ser entonces el
nuevo paradigma? Primero: estar conscientes de que no
vivimos un problema, vivimos un cambio. Un cambio de las
condiciones naturales a los que estábamos
acostumbrados, lo cual implica ajustes
México vive un momento histórico. Un antes
y un después. De hecho, el mundo entero en
sus diferentes escalas y contextos enfrenta el
mismo reto: ¿cómo darnos cuenta de que
somos parte de la naturaleza que
consumimos indiscriminadamente? ¿Que al
consumirla, a los ritmos actuales, nos
consumimos todos al mismo tiempo? El
agua, el recurso natural más importante del
planeta escasea a ritmos nunca
experimentados en muchas partes del
mundo. El 80% del territorio nacional ya se
ha declarado en alguna condición de sequía;
las cuencas internacionales del Rio Colorado
y el Rio Bravo muestran el quiebre del
sistema en ambos lados de la frontera. El
proceso de desertificación avanzando en el
norte del país y la degradación inminente
del suelo y los ecosistemas que reflejan los
límites del modelo de consumo actual y el
olvido colectivo de la condición natural del
hombre: dependemos del medio ambiente
para sobrevivir. Sin agua no hay vida de
ningún tipo en el planeta Tierra. El
crecimiento de la población, la
incertidumbre climática, que ha declarado
abiertamente que no será más nuestra
aliada, el modelo de desarrollo resistiendo
ante la presión social y de marginalización
de la mitad de la población mundial, el
bombardeo de la desinformación, la
angustia de los jóvenes y la apatía
acostumbrada de la mayoría de las
autoridades. La lucha entre usuarios,
prioridades, intereses ante una condición
creciente de escasez, tanto en cantidad
como en calidad, ha puesto en evidencia,
tanto los resultados de las políticas públicas
de gestión de agua de los últimos 80 años,
aa
como los riesgos inminentes de continuar
operando con el mismo paradigma de
explotación de agua de manera intensiva y
extensiva, sin la menor consideración con la
funcionalidad del sistema natural que
provee de servicios ambientales al hábitat
del cual dependemos.
¿Cuál debe ser entonces el nuevo
paradigma? Hacia donde deberíamos estar
poniendo nuestra atención desde el punto
de vista de individuos, de nuestro hogar,
comunidad, ¿región? Primero: estar
conscientes de que no vivimos un problema,
vivimos un cambio. Un cambio de las
condiciones naturales a los que estábamos
acostumbrados, lo cual implica ajustes y
pérdidas; renegociaciones, reasignaciones,
reconsideraciones. Así como compartimos el
agua, así también compartimos la escasez,
en mayor y menor medida, y así también la
corresponsabilidad. Le tomó al mundo casi
dos siglos llegar a 1,000 millones de
habitantes, 150 años duplicar hasta 2,500
millones y sólo 70 años alcanzar los 7,000
millones de habitantes. ¿Qué quiere decir
esto? Ya no podremos tener suficiente agua
para todos los usos ni todas las necesidades.
Suficiente nunca será suficiente, porque el
agua en el planeta siempre ha sido y será la
misma, y la población, así como sus
necesidades de agua crecen
exponencialmente. La distribución de agua
dulce en el planeta ya está asignada
geográficamente y necesitamos empezar a
trabajar social y ambientalmente con
responsabilidad con lo que aún tenemos
disponible. De manera que, pensar en
buscar fuentes adicionales de agua
aaaaaaaa
www.amia.org.mx -26-
 provenientes de otras geografías u otras
cuencas, solo es alargar lo inevitable y
acrecentar la dependencia a fuentes
externas y, por lo tanto, la vulnerabilidad de
la región o ciudad importadora.
Segundo. Ante la limitada disponibilidad de
aguas superficiales que son las más
afectadas con el incremento generalizado
de la temperatura global, el agua
subterránea resulta ser la fuente más
accesible y socorrida, tanto en México como
el resto del mundo, para mitigar los efectos
de la escasez. Sin embargo, el potencial del
agua subterránea como fuente inagotable,
su invisibilidad y la negligencia del sistema
de gestión de aguas subterráneas en México,
y por lo menos en la mayor parte del
continente americano, ha provocado una
ilusión de que el agua subterránea es
infinita. En realidad, el agua subterránea, a
excepción de ambientes kársticos, no podría
considerarse ni siquiera como renovable. La
diferencia entre el ritmo de extracción y el
tiempo de recarga de la gran mayoría de los
acuíferos no corresponde a la escala de
tiempo de nuestra generación. Como ya se
ha mencionado en muchas ocasiones,
utilizar el agua subterránea para las futuras
demandas (salvo en los casos en los que se
considera como única fuente de agua), es
utilizar la cuenta de ahorros. La perforación
de un nuevo pozo en condiciones de
escasez, como las actuales, en general es
indicativo de que el balance de agua no está
a nuestro favor, y que estamos gastando más
de lo que entra al sistema. El problema
radica en que sólo hemos trabajado en la
parte de la administración de la oferta del
kkk
-27- Boletín AMIA, A.C.
agua, y muy poco en la gestión de la
demanda. Las estructuras de política
pública generalmente incentivan al
consumo (e incluso al desperdicio) intensivo
del agua, sobre todo en la agricultura.
