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ARCO MINERO.
En agosto del año 2012, el comandante Hugo Chávez Frías presentó ante el país su visión
de configurar el arco del Orinoco
como un gran eje de
transformación económica en
las áreas agrícola, industrial,
pesquera, minera, petrolera,
petroquímica y energética
nacional, exponiendo que al
norte del río Orinoco se
encuentra la Faja Petrolífera del
Orinoco, y al sur la Faja
Industrial Minera de Guayana.
Con su gran visión humanista, el líder Hugo Chávez dejó una guía para construir un
modelo económico productivo a corto, mediano y largo plazo, con un marco legal apropiado,
que garantizara el aprovechamiento integral de las grandes riquezas naturales, pero
respetando el ambiente y a las poblaciones de las zonas mineras, criollas e indígenas.
El 24 de febrero de 2016, el Gobierno Bolivariano de Venezuela, liderado por el presidente
Nicolás Maduro, creó la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco
(AMO), a través del decreto presidencial n.° 2248, publicado en la Gaceta Oficial n.° 40855.
Esta zona estratégica es parte esencial del Motor Minero, uno de los quince motores que
conforman la Agenda Económica Bolivariana lanzada en enero de 2016 por el presidente
Nicolás Maduro, para impulsar el crecimiento y el desarrollo económico de la nación y romper
con el rentismo petrolero del cual ha dependido tradicionalmente Venezuela.
La zona del sur del Orinoco representa el área con mayor biodiversidad del país. Se estima
que más de la mitad de especies de la fauna del país habita en esta zona del territorio
nacional, entre las que se incluyen especies emblemáticas como el manatí, la tonina rosada,
el caimán del Orinoco y la tortuga Arrau. Especies que ya se encuentran amenazadas.
La inevitable perdida de especies de fauna que se producirá de llevar a cabo esta actividad
en la extensión propuesta en este proyecto, hará difícil la recuperación de estos ecosistemas,
pues se estarán eliminando especies que cumplen funciones importante en la naturaleza.
Las consecuencias, no son sólo ecológicas, sino también sociales. Una de ellas es el
éxodo de miles de personas, desde las ciudades principales hacia la Orinoquía, escapando
de la pobreza y en busca de oportunidades económicas en la minería.