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El relato del origen del sueño según los aborígenes australianos.

Cuentan que hace mucho, mucho tiempo, cuando no había Nada, el


Creador del Universo tuvo un sueño. Soñó con el fuego, y le gustó el
calor y la luz que desprendía. Y de pronto en su sueño apareció el
aire. ¡Cómo bailaba el fuego! Era realmente hermoso. Y le gustó su
sueño.

Pero entonces llegó a su sueño la lluvia, y comenzó una pelea entre el


fuego, el aire y la lluvia. Pero a pesar de ser turbador, al Creador le
gustó, y siguió soñando. Y cuando los tres elementos se calmaron, y
aprendieron a convivir, apareció en el sueño el mundo, con el mar, el
cielo y la tierra.

Al Creador el sueño le pareció realmente hermoso. Pero al tiempo


sintió que se aburría, y pensó que tal vez si hacía su sueño realidad…
y dejaba que algún otro espíritu creador siguiera su sueño por él…
sería más entretenido. Así que hizo que su sueño se hiciera real, y
mandó al mar a uno de los espíritus creadores, Barramundi, un pez,
para que siguiera soñando por él.

Y así fue cómo el pez llevó el secreto de soñar al mundo recién


creado. Pero el pez soñó con la arena fina de una playa, y no entendía
el sueño. Él solo quería soñar con las aguas profundas, donde vivía,
así que decidió pasar el sueño al espíritu creador Currikee, la tortuga.
Y ella salió a la arena mojada de la playa y comenzó a soñar. Pero de
pronto soñó con rocas y un intenso sol, y no entendía el sueño. Ella
solo quería soñar con la arena mojada de la orilla y las olas llegando
hasta ella. Y decidió pasar el sueño al espíritu creador Bogai, el
lagarto.

El origen del sueño y su llegada al hombre


Este animal comenzó a correr entre las rocas y llevó hasta allí el
sueño, pero de pronto comenzó a soñar con un cielo azul e infinito y
altísimas cimas de las montañas. Como no entendía ese sueño,
decidió pasárselo al espíritu creador Bunjil, el águila.

Y esta ave comenzó a volar con su sueño, feliz de sobrevolar las altas
montañas. Pero de pronto comenzó a soñar con la noche y con
árboles frondosos de hojas frescas. Y como no entendía el sueño, se
lo pasó al espíritu creador Coonerang, la zarigüeya.

Y ella, feliz, se subió con su sueño a lo más alto de un árbol, y en


medio de la noche, comenzó a soñar. Pero en su sueño apareció un
inmenso campo dorado, una llanura de hierba amarilla. No entendía el
sueño, y se lo pasó al espíritu creador Kangaroo, el canguro.

Este animal comenzó a dar saltos por la llanura, y a soñar. Pero en su


sueño apareció la música y la risa. Y no entendía el sueño. Él solo
quería seguir soñando con sus llanuras de hierba amarilla, así que le
pasó el sueño al espíritu creador del Hombre.

Y el hombre comenzó a andar por el mundo, y vio todas las cosas


recién creadas: los pájaros, los peces, hasta el amanecer. Al ponerse
el sol, el hombre soñó: observó el rojo atardecer, y escuchó la música
de los pájaros y las risas de los niños, y el hombre entendió el sueño.

En su sueño aparecieron también los otros sueños: las tranquilas


aguas de la profundidad del océano, la arena húmeda de la playa, las
rocas y el intenso sol, el cielo y las cimas de las montañas, la noche y
los árboles oscuros, las doradas llanuras… Y entendió que todos
estaban hermanados, que el sueño pertenecía a todos los seres vivos,
que debía proteger el secreto de ese sueño y transmitirlo a sus hijos
que aún no habían nacido. El secreto de que la Tierra es sagrada y el
hombre debe protegerla.

Cuando el Creador de la Vida se dio cuenta de que al fin su sueño


estaba seguro y en buenas manos, se retiró a descansar bajo la
Tierra.

Y es por eso que, desde entonces, cuando el hombre deja al fin de


soñar, acude a reunirse con el Creador de la Vida bajo la Tierra. Allí al
fin descansa con Él.

Comentarios y curiosidades sobre la leyenda del origen del sueño


La vida partió de un sueño… De sueños que a su vez están cargados
de mensajes importantes. Si te das cuenta, esta leyenda australiana,
‘El origen del sueño’, está repleta de simbología. Existe un Creador de
la Vida que a su vez transmite la posibilidad de crear a otros espíritus.
Sus primeros sueños le hablan de armonía entre diferentes elementos:
el fuego, el aire y el agua. Los tres aprenden a convivir y a partir de
ahí, el Creador deja que su sueño siga creciendo. Pero con un
mensaje claro, que debe ser protegido y respetado: Según ‘El origen
del sueño’, todos los seres vivir que vayan naciendo sobre su recién
sueño hecho realidad, deben aprender a convivir y a respetarse en un
mismo lugar.

