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I

Universidad de Caldas
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Departamento de Estudios de Familia
______________________________________________________________
Programa Maestría en Estudios de Familia y Desarrollo

Configuración de vínculos de amistad y de pareja


en hombres y en mujeres que residen solos

Tesis de grado presentada por:


Fabián Herrera Morales

Director: Dr. Gabriel Gallego Montes

Manizales, noviembre de 2016


II

Universidad de Caldas
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Departamento de Estudios de Familia
______________________________________________________________
Programa Maestría en Estudios de Familia y Desarrollo

TESIS DE GRADO DE MAESTRÍA

Configuración de vínculos de amistad y de pareja


en hombres y en mujeres que residen solos

Autor:
Fabián Herrera Morales

Director de tesis
Dr. Gabriel Gallego Montes
____________________________________

Manizales, noviembre de 2016

Copyright © 2016 por Fabián Herrera Morales


III

Nota de aceptación

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Firma del Presidente del jurado

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Firma del jurado

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Firma del jurado

Manizales 2016
IV

Agradecimientos

La culminación de un trabajo intelectual o científico como el que representa una tesis

de grado no sólo figura en el esfuerzo, aspiraciones y dedicación personal, sino en la

correspondencia de apoyo y deseos compartidos. Por tal motivo, la presente tesis de Maestría no

hubiera sido posible sin el apoyo, colaboración y compañía de personas e instituciones tan

importantes y constructivas para mí.

Mi gratitud es para mi pequeña familia fuente de mis mayores motivaciones y en

quienes, a la vez enmarco sus aspiraciones y disciplina en el trabajo.

De un modo especial agradezco a los partícipes de esta investigación Felipe, David,

Patricia y Valeria que sin haberlos conocido con anterioridad, me abrieron amablemente sus

puertas brindándome un conocimiento amplio de sus subjetividades y experiencias de vida, como

hombres y mujeres que residen solos. Personas que admiro en sus estilos de vida y visión de

mundo.

En ese mismo sentido, expreso mis Agradecimientos al Profesor Gabriel Gallego

Montes, pues para mi es todo un privilegio y un orgullo en que haya sido mi director de tesis,

gracias por sus amables asesorías y sabia orientación.

A mis Amigos Pamela, Santy y Mancho quienes en tantos momentos de encuentros

hemos compartido charlas, café, academia, y otras cotidianidades, reflexionando sobre el amor,

la amistad, la soltería y la urgencia de las nuevas sensibilidades.


V

Mi Gratitud con Diego por su afecto, y sus buenos deseos en esta trayectoria de vida, por

el ánimo constante en el desarrollo de este trabajo y en coincidir conmigo en que otras formas

vinculares de amor y amistad son posibles.

Extiendo mis agradecimientos a la profesora Luz María López por su gran estímulo y

motivación en el desarrollo de esta meta. El ejemplo de su disciplina y el modo amable de

compartir sus conocimientos han sido muy fructíferos para mí.

Así mismo a la Maestría en Estudios de Familia y Desarrollo que junto con mis

compañeras y compañero de cohorte forjamos vínculos en un ambiente muy familiar, con sus

conflictos pero también con sus amores. Afectos, ciencia e intelectualidad fueron en estos

términos las mejores pautas en ésta parte de mi formación de postgrado.


VI

Resumen

En la contemporaneidad no sólo se viven fuertes transformaciones de orden global en

términos económicos y políticos, sino que también se viven grandes cambios dados en la

cotidianidad y por ende, en el orden familiar e íntimo de hombres y mujeres, en el sentido de sus

estilos de vida y relaciones socioafectivas. En estos términos, la presente investigación busca

comprender la manera en que las personas que conforman hogares unipersonales o que residen

solos, configuran sus vínculos de amor y amistad en el marco de estilos de vida no

convencionales.

Con lo anterior, se plantea que una de las posibilidades para discernir la vida social y

emocional de quienes habitan escenarios no familiares es generar un acercamiento a sus propias

historias personales, de emparejamiento y amistad. Esta aproximación busca entrever e

interpretar tales configuraciones a través de las voces, y narraciones de dos hombres y dos

mujeres entre los 40 y los 50 años de edad que residen solos.

El estudio se realizó desde la metodología cualitativa, mediante el método biográfico-

narrativo y enfoque hermenéutico, en el que se privilegiaron las narrativas o los discursos sobre

la residencia unipersonal. Como técnicas, se utilizaron la entrevista exploratoria y a profundidad,

y la historia de vida con el fin de comprender las dinámicas del vínculo amoroso y de amistad

desde sus propias experiencias.

El referente teórico fue abordado desde el interaccionismo simbólico y la sociología de

las emociones. En el que se retoman autores que sustentan la configuración vincular (Blumer,

1982; Mead, 1972; Goffman, 1970) las relaciones amorosas contemporáneas desde (Beck,
VII

Beck- Gernsheim, 2001 y 2012; Bauman, 2006; Illouz, 2010) y los vínculos de Amistad

(Foucault, 1999; Requena 2001).

De esta forma, los resultados y discusiones generados en esta investigación conforman un

insumo para los estudios de familia, específicamente en la dimensión de las relaciones sociales y

afectivas de las personas que habitan hogares-unipersonales, permitiendo develar así la manera

en qué estos conciben y gestionan sus vínculos amorosos y de amistad, entre giros, estabilidades

e inestabilidades que tejen lo cotidiano.

El presente estudio halla la manera en que los adultos que residen solos construyen

nuevos órdenes sentimentales y estilos de vida desde el vínculo con otras prácticas y significados

que se esgrimen, además, como aportes constructivos para pensar el papel de la autonomía y la

democratización de las relaciones familiares.

Palabras clave: vínculo, hogares unipersonales, amor, amistad, soledad residencial.


VIII

Abstract

In contemporaneity not only strong transformations of global order are living in

economic and political terms, but big changes given in everyday life also live and therefore in

the family and intimate of men and women order, in the sense of their styles of life and socio-

affective relationships. In these terms, this research seeks to understand how people who make

up one-person households or living alone, configure their bonds of love and friendship within

unconventional life styles.

With this, it is suggested that one possibility to discern the social and emotional life of

those who live unfamiliar scenarios is to generate an approach to their own personal stories,

matchmaking and friendship. This approach seeks to glimpse and interpret such configurations

through the voices and stories of two men and two women between 40 and 50 years old who live

alone.

The study was conducted from a qualitative methodology through the biographical

narrative and hermeneutical approach method, in which the narratives or discourses on the sole

privileged residence. As technical, exploration and in-depth interview, and life history in order to

understand the dynamics of the loving bond and friendship from their own experiences were

used.

The theoretical reference was approached from the symbolic interactionism and sociology

of emotions. In which authors that support the configuration bonds (Blumer, 1982; Mead, 1972;

Goffman, 1970) are taken from contemporary romantic relationships (Beck, Beck Gernsheim,

2001 and 2012; Bauman, 2006; Illouz, 2010) and Friendship bonds (Foucault, 1999; Requena

2001).
IX

Thus, the results and discussions generated in this research make an input for family

studies, specifically in the dimension of social and emotional relationships of the people living in

households-one-person, thus allowing reveal the way in which these they conceive and manage

their love and friendship ties between turns, stabilities and instabilities weaving everyday.

This study finds the way adults living alone build new sentimental orders and lifestyles

from the link with other practices and meanings, also brandished as constructive contributions to

think the role of autonomy and the democratization of family relations.

Keywords: bonds, single-person households, friendship, love, residential solitude.


X

Tabla de contenido

Resumen .............................................................................................................................. VI

Abstract ............................................................................................................................ VIII

Introducción .......................................................................................................................... 1

CAPÍTULO I ......................................................................................................................... 4

Cambios del paradigma familiar y vincular en el auge de los hogares unipersonales ... 4

1.1 Planteamiento del problema de investigación ............................................................... 4

1.2 Objetivos ....................................................................................................................... 9

1.2.1 Objetivo general ..................................................................................................... 9

1.2.2 Objetivos específicos .............................................................................................. 9

1.3 Hacia una genealogía de los vínculos de amor y amistad: praxis, y significados ....... 10

1.3.1 Significados de amor, amistad y conyugalidad en las antiguas sociedades griega y


romana. .......................................................................................................................... 10

1.3.2 Configuraciones vinculares y matrimoniales en hombres y en mujeres en la Edad


Media. ............................................................................................................................ 13

1.3.3 Transiciones en las relaciones de amor y amistad de la Edad Media a la Modernidad.


....................................................................................................................................... 16

1.3.4 Algunas perspectivas contemporáneas en las relaciones de pareja y amistad. ..... 21

1.3.5 Estudios sobre los vínculos sentimentales en hogares otros................................. 24

CAPÍTULO II ..................................................................................................................... 29

Vínculos de amistad y de pareja: ....................................................................................... 29

Interacción simbólica y marco emocional......................................................................... 29

2.1 Construcción de vínculos de amor y amistad desde el Interaccionismo Simbólico.... 29

2.2 Pensamiento e interacción social................................................................................. 32

2.3 Sobre el aprendizaje de símbolos en el mundo intersubjetivo .................................... 34


XI

2.4 Construcción del sentido de la acción e interacción social ......................................... 37

2.5 Los vínculos afectivos desde el interaccionismo simbólico........................................ 38

2.6 La comunicación como aspecto fundamental del interaccionismo simbólico en las


relaciones ........................................................................................................................... 42

2.7 Configuración de los vínculos de amistad en la Era del Individualismo .................... 45

CAPÍTULO III .................................................................................................................... 51

Enfoque metodológico ........................................................................................................ 51

Horizonte teórico ............................................................................................................... 53

3.1 Acerca del enfoque hermenéutico y la metodología de investigación cualitativa ...... 54

3.2 Acerca del método biográfico-narrativo en trabajo de campo .................................... 58

3.3 Elección de los partícipes de la investigación o definición de la población ............... 62

3.4 Estrategias para la aplicación de instrumentos y el análisis de datos.......................... 67

3.5 Manejo ético de la información ................................................................................... 69

3.6 Condición socioeconómica de los entrevistados ......................................................... 69

CAPÍTULO IV .................................................................................................................... 72

Acontecer del tiempo social: .............................................................................................. 72

Contextualialidad biográfica y vincular ........................................................................... 72

4.1 Tiempo social: trasformaciones políticas y resignificación de la juventud ................ 73

4.2 Incidencia de la Revolución Sexual en las generaciones de los años 60 y 70 ............ 75

4.3 Décadas 70 y 80 y otras aspiraciones de la vida social y familiar .............................. 80

CAPÍTULO V...................................................................................................................... 87

Configuración de vínculos de amor y amistad en hombres y mujeres que residen solos:


tejido hermenéutico de cuatro narraciones ...................................................................... 87

5.1 Felipe Giraldo .............................................................................................................. 90

5.2 Juan David Montoya ................................................................................................... 96

5.3 Valeria López ............................................................................................................ 100


XII

5.4 Claudia Patricia Ramírez ........................................................................................... 104

5.6 Análisis e interpretación ............................................................................................ 107

CAPÍTULO VI .................................................................................................................. 113

La construcción de vínculos de amistad y de pareja: discusiones y ejercicio reflexivo113

6.1 Vínculos que devienen como trayectorias de amistad y de pareja en hombres que residen
solos................................................................................................................................. 114

6.2 Mujeres que residen Solas. Prácticas vinculares de amor y amistad ........................ 117

6.3 Configuración de vínculos de pareja en la contemporaneidad .................................. 120

6.4 No todo amor a distancia omite la relación cara a cara: el caso de las parejas LAT1266

6.5 El amorío posmoderno como nuevo estilo de relación contemporánea .................... 128

Consideraciones finales .................................................................................................... 132

Referencias......................................................................................................................... 139
XIII

Lista de tablas

Tabla 1. Preguntas y objetivos ............................................................................................. 52


XIV

Lista de Figuras

Figura 1. Horizonte teórico. .................................................................................................53


Figura 2.Esquema metodológico. ........................................................................................71
Figura 3. Felipe Giraldo .......................................................................................................89
Figura 4. Juan David Montoya ............................................................................................95
Figura 5. Valeria López. ......................................................................................................99
Figura 6. Claudia Patricia Ramírez. ...................................................................................103
1

Introducción

La presente iniciativa 1 está orientada a poner en relieve las nociones de vida social y

afectiva de quienes hoy en día participan en el desarrollo de nuevos órdenes sentimentales,

relacionados con los procesos de globalización e individualización -contemporáneos-, cada vez

más presentes en sociedades que valoran la estabilidad vincular social, afectiva y familiar, como

la sociedad colombiana. Esta situación lleva a la necesidad de indagar sobre aquellas otras

formas del habitar solos y solas, como situación vital que responde a rupturas culturales, con

incidencia en los contextos sociales, de género, generación, y familia.

Se pretende, por lo tanto, problematizar la manera en que hoy en día, el hecho de habitar

en soledad depende de historias personales y de posiciones políticas y sociales que promueven

otras concepciones vinculares de emparejamiento y amistad, que se han establecido como

cambios al interior de los imaginarios y las práctica de la soledad residencial, entendida como

una opción de vida que genera transformaciones considerables en el ritmo de las relaciones

sociales y familiares.

La dimensión de análisis y el objetivo de ésta investigación está focalizada en

comprender biográficamente la manera en que se configuran los vínculos de amistad y de pareja

en dos mujeres y dos hombres, entre los 40 y 50 años de edad que viven solas y solos en la

ciudad de Manizales. En este sentido, mediante el método biográfico-narrativo, se describe el

significado y gestión vincular en términos de un tejido de lo cotidiano que trasciende la noción y

praxis de las relaciones socioafectivas tradicionales.

1
La presente tesis hace parte simultánea de dos líneas de investigación de la Maestria en Estudios de Familia y
Desarrollo. Linea de investigación en Procesos Familiares y Linea de investigación en Familia, Género y
Sexualidad.
2

La presente investigación está conformada por seis capítulos. En el primer capítulo se

identifica el planteamiento del problema de investigación, la formulación del problema, los

objetivos (general y específico) seguidos del subcapítulo donde se desarrolla todo el trabajo de

antecedentes, incluido el estado del arte.

En el segundo capítulo se trabaja el enfoque teórico para el análisis de la configuración,

construcción y gestión de vínculos sociales y afectivos, en la relación interaccionismo simbólico

y sociología de las emociones. Dicho trabajo teórico está cohesionado con el marco

metodológico de la investigación.

El capítulo tercero, por un lado se expone el marco metodológico de la investigación

desde su diseño hasta su implementación, se presenta el ejercicio de categorización y

subcategorización, se especifican las técnicas y estrategias aplicadas en la investigación; y por

otro lado, se hace una relación teórico-metodológica en la relación biografía-narrativa y

hermenéutica, así mismo, se sustenta la selección población y la dimensión espacio-temporal.

En el capítulo cuarto se hace una aproximación al tiempo social o de contexto histórico

en el que se enmarcan las biografías correspondientes al presente estudio, en términos del

acontecer político y cultural en las últimas décadas del siglo XX.

El capítulo quinto describe los hallazgos de la investigación y el trabajo hermenéutico

sobre las narrativas de las diferentes configuraciones vinculares de amor y amistad en hombres y

mujeres que residen solos, dichos resultados obtenidos de la entrevista e historias de vida son

tratados independientemente y expresados a través de la técnica de infogramas la cual, a través

de la combinación de imágenes sintéticas y explicativas tiene el fin de comunicar la información,


3

en este caso los hallazgos y características de cada biografía vincular facilitando su

comprensión.

En capítulo sexto trata acerca de las discusiones sobre los hallazgos de investigación, es

decir, acerca de las trayectorias de amor y amistad en hombres y mujeres que residen solos,

ejercicio de análisis y debate que destaca la manera en que la población partícipe entreteje los

vínculos en términos de los nuevos amoríos y las relaciones a distancia.

Por último se exponen las consideraciones finales de la investigación en donde se resaltan

los principales aspectos reflexivos derivados del presente trabajo y experiencia investigativa. Así

mismo, se conjugan los resultados de la investigación y la relación familia-desarrollo.


4

CAPÍTULO I

CAMBIOS DEL PARADIGMA FAMILIAR Y VINCULAR EN EL AUGE DE LOS

HOGARES UNIPERSONALES

1.1. Planteamiento del problema de investigación

Estudiar la familia el día de hoy conlleva a propiciar un ejercicio de reflexión basado en

una multiplicidad de realidades que se presentan en la vida íntima y en la interacción, en donde

las familias como otras formas de relación social, son participes del devenir de constantes

cambios socioculturales a nivel mundial y nacional. El día de hoy, en particular, pese a los

cambios globales, se percibe como el modelo de familia nuclear y relación conyugal

heteronormativa sigue representando el foco de organización social paradigmática en la

concepción de hogar y vínculo de pareja. No obstante, de manera alterna, sobresalen, otras

familias, otros hogares y estilos de vida que siguen en la lucha por legitimarse no sólo en

términos de derechos sino también en el orden convencional de las sociedades latinoamericanas.

De acuerdo con Gutiérrez (1994) las sociedades han transitado por secuenciales y

vertiginosas mutabilidades, donde la exigencia por constituir familia ha transitado desde el

interés económico-reproductivo en la pre-modernidad hasta la inserción del interés afectivo-

reproductivo de las parejas, a través del amor romántico en la época industrial y finalmente,

mediante el interés y vinculo erótico- afectivo, en la contemporaneidad el cual expresa incluso

nuevos modelos de amistad y de pareja en sus relaciones y estilos de vida.

Con referencia a lo anterior, es de subrayar que en las relaciones conyugales los intereses

erótico-afectivos pueden desencadenar en otros tipos de hogares, generando nuevos significados


5

de amistad y de pareja. Situación que sin ser una tendencia determinante es referencialmente

puesta en mención en la actualidad, especialmente si se discute dicha metamorfosis respecto a

representaciones del amor romántico y a la reconfiguración de vínculos.

Si bien es cierto que los intereses afectivo-reproductivos y erótico-afectivos se

constituyen como tendencias de contemporaneidad en la pareja, es necesario resaltar que el

interés por contraer matrimonio, incluso la vida corresidencial ha descendido y el interés por

tener pareja, especialmente familia e hijos, sigue aplazándose en las generaciones recientes

(Siva, 2007).

En el contexto colombiano sigue aumentando el índice de hogares divergentes a la

familia conyugal, como los hogares monoparentales, homoparentales y hogares unipersonales, a

los que se les ha adjudicado en su crecimiento la baja incidencia matrimonial (Rodríguez 2011),

pero también la viudez, la vejez, la separación y el divorcio (Gallego y Villegas, 2015).

Cabe mencionar que también que estos cambios que se experimentan a nivel social

también se establecen debido a las decisiones de las personas que, sin importar su procedencia de

estado civil o de género, asumen posturas asociadas con sus derechos individuales, la autonomía

a la hora de decidir vivir solas como incidencia de la modernidad, y la búsqueda de mayores

oportunidades de carácter educativo, social y económico. En estos términos, se resalta que los

hogares unipersonales también constituyen la posibilidad de establecer otras formas de relación

de amistad y de pareja, como los “living apart together”2Ayuso (2012) o incluso la decisión de

2
Ayuso (2012) comenta que en la actualidad, el fenómeno de las “parejas sin convivencia” denominada “Living
Apart Togehter” (LAT), se refiere a parejas que se consideran a sí mismas como tales, pero que no viven
habitualmente en el mismo domicilio, siendo esta situación independiente de su estado civil. De acuerdo con la
revista electrónica Science of Relationship en su publicación del 23 de octubre de 2013 la investigadora Samantha
Joel señala que “Al elegir no vivir juntos, las parejas LAT pueden haber encontrado una manera de ayudar a
prevenir que sus relaciones se vuelvan monótonas. Pues, estas parejas tienen mucho menos tiempo para estar juntas,
6

no tener pareja estable, como es la situación de los neosolteros 3 (Klinen, 2012; y Alborch,

1999).

Ser partícipes de una sociedad que vive al ritmo de continuos tránsitos culturales permite

generar inquietudes acerca de la manera en que la sociedad puede comprender las formas de

emparejamiento y amistad de quienes superan el orden de la vida familiar y social

convencionales.

Con lo anterior, se subraya la importancia de analizar cualitativamente la manera en que

se entretejen las biografías personales de hombres y mujeres que han transitado por cambios

sociales complejos, y pese a ello se han estructurado de tal manera que sus decisiones

individuales a la hora de residir solas y solos no corresponde a otras situaciones que aquellas que

están inscritas en los virajes de sus propias configuraciones vinculares y a su propio contexto

histórico.

En una época donde el auge de los hogares unipersonales es cada vez más pronunciado,

es relevante establecer cuestionamientos escasamente abordados como el agenciamiento de las

por ende para cada encuentro tienen que planificar o programar agendas. Es fácil ver cómo estas otras formas del
pasar tiempo juntos puede alentar a estas parejas a poner más esfuerzo en sus fechas y en sus encuentros, lo que
conduce a tener más estrategias que permita aumentar la satisfacción de las parejas orientadas a largo plazo”.
3 -
Para el sociólogo Eric Klinen de la Universidad de Nueva York "Hay más personas ahora optando por una vida
sola que en cualquier otro momento en la historia de nuestra especie. Eso es algo que debemos empezar a entender".
Para mayor información ir al enlace:
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/02/120216_eeuu_solteros_aumento_wbm.shtml.

- Para Carmen Alborch en su libro Solas: gozos y sombras de una manera de vivir (1999) indica el devenir de una
nueva tendencia dada con los “neosolteros” quienes han venido de la mano con las modificaciones en la forma de
vivir relaciones y su evolución, como la de los “dinky” (parejas sin hijos) o los “living apart together” (las relaciones
de parejas que viven separados). De acuerdo con Alborch (1994), elegir vivir solo, más que un acto de egoísmo, es
una oda al individualismo, a la independencia y la autonomía, anteponiendo metas personales y profesionales,
preferir el poder de decisión absoluto, y claro la libertad sexual también cabe, y así abandonar la visión del
matrimonio como un objetivo en la vida (ni siquiera vivir en pareja); sus prioridades son aquellas que les brinda
satisfacción (viajar, tecnología, posgrados, relaciones sociales) casi siempre vinculado a su carrera profesional. Para
mayor información ir al enlace: http://www.belelu.com/2014/01/neosolteros-un-estilo-de-vida-por-conviccion/.
7

relaciones de pareja y amistad, que llegan a jugar un papel sugerente para quienes viven solas y

solos. Sería erróneo afirmar que el hecho de vivir en soledad residencial, supone a secas, un

aislamiento social, pues el convivir con uno mismo también prescribe nuevas configuraciones

sociales en los órdenes sentimentales, en la amistad y la erótica, como relaciones que se

adscriben en el contexto de la “sexualización de la sociedad” (Gallego, 2009).

La vida individual supone un entramado de historias complejas de quienes han tenido

trayectorias amorosas o románticas, de quienes han tomado la decisión por vivir

residencialmente solos, luego de una ruptura afectiva, de quienes prefieren seguir viviendo en

domicilio unipersonal y aun así tener pareja, o de quienes deciden residir solas y solos, tejiendo

vínculos con amigos, con su familia e hijos. Este conjunto de biografías denota un estilo de vida

particular, que lleva a cuestionar sobre la permanencia del hogar unipersonal, y se caracteriza,

incluso, como una experiencia de transición que ocurre en la vida social y familiar de muchas

personas.

En este sentido, el interés del presente estudio se inscribe en comprender la manera en

que se configuran los vínculos de amistad y de pareja, en hombres y mujeres que residen solas y

solos, teniendo en cuenta su importancia como agentes sociales que hacen parte de una realidad

derivada de los cambios globales que da cuenta de la diversidad familiar y del auge actual de los

hogares unipersonales en Latinoamérica, donde el conjunto de significados y prácticas vinculares

vienen contradiciendo considerablemente el modelo de sociabilidad convencional respecto a la

amistad, la pareja, y la familia. De esta manera surgen los siguientes interrogantes.

¿Cómo se configuran biográficamente los vínculos de amistad y de pareja en hombres y

mujeres entre los 40 y 50 años de edad que residen solos? ¿Qué devenir erótico-afectivo y de
8

emparejamiento construyen hombres y mujeres entre los 40 y 50 años de edad que residen solos?

¿Qué significados del amor de pareja construyen hombres y mujeres entre los 40 y 50 años de

edad que residen solos? ¿De qué manera agencian los vínculos de amistad hombres y mujeres

entre los 40 y 50 años de edad que residen solos?


9

1.2. Objetivos

1.2.1. Objetivo general

Comprender biográficamente las configuraciones vinculares de amistad y de pareja en

hombres y mujeres entre los 40 y 50 años de edad que residen solos.

1.2.2. Objetivos específicos

 Describir el devenir erótico-afectivo y de emparejamiento de hombres y mujeres entre los

40 y 50 que residen solos.

 Definir los significados del amor de pareja que construyen hombres y mujeres entre los

40 y 50 años de que residen solos.

 Identificar el agenciamiento de los vínculos de amistad de hombres y mujeres entre los 40

y 50 años de edad que residen solos.


10

1.3. Hacia una genealogía de los vínculos de amor y amistad: praxis, y significados

1.3.1. Significados de amor, amistad y conyugalidad en las antiguas sociedades

griega y romana

De acuerdo con Singer (2008) el amor en la antigua Grecia, era considerado como una

experiencia masculina4, pues las actitudes hacia el sexo opuesto se respetaban como recurso de

reproducción biológica, y pese a que se promovía la alianza marital y la convivencia conyugal

con la mujer, tal vínculo no constituía un acontecimiento espiritual. Es decir, La dimensión

amorosa, fundaba su legitimidad como una relación posible sólo entre hombres, acreditada desde

la mitología y el saber popular, donde el imaginario del amor se instituía como práctica de un

sentimiento que posibilitaría el ritmo de la vida pública como el orden de la polis.

En la obra El Banquete de Platón (1986) el amor se asociaba con la búsqueda de

conocimiento a través los vínculos y cercanía física con el otro, y donde precisamente el acceso

al conocimiento no se daba sólo a través de la razón al escuchar y al dialogar, este trascendía

todo sentido entre lo visual y auditivo.

Según Del Roble-Treviño (2002) otra de las consideraciones a tener en cuenta, es que en

las antiguas sociedades (griega y romana) la costumbre no obedecía socialmente al amar a la

esposa apasionadamente, pues esto significaba esclavizarse ante una mujer y no cumplir el ideal

masculino culturalmente establecido.

4
Según Galiano et al. (1985) pese a que las investigaciones dedicadas al amor en la Grecia antigua hacen referencia
a las relaciones entre hombres, (algunas con contenido sexual en el marco de la paideia). Se resalta que el
homoerotismo era socialmente legitimado en el contexto educativo, como, momento en que se establecía una
relación entre el joven y su tutor, en una forma más ritual. Al parecer, conservar esta relación más allá del período
iniciático ya no estaba admitido socialmente, el motivo principal era la imposibilidad de la reproducción.
11

La convivencia conyugal no tenía nada que ver con el amor pues según Rodríguez (1994)

el matrimonio5 se constituía como una institución al servicio de la familia patriarcal orientada a

la reproducción biológica de hijos legítimos, y donde la mujer era relegada a los quehaceres

domésticos, mientras que el hombre libre no sólo tenía derechos patrimoniales y de soberanía

sobre la familia sino también a relacionarse con concubinas, heteras 6 y jóvenes efebos7, para el

cuidado personal y para el placer. Siendo además, el cuidado personal, una dedicación a la

imagen estética y ética de sí mismo.

De acuerdo con Rodríguez (1994) La convivencia a ritmo del matrimonio, se constituía

en una práctica obligatoria, pues de ahí dependía el estatus del hombre en su descendencia como

un aporte a la sociedad y la cultura. Por ende, los solteros y quienes vivían solos eran mal vistos,

incluso eran sancionados. En este sentido, es determinante como la reproducción social no solo

era un acontecimiento legitimado sino una obligación moral.

Según Singer (2008) los vínculos amorosos se proyectaban como una experiencia posible

a través de la unión, y el compañerismo. Así, el amor, de acuerdo a Aristófanes consistía en

“anhelar la otra mitad de uno” (Singer, 2008, p.70) que si bien, no comprometía la corresidencia

permanente entre dos hombres, si comprometía la convivencia en la amistad en todas los

escenarios de la vida, incluyendo la guerra.


