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Marx (1849): Trabajo asalariado y capital. Introducción de Engels a la E... https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab.

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C. Marx

Trabajo asalariado y capital

F. Engels

Introducción a la edición de 1891

El trabajo que reproducimos a continuación se publicó[1], bajo la forma de una serie de


artículos editoriales, en la "Neue Rheinische Zeitung" [2], a partir del 4 de abril de 1849. Le
sirvieron de base las conferencias dadas por Marx, en 1847, en la Asociación Obrera Alemana
de Bruselas [3]. La publicación de estos artículos quedó incompleta; el «se continuará» con que
termina el artículo publicado en el número 269, no se pudo cumplir, por haberse precipitado por
aquellos días los acontecimientos: la invasión de Hungría [4] por los rusos, las insurrecciones de
Dresde, Iserlohn, Elberfeld, el Palatinado y Baden [5], y, como consecuencia de esto, fue
suspendido el propio periódico (19 de mayo de 1849). Entre los papeles dejados por Marx no
apareció el manuscrito de la continuación [6].

De "Trabajo asalariado y capital" han visto la luz varias ediciones en tirada aparte bajo la
forma de folleto; la última, en 1884 (Hottingen-Zurich Tipografía Cooperativa suiza). Todas
estas reimpresiones se ajustaban exactamente al texto del original. Pero la presente edición va a
difundirse como folleto de propaganda, en una tirada no inferior a 10.000 ejemplares, y esto me
ha hecho pensar si el propio Marx habría aprobado, en estas condiciones, la simple reimpresión
del texto, sin introducir en él ninguna modificación.

En la década del cuarenta, Marx no había terminado aún su crítica de la Economía Política.
Fue hacia fines de la década del [146] cincuenta cuando dio término a esta obra. Por eso, los
trabajos publicados por él antes de la aparición del primer fascículo de la "Contribución a la

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crítica de la Economía Política" (1859), difieren en algunos puntos de los que vieron la luz
después de esa fecha; contienen expresiones y frases enteras que, desde el punto de vista de las
obras posteriores, parecen poco afortunadas y hasta inexactas. Ahora bien, es indudable que en
las ediciones corrientes, destinadas al público en general, caben también estos puntos de vista
anteriores, que forman parte de la trayectoria espiritual del autor, y que tanto éste como el
público tienen el derecho indiscutible a que estas obras antiguas se reediten sin ninguna
alteración. Y a mí no se me hubiera ocurrido, ni en sueños, modificar ni una tilde.

Pero la cosa cambia cuando se trata de una reedición destinada casi exclusivamente a la
propaganda entre los obreros. En este caso, es indiscutible que Marx habría puesto la antigua
redacción, que data ya de 1849, a tono con su nuevo punto de vista. Y estoy absolutamente
seguro de obrar tal como él lo habría hecho introduciendo en esta edición las escasas
modificaciones y adiciones que son necesarias para conseguir ese resultado en todos los puntos
esenciales. De antemano advierto, pues, al lector que este folleto no es el que Marx redactó en
1849, sino, sobre poco más o menos, el que habría escrito en 1891. Además, el texto original
circula por ahí en tan numerosos ejemplares, que por ahora basta con esto, hasta que yo pueda
reproducirlo sin alteración en una edición de las obras completas.

Mis modificaciones giran todas en torno a un punto. Según el texto original, el obrero vende
al capitalista, a cambio del salario, su trabajo; según el texto actual, vende su fuerza de trabajo.
Y acerca de esta modificación, tengo que dar las necesarias explicaciones. Tengo que darlas a
los obreros, para que vean que no se trata de ninguna sutileza de palabras, ni mucho menos, sino
de uno de los puntos más importantes de toda la Economía Política. Y a los burgueses, para que
se convenzan de cuán por encima están los incultos obreros, a quienes se pueden explicar con
facilidad las cuestiones económicas más difíciles, de nuestros petulantes hombres «cultos», que
jamás, mientras vivan, llegarán a comprender estos intrincados problemas.

La Economía Política clásica [7] tomó de la práctica industrial la idea, en boga entre los
fabricantes, de que éstos compran y pagan el trabajo de sus obreros. Esta idea servía
perfectamente a los fabricantes para administrar sus negocios, para la contabilidad y el cálculo
de los precios. Pero, trasplantada simplistamente a la Economía Política, causó aquí extravíos y
embrollos verdaderamente notables.

La Economía Política se encuentra con el hecho de que los precios de todas las mercancías,
incluyendo el de aquélla a que da el nombre de «trabajo», varían constantemente; con que suben
y bajan por efecto de circunstancias muy diversas, que muchas veces no guardan relación alguna
con la fabricación de la mercancía misma, de tal modo que los precios parecen estar
determinados generalmente por el puro azar. Por eso, en cuanto la Economía Política se erigió
en ciencia [8], uno de los primeros problemas que se le plantearon fue el de investigar la ley que
presidía este azar que parecía gobernar los precios de las mercancías, y que en realidad lo
gobierna a él. Dentro de las constantes fluctuaciones en los precios de las mercancías, que tan

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pronto suben como bajan, la Economía se puso a buscar el punto central fijo en torno al cual se
movían estas fluctuaciones. En una palabra, arrancó de los precios de las mercancías para
investigar como ley reguladora de éstos el valor de las mercancías, valor que explicaría todas las
fluctuaciones de los precios y al cual, en último término, podrían reducirse todas ellas.

Así, la Economía Política clásica encontró que el valor de una mercancía lo determinaba el
trabajo necesario para su producción encerrado en ella. Y se contentó con esta explicación.
También nosotros podemos detenernos, provisionalmente, aquí. Recordaré tan sólo, para evitar
equívocos, que hoy esta explicación es del todo insuficiente. Marx investigó de un modo
minucioso por vez primera la propiedad que tiene el trabajo de crear valor, y descubrió que no
todo trabajo aparentemente y aun realmente necesario para la producción de una mercancía
añade a ésta en todo caso un volumen de valor equivalente a la cantidad de trabajo consumido.
Por tanto, cuando hoy decimos simplemente, con economistas como Ricardo, que el valor de
una mercancía se determina por el trabajo necesario para su producción, damos por
sobreentendidas siempre las reservas hechas por Marx. Aquí, basta con dejar sentado esto; lo
demás lo expone Marx en su "Contribución a la crítica de la Economía Política" (1859), y en el
primer tomo de "El Capital".

Pero, tan pronto como los economistas aplicaban este criterio de determinación del valor por
el trabajo a la mercancía «trabajo», caían de contradicción en contradicción. ¿Cómo se
determina el valor del «trabajo»? Por el trabajo necesario encerrado en él. Pero, ¿cuánto trabajo
se encierra en el trabajo de un obrero durante un día, una semana, un mes, un año? El trabajo de
un día, una semana, un mes, un año. Si el trabajo es la medida de todos los valores, el «valor del
trabajo» sólo podrá expresarse en trabajo. Sin embargo, con saber que el valor de una hora de
trabajo es igual a una hora de trabajo, es como si no supiésemos nada acerca de él. Con esto, no
hemos avanzado ni un pelo hacia nuestra meta; no hacemos más que dar vueltas en un círculo
vicioso.

La Economía Política clásica intentó, entonces, buscar otra salida. Dijo: el valor de una
mercancía equivale a su coste de producción. Pero, ¿cuál es el coste de producción del trabajo?
Para poder contestar a esto, los economistas vense obligados a forzar un poquito la lógica. En
vez del coste de producción del propio trabajo, que, desgraciadamente, no se puede averiguar,
investigan el coste de producción del obrero. Este sí que puede averiguarse. Varía según los
tiempos y las circunstancias, pero. dentro de un determinado estado de la sociedad, de una
determinada localidad y de una rama de producción dada, constituye una magnitud también
dada, a lo menos dentro de ciertos límites, bastante reducidos. Hoy, vivimos bajo el dominio de
la producción capitalista, en la que una clase numerosa y cada vez más extensa de la población
sólo puede existir trabajando, a cambio de un salario, para los propietarios de los medios de
producción: herramientas, máquinas, materias primas y medios de vida. Sobre la base de este
modo de producción, el coste de producción del obrero consiste en la suma de medios de vida
—o en su correspondiente precio en dinero— necesarios por término medio para que aquél

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pueda trabajar y mantenerse en condiciones de seguir trabajando, y para sustituirle por un nuevo
obrero cuando muera o quede inservible por vejez o enfermedad, es decir, para asegurar la
reproducción de la clase obrera en la medida necesaria. Supongamos que el precio en dinero de
estos medios de vida es, por término medio, de tres marcos diarios.

En este caso, nuestro obrero recibirá del capitalista para quien trabaja un salario de tres
marcos al día. A cambio de este salario, el capitalista le hace trabajar, digamos, doce horas
diarias. El capitalista echa sus cuentas, sobre poco más o menos, del modo siguiente:

Supongamos que nuestro obrero —un mecánico ajustador— tiene que hacer una pieza de una
máquina, que acaba en un día. La materia prima, hierro y latón, en el estado de elaboración
requerido, cuesta, supongamos, 20 marcos. Al consumo de carbón de la máquina de vapor y el
desgaste de ésta, del torno y de las demás herramientas con que trabaja nuestro obrero
representan, digamos —calculando la parte correspondiente a un día y a un obrero—, un valor
de un marco. El jornal de un día es, según nuestro cálculo, de tres marcos. El total arrojado para
nuestra pieza es de 24 marcos. Pero el capitalista calcula que su cliente le abonará, por término
medio, un precio de 27 marcos; es decir, tres marcos más del coste por él desembolsado.

¿De dónde salen estos tres marcos, que el capitalista se embolsa? La Economía Política
clásica sostiene que las mercancías se venden, unas con otras, por su valor; es decir, por el
precio que corresponde a la cantidad de trabajo necesario encerrado en ellas. Según esto, el
precio medio de nuestra pieza —o sea 27 marcos— debería ser igual a su valor, al trabajo
encerrado en ella. Pero de estos 27 marcos, 21 eran valores que ya existían antes de que nuestro
ajustador comenzara a trabajar. 20 marcos se contenían en la materia prima, un marco en el
carbón quemado durante el trabajo o en las máquinas y herramientas empleadas en éste, y cuya
capacidad de rendimiento disminuye por valor de esa suma. Quedan seis marcos, que se añaden
al valor de las materias primas. Según la premisa de que arrancan nuestros economistas, estos
seis marcos sólo pueden provenir del trabajo añadido a la materia prima por nuestro obrero.
Según esto, sus doce horas de trabajo han creado un valor nuevo de seis marcos. Es decir que el
valor de sus doce horas de trabajo equivale a esta cantidad. Así habremos descubierto, por fin,
cuál es el «valor del trabajo».

— ¡Alto ahí! —grita nuestro ajustador—. ¿Seis marcos, decís? ¡Pero a mí sólo me han
entregado tres! Mi capitalista jura y perjura que el valor de mis doce horas de trabajo son sólo
tres marcos, y si le reclamo seis, se reirá de mí. ¿Cómo se entiende esto?

Si antes, con nuestro valor del trabajo nos movíamos en un circulo vicioso, ahora caemos de
lleno en una insoluble contradicción. Buscábamos el valor del trabajo, y hemos encontrado más
de lo que queríamos. Para el obrero, el valor de un trabajo de doce horas son tres marcos; para el
capitalista, seis, de los cuales paga tres al obrero como salario y se embolsa los tres restantes.
Resulta, pues, que el trabajo no tiene solamente un valor, sino dos, y además bastante distintos.

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Más absurda aparece todavía la contradicción si reducimos a tiempo de trabajo los valores
expresados en dinero. En las doce horas de trabajo se crea un valor nuevo de seis marcos. Por
tanto, en seis horas serán tres marcos, o sea lo que el obrero recibe por un trabajo de doce horas.
Por doce horas de trabajo se le entrega al obrero, como valor equivalente, el producto de un
trabajo de seis horas. Por tanto, o el trabajo tiene dos valores, uno de los cuales es el doble de
grande que el otro, ¡o doce son iguales a seis! En ambos casos estamos dentro del más puro
absurdo.

Por más vueltas que le demos, mientras hablemos de compra y venta del trabajo y de valor del
trabajo, no saldremos de esta contradicción. Y esto es lo que les ocurría a los economistas. El
último brote de la Economía Política clásica, la escuela de Ricardo, fracasó en gran parte por la
imposibilidad de resolver esta contradicción. La Economía Política clásica se había metido en
un callejón sin salida. El hombre que encontró la salida de este atolladero fue Carlos Marx.

Lo que los economistas consideraban como coste de producción «del trabajo» era el coste de
producción, no del trabajo, sino del propio obrero viviente. Y lo que este obrero vendía al
capitalista no era su trabajo. «Allí donde comienza realmente su trabajo —dice Marx—, éste ha
dejado ya de pertenecerle a él y no puede, por tanto, venderlo». Podrá, a lo sumo, vender su
trabajo futuro; es decir, comprometerse a ejecutar un determinado trabajo en un tiempo dado.
Pero con ello no vende el trabajo (pues éste todavía está por hacer), sino que pone a disposición
del capitalista, a cambio de una determinada remuneración, su fuerza de trabajo, sea por un
cierto tiempo (si trabaja a jornal) o para efectuar una tarea determinada (si trabaja a destajo):
alquila o vende su fuerza de trabajo. Pero esta fuerza de trabajo está unida orgánicamente a su
persona y es inseparable de ella. Por eso su coste de producción coincide con el coste de
producción de su propia persona; lo que los economistas llamaban coste de producción del
trabajo es el coste de producción del obrero, y, por tanto, de la fuerza de trabajo. Y ahora, ya
podemos pasar del coste de producción de la fuerza de trabajo al valor de ésta y determinar la
cantidad de trabajo socialmente necesario que se requiere para crear una fuerza de trabajo de
determinada calidad, como lo ha hecho Marx en el capítulo sobre la compra y la venta de la
fuerza de trabajo ("El Capital", tomo I, capítulo 4, apartado 3).

Ahora bien, ¿qué ocurre, después que el obrero vende al capitalista su fuerza de trabajo; es
decir, después que la pone a su disposición, a cambio del salario convenido, por jornal o a
destajo? El capitalista lleva al obrero a su taller o a su fábrica, donde se encuentran ya
preparados todos los elementos necesarios para el trabajo: materias primas y materiales
auxiliares (carbón, colorantes, etc.), herramientas y maquinaria. Aquí, el obrero comienza a
trabajar. Supongamos que su salario, es, como antes, de tres marcos al día, siendo indiferente
que los obtenga como jornal o a destajo. Volvamos a suponer que, en doce horas, el obrero, con
su trabajo, añade a las materias primas consumidas un nuevo valor de seis marcos, valor que el
capitalista realiza al vender la mercancía terminada. De estos seis marcos, paga al obrero los tres
que le corresponden y se guarda los tres restantes. Ahora bien, si el obrero, en doce horas, crea

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un valor de seis marcos, en seis horas creará un valor de tres. Es decir, que con seis horas que
trabaje resarcirá al capitalista el equivalente de los tres marcos que éste le entrega como salario.
Al cabo de seis horas de trabajo, ambos están en paz y ninguno adeuda un céntimo al otro.

— ¡Alto ahí! —grita ahora el capitalista—. Yo he alquilado al obrero por un día entero, por
doce horas. Seis horas no son más que media jornada. De modo que ¡a seguir trabajando, hasta
[151] cubrir las otras seis horas, y sólo entonces estaremos en paz! Y, en efecto, el obrero no
tiene más remedio que someterse al contrato que «voluntariamente» ha pactado, y en el que se
obliga a trabajar doce horas enteras por un producto de trabajo que sólo cuesta seis horas.

Exactamente lo mismo acontece con el salario a destajo. Supongamos que nuestro obrero
fabrica en doce horas doce piezas de mercancías, y que cada una de ellas cuesta, en materias
primas y desgaste de maquinaria, dos marcos y se vende a dos y medio. En igualdad de
circunstancias con nuestro ejemplo anterior, el capitalista pagará al obrero 25 pfennigs por
pieza. Las doce piezas arrojan un total de tres marcos, para ganar los cuales el obrero tiene que
trabajar doce horas. El capitalista obtiene por las doce piezas treinta marcos; descontando
veinticuatro marcos para materias primas y desgaste, quedan seis marcos, de los que entrega tres
al obrero, como salario, y se embolsa los tres restantes. Exactamente lo mismo que arriba.
También aquí trabaja el obrero seis horas para sí, es decir, para reponer su salario (media hora de
cada una de las doce) y seis horas para el capitalista.

La dificultad contra la que se estrellaban los mejores economistas, cuando partían del valor
del «trabajo», desaparece tan pronto como, en vez de esto, partimos del valor de la «fuerza de
trabajo». La fuerza de trabajo es, en nuestra actual sociedad capitalista, una mercancía; una
mercancía como otra cualquiera, y sin embargo, muy peculiar. Esta mercancía tiene, en efecto,
la especial virtud de ser una fuerza creadora de valor, una fuente de valor, y, si se la sabe
emplear, de mayor valor que el que en sí misma posee. Con el estado actual de la producción, la
fuerza humana de trabajo no sólo produce en un día más valor del que ella misma encierra y
cuesta, sino que, con cada nuevo descubrimiento científico, con cada nuevo invento técnico,
crece este remanente de su producción diaria sobre su coste diario, reduciéndose, por tanto,
aquella parte de la jornada de trabajo en que el obrero produce el equivalente de su jornal, y
alargándose, por otro lado, la parte de la jornada de trabajo en que tiene que regalar su trabajo al
capitalista, sin que éste le pague nada.

Tal es el régimen económico sobre el que descansa toda la sociedad actual: la clase obrera es
la que produce todos los valores, pues el valor no es más que un término para expresar el
trabajo, el término con que en nuestra actual sociedad capitalista se designa la cantidad de
trabajo socialmente necesario, encerrado en una determinada mercancía. Pero estos valores
producidos por los obreros no les pertenecen a ellos. Pertenecen a los propietarios de las
materias primas, de las máquinas y herramientas y de los recursos anticipados que permiten a
estos propietarios comprar la fuerza de trabajo de la clase obrera. Por tanto, de toda la cantidad

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[152] de productos creados por ella, la clase obrera sólo recibe una parte. Y, como acabamos de
ver, la otra parte, la que retiene para sí la clase capitalista, viéndose a lo sumo obligada a
compartirla con la clase de los propietarios de tierras, se acrecienta con cada nuevo invento y
cada nuevo descubrimiento, mientras que la parte correspondiente a la clase obrera
(calculándola por persona), sólo aumenta muy lentamente y en proporciones insignificantes,
cuando no se estanca o incluso disminuye, como acontece en algunas circunstancias.

Pero estos descubrimientos e invenciones, que se desplazan rápidamente unos a otros, este
rendimiento del trabajo humano que va creciendo día tras día en proporciones antes
insospechadas, acaban por crear un conflicto, en el que forzosamente tiene que perecer la actual
economía capitalista-. De un lado, riquezas inmensas y una plétora de productos que rebasan la
capacidad de consumo del comprador. Del otro, la gran masa de la sociedad proletarizada,
convertida en obreros asalariados, e incapacitada con ello para adquirir aquella plétora de
productos. La división de la sociedad en una reducida clase fabulosamente rica y una enorme
clase de asalariados que no poseen nada, hace que esta sociedad se asfixie en su propia
abundancia, mientras la gran mayoría de sus individuos apenas están garantizados, o no lo están
en absoluto, contra la más extrema penuria. Con cada día que pasa, este estado de cosas va
haciéndose más absurdo y más innecesario. Debe ser eliminado, y puede ser eliminado. Es
posible un nuevo orden social en el que desaparecerán las actuales diferencias de clase y en el
que —tal vez después de un breve período de transición, acompañado de ciertas privaciones,
pero en todo caso muy provechoso moralmente—, mediante el aprovechamiento y el desarrollo
armónico y proporcional de las inmensas fuerzas productivas ya existentes de todos los
individuos de la sociedad, con el deber general de trabajar, se dispondrá por igual para todos, en
proporciones cada vez mayores, de los medios necesarios para vivir, para disfrutar de la vida y
para educar y ejercer todas las facultades físicas y espirituales. Que los obreros van estando cada
vez más resueltos a conquistar, luchando, este nuevo orden social, lo patentizarán, en ambos
lados del Océano, el día de mañana, 1 de mayo, y el domingo, 3 de mayo [9].

Londres, 30 de abril de 1891 Federico Engels

NOTAS

[1] Al publicar "Trabajo asalariado y capital", Marx se proponía describir en forma popular
las relaciones económicas, base material de la lucha de clases de la sociedad capitalista. Quería
pertrechar al proletariado con la arma teórica del conocimiento científico de la base en que
descansan en la sociedad capitalista la dominación de clase de la burguesía y la esclavitud
asalariada de los obreros. Al desarrollar los puntos de partida de su teoría de la plusvalía, Marx
formula a grandes rasgos la tesis de la depauperación relativa y absoluta de la clase obrera bajo
el capitalismo.

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[2] La "Neue Rheinische Zeitung. Organ der Demokratie (Nueva Gaceta del Rin. Organo de
la Democracia) salía todos los días en Colonia desde el 1 de junio de 1848 hasta el 19 de mayo
de 1849; la dirigía Marx, y en el consejo de redacción figuraba Engels.

[3] La Asociación Obrera Alemana de Bruselas fue fundada por Marx y Engels a fines de
agosto de 1847 con el fin de dar instrucción política a los obreros alemanes residentes en
Bélgica y propagar entre ellos las ideas del comunismo científico. Bajo la dirección de Marx y
Engels y sus compañeros de lucha, la Asociación se convirtió en un centro legal de agrupación
de los proletarios revolucionarios alemanes en Bélgica. Los mejores elementos de la Asociación
integraban la Organización de Bruselas de la Liga de los Comunistas. Las actividades de la
Asociación Obrera Alemana de Bruselas se suspendieron poco después de la revolución de
febrero de 1848 en Francia, debido a las detenciones y la expulsión de sus componentes por la
policía belga.

[4] Se alude a la intervención de las tropas del zar en Hungría, en 1849, con el fin de sofocar
la revolución burguesa en este país y restaurar allí el poder de los Habsburgo austríacos.

[5] Se trata de las insurrecciones de las masas populares en Alemania en mayo-julio de 1849
en defensa de la Constitución imperial (adoptada por la Asamblea Nacional de Francfort el 28
de marzo de 1849, pero rechazada por varios Estados alemanes). Tenían un carácter espontáneo
y disperso y fueron aplastadas a mediados de julio de 1849.

[6] Posteriormente, entre los manuscritos de Marx se descubrió un borrador de la conferencia


final o de varias conferencias finales sobre el trabajo asalariado y el capital. Era un manuscrito
titulado "Salarios" y llevaba en la tapa las notas: «Bruselas, diciembre de 1847». Por su
contenido, este manuscrito completa en parte la obra inacabada de Marx "Trabajo asalariado y
capital". Sin embargo, las partes finales preparadas para la imprenta, de este trabajo, no se han
encontrado entre los manuscritos de Marx.

[7] Marx escribe en "El Capital": «Por Economía Política clásica entiendo toda la Economía
Política que, comenzando por W. Petty, investiga la conexión interna de las relaciones burguesas
de producción». Los principales representantes de la Economía Política clásica en Inglaterra
eran Adam Smith y David Ricardo.

[8] F. Engels escribe en su obra "Anti-Dühring" que «la Economía Política, en el sentido
estricto de la palabra, aunque hubiese surgido a fines del siglo XVII en las cabezas de algunas
personalidades geniales, tal como fue formulada en las obras de los fisiócratas y de Adam Smith
es, en esencia, hija del siglo XVIII».

[9] Engels se refiere a la celebración del 1º de Mayo en 1891. En algunos países (Inglaterra y
Alemania), la fiesta del 1º de Mayo se celebraba el primer domingo posterior a esta fecha; en
1891 cayó en el día 3.

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Escrito: Texto de Marx, en 1849; Introducción de Engels, en 1891.


Primera Edición: En el Nº 109 del periódico «Vorwärts», del 13 de mayo de
1891 y en el folleto, Karl Marx, "Lohnarbeit und Kapital", Berlin, 1891.
Fuente: Biblioteca Virtual Espartaco.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, 2000.

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K. Marx (1844): Manuscritos Económicos y filosóficos https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man1.htm#1-4

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Karl Marx

Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844

[Primer Manuscrito]

Salario

(I) El salario está determinado por la lucha abierta entre capitalista y obrero. Necesariamente
triunfa el capitalista. El capitalista puede vivir más tiempo sin el obrero que éste sin el
capitalista. La unión entre los capitalistas es habitual y eficaz; la de los obreros está prohibida y
tiene funestas consecuencias para ellos. Además el terrateniente y el capitalista pueden agregar a
sus rentas beneficios industriales, el obrero no puede agregar a su ingreso industrial ni rentas de
las tierras ni intereses del capital. Por eso es tan grande la competencia entre los obreros. Luego
sólo para el obrero es la separación entre capital, tierra y trabajo una separación necesaria y
nociva. El capital y la tierra no necesitan permanecer en esa abstracción, pero sí el trabajo del
obrero.

Para el obrero es, pues, mortal la separación de capital, renta de la tierra y trabajo.

El nivel mínimo de salario, y el único necesario, es lo requerido para mantener al obrero


durante el trabajo. y para que él pueda alimentar una familia y no se extinga la raza de los

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obreros. El salario habitual es, según Smith, el mínimo compatible con la simple humanité, es
decir, con una existencia animal.

La demanda de hombres regula necesariamente la producción de hombres, como ocurre con


cualquier otra mercancía. Si la oferta es mucho mayor que la demanda, una parte de los obreros
se hunde en la mendicidad o muere por inanición. La existencia del obrero está reducida, pues, a
la condición de existencia de cualquier otra mercancía. El obrero se ha convertido en una
mercancía y para él es una suerte poder llegar hasta el comprador. La demanda de la que
depende la vida del obrero, depende a su vez del humor de los ricos y capitalistas. Si la oferta
supera a la demanda entonces una de las partes constitutivas del precio, beneficio, renta de la
tierra o salario, es pagada por debajo del precio; una parte de estas prestaciones se sustrae, pues,
a este empleo y el precio del mercado gravita hacia el precio natural como su centro. Pero, 1.)
cuando existe una gran división del trabajo le es sumamente difícil al obrero dar al suyo otra
dirección; 2) el perjuicio le afecta a él en primer lugar a causa de su relación de subordinación
respecto del capitalista.

Con la gravitación del precio de mercado hacia el precio natural es así el obrero el que más
pierde y el que necesariamente pierde. Y justamente la capacidad del capitalista para dar a su
capital otra dilección es la que, o priva del pan al obrero, limitado a una rama determinada de
trabajo, o le obliga a someterse a todas las exigencias de ese capitalista.

(II) Las ocasionales y súbitas fluctuaciones del precio de mercado afectan menos a la renta de
la tierra que a aquellas partes del precio que se resuelven en beneficios y salarios, pero afectan
también memos al beneficio que al salario. Por cada salario que sube hay, por lo general, uno
que se mantiene estacionario y uno que baja.

El obrero no tiene necesariamente que ganar con la ganancia del capitalista, pero
necesariamente pierde con él. Así el obrero no gana cuando el capitalista mantiene el precio del
mercado por encima del natural por obra de secretos industriales o comerciales, del monopolio o
del favorable emplazamiento de su terreno.

Además: los precios del trabajo son mucho más constantes que los precios de los víveres.
Frecuentemente se encuentran en proporción inversa. En un año de carestía el salario disminuye
a causa de la disminución de la demanda y se eleva a causa del alza de los víveres. Queda, pues,
equilibrado. En todo caso, una parte de los obreros queda sin pan. En años de abundancia, el
salario se eleva merced al aumento de la demanda, disminuye merced a los precios de los
víveres. Queda, pues, equilibrado.

Otra desventaja del obrero:

Los precios del trabajo de los distintos tipos de obreros difieren mucho más que las
ganancias en las distintas ramas en las que el capital se coloca. En el trabajo toda la diversidad

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natural, espiritual y social de la actividad individual se manifiesta y es inversamente retribuida,


en tanto que el capital muerto va siempre al mismo paso y es indiferente a la real actividad
individual. En general hay que observar que allí en donde tanto el obrero como el capitalista
sufren, el obrero sufren en su existencia y el capitalismo en la ganancia de su inerte Mammón.

El obrero ha de luchar no sólo por su subsistencia física, sino también por lograr trabajo, es
decir, por la posibilidad, por lo medios, de poder realizar su actividad. Tomemos las tres
situaciones básicas en que puede encontrarse la sociedad y observemos la situación del obrero
en ellas.

l) Si la riqueza de la sociedad está en descenso, el obrero sufre más que nadie, pues aunque la
clase obrera no puede ganar tanto como la de los propietarios en una situación social próspera,
aucune ne souffre aussi cruellement de son déclin que la classe des ouvriers. (Ninguna sufre
tanto con su decadencia como la clase obrera, Smith, II, 162).

III), 2) Tomemos ahora una sociedad en la que la riqueza aumenta. Esta situación es la única
propicia para el obrero. Aquí aparece la competencia entre capitalistas la demanda de obreros
excede a la oferta, pero:

En primer lugar, el alza de los salarios conduce a un exceso de trabajo de los obreros. Cuanto
más quieren ganar, tanto más de su tiempo deben sacrificar y, enajenándose de toda libertad, han
de realizar, en aras de la codicia, un trabajo de esclavos. Con ello acortan su vida. Este
acortamiento en la duración de su vida es una circunstancia favorable para la clase obrera en su
conjunto, porque con él se hace necesaria una nueva oferta. Esta clase ha de sacrificar
continuamente a una parte de si misma para no perecer por completo.

Además, ¿cuándo se encuentra una sociedad en vías de enriquecimiento progresivo? Con el


aumento de los capitales y las rentas de un país. Esto, sin embargo, sólo es posible: a) porque se
ha acumulado mucho trabajo, pues el capital es trabajo acumulado; es decir, porque se ha ido
arrebatando al obrero una cantidad creciente de su producto, porque su propio trabajo se le
enfrenta en medida creciente como propiedad ajena, y los medios de su existencia y de su
actividad se concentran cada vez más en mano del capitalista; b) la acumulación del capital
aumenta la división del trabajo y la división del trabajo el número de obreros; y viceversa, el
número de obreros aumenta la división del trabajo, así como la división del trabajo aumenta la
acumulación de capitales. Con esta división del trabajo, de una parte, y con la acumulación de
capitales, de la otra, el obrero se hace cada vez más dependiente exclusivamente del trabajo, y
de un trabajo muy determinado, unilateral y maquinal. Y así, del mismo modo que se ve
rebajado en lo espiritual y en lo corporal a la condición de máquina, y de hombre queda
reducido a una actividad abstracta y un vientre. Se va haciendo cada vez más dependiente de
todas las fluctuaciones del precio de mercado, del empleo de los capitales y del humor de los
ricos. Igualmente, el crecimiento de la clase de hombres que no tienen (IV) más que su trabajo

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agudiza la competencia entre los obreros, por tanto, rebaja su precio. En el sistema fabril esta
situación de los obreros alcanza su punto culminante.

c) En una sociedad cuya prosperidad crece, sólo los más ricos pueden aún vivir del interés del
dinero. Todos los demás están obligados, o bien a emprender un negocio con su capital, o bien a
lanzarlo al comercio. Con esto se hace también mayor la competencia entre los capitales. La
concentración de capitales se hace mayor, los capitalistas grandes arruinan a los pequeños y una
fracción de los antiguos capitalistas se hunde en la clase de los obreros, que por obra de esta
aportación padece de nuevo la depresión del salario y cae en una dependencia aún mayor de los
pocos grandes capitalistas; al disminuir el número de capitalistas, desaparece casi su
competencia respecto de los obreros, y como el número de éstos se ha multiplicado, la
competencia entre ellos se hace tanto mayor, más antinatural y más violenta. Una parte de la
clase obrera cae con ello en la mendicidad o la inanición tan necesariamente como una parte de
los capitalistas medios cae en la clase obrera.

Así, pues, incluso en la situación social más favorable para el obrero la consecuencia
necesaria para éste es exceso de trabajo y muerte prematura, degradación a la condición de
máquina, de esclavo del capital que se acumula peligrosamente frente a él, renovada
competencia, muerte por inanición o mendicidad de una parte de los obreros.

(V) El alza de salarios despierta en el obrero el ansia de enriquecimiento propia del capitalista
que él, sin embargo, sólo mediante el sacrificio de su cuerpo y de su espíritu puede saciar. El
alza de salarios presupone la acumulación de capital y la acarrea; enfrenta, pues, el producto del
trabajo y el obrero, haciéndolos cada vez más extraños el uno al otro. Del mismo modo, la
división del trabajo hace al obrero cada vez más unilateral y más dependiente, pues acarrea
consigo la competencia no sólo de los hombres, sino también de las máquinas. Como el obrero
ha sido degradado a la condición de máquina, la máquina puede oponérsele como competidor.
Finalmente, como la acumulación de capitales aumenta la cantidad de industria, es decir, de
obreros, mediante esta acumulación la misma cantidad de industria trae consigo una mayor
cantidad de obra hecha que se convierte en superproducción y termina, o bien por dejar sin
trabajo a una gran parte de los trabajadores, o bien por reducir su salario al más lamentable
mínimo. Estas son las consecuencias de una situación social que es la más favorable para el
obrero, la de la riqueza creciente y progresiva.

Por último, sin embargo, esta situación ascendente ha de alcanzar alguna vez su punto
culminante. ¿Cuál es entonces la situación del obrero?

3) «Los salarios y los beneficios del capital serán probablemente muy bajos en un país que
haya alcanzado el último grado posible de su riqueza. La competencia entre los obreros para
conseguir ocupación seria tan grande que los salarios quedarían reducidos a lo necesario para el
mantenimiento del mismo número de obreros y si el país estuviese ya suficientemente poblado

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este número no podrá aumentarse». El exceso debería morir.

Luego, en una situación declinante de la sociedad, miseria progresiva; en una situación


floreciente, miseria complicada, y en una situación en plenitud, miseria estacionaria.

Y como quiera que, según Smith, no es feliz una sociedad en donde la mayoría sufre, que el
más próspero estado de la sociedad conduce a este sufrimiento de la mayoría, y como la
Economía Política (en general la Sociedad del interés privado) conduce a este estado de suma
prosperidad, la finalidad de la Economía Política es, evidentemente, la infelicidad de la
sociedad.

En lo que respecta a la relación entre obreros y capitalistas, hay que observar todavía que el
alza de salarios está más que compensada para el capitalista por la disminución en la cantidad
del tiempo de trabajo, y que el alza de salarios y el alza en el interés del capital obran sobre el
precio de la mercancía como el interés simple y el interés compuesto, respectivamente.

Coloquémonos ahora totalmente en el punto de vista del, economista, y comparemos, de


acuerdo con él, las pretensiones teóricas y prácticas de los obreros.

Nos dice que, originariamente y de acuerdo con su concepto mismo todo el producto del
trabajo pertenece al obrero. Pero al mismo tiempo nos dice que en realidad revierte al obrero la
parte más pequeña e imprescindible del producto; sólo aquella que es necesaria para que é1
exista no como hombre, sino como obrero, para que perpetúe no la humanidad, sino la clase
esclava de los obreros.

El economista nos dice que todo se compra con trabajo y que el capital no es otra osa que
trabajo acumulado, pero al mismo tiempo nos dice que el obrero, muy lejos de poder comprarlo
todo, tiene que venderse a sí mismo y a su humanidad.

En tanto que las rentas del perezoso terrateniente ascienden por lo general a la tercera parte
del producto de la tierra, y el beneficio del atareado capitalista llega incluso al doble del interés
del dinero, lo que el obrero gana es, en el mejor de los casos, lo necesario para que, de cuatro
hijos, dos se le mueran de desnutrición (VII). En tanto que, según el economista, el trabajo es lo
único con lo que el hombre aumenta el valor de los productos naturales, su propiedad activa,
según la misma Economía Política, el terrateniente y el capitalista, que como terrateniente y
capitalista son simplemente dioses privilegiados y ociosos, están en todas partes por encima del
obrero y le dictan leyes.

En tanto que, según el economista el trabajo es el único precio invariable de las cosas, no hay
nada más azaroso que el precio del trabajo, nada está sometido a mayores fluctuaciones.

En tanto que la división del trabajo eleva la fuerza productiva del trabajo, la riqueza y el
refinamiento de la sociedad, empobrece al obrero hasta reducirlo a máquina. En tanto que el

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trabajo suscita la acumulación de capitales y con ello el creciente bienestar de la sociedad, hace
al obrero cada vez más dependiente del capitalista, le lleva a una mayor competencia, lo empuja
al ritmo desenfrenado de la superproducción, a la que sigue un marasmo igualmente profundo.

En tanto que, según los economistas, el interés del obrero no se opone nunca al interés de la
sociedad, el interés de la sociedad está siempre y necesariamente en oposición al interés del
obrero.

Según los economistas, el interés del obrero no está nunca en oposición al de la sociedad, 1)
porque el alza del salario está más que compensada por la disminución en la cantidad del tiempo
de trabajo, además de las restantes consecuencias antes desarrolladas, y 2) porque, en relación
con la sociedad, el producto bruto total es producto neto y sólo en relación al particular tiene el
neto significado

Pero que el trabajo mismo no sólo en las condiciones actuales, sino en general, en cuanto su
finalidad, es simplemente el incremento de la riqueza; que el trabajo mismo, digo, es nocivo y
funesto, es cosa que se deduce, sin que el economista lo sepa, de sus propias exposiciones.

De acuerdo con su concepto, la renta de la tierra y el beneficio del capital son deducciones
que el salario padece. En realidad, sin embargo, el salario es una deducción que el capital y la
tierra dejan llegar al obrero, una concesión del producto del trabajo de los trabajadores al
trabajo.

El obrero sufre más que nunca en su estado de declinación social. Tiene que agradecer la
dureza específica de su opresión a su situación de obrero, pero la opresión en general a la
situación de la sociedad.

Pero en el estado ascendente de la sociedad, la decadencia y el empobrecimiento del obrero


son producto de su trabajo y de la riqueza por él producida. La miseria brota, pues, de la esencia
del trabajo actual.

El estado de máxima prosperidad social, un ideal, pero que puede ser alcanzado
aproximadamente y que, en todo caso, constituye la finalidad, tanto de la Economía Política
como de la sociedad civil, es, para el obrero, miseria estacionaria.

Se comprende fácilmente que en la Economía Política el proletario es decir, aquel que,


desprovisto de capital y de rentas de la tierra, vive sólo de su trabajo, de un trabajo unilateral y
abstracto, es considerado únicamente como obrero. Por esto puede la Economía asentar la tesis
de que aquél, como un caballo cualquiera, debe ganar lo suficiente para poder trabajar. No lo
considera en sus momentos de descanso como hombre, sino que deja este cuidado a la justicia, a
los médicos, a la religión, a los cuadros estadísticos, a la policía y al alguacil de pobres.

Elevémonos ahora sobre el nivel de la Economía Política y, a partir de la exposición hasta

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ahora hecha, casi con las mismas palabras de la Economía Política, tratemos de responder a dos
cuestiones.

1) ¿Qué sentido tiene, en el desarrollo de la humanidad, esta reducción de la mayor parte de la


humanidad al trabajo abstracto?

2) ¿Qué falta cometen los reformadores en détail que, o bien pretenden elevar los salarios y
mejorar con ello la situación de la clase obrera, o bien (como Proudhon) consideran la igualdad
de salarios como finalidad de la revolución social?

El trabajo se presenta en la Economía Política únicamente bajo el aspecto de actividad


lucrativa.

(VIII) Puede afirmarse que aquellas ocupaciones que requieren dotes especificas o una mayor
preparación se han hecho, en conjunto, más lucrativas; en tanto que el salario medio para la
actividad mecánica uniforme, en la que cualquiera puede ser fácil y rápidamente instruido, a
causa de la creciente competencia ha descendido y tenia que descender, y precisamente este tipo
de trabajo es, en el actual estado de organización de éste, el más abundante con mucha
diferencia. Por tanto, si un obrero de primera categoría gana actualmente siete veces más que
hace cincuenta años y otro de la segunda lo mismo, los dos ganan, ciertamente, por término
medio, cuatro veces más que antes. Sólo que si en un país la primera categoría de trabajo ocupa
únicamente 1.000 hombres y la segunda a un millón, 999.000 no están mejor que hace cincuenta
años y están peor si, al mismo tiempo, han subido los precios de los artículos de primera
necesidad. Y con estos superficiales cálculos de término medio se pretende engañar sobre la
clase más numerosa de la población. Además, la cuantía del salario es sólo un factor en la
apreciación del ingreso del obrero, pues para mesurar este último es también esencia tomar en
consideración la duración asegurada del trabajo, de la que no puede hablarse en la anarquía de
la llamada libre competencia, con sus siempre repetidas fluctuaciones e interrupciones. Por
último, hay que tomar en cuenta la jornada de trabajo habitual antes y ahora. Esta ha sido
elevada para los obreros ingleses en la manufactura algodonera, desde hace veinticinco años,
esto es, exactamente desde el momento en que se introdujeron las máquinas para ahorrar trabajo,
a doce o dieciséis horas diarias por obra de la codicia empresarial (IX), y la elevación en un país
y en una rama de la industria tuvo que extenderse más o menos a otras partes, dado el derecho,
aún generalmente reconocido, a una explotación incondicionada de los pobres por los ricos
(Schulz, Bewegung del Produktion, pág.. 65).

Pero incluso si fuera tan cierto, como realmente es falso, que se hubiese incrementado el
ingreso medio de todas las clases de la sociedad, podrían haberse hecho mayores las diferencias
y los intervalos relativos entre los ingresos, y aparecer así más agudamente los contrastes de
riqueza y pobreza. Pues justamente porque la producción total crece, y en la misma medida en
que esto sucede, se aumentan también las necesidades, deseos y pretensiones, y la pobreza

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relativa puede crecer en tanto que se aminora la absoluta. El samoyedo, reducido a su aceite de
pescado y a sus pescados rancios, no es pobre porque en su cerrada sociedad todos tienen las
mismas necesidades. Pero en un estado que va hacia adelante que, por ejemplo en un decenio ha
aumentado su producción total en relación a la sociedad en un tercio, el obrero que gana ahora
lo mismo que hace diez años no esta ni siquiera tan acomodado como antes, sino que se ha
empobrecido en una tercera parte (ibid., págs. 65—66).

Pero la Economía Política sólo conoce al obrero en cuanto animal de trabajo, como una bestia
reducida a las más estrictas necesidades vitales.

Para cultivarse espiritualmente con mayor libertad, un pueblo necesita estar exento de la
esclavitud de sus propias necesidades corporales, no ser ya siervo del cuerpo. Se necesita, pues,
que ante todo le quede tiempo para poder crear y gozar espiritualmente. Los progresos en el
organismo del trabajo ganan este tiempo. ¿No ejecuta frecuentemente, en la actualidad, un solo
obrero en las fábricas algodoneras, gracias a nuevas fuerzas motrices y a máquinas
perfeccionadas, el trabajo de 250 a 350 de los antiguos obreros? Consecuencias semejantes en
todas las ramas de la producción, pues energías naturales exteriores son obligadas, cada vez en
mayor medida, a participar (X) en el trabajo humano. Si antes para cubrir una determinada
cantidad de necesidades materiales se requería gasto de tiempo y energía humana que más tarde
se ha reducido a la mitad, se ha ampliado en esta misma medida el ámbito para la creación y el
goce espiritual sin ningún atentado contra el bienestar material. Pero incluso sobre el reparto del
botín que ganamos al viejo Cronos en su propio terreno decide aún el juego de dados del azar
ciego e injusto. Se ha calculado en Francia que, dado el actual nivel de producción, una jornada
media de trabajo de cinco horas para todos los capaces de trabajar bastaría a la satisfacción de
todos los intereses materiales de la sociedad... Sin tomar en cuenta los ahorros gracias a la
perfección de la maquinaria, la duración del trabajo esclavo en las fábricas no ha hecho sino
aumentar para una numerosa población (ibid., 67—68).

