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EXCAVANDO LOS SUEÑOS,

PACÍFICO CENTRAL DE COSTA RICA

Francisco Corrales Ulloa


Departamento de Antropología e Historia
Museo Nacional de Costa Rica

RESUMEN
Se presentan los resultados de varias etapas de evaluación arqueo-
lógica del Sitio Los Sueños, un asentamiento agroalfarero temprano
del Pacifico Central de Costa Rica.
Se describen el Complejo Cerámico Los Sueños y ensamblajes Uticos
asociados. Se realizan comparaciones de la cerámica de Los Sueños
con otros complejos en el ámbito regional. Se comenta de la impor-
tancia del sitio durante el Periodo Formativo y su relevancia en la
secuencia de ocupaciones del Pacifico Central.

ABSTRACT

The results ofseveral archaeological field seasons at Los Sueños, an


early ceramic village site in the Central Pacific Región of Costa Rica,
are presented.
The Los Sueños ceramic complex and associated lithic assemblages
are described. Comparisons of Los Sueños pottery with other com-
plex.es at the regional level are made, and the importance of the site
during the Formative Period and the cultural evolutionary sequence
ofthe Central Pacific Región in general are discussed.

Francisco Corrales U corralesulloa@yahoo.com

CORRALES, F. 33
En Costa Rica, a partir de mediados de los 1990, los estudios sobre el posible
impacto ambiental de proyectos de desarrollo empezaron a incorporar el componente
arqueológico. Esto ha permitido ubicar sitios arqueológicos de gran importancia.
Algunos de los sitios son poco complejos, pero en ocasiones tienen una relevancia cru-
cial para el estudio de procesos de desarrollo en regiones específicas.
Uno de estos casos es el del sitio arqueológico Los Sueños, ubicado en el valle cos-
tero de Herradura, Pacífico Central de Costa Rica. Su registro se dio a finales de 1996
durante las labores de evaluación del impacto sobre eventuales recursos arqueológicos
por la construcción de un hotel de playa y un campo de golf del proyecto turístico Los
Sueños.
El sitio tuvo una extensión de 1 hectárea aproximadamente y aunque constó de
depósitos arqueológicos de poca profundidad se catalogó como de primera importancia
dado que el análisis de los materiales cerámicos recolectados en la evaluación inicial
permitió asignarle una antigüedad relativa entre 1500 y 300 a.C., constituyéndose en
el asentamiento precolombino más antiguo hasta ese momento registrado para el
Pacífico Central de Costa Rica. El rango temporal corresponde con el denominado
Período Formativo, en el cual se sentaron las bases de la vida agrícola y aldeana de las
sociedades precolombinas en el Sur de América Central. La información sobre estos
sitios es aún muy reducida por su poca visibilidad en el registro arqueológico.
En el sitio se llevaron a cabo etapas de reconocimiento y evaluación arqueológica,
pero, desdichadamente, en agosto de 1998, el yacimiento fue alterado en casi su tota-
lidad por las actividades relacionadas con el desarrollo del proyecto turístico.
En este reporte se resumen los datos provenientes de las diferentes etapas de tra-
bajo en el sitio, se hace una recapitulación de los antecedentes de investigación en el
área, las actividades realizadas y los resultados obtenidos. Los Sueños fue un sitio que
sucumbió ante el desarrollo infraestructural cuando aún contaba con un gran poten-
cial de información.
ÁREA DE ESTUDIO
El Sitio Los Sueños (P-332-LS) se ubicó en una terraza aluvial asociada a la
Quebrada Vázquez, en el Valle de Herradura, Cantón de Garabito, Provincia de
Puntarenas. En términos cartográficos se localiza en la Hoja Herradura 3244 I, escala
1:50 000, S-N 401 250 W-E 390 350. La altura del lugar es entre 20 y 60 m.s.n.m. (Fig.
1).
El pequeño valle costero de Herradura se encuentra circundado por serranías con
alturas que no superan los 250 m.s.n.m. Dichas elevaciones se denominan Fila Conejo,
Fila Camaronal y Fila Quebrada Bonita. La bahía asociada presenta una playa en
forma de herradura de por lo menos dos y medio kilómetros de largo (Fig. 2). En el valle
desembocan las quebradas estacionales Vázquez y Camaronal, que se unen unos 250
m. antes de la costa, y la Quebrada Cañablancal que es de carácter permanente. La
Quebrada Vázquez corta un valle angosto en tanto que la Quebrada Camaronal cuen-
ta con un vallecito más amplio.

En el área plana cerca de la playa existió un manglar y antes del desarrollo turísti-
co se daba el afloramiento superficial de aguas que generaban la presencia de lagunas
y terrenos pantanosos. El lugar fue rellenado y es ocupado actualmente por un desa-
rrollo turístico que aprovecha la belleza escénica del valle costero.

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Imcialmente se evaluó un área de 150 has. Luego, las actividades se enfocaron
hacia zonas en las que se darían los primeros impactos del proyecto turístico. En la
planicie costera se evaluó un área de poco más de 10 has. a ocupar por un hotel y
espacios asociados. Además, se evaluó el terreno para un campo de golf de 18 hoyos
que se ubicó en los pequeños valles asociados a las Quebradas Vázquez y Camaronal,
cubriendo aproximadamente 50 hectáreas.

342 393 394 393

Km

Fig. 1. Mapa con la ubicación del sitio Los Sueños.

CORRALES, F 35
Fig. 2. Vista del sitio Los Sueños y la Bahía de Herradura desde las lomas cercanas.

Fig. 3. Vista del sitio Los Sueños desde la Quebrada Vázquez.

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INVESTIGACIONES EN EL PACIFICO CENTRAL
El valle de Herradura se ubica en la denominada Subregión Arqueológica Central-
Pacífica, la cual forma parte de la Región Arqueológica Central (Corrales 1992). El
Museo Nacional de Costa Rica desarrolló el Proyecto Arqueológico Pacífico Central
entre 1986 y 1990 realizando varias exploraciones, prospecciones y excavaciones que
condujeron al registro de 66 sitios asociados a tres fases de ocupación desde el 300
a.C. hasta 1500 d.C.
En el lapso entre 300 a.C. y 300 d.C. destaca una amplia ocupación regional con
sitios pequeños y sin restos visibles de arquitectura. Los sitios se han asociado a la
Fase Jaco (Herrera 1999) para reconocer la particularidad local, que no quedaba clara
con su denominación inicial como Fase Pavas, con base en las similitudes de la cerámi-
ca encontrada con la del Valle Central (Corrales 1990, 1992). Este proceso se debe con-
tinuar con las otras fases a medida que avancen los estudios en la zona.
Durante la Fase Curridabat (300-800 d.C.) sobresalen los sitios ubicados en la zona
costera del manglar de Tivives, que presentan montículos artificiales y evidencias de la
utilización de los recursos del manglar, en especial moluscos (Quintanilla 1992a).
Para la Fase Cartago (800-1500 d.C.), se da un notorio desarrollo sociopolítico y la
presencia de montículos, basamentos, calzadas, terrazas y otras estructuras en sitios
principales como Jesús María, Lomas Entierros y Pozo Azul (Corrales 1992; Solís 1992;
Solísy Herrera 1992).
Aún cuando los sitios más antiguos se asociaron a la denominada Fase Jaco (300
a.C.-300 d.C.), no se descartaron ocupaciones anteriores y su localización quedó como
una de las labores pendientes (Corrales 1992: 25). El hallazgo de cerámica del denomina-
do Periodo Formativo en el Sitio Los Sueños, vino a ampliar la secuencia de ocupación
establecida para el Pacifico Central y a complementar los datos disponibles, sugirien-
do que fue una zona ocupada desde tiempos muy tempranos. Ahora queda por espe-
rar el registro de ocupaciones aún más antiguas asociadas a los cazadores- recolec-
tores de los Períodos Arcaico y Paleoindio.