5
“Las relaciones entre hombre y mujer se establecían de una forma jerárquica y desigual, ya que la mujer, en
general, se encontraba toda su vida bajo la tutela masculina, el kiros y su voluntad no intervenía en la elección de su
marido, sino que éste era elegido por su tutor, en situaciones normales su padre y, en caso de ausencia, por su tío o
su hermano. De este modo pasaba directamente de la tutela del padre a la de su marido” (Rodríguez, 1994, p.10)
6
De acuerdo con Ress (2007) Hetera en griego significa cortesana o musa, era el nombre dado a un tipo de mujer
dentro de la sociedad griega. Fue una mujer cuyas relaciones con los hombres eran eróticas y a la vez marcadas por
el compañerismo. Dentro de la cultura griega, las heteras eran mujeres cultas, educadas y libres. Inspiraban a los
poetas, los pintores, y a los músicos de la época.
7
Desde la antigua Grecia, la palabra efebo se caracteriza por cierta carga erótica, de hecho el DRAE la define como:
"mancebo", que además de "joven" y "soltero" es sinónimo de "concubina", esto es, persona que vive en
concubinato.
12

Para Galiano, Lasso y Rodríguez (1985) es central tener en cuenta que la configuración

amorosa en la antigua Grecia era comprensible y practicada no sólo al ser significante de la

noción de eros, sino también de otras especificidades del amor como la “philia” como el amor

generado en la amistad8 y el “ágape” como el cariño y la caridad. Esferas emocionales, que

junto al eros fueron vivenciados e historiados por hombres y por mujeres en el marco de toda

una civilización. Referente primigenio de la modernidad.

En tal perspectiva, la dimensión amorosa de la amistad9, se construye a propósito de la

devoción filial, inscrito en lo significativo de lo fraterno y del deseo del bien común, se trata

entonces del canal afectivo que permite el reconocimiento del otro a través del enamoramiento

orientado al carácter virtuoso de cada uno, de cada amigo. No obstante, la experiencia amorosa,

si bien es asexual, yace compleja, pues finalmente no descarta la posibilidad de la experiencia

erótica: “Aristóteles anticipa la distinción moderna entre amor como algo sexual y amistad como

algo menos íntimo, aunque incluso el uso común reconoce la posibilidad de las relaciones

amistosas en el amor sexual, así como fervor emocional de la amistad” (Singer, 2008, p.130)

siendo constitutivo el ideal de la amistad como convivencia amorosa y fraternal, que llega a

sostener, por una parte un intrincado espacio liminal entre el eros en su dimensión sexual.

8
La complejidad emocional en la antigua cultura griega concebiría no sólo el valor y el significado de eros en tanto única
experiencia de vida, a esta se agregaba otra posibilidad amorosa, la amistad. Así entonces, de acuerdo con Singer (2008) un
amigo por definición, constituía a aquel a quien le importaba el bienestar del otro, así, tanto para Aristóteles como para Platón, no
había nada que mereciera ser cuidado sino aquello que era bueno, en este caso, la amistad.
9
Los estudios sobre la amistad en la antigua sociedad griega y romana remiten en esta ocasión a Aristóteles para quien según
Singer (2008) concibe la amistad en el plano de la asociación, el vivir juntos, compartir intereses juntos, reconocerse mutuamente
entre ambos, “lo más importante es la compañía de los hombres que se complacen el uno al otro y actúan libremente el uno para
el otro” (Singer, 2008, pág. 111).
13

1.3.2. Configuraciones vinculares y matrimoniales en hombres y en mujeres en la

Edad Media

El principio del amor cristiano 10 sugería la unión con Dios, pues la centralidad en la

dimensión emocional establecía al ágape como “el amor de Dios”, un vínculo que se establecía

entre lo divino y lo humano, por ende, mediante el ágape era posible la philia como “amor al

prójimo”, y el eros una concepción de amor asexuado, pues toda experiencia carnal llegó a ser

considerada como una condición pagana y hereje.

Sin embargo, sólo llegó a ser tolerada bajo un acto de compromiso con Dios mediante el

matrimonio que respondía a intereses patrimoniales y reproductivos, legitimándose así, la unión

monogámica, no sólo entre hombre y mujer sino también entre hombres y entre mujeres, pues de

acuerdo con Boswell (como se citó en Gallego, 2009) durante la Edad Media existió un

reconocimiento a las uniones entre personas del mismo sexo consagrada en los ritos de la iglesia

católica especialmente entre los siglos IV Y XII.

De acuerdo con Leiva (2009) el vínculo entre hombre y mujer en la Edad Media no

respondía a una decisión individual sino a una elección del pater familias, esto en el caso de

estamentos nobles, en el caso de estamentos populares influía la decisión del señor feudal, así,

cada parte evaluaba la virtuosidad y honorabilidad de la mujer y la caballerosidad del hombre.

En ese sentido, las uniones eran concertadas por los hombres11, y en el caso de las mujeres,

Para Singer (2008) el cristianismo heredó de la antigua civilización griega la noción de “eros”, “philia”, y
10

“ágape”, mientras que de la cultura judía heredó la noción de “nomos”. Siendo este la idea del amor como rectitud,
aceptación de la ley de Dios, humilde sumisión a su voluntad, mientras que el “ágape” se comprendió como el amor
del creador, y la bondad en el mundo” (Singer, 2008, p. 190).

11
Las uniones podían derivar en uniones correspondidas, o de fuerte dominación y castigo por parte de sus maridos
y señores.
14

muchas veces eran entregadas como respuesta a algún favor, constituyéndose la mujer como una

propiedad portadora simbólica del estatus del hombre en el terreno público.

Una concepción sobre el papel de la mujer va ser difundida incluso de manera transversal

durante toda la Edad Media (y la Edad Moderna) de acuerdo con López (1999) la mujer era

considerada desde la misma creación inferior al hombre, por decisión de Dios, que al ser creada

al lado del hombre, su misión sería procrear, convertirse en madre, llegar a ser en tales términos

acompañante de su marido para toda la vida. Relación donde el ritual del matrimonio expresaría

el compromiso de la mujer en términos similares a las del vasallo con respecto al señor.

La configuración vincular en tales términos tendría un viraje simultáneo especialmente

desde el siglo XII y con mayor fuerza, siglos adelante en las postrimerías de la modernidad.

Giros significativos en las relaciones de poder que llevaría a la constitución de un discurso

amoroso que hallaría una mayor reconciliación entre el amor terrenal y el amor a Dios. En el que

según Singer (2008) si bien, la concepción de “amor de pareja” no existía, si existiría en tanto la

influencia del arte poético y literario como el “amor cortés”, un ideal y un discurso de larga

duración.

En el contexto de la baja Edad Media, el amor cortesano correspondía al:

Amor entre hombre y mujer en sí mismo, como algo esplendido, un ideal por el que vale

la pena esforzarse. El amor ennoblece tanto al amante como al amado, es un logro ético y

estético donde el amor sexual no puede reducirse a un mero impulso de la libido. El amor

se vincula con la cortesía y el cortejo, pero no necesariamente con la institución del

matrimonio. El amor como relación intensa y apasionada que establece una unicidad

entre hombre y mujer (Singer, 2008, p. 39).


15

Según el autor, se advierte que el amor cortés se vivió bajo diferentes matices y

experiencias al tener por sentado la diversidad étnica y multicultural de Europa en donde se

constituyó un espíritu de Época Medieval que incluso se prolongó en algunos países hasta

mediados del siglo XIX.

López (1999) menciona que los significados vinculares conllevaron no sólo a la

construcción del “amor cortés” sino a la figura del “compadrazgo” como amistad entre hombres

de familia 12 . Escenario, donde el matrimonio constituyó la principal opción para evitar el

fraccionamiento de tierras y riquezas. Y el compadrazgo como una amistad que ampliaba y

mantenía las relaciones de sociabilidad y de estamento.

Resaltando lo anterior Frei (2008) argumenta la manera en que en un principio, durante la

alta Edad Media, la amistad, correspondía al lazo constitutivo de apoyo en las batallas

caballerescas asistidas por vasallos y nobles guerreros, para que luego en pleno surgimiento de

las sociedades cortesanas, la amistad se convirtiera en el medio por el cual no sólo se

compartiera la soledad13 sino la manera que permitía construir fraternidad civil, caracterizada por

el trato fiel y apacible. Cualidades que serían similares a los esperados en una relación de amor

cortesano entre hombre y mujer.

Por otro lado, es de subrayar que los matrimonios y las alianzas por interés siguieron

constituyendo una práctica habitual en las sociedades medievales. De acuerdo con Morant (2003)

12
Es decir en el marco de la alta nobleza cortesana.
13
“Esa disposición a la soledad invita a compartirla con un amigo querido, retirado del círculo de los asiduos. Por lo
general amo, pariente o vecino, pero elegido de manera especial, separado de los demás. Otro yo. La amistad ya no
es la fraternidad de armas de los caballeros de la edad media: no obstante queda mucho de ella en la camaradería
militar de estas épocas en las fue las guerras ocupaban a la nobleza desde la más tierna edad. Es un sentimiento civil,
un trato afable, una fidelidad apacible, del cual existe, además, una gama de variedades y de intensidad” (Aries,
1985).
16

los hombres y las mujeres se casaban por razones de interés patrimonial en razón de

sentimientos, o deseos socialmente establecidos. Pues la Edad Media configuró una época donde

“amor y matrimonio se daban la espalda”. El amor era un deseo que se suponía natural y

apreciable entre las gentes, de las que, el aprendizaje del amor debía comenzar muy pronto

especialmente por parte de los hombres solteros las jóvenes doncellas vivían bajo la amenaza del

deshonor que significaba el embarazo sin un matrimonio protector o la amenaza que sostenía el

solterísimo.

1.3.3. Transiciones en las relaciones de amor y amistad de la Edad Media a la

Modernidad

Illouz señala que la idealización del amor cortesano llevó a un efecto embriagador en la

sociedad. Pues “durante varios siglos en la historia de Europa occidental, el ámbito amoroso

había estado dominado por los ideales de la caballerosidad, la cortesía y el romanticismo”

(Illouz, 2011, p.18) según la autora, atributos como la caballerosidad suponía que el hombre

asumía una actitud de defensa a los más débiles a través del coraje y la lealtad.

Estando entre los más débiles la mujer que con sus cualidades femeninas constituía las

características dignas que debían ser amadas. Por ende, se caracterizaba al hombre con un

carácter protector y a las mujeres por su suavidad. Según Illouz (2011) la inferioridad social de

las mujeres se compensaba con la devoción absoluta a los hombres frente a ellas en la esfera

amorosa. Sentimiento de protección a la que debía aspirar toda mujer y por ende, posible no sólo

a través del enamoramiento sino a través del emparejamiento y especialmente de la convivencia

marital. “El amor gozaba de un poder de seducción muy importante justamente porque ocultaba
17

y a la vez embellecía aquellas profundas desigualdades que yacían en el centro mismo de las

relaciones de género” (Illouz, 2011, p.19).

Una característica que se suma al amor cortesano es que este constituía una alternativa

para solventar las desigualdades de género, dado que no era lo mismo concebir el estatus de una

mujer sola que concebir el estatus de una mujer casada, sin embargo, no permitía solventar las

desigualdades estamentarias. Tales rasgos sociales del amor, se erigieron durante largo tiempo, el

amor cortesano era correspondiendo solo entre iguales a nivel económico y social.

De acuerdo con Illouz, no sería hasta el siglo XVIII cuando empezaría a acentuarse una

tendencia cultural que promovería la posibilidad de una nueva concepción y práctica social del

amor que rompería con la condición de clase social para lo cual se adscribiría un contexto como

la Revolución Francesa. Sin embargo, se reproduciría con mayor fuerza durante el siglo XIX

pese a resistencias culturales como la Época Victoriana y la Revolución Industrial. En términos

de Illouz (2011) es la literatura sentimental, como la novela la que permitiría poner en contexto

la desestabilización del poder que ejercían los padres sobre las decisiones matrimoniales de sus

hijas.

Teniendo en cuenta lo anterior, el siglo XIX se caracterizaría por fuertes movimientos

culturales generados por el establecimiento de la sociedad burguesa, el avasallador sistema

capitalista industrial; así como por el romanticismo, que como corriente filosófica y como

discurso no sólo resignificó el campo sentimental, sino el campo artístico, literario, político,

social. Incluso como una contra-respuesta a las corrientes positivistas que venían estableciéndose

desde el siglo XVIII.


18

Cabe señalar entonces que la modernidad traería consigo cambios transversales en la vida

íntima de hombres y mujeres, pues la individualización empezaría a jugar un papel cada vez más

fuerte en donde la definición del estatus personal y familiar correspondería a la manera en que se

elegía a la pareja, incluso a los amigos, siendo esto una u otra manera de empezar a comprender

esa individualidad en términos del establecimiento de la nueva sociedad.

Con lo anterior, deviene “el amor romántico”, en el núcleo de la cultura moderna “de un

modo más manifiesto, en la importancia decisiva para la configuración de nuestra biografía y la

constitución de nuestro yo emocional” (Illouz, 2011, p. 22).

El amor romántico como ideal que hasta nuestros días constituye el imaginario y proyecto

de vida respecto a la pareja y el matrimonio a lo que corresponde entonces la formación del

sujeto occidental, advierte Esteban (2008) que el amor romántico tiene que ver con la centralidad

de un determinado sistema emocional, con la conformación de un sistema de relaciones de

género, clase, etnia y sexualidad, donde el amor, se establece como una posibilidad de mantener

la cohesión, además de permitir el encuentro entre hombres y mujeres, encuentro que no tiene

muchas posibilidades de ser igualitario. La autora en mención agrega que la relación de

enamoramiento bajo este contexto cultural se establece en términos de una ficción, pues no hace

más que sustentar desigualdades sociales.

De acuerdo a la investigación de Esteban (2008) uno de los mayores factores que ha

sustentado la dimensión del amor romántico en la cultura occidental ha sido el determinismo

biológico y psicológico. En el que se legitima como el amor romántico solo es posible en las

relaciones heterosexuales orientados hacia trayectorias de vinculación como el emparejamiento,


19

el matrimonio y la cohabitación, lo que constituye unos ritmos de vida rodeados de “presiones

sociales” considerables para que la gente ligue o busque pareja.

En oposición a esto, el no mantener relaciones (erótico-afectivas) se percibe, y se

experimenta, por lo general, como indica Esteban (2008) una carencia, como si una persona sin

pareja fuera “menos” y viviera irremediablemente en peores condiciones.

El amor romántico como patrón de amor entre parejas heterosexuales responde a una

construcción social patriarcal propia de occidente en los últimos siglos, que jerarquiza la

estructura social en función del sistema género-sexo, convirtiendo a las mujeres en objetos de

amor resultantes de una relación de poder.

|En tales términos, se subraya entonces que el amor romántico no sólo corresponde al

marco cultural de las sociedades occidentales sino que este se ha transmitido con fuerza mediante

la socialización en la infancia como socialización de género sostenido desde el régimen

patriarcal y la familia nuclear. De acuerdo con Saiz (2013) el discurso del amor romántico se

convirtió en el sentimiento que se ha inscrito en la naturaleza humana de manera universal en

donde la realización de relaciones virtuosas entre hombre y mujer se hace posible a través de la

gestación del amor conyugal.

Es así que, Jankowiak (como se citó en Saiz, 2013) propone en tales términos, cuatro

criterios comunes de las relaciones de amor romántico: “Idealización, erotización del otro”,

“deseo de intimidad” y “expectativa de futuro”. Factores constitutivos que hacen parte de la

transmisión de la ideología amorosa a través de las instituciones como el Estado, la Iglesia, la

Escuela, la Familia, así como por los medios de comunicación, televisión, radio, propaganda,

literatura. O mediante la industria cultural y del ocio (Illouz, 2010), Según Saiz (2013)
20

fundamentos que han construido no sólo representaciones e ideales sino también identidades

(subjetividades) binarias (hombre/mujer) y realidades dicotómicas (normal/anormal)14.

Siguiendo a Illouz (2010) es de resaltar que las sociedades contemporáneas establecen

dos enfoques que explican y administran las diversas etapas del vínculo amoroso, por un lado:

La atracción, el sentimiento romántico permeado por la cultura e institucionalizada a

través de relaciones de noviazgo o emparejamiento a la par que es transversalizado por la

seducción y por otra parte, el amor estable que se va orientando al matrimonio. Si nos

fijamos en tal perspectiva encontramos que de manera indirecta la sexualidad y el

erotismo tienen un papel fundamental siendo estas categorías constitutivas de la

experiencia amorosa, “la sexualidad está subordinada a los mismos discursos culturales

de la autorrealización, el hedonismo y el autoconocimiento que constituyen el núcleo de

nuestra cultura del amor” (Illouz, 2010, p. 23).

En términos de Illouz (2010) es de recalcar la manera de encontrar que además las vidas

sociales son entretejidas en tanto proyectos personales que en el campo del amor, la erótica, la

sexualidad y la amistad ha creado nuevas demandas en una sociedad que a ritmo del capitalismo

ofrece permanentemente nuevas ofertas. Donde a manera de antecedente no sería comprensible

sin resaltar que el amor romántico descendió desde las capas de la burguesía haciéndose

extensivo, y dominante emocionalmente pero que no obstante el día de hoy se mantiene

alrededor de otras formas de afectividad.

14
Representaciones que en la modernidad serían difundidas con fuerza a través del teatro y el cine ejerciendo un
trabajo pedagógico normalizador no solo de los comportamientos sociales, sino del ritmo de la intimidad, en las
formas de vida personal y en la realización de la vida en pareja y familia.
21

Entre las otras formas de afectividad corresponde a Giddens (2000) cuando argumenta

que el “amor pasión” emerge como un tipo de amor contrario al “amor romántico” pues su

mayor contraste radica en que el amor pasión está más relacionado con la sexualidad de tipo libre

convirtiéndose en un tipo de amor altamente subversivo al orden social y a la estructura de las

sociedades modernas, mientras que el amor romántico que tiene su máximo protagonismo desde

la Época Victoriana es un tipo de amor más adaptado a las normas sociales y religiosas y pese a

que también contrae implícitamente la práctica sexual ha sido más conciliable a través de

instituciones como el matrimonio y la maternidad.

No obstante, Giddens (2000) comenta como el amor pasión fue absorbido gradualmente

por procesos culturales del amor romántico:

El amor romántico ha hecho del amor pasión un conjunto específico de creencias y de

ideales engranados con la trascendencia. El amor romántico puede concluir en tragedia y

ser alimentado con la trasgresión, pero también produce triunfo, una conquista de

preceptos y compromisos mundanos. Este amor se proyecta en dos sentidos: ata, idealiza

al otro y proyecta el curso de procesos futuros (Giddens, 2000, p. 50).

Como la convivencia, el acompañamiento permanente y la dependencia erótico-afectiva

en la pareja

1.3.4. Algunas perspectivas contemporáneas en las relaciones de pareja y amistad

Cabe subrayar que el devenir cultural de las sociedades contemporáneas ha llevado que

en el contexto del amor sigan siendo muchas las transformaciones, entre ellas Giddens (2000)

menciona como se establece en la dimensión sexual la “pura relación” como categoría que
22

expresa la reflexividad que al día de hoy ofrecen las personas sobre su propia sexualidad y su

iniciativa individual a la par que es un enlace que permite comprender que la sexualidad no sólo

es un asunto cuya realización es al interior del matrimonio sino una cuestión personal e

independiente, en términos del autor es una reestructuración genérica de la intimidad que

conlleva a comprender, incluso, la posibilidad del vínculo “erótico-afectivo”, como un interés

intersubjetivo entre hombres y mujeres en sus relaciones e incluso en su convivencia

corresidencial o en los conyugues de unión libre.

Desde el enfoque brindado por Giddens (2000) encontramos que el amor romántico está

destinado a transformarse en “amor confluente” el cual se empezó a originar desde que los

ideales del romanticismo empezaron hacer ruptura producto de la liberación sexual femenina.

“El amor confluente es un amor contingente, activo y por consiguiente choca con la expresiones

de “para siempre”, “solo y único” utilizado por el complejo amor romántico” (Giddens, 2000,

p.16) en estos términos el amor confluente cree en los finales y los nuevos comienzos, incluso

radica la creencia que la práctica del amor confluente tiene mayor posibilidad de convertirse en

amor consolidado.

Sin embargo, existe una postura más radical desde la fluidez de la vida contemporánea y

la encontramos con Bauman (2006) para quien el amor se inscribe el día de hoy en una época

marcada por sucesivos cambios globales y de mercado que han influenciado los vínculos de

pareja, de familia, y amistad. Un escenario donde el otro se percibe como mercancía lo que

significa que los vínculos afectivos y sociales están orientados a la inmediatez, la satisfacción

instantánea, al deseo, a lazos endebles y de fácil disolución. En tal contexto, afirma el autor que

el matrimonio, y el amor romántico, está “pasado de moda”; pues la familia se ha vuelto la

inversión más riesgosa, lo que se traduce en menos matrimonios y menos hijos y el amor
23

romántico requiere luchas, dedicación, esfuerzos y sobretodo compromisos que ya nadie quiere

asumir.

Las transformaciones del amor de pareja en un contexto donde aún es vigente el ideal de

amor romántico adhiere otra dimensión que no sólo involucra “el deber ser “de hombres y “deber

ser” de mujeres respecto a sus vínculos sociales, proyectos de vida y de familia, sino que también

ha conducido a cambios profundos en la configuración de la amistad que si bien en gran parte de

la era moderna ha representado el vínculo que permite sostener el orden social a través de un

sentimiento civil de fraternidad, ubicado en una estrecha relación entre la vida privada y la vida

pública mediante el fuerte compromiso mutuo de lealtad. Deviene, ahora, que la relación de

amistad se establece como un conjunto de vínculos que siendo necesarios son cada vez más

frágiles. Situación que establece similar a la situación de “relación de pareja” respecto al

compromiso muto. “En algún momento la amistad y la solidaridad, que eran antes de los

principios materiales de construcción comunitaria, se volvieron más frágiles, muy ruinosas o

muy débiles” (Bauman, 1999, p. 23).

Adherido a la discusión sobre la transformación de las dimensiones de las relaciones de

amistad durante la modernidad es de sumar la disminución de la sociabilidad con los extraños y

un mayor incremento de la vida individualizada donde según Sennett (2011) los actores sociales

han perdido el privilegio de la conducta publica, pues como efecto de los traumas sociales del

capitalismo la gente ha construido barreras de protección a las inclemencias del orden

socioeconómico imperante desde sus vínculos de pareja y amistad, cada vez más selectos,

incluso transitorios, de acuerdo con Giddens (1997) y Beck (2001) pues circunscriben aspectos

de identidad personal que sugiere toma de decisiones en constante riesgo.


24

1.3.5. Estudios sobre los vínculos sentimentales en hogares otros

De acuerdo con Arriagada (2002) las familias latinoamericanas se han insertado en

amplios y complejos procesos de modernización sui generis que han contribuido a su progresiva

transformación, bien en el orden familiar y relacional como en sus estilos de vida, siendo hoy la

familia escenario de identidades sociales y de producción de autonomía, y por ende, de mayores

libertades sociales e individuales a comparación de generaciones atrás.

Según la autora, si bien las familias latinoamericanas aún reproducen sus tradicionales

formas de organización, estas prosiguen sus continuidades junto al surgimiento de las nuevas

configuraciones familiares como “parejas sin hijos” y “hogares sin núcleo” a la vez que siguen

aumentando hogares con jefatura femenina. Es de subrayar de acuerdo a la investigación de

Arriagada que los citados cambios a los que se ve abocado el contexto de las familias

latinoamericanas es adherente al surgimiento paulatino de procesos de individualización como

lugar de afirmación de los derechos individuales sobre el derecho familiar y de realización

personal por sobre los intereses familiares.

El aumento significativo de personas que residen solas no sólo se vincula con otros

conceptos de pensar el devenir de las nuevas configuraciones familiares sino la manera en cómo

se asumen nuevos estilos de vida urbana. De acuerdo a la investigación de Chandler, Williams,

Maconachie, Collett y Dodgeon (2004) se estima que si bien en las últimas tres décadas son los

hombres quienes más viven solos, son las mujeres quienes se destacan por ser más propensas a

seguir viviendo solas. En la investigación citada se anota que en la dinámica de la experiencia

contemporánea de la vida familiar, las decisiones y las realidades del residir solos no sólo se

establecen como modos de vida emergente sino como indicador de los procesos de
25

individualización que conlleva al vivir solo como consecuencia estructural de un nuevo orden

sentimental, lo que constituye (Bawin-Legros, 2004) la base vincular de hogares unipersonales

como estilo de vida.

Tiramonti (2006) comenta que el tránsito por los procesos de individualización prevalece

la exigencia sobre el trabajo en “ser sí mismo”, donde las personas abordan esta experiencia

desde condicionamientos sociales diferentes. En la investigación citada, la autora explica como

el día de hoy existe una experiencia de desinstitucionalización, una corrosión de las formas de

organización social tradicional de la Familia.

Otra investigación de matiz teórico que permite ahondar en el concepto de

individualización como categoría de análisis para estudiar las realidades familiares la

encontramos con el trabajo de Villegas (2008) quien señala que la individualización ha sido

posible por el surgimiento de amplios círculos de acción social propiciada por los cambios de las

estructuras sociales y económicas del día de hoy, así mismo el individualismo surge como una

condición contemporánea de la familia y como noción opuesta al individualismo

homoeconomicus generalmente conocido como una forma de narcicismo y egoísmo con altos

intereses especialmente económicos.

En este sentido, el investigador destaca que el individualismo como distinción de

singularidad y a la par como nueva forma de organización social y familiar conlleva tanto a la

redistribución de roles en el trabajo doméstico como a nuevas formas de relación e integración

social y familiar.

Si bien la individualización ha generado todo un enfoque de estudios e investigación

respecto a las estructuras y procesos familiares, viene a nuestro caso considerar ¿Cómo se
26

establecen los vínculos afectivos y de amistad las personas que residen solas? una pregunta que

nos permite aproximarse a una de las realidades propias de los hogares unipersonales en el

campo de las relaciones amorosas y de amistad.

Al analizar las relaciones de pareja en Colombia encontramos en Rojas (2008) que las

formas de elección de pareja se encuentran implicadas en una combinatoria de diferentes

motivos, entre ellos, los sentimientos amorosos y la necesidad sexual, dirigida a una imagen de sí

mismo pero también a una expectativa de familia, y valores correspondientes a necesidades

afectivas. De aquí que la estructuración para la elección de un vínculo afectivo se produce por la

madurez personal, que trae como resultado la existencia de necesidades, de orientaciones, de

expectativas para la vida afectiva de los actores sociales.

De acuerdo a la investigación de Hughes (2014) las personas que viven solas no sugieren

una descentralización definitiva de las relaciones de pareja más bien otorgan nuevas

configuraciones en su concepción y práctica. Es por ello que resuelven el vivir de manera

independiente antes de asociarse o casarse como una orientación que conduce a la construcción

de uno mismo y a la probabilidad de elaborar relaciones de calidad a futuro, situación que

desafía una manera de ver y vivir la hegemonía de las relaciones de parejas que según la autora

obedecen a reglas y rutinas establecidas cultural y socialmente. En este sentido, la configuración

emocional toma un viraje15 fundamental al momento de resaltar el significativo valor en el que la

vida sentimental corresponde ahora primariamente a una situación básica de elección personal.

15
Una lectura sobre las relaciones de pareja en tanto realidad y expectativa conllevan a sumergirnos en un contexto
donde las paradojas trazan la constante.
27

Bawin-Legros (2004) comenta que el amor contemporáneo es un amor fuertemente

contradictorio donde los divorcios o separaciones si bien son numerosos, al mismo tiempo las

personas aspiran a la realización del amor romántico.

Uno de los aspectos destacados en la investigación de Bawin-Legros (2004) es que el

amor romántico es una narrativa ideológica e histórica que presume un vínculo emocional

duradero que puede establecerse con alguien sobre la base de cualidades intrínsecas; cualidades

que sirven de lazo en sí mismo en el que si bien la idea de de-centrarse a sí mismo y concentrarse

en el otro sigue vigente como lo afirma Rodríguez (2005).

