Está en la página 1de 27

Geoarqueología del sitio arcaico Chan-Chan 18, costa de Valdivia: discriminación de ambientes de

ocupación humana y su relación con la transgresión marina del Holoceno Medio (Pino y Navarro,
2005)

En este texto se señala acerca de la transgresión oceánica ocurrida en el Holoceno, y describe


sobre un asentamiento costero en Valdivia con dos dataciones en el periodo arcaico medio 5730-
6130 a.P y 6250-6420 a.P. Esto permite reafirmar el levantamiento cuaternario generalizado de la
costa de Chile centro-sur.

En cuanto al contexto cultural, se menciona que Menghin estudio los conjuntos de artefactos
superficiales en la costa de Valdivia y zona de Concepción, denominando a los primeros complejo
Chanchanense, por la localidad del mismo nombre donde fueron reconocidos.

Según este autor, los primeros grupos costeros confeccionaron artefactos líticos constituidos por
raederas (material lítico elaborado sobre una lasca, con uno o varios bordes trabajados,
generalmente escamosos y monofaciales) y puntas de proyectil, labradas por ambas caras y
confeccionadas en basalto (El basalto es una roca ígnea extrusiva de color oscuro, de composición
máfica)

 Esta cultura habría dejado sus huellas en una zona extensa del sur de Chile, desde la isla
Quiriquina (Concepción) hasta Túnel (Tierra del Fuego) (Seguel, 1969; Díaz y Garretón,
1972-1973; Ortiz-Troncoso, 1973; Valdés et al., 1982; Orquera y Piana,
1987; Gaete y Sánchez, 1993; Quiroz et al., 1999)

-Gaete, N.; Sánchez, R. 1993. El Arcaico costero al sur del Maule: discusión y
relaciones. In Coloquio Estrategias Adaptativas en Poblaciones Costeras de la Región Centro Sur y
Extremo Sur de Chile, Actas. Boletín del Museo Regional de la Araucanía,No. 5, p. 91-103.

Estrategias económicas mixtas desarrolladas desde el Período Arcaico (2.000-5.500 años AP) en la
zona con acento en la recolección (Yesner, 1980) y en la caza de mamíferos marinos, les fue
permitiendo a estos grupos cierta regularidad en la movilidad dentro de un territorio y en el uso
recurrente durante todo el año de los diversos microambientes cercanos al mar y relacionados con
recursos del bosque costero.

El universo lítico de este yacimiento exhibe una importante diversidad morfológica y de materias
primas. Esta heterogeneidad está representada principalmente por materiales obtenidos
localmente como basalto, cuarzo, cuarcita, 'chert', serpentinita y esquisto, y además están
presentes, en menor proporción, rocas de origen andino: obsidiana, calcedonia y obsidiana gris
translúcida, esta última proveniente del volcán Chaitén, ubicado 400 km al sur de Chan-Chan
(42°50'S/72°41'W, Stern et al., 2002). Con estas materias primas los chanchanenses
manufacturaron preformas bifaciales para la confección de cuchillos, raederas, perforadores y
raspadores, además de puntas de proyectil en forma de hoja y triangular. En los desechos de talla
se encuentran representadas todas las etapas de la manufactura lítica. El material pulimentado
está representado por manos, percutores, tajadores y martillos. Los percutores y martillos fueron,
en su mayoría, realizados utilizando guijarros redondeados de serpentinita verde y negra,
transportados desde Caleta Bonifacio, a 30 km al sur del sitio
La ocupación más antigua detectada está fechada en el rango 6.420-6.250 años cal. AP (CalPal) y
6.280-6.360 años cal. AP (CALIB) y este primer piso de ocupación se desarrolló muy cerca de la
berma de las antiguas playas, con incipiente formación de dunas eólicas

La presencia de niveles de depositación marina en el Holoceno Medio por encima del nivel actual
del mar es un hecho bien registrado (Barker y Haworth, 2000; Nun y Pewltier, 2001; Milne et
al., 2003) . Sin embargo, existen análisis que indicarían que el momento en que se produce esa
máxima transgresión varía dependiendo de la latitud ( Isla, 1989). Para este mismo autor, el
origen de tal transgresión está relacionada con un efecto climático, con un óptimo cálido en el
Hemisferio Sur entre 9.000 y 10.000 14C años AP, aproximadamente 3.000 años antes que en el
Hemisferio Norte

VARIABILIDAD INTERNA EN EL ALFARERO TEMPRANO DEL CENTRO-SUR DE CHILE: EL COMPLEJO


PITRÉN EN EL VALLE CENTRAL DEL CAUTíN Y EL SECTOR LACUSTRE ANDINO, Adán y Mera, 2011

El presente artículo aborda la variabilidad del Alfarero Temprano en la zona Centro-Sur de Chile
mediante la sistematización y comparación del registro arqueológico disponible en la sección
media del valle del río Cautín y en los lagos Calafquén, Villarrica y Caburgua en ámbitos
cordilleranos andinos, además de referencias a otras áreas trabajadas como la costa y ecosistemas
insulares que permiten una discusión más integrada. Se aborda la variabilidad de dicha unidad
arqueológica a partir de un análisis comparativo de los tipos, características y distribución de los
asentamientos conocidos, sus materiales cerámicos y líticos, junto a otros indicadores materiales y
biológicos. Lo anterior enfatiza los diferentes sustratos históricos, correspondientes al período
arcaico, en los que se desarrollan los grupos adscribibles al Complejo Pitrén, postulándose
diferentes procesos de integración y adopción de las innovaciones alfareras en la costa y en las
zonas interiores. s. Se discute además las recurrentes dataciones tempranas y la existencia de
expresiones alfareras iniciales diferentes a Pitrén.

Hacia fines de la década de los 80 se publicaban dos trabajos sintéticos sobre los períodos
alfareros del Centro-Sur de Chile (Aldunate 1989; Dillehay 1990) en los cuales se proponía la
existencia de los Complejos Pitrén y Vergel sobre la base de las primeras periodificaciones de
Menghin (1962) y estudios acotados a la zona del Cautín (Sánchez et al. 1981-82; Inostroza y
Sánchez 1984; Gordon 1985). Tales trabajos significaron un aporte sustantivo para la comprensión
de dichos complejos, funerarios en el caso de Aldunate y alfareros en el caso de Dillehay.

Su preocupación en el refinamiento de la historia cultural regional así como su adhesión a la


naturaleza “formativa” de este primer complejo, enfatizó, no obstante, una perspectiva local y
ecológica que permitió observar una posible variabilidad cultural temprana, ya que “si bien este
complejo puede tener antecedentes septentrionales, probablemente se establece sobre el
sustrato recolector previo, que representaría el poco conocido estadio arcaico local” (Aldunate
1989:339)

En este marco iniciamos el año 1993 el estudio de los períodos alfareros, en especial el Complejo
Pitrén, primero a partir del análisis de colecciones y luego en sucesivas investigaciones en los
sectores lacustres cordilleranos, lagos Calafquén, Villarrica y Caburgua, secciones de la cuenca del
río Cautín y del río Valdivia, las que nos han permitido profundizar y explorar temáticas sobre las
sociedades que ocuparon estos territorios durante el primer milenio de nuestra era (p.ej., Adán y
Mera 1997a; Mera y Adán 2000; Adán y Alvarado 1999; Adán y Reyes 2000; Mera y Munita 2006;
Reyes et al. 2003-2004) (Figura 1)

A la par se desarrollaron otras investigaciones que ampliaron el conocimiento de este período en


la cuenca del Cautín y en ámbitos costeros e insulares (Ocampo et al. 2004; Quiroz 1997; Quiroz y
Sánchez 2005; Sánchez 1997).

Tanto nuestras investigaciones, como aquellas desarrolladas en el valle medio del Cautín y en la
costa septentrional, permitieron ampliar la estricta definición de complejo

La aproximación que desarrollamos privilegia el análisis ya no de las regularidades del complejo –


que ya rescataran las definiciones sintéticas que hemos mencionado– sino más bien la
interpretación de las diferencias, de la variabilidad entre dos localidades y también aquellas a nivel
de cada localidad

A partir de estos antecedentes, discutimos la naturaleza de la estructura social de estas


poblaciones abordando los disímiles niveles de heterogeneidad social que vemos expresada en
elementos del registro arqueológico, los cuales se comportan diferencialmente en el espacio y en
el tiempo. Abordamos así, las evidencias de grupos adscribibles al Complejo Pitrén, y su relación
con los sustratos histórico-regionales correspondientes al período Arcaico, postulando diferentes
procesos de integración y adopción de las innovaciones alfareras en la costa y en las zonas
interiores, como asimismo las recurrentes dataciones tempranas que evidenciarían la existencia
de expresiones alfareras iniciales diferentes a Pitrén.

-Habla sobre manifestaciones culturales tempranas anteoriores o contemporáneas a Pitrén

-A partir del texto podemos identificar que los yacimientos arqueológicos correspondientes al
sector lacustre cordillerano, se encuentran cercanos a recursos fluviales tales como: lagos
Calfquén, Caburga, Villarica.

Mientras que en la sección media del rio Cautín (Temuco, valle central) podemos evidenciar el
mismo factor.

A: Sección media del Valle Cautín


B: Sector lacustre Cordillerano

A la fecha, se han efectuado trabajos arqueológicos y se conocen dataciones absolutas para más
de una decena de sitios correspondientes a cementerios, aleros y sitios a “cielo abierto”. Ellos se
localizan en sectores circundantes a los lagos Calafquén, Villarrica y Caburgua. La sistematización
ofrecida por los resultados de prospecciones efectuadas en la zona ha permitido la identificación
de un conjunto significativo de sitios alfarero tempranos, a juzgar por la presencia de rasgos
diagnósticos del material cerámico (Munita y Adán 2009).

En su conjunto, tanto las diversas clases de asentamiento como la frecuencia de sitios alfarero
tempranos dan cuenta de una ocupación efectiva y constante articulando un patrón de
asentamiento propio de los espacios lacustres (Adán et al. 2004:1447-1453). Estos sitios se
emplazan próximos o muy próximos a la costa; en terrazas lacustres más altas; en pequeños valles
y quebradas interiores; en terrazas fluviales y en sectores cordilleranos altos, como Curarrehue, en
cotas entre los 200 y 1.450 msm, lo que representa una importante variabilidad ambiental

El estudio de la alfarería fragmentada correspondiente a sitios abiertos del lago Calafquén (Reyes
et al. 2003-2004:160-164) permitió la identificación de 32 patrones de pastas agrupados en tres
familias granítica, muscovita y volcánica-granítica. La distribución de estas familias es bastante
homogénea en los distintos sitios, con dominancia de las pastas graníticas seguida de las
muscovitas. Los áridos del antiplástico son de origen autóctono, lo que evidenciaría producción
alfarera local.

