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Si hubiera tercer libro.

Continuación.

Parte IV.

Ilenko.

“Tu hijo o las sumisas”

El recordar de aquel mensaje en mi móvil desencadena los imperecederos pensamientos que


pesan más, ametrallan más, arduamente que mi propio sistema de armamento. ¿Qué acciones
debo proceder a que acontezcan si mi razón se fue al diablo con las artimañas de la mujer que
piensa que esta sobre mí, y que no es mas que una maldita cría? ¿Qué debe hacer el Boss de la
mafia rusa, que respuesta debo tomar, yo que nunca me vi sometido a nada ni a nadie? Pero
Emma James siempre será un desafío engañoso. Sin verme doblegado ante, la misera fachada
que tengo que mantener, se derrumba por los condenados ojos, que me engrosan, y lo peor, es
que no tengo impedimento de nadie, solo yo debí detenerme desde un principio en este juego
sucio, pero el color azul pesaba mas que la jodida sangre que siempre he derramado de los
muertos que cargo.
Ningún vacío reemplazara al otro. Ninguna mujer ha salido ilesa en el remolino sangriento de
llegar al corazón de Ilenko Romanov ¿Pero ahora? Dentro de la mafia no se espera la
durabilidad de los cercanos, contamos con que algún día caigan en nuestras manos a causa de
nuestros enemigos.
Sangre por sangre.
Lo que desencadenó mi maldición.
Pero heme aquí, sopesando la idea de elegir lo que mi mente no tardó en sopesar.
Una semana después, la sorpresa que tuve a causa de su atrevimiento fue una lluvia demoniaca,
que me entorpeció, a punto de cegarme, por ella, mandar todo al diablo, tenerla sobre mi regazo,
debajo de mi pecho, sobre mi cama... El unico lugar en donde debe estar.
-¿Qué me has traído?
-Buenos días, mi Boss.
Un leve asentimiento lo hace adelantarse a mi escritorio. Apago la punta del puro en el cenicero
acordándome de las veces que la madre de mi hija estuvo abierta para mí, en esta planicie, aun
viendo su cara hechizante en la valla publicitaria con la que recree miles de perversos delirios...
-¿Cómo va el asunto que te encargué?
Marco Bobrog cae sobre el asiento, con cierto temor. Le indico a mis hombres que salgan,
mientras hago frente al hombre que finge ser el asistente de la supuesta Koroleva de la Bratva,
quien no es más que una...
-La señora Romanova había propuesto hace tres días una reforma de recolección en el área de
administración y Tesorería. La escuché conversando con Domi, sobre que iba a devolverle cada
centavo a usted, mi señor. Por eso, los costos de las lecciones y practicas de los estudiantes de
altos recursos económicos se mantendrán en el mismo número.
Respiro hondo con cada palabra que revuelve mi organismo. Con tanta pendejada tendré que
lidiar para hacerle entender que debe estar su hija, y conmigo en un mismo lugar. No en un puto
ático como si fuéramos la típica familia disfuncional. No me ando con disparates, soy un
hombre maduro, a estas alturas lo que necesito no se encuentra en Sodom, sino en...
-Supongo que le informaste todo a mi abogado ¿Estoy en lo correcto? -cuestiono
enderezándome en el sillón.
La camisa sigue acalorándome sin saber que diablos le sucede a mi cuerpo, pero lo asimilo en el
momento en el que la veo en el video que me muestra el Krysha en donde Emma James se reúne
en este instante con el líder del cartel de Sinaloa, en el mismo lugar en donde la tuve una y otra
vez.
-Tendrán una reunión dentro de dos días en el puerto de Mijares.
-Quiero cada mínimo detalle de lo que sucede en el complejo, ya que para eso te pago y sigues
con vida, debes mantener ley de silencio ante tu Boss alrededor de lo que pase en ese lugar. O si
no terminaras como tu padre. Nadie me deshonra, me miente o me traiciona.
Los recuerdos con Emma James saben al mejor postre cuando mi cabeza divaga tres años atrás
en donde la tenia a mi merced. Rebasando cada sentido de ella, embriagándola con mis ansias
retorcidas de hundirme noche y día en su estrecho canal.