Bawin-Legros (2004) destaca que como efecto paradójico los procesos de

individualización están llevando cada vez más a la generación de un nuevo orden sentimental en

donde la institución de la familia llega a ser incluso “post-moralistica”16 desde el momento en

que está dominada por la lógica de la autonomía y de florecimiento personal, en donde el papel

de conservar la intimidad se ha convertido en el principal indicador de la calidad de las

conexiones interpersonales y el núcleo de las relaciones amorosas.

Para la citada investigadora el nuevo orden sentimental descansa menos en los valores

colectivos que de una aspiración profunda e individual hacia la construcción de la identidad de

uno mismo, en un contexto macro-social en el que las identidades sociales y profesionales se ven

borrosas. Como contra-respuesta al amor romántico, surgen otras dinámicas del amor en donde

los amantes de hoy quieren la fusión y la individualización en la unidad y la autonomía de cada

persona.

16
Discutible en el contexto colombiano, donde apenas se observa el lento devenir de procesos democráticos en las
relaciones familiares.
28

En el trabajo citado es relevante observar cómo se construye la noción del “amor fusión”

como una categoría que aspira albergar así sea por poco tiempo la idea del autodesarrollo,

autogestionamiento de identidad así mismo como la nueva idea de fidelidad e incluso la idea de

vida en pareja y familia.

Cuando Bawin-Legros (2004) habla del nuevo orden sentimental hace referencia al modo

en que la contradicción y la paradoja es parte del día a día de los individuos, de las parejas del

hoy establecen nuevos ritmos emocionales.

A lo expuesto, cabe mencionar, de acuerdo a la investigación de Gallego y Villegas

(2015) que la conformación de hogares unipersonales por parte de jóvenes latinoamericanos no

se genera con exactitud por los mismos procesos de emancipación e individualismo como ocurre

en Europa, para el caso latinoamericano, por un lado hay que resaltar las formas particulares de

sociabilidad en contextos donde hay una débil relación con las regulaciones estatales, y por otro

lado, se resalta la alta valoración a los vínculos sociales orientados especialmente a la familia, las

amistades y las redes vecinales.

Pese a lo anterior, se recalca que la conformación de hogares unipersonales no se limita

necesariamente a una edad o a una única condición, la soltería, sino que este a su vez es un

estado transitorio o permanente en personas con otros estados civiles, divorciados, separados, o

viudos.
29

CAPÍTULO II

VÍNCULOS DE AMISTAD Y DE PAREJA:

INTERACCIÓN SIMBÓLICA Y MARCO EMOCIONAL

El presente capítulo expone un análisis en torno al interaccionismo simbólico, y la

manera en la que desde esta teoría se entienden y se definen los vínculos de amistad y de pareja.

En este sentido, se establece que los dos principios que deben orientar el desarrollo de los

vínculos afectivos entre las personas son la identidad y la unidad, como caminos para unificar la

manera en que ambas personas significan los símbolos que componen la realidad y que hacen

parte fundamental de su cotidianidad.

Para comprender esta conceptualización respecto a los vínculos de amistad y a las

relaciones de pareja, es importante partir de un análisis sobre el enfoque del interaccionismo

social en los procesos de socialización, y en la construcción de la identidad a partir de la

interacción y de la comunicación.

Finalmente se hará una lectura a la construcción de vínculos de amistad y de pareja desde

el enfoque de la sociología de las emociones, perspectiva que brindará una comprensión de la

gestión social del amor y la amistad en la contemporaneidad.

2.1. Construcción de vínculos de amor y amistad desde el Interaccionismo Simbólico

Al interior de los vínculos de amistad y en las relaciones de pareja, el interaccionismo

simbólico centra su atención en los roles que desempeñan las personas, en las estrategias que

utilizan para comunicarse, para entenderse, y en la manera como que logran construir y generar
30

sentidos y significados de una manera conjunta, en torno a las cosas y las acciones que

componen a la realidad.

El supuesto básico del interaccionismo simbólico, explica Iturrieta (2001), es que una

persona se relaciona con otra a partir de una interpretación y significación particular de los

símbolos que la otra persona usa y expresa en su cotidianidad. En el interior de esta teoría, las

expectativas son claves en la medida en que siempre las relaciones o los vínculos se caracterizan

porque las personas esperan diferentes cosas, actitudes y modos de ser de las otros, y el

cumplimiento efectivo de este conjunto de expectativas es vital para garantizar el buen desarrollo

y funcionamiento de la relación.

Para establecer cómo el interaccionismo simbólico es una forma particular de comprender

los vínculos de amistad y de pareja, es importante realizar un análisis que responda a la manera

en que tal configuración de vínculos sea una realidad posible en la sociedad. Cabe decir, para

empezar, que autores como Hochschild (1975); y Mead (1972) se preocuparon por establecer y

definir los principios del interaccionismo simbólico, dentro de los cuales se destacan los

siguientes:

1. A diferencia de cualquier animal inferior, los seres humanos están dotados de la cualidad

el pensamiento.

2. La capacidad de pensamiento de los seres humanos es expresa y se establece a través de

la interacción social con otras personas.

3. Sólo en la interacción social las personas tienen la posibilidad de desarrollas sus

capacidades de pensamiento, de tal forma que en la interacción se expresa la cualidad

distintiva del ser humano.


31

4. Son los significados y los símbolos los que le permiten a las personas interactuar de una

manera determinada.

5. Las personas tienen la posibilidad de interactuar consigo mismas, lo que les permite

medir y evaluar los cursos de acción, prever las consecuencias de los actos y de

determinados tipos de comportamientos, así como valorar las ventajas y desventajas

relativas de cada acto.

6. Los grupos y las sociedades se establecen a partir de las pautas de acción y de los

procesos de interacción.

Teniendo en cuenta estos principios, que de alguna manera resumen los objetivos de esta

teoría, existe una serie de conceptos relacionados que se explican a continuación, y que permiten

establecer una comprensión integral sobre el concepto de interaccionismo simbólico. Dichos

conceptos son:

Self

Uno de los principios básicos del interaccionismo simbólico es que las personas no nacen

con un sentido de sí mismas, sino que los construyen a través del tiempo, y por medio de su

participación activa en los procesos de interacción. Al interior del concepto del self, se develan

dos elementos fundamentales que posibilitan una interacción social que ayuda a desarrollar la

capacidad de pensamiento humana, que son:

1. El yo: es la representación simbólica que hacen las personas sobre sí mismas, y es la

respuesta que se genera a partir de las conductas y los comportamientos de los otros.
32

2. El mí: Se entiende como el conjunto de conductas de los otros, que son asumidos por la

propia persona. El mí, por tanto, incluye la perspectiva de los otros, de tal manera que el

self no se determina únicamente por su representación simbólica, sino también por su

interacción social.

El self, por tanto se forma a través de la interacción, y se despliega a través del yo y del

mí. Para entender la conceptualización que plantea el interaccionismo simbólico en torno al

sentido de sí del ser humano, es importante analizar otras categorías relacionadas con esta teoría,

en donde entran a cumplir un papel determinante la socialización, los roles que cumplen las

personas, y el aprendizaje y comunicación de los símbolos.

2.2. Pensamiento e interacción social

Para el interaccionismo simbólico, la socialización no es considerada como sólo aquello

que le permite al ser humano aprender a vivir en sociedad. Más allá de ello, la socialización es la

base esencial que le permite a las personas desarrollar sus capacidades de pensamiento. Sólo a

través de la interacción con otros sujetos, el hombre y la mujer pueden, desde niños, por medio

de un proceso que se va refinando a medida que pasa el tiempo, desarrollar sus capacidades de

pensamiento (Berger y Luckmann, 1972).

Hay un aspecto interesante del interaccionismo simbólico, y es que la socialización no

sólo le permite a las personas recibir y acumular la información que se genera a través del

continuo desarrollo de sus relaciones sociales, sino que además los seres humanos adaptan,

interpretan y transforman esa información, según sus necesidades y su concepción particular

sobre el mundo y la realidad.


33

De esta manera, explica Carabaña (2010) si bien se rescata la socialización como un

componente fundamental para mejorar y fortalecer la capacidad del pensamiento, las facultades

del individuo, sus maneras de interpretar la realidad y de codificar la información generada en

los procesos de socialización, también desempeña un papel relevante para el interaccionista

simbólico.

Por otro lado, según Mead (1972), por medio de la interacción no sólo se potencia la

facultad de pensamiento, sino que además es en la interacción en donde se expresa y se

manifiesta el pensamiento, aquello que distingue al ser humano de cualquier otro tipo de especie,

y que sólo en el plano social e intersubjetivo puede desarrollar.

Toda persona vive en un mundo de encuentros sociales, que la compromete en contactos

cara a cara o mediatizados con otros participantes. En cada uno de esos contactos tiende a

representar lo que a veces se denomina una línea, es decir, un esquema de actos verbales

y no verbales por medio de los cuales expresa su visión de la situación, y por medio de

ella su evaluación de los participantes, en especial de sí mismo (Goffman, 1970, p. 13).

Para interactuar, las personas deben optar por un curso de acción, deben prever aquellas

consecuencias que se desprenderían de los actos, deben aprender a predecir las relaciones con los

demás sujetos. Sin embargo, la teoría de Blumer y Mugny (1992), apunta al hecho de que no

toda interacción es producto de un pensamiento, pues también existe una interacción simbólica,

medida por los gestos, en donde no hay curso de acción predeterminado.

Finalmente, otro factor relevante de la socialización es que se relaciona directamente con

los procesos que utilizan las personas para comprender los significados de los objetos, que en

cada caso dependen de interpretaciones particulares que se definen de acuerdo a las


34

características de la interacción social. Esto es lo que explica que un mismo objeto pueda tener

diferentes sentidos y significados para distintas personas, pues su naturaleza es contemplada y

entendida de una manera diferente.

El tema de los significados de los objetos desemboca en un campo de vital importancia

para la teoría del interaccionismo simbólico, que es el aprendizaje de los símbolos, proceso que

igualmente se encuentra mediado por las características de la interacción y la socialización.

2.3. Sobre el aprendizaje de símbolos en el mundo intersubjetivo

Teniendo en cuenta que la interacción social posee por principio un significado causal,

los significados en torno a los objetos del mundo no se establecen a partir de procesos mentales,

sino a partir de la socialización. Por tanto, en el interaccionismo simbólico lo importante no es

cómo las personas construyen los significados mentalmente, sino cómo los elaboran en medio de

los procesos de socialización.

De esta manera, los símbolos se pueden entender como objetos sociales que se usan para

representar y que se generan por medio de una actividad reflexiva que se inserta en la interacción

(Iturriarte, 2008). De esta forma, todo el lenguaje está construido por símbolos, ya que las

palabras designan y significan las cosas, y todas las cosas que existen, las acciones y las ideas,

sólo pueden existir en la medida en que hay una palabra que los simboliza.

En cada uno de sus innumerables actos, tanto en los menos o más trascendentes, la

persona está señalándose a sí misma diferentes objetos, confiriéndoles significado.

Evaluando su grado de conveniencia para la acción que él desarrolla y tomando


35

decisiones en función de dicha evaluación. Esto es lo que significa interpretar o actuar

basándose en símbolo (Blumer, 1982, p. 61).

Particularmente, a través de los símbolos es que las personas pueden interpretar la

información que reciben por medio de la socialización. Para Berger y Luckmann (1972), los

símbolos tienen varias utilidades particulares, que son:

1. Los símbolos son aquellos que les permiten a las personas organizar un mundo

que, de lo contrario, se les presentaría en un caos difícil de asimilar. Los símbolos

son útiles para nombrar las cosas, referenciarlas, generar categorías para incluir a

distintos objetos en un mismo conjunto. En esta medida, el símbolo también les

permite a las personas recordar las cosas.

2. Los símbolos generan una ayuda considerable a las personas en la medida en que

pueden percibir, organizar y comprender mejor el entorno que los rodea. Gracias a

ello, las personas pueden enfocarse en distintas cosas que están presentes en el

entorno, según sus intereses y necesidades particulares.

3. Los símbolos permiten anteponer y prever los resultados que se desprenden de la

socialización. Gracias a ello, pueden valorar distintas alternativas y decidir qué es

lo que más les conviene.

4. 4. Los símbolos ayudan a fortalecer la capacidad del pensamiento, pues día tras

día, en la cotidianidad, las personas son bombardeadas con diferentes tipos de

símbolos que deben reconocer, codificar e interpretar a una enorme velocidad.


36

5. Los símbolos le permiten a las personas trascender en el tiempo, esto es, recordar

el pasado, imaginar el futuro, plantearse mentalmente diferentes situaciones que

no han ocurrido y que, probablemente, no ocurrirán.

6. Tienen la importante función de que facilitan para las personas ponerse en el lugar

del otro, es decir, comprender una situación particular a partir de un punto de vista

distinto, lo cual es fundamental para el desarrollo de los procesos de

comunicación y de entendimiento mutuo.

7. Los símbolos le permiten a los seres humanos ser agentes activos de la manera en

que evoluciona y se desenvuelve el mundo, pues la interpretación que hacen de

las cosas y el significado que le dan a los objetos, los actos y las palabras es

fundamental para garantizar el desarrollo social.

8. Finalmente, los símbolos generan y establecen universos simbólicos, que son

como marcos de referencia que les sirven a las personas para establecer una serie

de pautas y convenciones que regulan el funcionamiento y el orden social.

Para Hochschild (1975), los símbolos permiten definir un conjunto de marcos

referenciales que orientan las pautas de acción que dirigen y coordinan la vida de las personas.

Dichos marcos de referencia se encuentran determinados por el contexto y el tiempo, pues las

valoraciones e interpretaciones sobre el entorno varían a través de la historia, la cultura y las

tradiciones particulares de los pueblos.

En síntesis, los símbolos le permiten al hombre y la mujer interactuar y actuar en el

mundo. Son fundamentales para la comunicación, para el diálogo, para la construcción


37

individual o colectiva de los significados y sentidos que permiten organizar y categorizar al

mundo. A continuación se plantea un análisis en torno a la manera en que se complementa la

interacción y la acción al interior del interaccionismo simbólico.

2.4. Construcción del sentido de la acción e interacción social

Los símbolos y los significados no son nada si no tienen unas consecuencias directas en

la acción humana (Mead, 1972). El significado y los símbolos le confieren a la acción social

(aquella en la que el individuo actúa teniendo en cuenta a los otros), unas características

especiales que se deben considerar.

Los procesos de interacción están mediados por las acciones sociales, que están

determinadas a su vez por la manera en que se interpretan, se entienden y se comunican los

símbolos y los diferentes significados. Según las palabras de Mead (1972), un rasgo elemental de

la interacción social es que a través de su desarrollo las personas comunican simbólicamente

significados a otras personas que también se encuentran involucradas en el proceso.

Aquellos que reciben estos significados, los interpretan según sus propias valoraciones, y

orientan sus respuestas en función de una interpretación compartida y conjunta de la situación.

Por tanto, se puede decir con Carabaña (2010) que en la interacción social se genera un proceso

de influencia mutua, en donde cada quien trata de comprender los símbolos que son

comunicados por el otro, y los valora según sus interpretaciones particulares.

De esta forma, la elección se destaca como un componente fundamental de la interacción

social, pues las personas no necesitan comprender y aceptar forzosamente los símbolos y

significados que vienen de afuera. Por tanto, los actores sociales no se encuentran como tal,
38

determinados, sino que poseen la autonomía para elegir, de manera independiente, y para

construir nuevas líneas de significado.

Las redes sociales se comprenden como conjuntos de procesos orientados por la

interacción y la socialización, en donde los individuos eligen los medios de construcción de

sentidos y significados que les interesan, y los utilizan, ya sea con fines personales o de tipo

colectivo (Iturriarte, 2010).

Es necesario, aclarar respecto a los vínculos y relaciones entre personas, que según la

teoría del interaccionismo simbólico los símbolos no tienen una conexión obvia y natural con

aquello que simbolizan. En cada caso, su significación depende de aspectos particulares y

específicos que se generan en las relaciones, como los procesos de comunicación, el lenguaje

utilizado para interactuar, la confianza y las expresiones de afecto.

Cada pareja o cada vínculo que se forma entre las personas, se establece de esta manera

como un universo único y particular, que tiene unas maneras de ser particulares, y unos cauces

de acción que orientan la forma en que se construyen, se comunican y se interpretan los

símbolos.

2.5. Los vínculos afectivos desde el interaccionismo simbólico

Las relaciones afectivas, y en especial los vínculos de pareja, representan un aspecto

fundamental del ser humano, debido a su carácter sociable y a su constante necesidad de dar,

recibir afecto, y de construir un proyecto de vida en común motivado por una unión física y

emocional, en medio de un proceso en donde se comparten intereses y se desarrollan estrategias


39

que permiten elaborar una comprensión mutua en torno a la realidad que rodea a la pareja

(Molinares, 2004).

Teniendo en cuenta los principios del interaccionismo simbólico, se entiende por relación

o vínculo entre personas un proceso particular, significativo y consensuado de interacción, que

mantiene una estabilidad en el tiempo a través de un proceso en donde aprender a construir de

manera conjunta una serie de significaciones particulares sobre los símbolos que los rodean y los

definen.

Uno de los aspectos en los que se enfoca el interaccionismo simbólico con respecto a los

vínculos que se generan entre las personas, es el rol y la identidad que desempeña cada una de

ellas. Se incorpora una idea moral según la cual quienes hacen parte de una relación deben

compartir unos mismos procesos de significación de los símbolos, lo cual fomenta la unión, la

confianza y mejora notablemente la comunicación.

Dicho en otras palabras, las personas que hacen parte de una relación deberían aportar

una visión idéntica en torno a la situación colectiva. En este sentido, se generan dos principios

básicos en las relaciones, que se construyen a partir del interaccionismo simbólico:

1. Identidad: los miembros de la relación deben aprender a identificarse los unos con los

otros a través de los procesos de interacción cotidiana.

2. Unidad: deben también aprender a llegar a acuerdos que permitan establecer

significaciones conjuntas sobre los eventos y las cosas que hacen parte de su realidad.

Los principios de identidad y de unidad que se derivan de la interacción particular que

se genera entre los vínculos afectivos dependen del compromiso que tengan los individuos
40

con el otro y con la relación. De acuerdo con Rosenblatt y Rieks (2009), el compromiso en

una relación representa un estado en el que cada quien establece una serie de demandas y al

mismo tiempo genera unas concesiones para satisfacer las necesidades del otro.

El compromiso implica el interés y el grado de responsabilidad que siente un individuo

ante el otro, y la decisión firme de mantener vivos dichos intereses a pesar de las dificultades

(Arias, 2003). Del mismo modo, este compromiso en el caso específico de las parejas, aumenta a

medida que transcurre el tiempo en la relación y se superan las dificultades y los problemas, y

cuando los lazos que unen a las parejas se fortalecen con el crecimiento del sentido de

dependencia en cada uno de los miembros de la pareja.

Por tanto, el compromiso depende del interés que se ha generado en el vínculo, de la

responsabilidad y de la dependencia que se ha generado en el transcurso de la relación. La falta

de claridad sobre lo que es y lo que representa el compromiso es un factor que genera muchos

conflictos al interior de las relaciones de pareja, o incluso del matrimonio, pues tanto parejas

como matrimonios llegan a enfrentar problemas cuando el significado y el sentido del

compromiso son distintos para cada uno. Siendo esta una situación que suele tener salida en el

consenso de seguir juntos o en el divorcio o la separación.

Las parejas se forman, explican Tacket, Nelson y Busby (2013), para dar respuesta a una

serie de necesidades humanas como la compañía, el afecto, la solidaridad y la reproducción. Sin

embargo, un aspecto central de las relaciones de parejas es que lejos de ser homogéneas, está

llenan de facetas y dimensiones, pues son sistemas en los que interactúan una gran variedad de

contrastes, transformaciones e inestabilidades que, después de un tiempo pueden propiciar el


41

debilitamiento de los sentimientos que en un momento inicial las llevaron a unirse (Feeney,

Erdman y Caffery, 2003).

Similarmente Villegas y Mallor (2012), expresan que desde el momento en que una

pareja inicia su relación, se ponen en juego una serie de interacciones que determinan la

dinámica de su estructura relacional, en la cual intervienen distintos sistemas que hacen parte

integral de la vida en pareja, como el sistema de cooperación, de confianza, de cuidado y de

apego.

De acuerdo con Villegas y Mallor (2012), las relaciones sociales deben analizarse a partir

de dos factores centrales: los aspectos personales (individuales); y los aspectos relacionales

(interactivos), pues la satisfacción de los miembros que componen una relación depende de la

personalidad, intereses y actitudes de cada uno de ellos, así como de los procesos interactivos por

medio de los cuales se comunican, comparten información, pasan el tiempo juntos y construyen

un proyecto de vida.

En torno a la importancia de los aspectos individuales, Decuyper, De Bolle y De Fruyt

(2012) opinan que la similitud entre la personalidad, los gustos y los intereses de una pareja que

se encuentra en un periodo inicial, es un potente predictor de las características de interacción

que experimentarán. Sin embargo, dicha similitud no tendrá ningún efecto si la pareja, en

conjunto, no construye unas estrategias que le permitan convivir de manera adecuada, y si no

desarrollan una buena interacción que les permita nutrir y fortalecer constantemente la relación.

Maturana y Valera (1980) fueron los primeros en definir a las parejas como sistemas

vivos, enfatizando el hecho de que todo sistema de este tipo se encuentra en permanente

conexión con el ambiente, de tal forma que uno de los principales retos que afrontan las parejas
42

es equilibrar las perturbaciones que surgen en medio de su interacción natural con el entorno. En

este sentido, como cualquier otro sistema, las parejas y vínculos afectivos entre más cambia más

permanece, y en medio de su continuo evolucionar debe enfrentarse a una serie de retos,

desafíos, pruebas y transformaciones que se condicionan por los recursos y las maneras en que

aprenden a resolver y a enfrentar cada uno de los momentos transicionales.

Cada pareja en particular establece las dinámicas que le permiten expresarse y

comunicarse de una manera específica y que le posibilitan el hecho de brindarse cariño y

cuidado, enfrentar las perturbaciones naturales del ambiente y definir la manera de conseguir los

objetivos que se han proyectado de manera conjunta, partiendo de la base de unos adecuados

procesos de interacción y de significación conjunta de símbolos. A continuación se analiza cómo

la comunicación es un factor fundamental desde la visión que tiene el interaccionismo simbólico

sobre las relaciones afectivas, ya sea de amistad o de pareja.

2.6. La comunicación como aspecto fundamental del interaccionismo simbólico en las

relaciones

Según el análisis que se ha planteado en torno al interaccionismo simbólico y a la manera

en que se interpreta y define los vínculos de amistad y de pareja, en la interacción que se genera

entre personas que comparten momentos especiales y que poco a poco construyen estilos de vida

juntos, se aprende un complejo conjunto de significados que son los que permiten la

comunicación entre los miembros, compartir experiencias y establecer pautas para definir la

manera en que se significan e interpretan los símbolos.


43

Al interior de los procesos de interacción y comunicación entre las personas se genera un

proceso de creación y establecimiento de roles17, en donde las personas improvisan, juzgan y

exploran lo que es apropiado para la relación o el vínculo, a partir de las reacciones, las

respuestas y los comportamientos del otro, en ciertos momentos determinados.

Según Manueira (2011), la comunicación es un factor determinante para alcanzar una

buena estabilidad en las relaciones de amistad o de pareja, para que puedan comprenderse y

solucionar los conflictos y las dificultades mediante el diálogo. Cuando al interior de una

relación las personas comparten sus ideas, cuando expresan abiertamente sus sentimientos, sus

conocimientos y sus experiencias, y se generan conversaciones equilibradas en donde cada uno

tiene la posibilidad de aportar, los lazos de la relación, sin duda alguna, se fortalecen.

Esta misma idea es sostenida por Cruz, Díaz-Loving y Miranda (2009), quienes afirman

que una buena comunicación es fundamental para garantizar el buen funcionamiento de los

vínculos afectivos en cualquier etapa en la que se encuentre, pues funciona como un medio a

través del cual se expresan los sentimientos, pensamientos y temores, además de ser clave en los

procesos de negociación y solución de problemas.

Para Navran (1967) la buena comunicación es algo que debe darse desde el inicio de las

relaciones, con lo cual las parejas tengan la posibilidad de compartir la mayor cantidad posible

de información, que les permita conocerse a fondo y entender la historia y el pasado de cada uno.

Sin embargo, es importante aclarar que en una relación de pareja no toda comunicación

es verbal, o se basa en el hecho significativo de compartir ideas y sentimientos. Más allá de ello,

17
El concepto de rol obedece a la concepción original de la propuesta teórica, a lo que se advierte que hoy en día, se
hablaría más de tareas, que de posiciones de sujeto.
44

en una relación es bastante importante la comunicación emocional, que según Gaelick,

Bodenhouser y Wyer (1985), hace referencia al lenguaje que utiliza toda pareja para comunicarse

afectivamente con el otro.

Dentro de la comunicación emocional se encuentra el tono de voz utilizado, la forma en

que se mira, las sonrisas, el contacto físico, y, en general, cualquier gesto o detalle a nivel

emocional que le demuestra cariño a la otra persona. Tanto la comunicación verbal como la

comunicación emocional, concluyen estos autores, son vitales para generar una mayor afinidad

en la pareja, para sincronizar sus objetivos personales, para compartir y conocer cada vez más al

otro, y para fortalecer los sentimientos que los unieron, aprendiendo a solucionar los conflictos

de manera rápida y efectiva.

Gaelick, Bodenhouser y Wyer (1985) llegan a la conclusión de que las miradas, los gestos

cariñosos y el contacto físico son una herramienta clave para ayudar a dirimir o a finalizar las

discusiones.

De acuerdo a Villegas y Mallor (2012) la comunicación se inserta en el sistema de

cuidado que compone las relaciones de pareja, y en el que se regula la conducta en torno al

cumplimiento de un objetivo conjunto, utilizando los recursos de cada uno para contribuir al bien

común. En este sentido, concluyen estos autores, la comunicación se vincula con la

complementariedad de la pareja y con la empatía que han podido generar en su relación,

estableciéndose así como el principal recurso con el que se cuenta para obtener los objetivos

comunes y proyectar un satisfactorio proyecto de vida.

Como se ha visto, la configuración de vínculos afectivos bien de amistad o de pareja

vistas a través de la perspectiva del interaccionismo social son consideradas como sistemas
45

vivos, que evolucionan dependiendo de la manera en que se establezcan los procesos de

comunicación, en que se construyan estrategias conjuntas basadas en el compromiso para

generar significaciones comunes relacionadas a los símbolos que hacen parte fundamental de

cualquier tipo de vínculo afectiva, y en que se establezca una unidad e identidad entre los

individuos, con el fin de establecer una comprensión mutua que fortalezca los lazos.

A continuación, para finalizar el enfoque teórico, se presenta un análisis desde la

sociología de las emociones, acerca de la construcción, el sentido y el devenir de los vínculos de

amistad y de pareja en la contemporaneidad.

2.7. Configuración de los vínculos de amistad en la Era del Individualismo

Los procesos de individualización contemporáneos no agotan los vínculos, al contrario,

generan nuevos significados y posibilidades de agenciamiento con sentido. Para Requena (2001)

los entornos sociales estructuran socialmente la vida de los sujetos. Lo que quiere decir, que para

cada estilo de vida y para cada época existen unas determinadas formas en que se construyen, se

gestionan y se da sentido a las relaciones sociales, en este caso las relaciones de amistad,

estableciéndose como un componente de significación vital en la cotidianidad.

La amistad llega a constituirse más que un vínculo, en una institución, o como diría

Foucault (2004) “la amistad como un modo de vida”, por la alta significación que ejerce tal tipo

de relaciones en la cotidianidad de hombres y mujeres a lo largo de la vida, especialmente

aquellos para quienes los vínculos de pareja o familia son distantes o no existen. Vemos en este

sentido, que:
46

La amistad tiene una especial importancia para las mujeres (y hombres) sin pareja en

general, porque constituye una fuente importante de apoyo emocional. Llegan a constituir

una especie de familia extensa y elegida, una comunidad de personas que se ocupan unas

de otras, que comparten éxitos y desventuras, difuminándose el sentimiento de

vulnerabilidad que a veces acompaña a la persona que vive sola (Alborch, 1999, p. 84).

