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BREVE

HISTORIA DE LA MEDIACIÓN

Aunque los antecedentes en las técnicas de mediación se pueden encontrar en diversos lugares del

planeta y en tiempos remotos, en España existe un precedente muy claro y propio de resolución de conflictos en

el Tribunal de las Aguas de Valencia, que fue una de las más sólidas y antiguas instituciones populares para

regular conflictos. Desde los tiempos de Jaime I (1239) el uso individual del riego fue regulado por esta vía, Su

fin era solucionar el tipo de conflicto más importante y constante en aquella región: el uso del agua. Este Tribunal

funcionó durante siglos, y estaba conformado por personas respetables del propio entorno.

En nuestro país otro precedente que no podemos ignorar son las cooperativas. Principalmente en el área

rural, las cooperativas se han generado de forma espontánea y regular. Esto se debe a la misma naturaleza de

vida y estructura del trabajo del campo, ya que los campesinos comparten un fuerte sentido comunitario y suelen

ayudarse mutuamente. Por la tanto, están más orientados hacia la colaboración que a la competitividad.

Una cooperativa es en sí una manera interpersonal de regular el conflicto. En vez de elevar los beneficios

de uno a costa de otro se busca la colaboración comunitaria, Es decir, que el interés particular cede al interés

común, con el resultado de que el conflicto se concibe dentro de un marco comunitario y no individual. Esto no

significa que el conflicto deje de producirse sino, simplemente, que el punto de referencia para regularlo ya no

es el particular, sino el colectivo. Así, para que funcione una cooperativa, siempre se necesita un proceso explícito

y aceptado por todos para resolver los desacuerdos y las disputas internas. Es decir, que debe establecerse una

manera de tomar decisiones que a todos los miembros les parezca justa y eficaz.

Un buen ejemplo en este sentido es el movimiento de colectivos campesinos que se produjo en varios

lugares del Estado Español durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939, en los que las tomas de decisiones se

hacían por un proceso democrático. Dirigiendo nuestra mirada más allá de nuestras fronteras, constatamos la

existencia de precedentes religiosos, como los cuáqueros, pero sería injusto desconocer que en las religiones

judeo-cristianas sacerdotes, predicadores y rabinos han desarrollado tradicionalmente una labor mediadora.

Los mayores en nuestra cultura también han sido un recurso natural para regular conflictos familiares, y

también han ejercido estos roles el médico, el maestro del pueblo, etc.

En cuanto a las etnias, existen tribus nativas americanas y africanas que han utilizado modelos similares,

igualmente cuentan con una gran tradición mediadora las culturas china y japonesa.

También queremos aquí destacar el impulso que le han dado a este modelo los movimientos para la paz.

Muchos se han acercado a estas técnicas para proveerse de herramientas prácticas para intervenir en conflictos,

resolver los problemas de forma constructiva y crear una cultura de paz.

La gran innovación de este modelo es que supera la tradicional concepción de "ganar-perder" en las

disputas, por la de "ganar~ganar". Este cambio no sólo afecta a los resultados sino al proceso mismo, ya que

modifica la actitud de las partes.


Lo más importante de este proceso es que descubre la importancia de los intereses en las disputas, y con

un buen análisis de éstos en cada una de las partes, se puede llegar a elaborar una solución que satisfaga a ambas

Repasando, pues, los antecedentes de la mediación en nuestra cultura, creemos que partimos de una muy

buena base para rescatar la que nos da nuestra propia historia, ya partir de eso, enriquecerlo con otros modelos,

como el americano, para renovarlo y adaptarlo a nuestras actuales necesidades.

La procedencia de la mediación en España es muy diversa. Llega, además de por la vía directa de EEUU, a

través de los países del entorno (por proximidad) y de Sudamérica (por la lengua, ya que de allí llegaban obras

ya traducidas, y por afinidad cultural ).

En la mediación escolar, se recogen estas experiencias de tipo general pero también las específicas del

ámbito escolar. Así, son profesores con conocimientos de otras lenguas o de experiencias educativas de otros

países los pioneros en introducir esta especialidad en España. Aunque en EEUU empiezan a finales de los sesenta

a aplicar la mediación entre iguales, en España se comienza en torno a 1993 en el País Vasco y en 1996 en

Cataluña.

Aunque en Madrid empezó un año más tarde, su puesta en marcha significó un avance importante, ya que

a él se incorporaron un grupo importante de centros dentro de un proyecto institucional más amplio, que

pretendía no solo aportar formación sobre el tema de la mediación, sino también iniciar un proyecto de

innovación educativa en dichos centros. Esto significó elaborar un cuidadoso proceso de creación de condiciones

y de mantenimiento de las mismas, selección de centros con interés inicial sobre el tema, formación de

coordinadores y de miembros del equipo de mediación, información a la comunidad educativa sobre la

relevancia del tema, atención a los aspectos organizativos que implica la puesta en marcha de un proyecto de

estas características, etc. Todo esto se hizo con la finalidad de que el proyecto fuera percibido como una ayuda

real para el conjunto de la comunidad educativa y que pudiera desarrollarse todo el potencial educativo que

posee.

En 1997 se imparte el primer curso de formación de profesorado para divulgar los beneficios de estas

técnicas y en 1998 comienza el "programa piloto" del que surge el presente Manual y que se dirigió a diez

Institutos de la Comunidad de Madrid, con el objetivo de formar mediadores de centro para la solución

autónoma de los problemas tanto del aula como del centro. A partir de este inicio se ha venido apoyando el

desarrollo del proyecto a través de actividades de profundización en la formación ya través de la organización

de los equipos de mediación en los centros educativos.