ACTIVIDADES REALIZADAS
Se presentan los resultados de las evaluaciones y recolección de evidencia reali-
zadas en el sitio.
EVALUACIÓN INICIAL, 1996.

La evaluación inicial tuvo como objetivo valorar el impacto, sobre los recursos ar-
queológicos, del Proyecto Turístico Los Sueños. Con base en los resultados se pre-
tendía generar una estrategia y recomendaciones para minimizar o evitar su destruc-
ción y evaluar los sitios presentes en términos de su tamaño, profundidad, filiación
cultural, materiales y estructuras presentes (Corrales 1997a).

La estrategia metodológica consistió de una prospección exploratoria de los dife-


rentes sectores. Un equipo de seis personas inspeccionó la superficie del terreno me-
diante recorridos paralelos, limpiando el terreno cada 20 m. en caso de que la visibili-
dad no fuera buena. También se colocaron pozos de prueba de 50 centímetros de
diámetro en las áreas donde de antemano se conocía que se iban a realizar remociones
de terreno y en las zonas donde se encontró evidencia arqueológica.

CORRALES, F. 37
La evaluación inicial solo registró evidencia arqueológica en una terraza alta junto
a la quebrada Vázquez, donde se encontraron fragmentos cerámicos en varios pozos
asociados a los hoyos 1 y 9 del campo de golf proyectado. Tomando como referencia los
pozos de prueba iniciales se colocaron otros pozos en un sistema de cuadrícula. Los
pozos excavados permitieron definir mejor la extensión y la profundidad de la ocu-
pación detectada, la cual se denominó como sitio Los Sueños (P-332-LS).
Con base en la presencia o ausencia de material en los pozos de prueba se estable-
ció que el sitio se extendía a lo largo de una pendiente suave que culmina en una
especie de terraza a lo largo de una quebrada estacional que desemboca en la
Quebrada Vázquez. Constituye una especie de "entrada" en la Fila Conejo que se va
angostando ante la cercanía de la pendiente pronunciada de la fila. En la parte baja,
antes de la unión de las dos quebradas, el material se extendió hacia el sureste en un
área bastante plana (Fig. 4). La evidencia de la ocupación desapareció a unos 30-40 m.
del cauce de la Quebrada Vázquez donde aflora arena y piedras, así como al sur donde
el terreno es más plano y está sujeto a las inundaciones o movimientos periódicos de
la quebrada. La altura varía entre 20 y 60 m.s.n.m. En esa primera evaluación se
estimó el área de ocupación en unos 8,000 m2.

• pozos de prueba
'-i cala esiraíigráfica
S cuadrícula
•jüf datum
, limite de sitio

Fig. 4. Plano del sitio Los Sueños y ubicación de excavaciones de la evaluación intensi-
va.

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La estratigrafía presente en los diferentes pozos constó de una capa húmica que
midió entre 5 y 10 cm. bajo superficie, donde por lo general se encontraron fragmen-
tos cerámicos. Un segundo estrato consistió de un suelo café claro u oscuro en oca-
siones con piedra muerta. Por lo general, este estrato fue estéril de material cultural,
pero en varios casos fue más profundo (20-30 cm. b.s.) con tiestos asociados. Bajo este
estrato apareció otro de cascajo amarillento sin restos culturales,

EVALUACIÓN INTENSIVA, 1997.


La notabilidad del sitio, establecida a partir de la evaluación arqueológica inicial,
motivó la recomendación de una segunda etapa de evaluación más intensiva para
conocer mejor las características internas, su tamaño y profundidad y evaluar el grado
de preservación con el propósito de establecer lincamientos de conservación y man-
tenimiento de sectores que no serian afectados por las labores del proyecto turístico.
La evaluación intensiva contempló excavaciones horizontales en unidades de 4 x 4
m., denominadas cuadrículas, con subunidades de 2 x 2 m. en zonas seleccionadas
por su ubicación 3- concentración de materiales detectada en los pozos de prueba. Las
unidades se excavaron en niveles de 10 cm. y toda la tierra recogida se zarandeó en
una malla de >/4. Además, se excavaron 17 pozos de prueba adicionales en el lado sur
y oeste del área estimada inicialmente para definir mejor la extensión del sitio (Fig. 5).

Fig. 5, Vista general de las excavaciones en el sitio Los Sueños.

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Las excavaciones realizadas permitieron confirmar la estratigrafía observada en la
primera evaluación, y establecer que en el sector oeste existían depósitos más profun-
dos (con una profundidad máxima de 60 cm.) señal de una mayor concentración de
materiales en la zona cercana a la Quebrada Vázquez (Fig. 6). En este sector, se regis-
traron manchas de tierra oscura y sólida que se asociaron a quemas, sin que quedara
clara la cronología de las mismas. También se logró aumentar la muestra de materia-
les, incluyendo algunos artefactos líticos pulidos. Los pozos excavados permitieron
aumentar ligeramente el límite sur del sitio (Corrales 1997b, 1998a).

40 cm
Estrato húmico oscuro

jn. Estrato de tierra café oscuro con tiestos asociados

Estrato amarillento con piedra muerta

Fig. 6. Perfiles de cortes estratigráficos, Sitio Los Sueños. A. Cuadrícula 1, Pared Oeste,
B. Cuadrícula 2, Pared Oeste, C. Cuadrícula 4, Pared Oeste.

RECOLECCIÓN DE EVIDENCIA, 1999.