De esta manera, el sentido clásico de los lazos de amistad resuenan porque son estos los

que pueden procurar compañía y solidaridad cuyo sentido no depende de la cantidad sino de la

calidad de amigos que se agencie. A diferencia de las relaciones de pareja, dice Gonzalbo (2013)

la amistad se establece como la forma más perfecta de manifestación del amor porque no pide

retribución no exige nada cambio es gratuita y espontánea. Por eso se le asigna un valor

universal.

La amistad es el vínculo más universal. En el que participan los tipos humanos más

diferentes en edad, condición o cultura. El que, a diferencia del vínculo amoroso o de

otros muchos, nos compromete y acompaña a lo largo de toda la vida (Domínguez, 2014,

p. 1).

Con lo anterior, se resalta que la amistad se establece como un horizonte de sentido en la

vida diaria, donde la amistad no se tiene, sino que se ejerce, siendo ese su poder más

característico. El ejercicio de la amistad en tiempos de fuertes cambios sociales y de

incertidumbre hace que la fuerza de los vínculos mismos se convierta en pie de apoyo,

permitiendo asumir la soledad bajo significados constructivos, además de tener el poder de

transformarla en compañía.
47

Pese a lo anterior, al día de hoy, la amistad se ve desafiada en el sentido que suele

confundirse o ubicarse en el lugar de los contactos. Como suele asignársele ahora las relaciones

mediatizadas por la internet y la tecnología móvil. Siendo este el desafío más fuerte de la amistad

contemporánea, dado que los contactos pueden falsear fácilmente la amistad en su significado

más tradicional. Ahora se habla de contactos, estos son instantáneos, no se asumen como un fin

en sí mismo, como ocurre con la amistad sólida, sino que son un medio que se utiliza cuando se

es necesario.

Para Bauman (2006) las relaciones en nuestra época actual están determinadas por la falta

de solidez, calidez y solidaridad, ahora la tendencia es ser cada vez más fugaces, superficiales,

etéreas y con menor compromiso.

Las conexiones son “relaciones virtuales”. A diferencia de las relaciones a la antigua (por

no hablar de las relaciones “comprometidas”, y menos aún de los compromisos a largo

plazo), parecen estar hechas a la medida del entorno de la moderna vida líquida (Bauman,

2006, p. 5).

De acuerdo con Bauman las conexiones son la manera en que en las sociedades

digitalizadas llama a las relaciones sociales, especialmente cuando estas están mediadas por

dispositivos tecnológicos. Ahora, “relaciones virtuales” Como vemos, de acuerdo con Bauman

son esas conexiones que se caracterizan por ser relaciones sin compromisos, libres de

restricciones donde el propio deseo y la imaginación actúan libremente.

Desde Bauman (2006) vemos que no sólo los vínculos de pareja sino también los

vínculos de amistad han cambiado de propósito al diluirse progresivamente en tiempos

contemporáneos. Pues al día de hoy, todo es lo contrapuesto, la orientación afectiva y


48

comunicadora que permiten las redes sociales lleva al establecimiento de relaciones demasiado

“frágiles” para ser significativas. Es el caso que ante cualquier sentimiento de rechazo, disgusto o

discordancia es solo oprimir la tecla “delete” que permite que tales contactos sean desaparecidos

del registro “amistoso”. En este sentido, “amigos”, o “parejas” se pueden eliminar, limitar o

bloquear a conveniencia, y no pasa nada. Su permanencia depende de cuánto dure el efecto de

atracción, tal como sucede con los productos comerciales que se usan de acuerdo a la

necesidades actuales.

Segú Bauman (2006) “Ninguna clase de conexión que pueda llenar el vacío dejado por

los antiguos vínculos ausentes tiene garantía de duración” (p.1) en ese sentido las amistades

líquidas nunca tendrán la misma estructura de las amistades solidas es decir, durables y

comprometidas. Es por eso que si bien los vínculos de amistad deben adaptarse a los nuevos

ritmos comunicativos actuales, es necesario tener en cuenta la serie de desafíos y retos éticos que

estas deben llevar a cabo en su gestión y administración, en donde la densidad de la relación no

debe caer en una falsación o en un espacio de expresiones utilitaristas y no de expresiones

socioafectivas.

La distinción de los lazos de amistad requiere entonces elementos básicos para su

desenvolvimiento y supervivencia. Según la sociología de la amistad de Requena (2001) “la

amistad goza de tres principios inherentes: autonomía, (opuesta a la dependencia)

impredecibilidad, (opuesta a la rutina) y limitada (opuesta a la apertura de los no-amigos)” (p.

12). Aspectos que permiten que la amistad pueda superar las contingencias generadas en el

contexto de los intensos procesos de individualización contemporáneos.


49

Así las cosas, es de subrayar que los vínculos de amistad aprecian la libertad, a diferencia

de las relaciones tradicionales de pareja, estas no atan, la amistad es el espacio social donde se

emprende y respeta la autonomía, se genera la confidencialidad. Es además creativa, genera

métodos que rompen con la pesadez de los días, el solo hecho de la sensación de compañía

diluye la absorbente rutina. Así mismo, es restrictiva, detecta con buena atención el peligro y las

situaciones amenazantes que la asechan, pues la amistad suele estar estructurada por una política

del afecto y el cuidado.

Foucault (1999) comenta que las relaciones de amistad entran en la dimensión de un

“ethos” cotidiano donde "el cuidado de sí apunta siempre al bien de los otros: tiende a

administrar adecuadamente el espacio de poder que está presente en toda relación, es decir, tiene

como objeto administrarla en el sentido de la no-dominación" (p.400). Se resalta, en este sentido

que uno de los valores más significativos en el ejercicio de la amistad es la puesta en práctica de

políticas de vida como la empatía, la simpatía, el afecto, y la responsabilidad, es decir, un marco

ético que tiende a ser correspondido, y cuando esto ocurre, es posible la dimensión del cuidado.

Donde el cuidado de sí tiene el poder de desplazarse al cuidado del otro y viceversa. En este

sentido, las relaciones de amistad son las únicas que en un mundo tan estratificado como el de las

sociedades modernas, se instituye en vínculos horizontales, es decir, que son las únicas

relaciones sociales donde no hay dominación sino autodeterminación.

En tiempos contemporáneos donde las relaciones sociales e institucionales se establecen

en el ambiente de las más desquiciantes ambivalencias y donde la claudicación de los vínculos

solidos viven en amenazas y desdén constantes, vemos que la amistad surge como una

experiencia que tiende a desafiar tal realidad. En esta perspectiva, se advierte que:
50

Con las estructuras de los apoyos tradicionales de la cohesión social cayéndose

rápidamente a pedazos, las relaciones entretejidas en la amistad podrían convertirse en

nuestros chalecos o botes salvavidas. Ray Pahl, llama a la amistad "la escolta social" de

la vida moderna más reciente (Bauman, 2005, p. 192).

Con lo anterior se resalta como el ejercicio de la amistad puede adquirir la condición

vincular más vulnerable, pero también la más fuerte. Situación que no depende únicamente del

contexto social sino de la capacidad que cada agente social establezca en la gestión de los lazos

de sociabilidad y en la gubernamentalidad de las políticas de cuidado en la cotidianidad.


51

CAPÍTULO III

ENFOQUE METODOLÓGICO

El presente capítulo hace referencia a la proyección del trabajo de campo realizado en el

proceso de la investigación. Se sustenta el tipo de investigación y sus estrategias aplicadas, el

método orientador, la clase de información requerida y el ejercicio de categorización elaborada.

Se concatena la relación teórico-metodológica a medida que se exponen los pasos desarrollados

en el manejo de información y la transformación de los datos empíricos, por último se da cuenta

de la delimitación espacio-temporal.

En la tabla No. 1 se muestra la relación entre las preguntas y los objetivos de la

investigación:
52

Tabla 1. Preguntas y objetivos

Pregunta general Objetivo general

¿Cómo se configuran biográficamente Comprender biográficamente las configuraciones


los vínculos de amistad y de pareja en vinculares de amistad y de pareja en hombres y
hombres y mujeres entre los 40 y 50 mujeres entre los 40 y 50 años de edad que
años de edad que residen solos? residen solos.

Pregunta específica Objetivo específico

¿Qué devenir erótico-afectivo y de Describir el devenir erótico-afectivo y de


emparejamiento construyen hombres y emparejamiento de hombres y mujeres entre los
mujeres entre los 40 y 50 años de edad 40 y 50 que residen solos.
que residen solos?

Pregunta específica Objetivo específico

¿Qué significados del amor de pareja Definir los significados del amor de pareja que
construyen hombres y mujeres entre construyen hombres y mujeres entre los 40 y 50
los 40 y 50 años de edad que residen años de que residen solos.
solos?

Pregunta especifica Objetivo especifico

¿De qué manera agencian los vínculos Identificar el agenciamiento de los vínculos de
de amistad hombres y mujeres entre amistad de hombres y mujeres entre los 40 y 50
los 40 y 50 años de edad que residen años de edad que residen solos.
solos?

Fuente: creación propia


53

Horizonte teórico

En la figura Nº1 se presenta el diagrama que representa el análisis del horizonte teórico

de la investigación

Figura 1. Horizonte teórico.


Fuente: creación propia.
54

3.1. Acerca del enfoque hermenéutico y la metodología de investigación cualitativa

Al estar enlazada la presente apuesta de investigación en el horizonte del interaccionismo

simbólico y en clave de la sociología de las emociones, se resalta como constitutivo el enfoque

hermenéutico como marco metodológico del presente estudio. De acuerdo con Núñez (2012) la

sociología de corte fenomenológico tiene por objetivo la comprensión de la estructura

significativa del mundo de la vida cotidiana. Vida cotidiana leída desde la subjetividad y donde

la subjetividad misma se establece como el vértice para comprender la acción humana en

términos de intersubjetividad. Interacción social que se establece como marco referencial de la

reproducción y producción de significados construidos en la vida cotidiana historiada,

contextuada y simbólica.

Con lo anterior se resalta que las situaciones biográficas son configuradas mediante las

experiencias que se construyen con los otros, en la posibilidad de los vínculos sociales y

afectivos, simbólicamente reflejados como improntas no sólo exclusivas para la memoria. Estas

recobran expresividad y reflexividad mediante el lenguaje y la narración ávida de interpretarse.

En esta perspectiva, la hermenéutica juega un papel relevante al tratarse de la búsqueda

de sentido de los vínculos sobre la base de las historias compartidas, particularmente matizadas y

construidas en la experiencia social. Es advertir además, acerca de “cómo se nos da el yo del otro

en forma significativa” (Schütz, 1972, p. 47), “porque el “otro” aparece siempre que se trata de

entender las vivencias de la cotidianidad” (Núñez, 2012, p. 4) bien en el campo familiar,

educativo, laboral; como para nuestro caso en la compleja dimensión emocional, especialmente

en las vivencias erótico-afectivas y de amistad de hombres y mujeres que residen solas y solos.
55

De acuerdo con Ángel (2013), la perspectiva fenomenológica y del interaccionismo

simbólico no constituye un procedimiento solidificado o determinado, pues corresponde a cada

investigación orientada en este campo, según sus cualidades o condiciones, diseñar su propia

manera de acercarse al objeto de su estudio.

Es decir, desarrollar un trabajo hermenéutico particular. En este sentido, El investigador

se hace preguntas que le permitan explorar el significado de la experiencia para quienes la viven,

siendo por ejemplo: la observación directa y en especial la entrevista y las historias de vida, las

estrategias y técnicas cómplices que permiten comprender lo que dicen las personas con relación

a su contexto histórico y biográfico donde se busca la relación significativa entre la narración de

la experiencia subjetiva y el con- texto vivido.

Así, el enfoque hermenéutico, adquiere lugar como manera de darle sentido a lo que se

lee desde las experiencias subjetivas. Desde esta postura (Ángel, 2011) agrega que la

hermenéutica resuelve el problema que deja abierto la fenomenología, pues permite la

confrontación continua en un proceso de diálogo, en el cual los dialogantes están abiertos

siempre al ser otro, teniendo como resultado un saber que yace nuevo e histórico.

De acuerdo con Packer (2014), en una re-lectura de la obra de Anthony Giddens comenta

que la primera tarea de la hermenéutica, en el sentido de una sociología interpretativa, es estudiar

el mundo social que los seres humanos producimos y reproducimos. Perspectiva que es

compartida por Habermas (2000) para quien “la hermenéutica es la vía de comprensión e

interpretación de las ciencias humanas mismas que no pueden normarse en sus procedimientos

por las ciencias naturales” (Rojas, 2011, p. 179), desde estos criterios es sugerente considerar
56

necesario en términos de Rojas, elaborar un concepto de hermenéutica que se perfile con las

expectativas de comprensión e interpretación del sentido en la investigación social.

Para Ricoeur (como se citó en Martínez 1996) “las acciones dejan huella”, o “dejan

marcas” en el tiempo, y éstas huellas o marcas pueden leerse; una acción deja una huella cuando

contribuye o da origen a realizaciones o estructuras que más tarde constituyen los documentos

“históricos” de la acción humana. En este enfoque, es de considerar además que “El trabajo

hermenéutico que aborda los relatos, por tanto, es una actuación histórica, es política y simbólica

y es influjo vivo” (Ángel, 2011, p. 32).

Para Goffman (2006) la interacción social se forja entre “marcos de la experiencia”, los

cuales expresan las vivencias de cada persona, siendo a la vez un conjunto de esquemas

interpretativos que permiten observar, y comprender la construcción y significatividad de las

acciones mismas.

En esta perspectiva el enfoque hermenéutico desde Goffman (2006) se establece en clave

de la lectura e interpretación de los marcos de la experiencia inter-subjetivos, pues “Los marcos

interpretativos” que propone Goffman suponen distintos niveles o estratos, unos situados sobre

otros (o marcos dentro de marcos). La realidad es, pues, múltiple, pero hay una estructuración o

jerarquización de esta compleja realidad porque unos marcos son más importantes que otros. Los

principales niveles son los marcos o esquemas primarios y las transformaciones. Los marcos

primarios («primary frameworks») consisten en: 1) El mundo natural de los objetos físicos en el

que las personas viven (incluidos sus propios cuerpos), y 2) El mundo social de las otras

personas y de las relaciones sociales” (Caballero, 1998, p. 16).


57

Cabe acuñar que la posibilidad de una lectura de los marcos de la experiencia a modo de

un ejercicio hermenéutico, debe establecerse en relación con los signos derivados de la narración

en donde es sugerente prestar atención en la dramaturgia que yace insertada en las narraciones

como en la actuación misma (performance). Pues según Chihu (2002) el enfoque dramatúrgico

en Goffman se establece como una forma de análisis basada en lo que significa para cada actor la

definición de la situación, elección de un escenario, la representación de un papel, bien en su

“aquí y ahora” como en las diferentes trayectorias de su vida social.

Con lo anterior, se subraya que la propuesta del trabajo hermenéutico en investigación

social subyace inevitablemente de la dimensión de la metodología cualitativa. Es así, de acuerdo

con Ruedas et al. (2007) que la investigación cualitativa comprende una visión “compleji-

sistemica” y “eco-ambiental” donde los seres humanos interactúan recursiva y autopoiéticamente

en la trama de la vida social.

Así, la metodología cualitativa ofrece una reflexión continua sobre la realidad social al

considerarla como un producto histórico donde no corresponde a formas lineales sino a

construcciones complejas de giros dinámicos, pues la realidad yace huidiza, múltiple, diversa.

Por ende, para acercarse a ella requiere un conjunto de estrategias flexibles, de disposiciones y

miradas relacionales que permitan no sólo la descripción de la vida social en sus situaciones y

problemáticas sino en su hermenéutica, comprensión, mirada crítica y propositiva.

La metodología cualitativa es entonces una manera en que se sitúa científica, contextual e

intelectualmente el investigador social, quien se atreve a leer la realidad social a partir de la

producción de conocimiento adquirido gracias a la interacción con los actores sociales participes

de la investigación y a las diversas fuentes físicas y/o verbales como al trabajo de observación.
58

En tal perspectiva, el investigador considera, entre otras, que las características propias de

la metodología de investigación cualitativa se establecen a partir de la manera holística,

inductiva, no generalizable, donde se asume la complejidad de la vida social, en donde no se

trata de comprobar leyes e hipótesis, sino de dar voces a otros sujetos y nociones de mundo. Una

experiencia factible a partir del acercamiento a la realidad social que surge desde la activa

participación e interacción social. En otras palabras, es de considerar que la metodología

cualitativa ofrece una amplia gama de opciones que permite conocer y reconocer la realidad a

través de la recolección de datos del mundo social.

3.2. Acerca del método biográfico-narrativo en trabajo de campo

En un primer escenario se comprendió el método biográfico-narrativo como “Una potente

herramienta, especialmente pertinente para entrar en el mundo de la identidad, de los

significados, del saber práctico y de las claves cotidianas presentes en los procesos de

interrelación, identificación y reconstrucción personal y cultural” (Aceves, 1994, p. 5).

De acuerdo con Bolívar y Domingo (2006), se trata de un enfoque que parte del interés

por el estudio de documentos personales, se considera incluso como una “sensibilidad

postmoderna” donde según los citados autores “la subjetividad es, también, una condición

necesaria del conocimiento social” donde a través de este método, se puede mostrar la “voz” de

los protagonistas cotidianos, sus relatos de vida y experiencias que llegan a hacerse públicas

(objetivables) en tanto intereses, dudas, orientaciones, y circunstancias que desde su perspectiva

han influido significativamente en ser quiénes son y en actuar como lo hacen.

La investigación narrativa asiente en reparar y representar un conjunto de dimensiones

relevantes de la experiencia (sentimientos, propósitos, deseos) media la propia experiencia y


59

configura la construcción social de la realidad Bruner (como se citó en Bolívar y domingo, 2006,

p. 20).

En este sentido, el enfoque del método biográfico-narrativo desarrollado en esta

investigación implicó formas de conocer alternativas donde se reivindica el papel de la

subjetividad que da cuenta de las vidas propias, de las vidas intimas potencialmente dispuestas a

expresar y compartir los acontecimientos sociales, que como experiencias propias son

entretejidas con otros, como un marco que establece sentido y significados, a cosmovisiones

cotidianas. Es un método que supone una reconstrucción de la historia individual-social. Que

intersubjetivamente no constituye verdades universales, pero sí, saberes validos en tanto

devenires de verdades narrativas18

La constitución de la presente propuesta metodológica19 partió de la siguiente premisa y es que

“los seres humanos somos narrativa” en tanto somos contadores de historias configuradas a

través de trayectorias de vidas contextuadas que escriben sobre el cuerpo y el habitus20, hacen de

las memorias, las actitudes y los sentimientos subjetivos textos sociales que agrupan voces,

imaginarios, lenguajes, valores, hábitos, creencias y tradiciones compartidas, pues al momento

de hablar se hace corriente a la manera en que involucramos a los “otros, siempre hay alguien

18
“Una verdadera interpretación es aquella que señala algo relevante en nuestra situación presente de lo que no nos
hayamos dado cuenta” (Paker, 2014, p. 109) “Hay que pensar de modo diferente sobre la verdad.
19
Esta apuesta metodológica tiene en cuenta la oralidad discursiva de los actores así como otros objetos relacionales
a la expresividad humana en elementos físicos personales pero muy significativos, valorizados mediante la palabra,
lo que constituye aquella configuración simbólica. La habitación, la casa, las cartas, el detalle, las fotografías, o lo
plasmado en las redes sociales.
20
Desde el estructuralismo-genético “el habitus es un conjunto de disposiciones que inclinan a una persona a que
actué y reaccione de maneras particulares. El habitus es una manera de pararse, hablar, caminar y al mismo tiempo
una manera de sentir y pensar. El habitus es inculcado, estructurado, duradero, generativo y traspasable. El habitus
es la historia encarnada, el habitus de una persona, refleja las condiciones sociales de su adquisición” (Paker, 2014,
p. 369).
60

implicado cuando hablamos de sí mismos a partir de nuestras experiencias, como experiencias de

vínculos sociales”.

Si bien, la presente apuesta estuvo orientada en el sentido del método biográfico-narrativo

se subraya que esta se hizo mediante el procedimiento de historia de vida como vía alterna que

permitió ofrecer lecturas sociológicas a partir de la reconstrucción de acontecimientos y

experiencias personales significativas.

De acuerdo con Puyana y Barreto (1992), las historias de vida constituyen un recurso de

primer orden porque facilita el conocimiento acerca de la relación de la subjetividad con la

cultura y las instituciones sociales, y sus representaciones simbólicas. Es una estrategia que

permite traducir la cotidianidad en palabras, gestos, signos, anécdotas, constitutivas de relaciones

continuas entre historias personales y la historia social.

Siguiendo a Mallimanci y Giménez (2006) la historia de vida se ubica en el análisis y

reescritura de la narración que un sujeto individual realiza sobre sus experiencias significativas.

Según Atkinson (como se citó en Mallimanci y Giménez, 2006) la historia de vida es un método

de investigación que permite reunir información sobre la “esencia subjetiva” de toda la vida de

una persona. En otras palabras, la historia de vida la elabora el investigador social y en ella

relaciona la vida individual/familiar con el contexto social, cultural, político, religioso y

simbólico, identificando la manera en que tales contextos transcurren y como influencia las vidas

individuales y familiares.

Las historias de vida como técnica permitieron reconstruir a partir de las narraciones de

mujeres y hombres entre 40 y 50 años de edad que residencialmente viven solas y solos, sus

propias experiencias de emparejamiento y amistad, tramas vinculares que se expresan en el aquí


61

y el ahora, así como en sus propias perspectivas sobre las relaciones de pareja, amistad y familia

en el contexto contemporáneo.

El método biográfico-narrativo fue propicio en tanto permitió fungir como guía

orientadora para la lectura de las configuraciones emocionales, de pareja y amistad de dos

hombres y dos mujeres, no sólo respecto a sus significados sino a la manera en cómo podrán

advertir factiblemente sobre otras maneras de concebir tales relaciones como la posibilidad de

nuevos ordenes de vínculos sentimentales.

Otra estrategia que se complementó al método biográfico-narrativo lo constituyó la

entrevista semi-estructurada en su fase exploratoria y a profundidad. Herramienta que compuso

una mirada más amplia. De acuerdo con Paker (2014) “el objetivo de la entrevista es motivar a la

persona a hablar con sus propias palabras para obtener un recuento en primera persona” (Paker,

2014, p. 369).

En la entrevista, se trazaron algunas preguntas base en donde el entrevistado pudo otorgar

respuestas, no por resultado de un ejercicio de cuestionario sino a modo de conversación, dando

lugar a la espontaneidad y como estrategia de resistencia a la postura intrusiva del investigador y

la aplicación de sus instrumentos. De acuerdo con Blanchet (como se citó en Pérez, 2009) la

entrevista es un “speech-event” (acontecimiento de la palabra) en el que el investigador

construye información a partir del diálogo con el entrevistado.

El diálogo construido durante la entrevista estableció un insumo fundamental para el

marco narrativo, que a modo de historias sociales, personalmente significativas, fueron

caracterizadas por su no secuencialidad lógica, pues la narración se construyó en la

espontaneidad del lenguaje y la comunicación, siendo un discurso subjetivo cuya fuerza se


62

conjugó a partir de la variedad de matices enlazados entre la ficción y la realidad, expresados de

manera deliberativa en la conversación.

“La narrativa es una forma natural cognitiva con la que las personas tratan de ordenar,

organizar y comunicar significados” (Paker, 2014, p. 369) su poder está en que las propias

narrativas explican y descifran al investigador las maneras de ver el mundo social desde las

experiencias singulares e intersubjetivas.

El método biográfico-narrativo a través de la relación del anterior recurso metodológico

constituyó el conocimiento de historias personales y de interconexiones contextuadas, es decir,

se expresó el marco de significados singulares sobre las relaciones sociales y emotivas de

personas que han vivido diversas historias emocionales que al narrarse pudieron llegar, incluso, a

asumirse como “sujetos políticos”. En tanto actores con posibilidad de agencia en la actitud,

transformación y gestión social en sus vidas cotidianas, en su vida emocional, erótico y vincular.

3.3. Elección de los partícipes de la investigación o definición de la población

En el trabajo de campo, la población estuvo conformada por un pequeño grupo de cuatro

personas, dos hombres y dos mujeres elegidos intencionalmente, en el supuesto de ser una

muestra con representatividad teórica respecto a una población más amplia, conformada por

quienes viven en hogares unipersonales.

En términos de caracterización se trató de dos hombres y dos mujeres entre los 40 y 50

años de edad con estados civiles diferentes. Dos solteros, y dos separados. Cada uno

compartiendo una situación común y es que residen solas y solos.


63

La selección de las edades respondió a la riqueza narrativa por las que están compuestas

las trayectorias de emparejamiento y amistad en sus ritmos biográficos, de historia familiar como

social al tratarse de personas que comparten contextos históricos similares. Lo que comprende

épocas de revolución sociocultural y política desde finales de los años sesenta y setenta. Es por

tal motivo que el capítulo subsiguiente hace un acercamiento al tiempo social en el que se

enmarcan las biografías.

Es de considerar, además, que la mirada de los contextos sociales, políticos, y culturales

del país permite ampliar la comprensión de las biografías respecto a la elección de diversos

estilos de vida y de hogares. Especialmente para nuestro caso, al tratarse de personas que se

encuentran en rangos de edad decisivos respecto a sus proyectos de vida, 40 o 50 años de edad y

que por ende, decidan vivir estilos de vida poco convencionales

De acuerdo a lo anterior, se intuye que vivir en soledad residencial puede ser un tránsito y

no necesariamente una permanencia. La elección de las edades en esta investigación corresponde

al hecho de que se trata de personas que se encuentran en momentos significativos de sus ciclos

de vida, pues la vejez y la enfermedad no puede ser los únicos criterios para determinar el hecho

de que las personas terminan viviendo solas21..

En este sentido, la propuesta ha sido encontrar una respuesta a sus condiciones de

residencia individual a partir de la construcción de sus biografías vinculares y de la

administración y gestión de los vínculos de pareja y amistad, como horizonte de investigación en

personas que aún no están en la tercera edad.

21
Pues, un determinante es su estado civil Gallego y Villegas (2015), o de contexto, la incidencia de procesos de
individualización y de nuevos ordenes sentimentales.
64

A nivel investigativo se considera que el papel de los contextos históricos en las vidas

individuales y cotidianas tiene una importancia vital pues Wright Mills comenta que:

La imaginación sociológica permite a su poseedor (investigador) comprender el escenario

histórico más amplio en cuanto a su significado para la vida interior y para la trayectoria

exterior de la diversidad de individuos” la imaginación sociológica, “le permite tener en

cuenta como los individuos en sus experiencias cotidianas, son falsamente conscientes de

sus posiciones sociales” (Wright, 1961, p. 25).

En este sentido, se elige el pensamiento relacional (relación entre historia y biografía)

como método propicio para la construcción biográfica-narrativa de los vínculos de amistad y de

pareja de las personas seleccionadas.

Entre las categorías analíticas fundamentales se resaltan las configuraciones biográficas

en términos de los vínculos de amistad y de pareja de hombres y mujeres entre 40 y 50 años de

edad. En este sentido, se comprendió que:

La configuración biográfica alude a que cada individuo se sitúa de una manera particular

en el mundo, pues toda su experiencia es única. Sus padres, la crianza y educación

recibidas, los intereses, deseos y motivos, todos son elementos que aportan a la formación

de personalidades únicas (Schutz, 2005, p. 1).

El sujeto se presenta a otros no como un ser completo, sino sólo como una parte de su

totalidad. Esto es así porque la configuración del sujeto, biográfica e inmediata, es una

construcción permanente sobre la que nuevas experiencias se acoplan al repositorio de


65

conocimiento disponible y pueden ser abarcadas por la biografía. Es decir, el sujeto que

se desenvuelve en el mundo está modificándose a sí mismo (Schutz, 2005, p. 1).