El tránsito del trabajo manual complejo al sistema fabril presupone una descomposición del
mismo en operaciones simples. Pero por ahora sólo una parte de las operaciones uniformemente
repetidas le corresponde de momento a las máquinas, otra parte le corresponde a los hombres.
De acuerdo con la naturaleza de las cosas, y de acuerdo con experiencias concordantes, una tal
actividad continuamente uniforme es tan perjudicial para el espíritu como pata el cuerpo; y así,
pues, en esta unión del maquinismo con la simple división del trabajo entre más numerosas
manos humanas tenían también que hacerse patentes todos los inconvenientes de esta última.
Estos inconvenientes se muestran, entre otras cosas, en la mayor mortalidad de los obreros (XI)
fabriles... Esta gran diferencia de que los hombres trabajen mediante máquinas o como máquinas
no ha sido... observada (ibid., Pág. 69).

Para el futuro de la vida de los pueblos, las fuerzas naturales brutas que obran en las máquinas
serán, sin embargo, nuestros siervos y esclavos (ibid., pág.. 74).

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En las hilaturas inglesas están actualmente ocupados sólo 158.818 hombres y 196.818
mujeres. Por cada 100 obreros hay 103 obreras en las fábricas de algodón del condado de
Lancaster y hasta 209 en Escocia. En las fábricas inglesas de lino, en Leeds, se contaban 147
obreras por cada 100 obreros; en Druden y en la costa oriental de Escocia, hasta 280. En las
fábricas inglesas de seda... muchas obreras; en las fábricas de lana, que exigen mayor fuerza de
trabajo más hombres... También las fábricas de algodón norteamericanas ocupaban, en 1833,
junto a 18.593 hombres, no menos de 38.927 mujeres. Mediante las transformaciones en el
organismo del trabajo le ha correspondido, pues, al sexo femenino, un círculo más amplio de
actividad lucrativa..., las mujeres una posición económica más independiente.,,, los dos sexos
más aproximados en sus relaciones sociales (ibid., págs. 71—72).

«En las hilaturas inglesas movidas por vapor y agua trabajaban en el año 1835 20.558 niños
entre ocho y doce años, 35.867 entre doce y trece años y, por último, 108.208 entre trece y
dieciocho años... Ciertamente que los ulteriores progresos de la mecánica, al arrancar de manos
de los hombres, cada vez en mayor medida, todas las ocupaciones uniformes, actúan en el
sentido de una paulatina eliminación (XII) de la anomalía. Sólo que en el camino de este mismo
rápido progreso está precisamente el detalle de que los capitalistas pueden apropiarse, del modo
más simple y barato, de las fuerzas de las clases inferiores, hasta en la infancia, para usar y
abusar de ellas en lugar los medios auxiliares de la mecánica» (Schulz: Bew. d. Podukt., págs.
70—71).

«Llamamiento de lord Broughan a los obreros: ¡Haceos capitalistas! ...esto... lo malo es que
millones sólo logran ganar su modesto vivir gracias a un fatigoso trabajo que los arruina
corporalmente y los deforma mental y moralmente; que incluso tienen que considerar como una
suerte la desgracia de haber encontrado tal trabajo» (ibid., pág.. 60).

«Pour vivre donc, les non—propiétaires sont obligés de se mettre, directement ou


indirectement, au service des propiétaires, c'est—à—dire sous leur dépendance.» Pecqueur:
Théorie nouvelle d'économie sociale, etc. (página 409).

Domestiques—gages, ouvviers—salaires; employés—traitéments ou émoluments (ibid., págs..


409—410).

«Louer son travail», «prêter son travail à l'intérêt», «travailler à la place d'autrui».

«Louer la matière du travail», «prêter la matière du travail à l'intéret», «faire travailler


autrui à sa place» (ibid., págs. 411—12).

(XIII) «Cette constitution économique condamne les hommes à des metiers tellement abjects,
à une dégradation tellement désolante el amère, que la sauvagerie apparaît, en comparaison,

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comme une royale condition» (l. c., pág.., 417—18). «La prostitution de la classe non
propriétaire sous toutes les formes» (págs. 421 Y sig). Traperos.

Ch. Loudon, en su trabajo Solution du problème de la population, etc., París 1842, dice que
en Inglaterra existen entre 60.000 y 70.000 prostitutas. El número de femmes d'une vertu
douteuse es del mismo (Página 228).

«La moyenne vie de ces infortunées créatures sur le pavé, après qu'elles sont entrées dans la
carrière du vice, est d'environ ,six ou sept ans. De manière ,que pour mantenir le nombre de 60
a 70.000 prostituées,il doit y avoir, dalns les 3 royaumes, au moins 8 à 9.000 femmes qui se
vouent à cet infame métier chaque anné, ou environ vingt—quatre nouvelles victimes par jour,
ce qui est la moyenne d'une par heure; et conséquemment, si la même proportion a lieu sur toute
la surface du globe, il doit y avoir constament un million et demi de ces malheureuses» (ibid.,
pág.. 229).

La population des misérables croît avec leur misère, el c'est à la limite extrême du déneument
que les êtres humains se pressent en plus grand nombre pour se disputer le droit de souffrir... En
1821, la population de l'Irlande était de 6.801.827. En 1831, elle s'était élevée à 7.764.010;
c'est 14% d'augmentation en dix ans. Dans le Leinster, province où il y a le plus d'aisance, la
population n'a augmenté que de 8%, tandis que, dans le Connaught, province la plus misérable,
l'augmentation s'est élevée à 21%. (Extrait des Enquêtes publiées en Angleterre sur l'Irlande.
Vienne, 1840) Buret, De la misère, etc., t. I, pág.. [36]—37.

La Economía Política considera el trabajo abstractamente, como una cosa; le travail est une
marchandise; si el precio es alto, es que la mercancía es muy demanda; si es bajo, es que es muy
ofrecida; comme marchandise, le travail doit de plus en plus baisser de prix; en parte la
competencia entre capitalista y obrero, en parte la competencia entre obreros, obligan a ello. «La
popullation ouvrière, marchande de travail, est forcément réduite à la plus faible part du
produit... la theorie du travail marchandise est—elle aultre chose qu'une theorie de servitude
déguisée?» (1. c., pág.. 43).

«Pourquoi donc n'avoir vu dans le travail qu'une valeur d'échange?» (ibid., pág.. 44). Los
grandes talleres compran :preferentemente ,el trabajo de mujeres y niños porque éste cuesta
menos que el de los hombres (1. c.). «Le travailleur n'est point vis à vis de celui qui t'emploie
dans la position d'un libre vendeur... le capitalisme est toujours libre d'employer le travail, el
l'ouvrier est toujours forcé de le vendre. La vateur du travail est complétement détruite, s'il n'est
pas vendu à chaque instant. Le travail n'est susceptibte, ni d'accumulation ni même d'épargne, à
la différence des véritabtes [marchandises]. (XIV) Le travail c´est la vie, et si la vie ne
s'échange pas chaque jour contre les aliments, elle souffre el périt bientôt. Pour que la vie de
l'homme soit une marchandise, il faut donc admettre l'esclavage» (páginas 49, 50, 1. c.). Si el
trabajo es, pues, una mercancía, es una mercancía con las más tristes propiedades. Pero no lo es,

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incluso de acuerdo a los fundamentos de la Economía Política, porque no (es) le libre resultat
d'un libre marché. El régimen económico actual baja, a la vez el precio y la remuneración del
trabajo, il perfectionne I'ouvrier et dégrade l'homme (1. c., págs. 52—3). L'industrie est devenue
une guerre et le commerce un jeu (1. c., pág.. 62).

Les machines à travailler le coton (en Inglaterra) representan ellas solas 84.000.000 de
artesanos. La industria se encontró hasta el presente en la situación de la guerra de conquista
«elle a prodigé la vie des hommes qui composaient son armée avec autant d'indifference que les
grands conquérants. Son but était la possesion de la richesse, el non le bonheur des hommes»
(Buret, 1. c., pág.. 20). «Ces intérêts (sc. économiques), librement abandonés à eux—memmes...
doivent nécessairement entrer en conficte; ils n'ont d'autre arbitre que la guerre el les décisions
de la guerre donnent aux una la défaite el la mort, pour donner aux autres la victoire... c´est
dans le conflit des forces opposées que la science cherche l'ordre et l'équlibre: la guerre
perpétuelle est selon elle le seule moyen d'obtenir la paix, cette guerre s'appelle la concurrence»
(l. c., pág.. 23).

"Para ser conducida con éxito, la guerra industrial exige a ejércitos numerosos que pueda
acumular en un mismo punto y diezmar generosamente. Y ni por devoción ni por obligación
soportan los soldados de este ejército las fatigas que se les impone; sólo por escapar a la dura
necesidad del hambre. No tienen ni fidelidad ni gratitud para con sus jefes; éstos no están unidos
con sus subordinados por ningún sentimiento de benevolencia; no los conocen como hombres,
sino instrumentos de la producción que deben aportar lo más posible y costar lo menos posible.
Estas masas de obreros, cada vez más apremiadas, ni siquiera tienen la tranquilidad de estar
siempre empleadas; la industria que las ha convocado sólo las hace vivir cuando las necesita, y
tan pronto como puede pasarse sin ellas las abandona sin el menor remordimiento; y los
trabajadores... están obligados a ofrecer su persona y su fuerza por el precio que quiera
concedérseles. Cuanto más largo, penoso y desagradable sea el trabajo que se les asigna tanto
menos se les paga; se ven algunos que con un trabajo de dieciséis horas diarias de continua
fatiga apenas pueden comprar el derecho de no morir." (l. c., págs. 66, 69).

(XV) «Nous avons la conviction... partagée... par les commissaires chargés de l'enquête sur
la condition des tisserands à la main, que les grandes villes industrielles perdraient, en peu de
temps, leur population de travailleurs, si elles ne recevaient, à chaque instant, des campagnes
voisine des recrues continuelles d'hommes sains, de sang nouveau» (l. c., pág.. 362).

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Beneficio del capital

1. El capital

||I, 2| ¿En qué se apoya el capital, es decir, la propiedad privada sobre los productos del
trabajo ajeno? «Cuando el capital mismo no es simplemente robo o malversación, requiere aún
el concurso de la legislación para santificar la herencia» (Say, t. I, pág.. 136).

¿Cómo se llega a ser propietario de fondos productivos? ¿Cómo se llega a ser propietario de
los productos creados mediante esos fondos?

Mediante el derecho positivo (Say, t. II, Pág. 4).

¿Qué se adquiere con el capital, con la herencia de un gran patrimonio, por ejemplo? Uno
que, por ejemplo, hereda un gran patrimonio, no adquiere en verdad con ello inmediatamente
poder político. La clase de poder que esta posesión le transfiere inmediata y directamente es el
poder de comprar; éste es un poder de mando sobre todo el trabajo de otros o sobre todo
producto de este trabajo que se encuentre de momento en el mercado (Smith, t. I, pág.. 61).

El Capital es, pues, el poder de Gobierno sobre el trabajo y sus productos. El capitalista posee
este poder no merced a sus propiedades personales o humanas, sino en tanto en cuanto es
propietario del capital. El poder adquisitivo de su capital, que nada puede contradecir, es su
poder.

Veremos más tarde, primero, cómo el capitalista por medio del capital ejerce su poder de
gobierno sobre el trabajo, y después el poder de gobierno del capital sobre el capitalista mismo.

¿Qué es el capital?

«Une certaine quantité de travail amassé et mis en réserve» (Smith, t. II, pág.. 312).

El capital es trabajo acumulado. 2) Fondo, stock, es toda acumulación de productos de la


tierra y de productos manufacturados. El stock sólo se llama capital cuando reporta a su
propietario una renta o ganancia (Smith, t, II pág.. 191).

2. El beneficio del capital

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El beneficio o ganancia del capital es totalmente distinto del salario. Esta diversidad se
muestra de un doble modo: en primer lugar, las ganancias del capital se regulan totalmente de
acuerdo con el valor del capital empleado, aunque, el trabajo de dirección e inspección puede
ser mismo para diferentes capitales. A esto se añade que todo este trabajo está confiado a un
empleado principal, el salario del cual no guarda ninguna relación con el capital (II) cuyo
funcionamiento vigila. Aunque así el trabajo del propietario se reduce casi a nada, reclama, sin
embargo, beneficios en relación a su capital (Smith,: t. I, 97—99). ¿Por qué reclama el
capitalista esta proporción entre ganancia y capital?

No tendría ningún interés en emplear a los obreros si no esperase de la venta de su obra más
de lo necesario para reponer los fondos adelantados como salario, y no tendría ningún interés en
emplear más bien una suma grande que una pequeña si su beneficio no estuviese en relación con
la Cuantía del capital empleado (t. I, páginas 96—97).

El capitalista extrae, pues, una ganancia, primero de los salarios y después de las materias
primas adelantadas. ¿Qué relación tiene la ganancia con el capital?

Si ya es difícil determinar la tasa media habitual de los salarios en un tiempo y lugar


determinados, aún más difícil es determinar la ganancia de los capitales. Cambios en el precio
de las mercancías con que el capital opera, buena o mala fortuna de sus rivales y clientes,

traen un cambio de los beneficios de día en día y casi de hora en hora (Smith, t, I, págs.
179—80). Ahora bien, aunque sea imposible determinar con precisión las ganancias del capital,
podemos representárnoslas de acuerdo con el interés del dinero. Si se pueden hacer muchas
ganancias con el dinero, se da mucho por la posibilidad de servirse de él, si por medio de él se
gana poco, se da poco (Smith, t. I, pág.. 181). La proporción que ha de guardar la tasa habitual
de interés con la tasa de ganancia neta varía necesariamente con la elevación o descenso

de la ganancia. En la Gran Bretaña se calcula como el doble del interés lo que los
comerciantes llaman un profit honnête, modéré, raisonable, expresiones que no quieren decir
otra cosa que un beneficio habitual y acostumbrado (Smith, t. 4, pág.. 198).

¿Cuál es la tasa más baja de la ganancia? ¿Cuál la más alta?

La tasa más baja de la ganancia habitual del capital debe ser siempre algo más de lo que es
necesario para compensar las eventuales perdidas a que está sujeto todo empleo del capital. Este
exceso es propiamente la ganancia o le bénéfice net. Lo mismo sucede con la tasa más baja del
interés (Smith, t. I, pág.. 196).

(III) La tasa más elevada a que pueden ascender las ganancias habituales es aquella que, en la
mayor parte de las mercancías, absorbe la totalidad de las rentas de la tierra y reduce el salario

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de las mercancías suministradas al precio mínimo, a la simple subsistencia del

obrero mientras dura el trabajo. De una u otra forma, el obrero ha de ser siempre alimentado
en tanto que es empleado en una tarea; las rentas de la tierra pueden ser totalmente suprimidas.
Ejemplo, las gentes de la Compañía de las Indias de Bengala (Smith, t. I, pág..198).

Aparte de todas las ventajas de una competencia reducida, que el capitalista puede explotar en
este caso, le es posible también mantener, de modo honesto, el precio de mercado por encima
del precio natural.

En primer lugar, mediante el secreto comercial, cuando el mercado está muy alejado de sus
proveedores, es decir, manteniendo en secreto el cambio de precio, su alza por encima del nivel
natural. Este secreto logra que otros capitalistas no arrojen igualmente su capital en

esta rama.

En segundo lugar, mediante el secreto de fábrica, cuando el capitalista con menores costos de
producción suministra sus mercancías a un precio igual o incluso menor que el de sus
competidores, pero con mayor beneficio. (¿No es inmoral el engaño mediante el secreto?
Comercio bursátil.) Además, cuando la producción está ligada a una determinada localidad (por
ej., vinos de calidad) y la demanda efectiva no puede ser nunca satisfecha. Finalmente, mediante
el monopolio de individuos y compañías. El precio de monopolio es tan alto como sea posible
(Smith t. I, págs. 120—124).

Otras causas ocasionales que pueden elevar la ganancia del capital la adquisición de nuevos
territorios o de nuevas ramas comerciales multiplica frecuentemente, incluso en un país rico, las
ganancias del capital, pues sustraen a las antiguas ramas comerciales una parte de los capitales,
aminoran la competencia, abastecen el mercado con menos mercancías, cuyo precio entonces se
eleva; los comerciantes de estos ramos pueden entonces pagar el dinero prestado con un interés
mayor (Smith, t. I, página 190).

Cuanto más elaborada, más manufacturada es una mercancía, tanto más elevada es la parte
del precio que se resuelve en salario y beneficio en proporción a aquella otra parte que se
resuelve en renta. En el progreso que el trabajo manual hace sobre esta otra mercancía, no sólo
se multiplica el número de las ganancias, sino que cada ganancia es mayor que las precedentes
porque el capital de que brota (IV) es necesariamente mayor. El capital que hace trabajar el
tejedor es siempre y necesariamente mayor que el que utiliza el hilandero, porque no sólo
repone este capital con sus beneficios, sino que además paga los salarios de los tejedores y es
necesario que las ganancias se hallen siempre en una cierta proporción con el capital (t. I, págs.
102—3).

El progreso que el trabajo humano hace sobre el producto natural, transformándolo en el

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producto natural elaborado, no multiplica por tanto el salario, sino, en parte, el número de
capitales gananciosos, y en parte la proporción de cada capital nuevo sobre los precedentes.

Sobre la ganancia que el capitalista extrae de la división del trabajo se hablará más tarde.

El gana doblemente, primero con la división del trabajo, en segundo lugar, y en general, con
la modificación que el trabajo humano hace del producto natural. Cuanto mayor es la
participación humana en una mercancía, tanto mayor la ganancia del capital muerto.

En una y la misma sociedad está la tasa media de los beneficios del capital mucho más cerca
del mismo nivel y que el salario de los diferentes tipos de trabajo (t. I, pagina 228). En los
diversos empleos del capital, la tasa de la ganancia varía de acuerdo con la mayor o menor
certidumbre del reembolso del capital. «La tasa de la ganancia se eleva con el riesgo, aunque no
en proporción exacta» (ibid., págs. 226—227),

Se comprende fácilmente que las ganancias del capital se elevan también mediante la
facilidad o el menor costo de los medios de circulación (por ejemplo, papel dinero).

3. La dominación del capital sobre el trabajo y los motivos del capitalista

El único motivo que determina al poseedor de un capital a utilizarlo, de preferencia en la


agricultura, o en la manufactura o en un ramo específico del comercio al por mayor o por menor
es la consideración de su propio beneficio. Jamás se le viene a las mientes calcular cuánto
trabajo productivo pone en actividad cada uno de estos modos de empleo (V) qué valor añadirá
al producto anual de las tierras y del trabajo de su país (Smith, t. II, páginas 400—401).

Para el capitalista, el empleo más útil del capital es aquel que, con la misma seguridad, le
rinde mayor ganancia. Este empleo no es siempre el más útil para la sociedad; el mas útil es
aquel que se emplea para sacar provecho de las fuerzas productivas de la naturaleza (Say, t. II,
pág.. 131).

Las operaciones más importantes del trabajo están reguladas y dirigidas de acuerdo con los
planes y las especulaciones de aquellos que emplean los capitales; y la finalidad que éstos se
proponen en todos los planes y operaciones es el beneficio. Así, pues, la tasa del beneficio no
sube, como las rentas de la tierra y los salarios, con el bienestar de la sociedad, ni desciende
como aquellos, con la baja de éste. Por el contrario, esta tasa es naturalmente, baja en los países
ricos y alta en los países pobres; y nunca es tan alta como en aquellos países que con la mayor
celeridad se precipitan a su ruina. El interés de esta clase no está pues ligado, como el de las

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otras dos, con el interés general de la sociedad... El interés especial de quienes ejercen un
determinado ramo del comercio o de la industria es siempre, en cierto sentido, distinto del
interés del público y con frecuencia abiertamente opuesto a él. El interés del comerciante es
siempre agrandar el mercado y limitar la competencia de los vendedores... Es esta una clase de
gente cuyos intereses nunca serán exactamente los mismos que los de la sociedad, que en
general tiene interés en engañar y estafar al público (Smith, t. II, págs. 163—1615).

4. La acumulación de capitales y la competencia entre capitalistas

El aumento de capitales, que eleva los salarios, tiende a disminuir la ganancia de los
capitalistas en virtud de la competencia entre ellos (Smith, op. cit., t. I, pág. 78 [Garnier, t. I, p.
179].)

Si, por ejemplo, el capital necesario al comercio de víveres de una ciudad se encuentra
dividido entre dos tenderos distintos, la competencia hará que cada uno de ellos venda más
barato que si el capital se encontrase en manos de uno solo; y si está dividido entre 20 (VI), la
competencia será tanto mas activa y tanto menor será la posibilidad de que puedan entenderse
entre sí para elevar el precio de sus mercancías (Smith, op. cit., t. I, pág. 322 [Garnier, t. II,
páginas 372—3].)

Como ya sabemos que los precios de monopolio son tan altos como sea posible y que el
interés de los capitalistas, incluso desde el punto de vista de la Economía Política común, se
opone abiertamente al de la sociedad, puesto que el alza en los beneficios del capital obra como
el interés compuesto sobre el precio de las mercancías (Smith, t. I, págs. 199—201), la única
protección frente a los capitalistas es la competencia, la cual, según la Economía Política, obra
tan benéficamente sobre la elevación del salario como sobre el abaratamiento de las mercancías
en favor del público consumidor.

La competencia, sin embargo, sólo es posible mediante la multiplicación de capitales, y esto


en muchas manos. El surgimiento de muchos capitalistas sólo es posible mediante una
acumulación multilateral, pues el capital, en general, sólo mediante la acumulación surge, y la
acumulación multilateral se transforma necesariamente en acumulación unilateral. La
acumulación, que bajo el dominio de la propiedad privada es concentración del capital en pocas
manos, es una consecuencia necesaria cuando se deja a los capitales seguir su curso natural, y
mediante la competencia no hace sino abrirse libre camino esta determinación natural del
capital.

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Hemos oído que la ganancia del capital está en proporción a su magnitud. Por de pronto,
prescindiendo de la competencia intencionada, un gran capital se acumula, pues;
proporcionalmente a su magnitud, más rápidamente que uno pequeño.

||VIII, 2| Según esto, y prescindiendo totalmente de la competencia, la acumulación del gran


capital es mucho mas rápida que la del pequeño;. Pero sigamos adelante este proceso. Con la
multiplicación de los capitales disminuyen, por obra de la competencia, los beneficios del
capital. Luego padece, en primer lugar, el pequeño capitalista.

El aumento de los capitales y un gran número de capitales presuponen, además, una


progresiva riqueza del país.

«En un país que haya llegado a un alto grado de riqueza, la tasa habitual del beneficio es tan
pequeña que el interés que este beneficio permite pagar es tan bajo que sólo los sumamente ricos
pueden vivir de los réditos del dinero. Todas las personas de patrimonios medianos tienen, pues,
que emplear su capital, emprender algún negocio o interesarse en algún ramo del comercio»
(Smith, op. cit, t. I, pág. 86 [Garnier, tomo I, págs. 196—197].)

Esta situación es la preferida de la Economía Política.

«La relación existente entre la suma de capitales y las rentas determina por todas partes la
proporción en que se encuentran la industria y la ociosidad; donde prevalecen los capitales,
reina la industria; donde las rentas, la ociosidad» (Smith, op. cit, t. I, pág.301 [Garnier, tomo II,
págs. 325].)

¿Qué hay del empleo de los capitales en esta incrementada competencia?

«Con el aumento de los capitales debe hacerse cada vez mayor la cantidad de los fonds à
prêter à interêt; con el incremento de estos fondos se hace menor el interés, 1) porque baja el
precio de mercado de todas las cosas cuanto más aumenta su cantidad, 2) porque con el aumento
de capitales en un país se hace más difícil colocar un nuevo capital de manera ventajosa. Se
suscita una competencia entre los distintos capitalistas, al hacer el poseedor de un capital todos
los esfuerzos posibles para apoderarse del negocio que encuentra ocupado por otro capital. Pero
la mayor parte de las veces no puede esperar arrojar de su puesto a este otro capital si no es
mediante el ofrecimiento de mejores condiciones. No sólo ha de vender la cosa a mejor precio,
sino que también con frecuencia ha de comprar más caro para tener ocasión de vender. Cuantos
más fondos se destinan a mantenimiento del trabajo productivo, tanto mayor es la demanda de
trabajo: los obreros encuentran fácilmente ocupación (IX), pero los capitalistas tienen
dificultades para encontrar obreros. La competencia entre capitalistas hace subir los salarios y
bajar los beneficios» (Smith, op. cit, t. I, pág. 316 [Garnier, tomo II, págs. 358-59].).

El pequeño capitalista tiene, pues, la opción: 1) o de comerse su capital, puesto que él no

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puede vivir ya de réditos, y, por tanto, dejar de ser capitalista; o 2) emprender é1 mismo un
negocio, vender sus mercancías más baratas y comprar más caro que los capitalistas más ricos,
pagar salarios elevados y, por tanto, como quiera que el precio de mercado, por obra de la fuerte
competencia que presuponemos, está ya muy bajo, arruinarse. Si, por el contrario, el gran
capitalista quiere desplazar al pequeño, tiene frente a él todas las ventajas que el capitalista en
cuanto capitalista tiene frente al obrero. La mayor cantidad de su capital le compensa de los
menores beneficios e incluso puede soportar perdidas momentáneas hasta que el pequeño
capitalista se arruina, y él se ve libre de esta competencia. Así acumula los beneficios del
pequeño capitalista.

Además, el gran capitalista compra siempre más barato que el pequeño porque compra en
masa. Por tanto puede sin daño vender mas barato.

Así, si bien la baja del interés transforma a los capitalistas medianos de rentistas en hombres
de negocios, produce, por el contrario, el aumento de los capitales de negocio y el menor
beneficio que es su consecuencia, la baja del interés.

«Al disminuir el beneficio que puede extraerse del uso de un capital, disminuye
necesariamente el precio que por su utilización puede pagarse» (Adam Smith, loc. cit, t. I, pág.
316 [Garnier, tomo II, pág. 359].)

«Cuanto más se acrecienta la riqueza, la industria, la población, tanto más disminuye el


interés del dinero, es decir, el beneficio de los capitalistas; pero los capitales mismos no dejan de
aumentar y aún más rápidamente que antes, pese a la disminución de los beneficios... Un gran
capital, aunque sea con pequeños beneficios, se acrecienta en general mucho más rápidamente
que un capital pequeño con grandes beneficios. El dinero hace dinero, dice el refrán» (op. cit, t.
I, pág. 83 [Garnier, tomo I, pág. 189].)

Por tanto, si a este gran capital se enfrentan únicamente pequeños capitales con pequeños
beneficios, como sucede en la situación, que presuponemos, de fuerte competencia, los aplasta
por completo.

La consecuencia necesaria de esta competencia es entonces el empeoramiento general de las


mercancías, la falsificación, la adulteración, el envenenamiento general, tal como se muestra en
las grandes ciudades.

||X, 2| Una circunstancia importante en la competencia entre capitales grandes y pequeños es,
además, la relación entre capital fixe y capital circulant.

Capital circulant es un capital empleado en la producción de víveres, en la manufactura, o el


comercio. El capital así empleado no rinde a su dueño beneficio ni ingreso mientras permanezca
en su poder o se mantenga en la misma forma. Continuamente, sale de sus manos en una forma

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para retornar en otra, y sólo mediante esta transformación o circulación y cambio continuo rinde
beneficios. Capital fixe es el capital empleado en la mejora de la tierra, en la adquisición de
máquinas, instrumentos, útiles de trabajo y cosas semejantes (Adam Smith, op. cit, t. I, pág.
243-44 [Garnier, tomo II, pág. 197-98].).

Todo ahorro en el mantenimiento del capital fijo es un incremento de la ganancia neta. El


capital total de cualquier empresario de trabajo se divide necesariamente en capital fijo y capital
circulante. Dada la igualdad de la suma, será una parte tanto menor cuanto mayor sea la otra. El
capital circulante le proporciona la materia y los salarios del trabajo y pone en movimiento la
industria. Así, toda economía en el capital fijo que no disminuya la fuerza productiva del trabajo
aumenta el fondo (Adam Smith, op. cit, t. I, pág. 257 [Garnier, tomo II, pág. 226].)

Se ve, desde el comienzo, que la relación entre capital fijo y capital circulante es mucho más
favorable para el gran capitalista que para el pequeño. Un banquero muy fuerte sólo necesita una
insignificante cantidad de capital fijo más que uno muy pequeño. Su capital fijo se reduce a su
oficina. Los instrumentos de un gran terrateniente no aumentan en proporción a la magnitud de
su latifundio. Igualmente, el crédito que posee el gran capitalista y no el pequeño es un ahorro
tanto mayor en el capital fijo, es decir, en el dinero que habrá de tener siempre dispuesto. Se
comprende, por último, que allí en donde el trabajo industrial ha alcanzado un alto grado de
desarrollo y casi todo el trabajo a mano se ha convertido en trabajo fabril, todo su capital no le
alcanza al pequeño capitalista para poseer ni siquiera el capital fijo necesario. On sait que les
travaux de la grande culture n'occupent habituellement qu'un petit nombre de bras.

En general, en la acumulación de grandes capitales se produce también una concentración y


una simplificación relativas del capital fijo en relación a los capitalistas más pequeños. El gran
capitalista introduce para sí una especie (XI) de organización de los instrumentos de trabajo.

«Igualmente, en el terreno de la industria, es ya cada manufactura y cada fábrica una amplia


unión de un gran patrimonio material con numerosas y diversas capacidades intelectuales y
habilidades técnicas para un fin común de producción... Allí en donde la legislación mantiene la
propiedad de la tierra en grandes masas, el exceso de una población creciente se precipita hacia
las industrias y, como sucede en la Gran Bretaña, es así en el campo de la industria en donde se
amontona principalmente la gran masa de proletarios. Allí, sin embargo, en donde la legislación
permite la progresiva división del suelo, se acrecienta, como en Francia, el número de
propietarios pequeños y endeudados que mediante el progresivo fraccionamiento de la tierra son
arrojados a la clase de los menesterosos y descontentos. Si, por último, se lleva este
fraccionamiento a un alto grado, la gran propiedad devora nuevamente a la pequeña, así como la
gran industria aniquila a la pequeña; y como a partir de este momento se constituyen
nuevamente grandes fincas, la masa de los trabajadores desposeídos, que ya no es necesaria para
el cultivo del suelo, es de nuevo impulsada hacia la industria» (Schulz, Bewegung del
Produktion, páginas 58, 59).

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«La calidad de mercancías de un mismo tipo cambia mediante las transformaciones en el


modo de producción y especialmente mediante el empleo de maquinaria. Sólo mediante la
exclusión de la fuerza humana se ha hecho posible hilar, a partir de una libra de algodón, que
vale 3 chelines y 8 peniques, 350 madejas con una longitud total de 167 millas inglesas (36
millas alemanas) y de un valor comercial de 25 guineas» (op cit., pág. 62).

«Por término medio, los precios de los artículos de algodón han disminuido en Inglaterra
desde hace 45 años en 11/12 y, según los cálculos de Marshall, la cantidad de producto
fabricado por la que todavía en el año 1814 se pagaban 16 chelines es suministrada hoy por un
chelín y 10 peniques. La mayor baratura de la producción industrial aumentó el consumo tanto
en el interior como en el mercado exterior; ya esto está conectado el hecho de que, tras la
introducción de las máquinas, el número de obreros en el algodón no sólo no ha disminuido en
Gran Bretaña, sino que ha subido de 40.000 a 1'5 millones. ||XII, 2| Por lo que toca a la ganancia
de los empresarios y obreros industriales, a causa de la creciente competencia entre los
fabricantes sus ganancias han disminuido forzosamente en relación con la cantidad de
mercancías suministradas. De los años 1820 a 1833, la ganancia bruta de los fabricantes de
Manchester por una pieza de percal bajó de 4 chelines con 1 1/3 peniques a 1 chelín 9 peniques.
Pero para compensar esta pérdida, el conjunto de la producción ha sido ampliado. La
consecuencia de esto es que en algunas ramas de la industria aparece en parte una
superproducción; que surgen frecuentes quiebras, con lo cual se produce dentro de la clase de
los capitalistas y dueños de trabajo un inquietante bambolearse y agitarse de la propiedad, que
arroja al proletariado a una parte de los económicamente arruinados; que con frecuencia y
súbitamente se hacen necesarias una detención o una disminución del trabajo, cuyos
inconvenientes siempre percibe amargamente la clase de los obreros asalariados» (ibid., pág..
63).

«Louer son travail, c'est commencer son esclavage; louer la matière du travail, c'est
constituer sa liberté... Le travail c'est l'homme, la matière au contrare n'est rien de l'homme»
(Pecqueur, Théorie sociale, etc., páginas 411—412).

«L'élément matière, qui ne peut rien pour la crêation de la richesse sans l'autre élément
travail, reçoit la vertu magique d'etre fécond pour eux comme s'ils y avaient mis de leur propre
fait, cet indispensable élément» (ibid., 1. c.). «En supposant que le travail quotidien d'un ouvrier
lui apporte en moyenne 400 fr. par an, el que cette somme suffise à chaque adulte pour vivre
d'une vie grossière, tout propriétaire de 2.000 fr. de rente, de fermage, de loyer, etc., force donc
indirectement 5 hommes à travailler pour lui 100.000 fr. de rente représente le travail de 250
hommes, et 1.000.000 le travail de 2.500 individus» (luego, 300 millones [Louis Philippe] el
trabajo de 750.000 obreros) (ibid., págs. 412—413).

«Les propriétaires ont reçu de la loi des hommes le droit d'user et d'abuser, c'est—à—dire de
faire ce qu'ils veulent de la matière de tout travail... ils sont nullement oblgés par la loi de

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fournir à propos et toujours du travail aux non proprietaires, ni de leur payer un salaire
toujours suffisant, etc. (pág. 413, 1. c.). Liberté entiètre quant à la nature, à la quantité, à la
qualité, à l'opportunité de la production à l'usage, à la consommation des richesses, à la
disposition de la matière de tout travail. Chacun est libre d'échanger sa chose comme il entend,
sans autre considération que son propre intéret d'individu» (p. 413, 1. c.).

«La concurrence n'exprime pas autre chose que l'échange facultatif, qui lui—même est la
conséquence prochaine et logique du droit individuel d'user el d'abuser des instruments de toute
production, Ces trois moments économiques, lesquels n'en font qu'un: le droit d'user et d'abuser,
la liberté d'échanges et la concurrence arbitraire, entraînent les conséquences suivantes:
chacun produit ce qu'il veut, comme il veut, quand il veut, où il veut, produit bien ou produit
mal, trop ou pas assez, trop tôt ou trop tard, trop cher ou à trop bas prix; chacun ignore s'il
vendra, quand il vendra, comment il vendra, où il vendra, à qui il vendra: et il en est de même
quant aux achats. (XIII, 2) Le producteur ignore les besoins et les ressources, les demandes et
les offres. Il vend quand il veut, quand il peut, où il veut, à qui il veut, au prix qu'il veut. Et il
achète de même. En tout cela, Il est toujour le jouet du hasard, l'esclave de la loi du plus fort, du
moins pressé du pluls riche... Tandis que sur un point il y a disette d'une richesse, sur l'autre il y
a trop plein et gaspillage. Tandis qu'un producteur vend beaucoup ou très cher, et bénéfice
énorme, l'autre ne vend rien ou vend à perte... L'offre ignore la demande, et la demande ignore
l'offre. Vous produisez sur la foi d'un goût d'une mode qui se manifeste dans te public des
consommateurs; mais déjà, lorsque vous êtes prêts à livrer votre marchandise, la fantaisie a
passé et s'est fixée sur un autre genre de produit... conséquences infaillibles, la permanence et
l'universalisation des banqueroutes; les mécomptes, les ruines subites el les fortunes
improvisées; les crises commerciales, les chômages, les encombrements ou les disettes
périodiques; l'instabilité et I'avilissement des salaires et des profits; la déperdition ou le
gaspillage énorme de richesses, de temps et d'efforts dans l'arène d'une concurrence acharnée»
(páginas 414—416, 1. c.).

Ricardo en su libro (renta de la tierra): Las naciones son sólo talleres de producción, el
hombre es una máquina de consumir y producir la vida humana un capital; las leyes económicas
rigen ciegamente al mundo. Para Ricardo los hombres no son nada, el producto todo. En el título
26 de la traducción francesa se dice (65): «Il serait tout—à—fait indifférent pour une persone
qui sur un capital de 20.000£ ferait 2.900£ par an de profit, que son capital employât cent
hommes ou mille... L'intéret reel d'une nation n'est—il pas le même? Pourvu que son revenu net
et réel, et que ser fermages et profits soient les mêmes, qu'importe qu'elle se compose de dix ou
de douze millions d'individus?» (t. II, págs. 194—195). «En vérité, dit M. de Sismondi (t. II,
pág.. 331), il ne reste plus qu'à désirer que le roi, demeuré tout seul dans l'île, en tournant
constamment une manivelle, fasse accomplir, par des automates, tout l'ouvrage de l'Angleterre»

«Le maître qui achète le travail de l'ouvrier, à un prix si bas qu'il suffit à peine aux besoins
les plus pressants, n'est responsable ni de l'insuffisance des salaires, ni de la trop longue durée

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du travail: il subit lui—même la loi qu'il impose... ce n'est pas tant des hommes que vient la
misère, que de la puissance des choses» (Buret, 1. c., 82).

«En Inglaterra hay muchos lugares cuyos habitantes carecen de capitales parca un cultivo
completo de la tierra. La lana de las provincias orientales, de Escocia, en gran parte, ha de hacer
un largo camino por tierra, por malos caminos, para ser elaborada en el condado de York,
porque en el lugar de su producción faltan capitales para la manufactura. Hay en Inglaterra
muchas ciudades industriales pequeñas, a cuyos habitantes les falta capital suficiente para el
transporte de su producción industrial a mercados alejados en donde ésta encuentra
consumidores y demanda. Los comerciantes allí son (XIV) sólo agentes de otros comerciantes
más ricos que viven el algunas ciudades comerciales» (Adam Smith,La riqueza de las
naciones, t. I, pág.326-27 [Garnier, tomo II, pág. 382].)

«Pour augmenter la valeur du produit annuel de la terre et du travail, il n'y a pas d'autres
moyens que d'augmenter, quant au nombre, les ouvriers productifs, ou d'augmenter, quant à la
puirsance, la faculté productive des ouvriers précédemment employés. Dans l'un et dans l'autre
cas il faut presque toujours un surcroît de capital» (Adam Smith, op. cit., t. I, pág.306-07
[Garnier, tomo II, pág. 338].)

Así como la acumulación del capital, según el orden natural de las cosas, debe preceder a la
división del trabajo, de la misma manera la subdivisión de éste sólo puede progresar en la
medida en que el capital baya ido acumulándose previamente. La cantidad de materiales que el
mismo número de personas se encuentra en condiciones de manufacturar aumenta en la misma
medida en que el trabajo se subdivide cada vez más, y como la tarea de cada tejedor va
haciéndose gradualmente más sencilla, se inventa un conjunto de nuevas máquinas para facilitar
y abreviar aquellas operaciones. Así, cuanto más adelanta la división del trabajo, para
proporcionar un empleo constante al mismo número de operarios ha de acumularse previamente
igual provisión de víveres y una cantidad de materiales, instrumentos y herramientas mucho
mayor del que era menester en una situación memos avanzada. El número de obreros en cada
una de las ramas del trabajo aumenta generalmente con la división del trabajo en ese sector, o
más bien, es ese aumento de número el que la pone en situación de clasificar a los obreros de
esta forma (Adam Smith, op. cit, t. I, pág. 241-42 [Garnier, tomo II, pág. 193-94].)

«Así como el trabajo no puede alcanzar esta gran extensión de las fuerzas productivas sin una
previa acumulación de capitales, de igual suerte dicha acumulación trae consigo tales adelantos.
El capitalista desea naturalmente colocarlo de tal modo que éste produzca la mayor cantidad de
obra posible. Procura, por tanto, que la distribución de operaciones entre sus obreros sea la mas
conveniente, y les provee, al mismo tiempo, de las mejores máquinas que pueda inventar o le
sea posible adquirir. Sus medios para triunfar en ambos campos (XV) guardan proporción con la
magnitud de su capital o con el número de personas a quienes pueden dar trabajo. Por
consiguiente, no sólo aumenta el volumen de actividad en los países con el crecimiento del

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capital que en ella se emplea, sino que, como consecuencia de este aumento, un mismo volumen
industrial produce mucha mayor cantidad de obra» (Adam Smith, op. cit, t. I, pág. 242 [Garnier,
tomo II, pág. 194-95].)

Así, la sobre-producción.

«Combinaciones más amplias de las fuerzas productivas... en la industria y el comercio


mediante la unificación de fuerzas humanas y naturales más abundantes y diversas para
empresas en mayor escala. También aquí y allá unión más estrecha de las principales ramas de
la producción entre sí. Así, grandes fabricantes tratarán de conseguir grandes fincas para no
tener que adquirir de terceras manos al menos una parte de las materias primas necesarias a su
industria; o unirán con sus empresas industriales un comercio no sólo para ocuparse de sus
propias manufacturas sino también para la compra de productos de otro tipo y para su venta a
sus obreros. En Inglaterra, en donde dueños individuales de fábricas están a veces a la cabeza de
10 6 12.000 obreros... no son ya raras tales uniones de distintas ramas de la producción bajo una
inteligencia directora, de tales pequeños Estados o provincias en un Estado. Así, en época
reciente; los propietarios de minas de Birmingham asumen todo el proceso de fabricación del
hierro que antes estaba dividido entre diferentes empresarios y propietarios. Véase El distrito
minero de Birmingham' (DeutscheViertejahrsschift, 3, 1838). Por último, vemos en las grandes
empresas por acciones, que tan abundantes se han hecho amplias combinaciones del poder
monetario de muchos participantes con los conocimientos y habilidades científicas y técnicas de
otros, a los que está confiaba la ejecución del trabajo. De esta forma les es posible a los
capitalistas emplear sus ahorros de forma más diversificada e incluso emplearlos
simultáneamente en la producción agrícola, industrial y comercial, con lo cual su interés se hace
al mismo tiempo más variado (XVI, 2 ), se suavizan y se amalgaman las oposiciones entre los
intereses de la agricultura, la industria y el comercio. Pero incluso, esta más fácil posibilidad de
hacer provechosos el capital de las más diversas formas ha de aumentar la oposición entre las
clases pudientes y no pudientes» (Schulz, 1 cl. págs. 40—41).

Increíble beneficio que obtienen los arrendadores de viviendas de la miseria. El alquiler está
en proporción inversa de la miseria industrial.

