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Palabras clave:
Soberanía alimentaria, seguridad alimentaria, patrimonio alimentario, memoria, semilles,
agroindustria
En el libro “La soberanía alimentaria contada por sus actores1” (2016) Elizabeth Bravo
Velásquez junto con María Rosario Naula, José Delgado, Delia Guamán, Ana Lucía Paqui,
Patricia Salguero, Tania Medina y Marcelo Narváez dan un abordaje amplio de las
problemáticas nutricionales y las de la pobreza en el contexto Ecuatoriano.
Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen, en todo momento, acceso
físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus
necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una
vida activa y sana (FAO en León, 2017, pág. 3).
YESSENIA
Uno de los colectivos que reivindican este concepto es el Movimiento de los Trabajadores
Rurales Sin Tierra de Brasil –MST– que luchaba por una reforma agraria en Brasil. “Para
ellos, la soberanía alimentaria era un elemento articulador fundamental ante la falta de
acceso a la tierra y los problemas del hambre del país” (Bravo, 2016, 13).
JOSÉ
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Un movimiento internacional de campesinos, pequeños y medianos productores, mujeres rurales,
comunidades indígenas, trabajadores agrícolas emigrantes, jóvenes y jornaleros sin tierra que defienden
una agricultura familiar y sostenible. Ver https://viacampesina.org
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“Dumping” es un término que viene del inglés que significa “descartar” o “abandonar”. En economía, el dumping alude
a la discriminación de precios como una práctica desleal donde una empresa establece un precio inferior para los bienes
exportados que para los costos de producción que tiene la empresa desde el país a donde se importan esos bienes, sacando
de competencia a la empresa local. Véase Ríos Ruiz, Alma de los Ángeles “El dumping como
práctica desleal en el comercio internacional Mexicano” (http://www.derecho.duad.unam.
mx/ amicus-curiae/descargas/prac_desleales.pdf).” (Delgado y Delgado, 2014, 24-25).
En los años noventa, Frente a este contexto, emerge el concepto de “Soberanía
Alimentaria”, impulsado mayor fuerza (o como menciona Bravo (2016, 13) “asume como
suyo”) a partir de 1996, por la organización Vía campesina. Esta organización definió la
soberanía alimentaria como:
el derecho de cada nación para mantener y desarrollar su propia capacidad para
producir los alimentos básicos de los pueblos, respetando la diversidad productiva
y cultural. Tenemos el derecho a producir nuestros propios alimentos en nuestro
propio territorio de manera autónoma. La soberanía alimentaria es una
precondición para la seguridad alimentaria genuina. (Vía Campesina en León,
2017, p. 15).
A nivel jurídico, en Ecuador, este concepto está presente en la Constitución (2008), en cuyo
capítulo tercero, artículo 281 se plantea que:
Renato Maluf, quien fue presidente del “Conselho Nacional de Segurança Alimentar e
Nutricional” sostiene que a partir del concepto de “seguridad alimentaria” se han logrado
trabajar tanto la participación social como la injerencia de los estados en temas alimentarios
y política pública (Cafolis, 2009). Maluf, en su discurso hace una articulación entre los
conceptos de “seguridad alimentaria” y “soberanía alimentaria” que, para él, son
complementarios. Para la AIPE4 la Seguridad Alimentaria Nutricional (SAN)
es una propuesta con una base social sólida que surge del campesinado y las
organizaciones sociales de los países empobrecidos. Es una alternativa
consensuada y seria que parte de un análisis profundo de las causas del
hambre y la pobreza en el mundo y que propugna la combinación de las
capacidades productivas de la agricultura campesina, con una gestión
sustentable de los recursos productivos con políticas gubernamentales que
garanticen la alimentación adecuada de la ciudadanía con independencia de
las leyes que rigen el comercio internacional. (Delgado y Delgado, 2014, 24).
Sin embargo, Bravo y otros autores y colectivos critican este concepto, aduciendo que este
discurso es funcional al sistema económico liberal de mercado. Desde esta perspectiva, la
seguridad alimentaria deja de lado al patrimonio alimentario y ha provocado que muchos
alimentos nativos sean reemplazados por productos migrantes o foráneos. En los años
sesenta, se pone en marcha, en Ecuador, la “Alianza para el progreso” (ALPRO) [ CITATION
Agu11 \l 1036 ] que implica un plan de intervención internacional, dentro del cual se
implementaba una ayuda alimentaria. Este fue el caso del trigo subsidiado por Estados
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“La AIPE es una red de Organizaciones No Gubernamentales (ongs) e Instituciones Privadas de Desarrollo
Social (ipds), de carácter laico y sin fines de lucro; está conformada por 20 instituciones, de las cuales siete
tienen cobertura en el Departamento de La Paz, cinco en Chuquisaca, tres en Cochabamba, dos en Tarija y
cuatro en Santa Cruz” (Delgado y Delgado, 2016, 24)
Unidos, el cual se comercializó masivamente en Ecuador y otros países de Latinoamérica
(Bravo en León, 2017).
