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Trabajo práctico 1

Ravines, Rogger (1970). 100 años de arqueología en el Perú.

Desde 1940, la historia evolutiva de las culturas Peruanas serán analizada por: Uhle, analizando los
primeros descubrimientos precerámicos en la costa central asociada a pescadores; Tello Rojas,
importantes descubrimientos en Chavín, Nepeña, Paraca, Sechín y Huari; y Kroeber, en base a
evidencia excavada por Uhle en Moche, estructura en 1925 una cronología científica para los andes
centrales.
Varios autores, entre ellos Uhle, Markham y Wiesse intentaron esbozar algunas cronologías para la
historia precolombina de Perú.
Para Uhle existen diferentes períodos:
-Pescadores primitivos de la costa (Ancón, Supe, Pachacamac, Arica)
-Culturas costeñas, con origen centroamericano (Proto-Chimú, Proto-Nazca y Proto-Lima)
-Tiahuanaco, “comienzo del megalítico en Perú”
-Estilos epigonales originados de Tiahuanaco
-Inca en los periodos Legendarios e Históricos
El concepto de megalítico es utilizado también por Markham (1910) que abarca las ruinas de
Tiahuanaco, Sacsahuamán, Ollantaitambo y estela Raimondi de Chavín.
Las investigaciones realizadas por Tello (1919), intentó explicar el desarrollo de la cultura de los Andes,
desde una postura histórico-cultural. Dos años más tarde propone, en Historia Antigua del Perú,
épocas para la costa, sierra y floresta peruana. En 1939, divide el territorio andino en tres áreas
naturales con límites geográficos precisos (Norte, Centro y Sur), y tres regiones longitudinales (Andes
Orientales y Occidental). En cada una de las áreas se extendió un tronco desde los que se desarrollaron
las culturas de región, 3 troncos genéticos: Chavín-Kotosh, Paracas-Cusco y Pucará-Tiahuanaco. No
realizó una cronología de esta última cuestión, sólo realizó un esquema evolutivo de las civilizaciones
andinas.
El primer esquema norteamericano, de la mano de Kroeber (1925), que se generan fases estilísticas
en base a tipologías, colecciones de museo y en relación al sitio-tipo y sus estilos alfareros; a cada una
de estas las postulo con los términos de “temprano”, “medio” y “tardío”. Este autor hace uso del
método histórico, que buscaba generar un cuadro descriptivo de los acontecimientos ocurridos en
Perú.
En un inicio los estudios peruanista comienzan a emprenderse en las excavaciones de la costa: en el
norte (valle de Chicama y Virú) y la segunda en la zona sur (valle de Ica y Nasca). De los trabajos
generados en estos valles, y el “proyecto Virú”, surgieron datos que enfatizan el desarrollo de modo
integral del análisis de los diferentes recorridos culturales de un área limitada.
El “Proyecto Virú” planteó por primera vez la urgencia de una secuencia maestra, que permitiera
ubicar temporalmente e interpretar humanamente el ambiente, y su correlación con las áreas
andinas. Analizan aspectos tecnológicos, sociológicos y religiosos a través de largos periodo y observan
instituciones a partir del interjuego entre las instituciones y el desarrollo social.
Las excavaciones del “Proyecto”, Chicama y Virú, posibilitaron la delimitación histórica de los valles.
Bird extrajo de los restos de Huaca Prieta restos antiguos a los que se realizó la primera serie de
fechados radiocarbónicos y cronologías absolutas. En esta nacerá una serie de esquemas cronológicos
para resumir y periodificar el desarrollo de la cultura antigua del Perú.

El concepto de Horizonte Estilístico fue originado por Kroeber (1942), el cual es un conjunto de
elementos estilísticos que se dispersa unitariamente sobre una extensa área y que son usados con
fines cronológicos; Posee validez en lo que refiere a la posibilidad de fijar una posición en un contexto
cronológico. Este concepto no era desconocido para la arqueología peruana, ya que el concepto de
estilo específico disperso en áreas particulares. Estos horizontes son los que se plantean para los
estilos Inca, Tiahuanaco y Chavín.
Willey hace notar las complicaciones que podrían ocurrir al no pensar en los estilos de manera vertical,
con una tradición persistente a varias épocas; y el peligro de considerar la “tradición alfarera” como
“Horizonte estilístico”. Luego las clasificaciones comenzaron a dejar de lado la utilización de
decoración alfarera para la nominación de etapas temporales.
En 1946, Bennett propone para los andes centrales una clasificación utilizando el concepto de
“grandes períodos”, desde los cuales realiza una subdivisión de la historia andina, traslada por medio
de esta el concepto de “área cultural” y “tradición” al mundo andino.
En el transcurso de 1950-1958, se realizaron varias expediciones arqueológicas a los valles de Ica y
Nazca, a partir de los que se conformaron seriaciones de sitio y cronologías.
En 1964, Menzel, Rowe y Dawson realizaron una corrección de la secuencia de Paracas (valle de Ica)
estos establecieron una numeración consecutiva para las fases de Ocucaje, equivalentes a Paracas.
Luego establecieron 8 nuevas frases para el estilo Nazca y 10 para el Ica, estableciendo una serie
completa y detallada de los cambios estilísticos en la alfarería de esa área determinada. En Perú se
generan Mesas Redondas que intentan aportar a la problemática de la cronología en los valles.
J. Rowe, en 1962, genera un esquema en términos cronológicos absolutos (escala larga): que reajusta
luego de adquirir fechados radiocarbónicos en 1962, originando un nuevo esquema de los períodos
alfareros (escala corta).
-Horizonte Tardío (1476-1534) 1470 a.d.
-Periodo intermedio Tardío (1200-1476) 930 a.d.
-Horizonte Medio (800-1200) 580 a.d.
-Periodo Intermedio Temprano (200-800 a.c.) 300-350 a.d.
-Horizonte Temprano (200-100 a.c.) 1200-1400 a.c.
-Periodo Inicial (1800-100 a.c.) 1930-2000 a.c.

Durante los periodos se encuentran más diversificaciones regionales que durante los horizontes. La
unificación de los horizontes refleja la expansión de las influencias de las tradiciones en una región
dada; la expansión de los imperios; o la difusión de las ideas religiosas relacionadas a complejos
culturales. Ambos, Horizontes y periodos, son un sistema para la clasificación de épocas de tiempo
relativo, que facilitan y precisan las discusiones en relación a la contemporaneidad y sucesión
cronológica de los estilos y culturas de los andes centrales. Estas épocas son definidas por los cambios
en la vida cultural de una región o acontecimientos de interés en la historia andina, que es un producto
de incidental y, por eso, no tiene significado especial para el sistema de cronología relativa.
El concepto de “Formativo” presentó una gran popularidad en Perú, ya que sintetizaba los primeros
yacimientos alfareros de los esquemas arqueológicos en la región de América Central y Sudamérica.
El término en la actualidad no refiere al desarrollo, sino que es usado para definir un periodo
arqueológico, de manera neutral, con gran antigüedad y subdividido en “temprano”, “medio” y
“tardío”.
Hallazgos de Huaca Prieta, por Bird; llevan a replantear, agregar y modificar los esquemas cronológicos
en los que se estructuraban; por la aparición de grupos precerámicos, planteado 2 periodos
tempranos: Agricultores tempranos (100-2300 a.c.) y cazadores nómadas (termina en 2300 a.c.).
A partir de los estudios en las Cuevas de Lauricocha, en 1958, se establece una secuencia pre cerámica
con una verdadera profundidad cronológica. Cardich divide el sitio en 5 niveles, que van desde unos 8
mil años a.c. hasta los comienzos de la alfarería.
Lanning y Hammel (1961), usa parte de la secuencia de Cardich, para a la industria lítica sudamericana
dividiéndola en 5 periodos. Más recientemente estos autores usan fechados radiocarbónicos para
estructurar un nuevo esquema de cronologías relativas, como el modo de organización de las
industrias y culturas pre alfareras de los andes centrales.
Problema: no permite el uso sistemático de la cronología para determinar cómo es la secuencia
arqueológica de las otras regiones se ajusta a la costa sur.
Entre 1960 a 1970 se desarrollan estudios de las épocas tempranas de los andes. Las excavaciones de
la costa permitieron replantear los problemas básicos, sobre el origen de la agricultura y
domesticación de las plantas y la introducción de la alfarería. Estructurando nuevas secuencias
tipológicas, sobre la costa y la sierra sur-central.

Silva Sifuentes, J. (2000). Historia del Perú (capítulo 2 y 3).


Perú antes del Tahuantinsuyo
Escenario Geográfico
La cordillera de los Andes se extiende desde Venezuela hasta Chile, recorriendo una gran variedad de
climas. La historia de Perú debe ser entendida como el esfuerzo humano para adaptarse a la gama de
ambientes, climas y relieves.
-Costa. Es una angosta franja que presenta una longitud de 2560 km. Y un ancho variable (40-150 km);
solo el 10% de esta área son zonas económicamente explotables.
Presenta variaciones notables y por eso se subdivide en 3 zonas: Zona norte Semitropical, se extiende
hasta Lambayeque, con temperaturas altas y lluvias periódicas con un promedio de 600 mm anuales;
Zona Central, desde Lambayeque-Trujillo hasta Cañete, presenta alta nubosidad y clima semitropical;
Hacia el Sur, las condiciones son más secas y áridas (ejemplo: no se registran lluvias en el valle de Ica
y presenta una alta temperatura anual).
El mar cumple un rol importante en la configuración de una especial fauna y flora, la corriente Costeña,
la corriente Subsuperficial y la del Niño; las dos primeras provienen del pacífico sur y se desplazan al
norte, la corriente Costeña avanza pegada a la costa y presenta temperaturas más baja que la otra
corriente, estas corriente son de aguas profundas y frías, que transportan nutrientes que en conjunto
con las costas de cielo cubierto, que carecen de lluvias y con temperaturas frías, determinan una rica
vida marina. La corriente Subsuperficial se proyecta hacia el oeste y luego hacia el suroeste, es
contracorriente subsuperficial menos fría y con salinidad mayor al 33%. La corriente del Niño aparece
normalmente en diciembre cuando los vientos alisios del sur pierden fuerzas, las corrientes tropicales
se dirigen al sur de manera subsuperficial que generan cambios drásticos en la vida marina y terrestre
(disminución de plancton, nubosidad y lluvias semitropicales).
La zona transicional o yunga se encuentra en la vertiente occidental (marina) y oriental (Fluvial), esta
es favorable para el cultivo de frutales y presenta cerros sin vegetación de permanente erosión; Clima
mayormente caluroso. La Yunga Fluvial es en donde hay menos calor y las lluvias son más intensas,
ejemplo Huánuco, la zona propicia enfermedades. Como la Yunga no permite el cultivo de las tierras,
se construyeron andenes, canales de regadío y estanques para el cultivo de las pendientes de los
cerros, como ocurre en Valle de Rímac, Yaso en el Chillón, Pacarán y Laraos en Cañete, etc.
-Sierra. Zona entre 2300 msnm y los picos nevados de la cordillera de los andes; la sierra se divide en
Quechua (2300-3500 msnm) esta es menos abrupta que la yunga, presenta suelos aptos para el cultivo
agrícola y han sido utilizadas por ciudades como: Cusco, Juaja, Cajamarca, Huaraz, Arequipa; su clima
es templado. Suni (3500-4000 msnm) es accidentada y fría, con marcada diferencia térmica entre el
día y la noche. Puna (4000-4800 msnm) es el altiplano, presenta climas fríos donde crecen gramíneas
“inchu”, de las que se alimentan los camélidos, hay otros productos como la papa, la maca, entre
otros. Y Janca (4800-5200 msnm) es la cordillera, con picos nevados y cerros escarpados con lagos y
lagunas glaciares, es muy fría y no ofrece las condiciones para la vida humana.
-Selva. Se divide en Selva alta o Rupa Rupa (400-1000 msnm) es larga y estrecha con abundante follaje,
temperaturas cálidas, gran calor en el día y noches frescas, con lluvias durante prácticamente todo el
año; el piedemonte amazónico alcanza 2000 m de elevación y está separado por valles angostos , es
común observar terrazas fluviales con hasta 4 niveles situadas por encima del nivel actual del río (son
muy productivas por las inundaciones periódicas que producen el reemplazo de limos; las terrazas en
los niveles medios no son inundables pero favorecen a la agricultura). Esta Zona presenta más
precipitaciones que la Selva baja, pero cuenta con una estación seca, por las frescas temperaturas
nocturnas, la humedad atmosférica se condensa y con la mañana se escurre hacia los suelos.
Y Selva baja, Omagua o Amazonia (80-400 msnm) presenta una cadena montañosa (cordillera de San
Francisco) y el Llano Amazónico. La primera tiene cerros con picos nevados , las faldas presentan el
ambiente de Selva Alta, las laderas de estos cerros son aptas para el cultivo y por la estabilidad de sus
duelos son ideales para carreteras de penetración; El llano Amazónico es una gran zona húmeda y
pantanosa, con cuencas fluviales que drenan en épocas secas, en la llanura de los ríos se incrementan
los cursos meándricos con grandes lechos de inundación en estos existen terrenos elevados
“restingas” que sobresalen y están libres de la inundación, brindan seguridad para vivir y cultivar. Los
ríos de la Selva baja presentan un cauce cambiante, originando lechos y lagunas fluviales; los ríos
meándricos ocasionan extensas playas con mucho limo que se utilizan para el cultivo estacional; el
potencial agropecuario de esta región queda restringido a las zonas altas, no inundables.

Periodificación y Esquemas cronológicos


Los comienzos de la arqueología peruana están relacionados con el interés por establecer un orden a
través del tiempo; M. Uhle sentó las bases al aplicar el método estratigráfico, “seriación” de culturas
y construir una cronología de alcance regional, este autor postula que la cultura peruana se desarrolló
por impulso mesoamericano. Hoy se revela que ambos desarrollos son independientes y con un
peculiar proceso de aislamiento.
Tello propuso en 1921 un esquema que era primordial con base en el oriente y ramificación hacia los
andes y la costa; en 1929 y 1942, ratifico su esquema y ubico el origen en la cuenca Amazónica. Ambos
autores muestran ideas difusionistas en su planteamiento. Además de estos autores se presentan
otros que intentan periodificar el desarrollo de Perú.
En la década de 1940, se marca un avance significativo para la arqueología peruana, por el interés en
estudiar los patrones de poblamiento; y el descubrimiento de W. Libby en 1949 de la técnica del
radiocarbono 14, posibilitando la determinación de la antigüedad de los restos orgánicos sepultados.
El proyecto del valle Virú, en 1946, lleva a Lanning a preguntarse sobre las culturas precerámicas
identificadas en la costa norte, permitió determinar las primeras edades radiocarbónicas. G. Willey
publica los patrones de poblamiento en el valle de Virú, genera un cambio en el cual se deja de
preocupar por las cronologías alfareras, para generar relaciones entre la historia de los asentamientos
y su entorno ambiental, el crecimiento poblacional, la guerra, etc. Inspirado por los datos de los
estadios del desarrollo.
Los cuadros generados por esa corriente son criticados por Rowe (1956) y Lanning (1960),
principalmente en que no siempre los sucesos sociopolíticos ocurren en simultáneos y con la misma
magnitud en todas las regiones.
Rowe plantea un esquema para organizar la alfarería, sin considerar aspectos evolutivos o de
desarrollo sociopolítico; dividiéndolo en dos: Prealfareros y Alfareros (Periodo Inicial, Horizonte
Temprano, Intermedio Temprano, Horizonte Medio, Intermedio Tardío y Horizonte Tardío).
En 1960 este esquema es criticado por Lumbreras, quien propuso la seriación: Lítico, Arcaico,
Formativo, Desarrollos Regionales, Imperio Wari, Estados Regionales, Imperio Tahuantinsuyo.
Haas (1987), Pozorski (1987), Pozorski y Pozorski (1989), Santisteban (1997) y Shady (1997) proponen
un esquema correlacionando periodos con evolución política (estado y ciudades en 1500 a.c.)
cristalizándose la circunstancias para ese nivel sociopolítico en la época de los Desarrollos Regionales
(0-600) en la costa norte y el altiplano peruano-boliviano.
Trabajo práctico 2
Silva Sifuentes, J. (2000). Historia del Perú (capítulo 6).

Formativo en los andes centrales, fue definido por Willey y Phillips por la consolidación de la vida
aldeana u otra actividad organizada de subsistencia colectiva, el aumento demográfico, la existencia
de jerarquías sociales, y la proliferación de centros ceremoniales, en general se usó el surgimiento de
la cerámica como hito de inicio de esta etapa (1700 a.c. en Perú).
Este criterio nos llevará a una equivocación ya que se encuentran hallazgos cerámicos para los 3000
a.c. (ecuador, Colombia, Venezuela y panamá). El caso de real alto, un asentamiento Valdivia, j. Marcos
(1986) poblado alrededor de una plaza y 2 edificios situados frente a frente, con antigüedades radio
carbónicas de 3000 a.c. es considerado un proceso de neolitización.
En 1967, Lanning, planteó que el proceso sociopolítico de Valdivia influenció sectores de Perú, como
lo son los mates pirograbados de huaca prieta (con diseños similares a la alfarería Valdivia). Para
Lathrap esos mates llegaron ya confeccionados, que no sería del todo incierto por la presencia de
contacto entre sur de ecuador y norte peruano desde el arcaico, más aún con los hallazgos de conchas
en enterramientos. Además se observan los materiales de bagua y pacopampa (Shady 1987) que
presentan fuertes influencias.
La alfarería en Perú fue descubierto con fechados de 1700 a.c. en múltiples sitios (guañape temprano,
Virú, casma, Ancón, aldas, la florida y garagay, corpus 2, chira-villa, curayacu, santa apolonia,
pandanche, kotosh-waira-jirca y shillacoto-waira-jirca, huayhuaca, pikicallepata, qaluyu, alto pachitea,
pangotsi, cueva de las lechuzas, tutishcainyo temprano y tardío)
El formativo se ha identificado con la cultura chavín, la variabilidad en Perú llevó a lumbreras (1969) a
dividirlo en: temprano (1800-1000 a.c.) anterior a chavín, ocurre inicios de la alfarería; medio (1000-
400 a.c.) relacionado al horizonte temprano y al estilo chavín; y tardío (400-100 a.c.) inicios del
intermedio temprano, relacionado a alfarería “blanco sobre negro”.
Kaulicke (1994) temprano (3400-3000 ap.), medio (3000-2650 ap.), tardío (2650-2400 ap.), final (2400-
2200 ap.) y epiformativo (posterior a 2200 ap.).

Surgimiento de jefaturas o señoríos


En relación a las arquitectura y cronología, además de cuestiones económicas, jerarquía social,
desarrollo de poder y la autoridad. Se asume que el desarrollo de jerarquía social promueve la
centralización del poder y autoridad en los templos, esto rige la vida en los pueblos. Según Oberg
(1955) son unidades territoriales gobernadas por un jefe quien controla al grupo, Stewart y Faron
(1959) distinguen entre militaristas y religiosas.
Inferencia de jefaturas.
-Arquitectura monumental no doméstica
-organización diferencial de las unidades domésticas
-distribución diferencial de los artefactos y elementos arquitectónicos en las unidades domésticas
-patrones funerarios diferentes según el tratamiento del cadáver y las ofrendas que lo acompañan
-jerarquía de asentamientos expresados en al menos dos tipos: centros ceremoniales y aldea.

Aplicación del concepto de jefaturas en los andes.


Fueron asociadas a sociedades del periodo formativo, y el mejor representante fue chavín de huántar,
fue un sistema redistributivo con rasgos conspicuos como la centralización de poder y la religión.
Centros ceremoniales y caracterización política
existen varios tipos de estructuras ceremoniales que surgen más o menos simultáneamente en la
costa norte y centro (lima, ancash, trujillo, lambayeque y piura), la sierra norte (cajamarca y ancash) y
oriental (huánuco). En Arequipa se hallan estructuras ceremoniales en hacha (no más de 1300a.c.),
con recintos triangulares. En el altiplano, chiripa, se han detectado estructuras ceremoniales, son
pequeñas plataformas y patios hundidos, en su sección superior existían recintos destinados al
almacenamiento, con lozas y agregados del estilo yaya mama.
Si determinados modelos arquitectónicos homogéneos expresan instituciones sociales, se puede
pensar que estos materializan formas políticas específicas. Los centros ceremoniales son planteados
como eje de la vida política, económica y religiosa de los pueblos del formativo. Modelos
arquitectónicos:
-edificio con plaza circular hundida
-recinto cuadrangular o rectangular con fogón central
-edificio con plataformas o plaza
-edificio con planta en forma de U o herradura

Edificios con plazas circulares hundidas.


En la costa, entre moche y mala, con dimensiones variables desde el arcaico al formativo medio. Alto
Salaverry, valle moche, con fechas de 1800 a.c. y es sencillo. En otros lugares (chao, casma, bermejo,
supe, pativilca) se encuentran edificios de gran tamaño asociados a plazas y pirámides.
Más al sur el panorama es más complejo, en relación al volumen, tamaño, elementos arquitectónicos
y las antigüedades. Sechín alto es una gran pirámide y plaza rodeadas por otras estructuras. Sechín de
las estelas, posee controversias con su antigüedad, se compone por un edificio principal rodeado en
sus flancos este, oeste y sur por dos edificios y plataformas (seres humanos adornan sus paredes de
barro), en el análisis de las construcciones se revela fechas de 1800 a.c. para la primera etapa (edificio
de barro, con pinturas) y una segunda etapa de 1300 a.c. asociada al edificio de piedra (con relieves
en sus rocas) que encierra al central.
Las hadas (1800 a.c.) complejo ceremonial de 6 plataformas, una de sus tres plazas presenta una
estructura circular hundida de 22m de diámetro. Fung planteó que la alfarería de hadas 1 se relaciona
a la de ancón y la florida, sugiriendo la relación permanente con la costa central y más tarde con
centros del callejón de Huaylas y chavín de huántar.

Recintos cuadrangulares o rectangulares con fogón central.