-Nos vamos a México.
Aviso a los Boyevikis que me enlistan de inmediato el equipaje. Equipan mis armas, mi maletín
lo llevo sobre mi hombro porque no tengo una maldita esclava de ojos azules que lo cargue para
mí. El pulgar manipula el dije con la V que quema mas que la marca ardiente de mis costillas.
El solo imaginármela con el mío adornando su cuello le echa mas leña al fuego y el hambre que
le tengo. Una osada, una atrevida sin remordimiento alguno. Sin temerme, y yo que estoy a otro
nivel de locura, ya que la cordura me la arrebató cuando me confesó su ultimo secreto estando
ebria.
Porque sobria no tendría el valor de hacerme frente y soltármelo. El endurecimiento que me
provoca es una tensión que me asfixia mientras el helicóptero inicia el trayecto. Saboreo el licor
en mi copa repasando cada momento con la madre de mi hija, como llegó a mi vida, como los
grilletes en los cuales las conocí no pesaron mas que los que les tire con mi verga, amenazas,
secretos y cadáveres que acumule por ella. Ilenko Romanov, el líder, el Pakhan, un sin números
de títulos ganados por mi destreza, por la sed de lo que cargan las presas y ratas, pero montado
aquí, en busca de lo no tengo que buscar, de lo que tres años atrás debí matar en una cruz, ahora
es mi error, mi necesidad retorcida, mi incertidumbre porque pasen los años que pasen jamás
entenderé lo que siento por Emma James. Y es un hecho. Por eso nunca lo digo. Lo hago en
base a mis acciones y ni así...
Dos horas que me mortifican las tranquilizo con la voz de mi hija, quien reconoce el hombre
que soy, lo que quiere darle, y desde pequeña hay que acostumbrarla a ofrecerle lo que desea sin
tener que rogar a nadie. Incluyéndome. Un hombre no es un hombre cuando no reconoce sus
fallas, una de ellas seria negarme a lo que quiere Amelie Romanova, una liga de ambiciones,
hechizos y derramamiento sangriento, oculto bajo el pelo dorado y los celestes del color del
cielo, propios de las Mitchels.
Empiezo a distraerme con el diseño de algunos submisiles que llevo el plan, porque cierta
persona se me había adelantado. No es algo que se deba negar, el que Emma James haga
sobrepasado mis limites, creando una bomba de alto riesgo, letalidad, y con el nombre que le
puso, incrementa mis ganas de... ¿De qué? La bruja hizo lo que una cabeza como yo ejecutaría.
Buscó, maquinó, diseñó, y empleó la artillería pesada de la inteligencia que la caracteriza. En
vez de explotarme la cabeza en el túnel, me explotó otro órgano que retumba de mala manera y
eso no me gusta. Me enerva esa sensación acalorada, acelerada, violenta como los embastes de
los que esa maldita saliva.
La pantalla me la muestra como toda una mujer de mi organización. Demostrando el lenguaje,
el potencial de dominar a otros, menos a mí.
El mexicano la observa como esa forma en los demás hombres de las calderas la miran.
Endurezco mi mandíbula de solo sopesar que sus ojos sean dedicados a otro que o sea yo. En la
transmisión en vivo veo a mis hombres camuflados de los suyos, quienes me rinden la pleitesía
que aun ella no se ha ganado porque apenas es que empieza en este camino del que cree
sobrepasarme.
-Lo que solicitó. -tomo la mochila negra que pasa una de mis sumisas favoritas. Dejo que se
acomode en mis muslos, mientras acaricio su cola.
-Muy eficiente, Minina.
-Lo que sea para mi amo.
Busca ronronearme, curvo la comisura de mis labios presionando el botón que da inicio a la
video llamada con el jefe del cartel mexicano, quien se conecta, al mismo tiempo que la mujer a
su lado ve con confusión mi posición. Sonrío por dentro cuando noto el atisbo de celos que trata
de esconder cuando la mulata empieza a dialogar a Mijares sobre la experiencia de mi sumisa
alfa.