En términos de Schutz, la configuración biográfica alude entonces a la historia de vida

personal pensada desde sus vivencias familiares y sociales que definen sus posiciones frente al

mundo. Consiste en la actitud sobre sus vínculos sociales y afectivos que han sido construidos en

el trascurso de sus trayectorias personales y que han correspondido a la estructuración de las

vidas íntimas.

El interés de acuerdo a lo anterior ha sido la indagación de sus trayectorias y situaciones

vinculares de amistad y pareja. Así como sus propios significados y agencia. Para Goffman

(1967), de acuerdo con Wolf (1982) existe una distinción en los acontecimientos de interacción,

pues por un lado, las situaciones sociales involucran:

Cualquier ambiente determinado por la posibilidad de un control reciproco tal que pueda

prolongarse todo el tiempo que dos o más sujetos se encuentren en inmediata presencia

física uno de otro y que se extiende a todo el espacio en el cual semejante control es

posible (Wolf, 1982, p. 30).

En otras palabras, han sido los momentos propios de la interacción donde los actores

participes no sólo agencian el espacio social sino que además le imprimen una definición a la

situación propiamente dicha. Bien en términos del simbolismo de la presencialidad física como

corresidencial.

En este sentido los vínculos de amor y amistad fueron comprendidos como procesos

simbólicos de interacción social que ocupan la dimensión emocional humana, estructurados en la


66

vida cotidiana. Donde, el vínculo de amor como relación de enamoramiento o emparejamiento

así como los vínculos de amistad o compañerismo son posibles de ser comprendidos en términos

de situación social, pues constituyen un hecho que tiene un antes y un después, donde su

respectiva valoración en significado y definición ha dependido de cada actor con relación al otro

en un contexto determinado, pues se subraya aquí como un evento significativo y memorable.

“Hablamos de áreas dotadas de sentido y no de subuniversos porque lo que constituye la

realidad es el sentido de nuestra experiencia y no de la estructura ontológica de los objetos”

(Goffman, 2006, p. 4).

Desde Goffman (2009) la construcción social de significados deviene en tanto

figuraciones de la situación o la ocasión social que como áreas dotadas de sentido, involucran el

conjunto de definiciones otorgadas por los partícipes de la acción, una acción que es creadora de

símbolos conjuntos.

Sin embargo, el interaccionismo no nos brinda una perspectiva ahistórica, es transversal

en tanto “la mayoría de las „situaciones‟ como las „ocasiones‟ acontecen en muchas cosas

diferentes de una manera simultánea” (Goffman, 2006, p. 9) es histórica con relación al papel de

la experiencia que cada actuante tiene en sus interacciones pasadas.

Consecuente con lo expresado, se considera que tanto los vínculos de emparejamiento

como de amistad constituyen ocasiones sociales correspondiente a la actuación y al sentido que

cada actor impregna en la multiplicidad de escenarios sociales en la vida cotidiana. Así cada

vivencia fue comprendida en términos de Goffman (2006) como “marcos de la experiencia” que

no sólo organizan el significado sino que además organizan la participación de los actores en la

generación de conocimiento y acción reciprocas a la configuración biográfica de cada participe.


67

“Un "marco" es aquello con lo que una persona da sentido a un encuentro y con lo que

maneja una franja de vida (strip of life) emergente” (Goffman, 2006, p. 6) conlleva a tener en

cuenta la existencia de una secuencia de acontecimientos reales o imaginarios en la perspectiva

de quienes guardan intereses recíprocos, a través de los marcos, donde los actores organizan

tanto su participación y significados a partir del conocimiento y la acción en la vida cotidiana.

Donde es de sugerir que los significados corresponden a creaciones cognitivas producto de las

interacciones sociales.

3.4. Estrategias para la aplicación de instrumentos y el análisis de datos

Teniendo en cuenta que la población que se seleccionó no eran cercana al investigador, se

asumió como eje primordial la connotación de una postura axiológica central, pues la confianza

es un valor fundamental que se debe construir en el trabajo de campo especialmente para el

método del enfoque biográfico-narrativo.

Por tal motivo respecto a las estrategias asumidas para la construcción de las historias de

vida se llevó a cabo, en primer lugar, la realización de entrevistas exploratorias, que a modo

conversacional permitió iniciarnos en la temática. Para ello, se tuvo sobre la base una guía de

ruta más no un cuestionario y así se le dio sentido a los temas de conversación. Dejando además,

que la espontaneidad permitiera la vinculación de los temas centrales de la investigación. Y en

segundo lugar. Con la cada persona se llevó luego, una entrevista semiestructurada a

profundidad. Y así se conoció con mayor confianza información de sus vidas.

Tal proceso metodológico fue llevado a cabo con cada una de las personas que hacen

parte de la investigación. Las preguntas fueron bastante íntimas al tratarse de la historia de sus

vínculos de amistad y de pareja; lo que supuso todo un reto metodológico especialmente en el


68

caso de las mujeres que residen solas. Las mujeres fueron bastante reservadas en el relato sobre

sus trayectorias vinculares y vida erótico-sexual. Aunque también influyó el hecho de que tienen

pareja actual ciertamente estable.

Por otro lado, respecto al análisis de los hallazgos empíricos, se entró en un proceso de

codificación de los datos narrativos, producto de las historias de vida, y entrevistas donde se

procedió a establecer análisis y correlaciones desde el punto de vista de las configuraciones

vinculares de emparejamiento y amistad, permitiendo, así tener en su conjunto información para

el análisis sociológico.

El análisis sociológico de los datos fue fundamentado desde el enfoque hermenéutico en

la perspectiva de poder encontrar conexión de significados a partir de un ejercicio de

comprensión e interpretación de los relatos recolectados, observación de perfiles y “ambiente del

hogar” (…) donde se entendió que “la comprensión y la interpretación son procesos productivos,

una mediación entre el texto y el intérprete, un dialogo histórico entre pasado y presente” (Paker,

2014, p. 108). En tal sentido, se comprendió por texto una expresión lingüística verbal y

corporal-gestual productora de significados contextuales y experienciales de relevancia

biográfica, cultural e histórica.

Por otro parte, en cuanto a la delimitación temporal y espacial, el estudio se realizó con

dos hombres y dos mujeres que residen solos en la ciudad de Manizales. El trabajo de entrevistas

se hizo en el periodo 2015-2016, con visitas a sus residencias y puestos de trabajo. Y

complementario a sus realidades sociales, se asumió su conformación vincular y su estilo de vida

como eje representativo de una población (hogares-unipersonales) con tendencia al crecimiento

principalmente en ciudades grandes e intermedias según ICBF (2012) y Gallego (2015).


69

3.5. Manejo ético de la información

A los hombres y mujeres partícipes del presente trabajo de investigación se les informó

acerca del modo en que sería manejada su identidad personal y los datos contenidos en las

entrevistas e historias de vida. En este sentido, estuvieron de acuerdo con el manejo de nombres

ficticios en lugar de sus nombres reales, siendo los seudónimos a elección posterior del

investigador que permitiría salvaguardar la identidad personal de cada entrevistado. Por otro

lado, la información expresada en cada entrevista y en cada historia de vida fue objeto de un

cuidadoso trabajo de descripción donde se mantuvo la fidelidad de los datos, así mismo, un

minucioso ejercicio de interpretación que finalmente se asiente sujeta al capítulo de resultados.

Uno de los compromisos enmarcados en el desarrollo de la presente investigación es el

manejo de la información la cual conservó el hilo conductor de los relatos de los partícipes de la

investigación.

Otro de los aspectos éticos sumados a la relación con los entrevistados es el de poder

compartir posteriormente con ellos un artículo final y de síntesis de la presente tesis, para el

conocimiento de sus cualidades biográficas y vinculares como realidades históricas, y de

contexto compartida por otros.

3.6. Condición socioeconómica de los entrevistados

Más arriba había manifestado que al principio de esta investigación no conocía a ninguno

de los factibles partícipes, pero posteriormente estos fueron elegidos intencionalmente gracias a

las referencias de algunos amigos y especialmente al tratarse de personas que cumplían con todas

las cualidades para hacer este trabajo.


70

La condición socioeconómica de los partícipes de esta investigación es de clase media

urbana y rur-urbana en la ciudad de Manizales, todos con casa y apartamento de su propiedad, se

trata de profesionales con formación académica bien en especialización y/o maestría, todos se

caracterizan por ejercer sus profesiones y posicionarse bien en el mercado laboral de su

competencia. Durante la interacción en los encuentros y entrevistas que sostuve con ellas y ellos,

se resalta su excelente expresión comunicativa, amabilidad y buena disposición al diálogo, así

mismo se muestran muy reservados con su privacidad y estilo de vida.

En relación con sus profesiones se resalta que cada uno tiene, de algún modo, roles de

poder y prestigio social en cada uno de sus campos laborales. Por un lado una de las

entrevistadas es analista financiera que trabaja para una reconocida empresa, así mismo un

funcionario público como registrador de instrumentos públicos, un docente de una importante

universidad de la región, y una administradora de empresas que también trabaja en una

reconocida institución.
71

En la figura Nº2 se muestra el esquema metodológico de la investigación.

Figura 2.Esquema metodológico


72

CAPÍTULO IV

ACONTECER DEL TIEMPO SOCIAL:

CONTEXTUALIALIDAD BIOGRÁFICA Y VINCULAR

“Somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros”


Jean Paul Sartre

Para la comprensión de la configuración biográfica y vincular de hombres y mujeres entre

los 40 y 50 años de edad que residen solos, se plantea la necesidad de entretejer un punto de vista

relacional que pretenda darle sentido al marco histórico como apuesta de reflexión del devenir de

las subjetividades, cotidianidades y sociabilidades del presente. En esta perspectiva, el presente

capítulo pretende ubicarnos en el contexto histórico de hombres y mujeres que nacieron

aproximadamente entre 1966 y 1975. Años en los que se adscribe la niñez y más adelante la

juventud de toda una generación que vivió los efectos de los álgidos cambios socioculturales en

la segunda mitad del siglo XX, en Latinoamérica, en las instituciones y especialmente en la vida

íntima.

Por otro lado, se dará cuenta que los procesos de transformación social no dominaron de

manera armónica el escenario público, también fue inminente el conflicto, pues las estrategias de

reproducción social resistentes al cambio tuvieron fuerza en un país, que como Colombia, hasta

finales de los años 80 se caracterizaba por ser un país católico y confesional donde las

concepciones heteronormativas del emparejamiento, la amistad, la vida en co-residencia y

familia nuclear, erigían los modelos o proyectos de vida dominantes para hombres y mujeres.

Pese a ello, los cambios fueron inevitables, lo que llevó a variadas transiciones que incidieron

tanto en las formas de pensar y actuar en la vida cotidiana.


73

4.1. Tiempo social: trasformaciones políticas y resignificación de la juventud

Durante los años 60, en el contexto geopolítico se entrecruzan varios eventos de

significativa importancia, por un lado, las fuertes tensiones entre Estados Unidos y la URRSS

que en medio de la Guerra Fría habían dado inicio a la carrera espacial, donde las tensiones

políticas eran el reflejo de una sociedad polarizada entre comunistas y capitalistas, siendo este, el

factor crítico que incidía no sólo entre las grandes potencias sino también en el contexto de los

países no industrializados, tal fue el caso de la fuerte influencia del triunfo de la Revolución

Cubana en los movimientos políticos y culturales en América Latina contra las oligarquías y sus

formas de gobierno, y por otra parte, el papel de los movimientos independentistas de nuevos

países en África y Asia.

Los años 60 reflejaron la certeza de una guerra inminente que conllevó al surgimiento de

movimientos sociales que incentivaron el papel de los jóvenes como nunca antes, convirtiéndose

la juventud, tanto en una fuerte identidad colectiva, como en una masa con postura crítica ante el

sistema y su puesta en escena por nuevos valores y derechos que conllevaran al establecimiento

de mayores libertades y justicia social, pues los años 60 y 70 son periodos donde el modelo

democrático atraviesa fuertes coyunturas, pues la máxima expresión de arquetipo gubernamental

es la de los Estados totalitarios, tanto en el hemisferio comunista como capitalista, tanto en el

norte como en el sur.

Las expresiones de resistencia por parte de la juventud acontecieron contra la guerra, la

discriminación social, sexual, y racial. Es el caso de los jóvenes en contra de la guerra en

Vietnam, el movimiento afroamericano por el establecimiento de sus derechos ciudadanos, el


74

movimiento político universitario y sindical en Mayo del 68 en Francia22 y la Primavera de Praga

en la antigua Checoslovaquia.

En Latinoamérica, es de resaltar el papel de la Revolución Cubana y la constitución de los

movimientos guerrilleros en Colombia y Centro-América. Movimientos que no sólo incidieron

en el marco político y legal sino en el ámbito sociocultural. Los jóvenes, no solo influyeron en el

devenir político sino también en la cultura bien en la artes como la música y el cine, espacios que

consolidaron todo un acontecer de expresión de su ideario generacional.

El decenio de los años 60 fue en muchos aspectos el más interesante de todo el siglo XX,

por lo que implicó en el cambio de las costumbres, en las visiones sobre la sociedad y el

poder por la irrupción masiva de la juventud en búsqueda de formas distintas de vida y de

diferentes actitudes morales (Tirado, 2015, p. 20).

Es de resaltar, entonces que las diversas formas de expresión se ampliaron de tal manera

que dichos ideales se convirtieron en modos de vida, siendo el caso de los movimientos

contraculturales en pro de las libertades sexuales y civiles, feministas, homosexuales, y

ecologistas como grupos que en tanto renovación cultural traían apuestas políticas y éticas

respecto a la aceptación de las identidades, y la diversidad cultural y sexual.

Cosse (2008) comenta que a nivel mundial, los años 60 inauguraron transformaciones en

los más variados planos de la vida con especial significación en el de las formas de organizar la

vida cotidiana, modelos familiares y los criterios relativos a la moral sexual.

22
Tirado (2015) comenta que no se puede negar la influencia que mayo del 68 ejerció en la juventud, lo que fue
indudable en Latinoamérica, así mismo innegable la manera en que los años sesenta y setenta marcaran para el
futuro.
75

Con referencia a lo anterior, Tirado (2015) comenta que hay tres aspectos relevantes que

incidieron en el cambio de mentalidad en las nuevas generaciones desde la década de los años

60, en primer término, el avance científico y tecnológico simbolizado en las pastillas

anticonceptivas, y el desarrollo de los medios de comunicación, en segundo lugar, la lucha de los

jóvenes en implantar practicas contraculturales y en tercer punto, a nivel general, el despertar de

los países en proceso de industrialización.

4.2. Incidencia de la Revolución Sexual en las generaciones de los años 60 y 70

En 1957 sucedieron dos hechos inéditos en Colombia, por un lado el surgimiento del

Frente Nacional y, por otro, la Consulta Nacional (o primer plebiscito) en el país que le otorgaría

legitimidad al voto femenino por primera vez en la historia nacional23..

De acuerdo a Vallejo (2013) la victoria del voto femenino en Colombia fue ardua, lenta y

llena de vicisitudes. Pues el dominio ideológico que ejercía la iglesia católica en la vida cotidiana

imposibilitaba que las mujeres asumieran un papel fundamental en la esfera pública como

ciudadanas y en la construcción de su propio entorno político.

Una vez, al ser reconocidas legalmente como ciudadanas, las cedulas de ciudadanía

distinguían (hasta hace poco) a las mujeres casadas de las solteras. La preposición "de" fue

utilizado para adoptar el apellido de sus esposos. Lo que según Vallejo (2013) es la expresión de

23
En una lectura de contexto, Colombia fue uno de los últimos países del conteniente en concederle derechos
políticos a las mujeres. En Latinoamérica el primer país en otorgarle derechos a la mujer como sufragante fue
Ecuador (1929), y algunos otros, fueron: España (1931), Uruguay (1932), Cuba (1934) Argentina (1947), México
(1953), Colombia (1957) Así las cosas antes de 1957 las mujeres colombianas carecían del derecho al voto, y por
ende a la ciudadanía. Pues una de las primeras reformas constitucionales realizadas por el general Gustavo Rojas
Pinilla y legitimadas en el plebiscito fue concederles a las mujeres el derecho a la cedula de ciudadanía, y por lo
tanto, el poder de elegir y ser elegidas.
76

una sociedad patriarcal y por ende, una manifestación del posicionamiento de la mujer después

del marido.

Pese a que el plebiscito fue un cambio constitucional sin precedentes al abrir la

posibilidad a la participación pública y política de la mujer, en términos de elegir y ser elegida.

Se detallaría como la transformación en ese ámbito no sería del todo contundente, pues la

afiliación de la mujer a la vida política y económica seguiría siendo bastante paulatina.

La entrada a los años 60 configuraría una época en que distintos sectores sociales

reclamarían sus derechos, que sumado al logro de las sufragistas, se uniría el movimiento

feminista. Tirado (2015) comenta que las mujeres batallaron campos de difícil aceptación social

e institucional como por ejemplo el hecho de poder disponer de su cuerpo libremente, bien el de

controlar la fecundidad a través del uso de la píldora anticonceptiva, o el derecho al aborto como

una práctica legal. Por otra parte, se establecen prácticas de control natal en varios países,

cuestión que armó toda una controversia entre criterios científicos y de salud contra los

argumentos morales y religiosos, toda una disputa en términos políticos que marcó una serie de

luchas que se ganaron finalmente, en algunas sociedades a favor de los criterios científicos y en

otras, a favor de los criterios religiosos.

Viveros (2011) comenta que la Revolución Sexual llega a Colombia en la década de los

años 70 en donde uno de los cambios más notables es la creciente generalización de los métodos

anticonceptivos cuya mayor incidencia se establece en la disociación entre sexualidad y

procreación. Práctica sexual y social que transformaron para siempre las relaciones de pareja

hacia la constitución de intereses en las nuevas relaciones conyugales y de pareja que incluían no

sólo intereses afectivo-reproductivos, sino también, intereses erótico-afectivos. Sin embargo,


77

Felitti (2012) menciona que la tensión fue inevitable, especialmente entre las libertades

individuales, la autonomía personal, los deberes ciudadanos y la noción de bien público como

situaciones que dieron lugar a una serie de conflictos que tuvo en el cuerpo de la mujer su

principal campo de guerra.

Pese a todas las discusiones llevadas a cabo en el establecimiento institucional, las

mujeres, en la vida cotidiana, acudieron a otras formas en la reclamación de derechos a través

manifestaciones más simbólicas de rebeldía, a través del vestido, con el uso de topless, vestido

de baño, minifaldas, vestidos de colores vivos, variedad de peinados y otras expresiones de

libertad.

Respecto a los cambios coyunturales en la década de los años 60, Tirado (2015) comenta

como para 1968 se consideraba una posición feminista radical el hecho de que una mujer casada

no tomara el apellido de su esposo, o en contra respuesta, el caso de que mujeres separadas no

pudieran ejercer cargos públicos, tampoco acceder a créditos de vivienda o cuenta en un banco,

incluso para trabajar requería el permiso de su esposo. Si bien los logros obtenidos

progresivamente en derechos y libertades civiles se empezaron a obtener en diversos países, en

Colombia tales cambios demorarían en llegar, pues fue apenas a mediados de los años 70 cuando

las instituciones empiezan a flexibilizarse normativamente por las fuertes presiones sociales que

se vivían. Tal fue el caso de la aprobación de la ley de divorcio en 1974. Cosse señala que el

divorcio perdió su condición vergonzante, las relaciones familiares fueron concebidas desde

nuevos parámetros, en los que cada vez tuvo mayor peso la libertad individual, estableciéndose

poco a poco un nuevo paradigma de crianza de los hijos más progresista y menos autoritario.
78

Por otro lado las mujeres logran tener mayor acceso a otros derechos como el educativo

y laboral, así mismo al ejercicio de ocupaciones, profesiones y cargos en los que antes que antes

no tenían participación.

Viveros (2011) resalta que una de las estrategias de resistencia por parte de las

instituciones frente a los ideales de la liberación sexual fue a través de los medios de

comunicación, que fungieron como instrumentos de represión, de control y de resistencia ante

los revolucionarios cambios culturales, pues los medios comunicativos, como la televisión y la

publicidad fueron utilizados para mantener el status quo del hogar y las imágenes de la

feminidad y masculinidad,

Así mismo, se trasmitía un ideal legitimado y heteronormativo de representación de las

relaciones amorosas, el rol de los sexos y la cualidad de los derechos y obligaciones del hombre

y la mujer. Tales idearios conservadores se reproducían a la par masivamente, incluso por otros

canales de comunicación como la literatura, y el arte, en una época de cambios en donde, además

surgían otros discursos no legitimados y más subversivos del amor, y de la identidad y rol del

hombre y la mujer.

Pese a que la década de los años 70 implicó una transformación en la conducta de los

colombianos, las instituciones permanecieron rígidas y vigilantes a la preservación de la familia

tradicional, así mismo, surgieron movimientos cristianos y políticos que luchaban por la

restauración del orden sexual y familiar24.

24
Contrario a las posiciones de statu quo la cohabitación por fuera del matrimonio empezó a dejar de ser un tabú en
el transcurso de los años y si bien el divorcio era estigmatizado e ilegal en muchos países, después de los años
sesenta la situación empezó a cambiar.
79

Si bien en la década de los años 60 se vivieron cambios trascendentales en la cultura a

nivel mundial a través de las diversas manifestaciones y movimientos sociales, se ha venido

resaltando que fue en la década de los años 70 y especialmente en los 80 que empezó a vivirse en

Colombia con mayor intensidad las nuevas oleadas respecto a los cambios socioculturales. En

este ritmo, Cosse (2008) expresa que los modelos y convenciones inaugurados en los años 60 y

70 se consolidaron en nuevas pautas de comportamiento en los años 80 expresadas no sólo en

cambio de costumbres y en el marco legal sino en las tendencias demográficas definidas. Viveros

(2011) comenta, por ejemplo, fue en los años 80 que aparecen con mayor visibilidad en la escena

pública las comunidades homosexuales como expresión de resistencia a las redefiniciones de

género y sexualidad producidas desde antes.

Con lo anterior, es de resaltar que la inicial apertura al debate sobre la homosexualidad

permitió la configuración de otras opciones de amor y vida sexual, y pese a la represión y la

censura, los movimientos de gays y de lesbianas empezaron aprovechar canales de comunicación

alternativos y de difusión a través del arte, la fotografía, la música, revistas, literatura… como

instrumento de resistencia contra las tendencias tradicionalistas y hegemónicas

No obstante, de acuerdo con Cosse (2008) las altas aspiraciones de los activistas por la

liberación sexual quedaron limitadas, pues la revolución sexual no cambio inmediatamente ni

drásticamente las relaciones de poder en la sociedad capitalista y patriarcal, ni surgió una

sociedad reconfigurada sobre nuevos principios políticos y de una nueva moral sexual inmediata.

Empero, cabe recalcar que los movimientos feministas y homosexuales no sólo permitieron la

apertura por primera vez al debate sobre la diversidad sexual, enmarcados en el establecimiento

de derechos y mayores libertades individuales, también, surgieron apuestas sobre la legitimidad


80

de nuevos arreglos de pareja, y acerca de nuevos estilos de vida fuera de la conyugalidad y

familia heterosexual, todo lo anterior con mayor fuerza en las ciudades que en el campo.

La contracultura de una época se convierte en la cultura de la siguiente”


(Tirado, 2015, p. 361)

Según Viveros (2011) la intensidad y la extensión de los cambios vividos en todos los

campos conllevaron a las transformaciones de la mentalidad y actitudes de los latinoamericanos

donde la producción de corrientes de laicización25, y los postulados políticos de los movimientos

sociales redefiniría las fronteras entre lo público y lo privado, donde también acrecentaría el

proceso de individualización y su incidencia en las relaciones familiares, de género y generación.

Se trata de una época (Cosse, 2008) en la que cobraron vitalidad nuevos modelos de relaciones

entre hombres y mujeres, cambios en las configuraciones y vínculos familiares y sociales, así

mismo la asunción de pautas más abiertas en términos de la moral sexual.

4.3. Décadas 70 y 80 y otras aspiraciones de la vida social y familiar

De acuerdo con Reina (2012) el concepto de generación puede entenderse como un factor

que incide en la interpretación de hechos y de fenómenos sociales, políticos y culturales. Siendo

en este sentido, las generaciones expresión de la estructura social, política y cultural de una

época determinada. Para nuestro caso, las generaciones de los años 70 y 80 no son la excepción.

Según Reina (2012) corresponde a generaciones influenciadas por aspectos políticos

mundialmente significativos como los movimientos sociales y revolucionarios que, como hemos

visto, resignificaron el espíritu de una época, pues la rebeldía de estas generaciones, son su

mayor cualidad, que como actitud crítica incentivó otras maneras de ver y practicar las relaciones

25
Los cambios sociales llevados a cabo en estas dos décadas, produjo entre otras, (Viveros, 2011) una progresiva
laicización de la sociedad que iba en contravía del fuerte control tradicional ejercido por la iglesia.
81

sociales en la cotidianidad, en las colectividades y en la familia. Es en este sentido, a nivel

general, que la juventud enmarcada en las mencionadas décadas rediseñaron a la vez, otras

aspiraciones de vida social y familiar, pese al predominio de un modelo único de vida como el

reproducido por sus propios contemporáneos y generaciones que otrora seguían un único estilo

de vida lineal. Como trabajar, contraer matrimonio, constituir una familia y tener hijos.

Si bien, las aspiraciones hacia la participación en un mercado matrimonial, y la

reproducción sexual ha constituido un factor hegemónico en las sociedades latinoamericanas, es

de resaltar que desde las generaciones de los años 70 y 80 se empezaron a esgrimir otros

modelos de vida. Sentando incluso, de un modo bastante lento, nuevas definiciones de género e

identidad sexual con mayor tolerancia hacia otros discursos y prácticas sociales, lo que permitió

contraer nuevas aspiraciones de amor, pareja realización personal, familia, y amistad.

La influencia del derecho a la ciudadanía, en el caso de las mujeres fue trascendental pues

en el país han logrado de generación en generación la lenta conquista de otros espacios que

otrora le pertenecían sólo al hombre en el sector del trabajo, la educación y en la posibilidad de

tener altos cargos, de prestigio o poder. Especialmente en el caso de las mujeres de clase media y

alta.

A mediados de la década de los años 70 la aprobación del divorcio y la participación más

activa de las mujeres en el campo laboral conllevó no sólo al fenómeno de las familias de doble

proveedor (ambos esposos) sino a la posibilidad de que las mujeres divorciadas, separadas o

solteras tuvieran la oportunidad de residir solas, esto en muy pequeña medida, donde el factor de

ingresos monetarios tendría gran peso, así mismo el logro de otros derechos otorgados poco a

poco con la ciudadanía.


82

Gallego y Villegas (2015) comentan que desde la sociología del individualismo se

establecen dos presupuestos centrales. Uno, donde el aumento del ingreso monetario se convierte

en viabilizador en la elección de vivir solo, y, dos, se plantea la residencia unipersonal como

expresión de individualismo.

A lo anterior cabe acuñar como para el caso de hombres y mujeres la viabilidad de residir

solos surgía poco a poco como una opción de vida, transitoria o permanente. Situación que

sumaría nuevos valores y significados del estatus social de la soltería, la cual empezaría a dejar

de significar frustración social, aislamiento e incompetitividad en el mercado matrimonial. Ahora

la soltería empezaría a ser una nueva categoría, con nuevas metas culturales más allá de la

familia y la reproducción biológica y social, como la formación educativa y profesional de sí

mismo. En una combinatoria de equilibrio y mantenimiento de sociabilidades con las familias de

origen: padres, hermanos, sobrinos. Así, como a la creación de nuevas sociabilidades, parejas y

amistades partir del ejercicio de la autonomía. No obstante, se resalta que estos cambios sociales

han sido menudos, más si los situamos en los contextos de los 70 y 80, donde con fuerza, y pese

a las transformaciones culturales seguían establecidos los mitos y prejuicios sobre quienes vivían

solos, especialmente en el caso de las mujeres.

