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La “actual normalidad”

Mtra. Almendra Ortiz de Zárate Béjar*

Hace apenas un año se leía en los diferentes medios de comunicación que se hacía
alusión a la “nueva normalidad” como consecuencia de la pandemia. Esta consistía en
guardar las medidas sanitarias impuestas por los Estados, incluido el confinamiento, el
uso de mascarillas y principalmente, la vida laboral y escolar a distancia. Las
diferencias entre la vieja normalidad y la nueva eran claras.

Más de un año después y en medio de la tercera ola de contagios, existe poca claridad
en el mundo sobre las implicaciones de la “actual normalidad”. Ahora se distingue que,
mientras en algunos Estados se celebran actividades como la copa de futbol o las
carreras de la Fórmula 1 con estadios y gradas repletas de aficionados como en Europa,
en otras regiones se observan eventos sin espectadores, como los Juegos Olímpicos en
Tokio.

La falta de claridad se atribuye, entre otras causas a la aplicación inequitativa de las


vacunas alrededor del mundo. Si bien, una cuarta parte de la población adulta a nivel
mundial ya recibió por lo menos una dosis de la vacuna, aún falta más de 70% de la
población mundial en ser inoculada.

Existe una gran diferencia en la proporción de vacunas aplicadas en los diferentes


países. En la Unión Europea, por ejemplo, 57% de la población ha recibido al menos
una dosis de la vacuna, mientras que en África solo se ha vacunado 3% de las personas.
La desigual inoculación global conduce a diferencias en cuanto a las actividades
sociales, así como a la recuperación económica. Esta realidad conduce a que la “actual
normalidad” sea distinta para todos.

Aunque hoy existe mayor disponibilidad de vacunas que hace un año, así como
conocimiento sobre el comportamiento del virus, las nuevas cepas imponen retos frente
a la escalada en contagios y defunciones. A la par, se observa un hartazgo generalizado
frente a las restricciones derivadas de la pandemia, que se evidencia con el ascenso de
vacacionistas en lugares turísticos, así como el creciente volumen de personas en
restaurantes, por mencionar algunos ejemplos.

La “actual normalidad” tiene un poco de la “vieja” y de la “nueva”. Hay viajes, salidas y


reuniones, pero también trabajo a distancia y mascarillas. Hay semáforo
epidemiológico, pero sin las mismas restricciones que había en la “nueva normalidad”.
En fin, se trata de algo nuevo que lo único certero que tiene es la incertidumbre.

Como humanidad, hemos logrado adaptarnos. Hemos encontrado métodos para evitar
que los anteojos se empañen por culpa de las mascarillas o impedir la resequedad de
manos con tanto gel. Sin embargo, en la “actual normalidad” se comprueba que
seguimos siendo seres sociales y que mantener el mismo esquema de la “nueva
normalidad” es imposible. Frente ello, solo las vacunas podrán construir una realidad
funcional para todos.

* Coordinadora Académica de la Licenciatura en Relaciones Internacionales

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