En los yacimientos de sitio abierto del sector lacustre cordillerano Entre las materias primas
usadas dominan las locales, andesita y basalto porfírico, en menor frecuencia se registran el
basalto afanítico, y luego las alóctonas como la obsidiana, la riolita, el cristal de roca y la
calcedonia
Entre los ANFRC (artefactos no formatizados con rastros complementarios) se identifica toda la
variedad tipológica propia de contextos habitacionales, centrados en las tareas de cortar-raer,
cortar-cepillar, cortarraspar y triturar. Por su parte, entre los materiales formatizados se
reconocieron puntas de proyectil, raspadores y artefactos de molienda (morteros y manos

Hasta ahora hemos podido identificar que algunas variedades de la obsidiana recuperada de Flor
del Lago-1 y Playa Negra-1 provienen de la zona de Llaima-Lonquimay, lo que evidenciaría la
circulación de esta materia prima durante este período y su obtención por parte de las
poblaciones de los entornos lacustres ya sea por movilidad o intercambio (Stern et al. 2009).

Los estudios de arqueofauna han sido practicados sobre restos recuperados del sitio Marifilo-1 y
Loncoñanco 2 (Velásquez y Adán 2004; García 2005). Entre las taxas identificadas se cuenta zorro
chilla (Pseudalopex griseus), pudú (Pudu pudu), colo colo (Felis colo colo), chingue (Conepatus
chingue) y aves estacionales. Destaca la presencia de Artiodactila mayor, presumiblemente
huemul (Hippocamelus bisulcus), espécimen hoy extinto en la zona

En el registro arqueofaunístico del sitio Marifilo-1 se observa una importante continuidad con los
niveles arcaicos; existe un aprovechamiento continuo del pudú desde el Arcaico temprano hasta el
Alfarero, mientras que el zorro chilla está representado desde el Arcaico medio hasta el Alfarero.

Indicadores adicionales, provistos por el análisis de restos humanos (dentales) en Los Chilcos,
documentan la presencia de caries y abrasión en grado moderado, que se habría producido por
ingesta de productos ricos en carbohidratos de consistencia blanda y pegajosa, junto a la
ocurrencia de chipping e hipoplasia, asociada a una lesión relacionada con períodos de estrés
nutricional en la niñez (Alfonso 2000 en Adán y Reyes 2000: 33).

En primer lugar, se cuenta con el estudio de carporrestos de vasijas de funebria también para Los
Chilcos, donde se informa de Chenopodium sp., Galium sp., cyperáceas y gramíneas sin identificar
(Belmar y Quiroz en Adán y Reyes 2000).

La presencia de esta quínoa silvestre, asociada a los datos bioantropológicos, constituiría


antecedentes indirectos de la existencia de prácticas hortícolas en el Alfarero Temprano de los
sectores lacustres

La sección media de la cuenca del río Cautín

La mayoría de los sitios arqueológicos en esta zona corresponden a cementerios. Otros contextos
como Huimpil, Licanco Chico (Km 20), Lof Mawida (Km 15) y Villa JMC- orresponden a yacimientos
de mayores dimensiones en cuanto a superficie involucrada, número de contextos y piezas
recuperadas. Este hecho podría tener un correlato en el patrón de asentamiento, en el sentido de
que durante Pitrén la sección media de la cuenca del Cautín habría sido preferentemente ocupada
por estos grupos (Figura 1).

Respecto de la alfarería, los trabajos de rescate y análisis realizados en los sitios rescatados en el
By-Pass de Temuco permitieron agregar tres nuevas variedades: pichi-metawe, botellas con asas
de suspensión y decoración modelada en el cuerpo de la pieza, además de jarros simétricos con
modificaciones en el labio formando un sector acuminado o “vertedero” (Ocampo et al. 2004).
Cabe destacar también el registro de una pipa cerámica en Licanco Chico-Km 20 (Ocampo et al.
2004) y 2 en Villa JMC-1 de Labranza (Mera y Munita 2008). Piezas inéditas hasta esta fecha en
contextos funerarios, aunque sí observadas en las colecciones regionales.

. En los sitios del By-Pass se registraron artefactos de uso doméstico: cantos astillados de andesita,
torteras elaboradas sobre esquisto, artefactos toscos sobre lascas, guijarros pulidos, raspadores,
cepillos, sobadores y manos de moler (Ocampo et al. 2004).

En tanto en Villa JMC-1 se registró la presencia de una punta de proyectil pedunculada sobre
obsidiana “ahumada”, un raspador sobre obsidiana “atigrada”, algunos cantos astillados sobre
andesita y basalto (similares a los del By-Pass) y la presencia en varios contextos de conjuntos con
números variables de guijarros aplanados volcánicos, sin huellas aparentes de uso, pero que
estaban claramente depositados como ofrendas mortuorias

-Presencia de Obsidiana atriagada, al igual que la encontrada en Isla Mocha, esto significa
probablemente que haya una tradición con respecto a esta materia prima que se gestaría en
principio por el Complejo Pitren y posteriormente por El Vergel.

Lo anterior se relaciona con la eventual movilidad de estos grupos y la circulación de materias


primas. La obsidiana que se registra, muy probablemente procede del ámbito cordillerano, del
área de aprovisionamiento de Melipeuco como ha sido documentado en otros yacimientos
arqueológicos de la cuenca del río Cautín, como en el alero Quillén-1 y en los sitios abiertos Tres
Arroyos-1 y Los Riscos-1 (Stern et al. 2009). El hecho de estar presente en estos contextos permite
atisbar la importancia que tuvo el espacio cordillerano para estos grupos del valle.

Al respecto, cabe consignar el hallazgo de un pequeño trozo de textil elaborado con fibras torcidas
de alpaca (Bracchitta y Seguel 2009) conservado gracias a las características biocidas del cobre a
partir del cual fue elaborado uno de los aros recuperados en Villa JMC-1 (Mera y Munita 2008).

A partir del análisis de los restos dentales se infiere una economía de caza y recolección con un
incipiente aporte de productos ricos en hidratos de carbono, lo que se evidencia en la abrasión
plana con escaso trauma oclusal de algunas piezas dentales. Esto en la cuenca de cautín, sitio
Licanco Chico donde se encontraron restos humanos.

Otros objetos registrados en sitios asociados a la cuenca del Cautín y que marcan una diferencia
no sólo con el sector lacustre, sino con el resto de áreas o localidades son los aros de cobre
recuperados como parte del ajuar funerario de algunos de los contextos del cementerio Villa JMC-
1 (Mera y Munita 2008) sino también porque demuestran que la ocurrencia de metales se
presentaría desde Pitrén y no sólo desde El Vergel (cfr. Campbell 2004: 83). Las características del
estilo decorativo y probablemente tecnológico de las piezas recuperadas señalan conexiones
estilísticas con piezas recuperadas de contextos Diaguitas y con otras en la provincia de la Pampa
(Berón y González 2005), sin posibilidades de determinar a la fecha si ellas fueron producidas
localmente o son expresión de una red amplia de interacción y movilidad.

En relación con aspectos cronológicos y culturales, el conjunto de dataciones disponibles (Tabla 2)


señala la identificación del Complejo Pitrén desde al menos el siglo IV d.C., tanto en el valle medio
del Cautín, ejemplificado en Shell Norte, como en las regiones lacustres, como lo evidencia Los
Chilcos. En la costa, en tanto, se ha informado de “componentes alfareros estilísticamente
vinculados al Complejo Pitrén, especialmente la presencia de fragmentos con pintura negativa”
(Quiroz 1997:240).

En suma, el registro indica la existencia de cementerios adscribibles al Complejo Pitrén tanto en el


valle del Cautín como en la zona lacustre cordillerana desde el 300 d.C., mientras que en la costa y
sectores insulares las fechas más tempranas se presentan desde el 430 d.C. en P10-1 (Sánchez
1997:129)

Además se registra otro conjunto denominado Complejo Temprano, diferente a Pitrén,


representado por los sitios Lenga-2 y El Arenal-1, documentando para la zona entre el Bío-Bío y la
península de Arauco, al norte del Lebu, la existencia de un complejo diferente y contemporáneo a
Pitrén (Quiroz et al. 2010:448).

-Citar este texto, ya que también realiza aportes en base a un complejo temprano diferente a
Pitren, ademas de incorporar el sitio Arenal-1 a su documentación.

En este escenario hemos sugerido que el cambio cultural que define el Alfarero Temprano en
relación con el período previo, particularmente aquel que genéricamente vinculamos al Complejo
Pitrén, con el entierro de sus difuntos en cementerios familiares o comunitarios, ocupación de
diferentes clases de asentamiento, economías mixtas, adopción de un estilo tecnológico alfarero
fuertemente pautado, entre otros, ocurriría de distinta manera en los diferentes espacios
ecológicos.

Al respecto, y particularmente para el caso de la cuenca de Valdivia en la que queda incluido el


lago Calafquén, hemos planteado que las poblaciones interiores incorporarían las innovaciones
alfareras, de manera más homogénea y más tempranamente, en términos globales, que las
poblaciones de la costa (Adán et al. 2007)

señala que en la costa septentrional existirían igualmente condiciones económicas y culturales que
harían a ciertos grupos incorporar dicha innovación a su forma de vida, en un contexto en que las
poblaciones cazadoras-recolectoras tradicionales representarían el sistema económico social
dominante, coexistiendo con otras que comienzan a distanciarse de éstas y que, probablemente,
sean igualmente diferentes de lo que entendemos clásicamente como Pitrén.

Como antecedentes disponibles a la fecha debe mencionarse el Complejo Temprano antes


mencionado, definido por Quiroz y colaboradores como “ocupaciones alfareras más tempranas
definidas ya hace algunos años como ocupaciones de pueblos portadores de cerámica sin
agricultura (Seguel y Campana 1970)” (Quiroz et al. 2010:448)

Esta adhesión formal, no obstante, resulta con diferentes grados de pericia técnica como se refleja
comparando tres distintos cementerios de la cuenca del río Valdivia, que en conjunto avalan la
idea de producción local

Superando la visión taxonómica que ofrecen los esquemas tipológicos neoevolucionistas (p. ej.,
Flannery 1975; Fried 1985; Sahlins 1981)20, es posible abordar la temática de la estructura social
(Blau 1977) observando las diferencias y variaciones presentes en el asentamiento y en la
distribución y comportamiento de parte de la cultura material y su relación con la heterogeneidad
y la desigualdad, dos variables básicas para abordar el estudio de la complejidad social (Crumley
1995; Mc Guire 1983).

