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En un verano cuando yo tenía cinco años estábamos

en campaña con mis padres y hermanos. Yo estaba


loco por andar a A caballo y que me llevaran al campo.
Desde muy pequeño siempre ví a mi familia realizar
tareas de campo y eso me llevaba a mi mismo
imaginarme realizandolas, por mi corta edad no era
conciente de que había actividades que no eran para
esta etapa de mi vida. Según mi padre por ahora solo
podía pasear en mi petiso llamado poroto(tostado con
su frente y patas blancas, aun recuerdo la profundidad
de su mirada esos ojos que siempre me recuerdan a la
niñez de mas pequeño). Una de las tareas que se
realiza en la estancia era la yerra de terneros, yo
observaba como mi padre Alfonso y sus empelados
cumplían con la tarea, me imaginaba que con el paso
del tiempo me tocaría a mi ser parte de la misma. Al
vivir en la ciudad y venir solo de vacaciones al campo
hay actividades las cuales me las pierdo,mi madre dice
que ya llegará el momento en el que seré parte de las
actividades.
Los años han pasado hoy cumplo mis diez años, mi
madre ha preparado una torta para celebrarlo junto a
mis padres y hermanos.
Mañana sera un gran día por la mañana muy temprano
partiremos junto a mi padre y mi hermano Teo hacia la
estancia , este año no contaermos con la compañía de
mi hermano Nicolas se queda en la ciudad pues debe
empezar la facultad, esta muy ansioso y dice que sólo
volverá al campo recibido de veterinario.
Luego de un largo viaje al llegar a la portera de la
estancia, como percibiendo mi llegada estaba mi petiso
poroto que alergia me da verlo, esta de clina larga señal
que desde que me fui nadie ha montado mi poroto.
Luego de almorzar mi padre ha dado la orden de que
traigan a lucero es un caballo nuevo muy alto por
cierto(tobiano blanco y negro con dos de sus patas
negras) al verlo en los corrales no me imaginaba un
caballo tan lindo. Mi padre me dijo que lo ensillara y
probara como me sentía con el subirlo fue todo una
odisea es bastante alto, Sali junto a mi padre para
probarlo tiene un andar muy lindo y pacífico vaya
sorpresa que me ha dado mi padre.
Han pasado dos semanas de nuestra estadía en la
estancia, con lucero hemos formado un gran equipo.
Hoy es el dia de la yerra de terneros y voy a poder
ayudar en las tareas con mi caballo. Mi familia me ha
felicitado y me han recordado que hace un par de años
atrás yo solo paseaba a caballo y ahora que he crecido
puedo participar de las actividades que siempre soñé.
Después de dos largos meses la hora de partir ha
llegado, y esta ves no solo me toca despedirme de
poroto el caballo petiso con el cual aprendí a andar
acabllo sino que también esta vez me tengo que
despedir de lucero mi compañero en las nuevas
aventuras campestres.
En el viaje ya imaginó todo lo que tengo que contarle a
Mamá y ya imagino mi regreso a la estancia pues
nuevos aprendizajes me esperan el próximo año.

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