Está en la página 1de 9

ACTIVIDADES: Sistemas de producción

Identificando 1. El modo en que las personas se organizan para producir bienes


características y servicios ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Si bien esos
cambios son graduales, es posible reconocer los siguientes
hechos e ideas claves:

 La producción
artesanal  La revolución
industrial
 La fábrica del siglo XX y los aportes de F.
Taylor  H. Ford y la producción masiva
 El enfoque centrado en el
consumidor  El modelo japonés

Preparar una breve descripción d e ca da u no , que muestre sus


características más importantes.

Analizando 2. En base a un análisis comparativo, completar la siguiente tabla.


comparativamente.

Aspectos positivos Aspectos negativos

Producción artesanal

Revolución industrial

La fábrica del siglo XX


(Taylor)

La producción masiva (Ford)

El enfoque centrado en el
consumidor

El modelo japonés
Identificando 1. Actualmente, el Área de Producción de una empresa, puede
características organizarse de algunos de los siguientes cinco modos:
 Producción por proyecto.
 Producción intermitente.
 Producción en línea.
 Producción contínua.
 Producción por lotes.
Preparar una breve descripción que muestre sus características
más importantes.

Analizando 2. En base a un análisis comparativo entre los cinco tipos de


comparativamente. producción, completar la siguiente tabla, indicando alto, medio
ó bajo, según corresponda.

Proyecto Intermitente Lotes En línea Contínua

Volúmenes de
producción
Variedad de los
productos
Grado de
Personalización

Relacionando 3. Unir con flechas, según corresponda.


empresas y
procesos.

Tipo de empresa Tipo de proceso de producción


Empresa constructora de puentes y Producción en línea
caminos
Empresa elaboradora de acero. Producción por lotes
Empresa elaboradora de leche Producción intermitente
Empresa de elaboración de comidas Producción contínua
para eventos.
Empresa de fabricación de moldes o Producción por proyecto
matrices para juguetes de plástico.
Evolución de los hechos e ideas en producción

Los orígenes de la producción


La primera manifestación de producción, con características que presenten al menos una mínima
analogía con la industria actual, está constituida por el artesanado de la edad media. Se
elaboraba en la propia casa, para consumo familiar o venta en el mercado local. En las plazas
donde funcionaban los mercados se reunían el artífice, el usuario y las mercancías. Los
transportes y el capital prácticamente no influían en este tipo de actividad.
Los gremios de tejedores, sastres, zapateros, joyeros, etc., eran verdaderos monopolios, que
tanto beneficiaban a los consumidores al imponer normas inherentes a los procesos y la calidad
de los productos, como los perjudicaban al restringir la posibilidad de ejercer la industria
solamente a sus miembros.
El artesano medieval elaboraba con sus manos un producto hasta verlo terminado. Podía sentirse
realizado a través de él y experimentar orgullo por la obra hecha con su esfuerzo. Aparece así en
la historia de la humanidad una concepción nueva: el trabajo como un medio para expresar la
personalidad. Esto habría de perderse luego con el fraccionamiento de las tareas que concurren a
la fabricación de un producto, tornándose en causa de frustración para el trabajador en la
producción en serie
El esquema artesanal evolucionó a partir del siglo XV, avanzando hacia una producción
doméstica especializada. Las materias primas las adquiría un empresario que efectuaba la
elaboración en la primera fase del proceso y luego pasaban por los domicilios de quienes
llevaban a cabo las etapas subsiguientes, hasta llegar al que vendía el producto.