A nivel general, es de resaltar que las personas entre 40 y 50 años de edad hacen parte del

contexto de los avances tecnológicos y médicos en materia de anticonceptivos que transformaron

el significado de la vida sexual y reproductiva para siempre, y en materia ideológica hacia una

actitud más liberal y revolucionaria, gracias a la incidencia de los movimientos sociales

feministas y contraculturales.
83

En términos de los avances médicos, el hecho de que las mujeres y los hombres tuvieran

mayor control sobre su vida sexual y reproductiva impediría que las relaciones sexuales

heterosexuales estuvieran únicamente destinadas a la reproducción. Situación que marcó el

cambio de paradigma entre las relaciones de pareja, ahora era posible tener una vida sexualmente

activa sin la aspiración o necesidad a procrear. Es así que tanto hombres como mujeres

construyen un nuevo interés en el emparejamiento como el despertar de las relaciones erótico-

afectivas. Pues ahora el erotismo entreteje un aspecto significativo en los arreglos de pareja, un

nuevo concepto de relación de pareja, incluso de familia (familia sin hijos). Siendo el hecho de

no procrear la posibilidad de cultivar otros valores e intereses, de importancia en los asuntos de

vida individual o de realización personal como el trabajo o crecer financieramente, así mismo en

términos de formación profesional, dedicación al estudio y al éxito académico.

Por otro lado, el haberse entretejido la posibilidad de tener una vida social y sexualmente

activa constituiría una postura altamente revolucionaria, pues individualmente tanto hombres

como mujeres tendrían la posibilidad de ampliar su concepto de amistad al dedicarle más tiempo,

sumada a la prolongación de su soltería, pero donde la soltería ya no estaría asociada con una

vida sexual inactiva, sino todo lo contrario, con la alta probabilidad de ser activa, ya según la

concepción de cada persona.


84

“Haz el amor y no la guerra” Consigna Hippie.

Unos de los movimientos contraculturales que con mayor fuerza influenciaron los estilos

de vida y las ideologías de los jóvenes de las generaciones de los 70 sería el movimiento hippie;

para quienes el concepto de amor implicaría la eliminación de las barreras sexuales, abriendo

camino hacia la permisividad sexual, a partir de los hippies “el amor no sólo dejaría de estar

reprimido, sino que se desarrollaría libre y abiertamente celebrado” (Solé, 2006, p. 10).

La legitimación de las relaciones erótico-sexuales se establecería poco a poco contra toda

resistencia en el hemisferio occidental, pues tanto feministas como grupos contraculturales

darían fuerza a las nuevas juventudes quienes reclamaban mayores derechos y libertades.

De acuerdo con Solé (2006) la incidencia contracultural del movimiento hippie conllevó a

la liberación de los tabús represivos de la vida de la clase media sobre la experiencia sexual, el

amor representaría la continuidad física y espiritual entre hombres y mujeres, el amor como

sentimiento inclusivo y receptivo hacia los otros, el respeto sagrado hacia las relaciones

personales, el amor como dimensión inclusiva en las relaciones sexuales y los sexos.

Con lo anterior es de subrayar el surgimiento de nuevos modelos de vida en el plano

sexual, afectivo, personal y familiar; que más allá de la pareja y la familia convencional como

base primordial para la procreación se orientaría a una posibilidad de mayor equidad entre los

géneros, pues ya las mujeres empezarían a decidir si querían o no contraer matrimonio no sin

ello, dejar de tener relación de pareja e igualmente los hombres. No obstante, es de resaltar que

pese a la puesta en marcha de estas nuevas opciones de vida opuestas a las aspiraciones

tradicionales sobre el papel de un hombre y una mujer en sociedad, han sido muchas las barreras
85

y luchas cotidianas que hasta hoy, aunque, quizá en reducidas dimensiones, siguen

permaneciendo.

Al establecimiento de generaciones que no conciben la procreación, el matrimonio y la

familia nuclear como únicas opciones de construcción y realización en la vida, se les consigna

sus nuevas definiciones de relación de pareja y amistad, como una amplia estructura de

oportunidades sentimentales, de redes de solidaridad y compañía, así mismo nuevas definiciones

de soltería como sinónimo de juventud y no de fracaso.

A lo anterior cabe resaltar que los partícipes de esta investigación hacen parte de la

generación socializadora y cultural, la cual inició aportando en la construcción de nuevos estilos

de vida, en el advenimiento de nuevos vínculos socio-afectivos, en la re-invención de la

concepción y las prácticas de las diversidades familiares y sexuales, aportado en el imaginario

que existen incluso, otras maneras de vivir y practicar las masculinidades y las feminidades.

Con lo anterior es de recalcar entonces, que las biografías de los hombres y mujeres

partícipes de la presente investigación estuvieron enmarcadas en un mismo contexto, un tránsito

de época de álgidos cambios socioculturales, entre tensiones y contradicciones sociales y

políticas, donde si bien las posturas conservadoras tuvieron un fuerte papel, la incidencia de las

nuevas ideas, actitudes y costumbres trastocaría sus formas de pensar y actuar, pues fueron

participes de una oleada significativa donde la juventud empezó a jugar un papel preponderante y

más visible en la vida cotidiana, y con ello, la del asumir posturas mucho más liberales y críticas

que generaciones antecesoras. Aspectos de los cuales los hombres y mujeres protagonistas de

esta investigación son herederos.


86

Si bien Colombia, no vivió fuertes revoluciones a nivel de Estado y de gobierno, si lo

empezó a vivir en la cotidianidad de las generaciones y juventudes setenteras y ochenteras que

abrirían el paso para el logro y establecimiento de luchas civiles inauguradas desde los años 60,

en nuevas pautas y legitimidades sobre las libertades individuales, luchas que lograron adquirir

objetivos jurídicos y constitucionales, pero que pese a todo, sigue rodeada de rezagos

legislativos, tensiones, censura y crítica de algunos sectores sociales e institucionales.

Para darle un mayor sentido a lo anteriormente expuesto, se presenta a continuación un

ejercicio de compilación de hallazgos biográficos que darán mayor respuesta a los estilos de vida

y especialmente a las configuraciones vinculares de pareja y amistad de hombres y mujeres entre

40 y 50 años de edad que residen solos.


87

CAPÍTULO V

CONFIGURACIÓN DE VÍNCULOS DE AMOR Y AMISTAD EN HOMBRES Y

MUJERES QUE RESIDEN SOLOS: TEJIDO HERMENÉUTICO DE CUATRO

NARRACIONES

En este capítulo se describen e interpretan los resultados de las entrevistas e historias de

vida de cuatro personas de clase media de la ciudad de Manizales con edades entre los 40 y 50

años de edad, quienes residen solas y solos; en este sentido, se indaga acerca de su conformación

vincular referente a trayectorias de emparejamiento, el devenir erótico y afectivo, el amor de

pareja y los vínculos de amistad. Sin embargo, antes de iniciar el presente análisis, es importante

tener en cuenta algunos datos sobre la forma en que se establecieron y se desarrollaron los

encuentros y conversaciones iniciales con las personas que accedieron a participar en la

investigación.

En primer lugar, cabe tener en cuenta que las entrevistas no se realizaron el mismo día en

que el investigador conoció a las personas. Antes de ello, era importante saber algo de ellas,

entablar procesos de diálogo para consolidar las bases de un buen nivel de confianza. Esto era

importante porque las preguntas que se incluyeron en las entrevistas fueron muy personales,

cuestionaban asuntos relacionados con la intimidad de las personas, la forma en que se

relacionan con parejas esporádicas y sus pensamientos en torno a los vínculos afectivos.

Las personas que participaron en el proyecto fueron contactadas gracias a la mediación de

amigos en común. A partir de los diálogos y encuentros cortos que se sostenían con estas

personas, entre el mes de octubre y diciembre de 2015 con los hombres, y entre los meses de

enero y febrero de 2016 para el caso de las mujeres. Así mismo, durante los meses de junio-julio
88

de 2016, se desarrollaron nuevos encuentros tanto con los hombres como con las mujeres

participes de la investigación, con cada encuentro se alcanzaron a establecer conocimientos más

detallados sobre la situación socioafectiva y amorosa de cada uno de ellos, sobre sus estilos de

vida y percepciones en torno a diferentes aspectos relacionados con los vínculos y relaciones

afectivas.

Por otro lado, antes de iniciar el ejercicio hermenéutico de cada una de las entrevistas, es

importante reconocer que el desarrollo de los diálogos con los hombres fue un poco más sencillo,

pues hubo un mayor acercamiento y una mejor confianza, sin duda alguna debido a que se

sentían más cómodos al responder cosas de su vida privada que las mujeres.

Por ejemplo, mientras las entrevistas se podían realizar en las casas de los hombres, las

mujeres sólo accedieron a responder las preguntas en sus oficinas o lugares de trabajo.

Igualmente, tuvieron toda la buena voluntad para participar, relatar sus experiencias y exponer

sus puntos de vista.


89

Figura 3. Felipe Giraldo


Fuente: creación propia
90

5.1. Felipe Giraldo

Felipe Giraldo es un abogado y filósofo manizaleño. Contaba con 47 años en el momento

de la entrevista. Estuvo casado pero se divorció. Ha vivido solo cerca de 20 años, pero se

considera un ser sociable, especialmente con las personas con las que comparte escenarios como

estudio, trabajo o vecindad y con los que puede llegar a entretejer cierta confianza.

Felipe es funcionario público. Se le nota entregado a su trabajo, aunque él afirma que su

pasión es el estudio. En ese sentido, demuestra un carácter jovial y sencillo, fruto tanto de su

aprecio por la autonomía y la libertad, como de los placeres materiales que se permite por su

holgada condición económica.

Esta situación de clase se nota en su vivienda: una casa de campo muy grande. La

diversidad de los espacios, así como el esmero que se nota en su adecuación, denotan la

intención de Felipe por construir un espacio a su medida. Precisamente, en su diario vivir refleja

esta búsqueda por espacios que reflejen su concepto de bienestar, de buen vivir.

Desde su juventud, Felipe siempre se preguntaba por qué el sueño de todas las personas

era casarse y formar un hogar estable. Pensaba que en la vida debía haber cosas más importantes

que eso, que existían otras opciones y otros sueños por los cuales valía la pena luchar. En

realidad, siempre quiso proyectar un modelo diferente de vida, tenían otras expectativas más allá

de trabajar, tener una estabilidad financiera, conseguir una pareja, casarse, vivir junto a ella y

tener hijos.

Una experiencia particular de su vida permite entender lo que significa el matrimonio

para Felipe. Hace nueve años, le propuso matrimonio a una compañera de trabajo con la cual
91

sostenía un vínculo de amistad, motivado por la sola razón de que en el caso que alguno de los

dos falleciera, no se perdiera la pensión.

Felipe estuvo casado más por una cuestión de tipo contractual, que no respondía a las

razones por las cuales normalmente se casan las personas: el amor o el deseo de formar un

proyecto de vida junto a otra persona:

Solamente nos unía un contrato civil que se llama matrimonio. Nunca vivimos bajo el

mismo techo, nunca hubo sexo o lazos emocionales más allá del afecto de amistad y así

lo manejamos en ese momento, para ese fin, para que no se perdiera la pensión de ella ni

la mía. (Giraldo, entrevista personal, 2015)

Sin embargo, se puede decir que la autodeterminación de Felipe no sólo se justifica por

una visión particular sobre el matrimonio, y por la necesidad de vivir una vida diferente, que no

reproduzca los modelos convencionales que la gran mayoría de personas trata de seguir. Además

de ello, su estilo de vida en solitario está motivada por una amplia valoración de la autonomía,

pues para él siempre ha sido fundamental hacer lo que quiera, seguir lo que lo dicte su propia

voluntad, sin tener que estar sometido a las opiniones de otra persona, ni a la necesidad de

establecer acuerdos para poder obrar.

El mismo Felipe se define como una persona “egoísta”, que en sus eventuales relaciones

de pareja le gusta vivir una experiencia erótica y de cariño, en donde pueda compartir y disfrutar

por algún tiempo, pero que nunca proyecta ningún futuro con la otra persona, ni se imagina

escenarios en donde deba despertar todos los días al lado de una misma pareja.
92

Hoy en día, cuando ya ha pasado el tiempo, Felipe considera que sería absurdo tratar de

iniciar un proyecto de vida con alguien, pues ya está bastante acostumbrado a su soltería, a hacer

sus cosas solo y a no necesitar de la opinión de nadie para desarrollar sus diferentes actividades.

Por tanto, desde su perspectiva, sería un error tener una pareja estable, vivir con ella o casarse,

pues seguramente le terminaría haciendo daño. Tampoco sería un buen padre, expresa, porque es

muy alcahueta, y según él no tiene la capacidad de inculcar la disciplina que es necesaria en la

formación de los niños.

Sin duda alguna, el punto más relevante de su historia es cuando se le pregunta a Felipe si

en el tiempo que lleva solo ha vivido con alguien en la misma casa. Su respuesta es:

No, a mí me gusta es vivir bueno, máximo un día o dos días estar con alguien, pasarla

rico, una cena romántica, un trago, se comparte la cama, un día o dos días, al tercer día,

siento que las paredes se van cerrando, ya me voy ahogando, me voy poniendo irascible,

como si algo me estorbara en mi espacio, yo considero que eso es absolutamente egoísta,

pero con ser así no le hago mal a nadie. Yo disfruto el momento y se acabó, como a la

carta y se acabó en el mejor sentido de la palabra (Giraldo, entrevista personal, 2012).

Tener una pareja, opina, es para construir juntos, para proyectar un futuro, para compartir

cosas que vayan más allá de un momento, de una cena, de una noche pasajera. Pero no es lo que

a Felipe le interesa, pues precisamente lo que él busca son esos encuentros esporádicos que le

permitan disfrutar y lo que él llama “tener un buen rato”.

Un aspecto interesante es que Felipe siempre justifica su conducta y sus preferencias

mediante un análisis sobre las convenciones sociales que dictan y rigen la conducta de las

personas en el mundo. La cultura, los medios de comunicación, la religión y las costumbres,


93

establecen una serie de arquetipos que las personas siguen sin siquiera cuestionarse a sí mismas

lo que hacen. Por ello piensan que lo más importante es construir una familia y un hogar, porque

la sociedad así lo ha establecido, pero ni siquiera cuestionan si eso es lo que en realidad desean.

Más allá de seguir convenciones y cumplir con aquello que la sociedad espera de uno, el

ideal de la vida para Felipe está en vivir hedonísticamente, lo cual no se debe malinterpretar

diciendo que sólo busca placer y el deseo de satisfacer su concupiscencia, noche tras noche. En

el caso de Felipe, el hedonismo implica tener una vida buena, tener salud, no pasar por encima de

nadie para cumplir con las metas, vivir tranquilo, acorde a la naturaleza.

Hay algo que tiene claro en su vida: vive solo pero no se siente solo. No vive amargado

porque no tiene alguien con quien contar en todo momento. Se siente pleno y feliz con su forma

de ser y con la vida que él mismo ha decidido tener, y que nadie ni nada lo ha obligado a llevar.

Ha diseñado una casa en donde tiene todo lo necesario para no aburrirse. Estudia, lee, ve

películas ocasionalmente, trabaja en mejorar su casa y de vez en cuando acude a eventos

sociales.

Felipe tiene grandes cuestionamientos sobre la amistad. Enfatiza en que cada quien se

preocupa por lo suyo, que en un mundo donde cada quien deben buscar los medios para

sobrevivir y para estar bien la amistad se hace algo muy complicado. Muchas veces la amistad es

un interés material, y aquellos que dicen ser amigos no aparecen en los momentos difíciles,

cuando más se les necesita.

Felipe se muestra consciente de la estructura social. Al mismo tiempo que plantea la

necesidad de limitar la radio o la televisión a espacios esporádicos o rígidamente estipulados,

comprende las diferentes estructuras societales y la forma en que estas son, en cierta medida,
94

opuestas a su forma de vida. En ese sentido, se muestra plenamente consciente de la estructura de

su existencia y se reafirma en los parámetros que ha escogido para guiarla.

Esto se demuestra en la insistencia de Felipe del respeto por su espacio y por sus gustos.

Dice: “Lo que la mayoría la gente le encanta a mí no” (Giraldo, entrevista personal, 2015).

Luego anota respecto a las visitas: “Al que no estoy esperando no puede aparecer porque estaría

violando mi espacio” (Giraldo, entrevista personal, 2016). Felipe establece unas condiciones en

las que puede gestionar sus arreglos domésticos, así mismo, administrar su hogar; su casa, y su

soltería se lo permiten.
95

Figura 4. Juan David Montoya


Fuente: Creación propia
96

5.2 Juan David Montoya

Juan David Montoya es un profesional en ciencias sociales, especialista en políticas

públicas. Nació en la ciudad de Cali, tiene 45 años y es soltero. Vive en un conjunto cerrado en

la zona de rosa de Manizales, y aprecia mucho el hecho de vivir cerca de una gran variedad de

restaurantes, cafés, discotecas, bares, cines y universidades, pues puede participar en distintos

tipos de actividades, ya sea solo o en compañía.

Piensa que los únicos amigos que tiene son aquellos con los que compartió en su infancia

y en su adolescencia, que son los que aún se comunican con él para saber cómo está, y con

quienes se reúne ocasionalmente para departir y recordar viejos tiempos. En la actualidad,

manifiesta tener pocas redes sociales, pocas personas con las cuales interactuar.

Afirma que su vida es muy rutinaria, que le gusta pasar la mayor parte del tiempo en su

apartamento, trabajando, haciendo proyectos o escribiendo. En realidad, debido a su trabajo le

queda muy poco tiempo para socializar, por lo cual no ve como algo posible tener una relación

sería con alguien, lo cual demandaría mucho tiempo, y mucho menos construir un hogar o tener

hijos.

Con el tiempo, aprendió a disfrutar solo de los planes y de las actividades que

normalmente se hacen en compañía, como ir al cine, a un café o a un teatro. La soledad, según

afirma, le permite ser más reflexivo, analizar las cosas con más detalle. Valora mucho su

soledad, porque puede hacer lo que quiere, cambiar de opiniones y de gustos sin que nadie se vea

afectado por ello.


97

En cuanto a sus relaciones de pareja, el principal problema es que su trabajo lo obliga a

trasladarse de lugar continuamente. A pesar de que ha habido ocasiones en donde quisiera seguir

con una persona, no para casarse pero sí tener una relación más estable, las distancias se lo han

impedido.

David afirma que para que una relación de pareja prospere al menos una de las personas

debe sacrificar su futuro. Es interesante cómo relaciona el concepto de formar un hogar y

establecer una familia con el de sacrificio, con aspectos que puedan llegar a afectar la vida de

alguno de los dos.

Aunque no cierra las puertas a tener una relación estable, incluso a vivir con alguien,

considera que hoy en día está muy acostumbrado a estar solo, y que prefiere dedicar su tiempo a

cosas como la academia o el trabajo. Al preguntarle si ha convivido con una pareja en la misma

residencia, responde:

Nunca he vivido con alguien, siempre he sido independiente, las parejas que he tenido se

quedan dos o tres días, pero al tercer día me empieza a incomodar pero usualmente

cuando uno quiere que la chica se quede más tiempo, ella no quiere (Montoya, entrevista

personal, 2015).

Hoy en día Juan David sostiene lo que él llama “relaciones múltiples”, es decir, sale con

distintas mujeres, con más intenciones sexuales y de compañía que cualquier otra cosa. En medio

de sus múltiples procesos de conquista, ha sabido sacarle partido a su condición, pues se ha dado

cuenta que para las mujeres la soltería resulta ser bastante seductora, pues ven a un hombre

soltero, que toma sus propios decisiones y que no tiene ninguna clase de compromisos.
98

Su concepción sobre la vida familiar y sobre la construcción del hogar deviene de la

realidad que vivió cuando niño. Nunca hizo parte de un hogar tradicional, debido a la muerte de

su padre y al hecho que su mamá trabaja gran parte del día. Desde ahí comenzó a tener mucha

autosuficiencia, y de alguna manera esta situación familiar se ha replicado en su vida adulta.

Lo único que ve de malo en el hecho de vivir solo es que a veces le hace falta la

compañía, sobre todo en aquellos momentos cuando está enfermo y necesita atención. Sin

embargo, afirma, ha aprendido a valerse por sí mismo, a atender todas sus necesidades sin

necesitar de ningún tipo de ayuda.

Un aspecto relevante en el caso de David es que define su identidad y estilo de vida no

por el hecho de residir solo, lo cual parece irrelevante para él, sino por el hecho de ser una

persona que ha viajado y vivido en diferentes ciudades o países, lo cual le ha permitido

desarrollar una personalidad que no se ata a nada ni a nadie, configurándose así como un ser

humano totalmente libre.

Acerca de la amistad, Juan comenta que sus amigos en realidad son pocos, especialmente

los de la infancia y algunos con quienes estudió la universidad, relata que por cada ciudad y país

que ha vivido ha dejado buenos contactos y buenos amigos. Lo que se observó en el relato de

Juan David es que distingue muy bien que son amigos y que con contactos, siendo estos últimos

los que le ofrecen amistades momentáneas.


99

Figura 5. Valeria López.


Fuente: creación propia
100

5.3 Valeria López

Valeria es profesional en finanzas, tiene 50 años, es soltera y nació en Manizales. Lleva

cinco años viviendo sola, desde que murió su mamá. Al principio creía que vivir sola iba a ser

complicado para ella, que creció y vivió en un hogar de una familia muy numerosa, pero hoy en

día la soledad y la posibilidad de ser autosuficiente en términos económicos y personales es lo

que más disfruta.

Cuando en la entrevista se le pregunta si es casada, responde: “No me casé, yo desde

chiquita decía que no quería tener hijos, no era mi proyecto yo soñaba con estudiar, trabajar,

viajar. Todo eso lo he cumplido, aunque vivir sola también se lleva sus gastos” (López,

entrevista personal).

Sin embargo, vivió 3 años con un hombre. Las cosas terminaron mal debido a problemas

internos de la relación, no había una buena comunicación y no compartían el tiempo necesario.

Esta experiencia le enseñó a valorar aún mucho más su independencia, pues relaciona el hecho

de vivir con alguien con problemas, tensiones y amarguras que es mejor evitar.

Hoy en día sostiene una relación con una persona que no vive en la ciudad. Se ven de vez

en cuando, han terminado varias veces pero ya llevan tres años seguidos saliendo. Considera que

es una persona muy amable, pero está feliz de que sea una relación a distancia, pues le da más

tiempo para ella misma. Es consciente de que es muy probable que él tenga parejas en su ciudad,

pero eso no parece importarle, pues la relación no es tan rígida como para esperar una fidelidad

absoluta y consagrada por parte de su pareja.


101

Incluso, cuando la visita por varios días, comienza a sentirse incómoda pues extraña su

soledad:

No sé si más adelante me voy a vivir con él, no sé. Yo lo pensaría mucho irme a vivir

con alguien, una ya está acostumbrada a que dejo mis cosas y ahí están, acostumbradas a

que no me controlen, ni supervisen mi vida. (López, entrevista personal, 2015)

Valeria disfruta enormemente el vivir residencialmente sola, pero eso no quiere decir que

sea una persona solitaria. Le gusta salir y compartir con sus amigos o compañeros de trabajo, ir

de paseo, ir a pescar o ir de camping, pero le gusta saber que al final del día tiene un lugar para

ella sola, donde puede hacer lo que quiera y donde se siente más libre que en cualquier otro

espacio.

Un aspecto interesante, es que Valeria critica el hecho de que las personas tengan que

depender de alguien más para hacer las cosas. Ella usualmente va sola al cine, sale a restaurante

y a centros comerciales sin compañía. No es necesario que la vida y los planes de una persona

dependan de la voluntad de otros, expresa.

Al preguntarle si tiene amigos, responde: “Me gusta tener amigos, aunque soy poco

amiguera y los que tengo son muy chéveres porque puedo contar con ellos en cualquier

momento” (López, entrevista personal, 2015). Tiene muchas más amigas que amigos, y en

general disfruta mucho de su compañía. Por tanto, el hecho de ser una mujer autónoma no quiere

decir que no valore lo que puede aprender de las demás personas y que no disfruta del tiempo

que pasa en compañía de ellas.


102

Al contrario de muchas personas, Valeria no califica la soledad como algo negativo, sino

como algo bastante positivo que le ha permitido conocerse mejor a sí misma y tener unas

relaciones más sanas con las demás personas. El hecho de defender su soledad le ha traído

algunos problemas, especialmente con sus hermanas, quienes reprochan su estilo de vida, pues

consideran que no es normal que una mujer de su edad viva sola, que no tenga pareja y que no

haya tenido hijos.

Más interesante aún son las razones que expone Valeria para justificar la opinión de sus

hermanas. Considera que ellas piensan así porque no han podido tener éxito a nivel académico,

profesional y laboral. Para ellas, salir adelante significa tener un esposo y una familia, lo cual

dista mucho de la realidad y del pensamiento de Valeria.


103

Figura 6. Claudia Patricia Ramírez.


Fuente: creación propia.
104

5.4 Claudia Patricia Ramírez

Claudia es administradora de empresas, tiene 43 años. Nació en San Juan de Pasto y es

separada. Vive sola desde los 19 años. Hasta los 24 años lo hizo con ayuda económica de sus

padres y viviendo en casas de familia o con amigos. A los 24 años se casó y, después de 16 años

de convivencia, decidió que lo mejor era separarse. Principalmente, el hecho de vivir sola

durante los últimos tres años le ha servido para enfrentar mejor sus responsabilidades, y para

estar más pendiente de todas las cosas relacionadas con su trabajo.

Si hay algo a lo que puedo llamar el hecho de estar viviendo sola es Felicidad, puedo

decir que conocí la libertad en el sentido de que puedo entrar a la hora que quiero, salir a

la hora que quiero de mi casa, me metí a una academia de baile, me gusta la docencia

especialmente en los pueblos, me convertí en noctambula, me gusta leer (Ramírez,

entrevista personal, 2015).

Precisamente, desde que se separó Claudia ha tenido muchos oportunidades de hacer

cosas distintas, de cambiar la rutina a la que había estado sometida durante los años anteriores, a

explorar nuevas cosas y a vivir nuevas experiencias. Una de las cosas que la llevó a tomar la

decisión de separarse era precisamente el hecho de tener que seguir una rutina todos los días, en

donde no aprendía nada nuevo y no podía decidir hacer nuevas cosas por su vida.

Claudia considera que un elemento fundamental para separarse fue el hecho de recuperar

la autoestima que había perdido después de vivir tanto tiempo con una persona que sólo pensaba

en sí misma. Por ello, hoy realiza diferentes actividades, trabaja en las cosas que le gusta,

participa en distintos proyectos y se siente mucho más feliz y realizada.


105

Hoy en día, se arrepiente de todo lo que perdió en su vida durante los 16 años que estuvo

casada, pero considera también que todo es parte de un proceso y que al menos tuvo la capacidad

de darse cuenta de lo que estaba haciendo mal, de aprender de sus errores y de comenzar a

pensar más en sí misma que en cualquier otra persona.

Actualmente tiene una pareja. Es una relación a distancia y se ven cada tres meses. Se

casaron en un ritual simbólico de la tribu indígena Kogui, en la Sierra Nevada de Santa Marta.

Cuando su pareja viene a quedarse con ella, después de dos o tres días comienza a sentirse

incómoda, debido a dos razones: en primer lugar, que extraña su independencia y su soledad en

la casa; y en segundo lugar, que piensa que una larga convivencia puede llegar a afectar la

relación.

Es notable que las malas experiencias que vivió Claudia en el pasado se expresen

actualmente en sus concepciones sobre la vida en pareja y la convivencia. Piensa que vivir con

una persona, en lugar de fortalecer una relación, puede deteriorarla poco a poco, por lo cual

resulta fundamental que cada quien tenga su propio hogar. Su relación en el pasado con un

hombre controlador y autoritario, generó discusiones diarias, incomprensiones y frustraciones

que hoy en día definen sus percepciones sobre la vida en pareja.

Al interior de una relación entran a hacer una parte muy importante los conflictos y los

problemas rutinarios de cada persona, como el estrés y la rutina, que además de generar

tensiones y desagrados entre las parejas, evitan que puedan disfrutar realmente el tiempo que

pasan juntos y de los momentos que pueden compartir. Por ello, una de las principales estrategias

que deben tener en cuenta las parejas para revertir los efectos negativos que tienen en las
106

relaciones los problemas cotidianos, es aprender a disfrutar de sus tiempos libres, y de los

momentos que tienen para dialogar (Tobón, Vega y Cuervo, 2012).

