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ASOCIACIONES DE GRAMÍNEAS – LEGUMINOSAS

En la actualidad el termino ganadería moderna, es sinónimo de competitividad,


sostenibilidad y rentabilidad. Si bien son muchos los factores que interactúan en un hato
ganadero, siendo la alimentación animal el factor más importante, y es aquí donde
destacamos la asociación de gramíneas con leguminosas ya que estas constituyen la
principal fuente de alimentación que podemos ofrecer a los animales. Por lo que, si se
desea tener un sistema de producción sostenible y con alta producción, es importante
buscar nuevas alternativas forrajeras.
Las Asociaciones de Gramíneas con Leguminosas, se puede definir como la
interrelación armónica y equilibrada entre dos o más especies, de gramíneas y
leguminosas. Estas asociaciones se pueden realizar con leguminosas nativas, que se
encuentran en el pastizal o con especies introducidas y aprobadas (Sánchez, 2001).

Establecer dicha asociación requiere de ciertos arreglos durante la siembra, con el fin de
evitar competencia (que puede ocasionar desplazamiento o dominio de una de las
plantas) entre las especies utilizadas, lo que permitirá poder mantenerlos totalmente
estables en la pradera en tiempo y espacio.

Si se desea tener un mayor beneficio de esta asociación las leguminosas deben tener una
disponibilidad en la pradera del 30 – 40%, además se debe tener claro que valores
menores o mayores a estos porcentajes, traerían como consecuencia no solo la
disminución de la producción forrajera sino también la producción animal (Sánchez,
2001).

Para alcanzar la proporción adecuada, los arreglos de siembra pueden ser mezcla al
voleo y mezcla en surcos. En surcos, los arreglos pueden ser 1:1, 2:1 y 3:1, esto es uno,
dos o tres surcos de gramínea por uno de leguminosa 

En países de América tropical, la investigación en forrajes ha generado y


producido gramíneas y leguminosas con potencial, para aumentar la producción animal
en sistemas de pastoreo Está bien documentado que las leguminosas, seleccionadas para
suelos ácidos, en asociación con gramíneas, contribuyen a aumentar entre 20 y 30 % la
producción de leche y carne de animales alimentados en sistemas de pastoreos
(Lascano, 1996).

Por tanto, las leguminosas asociadas con gramíneas, son una opción que puede ayudar a
dar solución al problema de la alimentación de los animales, y que además de esto le
sirva al productor para poder tener una mayor rentabilidad de su empresa ganadera.

Beneficios de las leguminosas en praderas asociadas.

a) Proceso de fijación de nitrógeno: es bien conocido que las leguminosas


suministran nitrógeno al suelo por medio de la fijación simbiótica de este
elemento. La fijación del nitrógeno ocurre por la asociación simbiótica, que
establece la planta con algunas bacterias de la familia Rhizobiaceae, estas
bacterias infectan las raíces de la planta e inducen la formación de nódulos
radicales, en el interior de los cuales se realiza la fijación, con la intervención de
la enzima nitrogenasa, localizada en el interior de los rizobios.
b) Incremento de la calidad del forraje: Las leguminosas incrementan el valor
nutritivo de la gramínea asociada, particularmente en lo que se refiere a los
contenidos de proteína total y de minerales, para mantener su calidad a través del
tiempo, durante la época seca, cuando más las consumen los animales. Las
gramíneas tropicales presentan contenidos de proteína total bajos, inferiores al 7
% durante la época seca, cuando el aporte de nitrógeno es deficiente, lo cual
afecta el consumo voluntario y consecuentemente, la producción animal
(Villaquirán M. y., 1986).

c) Aumento en la producción de biomasa vegetal: Las leguminosas incrementan


la producción de materia seca en las praderas cuando éstas se asocian con
gramíneas. Esta disponibilidad de forraje incrementa la carga animal por unidad
de superficie. Al respecto Costa et al. (1991) evaluaron tres gramíneas forrajeras,
asociadas con cinco leguminosas, en el periodo de máxima precipitación, donde
las asociaciones expresaron mayor rendimiento de forraje, que las gramíneas en
monocultivo.

Desventajas de asociar leguminosas

a) Competencia entre especies: A partir de la experiencia generada, en el manejo


de asociaciones de gramíneas y leguminosas, se coincide en señalar la dificultad
de asociar las leguminosas con las gramíneas en cualquier pradera. Esto se debe
a que las gramíneas tienen mayor capacidad, que las leguminosas, para absorber
fosfatos sulfatos, nitratos y potasio, de la solución nutritiva del suelo, resulta que
para que la leguminosa persista en una mezcla, es necesario proveerlas en
abundancia de los elementos necesarios para un buen crecimiento y desarrollo
(Muslera Pardo & Ratera García, 1991).

b) Manejo de las asociaciones gramíneas – leguminosas: Para lograr obtener el


potencial productivo de una pradera asociada, en términos de producción de
carne y leche por hectárea, en forma sostenible, es necesario saberla manejar.
Los sistemas semi - intensivos implican un cierto grado de manejo eficiente del
pastoreo, particularmente en lo relativo a frecuencia e intensidad. El mantener
una leguminosa en una pradera asociada, demanda un nivel más sofisticado de
manejo, que el de una gramínea bien adaptada, las leguminosas pueden
desaparecer por un manejo inapropiado (Villaquirán M. y., 1986).

c) Persistencia de las leguminosas: La mayoría de las leguminosas tropicales


disponibles, tienen una historia relativamente corta de domesticación, al
compararlas con leguminosas de zonas templadas como la alfalfa. Por esta
razón, el rango de adaptación y los rendimientos de forraje de las leguminosas
tropicales, en los diferentes ecosistemas, puede ser muy variable y, a veces,
errático (Lascano, 1996).

d) Regeneración natural: Es importante considerar, en una asociación de


gramíneas con leguminosas, el aspecto de regeneración de las leguminosas, que
permita su permanencia en las praderas asociadas y así mismo, los factores que
la afectan, como son los causados por la carga animal y el método de pastoreo,
en la dinámica de las poblaciones. Entre los principales aspectos que se deben
prever son: adecuada reserva de semilla en el suelo, reposición con nuevas
plántulas y de la población de las plantas madres, su sobrevivencia y la
producción de semilla. La regeneración ocurre por dos formas, la vegetativa
dada por la formación de nuevas plantas a partir de tallos, rizomas o estolones y
la generativa dada por la producción de semillas (Lascano, 1996)

Bibliografía
Lascano, C. y. (1996). Potencial de producción de leche en pasturas solas y
asociadas con leguminosas adaptadas a suelos ácidos. Pasturas
Tropicales. REDVET, 2-10.
Muslera Pardo, E. d., & Ratera García, C. (1991). Praderas y forrajes
producción y aprovechamiento. México D.F: Madrid Mundi-Prensa.
Sánchez, A. (2001). Leguminosas como potencial forrajero en la
alimentación. Coro: FONAIAP.
Villaquirán, M. y. (1986). Caracterización nutritiva de cuatro leguminosas.
REDVET, 2-6.

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