De esta manera, observamos que las significativas variaciones en los cementerios, sobre todo en la
envergadura de éstos, dan cuenta de una mayor heterogeneidad en la zona del Cautín. a partir de
los siglos VIII y IX, que expresaría en primer lugar la existencia de comunidades más amplias y con
ello la consecuente mayor probabilidad de diferentes roles y estatus (Crumley 1995). Lo anterior
se evidencia además en la presencia de ciertos rasgos materiales que distinguen a individuos
enterrados como el número de vasijas ofrendadas, ceramios modelados excepcionales y piezas
únicas hasta ahora, como torteras, collares y aros de cobre. Para el caso de estos últimos, su
registro en el sitio Villa JMC-1 en Labranza constituye un dato significativo puesto que por tratarse
de un bien escaso evidenciaría el acceso diferencial a ciertos recursos, bienes o grupos, y la
apertura a innovaciones tecnológicas que sólo se popularizarán más tarde, durante el Alfarero
Tardío prácticamente en toda la Araucanía (Campbell 2004)

Ocupaciones alfareras en la costa de Concepción y Arauco: La secuencia Pitre- El Vergel en la


Araucania, Quiroz y Sánchez 2010.

El complejo Pitren señalan los autores coinciden en vincular esta manifestación alfarera con las
culturas formativas de Sudamérica, poniendo atención en los desarrollos Molle, Bato y Llolleo en
Chile y Candelaria y Condorhuasi en Argentina (Menghin, 1962; cf. Aldunate, 1989; Dillehay, 1990;
Ocampo et. al 2003)

cas. Aldunate ha sugerido que Pitrén "tiene raíces muy profundas en las tradiciones de cazadores-
recolectores más tempranas", que recibieron desde el norte innovaciones "tales como la cerámica
y probablemente algunos conocimientos de cultivos", tales como "el maíz y la papa", que fueron
"sembrados en pequeños huertos de temporada" siendo "necesario despejar el bosque mediante
roces a fuego

El complejo El Vergel en las ofrendas funerarias se encuentran aros de cobre, pipas de piedra y
cerámica compuesta por ollas utilitarias con estrias anulares en el cuello, jarros simétricos y
asimétricos monocromos y decorados con rojo o negro sobre engobe blanco, que mantienen
prácticamente la misma forma que las del complejo Pitrén, es decir "las asas cinta nacen bajo el
labio y con frecuencia tienen protuberancias verticales" [Aldunate op.cit.: 339].

. Los sitios del complejo El Vergel se ubicarían cercanos a los ríos aprovechando los cursos fluviales
para el regadío de sus cultivos "de papas, maíz, quizá porotos y quínoa", la domesticación de los
camélidos "se hallaba consolidada" y "la recolección terrestre y marítima y la caza debieron
siempre jugar un papel dominante en la economía" [op.cit: 341

Entre el río Bio Bio y el río Tirúa, se extiende por casi 170 km una planicie litoral de sedimentación
marina con un ancho medio de 25 km, denominada de Arauco-Cañete, limitada al oriente por la
cordillera de Nahuelbuta [Borgel, 1983: 118]. Esta planicie "comienza en la desembocadura al mar
del rio Bio Bio, con un hiatus fluviomarino impuesto por los cambiantes lechos fluviales que ha
experimentado este río durante el cuaternario reciente" y termina al sur de Tirúa, donde la
"cordillera costera termina por ahogar la planicie marina, la que desaparece momentáneamente"
[Bórgel, 1983: 119]
Una serie de trabajos realizados por distintos equipos investigadores en esta planicie litoral se ha
detectado la presencia cierta de los complejos Pitrén y El Vergel en un conjunto de sitios
estudiados ya desde la década de los 60, tanto en la costa continental como en las islas cercanas a
ella, es decir Quinquina, Santa María y Mocha (Seguel y Campana, 1970; Quiroz, 1997; Sánchez y
Quiroz, 1997; Bustos y Vergara, 1998; Massone et al, 2002; Quiroz, 2003; Massone, 2005; Quiroz y
Sánchez, 2005; Massone et a/., 2010

discutíamos la secuencia Pitren-El Vergel en la costa higromórfica chilena a partir de los materiales
obtenidos en las excavaciones estratigráficas realizadas en el sitio P21-1, en isla Mocha (Quiroz y
Sánchez, 2005). Proponíamos la existencia de una secuencia continua con tres momentos
temporales, que denominamos Pitrén (1000-1200 d.C), Transición Pitren-El Vergel (1300-1400
d.C.) y El Vergel (1400- 1600 d.C), utilizando como marcador diferencial la cerámica decorada
(pintura negativa y modelados anfibiomorfos para Pitrén, incisa cuneiforme para transición Pitren-
El Vergel y pintura geométrica rojo sobre blanco para El Vergel) y el tipo de entierro (esqueleto
flectado para Pitrén, esqueletos en urna y extendidos de cúbito dorsal para El Vergel).

e. La arqueofauna del sitio Lenga 2 está compuesta por 2,674 especímenes, con un 55,3% de los
restos identificados (N1SP= 1,480). Las especies más representadas son el lobo marino común,
Otariaflaveseens (MN1=10), cormoranes, Phalacrocorax sp. (MN1=18), tres especies de peces,
jurel, Trachurus symmetricus (MNU5), róbalo, Eleginops maclovinus (MN1=4) y sierra, Thyrsites
atún (MN1=3), además de la rana chilena, CalyptocephaleUa gayi (MN1=3). El guanaco. Lama
guanicoe (MN1=2), se encuentra escasamente representado por un conjunto de 10 huesos de la
parte distal de la extremidad inferior de un ejemplar y un fragmento de metapodio y otro de ulna
de otro ejemplar, comparativamente de mayor tamaño. Todos los huesos son de las extremidades
de los especímene

La diversidad de especies de peces tanto litorales residentes (MNI=7) como de acercamiento


esporádico (MNI=8) permite inferir una estrategia generalizada y oportunista hacia la actividad de
pesca y caza de aves y una actividad mas bien dirigida hacia la explotación de pinipedos y
cormoranes, si es que éstos no ingresaron al sitio por causas naturale

Entre el 900 d.C. y el 1100 d.C. tenemos un grupo de 11 DTL , 5 correspondientes a contextos
Pitrén y 6 a contextos El Vergel. De las fechas asignadas a Pitrén, 4 son del sitio P21-1 en isla
Mocha (Quiroz y Sánchez, 2005) y la otra del cementerio de Loncotripay, cerca de Tirúa (Sánchez y
Quiroz 1997). De las fechas asignadas a El Vergel, 2 son de SM-6 y una de SM-25, ambos sitios en
isla Santa María, y una de Yani 1, de Le-22 (Morhuilla) y de Tranaquepe 4. Estos datos nos sugieren
fuertemente la presencia en forma contemporánea, hacia el 1000 d.C. de los complejos Pitrén y El
Vergel en las costas de Arauco (Quiroz, 2003)

No hemos encontrado sitios habitacionales del complejo Pitrén en las costas de Concepción y
Arauco, por lo que no estaba considerado, en este proyecto, realizar sondeos estratigráficos en
potenciales sitios Pitrén de la costa araucana. Sin duda es necesario, realizar prospecciones
arqueológicas sistemáticas en determinados sectores de la costa araucana con el fin de encontrar
estos sitios. Tenemos algunos indicios de su probable presencia en la zona de Quinahue, comuna
de Lebu. Es una tarea pendiente
La arqueofauna del sitio El Arenal 1 está compuesta por 1,017 especímenes, con un 46,3% de los
restos identificados (N1SP=471). Las especies más representadas son el guanaco. Lama guanicoe
(MN1=4), la gallina, Gallus gallus (MN1=5), la rana chilena, CalyptocephaleUa gayi (MN1=4) y entre
los peces el jurel, Trachurus symmetricus (MN1=7). En este sitio tenemos una cantidad importante
de huesos de un ejemplar de chilla, Pseudolapex griseus (N1SP=37). Debemos, además, indicar la
presencia, debido a causas naturales, del ratón Phillotys sp. (MN1=8

Lama guanicoe es, sin duda, el animal más importante en la dieta de estas poblaciones, sobre el
que se ha demostrado que era manejado en una modalidad denominada "aguachamiento"
[Becker, 1997]. El número mínimo de individuos es de 4. La frecuencia esqueletaria indica el
ingreso de un amplio espectro de partes económicas, algunas de ellas de alto rendimiento en
carne [radio y costillas], otras de muy bajo rendimiento [vértebras] y otras piezas que sólo poseen
valor por su capacidad de almacenar médula ósea [tibia]. Se desarrollan en el sitio actividades de
faenamiento reduciendo las partes anatómicas mayores en porciones consumibles [presencia de
huellas de cortes, frecuencia de fracturas intencionales].

En un trabajo previo (Quiroz & Sánchez, 2005) logramos establecer en el sitio P21-1, una secuencia
cronológica para las ocupaciones en isla Mocha que van desde Pitrén hasta El Vergel. La
estratigrafía del sitio P21-1 en isla Mocha y las dataciones absolutas que tenemos nos ha
permitido construir una secuencia cronológica que muestra una ocupación continua del sitio por
poblaciones agroalfareras, que se extiende aproximadamente desde el 1,000 d.C. hasta su
expulsión por los españoles entre 1685 y 1687 (Quiroz y Sánchez, 2005). En el sitio P21-1 aparecen
tres de las cuatro fases definidas previamente para isla Mocha [Sánchez et al, 2004], quedando sin
representación sólo la primera de ellas, que se extiende entre el 600 y el 1000 d.C.