Sin embargo, estos espacios no se dieron la relación de Claudia y, por lo tanto, su

relación actual, en la que cada uno vive en ciudades distintas, resulta ser mucho más que

apropiada para ella:

Lo que más me gusta de la actual relación es la manera en que me trata, es muy atento y

cariñoso, y es muy relajado, no es controlador igual él es una persona que lleva tiempo

viviendo solo, entonces yo creería que también es por su experiencia. (Ramírez,

entrevista personal)

En su actual relación, la parece bonito tener la posibilidad de construir a distancia. Cree

que se desgasta menos y que la relación no se debilita tanto. La convivencia para Claudia implica

necesariamente el desarrollo de una cotidianidad, en la que cada quien debe acoplarse al ritmo de

vida del otro, y de cierta manera resignar varias cosas importantes en su vida.

Al preguntarle cómo se siente viviendo sola, responde:

En realidad disfruto mucho la manera como vivo el día de hoy, sin problemas, una vida

muy tranquila y eso es lo importante para uno, es lo que uno puede llamar calidad de

vida, estar tranquila sin quien moleste a uno por todo (Ramírez, entrevista personal,

2016).

A pesar de la forma en que valora su soledad, Claudia también aprecia mucho la amistad

que le pueden brindar las demás personas. Con el tiempo ha aprendido a ser más selectiva y a
107

elegir mejor a sus amistades. Considera que siempre es importante tener a alguien con quien

contar, o simplemente alguien para compartir o pasar un momento agradable.

Claudia, desde que se separó, ha atravesado por un proceso de transformaciones

simbólicas que han permitido el desarrollo de una persona completamente renovada. Por

ejemplo, vendió todos los muebles que compartió con su ex pareja, cambió de residencia, cambió

su régimen alimenticio, inició nuevas proyectos y aprende nuevas cosas. En esencia, estos

cambios apuntan a la necesidad de construir una nueva vida, los cuales se establecen a partir de

nuevas pautas, ritmos y transformaciones importantes en su vida cotidiana, en su cuerpo y en su

modo de pensar.

5.6. Análisis e interpretación

En las entrevistas arriba reseñadas salen a relucir algunas categorías del análisis

propuesto. Comencemos con Felipe Giraldo. Su aproximación a la sexualidad cumple un papel

fundamental “como parte de la construcción de las estructuras sociales de la interacción”

(Goffman, 1977, p. 301) pero, además, como expresión de las elecciones que conforman la

individualidad (Illouz, 2011, p. 87) Así, el devenir erótico-afectivo de Felipe se encuentra

determinado por una “interacción entre el hedonismo y la disciplina laboral” (Illouz, 2010, p.

31).

Comprometerse con una persona e iniciar una vida en pareja, como lo afirman Ortiz,

Gómez y Apodaca (2002), implica el aporte de una serie de cualidades por parte de cada uno de

los cónyuges que reflejen el deseo de seguir construyendo la relación y que son esenciales para

resolver los problemas y los desacuerdos, por medio del diálogo y de la comprensión, de manera
108

efectiva. Esto para Felipe representa muchos sacrificios de tiempo que no está dispuesto a

realizar.

Aquí se devela una realidad social planteada por Bauman (2006), quien opina que las

particularidades del mundo contemporáneo han generado escenarios en donde el otro se percibe

como una mercancía más. De esta manera, los vínculos afectivos se encuentran orientados hacia

la inmediatez y a la satisfacción instantánea, por medio de lazos eventuales que tienen una fácil

disolución. Similar análisis realiza Illouz (2011), cuando afirma que “las interacciones de

carácter amoroso se convirtieron en una forma de experiencia pública inserta en la esfera del

consumo, a la vez pública y anónima” (p. 92).

Por otro lado, las palabras de Juan David pueden contrastarse con el análisis realizado por

Illouz (2011), quien plantea que hoy en día la base de los encuentros románticos ya no es el

matrimonio o la unión permanente, sino la búsqueda de experiencias placenteras, por medio de

prácticas eventuales, repetibles y fragmentarias.

Las elecciones de Felipe y Juan David configuran una ruptura con la noción romántica de

amor. Y esto no sólo porque a través de las citas se limite a corto plazo el compromiso y la

interacción, sino también porque “el eje de estas interacciones es el placer momentáneo y, en ese

sentido, el hedonismo como objeto implícito de la relación” (Illouz, 2010, p. 257). Esto bien

puede ser configurado, ya no racionalmente, sino por las “necesidades que imponen los estilos de

vida individuales y la estructura social en la que surgen” (Requena, 2001, p. 2).

A través de las respuestas de Juan se despliega una y otra vez la palabra libertad. Para

Illouz (2011), “en la actualidad la moral de la sexualidad moderna se establece con el fin de

reafirmar la libertad mutua, más que en respetar o hacer valer las normas de la monogamia”
109

(p.87). En ese sentido, tiende a establecer “una retórica de la seducción marcada por el atractivo

físico y, en consideración con el tiempo invertido en la interacción, por la promesa de ocio”

(Illouz, 2010, p.129).

En el caso de Juan, aunque muestra una suerte de nostalgia por los amores y las

oportunidades perdidos, así como por las relaciones familiares debilitadas por el tiempo, sus

comentarios se caracterizan por la resignación a la distancia y por la conciencia de la necesidad

del desapego emocional. Si bien él lo identifica con situaciones de su biografía y su trabajo,

también puede comprenderse como parte de una característica de las relaciones contemporáneas

(Illouz, 2011).

Claudia, por su parte, comparte una perspectiva similar a la de Juan. Sin embargo, su

experiencia es diferente y el resultado de esta se refleja de una manera más nítida en su elección

de vida. Rosenblatt y Rieks (2009) plantean que el compromiso en una relación de pareja

representa un estado en el que cada quien establece una serie de demandas y al mismo tiempo

genera unas concesiones para satisfacer las necesidades del otro. Claudia conoce de antemano

esta situación y ha decidido evadir esa forma de compromiso.

De esta manera, no sólo las relaciones eróticas se desarrollan en una nueva estructura, que

surge con el devenir de la estructura social, sino que las relaciones de amistad también cambian,

como podemos ver en la entrevista a Felipe. “La amistad se hace una cuestión un poco más

reflexiva, que aspira a un status de reciprocidad”, según apreciación de Requena (2001, p. 15).

Es igualmente notable que los entrevistados asocien la construcción de vínculos de

amistad como una especie de extensión de los espacios que les son más frecuentes. Así, son las

relaciones económicas y, en este sentido, “las relaciones laborales la manera más común para
110

establecer vínculos de amistad” (Requena, 2001, p. 26) Empero, también dentro del marco de la

reciprocidad, logran establecer amistades que consideran relevantes, como en el caso de Valeria.

Y esto incluso cuando la relación tienda a provocar escozor a otras personas.

Precisamente, esto entra en consonancia con lo expuesto por Blumer (1982), quien

plantea que “el interaccionismo simbólico reconoce al ser humano como un organismo capaz de

responder a los demás en un nivel no simbólico, y de hacer indicaciones sobre los otros, e

interpretar las concepciones que éstos formulan y aplican” (p. 2).

En efecto, la vida de Felipe se ha establecido a partir de una mirada particular sobre la

sociedad y de una crítica sobre lo que los otros consideran como valioso y realmente importante.

Lo mismo puede decirse de Valeria, pues además de tomar el ejemplo de sus hermanas como un

mal ejemplo, es plenamente consciente de que vivir sola y entablar una amistad con un hombre

casado no es bien visto. Tanto Valeria como Felipe han reconfigurado simbólicamente aquello

que la estructura social rechaza, convirtiéndolo en una forma de vida válida para ellos.

El supuesto básico del interaccionismo simbólico es que las personas se relacionan a

partir de una interpretación y significación particular de los símbolos que usan y expresan en su

cotidianidad (Iturrieta, 2011). Tanto Claudia como Valeria aprecian que sus parejas actuales

también valoren la independencia y tengan sus mismas percepciones en torno a las problemáticas

que se desprenden de la convivencia. Así, pues, se han elegido a sí mismas escogiendo a sus

parejas.

La elección se destaca como un componente fundamental en la vida de Juan David, pues

gracias a su autonomía no tiene que aceptar forzosamente los símbolos y significados que vienen

de afuera. Esto va de la mano con la teoría del interaccionismo simbólico, en la medida en que
111

los actores sociales no se encuentran determinados, sino que poseen la libertad individual para

elegir y construir nuevo significados a partir de sus vivencias.

Viviendo solo, Juan David ha aprendido a conocerse mejor, lo cual es un aspecto

fundamental para aprender a conocer y a entender a los demás. Un punto básico del

interaccionismo simbólico es precisamente que “las personas, debido a sus capacidades mentales

e intelectuales, tienen la posibilidad de interactuar consigo mismas, lo cual les permite medir y

evaluar los cursos de acción, prever las consecuencias de los actos y de determinados tipos de

comportamientos que se despliegan a nivel social” (Blumer, 1982, p. 11). En este sentido, Juan

David se comprende como un hombre reflexivo, que se ve a sí en la acción del otro.

Valeria y Claudia parecen compartir ese punto de vista. Esto se puede conectar con las

palabras de Hughes (2014), quien plantea que las personas que residen solas generan nuevas

configuraciones y sentidos en la concepción del amor y de la vida en pareja, en este caso, estas

dos mujeres participes de la investigación prefieren las relaciones de pareja a distancia y a la vez,

permanecer solas residencialmente, porque ven en ello una posibilidad que les permite

construirse en términos del cuidado de si, y en el logro de nuevas identidades sin dependencias,

así, mismo en la manera de ampliar y administrar relaciones sociales de calidad con las demás

personas sin intermediarios. Por lo tanto, cuando se refieren a sí mismas como mujeres

autosuficientes lo hacen para reafirmar uno de los principales baluartes de vivir solas: el ser

capaces de tomar más y mejores decisiones.

Según Arias (2003), en las vidas de las personas que deciden estar solas se evidencian

modificaciones y ratificaciones que ayudan comúnmente a reafirmar las decisiones que los han

llevado a tomar esta decisión. En el caso de Valeria, el análisis que hace sobre la vida de sus
112

hermanas, los beneficios que ha obtenido gracias a su vida en soledad residencial y la

satisfacción que ha experimentado todos estos años, son aspectos que fortalecen su decisión de

vivir sola.

En el caso de Claudia, esta decisión surge del análisis de su experiencia. Para ella, más

allá de las equivocaciones en su relación de pareja, está el hecho de no poder renunciar a su

condición de individuo. Recuérdese que para Bawin-Legros (2004) las decisiones que llevan a

las personas a vivir solas se establecen como indicadores de los procesos de individualización,

debido al desarrollo de un nuevo orden sentimental, que se establece a partir de experiencias

pasadas negativas que afectan considerablemente las ideas que tienen sobre la vida en pareja, la

convivencia y la construcción de un hogar.


113

CAPÍTULO VI

LA CONSTRUCCIÓN DE VÍNCULOS DE AMISTAD Y DE PAREJA: DISCUSIONES Y

EJERCICIO REFLEXIVO

Esta investigación tuvo como propósito comprender las configuraciones vinculares de

amistad y de pareja en dos hombres y dos mujeres entre los 40 y 50 años de edad que residen

solos, Para llevar a cabo lo anterior, se pretendió describir su devenir erótico afectivo y de

emparejamiento, así mismo, se indagó sobre el significado de amor de pareja y el agenciamiento

de sus vínculos de amistad, entretejida como construcción de vínculos de hombres y mujeres que

residen solos. A continuación, se discutirán los principales hallazgos de este trabajo a la luz de

los estudios contemporáneos de familia.

De los resultados obtenidos en esta investigación, se puede resaltar que si bien los estilos

de vida de hombres y mujeres entre los 40 y 50 años de edad que residen solos, hace parte de un

complejo proceso de individualización contemporáneo no como proceso social ampliado para

nuestra región, pero sí para el segmento de clase analizado, cabe anotar que la individualización

en sí misma no agota los vínculos afectivos, al contrario, genera nuevos significados y

agenciamientos en las relaciones de amistad y de pareja. En otra perspectiva, vivir

residencialmente solos, les ha permitido reconstruir sus estructuras afectivas y sociales de

interacción.

El acercamiento a las biografías vinculares de amistad y de pareja de hombres y mujeres

que residen solos conllevó a determinar que en el transcurso de sus vidas tanto las relaciones

afectivas como la soledad se han transformado en su concepción y práctica de tal manera que

cada uno reconoce implícitamente que hubo momentos en sus vidas donde surgieron rupturas
114

que les hizo cambiar de paradigma referente a la constitución de sus relaciones y estilos de vida

actuales, y así mismo el hecho de pensar en residir solos.

6.1. Vínculos que devienen como trayectorias de amistad y de pareja en hombres que

residen solos

Los dilemas del amor de pareja estable y de vida en corresidencia siempre hicieron parte

de las discusiones personales, de los cuatro participantes de esta investigación, como el caso de

Felipe o de Juan David. Donde cada uno reconoce hoy por hoy que de haber llevado a cabo una

vida en pareja con una mujer, casarse y constituir familia determinaría la exigencia del

compromiso y dedicación a esposa e hijos, responsabilidad tan alta y compleja que siempre se

debatió frente a sus aspiraciones personales, y altamente individualistas, en el caso de Juan

David viajar, dedicarse un tiempo al deporte y finalmente realizarse profesionalmente en el

extranjero desde su juventud siempre acarreo la dificultad de establecer relaciones de pareja

estables, y en el caso de Felipe preferir pensar en su bienestar subjetivo, dedicación al trabajo y

formación profesional, conllevaría a la dificultad de asumir una relaciones direccionada hacia

una familia convencional.

Pese a lo anterior, cabe anotar que en el caso de Juan David aún se marca la posibilidad

de llegar a tener una vida en corresidencia, y aunque reconoce lo difícil que sería llevar a cabo tal

decisión, no descarta dicha opción tras conocer, según él, una mujer con quien se entienda muy

bien en sus gustos y aspiraciones. Pero, mientras eso sucede, reconoce su preferencia por llevar

una vida bohemia y mantenerse afectiva como sexualmente en lo que él considera relaciones

múltiples como relaciones transitorias.


115

Por otro lado, en el caso de Felipe, se encuentra una fuerte aspiración en continuar con su

estilo de vida, como una situación de la que se enorgullece fuertemente, y en la que a pesar que

se reconoce como un ser “egoísta”, enfatiza en no necesitar a nadie en su vida, en términos de

pareja o familia. Definición que no escapa a su concepto de matrimonio, el cual años atrás hizo

pero con otros objetivos de intereses materiales concertados entre él y su amiga, más no en la

concepción de matrimonio en términos de amor de pareja, sexualidad y procreación. Por lo que

lleva a juan a instrumentalizar de manera aguda el matrimonio, institución que socialmente se le

sigue idealizando.

Felipe nunca se consideró una persona casada, pues lleva 20 años residiendo solo de lo

que aún sigue reconociendo la comodidad que le da su estilo de vida y la cantidad de opciones en

el amor y el erotismo transitorios de los que es fiel usuario y del que señala sentir un profundo

gusto por su concepción de pareja como una relación no estable, variable, llena de fines y nuevos

comienzos.

Ambas perspectivas seguirán siendo punto de discusión y análisis en las próximas

páginas, por el momento, frente a la construcción de sus vínculos de amistad, es de subrayar, la

manera en que si bien Juan David, como Felipe constituyeron una red más extensa durante su

infancia y juventud, no se quejan al día de hoy por la ausencia o cantidad de amigos, es más,

consideran que al día de hoy conservan muy buenos vínculos de amistad, con los escasos amigos

que tienen, pues su calidad de relación reemplazaría incluso los vínculos que frecuentemente se

dan en familia. Sumado a las amistades consideran que los mejores amigos son aquellos que

conocen desde tiempo atrás y con quienes han compartidos significativos momentos, por

ejemplo, Juan David considera que si el tiempo le ha dado nuevos amigos, no ha encontrado

amistades de tan profunda importancia como los de su juventud en su natal Cali y con los que
116

aún mantiene comunicación. Así mismo, Felipe, asocia sus buenos amigos con los que tiene

tiempo de conocerse y quienes le han demostrado relaciones transparentes fuera de todo interés

material. Situación que dice se repite con los nuevos “conocidos” a quienes no considera amigos.

Es de tener en cuenta que tanto Felipe como Juan David, reconocen que si bien hoy por

hoy conocen nuevas personas en sus lugares de trabajo, estudio y otros espacios sociales,

expresan que la amistad es un factor significativo del cual deben reflexionar, comentan que sus

estilos de vida residencialmente solos les ha conllevado a considerarse más reflexivos con los

vínculos de amistad y de pareja.

Cabe afirmar, a nivel general, que el acercamiento a las biografías vinculares en el caso

de Juan David, Felipe, así como en el caso de Valeria y Patricia conlleva al reconocimiento de

que pueden residir solos más no sentirse solos, gracias a los medios de comunicación que

disponen y los sentimientos de atención y cuidado que ellos mismos han construido, gestionan,

dan y reciben, como valores de aprecio favorable para el devenir de sus hogares unipersonales.

Por otro lado, cabe sumar la asociación tan fuerte que hacen entre el residir solos y la condición

de soltería la cual, según ellos les rejuvenece y los hace sentir libres de pensar y realizar diversos

proyectos en sus vidas.

Es relevante en este sentido, la comprensión de soltería como una forma de juventud que

constituye un valor significativo en sus vidas cotidianas, pues el hecho de sentir que siguen

siendo jóvenes les lleva a continuar realizando sus diversos planes, en términos de sí mismos,

como el viaje, paseo, estudio, fiestas, y amistades. Como tener a la mano el método más eficaz

de hacer realidad sus sueños sin controles dirigidos por otros, sin imposiciones, es la libertad
117

puesta en práctica, como quien disfruta su mayoría de edad, siempre abiertos a los nuevos aires

de cambio y huidizos de todo lo referente a compromisos estables y duraderos.

6.2. Mujeres que residen Solas. Prácticas vinculares de amor y amistad

La visión femenina referente a la construcción de vínculos de amistad y de pareja desde

el residir solas, también está asociada a rupturas biográficas en determinados momentos de sus

vidas, como realidades que conllevarían al preferir un hogar unipersonal que la posibilidad vivir

por siempre en un hogar convencional. Y si bien fue Patricia quien logró tener la experiencia de

convivir por 16 años con su esposo a modo de familia de hecho, las experiencias de vivir tan de

cerca el machismo y la violencia de su esposo, quien la limitaba en sus aspiraciones detonó la

decisión por separarse e iniciar una vida residencialmente sola, situación que no fue absoluto

fácil por las dependencias económicas y materiales que le hacía saber su esposo, y pese a que

sintió bastantes miedos, aprovechó sus propias disposiciones y formación profesional como para

seguir laborando por su propia cuenta e iniciar una vida nueva, consigue residir sola como

condición que le significa el día de hoy un nuevo renacer o en sus palabras “la felicidad”.

Por su parte, en el caso de Valeria encontramos a quien desde muy joven se cuestionó

tener que llevar a cabo el mismo destino de sus hermanas, como el casarse y tener hijos, no

obstante, intento llevar a cabo una vida en corresidencia con quien fue su pareja, conviviendo

con él durante 3 años, tiempo que le permitió considerar que no era una mujer para estar

encerrada, para llevar a cabo las labores domésticas, así mismo, reclamaba de su pareja quien

finalmente salía a divertirse sin ella, sumatoria de situaciones que conllevó a su decisión por

separarse y dedicarse a ella misma y residir con su mamá. Más tarde, al morir su mamá se

constituye el evento que finalmente la llevaría a decidir por vivir residencialmente sola.
118

Tanto Valeria como Patricia son mujeres que pese a las circunstancias presentadas en

determinados momentos de sus vidas, donde estuvieron presionadas socialmente a tener una

pareja estable y casarse, lograron dedicar tiempos y esfuerzos a su propia formación profesional

y laboral, aspectos que más adelante les permitiría costearse sus estilos de vida actuales.

Los hogares unipersonales que hoy forman tanto Valeria como Patricia constituyen un

conjunto de arreglos domésticos y de relaciones sociales donde la atención y el cuidado se

centran en ellas mismas, como una experiencia que les ha permitido cambiar y transformar sus

estilos de vida de un modo permanente, cuando lo ven necesario, es el caso de Patricia, quien una

vez inicia su vida residencialmente sola, decide incluso, cambiar radicalmente su régimen

alimenticio, su look, su forma de vestir… como una expresión de comenzar de nuevo y ser una

nueva persona, como una actitud revolucionaria que comienza con el cuerpo y por el lado de

Valeria, el poder decidir sobre sus maneras de disfrutar la vida sin ningún miramiento o

limitación, y así poder disfrutar a su manera de paseo con sus amigos y amigas, como además el

preferir las reuniones o fiestas bien en su apartamento como por fuera de él.

Por lo anterior, se resalta que las amistades también constituyen una red de vínculos muy

significativos tanto para Patricia como para Valeria. Por su parte Patricia, comenta que la

experiencia de llevar hoy una vida residencialmente sola le ha permitido recuperar antiguas

amistades, así mismo mantener las que siempre consideró amigos, y por otro lado, tener la puerta

abierta a conocer nuevas personas. Situación que no consolidó mientras vivía con su esposo,

pues reconoce que si bien durante esa época cuando convivía con él, las amistades que la

redondeaban eran en realidad amigos de su esposo, más no de ella. Aspecto que del que se dio

cuenta una vez se separa e inicia su vida sola. No obstante, reconoce que las amistades hoy por

hoy hacen parte fundamental de vida pues con las pocas amistades que tiene le suma un factor de
119

calidad inmanente, pues al mismo tiempo considera que el hecho de residir sola le ha permitido

reflexionar sobre las amistades y por ende ser más exigente frente a las amistades, según ella,

verdaderas.

Por otro lado, en el caso de Valeria, se encuentra que la gestión de amistades es más

amplia, pues si bien se reconoce como alguien exigente a la hora de considerar quien es o no un

amigo o amiga, ha podido cultivar desde que reside sola un conjunto de amigos que hacen parte

de diferentes actividades. Amigos para salir de paseo, amigos de fiesta, de trabajo, y compañía,

siendo estos últimos los de mayor confianza y permanencia.

Tanto Valeria como Patricia reconocen que con el pasar del tiempo no tienen tantas

amistades como en su juventud, sin embargo, consideran que hoy se encuentran en la

recuperación de las mismas, especialmente en el caso de Patricia y en el caso de Valeria, el

hecho de mantener hoy por hoy comunicación con antiguas amistades de Santa Marta donde

paso gran parte de su juventud.

Dentro de los hallazgos podemos apreciar que las relaciones de pareja entre los hombres

y las mujeres que residen solos, permiten determinar cómo los hombres prefieren mantener

relaciones eróticas y afectivas a su manera, es decir de una modo no estable, variable y casual

con diferentes mujeres, y en el caso de las mujeres, se detalla como mantienen hoy en día

relaciones a distancia, pero donde la posibilidad de compartir compañía o relaciones afectivas e

íntimas con sus parejas es posible cada mes o cada dos meses, en sus apartamentos o en los

apartamentos de ellos.

Con lo anterior, se subraya una lógica masculina y femenina frente al empañamiento

resumida en hombres que ejercen el amor a la carta y mujeres en el marco de relaciones a


120

distancia, pero estables. Tenemos que a pesar de lo emancipatorio que puede ser la residencia en

soledad, se reproducen esquemas de género, estereotipos e imaginarios sobre los vínculos tanto

en hombres, como en mujeres.

Un aspecto a resaltar, en los vínculos de pareja de Valeria y Patricia es que se tratan de

relaciones a distancia, de la construcción de vínculos erótico-afectivos con hombres

profesionales que también residen solos en sus respectivas ciudades, a lo que ambas consideran

que se trata de personas que saben muy bien que significa residir solos y agradarles este estilo de

vida, consideran que como hombres que residen solos comprenden muy bien sobre el fuerte

aprecio a la libertad que tanto Valeria como Patricia tienen de sus decisiones y aspiraciones, de

la manera libre de gestionar y mantener amistades y de asumir responsabilidades según sus

estilos de vida. Cuestión que sus parejas entienden muy bien y nunca les hacen reclamos.

Aspecto que valoran de una manera profunda, al considerar que esa es también una expresión de

amor que les construye y hace sentir un apoyo constante.

6.3. Configuración de vínculos de pareja en la contemporaneidad

Un análisis a los hogares-unipersonales desde la sociología y desde los estudios de

familia en particular deja entrever que más allá de representar unidades residenciales medibles, o

simples datos; estos hogares son fieles manifestaciones de intensos procesos de

individualización. Fenómeno social, cultural y global, y por ende, propio de la vida social en la

contemporaneidad.

Vale subrayar que la sociedad individualizada no hace referencia al “yo aislado”, o al

“yo” de la teoría de la elección racional, sino que la individualización es la expresión del devenir

de las nuevas subjetividades y con ello, de las nuevas formas en que se estructuran hoy por hoy
121

los modos de interacción social y los estilos de vida. Se trata del acontecer de una sociedad

donde el individuo es más que nunca responsable de sí mismo, orientado cotidianamente al

agenciamiento y administración de su relaciones sociales, de su cuerpo y de su vida diaria, de

acuerdo a los recursos, condiciones y el contexto sociocultural. Tal situación contemporánea es

resultado de la fractura de lo institucional, en particular el Estado, la sociedad, la familia, el

mercado laboral, donde si bien, para el caso latinoamericano las grandes agencias sociales no son

forjadoras de una individualización institucionalizada e histórica, sin forjan las condiciones

donde los actores sociales les toca por si mismos afrontar una serie de coyunturas sin más apoyo

que el de su propia familia o por sí mismos.

Lo que contiene la idea de «individualización» es la enunciación del individuo respecto

de la determinación adscrita, heredada e innata de su carácter social: un alejamiento que

se considera correctamente como el rasgo más conspicuo e influyente de la condición

moderna. Por decido en pocas palabras, la «individualización» consiste en convertir la

«identidad» humana de algo «dado» en una «tarea», y cargar a los actores con la

responsabilidad de realizar esta tarea y con sus consecuencias (también con los efectos

secundarios) de su realización (Bauman, 2001, p. 166).

Con lo anterior se encuentra que el ritmo de vida de quienes residen solos son quienes

mayor énfasis deben asumir la condición de individualización contemporánea, pues la

individualización ha conllevado a nuevos aconteceres biográficos desde donde los actores

sociales contemporáneos re-inventan lo cotidiano enfrentando así, sus mayores desafíos como

sus mayores incertidumbres. Pero a la vez, con la misión diaria de dar respuesta a exigencias

globales generadas en la actualidad en términos del mercado, el trabajo, educación, etc.


122

La individualización significa que los seres humanos son liberados de los roles de género

internalizados, tal como estaban previstos en el proyecto de construcción de la sociedad

industrial, Para la familia nuclear y, al mismo tiempo, se ven obligados a construirse bajo

pena de perjuicios materiales, una existencia propia a través del mercado laboral, de la

formación y de la movilidad si fuera necesario, en detrimento de las relaciones,

familiares, amorosas y vecinales (Beck, 2001, p 20).

De acuerdo con Beck y Beck-Gernsheim (2012) la individualización ha hecho saltar por

los aires a las diversas formas de convivencia tradicionales, pues no es la cultura ni la sociedad a

través de sus instituciones tradicionales las encargadas de determinar y direccionar las formas de

vida individual. Ahora, la multiplicidad de relaciones sociales está continuamente condicionada

por las corrientes cambiantes y contradictorias del capitalismo.

Con lo anterior se resalta entonces la manera en como aspectos tan intrínsecamente

ligados a la cotidianidad en la dimensión vincular y emotiva: relaciones familiares, pareja y

amistad han tenido sus propias transformaciones en sus órdenes sentimentales, en sus sentidos, y

significados.