Igualmente, ganancias extraídas de los vicios de los proletarios arruinados (prostitución,


embriaguez, prêteur sur gages). La acumulación de capitales crece y la competencia entre ellos
disminuye al reunirse en una sola mano el capital y la propiedad de la tierra, igualmente al
hacerse el capital, por su magnitud, capaz de combinar distintas ramas de la producción.

La diferencia frente a los hombres. Los 20 billetes de Lotería de Smith. Revenu net et brut de
Say. |XVI||

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Renta de la tierra

(I) El derecho de los terratenientes tiene su origen en el robo (Say t. I, pág.. 136, nota). Los
terratenientes, como todos los hombres, gustan de cosechar donde no han sembrado y piden una
renta incluso por el producto natural de la tierra (Smith, t. I, pág.. 99).

«Podría imaginarse que la renta de la tierra no es otra cosa sino el beneficio del capital que el
propietario empleó en mejorar el suelo. Hay casos en que la renta de la tierra puede, en parte, ser
esto... pero el propietario exige 1) una renta aun por la tierra que no ha experimentado mejoras,
lo que puede considerarse como interés o beneficio de los costos de mejora es, por lo general,
sólo una adición a esta renta originaria. 2) Por otra parte esas mejoras no siempre se hacen con
el capital del dueño, sino que, en ocasiones, proceden del capital de colono, pese a lo cual,
cuando se trata de renovar el arrendamiento, el propietario pide ordinariamente un aumento de
la renta, como si todas estas mejoras se hubieran hecho por su cuenta. 3) A veces también exige
una renta por terrenos que no son susceptibles de mejorar por la mano del hombre» (Smith, t. I,
págs. 300—301).

Smith cita como ejemplo del último caso el salicor, un tipo de alga que, al quemarse, da una
sal alcalina con la que puede hacerse jabón, cristal, etc. Crece en la Gran Bretaña, especialmente
en Escocia, en distintos lugares, pero sólo en rocas que están situadas bajo la marea alta y son
cubiertas dos veces al día por las olas, y cuyo producto, por tanto, no ha sido jamás aumentado
por la industria humana. Sin embargo, el propietario de los terrenos en donde crece este tipo de
plantas exige una renta igual que si fuesen tierras cultivables. En las proximidades de la isla de
Shetland es el mar extraordinariamente rico. Una gran parte de sus habitantes vive (II) de la
pesca. Pero para extraer un beneficio de los productos del mar hay que tener una vivienda en la
tierra vecina.

«La renta de la tierra está en proporción no de lo que el arrendatario puede hacer con la tierra,
sino de lo que puede hacer juntamente con la tierra y el mar» (Smith, Lomo I, págs. 301—302).

«La renta de la tierra puede considerarse como producto de la fuerza natural cuyo
aprovechamiento arrienda el propietario al arrendatario. Este producto es mayor o menor según
sea mayor o menor el volumen de esta fuerza, o en otros términos, según el volumen de la
fertilidad natural o artificial de la tierra. Es la obra de la naturaleza la que resta después de haber
deducido o compensado todo cuanto puede considerarse como obra del hombre» (Smith, t. II,

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págs. 377—378).

«En consecuencia, la renta de la tierra, considerada como un precio que se paga por su uso,
es naturalmente un precio de monopolio. No guarda proporción con las mejoras que el
propietario pudiera haber hecho en ella o con aquello que ha de tomar para no perder, sino más
bien con lo que el arrendatario puede, de alguna forma, dar sin perder» (Smith, t. I, pág.. 302).

«De las tres clases productivas la de los terratenientes es la única a la que su renta no cuesta
trabajo ni desvelos, sino que la percibe de una manera por así decir espontánea,
independientemente de cualquier plan o proyecto al respecto» (Smith, t. II, pág.. 161).

Se nos ha dicho ya que la cuantía de la renta de la tierra depende de la fertilidad proporcional


del suelo.

Otro factor de su determinación es la situación.

«La renta varía de acuerdo con la fertilidad de la tierra, cualquiera que sea su producto, y de
acuerdo con la localización, sea cualquiera la fertilidad» (Smith, t, I, página 306).

«Cuando las tierras, minas y pesquerías son de igual fertilidad, su producto será proporcional
al montante de los capitales en ellas empleados y a la forma (III) más o menos habilidosa de este
empleo. Cuando los capitales son iguales e igualmente bien aplicados, el producto es
proporcionado a la fecundidad natural de las tierras y pesquerías» (t. II, pág.. 210).

Estas frases de Smith son importantes porque, dados iguales costos de producción e igual
volumen, reducen las rentas de la tierra a la mayor o menor fertilidad de la misma. Luego
prueban claramente la equivocación de los conceptos en la Economía Política, que transforma la
fertilidad de la tierra en una propiedad del terrateniente.

Pero observemos ahora la renta de la tierra, tal como se configura en el tráfico real.

La renta de la tierra es establecida mediante la lucha entre arrendatario y terrateniente. En la


Economía Política constantemente nos encontramos como fundamento de la organización social
la hostil oposición de intereses; la lucha, la guerra. Veamos ahora como se sitúan, el uno
respecto al otro, terrateniente y arrendatario.

«Al estipularse las cláusulas del arrendamiento, el propietario trata de no dejar al colono sino
aquello que es necesario para mantener el capital que proporciona la simiente, paga el trabajo,
compra y mantiene el ganado, conjuntamente con los otros instrumentos de labor, y además, los
beneficios ordinarios del capital destinado a la labranza en la región. Manifiestamente esto es lo
menos con lo que puede contentarse un colono para no perder; el propietario, por su parte, raras
veces piensa en entregarle algo más. Todo lo que resta del producto o de su precio, por encima
de esa porción, cualquiera que sea su naturaleza, procura reservárselo el propietario como renta

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de su tierra, y es evidentemente la renta más elevada que el colono se halla en condiciones de


pagar, habida cuenta de las condiciones de la tierra (IV). Ese remanente es lo que se puede
considerar siempre como renta natural de la tierra, o la renta a que naturalmente se suelen
arrendar la mayor parte de las tierras» (Smith, tomo I, págs. 299—300).

«Los terratenientes —dice Say— ejercen una especie de monopolio frente a los colonos. La
demanda de su mercancía, la tierra y el Suelo, puede extenderse incesantemente; pero la
cantidad de su mercancía sólo se extiende hasta un cierto punto... El trato que se concluye entre
terratenientes y colonos es siempre lo más ventajoso posible para los primeros... además de la
ventaja que saca de la naturaleza de las cosas, consigue otra de su posición, su mayor
patrimonio, crédito, consideración; ya sólo el primero lo capacita para ser el único en
beneficiarse de las circunstancias de la tierra y el suelo. La apertura de un canal, de un camino,
el progreso de la población y del bienestar de un distrito, elevan siempre el precio de los
arrendamientos. Es cierto que el colono mismo puede mejorar el terreno a sus expensas, pero él
sólo se aprovecha de este capital durante la duración de su arrendamiento, a cuya conclusión
pasa al propietario; a partir de ese momento es éste quien obtiene los intereses, sin haber hecho
los adelantos, pues la renta se eleva entonces proporcionalmente» (Say, t. II, páginas 142—143).

«La renta, considerada como el precio que se paga por el uso de la tierra, es, naturalmente, el
precio más elevado que el colono se halla en condiciones de pagar en las circunstancias en que
la tierra se encuentra» (Smith, t. I, pág.. 299).

«La renta de un predio situado en la superficie monta generalmente a un tercio del producto
total, y es, por lo común, una renta fija e independiente de las variaciones (V) accidentales de la
cosecha» (Smith, t. 1, pág. 351). «Rara vez es menor esta renta a la cuarta parte del producto
total» (ibid., t. II, pág. 378).

No por todas las mercancías puede pagarse venta. Por ejemplo, en ciertas regiones no se paga
por las piedras renta alguna.

«En términos generales, únicamente se pueden llevar al mercado aquellas partes del producto
de la tierra cuyo precio corriente alcanza para reponer el capital necesario para el transporte de
los bienes, juntamente con sus beneficios ordinarios. Si el precio corriente sobrepasa ese nivel,
el excedente irá a parar naturalmente a la tierra. Si no ocurre así, aun cuando el produce pueda
ser llevado al mercado, no rendirá una renta al propietario. Depende de la demanda que el precio
alcance o no» (Smith, t. I, págs. 302—303).

«La renta entra, pues, en la composición del precio de las mercancías de una manera
totalmente diferente a la de los salarios o los beneficios. Los salarios o beneficios altos o bajos
son la causa de los precios elevados o módicos; la renta alta o baja es la consecuencia del
precio» (Smith, t. I, pág.. 303).

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Entre los productos que siempre proporcionan una renta están los alimentos.

«Como el hombre, a semejanza de todas las demás especies animales, se multiplica en


proporción a los medios de subsistencia, siempre existe demanda, mayor o menor, de productos
alimenticios. En toda circunstancia los alimentos pueden comprar o disponer de una cantidad
mayor o menor de trabajo (VI) y nunca faltarán personas dispuestas a hacer lo necesario para
conseguirlos. La cantidad de trabajo que se puede comprar con los alimentos no es siempre
igual a la cantidad de trabajadores que con ellos podrían subsistir si se distribuyesen de la
manera más económica; esta desigualdad deriva de los salarios elevados que a veces es preciso
pagar a los trabajadores. En todo caso, pueden siempre comprar tanta cantidad de trabajo como
puedan sostener, según la tasa que comúnmente perciba esta especie de trabajo en la comarca.
La tierra, en casi todas las circunstancias, produce la mayor cantidad de alimentos de la
necesaria para mantener el trabajo que se requiere para poner dichos alimentos en el mercado. El
sobrante es siempre más de lo que sería necesario para reponer el capital que emplea este
trabajo, además de sus beneficios. De tal suerte, queda siempre algo en concepto de renta para el
propietario» (Smith, t. I, págs. 305—306). «No solamente es el alimento el origen primero de la
renta, sino que si otra porción del producto de la tierra viniera, en lo sucesivo a producir una
renta, este incremento de valor de la renta derivaría del acrecentamiento de capacidad para
producir alimentos que ha alcanzado el trabajo mediante el cultivo y las mejoras hechas en las
tierras» (Smith, t. I, pág. 345). «El alimento de los hombres alcanza siempre para el pago de la
renta» (t. I, pág. 337). «Los países se pueblan no de una manera proporcional al número de
habitantes que pueden vestir y alojar con sus producciones, sino en proporción al número de los
que puedan alimentar» (Smith, t, I, pág.. 342).

«Después del alimento, las dos (sic) mayores necesidades del hombre son el vestido, la
vivienda y la calefacción. Producen casi siempre una renta, pero no necesariamente» (ibid., t. I,
pág.. 338).

(VIII) Veamos ahora cómo explota el terrateniente todas las ventajas de la sociedad.

1) La renta se incrementa con la población (Smith, tomo I, 335).

2) Hemos escuchado ya de Say cómo se eleva la renta con los ferrocarriles, etc., con la
mejora, seguridad y multiplicación de las comunicaciones.

3) Toda mejoría en el estado de la sociedad tiende, de una manera directa e indirecta, a elevar
la renta de la tierra, a incrementar la riqueza real del propietario o, lo que es lo mismo, su
capacidad para comprar el trabajo de otra persona o el producto de su esfuerzo... La extensión
del cultivo y las mejoras ejecutadas contribuyen a ese aumento de una manera directa, puesto
que la participación del terrateniente en el producto aumenta necesariamente cuando éste crece...
El alza en el precio real de aquellas especies de productos primarios, por ejemplo el alza en el
precio del ganado, tiende también directamente a aumentar la renta de la tierra y en una

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proporción todavía más alta. Con el valor real del producto no sólo aumenta innecesariamente el
valor real de la parte correspondiente al propietario, es decir, el poder real que esta parte le
confiere sobre el trabajo ajeno, sino que con dicho valor aumenta también la proporción de esta
parte en relación al producto total. Este producto, después de haber aumentado al precio real, no
requiere para su obtención mayor trabajo que antes. Y tampoco será necesario un mayor trabajo
para reponer el capital empleado en ese trabajo conjuntamente con los beneficios ordinarios del
mismo. Por consiguiente, en relación al producto total ha de ser ahora mucho mayor que antes la
proporción que le corresponderá al dueño de la tierra (Smith, tomo II, págs. 157—159).

(IX) La mayor demanda de materias primas y, con ella, el alza del valor, puede proceder
parcialmente del incremento de la población y del incremento de sus necesidades. Pero cada
nuevo incremento, cada nueva aplicación que la manufactura hace de la materia prima hasta
entonces poco o nada utilizada, aumenta la renta. Así, por ejemplo, la renta de las mines de
carbón se ha elevado enormemente con los ferrocarriles, buques de vapor, etcétera.

Además de esta ventaja que el terrateniente extrae de la manufactura, de los descubrimientos,


del trabajo, vamos ha ver en seguida otra.

4) «Todos cuantos adelantos se registran en la fuerza productiva del trabajo, que tienden
directamente a reducir el precio real de la manufactura, tienden a elevar de modo indirecto la
renta real de la tierra. El propietario cambia la parte del producto primario que sobrepasa su
propio consumo —o, lo que es lo mismo, el precio correspondiente a esa parte— por el producto
ya manufacturado pero todo lo que reduzca el precio real de éste eleva el de aquél. Una cantidad
igual del primero llegará a convertirse en una mayor proporción del último, y el señor de la
tierra se encontrará en condiciones de comprar una mayor cantidad de las cosas que desea y que
contribuyen a su mayor comodidad, ornato o lujo» (Smith, t. II, pág.. 159).

En este momento, a partir del hecho de que el terrateniente explota todas las ventajas de la
sociedad (X), Smith concluye (t. II, pág.. 151) que el interés del terrateniente es siempre idéntico
al interés de la sociedad, lo cual es una estupidez. En la Economía Política, bajo el dominio de la
propiedad privada, el interés que cada uno tiene en la sociedad está justamente en proporción
inversa del interés que la sociedad tiene en el, del mismo modo que el interés del usurero en el
derrochador no es, en modo alguno, idéntico al interés del derrochador.

Citemos sólo de pasada la codicia monopolista del terrateniente frente a la tierra de países
extranjeros, de donde proceden, por ejemplo, las Leyes sobre el trigo. Pasamos por alto aquí,
igualmente, la servidumbre medieval, la esclavitud en las colonias, la miseria de campesinos y
jornaleros en la Gran Bretaña. Atengámonos a los pronunciamientos de la Economía Política
misma.

1) Que el terrateniente esté interesado en el bien de la sociedad quiere decir, según los
fundamentos de la Economía Política, que esta interesado en su creciente población y

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producción artificial, en el aumento de sus necesidades en una palabra, en el crecimiento de la


riqueza; y según las consideraciones que hasta ahora hemos hecho, este crecimiento es idéntico
con el crecimiento de la miseria y de la esclavitud. La relación creciente de los alquileres con la
miseria es un ejemplo del interés del terrateniente en la sociedad, pues con el alquiler aumenta la
renta de la tierra, el interés del suelo sobre el que la casa se levanta.

2) Según los economistas mismos, el interés del terrateniente es el término opuesto hostil al
del arrendatario, es decir, al de una parte importante de la sociedad.

(XI), 3) Puesto que el terrateniente puede exigir del arrendatario una renta tanto mayor cuanto
menos salarios éste pague, y como el colono rebaja tanto más el salario cuanto más renta exige
el propietario, el interés del terrateniente es tan hostil al de los mozos de labranza como el del
patrono manufacturero al de sus obreros. Empuja el salario hacia un mínimo, en la misma forma
que aquél.

4) Puesto que la baja real en el precio de los productos manufacturados eleva las rentas, el
terrateniente tiene un interés directo en la reducción del salario de los obreros manufactureros,
en la competencia entre los capitalistas, en la superproducción, en la miseria total de la
manufactura.

5) Si por tanto, el interés del terrateniente, lejos de idéntico al interés de la sociedad, está en
oposición hostil con el interés de los mozos de labranza, de los obreros manufactureros y de los
capitalistas, ni siquiera el interés de un terrateniente en particular es idéntico al de otro a causa
de la competencia, que consideraremos ahora.

Ya, en general, la gran propiedad guarda con la pequeña la misma, relación que el gran capital
con el pequeño. Se dan, sin embargo, circunstancias especiales que acarrean necesariamente la
acumulación de la gran propiedad territorial y la absorción por ella de la pequeña.

(XII) En ningún sitio disminuye tanto con la magnitud de los fondos el número relativa de
obreros e instrumentos como en la propiedad territorial. Igualmente, en ningún sitio aumenta
tanto como en la propiedad territorial, con la magnitud de los fondos, la posibilidad de
explotación total, de ahorro en los costos de producción y de adecuada división del trabajo. Por
pequeño que un campo de labranza sea, los aperos que hace necesarios, tales como arado, hoz,
etc., alcanzan Un cierto límite más allá del cual no pueden aminorarse, en tanto que la pequeñez
de la propiedad puede ir mucho más allá de estos límites.

2) El gran latifundio acumula a su favor los réditos que el capital del arrendatario ha
empleado en la mejora del suelo. La pequeña propiedad territorial ha de emplear su propio
capital. Se le escapa, pues, toda esta ganancia.

3) En tanto que toda mejora social aprovecha al gran latifundio, perjudica a la pequeña

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propiedad territorial, al hacer necesaria para ella cada vez mayor cantidad de dinero contante.

4) Hay que tener en cuenta todavía dos leyes importantes de esta competencia: a) la renta de
las tierras cultivadas para la producción de alimentos humanos regula la renta de la mayor parte
de las otras tierras dedicadas al cultivo (Smith, t. I, pág.. 331).

Alimentos tales como el ganado, etc., sólo puede producirlos, en último termino, el gran
latifundio. Este regula, pues, la renta de las demás tierras y puede reducirlas a un mínimo.

El pequeño propietario territorial que trabaja por sí mismo se encuentra, respecto del gran
terrateniente, en la misma relación que un artesano que posee un instrumento propio respecto
del fabricante. La pequeña propiedad territorial se ha convertido en simple instrumento de
trabajo (XVI). La renta de la tierra desaparece para el pequeño terrateniente; sólo le queda, a lo
sumo, el interés de su capital y su salario, pues la renta de la tierra puede ser llevada por la
competencia hasta no ser más que el interés del capital no invertido por el propietario mismo.

6) Sabemos ya, por lo demás, que a igual fertilidad y a explotación igualmente adecuada de
los campos, minas y pesquerías, el producto está en proporción de la magnitud de los capitales.
Por consiguiente, triunfo del gran latifundista. Del mismo modo, a igualdad de capitales, en
proporción a la fertilidad. Por consiguiente, a capitales iguales, triunfo del propietario del
terreno más fértil.

b) «Puede decirse que una mina de cualquier especie es estéril o rica según la cantidad de
mineral que se pueda extraer de ella con una cierta cantidad de trabajo sea mayor o menor que la
que se podría extraer, con la misma cantidad de trabajo, de la mayor parte de las otras minas de
igual clase» (Smith, t. I, págs.. 345—346). El precio de la mina más rica regula el precio del
carbón de todas las otras de los alrededores. Tanto el propietario como el empresario consideran,
el uno, que puede obtener una renta mayor, y el otro, un beneficio más alto, vendiendo a un
precio un poco inferior al que veden sus vecinos. Estos se ven muy pronto obligados a vender al
mismo precio, aunque pocos estén en condiciones de hacerlo, y aun cuando el continuar bajando
el precio les prive de toda su renta y de todos sus beneficios. Algunas minas se abandonan por
completo, y otras, al no suministrar renta, únicamente pueden ser explotadas por el propietario
(Smith, t. I, pág.. 350). «Las minas de plata de Europa se abandonaron en su mayor parte
después que fueron descubiertas las del Perú. ...Esto mismo sucedió a las minas de Cuba y Santo
Domingo, y aun a las más antiguas del Perú, desde el descubrimiento de las del Potosí» (t. I,
pág.. 353j. Exactamente lo mismo que Smith dice aquí es válido, en mayor o menor medida, de
la propiedad territorial en general.

5) «Hay que notar que el precio ordinario de la tierra depende siempre de la tasa corriente de
interés... Si la renta de la tierra descendiera muy por debajo del interés del dinero nadie
compraría más fincas rústicas y éstas registrarían muy pronto un descenso en su precio
corriente. Por el contrario, si la renta de la tierra excediese con mucho de la tasa del interés, todo

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el mundo compraría fincas y esto restauraría igualmente con rapidez su precio corriente» (t. II,
págs. 367—368). De esta relación de la renta de la tierra con el interés del dinero se desprende
que las rentas han de descender cada vez más, de forma que, por último, sólo los más ricos
puedan vivir de ellas. Por consiguiente, competencia cada vez mayor entre los terratenientes que
no arrienden sus tierras. Ruina de una parte de ellos, reiterada acumulación del gran latifundio.

(XVII) Esta competencia tiene, además, como consecuencia que una gran parte de la
propiedad territorial cae en manos de los capitalistas y éstos se convierten así, al mismo tiempo,
en terratenientes del mismo modo que los pequeños terratenientes no son ya más que
capitalistas. Igualmente una parte del gran latifundio se convierte en propiedad industrial.

La consecuencia última es, pues, la disolución de la diferencia entre capitalista y terrateniente,


de manera tal que, en conjunto, no hay en lo sucesivo más que dos clases de población, la clase
obrera y la clase capitalista. Esta comercialización de la propiedad territorial, la transformación
de la propiedad de la tierra en una mercancía, es el derrocamiento definitivo de la vieja
aristocracia y la definitiva instauración de la aristocracia del dinero.

1) No compartimos las sentimentales lágrimas que los románticos vierten por esto. Estos
confunden siempre la abominación que la comercialización de la tierra implica, con la
consecuencia, totalmente racional, necesaria dentro del sistema de la propiedad privada y
deseable, que va contenida en la comercialización de la propiedad privada de la tierra. En
primer lugar, la propiedad de la tierra de tipo feudal es ya, esencialmente, la tierra
comercializada, la tierra extrañada para el hombre y que por eso se le enfrenta bajo la figura de
unos pocos grandes señores.

Ya en la propiedad territorial feudal está implícita la dominación de la tierra como un poder


extraño sobre los hombres. El siervo de la gleba es un accidente de la tierra. Igualmente, a la
tierra pertenece el mayorazgo, el hijo primogénito. La tierra lo hereda. En general, la
dominación de la propiedad privada comienza con la propiedad territorial, esta es su base. Pero
en la propiedad territorial del feudalismo el señor aparece, al menos, como rey del dominio
territorial. Igualmente existe aún la apariencia de una relación entre el poseedor y la tierra mas
íntima que la de la pura riqueza material. La finca se individualiza con su señor, tiene su rango,
es, con él, baronía o condado, tiene sus privilegios, su jurisdicción, sus relaciones políticas, etc.
Aparece como cuerpo inorgánico de su señor. De aquí el aforismo: Nulle terre sans maître en el
que se expresa la conexión del señorío y la propiedad territorial. Del mismo modo, la
dominación de la propiedad territorial no aparece inmediatamente como dominación del capital
puro. La relación en que sus súbditos están con ella es más la relación con la propia patria. Es un
estrecho modo de nacionalidad.

(XVIII) Así también, la propiedad territorial feudal da nombre a su señor como un reino a su
rey. Su historia familiar, la historia de su casa, etc., todo esto individualiza para él la propiedad

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territorial y la convierte formalmente en su casa, en una persona. De igual modo los cultivadores
de la propiedad territorial no están con ella en relación de jornaleros, sino que, o bien son ellos
mismos su propiedad, como los siervos de la gleba, o bien están con ella en una relación de
respeto, sometimiento y deber. La posición del señor para con ellos es inmediatamente política y
tiene igualmente una faceta afectiva. Costumbres, carácter, etc., varían de una finca a otra y
parecen identificarse con la parcela, en tanto que más tarde es sólo la bolsa del hombre y no su
carácter, su individualidad, lo que lo relaciona con la finca. Por último, el señor no busca extraer
de su propiedad el mayor beneficio posible. Por el contrario consume lo que allí hay y abandona
tranquilamente el cuidado de la producción a los siervos y colonos. Esta es la condición
aristocrática de la propiedad territorial que arroja sobre su Señor una romántica gloria.

Es necesario que sea superada esta apariencia, que la territorial, raíz de la propiedad privada,
sea arrebatada al movimiento de ésta y convertida en mercancía, que la dominación del
propietario, desprovista de todo matiz político, aparezca como dominación pura de la propiedad
privada, del capital, desprovista de todo tinte político; que la relación entre propietario y obrero
sea reducida a la relación económica de explotador y explotado, que cese toda relación personal
del propietario en su propiedad y la misma se reduzca a la riqueza simplemente material, de
cosas; que en lugar del matrimonio de honor con la tierra se celebre con ella el matrimonio de
conveniencia, y que la tierra, como el hombre, descienda a valor de tráfico. Es necesario que
aquello que es la raíz de la propiedad territorial, el sucio egoísmo, aparezca también en su cínica
figura. Es necesario que el monopolio reposado se cambie en el monopolio movido e
intranquilo, en competencia; que se cambie el inactivo disfrute del sudor y de la sangre ajenos
en el ajetreado comercio de ellos. Es necesario, por último, que en esta competencia la
propiedad de la tierra, bajo la figura del capital, muestre su dominación tanto sobre la clase
obrera como sobre los propietarios mismos, en cuanto que las leyes del movimiento del capital
los arruinan o los elevan. Con esto, en lugar del aforismo medieval nulle terre sans seigneur
aparece otro refrán: l'argent n'a pas de Maître, en el que se expresa la dominación total de la
materia muerta sobre los hombres.

La división de la propiedad territorial niega el gran monopolio de la propiedad territorial,


supera, pero sólo por cuanto generaliza este monopolio. No supera el fundamento del
monopolio, la propiedad privada. Ataca la existencia del monopolio, pero no su esencia. La
consecuencia de ello es que cae víctima de las leyes de la propiedad privada. La división de la
propiedad territorial corresponde, en efecto, al movimiento de la competencia en el dominio
industrial. Aparte de las desventajas, económicas de esta división de aperos y de este
aislamiento del trabajo de unos y otros (que hay que distinguir evidentemente de la división del
trabajo: el trabajo no está dividido entre muchos, sino que cada uno lleva a cabo para sí el
mismo trabajo; es una multiplicación del mismo trabajo), esta división, como aquella
competencia, se cambia necesariamente de nuevo en acumulación.

Allí, pues, en donde tiene lugar la división de la propiedad territorial, no queda otra salida

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sino retornar al monopolio de forma aún más odiosa, o negar, superar, la división de la misma
propiedad territorial. Pero esto no es el retorno a la propiedad feudal, sino la superación de la
propiedad privada de la tierra y el suelo en general. La primera superación del monopolio es
siempre su generalización, la ampliación de su existencia. La superación del monopolio que ha
alcanzado su existencia más amplia y comprensiva posible es su aniquilación plena. La
asociación aplicada a la tierra y el suelo participa de las ventajas del latifundio desde el punto de
vista económico y realiza, por primera vez, la tendencia originaria de la división, es decir, la
igualdad, al tiempo que establece la relación afectiva del hombre con la tierra de una manera
racional y no mediada por la servidumbre de la gleba, la dominación y una estúpida mística de
la propiedad, al dejar de ser la tierra un objeto de tráfico y convertirse de nuevo, mediante el
trabajo libre y el libre goce, en una verdadera y personal propiedad del hombre. Una gran
ventaja de la división es que su masa, que no puede ya resolverse a caer en la servidumbre,
perece ante la propiedad de manera distinta que la de la industria.

Por lo que toca al gran latifundio, sus defensores han identificado de manera sofística las
ventajas económicas que la agricultura en gran escala ofrece con el gran latifundio, como sino
fuese sólo mediante la superación de la propiedad como estas ventajas alcanzan justamente
(XX) su mayor extensión posible, de una parte, y su utilidad social, de la otra. Han atacado,
igualmente, el espíritu mercantil de la pequeña propiedad territorial, como si el gran latifundio
en su forma feudal no contuviese ya el tráfico de modo latente. Por no decir nada de la forma
inglesa moderna, en la que van ligados el feudalismo del propietario de la tierra y el tráfico y la
industria del arrendatario.

Así como el gran latifundio puede devolver el reproche de monopolio que la división de la
propiedad territorial le hace, pues también la división se basa en el monopolio de la propiedad
privada, así también puede la división de la propiedad territorial devolver al latifundio el
reproche de la división pues también en el latifundio reina la división, sólo que en forma rígida y
anquilosada. En general, la propiedad privada se apoya siempre sobre la división. Por lo demás,
así como la división de la propiedad territorial reconduce al latifundio como riqueza—capital,
así también la propiedad territorial feudal tiene que marchar necesariamente hacia la división, o
al menos caer en manos de los capitalistas, haga lo que haga.

Pues el latifundio, como sucede en Inglaterra, echa a la inmensa mayoría de la población en


brazos de la industria y reduce a sus propios obreros a una miseria total. Engendra y aumenta,
pues, el poder de su enemigo, del capital, de la industria, al arrojar al otro lado brazos y toda una
actividad del país. Hace a la mayoría del país industrial, esto es, adversaria del latifundio. Así
que la industria ha alcanzado un gran poder, como ahora en Inglaterra, arranca poco a poco al
latifundio su monopolio frente al extranjero y lo arroja a la competencia con la propiedad
territorial extranjera. Bajo el dominio de la industria, el latifundio sólo podría asegurar su
magnitud feudal mediante el monopolio frente al extranjero, para protegerse de las leyes
generales del comercio, que contradicen su esencia feudal. Una vez arrojado a la competencia,

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sigue sus leyes como cualquier otra mercancía a ella arrojada. Va fluctuando, creciendo y
disminuyendo, volando de unas manos a otras y ninguna ley puede mantenerlo ya en unas pocas
manos predestinadas.

(XXI) La consecuencia inmediata es el fraccionamiento en muchas manos, en todo caso caída


en el poder de los capitalistas industriales.

Finalmente, el latifundio que de esta forma ha sido mantenido por la fuerza y ha engendrado
junto a sí una temible industria, conduce a la crisis aún más rápidamente que la división de la
propiedad territorial, junto a la cual el poder de la industria está siempre en segundo rango.

El latifundio, como vemos en Inglaterra, ha perdido ya su carácter feudal y tomado carácter


industrial cuando quiere hacer tanto dinero como sea posible. Da al propietario la mayor renta
posible, al arrendatario el beneficio del capital más elevado que sea posible. Los trabajadores del
campo están así ya reducidos al mínimo y la clase de los arrendatarios representa ya dentro de la
propiedad territorial el poder de la industria y del capital. Mediante la competencia con el
extranjero, la mayor parte de la renta de la tierra deja de poder constituir un ingreso
independiente. Una gran parte de los propietarios debe ocupar el puesto de los arrendatarios, que
de este modo se hunden parcialmente en el proletariado. Por otra parte, muchos arrendatarios se
apoderan de la propiedad territorial, pues los grandes propietarios, merced a sus cómodos
ingresos, se han dedicado en su mayoría a la disipación y son, en la mayor parte de los casos,
también incapaces para dirigir la agricultura en gran escala; no poseen ni capital ni capacidad
para explotar la tierra y el suelo. Así, pues, una parte de éstos se arruina completamente.
Finalmente, el salario reducido al mínimo debe ser aún más reducido para resistir la nueva
competencia. Esto conduce entonces necesariamente a la revolución.

La propiedad territorial tenia que desarrollarse en cada una de estas dos formas para vivir en
una y otra su necesaria decadencia, del mismo modo que la industria tenía que arruinarse en la
forma del monopolio y en la forma de la competencia para aprender a creer en el hombre.

[El trabajo enajenado]

(XXII) Hemos partido de los presupuestos de la Economía Política. Hemos aceptado su


terminología y sus leyes. Damos por supuestas la propiedad privada, la separación del trabajo,

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capital y tierra, y la de salario, beneficio del capital y renta de la tierra; admitamos la división
del trabajo, la competencia, el concepto de valor de cambio, etc. Con la misma Economía
Política, con sus mismas palabras, hemos demostrado que el trabajador queda rebajado a
mercancía, a la más miserable de todas las mercancías; que la miseria del obrero está en razón
inversa de la potencia y magnitud de su producción; que el resultado necesario de la
competencia es la acumulación del capital en pocas manos, es decir, la más terrible
reconstitución de los monopolios; que, por último; desaparece la diferencia entre capitalistas y
terratenientes, entre campesino y obrero fabril, y la sociedad toda ha de quedar dividida en las
dos clases de propietarios y obreros desposeídos.

La Economía Política parte del hecho de la propiedad privada, pero no lo explica. Capta el
proceso material de la propiedad privada, que esta recorre en la realidad, con fórmulas abstractas
y generales a las que luego presta valor de ley. No comprende estas leyes, es decir, no prueba
cómo proceden de la esencia de la propiedad privada. La Economía Política no nos proporciona
ninguna explicación sobre el fundamento de la división de trabajo y capital, de capital y tierra.
Cuando determina, por ejemplo, la relación entre beneficio del capital y salario, acepta como
fundamento último el interés del capitalista, en otras palabras, parte de aquello que debería
explicar. Otro tanto ocurre con la competencia, explicada siempre por circunstancias externas.
En qué medida estas circunstancias externas y aparentemente casuales son sólo expresión de un
desarrollo necesario, es algo sobre lo que la Economía Política nada nos dice. Hemos visto
cómo para ella hasta el intercambio mismo aparece como un hecho ocasional. Las únicas ruedas
que la Economía Política pone en movimiento son la codicia y la guerra entre los codiciosos, la
competencia.

Justamente porque la Economía Política no comprende la coherencia del movimiento pudo,


por ejemplo, oponer la teoría de la competencia a la del monopolio, la de la libre empresa a la de
la corporación, la de la división de la tierra a la del gran latifundio, pues competencia, libertad
de empresa y división de la tierra fueron comprendidas y estudiadas sólo como consecuencias
casuales, deliberadas e impuestas por la fuerza del monopolio, la corporación y la propiedad
feudal, y no como sus resultados necesarios, inevitables y naturales.

Nuestra tarea es ahora, por tanto, la de comprender la conexión esencial entre la propiedad
privada, la codicia, la separación de trabajo, capital y tierra, la de intercambio y competencia,
valor y desvalorización del hombre; monopolio y competencia; tenemos que comprender la
conexión de toda esta enajenación con el sistema monetario.

No nos coloquemos, como el economista cuando quiere explicar algo, en una imaginaria
situación primitiva. Tal situación primitiva no explica nada, simplemente traslada la cuestión a
uña lejanía nebulosa y grisácea. Supone como hecho, como acontecimiento lo que debería
deducir, esto es, la relación necesaria entre dos cosas, Por ejemplo, entre división del trabajo e
intercambio. Así es también como la teología explica el origen del mal por el pecado original

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dando por supuesto como hecho, como historia, aquello que debe explicar.

Nosotros partimos de un hecho económico, actual.

El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en
potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas
más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la
valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también
a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce
mercancías en general.

Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto,
se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto
del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la
objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del
trabajo aparece en el estadio de la Economía Política como desrealización del trabajador, la
objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento,
como enajenación.

Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajador, que éste
es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición. La objetivación aparece hasta tal punto
como perdida del objeto que el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo
para la vida, sino incluso para el trabajo. Es más, el trabajo mismo se convierte en un objeto del
que el trabajador sólo puede apoderarse con el mayor esfuerzo y las más extraordinarias
interrupciones. La apropiación del objeto aparece en tal medida como extrañamiento, que
cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto mas sujeto
queda a la dominación de su producto, es decir, del capital.

Todas estas consecuencias están determinadas por el hecho de que el trabajador se relaciona
con el producto de su trabajo como un objeto extraño. Partiendo de este supuesto, es evidente
que cuánto mas se vuelca el trabajador en su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño,
objetivo que crea frente a sí y tanto mas pobres son él mismo y su mundo interior, tanto menos
dueño de si mismo es. Lo mismo sucede en la religión. Cuanto más pone el hombre en Dios,
tanto memos guarda en si mismo. El trabajador pone su vida en el objeto pero a partir de
entonces ya no le pertenece a él, sino al objeto. Cuanto mayor es la actividad, tanto más carece
de objetos el trabajador. Lo que es el producto de su trabajo, no lo es él. Cuanto mayor es, pues,
este producto, tanto más insignificante es el trabajador. La enajenación del trabajador en su
producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia
exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder
independiente frente a é; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa extraña
y hostil.

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(XXIII) Consideraremos ahora mas de cerca la objetivación, la producción del trabajador, y


en ella el extrañamiento, la pérdida del objeto, de su producto.

El trabajador no puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo exterior sensible. Esta es la
materia en que su trabajo se realiza, en la que obra, en la que y con la que produce.

Pero así como la naturaleza ofrece al trabajo medios de vida, en el sentido de que el trabajo no
puede vivir sin objetos sobre los que ejercerse, así, de otro lado, ofrece también víveres en
sentido estricto, es decir, medios para la subsistencia del trabajador mismo.

En consecuencia, cuanto más se apropia el trabajador el mundo exterior, la naturaleza


sensible, por medio de su trabajo, tanto más se priva de víveres en este doble sentido; en primer
lugar, porque el mundo exterior sensible cesa de ser, en creciente medida, un objeto
perteneciente a su trabajo, un medio de vida de su trabajo; en segundo término, porque este
mismo mundo deja de representar, cada vez más pronunciadamente, víveres en sentido
inmediato, medios para la subsistencia física del trabajador.

El trabajador se convierte en siervo de su objeto en un doble sentido: primeramente porque


recibe un objeto de trabajo, es decir, porque recibe trabajo; en segundo lugar porque recibe
medios de subsistencia. Es decir, en primer termino porque puede existir como trabajador, en
segundo término porque puede existir como sujeto físico. El colmo de esta servidumbre es que
ya sólo en cuanto trabajador puede mantenerse como sujeto físico y que sólo como sujeto físico
es ya trabajador.

(La enajenación del trabajador en su objeto se expresa, según las leyes económicas, de la
siguiente forma: cuanto más produce el trabajador, tanto menos ha de consumir; cuanto más
valores crea, tanto más sin valor, tanto más indigno es él; cuanto más elaborado su producto,
tanto más deforme el trabajador; cuanto más civilizado su objeto, tanto más bárbaro el
trabajador; cuanto mis rico espiritualmente se hace el trabajo, tanto más desespiritualizado y
ligado a la naturaleza queda el trabajador.)

La Economía Política oculta la enajenación esencial del trabajo porque no considera la


relación inmediata entre el trabajador (el trabajo) y la producción.

Ciertamente el trabajo produce maravillas para los ricos, pero produce privaciones para el
trabajador. Produce palacios, pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero deformidades
para el trabajador. Sustituye el trabajo por máquinas, pero arroja una parte de los trabajadores a
un trabajo bárbaro, y convierte en máquinas a la otra parte. Produce espíritu, pero origina
estupidez y cretinismo para el trabajador.

La relación inmediata del trabajo y su producto es la relación del trabajador y el objeto de su


producción. La relación del acaudalado con el objeto de la producción y con la producción

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misma es sólo una consecuencia de esta primera relación y la confirma. Consideraremos más
tarde este otro aspecto.

Cuando preguntamos, por tanto, cuál es la relación esencial del trabajo, preguntamos por la
relación entre el trabajador y la producción.

Hasta ahora hemos considerado el extrañamiento, la enajenación del trabajador, sólo en un


aspecto, concretamente en su relación con el producto de su trabajo. Pero el extrañamiento no
se muestra sólo en el resultado, sino en el acto de la producción, dentro de la actividad
productiva misma. ¿Cómo podría el trabajador enfrentarse con el producto de su actividad como
con algo extraño si en el acto mismo de la producción no se hiciese ya ajeno a sí mismo? El
producto no es más que el resumen de la actividad, de la producción. Por tanto, si el producto
del trabajo es la enajenación, la producción misma ha de ser la enajenación activa, la
enajenación de la actividad; la actividad de la enajenación. En el extrañamiento del producto del
trabajo no hace más que resumirse el extrañamiento, la enajenación en la actividad del trabajo
mismo.

¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo?

Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que


en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado;
no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su
espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí.
Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así,
voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino
solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se
evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de
cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el
hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el
trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le
pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a si mismo, sino a otro. Así como en la
religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa
sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o
diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es
la pérdida de sí mismo.

De esto resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en
el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y en
cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano
y lo humano en lo animal.

Comer, beber y engendrar, etc., son realmente también auténticas funciones humanas. Pero en

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la abstracción que las separa del ámbito restante de la actividad humana y las convierte en un
único y último son animales.

Hemos considerado el acto de la enajenación de la actividad humana práctica, del trabajo, en


dos aspectos: 1) la relación del trabajador con el producto del trabajo como con un objeto ajeno
y que lo domina. Esta relación es, al mismo tiempo, la relación con el mundo exterior sensible,
con los objetos naturales, como con un mundo extraño para él y que se le enfrenta con
hostilidad; 2) la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del trabajo. Esta
relación es la relación del trabajador con su propia actividad, como con una actividad extraña,
que no le pertenece, la acción como pasión, la fuerza como impotencia, la generación como
castración, la propia energía física y espiritual del trabajador, su vida personal (pues qué es la
vida sino actividad) como una actividad que no le pertenece, independiente de él, dirigida contra
él. La enajenación respecto de si mismo como, en el primer caso, la enajenación respecto de la
cosa.

(XXIV) Aún hemos de extraer de las dos anteriores una tercera determinación del trabajo
enajenado.

El hombre es un ser genérico no sólo porque en la teoría y en la practica toma como objeto
suyo el género, tanto el suyo propio como el de las demás cosas, sino también, y esto no es más
que otra expresión para lo mismo, porque se relaciona consigo mismo como el género actual,
viviente, porque se relaciona consigo mismo como un ser universal y por eso libre.

La vida genérica, tanto en el hombre como en el animal, consiste físicamente, en primer lugar,
en que el hombre (como el animal) vive de la naturaleza inorgánica, y cuanto más universal es el
hombre que el animal, tanto más universal es el ámbito de la naturaleza inorgánica de la que
vive. Así como las plantas, los animales, las piedras, el aire, la luz, etc., constituyen
teóricamente una parte de la conciencia humana, en parte como objetos de la ciencia natural, en
parte como objetos del arte (su naturaleza inorgánica espiritual, los medios de subsistencia
espiritual que él ha de preparar para el goce y asimilación), así también constituyen
prácticamente una parte de la vida y de la actividad humano. Físicamente el hombre vive sólo de
estos productos naturales, aparezcan en forma de alimentación, calefacción, vestido, vivienda,
etc. La universalidad del hombre aparece en la práctica justamente en la universalidad que hace
de la naturaleza toda su cuerpo inorgánico, tanto por ser (l) un medio de subsistencia inmediato,
romo por ser (2) la materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital. La naturaleza es el
cuerpo inorgánico del hombre; la naturaleza, en cuanto ella misma, no es cuerpo humano. Que
el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de
mantenerse en proceso continuo para no morir. Que la vida física y espiritual del hombre esta
ligada con la naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está ligada consigo
misma, pues el hombre es una parte de la naturaleza.

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Como quiera que el trabajo enajenado (1) convierte a la naturaleza en algo ajeno al hombre,
(2) lo hace ajeno de sí mismo, de su propia función activa, de su actividad vital, también hace
del género algo ajeno al hombre; hace que para él la vida genérica se convierta en medio de la
vida individual. En primer lugar hace extrañas entre sí la vida genérica y la vida individual, en
segundo termino convierte a la primera, en abstracta, en fin de la última, igualmente en su forma
extrañada y abstracta.