Desincentivan el reúso y la captación de
agua de lluvia y escurrimientos; promueven
la expansión de la frontera agrícola; limitan
la capacidad de los gobiernos estatales y
municipales para incentivar estrategias de
ahorro, conservación, conversión de cultivos,
reforestación, protección de áreas verdes,
desarrollo de infraestructura verde,
restauración de caudales ambientales entre
otros. Las concesiones de agua subterránea,
por ejemplo, no prevén reducción en las
asignaciones en momentos de crisis salvo
decretos ejecutivos, lo cual limita cualquier
atribución a los gobiernos estatales y
municipales para hacer uso de fuentes de
agua de potable ya en explotación para usos
prioritarios o de emergencia. En otras
palabras, las concesiones en México
funcionan más como derechos de
propiedad privada del recurso natural más
estratégico de la época moderna. Un signo
de vulnerabilidad y de seguridad hídrica
preocupante.
Finalmente, el cambio de paradigma debe
estar acompañado de límites. Las tarifas no
son suficiente aliciente para evitar el mal uso
o desperdicio de agua. La redefinición de los
usos de agua y los beneficios que cada uno
de esos usos nos proporciona, deben
restablecerse. ¿Cuáles son las prioridades?
¿Cuáles son los beneficios? ¿Qué tipo de
agua debemos usar para qué tipo
uso/beneficio? ¿Cuál debe ser el costo? Y,
sobre todo, cuál debe ser el límite.
Pareciera contradictorio el establecimiento
de límites en una sociedad acostumbrada al
l. ibre albedrio, sobre todo de los recursos
naturales, en un sistema de acumulación
capitalista. Pero en realidad, la naturaleza
del ser humano y de nuestro entorno si tiene
límites y muy visibles. El nuevo paradigma
exige un cambio de actitud, de valores, de
prioridades, de hábitos de consumo no sólo
de agua, sino de cada uno de los productos
que consumimos que llevan una carga
ambiental e hídrica, en fin, de una nueva
forma de vida. Es momento de reconocer los
límites y de trabajar funcionalmente en un
entorno del cual somos parte y que sin él
sencillamente la vida no puede existir.
www.amia.org.mx -28-
Acciones clave
para transformar
la política hídrica
de México

Adrián Pedrozo Acuña

Director General del Instituto Mexicano de Tecnología del
Agua. Ingeniero civil y maestro en ingeniería hidráulica por
la UNAM, doctor en ingeniería por la Universidad de
Plymouth de Reino Unido. Su obra científica cuenta con
más de 100 publicaciones, 45 artículos en revistas
internacionales. Es Investigador Nacional nivel III del
CONACYT y consultor del Banco Mundial para temas de
agua.

Resumen
Los problemas de escasez de agua y contaminación no son de hoy y no hemos encontrado la manera de hacerles
frente. En general, se reconoce que es necesaria una nueva forma de tomar decisiones relativas al agua, así como,
también es necesario administrar este elemento clave para la vida, en función de su disponibilidad, que es variable en
tiempo y espacio, con medidas que se dirijan a modificar inercias en la manera de distribuir y utilizar el agua entre
usuarios. Entre ellas: recuperar la capacidad de medición de la disponibilidad real de agua a una mayor resolución
temporal; mapear con precisión los productos industriales y cultivos que se producen territorialmente, y establecer
los análisis comparativos de huella hídrica por clima y producto; así como hacer la revisión de la distribución del agua
entre usuarios en una cuenca o acuífero para una distribución justa entre usuarios y evitar el acaparamiento del agua.
D.urante el siglo pasado, muchas personas
en el mundo suponían que la escasez de
agua era un fenómeno que ocurría en
cualquier parte del planeta, menos en su
propia casa o ciudad.
Sin embargo, a la luz de la crisis hídrica
global que vemos actualmente, es evidente
que una de las consecuencias más claras de
la globalización del comercio internacional
es que éste ha fomentado un intercambio
de bienes entre naciones que ha conducido
a las sociedades modernas a consumir
diariamente productos de diversas partes
del planeta (p. ej. India, China, México) bajo
una lógica económica de producción a
menor costo para generar mayor
rentabilidad económica, sin reflexionar
sobre el estado de salud ambiental de
acuíferos y ríos (p. ej. estado de
sobreexplotación) de donde se extrae el
agua que se utiliza para producir dichos
productos. Esto ha dado lugar a que, por
ejemplo, en países como el Reino Unido, el
75 % de la huella hídrica (agua necesaria
para producir un bien o servicio de los
productos que se consumen internamente)
tenga un origen allende sus fronteras
(Hoekstra y Mekonnen, 2012).