Surge en el arcaico tardío, y coexistió con la tradición en U de la costa y las pirámides escalonadas de
la sierra norte. Relacionado a la cuenca de huánuco, grupos Huallaga; y ha sido documentado en el
callejón de Huaylas, en tantamayo, cajamarca, casma y en chupacigarro. Se describen algunos:
-Kotosh y shillacoto, huánuco son la expresión típica de este patrón ceremonial. Estructuras
cuadrangulares con nichos en sus cuatro paredes interiores y doble piso con fogón central y chimenea
que corre por debajo del piso.
Secuencia del precerámico:
-Kotosh mito: precerámico tardío (1950 a.c.) destacan templos con recintos cuadrangulares de doble
piso y fogones centrales dedicados al culto.
-Kotosh waira-jirca. Ocurre la alfarería más antigua (1830-1850 a.c.) aunque la asociación
arquitectónica no es clara.
-Waira-jirca Lathrap postula que estos grupos poseen contactos con Valdivia (ecuador) evidencia de
la integración de pueblos provenientes de la floresta a los andes.
-Kotosh Kotosh. (890, 920, 1120 a.c.) Con estructuras destruidas asociadas a fogones centrales,
alfarería lustrosa, marrón rojizo, decorada con incisiones. Cerámicas parecidas a las halladas en
Huaylas, chavín de huántar y cajamarca.
-Kotosh chavín. Parece que las construcciones previas fueron modificadas para levantar otras más
grandes, derrumbadas supuestamente por huaqueros. Con fechados de 870 y 1200 a.c.
-Kotosh Sajarapatac. Representada por construcciones rectangulares sin función conocida. Alfarería
decorada con incisiones y motivos (círculos y puntos) colores marrón rojizo.
-Kotosh higueras. Se identificó el edificio Kotosh, con alfarería distinta a las anteriores, sin decoración
y tosca, solo algunas aparecen pintadas con “técnicas de negativo” y “blanco sobre rojo”.
-La galgada, pallasca, ancash con continuidad desde precerámico tardío hasta el formativo tardío.
Recintos rectangulares y esquinas redondeadas con doble piso, nichos, ventiladores, revestimiento en
pisos y paredes.
En la cámara ceremonial el fogón se localiza en el centro, con un ventilador que se desplaza por el
piso hacia el oeste. Fechados de 2300 a.c. las construcciones crecieron constantemente, convirtiendo
estas cámaras en lugares de enterramiento y luego estableciendo otra estructura ceremonial sobre
estas. Se prolongó hasta el reemplazo por la “tradición religiosa Kotosh” con modelo arquitectónico
en U, con el culto masivo y asociado a plataformas y plazas de los edificios en U (desarrollados sobre
la costa).
-Huaricoto, carhuaz y ancash la fecha de 2 796 a.C. para los inicios de la construcción de estructuras
rituales en este lugar, como la expresión material de un viejo contenido llamado por R. Burger y L.
Salazar (1980) “tradición religiosa Kotosh”. Se genera a partir de la superposición de sutios una secuencia
de recintos en Huaricoto (Marcará, Ancash), remarcando la ocurrencia de rituales cada vez más
sofisticados en la “tradición religiosa Kotosh” planteada por los citados investigadores, así como la
organización de las ceremonias y los ritos en los recintos sagrados de Huaricoto.
El contenido ideológico y religioso ligado a estos recintos se correlaciona con ceremonias en las que
se incineraban ofrendas.
-Chaukayán: mostrar piso a desnivel revestido con arcilla amarilla y un fogón central delineado con
piedras.
-Toril: 1 200 y 1 400 a.C.; fogón Ritual.
-Huaricoto: 1 200 y 1 000 a.C. Es la fase subsiguiente y presenta una serie de fogones rituales
-Capilla: Marca el uso intensivo de los fogones rituales en la parte superior.
-Huacaloma, Cajamarca a unos 4 km al sureste de la ciudad de Cajamarca y por la información
disponible se deduce que sus fogones rituales son más tardíos en comparación a los del callejón de
Huaylas y Kotosh.
- Piruru, Huánuco (2 515, 1 990 a.C.) en Tantamayo y presenta una sucesión de fogones ceremoniales
desde el Precerámico Final hasta el Formativo; con un patrón constructivo que nos recuerda a los de
Kotosh, Huaricoto, La Galgada, en la medida en que a lo largo de más de 1 000 años se sucedieron
unas doce cámaras rituales con fogón central.
El hallazgo de restos de ceniza en el piso sugiere por otro lado que no solamente las ofrendas eran
incineradas, sino también probablemente eran extraídas del fogón o colocadas en el piso.
- Huaynuná, Bahía Seca, Pampa de Las Llamas-Moxeke, Casma El valle de Casma contiene restos de
fogones rituales que a pesar de su menor complejidad arquitectónica es obvio que formaron parte del
modelo Kotosh.
En Huaynuná, fechada en 1 860 ± 50 a.C., el fogón está en el centro de una estructura construida en
la parte superior de una pequeña plataforma rectangular con paredes de piedra; En Pampa de Las
Llamas-Moxeke existen tres estructuras con esquinas redondeadas, planta circular y un ventilador
parecido al de Huaynuná; En Taukachi-Konkán existen tres fogones al interior de plataformas
rectangulares observándose en dos de ellas cuatro ventiladores en cada una.

Edificios con plataforma y plazas


Estructura conocida en la costa y la sierra, grandes plataformas que ascienden la ladera de una colina;
estas exhiben un frontis con grandes bloques de piedra, están conectadas por escaleras y asociadas a
patios o plazas.
-Pacopampa y Pandanche en la provincia de Chota, Cajamarca, presenta galerías interiores,
corredores, ductos de ventilación y canales para drenaje, sugiriendo que las actividades ceremoniales
se realizaban en el exterior, en las plazas y en el interior.
Las excavaciones en las plataformas proporcionaron dos fases: Pacopampa-Pacopampa (1 200 a.C.) y
Pacopampa- Chavín (700 a.C.). Alrededor de Pacopampa se han identificado unos 12 sitios, se ha
sugerido que dichos sitios estuvieron bajo el control del centro ceremonial de Pacopampa, uno de los
más grandes en el Chotano.
-Huacaloma. Identificaron para Huacaloma Temprano (1 130, 770, 890 a.C.) un edificio de cuatro
plataformas. Al final de Huacaloma Temprano apareció otro edificio con plataformas que alcanzó 3 m
de alto mayor. Se afirma que Huacaloma Tardío se relaciona con Pacopampa-Pacopampa, Cerro
Blanco y Kuntur Wasi en el valle medio de Jequetepeque.
-Kutur Wasi se encuentra en el distrito de San Pablo, a unos 50 km al sur del centro ceremonial de
Pacopampa. Fue construido sobre el cerro La Copa y según el plano de F. Engel (1966 a) al parecer se
hicieron obras para nivelar sus laderas. A partir de las Misiones Japonesas de Yoshio Onuki se ha
confirmado la ocurrencia de ocupaciones anteriores a Chavín.
El conjunto está orientado en un eje noroeste-suroeste, con la plaza situada en el lado noroeste. En
un recinto situado al oeste de la plataforma superior se encontró el “Ídolo” hecho de barro y que
representa un ser humano con ojos cuadrados excéntricos, labios gruesos y colmillos cuadrados
-Tembladera, jequetepeque Medio Destacan sus estructuras piramidales asociadas con plazas,
descubrieron unos 30 asentamientos monumentales, además de cementerios y sitios domésticos,
existiendo unas 6 categorías o clases de arquitectura monumental con funciones rituales.
La cerámica encontrada en este lugar es similar a los tipos alfareros del Formativo Temprano de
Huacaloma del valle de Cajamarca, sugiriendo vínculos culturales entre estos valles
-Layzón, Cajamarca Es un edificio cuadrangular de 108 por 120 m de lado y 8 m de alto, y tres
plataformas a desnivel cuyos muros de retención fueron hechos con grandes bloques de cuarcita; La
construcción se hizo en el lecho rocoso compuesto de tufo volcánico, que se combina con bloques de
roca blanca canteada y extraída también de la roca madre. Los pisos de las plataformas son la propia
roca madre nivelada y no existen muros de retención
La sierra norte –sobre todo los valles de Cajamarca, San Ignacio y Bagua, además de Ayabaca y
Huancabamba– es parte de una extensa región que estuvo culturalmente relacionada con el sur de
Ecuador. Esos vínculos se observan en el uso de alfarería similar encontrada en Pacopampa, Kuntur
Wasi, Utcubamba, etc.
Edificios con planta en forma de U o herradura
Una estructura compuesta de un edificio central y dos laterales que encierran un espacio o plaza;
generalmente el edificio central oeste, que forma la base de la U, es el más grande y ritualmente el
más importante. Se asocia a una escalera que conduce al este y la parte baja del edificio, en dirección
a la plaza; a veces existe un vestíbulo en la base del edificio central, que constituye un punto
intermedio entre el atrio de la parte superior y la plaza.
La edad de estos templos es un problema no resuelto.
Por la cerámica encontrada en los edificios se postula que su construcción se inició poco después del
segundo milenio y se prolongó hasta la quinta centuria antes de Cristo. Presentan pues un largo
desarrollo y uso estrictamente ceremonial y parecen relacionarse a dos logros tecnológicos en la costa:
la consolidación de la agricultura precisamente a partir del segundo milenio y la adopción de la
alfarería hacia 1 700 a.C. Los componentes y las funciones más importantes se encuentran
particularmente en el atrio o recinto situado en la parte media y en el vestíbulo; este un punto
intermedio entre la plaza pública, abierta y visible, y el atrio, una sección a la cual llegaban los que
ofrecían el ritual y los personajes más importantes de las elites sacerdotales.
En este patrón en U presenta tres áreas ceremoniales especiales: el atrio y el vestíbulo, las plataformas
o brazos laterales, y la plaza.
Los templos en U no fueron lugares vacíos. Sirvieron para centralizar el poder y la autoridad y controlar
a la población asentada en los alrededores. Se encontraron restos de viviendas en los alrededores de
Chavín de Huántar, Bermejo, Cardal
-Garagay en la margen norte del Rímac, Urbanización El Pacífico, distrito de San Martín de Porres,
Lima; cinco edificios que forman una enorme U, en cuyo interior se observa una pequeña estructura
similar situada en la base del montículo central llamada vestíbulo. Fue identificado con la cultura
Chavín, pero R. Ravines (1975, 1979, 1984) recuperó datos que lo sitúan desde 1 400 hasta 200 a.C.
Frisos de Garagay. Las paredes del atrio del montículo B llevan representaciones en varios colores,
destacando la procesión mítica que se inicia en la entrada y prosigue hacia el acceso oeste del atrio;
consisten en figuras estilizadas separadas por elementos geométricos. Estas figuras son pre-Chavín y
anteceden también a las encontradas en el edificio A, las cuales exhiben elementos Chavín.
Organización del espacio Ritual. Expresado en recintos privados y zonas abiertas como la plaza. Ambas
están relacionadas y el acceso a las zonas privadas fue progresivo y gradual. Los brazos norte y sur
presentan también espacios privados.
Ofrendas y objetos rituales. se encontró una cuenta de Spondylus y una pequeña piedra grabada con
un ser antropomorfo que recuerda al Lanzón de Chavín de Huántar. Se encontraron Figuras humanas
de madera, Trozos de calcita con rodtros humanos, Mascaras de madera.
La alfarería de Garagay permite relacionar a este centro con templos del Rímac (La Florida), Chillón
(Huacoy, Pucará) y Lurín (Cardal), así como con asentamientos domésticos localizados en el litoral y
valle adentro; Garagay ejerció influencia sobre el bajo Rímac y un segmento del bajo Chillón.
-Cardal Se encuentra en la margen sur del río Lurín, a 15 km del mar y a 37 km al sureste de Garagay;
entre 1 300 y 900 a.C., lo cual significa que fue contemporáneo de Garagay y otros templos de Lurín.
Parece que no tuvo vestíbulo, como Garagay, y se ascendía al atrio del edificio central por una escalera
de 6 m de ancho y 34 gradas, que conducía a una antecámara y un atrio. El friso más notable es una
gran boca felínica en relieve, pintada de rojo y amarillo; Es visible desde la plaza y se halla en la pared
de la antecámara que conduce al atrio.
Presenta también una zona habitacional, parte de la cual fue excavada al sur del edificio central, con
un área en el exterior destinada a la preparación de alimentos, un patio, granero para almacenar
productos y posiblemente un muro perimétrico.
Cardal funcionó más o menos al mismo tiempo que los templos de Mina Perdida, Manchay Bajo, y tal
vez Parka. Éstos están a corta distancia sugiriendo que fueron parte de un sistema político
jerarquizado, correspondiendo a Cardal o Mina Perdida la posición más importante.

Cultura Cupisnique: Caballo muerto y Kutur Wasi


Se extiende desde Virú hasta Lambayeque, fue identificada por R. Larco en Cupisnique y el valle de
Chicama, sobre todo en los cementerios de Palenque, Barbacoa, Salinar, Sausal, Gasñape, Roma, Santa
Clara, Casa Grande, Salamanca y Mocollope. Larco asignó Cupisnique a su Época Evolutiva y la dividió
en Pre-Cupisnique (ceramios escultóricos antropomorfos, zoomorfos y fitomorfos, con asa estribo
redondeada, hechos con molde y cuya decoración es geométrica), Cupisnique (vasijas con asas estribo
de arco triangular y pico largo; decoración es en relieve y se contrastan superficies pulidas y ásperas),
Cupisnique Transitorio (botellas tienen asa estribo e incisiones en pasta húmeda, con motivos
geométricos) y Cupisnique Santa Ana (botellas marrones y naranjas con superficies lisas y bruñidas; la
decoración es simple, con círculos y escalones, sin felinos.).
Un aspecto todavía no claro de la cultura Cupisnique es la ubicación de su centro principal. C. Elera
(1994: 229) considera que la zona de Tembladera en el Jequetepeque Medio contiene evidencias
como para suponer que los orígenes de la cultura Cupisnique se hallen allí. La cerámica asociada a este
sitio y que corresponde al Formativo Temprano; muchas veces se confunde con el estilo Chavín, pero
son diferentes pues tienen patrones decorativos distintos.
Caballo Muerto. 8 edificios en 2 km2, 7 de los cuales exhiben planta en forma de U; Huaca de Los
Reyes, el sitio exhibe dos grupos simétricos en forma de U.
Existen 58 frisos hechos de barro arcilloso, aplicado sobre una matriz de cantos rodados y argamasa
de barro. Corresponden a la fase final y a pesar de ser repetitivos existe una ligera variación
cronológica aunque al interior de la misma tradición. Presentan dos clases de figuras: cabezas
humanas estilizadas y seres de pie, fue la sede de un complejo sistema social que se extendió fuera
del valle de Moche. Su posición geográfica no es casual.
La organización del espacio es rígida y el diseño en U es repetitivo. La regularidad y simetría del templo
sugiere que hubo ritos plenamente conocidos y que los frisos fueron parte de la parafernalia
ceremonial.
Cupisnique se relacionó con grupos costeños y serranos. Sus restos se expresan en finos objetos
encontrados en entierros de Nepeña, Kuntur Wasi, Puerto de Supe, Áspero, Ancón, Chavín de Huántar
y Ayacucho.
Kuntur Wasi. Un componente importante fue el hallazgo de seis esculturas líticas representando seres
humanos con atributos felínicos, y un cementerio en las laderas del cerro, en donde una tumba
saqueada reveló que en este lugar se enterró personas de alto status. Cuatro de estas láminas tienen
el dibujo del molusco Strombus, cuyo hábitat es el mar de Ecuador.
Las Fase Kuntur Wasi está representada básicamente por un edificio que se levanta en la plataforma
superior o principal y se compone de dos cuerpos relacionados: el primero comprende la primera y la
segunda terrazas, y el segundo la plataforma principal, con estructuras más complejas. La organización
y distribución de las construcciones siguen un eje que sirve para establecer una simetría entre las
plataformas y las plazas; La escalera de la plataforma superior conduce a dos pequeñas plataformas y
monolitos. El complejo exhibe una forma general en U, abierta al noreste, con semejanzas con
Huaca de Los Reyes del valle de Moche (Trujillo).
Se descubrió siete entierros de personas de alto rango en la sección ceremonial más importante del
complejo, Y. Onuki propone que las tumbas corresponden al reenterramiento de personas que
murieron en la costa, estos entierros son similares al encontrado en Cerro Blanco.
La alfarería destaca por mostrar cerámica bruñida, fina y compacta, con decoración a base de grafito;
estos atributos son extraños a la región, vinculándose principalmente con la cultura Cupisnique de la
costa. La ocupación Kuntur Wasi significó la presencia costeña de Cupisnique en el alto Jequetepeque;
existen relaciones entre Cajamarca, el valle de Jequetepeque y la costa, pero enfatiza el hecho de que
Cupisnique penetró a la sierra y ocupó Kuntur Wasi.
Cultura Chavín: El centro ceremonial de Chavín de Huántar
A partir de 1954, Chavín de Huántar estuvo bajo el cuidado de Marino González Moreno, quien se
dedicó a retirar los escombros dejados por el alud, correspondiéndole el mérito de ser el salvador de
las ruinas de Chavín. El sitio fue investigado por diversos arqueólogos como J. Rowe, quien se ocupó
de la escultura lítica y propuso cuatro fases. En 1965, L. Lumbreras y H. Amat (1969) excavaron las
galerías de Las Rocas, Las Ofrendas y Las Caracolas elaborando una cronología alfarera y
arquitectónica. En 1972, L. Lumbreras (1974, 1977) descubrió la plaza circular del Templo Viejo de
Chavín, bellamente adornado con losas que exhiben representaciones felínicos y antropomorfas.
-Las galerías designan a un conjunto de recintos y pasadizos interiores de formas, dimensiones y
funciones distintas pero relacionadas; con ductos de ventilación que permitieron la permanencia
prolongada de las personas y por debajo de sus pisos existen canales de drenaje. Es en donde se
ubicaba El Lanzón; existen más de 22 galerías.
Se presenta un sistema de drenaje canales, unos angostos, otros anchos, que se desplazan por debajo
de las plazas, las escaleras y las galerías del templo. Los pisos y techos fueron hechos con piedras
delgadas y planas con el obvio propósito de proveer velocidad al agua y evitar que ésta se acumule y
aniegue recintos y plazas; existe escalonamiento que se supone fue útil para disminuir la velocidad y
fuerza del agua.
Los ríos Mosna y Wacheqsa fueron canalizados para señalar los espacios ceremoniales y sus límites,
sino también para prevenir el desborde de estos ríos en épocas de lluvia
-Secuencia arquitectónica Chavín presenta tres momentos constructivos que fueron añadiéndose
sucesivamente hacia el sur, produciendo una estratificación horizontal y configurando dos templos en
forma de U. Esta configuración, en la que nuevos recintos y espacios fueron organizándose tomando
en cuenta conceptos de simetría bilateral, nos obliga a asumir que ningún edificio o sección fue
abandonado.
-Templo Viejo: Corresponde a un edificio en U abierto al este, que encierra un recinto circular hundido
de 20 m de diámetro; la plaza circular (con dos hileras con losas grabadas) se asocia a una escalera
que asciende el edificio central de la U y conduce a una galería, hoy destruida, que se hallaba justo
sobre la galería del Lanzón. La galería del Lanzón fue la más privada del Templo Viejo y tiene la forma
de una cruz orientada a los cuatro puntos cardinales, El lanzo representa un ser humano de pie sobre
un pedestal, con el brazo izquierdo extendido y pegado al costado, y el derecho levantado y pegado a
la espalda con la palma de la mano hacia el exterior. Para Burger (1993) la posición de las manos de
este personaje se ligaría al principio de “oposición dual”, expresando el marco conceptual e ideológico
y también la ejecución de los ritos y las ceremonias que se realizaban en los diversos espacios.
Destacan también las galerías denominadas Las Ofrendas y Las Caracolas, parece que fueron
construidas siguiendo el mismo modelo: un largo pasadizo con pequeños recintos en uno de sus lados.
-Templo Nuevo: Es la repetición modificada del patrón en U de la fase anterior, de mayor tamaño y en
la construcción de una plaza hundida cuadrangular de 50 m de lado, la misma que se asocia a dos
plataformas situadas al norte y al sur, así como a escalinatas y otras plataformas de baja elevación que
se conectan con el edificio central. La portada de las falcónidas La portada se compone de dos
columnas cilíndricas grabadas en bajo relieve con figuras de aves de rapiña hembra y macho de pie,
con cuerpo, piernas y brazos humanos portando una vara horizontal. La piedra o altar de Choque
Chinchay, localizada a pocos metros de la esquina suroeste de la plaza cuadrangular. Tello encontró
en 1919 el monolito que lleva su nombre. La escalinata de Los Jaguares es otro componente que se
encuentra en un punto intermedio entre la plaza cuadrangular y la Portada Albinegra.

Son notables las esculturas líticas Chavín talladas en bulto y en bajo relieve, las cuales son divididas
por Rowe: la fase AB (en el arte Chavín se ha representado felinos serranos y selváticos, El Lanzón, la
esquina suroeste del Templo Nuevo, las esculturas líticas que forman la pared de la plaza circular), La
fase C (el Obelisco Tello, los relieves del Templo de Cerro Blanco del valle de Nepeña), La fase D (la
portada albinegra y una losa en bajo relieve, asociadas al Templo Nuevo ), y La fase EF (el Templo
Nuevo, la estela Raimondi). Secuencia Alfarera.
Sus edificios religiosos se construyeron siguiendo modelos arquitectónicos costeños como el plano en
U y los recintos circulares hundidos, ambos modelos surgieron independientemente en la costa y
expresaron conceptos ideológicos y religiosos particulares, ocurrio antes de Chavín en varios
asentamientos de la costa central: Garagay (Rímac), Cardal (Lurín), Pucará (Chillón). Chavín de Huántar
no fue un centro ceremonial vacío, en la confluencia de los ríos Wacheqsa y Mosna; su construcción
podría explicarse por alianzas religiosas y económicas de dos o más jefaturas o señoríos.

Persistencia de los centros ceremoniales: Formativo Tardío


Los tipos de templos descritos previamente perduraron a lo largo del Formativo según se desprende
de sus sucesivas reconstrucciones y ampliaciones. Pero no podemos señalar cuántos continuaron
funcionando hasta la segunda o primera centuria antes de nuestra era, pues solamente algunos han
sido excavados.
Rímac la última tradición alfarera se asigna a los 200 a.C., sugiriendo que dicho templo estuvo
funcionando hasta esa centuria. Chillón y Lurín las cronologías alfareras de Ancón y San Bartolo
respectivamente pero no se puede indicar qué edificios en particular se correlacionan con esos lugares
domésticos.
Chincha, Pisco, Ica existen datos de edificios públicos modestos pero pertenecientes al Formativo
Tardío. En un asentamiento denominado Ánimas Altas se observan construcciones que se relacionan
indudablemente con la citada cultura Paracas u Ocucaje cuyo estilo alfarero, que exhibe símbolos
Chavín, uno de los estilos cerámicos es ubicado entre 390 a 200 a.C., es lógico suponer que los
contactos entre Ica y Chavín no duraron mucho pues se produjeron cuando el templo de Chavín
ingresaba en los 200 a.C. al fin de su apogeo.

