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Estos ejemplos demuestran que los complejos de coordinación son sustancias comunes que se encuentran con
frecuencia. La naturaleza de estas sustancias no pudo ser explicada hasta comienzos de este siglo; los compuestos
se denominaron “compuestos complejos”. Esta denominación aún se emplea, pero han desaparecido las razones
que la justificaban. Nuestro conocimiento de estos sistemas ha aumentado en tal forma que ya no se los considera
complicados.
Los complejos metálicos se preparan generalmente por la reacción entre una sal del metal con alguna otra
molécula o ion.
Tabla 1-1
Compuestos cuyo nombre deriva de su descubridor
Complejo Nombre Formulación actual
Cr ( SCN )3 ∙ N H 4 SCN ∙2 N H 3 Sal de Reinecke N H 4 [Cr ( N H 3 )2 ( NCS ) 4 ]
PtC l 2 ∙2 N H 3 Sal verde de Magnus [ Pt ( N H 3 )4 ] [PtC l4 ]
Co ( N O2 )3 ∙ KN O2 ∙ 2 NH Sel de Erdmann K [Co ( N H 3 ) 2 ( N O2 )4 ]
PtC l 2 ∙ KCl ∙ C2 H 4 Sal de Zeise K [ Pt ( C 2 H 4 ) C l 3 ]
Gran parte de los primeros trabajos se realizaron con amoniaco, los complejos resultantes se conocieron
como amminas metálicas. Pronto se descubrió que otras aminas y aniones tales como CN-, NO2-, NCS- y Cl-
también forman complejos metálicos. Con estos aniones se prepararon numerosos complejos que se denominaron
de acuerdo del químico que los preparó por vez primera (Tabla 1-1). Aún se emplean algunos de estos nombres,
pero pronto resultó evidente que este sistema de nomenclatura no resulta satisfactorio.
Muchos de estos compuestos son coloreados, por eso el siguiente esquema consistió en denominarlos de
acuerdo con su color (Tabla 1-2). La razón que justifica este procedimiento es la siguiente: se encontró que los
colores de las cloraminas complejas de cobalto(III)y de cromo(III), que contienen el mismo número de moléculas
de amoniaco, son aproximadamente iguales. Más tarde este esquema fue empleado para indicar el número de
QUÍMICA DE COORDINACIÓN
moléculas de amoniaco sin tener en cuanta el color. El IrC l 3 ∙ 6 N H 3 , por ejemplo, es blanco y no amarillo como
implica el prefijo lúteo. Evidentemente, este sistema tampoco resultó práctico y tuvo que ser abandonado. (Basolo
& Johnson, 1967)
Tabla 1-2
Compuestos designados de acuerdo con su color
Como se creía entonces que los elementos solo pueden exhibir un tipo de valencia, Blomstrand y su alumno
Jorgensen, que más tarde fue profesor de la Universidad de Copenhague, sugirieron que solo podían admitirse tres
enlaces al cobalto(III) en sus complejos. Por lo tanto, propusieron una estructura en forma de cadena para explicar
cómo están ligadas en el CoC l 3 ∙ 6 N H 3 (I) las seis moléculas de amoniaco adicionales. De acuerdo con esta
teoría, los tres cloruros precipitan fácilmente al agregar iones Ag + porque están separados del cobalto por cierta
distancia. El CoC l 3 ∙ 5 N H 3 fue representado de acuerdo con II. En esta estructura hay un cloruro directamente
unido a cobalto y se suponía que este es que no se ioniza u no precipita instantáneamente como cloruro de plata.
La estructura del CoC l 3 ∙ 4 N H 3 (III) concuerda igualmente con los experimentos porque dos cloruros están más
firmemente ligados que el tercero.
QUÍMICA DE COORDINACIÓN
El siguiente miembro de esta serie, CoC l 3 ∙ 3 N H 3 , se representó mediante IV. Si esta estructura fuese
correcta, debería esperarse que los cloruros se comportasen como lo hacen los del CoC l 3 ∙ 4 N H 3 . A pesar de
que el Profesor Jorgensen era un experimentador muy hábil, no logró la preparación del compuesto de cobalto,
pero en cambio tuvo éxito al internar la preparación del compuesto de iridio IrC l 3 ∙ 3 N H 3. La solución acuosa
de este compuesto no condujo la corriente eléctrica ni produjo precipitado alguno al añadirle una situación de
nitrato de plata. Por lo tanto, Jorgensen comprobó que su teoría de las cadenas no podía ser aceptada (Basolo &
Johnson, 1967).
