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LA IMPORTANCIA DE LA COPETENCIA CULTURAL EN EL CAMPO DE LA

NUTRICIÓN
En el campo de la nutrición, debe haber una buena comunicación entre médico-paciente, ya
que de esto va a depender de una consulta eficiente para la salud del paciente. El profesionista
tendrá que realizar la consulta específicamente a las necesidades de cada paciente. Para ello,
debe conocer aspectos que relacione el porque tiene el estilo de vida que lleva, como su
actividad física, su economía, que tipo de trabajo realiza y por cuanto tiempo, pasatiempos,
su dieta (esencial por obvias razones), y por supuesto, tener conocimiento sobre su cultura y
creencias. Todo lo que conlleva el estilo de vida de un individuo, involucrará sus hábitos
alimenticios, por eso es importante saber todo relacionado al estilo de vida. Pero por hora
nos enfocaremos a la importancia de su cultura y creencias.
¿Por qué sería de importancia para un nutricionista tener conocimientos sobre la cultura de
sus pacientes?, como se mencionó antes, la cultura es parte del estilo de vida que lleva una
persona. La cultura abarcará su crianza, las ideas, actitudes, comportamientos, costumbres,
tradiciones, lo que se considera correcto o incorrecto, prácticas religiosas o espirituales,
curaciones, perspectivas del bienestar, y por supuesto, los alimentos que consume. Por lo
tanto, es obvio que, abarcando todos estos aspectos de su cultura, tendrá una gran importancia
para un nutricionista. En palabras cortas, ayudará a saber que es posible realizar para mejorar
su salud nutricional.
¿Qué es la competencia cultural y cuál es su importancia para los nutriólogos, nutricionistas
y dietistas?, para empezar, la competencia cultural tiene como definición simple“… la
voluntad y la capacidad de tratar al paciente de manera eficaz y apropiada sin la influencia
de sesgos, prejuicios o estereotipos… respetar las actitudes, creencias y valores de los demás
mientras evalúas los tuyos y te sientes cómodo con cualquier diferencia que surja…”.
Involucra en nutrición tener la capacidad de adaptación a la diversidad cultural de cada
persona con la que se interactúe profesionalmente. El profesionista puede guiarse para los
requerimientos nutricionales, conforme a la cultura del paciente, saber que es lo que puede
tener a su disposición, lo que es posible realizar, y posiblemente como podría tener una mayor
aportación por parte del paciente. Pero, aunque pueda guiarse de su cultura, también para
esto, la competencia cultural es importante, porque no debe haber “sesgos, prejuicios o
estereotipos”, pues si una persona creció con una cultura integrada por su entorno, no
especialmente seguirá los estereotipos que se tiene en esa cultura, porque tendrá la libertad
de no seguir ciertas reglas que conforma su cultura, su estilo de vida puede variar
independientemente de su cultura. Es por eso por lo que la cultura es compleja, y se debe
saber interactuar eficazmente con diferentes personas culturalmente.
La insistencia de la importancia sobre la competencia cultural es entender cómo afecta a la
salud a diferentes culturas por el simple hecho de recomendaciones menos accesibles o
posibles para la población, existiendo una desigualdad en salud. Una falta de competencia
cultural disminuiría la atención a la salud, aumentando así poblaciones marginadas,
desfavorecidas, desatendidas que no tendrían acceso a alimentos saludables. Si el
profesionista no puede manejar las diferencias culturales, será incapaz de proporcionar
atención a la salud a muchas poblaciones necesitadas de este servicio, perjudicará también
las recomendaciones poco eficaces para los pacientes, y provocará una ruptura en la
confianza debido a la mala comunicación moldeada por el racismo, la xenofobia, los
prejuicios y estereotipos. Es por lo que en general, la atención a la salud debe ser totalmente
accesible, efectiva, identificables y generales para todas las personas.
Para poder mejorar la competencia cultural, podemos tomar en cuenta varios factores que
ayudarán a nivel individual o institucional en el campo nutricional. A nivel individual, es
vital una autoevaluación cultural, lo que compone tus creencias, valores, sesgos e incluso
prejuicios. Ser consciente de tu diferencia etnocultural, y permanecer neutral ante las
diferencias del paciente. Más importante aún, siempre pedir permiso para hablar acerca de
un tema cultural o de comportamiento, porque comunica confianza y respeto. A nivel
institucional, deberá ser de prioridad la accesibilidad a todo tipo de servicio nutricional para
todo público, culturalmente apropiados. Todo personal contratado, será bienvenido siempre
y cuando sea profesionalmente capacitado de mejorar la salud del paciente, haciéndolo sentir
cómodo y seguro. De ser posible, contratando a personal diverso y representativo para la
población. También las instituciones deben de crear prácticas de intervención adaptativas
culturalmente, es decir, que se adapte la atención con base a tradiciones culturales. Como se
dijo antes, la curación tiene diferentes perspectivas culturalmente hablando, y para hacer
sentir a los pacientes más cómodos, es importante implementar algunas intervenciones que
se puedan ajustar con sus prácticas de curación. Además de incluir platos tradicionales, platos
que puedan ser adaptativos para el paciente, pues estos estarán más a su disposición, serán
platillos conocidos para ellos, el plan nutricional será más sencillo de seguir.
Se ha hablado, de que la competencia cultural, puede seguir siendo algo ineficiente para crear
el cambio y detener los estereotipos. Algunos conceptos que se proponen, para poder aportar
a un mejor cambio, es la seguridad cultural, y la humildad cultural. Esto porque, sería como
un complemento tanto socialmente, como profesionalmente. Es decir, la seguridad cultural,
habla de la habilidad para crear un entorno seguro en espacio para la diversidad de personas,
y por supuesto, esto contribuye también para los dietistas, nutricionistas y nutriólogos, ya
que hablará más individualmente como usan su habilidad para crear un entorno confiable
para los pacientes, receptivo a las diversas creencias. Por otro lado, la humildad cultural,
habla de la reflexión, es una exploración continua sobre uno mismo, además de tener la
intención de aprender sobre las demás personas. Socialmente, estos conceptos ayudarán a
que la educación para el desarrollo de cada persona culturalmente, se tome con más valor,
incluso para otras instituciones que no sean de servicios a la salud.
Existen Organizaciones que se enfocan especialmente para la competencia cultural al
beneficio de la nutrición, como lo son: The National Organization of blacks in Dietetics
(NOBIDAN), The Asian American and Pacific Islanders (APPI) and Indians in nutrition and
Dietetics (IND), Diversify Dietetics (DD), Dietitins for food justice y Growing Resilience in
the South (GRITS). Cada organización tiene su enfoque especializado respecto a la
competencia cultural, sin embargo, tienen por prioridad de defender la competencia cultural
en dietética y acceso a los alimentos.
En conclusión, la competencia cultural, resultará ser parte de una importante habilidad de
proporcionar servicios adecuados a todo tipo de comunidad, sin prejuicios, sesgos o
estereotipos, que originará a brindar mayor salud y acceso para el público en general, así
aumentará la atención a servicios de salud para comunidades marginadas. Tomando en cuenta
que la cultura es compleja y fluida, se debe de ir teniendo un constante adaptativo a valores
y prácticas diversas que pueden llegar a tener comunidades etnoculturales. Un profesionista
en nutrición, por lo tanto, debe ser capaz de permanecer neutral, adaptativo y respetuoso con
los pacientes, para que haya un buen resultado en la consulta, y el paciente pueda sentirse
completamente seguro con el nutricionista, dietista o nutriólogo.

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