Pues, en primer termino, el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, aparece ante
el hombre sólo como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de
mantener la existencia física. La vida productiva es, sin embargo, la vida genérica. Es la vida
que crea vida. En la forma de la actividad vital reside el carácter dado de una especie, su
carácter genérico, y la actividad libre, consciente, es el carácter genérico del hombre. La vida
misma aparece sólo como medio de vida.

El animal es inmediatamente uno con su actividad vital. No se distingue de ella. Es ella. El


hombre hace de su actividad vital misma objeto de su voluntad y de su conciencia. Tiene
actividad vital consciente. No es una determinación con la que el hombre se funda
inmediatamente. La actividad vital consciente distingue inmediatamente al hombre de la
actividad vital animal. Justamente, y sólo por ello, es él un ser genérico. O, dicho de otra forma,
sólo es ser consciente, es decir, sólo es su propia vida objeto para él, porque es un ser genérico.
Sólo por ello es su actividad libre. El trabajo enajenado invierte la relación, de manera que el
hombre, precisamente por ser un ser consciente hace de su actividad vital, de su esencia, un
simple medio para su existencia.

La producción práctica de un mundo objetivo, la elaboración de la naturaleza inorgánica, es la


afirmación del hombre como un ser genérico consciente, es decir, la afirmación de un ser que se
relaciona con el género como con su propia esencia o que se relaciona consigo mismo como ser
genérico. Es cierto que también el animal produce. Se construye un nido, viviendas, como las
abejas, los castores, las hormigas, etc. Pero produce únicamente lo que necesita inmediatamente
para sí o para su prole; produce unilateralmente, mientras que el hombre produce
universalmente; produce únicamente por mandato de la necesidad física inmediata, mientras que
el hombre produce incluso libre de la necesidad física y sólo produce realmente liberado de ella;
el animal se produce sólo a sí mismo, mientras que el hombre reproduce la naturaleza entera; el
producto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo físico, mientras que el hombre se
enfrenta libremente a su producto. El animal forma únicamente según la necesidad y la medida
de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir según la medida de
cualquier especie y sabe siempre imponer al objeto la medida que le es inherente; por ello el
hombre crea también según las leyes de la belleza.

Por eso precisamente es sólo en la elaboración del mundo objetivo en donde el hombre se
afirma realmente como un ser genérico. Esta producción es su vida genérica activa. Mediante

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ella aparece la naturaleza como su obra y su realidad. El objeto del trabajo es por eso la
objetivación de la vida genérica del hombre, pues éste se desdobla no sólo intelectualmente,
como en la conciencia, sino activa y realmente, y se contempla a si mismo en un mundo creado
Por él. Por esto el trabajo enajenado, al arrancar al hombre el objeto de su producción, le arranca
su vida genérica, su real objetividad genérica y transforma su ventaja respecto del animal en
desventaja, pues se ve privado de su cuerpo inorgánico, de la naturaleza. Del mismo modo, al
degradar la actividad propia, la actividad libre, a la condición de medio, hace el trabajo
enajenado de la vida genérica del hombre en medio para su existencia física.

Mediante la enajenación, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se


transforma, pues, de tal manera que la vida genérica se convierte para él en simple medio.

El trabajo enajenado, por tanto:

3) Hace del ser genérico del hombre, tanto de la naturaleza como de sus facultades
espirituales genéricas, un ser ajeno para él, un medio de existencia individual. Hace extraños al
hombre su propio cuerpo, la naturaleza fuera de él, su esencia espiritual, su esencia humana.

4) Una consecuencia inmediata del hecho de estar enajenado el hombre del producto de su
trabajo, de su actividad vital, de su ser genérico, es la enajenación del hombre respecto del
hombre. Si el hombre se enfrenta consigo mismo, se enfrenta también al otro. Lo que es válido
respecto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo
mismo, vale también para la relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del
trabajo del otro.

En general, la afirmación de que el hombre está enajenado de su ser genérico quiere decir que
un hombre esta enajenado del otro, como cada uno de ellos está enajenado de la esencia
humana.

La enajenación del hombre y, en general, toda relación del hombre consigo mismo, sólo
encuentra realización y expresión verdaderas en la relación en que el hombre está con el otro.

En la relación del trabajo enajenado, cada hombre considera, pues, a los demás según la
medida y la relación en la que él se encuentra consigo mismo en cuanto trabajador.

(XXV) Hemos partido de un hecho económico, el extrañamiento entre el trabajador y su


producción. Hemos expuesto el concepto de este hecho: el trabajo enajenado, extrañado. Hemos
analizado este concepto, es decir, hemos analizado simplemente un hecho económico.

Veamos ahora cómo ha de exponerse y representarse en la realidad el concepto del trabajo


enajenado, extrañado.

Si el producto del trabajo me es ajeno, se me enfrenta como un poder extraño, entonces ¿a

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quién pertenece?

Si mi propia actividad no me pertenece; si es una actividad ajena, forzada, ¿a quién pertenece


entonces?

A un ser otro que yo.

¿Quién es ese ser?

¿Los dioses? Cierto que en los primeros tiempos la producción principal, por ejemplo, la
construcción de templos, etc., en Egipto, India, Méjico, aparece al servicio de los dioses, como
también a los dioses pertenece el producto Pero los dioses por si solos no fueron nunca los
dueños del trabajo. Aún menos de la naturaleza. Qué contradictorio sería que cuando más
subyuga el hombre a la naturaleza mediante su trabajo, cuando más superfluos vienen a resultar
los milagros de los dioses en razón de los milagros de la industria, tuviese que renunciar el
hombre, por amor de estos poderes, a la alegría de la producción y al goce del producto.

El ser extraño al que pertenecen a trabajo y el producto del trabajo, a cuyo servicio está aquél
y para cuyo placer sirve éste, solamente puede ser el hombre mismo

Si el producto del trabajo no pertenece al trabajador, si es frente él un poder extraño, esto sólo
es posible porque pertenece a otro hombre que no es el trabajador. Si su actividad es para él
dolor, ha de ser goce y alegría vital de otro. Ni los dioses, ni la naturaleza, sino sólo el hombre
mismo, puede ser este poder extraño sobre los hombres.

Recuérdese la afirmación antes hecha de que la relación del hombre consigo mismo
únicamente es para él objetiva y real a través de su relación con los otros hombres. Si él, pues,
se relaciona con el producto de su trabajo, con su trabajo objetivado, como con un objeto
poderoso, independiente de él, hostil, extraño, se esta relacionando con él de forma que otro
hombre independiente de él, poderoso, hostil, extraño a él, es el dueño de este objeto; Si él se
relaciona con su actividad como con una actividad no libre, se está relacionando con ella como
con la actividad al servicio de otro, bajo las órdenes, la compulsión y el yugo de otro.

Toda enajenación del hombre respecto de sí mismo y de la naturaleza aparece en la relación


que él presume entre él, la naturaleza y los otros hombres distintos de él, Por eso la
autoenajenación religiosa aparece necesariamente en la relación del laico con el sacerdote, o
también, puesto que aquí se trata del mundo intelectual, con un mediador, etc. En el mundo
práctico, real, el extrañamiento de si sólo puede manifestarse mediante la relación práctica, real,
con los otros hombres. El medio mismo por el que el extrañamiento se opera es un medio
práctico. En consecuencia mediante el trabajo enajenado no sólo produce el hombre su relación
con el objeto y con el acto de la propia producción como con poderes que le son extraños y
hostiles, sino también la relación en la que los otros hombres se encuentran con su producto y la

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relación en la que él está con estos otros hombres. De la misma manera que hace de su propia
producción su desrealización, su castigo; de su propio producto su pérdida, un producto que no
le pertenece, y así también crea el dominio de quien no produce sobre la producción y el
producto. Al enajenarse de su propia actividad posesiona al extraño de la actividad que no le es
propia.

Hasta ahora hemos considerado la relación sólo desde el lado del trabajador; la
consideraremos más tarde también desde el lado del no trabajador.

Así, pues, mediante el trabajo enajenado crea el trabajador la relación de este trabajo con un
hombre que está fuera del trabajo y le es extraño. La relación del trabajador con el trabajo
engendra la relación de éste con el del capitalista o como quiera llamarse al patrono del trabajo.
La propiedad privada es, pues, el producto, el resultado, la consecuencia necesaria del trabajo
enajenado, de la relación externa del trabajador con la naturaleza y consigo mismo.

Partiendo de la Economía Política hemos llegado, ciertamente, al concepto del trabajo


enajenado (de la vida enajenada) como resultado del movimiento de la propiedad privada. Pero
el análisis de este concepto muestra que aunque la propiedad privada aparece como fundamento,
como causa del trabajo enajenado, es más bien una consecuencia del mismo, del mismo modo
que los dioses no son originariamente la causa, sino el efecto de la confusión del entendimiento
humano. Esta relación se transforma después en una interacción recíproca.

Sólo en el último punto culminante de su desarrollo descubre la propiedad privada de nuevo


su secreto, es decir, en primer lugar que es el producto del trabajo enajenado, y en segundo
término que es el medio por el cual el trabajo se enajena, la realización de esta enajenación.

Este desarrollo ilumina al mismo tiempo diversas colisiones no resueltas hasta ahora.

1) La Economía Política parte del trabajo como del alma verdadera de la producción y, sin
embargo, no le da nada al trabajo y todo a la propiedad privada. Partiendo de esta contradicción
ha fallado Proudhon en favor del trabajo y contra la Propiedad privaba. Nosotros, sin embargo,
comprendemos, que esta aparente contradicción es la contradicción del trabajo enajenado
consigo mismo y que la Economía Política simplemente ha expresado las leyes de este trabajo
enajenado.

Comprendemos también por esto que salario y propiedad privada son idénticos, pues el
salario que paga el producto, el objeto del trabajo, el trabajo mismo, es sólo una consecuencia
necesaria de la enajenación del trabajo; en el salario el trabajo no aparece como un fin en si, sino
como un servidor del salario. Detallaremos esto más tarde. Limitándonos a extraer ahora
algunas consecuencias (XXVI).

Un alza forzada de los salarios, prescindiendo de todas las demás dificultades (prescindiendo

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K. Marx (1844): Manuscritos Económicos y filosóficos https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man1.htm#1-4

de que, por tratarse de una anomalía, sólo mediante la fuerza podría ser mantenida), no sería, por
tanto, más que una mejor remuneración de los esclavos, y no conquistaría, ni para el trabajador,
ni para el trabajo su vocación y su dignidad humanas.

Incluso la igualdad de salarios, como pide Proudhon no hace más que transformar la relación
del trabajador actual con su trabajo en la relación de todos los hombres con el trabajo. La
sociedad es comprendida entonces como capitalista abstracto.

El salario es una consecuencia inmediata del trabajo enajenado y el trabajo enajenado es la


causa inmediata de la propiedad privada. Al desaparecer un termino debe también, por esto,
desaparecer el otro.

2) De la relación del trabajo enajenado con la propiedad privada se sigue, además, que la
emancipación de la sociedad de la propiedad privada, etc., de la servidumbre, se expresa en la
forma política de la emancipación de los trabajadores, no como si se tratase sólo de la
emancipación de éstos, sino porque su emancipación entraña la emancipación humana general;
y esto es así porque toda la servidumbre humana está encerrada en la relación de trabajador con
la producción, y todas las relaciones serviles son sólo modificaciones y consecuencias de esta
relación.

Así como mediante el análisis hemos encontrado el concepto de propiedad privada partiendo
del concepto de trabajo enajenado, extrañado, así también podrán desarrollarse con ayuda de
estos dos factores todas las categorías económicas y encontraremos en cada una de estas
categorías, por ejemplo, el tráfico, la competencia, el capital, el dinero, solamente una expresión
determinada, desarrollada, de aquellos primeros fundamentos.

Antes de considerar esta estructuración, sin embargo, tratemos de resolver dos cuestiones.

1) Determinar la esencia general de la propiedad privada, evidenciada como resultado del


trabajo enajenado, en su relación con la propiedad verdaderamente humana y social.

2) Hemos aceptado el extrañamiento del trabajo, su enajenación, como un hecho y hemos


realizado este hecho. Ahora nos preguntamos ¿cómo llega el hombre a enajenar, a extrañar su
trabajo? ¿Cómo se fundamenta este extrañamiento en la esencia de la evolución humana?
Tenemos ya mucho ganado para la solución de este problema al haber transformado la cuestión
del origen de la propiedad privada en la cuestión de la relación del trabajo enajenado con el
proceso evolutivo de la humanidad. Pues cuando se habla de propiedad privada se cree tener
que habérselas con una cosa fuera del hombre. Cuando se habla de trabajo nos las tenemos que
haber inmediatamente con el hombre mismo. Esta nueva formulación de la pregunta es ya
incluso su solución.

ad. 1) Esencia general de la propiedad privada y su relación con la propiedad

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K. Marx (1844): Manuscritos Económicos y filosóficos https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man1.htm#1-4

verdaderamente humana.

El trabajo enajenado se nos ha resuelto en dos componentes que se condicionan


recíprocamente o que son sólo dos expresiones distintas de una misma relación. La apropiación
aparece como extrañamiento, como enajenación y la enajenación como apropiación, el
extrañamiento como la verdadera naturalización.

Hemos considerado un aspecto, el trabajo enajenado en relación al trabajador mismo, es


decir, la relación del trabajo enajenado consigo mismo. Como producto, como resultado
necesario de esta relación hemos encontrado la relación de propiedad del no—trabajador con el
trabajador y con el trabajo. La propiedad privada como expresión resumida, material, del
trabajo enajenado abarca ambas relaciones, la relación del trabajador con el trabajo, con el
producto de su trabajo y con el no trabajador, y la relación del no trabajador con el trabajador
y con el producto de su trabajo.

Si hemos visto, pues, que respecto del trabajador, que mediante el trabajo se apropia de la
naturaleza, la apropiación aparece como enajenación, la actividad propia como actividad para
otro y de otro, la vitalidad como holocausto de la vida, la producción del objeto como pérdida
del objeto en favor de un poder extraño, consideremos ahora la relación de este hombre extraño
al trabajo y al trabajador con el trabajador, el trabajo y su objeto.

Por de pronto hay que observar que todo lo que en el trabajador aparece como actividad de la
enajenación, aparece en el no trabajador como estado de la enajenación, del extrañamiento.

En segundo término, que el comportamiento práctico, real, del trabajador en la producción y


respecto del producto (en cuanto estado de ánimo) aparece en el no trabajador a él enfrentado
como comportamiento teórico.

(XXVII) Tercero. El no trabajador hace contra el trabajador todo lo que este hace contra si
mismo, pero no hace contra sí lo que hace contra el trabajador.

Consideremos más detenidamente estas tres relaciones.|XXVII||

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CAPITULO XI
LAS CRISIS PERIÓDICAS

Crisis precapitalistas y crisis capitalistas


La crisis económica es la interrupción del proceso normal de
reproducción. La base humana y material de la reproducción, el volumen de
mano de obra productiva y el volumen de instrumentos de trabajo
efectivamente empleados, se restringe. De ahí resulta una baja del consumo
humano y una baja del consumo productivo, es decir, una disminución del
trabajo vivo y del trabajo muerto que estará a disposición de la producción
durante el ciclo siguiente. De esta forma, la crisis se reproduce en forma de
espiral. La interrupción del proceso normal de reproducción disminuye a su
vez la base de partida de éste.
En las sociedades precapitalistas, las crisis se presentan en forma de
destracción material de los elementos de la reproducción ampliada o simple,
a consecuencia de catástrofes naturales o sociales:
«Antes del siglo XVIII, e incluso durante ese siglo, las cosechas, las
guerras, las epidemias, etc., eran más importantes, en el sentido absoluto y
relativo (que las fluctuaciones de los negocios).»[1] Las guerras, la peste y
otras epidemias, las inundaciones, las sequías, los terremotos, destruyen las
fuerzas productivas de la sociedad, los productores y los medios de
producción. La despoblación y el hambre se determinan mutuamente y
conducen a una disminución global de la producción normal y de las reservas
sociales. Como la agricultura constituye la base de toda reproducción
ampliada, el origen de la crisis precapitalista se debe, ante todo, —a una
disminución de la producción agrícola, una disminución del rendimiento del
trabajo agrícola. Esta disminución procede generalmente de factores
extraeconómicos.[2] Sin embargo, causas inherentes al modo de producción—
agotamiento progresivo del suelo, sin posibilidades de extender el cultivo a
nuevas tierras; huida de los productores ante la creciente explotación—
pueden también, en ciertas condiciones, sustituir a las catástrofes
extraeconómicas como causas de estas crisis.
Pero en la sociedad capitalista las cosas ocurren de manera diferente.
Aquí, la destrucción material de los elementos de producción no se presenta
como causa, sino como consecuencia de la crisis. No hay crisis porque haya
menos trabajadores en el proceso de producción; hay menos hombres que

280
trabajan porque hay crisis. No es que el rendimiento del trabajo disminuya y la
crisis estalle porque el hambre se instale en los hogares; el hambre se instala
en los hogares porque la crisis estalla.
La crisis precapitalista es una crisis de subproducción de valores de uso.
Se explica por un grado insuficiente de desarrollo de la producción, por la
insuficiencia del cambio y del sistema de transporte. Semejante crisis, en una
provincia o en un país, puede coincidir con condiciones normales de
reproducción en una provincia o país vecinos. Por el contrario, la crisis
capitalista es una crisis de sobreproducción de valores de cambio. Se explica
por la insuficiencia, no de la producción o de la capacidad física de consumo,
sino de la capacidad de pago del consumidor. Una abundancia relativa de
mercancías no encuentra su equivalente en el mercado, no puede realizar su
valor de cambio, resulta invendible y arrastra a sus propietarios a la ruina.
Contrariamente a lo que ocurre con la crisis precapitalista, la crisis de la
época capitalista presupone, pues, la universalización de la producción de
mercancías. Mientras que aquélla es por definición local y limitada en el
espacio, ésta es por definición general e incluye la mayor parte de los países
reunidos en el sistema capitalista de producción y cambio de mercancías (234)
«Mientras que las crisis del Antiguo Régimen se presentaban como
fenómenos de penuria súbitamente sentida y que, durante milenios, el concepto
de crisis estuvo ligado a la subproducción y al hambre… las crisis de después
de la revolución se manifiestan siempre, salvo durante la evolución de las
guerras, como fenómenos de sobreabundancia, de carácter explosivo, es decir,
que llevan también a profundos trastornos sociales.» [3]

Posibilidad general de las crisis capitalistas


Este nuevo tipo de crisis, llamado crisis de sobreproducción, parece
basarse en las propias características de la mercancía y del desarrollo general
de la producción de mercancías. La contradicción inherente a la mercancía,
que es una contradicción entre el valor de uso y el valor de cambio, conduce,
en efecto, al desdoblamiento de la mercancía en mercancía y dinero. Este
desdoblamiento es lo que crea la posibilidad general de las crisis capitalistas.
Mientras la sociedad produce esencialmente valores de uso, es difícil que
se presente una situación «de abundancia, en medio de la penuria», de masas
de valores de uso destruidas en tanto que masas de hombres se ven
condenados a la indigencia. La apropiación directa de los valores de uso por
los consumidores impide semejante coincidencia paradójica. Pero desde el
momento en que la producción de mercancías se generaliza, esta apropiación
directa se hace imposible. Desde este momento, para consumir una mercancía
es preciso poseer el equivalente de su valor de cambio. Para apropiarse
valores de uso, es preciso poderlos comprar.
Las crisis de sobreproducción son entonces teóricamente posibles. Para
que se produzcan, bastaría que, por cualquier razón, los propietarios de

281
mercancías no pudieran ya encontrar clientes que poseyeran capitales-dinero
en cantidad suficiente para realizar el valor de cambio de sus mercancías. El
sistema de comercio y de crédito tiende a superar temporalmente la separación
de la mercancía de su equivalente en dinero. Pero cuanto más se alarga este
puente en el tiempo y en el espacio, cuanto más va ligándose, por el comercio
y el crédito, el conjunto de los países en un sistema común, más se acentúa la
contradicción inherente a la mercancía y a su desdoblamiento.
Si durante la circulación de las mercancías se modifica su precio de
producción, especialmente a consecuencia de la introducción de nuevos
procedimientos de trabajo, de la agudización de la competencia y del descenso
de la tasa media de ganancia, una multitud de mercancías no encuentran ya su
equivalente en el mercado, una multitud de créditos no pueden ya cubrirse. Es
suficiente con que un ingreso no sea gastado hoy, sino mañana, para que no se
pueda ya comprar con él la misma cantidad de mercancías, si mientras tanto
sus precios han cambiado.[4] La contradicción entre la mercancía y el
equivalente general en dinero que ésta debe encontrar en el mercado se
desarrolla así en una contradicción entre el dinero medio de circulación, y el
dinero medio de pago, lo que conduce a su vez a la contradicción entre el
conjunto del proceso de circulación de las mercancías y el proceso de
reproducción.

La ley de los mercados

A este análisis de las posibilidades teóricas de la sobreproducción, la


economía política vulgar había opuesto el concepto del valor de las
mercancías igual por definición a los ingresos de las diferentes clases de la
sociedad que participan en distintas formas en el proceso de producción de
esas mercancías. De ahí se deducía que toda producción de mercancías es al
mismo tiempo producción de ingresos capaces de absorber las mercancías
producidas. He ahí el origen de la famosa «ley de los mercados» injustamente
llamada «ley de Say», puesto que su descubrimiento no se debe ál economista
francés J.-B. Say, sino al economista inglés James Mili, padre de John Stuart
Mili. Esta «ley de los mercados» no deja lugar a una sobreproducción
generalizada; todo lo más, tolera la existencia de una sobreproducción parcial,
de una sobreproducción en ciertos sectores, que se acompaña de una
subproducción en otros sectores, debido a la mala distribución de los
«factores de producción» entre los diferentes sectores de la economía.
El error de la ley de los mercados estriba en no tener debidamente en
cuenta el factor tiempo, es decir, en presentar un sistema estático e inmutable
en lugar del sistema capitalista dinámico.(235) [5] Sabemos ya que durante el
período que se intercala entre producción y venta los precios de las
mercancías pueden oscilar en los dos sentidos, creando así o bien un: saldo de
ingresos, o bien un saldo de mercancías sin contravalor de dinero en el
mercado.(236) [6]

282
Por otra parte, los ingresos distribuidos durante un lapso, no se utilizarán
necesariamente para la compra de mercancías durante la misma época; sólo
obedecen a esta regia los ingresos de los asalariados destinados a la compra
de bienes de consumo no duraderos. No ocurre lo mismo con los ingresos
capitalistas que tienden a acumularse ni con la fracción del valor de las
mercancías que no representa un ingreso, sino el contravalor del capital
constante usado. No hay ninguna fuerza que obligue a los capitalistas a invertir
esas masas de dinero inmediatamente —es decir, a emplearlas
instantáneamente como poder de compra para adquirir una determinada
categoría de mercancías—. Cuando los capitalistas no esperan un aumento,
sino más bien un descenso de sus ganancias, muy bien pueden dejar esos
gastos para mañana. El atesoramiento de los ingreses, el ahorro no productivo,
pueden, pues, crear un saldo de ingresos que será paralelo a una
sobreproducción de ciertas mercancías.[7] Esto acarrea una primera
disminución del empleo capaz de provocar una sobreproducción que se
generalice en todos los sectores de la economía, lo que producirá una segunda
reducción del empleo, y así sucesivamente.
De hecho, la «ley de los mercados» sólo es válida si:
a) se suprimen todos los problemas de inversiones;
b) y todos los problemas de crédito;
c) si se postula la venta inmediata y al contado de todas las mercancías
producidas.
d) la estabilidad perfecta del valor de esas mercancías y
e) la ausencia de toda diferencia de productividad entre empresas
diversas.
Estas hipótesis equivalen, en suma, a decir que la producción no es una
producción capitalista, aguijoneada por la sed de ganancia, y la competencia,
sino una producción simple de mercancías.
Incluso en este caso, los fenómenos monetarios pueden romper él perfecto
equilibrio entre ingresos y valores de mercancías, La ley de los mercados sólo
es, pues, realmente válida en la medida en que se trata de una economía
natural.[8] Con lo cual volvemos simplemente a la tesis establecida al
principio de este capítulo, según la cual una sociedad productora de valores
de uso no puede experimentar «sobreproducción».

La marcha cíclica de la economía capitalista


El aumento de la composición orgánica del capital y la consiguiente baja
tendencial de la tasa de ganancia, constituyen las leyes generales de desarrollo
en la economía capitalista. Al acarrear una modificación periódica del precio
de producción de las mercancías, crean la posibilidad teórica de las crisis
generales de sobreproducción, siempre y cuando se admita un intervalo entre
la producción y la venta de las mercancías. El modo de producción capitalista
adquiere así ese ritmo de desarrollo desigual, inconstante, por saltos

283
seguidos de periodos de detención y retroceso, que lo caracteriza.
La introducción de nuevas máquinas, de nuevos procedimientos de
producción, no modifica en forma imperceptible, día a día, el precio de
producción. Lo modifica bruscamente, con intervalos más o menos regulares,
cuando la sociedad comprueba a posteriori que se ha invertido demasiado
trabajo social para la producción de determinadas mercancías. Abstrayendo
cualquier otro factor, esto se debe al ciclo de rotación del capital fijo que
engloba toda una sucesión de ciclos de producción y rotación del capital
circulante. Keynes afirma:
«Existen ciertas razones, en primer lugar la longevidad de los capitales
duraderos, combinados con el ritmo normal de su acumulación, y después, los
costos de los excedentes de stocks, que explican por qué el período
descendente no oscila, por ejemplo, entre 1 y 10 años, sino que presenta cierta
regularidad.»[9] Muchos otros autores expresan también la misma opinión,
especialmente Aftalion, Pigou, Schumpeter, etc,[10] El factor «intervalo» opera
también en materia agrícola. Hay aquí, en efecto, una separación entre el
momento en que, basándose en precios favorables, se decide aumentar el
cultivo de cierto producto, y el momento en que esta decisión provoca
efectivamente un aumento de la producción.[11] (237)
Por otra parte, debe transcurrir cierto período de tiempo antes que el
mercado pueda reaccionar ante la introducción de nuevos procedimientos de
producción, es decir, antes de que se pueda determinar si estos procedimientos
continúan produciendo ganancias adicionales a sus iniciadores, o si conducen
por el contrario a un descenso general de los precios de producción. Es
precisamente en este período cuando el desdoblamiento de la mercancía en
mercancía y dinero alcanza su máxima tensión, lo que conduce a una depresión
inevitable.
La producción capitalista es una producción para la ganancia. Las
oscilaciones de la tasa media de ganancia constituyen los criterios decisivos
para juzgar el estado concreto de la economía capitalista.(238) [12] [13] [14] A
largo plazo, la tendencia de la tasa media de ganancia es una tendencia a la
baja. Pero ésta no se efectúa en forma rectilínea. Sólo se impone a través de
ajustes y alzas periódicos, en un movimiento cíclico cuyo origen inicial acaba
de indicarse. Este movimiento cíclico puede caracterizarse someramente en
sus fases principales por el movimiento de la tasa media de ganancia:
a] Recuperación económica: Al no haber sido utilizada durante un cierto
período una parte de la capacidad de producción, los stocks acumulados
anteriormente han sido liquidados y la demanda de mercancías supera de
nuevo la oferta. Los precios y las ganancias comienzan de nuevo a elevarse.
Por la misma razón, una parte de las fábricas cerradas se vuelven a abrir, lo
que incita también a los capitalistas a aumentar sus inversiones. Porque una
demanda superior a la oferta, significa que en las mercancías presentes en el
mercado se ha cristalizado menos trabajo social que el socialmente necesario.
Esto implica que el valor total de esas mercancías encuentran allí fácilmente
su equivalente. Las fábricas que trabajan a un nivel de productividad por

284
encima de la medía realizarán una importante ganancia adicional; las empresas
menos productivas (las que subsisten todavía después de la crisis), realizarán
La ganancia media. Al ponerse la mayor parte de las empresas a producir bajo
encargo, el tiempo de circulación de las mercancías se reduce. La separación
entre el momento de compra y el momento de pago de las mercancías es muy
corta.(239)
b] Auge y prosperidad: Todos los capitales disponibles afluyen hacia la
producción y el comercio, a fin de aprovechar la subida de la tasa media de
ganancia.(240) [15] [16] Las inversiones aumentan rápidamente. Durante todo un
período, la creación de nuevas empresas y la modernización de las ya
existentes constituyen la fuente esencial de la expansión general de la
actividad económica: «La industria es el mejor cliente de la industria.» Las
nuevas empresas elevan el nivel medio de productividad rebasando
ampliamente el antiguo promedio, Pero mientras la demanda supera a la oferta,
los precios continúan ascendiendo y la tasa media de ganancia se mantiene a
un nivel elevado. Las empresas más modernas realizan considerables
ganancias adicionales, y esto estimula las nuevas inversiones y desarrolla el
crédito, la especulación, etc.
c] Sobreproducción y depresión: A medida que las inversiones
nuevamente realizadas incrementan cada vez más la capacidad de producción
global de la sociedad, y por lo tanto el volumen de mercancías lanzadas al
mercado, las relaciones entre la oferta y la demanda se modifican, al principio
imperceptiblemente, más tarde eri forma cada vez más neta. Resulta entonces
que una parte de las mercancías producidas en las condiciones de
productividad menos favorables, contienen de hecho tiempo de trabajo
despilfarrado desde el punto de vista social. Estas mercancías se han hecho
invendibles a su precio de producción. Durante cierto período, las fábricas
que se encuentran en estas condiciones desfavorables continúan, sin embargo,
produciendo —es decir, despilfarrando tiempo de trabajo social— gracias a
la expansión del sistema de crédito, lo que se traduce por la acumulación de
stocks, la prolongación del tiempo de circulación de las mercancías, la
extensión de la separación entre la oferta y la demanda, etc. En cierto
momento, esta separación no puede ya ser superada por el crédito. Los precios
y las ganancias se hunden. Numerosos capitalistas se arruinan; las empresas
que trabajan con un nivel de productividad demasiado bajo[17] se ven
obligadas a cerrar sus puertas.
d] Crisis y depresión: La caída de los precios significa que la producción
sólo sigue siendo rentable para aquellas empresas que trabajan en las
condiciones de productividad más favorables. Las empresas que realizaron
antes ganancias adicionales se contentan ahora con realizar la ganancia media.
De hecho, se establece así un nuevo nivel de ganancia media correspondiente
a la nueva composición orgánica del capital. Pero al mismo tiempo, la crisis,
por la bancarrota y el cierre de numerosas fábricas, significa la destrucción de
una masa de máquinas, de capitales fijos. A causa de la caída de precios, los
capitales se desvalorizan también como valores de cambio. El valor total del

285
capital social se reduce. El volumen inferior de capitales que resulta de esta
destrucción se valorizará más fácilmente. Se colocará en condiciones tales que
permitan, en el momento de la recuperación económica, una nueva elevación
de la tasa media de ganancia.
El movimiento cíclico del capital sólo es, pues, el mecanismo a través del
cual se realiza la caída tendencial de la tasa media de ganancia. Al mismo
tiempo, constituye también la reacción del sistema contra esta caída, por la
desvalorización del capital en las crisis… Las crisis permiten adaptar
periódicamente la cantidad de trabajo efectivamente gastado en la producción
de mercancías a la cantidad de trabajo socialmente necesario y el valor
individual de las mercancías al valor determinado socialmente, la plusvalía
contenida en esas mercancías a la tasa media de ganancia. Como la producción
capitalista no es una producción conscientemente planificada y organizada,
estos ajustes no se producen a priori, sino a posteriori De ahí que necesiten
sacudidas violentas, la destrucción de millares de existencias y de enormes
volúmenes de valores y riquezas creados.

La lógica interna del ciclo capitalista.


La contradicción entre el valor de uso y el valor de cambio; la
contradicción entre la mercancía y su equivalente en dinero, sólo crean la
posibilidad general de las crisis de sobreproducción capitalistas. No explican
todavía por qué ni en qué condiciones concretas se suceden periódicamente
estas crisis. Las oscilaciones de la tasa de ganancia reveían el mecanismo
íntimo del ciclo económico. Explican su sentido general como reajuste
periódico de las condiciones de equilibrio de la reproducción capitalista.
Pero no revelan las «causas concretas» de la crisis. Pueden distinguirse esos
factores de las causas de las crisis propiamente dichas, separando, dentro de
la tradición de la lógica aristotélica, como lo hace el economista G. von
Haberler, las causas sine qua non —sin las cuales no habría crisis— de las
causas per quam que explican las causas inmediatas por las cuales estallan las
crisis. El análisis de estas últimas exige un análisis concreto de todos los
elementos de producción capitalista.
Para que la reproducción ampliada se efectúe sin interrupción, es
necesario que se reproduzcan constantemente las condiciones de equilibrio
indicadas en el capítulo X. Las compras de bienes de consumo por el conjunto
de los trabajadores y de los capitalistas ocupados en la producción de bienes
de producción deben ser equivalentes a las compras de bienes de producción
por los capitalistas ocupados en la producción de bienes de consumo,
incluyendo en ambas categorías, las compras necesarias para la expansión de
la producción. La reproducción constante de estas condiciones de equilibrio
exige, pues, un desarrollo proporcional de los dos sectores de la producción.
La aparición periódica de crisis sólo se explica por una interrupción periódica
de esta proporcionalidad o, dicho en otros términos por un desarrollo
desigual de esos dos sectores.

286
Pero hasta aquí apenas hemos abandonado el campo de la definición, es
decir, de la tautología. Decir que las crisis periódicas estallan por la
desproporción entre los dos sectores de la producción equivale a decir que el
opio hace dormir porque tiene cualidades somníferas. La crisis es la expresión
de la desproporción. Pero si se la considera como inherente al proceso de
desarrollo capitalista, habría que demostrar por qué razones este proceso
produce periódica y necesariamente tal desproporción.
La producción capitalista es una producción para la ganancia. La
desproporción periódica entre el desarrollo del sector de los bienes de
producción y el del sector de los bienes de consumo debe estar ligada a
diferencias periódicas entre las tasas de ganancia en ambas esferas, Las
causas de esas diferencias periódicas se encuentran en la diferente manera en
que se manifiestan las contradicciones fundamentales del capitalismo en los
dos sectores. De todo esto se deduce el siguiente cuadro para las sucesivas
fases del ciclo económico:
a] La depresión: Al estar acumulados los stocks durante todo un período,
el darles salida requiere tiempo, dado que Los ingresos disponibles para la
compra de bienes de consumo se han reducido mucho por el desarrollo del
desempleo. Después del estallido de la crisis,[18] toda la actividad de
inversión se frena fuertemente. Como, al mismo tiempo, numerosas empresas
han tenido que utilizar para otros fines los fondos disponibles para la
renovación del capital fijo, la actividad de las empresas del sector de bienes
de producción es muy reducida.[19] La producción de los bienes de consumo
desciende también de manera importante, pero no en el mismo grado.[20]
Incluso los desempleados continúan comiendo y las compras de bienes no
duraderos no pueden remitirse a mañana; además, aunque los obreros vean
disminuir sus salarios, éstos se reducen menos fuertemente que los precios al
principio de la crisis.[21] En cuanto a las compras de bienes de consumo
semiduraderos, disminuyen menos que las compras de bienes de consumo
duraderos. Estos últimos, cuya venta desciende fuertemente, tienen, sin
embargo, mejor salida que los bienes de producción.[22] Durante el período de
depresión se esboza, pues, en el campo de la producción, la desproporción
entre los dos sectores que, desde el principio de la recuperación económica,
se extenderá al campo de los precios y las ganancias.
b] El viraje hacia la recuperación económica: Durante la depresión
económica, la actividad industrial se mantiene a un nivel anormalmente bajo.
Cuando la tasa de ganancia es muy baja, ningún descenso de la tasa de interés
puede provocar una renovación de inversiones.[23] Pero la lógica misma de
este estancamiento crea los elementos de una recuperación. A medida que los
stocks van encontrando salida gracias al descenso de la producción, los
sectores de bienes de consumo cuyas ventas han sido poco reducidas pueden
aumentar ligeramente su actividad; los precios cesan allí de bajar, sin que ello
quiera decir que vuelven a elevarse inmediatamente. Es suficiente, por lo
demás, con que se estabilicen durante cierto periodo, para que las empresas de
esos sectores piensen de nuevo en renovar la maquinaria.[24]

287
Todo favorece este proyecto. Los precios de las materias primas y de los
bienes de maquinaria son anormalmente bajos; renovar la maquinaria en este
momento es pues, una empresa provechosa. Los salarios continúan
descendiendo bajo la presión del desempleo, incluso después de que los
precios se han estabilizado. Los salarios bajos incitan también a la extensión
de la producción, puesto que prometen ganancias más elevadas.[25]
La detención o la reducción de las inversiones durante todo un periodo ha
permitido acumular los fondos destinados a la amortización del capital fijo.
Estos fondos, que al principio fueron atesorados, comienzan a refluir hacia los
bancos, para producir un interés todavía bastante módico, pero no
despreciable en un periodo de depresión.[26] (241) [27] [28] La ausencia de toda
actividad inversionista reduce mucho la demanda de capitales dinero, de tal
manera que la tasa media de interés cae en periodos de depresión;[29] razón de
más para incitar a los capitalistas del sector de bienes de consumo a
emprender inversiones a crédito hacia el fin de este período. Finalmente, la
tasa de ganancia todavía baja les incita a buscar y a introducir nuevos
procedimientos de producción que se han acumulado desde el fin del auge sin
haber podido utilizarse. (Ver Keynes, Hansen, y también Aftalion, Pigou,
Schumpeter y un gran número de autores.)[30]
El descenso del precio de costo que de esto resulta permite volver a
elevar la tasa de ganancia con los precios de mercado dados. De esta forma, la
actividad inversionista se anuncia en el sector de bienes de consumo, lo que
provoca la recuperación económica.(242) [31]
c] La recuperación económica: los pedidos de maquinaria del sector de
los bienes de consumo que se derivan de la lógica interna de la propia
depresión permiten a su vez el restablecimiento de la producción en
numerosos sectores que fabrican bienes de producción. Este restablecimiento
reduce el paro, aumenta el poder de compra disponible, desarrolla las ventas
de bienes de consumo, lo que a su vez estimula una nueva ola de inversiones.
Entra ahora en juego el principio del multiplicador.[32]
Este principio explica que una inversión inicial incrementa el ingreso
global final por una suma que rebasa el valor de esta inversión; explica
también que una inversión autónoma puede provocar una o varias olas de
inversiones así estimuladas.[33] Algunos estadísticos han intentado establecer
el valor del multiplicador en los países industrialmente adelantados para el
periodo de 1919 a 1939; según sus cálculos, variaría entre 2 y 3 (cálculos de
Kalecki y de Kuznets).[34] Estas estadísticas están, sin embargo, sujetas a
caución. En todo caso, no podrá aplicarse para la totalidad de una época
histórica.[35]
Veamos ahora lo que ocurre con.la tasa de ganancia. La producción de
bienes de producción es mucho menos elástica que la producción de bienes de
consumo. Para suministrar a las fábricas de hilo de algodón los husos pedidos,
es preciso echar mano del stock de acero y de carbón aumentar la producción
de estas materias primas cuando las reservas se han agotado, utilizar a pleno
rendimiento las máquinas que construyen máquinas, o construir previamente

288
éstas cuando ya no hay más reservas de capacidad productiva. Desde que la
recuperación está encarrilada, se produce, pues, un intervalo entre el pedido
de capitales constantes suplementarios y su entrega. Durante este intervalo se
desencadena entre las empresas una verdadera competencia para apropiarse
los bienes de equipo y las materias primas presentes en el mercado. Los
precios de éstos se elevarán, por tanto, más que los precios de los bienes de
consumo, y este desnivel produce un desnivel equivalente entre la tasa de
ganancia de los dos sectores.[36] La desproporción entre los dos sectores se
desplaza, pues, del dominio de la producción al de los precios y la ganancia.
Por lo demás, la tasa de ganancia suele elevarse. Mientras que los precios
comienzan a ascender desde la liquidación de los excedentes, los salarios no
ascienden nada, o muy poco, al principio de la recuperación, debido a la
presión que el desempleo ejerce sobre el mercado de trabajo. La tasa de
plusvalía se eleva, elevándose así también la tasa de ganancia. Al mismo
tiempo, las fábricas que en período de depresión no trabajaban a pleno
rendimiento, vuelven a contratar personal, sin modificar en lo inmediato sus
instalaciones fijas. Su composición orgánica de capital desciende, pues,
momentáneamente, elevándose por ello la tasa de ganancia. La reducción del
tiempo de circulación de las mercancías aumenta en número de ciclos de
producción por año y actúa en el mismo sentido.
La expansión de la producción, que es lenta al principio, mantiene la
demanda de capitales-dinero a un nivel inferior a la oferta, lo que implica una
tasa de interés muy baja. La coincidencia de una tasa de interés baja con una
tasa de ganancia en alza determina una tasa creciente de ganancia de
empresario, lo que explica también una tendencia general en los empresarios a
renovar su capital fijo y a invertir en este momento del ciclo una fracción
creciente de sus ganancias.(243) [37]
«Por su naturaleza, la inversión en nuevo equipo no podía emprenderse en
pequeñas cantidades. Suponiendo que la tasa de crecimiento de la producción
fuera constante, una empresa individual no podía incrementar su equipo fijo
según la misma tasa de crecimiento, y si los datos de que disponemos son
dignos de confianza —para la primera mitad del siglo XIX en Gran Bretaña—
resultaría que el aumento de la capacidad, necesaria para asegurar el volumen
incrementado de la producción, ha tenido tendencia a efectuarse sobre todo
durante algunos años de cada decenio.»[38]
d] Auge, prosperidad: el desequilibrio entre los precios y las tasas de
ganancia de los dos sectores, que se presenta desde el principio de la
recuperación económica, se transforma ahora en desproporción entre el ritmo
de progresión de su producción; esta proporción es inversa a la que hemos
conocido durante la depresión. Al principio, los capitales-dinero disponibles
afluirán preferentemente hacia el sector de los bienes de producción, dado que
en este sector es más elevada la tasa de ganancia. Además, comienza a actuar
el principio del acelerador.[39] Se sabe que durante cada ciclo de producción
se utiliza y renueva una fracción muy restringida del capital fijo. Esta fracción
se determina por la longevidad relativa del capital fijo.

