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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DE CARABOBO

FACULTAD DE INGENIERÍA

CAMPUS BARBULA-ESTADO CARABOBO

Arco Minero de
Venezuela

PROFESOR: CURSANTES:

José Chirinos Carlos E. Bizarro


C.I: 30312635

Neomar Sosa

C.I: 29769138

Valencia, Marzo del 2020


Índice

• Introducción
• ¿Qué Es?
• Historia
• Características
• ¿Qué Sucede?
• Aplicaciones Ambientales
• ¿Cómo Funciona?
• Explotación
• Causa-Efecto
• Crisis
• Problemas Ambientales
• Conclusión
• Anexos
Introducción
En este informe, nuestro objetivo es desarrollar un tema muy interesante como es
el Arco Minero de Venezuela del cual se ha hablado mucho en noticias tanto
nacionales como también internacionales. Podemos conocer el Arco Minero de
Venezuela como el área que está abastecida en los más grandes recursos
naturales de todo el país, también descubriremos los avances científicos y
retrasos de esta. Esta Área esta grande que por ende de allí provienen una series
de preguntas como lo son, ¿si Venezuela es una potencia mundial (hablando en
recursos minerales), porqué está pasando esta crisis económica?, ¿si es tan
grande esta área, que hacen con los minerales que extraen de ella?, de manera
que la función que cumpliremos es conocer sobre esta zona, conociendo así como
surge y su funcionamiento, como esta impacta en todo el país y para donde van a
parar todos esos recursos, por lo tanto, analizaremos sus características y
avaluaremos esos minerales que se hallan en ese lugar. En este podemos
referirnos o hacer un énfasis en ella con dicho como lo es, “todo lo que tenga algo
bueno también tiene algo malo”, esto lo podemos definirlo también como que esta
área tiene Causa y Efecto en todo el país, por lo que han habidos incidencias por
sus explotaciones y esto ha causado crisis en ella de manera que no sólo afecta a
los venezolanos, sino que también al medio ambiente en el cual nosotros estemos,
más aún aquellos que se encuentre cerca de la mencionada área. Ahora bien,
quien y/o quienes son los encargados en administrar el Arco Minero, todo esto lo
conoceremos poco a poco en el desarrollo de este tema.
Historia
El 24 de febrero de 2016, a través del decreto 2.248 de la Gaceta Oficial 40.855,
se decreta la creación de Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del
Orinoco. Igualmente el decreto incluyó certificar y cuantificar las reservas mineras
de esta zona y, además, se activó el Motor Minería de la Agenda Económica
Bolivariana.
El 5 de agosto de 2016 el ministro para la Defensa y Comandante Estratégico
Operacional, Vladimir Padrino López, anunció que "se activará unidad especial
para el Arco Minero del Orinoco".
El 7 de septiembre de 2016, el ministro para el Desarrollo Minero Ecológico,
Roberto Mirabal, informó que empezó la etapa de exploración del Arco Minero del
Orinoco y señaló que "toda transnacional en el Arco Minero debe cumplir las leyes
del Estado".
Entre los objetivos del Arco Minero del Orinoco están la diversificación de la
economía, así como obtener más ingresos estatales para destinarse a la inversión
social. 60 % de los recursos obtenidos de estos proyectos serán usados para los
programas sociales;7 todo esto de acuerdo los objetivos establecidos en el Plan de
la Patria 2013-2019 (Plan de Desarrollo Económico y Social de la República
Bolivariana de Venezuela).
¿Qué Es el Arco Minero de
Venezuela?

El Arco Minero del Orinoco (AMO), creado oficialmente el 24 de febrero 24 de


febrero de 2016 como Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero
del Orinoco, es un área rica en recursos minerales que la República de
Venezuela explota desde 2017; ocupa mayoritariamente el norte del estado
Bolívar y en menor proporción el noreste del estado Amazonas y parte del
estado Delta Amacuro. Cuenta con 7000 toneladas de reservas
de oro, cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales.
El Arco Minero del Orinoco abarca un área de 111 843,70 km², es decir 12,2 %
del territorio venezolano; duplicando a la faja petrolífera del Orinoco. De acuerdo
con Roberto Mirabal, exministro del Poder Popular de Desarrollo Minero
Ecológico, el Arco Minero del Orinoco tiene un potencial de unos 2 trillones de
dólares, los cuales en un sesenta por ciento serán destinados a los programas
sociales de Venezuela.
La Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, la Sociedad
Venezolana de Ecología, la Asociación de Arqueólogas y Arqueólogos de
Venezuela (AAAV), la Asamblea Nacional de Venezuela y la ONG Programa
Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (PROVEA) han
expresado públicamente su preocupación ante la el incumplimiento de estudios de
impacto ambiental y sociocultural, la violación de derechos a la consulta previa en
las comunidades indígenas, el patrimonio cultural y natural y la soberanía
nacional.
Características
El Arco Minero del Orinoco (AMO) está ubicado al sur del río Orinoco, en la parte
norte del estado Bolívar. Posee una superficie total de 111 843,70 km 2. De esa
superficie solo en un 5 % se llevará a cabo la exploración. Una vez finalizada la
etapa de exploración, se estima que la explotación de minerales se realice solo en
1,5 % del Arco Minero.
Consta de cuatro grandes áreas:

• Área 1: es el área más occidental hasta el río Cuchivero, donde


predominan bauxita, coltán, tierras raras y diamantes.
• Área 2: entre el río Cuchivero y Río Aro, con predominancia de hierro,
minerales no metálicos y oro aluvial.
• Área 3: entre el río Aro y el límite este del Arco Minero, predominan oro,
hierro y bauxita.
• Área 4: extensión del Arco Minero en la Zona de Imataca, donde predominan
oro, cobre, caolín y dolomita.
¿Qué sucede?

Al sur del río Orinoco, en una extensión de 111.843 kilómetros cuadrados (mayor
que el territorio de Bulgaria, Liberia o Cuba) en el estado Bolívar, yacen las
riquezas minerales más grandes de Venezuela y una de las más importantes del
mundo. Oro, diamante y coltán reposan en las entrañas del Macizo Guayanés
desde hace millones de años.