-Es un placer mi Boss, tener a su esposa en mi casa la cual es suya también. Lo esperamos con
mucha emoción en nuestro puerto. Los capos organizaron una fiesta de recibimiento para usted,
los barcos están listos con el armamento que recibimos, y no cuento los minutos para que mis
manos le brinden los billetes que se merece.
-¿Fiesta? -ignoro la voz que sigue calentándome innumerables veces y que no pasa
desapercibida.
-Si, para mí también es un placer verla otra vez ¿No lo cree Koroleva? -mis ojos se conectan
con los suyos por un casto segundo que se siente como la eternidad de ella asfixiarse en una
cuerda, pero que mi mano termina de matarla mas rápido.
Lucho por no hacer un desastre con mi verga gruesa y marcada, que me sobo cuando los ojos
bien abiertos, brillosos y maliciosos se dirigen a mi puesto. Las venas de mi sien se remarcan
viéndola tragarse el liquido caliente de Vodka que se desliza por su garganta, que, si estuviera
con su dueño, no tendría porque estar tomando alcohol, sino alimentándose de otra cosa. Siento
la mirada oscura sobre ella, el color de sus mejillas la delata, mas el peinado bien recogido en un
moño elegante. Empuño mi mano con el vestido corto, rojo, como nunca le vi una prenda,
maldita, que se saborea el labio inferior, dedicándome una mirada temerosa, creyendo que me
intimida, a mí, quien solo desea hacerle lo primero que decidí de su pregunta.
-Tengo que irme, Mijares. Nada de esto fue lo acordado ¿Qué diablos tiene que ver el Boss en
esto que acordamos? ¡Me delataste, hijo de puta!
Emma levanta la Makarov repleta de diamantes que se queda mirándola con el ceño fruncido
porque hace media hora tenia una con un ensamble de oro, busca una respuesta de sus hombres,
y termina por apuntar la frente de uno de mis socios, quien empieza a temblar.
-Boss, dígale que baje el arma y me perdone la vida.
-¿No tienes algo que decirme, Mijares?
El mexicano niega con rapidez, a la vez que cierro los ojos con fuerza detallando a la mujer que
vuelve a carga el arma, la misma con la que le folle el redondo culo cargado de balas que desee
probar. Salamaro entra con un maletín. Emma se mira mas confundida al ver a mi consejero en
este lugar al que me voy aproximando.
-¿No quieres ver lo que hay adentro, Emma? -la boca se me aliviana con las piernas artísticas y
enfundadas en una media panty oscura que se ciñe a sus muslos perfectos. Dejo que Minina me
acaricie el cuello, burlándose de la cara de ella.
-¿No tienes una gata que alimentar? Tengo croquetas de atún que compré en descuento para tus
preciadas felinas.
Echo la cabeza hacia atrás soltando una risa ronca que contrae mi glande, por su boca
irrespetuosa que debe verse llena de mi grosor y no de estupideces que dice.
-No se como una niñata como ella puede aspirar al puesto que debió ser por derecho mío, mi
Boss. Si quiere puede deshacerme de ella cuando me lo pida.
-Sigo estando en línea, chica da Silva versión barata. -Emma James suelta el primer balazo al
aire, mientras que Salamaro se lanza a quitarle el arma.
-Abre la maleta, Ved’ma.
-¡Cállate la boca, ruso de la mierda!
-Mas vale que me obedezcas o las cosas se pondrán muy feas para ti, Emma Romanova.
El vistazo asesino que me dedica me hace voltear la cara para sonreírle a la ventana del
helicóptero. La desgraciada empieza a arremeter como una desquiciada a los sicarios que le
sirven al cartel. Los tanques llenos de cocaína se pinchan con las arremetidas de la niñata queme
enfría las bolas al momento de rajar la mejilla a mi consejero y arremeter contra Mijares.
-¡Estoy harta de que me engañen, me traicionen, me crean menos y que mucho menos me den
ordenes! ¡Hace mucho que ya no soy tu marioneta, Ilenko, así que no vengas a joderme otra vez
que te rompo las pelotas!
El enojo empieza a recorrerme cuando sus ridiculeces empiezan a entorpecerme delante de mis
soldados, que ladeo la cabeza para uno de ellos haga clic en el botón que separa la maleta negra
que se mantiene intacta sobre la mesa, que...
