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ENSAYO SOBRE “EL PAÍS DE LOS CIEGOS”

¿Es Núñez bueno o malo?

La pregunta por la bondad o maldad del ser humano debería comenzar por
cuestionar cuál es su naturaleza humana, y esa es una de las grandes cuestiones
filosóficas que se han planteado.

“…A final de cuentas, no se trata de que seas una persona buena en general, sino
que sea una persona buena en cierto momento”. — David DeSteno.

Para Thomas Hobbes, un filósofo inglés, el ser humano es malo por naturaleza.
Para Jacques Rosseau, el ser humano es bueno y empático, y, lo que despierta la
agresividad, es el momento en el que un primero se apropia de algo, dando lugar a
que un segundo lo desee y de esa forma aparezca el sentimiento de competencia,
envidia y agresividad. Estas tres características se podrían relacionar directamente
con el protagonista de la historia: Núñez. Una vez redactadas sus diferentes
actitudes, algunas ventajosas y otras no tanto, cada persona podrá sacar
independientemente su conclusión sobre esta cuestión, moralmente no se debería
hacer, pero me temo que eso es algo que no está en nuestras manos.

Núñez es una persona intuitiva, y con buena capacidad de percepción. Analiza y


estructura el mundo que lo rodea de manera lógica y racional:

“También su hacha para el hielo había desaparecido.


Decidió que debía haber caído y levantó la vista para ver..
Durante un rato se quedó inmóvil, contemplando anonadado el imponente barranco
que se erguía en lo alto...”. — Página 6.

Objetivamente esta característica puede resultar bastante útil, pero la realidad es


que con su tendencia a dar por sentadas sus impresiones y presunciones resulta
difícil para él buscar sentido a ciertas situaciones, adquiriendo de ese modo una
actitud sarcástica, crítica, y, a veces, haciendo uso de recursos como la burla o la
ironía.
“El buen hombre que ha hecho eso, pensó,
debía estar más ciego que un murciélago”. — Página 8.

Pero, como se ha mencionado anteriormente, al analizar tan definidamente su


entorno actúa como un espejo de él, y su sentido de identidad se liga a lo que están
reflejando las personas que le rodean, por lo que se adapta específicamente frente
a diversas situaciones.
“De este modo, Núñez se convirtió en ciudadano del País de los Ciegos, y éstos
dejaron de ser un pueblo generalizado… se convirtieron en individuos familiares
para él”. — Página 19.

Analizando su carácter y personalidad, podemos apreciar que Núñez es arrogante,


prepotente y tiene complejo de superioridad, por lo que tiende a volverse terco sobre
lo que cree que es apropiado para los demás y discute desde una perspectiva que
revela lo que realmente le importa y lo que no le importa personalmente.

“Qué poco saben que han estado insultando a su amo y señor enviado por el cielo.
Veo que debo hacerles entrar en razón.
Tengo que pensar…”. — Página 13.

Además, cuando siente que sus interpretaciones están siendo negadas o


descartadas por otros, se vuelve irritable, descontento, crítico y, en ocasiones,
puede llegar a tener actitudes agresivas.

“–Como me toquen los mato –juró–. Sabe Dios que lo haré. Los golpearé.
Voceó con fuerza – Oídme, voy a hacer lo que quiera en este valle.
¿Me habéis oído? ¡Voy a hacer lo que quiera e iré a donde quiera!”. — Página 17

Por no hablar de que muy a menudo alardea de lo que posee.

“–No lo comprendéis –gritó.


Vosotros sois ciegos y yo veo. ¡Dejadme en paz!” — Página 17

Por otro lado, tiene tendencia a sentir que su trabajo es ser un líder, y, asimismo, se
muestra independiente en su toma de decisiones. Podría ser su necesidad de
aprobación como fuente de afirmación o la necesidad de recordar su valor a los ojos
de los demás lo que le mueve, haciendo así que pueda ser difícil no tomarse las
críticas como algo personal para él, ya que busca ser la persona que los demás
necesitan, o al menos la que cree que necesitan, ya que, al actuar igual que una
proyección de lo que él hubiera creído necesario en el caso de que las posiciones
se invirtieran, no les puede llegar a comprender, de ese modo solo le queda concluir
a un resultado erróneo. Pero, para bien o para mal, cuando se equivoca en algo se
insta a sí mismo a compensar en exceso instituyendo un orden externo con el fin de
restaurar o preservar la armonía que su perspectiva tanto desea.

Como hemos podido apreciar, tiene un papel activo en ayudar a los demás, pero no
por buena intención o preocupación hacia su entorno social (que también es el
caso) sino por el principal y más influyente motivo: la sensación de orgullo por guiar
a otras personas. Así que cuando no logra hacerlo se lo toma de manera personal
como mencioné antes, pero además lo recuerda como un fracaso propio. Frente a
esto me alegra redactar que, favorablemente para él, posee una inmensa voluntad
para seguir adelante una vez finaliza una etapa, y tiene la capacidad de saltar rápido
a una nueva, aunque sí es cierto que siente cierto apego y cariño al pasado y eso
hace que le dificulte el completo olvido de esta singular experiencia.

Núñez tendría todas las papeletas de ser maquiavélico, es tentado a usar sus
conocimientos con fines egoístas, pero, en su mayor parte, ve como su papel
concienciar a los ciegos a vivir de manera más “auténtica”.

William Bridges, en “Dirigiendo el cambio” habla sobre las distintas etapas de


cualquier cambio, la primera consta de olvidar lo que fue dejado atrás. Es aquí
cuando surge el sentimiento de pérdida. La segunda es el proceso psicológico que,
en este caso, Núñez tiene que sobrellevar para adaptarse a la nueva situación
relacionada con la comunidad poblada de ciegos. La sensación que predomina es la
constante confusión, ya que está recién experimentando. La tercera surgiría una vez
estuviera adaptándose a sus circunstancias; Núñez vislumbra la nueva condición de
forma más concreta, y al hacerlo, lo primero que hace es huir de esa villa.

Lo que lleva a Núñez a tomar esa decisión son las relaciones. Dichas experiencias y
su significado personal son la guía de sus criterios a la hora de tomar una decisión.
Tomar una decisión importante suena a misión imposible para él: se atasca en los
problemas de los demás y no es consciente de los suyos hasta que carga con el
peso suficiente, es decir, a menudo puede centrarse tanto en el objetivo más amplio
que pierde de vista los detalles inmediatos; no tomó ninguna decisión hasta que se
vio obligado a renunciar a la vista. Núñez consideraría lo que de verdad desea,
teniendo en mente el deseo de evitar conflictos, y la decisión que tomó fue la de huir
en silencio, de esta forma contrariaba menos el deseo de su amada.

Sin embargo, en el final alternativo, la decisión que escoge es particularmente


opuesta: mostrándose saliente y de gran corazón decide volver para avisar sobre la
catástrofe que inmediatamente iba a suceder. Núñez está en sintonía con los
sentimientos de Medina-Saroté, que le generan cierta inquietud, acrecentando su
sentimiento de culpabilidad si no volvía a la aldea y pregonaba el grave peligro que
iban a correr. Como era de esperar, ningún vecino le tomó en serio al tener ciertos
antecedentes, recordando cierta similitud a "El lobo y la oveja" de Fábulas de
Esopo.

Tata Beruashvili

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