PRINCIPIOS DE LA MEDIACIÓN

El marco teórico de referencia para la formación en los procedimientos de mediación es el de los

principios de la pedagogía pacífica o de educación para la paz y la convivencia escolar, junto con los
conocimientos en el campo del desarrollo organizativo y curricular. En concreto y dentro de este

marco, destacamos los siguientes principios:

¾Una concepción positiva del conflicto. Entendemos el conflicto, no como algo negativo o sinónimo de

violencia, sino como algo consustancial con los seres humanos y sus formas de vida social, y que según cómo se

afronte, puede resultar constructivo y beneficioso para las partes.

¾El uso del diálogo como alternativa a otras posibles respuestas menos constructivas ante los conflictos como

son las de agresión y violencia o las de huida o sumisión.

¾Potenciación de contextos cooperativos en las relaciones interpersonales. Yo gano/tú ganas, frente a

posiciones adversariales del tipo: "Yo gano/tú pierdes", de manera que quede patente que la obtención de los

intereses propios no conlleva que los otros no consigan los suyos.

¾El desarrollo de habilidades de autorregulación y autocontrol, como elemento clave para favorecer en los

individuos la toma de decisiones de forma autónoma y ajustada al entorno social donde viven, lo que contribuye

a una mejor integración y al desarrollo de su autoestima.

¾La práctica de la participación democrática, ya que a través de estos procedimientos experimentan la

importancia de sus opiniones, sentimientos, deseos y necesidades, tanto propias como de los otros, y su

contribución a la mejora de situaciones injustas o desagradables. La responsabilidad de la resolución de un

conflicto recae en las partes directamente implicadas en él.

¾El desarrollo de actitudes de apertura, comprensión y empatía que implica un compromiso de atención al

otro, hacia lo que cuenta, lo que necesita, lo que desea, intentando ponerse en su lugar. A través de estos

procedimientos las personas tienen oportunidad de experimentar cómo cada uno percibe diferentes aspectos

ante una misma situación y de sentir que la opinión del otro merece el mismo respeto que la propia.

¾El protagonismo de las partes en la resolución de sus conflictos, ya que cuando las partes involucradas en un

conflicto son capaces de identificar sus necesidades e intereses frente al otro y de colaborar conjuntamente en

la búsqueda de soluciones satisfactorias para ambos, es más probable que la salida al conflicto sea asumida y

desarrollada comprometidamente por esas partes.

¿ QUÉ ES LA MEDIACIÓN?
La mediación es un método de resolución de conflictos en el que las dos partes enfrentadas recurren

voluntariamente a una tercera persona imparcial, el mediador, para llegar a un acuerdo satisfactorio. Se trata de

un método alternativo, ya que es extra-judicial o diferente a los canales legales o convencionales de resolución

de disputas, y es creativo porque promueve la búsqueda de soluciones que satisfagan las necesidades de las

partes, e implica no restringirse a lo que dice la ley. Además, la solución no es impuesta por terceras personas,

como en el caso de los jueces o árbitros, sino que es "creada " por las partes.

Otra de sus características es que es una negociación cooperativa, en la medida en que promueve una

solución en la que las partes implicadas ganan u obtienen un beneficio, y no sólo una de ellas, por eso se la

considera una vía no adversarial, porque evita la postura antagónica de ganador-perdedor. Por este motivo,

también es un método ideal para el tipo de conflicto en el que las partes enfrentadas deben o desean continuar

la relación.

Para que el proceso de mediación sea posible, es necesario que las partes estén motivadas, porque deben

estar de acuerdo en cooperar con el mediador para resolver su disputa, así como para respetarse mutuamente

durante y después del proceso, y respetar los acuerdos que aquellos hayan alcanzado, circunstancia que ocurre

con un alto índice de cumplimiento porque son los que los mismos interesados han propuesto y se han

comprometido a cumplir.

La mediación tiene muchos ámbitos de aplicación, tal vez los más conocidos sean el internacional y el

familiar, pero también se puede llevar a cabo para resolver problemas comunitarios, vecinales, laborales, en o

entre organizaciones (tanto públicas como privadas), etc. Las valoraciones efectuadas por los centros

educativos, que ya han implantado este procedimiento hace años, señalan entre otros los siguientes aspectos

positivos: (Uranga M" 1998)

. Crea en el centro un ambiente más relajado y productivo.

. Contribuye a desarrollar actitudes de interés y respeto por el otro.

. Ayuda a reconocer y valorar los sentimientos, intereses, necesidades y valores propios y de los otros.

. Aumenta el desarrollo de actitudes cooperativas en el tratamiento de los conflictos al buscar juntos

soluciones satisfactorias para ambos.

. Aumenta la capacidad de resolución de conflictos de forma no violenta.

. Contribuye a desarrollar la capacidad de diálogo ya la mejora de las habilidades comunicativas, sobre

todo la escucha activa.

. Contribuye a mejorar las relaciones interpersonales.

. Favorece la autorregulación a través de la búsqueda de soluciones autónomas y negociadas.

. Disminuye el número de conflictos y, por tanto, el tiempo dedicado a resolverlos.

. Ayuda a la resolución de disputas de forma más rápida y menos costosa.


. Se reduce el número de sanciones y expulsiones.

. Disminuye la intervención de los adultos que es sustituida por la de los alumnos/as mediadores/as o

por los mismos disputantes.

Si uno de los fines de las instituciones educativas es la socialización, y los conflictos y las diferencias entre

las personas forman parte de nuestras relaciones sociales, el sistema educativo debe asumir que ese proceso de

socialización incluya el hacer frente a los problemas de convivencia, el resolver los conflictos. Sobre todo, cuando

parte de la sociedad señala a la juventud como foco potencial de violencia.

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