289
Supongamos que su edad promedio sea de 10 años. Esto significa que el
valor de la producción total de un ciclo anual sólo contiene un 10% del valor
del capital fijo total de que dispone la sociedad. Supongamos que el valor del
producto anual sea de 1,500 (millones), de los cuales 500 representan el valor
del capital fijo consumido. Esto implica un stock de capital fijo total de 5,000.
Si todo el capital fijo existente es ya utilizado plenamente para permitir una
producción anual de 1,500, un aumento de esta producción de 1,500 a 1,800 (o
un aumento de la demanda global en la misma proporción) exige la instalación
de un nuevo capital fijo de un valor no de 100, sino de 1,000, un 10% del cual,
es decir, 100, se incorporará en el valor de la producción suplementaria de
300. El aumento de la producción del 20% exige, pues, que se triplique la
producción comente de capital fijo, La fabricación de nuevas instalaciones
industriales, el sector de los bienes de producción, conoce entonces una
actividad febril. La producción en este sector aumenta más que en el sector de
los bienes de consumo.[40]
Este desarrollo febril del sector de los bienes de producción pone de
nuevo en acción el principio del multiplicador y permite absorber la mayor
parte de la mano de obra desempleada. Aumenta de nuevo el poder de compra
disponible para los bienes de consumo, e incluso crea una penuria temporal de
esos bienes, lo cual vuelve a estimular las inversiones y las compras de
capital fijo en ese sector. El pleno empleo se establece progresivamente. Los
salarios comienzan a ascender, pero menos rápidamente que los precios;
debido a esto, la tasa de plusvalía continúa elevándose y, de hecho, los
salarios reales descienden o se estancan al principio del auge.[41]
Dado que en los dos sectores la oferta es inferior a la demanda, las
empresas con nivel de productividad más elevado realizan copiosas ganancias
adicionales. En general, el elevado nivel de la tasa de ganancia favorece una
vigorosa actividad de inversiones, de especulación y de crédito. Los capitales
atesorados durante la depresión son progresivamente absorbidos en la
actividad económica; debido a ello, la tasa de interés comienza a elevarse.
Pero mientras numerosas empresas trabajan por encargo, es decir, con
mercados asegurados, los bancos siguen concediendo sin dificultad créditos
de circulación. La tasa de descuento permanece, pues, relativamente baja. A
medida que las empresas que producen bienes de equipo se han equipado y
comienzan a llenar los pedidos acumulados anteriormente, en el sector de
bienes de consumo, el equipo, y por tanto la producción, aumentan cada vez
más. En cierto momento, basta para satisfacer la demanda incrementada creada
por el pleno empleo. Puede suponerse que, en este momento, esas empresas
detienen progresivamente sus pedidos de bienes de equipo. Pero los antiguos
pedidos de esos bienes acaban solamente de ser satisfechos. El retraso entre
el momento en que se ha formulado el pedido y el momento en que se ha
satisfecho tiene, pues, un importante papel en la preparación de la crisis (ver
Aftalion, Timbergen, Frisch y el ciclo de construcción naval, Kalecki, Hansen,
etc.).
El ciclo alcanza aquí, por tanto, un primer punto crítico. La industria que

290
produce bienes de consumo debería detener toda expansión de su producción,
e incluso comenzar a frenarla. Pero tal actitud «razonable» es imposible. Y
esto no solamente en razón a la anarquía de la producción —cada empresa
espera que sea el competidor quien ceda terreno y cuenta con alcanzar un
máximo de ganancia con un máximo de venta y de producción—. Dicha actitud
está excluida, además, por el imperativo de la ganancia. Las empresas acaban
de adquirir nuevos equipos. Una limitación de la producción aumentaría las
cargas de amortización sobre la producción corriente. Disminuiría la tasa de
ganancia. Desde la realización del pleno empleo, los salarios están en alza.
Existe, piies, peligro de reducción de la tasa de plusvalía y peligro de
disminución de la tasa de ganancia; los capitalistas intentan subsanar estos
riesgos por la racionalización, la utilización más intensa del aparato de
producción y la intensificación del esfuerzo de los productores, lo que implica
cada vez un aumento de la producción.[42] La elevación progresiva de la tasa
de interés reduce también la tasa de ganancia del empresario. El aumento del
volumen de ganancia necesario para contrarrestar la baja de esta tasa implica
de nuevo el aumento de la producción.[43]
Finalmente, es preciso no olvidar que para los capitalistas del sector de
bienes de consumo resulta muy difícil darse cuenta en qué momento se realiza
el exacto equilibrio de la oferta y la demanda de sus productos.
«La insuficiencia del consumo no es inmediatamente visible y se
desarrolla tanto más cuanto que las reservas se acumulan en todos los estadios
de la producción y en manos de los especuladores; el intervalo entre la
producción y la distribución actúan en el mismo sentido; se pierde, la visión
de conjunto sobre las posibilidades de salida de las mercancías, y los
mercados sólo perciben el grado máximo de producción que pueden soportar
cuando hace meses que se ha rebasado este grado. El final del período de
prosperidad se retrasa, pero la crisis que seguirá a éste será más larga e
intensa.» [44]
Cuando el poder de compra total disponible para los bienes de consumo ha
dejado ya de aumentar, una importante cantidad de la producción corriente
continúa vendiéndose: los comerciantes y los estadios intermedios de la
producción deben, en efecto, reponer los stocks que se habían agotado al final
del período de depresión y durante todo el período, de recuperación
económica y de auge.(244) [45] [46] El aumento de sus ventas incita a los
industriales a un nuevo aumento de la producción que puede coincidir con un
estancamiento e incluso con un ligero retroceso del consumo final, al menos
durante un primer período.
e] La crisis, el viraje hacia la depresión: El desequilibrio del sector de
bienes de producción y del sector de bienes de consumo, que apareció
primeramente en el campo de los precios y de la tasa de ganancia, se ha
extendido, pues, progresivamente hacia el terreno de la producción,
trasladándose ahora al de la demanda, de las ventas y de los mercados.
Alcanzado el pleno empleo, el volumen total del poder de compra de bienes
de consumo no aumenta ya, o solamente aumenta en forma muy reducida.(245)

291
[47]Por el contrario y por las razones más arriba indicadas, la producción de
esos mismos bienes continúa aumentando durante todo un período. «Esto hace
pensar que las dificultades financieras que se acumulan aparecen
acompañadas (y quizá en parte resultan) de un crecimiento más lento de la
distribución (para decirlo más correctamente: de las ventas) a los
consumidores, al mismo tiempo que la producción física aumenta
rápidamente.»[48] Las existencias comienzan, pues, a aumentar, al principio en
el nivel final (comercio de menudeo), después en los niveles intermedios, y
finalmente en las propias empresas industriales.
En la medida en que este aumento se produce, los industriales: y
comerciantes se resisten a todo descenso inmediato de los precios, que
significaría para ellos una desvalorización de los stocks, es decir, una
importante pérdida. Se dirigen, pues, cada vez más a los bancos para obtener
créditos de circulación. Los bancos, que han concedido ya otros créditos a las
empresas de ese sector, retrasan lo más posible toda negativa de crédito, que
amenaza con arrastrar a la quiebra a las empresas afectadas y, en
consecuencia, que amenaza con la pérdida de los capitales prestados. Se
produce, pues, una verdadera inflación del crédito, una peligrosa tensión de
todo el sistema, ligada a numerosos fenómenos de especulación y fraude puro
y simple, fenómenos que abundan en la atmósfera del auge. La tensión en el
mercado monetario y en el mercado financiero precede al cambio de la
coyuntura y se caracteriza por una gran alza de la tasa de interés.[49]
Los empresarios se ven ahora obligados a retrasar cada vez más la
conclusión de los proyectos de inversiones en curso. Deben utilizar como
capital circulante una parte del capital-dinero destinado a esas inversiones.
Los pedidos de bienes de equipo disminuyen, pues, cada vez más, mientras
que en el sector de los bienes de consumo la producción se estanca o comienza
a disminuir. La producción de los bienes de consumo alcanza, por tanto, su
punto culminante, se estanca o incluso comienza a retroceder, antes de que se
produzca el mismo fenómeno en el sector de los bienes de producción.[50]
Hemos llegado al segundo punto crítico del ciclo. En efecto, las empresas
del sector de bienes de producción han adquirido nuevos equipos al principio
del ciclo, a fin de poder hacer frente a los pedidos de ampliación de capital
fijo del sector de los bienes de consumo. Basta con que esta ampliación se
detenga para que comiencen a producirse fenómenos de sobreproducción en el
sector de los bienes de producción, para que ciertas industrias de este sector
comiencen a trabajar por debajo de su nueva capacidad productora máxima.
Más aun, una disminución de la tasa de crecimiento de inversiones conduce al
mismo resultado:
«El ritmo de producción de las industrias que suministran la maquinaria
depende de la expansión de la producción de las industrias que fabrican los
bienes de consumo. Si estas últimas dejan de desarrollarse, las primeras
pierden pai te de sus mercados y se ven obligadas a reducir su actividad,
incluso si pueden conseguir los fondos necesarios para mantener su
fabricación al antiguo nivel.»[51]

292
Ahora bien, las empresas de ese sector han realizado también importantes
inversiones en una fecha reciente; por lo tanto, tienen también que amortizar
importantes capitales. Trabajan mucho más con capitales prestados que las
empresas del otro sector, puesto que es hacia ellas donde la mayor parte de los
capitales-dinero disponibles habían afluido, atraídos por la tasa de ganancia
más elevada. El alza de la tasa de interés que resulta de la penuria creciente
que se cierne sobre el mercado de capitales(246) los afectara, pues, mucho más
que a las empresas del sector de bienes de consumo. Esto se sentirá en forma
tanto más dura cuanto que hacia el mismo período la tasa de ganancia tenderá
también a bajar, como consecuencia del alza de los gastos generales, del alza
de los salarios (horas extraordinarias, etc.), del aumento del despilfarro, etc.
[52]
En vista de que disminuyen sus ventas, estas empresas se ven obligadas a
su vez a restringir su producción, a licenciar una parte de su personal y a
tomar otras medidas ahorrativas. Pero todo eso significa que el volumen del
poder de compra de bienes de consumo que ese sector distribuye tiende a
disminuir. Se produce, pues, respecto a estos bienes, una verdadera
disminución de la demanda, un nuevo incremento de las existencias, una nueva
reducción de la producción, un nuevo descenso de las ganancias.
En cierto momento de este proceso acumulativo de reducción, el
desequilibrio pasa necesariamente a la última etapa, a la del crédito. La
demanda de créditos de circulación se acumula por todas partes. Por el
contrario, la oferta de capital-dinero disminuye, porque la diferencia entre la
tasa de ganancia y la tasa de interés desaparece. Ante el incremento de las
existencias y el estancamiento de las ventas, las empresas están, además,
perpetuamente faltas de dinero liquido, disminuyen sus depósitos en los
bancos, y liquidan valores mobiliarios, inmobiliarios, etc.[53]
Finalmente, en la febril actividad del auge, todas las reservas acumuladas
durante el periodo anterior de estancamiento han sido absorbidas. Es, pues,
fatal que en el curso de este proceso, el desequilibrio entre la oferta y la
demanda de capitales-dinero conduzca en un cierto punto al estancamiento de
la expansión del sistema de crédito. Los bancos comienzan a rechazar nuevas
demandas de créditos de circulación, salvo con intereses cada vez más
exorbitantes. La tasa de interés y la tasa de descuento se elevan rápidamente.
(247) [54] Se producen bancarrotas en número creciente, al arrastrar las de los

deudores a las de los acreedores. La situación se convierte en una avalancha.


Centenares de empresas cierran sus puertas y licencian a su personal. En la
búsqueda de dinero líquido, que es el único medio capaz de evitar los peores
males, las empresas se ven obligadas a liquidar sus existencias a cualquier
precio. Los precios se hunden; las ganancias desaparecen; se propaga una
nueva ola de bancarrotas. Precios, ganancias, producción, ingresos, empleo,
todo cae a un nivel anormalmente bajo.(248) [55]

La extensión de la base de la producción capitalista

293
El análisis de la marcha cíclica de la economia capitalista se basa en el
comportamiento característico de las empresas capitalistas, que, bajo el
aguijón de la competencia, buscan en cada momento del ciclo el máximo de
ganancia, sin preocuparse por el conjunto del sistema y del mercado. Pero
¿cómo puede comprenderse que la sucesión periódica de las crisis no incite a
las empresas a tener más prudencia, es decir, a restringir sus inversiones
durante la recuperación, a fin de evitar una sobreproducción al final del auge?
¿Cómo puede ocurrir, dicho en otros términos, que los auges muestren siempre
el mismo carácter febril e hipertrofiado, que acaba por un hundimiento
particularmente doloroso?
Esta pregunta es tanto más justificada cuanto que los sectores
particularmente sujetos a las fluctuaciones de la demanda durante el ciclo
saben adaptarse a esas fluctuaciones:
«Estando familiarizadas con las variaciones periódicas de la demanda
durante las fases del ciclo, las empresas aprenden a abastecerse… para la
demanda máxima de prosperidad. Las industrias más sujetas a esas
fluctuaciones, las industrias que llamaríamos cíclicas, están particularmente
inclinadas a actuar así. Adquirirán una capacidad de producción que sólo
podrá utilizarse completamente en periodos de prosperidad.»[56]
Esto no quiere decir que tal previsión de los capitalistas pueda impedir la
marcha cíclica de la economía. Hemos visto ya que el simple hecho de la
renovación periódica del capital fijo, determinada por su longevidad, basta
para explicar esta marcha cíclica. Pero la cuestión que se plantea es esta: ¿por
qué no asistimos al principio de cada recuperación a la renovación del capital
fijo, acompañada de una inversión que corresponda grosso modo al aumento
de la población durante el ciclo? ¿Por qué asistimos en cambio a un aumento
considerable, por saltos, de la capacidad productiva que, por el juego del
principio del acelerador, desencadena los auges propiamente dichos?
Históricamente, sólo hay una respuesta a esta pregunta. La marcha cíclica
de la economía capitalista adquiere un carácter particularmente febril por la
extensión de la base de esta economía al principio de cada recuperación,
debido a la aparición brusca de nuevos mercados para sectores importantes de
la industria, .que estimulan la fabricación de bienes de producción.
Estos nuevos mercados pueden resultar ya sea de la extensión geográfica
de la producción capitalista[57] (penetración en un medio no capitalista) o de
la aparición de nuevos sectores de producción (progreso tecnológico), o de
saltos bruscos en las relaciones de competencia (desaparición de un
competidor poderoso por la guerra, por su retraso tecnológico, etc.), En el
siglo XX, a todo esto es preciso añadir el papel de mercado de sustitución
representado esencialmente por los pedidos estatales de suministros de guerra.
(249)
Cada auge sucesivo ch la historia del capitalismo puede explicarse por
semejante extensión de base de la producción:
a] Ciclo 1816-1825: la industria británica conquista los mercados
latinoamericanos; construcción de fábricas de gas y de canales en Gran
Bretaña; comienzo de la industrialización de Bélgica.

294
b] Ciclo 1825-1836: auge de las exportaciones británicas en América
Latina y los Estados Unidos; expansión industrial en Bélgica, Francia y
Rénania; comienzos de la construcción de ferrocarriles.
c] Ciclo 1836-1847: auge de las exportaciones británicas en Asia,
especialmente en la India y China (después de la guerra del opio). Intensa
construcción ferroviaria en toda Europa occidental.
d] Ciclo 1847-1857: expansión del mercado norteamericano después del
descubrimiento de yacimientos auríferos en California. Construcción
ferroviaria en los E.U.A. y en toda Europa. Construcción de nuevas industrias
en los E.U.A,, Alemania y Francia. Primer impulso de las sociedades por
acciones.
e] Ciclo 1857-1866: extensión del mercado de la India y de Egipto,
especialmente por el desarrollo de las plantaciones de algodón, para sustituir
el algodón norteamericano que faltaba a consecuencia de la guerra civil en
aquel país.
f] Ciclo 1866-1873: desarrollo de la industria siderúrgica en Alemania,
Austria, Hungría y los E.U.A., sobre todo aguijoneado por las guerras de 1866
y de 1870-1871. Gran auge de la construcción ferroviaria en los E.U.A.
g] Ciclo 1873-1882: intensa construcción ferroviaria en los E.U.A. y en
Europa central; auge de las construcciones navales; extensión de los
mercados de América del Sur, Canadá y Australia, a consecuencia del
desarrollo de su producción agrícola mecanizada.
h] Ciclo 1882-1891: último gran impulso de la construcción ferroviaria en
los E.U.A., Rusia y América Latina (sobre todo en Argentina). Exportación de
capitales británicos y franceses. Desarrollo del mercado africano.
i] Ciclo 1891-1900: construcción de tranvías en todo el mundo;
construcción ferroviaria en Rusia, África, Asia y América Latina. Exportación
de capitales ingleses, franceses y alemanes. Desarrollo de la industria
eléctrica y petrolera.
j] Ciclo 1900-1907: auge de la industria siderúrgica (carrera de
armamentos), de la construcción naval, de los tranvías, de las centrales
eléctricas y de las instalaciones telefónicas. Desarrollo del mercado turco, de
África del Norte al Medio Orienté. Primer desarrollo de la industria pesada
italiana. Última oleada de construcción ferroviaria en África y Asia.(250) [58]
k] Ciclo 1907-1913: auge de la industria siderúrgica, de armamentos y de
construcción naval. Fin del auge de la construcción de tranvías. Desarrollo del
mercado en el Medio Oriente.
1] Ciclo 1913-1921: en los E.U.A. y el Japón, intensas construcciones
industriales y auge de la siderúrgica, de las construcciones navales, de la
industria de armamentos; auge de la industria química en los mismos países,
así como en Alemania y Gran Bretaña; primer impulso de la industria
automovilística.
m] Ciclo 1921-1929: auge mundial de la industria del automóvil, del
caucho, del petróleo, de las máquinas-herramientas, de los aparatos eléctricos
y de los productos químicos. Auge de las exportaciones de capitales
norteamericanos, sobre todo hacia Alemania.

295
n] Ciclo 1929-1937: auge de la industria de armamentos, ante todo en
Alemania y el Japón. Desarrollo del mercado de China y América Latina.
Primer impulso de La aeronáutica.
o] Ciclo 1937-1949: auge de la industria de armamentos en los E.U.A.,
Canadá, Australia, Alemania y Gran Bretaña. Nuevo reparto de los mercados
mundiales, sobre todo en Europa occidental y oriental, en África, América
Latina y el lejano Oriente. Auge de la aeronáutica, de la industria electrónica y
química. Comienzos de la industria atómica. Industrialización de los países
subdesarrollados.
p] Ciclo 1949-1953: auge de la industria de armamentos y de la
aeronáutica; desarrollo de la industria atómica; nuevo impulso, de la industria
pesada alemana, centrado en las necesidades de reconstrucción; desarrollo del
mercado africano; continúa la industrialización de los países
subdesarrollados.
q] Ciclo 1953-1958: auge de la industria electrónica, química (materiales
plásticos) y mecánica (equipos de todas clases). Continuación de la carrera de
armamentos y de la industrialización de los países subdesarrollados. Auge de
la construcción inmobiliaria. Auge de los sectores de bienes de consumo
duraderos en Europa; primer impulso a gran escala de la automatización.

Las teorías del subconsumo

En la historia del pensamiento económico se distinguen dos grandes


escuelas para la explicación del ciclo económico capitalista: la escuela del
subconsumo y la escuela de la desproporcionalidad. Cada una de estas
escuelas revela una contradicción fundamental del modo de producción
capitalista, pero yerra al aislar esta contradicción de las demás características
del sistema.
Para explicar las crisis periódicas, los partidarios de las teorías del
subconsumo parten de la contradicción entre la tendencia al desarrollo
ilimitado de la producción y la tendencia a la restricción, del consumo de las
masas; en efecto, esta contradicción es característica del modo de producción
capitalista. Las crisis periódicas resultan entonces crisis de realización de la
plusvalía. La insuficiencia del poder de compra de las masas impide a éstas
adquirir todos los productos manufacturados durante un período determinado.
Se ha producido la plusvalía; pero esta plusvalía permanece cristalizada en
mercancías invendibles.
Entre los representantes de esta escuela pueden clasificarse especialmente
ciertos socialistas premarxistas como Owen, Sismondi y Rodbertus, los
populistas rusos, así como una serie de discípulos de Marx: Kautsky, Rosa
Luxemburgo, Lucien Laurat, Fritz Sternberg, Otto Bauer. (en sui última obra),
Natalia Moszkowska, Paul Sweezy, etc, V como representantes no marxistas
de esta escuela pueden considerarse el mayor Douglas, el profesor Lederer,
Foster y Catchings, Hobson, así como Keynes y una parte de sus discípulos (en

296
particular el profesor Hamberg).
Los defensores más toscos de esta concepción descubren el origen de, las
crisis en el hecho de que los trabajadores sólo reciben como salario el
equivalente de una fracción del nuevo valor que producen. Olvidan que la otra
fracción de este valor corresponde al poder de compra de la clase burguesa
(familias capitalistas y empresas). Incluso un autor de pretensiones tan
científicas como Fred Oelssner escribe en su obra Die tyirtschaftskrisen:[59]
«De esta contradicción entre el papel del obrero como productor dé la
plusvalía y su papel como consumidor o comprador en el mercado, resulta que
el desarrollo de ese mercado nunca puede igualar la extensión de la
producción. En las condiciones capitalistas (de producción), la demanda se
desarrolla siempre más lentamente que la oferta».
Semejante concepción no explica por qué deben estallar las crisis;
explicaría más bien la permanencia de la sobreproducción, la imposibilidad
del capitalismo.
Ahora bien, no está previsto que los trabajadores deban comprar el
conjunto de las mercancías producidas. Por el contrario, el modo de
producción capitalista implica que una parte de esas mercancías, a saber los
bienes de producción, nunca es comprada poi los obreros, sino siempre por
los capitalistas. Para defender la teoría del subconsumo habría que demostrar
que, en el modo de producción capitalista, la relación entre los salarios y la
parte de la plusvalía no transformada en capital constante, por una parte, y el
ingreso nacional, por otra, es necesaria y periódicamente inferior a la
relación entre el valor de los bienes de consumo y el valor de consumo de la
producción. Tal demostración nunca ha llegado a efectuarse en forma
convincente.
Aunque partiendo de consideraciones análogas, Rosa Luxemburgo[60]
eleva, sin embargo, el debate a un nivel más digno de interés al preguntarse
sobre los orígenes de la acumulación, de la reproducción ampliada. La
reproducción ampliada significa, en efecto, que los capitalistas retiran de la
circulación de las mercancías, al final de un ciclo de rotación del capital, más
valor que el que hicieron entrar en la producción. Este excedente es,
precisamente, la plusvalía realizada.
Ahora bien, continúa Rosa Luxemburgo, tanto los salarios de los obreros
(capital variable) como el valor de sustitución de las máquinas y de las
materias primas utilizadas en la producción (capital constante) han sido
adelantados por los capitalistas. En cuanto al consumo improductivo de éstos
(la parte no acumulada de la plusvalía), también ha sido pagado por ellos Por
tanto, el hecho de que obreros y capitalistas compraran el conjunto de la
producción, significaría simplemente que estos últimos recuperarían los
fondos que habían lanzado a la circulación y se comprarían mutuamente sus
sobreproductos.
Esto tendría sentido si se considerara cada empresa capitalista como una
unidad aislada. Pero para el régimen capitalista tomado en su conjunto, tal
conclusión parece absurda. Evidentemente, asistimos aquí a un incremento de

297
las riquezas, del valor acumulado por la clase capitalista, que no puede
resultar de cambios intercapitalistas. Rosa Luxemburgo concluye, pues, que la
realización de la plusvalía sólo es posible en la medida en que se abren al
modo de producción capitalista mercados no capitalistas. Ve sus mercados
ante todo, en el poder de compra de las clases no capitalistas (campesinos) en
el interior de los países capitalistas, y en el comercio exterior con países no
capitalistas.(251) [61]
Cierto que históricamente el régimen capitalista ha nacido y se ha
desarrollado en un medio no capitalista. Cierto también que la extensión de su
base ha recibido un impulso particularmente dinámico de esta conquista de
nuevos espacios. Pero de esto no puede deducirse que, en ausencia de un
medio no capitalista, sea imposible la realización de la plusvalía.
El error de Rosa Luxemburgo consiste en tratar a la clase capitalista
mundial como un todo, es decir, abstraer el hecho de la competencia. Es
verdad que Marx, en sus cálculos de la tasa media de ganancia del tomo III de
El Capital, parte también de la clase capitalista como un todo, y Rosa cita
triunfalmente esta referencia para confirmar su tesis.[62] Pero parece ignorar
que en su plan de conjunto del Capital, Marx aclaró que las crisis están fuera
del campo del «capital tomado en su conjunto»; resultan precisamente de
los fenómenos que él llama los de «diferentes capitales», es decir, de la
competencia. Es la competencia io que determina toda la dinámica, todas las
leyes de desarrollo del capitalismo.
Pero la competencia implica el intercambio de mercancías con otros
capitalistas. Este desplazamiento de valor en el interior de la clase capitalista
puede muy bien estar en la base de la «realización de la plusvalía». En el
marco de esos cambios intercapitalistas, «el conjunto» de la clase capitalista
puede ver aumentar su ganancia global, realizada sucesivamente por la
circulación de una misma suma de dinero.(252) [63]
La desigualdad del ritmo de desarrollo[64] entre diferentes países,
diferentes sectores y diferentes empresas es lo que constituye el motor de la
expansión de los mercados capitalistas, sin que sea preciso recurrir a las
clases no capitalistas. Es esta desigualdad lo que explica cómo la
reproducción ampliada puede continuar incluso con exclusión de todo medio
no capitalista, cómo se efectúa en estas condiciones la realización de la
plusvalía por una acentuación pronunciada de la concentración del capital.
En la práctica, los intercambios con medios no capitalistas sólo son un aspecto
del desarrollo desigual del capitalismo.

Crítica de los modelos del «subconsumo»


Varios autores se han esforzado en dar una forma más refinada, numérica, a
la teoría del «subconsumo», es decir, de la imposibilidad de realizar la
plusvalía, como fuente última de las crisis periódicas, Los ejemplos de Otto
Bauer (en su última obra), de León Sartre, de Paul Sweezy y de Fritz Sternberg

298
son los más interesantes. Sin embargo, estos diferentes «modelos» aritméticos
o algebraicos del «subconsumo» tienen un vicio común. Son siempre
peticiones de principio, que suponen ya demostrado, en el enunciado del
problema, la solución que quieren aportar.(253)
Así, Paul Sweezy[65] establece su modelo partiendo de la hipótesis de que
cierto aumento en valor de la producción de bienes de producción viene
necesariamente acompañado de una capacidad de producción
proporcionalmente incrementada en bienes de consumo. En otros términos:
valor I
La relación permanecería estable, mientras que la relación
plusvalía acumulada en c aumentaría progresivamente, e igualmente la
relación . Partiendo de esta hipótesis, se prueba
naturalmente la «necesidad» de la sobreproducción de bienes de consumo,
puesto que ya está contenida en ella.
Otto Bauer[66] sigue un razonamiento parecido. Deduce la inevitabilidad de
la crisis basándose en el hecho de que la acumulación del capital constante es
más rápida que el aumento de las necesidades en capitales constantes para
producir los bienes de consumo adicionales, comprados por; los trabajadores
adicionales contratados durante la reproducción ampliada. Esto es
consecuencia lógica del empleo de una tasa creciente de plusvalía. Pero el
modelo de Otto Bauer presupone que la sociedad sólo absorbe nuevos
capitales constantes en la misma proporción en que incrementa su consumo
final. Presupone, pues, una proporción estable entre el valor de la producción
de los dos sectores; ahora bien, esto es precisamente lo que había que
demostrar.
Es de notar que Otto Bauer ha sido el primer autor marxista que introdujo
en su modelo los conceptos de stock del capital fijo existente {la capacidad
de producción total), y de tasa de progreso técnico. Estos dos conceptos han
sido ampliamente utilizados por la escuela neokeynésiana y económétrica,
especialmente por Harrod, Domar, Pilvin y Hamberg.(254) [67]
León Sartre[68] se funda en la hipótesis de que La relación entre Los
capitales constantes de los dos grandes sectores de producción industrial
permanece idéntica. Deduce esta hipótesis de una suposición de partida, a
saber, la identidad de la tasa de plusvalía y de la tasa de acumulación en Los
dos sectores. Pero supone también que la demanda de bienes de producción
crece más rápidamente que la demanda de bienes de consumo.
Si I/II permanece estable, mientras que , la crisis
esevidentemente inevitable y toma la forma de una crisis de sobreproducción
de bienes de consumo.
No se trata solamente de una petición de principio, sino de otro error de
razonamiento. Sartre (igual que Sternberg) deduce de la competencia
capitalista el mantenimiento de una proporción constante entre las fuerzas
productivas comprometidas en los dos sectores. Es una concepción

299
mecanicista, «idílica» de la competencia. Ésta no conduce a la perecuación de
la composición orgánica del capital en todos los sectores. Por el contrario,
conduce al incremento global de la composición orgánica de capital y, en
consecuencia, a una redistribución relativa de las fuerzas productivas, en favor
del sector de los bienes de producción y a expensas del sector de los bienes
de consumo. Es esta una de las hipótesis básicas del marxismo, que los datos
estadísticos se han encargado, por lo demás, de confirmar.(255) [69] Pero
incorporando esta hipótesis en un «modelo» del ciclo, toda idea de una
proporción constante entre el valor de la producción de los dos sectores se
hunde y, al hundirse, naufraga también toda «demostración matemática» de la
inevitable sobreproducción por subconsumo de bienes de consumo.
El modelo teórico más interesante es el de Sternberg. Parte de una doble
base: una, los esquemas aritméticos de reproducción ampliada que Marx
introduce en el segundo tomo de El Capital; otra, la propia naturaleza de la
competencia.
Al examinar los esquemas de la reproducción ampliada empleados por
Marx en el tomo II de El Capital, Rosa Luxemburgo había insistido ya en que
el equilibrio de los cambios entre los dos sectores sólo se hace posible
porque la tasa de acumulación, que es del 50% de la plusvalía en el sector I,
desciende durante el mismo ciclo al 20% de la plusvalía en el sector II.
Sternberg[70] recoge y amplía esta crítica. Afirma que para llegar al equilibrio
entre los dos sectores es indispensable esta desigualdad de ambas tasas con
incremento de la composición orgánica del capital en los dos sectores.(256) [71]
Sternberg continúa, afirmando que no hay razón para admitir que la tasa de
acumulación del capital sea diferente en los dos sectores. Según él, esta tasa
se iguala debido a la competencia capitalista. En su esquema, el desequilibrio
no procede, sin embargo, de una misma tasa de acumulación en los dos
sectores, sino de la oposición entre una tasa de acumulación igual y una
composición orgánica del capital diferente en I y II.
Ahora bien, tanto la teoría como los datos empíricos nos confirman que
esta composición orgánica del capital tiene que ser, en efecto, diferente en los
dos sectores. En estas condiciones, basta seguir el mecanismo de la
competencia para comprender que la tasa de acumulación tiene que ser
también inferior en el sector II. Los capitalistas del sector I se apropian
efectivamente una parte de la plusvalía producida por los obreros del sector
II, porque explotan su adelanto tecnológico sobre la industria ligera. Esta
conclusión conforme a los hechos invalida totalmente la demostración de
Sternberg.

Las teorías de desproporcionalidad


La otra escuela de economistas ve la causa profunda de la crisis en la
anarquía de la producción, que trastorna periódicamente las condiciones de
equilibrio entre los dos grandes sectores, el de bienes de consumo y el de

300
bienes de producción; hemos precisado estas condiciones en el capítulo X.
Puede incluirse en esta categoría a discípulos de Marx tales como los
«marxistas legales» rusos Tugan-Baranowsky y Bulgakof, los austríacos
Hilferding y Otto Bauer (obras de juventud), el polaco Henryk Grossman, el
teórico soviético Bujarin, etc. Entre los economistas no marxistas, es preciso
señalar ante todo a Aftalion, Schumpeter y Spiethoff.
Para todos estos teóricos, las crisis se Originan porque cada empresario
intenta aumentar al máximo sus propias ganancias, sin tener en cuenta en sus
inversiones las tendencias de conjunto del mercado. De esta concepción se
deduce lógicamente que si los capitalistas pudieran invertir «racionalmente»,
es decir, en forma tal que se pudieran mantener las proporciones de equilibrio
entre los dos grandes sectores de la producción, podrían evitarse las crisis.
Algunos teóricos han llegado incluso a afirmar que la producción podría
desgajarse completamente del consumo final de bienes de consumo, y que se
podría perfectamente imaginar un sistema en el que toda la actividad
económica sólo consistiera en la construcción de máquinas para construir
máquinas, sin que el consumo de bienes de consumo interviniera por así
decirlo en el sistema.
De acuerdo con esto, el economista americano Myron W. Watkins escribe:
«¿No hay límite económico a esta tendencia de diferir el consumo? No, no lo
hay, excepto la búsqueda… del consumo esencial a la subsistencia propia de
la vida. En teoría económica, la extensión infinita del proceso separado [de
producción] constituye un fin lógico. Podría concebirse una sociedad en donde
los hombres se contentaran durante varias generaciones (lo que quiere decir
indefinidamente) con sal, pan, leche y un trozo de paño, mientras que se
ocupaban industriosa y provechosamente en la producción de máquinas y
equipos de todas clases.»[72]
Se trata evidentemente de una concepción absurda. Ningún fabricante de
máquinas textiles doblará su capacidad de producción, si el análisis del
mercado demuestra que no se espera ninguna expansión en las ventas de
productos textiles, y las reservas están completas: «El objetivo final de la
acumulación de capital es, naturalmente, el aumento de la producción de
bienes de consumo.»[73] La producción de bienes de producción puede
alejarse durante todo un período de esta base primera y tomar una gran
expansión sin cuidarse momentáneamente del incremento del consumo final.
Pero es precisamente esta separación momentánea lo que costará una crisis.
Por otra parte, es erróneo pensar que «la organización racional» de las
inversiones en una sociedad capitalista, es decir, la «reglamentación» de la
competencia, podría suprimir completamente las fluctuaciones económicas. La
experiencia, especialmente de la economía de guerra alemana y japonesa,
constituye aquí una aplastante demostración de ello.(257) Ningún razonamiento
puede llevar a todos los capitalistas a limitar voluntariamente su producción
cuando la demanda supera a la oferta. Ninguna lógica los empujará a
conservar en un nivel medio sus inversiones, en el momento en que su
producción corriente no pueda ya ser absorbida por el mercado. Para eliminar

301
completamente las crisis habría que suprimir toda la marcha cíclica de la
producción, es decir, todo elemento de desarrollo desigual, es decir, toda
competencia, todo intento de incrementar la tasa de ganancia y de plusvalía, es
decir, todo lo que hay de capitalista en la producción…
La anarquía de la producción capitalista no puede, pues, considerarse
como una causa en sí, independiente de todas las demás características de ese
modo de producción, independiente en particular de la contradicción entre la
producción y el consumo que es un signo distintivo del capitalismo.
Los partidarios de la teoría de la desproporcionalidad olvidan, además,
que cierta proporción entre la producción y el consumo (no una proporción
estable, como piensan los partidarios de la teoría del subconsumo), entre la
capacidad de producción de bienes de consumo y el poder de compra
disponible para esos mismos bienes, forma parte inherente de las condiciones
de proporcionalidad necesarias para evitar una crisis, y que esas condiciones
nunca pueden realizarse en el capitalismo durante un largo período.
Observemos que ciertos partidarios de la teoría del subconsumo,
arrastrados por la belleza simétrica de sus modelos «numéricos», han llegado
a conclusiones muy próximas a las de Tugan-Baranoswky y compañía. Tal
ocurre especialmente con León Sartre, quien escribe:
«Puede uno preguntarse en qué se convertiría el capitalismo si una
dictadura económica bien informada exigiera que una parte creciente de la
plusvalía acumulada de que dispone el grupo de industrias de objetos de
consumo se invirtiera en las industrias de medios de producción, a medida que
el poder de compra se desplaza en el mismo sentido. En este caso, dice con
razón Tugan-Baranowsky, apoyándose en el esquema, subsistiría el equilibrio.
Se llegaría a una economía perfectamente viable la que en la producción de
los medios de producción se aceleraría, y en la que la de los objetos de
consumo sólo aumentaría muy lentamente… pero tal capitalismo, un
capitalismo que sólo produjera medios de producción para poder producir
otros medios de producción, no pasa del terreno teórico, siendo irrealizable en
un régimen de competencia.»[74]
Bujarín ha defendido también la tesis según la cual un capitalismo de
Estado no conocería ya crisis periódicas de sobreproducción.[75]
Pero esto no sería solamente irrealizable debido a la imposibilidad de
establecer un «cártel general» que englobara todas las empresas, sino debido
también a la relación tecnológica que existe entre una capacidad de
producción determinada y una capacidad de producción de bienes de consumo,
Sería irrealizable porque es imposible, como ya hemos indicado arriba,
separar completamente la producción del consumo, que sigue siendo su
objetivo final. Sería irrealizable porque ninguna «lógica» induciría a los
capitalistas a comprar cada vez más máquinas, en el momento en que la
capacidad de producción de las que ya tienen es superior a las capacidades de
absorción de bienes de consumo por el mercado.

302
Esquema de una síntesis
Apoyándose en el principio del acelerador, toda una escuela ha
emprendido un esfuerzo de síntesis de las teorías de subconsumo y de la
desproporcionalidad: Aftalion y Bounatian en Francia; Harrod en Gran
Bretaña; J. M, Clark y S. Kuznets en los Estados Unidos, etc. Este esfuerzo se
ha continuado por la síntesis del principio del multiplicador y el del
acelerador, emprendida por la escuela neokeynesiana de econometría,
especialmente Samuelson, Goodwin, Hicks, Kalecki, Harrod, Hamberg y Joan
Robinson, Estas síntesis, excesivamente simplificadas, consiguen solamente
demostrar la inestabilidad fundamental del sistema capitalista.
No son más que aproximaciones lejanas del ciclo real, para cuya
comprensión aportan, sin embargo, importantes materiales.
Para precisar en qué sentido debería emprenderse esta síntesis en términos
marxistas, es preciso volver a formular brevemente las tesis erróneas respecto
a las causas últimas de las crisis que son, repitámoslo una vez más, crisis de
una economía cuyo objetivo final es la ganancia realizada por ¡a venta de
mercancías.
1. Los partidarios vulgares de la teoría del subconsumo afirman que la
crisis podría evitarse por el aumento del poder de compra de los trabajadores
durante la fase final del auge, Estos teóricos olvidan que los capitalistas no
trabajan para la venta, sino para la venta con ganancia. Ahora bien, cuando
los salarios aumentan en un momento en que la tasa de ganancia está ya en
baja, ésta puede hundirse; lejos de prolongar el auge, esta alza suplementaria
de los salarios lo estrangularía.
2. Los partidarios vulgares de las teorías de la desproporcionalidad y,
sobre todo, los partidarios de la escuela llamada de «subacumulación» (von
Hayek, von Mises, Pigou, Hawtrey, etc.)(258) [76] afirman que la crisis se
evitaría impidiendo un descenso de la tasa de ganancia durante la fase final
del auge (por ejemplo: bloqueo de los salarios; descenso de la tasa de interés
demasiado elevada; esfuerzo para evitar toda distorsión de los precios, etc.).
Pero esos teóricos olvidan que si la tasa de ganancia asciende en el mismo
momento en que se restringen los mercados, no se impediría una limitación
de las inversiones. Lo que en efecto le interesa al empresario, no es la
ganancia teórica que pueda deducir de una tasa dada de salarios, interés y
precios de costo, sino la ganancia real que piensa realizar, al comparar estos
precios de costo con las posibilidades de venta de sus mercancías.
«Niveles elevados de ingresos y ganancias pueden ser una condición
necesaria de las inversiones; pero no pueden ser una condición suficiente.
Puede uno preguntarse si las empresas tienen tan poca perspicacia como para
extender su capacidad únicamente sobre la base de las ganancias elevadas del
momento. A menos de haber operado a toda su capacidad, a menos de tener
una acumulación de pedidos no satisfechos y de haber sido incapaces de
crecer (o no haber estado dispuestos a hacerlo) a consecuencia de una penuria
de capitales, y a menos de que anticipen un aumento posterior de las ventas,

303
sus inversiones inducidas se contraerán [en la cumbre del auge] incluso si las
ganancias siguen siendo elevadas.»[77]
Y Moulton[78] recuerda oportunamente a este respecto un ejemplo
histórico:
«La creciente concentración de los ingresos en las ramas de contribuyentes
mejor remunerados… conduce más o menos automáticamente [entre 1919 y
1929] a un incremento de la parte de renta nacional apartada en forma de
ahorro. Es decir que, a pesar de que el flujo de los ingresos corrientes hacia el
comercio y los servicios continuaban extendiéndose, se ampliaba menos
rápidamente que el flujo de los fondos para construir nuevas empresas y nueva
maquinaria. Para las empresas era evidente que la demanda esperada por
parte de los consumidores no era lo suficientemente amplia como para
justificar tanta expansión como hubieran permitido los fondos disponibles.»
En la recuperación económica y al principio del auge se dan, pues, dos
condiciones simultaneas: una tasa de ganancia creciente y mercados reales
en expansión. Al principio del ciclo económico, estas dos condiciones pueden
coincidir. Y esto por varias razones: por una parte, descenso de la
composición orgánica del capital (mayor número de trabajadores con la
misma masa de equipo), salario real relativamente bajo, alza de la tasa de
plusvalía, aceleración de la velocidad de rotación del capital; por otra,
incremento del poder de compra global del conjunto de los asalariados
(porque ahora trabajan los desempleados)} inversiones de fondos ahorrados
durante la crisis y la depresión (especialmente fondos de amortización), y
ganancias crecientes rápidamente realizadas.
Pero las mismas fuerzas que aseguran la coincidencia de esos dos factores
al principio del ciclo minan su existencia a medida que el ciclo se desarrolla,
y provocan su hundimiento hacia el final del ciclo. Más arriba hemos
examinado ya las condiciones que determinan un descenso de la tasa de
ganancia hacia el fin del auge: incremento de la composición orgánica del
capital; descenso de la tasa de plusvalía; disminución de la velocidad de
rotación del capital; encarecimiento del crédito; aumento de gastos
adicionales; alza de los salarios, etc… Examinemos ahora lo que ocurre por el
lado de los mercados.
En lo que concierne a la demanda para los bienes de consumo, desde el
momento en que el pleno empleo se ha alcanzado más o menos, tal demanda
apenas aumenta en proporciones sensibles. En cuanto a los bienes de
producción, cuando se ha terminado la renovación del capital fijo, la industria
se encuentra equipada con una capacidad de producción que rebasa las
posibilidades de absorción del mercado. Cada vez se hacen más improbables
nuevas inversiones. Hay, pues, reducción de los mercados en los dos sectores.
La coincidencia del descenso de la tasa de ganancia con la restricción de los
mercados provoca la crisis.
¿Existe en el momento de la crisis sobreproducción general?
Indudablemente. Ésta proviene necesariamente de los dos aspectos
fundamentales del auge.