En febrero de 2016, el presidente Nicolás Maduro decretó ese territorio


como Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, una
idea que Hugo Chávez, su predecesor en el cargo, había anunciado al país en
2011.
La iniciativa de Maduro surge como un intento desesperado por llenar las arcas de
la nación y remontar la caída de los precios del petróleo. La riqueza
insuficientemente explorada de los yacimientos de minerales son el aliciente
ofrecido a inversionistas nacionales y extranjeros, que se apresuraron a
constituir empresas de maletín para obtener mayores ventajas de esta nueva
oportunidad de hacer negocios con el Estado. Para el financiamiento del proyecto
de minería a gran escala el gobierno venezolano aseguró haber convocado a 150
empresas venezolanas y extranjeras, pero apenas 16 han formalizado convenios y
se han creado cuatro empresas mixtas, de las cuales solo una tiene presencia
visible en la zona oriental del Arco Minero del Orinoco.

Los más directamente afectados son los pueblos indígenas que desde tiempos
ancestrales ocupan el territorio intervenido, así como los ecosistemas de interés
mundial, pues el Arco Minero del Orinoco es parte de la Amazonia. El proyecto
avanza sin que se hayan elaborado los correspondientes estudios de impacto
ambiental y sociocultural.

Pero el intento de Maduro de sustituir la renta petrolera por la renta minera para
paliar la profunda crisis económica y social que sufre Venezuela tiene un primer
gran obstáculo: el tiempo. Transcurrido año y medio después de la creación del
Arco Minero del Orinoco, los ingresos adicionales que el gobierno espera obtener
de las minas siguen enterrados en el subsuelo. Y, mientras tanto, la industria
petrolera se ha derrumbado el extremo de que la producción en 2017 disminuirá
casi 10% en relación con el año anterior y se ubicará en niveles de hace 23 años,
según cálculos de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Tres años de recesión sin precedentes han contraído la economía en 10%.
Una inflación descontrolada (la más alta del mundo según algunas empresas
consultoras) golpea a los venezolanos. La gente hace cola no sólo para comprar
comida, sino para encontrarla en la basura. Los medicamentos esenciales
escasean. El descontento popular se manifestó en las calles en un proceso
insurreccional que sumó 121 muertos en un lapso de cuatro meses. La respuesta
del Estado se concentra en la represión y en un cambio de las reglas del juego
democrático a través de una fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente que
persiste en anular los contrapesos institucionales.

Los reporteros visitaron el Arco Minero del Orinoco y constataron que, en vez de
prosperidad, se ha incrementado el delito. La autoridad del Estado venezolano ha
sido sustituida por la crueldad extrema de los grupos de delincuencia
organizada -o pranes- enquistados en la zona, los cuales se benefician de la
minería ilegal e imponen sus reglas a sangre y fuego. La deforestación y el uso
del mercurio en la actividad minera que se continúa desarrollando caóticamente
causan estragos ambientales y violan el derecho a la tierra de 198 comunidades
indígenas, algunas de las cuales han rechazado rotundamente el cianuro como
alternativa supuestamente ecológica promovida por el gobierno.

Al día de hoy, el Arco Minero del Orinoco quedó reducido a una inviable promesa
gubernamental de reinvertir la renta minera en beneficios para los sectores más
empobrecidos de la población.
¿Cuáles son las implicaciones
ambientales del Arco Minero?
Tomamos la oportunidad de la celebración del Día Mundial del Ambiente para
reflexionar acerca de las consecuencias ambientales que implica la instauración
del Arco Minero, proyecto impulsado por el Gobierno nacional con la supuesta
intención de aprovechar la potencialidad de la actividad minera como alternativa al
rentismo petrolero.
Sin embargo, aquí les presentamos algunos datos que plantean un escenario
completamente diferente:
•La zona del Arco Minero tiene una extensión de 111.843,70 km², lo
cual representa 46% del estado Bolívar. Es más grande que países como
Panamá, Holanda o Suiza.
•Dentro de esa zona se encuentra una cantidad importante de biodiversidad
que se ve amenazada por la minería ilegal; alberga el complejo hidroeléctrico de
Guri, que genera un promedio de 45.000 gigavatios-hora (GWh) para el mercado
eléctrico venezolano.
•Es hogar de la reserva forestal de Imataca y monumentos naturales, reservas de
biósfera, parques nacionales y refugios de fauna silvestre,
•Figura dentro de su extensión la cuenca del Caroní, que provee las reservas
de agua dulce más importantes de Venezuela y abastece las centrales
hidroeléctricas que generan 70% de la energía que consume el país. Es
igualmente importante destacar que todo lo que llega al río Orinoco afectará la
calidad de las aguas y de las especies del Mar Caribe y del Atlántico.
•Entre los minerales presentes en la zona figuran el oro, hierro, diamantes y
coltán, existente únicamente en siete países del mundo y que se utiliza en la
fabricación de dispositivos electrónicos como celulares, computadoras, satélites,
televisores y reproductores de música.
•Ya no es posible tomar agua del río, no se puede consumir pez aymara ni otros
por la elevada contaminación por mercurio utilizado en el proceso de
extracción de los minerales. Otras especies lejos de la mina también están
contaminadas.
•Entre sus impactos negativos ambientales podemos encontrar: aumento de la
deforestación, pérdida de biodiversidad, deterioro de la calidad del
agua proveniente del escurrimiento superficial y el agua de los ríos, eliminación
y contaminación del suelo, incorporación de contaminantes, principalmente de
metales pesados en las comunidades aledañas o que laboran en la región,
y afectación en la salud por contaminación del aire, por nombrar algunos.
•Según estudio realizado por la Universidad de Oriente (UDO), la mayoría de los
Ye’kwana y Sanema presentan 40 veces más mercurio en el cabello que el
estándar fijado por la Organización Mundial de la Salud.
•La minería ilegal ha ocasionado daños tan graves, que si se detuviera
totalmente la actividad este mismo año, tomaría al menos 30 años recuperar
toda la zona.
•El decreto del Arco Minero del Orinoco viola el artículo 127 de la Constitución,
que establece que el Estado venezolano deberá proteger el ambiente, la
diversidad biológica, los procesos ecológicos, los parques nacionales y
demás áreas de importancia ecológica; se viola también el artículo 129 que
estipula que toda actividad susceptible de causar daño a los ecosistemas debe ser
previamente acompañada de estudios de impacto ambiental y sociocultural.
•Se estima que la deforestación causada por la minería ilegal en la región sea
de 1.100 km² al año, que incrementa los casos de enfermedades como el dengue.
•Genera cambios radicales en la organización social, representando un riesgo
en la vida de las comunidades, principalmente indígenas, por la trata de personas,
prostitución y opresión de los habitantes y trabajadores de las minas.
Fuente: Manifiesto de Guayana sobre el Arco Minero, Provita, Dra. Nalúa Silva
(coordinadora del Centro de Investigaciones Antropológicas de la UNEG).
¿Cómo funciona el Arco Minero de
Venezuela?