Una visita rutinaria al sitio, realizada en agosto de 1998, permitió observar que se
habían realizado remociones de terreno utilizando maquinaria pesada, quedando algu-
nas acumulaciones del material removido hacia la parte central del sitio. En una
inspección más cercana se vio que en la parte central del sitio se había removido toda
la capa húmica (20-30 cms), en que se encontraban los vestigios arqueológicos.
También en este sector se había profundizado en un camino existente produciendo una

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nueva alteración al recurso arqueológico. Para el sector oeste, que corresponde a una
ligera pendiente se había realizado actividades con algún tipo de maquinaria que dejó
surcos profundos en toda la superficie alterando fuertemente la capa de ocupación cul-
tural. Por lo observado en esa y posterior visita se determinó que entre el 90 y 95% del
sitio había sido alterado (Corrales 1998 b y c, 1999a).
Luego de poner la denuncia respectiva se inició un proceso de documentación del
daño causado y se puso en conocimiento de la Fiscalía Agraria Ambiental y la
Procuraduría General de la República para las acciones judiciales pertinentes.
Con base en un acuerdo con la compañía constructora del campo de golf se llevó a
cabo, en 1999, una recolección de la evidencia remanente en el lugar. Las actividades
desarrolladas se orientaron a recolectar los materiales que quedaron luego de la
alteración sufrida, explorar la existencia de zonas aisladas con una alteración parcial
que pudieran ser mantenidas como "testigos" de la existencia del sitio, y establecer
directrices para la delimitación y conservación de posibles áreas remanentes. Una
pequeña zona de 20 x 55 m. ubicada hacia el lado norte del sitio fue la única que quedó
sin alterar y luego se cubrió con material inerte.

ANÁLISIS DE MATERIALES
Los materiales recolectados en las diferentes temporadas fueron analizados en su
momento. Aquí se integran los resultados presentados en varios informes (Corrales
1997a, 1998a, 1999a).
CERÁMICA

En las actividades realizadas se recolectó un total de 6068 fragmentos cerámicos,


de los cuales 553 se consideraron "diagnósticos", esto es partes de bordes o tiestos de-
corados, asas y soportes (Cuadro 1). Los fragmentos se consideraron como un ensam-
blaje al que se denominó como Complejo Cerámico Los Sueños. -_

Se distinguió el estilo formal-decorativo que incluye las formas básicas y los diseños
decorativos presentes. Para la descripción del material cerámico se utilizó el concepto
de modos o elementos discretos. Se establecieron las formas básicas de vasijas pre-
sentes con base en los fragmentos de borde, aunque en algunos casos la determinación
de diámetro de boca y forma del cuerpo contó con el problema del pequeño tamaño de
muchos bordes tanto en ancho como largo.
En lo posible se asociaron modos específicos de decoración a las formas idealizadas
de las vasijas. Esta fue la base, junto con la comparación regional, para proponer la
presencia de dos tipos cerámicos, previamente establecidos para otras regiones.
1. Formas de vasijas
Se distinguieron las siguientes formas de vasijas:
Fl. Ollas-tecomates. Vasijas hemisféricas con el borde muy inverso con un labio
reforzado al exterior a manera de alero o pestaña posiblemente para servir de asa.
Presentan decoración de líneas incisas (DI) principalmente en el cuello y en algunos
casos en la parte superior del borde. En algunos ejemplares se presentan muescas o
botones de pastillaje en el borde del labio. También aparecieron restos de engobe rojo
en el área del labio. Se midieron diámetros de boca entre 12 y 28 cm. (Fig. 7). La forma
1 ocupó un 49.31% del total de bordes, siendo un elemento sumamente conspicuo del
complejo, estando presente en todas las unidades de excavación y sectores del sitio.

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F2. Cuencos o tazones con borde engrosado hacia el exterior. No se asoció ningún
modo decorativo a estas formas de vasijas. En uno de los bordes se encontraron restos
de engobe rojizo y en otro de engobe café. Se establecieron diámetros de boca entre 8
y 18 cm. (ver Fig. 7). Se encontraron en las distintas cuadriculas para un 4.68%.
F3. Tecomates, vasijas de paredes convergentes, con diámetros de boca entre 7 y
16 cm. En un ejemplar se da un pequeño alero y acanalados profundos. Algunos ejem-
plares muestran líneas incisas, punzonado y botones de pastillaje (ver Fig. 7). Los
ejemplares fueron pocos, con tan solo un 2.20% y solo apareció en la cuadrícula 4.
F4. Ollas de borde redondeado engrosado progresivamente hacia el labio. Diámetros
de boca entre 12 y 30 cm. Algunos ejemplares presentan botones de pastillaje (D5).
También líneas incisas en el cuello (DI) (ver Fig. 7). Se documentó en las cuadriculas
1 y 4 con un porcentaje de 13.77%.
F5. Ollas de borde exverso y cuellos muy abiertos. Los labios son rectos, redondea-
dos, algunos con ligero engrosamiento o adelgazamiento. Un fragmento presenta de-
coración de concha en el cuello (D2b). Diámetros de boca entre 16 y 30 cm. (ver Fig.
7). Se encontraron en todas las excavaciones, excepto en la cuadrícula 2 y la cala 1,
siendo una forma frecuente (10.19%).
F6. Tazones de paredes delgadas con el labio engrosado al exterior formando una
pestaña o alero. Diámetros de boca entre 12 y 22 cm. (ver Fig. 7). La forma 6 fue de
distribución limitada apareciendo únicamente en las cuadriculas 1 y 4 (7.16%).
F7. Tecomates o tazones con borde incurvado engrosado, generalmente con
acanaladuras en el labio y líneas incisas asociadas. Se establecieron diámetros de boca
entre 18 y 26 cm. Representan un 4.40% y se encontraron en las unidades de recolec-
ción luego de la destrucción del sitio (ver Fig. 7).
F8. Vasijas cilindricas. A este tipo de vasijas se asocian bases planas con reforza-
miento en la parte externa y bordes muy rectos. Presentan en algunos casos decora-
ciones con líneas incisas paralelas y convergentes, líneas incisas con impresiones con
concha usada como mecedora (D2, D3) o punzonados intermedios o hileras de pun-
zonados delimitadas por líneas incisas. Se establecieron posibles diámetros entre 22 y
30 cm. (ver Figs. 7 y 9.). Se registraron cinco bases y cinco bordes o fragmentos de
pared para un 2.75%. Las bases provienen de las cuadrícula 3 y 4,y los pozos de prue-
ba.
F9. Budares. Platos con un ligero reborde, con diámetros entre 22 y 30 cm. Dos
ejemplares para un 0.55%. En uno de los casos hay decoración de líneas de punzona-
do (ver Figs. 7 y 9).

2. Diseños de decoración
Se establecieron los siguientes diseños de decoración:
DI. Líneas incisas. Predominan las líneas incisas horizontales por lo general en
grupos de varias líneas, de 2 a 3, con grosores entre 1.5 mm. y 2 mm. En algunos ejem-
plos hay líneas perpendiculares aunque son los menos de los casos (Figs. 8 y 10). El
Complejo Cerámico de Los Sueños fue decorado mayoritariamente con este diseño. Su
frecuencia superó con creces las de los demás con un 64.48%. Como sería de esperar
el diseño 1 estuvo frecuente en todas las unidades de excavación. Su constante aso-
ciación con la Forma 1 permite su postulación como un tipo particular.

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I
el diseño 1 estuvo frecuente en todas las unidades de excavación. Su constante aso-
ciación con la Forma 1 permite su postulación como un tipo particular,

Cuadro 1
Totales y porcentajes de formas de vasijas, Complejo Cerámico Los Sueños,
Sitio Los Sueños.