Las claves de la revolución industrial


La revolución industrial no fue un acontecimiento histórico que se produjo en un momento
determinado, sino que, en realidad, puede considerársela como un proceso ininterrumpido que se
ha venido desarrollando de forma más o menos acelerada durante dos siglos, gestando el
industrialismo y generado constantes avances en la técnica, así como transformaciones en la
estructura y funcionamiento del sistema de producción.
Uno de los aspectos esenciales que caracterizó a la revolución industrial lo constituyó la serie de
innovaciones técnicas denominadas entonces inventos, que generaron una evolución gradual de
la producción manual a la producción mecánica. Por otra parte, la utilización en forma
generalizada de la división del trabajo y la especialización contribuyó a potenciar el efecto de
dichos adelantos técnicos.
Si bien estos principios eran conocidos desde siglos anteriores fue Adam Smith quien los impulsó
y jerarquizó definitivamente. Puntualizaba en ella las ventajas de la división del trabajo: el
aumento de la destreza de cada operario, el ahorro del tiempo que se pierde al pasar de un tipo
de trabajo a otro y la invención de numerosas máquinas que tanto facilitan y abrevian el trabajo
como posibilitan que un hombre haga las tareas de muchos.

La nueva fábrica del siglo XX


Para fines del siglo XIX y principios del XX hizo su aparición en escena Frederick Winslow Taylor
(1856 - 1915), ingeniero de Filadelfia, que estaría llamado a revolucionar los conceptos y las
prácticas de la producción. En los talleres de esa época, el esfuerzo personal de los operarios
que manejaban las máquinas era un factor de suma importancia para la productividad. Lo habitual
era permitir que los trabajadores decidieran por sí mismos la forma en que habrían de llevar a
cabo la producción, en base a su habilidad, experiencia y conocimientos, los que eran
mantenidos en reserva con verdadero celo, como un secreto profesional. En un ambiente tal, la
ineficiencia y el derroche de tiempo se hallaban arraigados como prácticas inherentes al sistema
Alternativamente elogiado y criticado, Taylor tuvo el mérito de luchar sin claudicaciones para
transformar un medio apático y displicente, definiendo a tal efecto objetivos claros y precisos.
Sus ideas principales pueden sintetizarse en los siguientes puntos:

 Estudiar cada una de las operaciones del trabajo, en sustitución del viejo método
empírico. Ello deriva en la fijación de métodos y tiempos estándares, y su especificación a
través de órdenes de trabajo, tarjetas de instrucción, etc.
 Seleccionar, entrenar, enseñar y formar al trabajador, en lugar de lo que ocurría
anteriormente en que cada uno elegía su propio trabajo y aprendía por sí mismo como mejor
podía.
 Dividir la responsabilidad y el trabajo entre la gerencia y los trabajadores. La gerencia
debe tomar a su cargo toda la tarea para la cual está mejor capacitada, a diferencia del
pasado en que casi todo el trabajo y la mayor parte de la responsabilidad se echaban sobre
las espaldas de los trabajadores. Esto implica la separación de la responsabilidad del
planeamiento y control de la producción, de la de su ejecución.
 Proporcionar a los trabajadores un incentivo monetario que los induzca a comportarse
de acuerdo con las normas preestablecidas, mediante retribuciones ligadas a la
productividad. Este pasa a constituirse entonces en el medio de motivación, con la mira
puesta en lograr que los hombres se vean inducidos a realizar el máximo esfuerzo físico.

La filosofía mecanicista consistente en considerar al hombre como una máquina más- que
predomina en el pensamiento troncal de Taylor, despertó críticas y rencores.

