El pie normal es aquel en el que la bóveda tiene una forma promedio, es decir, no es ni demasiado alta ni demasiado baja. Por lo tanto, la fascia plantar tiene una forma que entra dentro de lo “normal” y la persona suele gozar de una buena salud podológica.
1.2. Pie plano
El pie plano es la alteración en lo que a fascia plantar se refiere más común. Se define como un defecto congénito en el que la bóveda de la fascia plantar tiene poca o ninguna altura, lo que da como resultado un pie cuya planta está en contacto, en prácticamente toda su extensión, con el suelo.
1.3. Pie cavo
El pie cavo es exactamente lo contrario al plano. En este caso, la bóveda de la fascia plantar es demasiado alta. Por ello, hay muy poca superficie de la planta de los pies en contacto con el suelo. Los problemas podológicos son, en realidad, muy similares a los de los pies planos, pues también afecta al modo cómo la fascia plantar absorbe los golpes, cosa que se traduce en dolor al practicar deporte o forzar demasiado a los pies.
1.4. Pie zambo
Los tres que hemos visto son los más frecuentes, pero hay otros tipos de pies que, pese a no entrar en la mayoría de clasificaciones, también deben ser mencionados. En este sentido, el pie zambo es un trastorno podológico extraño en el que el pie rota hacia adentro en el momento del nacimiento y no se ubica en la posición correcta.
1.5. Pie equino
El pie equino es una deformidad podológica en la que el pie se encuentra constantemente en una posición de flexión plantar, lo que hace que la persona, al caminar, se apoye únicamente en la parte anterior del mismo. Es decir, la persona siempre anda de puntillas. El tratamiento puede requerir de cirugía, aunque en casos leves, la rehabilitación por fisioterapia puede ser suficiente. 1.6. Pie talo El pie talo es lo contrario al equino. En este caso, se trata de una deformidad podológica en la que el pie se encuentra constantemente en una posición de flexión dorsal, lo que hace que la persona, al caminar, se apoye únicamente en la parte posterior. 1.7. Pie valgo El pie valgo es una deformidad podológica en la que la fascia plantar tiene unos defectos que provocan que los talones del pie miren hacia fuera y las puntas de los pies, hacia dentro. Esto provoca problemas motrices, además de dolor y mayor riesgo de que se formen juanetes, por lo que el tratamiento precoz (lo mejor es antes de los 3 años) con uso de plantillas a medida es la mejor opción.
1.8. Pie varo
El pie varo es el contrario al valgo. Se trata de una deformidad podológica en la que la fascia plantar tiene unos defectos congénitos que hacen que los talones del pie miren hacia dentro y las puntas de los pies, hacia fuera. Los síntomas son muy similares y el tratamiento también se realiza mediante el uso de plantillas especiales.
2.1. Pie egipcio
El pie egipcio es el más común de todos, pues es el que se observa en el 74% de la población mundial. Tiene este nombre no porque las personas que lo tengan sean descendientes de los egipcios, sino porque es el tipo de pie que se observa en las estatuas de los faraones.
2.2. Pie cuadrado
También conocido como romano, el pie cuadrado es el segundo más frecuente, observándose en el 25% de la población mundial. Se trata de pies en los que el dedo gordo y el segundo dedo son prácticamente iguales. Los otros son más pequeños, pero hay poca variación, motivo por el que reciben el nombre de cuadrado. Al ser normalmente pies más anchos, estas personas pueden requerir de calzado especial para pisar más cómodamente y tener menor riesgo de lesionarse. 2.3. Pie griego El pie griego es el más raro de todos, pues se cree que solo el 1% de la población mundial lo tiene. De nuevo, recibe este nombre no porque las personas que lo presenten tengan descendencia griega, sino porque es el tipo de pie que se observa en las esculturas de la Antigua Grecia, donde representaban a los personajes con este tipo de pie.