Forma Total %
Fl Ollas tecomates 179 49.31
F2 Tazones borde engrosado 17 4.68
F3 Tecomates 8 2.20
F4 Ollas globulares 50 13.77
F5 Ollas borde exverso 37 10.19
F6 Tazones con labio exverso 26 7.16
F7 Tazones de borde inverso 16 4.40
F8 Vasijas cilindricas 10 2.75
F9 Sudares 2 0.55
No identificado 18 4.95
Total 363 99.96

i
F 5

'
F7

F9

O 5cm

Fig. 7. Reconstrucciones idealizadas de formas de vasija, Complejo Cerámico Los


Sueños.

CORRALES, F. 43
D2. Estampados con el borde de conchas. Se asocian en particular a los fragmen-
tos y bases de vasijas cilindricas. Se encontraron en las cuadriculas 1,3 y 4, y en los
pozos de prueba para un 2.80% (ver Figs. 8 y 10).
D3. Estampado corto con borde de concha, presenta dos variantes: a), uso de un
segmento del borde para crear una banda de estampados alrededor del cuello en vasi-
jas globulares y b) uso de un segmento muy corto de concha para crear líneas verti-
cales paralelas (ver Figs. 8 y 10). Presenta una asociación con la forma 8 y se registró
en las cuadriculas 1, 3 y 4 para un 3.27%.
D4. Estampado con uña. Es poco frecuente (1.86%) y se encontró en las cuadrícu-
las 2 y 4. Varias líneas contiguas de estampado con uña, dan una impresión de super-
ficie corrugada o levantada (ver Figs. 8 y 10).
D5. Tiras aplicadas, simples con punzonado o impresión de concha en la parte
superior o a los lados, presentes en la cuadrícula 3 y 4 y en los pozos de prueba, re-
presentando el 9.34% (ver Figs. 8 y 10).
D6. Hileras de pelotitas o botones de pastillaje, se presentan, por ejemplo, en el
borde de ollas-tecomates. Se estableció una variante que presenta pelotitas de pasti-
llaje con punzonado (D6) que apareció en las cuadrículas 1,3 y 4 así como en la cala 1
y los pozos de prueba (5.14%) (ver Figs. 8 y 10).
D7. Bandas verticales de engobe rojo (D7) de hasta 2.8 cm. de ancho que contrastan
con áreas sin engobe. En un ejemplo se asocian con líneas incisas horizontales bajo el
cuello (ver Figs. 8 y 10). Esta decoración bicroma se limitó a las cuadrículas 1 y 3 para
un 6.54%.
D8. Conjuntos de lineas incisas con estampados de concha, punzonados o incisos
intermedios (ver Figs. 8 y 10), solo se encontraron en los pozos de prueba y represen-
ta un 3.73%.
D9. Hileras de punzonados cortos, asociados con líneas incisas, aparecieron solo en
la cuadrícula 4 para un 2.33% (ver Figs. 8 y 10).
DIO. Estampado con un objeto triangular, solo se encontró en el material prove-
niente de pozos de prueba y representó un 0.46% de la muestra (ver Figs. 8 y 10).
Cuadro 2
Totales y porcentajes de diseños decorativos, Complejo Cerámico Los Sueños,
Sitio Los Sueños.

Decoración Total %
DI Diseños incisos geométricos 138 64.48
D2 Estampado de concha 6 2.80
D3 Estampado concha líneas cortas 7 3.27
D4 Estampado uña/ inciso 4 1.86
D5 Tiras aplicadas con estampado /punzado 20 9.34
D6 Pelotitas aplicadas 11 5.14
D7 Bicromía en zonas 14 6.54
D8 Líneas incisas/estampado/incisión 8 3.73
D9 Punzonado/líneas incisas 5 2.33
DIO Estampado cuneiforme 1 0.46
Total 214 99.95

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Fígr. 8. Modos de decoración, Complejo cerámico Los Sueños.

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3. Asas y soportes
Las asas consisten en dos ejemplares que son proyecciones a partir del cuerpo de
la vasija, fragmentados en el extremo. No quedó clara su posición en el cuerpo. Una es
más cilindrica y la otra más tabular. Solo se registró un ejemplar de soporte que con-
siste en una proyección redondeada muy pequeña (Fig. 9).

Fig. 9. A. Asas, B. soportes,C-D. fragmentos no identificados. E. bases de vasijas cuín-


aricas y F. budares, Complejo Cerámico Los Sueños.

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01 D6
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D2 D7

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D3
D8

D4 D9

D10
D5

Fig. 1O. Fragmentos cerámicos según modos de decoración. Complejo Cerámico Los
Sueños.

CORRALES, F. 47
4. Pasta

Todos los tiestos diagnósticos (185) de la evaluación de 1997 se utilizaron como


muestra para determinar la composición de las pastas. El análisis, realizado por la
geóloga Ana Lucia Valerio, permitió establecer cinco diferentes tipos de composición
mineral de las pastas.
Los tipos 1 y 2 comparten una pasta con abundantes partículas blancuzcas, pero
con variaciones en los porcentajes de los componentes. Además de la matriz arcillosa
estuvieron presentes, plagioclasa (por lo general alterada), cuarzo lechoso, hornblenda
y pedernal. El tipo 2 representa un 68.4% de la muestra, en tanto que el tipo 1 con fre-
cuencias significativas de cuarzo lechoso y hornblenda fue el segundo más frecuente
con un 15.7%. El tipo 3 presentó la adición de mica y la ausencia de hornblenda,
además de los ya señalados y tuvo una representación del 4.3%. Los tipos 4 y 5 pre-
sentan la matriz arcillosa más plagioclasa, pedernal, hornblenda y cuarzo, en este caso
cristalino. El tipo 4 con cuarzos criptocristalinos en lugar de cuarzo lechoso estuvo re-
presentado por un 11.4%. El tipo 5, que se limitó a un solo tiesto notable por lo puli-
do de los fragmentos de cuarzo, correspondió al 0.5%. De acuerdo con el criterio de la
geóloga Valerio no es posible establecer si estos minerales fueron agregados a la matriz
arcillosa o si formaron parte de esta en la fuente original.
En términos de asociaciones particulares entre tipos de pasta y formas de vasijas
se puede mencionar que la forma 1 presentó los tipos 1, 2 y 4, pero especialmente el
2. La forma 6 se asoció exclusivamente al tipo 3 lo que da una consistencia particular
a esta forma de vasija de tazones de borde reforzado que pudo ser fabricado de una
manera particular. Los tiestos decorados muestran una mayor asociación con la pasta
2. Hay una asociación particular entre el diseño 7 de bandas de engobe rojo y el tipo
de pasta 4, que también fue frecuente en la forma de vasija 1. Esto podría señalar una
asociación entre este diseño y esa forma específica que muestra restos de engobe en
los bordes.
Las arcillas para elaborar la cerámica se habrían conseguido en las cercanías del
sitio y evidencia un aprovechamiento de los recursos locales. Las variaciones obser-
vadas podrían corresponder a las distintas funciones asociadas a formas específicas.