Las primeras ocupaciones en P21-1 se extienden entre el 1000 y el 1200 d.C. y corresponden a lo
que hemos denominado complejo Pitrén debido a que algunos rasgos pertenecientes a ese
complejo se encuentran presentes en este rango de fechas [entierros flectados, cerámica con
pintura negativa, cerámica con modelados]. Estas ocupaciones están presentes también en otros
sitios en isla Mocha. Por ejemplo, en el sitio P25-1 tenemos fragmentos decorados con pintura
negativa y con modelados anfibiomorfos en los niveles inferiores, con fechas muy parecidas
(Sánchez et al, 2004). Lo mismo ocurre en el P22-1 con fechas algo más tempranas (Sánchez,
1997). También tenemos el jarro decorado con campos inci SOS del sitio PlO-1 (Vásquez y Sánchez,
1993) y algunos ceramios de clara adscripción Pitrén encontrados por pobladores de isla Mocha en
sus terrenos (Quiroz, Benavente y Cárdenas, 1993)

Las ocupaciones siguientes del sitio P21-1 se extienden entre el 1300 y el 1400 d.C. y corresponden
a lo que hemos llamado transición Pitren-El Vergel, cuyo rasgo más característicos es la cerámica
con incisiones cuneiformes, que no aparece en ninguno de los otros sitios de isla Mocha
trabajados hasta el momento. Este es un momento en la historia ocupacional de la isla que
necesita de un mayor estudio

Las ocupaciones finales se extienden entre el 1400 y el 1600 d.C. y corresponden a lo que se ha
definido como complejo El Vergel ya que algunos de sus rasgos más característicos se encuentran
presentes [entierros en urnas, entierros de cubito dorsal, cerámica con decorados geométricos
rojo sobre engobe blanco, aros de plata]. Las escasas (2) cuentas de vidrio encontradas en este
nivel sugieren, además, la prolongación de este complejo hasta épocas posthispánica
La arqueofauna del sitio P21-1 está compuesta por 1,729 especímenes, con un 35,4% de los restos
identificados (NISP=611). Las especies más representadas son, entre los mamíferos, el guanaco.
Lama guanicoe (MNI=3), el pudú. Pudú puda (MNI=1) y el lobo marino común. Otaria flaveseens
(MNI=3); entre las aves, cormoranes, Phalacrocoracidae (MNI=7), pingüinos, Spheniscidae (MNI=3)
y fárdelas, Pufflnus creatopus (MNI=2) y entre los peces, jurel, Trachurus symmetricus (MNI=5),
corvina, Cilus gilberti (MNI=2) y pejesapo, Sicyases sanguineus (MNI=5). Debemos mencionar
también la presencia de abundantes (NISP=36) restos de cetáceos. Observaciones
contemporáneas en isla Mocha revelan que el varamiento de cetáceos está lejos de ser un hecho
anormal

o, si sólo consideramos el componente más temprano en este sitio, asociado al complejo Pitrén,
encontramos solamente 132 especímenes, entre los que se destaca la presencia de pudú {Pudú
puda) y de algunos carnívoros pequeños (probablemente mustélídos y/o félidos) que no se
encuentran en las ocupaciones posteriores. Esta diferencia se puede deber a una mayor
especialización en el manejo de recursos faunisticos de las poblaciones El Vergel respecto de las
Pitrén. Para el caso del pudú, su frecuencia esqueletaria sugiere el ingreso de un amplio rango de
partes económicas que tienen que ver con todas las piezas del esqueleto axial y apendicular. Lo
más probable es que en los componentes culturales se aprovecharon las carcasas enteras, debido
al bajo valor de biomasa de este recurso cár

Resumiendo, desde el punto de vista zooarqueológico. Pitrén se nos aparece como un


componente que presenta una fauna muy diversa, testimonio de una conducta bastante
oportunista de parte de estas poblaciones que ocuparon estos sectores insulares hacia el primer
milenio de nuestra era.

EL ARCAICO EN CERRO LAS CONCHAS: ASENTAMIENTO Y SUBSISTENCIA. Gate, Sánchez, et.al 1994

El sitio 07 Ch 014 "Cerro Las Conchas" se encuentra ubicado en la localidad de Reloca, Comuna de
Chanco, Provincia de Cauquenes, VII Región del Maule, con coordenadas 35°38'20'' S - 72°36'00''
W. Se emplaza sobre una duna, a 640 m de la ribera Norte del río Reloca, y a 1620 m de la actual
línea de costa, situándose a una altitud máxima de 25,0 msm. Se

Estas poblaciones arcaicas se asentaron sobre la parte alta de una duna, lo cual les permitió una
visibilidad excelente hacia los sectores más bajos dados por la desembocadura del río Reloca,
vegas y praderas asociadas, y el litoral adyacente, lo que estaba en directa relación con el acceso a
los recursos que les ofrecía el entorno. Cabe la posibilidad que la línea de costa, en la época que
éstos ocupan el sitio, se haya situado mucho más cerca de éste, dadas las evidencias areales de
embancamiento y relleno que produjo el máximo avance de las dunas, en tiempos históricos

Primer asentamiento Arcaico

La primera ocupación registrada se inicia hacia el 5.410 a.p., cuando un grupo de Cazadores,
Pescadores y Recolectores se instala sobre la parte alta de una duna estéril (Estrato VI), la que
ocupa el sitio en diferentes momentos, hasta que hacia el año 4.850 a.p. lo abandona
definitivamente (Sánchez y Gaete, 1994. Esta población corresponde a Cazadores-Pescadores-
Recolectores, los que dentro de un circuito de movilidad probablemente estacional, establecen su
campamento base en Cerro Las Conchas para explotar una variada gama de recursos que ofrecía el
área de desembocadura del río Reloca, así como el litoral adyacente
En el material lítico se destaca la presencia de un conjunto de instrumentos de formas lanceoladas
fabricados a partir de bifaces, principalmente puntas de proyectil y cuchillos-raederas, junto a
otros instrumentos elaborados a partir de cantos rodados o lascas espesas, tales como tajadores,
raedera-raspadores, sobadores y manos de moler (Sánchez y Gaete, 1994)

El variado inventario lítico se encuentra principalmente asociado a la Caza y actividades


relacionadas. Así, además de las Puntas de Proyectil (18), se presentan Tajadores (12), Cuchillos
(2), Cuchillo-Raederas (6), Raederas (5), Raedera-Raspador (2), Raspador (1), Punzón (1),
Sobadores (9), y Afilador (1), los que pueden haber sido utilizados en actividades tales como el
faenamiento de animales, extracción de médula, preparación de cueros, etc

Los recursos presentes en el depósito, referente del patrón de subsistencia, permiten postular un
acceso estable y continuo a la fauna malacológica del intermareal rocoso y arenoso, así como a la
fauna ictiológica y de mamíferos marinos

Con respecto a los restos malacológicos destaca la presencia de : Mesodesma donacium (macha);
Tagelus dombeii (navajuela); Mulinia sp. (taquilla); Concholepas concholepas (loco); Loxechinus
albus (erizo); Tegula atra (caracol negro); Prisogaster niger (caracol negro); Acanthina monodón
(caracoles); Perumytilus purpuratus (chorito maico); entre otros

Por otra parte, la población de este primer asentamiento arcaico, explotó una variada gama de
peces, de los cuales se ha logrado identificar 12 especies presentes en el depósito: Trachurus
symmetricus (Jurel), Merluccius gayi (Merluza), Sicyases sanguineus (Pejesapo), Paralichthys
microps (Lenguado ojo chico), entre otros.

Las especies más representadas en este asentamiento, son el Jurel, la Merluza y la Corvina, las que
están presentes en casi todas las unidades de excavación y estratos.

Por último, estos cazadores consumieron una variada gama de mamíferos, quedando en el registro
sus restos. Se ha determinado la presencia de otárido y roedor.

En Bellavista, se registran en un conchal precerámico asociadas a puntas pedunculadas, pesas de


red, alisadores y pulidores, raspadores, percutores, y otros artefactos líticos, junto a punzones y
adornos de hueso (Seguel, 1969). Finalmente, el sitio de Cuchipuy nivel 2, fechado en el 5760 +/-
90 a.p., registra artefactos de molienda y punzones de hueso, similares a los descritos para este
primer asentamiento arcaico de Cerro Las Conchas (07 Ch 014), aunque el patrón de puntas es
diferente. Finalmente, el patrón de puntas lanceoladas, los enmarca dentro de una amplia
Tradición de Cazadores Arcaicos Andinos (Lanning y Hammel, 1961; Schobinger, 1969;
Willey,1971; Nuñez, 1983), los que en este asentamiento muestran una adaptación eficaz al
ambiente costero

Segundo asentamiento arcaico

El segundo asentamiento se inicia en algún momento posterior al 4850 a.p., cuando un grupo de
Cazadores Recolectores instala su campamento sobre el conchal abandonado de la ocupación
precedente (Gaete y Sánchez, 1993)

Estratigráficamente, esta ocupación corresponde al Estrato II, y se caracteriza por un compacto


depósito de materia orgánica descompuesta, cenizas, carbón, arena y restos óseos de mamíferos,
lo cual muestra en su techo un piso ocupacional. No contiene basuras de fauna malacológica, lo
que la diferencia de la ocupación anterior

sta población corresponde a Cazadores Recolectores especializados, los que dentro de un circuito
de movilidad probablemente estacional, se establecen en el sitio para explotar una variada gama
de recursos que ofrecía el área de desembocadura del río Reloca, así como el litoral adyacen

Poseían un conjunto artefactual poco variado, el que mayormente puede ser asociado a
actividades de caza, dado por puntas de proyectil (8), cuchillo-raedera (1), y raederaraspador (1).
El item más frecuente son las puntas de proyectil, las cuales muestran forma triangular de base
recta o cóncava, y forma lanceolada de base convexa.

El registro de núcleos (8), yunque (1), lascas enteras y fracturadas (193), y trozos aberrantes (66),
permiten postular que esta población realizó actividades de talla y elaboración de instrumentos en
el campamento. Pueden haber realizado actividades de molienda, dado el registro de manos de
moler en la ocupación, las que corresponden a piezas de sección biplana, extremos y bordes
convexos.

Entre los restos óseos, se ha determinado que gran parte de ellos corresponden a Otaria byronia
(lobo marino). Se ha identificado, al menos, ejemplares adultos de sexo femenino y recién nacidos.
Este énfasis, se ve reafirmado por la total ausencia de restos de malacología.

Por otra parte, la población de este segundo asentamiento arcaico, puede que haya explotado
recursos ictiológicos(Rama de estudio dedicada a los peces), dado que se registra presencia de 5
especies: Trachurus symmetricus (Jurel), Merluccius gayi (Merluza), Micropogonias furnieri
(Corvina),

En el área objeto de estudio, queda en evidencia que la relación Hombre/Medio durante el


Período Arcaico no es mecánica, ya que cada grupo humano elaboró sus propias estrategias para
acceder a los recursos, en un medioambiente que ofrecía diferentes alternativas. Es así, como
estas poblaciones aprovecharon un medio ambiente similar a través del tiempo, de acuerdo a sus
propias elecciones culturales, accediendo a distintos núcleos ecológicos contiguos: marino
profundo, marino superficial, litoral fluvial, forestal y lacustre, los que en conjunto proveyerón de
una gran variedad y diversidad de recursos, la mayoría disponibles durante gran parte del ciclo
anual (Gaete y Sánchez, 1994)

LA CERÁMICA DOMÉSTICA PITRÉN Y EL VERGEL: CONTINUIDADES Y CAMBIOS DE UNA PRÁCTICA


TRADICIONAL EN EL ENTORNO DEL LAGO VILLARRICA, Tesis Donoso 2017

Aldunate (1989), al realizar su síntesis del Período Alfarero en el Centro Sur, propone una
subdivisión geográfica de esta área de acuerdo a los paisajes vegetacionales en los que se habrían
desarrollado los asentamientos humanos, proposición refrendada luego por el grueso de los
investigadores del área

Esta suerte de subidivisión se registra en los tres ejes longitudinales geomorfológicos de la región:
la costa, el valle central y la precordillera andina lacustre

Específicamente, la cuenca del lago Villarrrica se ubica en la precordillera de la IX región de la


Araucanía (Lat. 39° Sur) a 220 m.s.n.m. Es un paisaje fuertemente modelado por la acción de los
glaciares durante el Pleistoceno, y de los ríos y lagos durante el Holoceno (Jara, Moreno, Mella y
Duhart, 2011). Es un espacio ecológico en que se registra una transición entre el clima templado
cálido y templado lluvioso, con una vegetación característica de la selva valdiviana (Jara et al.,
2011).

