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Legislación Minera.

Alumna. Michell Cherubin


Cedula, 22.723.610

ARCO MINERO.

En agosto del año 2012, el comandante Hugo Chávez Frías presentó ante el país su visión
de configurar el arco del Orinoco
como un gran eje de
transformación económica en
las áreas agrícola, industrial,
pesquera, minera, petrolera,
petroquímica y energética
nacional, exponiendo que al
norte del río Orinoco se
encuentra la Faja Petrolífera del
Orinoco, y al sur la Faja
Industrial Minera de Guayana.

En Consejo de Ministros, el comandante Chávez aprobó el Plan Estratégico para el


Desarrollo Conjunto de la Faja Petrolífera y el Arco Minero del Orinoco. Con este plan,
ordenó una política concreta, una sola estrategia eficiente de desarrollo para los sectores
petrolero y minero, dentro de una nueva geopolítica nacional. ¿La razón? Asumir el control
de la cadena productiva minera y sus actividades conexas en el territorio; e impulsar, a partir
de la mina, el desarrollo de fuentes de riqueza inagotable.

Con su gran visión humanista, el líder Hugo Chávez dejó una guía para construir un
modelo económico productivo a corto, mediano y largo plazo, con un marco legal apropiado,
que garantizara el aprovechamiento integral de las grandes riquezas naturales, pero
respetando el ambiente y a las poblaciones de las zonas mineras, criollas e indígenas.
El 24 de febrero de 2016, el Gobierno Bolivariano de Venezuela, liderado por el presidente
Nicolás Maduro, creó la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco
(AMO), a través del decreto presidencial n.° 2248, publicado en la Gaceta Oficial n.° 40855.
Esta zona estratégica es parte esencial del Motor Minero, uno de los quince motores que
conforman la Agenda Económica Bolivariana lanzada en enero de 2016 por el presidente
Nicolás Maduro, para impulsar el crecimiento y el desarrollo económico de la nación y romper
con el rentismo petrolero del cual ha dependido tradicionalmente Venezuela.

El compromiso de Venezuela expresado en la Agenda Económica Bolivariana, es invertir la


riqueza de la mina para estimular materias primas de la agricultura y de la industria, para
fortalecer la prosperidad nacional.

Es a partir de la creación de esta zona estratégica, cuando el Motor Minero se repotencia y


se comienzan a hacer los cambios necesarios
para reordenar y mejorar la actividad minera en
el país, con mayor compromiso, productividad,
efectividad y responsabilidad, de la mano con
inversionistas nacionales e internacionales que
quieran trabajar por el desarrollo del sector
minero.

Bajo la regulación y autorización del Estado


venezolano, esta zona especial tiene como
propósito estimular las actividades sectoriales asociadas a la explotación de los recursos
minerales del país, con la participación de empresas privadas, públicas y mixtas, así como la
participación de pequeños mineros, con criterios de soberanía y responsabilidad ambiental.
En estas distintas formas de participaciones, el Estado venezolano se reserva siempre al
menos el 55 % de las acciones y no cede el derecho minero, con lo cual se mantiene la
soberanía nacional sobre los recursos mineros

CONSECUENCIAS AMBIENTALES Y SOCIALES DEL ARCO


MINERO
La actividad minera, tal y
Como está planteada,
fragmentará los ecosistemas
de la zona, en su mayoría
bosques, provocarán una
importante pérdida de
especies tanto de flora como
de fauna, algunas de las
cuales ya se encuentran amenazadas. Es de destacar que muchas de las especies de la
zona son endémicas, es decir, no se encuentran en ninguna otra parte del mundo.

Los bosques continuos que queden en


pie correrán riesgo de degradarse
progresivamente dada las severas
condiciones que tendrán las áreas
deforestadas, las cuales propician
sequías locales, mayor efecto del
viento que favorecerá la continua caída
y muerte de árboles que queden expuestos.

La zona del sur del Orinoco representa el área con mayor biodiversidad del país. Se estima
que más de la mitad de especies de la fauna del país habita en esta zona del territorio
nacional, entre las que se incluyen especies emblemáticas como el manatí, la tonina rosada,
el caimán del Orinoco y la tortuga Arrau. Especies que ya se encuentran amenazadas.

La inevitable perdida de especies de fauna que se producirá de llevar a cabo esta actividad
en la extensión propuesta en este proyecto, hará difícil la recuperación de estos ecosistemas,
pues se estarán eliminando especies que cumplen funciones importante en la naturaleza.
Las consecuencias, no son sólo ecológicas, sino también sociales. Una de ellas es el
éxodo de miles de personas, desde las ciudades principales hacia la Orinoquía, escapando
de la pobreza y en busca de oportunidades económicas en la minería.

Además, en torno a la actividad minera, existen múltiples denuncias de trata de personas,


prostitución, tráfico de drogas, extorsiones, masacres, presencia de grupos paramilitares e
incluso de guerrillas procedentes de Colombia, así como daños a la salud de los mineros
informales y sus familias debido al uso de mercurio.
Estadísticas del Ministerio del Poder Popular para la Salud dan cuenta de un fuerte
incremento en la mortalidad de mínimo 500% y de hasta 700% entre 2002 y 2013 en
municipios como Sifontes, El Callao, Cedeño y Roscio.
Muchos de los proyectos mineros de la zona están bajo el control de una mafia conocida
como “Pranato Minero” de cuyos líderes poco se sabe.
Por otro lado, la gran minería transnacional no ha quedado al margen del proyecto. Incluso
empresas canadienses que hace poco demandaron internacionalmente a Venezuela por
controversias relacionadas con sus inversiones, han vuelto como socias del país en la
explotación minera en la Orinoquía.

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