Cultura Paracas
Sus rasgos iconográficos y estilísticos plasmados en su espléndida cerámica y sus coloridos tejidos; su
emergencia, extensión y significado sociopolítico durante la segunda parte del Período Formativo en
la región de Ica. Los trabajos de Tello se concentraron en Cabeza Larga o Arena Blanca, Wari Kayan y
Cerro Colorado y propuso los nombres de Paracas Cavernas y Paracas Necrópolis. La península de
paracas.
La cerámica “Paracas Cavernas” exhibe semejanzas con la fase Ocucaje 9 del valle de Ica; con
pigmentos minerales o vegetales aplicados luego de que las vasijas se retiraron de los hornos, y
decoración “negativa”, los pigmentos están separados por líneas incisas finas y cortantes (decoración
polícroma).
El nombre “Paracas Necrópolis” se refiere a un gran cementerio situado en la falda norte de Cerro
Colorado y que se conoce con el nombre de Wari Kayan, 429 momias, Los individuos están en posición
flexionada, envueltos con mantas de algodón hasta lograr una forma cónica. La cerámica es
monocroma y fue encontrada en asociación con los fardos funerarios de Arena Blanca.
Recientemente, R. García y J. Pinilla (1995) han propuesto una cronología alfarera para Paracas,
asignándose básicamente a la cultura Paracas u Ocucaje sus fases Karwas (600-500 a.C. [coetánea con
la fase alfarera Cerrillos de Ica, el “dios de los báculos”, botellas con doble pico y asa puente, y en
menor proporción con asa estribo, pintura postcocción es consistente para rellenar las incisiones]) y
Cavernas (500-100 a.C. [Temprana) uso de elementos geométricos para representar los diseños, el
Dios de los Báculos es reinterpretado localmente, Media) materiales de los entierros Cavernas de
Cerro Colorado de Paracas, y Tardío)]).
Paracas en particular e Ica en general tuvieron un viejo desarrollo local, situación que no fue
impedimento para establecer relaciones con la costa central y norte, la sierra central, en especial
Ayacucho y el Mantaro, sin excluir la zona de Puno, en donde la cultura Pucará (aproximadamente 100
a.C.) incorpora en su cerámica técnicas decorativas, elementos de diseño y personajes. El hecho de
que Paracas haya utilizado símbolos Chavín para decorar sus edificios, su cerámica y sus tejidos, no
significa que se sometió a éste; una sociedad que tuvo contactos políticos y religiosos no solamente
con Chavín, sino también con otros grupos de la sierra y la costa centrales.

El altiplano: Pucará
Se asigna a la fase final del período Formativo, aproximadamente 150 a.C. a 100 d.c. Lumbreras (1976)
dividió este complejo en dos modalidades. La primera comprende ceramios con representaciones de
caza de venados, figuras de patos, llamas, siendo raras las de seres humanos o diseños geométricos.
La segunda fase de la cerámica de Pucará presenta atributos decorativos distintos a la fase previa
aunque conserva los mismos colores (Un personaje frecuente es el felino con rostro de frente y cuerpo
de perfil). Lumbreras (1976) encuentra una estrecha semejanza entre la alfarería de Chiripa, Pucará y
Kalasasaya (o Tiwanaku I, II) siendo el felino el atributo unificador; plantea una tradición regional
alrededor del lago Titicaca, la misma que mantuvo contactos permanentes con la región de Ica durante
el Formativo Tardío.
Para E. Mujica reafirma la ocurrencia del estilo Cusipata entre la alfarería Qaluyu y Pucará. Cusipata
presenta las modalidades pintada e incisa, compone de crema sobre negro o crema sobre marrón, con
englobe rojo, lineales o geométricos a base de rombos concéntricos y diseños escalonados. La
cerámica Pucará, la cual se distingue por mostrar una mejor cocción, sin manchas o coloraciones,
motivos zoomorfos y antropomorfos, además de los geométricos que se vuelven más complejos
(colores naranja, marrón, amarillo, y el engobe rojo).
El final del Formativo es una fase parcialmente conocida y hasta ahora no sabemos qué relación existe
entre el abandono de los templos y la elaboración de la cerámica conocida por el nombre de “Blanco
sobre Rojo” (la sierra norte y central, y en la costa norte, central y sur, Antecedente de los Desarrollos
Regionales) corresponde a una innovación tecnológica identificada que no necesariamente constituye
un rompimiento radical con el de la etapa previa, pues mantiene elementos morfológicos y
decorativos.
Estrategias de subsistencia durante el Formativo
La diversa geografía del territorio peruano obliga a proponer la ocurrencia simultánea de varios
patrones de subsistencia; Hubo una interdependencia puna-valle, este-oeste y norte-sur. La crianza y
el pastoreo de camélidos, así como la agricultura, se consolidaron en esta etapa; pero, cabe aclarar,
no todos los pueblos las practicaron.
Costa. La agricultura y la pesca fueron la base de la alimentación, pero la primera adquirió mayor peso
según se observa en la distribución de los asentamientos a lo largo de los valles. Se plantea que en un
inicio el aporte marino era de suma importancia, luego se implementa la agricultura los que conlleva
el desplazamiento de las zonas litorales (expresados en el crecimiento gradual de la población y en la
puesta en práctica de una tecnología simple de riego). Podemos postular que la producción agrícola
estuvo controlada directamente por los templos en la medida que éstos se ubican en el piso del valle
y alrededor de los suelos agrícolas. Ambas estrategias llevan a las poblaciones a generar un patrón
mixto de alimentación.
Sierra. Las estrategias de subsistencia en la sierra fueron otras y a pesar de que en la puna la cría y el
pastoreo de llamas y alpacas fue la actividad predominante, los pobladores de este ecosistema no
estuvieron aislados pues recurrieron al intercambio para balancear su alimentación con productos de
pisos ecológicos más bajos. El intercambio de productos y el acceso directo a otros pisos ecológicos
fueron piezas claves en la alimentación de los pueblos formativos.
Conclusiones
La asignación del período Formativo a una organización sociopolítica tipo jefatura o señorío se
fundamenta en cuatro aspectos relacionados: centralización de la autoridad, integración social,
religión como poder político y territorialidad. A pesar de las diferencias en forma y tamaño de estas
tradiciones arquitectónicas, sus restos demuestran que la religión reguló la sociedad, la organización
del espacio estuvo obviamente asociada a una concepción específica del mundo.
Chavín de Huántar parece que fue abandonado luego del 200 a.C., queda por explicar por qué se
construyeron varios templos similares en un valle: a lo largo del Formativo unos fueron reemplazados
por otros, es decir, se observa una secuencia de templos para cada valle; o que hubo un centro
principal cuyo modelo se reprodujo a lo largo del valle, con edificios parecidos.
Las jefaturas o señoríos del período Formativo, se cree que no evolucionaron a formas más complejas
de gobierno. En Chavín de Huántar, luego de que el templo se abandonó, jamás se construyeron
edificios públicos en la zona. En la cuenca de Huánuco se nota un proceso similar. En la costa norte, la
situación es un poco diferente pues las formas alfareras de Cupisnique prosiguieron en las culturas
posteriores. El concepto de los edificios públicos continuó pero de manera diferente en la cultura
Moche. En la costa central, los templos en U fueron reemplazados por edificios de adobitos con formas
totalmente nuevas. A éstos se suma una alfarería pintada en varios colores, sin antecedentes en la
incisa y monocroma de la etapa previa. En la costa sur, en cambio, notamos una tendencia evolutiva
de Paracas a Nazca, al menos en la cerámica.
Burger, R. (2008). Chavín de Huántar y su esfera de influencia.
Introducción
Antes de que se desarrollara la arqueología Peruana, Chavín de Huántar fue bien conocido como un
importante centre religiosos Pre-Inca, con un estilo distintivo en cuanto a las esculturas de piedra.
Esto se conoce mediante relatos de cronistas desde el siglo XVI, y se presentan múltiples relatos del
sitio que lo describen como un centro importante para el culto y peregrinaje pagano. En las
representaciones se lo observa como una Huaca, en donde ocurrieron situaciones de culto (y
funciones de oráculo) hasta el siglo XX, luego fue prohibido por las autoridades.

Historia de las investigaciones Científicas


Julio Tello, padre de la arqueología peruana, dedico a Chavín de Huántar gran parte de su carrera, la
categorizo como la fuente a partir de la cual se dispersó la civilización andina. El sitio Chavín e Huántar
tiene gran importancia para la arqueología peruana, ha sido considerado el centro temprano más
importante; el sitio y las imágenes representadas en las esculturas han sido usados como emblema
nacional.
Los primeros estudios científicos se iniciaron en 1919 con Tello, realizaron exploraciones adicionales
y excavaciones, las más notables fueron la de 1934 y la de 1940. Como parte de su trabajo, Tello pudo
esclareció mucho sobre la arquitectura monumental del sitio, aunque luego fue enterrada por un
deslizamiento masivo de tierra el 17 de Enero de 1945. sus publicaciones proveyeron ilustraciones de
las abundantes esculturas en piedra y de la cerámica monocroma incisa recuperada allí.
El Museo Arqueológico de la Universidad Nacional de San Marcos inició un proyecto a gran escala bajo
la dirección de Luis Lumbreras y Hernán Amat, el cual que aportó estudios detallados y extensos de la
arquitectura pública y del interior de las galerías.
Aunque falta excavar y estudiar muchos restos, este sitio es uno de los mejor documentado de todo
Perú; a su vez se desarrollaron nuevas investigaciones de sitios “Formativos” de los andes centrales,
algunos otros sitios considerados “colonias” de Chavín. Nuevos hallazgos han llevado a reevaluar estos
sitios y su relación con el famoso Centro, ofreciendo información sobre los modelos planteados por
Tello y originar una explicación para el impacto pan-regional de los desarrollos de Chavín de Huántar.

Ceremonial ismo religioso y la arquitectura del poder Sobrenatural


Chavín de Huántar está localizado a 3150 msnm en el valle de Mosna, la arquitectura pública cubre 10
ha, aunque el sirio ocupo 50 ha, en la zona del valle de Mosna y Ancash no se encontraron sitios de
tamaño similar. Las esculturas en piedra adornan las fachadas de plataformas y patios del sitio, y
también representan los objetos religiosos de culto (El Lanzón, Obelisco de Tello).
Se han encontrado 200 esculturas de piedra (10 veces as que en sitios contemporáneos); En las
Plataformas aterrazadas de complejo de Chavín se ha documentado un elaborado sistema de
pasadizos y cámaras construidas por dentro.
La localización de Chavín de Huántar nos brinda ayuda para explicar la historia y desarrollo del sitio,
esta propicio la comunicación a larga distancia y los intercambios ya que está situado en la
convergencia de dos rutas a través de la Cordillera Blanca: una que descendía de Conococha por el
valle de Mosna; y otra que descendía de Yanashayash bajando el valle de Huachesca; el centro se
localizaba en el Callejón de Conchucos y comunicaba con callejón Huaylas y los valles adyacentes de
la costa norte y central.
Desde la perspectiva de la geografía sagrada, se hace uso de los conceptos andinos de tiempos Pre-
Hispánicos. La confluencia de dos ríos (Tinkuy en quechua) era considerada como poseedora de gran
poder espiritual y favorecía las actividades religiosas. También se le asocia al sitio el común culto a las
deidades asociadas a los altos picos montañosos de la cordillera de los Andes centrales, Reinhard
(1985) relaciona la posición del sitio al culto del monte Huanstsan, visible desde el sitio. En las
cercanías del sitio se presentan aguas termales de Quercos, a las que se les asocia valor religioso por
asociación a los significados de los Incas.
Si pensamos en términos de subsistencia, Chavín presenta buenos pero no excepcionales recursos. La
mayoría de la tierra utilizada es la de laderas escalonadas útiles para el cultivo de altura (papas, quínoa,
oca y tarwi), y pastos útiles para la caza o pastoreo de camélidos; en la cercanía del sitio se presenta
una superficie de tierra útil para cultivos que requieren irrigación (maíz, frutas). No existen
yacimientos locales de metales o materias primas en el área.
A partir de las investigaciones de Tello, se conoció que el sitio presenta una arquitectura diseñada para
crear un entorno para ceremonias públicas y otros rituales más restringidos. El núcleo del área
ceremonial floreció entre 900 a.c. y 200 a.c., fue subsecuentemente modificado por el establecimiento
de aldeas en la cima del templo, llevaron a la superposición de estructuras de habitación, cementerios
y estructuras de culturas de fines del HT y PIT (Huaras, Recuay y Callejón).

El sitio está dominado por una serie de plataformas de piedra canteada, se presupone que los
visitantes llevaban a cabo las actividades al aire libre entre las plataformas principales y el cauce del
valle Mosna, en esta área se presentan 3 patios o plazas hundidas demarcadas por paredes de piedra
(una circular, cuadrada y otra rectangular).
La decoración de la plaza está representada en los Frisos de piedra ilustrando una procesión de seres
sobrenaturales antropomorfos o enmascarados y vestidos como sacerdotes en la parte superior y
jaguares en la parte inferior. Ambas líneas de figuras convergen de norte a sur en la escalera de la
pirámide central, estas figuras presentan vestimenta de plumas, tocados, materiales exóticos,
“trompetas” as valvas de los Strombus, en algunos casos armas y tallos del cactus San pedro.
Aunque el consumo de Mescalina (derivado del cactus) no puede ser comprobado, parece estar
representado en la iconografía de las esculturas; aunque se asocian varios elementos del sitio al
consumo de este psicotrópico. Las cabezas clavas de la cara exterior de la pirámide parecen ilustrar el
proceso por el cual los sacerdotes, o sus modelos míticos, eran capaces de transformarse en jaguares
y águilas de cresta por la ingestión de rapé. (Relación con shamanes amazónicos en la percepción y
transformación en jaguares para relacionarse con los seres sobrenaturales)
La presencia de armas en los frisos de la plaza nos da a pensar que pudieron ocurrir batallas rituales
como otro componente de la ceremonia, el derramamiento de sangre en contextos rituales juega un
rol importante en los festivales de tierras altas actuales.
En las plazas abiertas también deben haberse llevado a cabo banquetes. En una serie de cámaras
subterráneas (Galería de las Ofrendas) adyacente a la Plaza Circular, los investigadores recuperaron
cientos de botellas y cuencos de cerámica decorados, la mayoría de las cuales han sido traídas desde
tierras lejanas huesos de animales recuperados en la Galería de las Ofrendas, las fiestas debieron
incluir el consumo de carne de venado, camélidos, cobayos y una especie de roedor parecido al conejo
llamado vizcacha. Sumado a esto, entremezclados con los huesos de animales fueron recuperados
200 huesos humanos, muchos estaban cortados y quemados, sugiriendo que el canibalismo también
jugó un rol en los rituales de Chavín de Huántar (Baraybar 1993).
Las otras dos plazas proveen menos evidencias de los rituales que allí se llevaban a cabo, las esculturas
muestran una gran cantidad de otros seres sobrenaturales que incorporan diversos rasgos del mundo
natural. Un gran altar de piedra de 20 toneladas ubicado en el borde la plaza rectangular señala otro
aspecto del ceremonialismo: la coordinación del ritual con las observaciones celestiales, presenta una
serie de depresiones organizadas para concordar con la organización de una constelación, por lo que
se plantea la existencia de relación entre la orientación del complejo arquitectónico a otros
fenómenos astronómicos; y sus usos a agrícolas.
Mientras muchos rituales probablemente tenían lugar en las plazas abiertas, otros se confinaban a la
parte plana superior de la estructura piramidal. Desde las plazas abiertas ubicadas al este de las
plataformas de piedra, los fieles pudieron haber visto a los sacerdotes que llevaban a cabo rituales en
la cima de dos edificios de piedra tallada o en las “escaleras colgantes”. Los pasadizos y las cámaras
que estaban dentro del complejo piramidal tampoco podían ser vistas desde afuera; la Galería del
Lanzón, fue diseñada para venerar al principal objeto de culto del sitio, un obelisco de granito de 4,5
m. de altura (el Lanzón) en el cual esta tallada la imagen terrorífica de la deidad suprema. Otras
cámaras interiores no debieron ser usadas para las ceremonias sino para actividades relacionadas a
ellas.
Así, el diseño del complejo ceremonial intentaba producir una sensación de temor en consonancia con
los reclamos trascendentales y cosmológicos del centro ceremonial.

La escultura de piedra en Chavín de Huántar


El estilo artístico de las esculturas de piedra, así como la arquitectura, fue creado para comunicar el
poder del conocimiento esotérico encarnado por el templo y sus sacerdotes. Los seres sobrenaturales
están representados como el jaguar, la anaconda, el águila arpía y el caimán.
Ocurren sustituciones en el arte lítica, que producen una densidad de fantasías de difícil interpretación
para un no-iniciado y algunas representaciones son incluso más difíciles de leer porque los elementos
adicionales añadidos hacen que las imágenes puedan ser leídas de arriba hacia abajo, o rotadas a los
90°. Por lo tanto la iconografía se resiste inherentemente a la visión del novato y su comprensión
requería de conocimiento especializado, que quizás eran transmitidos durante los rituales religiosos y
de entrenamiento.
Las fuerzas de la cosmología Chavín eran conceptualizadas como una organización de dos principios
duales en el cuales las díadas son vistas como opuestas y a la vez complementarias. La dualidad estaba
expresada tanto en la escultura como en la arquitectura, Un buen ejemplo es el uso tardío de la suave
piedra caliza negra del norte y el duro granito blanco al sur usado para el dintel, la fachada y los
escalones del llamado templo Nuevo.

Secuencias constructivas y la expansión del complejo ceremonial


El centro ceremonial comienza como un templo relativamente pequeño. Se plantea una secuencia de
tres fases el complejo del templo comenzó como una simple estructura en forma de U y después se
expandió primero hacia el sur con la extensión de la plataforma piramidal y luego con la construcción
del portal Blanco y Negro y la adición a una nueva plaza rectangular; La configuración original se
denomina Templo Viejo mientras que las adiciones son consideradas como partes constitutivas del
Templo Nuevo.
La secuencia constructiva propuesta demuestra que la historia constructiva en Chavín de Huántar es
más compleja de lo que nos hubiéramos imaginado. La nueva secuencia reconoce una expansión de
la construcción en sentido norte a sur, una continuidad en el estilo y en la técnica constructiva que
se mantiene a lo largo de la secuencia; continuidad cultural que caracterizó el templo hasta su
abandono hacia fines del Horizonte Temprano. La adición de galerías, cámaras y, principalmente de
plazas abiertas pudo permitió que Chavín de Huántar aumentara el número de fieles.

Chavín de Huántar: un centro Pan-regional de culto e interacción


Desde sus comienzos, el templo de Chavín parece haber atraído público proveniente de zonas
aledañas y lejanas. Esto se refleja en las ofrendas traídas al centro y encontradas en los contextos
más tempranos como la Galería de las Ofrendas.
El estilo de Chavín de Huántar parece haber sido, intencionalmente compuesto por elementos de
tradiciones religiosas de muchas regiones aunque no copian ninguna de ellas (Burger 1993). Estos
elementos de las tierras altas y de la costa eran combinados con un sistema simbólico proveniente
de la fauna y flora de la floresta tropical, por los que se plantea que el origen de Chavín de Huántar
está en la floresta tropical; las convenciones artísticas empleadas en el estilo iconográfico religioso
Chavín pueden ser rastreadas hasta Cupinsique.
Al crear esta arquitectura pública, los constructores del complejo de Chavín de Huántar buscaron crear
un estilo internacional que amalgama diversas tradiciones en un conjunto compacto y distintivo
tomando elementos desarrollados desde los tiempos del Período Inicial para que funcionara como un
lugar sagrado para una audiencia diversa de adoradores y viajeros. La evidencia sugiere que el arte y
la arquitectura de Chavín de Huántar corresponde a lo que los antropólogos e historiadores
denominan una “tradición inventada”, un patrón en el que los elementos con antecedentes foráneos
son apropiados y amalgamados para dar una falsa impresión de una vieja y prestigiosa tradición.

El carácter cambiante de la población residencial de Chavín de Huántar


Había áreas de habitación asociadas a las construcciones públicas a lo largo de la historia del templo
y las excavaciones en estas áreas han provisto evidencia del cambio social y del contexto económico
de las actividades del templo. Estos datos sugieren una sociedad muy dinámica que pasaba por
profundos cambios, se construyó una secuencia cerámica a partir de los restos recuperados en
excavaciones estratigráficas en áreas habitacionales y datados por medio de métodos radiométricos.
Esta secuencia consiste en tres fases: la fase Urrabarriu (aprox.900-500cal a.c.), la fase Chakinani
(aprox.500-4000cal a.c.) y la fase Janabarriu (aprox.400-250cal a.c.).
Para la fase Urrabarriu con dos áreas residenciales pequeñas una al norte del Templo Viejo y otra
600m. al norte del otro lado de Huacheca; Una tercer área a 200m más al norte y estaba asociada con
la gran pared de piedras que cruza el valle. La evidencia recuperada indica que la economía estaba
basada en la caza del ciervo y camélidos salvajes y en el pastoreo de llamas, también indica que los
animales fueron carneados en el asentamiento mismo. Hay una amplia evidencia de contacto con
comunidades de las tierras altas y de la costa, incluyendo cerámica de Huánuco, Casma, Chicama e
incluso Pacopampa.
La fase siguiente, Chakinani está marcada por el abandono de dos de las zonas de actividades ubicadas
más al norte y la concentración de residencias alrededor del templo mismo, el lado norte del
Huachecsa continua ocupado; hay un marcado declive de la caza de animales, y las llamas
domesticadas se convierten en la fuente principal de carne de la dieta, Se mantienen las evidencia de
contactos a larga distancia.
Durante la fase Janabarriu hay una explosión de la población que se extiende a lo largo de la ribera
occidental del Mosna, tanto para el norte como para el sur del templo. El asentamiento constituye un
patrón proto-urbano sin precedentes conocidos, es interesante que haya evidencias de una creciente
especialización y de diferenciación social. El consumo de maíz se mantiene prácticamente igual, pero
de la carne, producida por la gente que vive en las aldeas a gran altura, solo llevan al centro cortes de
carne selectos, frecuentemente en forma de paquetes de carne seca.
Es evidente la presencia de diferenciación de status: el área inmediatamente al oeste del núcleo
monumental contiene materiales de alto prestigio hay un notable incremento del tamaño y la
complejidad de la población que vive en los alrededores del área del templo, y este crecimiento
probablemente esté relacionado tanto al incremento del éxito del templo mismo para atraer nuevos
y más visitantes, dieron condiciones para aumentar el intercambio a larga distancia del cual Chavín de
Huántar era un gran beneficiario. Esta fase puede ser correlacionada con la construcción del Templo
Nuevo, incluyendo el portal Blanco y Negro y la Plaza Rectangular (Burger 1984, 1992). No por
casualidad, estas ampliaciones arquitectónicas aumentaron la capacidad el templo para acomodar a
los visitantes en sus actividades ceremoniales.
El complejo cívico-ceremonial de Chavín de Huántar es mucho más grande que cualquier otro sitio
conocido del Período Inicial o del Horizonte Temprano; En efecto, los patrones de asentamiento
sugieren una pequeña ciudad-estado o una jefatura compleja con Chavín de Huántar como centro.
La cohesión de estos diferentes asentamientos es sugerida por la presencia de esculturas esculpidas
en piedras con características estilo Chavín una fuerte interdependencia entre Chavín de Huántar y
los pequeños sitios que lo rodean en la cuenca del Mosna.
En la actualidad, Chavín de Huántar parece ser el único centro de poder y complejidad dentro de las
tierras altas de Ancash. La emulación de la iconografía y del estilo Chavín de Huántar por otros sitios
de las tierras altas de Ancash da cuenta de su carácter especial y su importancia a nivel regional.