Del enfoque de producción al enfoque de ventas


Tanto en los Estados Unidos como en los países más adelantados de Europa occidental,
predominaba a principios del siglo XX el llamado enfoque de producción. Este se caracterizaba
por la existencia de un mercado con demanda superior a la oferta. A pesar de la revolución
industrial, la producción no había podido alcanzar al consumo potencial; de allí la importancia de
ideas como las de Taylor.
En esa época, la función comercial no merecía mayor respeto, limitándosela a la distribución
física.
El desarrollo de la producción en serie modificó, sin embargo, dicho panorama. El impulsor de
este cambio fue Henry Ford, empresario que trasladó el procedimiento utilizado en los mataderos
(donde un transportador aéreo llevaba las reses muertas a través de los distintos puestos de
trabajo, para que fueran gradualmente descuartizadas) a su fábrica de automóviles (aunque
instrumentándolo en sentido inverso, para el armado en lugar del desarmado), descartando así la
vieja modalidad artesanal consistente en fabricar cada producto en un sitio.
En agosto de 1912 se necesitaban 12 horas de trabajo para ensamblar un Ford T, al año
siguiente, con la línea de montaje, sólo se requería una hora y media, reduciéndose así
substancialmente el tiempo y, por consiguiente, la inmovilización financiera (en capital de trabajo)
que la actividad productiva demandaba.
La generalización de la línea de montaje dio lugar a la producción masiva, que permitió elaborar a
bajo costo, grandes cantidades de artículos, muchos de ellos inaccesibles hasta ese entonces
para la mayoría de la población. No debe extrañar pues que, en dos años, las ventas de la
empresa de Ford crecieran a más del triple (pasando de 78.000 a 248.000 automóviles).
Pero también la posibilidad de producir tales volúmenes derivó en la reversión de la situación
anteriormente comentada. Los empresarios empezaron a tomar conciencia de que la salida de
sus productos no resultaba un proceso tan automático; que se hacía necesario salir a colocarlos.
Ello generó la aparición de lo que podemos denominar enfoque de ventas, con el que siguió
vigente el mismo mecanismo taylorista, pero orientado hacia las ventas. Fue la época del énfasis
en el entrenamiento y la incentivación de los vendedores. Se trasladaron así a las ventas,
principios antes aplicados sólo a la producción, pero sin preocuparse mayormente por el interés
del consumidor por el producto.
Como puede advertirse, Ford puede ser considerado, entre otras cosas, un pionero de las
prácticas del perfeccionamiento constante, característica predominante del fin del siglo XX.
Evolución hacia un enfoque centrado en el consumidor
Las innovaciones en el mundo de la producción, dieron origen a lo que se dio en llamar
“producción masiva”. La producción masiva creó la necesidad de tener que colocar volúmenes
muchos mayores en el mercado y se optó, para lograrlo, por recurrir a un enfoque de ventas
que aplicaba los principios del taylorismo (entrenamiento, incentivos, etc.) a los vendedores.
Fue a partir de mediados del siglo XX cuando este criterio comenzó a modificarse para dar paso
al enfoque de comercialización. Este puede ser caracterizado tanto porque centra su atención en
el consumidor como por las nuevas concepciones que en materia de organizaciones implica. Ya
no se trata que el consumidor haga lo que le interesa a la empresa, sino que la empresa se ajuste
a las preferencias del consumidor.
La venta se dirige a las necesidades del vendedor, la comercialización, en cambio, a las del
comprador. La venta es motivada por la necesidad que tiene el vendedor de convertir su producto
en dinero, la comercialización, en cambio, por la idea de satisfacer las exigencias del consumidor
por medio del producto, y por todo lo relacionado con la creación, la entrega, y finalmente el
consumo del mismo.
Esta evolución lleva a que el punto de arranque del planeamiento empresario no sea ya el
método de producción, como en los tiempos de Taylor, sino que, partiendo de las necesidades
del consumidor, se define primero el producto, y recién luego el proceso que permitirá elaborarlo
los equipos y la planta.
Una vez conocidas las necesidades del cliente, la industria procede en retroceso y se preocupa
por encontrar las formas de satisfacerlas.
Dentro de un esquema de esta índole, adquiere relevancia clave la innovación, proceso a través
del cual se crean nuevos productos para tratar de satisfacer las necesidades del consumidor.

