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MIS ABUELITOS GANANDOSE EL PAN DE CADA DIA

Cierta vez mi abuelito me conto una de sus anécdotas que le había sucedido en uno de sus
tantos días de pastoreo de ganado; pues él se dedicaba a la crianza de alpacas en las alturas de
Condoriri que pertenece a la provincia del Collao en la Región de Puno.

Un día mi abuelito José Luis me conto que aquel lugar donde ellos Vivian hacia mucho frio, -No
quiero ni imaginarlo, pues yo me siento muy feliz aquí en la selva con el calor- todos los días el
sacaba del corral a sus mas de 150 ovejas, 100 llamas y 150 alpacas, después de comer el
delicioso desayuno que mi abuelita Cecilia preparaba. Cierto día en que mi abuelito se
encontraba distraído en sus horas de pastoreo un zorro malvado que vive en las alturas se
había estado llevando una oveja, al darse cuenta de esto mi abuelo corrió detrás del zorro y
curiosamente cayo atrapado en un pozo de agua que habían excavado alguno de sus vecinos,
en su desesperación por perseguir al zorro ni siquiera había sentido el frio del agua, pues para
el era muy valioso cada uno de sus animales que pastaba. Pasado las horas no había logrado
siquiera encontrar rastro alguno del zorro, y con una gran tristeza se había ido hacia la casa
donde vivían.

Una vez que estuvo en la casa conto lo que le había pasado a mi abuelita Cecilia. Quien le
regaño diciendo: Viejo sonso, seguramente estabas pues mirando a las vecinas por eso estabas
distraído. En el almuerzo ni uno de los dos había dicho palabra alguna, ya que estaban muy
tristes por la perdida de la oveja. Luego del almuerzo tuvieron que ir los dos a pastar a los
animales, ya que mi abuelita pensaba que quizás el zorro podía volver y llevarse otra oveja.

Pasaron las horas y no volvió el zorro, y mi abuelita se tuvo que ir a la casa, pues ya iban a
regresar de la escuela sus hijos y ella tenía que cocinar -me cuenta mi mamá que la escuela era
a 3 horas de caminata- Después de que sus hijos llegaban a la casa de la escuela todos comían,
luego de comer sus hijos realizaban sus tareas y mis abuelitos preparan las cosas para el día
siguiente en que tendrán que ir a pastar los ganados con más cuidado.

Asi, de esta manera se ganaban el pan de cada día mis lindos abuelos, para poder mantener a
sus hijos, Una de ellas es mi mamita Tomasa quien no soporto mas la falta de economía y el
frio de las alturas y se vino a la selva, exactamente a Nogalani, donde vivo con ella, mi papá y
mis hermanos. Aquí nosotros ya no pastamos animales mas bien sembramos café y
cosechamos frutas.
LAS TRISTEZAS DE MI ABUELITO MANUEL

Me conto mi abuelito Manuel que hace años todo era felicidad en casa, ya que estaba a su
lado su compañera de vida, mi abuelita Justa. Pero lamentablemente un día mi abuelita Justa
se puso mal de salud, se le inflamo el estomago, aquellos años no había posta medica donde
vivíamos y se curaban con remedios naturales. Y así, mi abuelito recurrió a los curanderos de la
zona quienes lo dieron un medicamento en un pequeño envase de vidrio indicándoles que solo
debía tomar una cucharada.

Una vez que le dieron este medicamento mi abuelito Manuel fue a mi casa a darle el
medicamento a mi abuelita, increíblemente el medicamento hiso efecto y mi abuelita se puso
bien, solo que comenzó a enflaquecer para que días más adelante quede postrado
nuevamente en cama. Un día mientras mi abuelito Manuel se fue a la chacra, mi abuelita Justa
se había tomado todo el contenido que había en la botella; horas mas tarde regreso mi abuelo
y encontró a mi abuelita quien ya había muerto. Mi abuelito lloro mucho por muchas semanas.