Chavín de Huántar dentro del marco Pan-regional: Polities igualitarias y el Horizonte Chavín
La emergencia de Chavín de Huántar como centro regional dominante a finales del Período
Inicial y en el Horizonte Temprano tuvo un desarrollo paralelo similar en el resto de las tierras altas
del norte y las partes altas de las cuencas costeñas adyacentes. Algunos centros regionales más
importantes fueron Pacopampa en Chota, Layzon en Cajamarca, Kuntur Wasi en el valle medio del
Jequetepeque y Pallka en el valle medio de Casma. No hay evidencia de que Chavín haya sido un
imperio o un estado expansivo, pero hay vasta evidencia de interacción entre Chavín de Huántar y
estos centros, tanto en términos de intercambio de productos como de emulación del estilo.
Uno puede hipotetizar que estos centros, cada uno capital de una pequeña polity (“entidad política”),
competían entre ellos por el prestigio, pero que al mismo tiempo intercambiaban bienes haciendo
regalos y mediante otros mecanismos; Finalmente, el refuerzo de estas relaciones a través del culto
religioso de Chavín de Huántar puede haber jugado un rol importante para consolidar estas relaciones
esencialmente simétricas, como lo refleja la abundancia de cerámica exótica en Chavín de Huántar y
otros centros coetáneos, también parece haber establecido relación con grupos que no que no eran
sus pares en términos de complejidad sociocultural.
Áreas tales como la porción Huamachuco-Quirovilcas-Cajamarca en las tierras altas del norte, o en las
zonas más bajas de los valles de Casma-Nepeña-Santa en la costa central, parecen haber evitado,
conscientemente ser parte de la esfera de interacción asociada con Chavín y produjeron patrones
culturales contrastantes y distintivos que los separaban.
Quizás la mejor evidencia de la presencia del culto Chavín proviene de las representaciones en el
clásico estilo Chavín del templo de las tierras altas, seres sobrenaturales en objetos portables. Su
reproducción en tierras distantes nos habla de una creencia religiosa, una posibilidad que parece
consistente con el modelo de peregrinaje a larga distancia al extraordinario centro en el valle de
Mosna; Chavín como un “culto regional” que corta transversalmente las fronteras étnicas y lingüísticas
reforzando la red económica y social que ya relacionaba a muchos de estos grupos.

Lumbreras, L (1989). Chavín de huántar. El nacimiento de la civilización Andina. (Capítulo 7).


La galería de las ofrendas es un recinto subterráneo que forma parte de la plataforma donde se
encuentra la plaza circular del viejo templo de chavín, en el atrio. Está construida por un largo pasadizo
de 1 metro de ancho y 24 metros de largo, que tiene nueve celdas laterales. En el piso de esta galería
se han encontrado miles de piezas cerámicas rotas, y otros materiales. Se piensa que estas piezas se
rompieron luego de su deposición, por otros agentes que no son sus depositantes, nos daría a la idea
de cómo se dispusieron las ofrendas.
En la galería de las ofrendas han encontrado sobre todo cerámica y huesos, algo de conchas y piedra.
El orden en que se depositaron se ha perdido, los artefactos de piedra eran principalmente recipientes
con algo grado de elegancia, también se observan valvas marinas y un solo artefacto de “Spondylus”.
Lo más novedoso de este sito es la cerámica y los materiales óseos, se abordarán estos dos temas con
posteridad. (Materiales óseos humanos, sacrificios y antropofagia)

La cerámica
La cerámica identificada con “Chavín” procedía de otros sitios, principalmente de la costa. Su primera
descripción, por Tello, fue realiza a partir de material que provenía de Chicama, que se relacionó por
ciertos parecidos iconográficos de las piedras. Larco Hoyle la denominó Cupisnique y otros
arqueólogos la llamaros “Chavín de la costa”, hoy en día entre estos dos estilos se plantean una gran
diferencia.
A sitios en Ancón y Supe, también se les fue asignada cerámica Chavín, pero en ellos sí se hallaron
semejanzas, pero con mezcla de otros materiales anteriores.
En Ica, desde Cajamarca hasta Ayacucho se encontró cerámica negra e incisa, que fue bautizada
Chavín. Actualmente, se plantea que ella solo tiene una conexión con Chavín.
La confusión ocurre porque se denominaba Chavín a una amplia gama de estilos, como si fueran
contemporáneos. En el mismo Chavín se observan fases diferentes, con estilos y conexiones distintas.
El autor en 1966-72, en una excavación, establece dos periodos cerámicos: “ofrendas” y ”Rocas”,
luego Burger, 1975, amplio la secuencia con: “Urabarriu” anterior a “ofrendas”, y “Chakinani”,
también rebautizó la fase “Rocas” a “Janabarriu”.
- Urabarriu 1200-800 a.c.
- Ofrendas 800-600 a.c.
- Chakinani 600-400 a.c.
- Rocas o Janabarriu 400-200 a.c.

En la galería de las ofrendas se plantea que fue una depositación única o simultánea, porque el recinto
fue sellado luego de la puesta de las ofrendas. Las vasijas contenían restos de comida y probablemente
bebidas, estas vasijas no serían simplemente un lote colocado allí sin razón, sino parte de un servicio
para contener alimentos. La calidad de la cerámica en un hecho innegable, aunque no todas presentan
esa característica.
Gracias a la cerámica encontrada en la Galería, se sabe que en Chavín se concentraba una producción
alfarera muy variada. En el análisis, se encontró que coexistieron cuatro de los estilos cerámicos
Chavín, estos se complementaban, pero con de escuelas o talleres distintos. Además coexisten
subestilos Chavinenses, otros de procedencia foránea, permite establecer la importante relación del
centro ceremonial con cajamarca, trujillo y lima, además de Ancash y Huánuco, que aparecen como
territorio nativo Chavín.
En las ofrendas, el estilo Chavín se presenta en las variantes: Ofrendas, Dragoniana, Flora y Qotopukyo.
Cada uno posee su propio rango de formas, tratamiento decorativo y diseño, su confección es tan
difícil que no cabe duda de que fueron creados por personas distintas, con distintos recursos
tecnológicos y artísticos.
La cerámica Ofrendas, que consideran producto doméstico, aparece como una variante de mayor
tamaño, alfarería más ruda, decorada con poca destreza e imitando los diseños y recursos decorativos
de otros estilos. Este subtipo, presenta gran similitud a la cerámica de la costa central, principalmente
en Ancón.
Es una cerámica de superficie negra ahumada, originalmente gris. Presentan de forma dominante
botellas de contorno compuesto, cuerpo usualmente globular y base plana, también cuencos de forma
más variable, en estos la decoración solo cubre los lados externos o el fondo de los cuencos. Hay
algunas botellas con “gollete-estribo”, cántaros y vasos.
La cerámica Draconiana es muy vistosa. Las formas más características son unas botellas de gollete
alargado y de perfil inflexo, con cuencos de lados bajos, la decoración a veces se puede encontrar en
toda la superficie del cuenco. Posee representación de personajes zoomorfo de aspecto draconiano,
osea, atributos saurios, serpientes, peces, etc.
El estilo draconiano presenta una gran difusión y presumiblemente estuvo asociado solo a los templos,
aparece cerámica afín en los valles de Lima, sitio de Huacoy en el valle de Chillón.
La cerámica Floral es muy distintiva, predomina el color negro con superficie brillante, aun cuando la
base usualmente es gris. Predomina en su diseño la “flor de lys”, los dibujos de personajes son escasos,
pero se distinguen jaguares y halcones. Posee áreas más grandes de dispersión: el valle de Chicama,
el valle de Jequetepeque y en Huánuco.
La cerámica Qotopukyo posee un afar gris claro muy característico, también usa cocción oxidante para
obtener colores beige y rojo. Con formas características de botella de cuerpo cilíndrico y contorno
inflexo, frecuentemente con textura “corrugada”.
En sus representaciones se observan huellas plantares felinas, flores símbolos abstractos y otras
figuras. Su dispersión es más o igual de restringida que el estilo Draconiano, el Lima se encontraron
fragmentos y en el valle de jequetepeque unas pocas piezas con formas de botellas afinidad.
Asociados a estos estilos en el centro ceremonial Chavín, se encuentran cerámicas que posee otras
tradiciones estilísticas, los estilos Raku y Wacheqsa asociados a cerámica Cupisnique de la costa norte,
y el estilo Mosna asociado a los valles interandinos de Cajamarca y alto Jequetepeque. Hay piezas
aisladas que se relacionan a los valles de Lambayeque y Jequetepeque; y otros cuya relación no se
conoce aún.
La cerámica Raku es de color gris y esta negreada por el exterior con humo. La forma más característica
es una botella con gollete en forma de estribo de contorno trapezoidal y su decoración presenta una
grabación de la superficie cuando la pasta estaba ligeramente seca. Existen al menos 3 diferentes
estilos que coexisten con Raku.
Cerámica Wacheqsa, junto a la anterior, son afines a Cupisnique. Caracterizada por un alfar rojo
comúnmente decorado con áreas pintadas con grafito negro. Presenta botellas con gollete-estribo de
contorno rectangular, cántaros y cuencos, con figuras geométricas incisas y pintadas o solamente
pintadas. Se caracteriza porque la totalidad de las vasijas son pintadas con grafito, que las dota de
aspecto metálico. Los motivos de la decoración pertenecen a personajes característicos del estilo
Cupisnique de Chicama.
La cerámica Mosna posee un área de dispersión que indica una presencia muy fuerte en los valles de
Cajamarca; encontradas tanto en Huacaloma como en Kuntur Wasi. Es una alfarería sobria, de color
anaranjado claro, pintada con una gruesa pintura roja, con representaciones sencillas y de tendencia
naturalista de aves y serpientes. Se ha planteado anteriormente que esta era una versión temprana
de Moche.
El estilo Puksha, parece estar dentro del grupo de cerámicas afines a Cupisnique, pero no se han
encontrado ninguna pieza al de Galería, a modo que por ahora queda aislada en Chavín. Se asocian
por sus acabados y colores fragmentos de Casma, Sechín, esta cerámica es fina, tricolor, con forma de
botella poco usuales, y cuello largo. Además de este estilo existen otros que presentan una situación
similar.
Después del periodo de la Ofrendas, correspondiente al segundo periodo cerámico de Chavín, entre
“Chakinani” y “rocas” o “janabarriu”. El primero es escasamente definido, mientras que el segundo es
más preciso y posee una gran dispersión, desde Ayacucho e Ica por el sur, hasta Moche y Pacopampa
al norte.
El estilo Chavín-Rocas fue siempre identificado como “Chavín clásico”, aunque también así se lo
concebía al Cupisnique de Chicama. Posee cerámica negra brillante, su decoración presenta 2 círculos
concéntricos sobre un fondo llano, frecuentemente asociado a unos bols de lado convergente.

Las demás ofrendas


La importancia de Chavín recae en sus obras de arte, arquitectura, líticos, alfarería, además de
expresiones menores, como arte en hueso, madera u otros materiales, se observa la manera en la que
operaba el sistema de prestigio y los servicios que ofrece el centro ceremonial al territorio andino.
Vásquez de Espinosa encontró referencias de peregrinos que visitaban Chavín para rendir culto y en
busca de oráculos.
En la galería se encuentran productos de las más variadas procedencias, conchas de mareas cálidas,
peces y mariscos de la costa centro y norte de Perú, frutos y plantas de origen tropical, camélidos.
Estamos frente a un lugar con una población élite, que consumen productos de toda la tierra, aunque
la zona de implantación del templo estuviera en un territorio limitado.
Chavín no presenta un desarrollo independiente, sería el resultado de un proceso de integración
territorial vasto, desde Cajamarca y Lambayeque al norte, hasta la meseta de Junín y los valles de Lima
al sur. No es un producto de integración forzada de mecanismos políticos o guerreros, este es un
centro de cohesión y convocando, cuya fuerza y causa debe estar en el poder predictivo y la sabiduría
de quienes se asentaron allí. Se plantean a estos pobladores como descendientes de una tradición
pesquera y de agricultores de la costa de Lima, Ancash y Trujillo-Lambayeque y agricultores de los
valles templados y los páramos de Cajamarca, Ancash y huánuco, y también pastores ”Llakwash” de
las punas del sur.
No solo se presenta evidencia de arte refinado y una extensa red de relaciones, sino también los restos
de prácticas crematorias, sacrificios humanos hallados en contextos específicos.

Ofrendas de hombre y animal: antropofagia y sacrificios humanos


Los restos no artefactuales de la Galería se compone de huesos y conchas de animales, de los más
variados tipos y procedencias. Presentan características generales: estar fragmentados de modo
mayoritario, haber tenido contacto con el fuego y encontrarse dispersos en la galería, celdas y el
pasaje central (con mayor concentración), mezclados con cerámica rota.
Los huesos no aparecen en un orden visible, al igual que la cerámica, además se observa mediando
con características de aspecto, fragmentación, distribución entre otros, que los diferentes restos
presentan un tratamiento particular asociado, y presuponen una función particular de los restos en
contextos generales de las ofrendas y rituales que les da origen y forma.
La relación establecida entre los fragmentos humanos y los de animales presumiblemente utilizados
para la alimentación, ya sea su tratamiento o su distribución mayoritaria en celdas o el pasaje central,
llevan a plantear la posibilidad de un canibalismo. Otros sitios presentan características similares con
fechas contemporáneas o ligeramente anteriores o posteriores.
Autores como Feldman (1980) llegan a concluir a partir de exhumaciones que “en vista de la cantidad
de excavaciones y construcciones hechas en el sitio, es que estos huesos representan enterramientos
en el montículo que fueron disturbados por actividades posteriores”; Bonavia (1982) se han
encontrado en sitios costeros del precerámico, gran dimensión de restos humanos en la basura o
restos de construcciones, y llega a la conclusión de que “si bien es cierto que los cementerios en
muchos casos eran respetados, hay muchos ejemplos de uso continuo o re-uso en diferentes épocas.
Pareciera que en el precerámico, con el andar del tiempo se perdió el respeto a los muertos y la
consecuencia nos llevó al caso que estamos observando”. Esto último se basa en los sitios de Huaca
prieta y Huaca negra de Virú.
Otra evidencia podrían ser los entierros excavados por Engel (1963) la pieza por sus hallazgos que se
tratan de “tumbas destruidas o disturbadas. No se encuentran huesos humanos rotos, carbonizados
o cortados”.
Castro de la Mata (1982) examinó 445 restos óseos humanos en los Gavilanes, algunos se presentan
totalmente destrozados, sometidos al fuego, llevándolo a pensar en planteamientos similares al
anterior, asociando a los restos carbonizados a fogatas realizadas en el suelo.
Meldy Shimada (1982) registra 107 fragmentos de huesos humanos mezclados en la basura del sitio
Huacaloma, en el valle de Cajamarca. Se presenta una gran cantidad de cráneos en relación a otros
huesos, algunos restos presentan rasgos de roedores o dientes de carnívoros. Pocos de los restos
óseos presentan una articulación clara, supone que muchos de ellos fueron desechados con restos de
carne y roídos posteriormente por caninos; Posteriormente (1985) presenta 17 huesos de niños,
jóvenes y adultos en donde se encontró una clavícula con los extremos claramente cortados. La
proporción más grande de huesos humanos fue encontrada en la época de Huacaloma tardío, que es
contemporáneo a la Galería de las ofrendas.
Inferencia de Max Uhle?
Evidencia de hábitos caníbales, en la excavación de R. Matos y J. Rick en el altiplano de Junín, la cueva
de Pachamachay, se encontraron restos humanos relacionados a cerámicos, y ninguno similar en el
precerámico.
Excavaciones realizadas por Burger (1984) recoge cráneos y un entierro de un niño.

La galería de las ofrenda presenta asociaciones recurrentes a las examinadas, con excepción de la
matriz que los contiene y los componentes específicos. El estado de los huesos varía según su
estructura, por ejemplo los huesos planos casi todos están destruidos, mientras que las manos y pies
se encuentran frecuentemente completos. Mientras que otros sitios estos huesos se encuentran en
los basureros, en Chavín se hallan colocados intencionalmente, en conjunto a restos humanos, fina y
selecta vasija de cerámica, objetos de piedra, adornos y utensilios.
Chavín presenta una relativa escasez de elementos craneales, y posee gran volumen de huesos de pies
y manos.
En la galería lo característico es que los huesos presentan huellas de contacto con el fuego, que llegan
al punto de calcinación, además se observa en un mismo elemento diferencias a nivel térmico, marcan
el alejamiento y/o acercamiento de determinadas secciones. Se presentan diferentes condiciones de
quemado para los huesos y múltiples características de esto, además se observa que algunos de ellos
fueron calcinados con tejido sobre ellos.

Pozorski T. y Pozorski S. (1987). Chavín, el periodo inicial y el horizonte temprano.


Introducción
La importancia otorgada a Chavín en los Andes, es comparada a el fenómeno de los Olmecas en
Mesoamérica y se menciona como “cultura madre” de la civilización andina. Las interpretaciones de
Chavín son variadas: una cultura, una religión, un arte-estilo o un imperio; pero con la información
recientemente obtenida llevó a plantear nuevas alternativas.
Julio C. Tello (1929) describe a Chavín con una gran importancia en el desarrollo de la civilización en
Perú, el propone que este periodo posee una extensión y naturaleza similar a la del Horizonte tardío
en el que se presentan culturas Wari, Tiwanaku e Inca.
Otros autores, como Bennett (1939), plantean una mirada más cautelosa, pero luego de la década del
‘40, el fenómeno comenzó a ser aceptado como tercer horizonte. También en la misma época
comenzaron a hallar claramente existencia de culturas precerámicas y cerámicas tempranas (Willey,
Strong y Evans, Cobett).
En base al marco cronológico propuesto por Rowe (1920), y refinado por Lanning (1967), la mayoría
de los investigadores comenzaron a aceptar la existencia de 3 periodos para los 3000 años a.c. que
son: Precerámico Algodonero, Periodo inicial y Horizonte temprano.
El Precerámico algodonero se contrapone a un precerámico sin textiles de algodón, y se diferencia del
Periodo inicial por la ausencia de cerámica, “menor” grado de complejidad reflejado en ausencia de
arquitectura monumental y en los textiles. El Periodo inicial es argumentado por la secuencia cerámica
del valle de Ica, el inicio corresponde al ingreso de la cerámica a este valle. Mientras que, el comienzo
del Horizonte temprano está dado por la primera aparición de la influencia Chavín en Ica, y finaliza
cuando la pintura de resina es reemplazada en el valle por pintura policroma con engobe pre-cocción.
Los autores en general plantean que: El inicio del Periodo inicial está dado por la introducción de
cerámica y unos ciertos cultígenos nuevos; A menudo el patrón de subsistencia entre este periodo y
el antecedente es planteado como una continuidad, en la costa recolección de moluscos, pesca y
agricultura en las planicies inundadas de los ríos de valles costeros, se reconoce un aumento gradual
del uso agrícola, posiblemente acompañado de irrigación incipiente. En las tierras altas, se desarrolló
agricultura en combinación a la domesticación de camélidos y cuyes, los asentamientos eran
pequeños y escasos, la densidad poblacional baja pero en incremento, y la arquitectura monumental
se desarrolla a pequeña escala, comparable al periodo anterior.
En el Horizonte Temprano el fenómeno Chavín, considerado un arte-estilo que representa una rápida
dispersión no militarizada de un culto religioso sobre gran parte de Perú, aparece como fenómeno
dominante. Es representada por grandes estructuras monumentales en forma de “U” sobre la costa y
en tierras altas, cerámica elaborada, textiles decorados, junto a otros artefactos de parafernalia y
decoración. En ocasiones la dispersión de este fenómeno fue relacionada con el maíz, que se propone
como la base de los avances culturales en Perú.
Dos esquemas cronológicos:
-Rowe y Menzel (1967): Horizonte Temprano 1400-400 a.c.
Periodo inicial 2100-1400 a.c.
-Lanning (1967): Horizonte Temprano 900-200 a.c.
Periodo inicial 1800-900 a.c.
Reconsiderando el Periodo inicial y el Horizonte Temprano
Realiza un análisis de datos publicados, que revela una cantidad de anomalías (patrones y relaciones
que no coinciden con la reconstrucción cultural de los periodos).

Evidencia cerámica
Los motivos tales como círculos y puntos; empanados en zig-zag plano o dentada; motivos felínicos;
bruñidos; peinados son asociados como marcadores del Horizonte Chavín, Existe claramente una falta
de consenso en la definición de la decoración cerámica entre ambos periodos que no nos lleva a
aclarar la naturaleza de ambos periodos.

El concepto de Horizonte
Por definición un horizonte es un fenómeno de amplia dispersión en un periodo de tiempo
relativamente corto. El problema es que no existe consenso en relación a la duración del horizonte
(van desde 400 años a 1000 años), esta discusión no hace más que complicar la clasificación del
periodo como horizonte

Evidencia radiocarbónica
Es evidente que los sitios con cerámica tempranos de la costa son más antiguos que los de las tierras
altas, en las tierras altas las evidencias de uso de cerámica fueron datadas entre el 1850 y 460 a.c.,
mayormente agrupados alrededor de 1000 a.c. para el Periodo inicial. Mientras que para el Horizonte
temprano se observan fechados desde 1420 a 200 a.c. agrupados en torno a 500 a.c.
El sitio Chavín de Huántar se presenta como centro de culto religioso y arte-estilo, Burger (1981)
plantea que fechas de 1420 y 940 a.c. quedarían exentas del análisis, ya que muestran contaminación
por carbonatos de aguas subterráneas. Correlaciona los fechados obtenidos a los datos de Lumbreras
(1972) planteando fechados de: 850-460 a.c. para ocupación Urabarriu (Periodo inicial); 460-390 a.c.
para Chakinani y 390-200 para Janabarriu (Horizonte temprano); a la fase Janabarriu la describe como
el periodo de dispersión de la influencia Chavín en el aren pan-andina.
Los sitios costeros presentan dataciones de 1090-342 a.c. para el Horizonte temprano, centrado entre
800-700 a.c. y para el Periodo inicial entre 1940 y 570 a.c., concertadas entre 1600 y 1100 a.c.
En el análisis emergen dos patrones, en la costa existe fuerte evidencia para determinar lo definido
como tradición del Periodo inicial (pre-Chavín) dominado por ollas con cuello, 1800 a.c. con 700 años
de duración. En tierras altas las cerámicas poseen formas y atributos similares a los de la costa, y
fueron asignados al Periodo inicial (Kotosh, Chavín de Huántar y Shillacoto; 1000 a.c., algunos 200-500
a.c.), esta cerámica posee características distintas a la costera y evidencia influencias de la región este
de los Andes.
Lo mismo ocurre para el Horizonte Temprano en “relación” con Chavín. Los sitios de la costa presentan
componentes tales como Huaca Prieta y Las Hadas con dataciones de 1000 a.c. Los sitios de la sierra
poseen dataciones de 500 a.c., tal como pasa con el Periodo inicial, poseen rasgos cerámicos similares
y dataciones posteriores a las de la costa.

