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HOMILÍA 2º DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO A

1. UN DOMINGO SINGULAR
Este domingo no es como los demás. Es cierto que, por su nombre y su lugar en el calendario, es un domingo
del tiempo ordinario. Nos hemos quitado los ornamentos de blanco festivo, propio del tiempo de Navidad, y nos
hemos revestido con el amable color verde, un color sin referencias a situaciones particulares. Hoy lo hacemos
todo como cuando el domingo es sólo domingo y no tiene características añadidas. Aun así, el evangelio de hoy
-escogido expresamente para este domingo- nos hace caer en la cuenta de que no nos encontramos en un
domingo cualquiera. El Evangelio de hoy nos une y nos remite aún al tiempo de Navidad, como si este tiempo
no hubiese terminado o nos costase dejarlo atrás. El evangelio de hoy nos situó en el marco de las primeras
manifestaciones de Jesús como Salvador o, visto desde una óptica complementaria, de los primeros
reconocimientos explícitos de Jesús como Mesías.

- CÓMO SITUAR ESTE DOMINGO


Con el deseo de desglosar y hacernos vivir aquellas primeras situaciones evangélicas en que Jesús se manifiesta
y es reconocido como Mesías, tenemos, en nuestra liturgia, tres días que explicitan lo que en otros contextos
litúrgicos se presenta de forma unitaria. Podemos recordar, en este sentido, las clásicas antífonas del cántico
evangélico en Laudes y Vísperas del día de la Epifanía.
Por ello, después de celebrar la Epifanía y el Bautismo del Señor, el evangelio más típico de este domingo es el
de la tercera manifestación: las bodas de Cana (que escuchamos en el ciclo C). No hubiera extrañado, pues, que
este domingo tuviese siempre este evangelio. Pero, para ampliar el contexto de esta lectura, para los ciclos A y
B se ha optado por el texto del evangelio de Juan que precede inmediatamente al de la manifestación en Caná.
Por eso, Juan, el profeta más próximo a Jesús, nos presenta al Mesías como "el Cordero de Dios" y da
testimonio de que "es el Hijo de Dios".

PRIMERA LECTURA (Isaías 49,3.5-6)


Primer Isaías: 1-39 (pre exilio). Segundo Isaías 40-55 (Exilio). Tercer Isaías 56-66 (Post exilio).
Exilio. Crisis de fe. Monoteísmo, fruto de la reflexión de este momento histórico.
Con su testimonio y su prédica busca consolar y mantener la fe del pueblo. En momentos de crisis se tiende a
abandonar la fe y acoger otros credos.
Deuteroisaías pronuncia cuatro hermosas piezas poéticas (Cánticos del siervo) para dar fuerza, consuelo y
perseverancia al pueblo. Los evangelistas entenderán la misión de Jesús desde estos cánticos, no por
predeterminación histórica, sino que entendieron el proceder de Jesús desde esos cánticos. La lectura de hoy
pertenece al segundo cántico.
1. Alcance universal de la misión del siervo sufriente. No solo Israel.
2. El ministerio no es fruto del capricho humano.
¿Evidencias de tu elección? Nuestra misión debe ser fruto de la elección que Dios ha hecho en vos. Debes ser
enviado por la comunidad.
SEGUNDA LECTURA (1Cor. 1,1-3)
Corinto capital de Acaya. Con dos puertos. Un puerto es un puente de la llegada de gente de muchos lugares, un
espacio de intercambio de costumbres, de creencias. Formada en su mayoría por paganos en la que hay algunos
judíos. Los puertos se prestan para desordenes sexuales, existen en ellos zonas de tolerancia (prostitución).
- TODOS CONSAGRADOS EN CRISTO
La segunda lectura de este domingo es el saludo de la primera carta de Pablo a los Corintios, de la que
escucharemos los dos primeros capítulos los domingos antes de Cuaresma. El texto de hoy nos lleva a hacer dos
consideraciones. La primera es la definición que encontramos de lo que es la Iglesia: todos los consagrados por
Cristo y que en cualquier lugar invocamos su nombre. Aquí encontramos nuestra identificación cristiana y
nuestra vocación a la santidad, así como el hacer de nuestra vida un himno de alabanza al Cordero que nos ha
redimido. La segunda es que, este mismo texto, nos urge (tanto como la semana que empieza mañana, día 18) a
orar por la unidad de los cristianos, para que todos los que confesamos a Jesús como Señor y en todo lugar -
desde cada una de las confesiones cristianas- le invocamos como redentor, lleguemos a conseguir vivir en la
unidad que ha de llevar al mundo a creer que Jesús es el Mesías enviado por el Padre (cf. Jn 17,21), el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo.
En los años 50, Pablo llega a Corinto, impulsado por el deseo de llevar a Cristo. Allí funda junto a Timoteo y
Silas una comunidad de creyentes en su mayoría paganos. Pablo había salido de la mirada sectaria de quienes
creían que el mensaje solamente era para los judíos. Les escribe 4 cartas, de estas dos forman parte del canon
bíblico, las otras dos hasta hoy están desaparecidas.
1. Pablo define su ser desde su hacer
Apóstol de Jesús porque su hacer es comunicar con sus palabras, sus acciones, el mensaje del Evangelio.
Nuestra debe notarse.
2. Llamados a ser santos.
Personas que viven en esa ciudad, en ese contexto de pecado, les invita a ser santos. ¿Cómo serlo? La santidad
es estar llenos del Amor de Dios, pues esta es una relación íntima con Dios. No se es santo por como se viste,
por cómo te comportas de acuerdo con códigos. La santidad se nota, se nota cuando el amor de Dios brota de
cada uno de los creyentes. Haz presente a Dios en tu vida, en tus contextos amando.

