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Durante la segunda mitad del siglo XIX existieron varios auges en la producción
cacaotera. Sin embargo, la década de 1890 tuvo el incremento en la producción de cacao más
importante, lo que inició el boom cacaotero de manera formal. En la siguiente década la
producción, aunque redujo su ritmo de crecimiento, alcanzó una tasa promedio de 4,9%. La
aparición de nuevas fábricas de chocolate, sobre todo en el mercado estadounidense, elevó la
cantidad de importaciones de cacao por parte de este país y también de Europa.
Así, la aparición de nuevos productos como el chocolate con leche y la barra Hersheys de
parte de Nestlé en 1876 elevó la demanda del cacao ecuatoriano . La poca diversificación de
la oferta exportable ecuatoriana, se reflejó en su peso dentro del total de las exportaciones. El
cacao, en promedio, representó el 70,3% del total de las exportaciones del país, cifra que se
reduciría paulatinamente, aunque sin variaciones drásticas en los primeros años del siglo
veinte. Sin embargo, durante el periodo 1903-1913 el Ecuador registró, en promedio, el 16,2%
del total de producción mundial de cacao, siendo el principal productor.
El precio del cacao, a diferencia de lo que sucedió con su producción, no sufrió un crecimiento
vertiginoso durante el periodo de auge. De acuerdo a las cifras referenciales del precio
promedio anual del cacao guayaquileño en Filadelfia entre 1885 y 1897 se redujo cerca de
18%. Mientras que entre 1898 y 1921, en Londres el precio del cacao guayaquileño se
contrajo alrededor de 30% . Por lo que a pesar de que existieron años en los que el precio
sufrió importantes alzas como en 1898 y 1907, la tendencia fue a la baja, lo que contrasta con
el crecimiento sostenido en la producción, como se mencionó anteriormente.
El desperdicio de recursos vino también por el lado de las importaciones que aumentaron por
el boom, sobre todo cuando existió un auge en producción más que en precio. Asimismo, la
tasa impositiva sobre el cacao representaría una fuente importante de recursos para el
Estado. De acuerdo a Victor Emilio Estrada en 1887, la tasa impositiva sobre el cacao alcanzó
el 8,6%, mientras que en 1917 llegó al 12%. El hecho de que más del 90% del total de
exportaciones provenía de la Costa, y por lo tanto una mayor concentración de los recursos en
dicha región y de la producción cacaotera en pocas empresas, sugeriría justamente que el
reparto no era equitativo.
http://foroeconomiaecuador.com/fee/los-booms-en-perspectiva-cacao-banano/
El banano que en promedio representó el 3,5% del total de las exportaciones en la década de
1940, significó el 32% de las mismas en la siguiente década y el 47% del total en los años
1960. De esta manera, con excepción de la segunda mitad de 1960, momento en el que se
había terminado el boom y como se aprecia en el gráfico 2, la balanza comercial fue
superavitaria. en 1965 ya no formaba parte de las empresas que exportaban banano del
Ecuador, a pesar de haberse sido la empresa más importante seis años atrás. Durante la
década de 1940 en la que los ingresos del gobierno central habrían crecido a niveles similares
a la época bananera, el incremento de los gastos de manera proporcional a estos, marcó una
diferencia entre los dos periodos .
La deuda del gobierno central, a su vez, en relación al PIB fue relativamente baja y estable al
ubicarse por debajo del 10% durante la década de 1950. La tendencia varió en la siguiente
década cuando esta relación pasó de 11,3% en 1960 a 18,5% en 1964. Al igual que en el
caso cacaotero, el PIB per cápita prácticamente se duplicó durante el boom. Sin
embargo, como sugiere Prados de la Escosura , el ingreso promedio diario en el país durante
esta etapa todavía se ubicaba por debajo de la línea de la pobreza establecida por el autor.
Además, el país gozó de un periodo de quince años de estabilidad política sin precedentes. El
«boom bananero» aceleró el proceso de urbanización de la costa, consolidó el Estado e inició
la política industrial en base al modelo de sustitución de importaciones.
Consideraciones finales
Los dos casos analizados aquí muestran que el auge estuvo acompañado por incrementos en
la producción, basados en una mayor demanda en el mercado internacional. Por lo que, el
país, se posicionó entre los tres mayores productores en el momento del boom. Sin embargo
aunque el aumento en producción fue significativo, el precio del cacao y el banano no creció al
mismo ritmo que su producción, lo que diferenciaría a éstos dos del boom petrolero en la
década de 1970 y el reciente. La dependencia de la economía con las materias primas no fue
superada en ninguno de los dos casos.
Deuda privada: Un
lastre para la
recuperación
económica mundial
El aumento sin antecedentes de la deuda privada podría ralentizar la recuperación económica,
empero el lastre para el aumento variará de un territorio a otro, y en todos ellos.
Sin embargo si bien estas políticas sirvieron para apuntalar los balances, además brindaron sitio a
un repunte de la deuda privada, que se sumaba al crecimiento sostenido del apalancamiento
propiciado por las condiciones financieras favorables vigentes a partir de la crisis financiera
mundial de 2008.
La deuda privada mundial se aumentó en un 13% del producto interno bruto mundial en 2020, o
sea, un ritmo de incremento preeminente al registrado a lo largo de la crisis financiera mundial, y
casi igual al de la deuda pública.
El efecto de la enfermedad pandémica para las finanzas de los domicilios y las organizaciones ha
variado de un territorio y otro y dentro todos ellos, gracias a diferentes respuestas referente a
políticas y a la estructura sectorial de sus economías.
Los efectos sobre los balances de clientes y organizaciones, más que nada de los más expuestos a
la enfermedad pandémica, variaron de manera enorme dependiendo de las ayudas ofrecidas por
los gobiernos.
Según nuestro estudio, el lastre para el aumento luego de la enfermedad pandémica puede ser
mucho más grande en territorios en los cuales 1) el adeudo está más concentrado en domicilios
sometidos a presiones financieras y en organizaciones vulnerables, 2) el espacio fiscal es reducido,
3) el sistema de insolvencia es ineficiente y 4) se necesita adoptar inmediatamente una política
monetaria más restrictiva.
Mientras las economías se recuperen y la inflación se acelere, los gobiernos deberían considerar el
impacto del endurecimiento de las políticas fiscal y monetaria sobre los clientes y organizaciones
que aguantan la más grande presión financiera para dictaminar el ritmo de repliegue de las
políticas excepcionales de apoyo.
En los otros territorios, a lo largo de la transición hacia la recuperación económica, los gobiernos
deberían focalizar la ayuda fiscal en los individuos más vulnerables, acorde a marcos fiscales a
mediano plazo creíbles.
Las autoridades además deberían reforzar los mecanismos de reestructuración e insolvencia (por
ejemplo, por medio de reestructuraciones extrajudiciales especiales) para fomentar una inmediata
reasignación de capital y mano de obra a las organizaciones más productivas.
Del mismo modo, si las deudas cuantiosas de los domicilios amenazan la recuperación, los
gobiernos deberían tener en cuenta programas de reestructuración de la deuda eficaces en
funcionalidad de los precios, para transferir recursos a los individuos subjetivamente vulnerables
que tenderán más a gastar sus ingresos.
En resumen, el vigente crecimiento del adeudo de domicilios y organizaciones acarrea peligros
para ritmo de recuperación económica, sin embargo dichos peligros no se distribuyen de manera
equitativa. Es importante hacer un seguimiento meticuloso y en tiempo real de los balances de los
domicilios de bajo ingreso y las organizaciones vulnerables, para lograr calibrar el repliegue de las
medidas de apoyo.
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