-Corroborar la anterior información presentada en uno de los textos con respecto a la influencia
ambiental del holoceno y Pleistoceno con la conformación de ríos y lagos de Campbell y Quiroz,
2015.

El Complejo Pitrén debe su nombre al sitio Pitrén, trabajado por Menghin (1962), quien planteó
una primera secuencia alfarera conformada por el Pitrenense, el Vergelense y el Valdiviense, con
sus respectivas fases, en comparación con otros contextos funerarios trabajados por Bullock
(1955, 1970) y Schneider en los alrededores de Angol, Tirúa y Valdivia (Mera, 2014)

Desde mediados de los '90 en adelante, se comienzan a desarrollar una serie de investigaciones
sistemáticas en distintas áreas de la región enfocadas en los sistemas de adaptación y tecnologías
asociadas: los equipos de D. Quiroz, M. Massone, X. Navarro y otros desarrollan sus trabajos en los
sectores costeros e insulares (Massone, 2005; Navarro, 1999; Navarro y Pino, 1995; Quiroz, 2001;
Quiroz y Sánchez, 1997, 2005), mientras que L. Adán, R. Mera y otros se enfocan en el área de los
lagos precordilleranos (Adán y Mera 1997a, 1997b; Adán, 2000; Mera, 2002).

-El complejo Pitren Es el complejo cultural que representa al Período Alfarero Temprano en el
centro sur, registrado con certeza entre el 300 d.C. y 1200 d.C., aunque nuevos fechados en
algunos sitios habitacionales de la precordillera sitúan sus inicios en torno al 200 a.C.:
Pichipehuenco-2 en Lonquimay y Flor del Lago-1 en Villarrica (Adán y Mera, 2011; Mera, 2014).
Los sitios habitacionales presentan depósitos acotados, compuestos fundamentalmente por
fragmentería cerámica, una industria lítica expeditiva conformada por artefactos y desechos de
talla en materias primas locales, algunos instrumentos elaborados en fragmentos óseos, así como
restos óseos que indican el consumo de mamíferos pequeños, aves, moluscos dulceacuícolas,
recolección de recursos vegetales y el posible cultivo de Chenopodium sp. y maíz, evidenciados en
los sitios Los Chilcos y Villarrica W10 respectivamente (Adán y Mera, 2011; García, 2009; Mera,
2014)

eciente hallazgo en el cementerio Villa JMC-1 en la comuna de Temuco, de 9 aros de cobre y un


pequeño fragmento de textil elaborado con fibras de alpaca, indicaría el posible manejo doméstico
de camélidos -aguachamiento- y del conocimiento metalúrgico en ciertos grupos Pitrén, pero no
se descarta que puedan provenir de intercambio con otras poblaciones más lejanas, por su
semejanza con ciertas piezas Diaguitas y otras pampeanas (Mera, 2014).

estacional, nuevos antecedentes e interpretaciones plantean una variabilidad importante entre los
sitios del valle central y los de la precordillera (Adán y Mera, 2011): los sitios funerarios se han
estudiado en ambas zonas, los cuales son notoriamente más amplios y profusos materialmente en
el valle del Cautín; en tanto que los contextos habitacionales han sido sólo identificados en los
ámbitos lacustres precordilleranos

En general, se plantea que los grupos El Vergel mantendrían fuertes vínculos con los ambientes
marinos, fluviales y lacustres –originados desde el Arcaico y profundizados durante el Alfarero
Temprano-, en donde se combinan estrategias de subsistencia apropiativas y productivas en
conjunto con la configuración de algunos asentamientos permanentes y nuevas formas de entierro
(Aldunate, 1989, 2005; Castro y Adán, 2001; Dillehay, 1990

Más que cambios profundos con respecto al período anterior, lo que se registra es una profusión
del manejo tecnológico y producción de piezas metálicas (Campbell, 2008), de artefactos
elaborados en hueso, así como la aparición de nuevas clases morfológicas y estilos decorativos en
la alfarería (Adán et al., 2005; Bahamondes, 2009).

el área de los lagos precordilleranos, sino más bien se registraría un desarrollo local
marcadamente tradicional 7 y especializado a lo largo del tiempo, denominado Tradición
Arqueológica de Bosques Templados (Adán et al., 2004, 2010). Esta propuesta tiene su origen en la
persistencia de un modo de vida adaptado a las características ambientales y recursos locales
desde el Arcaico hasta momentos tardíos del Alfarero sin los cambios observados en el valle
central o la costa, especialmente en los sitios del lago Calafquen

a cerámica Pitrén ha sido caracterizada y sistematizada a partir del estudio de colecciones


museográficas compuestas por aproximadamente 400 piezas completas provenientes de
contextos funerarios (Adán, 2000; Adán y Alvarado, 1999; Adán y Mera, 1997a). Se identificaron
18 tipos cerámicos en base a ocho categorías morfológicas: jarros, jarros asimétricos, ollas,
botellas, escudillas, tazas, cuencos y formas restringidas complejas; primando la presencia de
jarros y las siguientes cuatro categorías mencionadas. En cuanto a los estilos decorativos, se
definieron cuatro variedades en la técnica negativa rojo sobre negro, nueve en los modelados y
una para el grabadorasmillado. Posteriores excavaciones en los sitios de cementerios Bypass de
Temuco, Escuela Collico-1 y JMC-1, han sumado nuevos tipos a los ya sistematizados (Mera, 2014).
Algunos elementos distintivos son: inserción del o las asas bajo el borde, asa puente en jarros
asimétricos, cuellos cortos subcilíndricos, piezas con más de un gollete, abultamiento anular en el
cuello, entre otros (Aldunate, 1989; Mera, 2014).

Con respecto a la cerámica El Vergel, Adán y Mera (1997b) realizaron una sistematización de 250
piezas completas y decoradas depositadas en museos. A partir de ello postulan la existencia de la
Tradición Alfarera Rojo sobre Blanco, la que se extendería desde el norte del Biobio hasta el Seno
de Reloncaví,

Registro antracológico en contexto El Vergel y Rechemapuche en isla Mocha, tesis Orellana, 2016

Las ocupaciones más tempranas corresponderían a grupos cazadores recolectores que habrían
llegado a la Isla alrededor del 1.500 a.C., fecha que dentro de la prehistoria regional se adscribe al
periodo Arcaico Tardío. Las evidencias artefactuales de estos contextos indican ocupaciones de
carácter transitorio orientadas principalmente a la explotación de recursos litorales (Goicovich &
Quiroz, 2008). Posterior a estas ocupaciones, la Isla permaneció deshabitada por cerca de 2000
años, hasta que poblaciones alfareras arriban alrededor del ~300 d.C

Los contextos que han sido adscritos al Complejo Pitrén presentan ciertos elementos diagnósticos
como vasijas y fragmentos cerámicos con pintura negativa y modelados anfibiomorfos. Para el
caso de algunos sitios, como P10-1 y P21-1, además se han registrado inhumaciones en posición
flectada. La evidencia de estas ocupaciones señala un aprovechamiento amplio de especies
vegetales y animales silvestres, tanto marinos como terrestres, siendo algunos de estos últimos
(Pudu pudu, Lycalopex sp., Oncifelis sp.,) transportados desde el continente hacia la Isla. En
general, los contextos Pitrén, poseen una extensión y densidad menor a las ocupaciones alfareras
posteriore

Es importante destacar que las fechas más tardías obtenidas en los contextos Pitrén de la Isla
(alrededor del 1.000 d.C.), coinciden temporalmente con las fechas más tempranas adscritas al
Complejo El Vergel. A partir de la secuencia ocupacional del sitio P21-1, Sánchez, Quiroz y
Massone (2004) proponen una cronología en la cual a Pitrén le seguiría una etapa de “transición
Pitrén-El Vergel” (entre el 1.200 y 1.400 d.C.), en la cual 19 se adoptaría el maíz (Zea mays), la
quínoa (Chenopodium quinoa) y el mangu (Bromus sp.) como cultivos

Mapa de principales sitios arqueológicos de Isla Mocha (destacados en rojo los sitios P05-1 y P31-
1)
A modo general se puede señalar que sitios del periodo Alfarero Tardío (P05-1, P12-1, P21-1, P29-
1, P31-1) corresponden mayoritariamente a sitios habitacionales con una diversidad y abundancia
de materiales arqueológicos, lo cual indicaría unidades domésticas con ocupaciones prolongadas
(Adán, 1997).

Estos contextos evidencian actividades de caza-recolección, desarrollo de prácticas agrícolas,


manejo de guanaco probablemente aguachado (Becker, 1997a), producción doméstica de alfarería
y el trabajo de metales (Campbell, 2011; Goicovich & Quiroz, 2008). Para el caso de algunos sitios,
como el P05-1 y P21-1 además se registra la presencia de contextos funerarios (Donoso, 2010).Un
caso particular son los montículos o kuel ubicados en la parcela 29 sin una asociación directa a
sitios habitacionales. Estos han sido interpretados como sitios ceremoniales o rituales, en los
cuales se llevarían a cabo actividades de agregación social (Campbell, 2011). En conjunto, todos
estos contextos se insertan dentro del panorama de complejización social de la Araucanía que se
ha identificado a partir del 1.000 d.C. (Campbell, 2011), el cual se inicia durante el Complejo El
Vergel y se proyectaría hacia el periodo histórico Reche-Mapuche (1500-1700 d.C.).

