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Agricultura familiar campesina y desarrollo rural en la costa noroccidental de

Ecuador

Introducción

Esta investigación analizó el papel que se ha otorgado a la Agricultura Familiar


Campesina (AFC) a partir de la transformación constitucional operada en Ecuador en el 2008,
y su contribución con el buen vivir y la seguridad y soberanía alimentaria, como eje
fundamental para el desarrollo rural.

Esta investigación se centra en la provincia Esmeraldas, ubicada en la región costa de


Ecuador. Concretamente este trabajo se llevó a cabo en la parroquia Luis Vargas Torres del
cantón Eloy Alfaro y en la parroquia Bolívar del cantón Muisne. La zona del estudio forma
parte de la región del Pacífico Sur, como se denominaba ancestralmente antes de la existencia
del Estado ecuatoriano, que comprendía el territorio desde Panamá hasta Ecuador.

Este territorio constituye una franja multiétnica y autóctona debido a la coexistencia de


comunidades afroecuatorianas y mestizas en la zona norte y sur de Esmeraldas, con
características similares en cuando a la biodiversidad y diversidad étnica.

La evolución económica de la provincia y particularmente de las localidades del


estudio, caracterizada por un sistema de producción extractivista impuesto por el capitalismo
agroindustrial, poniendo en riesgo la agricultura familiar y conservación del territorio, cuyos
efectos son como lo expresa Acosta (2009) la depredación ambiental y el irrespeto social son
extremos, o como lo diría Harvey (2004) “ha experimentado un problema crónico y duradero
de sobreacumulación” (p.100) ocasionando un empeoramiento en las condiciones sociales y
ambientales de la población y el territorio respectivamente, que se expresan en elevados
porcentajes de NBI (98.27 en el caso de Muisne y 97.67% para Eloy Alfaro, cantones con
mayor índices de pobreza en la provincia Esmeraldas a nivel nacional) (INEC, 2010).

La nueva Constitución a) impulsó el “Buen Vivir” o “Sumak Kawsay” como régimen


de desarrollo (Art.275), b) fomentó la soberanía alimentaria como objetivo estratégico y
obligación del Estado para garantizar que las personas, comunidades, pueblos y
nacionalidades alcancen la autosuficiencia de alimentos sanos y culturalmente apropiado de
forma permanente (Art. 281), c) declaró el sistema económico como social y solidario
reconociendo al ser humano como sujeto y fin, y las nuevas formas de producción familiar
(Art. 283).
La reforma de la carta magna que contempla una nueva forma de convivencia
ciudadana en diversidad y armonía con la naturaleza para alcanzar en buen vivir. Dentro de
este marco, se ha otorgado un papel fundamental a la agricultura familiar campesina dado su
relevante papel socioeconómico. Más del 64% de la producción agrícola nacional está en
manos de pequeños productores. La mayoría de los alimentos consumidos en el Ecuador
provienen de la AFC (60%). De igual manera, la AFC contribuye con la oferta de productos
de exportación, alrededor del 80% de las UPAS de cacao y 93% de las UPAS de café (FAO,
s/f).

La metodología a utilizada fue de carácter cualitativa para “comprender los


fenómenos, desde la perspectiva de los participantes en un ambiente natural y en relación con
su contexto, seleccionando cuidadosamente la información proporcionada por los individuos”
(Hernández, Fernández y Baptista, p. 358). Se combinarán varias fuentes de información:
revisión bibliográfica y documental, entrevistas semi-estructuradas, focus group y técnicas de
participación.

En el Ecuador, el concepto de AFC es reciente, y ha sido objeto de análisis de algunos


investigadores, además, ha ocupado un rol fundamental a partir de la legislación del 2008 y la
política pública de los últimos gobiernos. La revalorización de este segmento de la producción
surge como una propuesta del gobierno debido a las exigencias de los sectores sociales y
productivos, los cuales luchan por la reivindicación de sus derechos para reducir las brechas
de acceso a los factores de la producción y a mercados.