Absorbo el minuto en el que su cuerpo se pone rígido, a la vez que su mano armada cae al
costado de su cintura, que esconde sus labios como la hermosa cría que me cautivó en su propio
cautiverio.
Los tacones resuenan cuando Emma James sostiene sacando la cabeza por el cabello azabache,
dejándome ver la cara inerte semi podrida que ella examina como si no fuera verdad. Las
piernas, luego los brazos y la piel de los senos que tiene grapada una nota que lleva la respuesta
que no se esperó, porque como dije, soy un mal perdedor.
-¿Qué es esto, Ilenko?
El que pronuncie mi nombre con ese tono, es un martirio que me desespera por llegar y
comérmele la dulce vagina por la cual quiero verle...
-La respuesta que tanto querías, Ved’ma.
La bruja maldita despega el papel del cuerpo desmembrado de la Séptima, que me vi en la
obligación de aniquilar, porque si hay algo en lo que soy bueno, es cumpliendo los caprichos de
una insolente que cree que no tiene la capacidad de saciarme con cada encuentro.
Minina empieza a sollozar ante la escena, que me mira pidiendo una explicación que no llega
porque abre la boca en el momento en que el cañón de mi SP-11 de calibre 9x21 mm explota su
boca junto con su cráneo frente a mí mientras que la mujer que quiero castigar con mi cinturón
gime sorprendida, que apago la laptop cuando arribo el puerto al que llego.
Arrastro el cuerpo de la mulata por la garganta que derrama la sangre en mis manos, cuando los
escalones me reciben y mis hombres exterminan al chivato sistema del líder del cartel de
Sinaloa. Empujo la puerta viendo a la maldita que suelta la cabeza arrancada y empieza a correr
los peldaños arriba dentro de la mansión. El calor y la música revientan mis oídos, y me cargo el
cuerpo muerto de quien creía mi sumisa favorita, pero quien jamás lo llego a ser porque Emma
James es la mejor cuando me muestra su rostro aniñado, rojo, y sometido a mi cuerpo. Al único
que debe respetar, como lo hecho silenciosamente.
-Esto es lo provocaste hace una semana, Ved’ma.
-¡lárgate! -Sigue con tacones mientras llego al segundo nivel. Emma sigue llorando rabiosa, y
me escabullo de los balazos que me suelta desde el otro lado de los escalones. -Eres un
mentiroso, deja de utilizarme, solo quieres mantenerme como una esclava. ¡Y no soy una
esclava! ¡Soy de carne y hueso, siento y padezco a tu maldito lado! ¡Deja de volverme loca,
búscate a otra que te para los hijos que quieras!
Tomo su garganta estampándola contra la pared aprovechando su momento de ira, que tiro a sus
pies el cuerpo de quien la humillaba y que ahora esta bajo ella, porque si me pide cualquier
nombre lo tendrá a sus pies, porque ella es la mujer que me despierta el hambre.
-Te traje lo que querías, insolente, desquiciada, tonta e irrespetuosa Ved’ma. -mi mano tatuada
llena de sangre embarra su pequeña y rosada boca que me hace gotear. Empieza a derramar
lagrimas que no dudo en lamer como un famélico león, lucha contra mi fuerza, y estoy tan
conmovido de ella, que le arranco el vestido. -¿No asimilas aun lo que puedo hacer por ti? Por la
madre de mis futuros hijos...
-Ilenko.... -susurra llorándome, pero me concentro mas en jugar con el clítoris hinchado que
siempre espera a su dueño.
-Mira como siempre estas listas para mi, Emma. Para tu dueño, amo, verdugo, captor... Tu
marido. Necesito que te comportes como debe ser, como mi mujer... -le llevo la mano a mi
miembro palpitante, que no me aguanto y deslizo su pequeña y delicada mano dejando tortura
por el peso de sus hermosos ojos que me gritan lo que nunca me soltaria porque no somos
normales ninguno de los dos. -Estoy dispuesto a hacerte lo que menos esperas, bebe. Puedo
sorprenderte, mimarte, y darte lo que quieras. – no se ni lo que digo, solo olfateo como un león
el cuello que tiene el aroma dulzón que me embriaga, pero que no me sacia porque lo que quiero
esta aquí. -pienso mientras acaricio su pecho.