En términos de subsistencia, el registro arqueológico de los sitios El Vergel y Reche-Mapuche de


Isla Mocha da cuenta de estrategias económicas mixtas (Sánchez, Quiroz & Massone, 2004), en las
cuales los recursos silvestres son complementados con productos agrícolas y con el consumo de
guanaco “aguachado”. La evidencia aqueobotánica (Roa, 2011 y 2013; Rojas & Cardemil, 1995;
Silva, 2010b) señala un amplio aprovechamiento de recursos vegetales silvestres como el maqui
(Aristotelia chilensis), peumo (Cryptocarya alba), canelo (Drimys winteri), avellana (Gevuina
avellana), copihue (Lapageria rosea), batro (Typha angustifolia), frutilla blanca (Fragaria chiloensis)
y murtilla (Ugni molinae), además de especies domesticadas como maíz (Zea mays), poroto
(Phaselous vulgaris), quínoa (Chenopodium quinoa) y Bromus sp

Por su parte, el conjunto zooarqueológico indica un amplio espectro de especies consumidas,


tanto terrestres como marítimas, propio del ambiente costero-insular, lo cual implica una serie de
conocimientos sobre éste, así como aspectos relacionados con la etología de cada especie en
particular (Martínez, 2013 y 2010). Es importante destacar que a partir del 1.200 d.C., predomina
la familia Camelidae en el registro, por sobre otros taxa como Otaridae (Martínez, 2010; Sánchez,
Quiroz & Massone 2004). Lamentablemente es aún complejo dilucidar sólo a partir del registro
arqueofaunístico si se trataría efectivamente de camélidos domesticados (Lama glama). Pese a
ello, los relatos de los viajeros europeos que visitaron la Isla en los siglos XVI y XVII señalan la
existencia de “ovejas” o “carneros” con características de camélidos que eran utilizados como
animales de carga y como alimento, lo cual sugiere que estos animales estarían al menos
amansados (Becker, 1997b)

El conjunto cerámico de los contextos isleños se caracteriza por presentar un bajo número de
vasijas decoradas rojo sobre blanco, un alto número de vasijas de grandes dimensiones y gruesas
paredes (tipo “urna”), alta cantidad de vasijas restringidas tipo jarros y pocas vasijas abiertas tipo
puco (Adán, 1997; Albán, Palma y Delgado, 2013; Sánchez, 1997). Sánchez (1997) señala además,
que existiría una fabricación doméstica de la alfarería, dada por la presencia de probables hornos
alfareros, fragmentos sin cochura, de pulidores líticos (Jackson, 1997) y pulidores óseos para
cerámica (Becker, 1997a)
Con respecto al registro metalúrgico de Isla mocha (Campbell, 2004; Campbell & Figueroa, 2013),
es importante destacar que no solo se cuenta con piezas, sino también con restos de elementos
relacionados con el trabajo de metales (escoria del sitio P05-1 y restos de lingotera en sitios P05-1,
P12-1 y P31-1). Las piezas se caracterizan por ser piezas de adorno o suntuarias (pendientes,
pulseras y aros principalmente). Por su parte, los restos de lingoteras y escoria, señalarían que en
la Isla se habrían trabajado metales probablemente a nivel habitacional, ya que la reducción del
mineral no necesitaría mayor parafernalia que un fogón doméstico (Campbell, 2004).

Como lo señala Troncoso (1999) el espacio no es simplemente un escenario en el cual se desarrolla


la acción social, así como la naturaleza no es una especie de almacén con un gran depósito de
recursos dispuestos para el aprovechamiento humano. Los seres humanos se desenvuelven en
espacios que al ser habitados, se comienzan a construir culturalmente, generando un paisaje. De
esta forma, al hablar de paisaje, no se hace referencia a un conjunto inerte de elementos bióticos
y abióticos dispuestos en un espacio determinado, no se trata de una "entidad física ya dada,
estática y mera ecología, es también una construcción social imaginaria, en movimiento continuo y
enraizada en la cultura" (Criado, 1991:5), el cual se produce y reproduce por medio de las acciones
y las prácticas humanas (Troncoso, 2006).

MICROVARIACIONES EN LA CERÁMICA DE SITIOS ALFAREROS TARDÍOS DE DOS CUENCAS


LACUSTRES PRECORDILLERANAS DE LA ARAUCANÍA: LAGOS VILLARRICA Y CALAFQUÉN, IX Y XIV
REGIONES DE CHILE, tesis Reyes 2010

Dentro de la secuencia cronológica-cultural del Período Alfarero del área centro-sur de Chile han
sido definidos los complejos alfareros Pitrén y El Vergel y el estilo cerámico Valdivia (Adán y Mera
1997a; Aldunate 1989; Bullock 1973; Dillehay 1990; Menghin 1962; Quiroz 1997

Cabe mencionar, sin embargo, que dentro de este panorama pan regional hubo algunos intentos
por reconocer variaciones locales. Fue el caso por un lado, de la fase costera Tirúa del Vergelense,
planteada por algunos autores, que se ubicaría en la costa de la provincia de Arauco (Aldunate
1989). Gordon (1986) a partir de las excavaciones en el cementerio Huimpil ubicado en las
cercanías de Temuco también esboza la idea de un sub-estilo Pitrén-Huimpil, que será retomado
en trabajos posteriores (Sánchez et al. 1981-1982). Por su parte, otro tipo de variación regional
que se postuló, a causa de la ausencia de sitios Vergel en el sector meridional de la Araucanía
(ubicado al sur del cordón MahuidancheLastarria) y en la precordillera lacustre, se relaciona con la
posible permanencia en ambas zonas del complejo Pitrén hasta tiempos posteriores al 1.000 d.C,
mientras sus contemporáneos del valle central entre los ríos Bío-Bío y Toltén, ya estarían
desarrollando las manifestaciones adjudicadas al complejo El Vergel (Aldunate 1989).

De esta manera, en la última década los estudios efectuados en sectores insulares y costeros
continentales de las Provincias de Arauco y Concepción han planteado la presencia de ocupaciones
alfareras Pitrén y Vergel/Tirúa que desarrollarían importantes estrategias adaptativas locales,
diferenciándolas de otras regiones del centro-sur de Chile (Contreras et al. 2005; Sánchez 1997;
Quiroz 2001; Quiroz y Sánchez 2005

on los ejemplos recién señalados, vemos que las perspectivas de análisis que han guiado los
actuales estudios arqueológicos de la Araucanía, han abierto el debate sobre la homogeneidad o
heterogeneidad que existió al interior de los complejos cerámicos clásicamente definidos para el
centro-sur. Pero no sólo han puesto de relevancia aspectos sobre la cerámica poco abordados,
sino que también, han empezado a indagar en otras temáticas como los modos de vida de estas
poblaciones alfareras; tópicos que hasta la fecha habían sido escasamente estudiados por
investigaciones sistemáticas

Así, a grosso modo, el complejo Pitrén fue definido como la primera ocupación agroalfarera del sur
de Chile (ca del año 0 al 1.000 d.C), caracterizada por grupos portadores de vasijas con aspectos
morfológicos y decorativos bien definidos, registradas en asociación a cementerios pequeños y
aislados. Esta sociedad agroalfarera temprana habría estado compuesta por pequeños grupos
familiares, que poseían un sistema de subsistencia cazador-recolector y movilidad estacional,
emplazándose predominantemente en las riberas de lagos y ríos, y en zonas precordilleranas
lacustres (Aldunate 1989). Cabe destacar que también para este complejo se ha planteado una
contrapartida oriental y más tardía (Aldunate 1989; Adán y Alvarado 1999). Así, para efectos de la
presente revisión bibliográfica entenderemos al Período Alfarero Temprano como el lapso de
tiempo comprendido entre el año 0 y el 1.000 d.C, y cuya principal manifestación cerámica
correspondería al complejo Pitrén.

Campbell, 2015 Entre el Vergel y la plateria mapuche: el trabajo de metales en la araucania


postcontacto.

La tradición de trabajo de metales El Vergel, enmarcada dentro del desarrollo del Complejo El
Vergel (1000-1550 d.C. [Aldunate 1989, 2005; Bahamondes 2009; Campbell 2004, 2011; Dillehay
1990, 2007; Menghin 1959-60; Quiroz 2010]), está representada por los denominados “aros
cuadrangulares con muesca”, “aros circulares planos”, “aros circulares simples”, pulseras, anillos y
pendientes (Campbell 2004). Estas piezas se caracterizan por ser de tamaño pequeño, poco
espesor, estar constituidas por una sola pieza, no presentar partes móviles ni articuladas entre sí y
no contar con decoración grabada, en sobrerrelieve ni calados

Todas las piezas están manufacturadas en cobre, excepto los “aros circulares planos” que también
lo están en plata. La naturaleza del cobre y la plata es metalúrgica (Campbell y Figueroa 2013;
Campbell y Plaza 2015; cf. Campbell 2004, 2005, 2008).

La distribución de estas piezas está circunscrita a Isla Mocha, la costa y el valle central entre los
ríos Biobío y Toltén (Figura 2). . Los escasos contextos funerarios con restos humanos y presencia
de piezas metálicas tienden a indicar su asociación con individuos adultos femeninos o subadultos
–en los que no se puede determinar sexo– (Padre Las Casas [Urquieta 1978; Valdés 1978], P21-1
[Constantinescu 1997], Co-2 [Quiroz et al. 2005]).
Como se señaló al inicio, prácticamente la totalidad de las piezas prehistóricas está manufacturada
en cobre. Este es de tipo metalúrgico, demostrando un conocimiento de la tecnología de
reducción de minerales. A la par de esto en el sitio P21-1 de Isla Mocha hay presencia de plata
metalúrgica, la que por el fechado de su contexto (420±80 a.p., Beta-75240, carbón, δ13C=–27,8
‰) pudiera corresponder tanto a momentos prehistóricos tardíos o históricos tempranos
(Campbell y Quiroz 2014; Sánchez 1997:128

A su vez, en consideración de la distribución que tienen las piezas metálicas prehistóricas, el origen
de estas materias primas puede ubicarse tentativamente en el sector de Tirúa-Lleu-Lleu, puesto
que ese es el único sector no cordillerano que presenta minerales de cobre y plata (Campbell
2005, 2008).
Respecto de la dispersión geográfica de las piezas, por una parte, el registro histórico del siglo XVI
confirma la distribución prehistórica –Isla Mocha, costa y valle entre los ríos Biobío y Toltén–,
pero, por otra parte, extiende el uso de artefactos metálicos hacia sectores como Valdivia,
Villarrica e incluso Chiloé.