Así, lamentándose de su suerte mi abuelito tuvo que superar esta desgracia que le había
tocado, entre pena, llanto y necesidad de dinero para sobrevivir tuvo que poner mucha fuerza
de voluntad y se fue a su chacra a trabajar en él.

Ahora mi abuelito aun esta vivo, el en su chacra hace producir plátanos, café, naranjas, paltos,
mandarina, repollos, lechuga y su coca para chacchar. Esto hace mi abuelito para sobrevivir y
apoyar a sus hijos.

Pero, a veces yo siento que mi abuelito reniega y también se pone triste ya que el siempre
apoyaba a sus hijos, incluso un día había prestado dinero a uno de sus hijos pero mi tío nunca
le devolvió y creo que no piensa hacerlo. Y mas triste me sentí un día en que mi abuelito se
puso mal de salud, le dolía la espalda me dijo que le dolía los riñones y que por eso ya no podía
trabajar.

Un día, mi abuelito casi se muere. Escuche que le llamo por celular a mi mamá, y le dijo que le
comprará alguna pastilla para el dolor de sus riñones, pero mi mamá nunca le llevo.

Pienso y pienso y me digo que no quisiera ser como los hijos de mi abuelito.
LAS PESADILLAS DE MI ABUELITO
Cuenta mi abuelito que un día salió de casa luego de preparar su
desayuno, pues el vive solo en Ñacaria. Ese lugar queda a una hora de
viaje de San Pedro de Putina Punco, selva puneña. Y ese día que fue a la
chacra se encontró con un grupo de chanchos del monte que estaban
comiendo la yuca que había sembrado mi abuelito.
Mi abuelito renegó mucho, regreso corriendo a la casa para sacar su
escopeta. Pero en el camino donde estaba regresando se tropezó con un
tronco y cayo rodando varios metros luego se levanto y llego a casa agarro
su escopeta y regreso hasta donde estaba la chacra, primero disparo al
aire pero los chanchos no hacían caso, le dio tanta cólera que disparo
directo al grupo de chanchos. Los chanchos escaparon, pero en el sitio
quedo echado un chanchito pequeño, el pobre tuvo la mala suerte de
recibir el disparo de la escopeta.
Mi abuelito cargo al chanchito del monte a la casa en donde murió, luego
mi mamá preparo un rico asado con la carne del chanchito y al medio día
todos comimos ese rico asado de chancho.
Desde esa noche, dice mi abuelo que ya no puede dormir, por que en sus
sueños aparece el chanchito queriendo comérselo a mi abuelito, y hasta a
veces imagina que el chancho lo esta atacando cuando va a la chacra, mi
mamá lo llevo a un curandero a hacerlo curar.
Yo pienso que no es bueno matar a los chanchitos, cuando sea grande yo
no matare chanchitos que tal que se me aparece en mis sueños.
VACACIONES CON MI ABUELO
A inicios de año me habían hecho una propuesta, esa propuesta era de alguien a quien
yo admiro mucho, una persona que a pesar de tener ya muchos años es un hombre
que trabaja mucho y me apoya a mi y a mi madre, él es el ser que le dio la vida a mi
madre, se llama Ramon.
Yo admiro mucho a mi abuelito, quien después de que muriera mi abuelita el a sabido
levantarse y salir adelante, aún recuerdo que sufrió mucho después de que mi abuelita
muriera de un dolor de estómago, bueno eso dice él.
La propuesta que me había hecho mi abuelo era que si me portaba bien el me iba a
llevar a media vacaciones a Juliaca a pasear. Dicho y hecho a fines del mes de julio mi
abuelito vino a mi chacra que queda en el Sector Nogalani, cerca a Yanamayo que
pertenece a Sandia, región Puno.
Ese día nos trajo algunas frutas, él tiene su chacra en San Pedro de Putina Punco; y
bueno pregunto a mi madre diciendo: hija, como se a portado este año el Brayan, y mi
madre le dijo que me había portado bien y que había tenido buenas notas en la
escuela, al principio mi abuelo no le creyó, así que tuve que mostrarle mi tarjeta de
