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Universidad Autónoma Chapingo

Unidad Regional Universitaria de Zonas Áridas


Preparatoria 2023

Bermejillo, Durango
Materia: Biología II
Nombre: Gabriela Alejandra González Mancinas.
Matricula: 2111032-7
Maestro: Dr. Pablo Arenas Báez
Grupo: Tercer año, 5° semestre
Fecha: 03 de octubre de 2023
Ensayo de la unidad #2. Los virus
INTRODUCCION
En ese lienzo biológico que es la
vida, uno de los elementos más
intrigantes y enigmáticos son los
virus. A pesar de ser elementos
microscópicos, invisibles a simple
vista, su presencia y efectos en el
mundo biológico son impactantes y,
en muchas ocasiones, mortales. A lo largo de más de un siglo, los virólogos que
se dedican al estudio de los virus han tratado de descifrar la naturaleza y el papel
de estos entes microscópicos en la vida de los seres vivos.

Los virus, aunque desempeñan un papel crucial en la biología y la medicina,


presentan una naturaleza que los coloca en una categoría enigmática y esquiva
dentro del reino de los seres vivos. De hecho, la ambigüedad de su estatus
biológico es tan profunda que no se les considera seres vivos en la taxonomía
biológica tradicional. Esta afirmación podría parecer paradójica, ya que los virus
son agentes infecciosos que pueden causar enfermedades devastadoras en una
amplia gama de organismos, incluidos humanos, animales y plantas. Sin embargo,
su falta de maquinaria metabólica propia y su dependencia absoluta de las células
huésped para replicarse plantean preguntas fundamentales sobre su verdadera
naturaleza y su lugar en la jerarquía de la vida.

DESARROLLO
Los virus, esos diminutos agentes infecciosos que han desconcertado a la
comunidad científica durante décadas, ocupan un lugar único en el mundo de la
biología. A pesar de su impacto significativo en la salud humana y en la ecología
de nuestros ecosistemas, los virus no son considerados seres vivos según la
taxonomía biológica convencional. Esta singularidad es una fuente constante de
debate y reflexión entre los virólogos, científicos dedicados al estudio de los virus.
Los virólogos han llevado a cabo una tarea a lo
largo de más de un siglo: encontrar una definición
precisa para estos entes microscópicos. Los virus
cada vez están en constante evolución por lo que
tienen una gran capacidad de adaptación.

En cuanto a su morfología, no se adhieren a un patrón predecible. Pueden


presentar una amplia variedad de formas, desde estructuras geométricas
regulares hasta formas amorfas, y sus tamaños pueden variar en una escala que
abarca desde 1 hasta 100 nanómetros. A pesar de esta diversidad estructural,
todos los virus comparten una característica fundamental: están compuestos por
material genético, que puede ser ADN o ARN, rodeado por una envoltura proteica.
Esta envoltura les permite infiltrarse en células hospederas y aprovechar su
maquinaria interna para replicarse y propagarse.

La historia de la virología es una narrativa


fascinante de descubrimientos científicos que ha
contribuido en gran medida a nuestra comprensión
de los virus y su impacto en la salud humana y en el
mundo natural. Uno de los hitos más importantes en
la historia de la virología fue la invención de la vacunación en el
siglo XVII. La viruela, una enfermedad devastadora que causó
la muerte de millones de personas, fue finalmente controlada
gracias a la investigación de Edward Jenner, quien desarrolló la
primera vacuna utilizando una forma atenuada de la viruela
bovina.

A lo largo de los años, se han producido numerosos avances


en la comprensión de los virus. En 1982, Dmitri Ivanowski
demostró que una enfermedad en las plantas podía
transmitirse a través de la savia, identificando por primera vez
la existencia de un agente infeccioso invisible: el virus.
Posteriormente, se descubrieron varios virus, incluyendo el
virus del mosaico del tabaco, el virus de la fiebre aftosa y el virus de la rabia. Estos
avances fueron fundamentales para el desarrollo de vacunas y tratamientos
antivirales.

El siglo XX trajo consigo importantes avances en la virología, como la


identificación del virus de la fiebre amarilla, el virus de la leucosis en gallinas y el
virus que provoca cáncer en estas aves. Además, se descubrieron los virus
bacterianos, llamados bacteriófagos, que infectan bacterias en lugar de células
humanas o animales. Estos logros fueron seguidos por la pandemia del virus de la
gripe en 1918, un evento que subrayó la importancia de comprender y combatir los
virus.

A medida que avanzaba el siglo XX, se lograron avances tecnológicos que


permitieron un mayor entendimiento de los virus. En 1935, Wendell Stanley logró
cristalizar el virus del mosaico del tabaco y demostró que los virus estaban
compuestos por proteínas. Además, se obtuvo la primera imagen de un virus del
mosaico del tabaco a través de microscopía electrónica en 1939, gracias al trabajo
de Helmut Ruska. Estos hitos tecnológicos permitieron un enfoque más preciso en
la investigación de los virus.