Estrujo sus pliegues que me bañan los dedos llenos de sangre asquerosa. Emma pisa el pecho de
la sumisa muerta tratando de hacer lo que me mata, y me la subo en la cintura que me rodea con
sus piernas de encanto que magreo hasta llegar a su culo. Su espalda sube y baja con mis yemas
rozándola, sintiendo el calor del pequeño coño que se contrae cuando se corre en mi mano. Esto
es diferente, no me conozco, cediendo el control. No soy Ilenko Romanov, soy un hombre
enloquecido por una presa de boca semicarnosa que me chupa el pectoral que logra desnudar al
romperme por primera la camisa como una fiera en busca del calor que tanto le hacia falta, pero
que yo estoy igual, que hundo mis dedos en la cabellera que suelto que le cae sus hombros
desnudos, haciendo que mi vista baje a sus pechos que suben y bajan por su respiración. Esta
fuera de si, confundida, con los labios separados, y niego mentalmente el error que estoy
cometiendo a encajarme otra vez en su vagina.
-Me arde tanto. -lloriquea sobre mis labios, ansiando mi boca. Me rodea el cuello con sus
brazos, envolviéndome con un abrazo mientras empujo rápido y duro mi verga en el lugar que
corresponde. La saboreo como nunca, a ella, su cuerpo, me como las tetas duras, rígidas y
pequeñas que decoran mi mano. La miro gimotear gustosa mientras chupo su pezón hasta jalarlo
con fuerza. -Mas, Boss. Dame mas.
-Exacto, soy tu Boss, tu mi mujer, Emma. Olvídalo otra vez y el castigo será peor que este. -me
le entierro tanto que mi falo roza con sus paredes apretadas, y me astringen el paso. Meto y saco
violentamente, que me recibe con los empellones llenos de furia, de celos, de todo eso que no
me contengo, de lo que un mafioso debe calarse y se lo expreso con embestirlas, disfrutando de
su cara cerrando los ojos cuando masajeo su hinchazón.
Mi mano saca mas sangre del cuerpo de Minina y la vierto en los muslos que ahora son una obra
tétrica de arte porque me entierro en el coño del que me alimento como un desahuciado.
Lameteo la carne cremosa y resbalosa de la cría de 21 años que me ensimisma con su dulce
sabor. Mis dedos ensangrentados penetran su canal. Lo disfruta, lo se, porque su cabeza se ha
dañado y corrompido por mí, que sigo succionando su clítoris. Sus piernas empiezan a temblar
cuando se viene en mi cara con grandes chorros salados que me bebo.
-No me mires así. -la sorprendo cuando una nalgada avasalla sus glúteos tersos. Jadea adolorida,
tirando de mi colea para que siga lamiendo.
-¿Cómo te estoy mirando? -mi ereccion sigue como hierro cuando me levanto y la presiono
contra mi cuerpo. -Solo que te miro como una mujer enamorada.
Sopeso lo que produce aquello que dice, y me le pego a la boca deliciosa que chupo y como. Se
deja llevar por su captor, que le besa los labios melosos, y me le vengo encima dándole la
espalda. Tiro de su melena con fuerza inhalando y mordiendo su espalda, haciéndola chillar
hasta detenerme en su culo perfecto. Se contonea sintiendo mi dureza entre ellay me deslizo
dentro de su agujero diminuto, que tengo que mirar hacia arriba para aguantar mi liberación y
no llenarla por atrás.
-¿Ves como jamás dejaras de empaparte por el Boss, Emma?
Mis estocadas llenas de vigor la enloquecen. Me sostengo de su cabello mientras ella lucha por
soportar mi potencia que entra y sale de su trasero que se torna rojo con las zurras
endemoniadas.
