Está en la página 1de 9

Los virus, ¿son organismos vivos?

Discusión en la formación de profesores de Biología

Viruses are they living organisms? Discussion on thetraining of teachers of Biology

Dr.C. María Isabel Delgado Ortiz

Profesora Titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”

Dr.C. Jorge Lázaro Hernández Mujica

Profesor Titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Enrique José Varona”

Recibido: marzo 2015 Aceptado: junio 2015

Resumen: Los científicos discuten si los virus son microorganismos y, por tanto, si son vivos o
no; sin célula hospedera, elvirus no puede existir; sin embargo, los virus están presentes
actualmente y coexisten con todos los seres vivos. Son acelulares y, por tanto, no cumplen los
postulados de la teoría celular ni realizan metabolismo, cualidad esencial de la vida. Se han
estudiado y se siguen estudiando, como herramientas para la genética microbiana y la
ingeniería genética. En este trabajo se ponen a consideración algunos de los criterios autorales
más importantes y se establece una discusión en la que el lector debe participar, de ahí que su
objetivo es reflexionar sobre los argumentos relacionados con la naturaleza de los virus y su
tratamiento en la formación de profesores de Biología.

Introducción

Los virus constituyen una forma de existencia de la materia y son los agentes infecciosos más
pequeños que se conocen en la actualidad, transfieren el ácido nucleico de una célula a otra,
se multiplican y causan enfermedades a los microorganismos, las plantas, los animales y el
hombre. No solo son perjudiciales, también se utilizan en la producción de vacunas y la
inmunización masiva de las poblaciones contra las enfermedades virales; además, constituyen
modelos genéticos para las investigaciones.

Constituyen un grupo grande y heterogéneo de agentes infecciosos, son parásitos


intracelulares obligados de las células de sus hospederos. Son tan pequeños que atraviesan
los poros de los filtros que impiden el paso de las bacterias. El virus más grande es más
pequeño que la cuarta parte de una bacteria de la fiebre tifoidea, y los más pequeños caben en
un estafilococo.

Carecen de numerosos atributos de las células, y se diferencian particularmente de estas en


que no son sistemas abiertos que intercambian sustancia y energía con el medioambiente; por
el contrario, constituyen una estructura estática, muy estable; no realizan metabolismo,
tampoco tienen movilidad independiente. No presentan estructuras celulares, como la
membrana citoplasmática, el citoplasma, el núcleo o nucleoide, ribosomas, entre otras. Son
formas acelulares, agregados moleculares que contienen uno de los dos tipos de ácido
nucleico: ADN o ARN, recubiertos por uno o varios tipos de proteínas. Se replican dentro de
una célula hospedera y son susceptibles de mutar, dependen de los componentes celulares de
esta para que se realice la síntesis de las proteínas y del ácido nucleico de las partículas
virales. Se consideran parásitos intracelulares obligados porque, al no realizar metabolismo, el
material genético se replica y se sintetizan los componentes del virus a partir de las enzimas,
las biomoléculas y los componentes celulares de la célula hospedera a la cual se incorporan. El
hecho de ser parásitos intracelulares obligados marca el sello de patógenos de los virus, ya
que, al multiplicarse, a expensas de una célula, la destruye, atacando sucesivamente las
células vecinas, provocando así la destrucción de los tejidos. En los animales causan: rabia,
cólera, fiebre aftosa o glosopeda, influenza porcina, pneumoencefalitis aviar, entre otras. En las
plantas el virus del mosaico afecta al tabaco, pepino, tomate, lechuga, col, papa entre otros.
Causan enfermedades al hombre, tales como: viruela, varicela, sarampión, rubéola, paperas,
influenza, gripe común, poliomielitis, hepatitis viral A, B y C, herpes genital, fiebre amarilla,
encefalitis viral, entre otras. Los genomas virales son muy limitados en tamaño y codifican
primariamente las funciones que no pueden adaptar de sus hospederos. Por tanto, durante la
multiplicación dentro de una célula, los virus dependen de una manera determinante de los
componentes estructurales y metabólicos de las células hospederas. El virus reconduce las
funciones metabólicas y la maquinaria del hospedero al servicio de su propia replicación y al
ensamblaje de los nuevos virus. El objetivo del trabajo es reflexionar sobre los argumentos
relacionados con la naturaleza de los virus y su tratamiento en la formación de profesores de
Biología.