Análisis de la seriación de Rowe del arte-estilo Chavín


En 1962, J. Rowe propuso una seriación de arte-estilo Chavín para la secuencia del valle de Ica en la
costa sur, utilizando observaciones de la arquitectura y la escultura tallada del tipo Chavín de Huántar,
la llegada de este estilo se relaciona al inicio del Horizonte temprano.
Existen 4 fases en la seriación: AB, C, D y EF (aquellas con 2 letras posibilitan su subdivisión). AB
comienza en el área de Ancash al norte del valle de Ica cerca de 1500 a.c. y llega a Ica alrededor de
1400 a.c., las posteriores se desarrollan durante 700 años.
IMPORTANTE: esta seriación está sesgada porque asume que los elementos Chavín provienen de
Chavín de Huántar, y no cuestiona la seriación original, sin tener en cuenta la evidencia no
iconográfica. (Criticada por P. Roe, 1974)
Rowe observa que las estructuras monumentales talladas en posición original son escasas -El Lazo
representa fase AB en la galería de una estructura en forma de “U”, mitad norte del templo viejo; las
tres piezas del portal Blanco y Negro son asignadas a la fase D que adornan el Templo Nuevo en otra
estructura en forma de “U”; el obelisco de Tello asociado a la fase C y la Estela Raimondi a la fase EF-.
Los puntos de inicio y final de la seriación son las fechas de construcción de sitios.
En los sitios de Chavín de Huántar e Ica, se encuentran evidencias que refutan la seriación propuesta.
Cornisa de piedra in situ en la esquina sudoeste del Templo Nuevo, que no debería estar decorado
antes de fase D, con fechados de AB. También ocurre con otra cornisa asignada a la fase, posicionada
en la esquina noreste del ala sur del Templo Viejo. A esto Rowe propone que los segmentos fueron
reutilizados, en base a argumentos estilísticos.
Evidencia de la mampostería: Tanto el viejo como el nuevo templo presentan fachadas con similares
en diseño y acabados; en el frente el Templo nuevo se distingue 3 tipos de trabajos, piedra labradas
toscamente (base), bandas de piedra más pequeñas toscamente labradas (por encima de la anterior),
y piedra labrada con tamaños similares a la anterior (inmediatamente encima). Aunque casi la mitad
del templo nuevo está “construida sobre el ala sur del Templo viejo”, no se presentan incongruencias
arquitectónicas, este Templo nuevo muestra a los lados trabajos similares en piedra de manera
continua. El ala norte del Templo Viejo muestra en su base trabajos muy similares a los del Templo
Nuevo.
Los paneles de piedra utilizados para delimitar las plazas, circular (Templo viejo) y rectangular (Templo
nuevo), son casi idénticas en tamaño, forma y material, con la diferencia que en la plaza circular se
encuentran felinos tallados. La posición de la escalera nos indica una conexión funcional integral de la
las plazas, esta sería una característica repetitiva en sitios de la costa (Ejem. Huaca de los Reyes en el
valle Moche).

La seriación cerámica de las diez fases de Ocucaje se realizaron en cerámicas no asociadas, la única
evidencia de esta proviene del sitio Cerrillos, algunas de las fases presentan pocas muestras cerámicas.
Según Roe (1974) y Burger (1978), apoyados por fechas radiocarbónicas es planteado que la posición
cronológica para el valle de Ica es tardía y compacta.
El autor plantea que “la iconografía costera de las figuras humanas (Huaca de los Reyes, Moxeke, Cerro
Sechín y Garagay), el felino (Huaca de los Reyes y Punkurí) y las ofrendas monstruosa (Garagay),
reflejan la influencia de la costa sobre Chavín de Huántar, junto a la introducción de la arquitectura
costera (montículos en forma de “U” y patios circulares hundidos) y rasgos cerámicos (botellas con
pico y estribo).

Una revisión del Precerámico algodonero a través de la secuencia del Horizonte Temprano
El gran cambio efectuado recientemente pone en duda la existencia de un “Horizonte temprano”, y
así también los dos periodos anteriores a este. Es necesario un análisis de la secuencia cronológica
Andina.
Propone, partiendo de la seriación de Rowe, modificar la secuencia utilizando las categorías de
Horizonte temprano y Periodo inicial, pero modificando sus divisiones temporales.

Periodo Precerámico algodonero


En la costa peruana, Bird (1948) lo caracterizó con una forma de agricultura incipiente. También Willey
en ese sitio El Áspero (1941), más tardíamente se comprendió la importancia y complejidad de los
modos de vida de este periodo.
El legado de este periodo tiene muchas facetas. Sitios Como Alto Salaverry y Salinas de Chao en la
costa norte, hasta El Paraíso en la costa central en donde existen evidencias de nivel organizacional
más allá del igualitarismo, reflejado principalmente en los montículos de los templos, arquitectura no
doméstica, manifestaciones textiles y lapidarias.
Existe un rango de rasgos compartidos como la tecnología de la explotación marina, paralelismo de
las formas arquitectónicas y de la manufactura textil. Por esta razón Engel (1963-66) postula un
“horizonte” Precerámico algodonero para la costa, pero estos rasgos parecen resultado de una
extensa red de comunicación (no lazos políticos o religiosos), en la sierra sitios como Kotosh, Huaricoto
y La Galgada han compartido ciertas formas arquitectónicas precerámicas.
La red de comunicación parece haber propiciado el surgimiento de comunidades grandes y
uniformemente espaciadas, con derecho a los recursos y/o fuerzas de trabajo de zonas específicas de
la costa y la sierra. Parece que los valles fueron ampliamente utilizados para cultivo, con sitios
tempranos diversos y abundantes; mientras que en tierra adentro son más pequeños y raramente se
han preservado.
Periodo Inicial
Fue considerado como la continuación del periodo Precerámico con la adquisición de la cerámica y el
maíz; También se asociaba las estructuras monumentales e iconografía al Horizonte Temprano y a
Chavín. Pero esta mirada ha cambiado para conocer la complejidad del periodo.
En la costa central y norte se evidencian una serie de avances en relación al Periodo Precerámico,
Principalmente la aparición de agricultura con irrigación y la cohesión social reflejada en la
construcción de estructuras arquitectónicas monumentales, comúnmente adornadas con frisos de
adobe. El fenómeno de la irrigación no fue sino la suma de la experimentación del Periodo
Precerámico.
Los sitios más grandes están ubicados tierras adentro, cerca de lugares apropiados para la irrigación y
construcción de canales; Los sitios de la costa están ubicados cerca de los recursos marinos. En el valle
de Moche se evidencia el incremento de la abundancia y tamaño de los cultígenos, asociados a
evidencia de irrigación. (El maíz no posee gran importancia entre estos cultígenos)
Los asentamientos generalmente presentan estructuras en forma de “U” y orientados hacia la parte
más alta del valle (¿respeto a la fuente de agua?), todos están construidos por la labor cooperativa,
de una presunta población local o regional. Los frisos que adornan los templos en Limincarro en el
valle de Jequetepeque; Huaca de los Reyes en el valle de Moche; Punkurí y Cerro Blanco en el valle de
Nepeña; Sechín alto, Templo interior del cerro Sechín y Moxeke en el valle de Casma; y Garagay en el
valle de Rímac sugieren que la motivación de estas construcciones monumentales y sus redes de
irrigación asociadas eran de naturaleza religiosa.
La cerámica de la costa presenta rasgos generales como el énfasis en la decoración plástica y el
predominio de formas de ollas con cuello. La arquitectura de los valles de la costa también presenta
estructuras comunes, formas monticulares, adobes cónicos y piedras colocadas en holgadas bolsas de
cañas. Este periodo también evidencia cambios en los patrones de asentamiento.
Entre estos asentamientos emerge la idea de una “horizonte” más marcado que el periodo
subsiguiente, pero no se registran políticas coercitivas a nivel pan-regional. La gran cantidad de
aspectos comunes se atribuye entonces a redes de comunicación provenientes del periodo
Precerámico, aunque en el periodo que nos atañe existen evidencias de cierta emergencia de centros
políticos regionales.

El surgimiento de unidades políticas regionales


El surgimiento no se podría catalogar para todas las regiones con un fenómeno sincrónico. Los
montículos tempranos así como la concentración de montículos en la tierra alta son considerados
centros de unidades políticas extensas, y sugiere que los centros de las principales entidades políticas
tempranas estaban en los valles de Cansa, Moche, Supe y Chillón-Rímac sobre la costa y posiblemente
también algunos en la sierra. Existen otros rasgos como la arquitectura, iconografía, cerámica y límites
geográficos que indican las áreas que constituyen estos centros. La cerámica y la arquitectura son
postulados como los cuales reflejan la emergencia o estabilidad de límites políticos.

La unidad política del Valle de Moche


Al norte, el complejo Caballo Muerto (8 montículos) es interpretado como un centro político que
“dominó” los valles hacia el norte, como el de jequetepeque y hacia el sur como el valle de Virú. Con
montículos de estructura en forma de “U” con alas, mientras que las plazas circulares hundidas fueron
frecuentes en el Precerámico no se incorporan en el Periodo Inicial. El poder político de Moche se
correlaciona con la iconografía local, los frisos de Huaca de los Reyes y el estilo cerámico Cupisnique.
La unidad política del Valle de Casma
Constituye el centro más grande conocido, el complejo del montículo de Sechín Alto, que constituye
una entidad política a nivel estatal. El sitio se asocia además a Sechín Bajo y Taukachi-Konkan en el
valle de Casma; además de Las Haldas, en la costa.
Presenta uso de patios circulares hundidos, se presenta bastante estandarizado. Se podría conocer el
área de influencia que abarca desde el norte (Chao) y al sur (Haurmey). La reconstrucción de frisos
sugiere que sus representaciones iconográficas en cierto tiempo coinciden con las de Huaca de los
Reyes en el complejo de Caballo Muerto.

La unidad política del Valle de Supe


Es difícil conocer el límite norte de esta unidad, por la presencia de plazas hundidas circulares
(característica importante), y la escasez de estudios el valle de Huaura y Chancay. La gran cantidad de
montículos en el valle de Supe, y su disminución en valles cercanos, son la base del planteamiento de
este como un foco de poder en la zona.
Sitios como El Áspero y Piedra Parada son planteados como fuente de la fuerza de trabajo, la
organización política y los rasgos arquitectónicos que se ven reflejados en la construcción con
cerámica temprana tierra adentro de Supe.

La unidad política del valle de Chillón-Rímac


El tamaño de montículos como La Florida y Garagay, son la base para plantear la importancia de la
concentración de poder y movilización de labor en el sitios El Paraíso.
Los montículos en forma de “U”, los patios circulares enterrados son elemento significativos. Los
murales de Garagay constituyen un rasgo importante ya que, como en Moche y Casma, pueden estar
relacionados simbólicamente con la base del poder de
Chillón-Rímac.

Tierras altas
En la región central, ocupaciones como Huaricoto y Kotosh, son excrecencias de asentamientos
precerámicos. La cerámica muestra una clara influencia de la floresta, la arquitectura es caracterizada
por la presencia de habitaciones rectangulares, hundidas y de esquinas redondeadas, nichos con uso
de pozos de ventilación.

Periodo Temprano
Esta datado entre el 900 y 200 a.c., es el más fragmentado de los tres Periodos tempranos en muchos
aspectos. Las unidades políticas continuarán vigentes, mientras que algunos rasgos, como la
decoración plástica o la red de comunicación fueron desintegrados. Se optó por abandonar el término
“Horizonte” planteado por Rowe.
En la costa, los montículos tempranos que constituían a este “Horizonte”, son considerados más
tempranos aún.

Unidades políticas desde las tierras altas nor-centrales a la costa


La mayor información recolectada proviene del valle de Casma, invadido por un grupo de la sierra
alrededor de 1000-900 a.c., donde un grupo militarista de las tierras altas introdujo elementos
radicalmente diferentes, arquitectura, cerámica, vegetales comestibles y animales truncando el
desarrollo local. Esto conlleva la fortificación de la colina desde el norte, hasta el valle de Virú; las
invasiones provendrían de tierras adentro.
Se diseminaron fuera de los límites rasgos cerámicos y otros artefactos (moler ma pizarra), que nos
lleva a pensar en la comunicación con unidades políticas al norte en el valle de Moche y al sur en
Kotosh. Estos grupos militares, pudieron usar rutas viejas del Periodo Inicial, incorporan un gran
segmento de las tierras altas y la costa de la unidad política. (Similar proceso ocurre en Horizonte
medio con Wari-Tiwanaku, y el Inca del Horizonte tardío)
Desde las tierras altas hacia la costa

Chavín de Huántar
Pudo haber existido un grupo políticamente unificado, pero no el que se la ha atribuido. El sitio Pallka
en el valle de Casma comparte similitudes arquitectónicas y cerámicas, y dos sitios en contacto por
medio de la vía natural del Callejón de Huaylas, desde la Zona de Pallka y el drenaje de Casma. Chavín
actuaría como amalgamador de anacronismos más que determinados de ideas, relaciona los
montículos con forma de “U” y patios hundidos provenientes de Casma, así como los cerámicos del
grupo que devastó Casma, compartidos por Chavín de Huántar y Pallka, que se reconocen como
receptores.

Unidad política del valle de Moche


En Caballo Muerto se continuó la construcción de montículos y además se establecieron valle arriba
otros sitios como Puente serrano y Menocucho, posible respuesta a conflictos políticos con la sierra.
En el periodo Temprano fueron construidas, al sur de la unidad, fortalezas, para resistir al grupo que
conquistó Casma se produce la unificación y el incremento de su extensión.

Al no contar con información de las unidades políticas de Supe y Chillón-Rímac, se asume que
continuaron su desarrollo sin cambios. No hay evidencia de sitios fortificados en la zona.

Periodo Intermedio Temprano…

Conclusiones
El análisis revela que Chavín no puede ser vista con “cultura madre”, la fundación de la civilización
andina y el desarrollo del estado yace en el Periodo Precerámico algodonero, surgen redes políticas
separadas en la costa, y jefaturas en tierras altas.
La formación del estado temprano surge en el Periodo Inicial a lo largo de la costa norte y central, con
unidades políticas en los valles de Moche, Supe y Chillón-Rímac, en donde también existen dos redes
de comunicación aisladas por las cuales se dispersan ideas relacionada tecnología, producción
cerámica y arquitectura.
El Horizonte Temprano es visto como un momento de disrupción de las viejas redes de comunicación
y la unidad política de nivel estatal. En la costa norte, la unidad política del valle de Casma es diezmada
por un grupo militarista de las tierras altas.
El fenómeno Chavín aparece en el Horizonte Temprano y cubre un área limitada en la costa nor-central
de Perú. Chavín de Huántar es considerado un receptor de la influencia de otras regiones al este y al
oeste.
En conclusión el Horizonte temprano se presenta con una naturaleza disruptiva, y debido a su
magnitud temporal este debe denominarse más bien Periodo Temprano.

Trabajo práctico 3
Bibliografía general.
W. Conklin y E. Moseley (1988). Los patrones de arte y poder en el periodo intermedio temprano.
El periodo intermedio temprano, designa a una unidad temporal entre 300-400 a.c. y el 500-600 d.c.
estos periodos representan un “remanso” entre los horizontes tanto para Uhle como para Rowe. Cabe
aclarar que en los intervalos de los períodos de unificación y diferenciación solo son una cuestión de
énfasis; en ningún periodo de unificación dejó de haber diferencias en los elementos entre las
provincias; y en los periodos de diferenciación no dejaron de haber elementos comunes entre los
valles.
También fue acuñado: “Periodo de los maestros artesanos”, por Bennett y Bird (1960). Mientras que
Lumbreras (1974) lo describe como “Periodo de los desarrollos regionales”
Herramientas de análisis, se utiliza la noción de “patrones”, para evaluar las similitudes entre las
regiones, ya que es la configuración formal de la cultura material en cualquier escala. Son distinguibles
y localizables:
-Patrón de asentamiento
-Patrones de caminos
-Redes de irrigación
-Patrones de arte (geoglifos)
-Planeamiento de establecimientos y diseño urbano
-Forma y características de las pirámides
-Distribución y tipo de viviendas
-Morfología cerámica
-Textiles, Etc.

El problema en la comparación es que los datos arqueológicos del Perú no han sido resultado de
iguales condiciones de preservación, ni de interés desde la comunidad arqueológica.
El comienza del PIT es la disolución del Horizonte temprano, disolución de la unidad del culto Chavín,
grandes complejos arquitectónicos asociados al culto fueron abandonados (Ejem: Caballo Muerto,
Valle de Moche; Cerro Sechín, Valle de Casma; Garagay, Valle de Rímac; Mina Perdida, Valle de Lurín),
en Chavín se detuvo la construcción y siguió siendo un centro de peregrinación.
La Cuenca del Titicaca se mantuvo independiente de la influencia Chavín, las tierras altas del sur
presentan sus propias características para el PIT. Ni los Patrones arquitectónicos Chavín, su cerámica
o textiles se distribuyeron de manera idéntica; La evidencia nos lleva a pensar que la costa sur fue más
influenciada por el ere del culto Chavín que por su poder organizacional.

Área Costa norte


En los comienzos del PIT, la agricultura de la sociedad andina ya estaba establecida, ya se había
domesticado la mayoría de las plantas características, ocurre el reemplazo del algodón por otras
fibras, las técnicas cerámicas avanzas rápidamente y los camélidos estas evidenciados en la costa.
El Valle de Moche presenta una continuidad desde el HT hasta la actualidad, con hiatos por las
condiciones de preservación (valles de Chacama y Virú, brindan información de la continuidad durante
esos hiatus). El estilo cerámica Salinar nos brinda información de la continuidad de Moche, además de
visibilizar representaciones realistas de la vida cotidiana.
La cultura del Gallinazo, sitio Tomaval, se presenta monumento de adobe fortificaciones con cerámica,
aldeas con plazas y pequeñas pirámides, con uso del pelo de camélido y tintes. Esto puede dar cuenta
de la evolución que tuvo en Moche, aunque carezca de tanta evidencia.
Durante el PIT en Moche se observa la construcción de dos monumentos de adobe (Huaca del sol y de
la luna), estas construcciones se realiza en varias capas, interrumpidas con periodos de uso, y labor
cooperativo de construcción. Por los hallazgos encontrados alrededor de la Huaca del Sol, se plantea
que esta poseía funciones mundanas; Mientras que la de la Luna, tenía funciones más sagradas. Las
pirámides se asocian al estilo mochica y a las mayores expresiones en la cerámica, textiles y murales.
La hegemonía cultural y los patrones arquitectónicos Mochicas se detienen en el Valle de Nepeña, en
donde surgiría la tradición social del Cerro Sechín hasta el Valle de Casma.
Al norte del valle de Chicama los eventos del PIT son menos comprendidos, En el valle de
Jequetepeque el sitio de Pacatnamú presenta los primeros niveles de ocupación para el fin del PIT
(cerámica y textiles Michicas). En el valle de Lambayeque, se presenta la cerámica Mochica tardía, y
otras evidencias tardías asociadas a los complejos arquitectónicos de Pampa Grande (una capital
próspera de un Imperio Moche en decadencia). El Valle de Piura, donde aparece la cultura Vicús y se
observan elementos Mochicas en las tumbas (cerámicas y elementos de metalurgia). El valle de
Galindo se constituye como un centro administrativo de la cultura Moche, que es abandonado en el
fin de PIT.
En el valle de Moche el centro del poder presenta una localización variable, siempre relacionado al
sistema de control de la distribución de agua. (Relación con valle de Santa)

Área Costa sur


En el valle de Ica se desarrolló la seriación temporal de Rowe (1967), buscando una escala objetiva de
la ubicación de los datos arqueológicos. El PIT es definido por la fase tecnológico-estilística, reemplazo
de cerámica pintada policroma por pintura con resinas; ese periodo es subdividido también en varios
periodos en relación a la cerámica.
La división de la cerámica de Nazca promueve pistas del patrón de organización de los asentamientos,
irrigación, arquitectura, patrones de agricultura, entre otros. Contiene aspectos artísticos, cerámicos,
textiles y geoglifos; sus textiles presentan una gran calidad y preservación que en toda el área andina,
diseños que comenzaron desde el HT.
En el PIT se vislumbra la ocurrencia repetida de envoltorios funerarios de fibra de alpaca,
relacionándose con las interacciones comerciales con las tierras altas.
Dawson (1964) distintas etapas cerámicas:
-Nazca Y: continúa los temas míticos textiles de Paracas, y se introducen animales no míticos y frutas.
Gradual secularización de la cultura, alejamiento de terrores demoníacos de los Paracas.
-Nazca II, III y IV: “monumentales” por el poder de su arte, ausencia de grandes detalles, figuras de
demonios y animales. Con la mayoría de los restos de arquitectura extensos de la cultura Nazca.
-Nazca V: con Cabezas demonio y hombre, nuevas formas cerámicas.
-Nazca VI y VII: Estilo “proliferan” más elaborado con relleno del fondo; influencias de la costa norte,
estas influencias no aparecen en la cultura lima de la costa central, vía marina.
-Nazca VIII: Ruptura de los motivos, figuras disyuntas humanas y demoníacas; secuencia interrumpida
por la influencia de las tierras altas en el inicio del HT.
Sitos: Dos Palmos (Valle de Pisco) viviendas rectangulares con plazas abiertas; Tambo Viejo (Valle de
Acarí); Cahuachi (Valle de Nazca) con terrazas y pirámides, áreas de enterramiento y murallas, Gran
templo, con 20m de altura. Centro ceremonial o de poder, con posible influencia en otras áreas del
valle.
Los geoglifos de la Pampa de Nazca se efectuaron por medio de barrido de la superficie oxidada del
desierto, revelando la parte inferior de otro color. Aparecen Distintos patrones en relación a las
cronologías, los incisos de la cerámica. Las más tempranas: dibujos figurativas (Paracas) y tejidos
tempranos (Nazca); Los más tardíos: largos triángulos, delgados y trapezoides. En algunos puntos estas
líneas parecen estar organizadas a un punto focal, que lleva a pensarlos como marcas memoriales o
con significados calendáricos.