Los venezolanos llegan de todos lados para trabajar extrayendo coltán, oro
y diamante en el Arco Minero de Venezuela.

En ciudad Bolívar, existen mafias carcelarias, mineros ilegales y traficantes de


drogas y combustible. Sin embargo gobierno señala que tiene el control absoluto
de la seguridad ciudadana, así como de los yacimientos y las fronteras.

Pero la explotación en el Arco Minero de Venezuela comenzó hace casi treinta


años, cuando llegaron mineros ilegales desde Brasil a principios de los años 90.
La deforestación que han causado por su afán de extraer oro ha sido tremenda,
explican los expertos que han estudiado los efectos de la minería en esta zona,
pues para conseguir el metal se utilizan motores que extraen agua de los ríos para
erosionar el suelo hasta abrir una bulla, es decir, un hoyo de varios metros de
profundidad y de ancho. El fango que extraen lo someten al mercurio para
conseguir las pepitas de oro. Y así van abriendo estos agujeros que luego quedan
contaminados por este metal pesado.

El gobierno venezolano insiste en que ha minimizado la presencia de los ilegales


en favor de lo que considera la “pequeña minería”, que corresponde a informales
que se han legalizado por alguno de los seis planes oficiales aplicados.

Mineros censados por el nuevo Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico han


denunciado que aún son extorsionados por bandas ilegales que controlan las
zonas mineras y también por algunos miembros de las fuerzas armadas. Aseguran
que ha habido persecución de los militares en el marco de la Operación Liberación
del Pueblo, que según el diputado oficialista Diosdado Cabello se realiza “para la
liberación del estado Bolívar de los garimpeiros, mafias que operan en las minas y
esclavizan gente y que además se llevan el oro de Venezuela”.
Las Claritas es el nombre de una de estas zonas —situada en el estado de
Bolivar— que es invadida diariamente por mineros ilegales. Estos llegan de todos
lados y entre ellos se ven muchos rostros indígenas. Las Claritas actualmente está
controlado por grupos armados ilegales llamados “pranes”.

Aunque Amazonas no está oficialmente en el plan nacional de minería y aunque


está fuera del Arco Minero de Venezuela, el Estado ya ha sido ocupado por entre
10 000 y 12 000 mineros ilegales. Cifra que está aumentando porque la ocupación
de las grandes empresas y del ejército en las áreas ricas en minerales de Bolívar,
los obliga a buscar otros espacios, explica Liborio Guarulla, gobernador saliente
del estado de Amazonas.
Explotación
Desde la creación de AMO en 2016 ha traído en la zona minera desasosiego, luto
y conflictos en la sociedad, en tres Estados del país: Bolívar, Guárico y Amazonas.
Entre abril de 2016 y septiembre de 2018, han ocurrido 40 eventos violentos en el
área destinada mediante decreto a la explotación de materiales estratégicos .
La tragedia de la Masacre de Tumeremo dio inicio a investigaciones relacionadas
en enfrentamientos con pranes, el grupo ELN de origen en Colombia, la Fuerza
Armada Nacional y el CICPC, el gobierno nacional con la creación de un grupo
que bajaría las tensiones a través de sus “Operación Liberación del Pueblo ” OLP
Un plan para “combatir la delincuencia especialmente, el paramilitarismo
colombiano.

En asociación con empresas de otros países, el gobierno venezolano explota el


Arco Minero del Orinoco, una vasta región rica en minerales. Las graves
consecuencias sociales y ambientales de estas actividades han pasado
mayormente desapercibidas.

La devastación de Venezuela es también ecológica. El régimen de Nicolás


Maduro, siguiendo los pasos de su predecesor Hugo Chávez, quien ya lo había
anunciado en 2011, abrió las compuertas al apocalipsis ambiental cuando puso
en marcha en 2016 el llamado Arco Minero del Orinoco: una vasta extensión
de 111 mil 846 kilómetros cuadrados, lo que equivale al 12,2 % del territorio
venezolano, que atraviesa selvas del sur como la sierra de Imataca, La Paragua y
El Caura y las cuencas de los ríos Orinoco y Caroní, todos sistemas ecológicos
frágiles, habitados por comunidades indígenas.
La voracidad del gobierno chavista, escaso de divisas petroleras debido a su
propia incapacidad y corrupción en el manejo de PDVSA, ha hecho que Maduro y
sus cómplices se vuelquen hacia la explotación de recursos mineros. El Arco
cuenta con grandes reservas de coltán (mineral codiciado por la industria de la
electrónica), bauxita, diamantes y oro que algunos cálculos valoran en unos 2
trillones de dólares. Bajo un esquema de asociaciones estratégicas, el gobierno
venezolano ha dado concesiones de explotación minera a diversas empresas
chinas, rusas, canadienses, surafricanas, australianas y de otros países. Una de
las empresas concesionarias es la llamada Compañía Anónima Militar de
Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (CAMIMPEG), la porción del “pastel” que
le ha tocado a la casta militar, soporte principal del régimen.