Como ya se indicó, los escasos casos arqueológicos prehistóricos (Padre Las Casas, P21-1, Co-2), en
que se han conservado restos óseos humanos en asociación a adornos metálicos, muestran su
vinculación a sujetos femeninos o subadultos.

manufacturan las piezas metálicas. Para tiempos prehistóricos no tenemos información alguna,
siendo lo más cercano el mencionar que las únicas posibles evidencias de manufactura de piezas
(escorias metalúrgicas) han sido recuperadas en los sitios P31-1, P5-1 y P12-1 de Isla Mocha
(Campbell 2005, 2011)

INFORME FINAL PROYECTO FONDECYT 1990027 ESTRATEGIAS ADAPTATIVAS EN SISTEMAS


CULTURALES INSULARES DEL LITORAL HIGROMÓRFICO CHILENO

El hallazgo de restos de puntas talcahuanenses en la isla nos sugieren la posibilidad de la presencia


de cazadores recolectores marítimos hace unos 5000 años. Desafortunadamente estos hallazgos
sólo son superficiales y no ha sido posible encontrar los sitios que demuestren la presencia de
estas poblaciones arcaicas- Citar Quiroz y Sánchez, 2002.

Bahamondes, 2009

Sin duda, la alfarería es la materialidad más abundante dentro del estudio del complejo El Vergel
(ca. 1000-1550 d.C.), su estudio y descripción no es un tema nuevo

El trabajo realizado en 1997 comprendió el fichaje de 186 vasijas decoradas rojo sobre blanco
depositadas en diversos museos del país. A partir de una ficha de registro se consignaron aspectos
generales de las piezas, la descripción de sus pastas, atributos formales, tratamiento y color de
superficie, junto con observaciones en torno a las técnicas de manufactura, estado de
conservación y huellas de uso. En una ficha adicional se registraron detalladamente los diversos
aspectos decorativos que cada pieza presentaba.

A partir de nuevas formas y configuraciones de estilos decorativos sin precedentes observados en


piezas bícromas de la zona de Concepción, se propone una novena variedad decorativa adscribible
al estilo Vergel. Producto del hallazgo de piezas decoradas con elementos y motivos ajenos a la
tradición bícroma y similares a tradiciones alfareras más nortinas; asimismo, se destaca la
existencia de posibles vínculos culturales por parte de las poblaciones de la Araucanía
septentrional con grupos de la zona Central y Norte Chico de nuestro país (culturas Aconcagua y
Diaguita respectivamente- Citar, habla con respecto la influencia de culturas nortinas.

Esto, apoyaría la idea formulada por otros autores en torno al llamado proceso de andinización,
que comienza paulatinamente a hacerse evidente a partir del segundo milenio de nuestra era
(Lumbreras 1981, Aldunate 1989, Navarro y Aldunate 2002, Aldunate 2005, Bahamondes et al.
2006)..-CITAR
Elementos materiales fundamentales para la comprensión de estos grupos, y que generalmente
por las condiciones de preservación de la zona de estudio no llegan a nosotros, han sido
rescatados en el extraordinario hallazgo del sitio Alboyanco, en las inmediaciones de la ciudad de
Angol (Aldunate 1997, Navarro y Aldunate 2002). Sellada bajo una turba fue encontrada una urna
de considerable tamaño que contenía en su interior el esqueleto de un individuo femenino, de
aproximadamente 16 años, que conservaba todo su pelo, tocado de moño y trenzas entrelazadas
con fibras textiles (op. cit.). Junto al cuerpo se encontraron varios fragmentos de tejidos
confeccionados a telar, presentando un entretejido de tramas múltiples, técnica característica del
área Andina, la cual se ha mantenido hasta tiempos históricos dentro de la tradición textil
mapuche (Brugnoli y Hoces 1995:376-377) Una de las fibras utilizadas para la confección de los
textiles fue pelo de llama (Lama glama),

Hallazgos de materiales textiles prehispánicos similares para la zona fueron los realizados por
Chizelle y colaboradores en un contexto vergelino de Chiguayante (Chizelle et al. 1969)

Por su parte, los recientes trabajos de Campbell (2004) en torno a la metalurgia vergelina, han
abierto nuevas perspectivas de estudio respecto a una materialidad prácticamente olvidada. Su
investigación ha reconocido la presencia del trabajo en metales en la región que comprende las
cuencas del Toltén al Bío-Bío. A partir de diversos ajuares y ofertorios, han sido evidenciados aros,
pulseras y otros artefactos hechos en cobre y también plata. Desde un punto de vista morfológico,
han sido asemejados a determinadas expresiones del complejo Las Ánimas en el Norte Chico (700-
1000 d.C.- Citar

Con relación al tema de los textiles, surge la problemática en torno a la domesticación de


animales, un tema carente de consenso. Diversos sitios tanto en Isla Mocha como en la costa de
Arauco presentan abundantes restos óseos de camélidos, identificados como guanaco (Lama
guanicoe), tanto de especies adultas como subadultas (Becker 1997, Quiroz 2003)-Citar

Si en realidad se trata de caza de especies silvestres o “ahuachamiento” en el caso del guanaco; o


procesos de intercambio de lana o de verdadera domesticación, si llegara a ser efectiva la
presencia de llama y/o alpaca (cfr. Palermo 1986-87, Benavente 1985). De comprobarse esta
última posibilidad, estaríamos frente a un indicador más del proceso de complejización social que
se vincula con ámbitos andinos más septentrionales, puesto que estos animales llegarían en
estado domesticado y producto de relaciones sociales depuradas de intercambio con áreas donde
este proceso ya se encuentra, hace mucho tiempo, afianzado.

Por otra parte, evidencias de cultivo y domesticación de especies vegetales por parte de las
poblaciones Vergel, progresivamente se han ido acumulando. Estudios iniciales de arqueobotánica
en la Isla Mocha han evidenciado presencia de semillas de quínoa (Chenopodium quinoa), maíz
(Zea mays) y gramíneas (posiblemente del género Bromus) en sitios adscribibles a poblaciones del
período Tardío (Quiroz 2003, Quiroz y Rojas 2003). A lo anterior, se suman muestras de
Chenopodium quinoa en conjunto con Zea mays (en carporrestos y marlos) en el sitio de El Arenal
en la península de Arauco (Silva 2005) y en la vertiente occidental de la Cordillera de Nahuelbuta
(Quiroz com. pers. 2003).PRACTICAMENTE COPIAR Y PEGAR ESTO JUNTO CON LOS HALLAZGOS EN
SANTA MARIA
Paralelamente, vemos que en los sitios tanto de la Isla Mocha como en los continentales
asignables al período Alfarero Tardío, se observa una estrategia adaptativa en la que se reduce la
importancia alimenticia de la adaptación costera y un importante aumento de la horticultura y
ganadería de camélidos, junto con una industria lítica que muestra una tecnología dirigida hacia la
madera (Castro y Adán 2001).

Con relación al tema de la espacialidad y su uso por parte de los grupos El Vergel, en trabajos
anteriores ya se ha mencionado la importante variabilidad adaptativa de éstos (Bahamondes et al.
2006), capaces de aprovechar transversalmente un sinnúmero de nichos ecológicos, desde
ambientes insulares a cordilleranos.

Esto se ve corroborado por los trabajos de Quiroz (2003) y Massone (2002) en Isla Mocha e Isla
Santa María respectivamente, donde queda evidenciada la intensa ocupación de estos ambientes
insulares y el manejo de técnicas de navegación marítima. Los trabajos de Sánchez (2005),
Contreras y colaboradores (2005), así como de Massone y colaboradores (2005), nos muestran
una importante ocupación de los ambientes costeros y de eficiencia de desembocadura por parte
de estos grupos

. Esta presencia “vergelina” a lo largo de diversos pisos ecológicos nos muestra un uso transversal
de espacios ambientales, denotando un conocimiento muy acabado de los recursos, a la vez que
una comprensión y manejo del paisaje a cabalidad por parte de estos grupos. Lo cual, en
consecuencia, también indica la existencia de una compleja red de circulación a lo largo de
Araucanía Septentrional por parte de los portadores de esta tradición cerámica del sur de ChilE

En cuanto a los patrones de asentamiento, en el marco de la investigación del período alfarero en


Isla Mocha, Sánchez (1997) distingue al menos cuatro sitios de 21 habitación, siendo P31-1 el de
mayor relevancia-Con una extensión aproximada de 12000 mt2 y un complejo depósito cultural de
75 cm. de profundidad, presenta una gran cantidad de cerámica doméstica monocroma y alisada,
asociada a unos pocos fragmentos diagnósticos pintados rojo sobre blanco. En el sitio se observan
grandes áreas de sedimentos quemados, restos de materia vegetal, estructuras de combustión
(hornos) y tres improntas de poste (Sánchez 1997). Dicho patrón también ha sido ratificado en
sitios rescatados durante la construcción del By-pass de Temuco (Ocampo et al. 2003), lo que
seguramente nos habla de un mismo modo cultural de habitar el espacio

Otro ejemplo de ocupación del espacio por parte de los grupos vergelinos lo constituye el sitio La
Aguada (Mera y Munita 2003), ubicado al norte de la ciudad de Cañete. Este yacimiento se
encuentra sobre una terraza del estero Licauquén donde fueron encontrados restos completos de
alfarería, asociados a entierros humanos junto a una urna funeraria. Directamente asociado a este
espacio se encontró un depósito cerámico fragmentario, junto a otros materiales arqueológicos
que hablan de actividades de índole doméstica (op. cit.). Este singular hallazgo relativo a la
coexistencia de un asentamiento habitacional con un sitio funerario que al parecer habrían sido
utilizados contemporáneamente, nos lleva a ampliar nuestra idea respecto a los patrones y al
sistema de asentamiento de los grupos El Vergel, comprendiendo la gran variabilidad que habrían
presentado estas poblaciones al momento de articular los diversos espacios en que se
desarrollaron.
De este modo vemos como se configura el complejo cultural El Vergel, una sociedad agrícola,
detentora de una rica tradición tecnológica alfarera, productor de cultivos de raigambre andina
como la papa, quínoa y maíz; además de un manejo afianzado de la metalurgia y textilería, junto
con un proceso tendiente a la domesticación de camélidos; prácticas análogas a otros ámbitos
andinos. A su vez, se manifiesta como un grupo enfocado a actividades de caza, pesca y
recolección, conocedora de su medio, desplegando un complejo sistema de asentamiento de
cordillera a costa. Esto, nos muestra una sociedad flexible e innovadora, preparada para introducir
cambios en su tecnología y por ende en su modo de vida, a la vez que capaz de mantener
tradiciones y conservadurismos vinculados con prácticas de subsistencia que se remontarían a
tiempos previos a la existencia de alfarería en la zona.

Ocupaciones el Vergel en las costas de la Araucanía, Quiroz 2001

Los trabajos en Isla Mocha nos han permitido mostrar la presencia continua de ocupaciones
alfareras que perduran hasta la llegada de poblaciones europeas [e incluso después] y plantear la
presencia de algunos rasgos en que sugieren la existencia de poblaciones humanas con una
tradición alfarera común desarrollando procesos adaptativos diferenciales en la región centro-sur
[Quiroz & Sánchez 1997].