La sierra central y sur


El PIT fue la matriz primaria en donde se desarrollaron muchos grupos culturales independientes. Se
identifican cuatro áreas:
-Cuenca de Ayacucho-Huanta.
Asentamientos comienzan en PIT, relativamente pequeños, que luego parece coalescer patrones de
poblados. Se reconoce un patrón hacia el urbanismo (evidente en la subsiguiente cultura Wari).
La cultura Huarpa, sitios pequeños e irregulares, a excepción de Ñahuinpuquio, situado en una colina,
pudo haber sido una ciudad con casas, calles y terrazas asociadas, y canales pequeños, con cerámica
que presenta influencias Nazca. Desaparece con el HM.
-Valles de Andahuaylas.
Más al sur que el anterior, valle rodeado por crestas montañosas en donde crece maíz y se cultivan
tubérculos. La ganadería de camélidos se encontraba en desarrollo, no se observan construcciones
defensivas.
-Valle de Urubamba
Más al sur aún, en el PIT se da el estilo cerámico Chanapata, asociado a terrazas construidas con
paredes de piedra y moradas semisubterraneas. Patrón de asentamiento y posición ecológica marca
una continuidad con los habitantes de la zona durante el periodo inicial, Con una economía basada en
ganadería de Camélidos.
-Cuenca del Titicaca
Está en la posición más al sur de la sierra, en un lago de alta montaña (3800 msnm, rica fauna acuática
y plantas tipo junco), este lago y sus valles permitieron la utilización de recursos con un patrón
especial, y permitió el desarrollo de los Chiripa, Pukara, Tiwanaku, Wari e Inca-Cusco.
En el sitio Chiripa, se observa un importante centro ceremonial a 500m del lago. En sus niveles más
bajos (1350 - 850 a.c.) se evidencia relativa importancia al lago, con caparazones, huesos de aves y
peces, instrumentos textiles y evidencia de llama, alpaca, guanaco y vicuña. Después del 900 a.c.,
ocurre la construcción de un templo con paredes de piedra, sobre un montículo cuadrado, con casas
subterráneas en su interior. Luego del 600 a.c., construyen 16 recintos a los lados de un cuadrado y
una casa especial a los lados; construcción altamente desarrollada y especializada, se combinó piedra
y adobe, paredes estucadas y pintadas; asociados a los recintos aparecen plazas hundidas de carácter
sagrado, con estelas en su centro.
La elevación de este sitio nos lleva a plantear las bases para la arquitectura tardía de la tradición de
las sierras meridionales y los comienzos de su tradición escultórica. (Accesos escalonados en
Tiwanaku; Nichos incisos de la puerta del Sol; los característicos nichos de piedra de la arquitectura
Inca; los umbrales de los Jambas dobles de las puertas de entrada incas; Muros perimetrales Incaicos).
La presencia de camélidos e instrumentos textiles (y la ausencia de algodón) en Pukara y Tiwanaku,
nos hace sugerir un antecedente en Chiripa. Se plantea que Tiwanaku presenta una historia
compartida con Chiripa, que se disocian para el PIT. Chiripa pudo ser abandonado o destruido, en uno
de sus límites se construyó un templo similar al templo subterráneo de Tiwanaku.
Pukara al norte del lago, es otro centro cultural importante; con largas habitaciones de piedra con
bóvedas para enterratorios. Su cerámica se elaboró con decoración incisa junto con figuras
modeladas, textiles con colores y motivos similares a los de la cerámica, se propone que el arte Pukara
precede a Tiwanaku, y a su vez es más desarrollada y elaborada que Chiripa.
Tiwanaku, originada en PIT, posee mayor poder y expansión durante el HM. La evidencia sugiere una
ciudad ceremonial grande, los valles circundantes muestran evidencia de agricultura, asociado a
cerámicas Tiwanaku. Sin duda fue el lugar de una gran población, templos y rituales; desde Tiwanaku
se genera el fenómeno que marca el inicio del HM.

Silva Sifuentes (2000). Historia del Perú (capítulo 7).


Desarrollos Regionales
Este periodo también fue denominado Intermedio Temprano, inicia aproximadamente en 200 a.c.
hasta 550-600 d.c. según Rowe, relacionado a estilo “Blanco sobre Rojo”. Uhle denomina a las culturas
protoides del litoral y plantea erróneamente que provienen de Centroamérica, estilo al que se apega
Tello.
En 1948, Larco identificó la cultura moche en Auge. Willey divide este periodo en 3 etapas, Blanco
sobre rojo, Horizonte negativo y Clásico regional.
Willey y Phillips (1955) plantean que esta época se da lugar al comienzo del urbanismo en américa,
representado en Teotihuacán, México y Gallinazo III, en el valle de Virú.
Evidencias características de esta etapa, como la arquitectura pública, desarrollo artístico avanzado
(murales, alfarería, metalurgia), diferenciación social marcada, jerarquización de deidades, escritura
(en México), comercio a larga distancia de objetos exóticos y materia prima. Los mayores cambios
ocurridos en esta época se relacionan a la organización sociopolítica. Para Lanning, esos cambios
expresan el crecimiento poblacional (logrando su máximo poblacional antes del imperio Wari). 2
millones de personas
El desarrollo sociopolítico no fue homogéneo, en algunos sitios avanzó hasta el surgimiento de los
estados (como en la costa norte y el altiplano). Krader, Wright, Flannery y Marcus caracterizan los
sistemas estatales como centralizados, especializados, jerarquizados e internamente diferenciados. La
organización administrativa especializada se detecta por medio de los patrones de asentamiento
regionales, presentan varios niveles, una capital o sede del poder; centros secundarios (con evidencia
de administración); y los centros de tercera o comunidades.
Con la ocurrencia del estado, también se presentan patrones domésticos y residenciales, ya que los
líderes poseen la capacidad de erigir grandes obras tanto públicas como residenciales, pueden
imponer tributo, financiar guerras y reclutar soldados. El carácter regional del estado se infiere a partir
de la regularidad arquitectónica, artística y religiosa; se debe conocer la existencia de una ideología
integradora, una concepción del mundo y de la vida que no se manifiesta en la arquitectura. Para
Flannery (1972) el estado es un sistema cuya complejidad se mide por su segregación de (funciones
especializadas) y su centralización (gobierno con una sede), además de su capacidad de deshacerse o
absorber otros temas que se interpongan.
Las ciudades, son un fenómeno de complejidad sociopolítica, consolidación de instituciones como
entes formalizados y de derecho administrativo que cumple determinadas funciones relacionándose
entre sí, dependientes de una autoridad centralizada. Lanning plantea que las primeras ciudades
aparecen en el intermedio temprano, con sistemas de riego en la costa y la sierra, la guerra,
asentamientos fortificados, y aumento poblacional.

Sociedades o culturas representativas


La arquitectura, la cerámica, los tejidos y los patrones funerarios revelan la ocurrencia de culturas
regionales a lo largo de la costa y la sierra peruanas, algunas de las sociedades más estudiadas son:
Cultura Cajamarca. Estudiada por Reichlen que la caracterizó como civilización, desarrollada entre
Chavín e Inca, dividida en: Torrecitas-Chavín, Cajamarca I y II (desarrollos regionales), Cajamarca III
(asignada a Wari), y Cajamarca IV-V (estados regionales e Inca).
-Cajamarca I. con 100 a.c. en el cerro Callampoma, presenta cementerios huaqueados con entierros
en cámaras de piedra, cajas de pequeñas dimensiones. Su alfarería presenta pinturas rojas, trazos
geométricos de colores negro o naranja, sobre la base natural. Las viviendas están en lugares
protegidos, laderas y cumbres de los cerros; eran agricultores con gran consumo de maíz.
-Cajamarca II. En cerro Chondorko, con cerámica de caolín, decoración geométrica con serpientes,
batracios, aves y gatos; color negro, rojo, naranja y blanco sobre la base natural.
Los relieves en piedra y chullpas presentes, se relacionan a la cultura Moche y Recuay, por lo que se
plantea un vínculo cultural entre las regiones. Se plantea por los modos de decoración de la cerámica
diferentes relaciones control valles y cerros.
Cultura Recuay. Propuesto por Mariano Macedo, también denominada Huaylas por Lanning, o
Huaylas-Marañón por Tello. Su centro de desarrollo se posiciona en el callejón de Huaylas,
apareciendo en los valles de Huarmey, Casma, Napeña, Lacramarca y Bajo Santa; se incluye Pallasca,
valle del Mosna y quizás Marañón.
Para Tello la cultura serrana presenta una base agrícola, con una fina alfarería hecha en caolín,
esculturas líticas naturalistas de seres humanos y animales, y cámaras funerarias de piedra. Larco
(1960) propone que presenta raíces costeras, de los valles de Virú (relacionado a Moche) o Gallinazo.
Además planteó que esta cultura presentó influjos de Cupisnique y Salinar (Trujillo) por el uso de
estribos, decoración modelada de animales y humanos. Se encontraron piezas de Recuay en Pur Pur
y Tomaval del valle de Virú y valle de Chao.
La cerámica, esculturas líticas y entierros son algunas de las características más particulares de esta
cultura. Presenta combinación de varios colores y emplean técnicas en “negativo”, con grecas,
paneles, gatos, serpientes y aves naturalistas. Lanning divide en Huaylas medio, con decoración en
“negativo” y tricolor; y Tardío, que es crema y “negativo”. Grieder en base a la excavación de Pashash,
planteo 3 etapas: Quinú (hasta 310 d.c., relacionada a Blanco sobre Rojo), Recuay (310-600 d.c.) y Usú
(600-700 d.c., no presenta diseños Recuay).
Escritura lítica, se hallan relieves en alto o bajo en bultos, con representaciones de hombres con
mazas, escudos cuadrados y tocados; mujeres con trenzas y capas; personajes flanqueados por dos
felinos o aves; felinos; o gatos. Schaedel divide en Pre-Recuay (asignado a Blanco sobre Rojo, con
elementos Chavín), Recuay (con tipos Aija [estatuas con formas prismáticas de 1m, con énfasis en las
cabezas] y Huaraz [seres humanos con piernas cruzadas y pies a los lados, con cabezas trofeo y
escudos]), y Huántar (diminutivo [estatuas de 50cm, tallados a los lados con brazos y piernas
delgadas]).
El patrón funerario con mausoleos de piedra plana, entierros individuales o múltiples en bases de
galerías o pasadizos. Las ofrendas incluyen ceramios, objetos de cobre, diademas (como coronas).
Los patrones de poblamiento y las relaciones externas. El núcleo de Recuay está situado en el callejón
de Huaylas, se conoce que presentaba jerarquización organizada por medio de los restos de Pashash.
Los asentamientos tienden a posicionarse en laderas o cumbres de los cerros del callejos. Los Recuay
se proyectaron más allá del callejón, teniendo contactos con los vecinos Moche, aunque no se cree
que fueran cordiales.
Cultura Huarpa. En la cuenca de Ayacucho, el río Huarpa localizado al sur del río Mantaro, según
Lumbreras la población se circunscribe a la cuenca de Huarpa, extendiéndose hacia el este.
Huarpa presenta una gran capacidad para el manejo de los suelos frente a condiciones ambientales
difíciles, escasos recursos hídricos, relieve accidentado y desfavorable para el cultivo. La incorporación
de nuevos terrenos para el cultivo se logró por el nivelado de las laderas del cerro y la construcción de
terrazas y andenes con muros de piedra. En búsqueda de ganar terrenos para los cultivos construyeron
estas modificaciones de las laderas, y se asentaron en la parte superior de los cerros. También
destacan otras construcciones hidráulicas como las cisternas y canales de Quicapata, asociado
también a reservorios en las laderas. Las viviendas presentan formas irregulares y se adaptan al
terreno de los altos del cerro.
Las tumbas se realizan en fosas en el suelo y algunas presentan dos cerámicas de ofrenda junto a la
cabeza; puede haber entierros secundarios.
La alfarería presenta decoraciones basadas en trazos lineales y geométricos de color rojo y negro sobre
la superficie blanca, coexisten con éste Caja y Kumun Senqa; luego al finalizar Huarpa, surge Cruz Pata.
Lumbrera dividió su cerámica en varias etapas: Fase A (Huarpa fino: cuencos de perfil en S, líneas
negras y rojas. Y Huarpa Caja: de color naranja con motivos marrones, líneas onduladas hasta en el
interior), Fase B (decoración de tres bandas paralelas, central continua y color rojo, se asocia al estilo
Kumun Senqa caracterizado por el englobe oscuro), Fase C (tipos Negro sobre Blanco, con
decoraciones geométricas, líneas gruesas. Y Cruz Pata, con colores negros, blancos, naranja y gris
sobre bases de blanco, crema, rojas. Motivos curvilíneos y círculos espirales [vinculado con Nazca]),
Fase D (se mantiene el tipo Blanco sobre Negro; Otros con engobe naranja brillante y decoración de
plantas y animales, apéndices ondulantes e imágenes radiales; y Cruz Pata [con relación a Nazca
tardío])
Culturas de la zona Jauja-Huancayo. Existen patrones de poblamiento y de la alfarería para los
desarrollos regionales de esta área, pero no se ha asignado un nombre a estos emplazamientos.
Tanto la zona de Juaja como Tarma fueron foco culturales importantes con cierta continuidad, este
sector presenta mayor continuidad ocupacional en relaciona a el tramo de Tarma-Junín. El tramo
Juaja-Tarma presenta relativa homogeneidad alfarera (la de Junín es diferente). Parece que el
pastoreo tuvo un modesto desarrollo y el foco de subsistencia se encuentra en el cultivo a 3500 msnm,
en el piso del valle; Existe una concentración de los asentamientos cercanos a los pisos del valle (tanto
Tarma como Juaja), aparentemente vivían en paz (por la ausencia de fortificaciones).
Browman (1960) divide la alfarería en: Uchupas (50-300 d.c.) con figurinas, un sistema de construcción
de plataformas bajas (reemplaza las construcciones subterráneas), alfarería delgada y fina, diseños
Rojo sobre Blanco y Negro sobre Blanco, combinaciones geométricas y onduladas, líneas, puntos,
posiblemente ocurrieron cambios con Junín; Usupuquio (300-500 d.c.) gruesa de color naranja, con
pigmento de color rojo claro y rojo púrpura sobre base negra, usan incisiones o puntuaciones de tiras
de arcilla, las figuras de llamas (80% hembras, relación con la fertilidad) son estampadas con sus ojos
y bocas por inscripciones; y Huacrapuquio (500-600 d.c.) es similar al de Huarpa de Ayacucho, crema
con motivos geométricos color rojo, púrpura y negro con engobe crema o blanco, figurinas de manos
cruzadas y sostienen bastones, pigmento marrón más usado.
Cuenca de Huánuco, Huallaga y Ucayali. Existen varios grupos alfareros, destacando el complejo
Higueras de la cuenca de Huánuco. Fue aislado en Kotosh y Shillacoto y exhibe una alfarería tosca con
tiras aplicadas, algunos ejemplares decorados por la técnica “negativa” y el Blanco sobre Rojo. Lathrap
(1970) afirma que entre 100 y 600 d.C. sucedieron cambios sustanciales en Huánuco al introducirse el
complejo Higueras desde la sierra marcando el arribo de quechuahablantes en la ceja de selva. Los
asentamientos se trasladaron del fondo de los valles a las partes altas, en los flancos de la cuenca de
Huánuco, surgiendo pueblos fortificados y terrazas agrícolas.
Extremo norte: Tumbes y Piura. Tumbes, Piura y Cajamarca comprenden una región cuyas
vinculaciones con el sur de Ecuador se sucedieron desde el período Formativo y fines del Arcaico.
-Cuidad Garbanzal. Reconocida por los tipos alfareros “Blanco sobre Rojo”, “Negativo” y “Tricolor” y
una forma que recuerda a una copa; emparenta con los estilos ecuatorianos de Guangala, Jambelí,
Cerro Narrío II o Cashaloma, y con los estilos de la costa norte peruana de Salinar (Chicama) y
Gallinazo.
-Vicús. Los materiales más espectaculares proceden del alto Piura, sobre todo de los cementerios de
Vicús, Frías, Chulucanas, Aypate y Morropón. El sitio principal de Vicús incluye el cerro del mismo
nombre hasta Yécala, Sus vestigios se extienden desde el río Lambayeque hasta Cuenca en Ecuador,
pero los más destacados provienen del Alto Piura.
Kaulicke (1991) dividió la cerámica Vicús en: Vicús Tamarindo A y B, el primero decorado con bandas
rectas o semicírculos simples o dobles de color blanco, hechos en los bordes; Vicús Tamarindo B, tiene
modelados y algunos tiestos con decoración “negativa”, los diseños “Blanco sobre Rojo” son más
complejos. El estilo Vicús se vincula tanto con culturas del Ecuador, como con la costa norte del Perú.
Agrega que en el Intermedio Temprano el Alto Piura fue una zona intermedia, con poblaciones grandes
y jerarquizadas, que generaron excedentes y captaron productos de diversos grupos que se extendían
desde la costa de Ecuador, el sur de Colombia, la sierra de Piura, Virú, hasta Moche y Chicama,
cubriendo un radio de 300 a 500 km desde Vicús.
Tradicionalmente se asume que hubo una sociedad con elementos urbanos previa (en el valle de Virú)
a la cultura Moche y posterior a Salinar y Puerto Moorin, denominada Gallinazo por Bennett y Virú
por Larco. Gallinazo presenta un patrón aglutinado irregular, con casas alrededor de patios o plazas,
recintos, edificios semiaislados que tal vez pertenecieron a personas de alto rango, restos de
fortificaciones y canales de riego. Esta cultura tuvo una considerable duración y se distingue por sus
edificios hechos inicialmente a base de paredes de tapias y luego con adobes con marcas de cañas.
También se reconocen su manejo de la agricultura con riego y a sus patrones funerarios.
Se propone que Gallinazo fue más que un estilo alfarero. Aparece no solamente en Virú y Moche en
los valles de Jequetepeque, Lambayeque, La Leche, Santa, Nepeña y Casma.
Gallinazo tendió a concentrarse en las partes medias de los valles de la costa, desarrollando sistemas
de regadío para lograr excedentes lo cual les habría permitido ampliar sus poblados, generándose una
jerarquía de asentamientos y unificación cultural de los valles, alcanzando tal vez un nivel de
integración sociopolítica tipo jefatura o señorío. En el valle medio de La Leche, coexistieron con los
Moche, desde la fase I hasta la III.
Cultura Mochica. Se desarrolló entre 100 y 600 de nuestra era y al parecer su centro principal, en la
época de su mayor apogeo, fue el valle de Moche, específicamente en las hoy denominadas huacas
del Sol y la Luna. Los estudios sobre Moche tomaron decidido impulso con Rafael Larco Hoyle propuso
cinco fases para la alfarería Moche las cuales tienen vigencia y sirven para situar cronológicamente los
materiales de esta cultura que aparecen al sur o al norte de Moche-Chicama. Es una coltura de los
Desarrollos Regionales, en la actualidad se le da mucha importante y se generan nuevos interés en:
estructuras sepulcrales de personajes de alto status; murales o frisos policromados; y análisis
iconográfico.
La cultura Moche es eminentemente costeña y se extendió, durante su máximo apogeo –sucedido
hacia los 400-500 de nuestra era–, desde Piura en el norte hasta Huarmey en el sur. Se asume que su
centro más importante está en la huacas del Sol y la Luna, sus orígenes parecen hallarse en una zona
aún por determinar, situada al norte de Chicama.
-Alto Piura. Makowski, Amaro y Eléspuru (1994) delinean la presencia Moche en Piura en tres
momentos consecutivos llamados Vicús-Mochica Temprano A, Vicús-Mochica Temprano B, Vicús-
Mochica Tardío A, B. En el primer momento Vicús y Moche coexisten pues los edificios religiosos
Moche y Vicús de Tamarindo estuvieron en uso; En B se intensifica la presencia moche. Se abandona
el edificio local Vicús de Tamarindo y se observa que los moche están en todas partes; en la última
etapa Los Vicús adoptan elementos moche, sobre todo en la fase IV, y en la fase V Piura se vuelve una
provincia moche.
-Lambayeque. Con las áreas agrícolas más grandes de la costa norte y está formada por cinco valles,
siendo Lambayeque y Chancay los más importantes. Se encuentran los mausoleos de Sipán y el centro
urbano de Pampa Grande, esta organizó el espacio mediante dos edificios grandes en la parte central
y estuvo habitado por personas de diversa condición social y laboral.
-Jequetepeque. Destaca Pacatnamú con unas 20 pirámides de diseño similar y presumibles funciones
religiosas, cuya construcción se asigna a las fases Moche IV y V; Se asocia a éstos un edificio secundario
con rampa que se abre a la citada plaza, y un recinto cercado y con cuartos situado en la parte posterior
de la estructura central. Se la considera una ciudad sagrada donde se celebraron ritos posiblemente
dedicados al mar, al poniente y a la luna, los cuales parece que estuvieron muy difundidos en este
valle.
-San José de Moro. Zonas domésticas y plataformas de adobe asociadas con patios, de posible función
ceremonial. Recuperaron datos que confirman una significativa presencia Moche desde su fase III,
además de tres tipos de tumbas: de bota, de pozo y de cámara.
-Chicama. Hay varios edificios moche que fueron reutilizados en tiempos Chimú. Complejo El Brujo: Se
compone de dos inmensas huacas de adobe situadas a 600 m de distancia entre sí; el espacio entre
ambas huacas, que en conjunto cubren más de 160 hectáreas, aparentemente fue la zona residencial
moche que en tiempos Chimú fue convertida en cementerio.
Cerro Mayal: Es un taller de producción alfarera de la fase Moche IV situado en el extremo este del
cerro del mismo nombre, usado para cocción de cerámica, de apoyo a la producción y de vivienda (Al
parecer no se fabricó ceramios para uso diario de las familias que vivían en el lugar).
-Moche. Considerado el centro político principal del Estado Moche o Mochica. Sus edificios más
espectaculares figuran las huacas del Sol (Este complejo fue edificado con adobes hechos con molde,
los cuales exhiben marcas de diversas formas; que corresponderían a los grupos de trabajadores que
intervinieron en su construcción como parte de su tributo en fuerza de trabajo) y la Luna (menos
voluminosa y se halla en la base del cerro Blanco, formada por tres pirámides relacionadas por muros
y plataformas, midiendo 290 m de norte a sur y 210 m de este a oeste; se encontraron entierros
extendidos en ataúdes de carrizo o cañas, colocados en espacios rectangulares preparados con
adobes.), en la margen sur del río Moche.
En el espacio entre ambas huacas previamente descritas fue utilizado como zona residencial por la
elite administrativa y religiosa. Las construcciones son de piedra y de adobe, con pisos y paredes
cuidadosamente enlucidos.
Hacia el interior del valle se halla Galindo, asignándose a la fase Moche V, viviendas de quincha, con
bases de piedras dispuestas alrededor de patios o espacios abiertos que posiblemente sirvieron para
labores artesanales, poblado amurallado y al sureste presenta un edificio grande circundado por un
muro, con un gran patio y una estructura escalonada.
-Virú. Se asume que la presencia Moche en el valle de Virú se produce a partir de su fase III, al someter
a la cultura local Gallinazo o Virú y erigir un centro urbano llamado Huancaco. Investigaciones
arqueológicas en los valles de La Leche y Lambayeque sugieren que Moche y Gallinazo tuvieron otro
tipo de relación, o una “coexistencia (simbiótica) pacífica, desde al menos Moche I hasta Moche III”.
Huancaco es el asentamiento más grande y amurallado, con gruesas paredes de adobes hechos con
moldes, otras edificaciones en este sitio tienen aspecto de palacios por sus plataformas escalonadas
y sus recintos relativamente grandes.; en el sector sur y más alto existe un edificio que domina todo
el complejo.
-Santa. La ocupación Moche en este valle fue denominada período Guadalupito por D. Wilson, 205
sitios en la parte baja del valle clasificados en: domésticos, cívico-ceremoniales (o centro regional),
centros locales y cementerios. El asentamiento más grande es Pampa de Los Incas, cuyo núcleo
principal fueron dos edificios piramidales de adobe.
-Nepeña. Conocido por los frisos de Pañamarca y tuvo funciones administrativas y ceremoniales. Se
encontraron 37 asentamientos de la época Moche en la parte media y baja del valle; y se registró 42
asentamientos Recuay en la parte alta de dicho valle y propuso que tanto moches como recuayinos
se repartieron esta zona.
Los moche prestaron especial atención a los muertos, sobre todo a los que en vida tuvieron roles
políticos y religiosos de importancia. Por eso, a través del análisis de las costumbres funerarias es
posible aproximarse a su organización social. Existen entierros simples, acompañados con objetos no
suntuosos, sea en las zonas domésticas o en cementerios propiamente dichos, los cuales se identifican
con personas de bajo rango. Y entierros de personas de alto rango, en donde se aprecia una gran
inversión de energía al construirse estructuras sepulcrales y colocar objetos hechos de oro, plata o en
materiales exóticos (los varones adultos presentan más ofrendas).
Una forma de acercarse al entendimiento de los moche es a través de su iconografía, presente en la
cerámica y los murales o frisos de barro. Donnan (1988:551) plantea que es posible reconstruir el rol
social de una persona a través del estudio de las figuras presentes en la cerámica o los frisos.
Hocquenghem se aproxima a los moche a través de “las imágenes moldeadas y pintadas” sobre la
alfarería o las paredes de sus edificios. Las representaciones expresan mitos, ritos o acciones de los
que es posible obtener información “sobre los usos y las costumbres y sus evoluciones históricas…”
Larco dividió la cultura Moche en cinco fases, en base a la cerámica proveniente de cementerios,
fundamentando la secuencia en la variación formal del asa estribo. Moche I presenta ceramios de
cuerpo globular cuyas asas estribo exhiben un gollete de borde fuertemente engrosado, uso de la
técnica “negativa”, combinación de incisiones y pintura. Moche II tiende a presentar ceramios
relativamente más grandes, disminuyendo el grosor y el fuerte reborde del gollete de la fase anterior.
Moche III destaca por sus golletes de forma elíptica y los diseños geométricos son reemplazados por
figuras míticas o de la vida diaria (en las huacas del Sol y de la Luna, también en la Tumba de Sipán).
Moche IV tiene ceramios cuyos golletes son rectos (la existencia de muchos moldes), escenas de
diversos tipos. La fase Moche V con vasijas que son altas, con picos o golletes delgados y cónicos,
decorados totalmente.
Castillo y Donnan (1994) han propuesto que la cultura Moche no fue un ente monolítico u homogéneo
a través de su territorio. La sociedad Moche presenta variantes regionales que coexistieron, según
datos iconográficos y arquitectónicos recogidos en su territorio. Aunque propone producción alfarera
independiente al sur y al norte de la Pampa de Paiján, Castillo advierte que ambas zonas no estuvieron
aisladas en la medida en que mantuvieron una estrecha relación en los aspectos rituales, pues
compartieron divinidades y temas iconográficos semejantes.
Cultura Lima. M. Uhle denominó Proto-Lima a una cerámica encontrada en cerro Trinidad, Chancay,
y en Nievería, Rímac. La cultura Lima se ubica entre 100 y 550 d.C. y es coetánea con Moche, Nazca,
Recuay y Huarpa. Es costeña y se extiende desde Lurín hasta Chancay, con evidencias de ocupación
en la parte media de los valles de Lurín, Rímac y Chillón. Los entierros más notables llevan ofrendas
de cuarzo, jadeíta, turquesa, lapislázuli, Spondylus y obsidianas, cabezas humanas trofeo puestas
como ofrenda, así como aves de bellísimo plumaje.
-Cerro Culebra. Uno de los asentamientos más conocidos del Chillón. Se compone de un edificio, cuya
fase final de construcción le concede una forma trapezoidal, y una zona doméstica en sus alrededores,
con estructuras de quincha en unos casos, y de piedras canteadas, a veces combinadas con adobitos.
Con pinturas murales con figuras de peces entrelazados.
-Media Luna. Asignaron este sitio a los comienzos de la cultura Lima, y quizá es anterior a Cerro
Culebra. Tiene 3 plataformas en la base del cerro, configurando una silueta escalonada en el horizonte.
Las plataformas presentan relleno de piedras y tierra suelta, y para lograr estabilidad se levantaron
muros frontales con piedras irregulares pequeñas.
En el valle de Lurín se ha registrado más de un centenar de asentamientos a lo largo de las partes baja
y media del valle. Pachacamac se documentaron por lo menos tres edificios Lima parcialmente
desmontados para levantar los templos locales del Intermedio Tardío (1100-1476 d.C.) y la época Inca.
Cultura Nasca. Su territorio abarca los valles de Chincha, Pisco, Ica, Nazca y Acarí. Su centro principal
fue Cahuachi, en el valle de Nazca, y entre sus expresiones más espectaculares destacan las inmensas
líneas y figuras de animales ejecutadas sobre las pardas pampas pedregosas de Nazca.
Lumbreras (1976) sintetiza los periodos cerámicos en cuatro:
I (Transicional de Paracas a Nazca): Conserva muchos elementos Paracas pero existe una clara
innovación decorativa al aplicar pintura post-cocción. Los diseños están limitados por incisiones finas
y los colores más frecuentes son rojo, blanco, negro, naranja, marrón y gris.
II: La alfarería es naturalista mostrando plantas y animales identificables. Los colores son de origen
mineral y por ello son resistentes al tiempo y al uso.
III: cambios decorativos que Lumbreras atribuye a influencias foráneas. La tendencia es mitificar y
abstraer las figuras. Los motivos llevan volutas ornamentales y las figuras se plasman sobre superficies
blancas; con guerreros y agricultores fácilmente identificables. Las cabezas trofeo abundan sugiriendo
prácticas mágico-religiosas o actividad militar.
IV: El color rojo se vuelve común y los motivos son degeneraciones de la fase previa, reduciéndose a
volutas y trazos abstractos. Esta fase marca fuertes contactos con Ayacucho y Lima.
Se descubrieron edificios de la fase I con paredes de adobes cónicos pequeños, en forma de panes.
Pero existen evidencias de cuartos o recintos de quincha. En el valle de Nazca destaca Cahuachi para
la fase II; que se cree la capital de un estado en formación que se expandió e incorporó otros valles o
sede de un centro religioso.
En la fase III decrecen los centros poblados y disminuye la importancia de Cahuachi, Dos Palmos y
Tambo Viejo, siendo tal vez abandonados, en el valle de Ica, Cerro Soldado es el único sitio que
continúa habitado. En la fase IV reaparecen los núcleos poblados, el valle de Ica los restos de viviendas
se hallan en Pampa de Tinguiña, Otro edificio ceremonial ligeramente tardío es Huaca del Loro en el
río Tunga, un tributario del río Nazca.
Cahuachi mide unos 800 por 500 m de lado y se ubica en la parte sur del río Nazca; Comprende
numerosos edificios rectangulares de baja elevación los cuales se disponen dejando grandes espacios
o patios, hubo también estructuras sepulcrales. La parte central de Cahuachi el Gran Templo con
funciones residenciales y ceremoniales. Igual que otros poblados de la época, estuvo asociado a las
líneas y geoglifos, y no es casual que una de las líneas más largas de la pampa de Jumaná parta de las
colinas que están frente a Cahuachi y se desplace 11 km en línea recta, al otro lado de la quebrada de
Ingenio, en donde se encuentra otro asentamiento Nazca.
Williams (1980) encuentra una relación entre los geoglifos y la construcción de edificios. Los grandes
diseños o trazos de la pampa de Ingenio del valle de Nazca podrían haber estado asociados a rituales
agrícolas. La mayoría se asigna al período III de Lumbreras y se las relaciona con el movimiento de los
astros, para señalar tiempos de siembra y cosecha en el valle de Nazca.
Últimamente Aveni y Silverman (1991) proponen que los geoglifos expresarían la preocupación de los
nazca por el agua, pero en sentido simbólico y ritual; servirían para marcar la posición de la puesta y
salida del Sol en la época que existe más agua en el río. Se encuentran una relación entre Cahuachi,
centro de los Nazca, y las líneas, aparecen varias líneas y figuras que recuerdan a las de la pampa
principal, existiendo relación entre el poblado y las marcas.
Cultura Tiahuanaco. En el altiplano boliviano y fue considerada un imperio megalítico por sus
monumentales edificios, Se ubica a 20 km al sur del lago Titicaca, al oeste de La Paz. Es un centro
urbano en el que los edificios ceremoniales y administrativos se combinan a través de plazas
semihundidas y plataformas; un centro cívico en el que las pirámides de Akapana, Pumapunku, Wila
Pukara y otras menores, tuvieron funciones ceremoniales y posiblemente fueron residencia de la elite
sacerdotal.
A pesar de las dificultades que el altiplano boliviano presenta para el desarrollo de la agricultura,
revelan que ésta no solamente fue una actividad de primer orden para el sustento de la población,
sino que además el Estado tiahuanaquense organizó la producción agrícola en gran escala para
mantener al centro urbano. A. Kolata (1986) propone cuatro niveles para el patrón de poblamiento
Tiahuanaco: El primero es Tiahuanaco. Debajo de éste aparecen los centros secundarios de Luqurmata
y Pajchiri que constituyeron cabezas de región en la zona norte. En el tercer nivel figuran varios
asentamientos administrativos de Pampa Koani. En un cuarto nivel se hallan los asentamientos locales
domésticos.
Pero Tiahuanaco fue también un Estado que se especializó en la crianza de camélidos aprovechados
no solamente por su carne, sino también como bestias de carga. Además contaba con “el sistema de
establecimiento de colonias en ecologías diferenciadas y distantes”, al este y al oeste del lago.
Conclusiones
No podríamos plantear para esta etapa la existencia de un centro político que dominó los Andes
centrales. En cuanto a la costa norte, los Vicús, Gallinazos y Mochicas se perfilaron simultáneamente.
En la costa central y sur la situación presenta problemas similares. Los Lima se extendieron desde
Chancay hasta Lurín y construyeron enormes complejos arquitectónicos con miles de adobitos
modelados a mano. Los Nazca a su vez ocuparon un territorio más o menos similar y destacan por sus
numerosos asentamientos; se infiere que estas sociedades planificaron y organizaron la construcción
de sus respectivos edificios en el contexto de una estructura política tipo Estado.
Cajamarca tuvo presencia política en la sierra norte y se constituyó en un real competidor de los
Moche durante el período de Desarrollos Regionales, impidiendo que los costeños avancen a la sierra.
En el callejón de Huaylas, Recuay comprendió numerosas comunidades diseminadas no solamente a
lo largo del valle del Santa, sino también en el callejón de Conchucos y zonas aledañas; Su patrón de
poblamiento sugiere dos niveles jerárquicos. Recuay contuvo el avance de los Moche a la sierra de
Ancash. En la región del Mantaro y la cuenca de Ayacucho la situación parece haber sido semejante
Los Huarpa, el asentamiento más conocido es Ñawinpukio, organizado en tres sectores con edificios
no domésticos. Tuvo características de una capital ligada a una estructura de poder probablemente
basada en el control de los recursos del agua y la tecnología agrícola.
El altiplano boliviano muestra en contraste un desarrollo precoz en cuanto a evolución sociopolítica
se refiere; Las dificultades para desarrollar la agricultura no fueron impedimento para que Tiahuanaco
se convirtiera en un centro político de nivel estatal al menos al final del período de Desarrollos
Regionales. Controló el pastoreo alto andino y los cultivos en zonas de la Yunga oriental y occidental.
Costa sur
Llanos Jacinto (2010). Cahuachi: residencia y paisaje sacralizado de un centro político nazca.
Introducción
Cahuachi se reconoce como uno de los principales sitios de la época de los primeros desarrollos
regionales en perú. Aun así presenta varios vacíos en su desarrollo interno, y se conoce poco sobre la
relación con su entorno. Silverman (1985) sostuvo que este era un centro ceremonial “aislado”, y que
su naturaleza era netamente religiosa, centro de la peregrinación nazca, negándole un rol de capital
política; en contra de los postulados anteriores, donde se lo consideraba un gran centro urbano de un
pequeño imperio.
Manejo del espacio; la arquitectura de Cahuachi se adaptó a la configuración del rio Nazca y la
montaña de Cerro Blanco. El sitio presenta una localización céntrica en relación a los espacios
sacralizados de los nazca, como la pampa Colorada, la pampa de Atarco, Cerro Blanco y Cerro Tunga.
El sitio se localiza en la provincia de Nazca del departamento de Ica, a 42 Km del Pacífico, situado al
margen izquierdo del curso medio del río en terrazas de origen aluvial que bordean el valle, los
edificios recorren la margen por 24 km2, incluyendo terrenos cubiertos por arena. Generalmente las
construcciones se orientan hacia el norte (río Nazca), algunos monumentos presentan flechas hacia el
este (grandes templos contiguos: la Gran pirámide y el Gran templo).
Las ocupaciones más tempranas datan de 4200 a.c. con una pequeña estructura de índole ceremonial,
cubiertos por la sedimentación inicial. Con ocupaciones esporádicas del Formativo, Post-Formativo y
Horizonte Antiguo. Entre 200-150 a.c. y 450 d.c. se encuentra el periodo de mayor recurrencia.