Con esta empresa se busca darle legitimidad a la explotación por parte de los
militares de los recursos del Arco Minero, lo que ya venían haciendo miembros de
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desde hace varios años de forma
ilegal por medio del contrabando de oro y diamantes, el cobro de la llamada
“vacuna” a los mineros artesanales, y la complicidad con fuerzas irregulares como
el Ejército de Liberación de Colombia (ELN) y grupos criminales que operan en el
sur de Venezuela.

Las comunidades de pueblos indígenas han sido una de las principales víctimas
de la participación militar en las regiones mineras. Esto ha resultado
en enfrentamientos con fuerzas militares, en crímenes contra representantes de
esos pueblos, y en una red de manejos oscuros de un negocio que pudre el tejido
social, sanitario y moral de esas regiones.
En un extenso y muy documentado reportaje, el periodista Edgar López relata los
horrores asociados con la exploración del Arco Minero, un cóctel destructor que
mezcla “crimen, corrupción y cianuro”.

La migración de personas hacia las zonas selváticas para trabajar en la minería


es una de las razones (no la única) que explican un incremento de los casos de
malaria en Venezuela. Estos movimientos de población hacia los campos mineros
también han resultado en un incremento de la prostitución, el tráfico de seres
humanos (especialmente en tiempos de crisis humanitaria), y la explotación de los
trabajadores. Todo esto en un país donde no existe el Estado de derecho, y el
sistema judicial y de protección de los derechos humanos, incluyendo a la Fiscalía
de la República y el Defensor del Pueblo (ombudsman), están al servicio del
régimen de Maduro.

Algunos chavistas han denunciado la devastación del Arco Minero del Orinoco.
Antiguos ministros y funcionarios del gobierno de Hugo Chávez, incluyendo al
Mayor General Clíver Alcalá Cordones, introdujeron un recurso de amparo ante el
Tribunal Supremo de Justicia venezolano para detener la explotación minera en
esa zona, pero la máxima instancia judicial la declaró improcedente. Varias
organizaciones no gubernamentales venezolanas, entre las que está la Red de
Organizaciones Ambientales no Gubernamentales de Venezuela (Red ARA)
también han alertado contra los efectos nefastos del Arco Minero. Pero el gobierno
venezolano ha hecho caso omiso a todas estas denuncias.
Recientemente anunció que un primer cargamento del mineral coltán había sido
despachado a Italia, noticia que no aparece confirmada por ninguna fuente
independiente.

En el plano internacional también se han escuchado algunas voces de alerta. Sin


embargo, llama la atención el silencio de los grandes del ecologismo, como
Greenpeace (un grupo llamado Greenpeace Venezuela, que no parece
representar oficialmente a Greenpeace, hizo una tímida denuncia en su página
Facebook) o el WWF. También resulta curioso que un vocero del ecologismo
como el canadiense David Suzuki haya aceptado participar en una conferencia
organizada en 2015 por la Embajada de Venezuela en Canadá bajo el título IV
Encuentro de Saberes, pero que en la misma no haya mencionado el bien
documentado impacto ecológico de la explotación petrolera en Venezuela, y
particularmente del petróleo extra pesado de la Faja del Orinoco.

Según un vocero de la Fundación David Suzuki, ni el científico ni su organización


recibieron pago alguno por parte del gobierno venezolano por esta conferencia. Al
ser interrogado sobre la posición de la Fundación sobre la minería en el Arco
Minero del Orinoco, el vocero se limitó a decir que la organización que lleva el
nombre de Suzuki apoya la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas de las Naciones Unidas y los derechos de estos pueblos en todo el
mundo, pero no hace “campañas” fuera de Canadá. Otras organizaciones como
MiningWatch Canadá se ha pronunciado tímidamente sobre el tema en
un tweet en el que critica a la empresa canadiense Gold Reserve.
Pero en el que no dice nada sobre la responsabilidad del régimen de Maduro en
la violación de derechos humanos, los ataques contra los pueblos indígenas o el
daño ambiental en el Arco Minero.

Varias razones podrían explicar la discreción de los usualmente ruidosos


activistas verdes globales cuando se trata de Venezuela. En primer lugar, a pesar
de contar con industrias altamente contaminantes como la petrolera y la minería,
Venezuela ha estado fuera del radar de las grandes ONGs verdes por ser
considerado durante mucho tiempo un país de ingresos medios, comparado con
otros países considerados pobres en Asia, África e incluso Latinoamérica.

Segundo, la percepción que prevaleció durante la presidencia de Chávez que en


Venezuela se había producido una “revolución de izquierdas” que favoreció a los
pobres (lo que ha quedado ampliamente desmentido por la evidencia reciente),
exculpaba a los bolivarianos de cualquier sospecha ecocida. Como lo afirma en un
ensayo la profesora venezolana Gisela Kozak Rovero, “La apropiación del
discurso de izquierda –en particular, estudios culturales, la teoría decolonial,
feminismo «nuestro americano», marxismo, postmarxismo–, ha permitido a la
revolución bolivariana alianzas con académicos en diversas latitudes y el fomento
de la militancia con ropaje investigativo…”. Lo mismo se podría decir de cierto
progresismo verde que parece haber preferido las anteojeras ideológicas antes
que la verdad sobre el crimen ecológico que se está cometiendo en Venezuela.
Los periodistas Edgar López y Julett Pineda, autores del trabajo Arco Minero del
Orinoco: crimen, corrupción y cianuro, dieron a conocer durante el Foro Guayana
Sustentable, realizado por la Universidad Católica Andrés Bello de la región, que
la corrupción y el daño ambiental se han acentuado con el Arco Minero.

Fuente: La Nación

López aseguró que en los pueblos mineros hay una mafia que controla el negocio
del oro y que los militares que están en los alrededores de las zonas mineras no
entran al lugar, reseñó Correo del Caroní.

Destacó que, a pesar de las promesas del gobierno, no hay garantía de una
minería ecológica, pues los trabajadores continúan usando mercurio a pesar de su
prohibición, lo que ha incidido en el aumento de la tasa de mortalidad.