El eslabón perdido de la estrategia empresaria


Entre los problemas de adaptación a los innumerables, cambios que el contexto de la segunda
mitad del siglo XX ha impuesto a las organizaciones, no cabe duda que uno de los más complejos
y de más difícil resolución es el de lograr la adecuación mental de empresarios, directivos y
gerentes.
En el área de producción, en especial, este problema se ha presentado como un fenómeno
particularmente crítico, pues los gerentes de fábrica y los ingenieros responsables de las distintas
funciones productivas, han vivido encerrados en sus plantas y generalmente ajenos a las
circunstancias afrontadas por la dirección de la empresa, sus estrategias y su desarrollo a largo
plazo.
En cualquier reseña de la historia reciente de la producción, las innovaciones japonesas merecen
un lugar destacado. Basándose en los principios vigentes desde décadas atrás en la fábrica
occidental, los japoneses desarrollaron concepciones y modelos que configuran una nueva
tecnología intelectual en materia de organización de la producción, con cuya aplicación han
obtenido resultados sorprendentes.
Lo logrado por el Japón es básicamente el resultado de un trabajo en equipo, propio del espíritu
de su pueblo. Imbuida por el principio olímpico de la búsqueda de los límites, esta corriente
procura la perfección en todo o, cuanto menos, trata de aproximarse a ella en la medida de lo
posible (y, a veces, de lo imposible). Así es que pretende el cero stock, el cero defectos en
calidad, el cero tiempo de preparación de la maquinaria (al cambiar de una producción a otra),
etc. Los resultados están a la vista: mejoramiento de los productos hasta extremos impensados,
excelente calidad, invasión exitosa de los mercados mundiales, bajísima inmovilización en capital
de trabajo, etc.
Con respecto de la calidad, los japoneses son partidarios del autocontrol por el operario como el
camino que más rápidamente conduce a obtener cero defectos.
No hay una fórmula secreta o un procedimiento milagroso detrás de los resultados obtenidos por
la industria japonesa. Existe, en cambio, un esfuerzo denodado para manejar al proceso de
producción como un sistema coherente e integrado.
La década del 80 marca, entonces, un resurgimiento de la producción, con su creciente
integración a la estrategia empresarial, la generalización de las concepciones y
modelos desarrollados por los japoneses, la revalorización de la calidad, los avances de las
aplicaciones informáticas, etc. que gradualmente van dando lugar a una producción
totalmente renovada hacia el final del siglo XX: la ahora denominada producción de clase
mundial.
Área de Educación Tecnológica

Tipos de Procesos de Producción

Producción por proyecto


Se utiliza cuando se elaboran productos únicos y, entonces, la secuencia de operaciones
depende del producto a elaborar.
Los procesos tipo proyecto son aquellos en los que la producción tiene lugar sobre un sitio
concreto, desarrollándose con frecuencia de forma distinta en cada producto, como ocurre
en la perforación de un pozo petrolífero o en la construcción de un edificio o de un barco.
Para cada unidad producida (un barco, un edificio, etc.) se lleva a cabo un estudio previo,
según las condiciones establecidas por el cliente. Para su realización se forman equipos
especializados que trabajan en este proyecto de forma exclusiva mientras que los
departamentos que integran la infraestructura (aprovisionamiento, administración, etc.)
cubren las necesidades de todos los distintos equipos
En este modo de producción cada proceso es único y se planifica específicamente a
pedido del cliente.
Este tipo de procesos se utiliza también en la producción de servicios: por ejemplo, el
desarrollo de una campaña política.

Producción intermitente
Se utilizan cuando los volúmenes de producción son bajos y, además, variados. Esta
variedad hace que la secuencia de operaciones a realizar en la fábrica sea diferente
según el tipo de producto.
Una fábrica de muebles puede ser un ejemplo de producción intermitente. Para fabricar
un determinado modelo se necesitan realizar una serie de operaciones sobre la materia
prima: cortar, cepillar, tornear, taladrar, etc. Ante cada pedido, se organiza el proceso de
acuerdo con la secuencia de operaciones que se necesitan realizar y las máquinas que se
deben utilizar. Un nuevo pedido podrá requerir el uso de las mismas máquinas pero en
una secuencia diferente (pro ej.: tornear, cepillar, taladrar, cortar), por lo que será
necesario replanificar el proceso de fabricación.
En este tipo de procesos, los productos se elaboran a pedido del cliente.
Este tipo de procesos se utiliza también en la producción de servicios: por ejemplo, la
atención médica de una sala de emergencias.