Desarrollo

Este trabajo aborda un tema de importancia para el sector rural como es la agricultura
familiar campesina y su relación con el desarrollo rural. La importancia de la agricultura
familiar en América Latina y el Caribe (ALC) es indiscutible. Diversos estudios (FAO‐BID,
2007; FAO, 2012; FAO, 2014) señalan que la agricultura familiar agrupa cerca del 81% de las
explotaciones agrícolas, y que en ALC provee entre 27% y 67% del total de la producción
alimentaria, generando entre el 57% y el 77% del empleo agrícola.

De acuerdo con la FAO (2014) “existe un amplio acuerdo acerca de la importancia que
reviste la agricultura familiar en la seguridad alimentaria, generación de empleo agrícola,
mitigación de la pobreza, conservación de la biodiversidad y tradiciones culturales” (p.17). La
agricultura familiar propone prácticas agrícolas productivas, sostenibles, dinámicas,
resistentes e innovadoras, también puede contribuir significativamente a la seguridad y la
soberanía alimentarias y, en su diversidad el sistema puede fortalecer el desarrollo económico,
creando empleos y generando ingresos; en este sentido, contribuye un impulso para el medio
rural y la conservación de la biodiversidad.

El interés por visibilizar la importancia social, económica, ambiental y cultural de la


AF llevó a declarar el 2014 como el año internacional de la Agricultura Familiar. Esta
declaratoria es aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (2012)
considerando que “la agricultura familiar y las pequeñas explotaciones agrícolas son una base
importante para la producción sostenible de alimentos orientada a lograr la seguridad
alimentaria” (p.1), asimismo, reconoce el aporte que este segmento productivo puede suponer
para el logro de la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza, para lo cual, anima a
los países miembros realizar actividades en favor del Año Internacional de la AF.

El concepto de agricultura familiar en América Latina surge a finales del siglo XIX y
comienzos del siglo XX y se nutre del debate sobre el campesinado que se estaba dando en
Europa. los estudios de Kautsky (1899) hacen alusión a la expropiación de la población
campesina y su transformación en campesinos libres y proletarios asalariados. “La familia
campesina medieval era una comunidad económica total o casi totalmente autosuficiente (p.
13).

En esa línea, Aguilar (2014) presenta algunas transformaciones que ha experimentado


la sociedad rural, y en ese proceso, señala a la industrialización agraria y la modernización
marcaron las principales rupturas de la ruralidad, generando la desaparición de las formas de
vida del campesino.

Enfoques de teóricos contemporáneos como Romero (2012) destaca la presencia del


campesino como una particularidad propia del territorio rural, y cuestiona la desaparición del
mundo rural a partir de la descomposición del campesino. Fals Borda (2015) habla de la
descomposición del campesino, y mantiene esa tesis de la proletarización rural, señalando
“que el campesinado ha sido siempre la clase social por regla general explotada y dominada
por otras, que hace producir la tierra directamente” p. 57) que ha ido variando de formas
precapitalistas y está sujeto a las leyes capitalistas de precios y mercados, competencia,
maximización de ganancias, concentración de la propiedad y monopolio de recursos.

Junto con el concepto de campesinado se utiliza el concepto de Agricultura Familiar.


Existen enfoques y teorías clásicas y contemporáneas, que ofrecen visiones de larga
trayectoria multidisciplinar, cuyos principales aportes han sido efectuados por varias
disciplinas de las ciencias sociales (economía, antropología, sociología e historia). Los
primeros estudios vinculados al concepto de agricultura familiar surgen en Europa a inicios
del siglo XIX, la obra de Chayanov (1925) constituyó un aporte científico para comprender la
función de la economía campesina, entendida como una forma de producción no capitalista.

El concepto de agricultura familiar se acuñó en la primera mitad del siglo XX. Su


autor, Johnson (1944) destacó que la agricultura familiar se caracteriza por depender en gran
medida de la mano de obra de la familia. Otros autores como Schultz (1967) y Heynig (1982)
sostienen que las unidades familiares (al referirse de la agricultura familia) constituyen
sistemas transitorios hacia las sociedades modernas, que bajo la tesis de Schultz (1967), se
plantea la modernización de la agricultura y las zonas rurales, mediante el uso de la
tecnología, convirtiendo a campesinos en empresarios. Del mismo modo, Heynig (1982)
considera que el desarrollo económico en las zonas rurales dependerá de la transferencia de
tecnologías del mundo moderno, eso presupone el fin de los sistemas tradicionales.