Desarrollo

La comunidad científica discute si los virus son microorganismos y, por tanto, si son vivos o no.
Debido a que los virus tienen un estado extracelular, independiente de las células hospederas,
algunos científicos los denominan microorganismos vivos; no obstante, en este estado no se
manifiestan algunas propiedades que caracterizan a los sistemas vivientes. Sin células
hospederas el virus no puede existir: sin embargo, los virus están presentes actualmente y
coexisten con todos los organismos vivos. Los virus no cumplen con los rasgos esenciales del
concepto de vida (Fig. 1). Por muchos autores, se plantea que la vida es una forma especial de
la materia, de los cuerpos que contienen proteínas y ácidos nucleicos, que se caracteriza por la
autorregulación y el intercambio constante con el medioambiente, lo cual permite el
metabolismo y la reproducción. Es una cualidad que presentan los organismos que están
constituidos por una o varias células, que contienen numerosas sustancias, con diferentes
niveles de organización y complejidad, en un marco estructural definido, capaces de realizar
reacciones metabólicas, mantener interacción con el medioambiente, autorregularse,
autoconservarse y autorreplicarse.

Los virus tampoco cumplen los postulados de la teoría celular, propuesta por Matthias J.
Schleiden (1804-1881) y Theodor Schwann (1810-1882), que defiende que toda célula se
origina de una preexistente; que todos los seres vivos están constituidos por una o varias
células, y que constituyen la unidad básica de estructura y función de los organismos vivos.
Una de las contribuciones científicas más importantes a la virología fue el descubrimiento de
que el virus del mosaico del tabaco (VMT) puede ser cristalizado. Por este hallazgo
fundamental, Wendell Stanley (1904-1971) compartió, en 1945, el premio Nobel de Química.
Antes del trabajo de Wendell Stanley, muchos se habían preguntado si los virus son o no
organismos vivos. Cuando se demostró que los cristales “inanimados” del (VMT) causan esa
enfermedad a las plantas, la controversia se reanudó con más vigor. Los cristales de virus
hacían lo que otros productos químicos tóxicos puros no eran capaces de hacer; se replican a
expensas del hospedero. En este sentido, los virus parecen estar vivos. Pero por otra parte, no
realizan metabolismo ni intercambian sustancias y energía con el medioambiente. La
controversia no ha sido resuelta aún. Lo más importante es que, gracias al estudio intensivo de
microbiólogos, químicos y físicos, las partículas virales han proporcionado y continuarán
proporcionando información importante acerca de los procesos de la vida.

Según Pelczar, M. J. y Reid, R. D. y. Chan, E. C. S 1981, los organismos vivos

presentan las características siguientes:

− Están compuestos de materiales organizados.

− Poseen movimiento físico.

− Pueden responder al movimiento físico.

− Crecen en volumen y en número.

− Potencialidad de reproducción y mutación.

Los que argumentan que los virus son no vivos, señalan ejemplos de materia inanimada que
exhiben algún grado de organización, movimiento, irritabilidad y desarrollo. Aunque los
argumentos contra la naturaleza animada de los virus son muy convincentes, nunca se ha
esgrimido que la materia inanimada se reproduzca y mute, y ciertamente, los virus se replican
en condiciones adecuadas. Los virus poseen un potente complemento de genes, la verdadera
esencia de la vida. No se gana mucho con argumentar sobre esta cuestión, pero es importante
reconocer que los virus son elementos intermedios entre los organismos vivos y la naturaleza
inanimada. Si aceptamos a los virus como "moléculas" que difieren de cualquier otra clase de
moléculas químicas en su capacidad de duplicarse por sí mismas, se encuentra una clara y
precisa diferencia que ha de contribuir a la comprensión de la naturaleza y el origen de la vida.
Como Wendell Stanley, y Valens han sugerido, tal vez la diferencia significativa entre los virus y
otras moléculas es que "un virus 'viene a la vida' en el momento que infecta una célula". Según
Brook, D. Thomas, 1978, los virus son considerados vivos por los genetistas, pues para estos
el ácido nucleico es la biomolécula más importante de la vida; los fisiólogos no están de
acuerdo con esto y alegan que no tienen metabolismo y no se multiplican por sí solos. Este
mismo autor, en el 2003 (Fig. 2), se refiere a que:

Todos los organismos son estructuras altamente organizadas que muestran alguna forma de
metabolismo, es decir, las células toman sustancias del medioambiente y las transforman,
conservan parte de la energía de dichas sustancias, de modo tal que las células la utilizan y,
luego, eliminan los productos de desecho. Los organismos poseen reproducción, es decir, son
capaces de dirigir una serie de reacciones bioquímicas que conducen a su propia síntesis.
Como resultado de los procesos metabólicos, una célula crece, se divide y forma nuevas
células. Muchas células experimentan diferenciación, un proceso por el que se forman nuevas
sustancias o estructuras; algunas veces este proceso es parte de un ciclo de vida, en el que se
forman estructuras especializadas en la reproducción, la dispersión y la supervivencia. No es
una propiedad de todos los microorganismos.

Las células responden a señales químicas en su medio ambiente; por tanto, pueden
comunicarse y percibir los estímulos de ese entorno, por medio de sustancias que se difunden
en las células vecinas. Con frecuencia, los organismos vivos tienen movimiento, aunque sea por
autopropulsión, y en el mundo microbiano existen diferentes mecanismos de movimiento. No es
una propiedad de todas las células microbianas. Las células pueden evolucionar, cambiar
permanentemente sus características y transmitir las nuevas propiedades a la descendencia

Los virus no cumplen con el dogma central de la genética (Fig. 3); sobre todo, los virus que
contienen ARN. Fig. 3. Dogma central de la genética, transferencia unidireccional de información
desde el ácido nucleico a la proteína en célula procariota, y es compartida por todas las formas
de vida

Para que una célula se reproduzca, debe disponer de un adecuado suministro de energía y de
precursores que utiliza en la síntesis de nuevas macromoléculas; el material genético debe
duplicarse, de modo que en la división celular cada célula resultante reciba una copia del material
genético. Por otra parte, los genes se expresan, mediante los procesos de transcripción y
traducción, y de esta forma se sintetizan las cantidades requeridas de proteínas y otras
macromoléculas de las nuevas células Varios autores cubanos plantean que los virus, por su
incapacidad de metabolizar, son parásitos obligados que subsisten en la naturaleza; no respiran,
no crecen, ni poseen irritabilidad. Al no tener metabolismo, no son considerados organismos
vivos y no forman parte de ninguno de los reinos establecidos en las clasificaciones. Estos
agregados moleculares difieren de los microorganismos por:

Su composición química, ya que solo poseen en su constitución un tipo de ácido nucleico. Los virus
están constituidos fundamentalmente por ácido nucleico y proteínas; estas últimas, algunas veces
acompañadas de lípidos. Su organización es muy simple. Su mecanismo de multiplicación, que es
una replicación a partir de su ácido nucleico. Su no susceptibilidad frente a los antibióticos.

Conclusiones

En la formación de profesores de Biología es importante asumir que los virus no cumplen los
postulados de la teoría celular, la cual plantea que todos los organismos están constituidos por una
o varias células, y que esta es la unidad de estructura y función de los organismos vivos. Además, no
cumplen el dogma central de la genética o sea la transferencia unidireccional de información desde
el ácido nucleico a la proteína; ni con los rasgos esenciales del concepto de vida, pues esta es una
forma especial de la materia, que se caracteriza por la autorregulación, el intercambio con el
medioambiente, el metabolismo y la reproducción. Por eso, son considerados agregados
moleculares, que contienen un solo tipo de ácido nucleico, están recubiertos por proteína y son
capaces de alternar en dos estados: extracelular o inactivo e intracelular o activo.

Bibliografía
BERNAD, DAVIS. Tratado de microbiología. Barcelona, España: Editorial Salvat; 1983.

BROOK, THOMAS. Biología de los microorganismos. Barcelona, España: Editorial

Omega; 1978.

BROOK, THOMAS. Biología de los microorganismos. Editorial Omega, 10ma Edición.

Barcelona, 2003.