El siglo XXI también ha presenciado hitos significativos en la virología. La


publicación de la secuencia completa del genoma humano reveló que
aproximadamente el 11% de nuestro ADN proviene de secuencias de retrovirus, lo
que destaca la larga historia de interacción entre los virus y los seres humanos.
Además, se descubrieron virus gigantes que desafían nuestras nociones
tradicionales sobre el tamaño y la complejidad de los virus.

En términos de avances médicos, la creación de la vacuna contra el virus del


papiloma humano en 2006 marcó un hito importante en la prevención del cáncer
cervical. Además, en 2011 se anunció la erradicación del virus de la peste bovina,
un logro impresionante en la lucha contra las enfermedades animales. Sin
embargo, no todo son buenas noticias, ya que el brote del virus del Ébola en África
Occidental en 2014 demostró cuán devastadores pueden ser los virus y cuánto
trabajo queda por hacer en la prevención y el control de enfermedades virales.
La pregunta fundamental que sigue siendo objeto de debate es si los virus están
vivos o no. Los virus son inertes cuando están fuera de una célula huésped, en
forma de partícula encapsulada (virión), y solo se activan y replican cuando
infectan una célula. Debido a su incapacidad para generar su propia energía, los
virus no cumplen con la definición clásica de seres vivos. Sin embargo, su papel
como agentes infecciosos y su capacidad para influir en la biología de los
organismos vivos son innegables. Los virus son, por lo tanto, una parte esencial
de la vida en la Tierra, aunque su naturaleza intrigante y su clasificación
taxonómica continúen siendo objeto de debate.

La clasificación de los virus se basa en su


morfología. Los virus icosaédricos, como los
adenovirus, herpesvirus y bacteriófagos de
cola, poseen una estructura geométrica
regular en forma de icosaedro. Los virus
esféricos o pleomórficos, como los
coronavirus y nidovirus, pueden variar en
forma y tamaño. Los virus filamentosos o
helicoidales, como el virus del mosaico del
tabaco, el virus del Ébola y los ronivirus,
tienen una estructura alargada y en espiral. Los virus ovoides, como los
polydnavirus y algunos virus gigantes como los pandoravirus, tienen una forma
ovalada distintiva. Finalmente, existen virus inusuales, como los rhabdovirus y los
virus de la clase Naldaviricetes, cuya morfología desafía las categorías
convencionales. Además, algunos virus carecen de cápside y se consideran no
infecciosos, actuando como simbiontes mutualistas.

La clasificación viral según el ICTV es un sistema jerárquico que comienza con el


dominio y continúa con reino, filo, subfilo, clase, suborden, orden, familia,
subfamilia y género. Esta nomenclatura proporciona una estructura organizativa
que ayuda a los científicos a catalogar y comprender la diversidad viral de manera
sistemática.
La clasificación de Baltimore, nombrada en honor a David Baltimore, divide a los
virus en siete grupos según su ácido nucleico (ADN o ARN), cadena
(monocatenaria o bicatenaria), sentido y método de replicación. Esta clasificación
ayuda a comprender cómo los virus manipulan las células huésped para replicarse
y propagarse.

La reproducción de los virus es un proceso intrincado que consta de varias etapas,


incluida la fijación, penetración, desnudamiento, multiplicación y liberación de
nuevas partículas virales. Este proceso es esencial para la perpetuación de los
virus y su capacidad para infectar a nuevas células huésped.

La pregunta clave es: ¿son importantes los virus? La respuesta es sí. Los virus
desempeñan un papel fundamental en la evolución, a menudo impulsando la
adaptación de los organismos hospedadores. La placenta en mamíferos
evolucionó gracias a la acción de un gen viral llamado Syncytin. En la agricultura,
el conocimiento sobre los virus es esencial para prevenir y controlar enfermedades
que pueden devastar las cosechas. En medicina, los virus son tanto patógenos
como herramientas para desarrollar medicamentos y terapias genéticas. La
biotecnología utiliza virus como vectores para entregar material genético a células
dañadas. Además, los virus tienen un papel sorprendente en los océanos, ya que
participan en el ciclo del carbono y afectan a la mortalidad del fitoplancton, lo que
tiene implicaciones globales en la regulación del clima.

CONCLUSIÓN
En conclusión, los virus representan un enigma en la vida microscópica que ha
desconcertado a los científicos durante siglos. A pesar de su falta de clasificación
en la taxonomía biológica tradicional y su naturaleza compleja y diversa, los virus
desempeñan un papel esencial en la biología y la salud humana.

Los virus son una categoría única en la biología, con una diversidad morfológica
asombrosa y una clasificación que abarca desde lo geométrico hasta lo inusual.
Su relevancia en la evolución, la agricultura, la medicina y la ecología marina es
innegable. A medida que continuamos explorando el mundo microscópico de los
virus, descubrimos conexiones cada vez más profundas entre estos entes
enigmáticos y los seres vivos que los hospedan. Los virus, lejos de ser meros
agentes patógenos, son piezas fundamentales en el intrincado rompecabezas de
la vida en nuestro planeta. Su estudio y comprensión siguen siendo áreas de
investigación cruciales para la biología contemporánea.

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