I. La mayor parte de los elementos poseen dos tipos de valencia (a) valencia primaria (―) y (b) valencia
secundaria (---). En términos modernos, (a) corresponde al estado de oxidación y (b) al número o índice de
coordinación.
II. Todo elemento tiende a satisfacer tanto sus valencias primarias como sus valencias secundarias.
III. Las valencias secundarias están dirigidas hacia posiciones fijas en el espacio. Obsérvese que ésta es la base
de la estereoquímica de los complejos metálicos.
De acuerdo con la teoría, el primer miembro de la serie, CoC l 3 ∙ 6 N H 3, se representa por V y se formula
[ Co ( N H 3 )6 ] C l3.La valencia primaria o estado de oxidación del cobalto(III) es 3. Los tres iones cloruro saturan las
tres valencias primarias del cobalto, los iones que neutralizan la carga del ion metálico utilizan la valencia primaria.
La valencia secundaria o número de coordinación del Co(III) es 6. El número de coordinación es el número de
átomos o moléculas directamente ligados al átomo metálico. Las moléculas de amoniaco usan las valencias
secundarias del cobalto. Se dice que están coordinadas al metal y se les llama grupos ligantes. Los grupos ligantes
(en este caso amoniaco), están directamente enlazados al átomo central y se dice que están situados en la esfera
de coordinación del metal. En este caso el Co(III) está rodeado por seis amoniacos de manera que los iones cloruro
no pueden ser acomodados como grupos ligantes, por lo tanto, quedarán más alejados del ion metálico y menos
firmemente unidos a él. En consecuencia, debe esperarse que una solución del complejo conducirá la corriente
eléctrica en una forma equivalente a la existencia de cuatro iones. Además, los iones cloruro deberán precipitar
fácilmente como cloruro de plata al añadir Ag +.
QUÍMICA DE COORDINACIÓN
Volviendo ahora a la teoría de Werner, encontramos que éste representó al CoC l 3 ∙ 5 N H 3 de acuerdo con la
estructura VI. Llegó a este resultado empleando el postulado II, que exige la saturación de las valencias primarias y
secundarias. En el CoC l 3 ∙ 5 N H 3 solo hay cinco moléculas de amoniaco para satisfacer las valencias
secundarias. En consecuencia, un ion cloruro deberá desempeñar una función doble y satisfacer al mismo tiempo
una valencia primaria y una secundaria. Werner representó la unión entre un ligante de esta naturaleza y el átomo
central mediante la combinación de una línea punteada y otra continua.
Un ion cloruro de esta clase no será fácilmente precipitado de la solución por Ag +. El catión complejo
[C o ( N H 3 )5 Cl ]
2+¿¿
. El compuesto CoC l 3 ∙ 5 N H 3 se
−¿=+3−1=+2 ¿
( III )
posee una cara igual a 2+ porque C o3+¿+C l ¿
[
formula actualmente Co ( N H 3 )5 Cl C l 2. ]
La expresión de esta teoría al miembro siguiente de esta serie, CoC l 3 ∙ 4 N H 3 , exige la fórmula VII. Dos iones
de cloruro satisfacen a la vez valencias primarias y secundarias y estarán por lo tanto firmemente ligados en la
−¿ ¿
esfera de coordinación. En consecuencia, el compuesto deberá disociarse en solución en dos iones, C l y
+¿¿
[ Co ( N H 3 )4 C l2 ] .
Con el siguiente miembro de la serie, CoC l 3 ∙ 3 N H 3 , se presenta una cuestión que es decisiva. La teoría de
Werner exige que se represente como muestra VIII y se formule Co ( N H 3 ) 3 C l 3 . Este complejo no debe producir
−¿ ¿
iones C l en solución acuosa, de acuerdo con la teoría. La teoría de las cadenas, en cambio, predice que el
compuesto se disociará proporcionando un ion cloruro. Los resultados experimentales permitieron comprobar que
los compuestos del tipo M [ III
( N H 3 ) 3 C l3 ] no se ionizan en solución. Este hecho demostró que la teoría de las
cadenas debía desecharse y apoyó la teoría de la coordinación.
QUÍMICA DE COORDINACIÓN
El postulado tercero de la teoría de Werner trata específicamente de la estereoquímica de los complejos
metálicos. La teoría de la coordinación explica correctamente muchas de las características estructurales de los
compuestos de coordinación. La determinación de la estructura de complejos hexacoordinados fue una de sus
contribuciones más importantes. Se define como isómeros a compuestos que poseen la misma fórmula, pero
difieren en su estructura. Antes del descubrimiento de los rayos X, la determinación de la configuración espacial de
las moléculas se realizaba por comparación del número de isómeros existentes con el número teóricamente
posible para las diversas estructuras propuestas. Este método permitió demostrar la imposibilidad de ciertas
estructuras y proporcionó evidencia para apoyar (pero no demostrar) una determinada configuración.