304
La recuperación económica, al determinar un alza de la tasa de plusvalía y
un alza de la tasa de ganancia, modifica el reparto de la renta nacional entre
las clases sociales en beneficio de la burguesía, a expensas de los asalariados.
Un gran número de autores confirman esta opinión (Von Haberler, Schumpeter,
Lederer, Foster y Catchings, Hobson, Moszkovska, Hicks, etc.).[79] (259) [80]
Sombart expresa esta idea en la siguiente forma:
«La propia conyuntura de expansión…, en los periodos de recuperación, a
consecuencia del alza de precios, tiene por efecto que el salario no au= mente
en la misma medida que la plusvalía; a ella se debe también que, por
movimientos regulares de contracción, por la expulsión de los trabajadores
(del proceso de producción) se sature el mercado de trabajo en la medida
deseada, y se cree de esta forma el ejército industrial de reserva que impide
un alza desmesurada de salario.»[81]
Ahora bien, al mismo tiempo que la parte de los asalariados en la renta
nacional disminuye relativamente, la capacidad de producción de la industria
para producir bienes de consumo aumenta constantemente. Debe llegar un
momento en que el aumento de esta capacidad de producción rebase el nivel
de la demanda.
Por lo demás, el incremento de la capacidad de producción del sector que
produce bienes de producción corresponde a las necesidades de renovación
de una importante parte del capital fijo de cualquier industria. Cuando se ha
concluido esta renovación, el sector I sólo podría evitar la sobreproducción si
las inversiones continuaran al mismo ritmo, lo que es manifiestamente
imposible.[82]
La capacidad de producción ampliamente incrementada de la sociedad
sólo puede utilizarse en una escala casi completa después de una destrucción
previa de valor, de la adaptación del valor de las mercancías a la nueva
cantidad de trabajo socialmente necesaria para producirlas, más reducida que
la que determinaba el nivel previo de su valor. El hundimiento del auge es,
pues, el hundimiento del intento de mantener el antiguo nivel de valores, de
precios y de tasas de ganancia, con un mayor volumen de capitales. Se trata
del conflicto entre las condiciones de acumulación y de explotación del
capital, es decir, del despliegue de todas las contradicciones inherentes al
capitalismo, que intervienen totalmente en esta explicación de las crisis:
contradicción entre el mayor desarrollo de la capacidad de producción y el
desarrollo más restringido de la capacidad de consumo de amplias masas;
contradicciones originadas en la anarquía de la producción que resulta de la
competencia, del aumento de la composición orgánica del capital y de la caída
de la tasa de ganancia; contradicción entre la socialización cada vez mayor de
la producción y la forma privada de la apropiación.(260)

Las condiciones de expansión capitalista


Las condiciones históricas que aseguran la expansión del modo de

305
producción capitalista ya han sido señaladas más arriba. Se deben
esencialmente al desarrollo desigual entre diversos sectores, ramos, países,
arrastrados en el mercado capitalista. La creación del mercado mundial, que
precede al auge del modo de producción capitalista, crea el marco general de
ese desarrollo desigual. Éste se manifiesta especialmente por:
a] El desarrollo desigual entre la industria y la agricultura. A medida que
la industria se desarrolla, sus mercancías eliminan los productos del trabajo
doméstico, artesanal, del campesinado, arruinando una parte de la población
aldeana que se proletariza y que constituye la masa de mano de obra para la
industria de expansión. El valor de la producción industrial aumenta en
relación al valor de la producción agrícola; la mano de obra industrial
aumenta en relación a la población activa ocupada en la ágricultura. El
campesinado compra cada vez más medios de producción (que antes fabricaba
él mismo) a la gran industria, quien a su vez compra al campesinado materias
primas, pero en proporciones más pequeñas.
b] El desarrollo desigual entre los primeros países industrializados y los
países coloniales y semicoloniales. La industria de los primeros países
industrializados destruye la producción artesanal y doméstica de los países
coloniales y semicoloniales, que se transforman en mercados de los países
adelantados. La mano de obra «liberada» por esta destrucción del equilibrio
secular entre agricultura e industria no puede encontrar sitio en una industria
nacional en expansión, porque es la expansión de la industria metropolitana lo
que ha permitido conquistar ese mercado. Debido a esto aparecen los
fenómenos conexos del subempleo crónico y de la presión de la
sobrepoblación en la tierra. «Los resultados fueron rápidos: en 1813, la
ciudad de Calcuta exportaba a Inglaterra algodón por valor de dos millones de
libras esterlinas; en 1830 lo importaba por el mismo valor. La importación de
tela de algodón para la India pasa de ocho millones en 1859 a dieciséis en
1877 y veinte en 190Í; la importación de seda pasa de 1.4 millones de libras a
7 y 16, la de hilos de algodón de 1.7 a 2.8.»
Al mismo tiempo, la India se convertía cada vez más en un país agrícola, y
en el mismo periodo de 1850-1877 la exportación de algodón bruto pasaba de
4 a 13 millones de libras, la de yute de 0.9 a 3, la de té de 0.5 a 2.6, la de
aceites de 2.5 a 5.4.[83]
De ahí resulta una combinación de cuatro obstáculos a la industrialización
capitalista de los países coloniales y semicoloniales: competencia de
mercancías metropolitanas; competencia de la mano de obra local
extremadamente barata y de las máquinas modernas; penuria de capitales
debida a la inversión de ingresos acumulados de la clase dominante en
propiedad agrícola; ausencia de mercados interiores suficientes para permitir
un desarrollo rápido de algunos sectores industriales.(261)
c] El desarrollo desigual entre diversas ramas de la industria,
especialmente entre las ramas declinantes y las ramas ascendentes, gracias a
revoluciones tecnológicas sucesivas. Las ramas declinantes ven cómo sus
mercados, su volumen de negocios, su empleo empiezan a decaer primero

306
relativamente, y al final en forma absoluta. Después de una defensa por
incremento de la composición orgánica de los capitales y envilecimiento
(relativo o absoluto) de los precios, estas ramas acaban cediendo, y sólo
renuevan una fracción del capital fijo. Una parte de la plusvalía y de los
fondos de amortización de esos sectores se vuelca sobre el mercado de
capitales, atraídos por sectores en rápida expansión. Éstos se buscan un puesto
en el mercado, ya sea arrancando recursos (capital fijo, materias primas,
poder de compra) a los sectores existentes, o frenando el crecimiento de
algunos de ellos, o bien provocando el retroceso absoluto dé otros sectores.
d] El desarrollo desigual entre diversas regiones de un mismo país. Este
fenómeno, generalmente subestimado en la literatura económica marxista, es
en realidad una de las claves esenciales para comprender la reproducción
ampliada. Mediante la creación de regiones desfavorecidas en el interior de
las naciones capitalistas, el modo de producción capitalista crea sus
mercados «complementarios», así como sus reservas permanentes de mano
de obra. Éste fue, sobre todo, el caso de Escocia y del país de Gales en Gran
Bretaña, de los estados del Sur en los E.U.A., de las provincias orientales y
meridionales en Alemania, de Flandes en Bélgica, de la Eslovaquia en
Checoslovaquia, del Mezzogiorno en Italia, del Sur y del Norte de los Países
Bajos, de Francia al Sur del Loira, etc. Es significativo del desarrollo
espasmódico, desigual, contradictorio del modo de producción capitalista, el
hecho de que no pueda industrializar sistemática y armoniosamente el conjunto
de un gran país. La supresión progresiva de viejas zonas desfavorecidas
aparece acompañada de la aparición de nuevas zonas de depresión: Nueva
Inglaterra en los E.U.A.; Borinage y Flandes oriental en Bélgica; Lancashire en
Gran Bretaña; el alto Loira en Francia; Génova en Italia, etc. La ironía de la
historia quiere que, en muchos ocasiones, esas nuevas zonas de depresión
hayan sido en otro tiempo las cunas de la industria capitalista en esos
diferentes países. ;

¿Crecimiento sin fluctuaciones?


Desde la gran crisis de 1929, la idea de un desarrollo armonioso,
equilibrado del régimen capitalista, ha caído definitivamente en descrédito.
Los autores burgueses más en boga, como Schumpeter, han hecho hincapié
como Marx en la inestabilidad fundamental del modo de producción
capitalista. Para Schumpeter, esta inestabilidad procede de que «la
innovación», es decir, la aplicación en la industria de los descubrimientos
técnicos, no puede repartirse en forma igual sobre toda la duración del ciclo
económico, sino que tiende a concentrarse en ciertos períodos espaciados.[84]
Para los econometristas, la inestabilidad fundamental del modo de producción
se debe a que las condiciones necesarias para un crecimiento ininterrumpido
son en la práctica irrealizables por la naturaleza particular de las inversiones
en el capitalismo:(262) [85]

307
«Un sistema sólo permanecerá en equilibrio progresivo si se ajusta
completamente a este equilibrio… un sistema no podrá verosímilmente
ajustarse completamente a un equilibrio progresivo si él mismo no ha estado
en equilibrio aproximativo desde un largo período, No basta que su stock de
capital se ajuste a la producción corriente, es preciso también que esté
dispuesto a ser sustituido en el momento oportuno. La inversión inducida del
porvenir, que ya está precondicionando [en gran medida] por las fluctuaciones
pasadas de la producción, cuyos efectos se encarnan en el equipo existente,
debe también ser de naturaleza tal que permita un desarrollo constante.»[86]
Joan Robinson declara igualmente:
«Una economía que se encontrara en estado de tranquilidad, de lucidez y
de armonía se dedicaría a la producción y al consumo de riqueza de una
manera racional. Es suficiente describir estas condiciones para percibir el
grado de alejamiento que la separa de los estados en que realmente se
encuentran las economías existentes. El capitalismo en particular nunca habría
podido nacer en tales condiciones, porque el divorcio entre el trabajo y la
propiedad, que hace posible la empresa en gran escala, implica conflictos; y
las reglas del juego se han desarrollado precisamente para hacer posible la
acumulación y el progreso técnico en condiciones de indeterminación y con
conocimientos imperfectos.»[87]
Y continúa diciendo:
«Para cada empresario individual, el porvenir se presenta incierto, incluso
cuando la economía en su conjunto se desarrolla de manera armoniosa, y las
acciones de cada empresario influyen en la situación de las otras. Por ello,
existe una inestabilidad inherente a las reglas del juego capitalista, que
produce fluctuaciones por así decirlo en el interior de la economía,
independientemente de todo cambio de las condiciones exteriores. Desde que
el empresario típico descubre que su capacidad actúa en lo que a él le parece
ser una tasa de ganancia razonable, desea poner en movimiento una capacidad
de producción adicional. A menos que la inversión recaiga por casualidad
sobre la tasa de la edad de oro, que hace aumentar la demanda en la misma
proporción que la capacidad (o al menos que no sea eficazmente controlada),
aquélla oscilará siempre, puesto que, al aumentar, producirá un mercado de
vendedor, lo que estimula un nuevo aumento»[88]
Algunos autores como Arthur F. Burns y David McCorde Wright, que se
esfuerzan constantemente en subrayar las ventajas del modo de producción
capitalista como modo de producción más progresista, han ido un poco más
lejos y han afirmado que es imposible concebir una economía sometida a las
ganancias del progreso tecnólogico o que disponga de un stock importante de
capital fijo, que no esté sujeta a fluctuaciones. Según estos autores, la elección
no sería entre progreso con o sin fluctuaciones, sino entre progreso con
fluctuaciones o estancamiento completo. David McCorde Wright escribe:
«La causa fundamental del business eyele reside en que los gustos y la
técnica no cambian en proporciones que se contrabalanceen armoniosamente
entre sí… la duración media del equipo, el hecho de que las necesidades se

308
modifiquen de manera simétrica, las fricciones inevitables y la soberanía del
consumidor produce el ciclo… Cualquier sociedad en vías de desarrollo que
desee adaptarse al modelo de gastos de los consumidores, sufrirá
inevitablemente cierta inestabilidad e inseguridad.»[89]
Pasemos por alto el aspecto más insensato de esta apología, a saber, la
afirmación según la cual las innovaciones que dictan los grandes movimientos
inversionistas proceden de «modificaciones de los gustos de los
consumidores». No es «la necesidad de un automóvil» lo que ha creado la
industria automovilística; esta industria es la que ha creado la necesidad de un
automóvil. La inversión de grandes capitales en nuevos sectores industriales
(y subsidiariamente, la publicidad para sus productos) es lo que modifica los
gustos de los consumidores; la «modificación del gusto de los consumidores»
no es lo que provoca el aflujo de grandes capitales hacia ciertos sectores o,
más aun, las invenciones técnicas.
Pero en una economía planificada, en una economía socialista^ ¿no se
producirían también estas innovaciones a un ritmo irregular?(263) [90]
¿La durabilidad del equipo no provocaría también el fenómeno de
«sobreproducción» a causa de las súbitas demandas por satisfacer (por
ejemplo: introducción de la televisión a colores; consecuencia de un brusco
aumento de la población sobre la construcción inmobiliaria, etc.)?
Según McGorde Wright,[91] todo sistema económico tendría que elegir
entre dos males, o bien mantener el ritmo previsto de crecimiento de
producción en estos sectores, y provocar una larga impaciencia de los
consumidores (lo que se traduciría por un alza de precios, etc.); o bien
aumentar rápidamente el ritmo de progresión de la producción con inversiones
excepcionales, y exponerse entonces al exceso de maquinaria, a la aparición
de una capacidad excedentaria desde el momento en que la demanda
excepcional está satisfecha (por ejemplo, en el momento en que se ha provisto
de viviendas a toda la población adicional, y en que la demanda de renovación
desciende a causa de una estructura de edad modificada de esa misma
población).
Arthur F. Burns había desarrollado ya el mismo punto de vista en su
artículo Long Cycles in Construction, publicado en 1935 y reproducido en
Frontiers of Economic Knowledge (1954). El autor explica ahí la
inestabilidad de la demanda de viviendas en una «sociedad colectivista» y se
esfuerza en demostrar que tal sociedad experimentaría grandes fluctuaciones
cíclicas en la construcción inmobiliaria.[92] Pero todos sus razonamientos se
basan en una hipótesis simplista: la de que las disponibilidades de cada
familia deben quedar fijas y que la construcción inmobiliaria fluctúa
exclusivamente según las oscilaciones de la población (y su previsión más o
menos correcta).
Toda la construcción de Burns se hunde en el momento en que
abandonamos esta hipótesis y aceptamos, por el contrario, que la economía
planificada tenga un doble objetivo: primero, el de dar efectivamente a cada
familia la unidad de alojamiento indispensable que constituye el nivel mínimo

309
de bienestar; después, el secundario, adaptar progresivamente el nivel mínimo
de los alojamientos al nivel óptimo (desde el punto de vista de bienestar,
urbanismo, higiene, pedagogía, etc.). En cuanto aparece un exceso de
capacidad con relación a las necesidades inmediatas, esta capacidad puede
utilizarse para mejorar la situación de una parte de la población. Y como
puede suponerse razonablemente que este óptimo experimente también una
elevación tendencia!, a causa del progreso científico y técnico, durante un
largo período no es concebible ninguna «capacidad excedentaria».
McCorde Wright incurre en un error muy semejante. Para demostrar las
«fluctuaciones» en una economía planificada, imagina una economía que sólo
suprime un aspecto del capitalismo (la propiedad privada de los medios de
producción), pero conserva todos los demás. Así, cuando se ha satisfecho un
backlog [pedidos pendientes] de demanda, no ve otra salida que una
«sobreproducción» o «capacidad excedentaria»; no se imagina que pueda
ponerse a disposición de la sociedad una variedad adicional y nueva de bienes
de consumo.(264) Cuando el aparato de producción está «hipertrofiado» no
comprende que se pueda «adaptar a las necesidades», reduciendo el tiempo de
trabajo de los productores. Cuando introduce ahí una «capacidad excedentaria
absoluta» sin posibilidad de fabricar «nuevos productos», no comprende que
la retirada como reserva de una parte de esas máquinas no venga acompañada
de ninguna reducción de consumo o de «ingresos» para la sociedad y, por
tanto, de ninguna fluctuación económica, puesto que esta reserva en
disponibilidad de las máquinas habría sido precisamente causada porque las
necesidades reales (y no las necesidades solventes) de la sociedad habrían
sido previa e íntegramente satisfechas.
Las fluctuaciones de la producción, que a causa de la sobreproducción de
mercancías provocan fluctuaciones de ingresos y de consumo, y que implican
también desempleo y miseria periódicos, son propias del capitalismo. No
existían antes de él, y no existirán después de él.(265) [93]

310
SECCIÓN DE ÜBRAS DE ECONOMÍA

CRISIS Y SALIDA DE LA CRISIS


Traducción de GÉRARD DUMÉNIL
GUILLERMO MARCELO ALMEYRA CASARES
DOMINJQUE LÉVY

CRISIS Y SALIDA
DE LA CRISIS
Orden y desorden neoliberales

~
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
Primera edición, 2007

Duménil, Gérard y Dominique Lévy ÍNDICE GENERAL


Crisis y salida de la crisis. Orden y desorden neolibe-
rales / Gérard Duménil, Dominique Lévy ; trad. de Gui-
llermo Marcelo Almeyra Casares. - México : FCE, 2007
322 p.; 21 x 14 cm-(Colec. Economía)
Título original Crise et sortie de crise. Ordre et Nota . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • • • 11
désordres néolibéraux;
ISBN 978-968-16-8165-4

l. Neoliberalismo 2. Economía - Historia - 1990 Primera Parte


I. Lévy, Dominique, coaut. II. Almeyra Casares, Guiller- CRISIS Y NEOLIBERALISMO [15]
mo Marcelo, tr. ill. Ser. IV. t.

LCHC59.15 Dewey 330.9D479c I. La extraña dinámica de lo intolerable y del cambio 17

II. Crisis de la economía y órdenes sociales . . . . . . 23


Distribución mundial

Comentarios y sugerencias: editorial@fondodeculturaeconomica.com Segunda Parte


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~ Empresa certificada ISO 9001: 2000 III. La crisis estructural de los años setenta y ochenta 41

Diseño de portada: Paola Álvarez Baldit IV. ¿1celeración o disminución del ritmo del progre-
.
Título original: Crise et sortie de crise. Ordre et désordres néolibérawc
so técnico? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
© Presses Universitaires de France, 2000
6 avenue Reille, 75685, París, Cedex 14 V. ¿América creadora de empleos, Europa desocu-
pada? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
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Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra videncia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
-incluido el diseño tipográfico y de portada-,
sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, VII. La desocupación, ¿una fatalidad histórica? . 81
sin el consentimiento por escrito del editor.

ISBN 978-968-16-8165-4 VIII. ¿Nuevo crecimiento, fin de una trayectoria al


Impreso en México • Printed in Mexico modo de Marx y salida de la crisis?. . . . . . . . . 91
7
8 ÍNDICE GENERAL

Tercera Parte
LA LEY DE LAS FINANZAS [101]
l ÍNDICE GENERAL

XX. Heterogeneidades técnicas, movilidad interna-


cional del capital y vértigos bursátiles . . . . . .
9

253

IX. El choque de las tasas de interés. El peso de los XXI. Entre dos hegemonías financieras: los 30 glo-
dividendos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107 riosos . . . . . . . . . . . . . . 264

X. Endeudamiento del Estado keynesiano, endeu-


damiento de los hogares. . . . . . . . . . . . . . 118 Quinta Parte
LA HISTORIA EN MARCHA [279]
XI. La epidemia de las crisis financieras: el golpe de
1979 y la globalización . . . . . . . . . . . . . . 128 XXII. Una lectura keynesiana . . . . . . . 283

XIL Una mundialización en condiciones de hegemonía 144 ~ - La dinámica del capital y más allá . 294

XIII. Financiarización: ¿mito o realidad? . . 161 Anexo: Fuentes y cálculos . . 311
Índice de gráficas . . 317
XN. ¿Las finanzas financian la economía?. 175 Índice de recuadros. . . . . . 321

XV. ¿A quién beneficia el crimen?. . . . . . 186


j
Cuarta Parte
LAS LECCIONES DE LA HISTÓRIA [203]

XVI. Un precedente histórico: la crisis de fines del


siglo XIX • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 207

XVII. ¿ Se sale de la crisis de fin del siglo xx tal como se


salió de la de fin del siglo xnc?. . . . . . . . . . . 216

XVIII. Dos hegemonías financieras: principio y fin de


siglo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225

XIX. Los riesgos inherentes a la salida de la crisis


estructural: el antecedente de 1929 . . . . . . . . 242
NOTA

La crisis estructural de los años setenta abrió la vía a una


nueva fase del capitalismo. Las trayectorias de la remunera-
ción del trabajo y del capital se modificaron profundamente
en favor de este último. Se impuso un nuevo orden social.
Se ha convepido en llamarlo "neoliberalismo": una fase del
capitalismo, iniciada a comienzos de los ochenta, en la que
los poderes y los ingresos de las clases más favorecidas se
han reforzado enormemente. Mientras nos estamos aproxi-
mando al fin de la primera década de los años dos mil, son
cada vez más numerosos los síntomas de una nueva transi-
ción. Este libro, sin embargo, analiza la crisis estructural de
los años setenta, sus causas y sus consecuencias, y las nue-
vas trayectorias, los orígenes, objetivos, resultados y contra-
dicciones del neoliberalismo. Todos esos procesos sólo
resultan inteligibles si se los vuelve a colocar en una pers-
pectiva histórica: ésa es una de las ambiciones de este libro.
Después de dos decenios de baja, una nueva tendencia
al alza de la tasa de ganancia esboza los contornos de una
renovación. Sin embargo, en un país como Francia, tres
millones de desocupados recuerdan a los que comenzarían
a dudar de ella que la crisis de la década de los setenta ha
sido real. En todas partes, los salarios siguen estando casi
congelados y la productividad del trabajo progresa lenta-
mente. Los caprichos de los "mercados" amenazan aún la
estabilidad monetaria y financiera internacional. Muchos
·creen poder identificar los signos que anunciarían un cata-
clismo financiero del cual, esta vez, no escaparían los países
dominantes. La caída de las cotizaciones bursátiles en 2000
puede ser interpretada como una confirmación del diagnósti-
11
NOTA 13
12 NOTA

co, pero, una vez más, el capitalismo se ha recuperado. ¿A plazadas en los años noventa por un discurso que prestaba
quién hay que creer, a quienes declaran que hemos entrado a la nueva economía estadunidense, según la terminología
en una nueva era del capitalismo o a los que presienten la consagrada, virtudes y una originalidad que no poseía: vino
inminencia de una crisis grave? viejo en odres nuevos.
Si es verdad que la dinámica general del capitalismo Esta exploración nos conduce a lo más recóndito de la
dinámica histórica del modo de producción capitalista: las
escapa en gran medida a sus actores, no hay que subesti-
mar las voluntades políticas colectivas, sean cuales fueren transformaciones de las relaciones de producción y de las es-
las mediaciones. Una tesis central de este libro es que el neo- tructuras de clase. El orden neoliberal busca la reafirma-
liberalismo es )a expresión de la voluntad de una clase de ción de los caracteres capitalistas fundamentales de nues-
propietarios capitalistas, las finanzas, de restablecer -en tras sociedades. A pesar de esa recuperación de poder, la
un contexto general de retroceso de las luchas.populares- historia tiene sin embargo todavía un sentido y ya se dibu-
su ingreso y su poder, efectivamente disminuidos durante jan los contornos de una superación. ¿Es el que anhelamos?
los 3~ gloriosos. Esta lucha por la hegemonía a menudo
está. disfrazada con el ropaje de una necesidad material, Diciembre de 2006
técnica, la de la mundialización de la economía y, más espe-
cíficamente, de la globalización de los mercados. Ese reino
de los pretendidos mercados no es otra cosa que el de las
finanzas. Mundialización, ciertamente, pero mundializa-
ción neoliberal. Se trata del poder de una clase; y si se quie-
re hablar de internacionalización, su centro es aún esta-
dunidense. Además de la dislocación del compromiso social
obtenido en los primeros decenios de la posguerra y del
cese de las reformas más audaces que tendían a promover
un capitalismo con rostro más humano, las finanzas arras-
tran al capitalismo hacia una crisis tanto en su periferia
como en su centro.
Los procesos contemporáneos, que son el centro de este
libro, ganan en inteligibilidad una vez que se los coloca en
una perspectiva histórica. La historia no se repite, pe~o la
observación de acontecimientos similares anteriores -como
la depresión de fin del siglo XIX y el modo en que fue supe-
rada, o la primera hegemonía de las finanzas a comienzos
NoTA: No se ha hecho referencia en este libro a otros trabajos de •
del siglo xx- es el laboratorio imaginario de nuestras im-
posibles experimentaciones. Las profecías sobre la pérdida Duménil y Lévy. Se encontrarán en internet, en el sitio:
de la hegemonía estadunidense, no tan viejas, fueron rem- http://www.jourdan.ens.fr/leyy/
PRIMERA PARTE

CRISIS Y NEOLIBERALISMO
I. LA EXTRAÑA DINÁMICA
DE LO INTOLERABLE Y DEL CAMBIO

¿ CóMo comprender las grandes evoluciones de la economía


mundial? ¿ Cuáles cambios y en cuáles circunstancias se
produjeron, creando, bajo la férula de las finanzas estaduni-
denses, las condiciones para el orden neoliberal y la hege-
monía financiera de la cual éste es la expresión?
En esta discusión sobre la marcha y la conducción de
los negocios mundiales no se puede confiar en el buen sen-
tido y en los buenos sentimientos. Sólo un ingenuo podría
imaginarse, en efecto, que los hombres se construyeron un
método simple que va desde la identificación de los proble-
mas generales hasta la puesta en práctica de las soluciones.
Uno, partir de la comprobación de lo que no funciona; dos,
elaborar estrategias¡ y tres, aplicarlas. Ese programa en tres
tiempos no es el que guía a la humanidad.
Si el mundo rigiese así su conducta1 'la primera etapa de
ese método, la de la comprobación, asumiría en nuestros
días la forma de una severa autocrítica sobre la situación de
la periferia, a pesar del crecimiento de China, que se sobre-
pondría a vivas de extrema autosatisfacción por los resulta-
dos de Estados Unidos. ¡Curiosa cacofonía!
Los organismos internacionales todos los años hacen
un balance: éste es poco halagüeño. El Informe mundial
sobre el desarrollo humano de 1997 de las Naciones Unidas
ya e~bozaba el siguiente cuadro:

Más de un cuarto de los habitantes de los países en desarrollo


todavía carecen totalmente de los bienes y servicios indispen-
sables [ .. ,]Y alrededor de un tercio de esos habitantes -o sea
17
18 CRISIS Y NEOLIBERALISMO LA EXTRAÑA DINÁMICA DE LO INTOLERABLE 19

1 300 millones de personas- deben contentarse con un ingre- de la nueva economía! Y fluyen los elogios de los medios de
so inferior a un dólar diario [ ... ] En los países industrializa- información: crecimiento, riqueza ... ¿Estamos acaso hun-
dos, por último, más de 100 millones de personas viven por didos en un mundo inerte, indiferente ante todas las disfun-
debajo del nivel de pobreza monetaria.1 ciones, incapaz de reaccionar?
Este libro tiene como objetivo determinar los orígenes y
Quizá sea aún más chocante la observación de las des- el contenido del nuevo curso del capitalismo. La conclusión
igualdades y de su aumento, tal como aparece en el informe más general que se puede extraer del mismo tiene, sin em-
de 1999: bargo, mucho que ver con el problema de la pobreza y de las
desigualdades. Se trata de algo trivial: si la amplitud de la
La diferencia entre el ingreso de la quinta parte de los seres hu- miseria no provocó ninguna de las reacciones que ingenua-
manos que viven en los países más ricos y el de la quinta parte mente se habrían podido esperar, es porque las transforma-
de los que habitan en los países más pobres llegaba a 74 a 1 en ciones económicas y sociales de las últimas décadas no fue-
l 997 contra 60 a 1 en 1990 y 30 a 1 en 1960 [ ... ]A finales de los ron motivadas y dirigidas por los intereses de las grandes
años noventa la quinta parte dela población mundial que vive en masas sino por los de minorías privilegiadas que, en efecto,
los países más ricos se divide el 86% del PIB (de la producción) mejoraron su situación.
mundial contra apenas el 1% para (el 20%) los más pobres. 2 En cuanto uno se desplaza desde las masas hacia esas
minorías, el esquema analítico del sentido común, que va
Estos inform~s subrayan el hecho de que muchas evolu- de la aparición de las dificultades a la puesta en práctica de
ciones se producen a la inversa de lo que se podría desear. soluciones, recupera toda su pertinencia y el sistema toda
Más de la mitad de los países candidatos al desarrollo son su aptitud para el cambio, y las evoluciones se tornan in-
ignorados por los inversionistas extranjeros; los precios de teligibles. Sí: las transformaciones de los dos últimos dece-
muchos de los produ~tos que dichos países pueden expor- nios fueron provocadas por la aparición de ciertos proble-
tar se han derrumbado desde los años ochenta; sus exporta- mas. Mediante múltiples pruebas y errores y teniendo en
·ciones potenciales están gravadas por elevados derechos cuenta numerosas desviaciones propias de las acciones
aduaneros; las agriculturas de los países más avanzados colectivas, los ajustes operados tendieron efectivamente a
están formidablemente subsidiadas; es aplastante el peso de resolver esas dificultades.
la deuda de los países menos desarrollados, etc. Simultánea- Pará comprenderlo, simplemente hay que precisar el
mente, en los años noventa, en el corazón de la sociedad de marco analítico e identificar mejor a los actores. No es una
Estados Unidos, donde las desigualdades y la exclusión se humanidad en abstracto la que tomó conciencia de la situa-
reforzaban sin cesar,3 ¡se escuchaba el discurso triunfalista ción miserable de sus fracciones menos avanzadas o de la
dese~peración de los desocupados y de los excluidos para
1Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNuo), Informe
mundial sobre el desarrollo humano, De Boeck, Bruselas, 1997, p. 2, ceso extraño a la dinámica de la acumulación del capital sino a las capas
2 PNUD, Informe mundial sobre el desarrollo humano, De Boeck, Bruse- del ejército industrial de reserva que habitan en lo que Marx llamaba "el
las, 1999, p. 3. infierno del pauperismo" (Carlos Marx, El capital, libro 1, tomo 3, cap. 25,
3 Al recurrir al concepto de exclusión no hacemos referencia a un pro- 1867; 1ª ed. en español, Siglo XXI, México,1975).
20 CRISIS Y NEOLIBERALISMO LA EXTRAÑA DINÁMICA DE LO INTOLERABLE 21

tratar de remediarlas. Fueron minorías privilegiadas que cían en él, y porque la desocupación fue, a la inversa, utili-

descubrieron los retrocesos que ellas habían sufrido y los zada instrumentalmente.
peligros que sobre ellas se cernían y utilizaron su posición La respuesta a la segunda pregunta que se refiere a la
aún dominante para actuar con todos los medios a fin de naturaleza de ese centro del centro del cual partio la iniciati-
poner remedio a los primeros y apartar de sí los segundos. va es: una fracción particular de las clases dominantes, cuyos
De ese modo, esos grupos no contribuyeron en nada para intereses .financieros son preponderantes. En el curso de los
reducir la miseria, tanto en los países desarrollados como años setenta había visto erosionarse su ingreso y su poder.
en los de la periferia, pues eso nada les importa. Este juicio , Ella fue la gran animadora del cambio y también la gran
puede parecer exagerado. A algunos les parecerá ridículo beneficiaria del mismo. Las proporciones que asumió ese
hacer de los ricos, de las clases dominantes, los malos. Sin restablecimiento son difícilmente imaginables.
embargo, es así. La tercera pregunta es sobre el contenido de los cam-
Por consiguiente, esta investigación nos remite al cen- bios. La mundíalización y la liberalización de los inter-
tro, fll corazón del mundo capitalista, e incluso es posible cambios y movimientos de capitales son, en efecto, com-
a.firmar que al centro de su centro. Las cosas se enlazaron, ponentes fundamentales. Pero no se debe considerarlas
según el resultado de las luchas, de los avances y retrocesos independientemente de la rea.firmación del poder de los
de las clases y países dominados, en una relación de fuerzas poseedores del capital, que constituye el aspecto principal.
c.onstantemente rea.firmada en la que los buenos sentimien- Esta reafirmación de poder y de intereses se expresa en la
tos no dirigen los comportamientos. • relación con los trabajadores, los administradores de las em-
De este modo se plantean diversas preguntas. ¿Qué pro- presas, los responsables de las políticas económicas y socia-
blemas originaron el cambio? ¿Cuál es la naturaleza de ese les en los gobiernos y las instituciones públicas o paraesta-
centro del centro? ¿Cuál es el contenido de los cambios que tales tanto nacionales como internacionales. f_:g:yilegiando ~
se produjeron y cuáles, fueron sus efectos? la._lucha co111:E_e:_!_a_i~a~ióp y _:;lJ~9.9-er de los propietarios, las ➔
/ La. respuesta a la primera pregunta relativa a la identi.fi- .fu1ª!1.~.sl~-Pl.l.Sier<?n c:owo n_!:1~~9 ce1!!E-? de la actividad econó-
/ :ación de los problemas que fueron motores del cambio la ,!!lica la_rentabilidad del capital y la remuneración d ~
encontramos en los ingresos de las clases dirigentes. Esta tl~reedores y acci_onistas. El restablecimiento de ese poder
respuesta es muy precisa y simple: en los años setenta dis- utilizó los canales de la mundialización, dándole, como al
!:3-inuyó sensiblemente la rentabilidad del capit~s · resto, rasgos específicos conformes con los intereses de los 1
grandes países desarrollados. En esta proposición habría propietarios de los medios de producción. Pero no hay que /
que subrayar cada término. La naturaleza del ac~nteci- g( / confundir el medio (la mundialización) con el objetivo (el
miento: una baja de rentabilidad del capital. ¿Dónde y \Y ingreso de la clase capitalista y la hegemonía de sus fraccio-
cuándo?: en los países capitalistas más avanzados, en los nes superiores). ~ a lQs efectos de esas transforma-
años setenta. ¿Por qué fue tan importante ese fenómeno?: _ciones, es_12osible resumirlos en,Jres palabras:imiseria, e.§_- ¡
11

porque dirigió la acción de las clases dominantes en las dé- ~ienci~!ll__~cia~~etz~,!.,~1_1:1,~9


cadas siguientes. ¿Por qué es chocante?: porque la lucha ~n las metrópolis capitalisE~ ~ d e los grandes wpos
1

contra la desocupación, la exclusión y la miseria no apare- bajo la conducción del cap_l!aJ, y sefil!n un criterio no ambi-
22 CRISIS Y NEOLIBERALISMO

guo, el de la maxirnización de la tasa de eiªnª-11ci~ y 1ª-_remu-=


nerac!ón de los propietarios;~enga..,de J~s fra~c:!Q_:g~j_
superiores de las clases dominantes.
Sería erróneo, por ?~siguiente, quedarse paralizado II. CRISIS DE LA ECONOMÍA
ante la complejidad de los determinantes del cambio. La Y ÓRDENES SOCIALES
economía no está gobernada por fatalidades comparables a
la acción de los elementos naturales: está hecha por los
hombres. Sería erróneo subestimar el conjunto de constric- EN MATERIA de mutaciones, las economías capitalistas des-
ciones en cuyo seno maniobran y que en cierta medida arrolladas no son primerizas. Reconocer que los aconteci-
escapan a su poder de decisión, pero las acciones colectivas mientos que vivimos -la crisis estructural que comenzó en
responden, a su manera, a motivaciones. los años setenta, la afirmación de nuevas tendencias y la
Las partes segunda y tercera de este libro tienen como emergencia de un orden social- no son eventos sin antece-
objetivo, partiendo de la experiencia de los países capitalis- dentes, no disminuye su importancia. La histqria no se
tas avanzados, ilustrar ese divorcio entre los problemas más repite.jamás ge mod_g idép.1jc9,_~_!:_gJ9=~~-~~~
evidentes y las finalidades de quienes gobiernan las meta- ]icos Ji.~E-l'l~~~:i:!:l:es~s desafíos actuales ..p.are.c.en,,
morfosis del sistema. La segunda parte está primeramente siempre un tant,.9 d~m(;!~l_:lraq.QSJ2eTq, ql!-i~ ha~co
dedicada a la crisis estructural de fines del siglo xx y a la des- caso del pasado .
ocupación: rendir cuentas de la crisis misma, explicar el ...,. No es casual el hecho de que las transformaciones con-
~~ --··=""-~--=--=---:-----:--
desempleo en el seno de ésta y aclarar por qué Europa fue t@mp_o@ne_as deJ~it~ismo ~an consect1_encia de yna cJi:.
más afectada que Estados Unidos. ¿La desocupación habría sis ~17,lS:J"!-!@l- H.ID'._4!:1-<~.;v:er ~n ello_ una lex ~e~eraj d~~~~~
podido ser evitada? Por último, ¿estamos viendo el final del ,B.QJl-=-deJ..FlllÚ.~~os ru,riodos de grandes crisis tienen
túnel y es posiblehaqlar de una salida de la crisis? La terce- _s!n común que traen aparejados grandes cambi,2s. Volvemos
ra parte describe la reacción de las finanzas ante la crisis: a encontrar aqÜí el viejo tema de la violencia partera de la
• cómo sacaron partido de ella, cómo consiguieron restablecer historia; las crisis comparten esta función con las guerras.
su posición, aumentar sus ingresos, reubicarse en una postu- Para apreciar bien el significado de la última crisis es-
ra hegemónica en el seno de un nuevo orden capitalista. tructural, antes que a la de 1929 hay que retornar a la de fin
del siglo XIX. Los historiadQ¡es econó_micossoncuerdan _
,gener.a)ment¼c.e.I!. identificar un~~L~ g.~ ~an _ep.vergad.,Ym_
entre 1875 y 1893__~n Euro;e~y SQQ_r:_~_!9do enErfill.~Las
opiniones divergen sobre la extensión geográfica del fenó-
meno y .sobre sus características, pero el hecho mismo está
firmemente establecido. En la misma~oca, Estado_s -g~i-
~ u n . p~Jiodo d_e gran inestabil_idcL4- co:o. dq_~"s;psi~
.entr;e.el,;fu.;i.,de..lq,gg_erra de Secesi~~-~!1,.18_º5 y el fü-1 ~~LL
~~9:_!,sas crisis c~ndujerruJoa una profµ,nda.transformacióp -
23
CRISIS DE LA ECONOMÍA Y ÓRDENES SOCIALES 25
24 CRISIS Y NEOLIBERALISMO

gel ca;ei!_el!smo en ese 1?,é,!ͧ.,. Las tensiones económicas, so- capita~. Precipitaron su curso y dieron a sus cambios
ciales y políticas que se manifestaron en esa ocasión habían una nueva dimensión, la de las instituciones y políticas a las
creado las condiciones para una profunda transformación cuales dio su nombre el economista y diplomático inglés
del orden capitalista anterior. El capitalismq__~teriqr a la ]ohn Mayn~rd_!S,~n,_s,_~. Sin embargo, se exagera mucho el
crisis estructural del fin del sigl,2 XIX era muy diferente-del papel de éste si se le atribuyen el conjunto de los rasgos re-
~rj§:>.. sultantes de las tres décadas de prosperidad que siguieron a
~B~.!_ará_CQJ.1,.,t,ec;Q,rdar:.9ue las ÚJJ-a~zas mg¡J.err_,,as y las la segunda Guerra Mundial. Por otra parte, sugirieron otras
-.S!E!!._~es ~rmasr..9,ue, aún dominan p.g~a_s_spciedade~_es denominaciones que no carecían de pertinencia, como ter-
cera vía o economía mixta, que no eran ni más ni menos
.c;!~S:m..:t;<?d~!±-~~~tt_1r~-~-ci~l d~~l!~.!~smo contempo~á-
neo, nacieron como consecuencia de esas perturbaciones. aproximativas pero que hoy resultan anacrónicas.
'J)ii 'aspe.~~ª~~~~2~~~~1~ansformacj._ón fue la se- -i-+ ¿Qué estaba en juego y cuáles fueron los métodos de ese
paración entrel!.EIJ?.1Zi~4 de! capit_al y la g~stión del mis- -=- periodo de compromiso? ~ i a b a pl~:.
~s.>, ?l ~esa!_:I~llo de las gr~des sociedades dio a luz una ~ ' na libe:r;.tacia
f:"". ~ - --~
la iniciativa privada
-- ---- _ _._
en materia de inversione~
--------e--"=
--r.!",,,.~~~

clase de ac_cionistas;a.e-acreedores y de financieros a cierta ti ,x_g.~~~~!~presas, el~7:aao KeY1!es~g~te_J:V~:


""' - -- ~----- - - 1~-- ~
.,dis!~c~a g~ ftmcionamiento directo de las _e_rnpresas. Apa- nía en el control de la -activic:.lad_y del crec}íniento por m~5!.i2=,,,
reció un sistema.complejo de instituciones :financieras mien- ~lruilentaciones·ypOlítlcas~~br:_~ c_rédito, la
tras los mecanismos monetarios y .financieros pasaban por ~Yi.gijancia~de las insti!_ucion!;S financi~!'~g),~o-
una verdadera explosión. Nacían vastos estados mayores de 22t~!l!lolos.&_a~_t9s del Estado según fu~se la_situ-ª,~ió:q__gJl~
cuadros, secundados por empleados. También cambiaban ~nom,!y,.,aftuª'ndo ~sí S<;?~JJ)ª demanda gloQat)'.i I?_q!:J?.~
radicalmente las condiciones de trabajo del obrero en el' _J~to,_sobr~J~ _pro9:ucció~. Esta res:eonsa?ilidad !!lacroeco-
taller. Tal como se ha descrito a menudo este proceso, el pro- nómica del Estado tendía a un recorw.--9.Lm:i~I!t.Q.g.§.hecho del
ductor directo se conyertía cada vez más en un apéndice de ~r¿~~---- = ·a-; la-d;ocE_2a<~ió~&Q..§~us fo(=..
la máquina. J11ª~.9.i~~q~~....,~.!1-.!2~~~~~o~de.x.~tolzables.
Los ma,m§!?§~~ll Qartic1-1l~E 1wn~ ~c:i]?i~Q!l la am- La idea de la "participación en los frutos del crecimiento", o
.,pll!_u~-~~ J~ _,qlJ.~ estaba en jueg_o, éJ.unq_ue la historia no les , sea, de los aumentos de salario, era algo adquirido. En
todas partes el Estado participaba cada vez más en la edu-
hflY.i _q~~<? -~~:~.~ó1: f:n su ant!~!E~ción de la~cl~str:uc_ción ra- --- cación, la investigación y las políticas industriales, y a veces
dical de la sociedad capitalista. Lo-- que- -estaba
~-s=-~;:¡---ca-- ~- -
en discusión _;:::::::::"'
----=--~----~
;e;o era soJamente el taJilaño de las empresas y de los mono.;:_, se hacía directamente cargo de ciertos sectores de la econo-
;eolios, sino tam9~é~ l~~cl__g~ls~i~m_gsl~1n~_voll!.:_ mía. A eso hay que agregar que los sistemas de protección
0

social (salud, familia, jubilaciones, desocupación) se des-


.G.io.~!.é,s.ajS:~ ;yJ~-~~~CU:!_~ COfl"!ap.c;lª-lll~cienc:!~~~l ~
~istema~J?,or consiguiente, las posibilidades de establecer arrollaqan. De esta manera.se sobrep.Q_,IJ._\.qllJ~es_~_!Remos:..,,
_c~gi,ErÓ~!§os ~~y-~_i~n- es,,~..~~riiloo.J;J,~de"~idió la~ QJ) un ampli(?, respeto a 1~niclWa_»-riV,a,da,M~~s~rey;l¡:¡._¡;...fuU:..
Ji..i~~a pesa: ~~1a~_p:aiQ;m~_aj~ta. -- .d~®t~11~.U~~go c'.'1p~~(J) ~ePIBnción del Es-
~s 5]ogge,shsu.~~i~R~9l!J~__ci;is,i2~~J,2l9 y_ qe la semn:\ ~ado en el contr.2!. dela 'sJíu~nwmacr~W1Ó!!J..lf:JL~CI:e=-
da Guerra Mu,n.dial.s.ª9:!f!.ieron una vez más la marcha del) cimiento ~ru;lyja cj.e_rtas ljmill-!.~~ <1-J~va
= =---= ---·· - --
26 CRISIS Y NEOLIBERALISMO
CRISI.S DE LA ECONOMÍA Y ÓRDENES SOCIALES 27
yrivada en el cam:eo fi~_r~9 ~!1~ ~ i _ e : ~ t ~ ~
_g.inámica del caPEalismo durªIl.te las últimGl;s dé~ada;. d~
del I?rogre&2, técnic2L@,garqntí§ls de ~111pleo y en las condi-
_siones..ck..tr~~j~p_o~r 9~ CQJ.Jlp:ci;cd~Tu2ro'=:'
~lo pasad~La problemática gen~r~l, e~co an:Jit{cro l
..tección..so_c;jªl,, deben seguir siendo iguales: la crisis que cometzzo en lo~
3fí-92.<~~~~J'!JE1:.~!9§.. . 90n~d_iqjQrJ~4fP$t.Cll1~-. r Í
No es posible sobrestimar el alcance de esos cambios
consecutivos a las dos grandes crisis. Detrás de las institu- -ir
.tm,psfaqr.¡gpi_~.si...!J-S!§_J:nJt;9f;UJ_D gra411_91_1?::~~Y!f!!J:.Y}jjnJ'l.!1<!-.X..q_
2!...4€:fl:_§__G_f~l!:_t:!:.?q._ciones de producci611:y estructYXM df!.cc.la~e., ,
ciones financieras y de las grandes empresas de comienzos
estaban en ·ue8E._'.,,
del siglo xx, o detrás del estado keynesiano de la posguerra,
La crisis de los años setenta se pareció desde muchos
se esbozaba una profunda mutación de las relaciones de
puntos de vista a la del fin del siglo anterior. No se redujo a un
producción capitalistas, de la propiedad de los medios de pro-
incidente pasajero, como la recesión de 1974-1975 (que fue
ducción, de su control en la gestión, así como de la relación
atribuida un poco apresuradamente al primer choque pe-
salarial (pues la fuerza de trabajo de los asalariados-aparecía
trolero); se trata de un fenómeno profundo y duradero, de
cada vez menos como una mercancía común). A esta trans-
un cnsts estructl,{J;(J. cuyos primeros signos aparecieron en
formación de las relaciones de producción correspondían
Esta os Unido~ ya desde finales de los años sesenta. La lista
nuevas estructuras de clase, y en particular el desarrollo de
clases intermedias de cuadros y empleados, rompiendo así
de sus diversos ~~ñen@ es larga. ;-1
~recimi~nto . _el
progreso técnico resultaron afectados; md1ces de mfla_f,!Q.IJ.
la rigidez de la confrontación, sin término medio entre los
propietarios capitalistas y los proletarios. í:'.écord se re~istraron en los paí~es saE_it_alistas avanz::i,~
dur~~~-~_Jetentªi lg,,~r:;i.,9.§,..entraron_ en, un pen,,Q;.
En el centro mismo de esos movimientos se encuentra\
do de virtual estanca~11,to¡ la~~l@P,--ª1!_Cia se derru - ,
la gran dialéctica de las fuerzas productivas y de las relacio- \
nes de producción, que era el fundamento de la teoría de la B;j;sob1e~~~mgl~~rem11lazq.g,Q.~
historia de Marx. Los principios generales son conocidos: el gran ola de deso..s_1!,_}2~9!<?,E.;_ ., .. ~
'*Es en )os efectos de esta crisis la baja de la rentab1hdaf! ~
progreso de las fuerzas productivas y la metamorfosis de las
,.qel ~pital y sus consecuencias en los ingresos de las da~ ,:'-l-
.relaciones de producción son interdependientes; a cada sis-
..--dirig_ept~&: -=do!_l_cl~ hay"'"c¡y_yj)JJ~!" ~IQe>!Q¡,...cJxJ~s_tr_~11~fPJ:;; ..._
tema de relaciones de producción corresponde una estruc-)
tura de clase; las luchas de clase son la fuerza motriz de ~:µll:J.Qlqp.es. d d" h
En la primera década de la crisis, los ingresos e 1c as
esta dinámica histórica; el Estado desempeña un papel cla-
clases bajaron fuertemente. Las ganancias eran pocas Y su
ve. Ese marco analítico permite explicar la sucesión de los
distribución a los accionistas bajo la forma de dividen-
modos de proc{ucción, pero también las diferentes fases que 1
dos era reducida; la inflación desvalorizaba los créditos.
se esbozan ~n el seno de un m~smo modo de producción. /
Los responsables de las instancias económicas públicas
_Un~ t~s~~ <::cmtr,~J....d~~e .!~~xo es que esa dinámica his- y los adp:1inistradores de las empresas habían adquirido, en
~ric~~~u~..~~~~:i;l_I!J.¡t¡~h~~ Los mecanismos que presi- el compromiso keynesiano, cierta autonomía con respecto a
dieronleJ:EgP.~11rn9i§n de]_capitalismo desde-·su na~i-
los propietarios capitalistas. Frente a la crisis, habían apli-
-ru~~tº-:ª1111?.Fe e.~.!!~~i.:_~es qel siglo XIX y~;_~cursó cado políticas que se preocupaban por el crecimiento y el
de la pn~r,.a pi~~ad del xx- gobernaron :;;-_---;;:=----~=--
igualmente la
.-,. ,..__ • --..,:::;c..-- - - ~- ·empleo, pero que efectivamente eran desfavorables a los
CRISIS DE LA ECONOMfA Y ÓRDENES SOCIALES 29
28 CRISIS Y NEOLIBERALISMO

ingresos financieros. Las clases dirigentes reorientaron ese ¡Pero todo plantea problemas en el término neoliberalis-
movimiento para su propia ventaja. mo ! Dejemos de lado en primer lugar el hecho de que esa
palabra es una falsa amiga para cualquier lector estaduni-
Uno de los elementos más estrepitosos de ese retorno a
dense porque, en Estados Unidos, un liberal es un hombre
la ofensi~a fu~ e~g~?~,.!k19i2,)J!~ida repentina de las
o una mujer más bien izquierdista. Al remitirnos a la no-
,.ta_&.asod~je!!\TQ fle _estrangular la inflación a
ción de libertad, el término nos zambulle en las ambigüeda-
ep
~s_müg~l..~!:-~~~t~; Ese gQ!pei:r:Íició )lll~mqyim.[~ntg~ -c~i¿ada
des de la Revolución francesa: la libertad, la igualdad, la
Sll!...~~~E.Í.:c_l~tepfl.erse al conju11_to de la sociedad,y ~geJa ~f_C>;
fraternidad de los sans-culottes por una parte, y la libertad
!1.2II]._!9-, _r_e9r,c;:le_n_án9.ol~s seggn _eSLilJl_~vo orden_ SQcial, fa-
de comercio y de industria (de la contratación y de los des-
~y_orable al ingres9_,y al poq.er de las fracciones de las cla-
$,~S 'c1om'fu"ántes,_q,1,1e encarnan 'del ~-;;do ~ás inmediato la,
pidos, en particular) de los burgueses por otra parte. Esta
p_ropJeila.d capitalista. La extensión gradual de ese nuevo • libertad de los negocio~por su12.1,1.~tu..h,..qll.~.s!vocan los
orsl~~ ~~l].jµp.tq ~l~~a, porlo~1>"'ª los países don- neolibC:lJ.~
·- ~n el siglo :x:vm_.z.,.Iejvindicfil:.,esa libert=ª-9-, la de comercio
~J~~p~c~~ de_@_gªTI.c;J~ aparecían suficientes, es ful-
J