Por esta razón se reconoce, en todo el
mundo, que los impactos antropogénicos
sobre cuencas y acuíferos están
íntimamente ligados a la actividad
económica que existe en el territorio y sus
necesidades hídricas, por lo que los
problemas asociados a la escasez y
contaminación del agua pueden ser mejor
atendidos si en el análisis también
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consideramos cadenas de suministro de
bienes y productos que se generan en un
territorio determinado. Muchos estudios
recientes, nos advierten que la
sobreexplotación de ríos y acuíferos está
íntimamente ligada a la estructura de la
economía global, mientras que la demanda
global de agua es altamente variable entre
países, pues ésta se relaciona con la
demanda de alimentos y otros bienes, cuya
producción no depende de la disponibilidad
de agua en lo local, sino que en el caso de
países con mejores condiciones económicas,
sus grandes patrones de consumo hacen
uso de agua de otros países a través del
comercio (Allan, 2003). Esto ha dado como
resultado que el agua ya no es un elemento
aprovechable sólo en lo local, sino que,
gracias a la economía, ésta tiene una
naturaleza global (Hoekstra et al., 2008). De
esta manera, muchos países, como el Reino
Unido, han externalizado su huella hídrica
hacia otros, importando productos de alto
consumo de agua para su generación
(Hoekstra y Chapaign, 2008; Hoekstra y
Mekonnen, 2012; Hoekstra y Hung, 2005;
Nanasaki et al., 2010) y reduciendo, de esta
forma, la presión de la demanda sobre sus
propias fuentes de abastecimiento de agua.
Esto no hace desaparecer el problema de la
demanda de agua, sino que más bien
mueve esta presión hacia regiones del
mundo, donde, por lo general, no existen
mecanismos de gobernanza hídrica que
favorezcan su sustentabilidad y
conservación.
Los problemas de escasez de agua y
contaminación no son de hoy, a pesar de
zzzz
www.amia.org.mx -30-
 ello, no hemos encontrado la manera de
hacerles frente. En general, se reconoce que
es necesaria una nueva forma de tomar
decisiones relativas al agua, así como
también es necesario administrar este
elemento clave para la vida, en función de
su disponibilidad, que es variable en tiempo
y espacio. Sin embargo, se aprecia poca
disposición real de los usuarios, en el
territorio, para explorar nuevas avenidas que
habiliten ese cambio, sobre todo cuando
estas medidas se dirigen a modificar inercias
en la manera de distribuir y utilizar el agua
entre usuarios. A pesar de esta situación, la
realidad se impone en el territorio y, a lo
largo de este año, hemos sido testigos de la
importancia que la escasez hídrica
comienza a tomar en el planeta, por
ejemplo, con la situación crítica de los flujos
en la cuenca del río Colorado en los Estados
Unidos de América, el récord de
almacenamiento mínimo en la presa
binacional de la Amistad en el río Bravo (que
reporta un 14 % de su capacidad) y la crisis
de abasto que sufre la sociedad en la Ciudad
de Monterrey, Nuevo León.
-31- Boletín AMIA, A.C.
Por esta razón, es necesario identificar las
acciones urgentes para mejorar la manera
en la que administramos el agua en el
territorio. La primera de ellas consiste en
recuperar la capacidad de medición de la
disponibilidad real de agua en ríos, embalses
y acuíferos, que nos provea información de
los volúmenes existentes a una mayor
resolución temporal a la anual, que
normalmente se ocupa en balances
nacionales de agua superficial y subterránea.
Esta acción nos permite tomar decisiones
con base en una realidad territorial y no bajo
una lógica administrativa de recursos
anotados en un papel. En segundo lugar,
necesitamos establecer para todas las
cuencas y acuíferos del país un mapeo de
los productos industriales y cultivos que se
producen territorialmente. Esto nos
permitirá identificar aquellos productos que
requieren la mayor cantidad de agua en su
producción, de tal manera que, en lo
sucesivo, estos no se produzcan en zonas
áridas identificadas con un alto estrés
hídrico, tal y como ocurrió con la intención
de una empresa norteamericana de ubicar
una planta para producción de cerveza en
Mexicali, zona árida, de las de mayor estrés
hídrico de nuestro país, a la que se le facilitó
su mudanza a una zona sin estrés hídrico,
como es el estado de Veracruz. No se trata
de detener la economía nacional y el
comercio, sino de hacerlo de una forma que
nos permita como nación caminar hacia la
sustentabilidad hídrica que conserva la vida,
el medio ambiente y pone al centro a las
personas.