EVANGELIO (Juan 1,29-34)


Dice el Bautista definiendo a Jesús: ESTE ES EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL
MUNDO. Son palabras que repetimos siempre que celebramos la Eucaristía, antes de comulgar: muestra de que
la Iglesia les otorga un peculiar valor. Un valor cuyo sentido quizá nosotros no comprendamos bastante. Porque
¿sabemos qué significa esto de "el Cordero de Dios"? y ¿cuál es el sentido de "el pecado del mundo"?

- CRISTO, CORDERO DE DIOS


1. Cordero pascual: Éxodo 12,11-13 y 1 Cor 5,7-8 (Cristo es nuestro cordero pascual inmolado). El cordero
pascual celebra la libertad, el paso de la oscuridad a la luz, de la esclavitud a la libertad. Cuando nos acercamos
a Jesús entendemos que su manera de vivir somos libres de ataduras. En el cordero de la Pascua antigua: su
carne es alimento y su sangre salva de la muerte.
2. También las encontramos en el Cántico del Siervo de Yahvé (Is 53,4-7.12), donde nos es presentado como el
cordero inocente que carga con nuestras culpas. Un texto paralelo a este último es el de la primera lectura de
hoy, donde el Siervo amado de Dios es reconocido como "luz de las naciones" y, así, el texto bíblico se adecua a
la situación epifánica de este domingo. Expresa una manera de vivir que se entrega totalmente. Una manera de
vivir sin violencia, sin destruir al otro, dóciles y actuando desde la fuerza del amor.
3. En el Nuevo Testamento tenemos la referencia de. También en el Apocalipsis, especialmente en el himno de
los redimidos (5,8-13), donde el Cordero inmolado es aclamado por la multitud celestial como digno de toda
alabanza, y en el pasaje (Ap 22,23) donde el Cordero es considerado como luz del nuevo templo. Jesús es el
cordero porque le da sentido a la vida del hombre.
Es la paradoja de la vida y obra de JC: sigue un CAMINO DE SERVICIO, como un hombre sin poder, junto a
los pobres y despreciados. Hasta morir como un criminal entre criminales. Pero este camino -un camino que
como dice San Pablo, es locura y escándalo- resulta ser el CAMINO DE VIDA, de Victoria. De ahí que
siempre, para quienes queremos seguir a JC, el interrogante es si para participar de su Victoria escogemos el
camino que él escogió. O si nos pasamos de listos y escogemos otro camino.
-EL PECADO DEL MUNDO. Es la otra expresión que hemos de considerar. No habla del pecado de cada
hombre sino del pecado del mundo. Se trata de la REALIDAD DE MAL que hay en el mundo, más allá de lo
que cada uno de nosotros hace. Es lo que queremos expresar al hablar de "pecado original": un niño al nacer no
entra en un mundo limpio, sino en un mundo herido por una presencia de mal que de un modo u otro le afectará.
Ninguno de nosotros se libra de esta herida, todos la sufrimos. Por eso su lucha es contra el pecado del mundo,
contra esta presencia poderosa de mal que hay de hecho en nuestro mundo. Isaías en la primera lectura, decía
que el "Siervo de Dios" sería "LUZ". Porque el pecado del mundo es básicamente oscuridad, tiniebla, negación
de verdad. Es trampa, hipocresía, falsedad.
Que lleva al egoísmo, al desamor. POR ESO LA LUCHA DE JC contra el pecado del mundo -la lucha que
hemos de continuar nosotros- ES camino de verdad que lleva al amor. Sólo con verdad y sólo con amor se
combate eficazmente contra el mal que hay en el mundo.
ESCOGER siempre la verdad y escoger siempre el amor es la única manera de ser cristiano.
La pregunta es, sin embargo: ¿cómo seguir este camino? Todos conocemos suficientemente nuestra debilidad,
nuestro pecado y -más aún- el peso del pecado del mundo en nosotros, fuerza de gravedad que nos impide
avanzar en la verdad y en el amor. La respuesta la hallamos también en el evangelio de hoy.
BAUTISMO.
El bautismo de Juan es de afuera hacia adentro, agua que cae. El de Jesús es de adentro hacia afuera, Espíritu
que desde dentro nos impulsa y nos lleva a actuar.
Es importante notar cómo el testimonio de Juan sobre Jesús se identifica con decir que en Él hay el ESPÍRITU
DE DIOS. No dice: es un hombre sabio, bueno, fuerte... sino simplemente: en Él hay el Espíritu de Dios. Y esto
-no os sorprendáis- se puede decir también de nosotros: en nosotros hay el Espíritu de Dios.
No somos sabios, ni buenos, ni fuertes..., pero por gracia de Dios en nosotros habita su Espíritu.
Y es este Espíritu de Dios -tan olvidado por nosotros- el que HACE POSIBLE seguir el camino de JC, el
camino de la verdad y el amor, el camino de lucha contra el pecado del mundo. Un camino que conduce a la
Victoria.

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