Por su parte, Pineda hizo referencia a las 150 empresas con las que se firmarían
los convenios para la exploración y explotación del Arco Minero del Orinoco, de las
cuales solo se conocen 13, entre ellas Gold Reserve, trasnacional que se alió con
el Estado para crear dos empresas de maletín que no tienen oficina pero que se
llevan la mayor parte del Arco Minero.

Monitoreos de la NASA determinaron que 200 hectáreas de bosque se perdieron


entre diciembre de 2016 y abril de 2017. La deforestación y la contaminación por
uso de mercurio se ha extendido hasta el Parque Nacional Canaima, pese a que
es un área de protección.
Causa-Efecto
• Ampliación de las fronteras extractivas
Venezuela presenta complejos escenarios como resultado de las debilidades para
emprender una efectiva diversificación productiva. Lo que está ocurriendo es,
entonces, la diversificación del extractivismo, sostenido por el Estado, mientras se
reconfiguran nuevos regímenes biopolíticos sobre los territorios. Las derivas del
modelo rentista sostenido en la industria petrolera venezolana se agudizan y se
expresan en territorios donde se ha expandido la minería ilegal. En el marco de
una profunda crisis económica nacional, del modelo rentista y de la configuración
del Estado que lo sostiene, surgen proyectos intensivos y extensivos de
explotación de minerales. Venezuela no ha abandonado su papel en el concierto
económico mundial como proveedor de materias primas. Es más, el peso de los
rubros con escaso o nulo procesamiento se ha profundizado en las últimas
décadas.

En estos últimos diez años, al no consolidar su autonomía ni bases sólidas para el


desarrollo de un nuevo modelo económico, el proyecto bolivariano quedó a
merced de los impactos de la crisis mundial del capital, la escandalosa fuga de
capitales, el endeudamiento creciente, la corrupción, las presiones y los bloqueos
internacionales de muy reciente data, la dinámica clientelismo/cooptación y la
caída de los precios del petróleo, principal fuente de ingreso de divisas. Un
ejemplo claro es la incapacidad real y efectiva de las experiencias de producción
para cubrir las necesidades básicas de la población en materia agroalimentaria.

En este contexto, el gobierno ha creado el Arco Minero del Orinoco (AMO), que
constituye la mayor avanzada extractivista por parte del Estado y sectores
privados, mediante la configuración y el uso de los territorios sobre la base de una
supuesta vocación minera. Se trata de una superficie de 113.598 km, que
corresponde a 12,4% del territorio nacional, con una extensión mayor a la de
países como Cuba, Bélgica, Panamá, Irlanda, Suiza o Costa Rica.
En este territorio de extraordinaria diversidad y riqueza socio-natural ubicado en el
estado Bolívar y al que se vincularán próximamente Amazonas y Delta Amacuro,
se encuentran seis áreas bajo régimen de administración especial (ABRAE),
distribuidas en cuatro zonas delimitadas y el Bloque Especial Icabarú según la
vocación minera diferenciada. Se prevé la extracción de oro, diamante, coltán,
cobre, hierro y bauxita, con la participación de 150 empresas provenientes de 35
países.

La población que reside en el AMO representa 4,69% de la población nacional:


1.660.000 habitantes distribuidos en 465 poblados. En Guayana, las cifras
actuales de la población minera en general («tradicional» y «emergente») varían
según la fuente, pero alcanzarían entre 70.000 y 150.000 personas. La extracción
minera existe desde hace aproximadamente 200 años y transitó desde prácticas
asociadas a la minería artesanal hacia técnicas de mayor complejidad y volumen
de extracción, como la aluvional y la de galería. Previo a la Revolución Bolivariana,
el ordenamiento jurídico que regulaba la práctica minera en Venezuela se sostenía
en la criminalización e invisibilización de la realidad minera artesanal y de pequeña
escala, lo que no implicó el abandono de esa práctica sino más bien su extensión,
con la incorporación de mineros de países vecinos como Brasil y Colombia. En
2000, el presidente Hugo Chávez modificó la Ley de Minas promulgada en 1952
mediante un decreto-ley que reconoce la existencia del minero artesanal, de la
pequeña minería y de la mancomunidad minera. A partir de ese momento se
iniciaron gestiones institucionales que tenían como objetivo el reconocimiento y la
regularización de la actividad minera y la protección socioeconómica de la
población dedicada a esta actividad, con el fin de garantizarle condiciones de vida
más dignas, así como el impulso de la transición hacia otras actividades
productivas. El Plan Piar (2003), la Misión Piar (2004), el Plan de Reconversión
Minera (2006), el Plan Caura (2007) y la Comisión Presidencial para la Protección
del Desarrollo y Promoción Integral de la Actividad Minera en la Región Guayana
(2014) se dirigieron hacia estos fines. Empero, estos planes no lograron los
objetivos buscados.
• Nuevo entramado legal y actores del despojo
La creación del AMO tiene como soporte otros acontecimientos con fuerza de ley
que merecen ser resaltados. Por un lado, la creación en 2014 de la Ley de
Regionalización Integral para el Desarrollo Socio-productivo de la Patria, que
reproduce modelos difundidos por el neoliberalismo multilateral de organizaciones
como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Ese modelo no es otro que el de las zonas económicas especiales, que operan
gracias al ejercicio estatal de sustraer conquistas fundamentales en materia de
derechos humanos, políticos y sociales, y otorgar absolutas libertades
económicas, tributarias y territoriales, principalmente a capitales transnacionales.
El otro mecanismo de reciente creación es la constitución de una corporación
militar-empresarial mediante la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras,
Petrolíferas y de Gas (CAMIMPEG, 2016). El tercer mecanismo, de similar
importancia, es la Ley de Inversiones Extranjeras (2017), sancionada
recientemente por la Asamblea Nacional Constituyente.