COLECTIVO DE AUTORES. Diversidad biológica. Curso Universidad para Todos. La

Habana, Cuba: Editorial Academia; s/f.

MICROSOFT ENCARTA. "Virus del Sida", 99. 1993-1998. Microsoft Corporation,

EE.UU., 2004.

MICROSOFT ENCARTA. “Virtual realidad”. En: Enciclopedia 1993-2004, Microsoft

Corporation, EE.UU., 2004.

PELCZAR, M. J. Y R. D. REID Y E. C.S. CHAN. Microbiología. Madrid, España: Edición

McGraw-Hill Book; 1981.

Se trata el de los virus de un mecanismo de supervivencia tremendamente sencillo a la par de eficaz,


sin embargo, el carecer de las estructuras necesarias para realizar las funciones de la vida, ha
llevado a los científicos a mantener un eterno debate sobre su naturaleza: ¿podemos considerarlos
seres vivos?

Perdónenme Homero y Virgilio por deconstruir -y ustedes por emplear la palabra deconstruir- el
episodio relativo al caballo de Troya de sus magnas obras, para tratar de explicar cómo funciona un
virus. Las semejanzas se presentaban tales que, desperdiciar la oportunidad, hubiera sido un
motivo de reproche personal. Para ello vamos a empezar hablando de Troya, y a tratar de entender
esta ciudad que un día floreció en lo que hoy es la costa de Turquía, como si de una de esas
pequeñas unidades llamadas células se tratara.

Así, contemplaremos Troya como una entidad independiente, con una muralla que le protege del
exterior y dentro de la cual se produce toda una serie de procesos que podemos identificar con los
mecanismos que gobiernan el metabolismo celular. De este modo, así como en una célula
encontraríamos diferentes orgánulos como las mitocondrias, que desempeñan la respiración celular
dotándola de energía, las vacuolas que almacenan nutrientes o el aparato de Golgi que se encarga de
la síntesis de subproductos innecesarios; en la ciudad de Troya tendríamos un flujo constante de
alimento, energía, información, y productos de desecho que circulan entre el interior y el exterior de
la polis.

En caso de que las cosas fueran bien, los troyanos podrían desarrollarse al amparo de sus murallas
hasta, llegado el momento, disfrutar incluso de tales niveles de bonanza que les permitirían salir de
su propia ciudad para fundar una urbe gemela; un proceso reproductivo que a nivel celular recibiría
el nombre de mitosis. Por último, el ADN de nuestras células estaría representado por una serie de
mandatarios que, desde el ágora de la ciudad -el núcleo de la célula- tomarían todas las decisiones
que rigen la vida en la polis.

Al igual que una ciudad, de forma muy básica, así es como funciona una célula: siguiendo las pautas
que caracterizan a todo ser vivo. Es decir, desempeñando los 7 procesos que diferencian a las cosas
vivas de lo que no lo están, que son: la capacidad percibir estímulos, nutrirse, moverse, crecer,
obtener energía, depurar desechos y reproducirse. Es por ello que podríamos imaginar, que Troya,
al igual que cada una de nuestras células, es un organismo vivo. Un organismo, además, en el que
ante la situación de la llegada de un invasor, adquiere un especial protagonismo su muralla, la cual
podríamos identificar con la membrana que comunica el interior de la célula con su medio exterior.

Las células que conforman tanto animales como plantas y hongos, son organismos vivos, ya que
cumplen con las condiciones la de la vida, la cuales se extienden por definición a otros organismos
como las bacterias, las arqueas, las algas y los protozoos por cumplir con el desempeño de las
funciones que enumerábamos tan solo unas líneas atrás. Sin embargo empezábamos este artículo
hablando de los virus, por lo que seguramente os estéis preguntando: ¿qué pasa con ellos? ¿Es que
no son los virus seres vivos? La respuesta corta es: no.

¿Los virus se pueden considerar seres vivos?

Siguiendo con nuestra analogía, un virus que se presenta a las puertas de una célula lo hace del
mismo modo en que los aqueos -inspirados por Atenea u Odiseo, según las versiones- se
presentaron ante las murallas de Troya con un caballo de madera. Si bien antes comparábamos la
ciudad con una célula donde se produce una serie necesaria de procesos, del mismo modo
podríamos comparar este caballo con un virus, pues a la par en cuanto a simpleza se refiere, se
hallan los mecanismos que sirvieron a los aqueos para saquear Troya y los que sirven a los virus
para invadir las células.