Adicionalmente, desde la perspectiva de
generación de información estratégica para
el país, otra acción vital consiste en
establecer los análisis comparativos de
huella hídrica por clima y producto, de
aquellos bienes y cultivos que requieren una
mayor cantidad de agua para su producción,
por ejemplo: cerveza, refrescos, algodón,
biocombustibles, alfalfa, nuez, cítricos,
aguacate, agave azul y frutos rojos. Este
análisis de huella hídrica puede servir
también a los productores para orientarlos
sobre las medidas que requieren adoptar
para mejorar el uso de agua en sus parcelas
o invernaderos y a lo largo de toda su
cadena de valor. Un ejemplo de lo anterior
se presentó en el informe del Instituto
Mexicano de Tecnología del Agua, sobre el
agua en el valle de Mexicali, donde se
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Tabla 1. Huella hídrica por cultivo de acuerdo con referencias internacionales.
reportan los valores de huella hídrica
mínima y máxima para los cultivos de esa
región, ver tabla 1 (IMTA, 2020). La diferencia
entre el valor mínimo y máximo indica una
alta variabilidad entre el agua que se utiliza
para producir una tonelada de un mismo
cultivo en el mundo, lo que ofrece al
productor un indicador de la cantidad de
agua que se requiere para una producción
eficiente (huella hídrica mínima).
Justamente, la estandarización de los valores
máximos de huella hídrica ha sido
reconocida como uno de los posibles
indicadores que nos permitirán generar
incentivos para conducir a los productores a
la reducción de su consumo de agua hacia
niveles razonables.
www.amia.org.mx -32-
 Por otro lado, una medida urgente que se
requiere en todo el mundo es la revisión de
la distribución del agua entre distintos
usuarios en una cuenca o acuífero, de tal
manera que se revise cuidadosamente que
exista justicia en su distribución y entre
usuarios de un mismo uso. Esta acción
evitará problemas de acaparamiento de
agua, que deriva en una inequidad e
injusticia social, pues existen casos en los
que usuarios individuales (p. ej. personas
morales) poseen más del 50 % del volumen
total de un acuífero o río (Rulli et al., 2013;
Pedrozo-Acuña, 2020).
El problema que subyace es más grande de
lo que pensábamos hace algunos años, y
que enfocó nuestra energía en los consumos
de la agricultura de riego en zonas áridas. La
naturaleza global de los intercambios de
agua que se aprecian en la economía nos
dirige a acciones más integrales que
implican revisar también cómo usamos y
conservamos el agua en las regiones donde
hay abundancia. Todo está conectado. Las
acciones aquí propuestas están orientadas
hacia el estímulo de una nueva y urgente
forma de tomar decisiones relativas al agua.
Por otro lado, es evidente que estas
decisiones para la distribución equitativa del
agua en determinado territorio tienen
aspectos que inequívocamente tocan
aspectos relativos a la política y a la
seguridad de las naciones, por lo que se
necesita de la rectoría del Estado, que tiene
como base principios de una ética que
cuida a nuestra casa grande (el medio
ambiente, soporte a todo) y que fomenta un
bienestar para todos: personas y empresas
que compartimos el territorio.
-33- Boletín AMIA, A.C.
Referencias
Allan JA. Virtual water—the water, food, and trade
nexus: useful concept or misleading metaphor?
Water Int 2003, 28:106–113.
Hoekstra AY, Chapagain AK. Globalization of Water:
Sharing the Planet's Freshwater Resources. Oxford:
Blackwell Publishing; 2008.
Hoekstra AY, Mekonnen MM. The water footprint of
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DOI: 10.1073/pnas.1109936109.
Hoekstra AY, Hung PQ. Globalisation of water
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Hanasaki N, Inuzuka T, Kanae S, Oki T. An estimation
of global virtual water flow and sources of water
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384:232–244. doi: 10.1016/j.jhydrol.2009.09.028.
IMTA, 2020. El agua en el valle de Mexicali: Origen,
uso y destino, Instituto Mexicano de Tecnología del
Agua. https://www.gob.mx/imta/articulos/el-agua-en-
el-valle-de-mexicali-baja-california-origen-uso-y-
destino?idiom=es
Pedrozo-Acuña, A. 2020. El acaparamiento de agua:
un problema global. Perspectivas, IMTA, No.24. DOI:
10.24850/b-imta-perspectivas-2020-24.
Rulli, M.C., A. Saviori, P. D'Odorico, Global land and
water grabbing, Proc. Natl. Acad. Sci., 110 (3) (2013),
pp. 892-897
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