En las ofrendas funerarias se encuentran aros de cobre rectangulares [o trapezoidales] y


circulares, pipas de piedra y cerámica, ollas utilitarias con estrías anulares en el cuello, jarros
simétricos y. asimétricos monocromos, engobados de negro y rojo, decorados con rojo o negro
sobre engobe blanco, que mantienen prácticamente la misma forma que las del Complejo Pitren,
es decir, las asas cinta nacen bajo el labio y con frecuencia tienen protuberancias verticalesli
[Aldunate op.cit.: 339

Complejo El Vergel se ubicarían cercanos a los ríos aprovechando los cursos fluviales para el
regadío de sus cultivos lide papas, maíz, quizá porotos y quínoali, la domesticación de los
camélidos lise hallaba consolidadali y lila recolección terrestre y marítima y la caza debieron
siempre jugar un papel dominante en la economíali [op.cit: 341 ]- Aldunate citado por Quiroz.

La Araucanía se ha transformado desde la aparición de los grupos El Vergel, a comienzos del


último milenio. Estas variaciones han influido en la naturaleza de los poblamientos humanos. Entre
los distintos factores que han intervenido tenemos que considerar tanto las glaciaciones y
deglaciaciones con las consecuentes transgresiones y regresiones marinas [Seguel & Campana
1970, Campana 1973] como las variaciones paleoclimáticas regionales [Clapperton 1993, Isla &
Espinoza 1995, 1 riondo 1999] y locales [Lequesne et al. 1999] que permiten elaborar
reconstrucciones paleoambientales [Veblen et al. 1981, Markgraf 1987, Heusser 1990]
indispensables para definir en forma clara las adaptaciones regionale

a El Vergel incluso al norte del ltata [Gaete & Sánchez 1995]. Los sitios de Quiriquina [Seguel 1970,
Bustos 1985], Bellavista 1 [Seguel 1969], Quinta Virginia [Oliver Schneider 1927], Chiguayante
[Chizelle, Coronado y Seguel, 1969], y otros sitios no publicados [Hualqui, La Candelaria, Laguna de
San Pedro] representan la expresión más septentrional de este complejo. Los sitios más
meridionales están situados en los alrededores de Tirúa [Latcham 1928]. Entre ellos tenemos otros
sitios: Coronel [Co-2] y Tubul en el Golfo de Arauco, Yane, entre Punta Lavapié y Lebu, Morhuilla,
Llenquehue y Tucapel, entre Lebu y Tirúa, Isla Mocha, frente a Tirúa
Estas ocupaciones evidentemente son el reflejo de la acumulación de experiencias que han
logrado poblaciones desde el arcaico y también durante el alfarero temprano, privilegiando la
ocupación de un espacio ecológico que permite una multiplicidad de recursos tanto acuáticos
como terrestres: los recursos marítimos, fluviales y lacustres, los frutos del bosque, en especial la
vegetación que se genera en la Cordillera de Nahuelbuta, e indudablemente la fauna tanto
silvestre como semidomesticada.

La situación de la Isla Mocha en este contexto es significativa y relevante ya que permite


concentrarse en grupos humanos que deberían desarrollar una estrategia adaptativa fuertemente
vinculada al aprovechamiento del mar en sus diferentes dimensiones. Es notable, para el alfarero
tardío, que aunque existe un aprovechamiento del mar, su relevancia para la subsistencia es
bastante menor respecto de las actividades hortícolas y ganaderas. Sin embargo, la navegación
parece haber jugado un rol mucho más significativo, p.e. en términos de intercambio, que la caza
de lobos marinos, la pesca y la recolección de moluscos. Quiroz en este apartado habla con
respecto a la situación particular de un ambiente insular, Isla Mocha, la que puede ser aplicada
además para Isla Santa María.

La información arqueológica que tenemos producto de nuestras excavaciones en Isla Mocha nos
habla de tres momentos temporales posibles de diferenciar en la estratigrafía de los sitios
arqueológicos pertenecientes al período alfarero tardío: el primero, entre los siglos XII y XIII,
pudiera corresponder a un sustrato formativo, con indicios de cultivo y domesticación de
camélidos, pero con una importante contribución de los recursos de caza y recolección en la dieta
de las poblaciones y sin la presencia de cerámica decorada roja sobre blanco; el segundo, entre los
siglos XIV y XV, corresponde a consolidación del complejo, con un incremento en los cultivos y en
la domesticación de camélidos, una baja en el acceso a los recursos del mar, tanto de moluscos
como de peces y mamíferos marinos, y la aparición de rasgos diagnósticos en la cerámica del
período [aunque escasos son ilustrativos, pues no aparecen en el nivel anterior]; y finalmente, un
tercer período, entre los siglos XVI y XVI 1, donde se mantienen los rasgos definidos para el
segundo, pero adquiere una importancia relativa, los contactos que estas poblaciones sostienen
con navegantes y/o con productos europeos.

Debido a la carencia de trabajos sobre contextos habitacionales, uno de los sitios trabajados en
Isla Mocha [P31-1] constituye, entonces, un asentamiento relevante pues permite aprehender
algo más de la vida de los grupos humanos que hemos denominado El Vergel. En primer lugar, se
trata de un sitio habitacional, con una estratigrafía de más de un metro de profundidad, tipo de
sitio muy escaso en la arqueología regional. En segundo lugar, gracias a una serie de 1 O fechados
radiocarbónicos, podemos ubicarlo cronológicamente entre los años 1240 y 1460 DC, lo que nos
indica que estamos frente a un sitio habitacional adscribible cronológicamente a lo que
conocemos como Complejo El Vergel [o Ti rúa como su manifestación costera

n. El sitio se encuentra sobre una terraza ubicada entre la llanura litoral y el cordón de altura,
mirando hacia el continente y con una fuerte pendiente hacia el este. Tiene una extensión
aproximada de 10000 m2. En el sitio se han encontrado restos de alfarería, líticos, metales,
instrumentos óseos y en conchas, restos humanos, además de una rica y variada arqueofauna
compuesta por equinodermos, moluscos, crustáceos, anfibios, peces, aves y mamíferos, tanto
terrestres como marinos [Sánchez et al 1993].
Si revisamos la cerámica proveniente del sitio resalta la presencia de cerámica engobada roja con
mayor profusión, aunque siempre escasa, en los niveles superiores. La misma situación es
detectada para la cerámica revestida de color anaranjado. El conjunto está compuesto
mayoritariamente por variedades monocromas pulidas y alisadas, que se distribuyen de manera
más o menos constante en los tres estratos. También es muy significativa la escasa
representatividad de los fragmentos decorados con pintura roja sobre blanco. Hemos estudiado
cerca de 7500 fragmentos de cerámica provenientes del sitio: de esa cantidad sólo 13 fragmentos
están decorados con pintura roja sobre enlucido blanco. Lo mismo ocurre en otros sitios de la isla
tales como P25-1 y P21-1

La presencia de fragmentos de grandes contenedores [como urnas] que son del todo asemejables
a algunas de las variedades usadas con fines funerarias en el Complejo El Vergel es bastante
notable por su frecuencia en el sitio (P31-1)

No hemos encontrados urnas con restos humanos en los sitios alfareros en Isla Mocha, ya que la
mayoría de las sepulturas encontradas en laisla corresponden a inhumaciones simples, con los
cuerpos extendidos de cúbito dorsal.

Los grupos tardíos en isla Mocha tienen una característica en la completa ausencia de asas
adheridas al labio que se reconoce como una característica de los contextos tardíos del estilo
Valdivia, al igual que la ausencia de ollas con estrias anulares.

Por ejemplo, si comparamos en Isla Quiriquina [Bustos 1985], sitio habitacional sin sepulturas, que
tiene un promedio de sólo el 4% para sus variedades decoradas [rojo sobre blanco y tricolor: rojo y
negro sobre blanco], con Tubul 1 [Campana & Seguel 1982], sitio habitacional con tres entierros y
un promedio del 18% para las mismas variedades decoradas, podemos postular que la presencia
de cerámica decorada se incrementa en los contextos de funebria. Recordemos que Quiriquina
tiene un fechado de 121 O d.C. y Tubul 1 uno de 1140 d.C., es decir, se encuentran dentro del
mismo rango cronológico.

La presencia de cuarzo de grano muy fino y obsidiana, materias primas no locales y representadas
exclusivamente en puntas de proyectiles, sugiere algún tipo de intercambio, tal vez de las propias
puntas, con grupos continentales-Citar

Material lítico, Los instrumentos formatizados son muy escasos y se encuentran representados por
tajadores, vinculados a tareas múltiples y entre ellas la extracción de moluscos y el trabajo de
madera, cepillos, también para el trabajo de la madera, raspadores, para labores de manufactura
de cuero, tajadores-trituradores para tareas relacionadas con "machacar" algún tipo de material
semi-blando o blando, instrumentos abrasivos para el trabajo del hueso, perforadores, para
diversas labores, puntas de proyectiles vinculado a actividades de caza, pesas de red para la pesca,
pulidores para la elaboración de cerámica, así como percutores y yunques para el propio trabajo
del instrumental lítico [Jackson 1997]

Los instrumentos óseos constituyen una verdadera industria en Isla Mocha. En su confección son
usados preferentemente los huesos de guanacos, lobos marinos, aves y cetáceos. Entre los
instrumentos más comunes tenemos las [a] palas, manufacturadas en huesos de cetáceos y
quemados posteriormente con el objeto de endurecer su parte laboral, asociadas a faenas
agrícolas; [b] agujas, confeccionadas en fragmentos de huesos largo de camélidos [este tipo de
artefacto se vincula con actividades relacionadas con hilos y fibras, permitiendo postular algún tipo
de tejidos]; [c] pulidores para cerámica, realizados principalmente en fragmentos de huesos largos
de guanacos y en costillas de lobo marino; [d] espátulas, corresponde a instrumentos que
presentan una sección acanalada confeccionada en hueso largo de guanaco; [e] adornos,
conformados por pendientes y cuentas de collar tubular, los primeros realizados sobre fragmentos
de hueso de guanaco aserrados con forma triangular. También tenemos instrumentos elaborados
en conchas de choro zapato [Choromytilus chorus] y cuentas de collar en conchas de gastrópodos
[Becker 1997b].

En la costa continental los sitios más tardíos están representados por el hallazgo de Llenquehue,
cerca de Cañete, con una fecha de 1540 d.C., donde se rescató una urna pintada de rojo y un
pequeño jarro asimétrico decorado con pintura roja sobre un engobe crema.

También podría gustarte