TIPOS CERÁMICOS

A pesar de lo pequeño de la muestra, la agrupación observada entre ciertas formas


de vasijas y diseños decorativos, así como la comparación con otras clasificaciones
cerámicas, permite proponer la asociación con dos tipos cerámicos previamente
establecidos.
1. Tonjibe Beige

La asociación entre los bordes de ollas tecomates (Fl) y las líneas incisas bajo el
borde engrosado, en el cuello y el hombro de la vasija. (DI) es similar a la propuesta
para el tipo Tonjibe Beige según la denominación de Hoopes (1987), en su análisis de
la cerámica del Complejo Tronadora encontrada en la zona del lago de Arenal.
Una muestra compuesta por 47 bordes y 26 tiestos decorados se asocia a ese tipo.
En algunos tiestos se observan restos de engobe café, sobre todo en la cara interior. El
labio en algunos casos se decoró con engobe rojo. Las líneas incisas (2-3) varían entre
1.5 y 2.5 mm. de ancho. En algunos casos la parte superior del labio también se decoró
con líneas incisas, así como muescas en el quiebre del labio. Bandas de engobe rojo

48 EXCAVANDO LOS SUEÑOS


pudieron asociarse a este tipo (D7). No se presentaron asas, el borde engrosado habría
cumplido esta función. No hay evidencia de soportes.
La historia del tipo incluye las denominaciones La Montaña Self-Slipped Group
(Snarskis 1978, figs. 8, 22, 24), Chaparrón Zoned Red on Brown (Snarskis 1978),
Tonjibe Beige (Hoopes 1987, 1994, Fig. 10-2, 10-3) y Borde 1, Diseño decorativo 1
(Odio 1992, Fig.3).
El tipo, además del Pacífico Central, presenta una distribución geográfica en el Valle
del Tempisque (Odio 1992), Tierras Altas de Tilarán (Hoopes 1987), Llanuras del Norte
(Snarskis 1978), Caribe Central (Snarskis 1978) y Valle Central (Snarskis 1981).
2. Zetülal Impreso de Concha
Las vasijas cilindricas de base plana con reforzamiento exterior y cuerpo recto y
cilindrico, decoradas con líneas incisas verticales y estampados ejecutados con el
borde de concha, fueron primeramente descritas por Snarskis (1978) y propuestas
como el tipo Zetillal Impreso de Concha por Hoopes (1987).
Los ejemplares de Los Sueños presentan decoración consistente de líneas incisas
verticales que delimitarían zonas con estampados con el borde dentado de conchas
(DI, D2, D3). En un ejemplo también se observó líneas de estampado horizontales (D8).
Una base presentó líneas de punzonados cortos (D9). Por la diversidad de decoraciones
que presenta este tipo, se deben proponer variedades consensuadas por los investi-
gadores.
Para esta forma se ha sugerido su uso como tambores (Snarskis 1978), recipientes
para quemar sustancias especiales o como vasijas para beber (Hoopes 1987).
La distribución geográfica incluye el Pacífico Central, Valle Central (Snarskis 1978),
Valle de Turrialba (Snarskis 1978), Tierras Altas de Tilarán (Hoopes 1987, 1994) y Valle
del Tempisque (Odio 1992).

COMPARACIÓN DEL MATERIAL CERÁMICO

El complejo cerámico registrado en el sitio Los Sueños, por sus características for-
males y estilísticas, se asemeja a diferentes complejos cerámicos ubicados en el deno-
minado Período Formativo (2000-300 a.C.). Para el actual territorio de Costa Rica se
tiene información de este periodo en las diferentes regiones y subregiones establecidas
(ver síntesis de Hoopes 1995; Corrales 2000; Baldi 2001). Para la Región Arqueológica
Central, donde se ubica Los Sueños, la información más abundante viene de la
Subregión Caribe donde se registraron los complejos La Montaña y Black Creek fecha-
dos entre 1500 y 300 a.C. (Snarskis 1978; Baldi 2001). En el Valle Central, la escasa
cerámica identificada como temprana está presente en depósitos estratificados y se ha
denominado como Complejo Cerámico Barva (Snarskis 1981; Corrales 1999b, 2000).
Las ollas tecomates, predominantes en Los Sueños, son las formas más comunes
en los Complejos Chaparrón, La Pochota y Tronadora (Snarskis 1978; Odio 1992;
Hoopes 1994). Hoopes (1994) estableció el tipo Tongibe Beige para designar este tipo
de vasijas, por lo general con decoración de líneas incisas y bandas de engobe rojo. Por
la presencia de este tipo en el Complejo Los Sueños y su amplia distribución se pro-
pone como un tipo panregional en el período entre 1500 y 300 a.C.

CORRALES, F.
La misma situación se da con las bases planas, que se pueden asociar principal-
mente a las denominadas vasijas cilindricas o tipo Zetillal y que han sido consideradas
como típicas de este período (Snarskis 1978; Hoopes 1995: 187-188). Odio (1992: 9)
señala que este tipo de vasija está presente en los complejos La Montaña, Chaparrón
y Tronadora decorado con concha, en tanto que en el complejo La Pochota se encon-
tró decorada con líneas incisas contrapuestas. En Los Sueños se encuentran las dos
clases de decoración. La presencia de vasijas cilindricas es uno de los elementos más
conspicuos de carácter panregional, común en los complejos norteños y sureños, ya
que también están presentes en el Complejo Curré (Corrales 1989).
También en Los Sueños se cuenta con la presencia de bordes de tecomates con
acanaladuras en el labio (F7) que es similar a los bordes del tipo Tronadora Inciso
(Hoopes 1995), lo que igualmente sugiere una amplia distribución para este tipo.
También existen fuertes similitudes entre algunos fragmentos asociados con los di-
seños D8 y D9 con el tipo Tigra Inciso Punzonado (Tigra Grooved-F>unctate) y D5 con
Tajo Inciso Ancho (Tajo Gouge-Incised) (Hoopes 1995).
Un elemento llamativo en Los Sueños es la presencia de dos fragmentos de budares,
semejantes a los registrados en gran cantidad para La Montaña (Snarskis 1978), pero
que no se han encontrado en otros complejos tempranos. Estos artefactos se asocian
a la cocción de "cazabe" o tortas de yuca y son más frecuentes en el Sur y el Caribe.
Su presencia en Los Sueños contrasta con su ausencia en los complejos del norte y
podría estar en relación con diferencias en la base de subsistencia.
La posición geográfica intermedia que tiene el sitio Los Sueños entre el Pacifico Sur,
el Valle Central y el Pacifico Norte explicaría las asociaciones observadas. El complejo
cerámico muestra similitudes tanto con los complejos de la zona Caribe y Norte, así
como con los complejos Curré y Darizara del Sureste (Corrales 1989; Herrera y
Corrales 2003).
El predominio de ollas tecomates establece una asociación con los complejos
norteños de Tronadora, Chaparrón y La Pochota (Odio 1992:7), pero la presencia de
ollas globulares, tazones de borde reforzado y bases planas así como la decoración
incisa y estampados con concha, uña y otros instrumentos, también lo asocian con los
complejos sureños. Las ollas globulares son las formas dominantes en los Complejos
Curré, Darizara y muy frecuentes en Black Creek. Son menos frecuentes en los com-
plejos al norte de Los Sueños. En contraste las ollas tecomates están ausentes en los
complejos sureños.
En tiempos tempranos se estaban dando elementos de carácter panregional, pero a
la vez había elementos propios de cada región que desembocarían en estilos más
restringidos, especialmente en los períodos siguientes.
Es de destacar que las pastas con inclusiones grises son consideradas típicas de los
complejos del Caribe y Norte (Snarskis 1978; Hoopes 1994). En Los Sueños, las pas-
tas con inclusiones blancuzcas (plagioclasas) son las dominantes y en el criterio de M.
Snarskis (comunicación personal) serían similares a las de los otros complejos.
La cerámica de Los Sueños es contemporánea al menos parcialmente con los com-
plejos tempranos mencionados. Empero, la ausencia de fechamientos absolutos es una
limitante para proponer algunas hipótesis acerca de los contactos o desplazamientos
de estos grupos tempranos. Aún falta avanzar más sobre el tema de complejos con-
temporáneos, tal vez con un origen común no identificado aún, o el resultado de migra-
ciones o colonizaciones desde puntos focales.