Este procedimiento fue empleado con éxito por Werner para demostrar que los complejos hexacoordinados
poseen una estructura octaédrica. Se comienza por admitir que un sistema hexacoordinado posee una estructura
en la cual los seis grupos ligantes están ubicados en posiciones simétricamente equidistantes del átomo central. Si
se supone, además, que las tres estructuras más probables son (1) plana, (2) prisma trigonal y (3) octaédrica ( Tabla
1-3), resulta posible comparar el número de isómeros conocidos con el número de isómeros posibles para cada
una de estas estructuras. El resultado de esta comparación demuestra que para el segundo y tercer compuesto de
la Tabla 1-3 la estructura plana y la del prisma trigonal predicen la existencia de tres isómeros. Contrariamente a
esta conclusión, los complejos de este tipo solo se encuentran en dos formas, de acuerdo con el número de
isómeros que se deducen de la estructura octaédrica.
Tabla 1-3
Isómeros conocidos en comparación con el número de isómeros teóricamente posibles para tres estructuras diferentes
Número de
Complejos isómeros Plano Prisma trigonal Octaédrico
conocidos
M A5 B Uno Uno Uno Uno
M A4 B2 Dos Tres (1,2; 1,3; 1,4) a
Tres (1,2; 1,4; 1,6) Dos (1,2; 1,6)
M A 3 B3 Dos Tres (1,2,3; 1,2,4; Tres (1,2,3; 1,2,4; Dos (1,2,3; 1,2,6)
1,3,5) 1,2,6)
a
Los números indican la posición de los grupos B
Los resultados aportan evidencia negativa, pero no demuestran positivamente que la estructura plana y la de
prisma trigonal sean incorrectas. El fracaso de la obtención del tercer isómero no nos garantiza que estos
complejos no posean tales estructuras, porque el tercer isómero podría ser mucho menos estable o mucho más
difícil de aislar. Como la evidencia negativa no puede ir más allá, el hombre de ciencia se ve obligado a buscar un
experimento que proporcione una prueba positiva o demostración. Werner fue capaz de demostrar de forma
irrefutable que las estructuras plana y trigonal no pueden ser correctas. La prueba consistió en demostrar que los
complejos del tipo [ M ( AA )3 ] son ópticamente activos. (Basolo & Johnson, 1967)
En general, los grandes radios de los átomos e iones de la parte inferior de la tabla periódica favorecen números de
coordinación elevados. Por razones estéricas similares, los ligantes voluminosos suelen conducir a números de
coordinación bajos, en particular si los ligantes también están cargados (entrando también en juego interacciones
electrostáticas no favorables). Los números de coordinación altos son también más frecuentes a la izquierda de un
periodo, donde los iones tienen radios más grandes, y son especialmente comunes cuando el ion metálico posee
solo unos cuantos electrones debido a que un número pequeño de electrones de valencia se traduce en una mayor
aceptación de electrones provenientes de las bases de Lewis. Los números de coordinación bajos se encuentran a
la derecha del bloque d, particularmente si los iones son ricos en electrones. Tales átomos son menos capaces de
aceptar electrones de cualquier base de Lewis que sea un ligante potencial. Los números de coordinación bajos se
presentarán si los ligantes pueden formar enlaces múltiples con el metal central.
1.2.4 NOMENCLATURA
En cuanto se comprobó que los compuestos de coordinación pueden ser sales o especies no iónicas, fue posible
proyectar un esquema sistemático para su denominación. Las sales se nombraron en la forma usual, que consiste
en el empleo de un nombre compuesto por dos palabras, los compuestos no iónicos recibieron nombres formados
por una sola palabra.
2. ISOMERÍA
1.4 ESTEREOISOMERÍA
5. PROPIEDADES MAGNÉTICAS
QUÍMICA DE COORDINACIÓN
5.1 ORIGEN DEL COMPORTAMIENTO MAGNÉTICO
5.2 DIAMAGNETISMO
5.3 FERROMAGNETISMO, ANTIFERROMAGNETISMO Y FERRIMAGNETISMO
6. FUNDAMENTOS DE SIMETRÍA
8.1 CATÁLISIS
8.2 BIOINORGÁNICA
8.3 INDUSTRIA EN GENERAL
REFERENCIAS
Basolo, F., & Johnson, R. (1967). Química de los compuestos de coordinación. La química de los complejos
metálicos. (1 ed.). Reverté S.A.