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¿Mi nombre? T-Tar--g. Targ. O eso recuerdo... Recuerdo...

Recuerdo que mi vida era tranquila de


pequeño, hasta ese día...

Vinieron a.… a.... ¿Castigarnos? por vivir en un pueblo aledaño, distinto al suyo. O eso entendí.

Un pequeño de nueve años no entiende sobre lo que es ganarse la vida. No se cuánto ah pasado,
pero si se bien, que quise morir. Lo intenté, no me dejaron hacerlo, se los pedí. ¡LO ROGUÉ!

Ese estandarte, aparecía en cada pesadilla que tenía, que no eran pocas, para aclarar. El sonido del
metal de sus armaduras retumbaba en mis oídos, sus ojos de indiferencia, a través de su casco
quemando mi espíritu.

“Lo peor de lo peor”, así lo llamaban por donde quiera que fuere ese batallón. Docenas de villas y
pueblos fueron devastados durante su peregrinación de destrucción.

Muchas lunas pasaron hasta que lo que parecía ser un comandante del ejército llegó en su
montura, adornada con muchas joyas, reviso el campamento y gritó “¿Qué mierda ocurre aquí?
¡Porque la gente vive de esta forma tan inhumana! ¡LLAMEN AL IMBECIL QUE ESTA A CARGO!”

-Asustado, me cubrí entre el barro. Su imponencia me dejo sin fuerza y no quería descargara su ira
conmigo-.

-Aquí estoy, ¿que necesitas? – relajadamente pregunto mientras se dirigía ante el comandante,
mientras los soldados lo seguían y rodeaban más a los lideres en cuestión.

- ¿Quién mierda te crees para usar así nuestras tropas? Debes CONQUISTAR, no DESOLAR las
tierras – Le abofeteo, mientras mas se acercaban a él.

- ¿Qué quien soy? Chicos, creo que no está entendiendo. Yo soy el que manda aquí, estas son mis
tropas y usted no tiene nada que hacer acá.

Un breve silencio tras estas palabras, seguidas de un gran vitoreo, aclaraban la situación: El
comandante, había sido asesinado.

Tras estos acontecimientos, los futuros días fueron entre festejos, emboscadas buscando al
comandante, que lucia descuerado al medio de la aldea. El estandarte cambió, al parecer los
objetivos de ambos bandos se distanciaron a mas no poder, pero no todo eran malas noticias,
había peores, mucho peores…

Sin un objetivo en mente, la estupidez se desbordo por las mentes enfermas de poder y alcohol
del barato, entre las celebraciones, ocupaban mi celda para golpearla, orinarla, escupirla,
insultarme y golpearme hasta mas no poder.

Las noches cada vez se hacían mas largas, el sueño cada vez mas innecesario y al mismo tiempo,
bajaba la moral del batallón, cada vez que asaltaban un poblado, menos quedaban vivos, menos
lograban saquear o incluso, no podían ganar

¿Han pasado semanas enteras sin dormir por miedo a que te torturen, te golpeen, te hagan bailar
para burlarse de ti, te usen para cargar sus cosas, usarte de carnada para cazar criaturas o hacer
salir a gente inocente de sus hogares para caer en las fauces de estos hijos de puta? La vida puede
ser dura, desesperanzadora, un poco injusta y muy terrorífica…
Solo unos viejos trapos me han acompañado en estos largos años, pero no todo es tan malo.

Mientras acampábamos en la orilla de un camino, en una de las tantas guardias que me tocaba
realizar nos embosco un señor y su perro compañero. Nunca creí llegaría este día, que algo así
ocurriera, ver esos rostros que en algún momento se reían de mi mera existencia, sufrir tales
muertes, gritos plasmados en sus caras, expresiones incluso, de arrepentimiento. Fue un tanto
poético… Amarrado del cuello a esa oxidada y vieja jaula de animales. Notaron mi presencia y se
apuraron en liberarme, asustado por lo que podría pasar, al parecer, resultaron buenas personas y
dijeron que podría viajar con ellos buscando un lugar al que pueda llamar: Hogar…. O tal vez no,
hay mucho que recorrer y aprender. Mi vida, la que prefirieron ante que la de mi familia debe
valer la pena, vivir por ellos y llenarlos de orgullo, a mi propio estilo.

Desde aquí, la historia cambia un poco, cargando con un pasado muy marcado, hasta un futuro,
quizás prometedor

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