Los virus, al igual que aquel caballo de madera, solo desempeñan una única función, la de tratar de
engañar a los troyanos para que les abran la puertas de la muralla y hacerse con el control de esta.
No pueden obtener energía, alimento, crecer, producir desechos o reproducirse de manera
independiente. El único propósito de su existencia es encontrar un huésped del que valerse.

Si los gobernantes de nuestras células, es decir el ADN, estaban representados por los mandatarios
del ágora, un virus por el contrario solo cuenta con unas pequeñas cadenas de ADN o ARN, en este
caso representadas por los soldados escondidos dentro del caballo, cuya única función, una vez
dentro de la ciudad, es sustituir a los mandatarios del ágora y poner a su propia disposición toda la
maquinaria de la ciudad para producir a su vez más caballos de Troya y dirigirse a la conquista de
nuevas ciudades. El exterior del caballo, su estructura, representaría la membrana de los virus,
llamada cápside, cuya única función es la de engañar a la membrana de las células para que le
permitan el paso al interior.

Así es, de forma muy básica, como funciona un virus, cuya única función es tratar de evadir las
defensas de nuestras células para una vez en el interior parasitarla, tomar el control de la misma y
emplear sus orgánulos para poner a estas a fabricar nuevos virus que a su vez infecten nuevas
células. Se trata el de los virus de un mecanismo de supervivencia tremendamente básico a la par de
eficaz, pero que al carecer de las estructuras necesarias para realizar las funciones de la vida, ha
llevado a los científicos al mantener un eterno debate sobre su naturaleza: ¿son los virus seres
vivos?

El problema radica en que no pueden clasificarse dentro de ninguno de los 3 grandes reinos en los
que se clasifica la vida, arqueas, bacterias o eucariotas, por lo que son considerados por muchos
científicos como meras estructuras que carecen de un metabolismo propio y que interactúan con las
células verdaderamente vivas, y por lo tanto, considerados seres inertes.

Otros científicos, por el contrario, alimentan el debate, ya que pese a no metabolizar energía, crecer,
ni reproducirse de forma autónoma, los virus mutan -evolucionan según otras opiniones- lo que
constituye una cualidad intrínseca de la materia viva. Por otro lado, otros autores consideran a los
virus, al igual que sucede con algunos tipos de bacterias, como parásitos obligados de otras células
vivas, por lo que entienden a los virus como seres vivos, aunque eso si, por su gran dependencia de
otras células hospedadoras, los sitúan al borde de la fina línea de la definición de la vida.

¿Un ser vivo?¿Un ser inerte?¿Un muerto viviente?¿Un zombi? El descubrimiento hace unos años de
algunas cepas hasta entonces desconocidas de virus gigantes, también llamados girus, así como
nuevas investigaciones más recientes sobre su origen, y teorías contrapuestas sobre su evolución,
arrojan más madera al fuego del debate de la naturaleza de los virus, el cual lleva años encendido.
Una pregunta cuya respuesta, se presume, tardará todavía algunos años en llegar.

tenemos tendencia a no distinguir entre agentes infecciosos. De manera coloquial, es complicado


diferenciar el origen biológico de una enfermedad

Los virus, en concreto, son una de las unidades funcionales más pequeñas que existen.Son
moléculas extremadamente complejas capaces de realizar dos de las funciones atribuidas a los
seres vivos: relacionarse y reproducirse. Pero no de manera autónoma, algo que también
dificulta el debate. Los virus necesitan de la maquinaria celular para poder "copiarse".

Básicamente, los virus consisten en una molécula genética relativamente pequeña.Esta suele ir
rodeada de una envoltura, formada por proteínas y azúcares, que le permite unirse a la
membrana de las células e introducirse dentro. Una vez allí alcanzan el núcleo, donde reside el
grueso de la maquinaria celular, y lo secuestran para su propio beneficio.