Los espíritus creadores: Es cierto que en ‘El origen del sueño’ existe
un ‘Dios creador’. Él es el origen de todo, pero lejos de crear algo
inanimado, decide dar vida a otros seres que a su vez puedan, como
Él, crear. El primero es el pez, luego la tortuga, más tarde el lagarto, el
águila, la zarigüeya, el canguro… y el hombre. Todos pueden seguir
creando vida, aunque es el hombre el único que consigue entender el
sueño del Creador, el único que es semejante a Él.
«Esta leyenda australiana habla de una vida que descansa, sin morir,
cuando dejamos de soñar»
EL TIEMPO DEL SUEÑO.
Mitología aborigen australiana.

En el origen de los tiempos no había nada. Nada, excepto el Gran


Espíritu Creador de la Vida. Por mucho tiempo no hubo nada.
Entonces, un día, el Gran Espíritu empezó a soñar…

En la vacía oscuridad soñó con el Fuego, que ardía fulgurante en la


mente del Gran Espíritu Creador de la Vida. Tras esto, soñó con el
Aire y el Fuego cobró vida bailando y girando en su compañía. Luego
vino la Lluvia. Por mucho tiempo, la batalla entre el Fuego, el Aire y la
Lluvia causó estragos en el Sueño, pero al Gran Espíritu le gustó, así
que continuó soñando.

Cuando la batalla se calmó, aparecieron en el Sueño el Mundo, el


Cielo, la Tierra y el Mar. Su hegemonía se alargó por mucho tiempo,
tanto que el Gran Espíritu creador empezó a aburrirse del Sueño,
aunque quería que continuara. Así que envió la Vida al Sueño para
hacerlo real y para que los Espíritus Creadores continuaran soñando
por él.

De esta forma, el Gran Espíritu Creador de la Vida hizo llegar al


mundo el Secreto del Soñar con el Espíritu de Barramundi, el pez.
Y Barramundi nadó en las aguas profundas y… comenzó también a
soñar. Soñó con olas y arena mojada, pero Barramundi no comprendía
el Sueño y quería seguir soñando sólo con las aguas profundas. Así
que Barramundi pasó el Secreto del Soñar al Espíritu de Currikee, la
tortuga.

Y Currikee surgió de las olas, se posó sobre la arena mojada y…


comenzó también a soñar. Soñó con rocas y sol, pero Currikee no
comprendía el Sueño y quería seguir soñando sólo con las olas y la
arena mojada. Así que Currikee pasó el Secreto del Soñar al Espíritu
de Bogai, el lagarto.

Y Bogai, subido a una roca, sintió el cálido sol en su espalda y…


comenzó también a soñar. Soñó con cielo y viento, pero Bogai no
comprendía el Sueño y quería seguir soñando sólo con las rocas bajo
el sol. Así que Bogai pasó el Secreto del Soñar al Espíritu de Bunjil, el
águila.

Y Bunjil se alzó sobre el cielo abierto sintiendo el viento en sus alas


y… comenzó también a soñar. Soñó con árboles y cielo nocturno, pero
Bunjil no comprendía el Sueño y quería seguir soñando sólo con el
cielo abierto y el viento. Así que Bunjil pasó el Secreto del Soñar al
Espíritu de Coonerang, la zarigüeya.

Y Cooneran subió a lo alto de un árbol, miró al cielo nocturno y…


comenzó también a soñar. Soñó con hierba amarilla y extensas
llanuras, pero Cooneran no comprendía el Sueño y quería seguir
soñando con los árboles, bajo el cielo nocturno. Así que Cooneran
pasó el Secreto del Soñar al Espíritu de Kangaroo, el canguro.

Y Kangaroo se irguió sobre las llanuras de hierba amarilla y…


comenzó también a soñar. Soñó con música, canto y risa, pero
Kangaroo no comprendía el Sueño y quería seguir soñando sólo con
las amplias llanuras de hierba amarilla. Así que Kangaroo pasó el
Secreto del Soñar al Espíritu del Hombre.

Y el Hombre, caminando sobre la tierra, vio todas las obras de la


Creación. Escuchó el canto de los pájaros al amanecer y vio el rojo sol
del atardecer y… comenzó también a soñar. El Hombre soñó con
compartir la música de los pájaros al amanecer, la danza del emú y el
ocre rojo de la puesta de sol. Pero soñó también con la risa de los
niños y el Hombre comprendió entonces el Sueño.

Así que continuó soñando con todas las cosas que se habían soñado
antes. Soñó con las tranquilas aguas profundas, con las olas y la
arena mojada, con las rocas y el cielo abierto, con los árboles y el cielo
nocturno y con las llanuras de hierba amarilla. Y el Hombre supo que,
con el Sueño, todas las criaturas estaban espiritualmente hermanadas
y que él debía proteger su Soñar. Y soñó con cómo contaría este
Secreto a sus hijos que aún no habían nacido.

Entonces el Gran Espíritu Creador de la Vida supo que, al fin, el


Secreto del Soñar estaba a salvo y, cansado del Sueño de la
Creación, se retiró bajo la Tierra para descansar. Así que, desde
entonces, cuando los espíritus de todas las criaturas se cansan de
Soñar, se unen al Gran Espíritu Creador de la Vida bajo la Tierra. Esta
es la razón por la que la Tierra es sagrada y el hombre debe ser su
protector.

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