Los centros ceremoniales andinos: problemas de definición


Tradicionalmente se cataloga a los centros ceremoniales en función a si se presentan apartados o
próximos a la zona de aglomeración de poblaciones, como aislados o comunicados. Este razonamiento
hace referencia a la arquitectura monumental, minimizando la importancia de las áreas periféricas.
Este análisis se basa en la fisonomía de los templos del viejo mundo.
En los andes se presenta una concepción urbana diferente (anti-urbana) más flexible y ligada a la
geografía circundante. Aun así se presentan centros políticos capaces de cumplir funciones
relacionadas con la administración del territorio y con interacción nuclear con diferentes estamentos
de la sociedad. Los centros políticos se estructuran dentro de un espacio de articulación de un área
central en donde emergen los edificios públicos o templos y un territorio ocupado de manera no
continua.
El modelo andino de ocupación dispersa del espacio capaz de ensamblar a las diferentes categorías
sociales dentro de un territorio en cuestión. Los términos de “centro político ceremonial o religioso”
serían más acordes a esta realidad en donde elites conforman un centro de gestión política de la élite
residente e influyente, los templos son la expresión material del poder de los grupos y sus simbologías
son plasmadas en el paisaje geográfico.
Los centros políticos aislados, situados en zonas alejadas o despobladas, se consideran como sitios con
peculiaridades geográficas, territorios sacralizados en donde se establece el contacto, interacción y
comunicación de los mortales con las deidades o fuerzas sobrenaturales. (Apus montañas, dunas;
Tinkuy conjugación de dos ríos)

Cahuachi y los espacios ceremoniales Nazca


Se han detectado en el área de Nazca 4 áreas naturales de actividad ceremonial, en donde Cahuachi
ocupa una zona céntrica en relación a las zonas sacralizadas. Ocurre una comunicación entre diversos
puntos de la cuenca grande del río de Nazca, el peregrinaje ceremonial a estas zonas habría sido uno
de los medios para el desarrollo de la interacción entre poblaciones y su reafirmación cíclica como
grupos emparentados. La repartición de estos centros se relaciona con los intereses de las elites
residentes en los centros.
-La pampa colorada
Territorio plano y seco, que asciende suavemente, flanqueada por el valle de Nazca sur y el valle de
ingenio norte. Presenta una masiva construcción de geoglifos con representaciones animales ligados
al cultos del agua, plazoletas o filas kilométricas en el interior de la Pampa (se los relaciona a caminos
rituales y la peregrinación ceremonial cíclicas).
Esta área debió cumplir un rol de integración política y social, favoreciendo la unidad entre
poblaciones de la periferia de la pampa, con intereses religiosos y comerciales compartidos. Se
relacionan estos movimientos al calendario agrícola, ligados al intercambio, llevado a cabo en “centros
radiales” en diversos promontorios de la pampa. Estas rutas posibilitar la circulación y comunicación
de las poblaciones de Nazca norte y sur. Y se relaciona a la influencia de las elites de Cahuachi, basados
en que el posicionamiento de estos sitios se encuentran frente a este sitio.
-La pampa de Atarco
Al sur de Cahuachi, terreno plano, seco y pedregoso que asciende suavemente de oeste a este.
Presenta la confluencia de río Nazca y Taruga, existen un conjunto de caminos rituales, cuatro de ellos
se posicionan directamente hacia Cahuachi (hacia Gran Templo y Gran Pirámide). Esta área debió
acoger durante ciclos de peregrinajes provenientes de las zonas sur de Nazca.
-Cerró Blanco
Gran duna de arena con una altitud de 2000 m., en el siglo XVI se rinde culto a la montaña Sañoc
ancauilca, Moich. Presentan caminos rituales de importancia que conducen hacia el apu. Se vincula a
esta montaña con el origen del agua de los acueductos de Nazca, asociados a leyendas que relatan su
surgimiento y relación con las poblaciones, el relato evoca rivalidades entre las poblaciones de Nazca
y serranas de la época del horizonte antiguo.
El templo en forma de U de Cahuachi se orienta hacia el Cerro Blanco, y desde él se divisan los terrenos
serranos.
-Cerro Tunga
Montaña sagrada situada a 25 km al sur de Cahuachi, se registran idolatrías con el apelativo de
Uracancana, otro apu (Huaricangana) habría emergido durante el Horizonte medio con la influencia
religiosa de cultos serranos Huari (culto que influye en la zona de Nazca).
El cerro debió presentarse como una proyección de la influencia política de Cahuachi hacia el valle de
Acarí, por su zona topográfica dominando la cuenca austral del Río Grande.
El jeroglífico de Camino de Leguía, une casi directamente Cahuachi con el sitio de Ventilla (derecha del
río Ingeniero) llegando hasta el valle bajo de las Trancas (Tunga), luego se proyecta a la bahía de San
Nicolás y desde ahí comunica a los valles de Acarí. Tunga se vincula con la producción marina, al
escapar de la persecución de illapata. Tunga como morada el mar, un apu ligado a las actividades
marinas.

Cahuachi un centro comunicado y habitado


El sitio se encuentra flanqueado al norte por la Pampa Colorada, por el sur la Pampa de Atarco, Cerro
Blanco al este y Cerro Tunga al sur desde las cuales son visibles las cumbres de las pirámides del
asentamiento. Esto debió otorgar a Cahuachi una posición del epicentro de Nazca, comunicando
directamente con los valles de Ingenio y de Palpa por el norte, y con los de Las Trancas y de Acarí por
el sur, a través de los geoglifos de Camino de Leguía.
La Circulación de los Ríos Grandes, Nazca, Aja y Tierras blancas, llevaron a que el sitio sea tan
transitado por poblaciones litorales, de los valles bajos y aquellos valles altos colindantes con la sierra.
Es un área central en el transcurso natural de los ríos, con inevitable y constante circulación humana.
Afloran aguas del río Nazca frente al sitio Cahuachi, hay conjunción de colinas en el área, a las que se
relaciona con fuentes de energía cósmica sobrenatural. Se propone que inicialmente Cahuachi se
presentó como un centro ceremonial no habitado, con colonia modo de divinidades tutelares; y unido
a su posición central entre sierra y costa, llevan a considerarla sede política del 200-150 a.c. uniendo
así varias unidades de factores políticos, captando y aglomerando a poblaciones de todo el Río grande
de Nazca. (Localidades de Ica, Pisco y Acarí)

Evolución arquitectónica de Cahuachi


Se han establecido 4 fases constructivas: fase 1 (200-150 a.c.), fase 2 (200/150-50 a.c.), fase 3 (50 a.c.-
300 d.c.) y fase 4 (300-450 d.c.). Durante los inicios se basó en técnicas de perfilado y cortado por
relieves naturales, también se presentan templos ceremoniales en forma de U asociados a la
sedimentación inicial. En la fase 2 el sitio adquiere aspecto monumental, con paredes en quincha de
adobe cónico.
En La fase 3 se presenta una fisonomía arquitectónica más compleja, con adobe paniforme o
denticular, con sectores de orden residencial, pasadizos y plazas, que en la fase 4 adquieren más
volumen. El espacio residencial pierde complejidad.
Importante: los ambientes de las fases anteriores son sepultados por sistemas de relleno a fin de
obtener mayor altura.

Orientaciones de los templos hacia el paisaje sacralizado


Cahuachi fue dividido en 3 grandes sectores: oriental, central y occidental. Los 2 primeros presentan
un eje de orientación nor-este, en el occidental es casi perfecto al norte. Los edificios ceremoniales,
desde los construidos con adobe cónico, son subordinados a la fisonomía ondulada cambiante de los
afluentes, relacionándose con el origen de las aguas del Río Nazca. Algunos edificios presentan otras
orientaciones, Ejem. Templo en U de la fase 1 que se relaciona al Cerro Blanco.
La Gran Pirámide, construida sobre el templo en U, presenta una doble orientación ceremonial: se
proyecta al norte, pero su frontis mantiene una orientación hacia el Cerro Blanco, manteniendo las
funciones del antiguo templo. Esta doble orientación manifiesta la relación de las dos áreas
geográficas sacralizadas. Relacionados a la leyenda de huacas y ríos, estas huacas eran el lugar de
origen de las aguas y estaban emparentadas con otros sitios, El río nazca presenta un recorrido
subterráneo antes de emerger a la superficie (apoyaría esta hipótesis) que llevaría a concebir al área
de Cahuachi dentro de la cosmología como pacarina (lugar de origen de un pueblo). Esta pirámide se
relaciona con el perfil de Cerro Blanco, lo cual se constituye como una reinterpretación de la forma y
la proporción del cerro, instituyendo la idea de vinculación mítica del poder de Cahuachi con el apu.
En la pampa Colorada se presentan “centros radiales” enfrentados a Cahuachi, con una concentración
oriental de los emplazamientos. La disposición de los montículos nos hace pensar en una relación con
los templos de Cahuachi, representación de parientes míticos, además de que aquellos centros
brindan ofrendas, para la fertilidad o el agua.