Los individuos contemporáneos26 encuentran según sus realidades cotidianas una manera

de responder a dilemas que tradicionalmente hacen aparte del mundo social. Por ejemplo, el

hecho de tener como proyecto de vida una pareja estable, casarse, vivir en corresidencia,

procrear, establecer una familia. Supone ya un problema, porque el individuo de hoy se

“El tipo occidental de sociedad individualizada nos habla de la necesidad de buscar soluciones biográficas a
26

contradicciones sistémicas. Por ejemplo, la tensión en la vida familiar actual se debe a que la igualdad entre hombres
y mujeres no puede llevarse a cabo en una estructura familiar institucional que presupone y practica su desigualdad”.
(Beck U. B.-G., 2012, p. 31).
123

encuentra más ligado a las transformación que a la reproducción social, además vive diariamente

seducido e influenciado por la variedad de opciones que le presenta la sociedad de crédito y

consumo de hoy, en el campo educativo, profesional, laboral, y del hedonismo contemporáneo.

Lo que anteriormente significaba calidad de vida a partir de la realización conyugal ahora

representa un problema, pues la convivencia en pareja significa ahora todo un reto, una

supervivencia amorosa o conyugal sin garantías de permanencia.

De acuerdo con Bauman (2002) el campo de elecciones individuales hoy se separa

tajantemente entre elecciones realistas y elecciones quiméricas donde las condiciones llevan a

que según cada narrativa de vida se limite en sus decisiones a las opciones disponibles en el

entramado de la cotidianidad y el tejido de las diversas interacciones y redes sociales.

En el primer capítulo de la presente tesis se resaltaba como el amor romántico en la

contemporaneidad ha sido uno de los principales afectados en el ritmo de transformaciones, y si

bien, el amor romántico sigue siendo una opción significativa para las parejas en la

contemporaneidad este encaja cada vez más en la dimensión utópica y no en las elecciones

realistas.

En el devenir de la configuración de los vínculos de pareja de quienes residen solos, suele

ser el amor a distancia, y los amoríos postmodernos los que vienen a constituir una base

significativa de sus dimensiones afectivas. Por un lado, el amor a distancia como el caso de

Valeria y Patricia, llega a ser una práctica aceptable al representar una flexibilidad intrínseca de

hábitos, un ritmo libre de obligaciones, de limitaciones u obstáculos a decisiones personales en el

diario vivir. Y el amorío posmoderno, para el estilo de relaciones erótico-afectivas de Juan David

o Felipe se presenta como una carta de múltiples opciones, en donde es posible la libre elección
124

de pareja que brilla por su propia instantaneidad, cualidad propia en la mercadería de amores

consumibles.

¡¡Las promesas de compromiso a largo plazo no tienen sentido!! Al igual que otras

inversiones, primero rinden y luego declinan”. Y entonces, si usted quiere “relacionarse”,

será mejor que se mantenga a distancia; si quiere que su relación sea plena, no se

comprometa ni exija compromiso. Mantenga todas sus relaciones abiertas

permanentemente (Bauman, 2006, p. 11).

La vida residencial en solitario, permite construir un espacio biográfico de simulacros

respecto a los vínculos afectivos a modo de ensayos a prueba y error en las relaciones de amor y

amistad como uno más entre los desdoblamientos del “yo” contemporáneo. La gestión del amor

en la actualidad enseña otras formas de narración en el caso de los no-compromisos y la libre

disposición al conocimiento y experimentación de otras relaciones en el campo de la pareja,

incluso, la amistad.

Las nuevas realidades sentimentales abren posibilidades amorosas inéditas que despiertan

las más dispares reacciones en el ámbito de la gestión social en los vínculos de pareja y en el

ámbito de las políticas de vida.

De acuerdo a Beck y Beck-Gernsheim (2012) el amor a distancia es una forma aún más

elevada de amor romántico que se libera con mayor radicalidad de los límites culturales y

sociales que tradicionalmente se imponen: la procedencia étnica y la cercanía geográfica. Por

decirlo así, el amor a distancia expresa la manera en que los antiguos obstáculos fomentan hoy

las mayores posibilidades.


125

Beck y Beck-Gernsheim (2012) confirman que el amor fue y sigue siendo “amor

imaginado”, al tener lugar sólo en la cabeza, pues las mediaciones informáticas como la internet

o el celular lo hace posible, ya que la no presencialidad de los implicados, libera la propia

imaginación, se establece una desinhibición propia. Así pues, las mediaciones transforman la

condición social del amor, porque no ata, solo garantiza el anonimato como punto de des-

encuentro.

Pese a lo anterior Beck y Beck-Gernsheim (2012) comentan que el amor a distancia tiene

sus ventajas, especialmente cuando los miembros de la pareja lo adaptan a sus necesidades y

deseos. La proximidad amorosa que anhelan los amantes a distancia, aseguran, “no queda

asfixiada por la rutina de la vida diaria. Demasiada cercanía mata el amor” (p. 73).

Una de las afirmaciones que se encuentran respecto a lo anterior la podemos encontrar al

momento de descubrir en la presente investigación que quienes residen solos llegaron a tener en

el pasado experiencias de corresidencia en pareja o familia. Como un conjunto de historias de

vida que permiten reflejar la serie de inconformidades, tensiones e indisposiciones frente al

compromiso y las obligaciones permanentes, así como en los momentos de elección y decisiones

personales o cotidianas en el hogar, pero también el sentido de direccionamiento de las rutinas de

uno sobre otro, la no comprensión entre las parejas llevó no sólo a la opción de la separación,

sino a la adopción de un nuevo estilo de vida, el hogar unipersonal, y a la resignificación del

amor, un amor libre de obligaciones, posible de reinventar diariamente, de acuerdo a las

necesidades, deseos y fantasías de quien reside solo.


126

6.4. No todo amor a distancia omite la relación cara a cara: el caso de las parejas LAT

La configuración de amores a distancia tampoco se limitan estrictamente a los criterios de

las distancias geográficas propiamente dichas, pues suelen ser parejas que también tienen

encuentros cara a cara, pese a eso no residen en la misma vivienda o en el mismo hogar. Se trata

en este caso, de la constitución de parejas LAT (Living Apart Together) sigla del vocablo inglés

que significa “estar juntos aunque separados”. De acuerdo con Bernal (2013) hace referencia a

una relación sentimental e íntima de carácter intermitente donde cada miembro de la pareja

reside en una vivienda propia. Son parejas que recrean laboratorios sentimentales.

Quilodran Salgado y Hernández Dávila (como se citaron en Bernal, 2013) comentan que

una pareja LAT se podría definir como alternativa a la unión conyugal, arreglos de pareja más o

menos permanentes constituidos por individuos que no desean o no están disponibles por

diversas razones para compartir un hogar, por lo tanto es una relación sentimental íntima de

carácter intermitente donde cada miembro de la pareja posee un domicilio propio.

De acuerdo con lo anterior también se subraya que una de las fuertes motivaciones al

hecho de configurar vínculos LAT corresponde a la opción de no repetir experiencia de

corresidencia del pasado, aún más cuando esta ha dejado secuelas, o traumas que les lleva a

desconfiar o dudar al momento de aspirar a una nueva vida en corresidencia. Además tienen la

oportunidad de gobernar a su propio modo particular los territorios de la intimidad en cada

hogar, aparte de eso se configura como una relación libre del manejo de canales de comunicación

y del compromiso.

De acuerdo con Bernal (2013) la constitución de parejas LAT también corresponden a la

convicción personal de elegirla como un modelo que permitirá proteger la individualidad en la


127

relación, pues son parejas que le otorgan un gran valor al derecho a la intimidad y la

individualidad. Además suelen ser parejas, que su equilibrio no sólo está en la reciprocidad

amorosa sino en la garantía de relaciones erótico-afectivas.

En resumen se detalla que tanto Valeria como Patricia configuran vínculos de pareja a

distancia a manera de parejas LAT, como alternativa que responde a una de las tantas opciones

que tienen usualmente los solteros contemporáneos respecto a la administración de sus vidas

privadas. Carmen Alborch (2001), autora del libro “Solas”, comenta que la condición social de

los solteros ha tenido una transformación significativa en las últimas décadas pues la soltería no

constituye una consecuencia sino una elección de vida, pues se trata de mujeres y hombres que

han aplazado su decisión matrimonial porque otros aspectos de la vida tienen mayor importancia.

Tal situación ha derivado en nuevas subjetividades denominadas “neosolteros”. Es decir

profesionales calificados y exitosos. Hombres y mujeres que no están preocupados por su

estabilidad económica, se caracterizan por tener ingresos que les permite viajar, salir a comer

afuera, ir al cine, al teatro, hacer nuevos amigos, consumir todo tipo de nuevas tecnologías y

darse los gustos que quieran. Disfrutan de su soledad, pues pueden estar físicamente solos pero

no se sienten solos.

En las relaciones de pareja LAT no existe la obligación de convivir o co-residir, cada

miembro de la pareja puede ser sí misma, cada uno pone y propone las reglas y límites de juego,

siempre flexibles, cada quien pone sus horarios, no existe la obligación de dar explicaciones, no

hay obligaciones, se le da paso a la voluntad y a la autodeterminación como valores máximos.


128

6.5. El amorío posmoderno como nuevo estilo de relación contemporánea

Eva Illouz (2010) argumenta que el amor romántico es producto del desarrollo capitalista,

pues una vez se consolida la industria del ocio y la cultura de masas, el cine, la música y la

publicidad producen el ideal de vida en pareja heterosexual, y vida doméstica.

El poder de asimilación del capitalismo durante la década del siglo XX adoptó, además

con diversos grados de resistencia, los ideales, las luchas, y el alcance de derechos promovidos

por los movimientos sociales feminista y LGTBI 27 . Corrientes sociales y políticas que

dinamizaron el cambio social respecto al significado de las relaciones de pareja, el matrimonio y

la familia, así como las prácticas y el agenciamiento de las relaciones amorosas en la

modernidad.

En la contemporaneidad “nuestra experiencia cultural y nuestras relaciones sociales se

han entrelazado cada vez más con los productos y sentidos de la esfera del consumo” (Illouz,

2010, p. 204) Illouz comenta acerca de la manera en que el ritmo del capitalismo financiero no

sólo ofrece una larga lista de productos en la cotidianidad sino modelos, estilos vida, y

experiencias de sentido listas de ser vividas, donde cabe señalar el modo en que se establece una

mercantilización de la vida íntima a disposición del habilidoso consumidor, hombres o la

mujeres que quieran o deseen elegir de acuerdo a sus necesidades presentes, relaciones sociales

de amistad y de pareja que se acomoden a sus requerimientos, e ideales personales en el

escenario de una nueva cultura de las emociones donde no se tolera la espera, ni el compromiso a

largo plazo.

27
“Desde entonces, el modelo del sexo por el sexo mismo se ha ido legitimando, entre otras cosas, gracias al
discurso político del feminismo y del movimiento de liberación homosexual. A su vez, este proceso de legitimación
se vio auxiliado por el poderoso lenguaje cultural del consumo” Illouz (El Consumo de la utopía romántica: el amor
y las contradicciones culturales del capitalismo, 2010, p. 232).
129

Cuando Juan David alude a su preferencia al tener relaciones múltiples con diferentes

mujeres sin ser noviazgos oficiales y Felipe por su lado comenta que prefiere “el amor a la carta”

(en sus palabras comer a la carta), aludiendo a el poder de elección de pareja sexual y de

compañía por una o dos noches, se asume el sostenimiento de las nuevas prácticas amorosas28

que están codificadas hoy por hoy en los esparcimientos y el ocio, encuentros, salidas, citas,

cenas románticas donde el intercambio de información interpersonal es importante para el

enlistado de potenciales candidatos a pareja. Se busca en otros términos dar lugar al placer vivido

sin compromisos.

De acuerdo con Illouz (2010) la cultura posmoderna y sus efectos globales ha

presenciado la decadencia de las historias románticas totalizadoras y eternas, y en su lugar se ha

dado paso al florido surgimiento de historias de amor en formatos más comprimidos y breves,

donde en términos de Zygmunt Bauman se establecen en el ritmo de relaciones de amistad y de

pareja en la secuencia diaria de finales y nuevos comienzos.

Al clasicismo del amor romántico le ha seguido en esta nueva cultura de las emociones, el

agenciamiento y práctica de los amoríos postmodernos como dimensiones vinculares donde la

autodeterminación, las elecciones de pareja, y la cotidianidad de la pareja son establecidas al

ritmo gubernamental de cada miembro de esta, pues es una relación donde el sexo, los afectos y

los únicos compromisos previstos, los compromisos de corto plazo, instantáneos son de absoluta

negociación.

“Dado que la sexualidad ya no necesita sublimarse en el modelo espiritual del amor y que la experimentación con
28

una variedad de parejas se concibe como un requisito para la “autorrealización”, la naturaleza absoluta de la
experiencia del amor a primera vista ha ido desapareciendo para dar lugar al hedonismo consumista del ocio y la
búsqueda racionalizada de la pareja apta” (Illouz, 2010, p. 376).
130

Los amoríos postmodernos se establecen, entonces, a partir de la fragmentación de los

grandes relatos del amor romántico totalizador y eterno en breves experiencias subjetivas

intensas pero placenteras. Donde el vértigo, y la adrenalina hacia lo novedoso y sorpresivo

sugiere el escenario potencializador del agenciamiento y práctica del consumismo erótico-

afectivo. “es más, el amorío representa una práctica que se apoya en la definición de la identidad

consumista en tanto serie de elecciones que conforman un estilo de vida” (Illouz, 2010, p. 232).

Estilos de vida en pareja donde se coordina la cotidianidad y los vínculos pasajeros, pues

en la dimensión de los amoríos postmodernos la relación de pareja tiende a estar en un examen o

a prueba diaria. En este sentido, se detalla como la residencia unipersonal es como una estrategia,

un estilo de vida, que en este segmento de población analizado prefiere administrar el amor, para

someterlo a las nuevas reglas vinculares, para estar vinculado, para desterritorializar el amor de

lo doméstico y solo quedar en la pura relación.

Para Kaufmann (2009) las parejas de hoy buscan establecer espacios de tranquilidad,

como espacios significativos que permiten a cada quien escapar de la selva de cemento, y del

agitado mundo laboral y rutinario. A la par buscan el descubrimiento personal y del otro

miembro de la pareja, es una experiencia de aventuras y construcción personal. No obstante, los

conflictos cotidianos están a la orden del día, incluso en la vida no co-residencial, de acuerdo a

Kaufmann las conversaciones en las parejas son muy extrañas, pues pueden pasar fácilmente de

la tranquilidad al conflicto, ya que usualmente los motivos banales se hacen significativos en su

momento, pero cuando las crisis se hacen más fuerte se rompe el vínculo y una vez se supera la

crisis, se re-establece una nueva identidad personal y de pareja.


131

Al día de hoy la superación de las rupturas amorosas, son cada vez metodológicamente

ligeras, pues se entreteje en un ambiente de múltiples dispositivos de ayuda y de consejos, por un

lado los manuales de autoayuda, la asistencia psicoterapéutica, la misma industria cultural y del

ocio; pero especialmente la mercadotecnia del deseo y de pareja.

La mercantilización del sexo y de la sexualidad, que implica su penetración en el centro

mismo de la maquinaria capitalista, coloca a la sexualidad, en tanto atributo o experiencia

cada vez más lejos de la reproducción, del matrimonio, de los vínculos estables (Illouz,

2011, p. 66).

En la cultura consumista contemporánea el capital erótico antecede los ideales de pareja

estable, ahora es la ocupación por prepararse para ser un buen participe y un posible buen

candidato de pareja en la cultura de los amoríos posmodernos, donde se ha constituido una

extraordinaria tarea de sexualización de los cuerpos, y las interacciones. Según Illouz (2011) el

capital erótico es además, construido a partir del conjunto de experiencias sexuales que

finalmente determinan el grado de orgullo por el número de conquistas sexuales que se han

logrado como vemos en las experiencias vinculares de Juan David y Felipe29.

Con lo anterior, se subraya que el éxito o fracaso en el ritmo de los amoríos posmodernos

se configuran a partir del grado de capital erótico-afectivo de cada participe en el mercado de las

relaciones de pareja, experiencia que es vital en las vidas sociales y afectivas de los

consumidores del amor sin compromisos, pues las experiencias erótico-afectivas son

significativas en las biografías individuales contemporáneas, donde se sabe que la puesta en

29
“En otras palabras, el deseo sexual se enmarca en una dinámica de exhibición ostentosa del valor individual
determinado por la abundancia de experiencias que señala que la persona posee cierto grado de capital erótico-
sexual. Es decir, que es capaz de inducir al arrobamiento emocional de otros” (Illouz, 2011, p. 80).
132

práctica de la independencia personal, la autodeterminación o neosolteria es la estrategia básica

para adquirir una mejor posición y mejor competencia en el mercado de relaciones sexuales y

amorosas.

CONSIDERACIONES FINALES

A través del desarrollo y análisis de entrevistas e historias de vida con personas mayores

de 40 años que viven solas, se han podido determinar una serie de elementos, simbologías y

significados comunes sobre la convivencia, la vida en pareja, la amistad y la soledad. En

particular, todos parecen valorar la importancia de tener una vida que se aleja de los estereotipos

y de las convenciones sociales, pues creen que la vida va más allá de trabajar, casarse y tener

hijos. Ellos representan una realidad distinta, es donde palabras como libertad y autonomía son

mucho más valiosas que conceptos como unión, estabilidad o compromiso.

Otro aspecto en común es que, ya sea debido a sus experiencias pasadas, o la concepción

que se han ido formando sobre el matrimonio y la vida en pareja a través de los años, es que

relacionan la palabra compromiso con algo negativo, como un proceso en donde las personas

deben sacrificar cosas importantes en sus vidas por la otra persona, y deben dejar a un lado gran

parte de sus metas y sus sueños.

A la vez, ven las relaciones de pareja, estables y duraderas, como procesos en donde

pueden perder un tiempo valioso que necesitan para desarrollar sus actividades laborales.

Piensan que tener una pareja alteraría de forma negativa una vida a la cual se han acostumbrado,

unos ritmos particulares que están determinados únicamente por lo que ellos mismos quieran o

no quieran hacer. De esta manera, una pareja irrumpiría en esos orden estructural que han

conformado, desajustando así un estilo de vida que valoran mucho más que los efectos positivos
133

que, reconocen, podría traer la vida en pareja, como el apoyo en ciertas ocasiones especiales, y la

compañía.

Otro punto en común es que las personas entrevistadas perciben a la soledad no como

algo negativo, que limita el desarrollo efectivo de sus interacciones sociales, sino que algo

bastante positivo, pues no sólo les permite conocerse mejor a sí mismos, emplear el tiempo en

actividades que disfrutan sin depender de la voluntad de otras personas, sino que también les ha

ayudado para generar procesos continuos de reflexión en donde aprenden a valorar a las demás

personas y a comprender sus ideas, de tal manera que han podido desarrollar unas mejores

relaciones en los diferentes círculos en los que participan.

Lo que más destacan del hecho de vivir solos es la tranquilidad, el hecho de no tener que

pasar por ninguno de aquellas tensiones momentos difíciles que se generan de manera inevitable

en la convivencia, de tomar sus propias decisiones sin la necesidad de consultarlo con nadie, y de

trabajar en un proyecto de vida único y particular que se determina a partir de la individualidad.

En cuanto a las relaciones afectivas, existen grandes diferencias entre los hombres y las

mujeres. Los dos hombres reconocen que sostienen encuentros casuales con diferentes mujeres,

que salen con ellas por algunos días pero que terminan la relación de la misma forma eventual y

esporádica con la que surge. En general, estas relaciones son bastante débiles, no representan

ningún lazo ni conexión sentimental, y sólo se establecen debido a aspectos como el deseo sexual

y la necesidad de tener una compañía pasajera.

En cambio, las dos mujeres (tanto Valeria como en el caso de Patricia) afirman sostener

una relación a distancia, estilo parejas LAT con un hombre que las visita en periodos

determinados de tiempo. Valoran de sus parejas, el hecho de que no estén presentes todo el
134

tiempo, pues opinan que han aprendido a construir la relación a distancia. Mientras que las

mujeres sólo hablan de una pareja, los hombres hablaron de varias mujeres con las cuales

sostenían relaciones.

Sin embargo, como se afirmó al comienzo del capítulo, es importante tener en cuenta que

en las entrevistas realizadas con los hombres hubo una mayor confianza para relatar aspectos de

su vida privada, lo cual no quiere decir que las mujeres puedan estar guardando cierta

información, pero sí es claro que los hombres tenían muchas menos reservas al momento de

hablar.

Las dudas que tienen sobre el amor y las relaciones de pareja se reflejan también en las

ideas sobre la amistad. En general, coinciden en que es muy difícil llamar a alguien amigo, que

todas las personas viven de acuerdo a la búsqueda de unos objetivos individuales, y que muchas

veces las relaciones entre las personas se establecen más por interés que por un verdadero

sentimiento de empatía y afecto.

En la investigación se pudo apreciar la manera en que los procesos de individualización

conllevan a la generación de nuevos significados y agenciamientos vinculares. El caso de las

relaciones de amistad se pudo observar que los partícipes de la investigación determinan la

existencia de dos modos de amistad. Las amistades solidas como aquellas que se caracterizan

por su larga duración, confianza, cuidado, compañía en términos de una constancia

comunicativa, mientras que por otro lado, se desenvuelven los contactos (amistades líquidas)

como aquellas amistades de vínculos frágiles, momentáneas, inestables, que no generan

confianza o cuidado y cuya comunicación es utilitaria, es decir, con fines materiales específicos.
135

Por otro lado, los vínculos de pareja se entrecruzan tres categorías vinculares el amor a

distancia, los amoríos postmodernos y las parejas LAT. Entendidas como formas vinculares que

vienen a constituir una base significativa de las dimensiones erótico-afectivas en hombres y

mujeres que residen solos. Por un lado, el amor a distancia se distingue por no ser una relación

cara a cara, es decir, se trata de una relación donde difícilmente hay encuentros físicos, es una

relación especialmente virtual, de flexibilidad intrínseca en los hábitos de la pareja, un ritmo

libre de obligaciones, un espacio donde cada quien es autónomo, y la gestión de decisiones

personales en el diario vivir son totalmente independientes y negociadas, Mientras el amorío

posmoderno se presenta como una carta de múltiples opciones, es decir, no hay pareja estable, se

trata de relaciones erótico-sexuales y de compañía transitorias, en la que hay una libre elección

en la mercadería de amores consumibles. El significado base de los amoríos postmodernos es su

inestabilidad, aunque también suelen ser experiencias que permiten fungir como filtros para el

conocimiento de futuras personas con quienes se puede llegar a establecer vínculos más

duraderos. Finalmente se establecen las parejas LAT que suelen ser relaciones de pareja a

distancia, totalmente autónomas y donde la convivencia no es corresidencial, su código de

convivencia lo establece las distancias y encuentros cara a cara programados o acordados por

ambos, es una relación donde se valora la independencia y las intimidades.

Es común en las personas entrevistadas que no asimilan ni igualan el hecho de vivir solos

con estar solos. A pesar de que son las únicas personas en sus casas, no se sienten solos porque

también, como cualquier otra persona, tienen espacios de sociabilidad, tienen unas redes sociales

determinadas en sus sitios de trabajo, y salen a realizar actividades comunes con otras personas

que comparten sus intereses.


136

En todo caso, lo que es realmente más valioso para Felipe, David, Valeria y Patricia, es

que al final del día, después del trabajo, de las interacciones sociales, de los momentos para

compartir, de las conversaciones, de las estrategias utilizadas para comunicarse, para construir y

generar sentidos y significados conjuntos, pueden llegar a su hogar, a su domicilio donde pueden

estar completamente solos, hacer lo que quieran, reflexionar sobre aquellas significaciones que

fueron construidas socialmente, y seguir elaborando un proyecto de vida singular, en donde

únicamente ellos son los que elaboran los planes, estructuran los procesos y le dan sentido a las

actividades que componen la cotidianidad.

Los hombres y mujeres participes de la presente investigación se caracterizan como

actores del desarrollo30. En el sentido, que su valor a la autosuficiencia y las autonomías les

permite gestionar su propio autocuidado como una responsabilidad hacia sí mismos, pero

también hacia los otros mediante las diversas sociabilidades que entretejen cotidianamente.

Si bien el desarrollo es comprendido como un proceso de expansión de las libertades

reales de las que disfruta la gente31. El sólo hecho de elegir vivir residencialmente solos como

una elección de bien-estar, ya es una manera de manifestar la satisfacción en aquella libertad de

elección, una decisión que expresa la capacidad de definir la propia identidad de vivir solo como

un espacio de tránsito y preparación como a su vez un proyecto de vida.

30
Para el profesor Gasper Lo Binodo ser “actor del desarrollo”: “significa ser un ser humano total y moralmente
maduro. El desarrollo es en sí una tarea ética, tanto como una tarea económica. El desarrollo visto como libertad
implica responsabilidades morales serias” (Lo Biondo, 2005, p. 1).
31
Amartya Sen (1999) y Lo Biondo (2005).
137

En otra perspectiva se asume además que las personas que conforman hogares

unipersonales son potenciales actores del cambio social32, donde la posibilidad de aprender a

convivir consigo mismo hace parte de ese mismo criterio de libertad pero aún más, hace parte de

una nueva conversión de valores donde la soledad llega a ser un soporte y elección de bienestar y

de construcción personal.

Vivir en un mundo de discontinuidades en donde la incertidumbre, la desconfianza y la

inestabilidad se establecen como constantes en la vida social de los individuos construye

paradójicamente el escenario donde es factible emprender una batalla mediante el ejercicio de la

libertad. Los hogares unipersonales permiten general un espacio donde uno siempre está a

tiempo de transformarse así mismo, así no lo haya hecho en su época de juventud (Foucault,

2012). En estos términos, el significado y la práctica del cuidado de sí, se estableen como

herramienta imprescindibles en la medida que nos ofrece alternativas para conocer y apropiarse

en otras maneras de asumir la individualidad en los tiempos contemporáneos y en especial

respecto al auge de los hogares unipersonales como un sobresalto cualitativo en la historia social

de la familia latinoamericana.

El cuidado de sí como alternativa de desarrollo humano supone (Foucault 2007) el

ocuparse de sí mismo sin ser entendida ésta como una acción propia del individualismo egoísta.

Pues precisamente en este ejercicio que enfatiza en el ocuparse de sí mismo se vincula una

alternativa ética como lo es la importancia del otro, siendo el cuidado de sí una posibilidad que

se da solo a través del cuidado de los otros, no solo como ética sino como práctica política.

32
Tal como lo explicita la profesora Leonora Cebotarev donde vivir residencialmente solas y solos configura una
“una experiencia social constantemente cambiante, la familia/hogar es también una base potencial de entrenamiento
para el cambio social y para la construcción de una realidad mejor” (Cebotarev, 1994, p. 222).
138

Concebir el cuidado no como un ejercicio pedagógico sino como un ejercicio médico para el

bienestar mutuo.

El aumento de los hogares unipersonales deviene de múltiples causas, entre ellas, las

que tienen que ver con las rupturas vinculares del pasado, los vertiginosos azares del destino de

las relaciones laborales, como afectivas. Toda una situación enmarcada en el insuficiente

contexto de las instituciones respecto a la hora de brindar apoyo o acompañamiento en los

diversos problemas que cotidianamente viven hombres y mujeres que finalmente deben afrontar

por sí mismos, sin ninguna hoja de ruta la necesidad de responder a las diversas problemáticas

sociales, económicas o afectivas. Situaciones, que desde el estudio biográfico de los vínculos de

amistad y de pareja en hombres y mujeres que residen solos permite entrever la creatividad que

podemos llegar a tener en términos de las relaciones, pero también en términos de los estilos de

vida, en el significado y ejercicio de nuevos valores.

Con lo anterior, cabe resaltar que conocer hogares, como los unipersonales con un

alto gusto por la libertad, la autonomía, la autosuficiencia, la sociabilidad y con nuevos

significados de la soledad y la soltería permiten entrever una importante expresión de

democratización de relaciones sociales y de convivencia como valor elemental y necesario de

aprendizaje para las demás familias en el contexto latinoamericano, y nacional, correspondientes

al régimen patriarcal y tradionalista, las cuales requieren un mayor conocimiento sobre otros

estilos de vida posibles y constructivos que se hallan con gran riqueza en la diversidad familiar

como enfoque que permite encontrar nuevas formas de desarrollo humano y familiar.
139

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