50 EXCAVANDO LOS SUEÑOS


LÍTICA

Por medio de un análisis de materia prima y las características de manufactura y


forma se realizó un acercamiento a aspectos de tecnología y función de diferentes tipos
de materiales líticos. El material se dividió en industrias, de acuerdo a materia prima,
y en cada industria se establecieron varias categorías formales,
1. Industrias,
Se definieron tres industrias: ígnea, sedimentaria y silícea. Se presentan los restos
V productos acabados asociados a cada industria. Los porcentajes de materia prima
están basados en los especímenes recolectados en el campo (Cuadro 3), Sin embargo,
hay que aclarar que la mayoría de los fragmentos silíceos (jaspe y cuarzo en particu-
lar) no presentaron ningún tipo de modificación cultural.
a, ígnea
Esta industria estuvo representada por ejemplares en andesita, granodiorita y
basalto y constituyó el 18,13% de la muestra. Fue aprovechada especialmente para la
fabricación de manos y metates. Todas las manos y un fragmento de metate fueron
reutilizados como posibles rompenueces. También hay algunos ejemplos de percutores
(ver Cuadro 3).
Se encontraron fragmentos asociados a metates con un grosor entre 1.6 y 3.7 cm.
Algunos parecen corresponder a la parte central del plato en tanto otros presentan un
borde o una esquina redondeada. Varios especímenes presentan señales de pulimento
en una de las caras, con dos ejemplos con pulimento en ambas caras.
•»
Cuadro 3
Categorías liticas según industria, Sitio Los Sueños

Descripción ígneas Sedimentarias Silíceas Total %


Lascas primarias 6 3 9 4.66
Lascas secundarias 9 25 34 17.61
Núcleos 1 1 2 1.03
Fragmento mano/rompenueces 3 3 1.55
Fragmento mano/ rompenueces/ percutor 2 2 1.03
Fragmento metate/ rompenueces 1 1 2 1.03
Fragmento metates 27 27 13.98
Instrumento hachoide petaloide 3 3 1.55
Instrumento hachoide acinturado 1 1 0.51
Perforador/raspador 1 1 0.51
Pulidor/cincel 1 1 0.51
Afilador 1 1 0.51
Raspador 1 1 0.51
Percutor 1 1 2 1.03
Perforador 2 2 1.03
Fragmento estatuaf?) 1 1 0.51
Fragmentos 3 98 101 52.33
! Total 35 27 131 193
% 18.13 13.98 67.87 99.99 99.99

CORRALES, F. 51
La presencia de depresiones circulares poco profundas en una o ambas caras, e
incluso en bordes, de artefactos como manos y posibles metates se asocian a la que-
bradura de nueces de palma. La nuez o coquito se habría colocado en la depresión para
ser impactada con un percutor y romper la cascara dura para obtener la parte carnosa.

Dos fragmentos de manos fueron reutilizados como rompenueces y como percu-


tores, ya que además de depresiones circulares muestran melladuras en uno de sus
extremos. Hay un ejemplo de nodulo de andesita con melladuras que habría sido uti-
lizado como percutor.

Una posible sección de una escultura presenta acanaladuras y proyecciones. No se


tuvieron elementos claros para su asociación a un artefacto en particular, por lo que
su designación es tentativa.

b. sedimentaría.

Se identificaron varios fragmentos de rocas sedimentarias que correspondieron a


lutitas, lutita silícea y areniscas. Este tipo de industria representó el 13.98% de la
muestra. Se identificaron 15 lascas y un núcleo. Se definieron lascas primarias en luti-
ta (4) y arenisca (2), lascas secundarias en arenisca (2) y lutita (7). Las lascas por lo
general tendieron a ser más largas que anchas y ser de tamaño pequeño.

Entre los artefactos destaca un bloque de arenisca que presenta en sus bordes
huellas de desgaste, posiblemente resultado de su utilización en el afilamiento de
instrumentos hachoides. Un posible fragmento de metate en este tipo de material tam-
bién fue reutilizado para romper nueces de palma.

Tres fragmentos en lutita correspondieron a instrumentos hachoides pulidos de


forma petaloide. Uno de ellos estaba bastante completo faltando solamente la parte
proximal, tal vez desprendida por uso. Los otros dos fragmentos son proximales.

Un instrumento en lutita, sumamente pulido, de forma cilindrica angostada en un


extremo con señales de filo, presenta un desprendimiento posiblemente por la presión
aplicada al ser utilizado como cincel. Estaba fragmentado y en el extremo quebrado
presenta señales de desgaste, lo cual muestra una reutilización del instrumento como
pulidor.

También se recuperó un fragmento que parece corresponder a un hacha acintura-


da. La presencia de una muesca podría corresponder al acinturamiento de la hacha
pero también podría ser una muesca para usarla como pesa en redes de pesca.

Otro artefacto de lutita presenta una forma irregular con varias facetas. En un
extremo triangular presenta desprendimiento de microlascas propio de actividades de
raspar.

Otros tres restos uticos se identificaron como fragmentos sin señales de trabajo o
desprendimiento intencional.

c. silícea.

Corresponde a los minerales de composición SÍO2. Se identificaron los siguientes


minerales: jaspe, calcedonia, cuarzo lechoso y xilópalo. El jaspe y la calcedonia fueron
los más comunes. La industria silícea fue la más numerosa (67,87%) pero la mayoría
correspondió a fragmentos en jaspe rojo, calcedonia y cuarzo lechoso.