Distribución interna de Cahuachi


En la fase 1, se presenta una conjugación de la arquitectura mezclada con las colinas. En la fase 2,
comienza una trama arquitectónica que transforma la geografía del área, se presentan plataformas
dispersas en las partes bajas de la colina. La trama interna es difícil de apreciar, ya que por efectos
climáticos estos han colapsado, o han sido remodelados o destruidos en las fases posteriores.
(Orientación hacia el valle)
En las fases 3 y 4, se presenta el mayor apogeo, con 40 plataformas planas de adobe paniforme. En las
terrazas de los edificios se elevan recintos y pasadizos (con diferentes y sucesivas remodelaciones).
Generalmente, los edificios son circundados por plazas o anchos pasadizos que conectan con los
edificios (con forma de L). Dentro de los edificios se presentan estrechos pasadizos, escaleras, rampas
y patios (Gran Pirámide, Gran Templo y Montículo 1).
Se piensa la planificación del sitio fue concebida para facilitar la circulación continua de personas,
logrando la práctica de procesiones rituales en el interior de los establecimientos. Así también la
relación con los caminos rituales, eventos coordinados políticamente por las elites residentes del sitio.
Los desfiles religiosos debieron presentar dos facetas, una ligada a lo público, en las grandes plazas; y
otra a las elites, en los pasadizos internos al templo (por sus dimensiones estrechas y su desgaste).
Iconografía representa divinidades Nazca que caminan en fila portando cabezas trofeo/ofrenda,
armas y abanicos.

El paisaje residencial de Cahuachi


Las áreas habitadas por las elites fueron generalmente los interiores de los edificios, sobre las
plataformas en sectores restringidos de la circulación ceremonial, con muros de quincha o adobe y
techos de paja con postes de madera.
En las fases 3 y 4, se presentan en varias plataformas, en las cuales parece existir una complejizarían
con la altura.
Hay sectores en Montículo 1 en donde se desempeñan actividades de taller, bajo la supervisión de las
elites del sitio.
Se complementa el área con los sectores circundantes de poblados agricultores, servidores y artesanos
de la periferia. Los desbordes del río y la acidez de los suelos de cultivo pudieron causar la corrosión y
destrucción de los conjuntos residenciales.

Conclusiones
El emplazamiento estuvo condicionado por la geografía del paisaje sacralizado que circundaba el área.
Su emergencia como centro político responde a intereses de crear un polo de poder sustentado y
legitimado por el propio entorno geográfico.
Las Huacas juegan un rol vital en la planificación arquitectónica de este centro, se lo relaciona con la
percepción dual andina, explicando la orientación y las proyecciones de los templos de Cahuachi,
permitiendo establecer los lugares sacralizados en su conexión y relación. Como un vínculo primordial
con las montañas tutelares y las peculiares hidrográficas de ese territorio casi desértico.
Cahuachi fue el mayor establecimiento y la principal expresión materia del poder político y epicentro
ceremonia pan-Nazca, su espacio público adquiere un gran significado, ya que los habitantes solo
podían tener acceso a este durante los ciclos ceremoniales gestionados por las elites residentes del
sitio.

Costa norte.
Castillo y Donnan (1995). Los Mochicas del Note y los Mochicas del Sur.
Introducción
Tradicionalmente se aceptaba que los Mochicas fueron a lo largo de su historia un estado centralizado
o una entidad política unificada y monolítica controlada por una clase gobernante de sacerdotes
guerreros desde una capital ubicada en las Huacas de Moche. Los Mochicas habrían difundido sus
tradiciones a lo largo de un amplio territorio a través de un proceso de conquista militar. Nuevos
descubrimientos y nuevas líneas de investigación han llevado a cuestionar la existencia de un estado
Mochica único y unificado, y de una sola secuencia cerámica, pero a la vez han reafirmado la
uniformidad de «lo Mochica» como entidad cultural.
Cuando pensamos en los Mochicas nos imaginamos una sociedad cohesionada, que compartía un
ecosistema definido por los valles costeños de Piura a Nepeña (Donnan 1978) y que estaba expuesta
a ciclos de Niños y sequías. Es muy probable que los Mochicas hablaran una misma lengua,
emparentada con la lengua Muchik, participaran en ceremonias muy semejantes, como la Ceremonia
del Sacrificio y rindieran culto a los mismos dioses.
Luego de su muerte cada individuo recibía un tratamiento funerario que reflejaba su posición en la
sociedad a través del tipo y tamaño de su tumba y de los objetos depositados como ofrendas en ella;
los señores Mochicas contaron con artesanos de gran experiencia, capaces de enroscar minúsculas
láminas de oro y hacerlas parecer hilos, de decorar ceramios y paredes con detallados diseños que
mostraban ceremonias y rituales.
Una sola cultura Mochica
La idea que los Mochicas constituyeron una sola entidad política y cultural es el resultado de las
peculiaridades de la evidencia arqueológica. La expansión de la cultura Mochica y la difusión de su
cultura material habrían sido el resultado de una sola entidad política expansiva y militarista, que
alcanzó a conquistar la región comprendida entre los valles de Lambayeque y Nepeña.
Una sola Cultura
Las culturas precolombinas usualmente han sido definidas a través de conjuntos de objetos que
comparten los mismos rasgos estilísticos, especialmente objetos cerámicos. Una vez que el repertorio
de rasgos ha sido definido, se estudia su distribución en el espacio para entender cuál fue el ámbito
geográfico controlado o influenciado por una determinada cultura.
La primera labor de los investigadores de los Mochicas fue aislar el fenómeno Mochica de otros
fenómenos culturales, y ubicarlo en la secuencia de culturas del antiguo Perú.
Max Uhle, ubicó y excavó una serie de tumbas Mochicas, especialmente en las áreas definidas como
sitios E y F al pie de la Huaca de la Luna; determinó que este estilo era contemporáneo con la
construcción de la Huaca de la Luna. Kroeber (1925), analizó la cerámica desde una perspectiva
estilística, tratando de identificar elementos que permitieran fechar sitios y comprender la secuencia
cultural de las colecciones de Uhle caracterizando por primera vez el estilo, diferenciándolo de otros
estilos encontrados en el sitio; esté era anterior a los estilos Tiahuanaco y Chimú, por lo que Kroeber
lo llama Proto-Chimú.
Kroeber en su estudio comparó varias colecciones confirmando que se trataba no de un fenómeno
aislado, sino de un estilo consistente y difundido en la costa norte; Existen pequeñas diferencias
existían entre algunos grupos de objetos, especialmente en sus formas y contenidos iconográficos.
En base a la gigantesca colección que Rafael Larco, y las excavaciones de cementerios en diversos
valles de la costa norte entre Chicama y Santa, logró reunir la colección más grande y completa de
cerámica Mochica que existe a la fecha. Él estaba interesado en entender la mentalidad y la vida del
hombre Mochica del pasado, sus estudios interpretativos, donde describe al hombre Mochica y su
sociedad, la religión y el arte, el gobierno y el culto a los muertos.
Tanto Kroeber como Larco contaron para hacer sus observaciones con datos arqueológicos y
colecciones de ceramios procedentes principalmente de los valles de Chicama, Moche, Virú, Chao,
Santa y Nepeña. En los años sesenta, con el descubrimiento de cerámica Mochica en Vicús, surge la
primera posibilidad de contrastar el estilo Mochica definido a partir de evidencias de la región sur de
la costa norte, con una muestra de origen totalmente distinto.
La consistencia y unidad de la cultura Mochica se definió a partir de las semejanzas de un enorme
conjunto de ceramios provenientes tanto de colecciones y museos; Pero la consistencia estilística se
debía a que los objetos estudiados, en gran medida, provenían de un área restringida, los valles de
Chicama a Nepeña, Especímenes provenientes de los valles al norte del Chicama eran prácticamente
inexistentes en estas colecciones, por lo que mal podían proporcionar evidencias de la diversidad del
fenómeno cultural Mochica.
Una misma secuencia
Larco no sólo tuvo acceso a la colección más grande de cerámica Mochica, él mismo excavó un gran
número piezas en tumbas, dándose cuenta de sus asociaciones y relaciones estratigráficas; gracia a
esta información pudo establecer cinco fases sucesivas a través de las cuales evolucionó la cerámica
Mochica.
Las ideas de Larco y Kroeber fueron de mucha importancia para los jóvenes investigadores del
proyecto Virú, especialmente porque el reconocimiento y la caracterización de los estilos de la costa
norte planteada por estos autores se vio confirmada en sus investigaciones; La ocupación Mochica de
Virú, y la variante regional del estilo Mochica en esta zona, fue denominada Huancaco.
Luego de un minucioso análisis y de comparaciones con fragmentos proveniente de otros valles, James
Ford arriba a la conclusión que la cerámica Huancaco de Virú es la misma que la que Larco denominaba
Mochica en los valles de Moche y Chicama. Ford concuerda con Larco en que la cerámica Mochica
evoluciona en Moche y Chicama de un sustrato Salinar, mientras que en Virú predomina cerámica
«principalmente en técnicas de decoración negativas»; llega a Virú, como un estilo maduro y como
resultado en un proceso abrupto que se interpreta como una conquista militar que abarca los valles
de Virú, Chao, Santa y Nepeña.
Duncan Strong y Clifford Evans (1952), se encargaron del análisis posterior de las colecciones y
excavaciones del proyecto: detectaron que existen diferencias entre la cerámica de Uhle y Larco, la
más importante diferencia era el uso de pintura negra orgánica, aplicada después de la cocción.
Durante los años y con muchas contrastaciones se llevó a corroborar la secuencia de Larco; la
secuencia cronológica desarrollada por él es la mejor aproximación a la evolución del estilo Mochica
con que se cuenta; La uniformidad en la evolución de la cerámica, a su vez confirmaría la noción de
que los Mochicas fueron una sola entidad cultural. La mayor limitación de la secuencia de Larco fue
no incluir ceramios de manufactura simple y de uso doméstico. Se argüía que, como coleccionista,
Larco no estuvo interesado en este tipo de objetos.
Su secuencia describe básicamente la evolución del fenómeno Mochica en las regiones comprendidas
entre Chicama y Nepeña que, como se dijo antes, son las regiones de donde provienen los materiales
en los que se basa la secuencia; la arqueología de los valles de Jequetepeque, Lambayeque y Piura era
casi desconocida cuando Larco realizaba sus estudios. Esto nos lleva a concluir que es necesario
construir una secuencia cerámica alternativa para estas regiones. Esta secuencia deberá ser
compatibilizada con las cinco fases de Larco a fin de permitirnos comparar los desarrollos de las
diversas regiones.
Una sola entidad política
En la caracterización de las estructuras políticas se ha proyectado lo que sabemos para la región sur a
todo el ámbito Mochica, asumiendo que todos los valles de la costa norte estuvieron en algún
momento bajo el control político de un estado centralizado con sede en Moche. El colapso de este
estado fue, por lo tanto, el fin del fenómeno Mochica en toda la costa norte.
En un estado centralizado esperamos que el desarrollo en diversas regiones sea idéntico o por lo
menos congruente; El impacto de agentes exógenos debió afectar a todas las regiones integradas bajo
el régimen centralizado por igual, similar al proceso que se desarrolló entre Chicama y Nepeña. La
información disponible en este momento contradice estos argumentos para la zona al norte de la
Pampa de Paiján.
La indicación más clara de la complejidad, capacidad administrativa y militar de la sociedad Mochica-
Sur, y de la necesidad de integrar a la esfera del estado nuevos territorios y una fuerza laboral más
extensa está dada por el proceso de expansión y conquista de los valles al sur de Moche. Ford veía en
este proceso no sólo un aspecto militar, sino una expresión de instituciones que combinaban el poder
físico de la guerra con el consenso generado por los sistemas ideológicos. El impacto e influencia de la
ideología Mochica esta evidenciado en la producción y distribución de la cerámica ceremonial
Mochica; análisis generado a partir de la iconografía Mochica y en la distribución de una serie de
artefactos y elementos Mochicas en los valles de Virú, Chao y Santa.
El uso de la iconografía
Mochica como fuente histórica, como lo señalara Strong y Evans (1952:216-226) no sólo es peligroso
sino que puede resultar francamente erróneo cuando se utiliza descuidadamente; La famosas escenas
de guerra o combate presentan ambos bandos en conflicto son, en la mayoría de los casos, Mochicas,
en base a sus tocados, ornamentos y ropajes. El derrotado es despojado de su tocado y sus ropajes,
se le ata una cuerda al cuello y se le transporta a un recinto ceremonial, o en balsas. Donnan y
Hocquenghem han planteado convincente e independientemente que lo que se representa son
combates ceremoniales donde grupos de guerreros Mochicas se enfrentan, uno a uno y cuerpo a
cuerpo, en pos de prisioneros para los rituales de la ceremonia del sacrificio.
Los valles de Virú, Chao y Santa no obedece a un patrón de intercambio restringido o de una colonia,
estos valles son inundados con sitios de clara filiación Mochica, y muchos sitios asociados con la
precedente ocupación Gallinazo son abandonados. La edificación de nuevos centros de acuerdo al
plan Mochica implica cambios en las técnicas constructivas, en la producción de adobes, en la
planificación y localización de los sitios, es decir, en todos los patrones de asentamiento.
Entre estas destacan evidencias funerarias y de organización interna de los sitios que indican que la
sociedad Mochica estuvo complejamente jerarquizada, con posiciones sociales definidas desde el
nacimiento y con una élite gobernante que basaba su poder en una combinación de coerción y
consenso a través de la manipulación de violencia institucionalizada y de rituales así como otros
mecanismos ideológicos. Una economía planificada, centralizada y al servicio preferente de las élites
gobernantes, con un vasto número de especialistas controlados por el estado, y un uso casi ilimitado
de la mano de obra de los segmentos sociales dependientes.
En el valle de Nepeña, a diferencia de Virú y Santa, no encontramos un conjunto de sitios de diverso
tamaño y función distribuidos homogéneamente a lo largo del territorio, sino un único gran centro
ceremonial, Pañamarca, rodeado de pequeños cementerios; vendría a ser un puesto de avanzada, con
el que los Mochicas habrían iniciado la penetración en el valle de Nepeña.
Cómo explicar que se hallan encontrado en enormes cantidades en los valles entre Chicama y Nepeña,
sea casi inexistente en los valles entre Piura y Jequetepeque. Cuando el patrón de asentamiento de
este estado expansivo, caracterizado por un gran centro ceremonial/administrativo entre los valles
medio y bajo, no se vea reflejado en ninguno de estos valles; se podría pensar en un problema en la
muestra, o estas diferencias obedecen a diferencias estructurales, es decir son el resultado de la
acción de estados o entidades políticas distintas.
Los Mochicas del norte y los Mochicas del sur
El valle del Jequetepeque, y la historia cultural que allí estamos reconstruyendo con un programa
sistemático de investigaciones, no necesariamente deberán ser entendidos como un microcosmos de
la historia cultural de toda la región Mochica-Norte. Los valles de Jequetepeque, Zaña, Lambayeque y
Piura estuvieron física y culturalmente separados de los valles del territorio Mochica-Sur. Entre las dos
regiones se encuentra la Pampa de Paiján, una llanura desértica de más de 50 kilómetros de extensión
que sirvió como barrera natural y cultural para sociedades prehispánica antes y después de los
Mochicas. El valle del Jequetepeque parece haber servido de eje de transición para una serie de
movimientos y rutas comerciales que unían la costa norte con la zona andina central.
Existen 4 grandes diferentes en los desarrollos cerámicos entre el norte y el sur: a) la escasez
pronunciada de cerámica Mochica-Sur de la fase IV y de una serie de formas como huacos retratos,
cancheros y floreros en los valles al norte de la Pampa de Paiján, así como de decoración pictórica de
línea fina del tipo Mochica IV (Castillo y Donnan 1994); b) la excepcional calidad y belleza de la
cerámica Mochica-Norte Temprana, especialmente en piezas escultóricas donde se representan seres
humanos o animales (Donnan 1990, Narváez 1994); c) la predominancia de jarras y cántaros de
caragollete en las fases Media y Tardía del Mochica-Norte (Ubbelohde-Doering 1983); y d) el
extraordinario desarrollo de la pintura de línea fina durante el período Mochica-Norte Tardío
(McClelland 1990, Donnan y McClelland 1979).
El fenómeno Mochica norte
El primer indicio que nos reveló que la secuencia cerámica, y por lo tanto la historia ocupacional de
las dos regiones de la costa norte había seguido diferentes derroteros fue la carencia de una serie de
formas y estilos comúnmente asociados con el fenómeno Mochica-Sur. Existen evidencias de la
presencia de cerámica de estilo Mochica IV en la región norte, pero en cantidades muy limitadas y en
contextos muy mal documentado. También se intercambiaban piezas de cerámica con la sierra norte
aledaña, conchas de Spondylus con el Ecuador y plumas con la región amazónica.
Moseley definió acertadamente al estilo Mochica IV como el estilo corporativo del estado Mochica
expansivo. Las cantidades limitadas de este estilo cerámico no pueden ser interpretadas como
evidencias de la conquista y control geopolítico de la región; Ni la conquista o reorganización, se
reflejan en los datos recogidos al norte de la Pampa de Paiján.
Los estilos, por la cercanía cultural de las dos regiones Mochicas, presentan muchos rasgos en común
lo que nos lleva a enfatizar que diferencias en las estructuras políticas no necesariamente indican
diferencias culturales, es decir que los Mochicas constituyeron diferentes estados pero no diferentes
culturas. Compartieron suficientes elementos en común, como la religión y las costumbres, que
impidieron una deriva cultural, es decir que al estar aislados uno del otro con el tiempo se convirtiera
en dos culturas diferentes.
La secuencia cerámica del Mochica norte
Puede ser dividido, en este momento, en sólo tres fases: Mochica Temprano, Medio y Tardío. La
información estratigráfica encontrada hasta la fecha sugiere dos períodos ocupacionales, que incluyen
la construcción de tumbas, que estarían asociados con especímenes cerámicos de lo que más adelante
se caracteriza como Mochica Medio y Tardío; Los materiales asociados con estos entierros, y su
ocurrencia en los perfiles estratigráficos han permitido reconstruir las tres fases estilísticas de la
cerámica Mochica en el valle del Jequetepeque.
El periodo Mochica Temprano. La mayor parte de la información que poseemos de la ocupación
Mochica Temprano de estos sitios no ha sido documentada arqueológicamente. Ceramios de calidad
media, como jarras y figurinas, o ceramios simples de uso doméstico, como ollas y cuencos, son casi
desconocidos.
En Pacatnamú, ubicado al norte de la desembocadura del río Jequetepeque; El sitio de La Mina es
posiblemente el lugar más importante donde cerámica del período Mochica Temprano ha sido
encontrada; Tolón, en la margen sur del valle medio del Jequetepeque, aproximadamente a 33
kilómetros del mar; Dos Cabezas ubicado al sur de la desembocadura del río Jequetepeque.
El aspecto más característico de la
cerámica Mochica Temprano es la
extraordinaria calidad de sus
esculturas tridimensionales; estas
muchas veces incluyen una
sorprendente abstracción de
diseños, un marcado énfasis en
detalles difícilmente visibles. Es
interesante que existe una
sorprendente semejanza entre las
botellas del período Mochica
Temprano de Jequetepeque y
muchas de las botellas Mochica
huaqueadas durante los años
sesenta de sitios alrededor de Cerro
Vicús, en el valle de Piura, incluyendo
aparentemente Loma Negra.
El período Mochica Medio. Durante el período Mochica Medio, el sitio de Pacatnamú experimentó
una intensa ocupación evidenciada en la construcción de montículos de aparente carácter ceremonial
y de cementerios conteniendo numerosos entierros. Cerámica Mochica Medio ha sido encontrada en
las excavaciones de cortes estratigráficos y áreas funerarias en San José de Moro, aun cuando en
cantidades muy limitadas; las estructuras no corresponden a este periodo.
La cerámica Mochica Medio puede ser dividida, según la calidad, materiales, tratamiento de
superficie, y contenido iconográfico, en tres categorías: cerámica fina, cerámica de calidad media y
cerámica simple o doméstica.
El período Mochica Tardío. Evidencias de cerámica Mochica Tardío, especialmente las formas
diagnósticas de jarras cuello efigie llamadas «Nuevo Rey», o «Rey de Assyria» y de ollas de cuello
plataforma. Además de Pacatnamú los sitios Mochica Tardío más importantes en el valle del
Jequetepeque se encuentran localizados en el área norte, en ambas márgenes del río Chamán.
En San José de Moro, muchos entierros fueron encontrados en tres tipos de tumbas: fosas simples sin
mayores asociaciones y muy semejantes en forma a tumbas de los dos períodos anteriores, tumbas
de bota, semejantes a tumbas del período Mochica Medio encontradas en Pacatnamú, pero con muy
poca complejidad en cuanto a sus asociaciones y preparación de los cuerpos; y grandes tumbas de
cámara ricamente ornamentadas y con múltiples asociaciones.
El repertorio de formas y estilos cerámicos en el período Mochica Tardío es mucho más complejo y
rico que su contraparte del período Medio; la cerámica fina, que presenta una enorme variabilidad de
formas y diseños. Los ceramios simples y las formas domésticas durante el período Mochica Tardío
son muy semejantes a los descritos para Mochica Medio; Finalmente, las formas de cerámica simple
más frecuentes son crisoles similares a los asociados con entierros Mochica Medio
Conclusiones
Hasta mediados de la década de los ochenta, los Mochicas habían conformado además un estado
unificado único evolucionando en la costa norte a través de una secuencia cronológica de más de 700
años configurada por Larco en cinco fases. No fue sino hasta el descubrimiento y excavación de
importantes evidencias de la presencia Mochica al norte de la pampa de Paiján que la uniformidad
monolítica del fenómeno Mochica comenzó a desmoronarse. El caso mejor documentado a la fecha
para el Mochica Norte es el desarrollo en el valle de Jequetepeque; generando la reconstrucción de la
secuencia cerámica en este valle, y su diferenciación de la secuencia Mochica-Sur ha sido tratada en
la segunda parte de este trabajo.
Cabe aclarar que la secuencia cerámica no describe el desarrollo al norte de la pampa de Paiján, solo
los hallazgos efectuados en el valle de Jequetepeque; y no se podría correlacionar directamente a
otros valles.

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