-Cuando te lamo, te devoro como la esclava y mujer que eres, cuando te consiento como lo que
eres, Ved’ma... -mis dedos se enlazan con los de ella sobre la pared. Estoy empuñado en su
mano y no controlo el martilleo en mi corazón oscuro. La sensación de tenerla bañada en sangre
y someterla como debe de ser dispara el derrame dentro de su culo, pero no es mi fin porque la
pongo de espaldas y tengo que besarla otra vez para no terminarla en escenarios peores que
Emma Romanova aun no me ha descubierto. -Cuando te hago todo eso una parte de mí se queda
contigo. -confieso iniciando con el juego que nunca terminara.
-No te creo. -refuta, y me enojo tirando de su labio inferior hasta hacerlo que sangre. Hago lo
que nunca sopese en mi vida. Empiezo por besar lentamente sus pechos más llenos
imaginándomelos llenos de leche marteña y yo alimentándome de ellos porque me pertenecerán
en vida y en la muerte. Ignoro sus palabras evitándome un regaño por el momento, que solo
pienso en el vientre que muerdo hambriento, que huelo y beso hasta quedarme absorto
imaginándome cosas, lugares, momentos vacíos que codicio llenar junto con ella y mi hija por
infantil que suene porque un hombre de mi talla jamás se vio en esta posición, de rodillas,
viéndole la panza a la hermana de mi enemiga, despertándose las ganas de verla abultada, y
mucho menos con la desesperante aprensión de sacar de mi bolsillo lo que deslizo por su dedo,
dándole paso a otro condena tanto para ella como para mí.
Se queda pasmada. Separo sus pliegues humedecidos y sucios por mi derrame mientras recojo
mi propio simiente llevándolo a su canal porque aquí, de este lugar, en donde estuvimos antes,
saldrá cargando a mi próximo hijo en su vientre, por eso mi lengua lo lleva a su coño y la
penetro para que no le quede nada afuera. Las lagrimas caen sobre mi frente viéndola
confundida mirando la sortija con la joya que siempre la distinguió de las ratas dentro de un
mundo siniestro dirigido por el peor de todos. La línea mis labios recorre todo su abdomen
perfeccionado por las practicas, y dejo un beso en su frente, sujetando sus mejillas mojadas para
que me mire a los ojos.
-Me hiciste tomar una decisión y te tocara asimilar la tuya por segunda ocasión, Emma James. -
dejo besos por su cuello marcado por mis dientes. No se lo esperaba y sonrío tras el lóbulo de su
oreja sintiendo la satisfacción de un ganador nato. -No creo en el amor, y nunca lo haré contigo
porque es que eso, una pasión sucia y lo sabes, los sentimientos pueden esfumarse, las ganas
que te tengo no y nunca me ganarás porque te gané desde que te follé sobre esa palmera cuando
eras una esclava. Tengo esto, bebé. -señalo su pecho galopando. -Lo que me ofreciste sin darte
cuenta y tomé sin dudar porque soy el único hijo de puta que tiene derecho a tenerlo. A nadie
más, solo yo, tu marido. Y no me saldrás con tus jueguitos infantiles, que cansan. Me darás un
hijo, ahora si te rehúsas buscaremos la forma de obligarte y porque se cómo eres te gustará de
por vida que tu depredador te persiga, te lo pregunto por ultima vez, Emma... -nuestros ojos
pelean hasta morir en un duelo caliente que despierta lo que me golpea en el tórax cuando la
miro. --¿Vas a volver a donde perteneces?
-¿Y cual es ese lugar, Ilenko, porque ya estoy harta de este circulo de mentiras? ¿A donde
pertenezco yo contigo? ¿Qué tienes que ofrecerme que no sean malos tratos, humillaciones y
engaños?
Ese lugar que tanto me cuestione su función, sigue retumbándome cuando escucha la pregunta y
que inmediato desenlaza la respuesta. De mi boca jamás saldrán esas palabras, pero, demonios,
mi pecho explota en temblores, que tengo que retroceder con los azules de mi perdición. No
puedo joder las cosas, que tomo su mano llevándola a ese lugar de retorsiones y pesadillas que
hace poco empezó a reemplazarse por dos pares de ojos celestes, y que no se que pesas mas si
los latidos que ella escucha o el hostigamiento que siento de su sonrisa al entender lo que quiero
de ella.
El lugar que pensé que ninguna mujer despertase de nuevo.
El corazón del Boss de la Bratva.
De Ilenko Romanov.

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