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VIOLATORIO
I.- PETITORIO:
la suspensión de la ejecución de la
fundamentos:
FUNDAMENTOS DE HECHO.
propiedad
momento de resolver).
(PERICULUM IN MORA).
cautelar peticionada .
FUNDAMENTACIÓN JURÍDICA
medida cautelar.
VÍA PROCEDIMENTAL.
( anexo 1.C ) ,
El artículo 15 del Código Procesal Constitucional establece que se pueden conceder medidas
cautelares y de suspensión del acto violatorio en los procesos de amparo, hábeas data y
cumplimiento, sin transgredir lo establecido en el primer párrafo del artículo 3 de este Código.
Asimismo, establece que para poder otorgarse medidas cautelares, estas deben reunir
determinados requisitos para su procedencia, como la apariencia del derecho, peligro en la demora
y que el pedido cautelar sea adecuado o razonable para garantizar la eficacia de la pretensión.
Pero además de estos requisitos contemplados en la norma procesal, algunos jueces solicitan
como requisito la llamada “contracautela”, que en términos conceptuales es una garantía con la
cual se busca salvaguardar los intereses de terceros en la eventualidad de que otorgada la
suspensión del acto, finalmente resulte un fallo desfavorable para el recurrente.
El último párrafo del mismo artículo 15 del Código Procesal Constitucional señala textualmente
lo siguiente:
Para responder esta interrogante, primero es necesario entender al Código Procesal Constitucional
como la concretización de la Constitución (1), lo que impone una interpretación “finalista” de este
cuerpo normativo desde la Constitución. En ese sentido, las exigencias de las formas procesales
en las medidas cautelares deben adecuarse a los principios constitucionales III y II del Código
Procesal Constitucional. Según ello, se convierte en una obligación del juez constitucional la de
adecuar la exigencia de las formalidades del proceso civil cautelar, al logro de los fines de los
procesos constitucionales (artículo III, Código Procesal Constitucional), los cuales son: garantizar
la primacía de la Constitución y la vigencia efectiva de los derechos constitucionales (artículo II,
Código Procesal Constitucional).
Esta naturaleza instrumental del derecho procesal constitucional respecto a estos principios, tiene
como consecuencia que la aplicación del Código adquiera una particularidad tanto en
la interpretación de sus normas como en su integración (2):
“En caso de vacío o defecto de la presente ley, serán de aplicación supletoria los Códigos
Procesales afines a la materia discutida, siempre que no contradigan los fines de los procesos
constitucionales y los ayuden a su mejor desarrollo. En defecto de las normas supletorias
citadas, el Juez podrá recurrir a la jurisprudencia, a los principios generales del derecho
procesal y a la doctrina”. De acuerdo a esta disposición, la integración del Código Procesal
Constitucional a través de la aplicación analógica del resto de regulaciones procesales ordinarias
afines, está siempre condicionada a su compatibilidad o adecuación a los mencionados fines y,
además, a que los concretice y optimice (“ayuden a su mejor desarrollo”). Por consiguiente, se
trata de condiciones concurrentes; no es suficiente la compatibilidad con el fin, sino también que
ello suponga su optimización. Según esto, aun cuando determinada regulación procesal diera
lugar a una aplicación analógica, ello debe entenderse sólo como una posibilidad prima facie,
sujeta siempre a las condiciones antes mencionadas.
Luis Castillo Córdova señala que, normalmente, se suele considerar como un requisito adicional
para el otorgamiento de una medida cautelar la llamada contracautela, con la cual se busca
salvaguardar los intereses de terceros en la eventualidad de que otorgada la suspensión del acto,
finalmente resulte un fallo desfavorable para el recurrente. Sin embargo, con acierto no ha sido
exigida por el legislador para los procesos constitucionales, debido a que este requisito no apunta
tanto a la necesidad de una medida cautelar, como la salvaguarda de intereses de terceros (3).
En este contexto, se puede prescindir, excepcional y razonablemente, la exigencia de
contracautela, toda vez que los procesos constitucionales tienen carácter tuitivo y cuyo fin es
restituir el pleno ejercicio de los derechos fundamentales. Siendo así, se puede excluir del trámite
cautelar la aplicación del inciso 4° del artículo 610 y 613 del Código Procesal Civil, ya que el “fin
de la medida cautelar es la protección de un derecho constitucional y no la salvaguarda del
interés de un tercero” (4). En esa misma línea, el TC ha precisado que “excepcional el juez
puede solicitarla cuando las pretensiones amparadas posean algún contenido patrimonial, y
siempre atendiendo a criterios de proporcionalidad” (5).
En atención a estos argumentos, consideramos que no será necesario ofrecer contracautela cuando
se presenta una medida cautelar en los procesos de amparo, dada la naturaleza del proceso
constitucional de amparo (7), y la urgencia con la cual este debe tramitarse (8). La contracautela
no es un presupuesto, y tampoco un requisito en el proceso constitucional de amparo, de lo
contrario sería contraria a la naturaleza y fines de los procesos constitucionales (9)