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INTRAHOSPITALARIA
MÓDULO 2
Familiarizarse con datos epidemiológicos del ACV, con el fin de entender la importancia e
impacto de esta patología en nuestro país.
CONTENIDOS
Factores de riesgo.
Pronóstico.
Tratamiento rehabilitador.
BIBLIOGRAFÍA
EPIDEMIOLOGÍA DEL ACV
En Chile el ACV figura entre las diez primeras causas de muerte en hombres y mujeres, a
partir de los 20 años de edad, con tasas que aumentan sostenidamente a medida que se
envejece. En el año 1999 correspondió a la segunda causa específica de muerte, con un
9.6% del total, aventajada sólo por la enfermedad cardiovascular. La tasa cruda anual de
incidencia de ACV en Chile, según un estudio poblacional realizado recientemente en la
ciudad de Iquique, fue de 95.8 por cien mil habitantes (95% CI: 86.2 a 105.4). La tasa de
primer ACV, por su parte, fue de 113 por cien mil, ajustada a la población chilena del año
2002. Según los hallazgos del mismo estudio, 65% de los ACV correspondieron a infartos
cerebrales, 23% a hemorragias intracerebrales y 5% a hemorragias subaracnoídeas. Los
restantes permanecieron indeterminados (17%). Por las razones epidemiológicas
señaladas, así como por la vulnerabilidad de esta patología a diversas intervenciones
médicas probadamente efectivas, tanto preventivas como curativas, el ACV fue incluido
en el listado de 56 patologías o condiciones de salud que formarán parte del “régimen de
garantías explícitas en salud”.
INTRODUCCIÓN
• 1,2% de todos los egresos hospitalarios fueron por ECV y 4,3% de los egresos en
mayores de 65 años, que corresponde a la quinta causa de egresos en este grupo de
edad el 2005.
• Incidencia (casos nuevos) de ECV total de 130 por 100.000 habitantes año.
• La incidencia del primer episodio de infarto cerebral fue de 60 por 100.000 habitantes
año.
• 18% de las personas quedan con una dependencia moderada o severa a los 6 meses
después de un infarto cerebral.
• Proyectando estas cifras a la población chilena actual, habría 96.000 personas con ECV,
la mayoría mayores de 65 años a nivel nacional.
La ECV fue la quinta causa de años de vida saludables perdidos (AVISA) en el estudio de
carga de enfermedad en Chile realizado en 1995, con las siguientes cifras:
FACTORES DE RIESGO
Los factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares son los mismos que
determinan la incidencia de infarto cerebral, a saber:
Según el ACV sea isquémico (80%) o hemorrágico (20%), el manejo médico en la fase
aguda y en la instauración de la prevención secundaria será algo diferente. El tratamiento
rehabilitador, en cambio, dependerá de la clínica sin distinción entre uno y otro, pues el
pronóstico evolutivo de los sobrevivientes una vez instaurado el daño, contrariamente a la
mortalidad, no será muy distinto. Por tratarse de una urgencia, el paciente afecto de un
ACV recibe asistencia por otro especialista previamente a la consulta por el médico
rehabilitador, lo cual no impide que la asistencia prestada por este especialista y su
valoración no tenga que ser precoces. De hecho, es importante registrar la exploración
física inicial al ingreso, para poder establecer la primera presunción pronóstica, además el
tratamiento se ha de iniciar de forma precoz en cuanto el ACV se haya estabilizado. En
general, según las características que definen a cada especialista y la idiosincrasia de
cada centro, la asistencia inicial correspondería a los Servicios de Urgencias, con paso a
la Unidad de Ictus y posteriormente a la sala de Neurología. En aquellos centros
periféricos que no cuentan con todos los especialistas esto puede cambiar, pudiendo
encontrarse al especialista en Medicina Interna ocupando el papel del Neurólogo. En la
fase aguda, existe una ventana terapéutica durante la cual las intervenciones terapéuticas
pueden modificar el curso evolutivo del infarto cerebral y lograr una reactivación neuronal.
Esta mejoría viene justificada por dos fenómenos: la existencia de un área de penumbra
en la periferia de la zona isquémica, cuyo daño es reversible, aunque durante un periodo
corto y variable de unas 3-6 horas si se logra la reperfusión del tejido, y por la resolución
de la diasquisis (fallo transináptico a distancia en neuronas conectadas con el área
dañada).
La especialidad de Medicina Física y Rehabilitación, por definición, es la responsable del
diagnóstico, evaluación, prevención y el tratamiento de la discapacidad encaminados a
facilitar, mantener o devolver el mayor grado de capacidad funcional e independencia
posible al paciente. Su papel en el ACV se puede orientar entonces hacia tres fines:
TRATAMIENTO REHABILITADOR
Plan terapéutico
Comprende el curso inicial desde la instauración del ACV y su signo más determinante es
la hipotonía. Suele ser el tiempo que el paciente permanece encamado. Sus objetivos son
los siguientes:
• Evitar trastornos cutáneos y respiratorios mediante colchón antiescaras, cambios
posturales frecuentes y ejercicios respiratorios.
• Prevenir actitudes viciosas (hipertonía postural, hombro doloroso, equinismo) con
posturas protectoras u órtesis.
• Movilizaciones pasivas lentas de amplitud máxima seguidas de esquemas funcionales
normales en ambos hemicuerpos.
• Aprendizaje de automovilización y transferencias.
• Iniciar equilibrio de tronco y sedestación.
• Estimulación sensorial del hemicuerpo afecto.
• Terapia ocupacional para adquirir autonomía elemental en cama.
Bibliografía
3. Dobkin BH. Strategies for stroke rehabilitation. Lancet Neurol. 2004; 3: 528-36.
4. Lavados PM, Sacks C, Prina L, Escobar A, Tossi C, Araya F, et al. Incidence, 30-day
case-fatality rate, and prognosis of stroke in Iquique, Chile; a 2-year community-based
prospective study (PISCIS Project). Lancet. 2005; 365: 2206-15.