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Historia de origen:
Duggar descubrió, en 1948, a partir de un cultivo de Streptomyces aureofaciens, la primera tetraciclina, la
clorotetraciclina (aureomicina). Posteriormente, a partir de un mutante de este se obtuvo la demeclociclina.
Dos años después (1950), Finlay y otros aislaron de un cultivo de Streptomyces rimosus, la oxitetraciclina
(terramicina) y más adelante (1953) Minieri y otros obtuvieron la tetraciclina base a partir de cepas de
Strepmyces alboniger o texasi.
Estas tetraciclinas naturales, obtenidas a partir de cepas de Strepmices, son las tetraciclinas de primera
generación
Una serie de nuevos compuestos semisintéticos, obtenidos a partir de los anteriores, presentan mayor
liposolubilidad y vida media, así como mejor absorción intestinal, estas son clasificadas como tetraciclinas de
segunda generación. Entre las cuales se encuentran la doxiciclina y la minociclina.
Los más recientes y potentes: Las glicilciclinas (tigeciclina), son consideradas las tetraciclinas de tercera
generación.
Clasificación por generaciones:
Tetraciclinas de primera generación Tetraciclinas de tercera generación
Clortetraciclina Oxitetraciclina
Oxitetraciclina Oxitetraciclina
Tetraciclina Tetraciclina
También su capacidad de formar quelatos con los cationes metálicos bivalentes puede
bloquear enzimas que intervienen en la síntesis proteica.
Espectro de acción:
Con el paso de los años, la elevación de los niveles de resistencia bacteriana ha disminuido su espectro,
fundamentalmente el de las tetraciclinas de primera generación.
Dentro de los gérmenes que más han sobresalido en este aspecto de la resistencia se encuentran
Staphylococcus, Streptococcus (pneumoniae, pyogenes, viridans), gonococo, menigococo, Haemophilus,
Shigellas y anaerobios; no obstante, la gran mayoría de estas cepas se mantienen sensibles a las
tetraciclinas de segunda y tercera generación, incluso estas últimas se encuentran dentro del stock de
antibióticos en la lucha contra las bacterias multirresistentes (Staphylococcus aureus meticillin-ressitente,
Staphylococcus epidermidis meticillin-resistente y enterococo-vancomicin-resistente)
Se mantienen con gran efectividad frente a Chlamidia, Rickettsia, Mycoplasma, Borrelia, Leptospira,
Lleginella, V. cholerae, Brucella, Yersinia y Helycobacter
Farmacocinética:
Suministradas por vía oral, las tetraciclinas se absorben bien a nivel gástrico y de intestino delgado proximal.
Presentan una buena difusión hística y humoral, con una importante penetración intracelular, lo cual le justifica su efectividad frente
a los gérmenes intracelulares (brucelas, rickettsias, micoplasmas, clamidias).
Alcanzan concentraciones terapéuticas en pulmón, vía biliar, hígado y riñón, así como en las cavidades serosas.
Difunden al humor acuoso, saliva y orina, concentrándose especialmente en tejido óseo, encias y dientes.
La doxiciclina y la minociclina, penetran mejor en cerebro, ojo y próstata, pero los niveles alcanzados en LCR son bajos, incluso
cuando las meninges están inflamadas, excepto para la minociclina.
Atraviesan la barrera placentaria y por tal razón están contraindicadas en el embarazo así como en la lactancia, pues pasan a la
leche materna.
Su excreción es fundamentalmente renal, a través del filtrado glomerular, la clortetraciclina y la minociclina que lo hacen por la bilis y
secundariamente por las heces, y la doxiciclina que se elimina en un 90 % en las heces, por lo cual ante fallo renal se utiliza este
antibiótico cuando se piensa en una tetraciclina.
Los alimentos interfieren su absorción, por lo que debe administrarse lejos de las comidas; con la leche y otros alimentos y
medicamentos, como los antiácido. La doxiciclina forma quelatos, en menor proporción y no se considera que se vea afectada en su
absorción por los alimentos, mientras que la minociclina mejora su absorción con los alimentos.