Con esta, comienzan a copiar su material genético, el cual permite crear más envolturas y
reproducir, así, más virus. El resultado es que la célula muere reventada por la invasión y el
secuestro de sus herramientas celulares. Los virus salen al exterior, entonces, y el ciclo vuelve
a comenzar en otra célula.

Los virus son minúsculos. A excepción de unas poquísimas excepciones, son imposibles de ver
mediante microscopía ya que tienen el tamaño de proteínas gigantes, pero aún demasiado
pequeñas para poder verse. Los virus, al contrario que las células, no tienen un sistema
completo que “toma decisiones (por decirlo de alguna manera)". Su naturaleza, su forma
molecular, es lo que hace que sean como son y hagan lo que hacen, sin más.

Ni vivos ni muertos

Esto es importante. Como decíamos, a diferencia de las células, los virus no tienen un sistema
organizado de elementos que determinan qué necesita la célula en cada momento y pone los
medios para conseguirlo. En realidad, los virus solo vagan por el medio. Una vez que se ponen
en contacto con la célula, su configuración molecular hace el resto. Es una operación ya
programada de antemano.

Sin embargo, en cierto sentido, la vida de la célula también lo es. La célula no toma decisiones
en el sentido propio que conocemos. Sencillamente, está programada para hacer lo que hace,
pero de una manera mucho más compleja que los virus. ¿Es esta la diferencia esencial? Si la
complejidad sirve de explicación, al compararla con los animales, las células tampoco deberían
ser consideradas como un ente vivo.

A diferencia de las células, los virus no tienen un sistema organizado de elementos que
determinan qué necesita la célula en cada momento y pone los medios para conseguirlo

Por su forma de existir, normalmente, hay discusiones sobre su naturaleza viva y muerta. Los
virus no son los elementos más pequeños "parasitarios" de la vida. Ese protagonismo lo tienen
los priones. Esto sí que son proteínas, mucho menos complejas que los virus, cuya forma es
"errónea" y provocan que las células los reproduzcan sin descanso hasta morir. Algo muy
parecido a lo que hacen los virus pero con una forma aún más primitiva.

Sin duda alguna, estos ¿organismos? delimitan y personifican en sí mismos la frontera entre lo
que está vivo y lo que no puede estarlo

Entre los priones, que son algo claramente "no vivo", y las células, que consideramos vivas,
están los virus, ni vivos ni muertos. Sin duda alguna, estos ¿organismos? delimitan y
personifican en sí mismos la frontera entre lo que está vivo y lo que no puede estarlo.

¿De dónde vienen los virus?

Tal vez podamos resolver algunas dudas sobre su naturaleza si miramos de dónde vienen.
Existen tres grandes hipótesis al respecto. La primera de ellas se conoce como "teoría de la
regresión celular". Esta explica que, en algún momento dado, ciertas células que parasitaban
otras más grandes fueron perdiendo los genes que no necesitaban para nutrirse o relacionarse,
dejando los básicos y los empleados para su reproducción. La consecuencia sería una
degeneración tan grande que dejarían de ser seres vivos para convertirse en... seres ni vivos ni
muertos.

La "teoría del origen molecular-celular",por otro lado, explica que algunos virus podrían haber
evolucionado a partir de fragmentos de ADN y ARN que "escaparon" del material de un
organismo completo. Las bacterias suele emplear plásmidos, trozos cíclicos de ADN, para
"guardar" la información genética. Si alguno de estos pedazos contenía información suficiente
para "subsistir", con el tiempo, podría haber evolucionado y convertirse en una molécula
altamente capaz.

La "teoría de la coevolución" nos cuenta que los virus podrían haber coevolucionado a partir de
moléculas complejas de proteínas y ácido nucleico, al mismo tiempo que aparecieron las
primeras células en la Tierra. Ambas habrían sido dependientes y habrían ayudado a que la
vida evolucionara tal y como la conocemos durante muchos millones de años.

¿Y cuál de ellas en la correcta? No lo sabemos. De hecho, puede que sea una mezcla de las
tres o puede que ninguna de ellas. Probablemente nos encontremos ante uno de los enigmas
más difíciles de resolver en la historia de la vida. Por el momento, solo podemos quedarnos con
una respuesta "a medias": ¿están vivos los virus? No, pero tampoco están muertos.

También podría gustarte