Producción en línea
Se utiliza para volúmenes de producción muy altos y productos standarizados. Los
materiales van avanzando en forma lineal de una operación a otra respetando una
secuencia fija.
Una fábrica de automóviles sirve para ilustrar un proceso en cadena. Centenares de
personas realizan allí operaciones a un ritmo preciso, marcado por la velocidad de avance
de la línea. Las líneas de fábricas que producen vehículos complejos (camiones pesados
para aplicaciones militares, por ejemplo) avanzan a un ritmo casi imperceptible, mientras
que las las líneas de fábricas que producen vehículos sencillos (automóviles utilitarios)
tienen un movimiento mucho más rápido y claramente observable. En estos casos, una
verdadera línea desplaza el producto que se está fabricando a través de una larga serie
de puestos de trabajo fijos en los que los operarios realizan las tareas. Unos colocan el
cableado, otros los asientos, otros el motor, otros controlan que una serie de operaciones
se hayan hecho correcta mente. En otros casos, la línea que transporta el producto de un
puesto a otro ha sido sustituida por carritos, plataformas, cintas transportadoras, etc. A

CTS Introducción a los Procesos de Producción pag. 7/8


Área de Educación Tecnológica

veces, como es el caso de muchas empresas de confección o calzado, lo que fluye por la
línea no son unidades del producto, sino lotes de unidades, pero todo el lote sigue una
secuencia predeterminada de puestos de trabajo.
En este tipo de procesos, la cantidad que se produce no está directamente vinculada con
los pedidos de los clientes.
Este tipo de procesos se utiliza también en la producción de servicios: por ejemplo, un
restaurante de comidas rápidas.

Producción contínua
Se utiliza para grandes volúmenes de producción de productos altamente estandarizados.
En este tipo de procesos, el material circula de manera contínua a lo largo de las
instalaciones durante las 24 horas del día.
Una refinería de petróleo es un buen ejemplo de proceso continuo. Las instalaciones,
formadas por una compleja red de depósitos y reactores conectados por tuberías,
constituyen una serie de caminos continuos por los que la materia prima, crudo de
petróleo, fluye y se transforma hasta convertirse en los distintos productos acabados:
gasolina, asfalto, etc. Apenas se ven operarios, cuyo trabajo consiste en accionar
válvulas, supervisar indicadores de procesos y, sobre todo, realizar operaciones de
mantenimiento, limpieza, reparación, control, entrada de materias y salida de producto
acabado. Durante el proceso, altamente automatizado, los operarios no entran en
contacto con el producto.
El proceso de producción es rígido y no puede modificarse fácilmente sin una gran
inversión previa. El nivel de contacto con el cliente es muy bajo.
Este tipo de procesos se utiliza también en la producción de servicios: por ejemplo, una
planta generadora de energía eléctrica.

Producción por lotes


Este tipo de procesos se utiliza para altos volúmenes de producción con bajos niveles de
variedad entre los productos. Esta estrecha gama de productos permite que algunos de
los componentes se fabriquen por adelantado y luego, dependiendo de los pedidos de los
clientes, se ensamblen de diferentes maneras.
Una pequeña fábrica de máquinas para la industria textil (máquinas circulares de hacer
tejido de punto, por ejemplo) proporciona un claro ejemplo de proceso de fabricación por
lotes. Esta empresa seguramente operaría por el sistema de poner en fabricación
pequeñas series de máquinas iguales o muy similares. Cada producto consta de unas
piezas determinadas, algunas de las cuales se compran a proveedores externos, mientras
que otras se fabrican en la propia empresa; algunas piezas son de aplicación en un único
tipo de producto, mientras que otras son comunes a varios.
En un proceso como el descripto, los lotes de piezas van pasando de operación en
operación siguiendo distintas rutas dentro de la fábrica, de acuerdo con las características
del producto a fabricar.
Este tipo de procesos se utiliza también en la producción de servicios: por ejemplo, el
procesamiento de préstamos hipotecarios en una entidad bancaria.

CTS Introducción a los Procesos de Producción pag. 8/8

También podría gustarte