Grisa y Sabourin (2019) destacan que el concepto de agricultura familiar está ligado a
entender las características de los actores sociales y de las unidades de producción; con
relación a los actores sociales se identifica: las formas de organización para la producción,
edad de los productores, instrucción de las y los productores, participación de hombre y
mujeres, pertenencia étnica de las tierras agropecuarias. Asimismo, se describen las
características de las unidades de producción agropecuarias (tenencia de la tierra, uso y
subutilización de la tierra, fraccionamiento de la tierra, enlaces de comercialización, acceso a
servicios financieros, asistencia técnica entre otros) cuyas particularidades garantizarían la
sostenibilidad del sistema en las sociedades modernas.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-FAO


(2014) expresa que la agricultura familiar no sólo se refiere a una forma de producción, sino
también a un modo de vida que respeta el ambiente, resguarda la biodiversidad, protege
tradiciones culturales y promueve el desarrollo territorial, en el que participan productores,
ganaderos, agrícolas, silvícolas, acuícolas y de pesca artesanal; constituyéndose en “un sector
clave para lograr la erradicación del hambre y el cambio hacia sistemas agrícolas sostenibles
en América Latina y el Caribe y el mundo” (p.4).

Además del concepto de agricultura familiar, analizaremos la categoría de Agricultura


Familiar Campesina (AFC), que de acuerdo con Bunde (2006) el concepto de AFC surge en
Brasil, el año 1990 con los movimientos sociales que buscaban la reivindicación de los grupos
sociales y particularmente de la calidad campesina.

En esa línea, Bunde (2006) señala que, la agricultura familiar campesina es la


organización social y económica familiar, cuya renta es generada por el trabajo de sus
miembros, a partir de las actividades agrícolas, pecuarias, forestales, artesanales, y de
comercio, buscando satisfacer las necesidades fundamentales de sus miembros y garantizando
la reproducción

En suma, para el gobierno del Ecuador, los sectores rurales y campesinos, han sido
claros en la necesidad de promover el desarrollo rural integral y el Buen Vivir, en armonía
con los territorios y su población. La población del sector rural demanda el acceso equitativo
a la tierra, agua, semillas y demás servicios básicos y sociales. Por lo tanto, es fundamental
impulsar modelos de producción incluyentes, que permitan fortalecer la organización social y
política de las localidades y el rescate de los saberes culturales (Presidencia de la República
del Ecuador, 2017). En este contexto, el impulso y desarrollo de sistemas productivos bajo
enfoque agroecológico, como la AFC, se presentan como una alternativa viable para alcanzar
la soberanía alimentaria.

Conclusiones

En conclusión, el concepto de campesinado ha sido desvalorizado, relacionándolo con


términos peyorativos como atrasado, rezagado, tradicional. A lo largo del siglo XX, el
concepto se ha ido reemplazando con categorías como “pequeña producción mercantil” o,
“agricultura tradicional”. En el Ecuador el enfoque de campesino cobrado fuerza con el
concepto de Agricultura Familiar Campesina, que se presenta como una propuesta social y
política anticapitalista, a partir de la legislación del 2008.

La AFC, surge producto de la reivindicación de los sectores marginados, que abren


espacios para la discusión y el debate, desde los espacios sociales, grupos sociales, la
academia; pero, sobre todo, desde el gobierno del Ecuador como una alternativa de
producción y desarrollo opuesta a la lógica del capitalismo.

Sin embargo, los mecanismos legales y elementos técnicos no han sido suficiente para
que el Estado ecuatoriano cumpla con su obligación y objetivo estratégico de garantizar la
seguridad y soberanía alimentaria, mediante el fomento de la AFC, como eje principal para el
desarrollo rural, debido a que, la propuesta no ha sido construida de manera participativa, y la
mayor parte de directivos y técnicos de entidades públicas, privadas y de cooperación
nacional no tienen claro el enfoque y conceptos de la AFC.

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