El AMO refleja escenarios de crecientes complejidades y amenazas. Sobre las


espacialidades y dinámicas reticulares en un mismo territorio operan y se vinculan
diferentes actores. Nos atrevemos a categorizar cuatro tipos: a) el primero de ellos
es el eslabón más territorializado, sujeto a un capitalismo lumpenizado y mafioso,
vinculado a la minería ilegal de pequeña y mediana escala, inserto en el tejido
social, que se extiende territorialmente a partir del aprovechamiento de sus
múltiples operadores de alcance regional y nacional y es controlado por cabecillas
de bandas armadas. b) El segundo actor es impulsado por sectores económicos
emergentes y tradicionales, vinculados a la burocracia gubernamental y
amparados por las nuevas disposiciones que crean el AMO. Se trata de empresas
nacionales recién creadas, con ninguna o muy precaria trayectoria en explotación
minera, con inconsistencias en su proceder con el Estado y con vínculos en
paraísos fiscales cercanos como Barbados; se las llega a considerar incluso
empresas «de maletín» o fantasmas. c) El tercer actor está constituido por
agentes foráneos con limitada proyección internacional, con sedes e intereses
relacionados con capitales especulativos fuera de Venezuela, y a su vez con
trayectoria y experiencia minera exclusivamente en el país o muy localizada. d)
Por último, la cuarta figura de este mapa de actores son las poderosas empresas
transnacionales, no con trayectorias, sino más bien con prontuarios por la
violación de derechos humanos y negociaciones fraudulentas con los Estados,
además de largos repertorios en su haber de graves devastaciones y
contaminaciones en los territorios donde operan.

Con la creación del AMO, la minería ilegal se verá acompañada de empresas


como la Gold Reserve, que ya ha establecido asociaciones estratégicas mediante
contratos leoninos con el Estado venezolano. A esta empresa el presidente
Chávez le había suspendido la concesión de la mina Las Brisas en 2009.
Posteriormente, Venezuela perdió una demanda ante el Centro Internacional de
Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) y aceptó la resolución de
este organismo de indemnizar a la empresa por 769 millones de dólares10.
También se han suscrito acuerdos con la mayor empresa minera del mundo: la
Barrick Gold. Esta empresa posee un historial de denuncias en los lugares donde
tiene presencia, relacionados con asesinatos y abusos en países como Papúa
Nueva Guinea y Tanzania11, así como un largo registro de devastación y
contaminación sin precedentes, entre los que podemos mencionar el derrame de
al menos un millón de litros de solución cianurada en cinco ríos de la provincia
argentina de San Juan12; la contaminación por cianuro por la explotación de las
minas de Pueblo Viejo, en República Dominicana13 y graves afectaciones a
glaciares de Argentina y Chile por la explotación de las minas Veladero y Pascua
Lama14, entre otros casos.

• Incidencias
A lo largo de su historia el Arco Minero del Orinoco, ha presentado una serie de
incidencias.

El 27 de noviembre de 2018 la Comisión Intergubernamental de Alto Nivel (CIAN,


Poder Ejecutivo de Venezuela) anunció nuevos proyectos y convenios mineros
con la participación conjunta de Rusia en el primer trimestre de 2019.4041.
• Los bosques que se pierden
Vista de los tepuis —mesetas con paredes verticales— que se encuentran en el
sudeste de Venezuela, zona donde se encuentra el Arco Minero de Venezuela.
Foto por Antolín Martínez A. bajo la licencia Creative Commons Attribution-Share
Alike 3.0

De acuerdo con el Global Forest Watch, al menos cinco áreas protegidas en


Venezuela ya están siendo deforestadas por las actividades mineras ilegales.
Siete monumentos naturales y cinco parques nacionales se encuentran dispersos
en todo el Arco Minero de Venezuela.

Uno de ellos es el Parque Nacional Canaima, declarado Patrimonio Mundial por la


UNESCO, que abarca 30 000 kilómetros cuadrados. Se caracteriza por extensos
bosques, mesetas aplanadas y acantilados fantásticos, y es el hogar de jaguares
(Panthera onca), nutrias gigantes (Pteronura brasiliensis) y osos hormigueros
(Myrmecophaga tridactyla), además de que alberga la cascada de agua más alta
del mundo, el Salto del Ángel.

La región destinada para desarrollo minero también incluye la Reserva Forestal


de Imataca (3 800 000 hectáreas); las reservas de La Paragua y El Caura (5 134
000 hectáreas combinadas); el Monumento Natural Cerro Guanay; más el río
Caroní (que abarca 96 000 kilómetros cuadrados). Los ecologistas están
especialmente preocupados pues significa la eliminación de la cuenca del río
Orinoco y sus ecosistemas.

• La presencia de los indígenas


En el estado de Bolívar hay 198 comunidades indígenas y varias de ellas se
ubican en territorios de grandes depósitos de coltán, como sucede en la region
Parguaza.
En el Estado de Bolívar hay 198 comunidades indígenas, que se han se han visto
empujadas a dejar su estilo de vida tradicional para entrar al Arco Minero de
Venezuela, impulsadas en gran medida por el índice de inflación. Los hombres
trabajan en las explotaciones de oro, coltán y diamante.Las mujeres indígenas
también entran a las minas, pero además se les ve preparando y vendiendo
comida, limpiando alojamientos o trabajando en redes de prostitución.

Uno de los puntos más criticados por quienes se oponen a la minería es que las
comunidades indígenas dentro del Arco Minero de Venezuela no han sido
consultadas sobre el desarrollo de esta actividad en sus territorios. No se les ha
preguntado ni dado el derecho al consentimiento libre, previo e informado para los
proyectos de minería que afectan a sus territorios, como lo señala el Convenio 169
de la Organización Mundial del Trabajo, un acuerdo del que Venezuela forma
parte.

Algunas ONG del estado Bolívar denuncian esclavismo, trabajo infantil y


prostitución por parte de mineros ilegales, así como la presencia de grupos
ilegales armados.

El ejército tiene una gran participación en la supervisión de muchas minas, y


también realiza casi todo el trabajo relacionado con el paso de contrabando de oro
de Venezuela a otros países, explica Brian Clark, líder indígena en Jobochirima,
una comunidad cerca de Las Claritas.