52 EXCAVANDO LOS SUEÑOS


Se identificaron tres lascas primarias, todas en jaspe. Las lascas secundarias
fueron más comunes (25 especímenes) principalmente en jaspe y calcedonia. Las las-
cas por lo general fueron más largas que anchas. Varias lascas secundarias tienen un
tamaño y forma similar a lo descrito para microlitos que se habrían usado para ra-
lladores. Sin embargo, su reducido número (4 ejemplares) y la falta de elementos claros
de uso deja esta posibilidad como sumamente tentativa. Un nodulo de jaspe pudo
haber servido como núcleo para la extracción de lascas.
Se identificaron tres posibles herramientas para perforar, una en jaspe y dos en las-
cas secundarias en calcedonia. Presentan un extremo aguzado con brillo que indica su
posible uso como perforadores. Una de las lascas de lutita también se pudo usar en
labores abrasivas. Un nodulo de xilópalo presentó un área con melladuras señalando
su posible uso como percutor (martillo) ya que la forma del nodulo es sumamente
apropiada para asirlo y golpear.

COMENTARIO SOBRE EL MATERIAL LÍTICO

El material en Los Sueños fue escaso y sin una clara secuencia de talla. Por el tipo
de restos no fue posible establecer una secuencia de trabajo completa en el sitio. Hay
solo dos nodulos y muy pocos desechos en las distintas industrias establecidas.
Tampoco se establecieron áreas de actividad litica, encontrándose el material disperso
en los diferentes sectores. Más de la mitad de la muestra (52.33%) correspondió a frag-
mentos sin evidencia de talla.
Por el tipo de restos se postula un manejo muy simple de la tecnología litica, excep-
tuando los instrumentos pulidos en lutita que son de un fino acabado. El afilador de
arenisca se habría utilizado en el proceso de fabricación o reafilamiento de dichos
instrumentos. Los posibles fragmentos de metate tienden a ser bastante planos y en
algunos casos con pulimentos a ambos lados lo cual plantea incógnitas sobre su uti-
lización.
Llama la atención que fragmentos de manos y metates fueron reutilizados como
rompenueces o percutores, lo que sugiere un reciclaje de desechos por sus condiciones
apropiadas o una dificultad en obtener materia prima, lo que motivaba a aprovechar
utensilios ya agotados. Sobre este punto, en criterio de la geóloga Ana Lucía Valerio, la
andesita es un material bastante frecuente en la zona, por lo que estos artefactos
pudieron ser obtenidos más bien por intercambio dada la ausencia de una secuencia
clara de talla y el hecho de que fuera de los instrumentos mencionados no se obser-
varon otras evidencias de ese material.
UBICACIÓN CRONOLÓGICA
La comparación regional de la cerámica y en menor medida de la litica es la base
para sugerir una posición cronológica de Los Sueños entre 1500 y 300 a.C. La simili-
tud de formas de vasijas, técnicas decorativas y diseños decorativos con otros comple-
jos alfareros tempranos con fechamientos absolutos y relativos entre 1500 y 300 a.C.,
en Costa Rica y Panamá, permite postular un fechamiento similar para Los Sueños.
-atfe'-";
Los diseños decorativos ejecutados con técnicas como la incisión, estampados o
impresiones de uña, concha, y objetos puntiagudos, tienen una utilización notoria
antes de la era cristiana, aunque no desaparecen del todo posteriormente. Otros ele-
mentos como ollas-tecomates, budares y vasijas cilindricas también se asocian con
énfasis a este período.

CORRALES, F.
a* \/
B
I
Í

5 cm

Fig. 11. Categorías líticas, Sitio Los Sueños. A. Lascas de lutita, B. Lascas de jaspe y
calcedonia, C. Núcleo, D. Fragmento de mano/rompenueces, E. Fragmento de
metate/rompenueces. F. Fragmento de metate. G. Intrumento hachoide petaloide. H.
Instrumento hachoide acinturado, I. Pulido/cincel, J. Afilador, K. Raspador, L. Percutor.

EXCAVANDO LOS SUEÑOS


También es frecuente en estas ocupaciones un utillaje lítico donde sobresale el uso
de minerales silíceos para la elaboración de instrumentos microlíticos (Acuña 1985;
Corrales 1989). La lítica de Los Sueños muestra la presencia de minerales silíceos y
hay presencia de microlitos, aunque no en gran número.

Desdichadamente no se contó con buenas muestras de carbón para fechamientos


radiométricos, por lo que un fechamiento más aproximado queda sujeto a excavaciones
futuras en sitios similares ubicados en la misma zona.

También debe mencionarse que algunos modos de formas de vasijas, en especial


ollas globulares (F4 y F5) y tazones de borde engrosado (F2) son similares a los de la
fase siguiente, Jaco. La presencia de decoración con engobe rojo en zonas puede
indicar una ocupación cercana al 300 a.C. cuando se inicia el horizonte bicromo en
zonas.

Por otra parte, esta similitud de algunos de los modos de formas de vasijas y di-
seños decorativos del Complejo Cerámico Los Sueños y los del complejo propuesto para
la Fase Jaco pueden señalar una continuidad entre ambos. De manera similar, la
secuencia propuesta para la Subregión Caribe (Snarskis 1978) muestra el traslape de
modos entre los distintos complejos cerámicos, lo que estaría asociado a una con-
tinuidad ocupacional. También se puede dejar abierta la posibilidad que se hubiera
dado una ocupación del sitio durante la Fase Jaco, aunque el análisis realizado no per-
mitió establecerlo.

DISCUSIÓN DE EVIDENCIA
De acuerdo con la evidencia procedente de las diferentes excavaciones, Los Sueños
fue una aldea pequeña de aproximadamente 1 ha. de extensión ubicada en los terrenos
no inundables de una pequeña terraza asociada a la Quebrada Vázquez, a unos 800
m. de su desembocadura en el mar.

Las evaluaciones realizadas en la parte plana del valle, los terrenos asociados a las
Quebradas Vázquez y Camaronal (Corrales 1997) y en un pequeño valle asociado a una
quebrada estacional que desemboca en la Vázquez (Hernández 1998) muestran que
existió una fuerte limitación en las áreas donde establecer asentamientos permanentes
aun cuando existía una amplia disponibilidad de recursos costeros y terrestres.
Factores como la erosión, lo inclinado del terreno y lo angosto de los valles asociados
a las quebradas, y las inundaciones periódicas podrían haber incidido en la baja ocu-
pación documentada hasta ahora. Esta limitación también se manifiesta en que hasta
el momento no se hayan registrado otros sitios del periodo o de otros más tardíos en
el Valle de Herradura.

Los ocupantes de la aldea temprana de Los Sueños, aprovecharon los suelos fértiles
circundantes para actividades agrícolas. Un sistema múltiple de aprovechamiento de
recursos es sugerido por las distintas evidencias indirectas. Este pudo combinar activi-
dades vegecultoras y semicultoras. Llama la atención la presencia de budares los
cuales se han asociado al cocimiento de tortas de yuca (Snarskis 1978; Corrales 1989)
de acuerdo con la analogía etnográfica. Este posible uso de tubérculos, se habría com-
plementado con el aprovechamiento de árboles y plantas silvestres.