notas.
Al día siguiente compró pasajes y nos fuimos esa noche a Juliaca, en el viaje me hiso
mucho frio. Llegamos a las 5 de la mañana, y fuimos a visitar a mi papá Tomas. Fueron
varios días de puro paseo y de compras, un día salimos y mi papá le compro una moto
a mi hermano Ángel y a mi me compraron una flauta y un cubo armable.
Ya casi al finalizar las vacaciones regresamos a la selva, grande fue la sorpresa al ver la
chacra de mi abuelito ya estaba con mucha hierva, parecía monte, así que tuve que
ayudarle a deshierbar, pues sentía que él se encontraba triste.
Desde entonces cada vez que puedo voy a ayudarle, ya que mi abuelito ya esta viejito y
no puede hacer muchas cosas. Solo espero que cuando yo sea abuelito tenga un nieto
que también me ayude y me quiera mucho.
MI ABUELITA BERNARDA
Un día mi mamá me llevo de viaje, le pregunte a donde íbamos a
ir pero no me quiso decir. Subimos al carro y me di cuenta que
estábamos yendo a Juliaca, al llegar a Juliaca cogimos otro carro.
Al final llegamos a Espinar, yo ya conocía ese lugar y también ya
me imaginaba a donde estábamos yendo. Estábamos yendo a
visitar a mi abuelita Bernarda que hace tiempo no la veía.
Yo admiro mucho a mi abuelita, a ella la quieren mucho la gente
de ese pueblo, por que ella les cura cuando ellos se ponen mal.
Ella tiene su carpa en la plaza de Espinar donde vende hiervas.
Una vez eh visto que le curo el dolor de espalda a un señor, le
puso con alcohol y culebra y después de un tiempo ese señor ya
estaba bien. Ya se por que le quieren mucho a mi abuelita, por
que ella sabe curar de muchas enfermedades, mi mamá sabe un
poco, pero más sabe mi abuelita.
Así que yo también cuando sea grande aprenderé de mi abuelita
Bernarda, para que cuando mi mamá se ponga mal yo le pueda
curar, y ella me pueda cuidar.
MI ABUELO Y SU FIEL COMPAÑERO
Una mañana de viernes el abuelo Sebastián se levantó temprano para cocinarse un
pollo frito que después se comió solo con su perro. Momentos después escucho el
claxon de un auto que estaba yendo rumbo a San Pedro De Putina Punco. Él quería ir
pero no podía por que tenia un perro que cuidar, así que el abuelo no fue al pueblo
mas bien se fue a la chacra con su perro, y cuando estaba en la chacra el pero del
abuelo corrió ladrando, el abuelo lo siguió y vio que en la chacra había un chancho del
monte así que mi abuelo cogió su escopeta mato al chancho y se lo llevo a su casa para
preparar un rico asado de chancho.
En la tarde el abuelo como estaba contento se fue con su perro al pueblo, ya en el
pueblo buscaron un lugar donde hospedarse. Al amanecer el abuelo busco al perro,
grande fue la sorpresa al encontrar al perro en el baño así que mi abuelo regaño al
perro, luego salieron a la calle a comprar los gastos de la semana.
Al día siguiente el abuelo salió a trabajar a su chacra y al regresar encontró a su perro
muerto y al lado del perro una culebra también muerta, al parecer habían peleado y
los dos cayeron heridos para después agonizar y morir en ese lugar, el abuelo lloro de
pena ya que su perro era su único compañero de su soledad. Al atardecer el abuelo
enterró al perro con mucha pena y estaba arrepentido de haber dejado solo al perro.
En la noche el abuelo oía aullidos del lobo, pues el perro era el que lo ahuyentaba, así
que al día siguiente fue al pueblo y se compro otro perrito, pero ahora ya no lo deja
solo, ahora lleva a su perrito a todo lugar donde él va. Ya aprendió la lección de no
dejar solo a su querida mascota.
Yo también quiero tener un perrito como mascota, pero mi mamá no quiere porque
dice que para tener una mascota se necesita ser muy responsable.

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