En el borde suroeste del Arco Minero, cerca de la frontera entre los Estados de
Bolívar y Amazonas, se encuentra Ikabarú. Las zonas indígenas habitadas
alrededor del pueblo están llenas de minas de oro ilegales. En septiembre de
2017, Lisa Henrito, responsable de seguridad indígena de esta zona, observaba
cómo eran invadidas las tierras indígenas por buscadores de oro ilegales
armados. Se vio obligada a crear una red de defensa indígena local para
desplazar por la fuerza a 170 mineros.

Henrito sostiene que las fuerzas militares del Estado suelen ser cómplices de los
proyectos de minería ilegales en su región. Liborio Guarulla, gobernador saliente
del estado de Amazonas e indígena, dice que 20 comunidades indígenas ya se
están viendo afectadas de forma negativa por la minería en su Estado.
• Entre el Ejército y los remanentes de las FARC
La proximidad del Arco Minero de Venezuela y del estado de Amazonas con
Colombia, complica aún más las cosas. Se ha registrado la presencia de
guerrilleros colombianos en estas tierras venezolanas. Integrantes de las guerrillas
del ELN (Ejército de Liberación Nacional) y grupos disidentes de las FARC están
en el Estado de Bolívar y no solo les interesa la minería de oro, también del coltán,
que pasan de contrabando a Colombia.

Las poblaciones indígenas, sin embargo, no se llevan bien con las guerrillas. Los
guerrilleros colombianos han amenazado repetidamente al grupo indígena,
sostienen varias fuentes, para que mantenga bajo el precio del coltán.

La riqueza del Arco Minero de Venezuela ha convertido a esta área en un centro


de conflictos, donde convergen mineros ilegales, militares, bandas armadas
locales y grupos guerrilleros colombianos, todos buscando el control de unos
estimados, pero no confirmados $100 mil millones en minerales ocultos.

Hasta ahora, compañías nacionales e internacionales reclaman una porción de


las zonas de oro, coltán, cobre y diamantes, pero no están solas, los militares
también han solicitado lo mismo.

Cuando Maduro lanzó el Arco Minero de Venezuela el año pasado, también creó
una Zona Económica Militar para protegerlo, dando derecho a sus fuerzas
armadas a participar en todas las actividades mineras, mientras aumentaba sus
capacidades operativas dentro de la región.

Los ataques de las fuerzas militares venezolanas no son, según el diputado del
estado Bolívar, Américo de Grazia, conducidos principalmente para destruir redes
del crimen organizado, sino para eliminar pandillas que no están haciendo
negocios con el ejército y la Guardia Nacional.

Según de Grazia, la mayoría de la minería venezolana se lleva a cabo por grupos


armados ilegales, que controlan un gran número de pequeños mineros. El
diputado también dice que el oro “legal” que las compañías estatales dicen
producir no es realmente explotado por ellos, sino más bien por minas y mineros
ilegales.
Algunas minas son operadas directamente por el ejército, y una parte de la
producción va al banco central de Venezuela.

Se estima que alrededor del 91 % del oro de Venezuela se produce ilegalmente,


pero las actividades delictivas relacionadas van más allá de la minería. Varias
personas involucradas en operaciones mineras venezolanas, tanto legales como
ilegales, confirman que la mayor parte del oro producido en el país es
contrabandeado a través de Colombia y las islas del Caribe, una operación que
señalan es manejada por el ejército venezolano.

• Vivir bajo amenaza


Alejandro Lanz, ambientalista que vive bajo amenaza en Venezuela. Foto: Centro
de Investigaciones Ecológicas de Venezuela

La región de Guayana —que incluye a los estados de Bolívar, Amazonas y Delta


Amacuro, en Venezuela— concentra parques nacionales y territorios indígenas
ancestrales, pero también es el centro de actividades ilegales como la extracción
de diamantes, coltán, oro y madera. Las mismas que traen consigo pago de
sobornos a algunos militares y policías, cupos o vacunas que se entregan a
grupos criminales, además de la presencia del narcotráfico.

En ese contexto, los defensores ambientales y quienes se enfrentan a la


ilegalidad son víctimas constantes de amenazas y ataques.

Uno de ellos es Alejandro José Lanz Muñoz, presidente fundador del Centro de
Investigaciones Ecológicas de Venezuela (CIEV), una ONG dedicada a la
divulgación y denuncia socio-ambiental. Lanz, también exmilitar de inteligencia,
recibe mensajes acompañados de amenazas e insultos, le dicen que se cuide, que
deje de denunciar, que piense en su familia. En una ocasión mientras participaba
de una inspección junto a un militar en actividad, fue interceptado por mineros
ilegales y soldados. Al funcionario castrense lo hirieron de un disparo y a Lanz lo
subieron a una lancha y lo golpearon.
En septiembre pasado, la ONG que dirige fue atacada y a uno de sus automóviles
le cortaron los frenos, lo que provocó un accidente en el que casi muere uno de
sus hijos. “No salgo de noche, cambio las rutas para llegar a cada lugar, confirmó
reuniones minutos antes, apago los teléfonos por horas”, confiesa Lanz.

Otra persona que se ha enfrentado a la corrupción es el Mayor General Clíver


Alcalá Cordones, quien fue jefe de la Región Estratégica de Defensa Integral de
las Fuerzas Armadas en Guayana (REDI-Guayana), entre septiembre de 2012 y
julio de 2013. Llegó para combatir la minería ilegal, pero se encontró con una red
de complicidad entre militares e ilegales. “Quien intentase poner orden, iba a
entrar en conflicto con los ilegales”, declaró a Mongabay Latam. El general, ahora
retirado, forma parte de la plataforma Marea Socialista que se opone a la
concesión del Arco Minero de Venezuela.

El 22 de septiembre de 2017 fue detenido el periodista holandés Bram Ebus en


La Parguaza, estado Bolívar, mientras realizaba una investigación sobre las minas
de coltán. Fue trasladado por la Guardia Nacional hasta su sede en Caicara del
Orinoco, donde fue retenido por unas horas mientras era interrogado junto a su
chofer. A principios de mes había publicado el reportaje Arc of Desperation, sobre
los efectos de la explotación minera en los bosques húmedos de Venezuela. Días
después fue nuevamente detenido en su hotel de Puerto Ayacucho, Estado de
Amazonas, por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar
(DGCIM), quienes indagaron sobre su labor periodística, dijo Ebus a Mongabay
Latam.