Algunos fragmentos microlíticos recuerdan las inserciones para rallar que se han
encontrado en sitios del valle de Turrialba (Acuña 1985) y del Diquís (Corrales 1989) y
que se han asociado a ralladores para tubérculos (la yuca en particular), pero su iden-
tificación es demasiado tentativa como para aventurarse a proponer prácticas vegecul-

CORRALES, F. 55
toras a partir de esta evidencia. Raspadores y perforadores pudieron utilizarse en dife-
rentes actividades con pieles, madera o cortezas.
A la vez se habrían dado actividades semicultoras con el cultivo del maíz, a juzgar
por la presencia de manos y metates. Esta estrategia mixta se ha asociado a grupos
pequeños utilizando espacios reducidos y contando con variedades poco productivas
de maíz. Los instrumentos hachoides habrían servido para cortar el bosque, preparar
los terrenos y otras actividades.
La cercanía de áreas boscosas permite postular la práctica de la caza pero no existe
evidencia al respecto. Con respecto a la recolección de frutos silvestres, los rompenue-
ces son evidencia indirecta del uso de palmas. De estas se podían aprovechar las hojas,
los frutos y la savia. Los tallos tiernos (palmitos) también pudieron ser utilizados. De
la savia de especies como Acrocomia vinifera, frecuente hoy en día en el área, se podía
obtener una bebida fermentada. De los frutos además de la carne, se obtiene aceite (ver
Hoopes 1995, para una discusión del uso de palmas en el surgimiento de la cerámica
en el Sur de América Central).
El Complejo Cerámico Los Sueños constó de diferentes formas de vasijas que se
pueden asociar de manera general a actividades de cocimiento de alimentos y almace-
namiento y servicio de sólidos y líquidos. Las ollas tecomates, ollas globulares y
tazones son apropiados para estos fines. Las vasijas cilindricas son problemáticas en
cuanto a su función pero su utilización para contener líquidos es razonable. Las ca-
racterísticas de las pastas de la cerámica sugieren una manufactura local, al igual que
la industria lítica que se calificó como casera.
Una actividad de la que se esperaba encontrar más información fue la utilización
de recursos costeros, debido a la presencia de un manglar, áreas rocosas intermareales
y la Bahía de Herradura. Sin embargo, tan solo se encontraron dos pequeños frag-
mentos de concha de superficies iridiscentes que corresponden a dos capas de un
mismo espécimen. Esta característica sugiere una asociación a la Subclase
Pteriomorphia que agrupa órdenes como Arcoida, Mytiloida y Pterioida, en donde se
encuentran géneros como Arca, Pectén, Ostrea y Spondylus. Desafortunadamente, las
reducidas dimensiones, 7 x 5 mm., impidieron una adecuada identificación.
Una fuente de evidencia indirecta del uso de recursos del manglar la constituyó la
decoración de cerámica con bordes dentados de concha. Estas pudieron obtenerse de
área de manglar y de los ambientes rocosos intermareales, pero no se pudo evalúa
más a profundidad el papel que estas actividades pudieron haber jugado.
En varios sitios ubicados en el contiguo valle de Jaco, ubicados entre 300 a.C. y 300
d.C. (Corrales 1990), al igual que en Los Sueños, se estableció que el uso de palmas,
en particular pejibaye (Bactris sp) y coquito (Elaeis oleífera), pudo jugar un papel prin-
cipal en la dieta. Como tema futuro de estudio está el documentar mejor el patrón de
aprovechamiento de las zonas costeras del Pacifico Central durante los períodos agrí-
colas tempranos y su relación con los periodos posteriores.
Los habitantes de Los Sueños pudieron subsistir por el tamaño restringido de s
comunidad y una posible estrategia múltiple de subsistencia que incorporó diferentes
recursos tanto terrestres como costeros.
COMENTARIO FINAL

El Pacífico Central presenta una geografía sin grandes accidentes que facilitó la
1
comunicación entre grupos precolombinos a lo largo del litoral. Por medio de los ríos

56 EXCAVANDO LOS SUEÑOS


se contaba con vías de acceso hacia el Valle Central y su ubicación frente al Golfo de
Nicoya facilitó contactos con las islas del golfo y la península de Nicoya.
Esta posición habría permitido a los habitantes de Los Sueños participar de esferas
de interacción regional que se manifiestan en las similitudes de algunos de los ele-
mentos del ensamblaje cerámico. A la vez, tenía para entonces características locales
que le daban identidad propia. Estos elementos son congruentes en términos generales
con los modelos de evolución y diferenciación local a partir de un ancestro común que
en términos lingüísticos se denomina MacroChibcha.
La cerámica de Los Sueños permite inferir que la zona se encontraba en una posi-
ción intermedia entre dos distintas esferas de interacción cerámica. Una que abarcó el
noroeste de Costa Rica (Guanacaste) y las Llanuras de Norte y otra que comprendió el
Caribe Central y el Sureste de Costa Rica y Oeste de Panamá (Corrales 2000).
En el sitio Los Sueños se dio una de las primeras ocupaciones costeras registradas
en el territorio que ocupa Costa Rica, junto con la del sitio Black Creek en la costa
Caribe Sur (Chávez, Fonseca y Baldi 1996; Baldi 2001) y las sugeridas para la Isla del
Caño y la parte baja de la cuenca del Sierpe (Corrales y León 1987; Quintanilla 1992b).
Las ocupaciones agroalfareras más tempranas se registraron primero en el interior,
Valle de Turrialba, Cordillera de Tilarán, cuenca media del Térraba, sin embargo, al
igual que en otras zonas de América se debió dar una fuerte interrelación entre la costa
y el interior durante el Período Formativo.
La evidencia arqueológica de Los Sueños vino a llenar un vacío en la secuencia de
ocupaciones del Pacífico Central y abrió la oportunidad de ahondar los conocimientos
de las ocupaciones agroalfareras tempranas del territorio que hoy llamamos Costa Rica
y sus relaciones regionales. Su destrucción truncó su potencial de investigación.

AGRADECIMIENTOS

Diversas personas participaron en las diferentes etapas de campo y laboratorio. En


la primera evaluación participaron entusiastamente Ailyn Morera, Percy Jiménez,
Pablo Jiménez y Kenneth Carvajal. En las etapas de evaluación intensiva y recolección
de evidencia se agradece a Michael Castro Sánchez y Eduardo Volio, quienes además
de trabajar con gran dedicación en el sitio, también hicieron la estadía en Herradura
agradable y llevadera. Michael Castro procesó el material en el laboratorio y colaboró
con las etapas básicas del análisis cerámico. En el análisis lítico se contó con la
asesoría profesional de la geóloga Ana Lucia Valerio y el arqueólogo Wilson Valerio.
si
LITERATURA CITADA
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CORRALES, F. 59

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