XIMENA
Para Bravo, la autora del libro presentado, la emergencia del concepto de “soberanía
alimentaria” es el “resultado de la agudización de la crisis agraria mundial de finales del
siglo XX y del asalto corporativo de los sistemas agrícolas de todo el mundo a nombre del
libre comercio, del desarrollo y de la seguridad alimentaria” (Bravo, 2016, 12). Bravo
plantea que la soberanía alimentaria emerge del movimiento campesino “que se protegía de
todos los engaños que surgieron en torno a la necesidad de:
Autores como León Vega defiende que el discurso de la “seguridad alimentaria”, alineado
con la configuración económica planetaria, regida por las reglas del mercado, ha provocado
una comercialización intensiva de semillas al sur del continente americano por parte de
transnacionales. Este autor plantea que existe un oligopolio de las semillas en el país y que
la política pública agraria no ha generado un cambio en el acceso y distribución de las
semillas locales:
Las semillas para la agricultura, tienden igualmente a estar dominadas en ciertos cultivos,
por unas pocas empresas que controlan su distribución y comercialización. Por ejemplo,
en maíz, arroz y soya tres empresas concentren el 90% del mercado (AGRIPAC,
Ecuaquímica y PRONACA), en el caso de las hortalizas, AGRIPAC maneja el 25%,
Ecuaquímica el 10% y PRONACA el 5%. (León y Yumbla en León, 2017, p. 18)
DAYSI
Con la pérdida de estas semillas también fueron desapareciendo ciertos platos propios de
Taday: “Sabíamos hacer moler, hacer la sopa con las papas que digo y así con las papas que
digo, con esas papas que eran tan sabrosas” (Carlos Lazo). Marina Anguizaca (70 años)
también recuerda esas semillas:
La chío ya no, eso solo para las chacras, maduraba eso, si antes sabía ser,
como más antes no había necesidad de casi ni labrar la tierra, botábamos en la
tierra y maduraba no más […]. Antes no, ahora el terreno de maíz, la chio
nuevo que decía, maduraba nomas ¡Qué papas que nacían! La papa manzana,
antes maduraban ¡Grandotas!, unas lindotas las manzanas ¡Que como
maduraban nomas! La papa churuca que le decían. La churuca era una así,
hasta así se hacía, hasta así [mostrando entre sus manos una apertura de unos
50 centímetros]. Así, papas, y eso unos churos como cachos de toro, así el
churuca; eso maduraba (M. Anguizaca, entrevista, 17 de julio, 2017).
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Extractos del capítulo “Sabores y saberes de Taday”, del libro Conocimientos ancestrales, huertas
didácticas innovadoras y diálogo de saberes, a publicarse en el año 2018.
CUZCO
EVIS
A manera de conclusiones
Conceptos como “seguridad alimentaria” y “soberanía alimentaria” han sido construidos
para generar debates y soluciones sobre el tema del hambre y la pobreza. Considero
imprescindible identificar el origen de los conceptos para comprender los contextos
económicos, políticos e ideológicos que se expresan en cada uno de ellos.
Si bien hay autores que logran hacer confluir los dos conceptos, es importante recordar que
tras el discurso de “seguridad alimentaria”, destinado a las “regiones pobres”, se ha pasado
por alto elementos vitales de las construcciones culturales de los pueblos y de su patrimonio
alimenticio.
Con el objetivo de garantizar “el acceso de las personas a los alimentos nutritivos, inicuos y
en cantidades suficientes para mantener una vida sana” se ha introducido productos que son
parte de excedentes productivos de las economías del norte y se ha puesto en riesgo la
soberanía alimentaria de regiones periféricas; se ha creado dependencias de insumos como
semillas transgénicas, favoreciendo los intereses de compañías transnacionales. El discurso
de soberanía alimentaria ha sido formulado por movimientos sociales sobre todo desde
América Latina como una postura emancipadora frente a las políticas públicas basadas en
la imposición de compras de productos que no responden ni benefician a las realidades
locales si no a las economías del Norte.
Desde nuestra lectura, los términos no son inocentes, tienen una carga política detrás. Es
por esta razón que reivindicamos el concepto de soberanía alimentaria en detrimento del de
“seguridad alimentaria”. El término de “soberanía alimentaria” debe ser posicionado en
América Latina, pues es fundamental para, desde este enfoque, reivindicar los sistemas
culturales locales, la importancia de los alimentos originarios, de su patrimonio culinario.
La defensa de estas identidades locales es básica para hacer frente a lógicas
homogenizantes que nace de intereses económicos de transnacionales o grupos de poder
mundiales.
KATIS
A partir de la lectura del libro “Soberanía alimentaria contada por sus actores”, los autores
ponen en evidencia el efecto de la migración sobre las situaciones de pobreza y las
condiciones de alimentación (por ejemplo en Saraguro), o experiencias agrícolas
comunitarias de Rumiñahui (Pichincha) como la de la “Asociación de Productores de
Cotogchoa” o de las mujeres del “Grupo Social Agroecológico de Jatumpungo” quienes
producen en forma familiar. Los casos presentados en este libro ejemplifican el impacto de
la presencia o la ausencia de este enfoque de soberanía alimentaria sobre las condiciones de
vida de las comunidades descritas.
Consideramos que este debate debe ser profundizado y enriquecido; sin embargo, pensamos
que la alternativa adecuada para trabajar el problema del hambre es la revitalización de los
saberes locales de cada uno de los pueblos, de su memoria y patrimonio alimenticio y de
los fortalecimientos identitarios.
Bibliografía
Bravo Velásquez, E.; Naula, M.R.; Delgado, J.; Guamán, D.; Paqui, A. L; Salguero, P.;
Medina T.; Narváez M. (2016). La soberanía alimentaria contada por sus actores.
Ecuador: Universidad Politécnica Salesiana.
Delgado, F. y Delgado M. (2014). Vivir y comer bien en los Andes Bolivianos. Aportes de
los sistemas agroalimentarios y las estrategias de vida de las naciones indígena originario
campesinas a las políticas de seguridad y soberanía alimentaria. Bolivia: Agruco.
Maluf, R. (2009, marzo). Entrevista a Renato Maluf, presidente del CONSEA, Brasil.
(Cafolis (Fernando Rosero), entrevistadores). Tomada de:
https://www.youtube.com/watch?v=74j0-QMig3Y ; https://www.youtube.com/watch?
v=41gk8PpXhU0 ; https://www.youtube.com/watch?v=VXTKRv4yBhM (marzo 2018)