Varios cuerpos fueron encontrados en las bullas de la selva durante los últimos
años. La más conocida fue la Masacre de Tumeremo, una matanza de 17 mineros
cometida por una banda que disputaba el control de las minas. Los cuerpos fueron
hallados enterrados en minas improvisadas.

También se reportó el asesinato de otros 11 mineros por enfrentamientos entre


personas que controlan los yacimientos ilegales y militares que trataban de
encontrar a los responsables de la masacre anterior.

Para el gobierno de Nicolás Maduro, el Arco Minero de Venezuela se presentaba


como una alternativa económica para el país, pero lo que se presenta hasta ahora
es una combinación de ilegalidad, destrucción de biodiversidad y muerte.
Crisis
En 2016 se aprobó la extracción de minerales en una superficie que equivale
al 12,2% del territorio nacional, donde habitan 54.686 personas indígenas y
tiene una gran diversidad ecológica.

Desde el año 2016 una decisión del gobierno de la República Bolivariana de


Venezuela ha dispuesto de la totalidad de 111.843 kilómetros cuadrados para la
explotación de minerales, decisión que ha puesto en peligro la biodiversidad de la
Amazonía venezolana y la vida de las comunidades indígenas de la zona.

Atención que se ha prestado a esta situación y el proceso de movilización contra


el proyecto, que incluye académicos, activistas medioambientales y de derechos
humanos, indígenas, músicos y otros sectores se ha eclipsado. Esto, a pesar de
las repercusiones de este proyecto que ya se empiezan a notar. En los últimos
años, la minería ilegal en la zona se ha expandido y con ello, ha aumentado el
flujo de personas que llegan en busca de oportunidades económicas inmediatas.

Esto ha traído como consecuencia la acentuación de la crisis sanitaria con un


repunte de enfermedades como el paludismo. En un país enfrentando una grave
crisis humanitaria con una creciente escasez de medicinas, esto no es un mal
menor. Ante la ausencia de medicamentos y centros asistenciales, el número de
muertes a consecuencia de estas enfermedades es significativo.

La crisis social, política y económica que afecta Venezuela es muy grave y las
severas violaciones de derechos humanos que persisten en el país, merecen la
atención de las organizaciones nacionales, así como de la comunidad
internacional. Sin embargo, no podemos ignorar la grave situación ambiental que
puede derivar de la implementación del proyecto del Arco Minero y la vulneración
de los derechos fundamentales de las comunidades indígenas de la zona.
Problemas Ambientales
“El Arco Minero está mal llamado porque allí no solo hay minerales. El 80 por
ciento de la cubierta vegetal de la zona es de bosque, latifolios de hoja ancha, los
de mayor capacidad de depuración del aire. En esta región de Venezuela están
los ríos más caudalosos del país. El mal llamado Arco Minero es un espacio vital
para el mantenimiento de los grupos indígenas que intentan que se les
reconozcan sus derechos territoriales”, asevera Antonio de Lisio, geógrafo y
profesor de la Universidad Central de Venezuela, y presidente del Instituto
Venezolano de Estudios Sociales y Políticos.

De Lisio explica que en el año 2016, cuando Maduro decreta el Arco Minero, lo
hace de espaldas a las consideraciones y acuerdos en materia ambiental, lo que
actualmente, a su juicio, está produciendo una crisis ambiental por la
deforestación, con unas consecuencias irreversibles.

“Por eso se habla de una crisis ambiental (…), porque las afectaciones a las
cabeceras de los ríos puede tener implicaciones desastrosas para el
mantenimiento del suministro de la represa del Guri (que aporta gran cantidad de
energía). Desde el punto de vista social tiene consecuencias por la presencia de
grupos irregulares, no solo de Eln, sino de otros grupos paramilitares que utilizan
la fuerza para hacer control minero allí”, añade el geógrafo.
Conclusión
En conclusión, podemos decir de manera muy extensa que el Arco Minero del
Orinoco (AMO) es un área muy amplia que se encuentra ubicada en mayor parte
del norte Estado Bolivar, y poca parte del Estado Amazona y Delta Amacuro, en
esta zona podemos encontrar gran variedad de recursos minerales como lo son el
oro, coltán, hierro, cobre, diamantes, etc.., las cuales no se encuentran en todo el
mundo. En este podemos observar que está muy mal administrado, de manera
que no hay un equilibrio social ni natural, de tal forma que la explotación de esta
área, conformada de mucha vegetación, la están desarrollando de muy mala
manera ya que su naturaleza, la desforestación y los pueblos indígenas que se
ubican en estas áreas los están impactando de mala manera en su forma de vida
ya que los desastres que se están efectuando en estas zonas los perjudican de
una forma muy grande. Además de ocasionar problemas ambientales, por su
parte, los venezolanos opacados por estas crisis económicas han utilizado el Arco
Minero para su beneficio, ¿cómo así?, los venezolanos de bajos recursos lo están
usando como medio económico ya que ellos mismo se comienzan a trasladar de
sus hogares para estas zonas sólo para extraer estos valiosos minerales tal que
están empleando para beneficios de ellos mismo. Por lo tanto, podemos decir que
esta zona la están manejando de manera ilegal tanto por los venezolanos como a
su vez aquellas personas que la quieren tener en su poder para extraer todo lo
que desean en estas tierras. En mi opinión el aprovecharse de estas zonas ricas
en minerales lo que está ocasionando es un desequilibrio socio-económico,
además de natural, porque aquellas personas que “las administran” están
adquiriendo ilegalmente estos ingresos cuyo origen no es exactamente legal,
además de eso, hay que tomar en cuenta que las personas que van a esas zonas
a el momento de retornarse a sus hogares más del 50% llegan con enfermedades
que se originan en las minas donde extraen eso minerales agregándole más
críticas a la AMO y por ende aumentando la crisis en ella.

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