e industria, era atacar al qi;depl.~Lí!JJleI.t9&.ªCtl!_~men-_


~r~t,5;.~
/ El nuevo curso del capitalismo confirmó el cese del pro- ...t~ es ,atfil;a.Zf!~rt~~cio~~~j~~2-2~l~unas ,de_
/ greso de la condición de los asalariados que había iniciado sus pr~gg@-!~v~__g!].e~~gú~ !C?s n~~aleJ,d sanpmás allá _
ya al comienzo de la crisis: la interrupción o la fuerte dismi- ~º-~-i~~9s Ji®$S_ g_sea sklgs"gu~_jq~_sq~l..w_witeni-
\ nución de~ crecimiento de los salarios, los intentos de des- ~~~p.!_o del9rden y_ª~~~~~ cc;ton la ro-
mantelamiento de la protección social, el aumento de la ¿oción 5l~_§_jg_!ere:e~j~~_,.,.. Nu_estros ~sta-
precariedad, etc. Las grandes luchas que se manifestaron dos, al salir del p~keynesiano, son todavia, en cierta
\ medida, garantes de los compromisos de clase anteriores y
frente a las primeras presiones (particularmente en Reino
Unido y en Estados Unidos) fueron contenidas con lama- en esta medida son rechazados por los neoliberales. Pero
yor determinación. La~ estrategias populares -tanto revolu- esos Estados son también los agentes de la profundización,
cionarias (en los países socialistas, en la extrema izq\].ierda en cada país, y de la difusión internacional, del orden neoli-
en los países capitalistas o en los países de la periferia) como beral. Los Estados de los países más potentes imponen su
reformistas (las políticas de izquierda: de recuperación, na- ley (sus mercancías, sus capitales y sus reglas) y simultánea-
cionalizaciones ... )- habían perdido o estaban perdiendo mente impiden a los otros Estados que les pongan obstácu
su credibilidad. 1 los. Esta libertad es la del más fuerte.
El prefijo neo crea tantos problemas como el segundo
¿ ~ó~:i;-,l:J.~terizar__el orden social en el que nos intro-
elemento, liberal, que califica. Hablar de un nuevo liberalis-
~j~~m,[_c:1~, lgs_afiQs _s_etenta? Y,,,en p_rjm..§ilugai: ¿c;:ómo mo presupone que existía otro anterior. ¿Cuál? Pero deja-
,A.!P.ºP~~~~!~El término eOfifiiii)b.a impuesto progresi-
vamente su uso: la crisis nos ·zo penetrar en una sociedad remos a los historiadores que resuelvan sus controversias
neoliberal. . en esta materia. 2
2 Véase, por ejemplo, la introducción a J. Weinstein, The Corporate Ideal
( . '. ~as tentativ~~ más r~dicales, como las de América Latina, fueron deses-
in the Liberal State, 1900-1918, Beacon Press, Boston, 1968.
\.!abihzadas mediante acc10nes directas de extrema violencia.
30 CRISIS Y NEOLIBERALISMO
CRISIS DE LA ECONOMÍA Y ÓRDENES SOCIALES 31
!
Se puede caracterizar de un modo muy general esta
/ significa, para las finanzas, crear los marcos institucionales
vuelta al poder como la de una clase capitalista, lo que co- 1
de su poder, el de los propietarios sobre la tropa de admi-
rresponde a la idea del ejercicio particularmente violento de
nistradores; es reforzar su alianza, su fusión, con las élites
la propiedad de los medios de producción. Pero esta carac-
gestionarias; es romper las reglamentaciones que limitan
terización sigue siendo demasiado general. Hay en el neoli-
los márgenes de maniobra del mundo de los negocios ert
beralismo~!~m.p_QI!C:Jl.t~allfi~raque nos lle- materia de contratación y de despidos, de fusiones ... ; es pri-
v~ al_ corazón de la relación_ c:ªJ>it.alis.t:.t..,_ge las dif~~~ntes
var de sus medios al Estado garante de las antiguas alianzas
,fracciones e las ~lases dominantes, de los mar~-interna-
sociales; es colocar a los bancos centrales al servicio exclu-
_Qonal!:s 1H~dj~los c11ales se ejerce este poder. En el resto
sivo de la estabilidad de los precios y de la protección del
"de_ este lib~.? va_:nos a q1.racterizar esa configuración me-
patrimonio del acreedor; es hacer ele la jubilación y de la
..dian.te,Ja.,uo,ci.ón de-jin~'que es más fácil de manejar protección social un fructuoso campo de actividad en fon-
...q~e defi.nic.(recuadro rr.1).
. La ~ación del _r__e_n__n_e_o"""li-e_r__~.~<J.os tipos ~ - •+:\ dos de pensiones o sociedades aseguradoras privadas (so-
bre todo en el campo de la salud); es romper la solidaridad
§.ecuencms. Por unª-J2~e, las anzas administraron la e.ti- 5 '
de los asalariados en beneficio de una pretendida asocia-
~~,:Qropio~~~r~?ng~-y;-~ra= ·· ~ ción de éstos con la propiedad (el todos capitalistas); es crear
..9.!QlL.. ~_ ª~m_~ ~~r otra parte, esta e~t~lQn_ g.~.rjsi§, ~ un confortable colchón de desocupados y excluidos unidos
e n ~ - º permitió a=las -§_W!utrns iucidir_§Q_l?_r~~l,i:~Q.,_ . :¡2íJ por pasarelas sutiles; es controlar la dinámica del costo de
~ Los~~meñf6'Sl g_egión cl~la erisis e insta- .9 la mano de obra. Algunas de esas conquistas de las finanzas
lacióo de....JJJ!a..§.Q~~J'id alt~r!_lativ;_, está~~tr~~h;;~me r;( a costa de los trabajadores son designadas ahora con la ~a-
~~~J~ cri~,is__.s&MJ~ci;~~ara la d~·;trucción .? ciosa palabra fl.exibilidad: delgadez y aptitud para la adap-
~-~I.9,~g, 2!!,t.s,w;r_.. - ------
tación.
_¿Qués~ debe en~ender por una ~tiól!, de la cris@hecha
Ciertamente, existen riesgos políticos pero no se accede
segun los mtereses ae un grupo social particular"? La res- Q al mejor de los mundos capitalistas sin gastar algo para el
• puesta salta a la vista: ten~r.dos pt;:~Qs y do~didas, hacer" ~ 1
mantenimiento del orden, en cada país y en el plano inter-
2e t c!2~ PIEervar el p..ro.12.io ingrJ..§.O~it~lo incluso
0
~
..P?~ otros canales cu~j.o está ,~r~sionado..e,n.~y.§_J;or.mª-~,tr~:= ~
dipona~es ~~prec1anc!:.,o J~~-
!
C;,<:m.~_ecg_~-~~J?a!'g-_ O_g:QS IQ}!;:_-="' ~ • ~
/
nacional.
Las finanzas utilizan igualmente la crisis en los planos
//
,(11 foleológ~co y político para poner en or. ' b'Ita un t·1po de so~1e-
.
..P.02. so;1al~s ~ º1:ºs _12aís~... ~~4"~ini~tra,tla ,c:rj_&~~~nter~ ;, ~' 1 dad a su imagen y conforme con sus rntereses. Presentan-
~~finanza.§..§1gnjiic;:'ª-~Jndiferente a la de~t1p~ón,_e., f)
dose como salvadoras, como la única fuerza que puede sa-
J.!1~s-I~,Z.9¿re12re§,iV.2§LSf22U! l~ _Teivindi-
.f.aciones ,s.a]:E~ales, so~~!EJ.~1r..ld~Ja,Jl~Q!~_c;,ióJ1 ~9.~ ~-
~ ! car al capitalismo del atolladero, manipulan la opinión con
¡ un cinismo particularmente notable, pues en la gestión mis-
~s...~~i~~~~ ~-R.2~ ~~~!~~_IRás allá__de ~~ª-:=;;,,., \ ma de la crisis ellas primeramente aseguraron la preser-
l mtentg de genera,~ru.:.,.el or4.E1 geolibei::al=en,JQg,o""e!
\ vación de sus propios intereses, sin importarles la prolonga-
mund<?~igu~~Q devastador.
~- 1 ción de la crisis y del desempleo, y con gran facilidad porque
'Tocidir en el curso ;¡;;j;;¡;¡;;,oriaen su propio interés") sus adversarios están des~eiltados y mudos.
11.1. LAS FINANZAS

El término~s_re!!Jlt':~ con~Q!2.a.de_ ag__entes cC>_r:i_~ntere~e1.. obligaciones y otros títulos, la implicación directa en empresas todavía
1
J>ªstante..J;~t,ruJ..~JJ.rriente ideo_tificab~~~-!_gdo i!~l·r:i_eo- familiares, la ocupación de puestos de alta gestión o de sinecura en las
liberalismo. Por eso lo utilizamos. En lugar de dowinación de Jas finan::. empresas o los consejos de administración y los aparatos estatales. La
,zas. en el oeol~~~R.QQ.tÍ.gJ!.s!JJ.ar•.de,,,dQUt~inancig@(, emergencia del orden neoliberal corresponde a la reafirmación del
~o esta ~presiQD.,,Q..<;.IJ.l.tMf~ la realidad de clas~
- -...~~-=--~~- poder de esas familias en tanto que propietarios capitalistas.
Tal como lo utilizamos, el término~_2.~Jpqnlrnq~c!~-c_~i-;.._ Estos problemas no tienen nada de nuevo. Marx, en el libro 111 de El
1
~por:qu_e.A,/J_prCé!.!§JQJ<2,Jnstituciones (el sistema fü:ianciero: bancos capital, definió el "capital de préstamo" que reúne al prestamista en sen-
de _c!~R_ósjtg._y~9.94p~A,,fQ~{i.~e_,~~~~bil~~5 tido estricto y al accionista. En su análisis de los gr,~je~,~~q~_ •
~~JlS~J..f,9JllfÚ!1~~J.,~_c~~~listas El[.O~qic;h_Q~:::::-~ com¡;¡gmªoJ.~c;las.e&dQmlo...antes en el siglo x1x, ºRonía l_?.,~_:i~!°~~-
/Ill,Z~~n ~.:_los..!!,1~-~:.'.a-E-~~~~l?italis~m.!11~~~~~ ~s terratJi!lient.:.~~Y.-~J~~2~~~strial_:!s. La aparición, é:I final del siglo x1x,__
..9Jro~:::;-. La referencia simultánea a instituciones -que esconden obvia-
de las finanzas modernas ligadas a las grandes sociedades que ento~~es
mente individuos- y a individuos crea, evidentemente, un problema.
. nacían,.-~d~~~¡~~~~-roncepto de capital finans@r2~en ~~~ícf~_
Cada uno de los términos, instituciones financieras y capitalistas nos
una relación estr.ecbar una fusión entre el capité!I in~~~!~i-~t__y ~~pita!
remite a realidades que tienen múltiples facetas.
' •~4;ú~~u~ esquema atribuido ¡ ¡ ~ b '
¿Cuáles son las dificultades inherentes a la noción de institucíones Algunos sociólogos estadunidenses trataron de identificar entre los
financieras? Una de ellas es, por ejemplo, que las grandes empresas lla-
madas no financieras participan también en actividades financieras. Por . capitalistas (poseedores de acciones y miembros de diversos consejos de
administración), en la sociedad estadunidense de la posguerra, una frac-
otra parte, las instituciones financieras poseen estatus variados. No es
ción particular, los "capitalistas financieros", cuya propiedad y poder
posible identificar, por ejemplo, un banco central, aunque sea neoliberal, JÍ abarcan simultáneamente las sociedades financieras y las no financieras.e
un banco comercial que pertenece a accionistas tradicionales y un fondo ,
Los capitalistas de este subgrupo pertenecen a las mayores familias de las
de pensiones estadunidense (que no es una sociedad por acciones). A ,
clases dirigentes, la· punta de la pirámide capitalista. Esos estudios mues-
pesar de ciertas contradicciones (que igualmente hay que tratar) sus inte- tran, al mismo tiempo, que otros capitalistas, que están muy lejos de ser
,reses son en gran medida comunes, lo que nos lleva a reagruparlos en los pequeños, no pertenecen al capital financiero considerado en ese senti-
análisis generales.
do. Para esos capitalistas, la dicotomía entre finanzas, por una parte, e
La definición de capitalista y, sobre todo, de capitalista financiero industria, comercio y servicios, por la otra, sigue siendo pertinente.
tiene también sus ambigüedades. Hay entre ellos pequeños y grandes
_f.qrJp_g¡,¡,g..cQ{lQfªmos~_~edg,RQr"hacer.J~.l aw~JlsJ.s de las=tensio-.
capitalistas. El pequeño accionista o el patrón de una Pyme (pequeña y
~¼..ª11,.a,¡;¡zas..fil!'!ffif._~ d if~..!!t~f.r.a~ci qne.s.:d.e Iaul ases dirigen~~-
media empresa) no caben en las finanzas. El calificativo financiero nos
~~J!'!LºJJ.~~i:!!:_gJmiento del ne~.JJ.~_f!ralismo..,r.._
remite a diversas oposiciones que hacen entrar en juego a otras fraccio-
nes de las clases dominantes, en particular los administradores de máxi- 1
a Capítulo xv111, "Dos hegemonías financieras: principio y fin de siglo". . .
ma jerarquía o capitalis!as que aún intervienen en la gestión de una fir- b R. Hilferding, El capital financiero. Estudio de la última fase del desarrollo cap1tal1s-
ta, Tecnos, Madrid, 1977. . .
ma no financiera de la cual son en buena medida propietarios.
e M. Soref y M. Zeitlin, "Finance Capital and the Interna! Structure of the Cap1tahst
A esas dificultades se agrega que el patrimonio y el poder de las Class in the United States", en M. Mizruchi y M. Schwartz,Jnter~P.[~WJ.¿.Jl¡g..
grandes familias capitalistas descansan generalmente sobre varios pila- J,tructµr9 f.,ApaJysis_oJ.P.v!ifL!!J~Cambridge University Press, Cambridge, Reino Unido,
1987, pp. 56-84.
res: la posesión de un patrimonio fundiario, inmobiliario, en acciones,

--
CRISIS DE LA ECONOMÍA Y ÓRDENES SOCIALES 35
34 CRISIS Y NEOLIBERALISMO

~ conjunto de las acciones de,las,Jinanzas_UQS es ~- que buscar los principales determinantes de las evoluciones
.§Wts1,d,o a~í S,QJJl~Si fuese una tera72.ia.J;Iab.J;:ía identidad en- observadas. Si el primer punto de vista, el económico, apor-
!E.: l_a e m ~ 9 e la sacieda<j.~oliberal yJa,sa~AeJ¡,.
ta claramente argumentos para la contingencia de esas evo-
luciones, el punto de vista político, el de la confrontación de
.s,_ns1~J,a 12rueba sería gue Es_gtBQ_1> _Unidos,_ más neoliberal
las fuerzas sociales, es evidentemente mucho más difícil en
c,,gJJe la ~~Y.Q&JW~ d~los países e_gE.Qp_e<?s, sal~ ~á_s,.Lápid<:>_""'
~ ~ ¾ a c e brillantemente. Los efectos secunda: -- su tratamiento. Se puede afirmar que la debilidad de las lu-
chas populares desempeñó, en este plano, un papel central.
JÍQS de]J;J;atam.igp_J_~~-9RQS~P~.PQ!ldi~~a_;
La historia brevemente invocada en este ca ' ,...nqs
JJ..!U?,erjpi<?c~tm~ - ued us ecciones serán el centro de las
Queda, evidentemente, abierta de par en par la cuestión
de la posibilidad de otra vía. El análisis que llevamos a cabo dos últimas 12artJ9Ld,e este,li_pro,: La cuarta parte la util~~a
n este libr_o permite encarar esta cuestión desde un doble primeramente en la discusión de un eventual fin de la cns1s
1 punto de vista: uno técnico y otro político. En un plan re- y de las amenazas actuales de crisis. ¿Salimos de la crisis de
(, lativamente técnico, el estudio de la desocupación condu- los años setenta como de la del fin del siglo xix? ¿Hasta dón-
, c'e a la firme conclusión -que algunos considerarán sor- de llevar entonces la comparación? ¿Esta salida de la crisis
! prendente si no provocadora- de que la ola de desempleo · plantea la amenaza de otra crisis, como la de 1929, que
1 que conocieron nuestras economías dependió de poca siguió a la recuperación de comienzos del siglo pasado? Ade-
1 cosa. Un curso ligeramente distinto de las principales va- más, ¿qué nos enseñan las políticas de los 30 años que
/ dables económicas podía cambiar profundamente la situa- siguieron a la segunda Guerra Mundial respecto de las polí-
1 ción del empleo, lo que cuestiona directamente lá viabilidad ticas alternativas? ¿Es posible prolongar los esquemas?· La
\ de las políticas económicas. La inflación era alta e intolera- última parte amplía aún más esta perspectiva histórica.
ble para las :finanzas; la desocupación y el desempleo lo ·Cuál fue el aporte de la teoría .'J de las prácticas keynesia-
c. • al"
eran para otras categorías sociales. Se ha optado por un mo- nas? En otras palabras, ¿es posible concebir un caplt 1smo
do para nada ambiguo. en el que no sean hegemónicas las :finanzas? Por último,
\ ¿cuál mirada sobre la dinámica histórica del capitalismo,
¿Por qué el antiguo compromiso demostró que era inca-
paz de enfrentar la crisis? ¿Murió a causa de las debilidades sobre sus transformaciones contemporáneas, nos permite
intrínsecas que lo minaban o por el vigor de las :finanzas? el análisis marxista? ¿Cuáles han sido las mutaciones de las
¿Esos dos elementos combinaron sus efectos: la fragilidad relaciones de producción? ¿Qué nuevas estructuras de clase
del dispositivo keynesiano frente a la crisis y la recuperación \ han surgido?
de su agresividad por las finanzas? ¿Por qué estructuras
económicas y sociales, como las de Europa y Japón, tan ale-
jadas del modelo estadunidense, cedieron en gran medida a
la expansión neoliberal? ¿Cómo fue organizada esta recon-
quista del poder por las finanzas?
Todas estas preguntas resultan primordiales porque es
en ese nivel de análisis, el de las luchas políticas, donde hay
SEGUNDA PARTE

CRISIS Y DESEMPLEO,
¿NUEVO CRECIMIENTO?
El contraste entre esta segunda parte (así como la tercera) y
la precedente es grande, por su contenido y por sus méto-
dos. El capítulo II nos dejó frente a la imagen de las finanzas
triunfantes. Ahora debemos aprehender otra faz de la reali-
dad, más severa: la de la crisis y la desocupación. Abando-
nando los grandes frescos históricos, nos vamos a dedicar al
análisis de los mecanismos, de las relaciones entre las varia-
bles que caracterizan la técnica, la distribución, el creci-
miento y el empleo. Si el estudio es más árido, la importan-
cia de lo que está en juego es considerable. ¿Cuál fue el
origen de la crisis estructural cuyas primeras manifestacio-
nes se pueden situar en los años setenta? ¿Es posible esta-
blecer un diagnóstico único que pueda definir la evolución
de las economías europeas y de Estados Unidos?
Los primeros capítulos de esta parte presentan un es-
quema general, común para Europa y para Estados Unidos,
centrado sobre la caída de la rentabilidad del capital en los
años setenta. Pero el mismo se, prolonga con un análisis
comparativo en el que desempeña un papel central el retra-
so de las economías europeas con respecto a la economía
estadunidense al salir de la segunda Guerra Mundial y la
recuperación que ellas lograron. La inteligibilidad es sólo
uno de los resortes del análisis: esa mirada quiere ser des-
mistificadora. La importancia de la desocupación en la
Unión Europea y su permanencia reflejan, en efecto, dife-
rencias estructurales, pero no las que destaca la propagan-
da neoliberal.
Este análisis de la crisis y del desempleo termina con
dos preguntas: ¿la gran ola de desempleo de los años seten-
ta y ochenta era inevitable? ¿Estamos saliendo de la crisis
estructural? Se aportan algunos primeros elementos para la
respuesta a estas preguntas que el estudio de los procesos
39
40 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?

monetarios y financieros permitirá completar ulteriormen-


te. El aparato analítico de esta segunda parte que hace
e~tr~ en -~scena las grandes tendencias de la técnica y de la
d1stnbuc10n, es fundamental en el sentido etimológico y III. LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LOS AÑOS
fue:1e de este término, pero también es limitado. ¿Es nece- SETENTA Y OCHENTA
sano, acaso, remitirse a Marx para ver en él un punto de
partida obligado?
EN ws AÑOS s ~ y ochenta~c:.ti§i~~ lQS..R~ses
capitalistas gesarralla~ Uno de los aspectos más eviden-
tes, sobre todo en Europa, fue el aumento de la desocupa-
ción. Pero t1demás del desempleo, es!sJ crisis revistió la fm:mlL.,
, _ de un cnnjunto..d sarre los: la pérdida de· ci del
._crecimient04 del progre~o técnico,la...m,ultiplicacióu de los
.§.Obrecªlentaroieutas ~recesiones.la aceleración delcursQ1!!:
flacionario, las crisis monetaria_wf\s.l,ncieras,_Y esta lista no

-
es limitativa. La multiplicidad de.esas dim_~g_deJa.cti:..
sis es la expresión de su carácter estructural. como gran crisi.5.,
Esta crisis estructural evidentemente no pasó inadverti-
da. Aunque se insiste frecuentemente en un acontecimiento
particular, localizado en el tiempo, todos deben concordar
en que algo entonces se descompu:,o. En Estados Unidos la
degradación de la economía generalmente es fijada a fines
de los años sesenta, cuando ocurrió la primera recesión en
que la disminución de la actividad se vio acompañada por el
mantenimiento de la inflación (lo que dio origen a la pala-
bra~tqgflatioñ3\ En Europa, lo más común es situar la rup-
tura en la recesión de 1974-1975, que coincidió con el alza
del precio del petróleo. "Antes del choque petrolero", "des-
pués del choque petrolero" son fórmulas centrales en
muchos análisis sobre la entrada de Europa en la crisis,
cualquiera sea su inspiración. Pero ese choque jamás fue
considerado del todo suficiente para explicar una crisis du-
radera y de múltiples facetas. En cuanto a su fin eventual,
todo depende de cuál indicador se observa, si la ocupación
o la bolsa, por ejemplo.
41
42
\ CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?
LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LOS SETENTA Y OCHENTA 43
_gp el~~nálisis de e s t ~ a y que distingyir cuid~- tados Unidos, en un periodo de 40 años (desde los sesenta
samente un e cadenante, que explica el rácter
hasta principios de los años dos mil). 2 Esta medición no tie-
~tino.de algunos mo;vimie tos un eterioru.má§__pr9-
ne e cuenta el eso de los im uestos ni el de los intereses
fun_do de la situacióyue resulta de la conJ!!.gación de evo-
(que analizaremos en la tercera parte). gs notable el para~
luc1 b acentes: las tendencias hi ·cas del .r-an-
~ p.es.g_e los años sesen~a hasta co-
~ - e e n - a J : é c n i c a y Ja distrihur:ión ~ _ s h e o t a J a . ~ muy pronunciada. Desde_
roductividad d ·o del ca ita! salario real a
f51a 1íltima-fecba se vejg_nalmente aparecer2:na t e n ~
~e ganancia):...L~ inflexión del curso de esas variables cons-
- ñ o § noventa se alcanzaron ~ueva-
tituye el centro de este capítulo y del siguiente: ¿cuál es la
~nte los nivele.~,..a_p_~e.una.m;niil.Lafluc-
naturaleza de ese cambio desfavorable -que comparten
~dos.
Estados Unidos y Europa- que, con un nivel de generali-
El perfil del descenso de la tasa de ganancia no fue
dad bastante alto, permite oponer los años setenta y ochen-
ta alas dos décadas anteriores? exactamente el mismo en Europa y en Estados Unidos. La
disminución fue muy regular en Europa, a pesar de cierta
. Es difícil orientarse en ]-ª--complejidad d.e_esos p ~
ruptura al comienzo de los años setenta. En Estados Uni-
...El Juego de las causas y los efectos se disuel:\re_i:ápi~e
dos el nivel de..la_tasa de galliU).ci.a.s..ft.ig_§tiru.u.la.®a..I?~rJa
7 n eLde las i~te~~nden<jas Sin e ~
͵~da~ó-~gJ.21..1,~j~~~l}t~:>-_cle~~hoq1! 7
~ea, la de la importancia de la re11.tabilidad.d~ital que
¡>,~trolero. Esa época era 1 ~ las pohticas. keynesia~
~ d e por la tasa de g ~ É s t a es el cocient<t entre la~ sosté - a caída es ués de 1973 fue entonces brut 1 o
..,g_anancias 1ogradas en un año y el capi±aWullf:.C:tidQ; ella
~ s s a r - d e ] c a ~ ~ás antig?o de la ten-
jpdica en g_.ué_medida se valoriza el ~pita! .(recuadro m.1).
, La tasa de ganancia na resmneJ:o.do,--no.,.es-1a..C8.l.l~al ...dencia, se h a y a ~ t a s referem:ias alpnmer chog\l~
j:le todas las cosas, pero ocupa :um..posición clave en daná- 1995, 70% de la de Estados Unidos; de este porcentaje, 33.5% correspondía
~isi~. Numerosos aspe.ríos de-la erisi&.foemn determiní!d2_s a Alemania, 21.2% a Francia y 15.3% a Reino Unido.
.E_9r la debifü!_ad de la tasa de ganancia. La tesis central de 2 En el anexo damos las fuentes y los cálculos. Hemos dedicado nume-
rosos trabajos al análisis de la baja de las tasas de ganancia. Véanse igual-
~e capítulo en lo gue respecta a la-e-xpUeación.-d.ela..gf~is
mente F. Moseley, The Falling Rate of Profit in the Postwar United States
estructural de fines d si lo ei · 4Lde.la Economy, St. Martin's Press, Nueva York, 1992, y "The Rate_ of Profit and
desocupación es que esa crisis siguió una disminución de la the Future of Capitalism", Review ofRadical Political Economzcs, 29 (1997),
tasa de anancza esde los años sesenta, que sólo se inte- pp. 23-41; A. Shaikh, "The Falling Rate of Profit as the Cause of Long
Waves: Theory and Empirical Evidence", en A. Kle!nknecht, E. Man~el Y
~~ I. Wallerstein (comps.), New Findings in Long Wave Research, Macm11lan
La realidad de la reduc_góu_de la tasa de ganan.cm..ha Press Londres, 1992, pp. 174-195; E. Wolf, "Structural Change and the
sido bie ada em íricamente. La gráfica m.1 mues- Move~ent of the Rate of Profit in the usA", en F. Moseley Y E. ~olf
(comps.) Jntemational Perspectives on Profitability and Accumulatzon,
tra las tasas de ganancia en Europa (limitada a los tres paí- Edward Élgar, Aldershot, 1992, pp. 93-121; R. Brenner, "The Economics of
ses principales, Alemania, Francia y Reino Unido) 1 y en Es- Global Turbulence", New Left Review, 229 (1998), pp. 1-264; M. Husson,
1 El carácter limitado de los datos nos obliga a tener una visión tan res-
"Apres l'age d'or: sur Le Troisieme áge du capitalisme", en G. Achcar
trictiva de Europa. La producción de esos tres países representaba, en (comp.), Le marxisme d'Emest Mande[, Presses Universitaires de France,
París, 1999, pp. 49-78.
44 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LOS SETENTA Y OCHENTA 45

111.1. LA TASA DE GANANCIA.


PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO Y DEL CAPITAL, TASA SALARIAL

La~JJan~~s el indic-ador de la re~d..d.el-eap.i.tal. s·no c ' es a suma total de capital que se de~mreJ:!l!:. Pé!!:~o~ar
Rela las anancias real' s..en un periodo dado tal beneficie-. Es fácil compren e lcrimpdftarÍC:ia de a cuestión de
yn año, con 1 ~ total de los fond~ in~,::t:idQs..eru.ma e m ~ ~ la a rec· ión de si un ne ocio es fr tífer~. En
~ r o el conjunto deja._~onomía: ~~ determinación es un proce- cuanto a la tasa de interés, mide la remuneración de un préstamo y
~ l se traJ_ª ~uanancias c~m~ _ d ~ ~ no la de la actividad productiva o comercial.
ptpilal 1 n v e r t 1 d ~ ! c 1 J j a 1 1 ~ 9 ~ J y ~ La base de la determinación~~e..gananci~
~ I de los negoc1os.19dos los gastos reajgados o CO!llR(9metidos .¿li@.Y el sal~jWemás de la tasa.de ganancia, le dam~s una impru:-
(materias primas, amortjza.ci.o.ne.~,..áfil.'!.i.QP!i ~.....J, p~ro pueden _J:ancia ~rticular a .!2,.gue denomin.ama.s..@.l.2randes vanables: l_a19~
~ntenderse de diferen~ roaoei:as,...segúA-S~n o_noJas_intere:- _pr,gductividad~el trabajo_y~d~4:apJ.1:¡:ij¿.y..l~..[l
~ , ~ s ... ,!:Qr.J:oosig.uieote,..b~ue_prec!sa_r la.,_s una definición amRlia que jnclu.}!..e todos los costos relacionados CQ.Q_
def1n1c1ones: ganancias antes o d e s p ~ g o d~ los intereses de. Áempleo (las cargas sociales). ~r.iab]es p_gr:miten calculatJa
,..losJrnpuestos-.~. Aún másdifícilesmedir la masa total de los fonrdos jasa de g__anancia sobre el capÍtal fijo. eJL.lJ.11ª--PI.imera definición que
empleados, pues la misma se formó con el correr de los años, durante hace abstracción del pago de los intereses y de los imJ>u~tos:
la vida de la empresa. En un momento dado esas inversiones !ie
:~~!
mat~r_i~li?'.an f o r m ~ d e a~t'~os ~it~JJio .,,1,..Tasa de ganancia
'7,1
=Ganancias/ Capital fijo
;-ed1f1c1os, filélqu~nasJ~lio, incluye_n..QQ.,_v,1;hJc;;_IJLos,...com- = Productividad del capital * Cuota de las
uta?oras ... ~ st~cks ?e ma~eri~s primas rodl!.Ctoá-~ ganancias
~d, os, activos ÍIQfillcreros, lrqu,dez. sin olvidar las mas.as de deu- Cuota de las ganancias = Ganancias/ Producción
~s que la~~as c o o t r , a j § C ó ñ , _ _ _ ~ ....
= 1 - Tasa de salario real / Productividad
. No estp de r e la rentahllirlcL<:uie..la_acti.vid_a~a- del trabajo
..e_1tali~a.o,_o se_ m i ~ la cuota de!~~ ganancias ( e ' l . 9 ~ a
· Jasae.los salar.ros) en el in reso tot na acti 'dad..LQ' • Respectivamente, el i:o.s:iente.imtr~a producción_~un inc;!tcador deL eme~o (por
ejempÍo, el número de horas trabajadas) o una medida del capital (en general, el stock
que interesa a los ca@ali~ es saber.si para t~ner .una 9smancia
del capital fijo)~J,a l}_oción el~ productivida.d c!el capital no subentiende que el capital
~ e~-~~.!~~l..9!!~.J?2Qar~m~ e-n salarios,_ ' valor en el -
cree serrtido
,
dela
.
teorf¡¡
- marxista del valor..S,Et,tr.ata de un sil!1.Ple cocieQte..

~ s _ t g ruptw::a fuemen0S<'fuerte..en Esta- dejar de lado transitoriamente los efe_cJ9s de la ~ a


~Qs,.1,.a__dif~r~ncia más~~~~_El~"~J:dier.e_aLpic.o .Jasa de gananc~m,Q_yeremos: a e~s polf!!~as se a.~r~
.al€a11Zacl0..en~~.?-en ese país. Los años sesel!ÉL!;!fil.lJY!.<;CQU un aligeramie to ae1 es los l~~b1do a la mfla-
~a.<;lQ~=s!.!l. Es.t<l.QOS Unidos porJa.-mu,y=Y-igorosa_x~~uge- _s;1Qu.J;~a.~dª-. e_i:ija cri~l9Jue di{~xk\~:...ggt~ 11olí-:
.rac1ón,.9.§PUés de la.r~cesión de_l9,60,. Y~después~podos..gas- ticas no podían remediar de modo duré!;cl.ero_la c~!dª-.de la
~1::lqcio:nad9s e.aula guerra ele _yi~gi~. g__nJ~st-ad.Q§..!mi=.l jasa-d~""~al.1211QLPtra part~~ s_~iden@~a-
dos en Europa esos ac_<?n!ecimientos_ permitieron ~e.n.t~nUª'~JCi~t~n~i~ ni su or_!~~1-_)'ara design~r~
""'----=-
24

22 LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LOS SETENTA Y OCHENTA 47


20
el lazo de gracia ue asf tuvie Romi~-
18

16
.d,e mQra o ia ~siana ~~~orafia),,subray~~-su
pe~u_t~.!11.:fil>_r~~~_§]Leon :eolfticas de
14
J-eteJJl]iuadas iJ:lligiragpJle.~14lsde-0~a~el
12
~d~de..la.tasa.JiegananefarerrTos
10
Estados Unid . E c corres onde a una disJllllluci6n
8
1965 -:1960-2005 ----:1960-2001 ~Fa-ae-~l~CUQ:@_9~ lgs gct~~!_as '~como c,Q!!S_~y_encia
1975
_c!el a~~ los salaries mas elevados (entre 1997 y 2000) y
de la reces:i6nae2000.
- ------=-..,..._ -- -
a ba'a de a tas ~!!!;,
bargo, no basta pru:a.-t.e1:1J1ilJar con el anaJisis de ]a cr.lsis,-
-jmes esta disminuci6n tiene a sl!_ vez orfg_~s g_y~J1a.~que.-
~plica1;;.,.l-!._acieI!,_do pro~~!~..!Ilente abst:r:ac.ei(m d~ ciert~§.
j..e.i'i:Qacciones, se_p,.Uede decir que la :tasa_d5!. ganancia per-
i,JJ'.ll~ senar~ las causa,~__y l2s~fos;...tas,_lo__c_\J.fil~-~-J;t!ll\ _Qlaxifica-.
ci6n ml!Yfi_:til:__

Causas de la caida ____,.. Baja de la tasa ____,.. La crisis -


de la tasa de ganancia de ganancia como efecto

~s.te.._£gpitul.Q s61Q,QiscuteJos efectos de la-baja-d~J.a-


4:_asa_,_de-gill:lancia_-¥~IDh~ausas, (la segunda flecha del
esquema, no la primera), 1.a-disc0$i6n, ipcluso, se limita a
~lguno.s,.de a9.1!-el1Qf;_: la__R~rdl_d_~ =cle.,JT~lofidad de ta_cJ-cumula-
2
c~~-des9cyp9-cJQn.--
~Gi6.n.gen.eral en..!f~eja tasa d e . . g a n a n ~
~~=s~:!;:1j! ~_u_H..ti~~-~i].pJ?!e~ lCf;J._~ g(!:?Jf!JJ-~~~s
el e roducci6n ca italist cuando es ba ·a o cae
-
o=~~-.-~~~~
1985
-:1960-2005 ----:1961-2001
1965
Estados Unidos
1995
1975
2005
~ as empresas estan, en dificultades, lo gue perturba el fun-
------------ Europa <;.!9namiento general de la econ.9!E!a ecuadro m.2). E&ta
GRAFICA m, 2 , J'asas de acumulacio (%}
fa tasil:...Q_fE&mulac.ion-esJ ° :E_ur~pa Y Estados Unidos. _~ l . £ ! ! elE]ljli~ arx n Zcapital.
mfa J;!Uede ac;lgptarse en c1ert medi a a una

U
an
--.....,1~.,;:. _serie fue algo~:a_d<lf. crecz'l:191Jlo..,del stock neto de rentahj_lidad gue ha d§inuido, pero esta aaaptaci6n e~
fluctuaciones de: Port,ar,oa lacer abstraccion de la's g_eli,cada }1' toma tiempo. En condiciones mas dificiles, lq§_
pazo.
empresas deben aprender a diversificar sus actividades;

-
48 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LOS SETENTA Y OCHENTA 49

111.2. LAS CONSECUENCIAS DE UNA BAJA DE LA RENTABILIDAD


La debilidad de la rentabilidad de las empresas las coloca ante difi- 9!Je hacen que la tjemanda disminuya y_p_OLCOIJ.~!$l,!;l~D~~~
cultades de tesorería, una tensión sobre su liquidez, problemas de [ps emp[esa_i¡b.ajar ~1!2~ºdl!~ión ... La intensida~ de una reces10~ ~s
reembolso y de financiamiento, que implican una gestión más rigu- :f_uru:i.óa..deJaj_j:eas:cLones.Jie 19~~mpresas, y en p,ar:t;jc;1,1lar de ,SU senstl:>J-
rosa, particularmente en sus decisiones de invertir y producir, que Jj_daciat\!tl~!lsY.ltad di;! V€!nder, y es aquí donde el efecto de la r§J)-
vamos a considerar por separado. tabilidad se hace sentir, particularmente a corto plazo1 El b~c~
hos niveles de rentabilidad se reflejan en los ritmos de la invae:- ~;_-¡;;;~uci;ndo demasiado cuandp ~~ -~rnp_resa V§!m:J~ l?Ef.º y
~ión y en las tasas de acumulación del capital. Las gan~ncias hacen fil:!!J_lelli@Jas. existencias de mercancía:¡ no VE'!ndidas,. condu~e-a.seg_y~r
qUSela inversión sea _más atractiv 9; las empresas financian la inversió~ ~.Q.~c;!.ioero de-la tesorería sin que la mis_rn_a s~_ recons_1tWYª sufi-
.dll:ectamente,JJ_obtjene!)_ cori_dLc;:iones~IJ'l_cis,.fsivorables ~I ~mitir accio~ cientemente.por los ingresos resultantes de las ye_n,,lél.~- D~e_este modo,
..[lllj,.0-e~.P.téstamos; la insuficiencia 9e Iª tasa de ganancia, por~¡ ~ a d ~ntabllida_d_de..las..emp.resas..cao.d.u..c.en..a
.contrario,_frena la inversión. La redl!cción. deJ ritmo de la inversión-se · estas a aj__lJS_tar-vigor.osam.ente la pro_du.c.cióo_segúnJademanda,_r~p_g_r-
t13!.-.ducee.nladel cr.ec;:i_m~0Ep.rg,9_ucción y del empl_ep, que son _g.i:tiend.o..sob.te..I.a..RIQQ_ucción lc1s djfuultad~ d.e Y.eota. Según meca-
dos-aspectos esenciales deJ9..crisi~ nismos bastante intuitivos, gs.9s..comp0Ftamientos crean, cuando.a-Se.
~es.i.ótt.S~ analiza como_u.lliL.[e.duccióJ;L_aci¿_,_1!7_1Jlativa.d~? 9ener.a]lz.ai:i-ell..La.ecaoomía,.. una~cr.ecjente inestabilidad: _los choqµ~s
,12rod11cd.ón..__Las bajas de la p'2f!_~órL.y...de.Jademanda se encade- ~.uier.eo...cai::a~tL®-ar-umulativas. Tales encadenam1en~~s ex1?!J-
~!l.}'~~e~ªllJi_é!DJ!'.W:ua~nte:,Menos producción significa menos corn: can la ace.ntuación de las fluctuaciones coyunturales en la cns1s Y par-
pras de bienes de P.[Q~c;ig.n..yJDenos..pagos-de salarios, reducciones ~D~~multipJica_1::i.ón y Ja.profundi;i:~dón de las,recesiqne~.
...
deben ad~i_IJ!§gar-~iQ!".,gl.!_ ~~~ital lí9,~11cia~; En cuanto a la~c;mca,_ 12- crisis estuvo acompañada. pQr
~ _ Q _ a r t e , modificat, el Ii.m.cimillmi~nto ~.!L.delr:itmQ del prQgreso técnico, el cual .i;u~~en
del sistema financiero (la recolección de los fondos Sl!,J;.e- ..fil1 e~o d~to -es decir, .de-.ot,r.o.modo que por medio.de
,inuneración}.y aplic~"'R<?lí!ic~~~ fQ!!- ~..§.a.de.,gan:,,..!!f_ia, q'=!_e_tfª!~.ref!1-s>-8.Ylt~~nt!;-,fav_ora-
• trarresten esas dificultades o laJ~ntitud de la acumulación. ]2k ª.L.empleo; un progreso técnico mas lento s1g:o,i:.6.i;;~
, Esos ai~;; son nosibles:J;e~;.--~=-=-- \ menos ahorro de mano de obra. y, por lo tanto, compa,r.aji-
.Oueda entonces por est~l;!c~eQa~o~que exist~nt_¡:~ \ ~t~, más pgest_os c:le ttabajo. ~-~
Jg...crisis X el desemPleo..,.~iwnto se le 12uede g.ªf._una La baja d._e la tasa de gananciª gu~ hemos descrito en lª
respuesta mny neta;Jil_Cª1l§.a...I!fincip,al deja ola de deSQJ;u- ~ m.1 fue ac_.Qmi2añada.pJrr_ u.na disminución de la tasa.
~J.J..que..se..farmá-entre 1 2 7 ! i ~ ~ d _ e j ~ -ª.e_l:1~lJillulaciful,(gráfica rn.2). 3 &illl-baja_CQD.trih,\l.YQ _a la
J!,!;y,,,e,r_sión..J.esJ:!lki!!..r~e~<J.,.acy.mulación de cae,it~l _reducción de la ta~ª-de_s.~~j!l}jento=ª~ emp!eo. El cuadro
siguiente da el valor medio de las tasas de ganancia, de acu-
mulación y desempleo en Estados Unidos y en los tres paí-
Baja de la tasa Reducción de
~ ~ Desocupación
de ganancia la acumulación / 3 IQdas...1ªs..trums d~ g;ecimiep.to estág_calJ;uladas a parth:..de v~riable§

\n:.ales, e!U(OlUJlle~eciryCQJTegi~or~~.fil.O_de los pre~)-


so CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?
LA CRISIS ESTRUCTURAL DE LOS SETENTA Y OCHENTA 51
ses europeos escogidos, en dos subperiodos de diez años,
antes y después de 1974. años noventa: la lentitud del crecimiento fue interpretada en-
tonces como la característica de una nueva era en la que la
(%} demanda dejaba de crecer como lo hacía anteriormente. La
Estados Unidos Europa humanidad, por lo menos una minoría privilegiada, se había
1965-1974
emborrachado durante demasiado tiempo con el crecimiento
1975-1984 1965-1974 1975-1984 y la abundancia hasta llegar a la saturación de sus necesida-
Tasa de ganancia 20.7 15.9
des ... ¡Se estaba ante el fin del crecimiento de la demanda y,
19.1 14.1
Tasa de acumulación 4.4 3.3 por lo tanto, el fin del aumento del empleo! Nos encon~amos
4.8 2.3
Tasa de desempleo 4.6 7.7
aquí con otro tema, igualmente popular hace algunos anos, el
2.1 6.2
del fin del trabajo debido a los excesos del progreso técnico.
NOTA: ¾e<Ii_~.i.,e la tasa de ganancia trae aparejada la disminución
Los dos próximos capítulos, que tratan las relaciones entre
4fE.l d{mo de aq_y,mµl<J(;ió.n, y el aumento del desempleo. •- desocupación y progreso técnico, refutan ambas tesis.
; Esta prime13 jnve~tigación termina...p_g_es, ~mando u~
s].iag@stico: la centralz.dad de la ,tasa..de..ga.t1P.JJ&1.ª-=en.la.~flli=
k.<fumsución deJa,a,cumulación y la caída de Ja üts.a.. 11

..caci<5n de la cris,is, de)r¡..,'[2t.K4ido..de.J:itm.Q.de..},g_ acu1J1-ulClEQ11 Y.


~U?Jl~fil€:,,i:;~1Ucl!Itá~ªs. El mín!IEº ~ ª - d e .deLa.s.C1'-n~dg,LrJ-,¿s,.~n;J-J2.le,o_._JJt@s"°'\T.ru'.ig_9le$=(_r-_efo_~.JJj:es..ala
~anc.i~.;;:,~gi~!ró~ª- coJ:Diw.zos de lo.s..años-0chenta. La
técnica, cl, crecimiento oJªjnflación)~canfir;r;ua:o,_esos.1;:asgos
recuperación de la acumulación fue más tardía, más rápida
~la,,,c.cisi5.c-est_r.uctu,r.aL afectó__a ~uropaoY-~---~st~
pero efímera en Europa, y sensiblemente postergada en
Estados Unidos. dos Jioj¡::lQs_g~._.,__:q.i.~do _s!!ni!~U las~_sw~s-~~!:1-~G!-§.~tllXie.ron.

. ~~ ~c~mu~ión es, en efecto, upa ~~Jll!gt-


~_Q_§_sJ~S.
CQl]lQ_ hem~ad..a.Ja.t.a.§.?.Jie.ga:qa~
c~ó:[l=cº!!J..1.W..Y~:nte J.D.tUitiva de la desocupac.l<~-~" - ~ - .mínimo a comienzos_c:!ili,.s años och~~LY des_d__~_en!Ql!S-s!§
.c.Imiento eco:q6mic.~12añado del crecimiento del
aumenta,..Esre,c~aeco1LunA:..~<;;.OIDR.romg..QJW2a-
~P~~pé.rgida q~ iitmº=-d~(~recimiento.cld.c_apit~-si
~ 1ª._a@mulasJ.Qn disminuy<,S con las:-ªíd_g,.._cle_lª"-1~
ac.Q.DJJ2_ajia ~la.reducción del crecimiento d.ela:J:1obJación
"º-e$~nanci~oJ~d~llciª--Iillls_ rec~ent~ ~1 a½_rpentg=tj~
Q.Cllpac:4!.~~nl~~l!~ióp. AErox_igi~ent~ a Ia.mitad-ae
ésta.112.S_sí.á:a_q;:ip;i.Rª-ñJLd-ª-l)pr ![na _r~.<::_-gp_~i::~~~11::c~orr~~JlQ!l-
.J.gs..ai:íGs-setenta_e~ ec_QQÓIY!ÍCQ es~,s__kv..JQ.;-X_a
diente de la aGJJJJ.JJ.1lac.ióJJ..deLc..apital,,._ª-_p~§.ar de la nueva
~ ~ ~ ~ ~ ~ U ] J l e o s _qtJ._~_CQ~p.o.udan ~~n alcista de la tasa de a,_cumulación a fines de los
~ e . n..co~<:fü:J~!!.e2.,de trabafo!:i e s . t a ~ ';ño~ nQV~_:o,ta:TciUfn~p-;~~~Implícitamente con las re-
~0-la..des~~t<?n~ Aunque otras variables comuli- ~----- - 4
- - - - --~~- -- =-- - - - ladones financieras: sobre esto volveremos.
~1aGioue..s.,j_a_a~f?ul~ión-y et g:ecimi~nto~-on
s,entrales,$n lo g_~~ ~~~re alpro~lema del empleo.
La duración considerable de la crisis hizo renacer, hace
unos diez años, tesis estagnacionistas que hoy pasaron de
moda debido a la recuperación del crecimiento durante los
4 Capítulo IX, "El choque de las tasas de interés. El peso de los dividendos".
¿ACELERACIÓN O DISMINUCIÓN DEL PROGRESO TÉCNICO? 53

Jln indic~impl~ dt:l m:,o~~_c1~.i~Q. ~~ i::l pr:ogre~o


sk)a.pnmu_c.tiYidac!Atl :trabaj,2: Es!é¼Y~Eiabl~ide la evo)u-
,,_gQQ de la m;oduc~ión r.e.ª1L~c!_~.,_,_~-12f<ll!J.~dio~J?_2r:~un trab§l,-
IV: ¿ACELERACIÓN O DISMINUCIÓN .)ado~n una l}Q_sa. En los he.rm,gs...<2§,_ª'QOS sesenta, en los qu_e
DEL RITMO DEL PROGRESO TÉCNICO? ,E_revalecí~<;;..asLeLpl~Q2.~mpJ1;:_o~ l9s avl:!_nces de la product!-
.J2d~ del tra~~~~Y.-=-SP_llJ.J?_arativament~ r~.,P~dgs.;_ PQI e~~
contrajo, los años de la desoc~J?_::1pión estructural fuer:op, g,e
¿QuÉ LUGAR debemos atribuirle al progreso técnico en la
~ilfiiti:tógp§Jqs-afios lé! producciQn_~hplJ~!>~~-
explicación del desempleo? La cuestión merece un examen no de obra...,__p_ero_a.w;ujJmQ.qg~_dt(?mj_n_µía c_onstm1Jemente.
cuidadoso. En primer lugar, el aumento de la desocupación Lejo;-cíe ~ponerlos, esas observaciones asocian por lo tanto
se imputa a menudo a la aceleración del progreso técnico. el pleno empleo con el vigor del progreso técnico y no un pro-
Hay que decirlo sin ambages: esta explicación es falsa. Pero greso técnico mayor y el desempleo.
eso no significa que el progreso técnico y el cambio de sus
ritmos no sean centrales en el análisis de la crisis y del des-
empleo: lo son, pero de otro modo. La crisis no apareció ni (%) Estados Unidos Europa
se formó una ola de desocupación porque se aceleró el pro- 1965-1974 1975-1984 1965-1974 1975-1984
greso técnico, sino que eso se produjo porque algo se des-
compuso en el curso de este último. Queda por precisar qué. Tasa de crecimiento de la
productividad del trabajo 2.2 1.0 4.6 2.5
fil_ra~Q_nª@ento gu~ cq_UYi~..tt~aJª-ªc_cle.t:ación.delp.ro-
..WSo té_s:nico e!!.!~~P.ºU~~..del de~eJ!l:Rle.º=§.s..simple:J.a Tasa de desempleo 4.6 7.7 2.1 6.2
!fles.,a11jJ:~~ión torna su~a-man.Q de_obra y enton.c_~s
.se-p.r.escinde delos tri'i;a_jadar:es.~Este análisis, que se une a
.
NoTA: No es la aceleración del cambio técnico lo que explica el
otras preocupaciones, sobre todo ambientales, se integra aumento del desempleo.
bien en un cuestionamiento general del progreso: sería una Esta_~~omprobación-puede..ser: conside:r::ada sorprenden-
de sus consecuencias dañosas.
~. p~bi~n-tiene g_l_ggjntuitivo_L1lr.ap1d~ del pro~-_,.
_1.gs_he_ch.o§i no_ ª..12a<?Y~P _e15Ja ~IJ2retacióo...En oingú,n ,..§.O técnico es, \!!1.§i,fü].Q_g__~la~~mlud.deJa econom1as_.sl~ .f!!:"
.. cas~ po':!ría.hablax,.de,a.G.eleración~Por~el..c.o»J;,taxio.,.J.os..
~mo;..l0.mismo~val~p-ªg_el,n~~~e}2112-!~.$~ll!!.JRQ.do
rinnos~del p;r;ogres~}é~aj_GQ~Jf;rg,n. No h_~y_.duda_tle trivial: cuand9=~J_:i;g;ªogr~~~~!Ú-':;9__II?-fil:fP--ª ill~Jl. }q_ econ2-
.9-ue la producción e s t á ~ ~ más mecanizada~que_, J}1iama.Ifha.bj~n.!
f.Qmpa.i:a.:lli.zamen.te,.,.i:e.qgj~~ ~-ª-º~en0s~t:caJ;mjo vivo. ~smjnución deLritmo~d...©.S~t2 ~~l I?~gg_i:_eJp
~ J E : . mPi.4.?u:l~e~~P,,t,Q,g«.J,Q~<i,df! dismi.- ~o.es< unJ:eJ:lQDlen~ ~~Y cQD.o.cido,.,por-los-especialis1a..s
nu iJ;...~~f!:-~i.aqg~~=-12.:~-JJ[l~(l,.J.,o dijimos en el ..J..Q!igin.ó,,11p.~§!~a>contrqy~r~.i~ :t;.,a emoción que provocó fue
capítulo anterior, 1,e _ola..4~ sle.&.em.ple.Q.J:JJ~O.tra_s_causa.~_;Ja más fuerte en Estados Unidos que en Europa porque plan-
lentitud ~l~GX.<::~~~9-~c~~~in_~entitud~d.~l5!:pll}~to
, Es innecesario decir que aquí no discutimos las consecuencias de esos
~~i@-aY.!~r&t1!d_deJa__ acµmufaciónd~!-~~~~- progresos sobre los modos de vida o el ambiente.
s2
54 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?
¿ACELERACIÓN O DISMINUCIÓN DEL PROGRESO TÉCNICO? SS
teaba el problema de la preeminencia estadunidense en
~~-f!~s de l~S!;l.D'.,ª1._@Jasa-de.crecimfonto m~,~g~_d~ la;pJ:Q.-
particular con respecto a Japón, país que mantuvo dur~te
ductividad del trabajo llegó, en ef~cj:o_,_a.2.1.%.:.!-~ r:~cup_ei:a-
mucho tiempo ritmos de progreso mucho más elevados.
:~~~i~_s.i~~do-d~bJl.2 . .
La gráfica IV.1 expresa el curso de 1a productividad del Esas observaciones contradicen la 1~~nJ;nen~a~-
trabajo desde la segunda Guerra Mundial para Europa y
da en las mentes4=d~t1n ca_rpbi? _téc:1-i~o-~9.5j:~_I1i,d_e>~p~~
Esta~os Unidos. gi¿~:!~J.P!e_nto_d_tlq_~,H~é_!. a Jo J:ru;gQ de •
j!Yi~cont,imm~de»~?ien~s y se~~ios (lo_s rendirp~en-
J,2§ a n ~ g . ~ J a _ t a s a de crecimiento de e~a JQ.s crecien;te~~J~~_técmcas mformaticas y de c_~mE_I_lJS;.~-
Y.ariahl0a disminución ;_i_~lii~;de-p~-;;greso ge~l ~s
ción son m,q.tjyR=~~ ~~ombro permal!_e!l!e, tanto ~~::i.ra~i-
:m!!~~- En Estados Unido~~~'iiclperiodo-1946.:"i970,
!lan corr¡.Q._si)[lj_!_~n2. .
1a tasa anual media de crecimiento de la productividad ,A ;ste _¡es:Qf,cto, hayJJ@ hace,IJ1@t-aF-dos--eosa~
horaria del trabajo fue de 3.4%. En ninguna de las décadas
siguientes superó el 1.6%. merJugar, habría que r~lativizaLese.jtJlcig al_____fOmQarar l&_s
innovaciones más recientes__conJas~de los~petimlos_ant!W.Q;_
¿Es posible observar una reciente recuperación del ere-
.,,res: d~La revol!!s!zn ind11striaJ1_del fin_9§lsigl~ delco-
• cimiento de la productividad del trabajo? §EJQs JJltiO!Qs
.mienzg_deLsJgJ.9 ~ 9 de los primeros qe<:;ei;Uos d~_ti._pos-
_g._1,)-e.!Iª,. ¿Los progresos de esos años no eran igualmente
50
.il
E considerables? ¿Qué decir de la electricidad o de la radio?
,Mw:hasJnnoy-ª.C@~ anteri9res ªJa..SJ~gµnda º:-~l!-!1-
,ili.ª1,jng.uso....1J;JJJ.Y~ªn!~es, ,coma' el automóvil1..s~
~d.i~on~ampliament~n Europ,a_ qe~pué_sc-..d~ la gµerr.a'.....~-2..
~ucedió"--q:mJª m~canizacióncdeJa vida en las____sa§t!S
.,pem:ütidaopQJ;~==desa!_'rqllo d~ los ele~trodoméstic.o~~or
J--ª.J:n,..-x,asió_n_cle . !_éi~_i:na!_~ri_as plásticas,. Ciertam~nte q~e los
teléfonos portátiles, las computadoras domésticas e mter-
3'-t--:;;i;;:;;---.---:::,;:::-.--:7::---.---,---.:..'1;.;.94.:.:5..:,.2º;:::º:.5..:.;·-..:.:·:~19~46:::·2:::ºº:..;_1
1950 1960 19 O 1980
1990 2000 net son fascinantes, pero las décadas anteriores también
- - Estados Unidos
----Europa habían aportado sus contingentes de productos. E-TI semn.:
f!o lugar, ese flujo de inua."\la.cianes...~presa otro f~~ómen~,
GRÁFICA IV.1. Productividad del trabajo (dólares de 1995 p~r hora): dif~Lgue mi~a varia_ci.ó.R,d~ l~roductIVId~d del
Europa y Estados Unidos. trabajo, aunque· los dOS.,..PJ:.Q.Cce~os_$ngqn_T-ciem&ar.elag,ones.
Europa: Alei:z~nia, Francia y Reino Unido. Conjunto de las empresas. ~apacidad dS=ahoné!..r..recursps_nece~r:i,o~ra la pro-
(
~r.~dur;tiJ¿w_q44<;_Ll!P:f!ajq_ e,~,:,(ca9ifmte .dfl!!l p_Ioducción. c.arJ:J!-
¡.W..9 -~i_sf!_~/J.<}§.f/A.~JlJfiE2iófb_po.1;elvú11wr.odle.1tai;;_1.mJ;J,j das.
{E~ "figura es la e.nmera q__ue utiligg._una escala logarítmica: la ~
f-, 1 ~ e la,s_cu.lJl~JUQ[?,_o_rnianaLaJa..t~crecimiento de Ía.s
~ J:{Jnalzley~Jj_uctuq_c1Q11es__rg_~te.s..(.peq~Saet1.:la.g¡;g:fj~
CL ~ d e los, aul11,§!J:1fl.mp__{fJJJjJJ:.~~D,.J;C,duc:.qiónJJ._e.la activi-
\ .dad..La ruptura en 1991 corresponde a la reunificación de Alemania.
·ACELERACIÓN O DISMINUCIÓN DEL PROGRESO
. TÉCNICO? 57
56 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? (.

Vamos a ver ahora el :erimer eslabón de esta cad~nª: la


E!!f~de ~n bien o de un servicio (lo que mide el progi:e.-
so de la productividad, el.el trabajo) es algo distinto deJJI. _relación ~re~l p..!Qg~s_g_té.cnico y J.a_variªc::i®, de !a-tasa
,ªparición de los bienes de consumo. En nuestro análisis del\ _de ganag_c~ ¿Qué puede suceded~ ~l progreso :ecmco que
pueda explicar la baja de la rentab1hdad del capital?
.9es~~~2a expresióD:_pr._ogreso técnico debe ser ~ie~pre \
El primer ín~que,pos~.e!I}QS _de ~teraci9n del p:co~-
fntendida ~~_n eJ 1>.entido de pr9gresiae las té.cnica~ _de pro- )
so t~co fue la pérdida de velocidad en el crncimientn..cl?
.fill.fJ¿ió11:_ (<].~.. ~9m!Jt~~n mecanizac¡ón y organización), desde, \
~ a b a j o que describe la figura p~ece:-
d.:!w4t.~1~ ~sta estricto de la _capacidad de ahorrar recur- _,¡ dente. E_E)y,s.fW~~s d~Jos cincuenta y ~e_se~ta cada ano se
,sos u:;1h~~ra la fabricación de un bien o la prestación)
ahorraba en la cantidad de trabajo necesaria parala pro-
~@'!poJfsta es Ja forma de progreso técnico que es
~J1ª,n~_e Pª1:§t la rentabilidad y para el empleo cuando
~o ~q_~~idera globalmente la economía. '
--~--~~~.:;...~~
._du~~ión<leu'J;" bien o dé_un servicio; el ritmo de ese ahorro
se redujo ci~§Pués.
-

~ñw11c:l.~rJªs..fuentes de dicha pérdida de 'lelQci~af!_


Si no se trata de la aceleración, ¿cuál es entonces la re-
ha;y_gue recorf1.ar,.g_ut:l la i:ialanca J?rincipJ'\l p~ra economizar
, lación entre el progreso técnico y el desempleo? En nuestra
opinión, el lazo es indirecto pero muy simple: ¡es, a la inver- _trabajo es l~~~.PJ~_a~ióp..._ S~JJ.tiliza relativamente~-
sa, la reducción del ritmo del progreso técnico lo que está nos trabajg_.~Ya,o_porque se recurre amás ca~ital ftio (o ek:_ ª
en cuestión! Para entender esto hay que volver al primer es- jll.ellÍ-aa. menos costos_<:>~L,~Lt.é:t':min.Q. mecanización es 1m
poco rnstti~Q,,poi:.ql.l~ significa, estrictamente hablandQ,
quema del capítulo m, que describe la cadena que va desde
los factores de la caída de la tasa de ganancias hasta los una mªy.or..utilg_aGió_n de máquinas en la producción) mien-
efectos de esa baja, entre los cuales se cuenta la desocupa- ~~-cl,_c;;._~pit~!Jijo tiene otros componentes, ~s>Jll2~
ción. Se llega al resultado siguiente: el progreso técnico entra f!difi=~i,9.s.,.,pero .es utilizado corrientemente en µJ;l.¿~qtidg
-~~ basta, 1mes, compar:ar ~l_tral::>~j~,9..,_~ se con-
en ~~arJ§isis de la dj:.sac.u~fudQ_f!..§J:i.PªPel en la ~-
~.J;:J...dela.1~ª'11:f. g_f!nqrg:i,q,....!fu)!._.qqe pr~cisar el e§queI!@ sume en la producción con eJJ>Tod9-cto qu~ se_.9]:>~ ~ar;a
ap.tecioi:Jwiendo dcl-pr:ogr:esa IépnjcQ. UQ<?..~c!.~Jo,~u:le.te:ani- ~-hablar de progresp . .,Hay-que pregunjª!:~É~
nantes de la tasa de---~-~~ ganancia: sobre la canti4~cl~fle capital fijo que.req1.!t~~Ja_prp9J.1.Cci.Qp
~- y el aumento de capital que exige el ahe>rro de J:ta!:>~p.
Asi-coroo la..pr.oducti.vidacld~Lt!:.~iliruQ.mi.®.-elPmdu.ct.o
Progreso Caída de Ritmo más
técnico ~ la tasa ~ lento de ~ Desempleo
wt;i dG-pru:.h.Qrn _de..trª"12ª..to,,Ja.productivi4acLdeL capJJ..ªL
mide el_nrody__cjp_ obtenido pg~ -µ1&g_ªg, ge capit~l, ~?_decir:,,
lento de ganancia acumulaci6n
._.por dól-ª~g_~r~~n-capitaljijg (recuadro m.1). ¿C~~tos
euros en productos cada año por un euro en ed1fic10s,
~gr;esa,,técnic..o~es.tá.Jigl;l,do a la desocunación n.or
máquinas o vehícu'los? Ésa es la cuestión.J.._ac.Yildacipp. d~e
~c:lk~~~-_p_a~CJ}!~_i~~. :!J¿_cii}os_deJ;rninante;c{e
~ ~ ] . e . m e n t o cxucial4da.transforrp.~ój!
)a t-ªsa d~_gan.ªI!~iª'¡J2Jl_ede~s~r.. t!JH:\_deJas~causas_.de_su b,aja; la
.ham-_9,~ 1~ t~~! ~ggnancia_reduce eLritmo d~..lª....acnm11]~ ,...que_se..P.t:.Q.dujo ~p. lq,~Aº~--~:tenta.
9-.éni- e!>Jo_~e r,<~.fuüa en~ iI1§JJficieneia-deLcr.e.cimiento del El examen de la productividad del C_%).!!fil~~!~s
0
Unidos,"en la gráfica rv.2, revela u~ r:~sul!:;_!-d.9~t:l&pectacul~
.@.1E,E~~~~~~~~~!.}~.f~~a,cesafosufi~---f.!5 .
58 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? 1.10 1
8
M.i@!.t.as_desd~ la_~nda~Guerra Mundial había fluctuado 1.00
sin=4u,~_se_esb.ozase ninguna tendencia muy darª-, a :e_~rtir
de la s~gt1nda mitad de los años sesenta, justamente antes de 0.90

.m. HWS, ~~!iuen~ ~n mo~"uto de fuerte cfe~recimiento. O.SS

o.so
Una evolución siJJJilarrmás regular, aparece por igual en
Eu:ropq, por lo menos desde 1960, fecha en que comienza la 0,75

serie (gráfica rv.3). 0.70 1948-2005


~as tendencias ~prQductividac;Ldel~capital n::la.tlld- o.ssL-"'T- --r-':1'::---r---::;;i¡;;;0--ir-;-;;¡;¡;;---r-is19/gi90>.-2120~00;-•
19
196 0
~E:º la ~~E {l_~pmgresp técnig_o, expresiQ!l.Jille sjJJ. _
195 0
productividad del capital
embargo utilizaremos. Se siguj.ero~ea1izando ahorros en ••••••.••.•• cuota de las ganancias

-- --
.k.nroducció~_igb~eltrabajo, pero fueron pag;d~~ q_n
.aumento g~Ja !!.<::.S:~§!~.A de__capital; menos por un lagQ,
~
GRÁFICA iv.2. Productividad del capital y ~uota de las ganancias
(1966=1): Estados Unidos
.2ero más~Rº~~Q;...pr_ogreso por unJado y, en cierto senti-
~~Q_Jl<?!'."7el otr~
g_.eyist~~~~-!!!~_canización es conocida, per9 1.10 t
hay que_examinar los rasgos característicos de este proceso. 8
§§i~ ag~e;;_~l ~aj_c::é!J?_it~alcanzó un grado tal que 1.00

~~.9-QJ:Qtª'lp-~_c::e~~_c:le3~recentarse con respecto al d~


0.90
J.as...hi,enes.y..se1;.vicio.s,.pr_q_d~c::i_clos"',como lo indica la caída
O.SS
.,ge.la_pro.d.JJ..cti.tidAQ......,del capital. Si la.mecanización permitió
o.so
el crecimiento pe la producti;¡Jad del trabajo, su costo limi-
o.75
_;};s~gti119ial~~._!:n térrni-;;~s de r,!:2.tabilidad. La me-~
caniza.ción,,,pod.ía ~e:[ ~ficaz en relación con la mano de obra 0.70 1960-2001
~
:--r-1;-;;9¡;;:50;---r--jg19/gi9o>r-21201o,ooo,-
------- -- -- - --;e-~-~

...91!~ penp.i~horrar, pero era cara. o.ssL-....- - - r --i-:--i---::::ii::


195 0 196 0 19 0
gs,e ¡;:urso rnuy-pa~cllgt:r;-_gcl. progreso técnico, }fill!I,a- _ productividad del capital
•••••••••••• cuota de las ganancias
9'.Q p..or-masas creci~Jlte§._d~ cªpital,=yaJJ,abía lla~_ªg._oJª'-
~e..ucmXl.C!~~a mediadQ~ gel ~Jg]g ~~ y lo había pUe$- • GRÁFICA IV.3. Mismas variables: Europa.
to en el cent_!.o,,d~§U _gX!.áli~is~de.l~_Gl.encia aJaobaja del~
tasa de ~~ncj~ ~n,sul[b~~~~~(recuadro 1v.1).
Ua "(Europa: Ale1:1~ni~,
_L_a l!,rg_ductiv1dat.L.«-~
;:,ª~~~~Zfe~=~;a¿~~~~~~L d [(lS ga.Jl.ancias_~l /"'\
a_ sto;:;1,, ,¡e-GQ.p.ital,.fijo. (recuadro uu.). lf!_ S!:f:..Ota., e. ·. u=,=...- de 1 \
~ ello Jlaroaroo~~st~ci:;~oª_g1J~- ~· l d1,,.¡:;..,;,.;ón.amp_lia de_las.,2,ana71gJJ!&Í.{11Jtf:S- -· '1--'t
g_res2 en el ~l..capital.aumen.ta.,..no..sola.ment~con res- r.Lr12~.1-.e.nJ.e..-e11tc.~ a..1~u-1,,u-~ ·" ~ --- d fi u v
. uest JÍltªr~~-Y dividendos) Y laproducció11.,.E.!J:Ef:!:,S O$ g - t"\
~adQ,.,fil@_!§I.J].J.._~Jª-g~ Will!a,u<;;;es..hM sido~diyídid,g.sJ?,.Qr..~u vqJor en.J,Qó.U..nai:a..n°J1IL~firl~ '-t'
- -- - t n 1991 corresponden a la reunt ca
...E!oduccióJJ re~~~c!~~z mep.Q~J:~~~ajo t?-~ro=c:.~ en 1 erJA3Se.ana..Las rup uras e l "d, t" as
yez más máquinas eu relaciQn mu.la producción. ~1 perio- ción de Alemania. Las escalas vertic~les y horizonta es son t en te
a las de la gráfica N. 2-
do de baia,..de la.lrr,2.9-9-cji~d,tl,d,c;~lJill.ª1. en las gráficas IV.2
¿ACELERACIÓN O DISMINUCIÓN DEL PROGRESO TÉCNICO? 61

IV, 1. TENDENCIA A LA BAJA DE LA TASA DE GANANCIA y w. 3 , uede ser así cal!fu:ado d~periodo ~x~
En el Jibro 111 de El ca,eítal~á-rxhizo.una.®_scriE!ció[l~~allada
~Este c~ácter es important~12or9,ue ~~Q__Q1_I'o: U}l.

ll
dE:_~j.unto de- "tendencias históricas':car;:icterístLcas de la pro- >ogreso Jécnico_tle e$ª tip[! _va acQmpañado en_ gen,~or la
ducción_capitalista.
~~-
Esta noción de tendencia nos- remite a evolucio-
Des a mi¿y largo plazo deJa_técnica y de la distribución, grandes
movimient_os observables independientemente de las fluctua_ciones
baj~d~ganan~ia Sgráficam.1). , .
-----Ese curso~§fayorable deLpr.ogreso tecm:a
· "c.:ti'º"
;?e~pe~
--!-'-- i,istócica.que.xa.xnas eJO~
manente. U!?-2-~~~~~ . , - ~ de la
~del ciclo coyuntural (la sucesión de sobrecal~ntamientos y recesio- ~11ªfill@ rev_ela ..9.~stados.Jim.doSdlabia,.salido ~~
,Q.~Jl La fT:lá_s cono_cj_da de esas tendencias es la famosa baja tenden- g~d~Queo;:_a M.11r5-li~!~E U!Jª situa.ctó.n IDJJY ven~aJº:-ª
.cLaJ de ~a_tasa de ganancia, perp la descripción que da Marx incluy~ .en.JQ.g~..J:..~fiere_a l<?s rit!:!1-osy las ,formas.<leL.camb10 te.~
igualmente el progreso de la productividad del trabajo, el alza ge . ; Un v~daderoprogres~J>~ manifestaba en t__~dos_ l~,s
me.u,; ~ - ---- ~-
.la~cornposjción del capital _{fa relación capital-trabajo), la continuª-
,ción de la acumulacjón g_~l'l'.lasas crecientes de capital aunqutlé!.
planos: de aijo en d
año se necesitaba ca a vez menos --- ~
trab~o
~~pitilj;'i? üiidad producida. ~a tasa ~e gananc;_!,~
ti:Jsa de cre~!m~~nto del stock del capital disminuya, y el aument9
J:!,el en;u;i~..R, Se,,_!ré!.!_a,_pues, de una trayectoria. de cr.e.!:.imlemto.y de
au;i;nen.t~ba..at!fique el salario real conociera un ~~o el~-~
pr.agreso de la productividad del trabajo pero en la cual la tasa de
0
\.: · n n•»•t;cularmente elev&do. A la desapancwn
~J:-<fJ-4'""-· •
de_
1 ese§_~)
,
.ganancia baja. La intui~ión fundamental de,Marx.~s que-los.prqgr_e- ras[WU!.etJ.tajt&Q~ del cambio técnico _ha~ que 1.mp~ta~ a.c_~i-,. 1

~a.,productividµd-del trabajo exigen generalmente una c9_stc;>s? da de la.Jasa-de, ganancia y, por consiguiente, la d:sn:inum,an,,
Jnecani.za<:_~_Q_ lugar _del aumento de la composición del capital,_ ~-Jit.w,.o"'"rif!=:g.q_umulación, el insuficiente cre~imJ<g!_Jg=_d~L
m,u~ a menudo_haceJ:TlOS referencia a la baja~deJa productividad ¿__mp~eo, la desocupación .
.deL.caRllili~~ca(act!}rJzar el pe(fiJ de esa mecanización. Llama-
lJlQS,a.esas.trpyectorias,,,_trayectorias al modo de Marx. Estados Unidos Europa
~-
go_dill.ei:s.Qú@º9jos hemo~ J..n:!:~_cpcetado la intllición_ .cle,J~!eW
(%)
1965-1974 1975-1984 1965-1974 1975-1984

fOlll.Q.:.'-_dip,CJJ.l;tad;-de~ir:mo\,!ar~',. Esta dificultad remite, nos parece, a


Tasa de crecimiento del 5,1 2.4
una contradicrj_ón entre los_ inter~~es individuales y_colectivos-en 2.4 1.1
costo salarial 19.1 14.1
.materia~de-investigacion:_y~dEl.J!gsarro!lo de nuevos procedirnient~s. 20.7 15.9
Tasa de ganancia
..ELperfeccionamient.9=9~12ro~~~imi!!ntos es costoso y es muy difícil
proteger los resultados,, gl,!_~ tienden_ a difundirse. Una legislación NoTA: No ~ la aceleración del alza de los sala_i:ios lo q_ue explica la
J!~tricta.de-pratecció11--d~J~s-pª1g_CJJ€!s tendría, por otra parte, el ~ l a tasa de ganancia.
!!lcoovenient~. d_e_freJl_~rja,diíusL<:'.!n d__el progreso.
.El il}j;e,:és.de este análisis consiste.en que el sistema capitalista La tasa de_ g~ª-ucia.no~dep.e.nd~ sólo de laJ.é..@ic~~sj~?
~ivamente_j:ümde_a c0Joc.9rse en tales trayectorias,_ aunque P';!,e- tarrÍbié~d~ los salarios. J>or lo,tan.t.o,d;lluchos_resp_Q~.§abjh-
.9.2...§.<;Rp,ar._qe,,.~l¡¡is,,.__e_n__ g_eg:_os__ perlodos, tenienqo .en_ cuenta~ -=--~ ;i ~recimieito excesivo 4~Jgs ~~1~!i0..?..2-_e la baJª"-d~la
accióo..d~or:itr:ater;ide.o.ci~~o de metamorfos,ls.más-o-menos pro- zan _ .. - - - --- · ~,... alrrn ha camb;¡,ado
.tasa de ganancia;En eLc~p.ellQ__~--:- -- .
fyndas.de..su-fuo,!;jQ.QªIJ)j1;Qt9~- ,de.sde-el-pu-nto.A.e.....vis.ta.AeJ..salaci.Q:.,sJJ..s;t~-~uruento~s.~Jnz?
J;.9s Q.,eJLo~os d~ baja'-_de las tasas de gananda-conducen a.
.m.á~-k:r~.tc:>.1 como lo muestra el cuadro siguiente,y ese lllOYI;-•
.candes-e"isis,,.estr..uct1,1rales ___g~-~ el capitalismo-h8_sta_ahora no h.a
"U cedente histórico: la
~!do c9 p.az~de-evitª-[~!;?=5.í ha_ pqdid.o..supecar~~~~diciones d~I~ 3 Volveremos sobre esto en el capítulO XVI, n pre
~o.,J,a.apar,iciooAs!_C(?.IJ_"ttq:t~ng_e.n..flé!S,,,_S,O,Q,,Creadas-por-la te.[l- crisis de fines del siglo xné' •

.
~cia misma, aunque ~!.l,.eS.QJl.q,,QsY.,a.nada-automático..,
\

62 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?


¿ACELERACIÓN O DISMINUCIÓN DEL PROGRESO TÉCNICO? 63
!!}i:nto v~IJ-!!~o iny~r_s_<:> _del _gg_e permitiríaJ~a Los que convierten alEa]arjo en¿_esponsable de la caídª
ba1a
r d~ª_tasa de gapancia.
- ~ ~- _g_e ~an&ia_~er~~n=~-H;e,li,da_sld~ciLqutlos-Sª-
fil.32erjod,Q_ de crisis coincidió w1~p,raurunenJe mri,
lªrjos,h~c!~})i9-g__4 c;laptarse inmed~!,e.,,Y-C.®Wletamen-
..!!!1..C.QD.~~gJ:e.s.Q...g_~_L~ª1ªri9 Y cl~J~~_cortiacio--, te a ese curso ,df:!§fsIB9mbltieLc;ambfo_t~~j~_<;._~ra qµe se
.n_es soqalesi.YJ.ª~~,q~g,~s9~upación que acompañó la cri-
pudiera :grn~ger f.!J.t.egramente la rentaJ?i!i<:1-é:!.cl g_~l..ca~
..fil§,fü~B~.J¿CZ,..d~¡;_,q¡,~~¡i,J:;educ;i¡ -~s_os rit!lle?_S. A lo largo Pero, hablando de esto, ¿cuál fue la actitud de los otros gru-
~ª-~~i~,.!~.JA~.t,,.g~g~i:rr~fonto 9-~! salario continuó dis- pos sociales? Volveremos sobre este punto.
pmuye¡¡,dfl~-~:Q~~:r,: reqqcicla a ~i nada, o definitiva-
~1:lktd~4 -- ~1}J9!~LJo~..ª-C.Q!1~Si111ie!ll-o~-~~,9~§J;UJ:.Q]lar:o.n.de~odo..
_ggill§!l~uesenta o inclus(Mmte_s=illlªrec1eron
, ~onft:ontados con la re.duG0i-éF1~del.,J;j.tm9 g..s!l_m:gg;r~o
.f9!l..9}f12'-!~§~§fuyor~ples del progreso té.c.ui~g-"'-~esar del
t!:,cmcoblg§ em.)2.l_eado.@.s ~-t~ndier=<?~~1!,_~zar, todo el lle-82
.fr_~..fil'.qJiu._alJ!!""ri,lII_l? _ge l~§ ~u~_~IJ.tos saj_as~E!:~i!.~D_ta,;..
~bre Jm¡ hombi;gs..g_~ª§.é2}ariad?J~1=9 consiguieron_ fPU. bilidad del capital se derr:gmbó~Y _f,J,,.cr~cimi~;q,t9~econom1CQ.
~~.,Q~ay=9.ue_ ün,ertir el orden de ese enca- {i;~~rggjª-ci~pdel ~apjtal).dlsroin:µyó ~ensiblemen-
.d.~n.m;niento. ~L~Jl!Pf:W:&1_9s!Yl~~-4~ -r:-~\pido del salario np .ii_~":;ñ.,E,iiopA._c_omo ~P. Estados U~i_1cz.~:J,•.&?=~cOJJ.Oro~s
..pe.m¡¡p~~~!;>~ _.§' l,q__ ny¡tura _del cyrso del ...~:g;r.9p_~.J;1.S~<:!n particula1~ se encontraron cle_gQJp~ con gu~
.JJE)gre§_o....tfcnico Í!1,,.fil!!- tr.a_~ó una n1=Jg_~(l tr.~ 9t9 na al~ e--¡;¿_...
.exan,Jncapaces de engendrar uua.mas~-~e~.,,,E!e.9s 9ue GQ-
~ ~ ~ , , a j ~ t q ' J i i a la-111{~ -- - "'
.rr~~pondi~~J_~_Eºb~ª:!~!1-_'!i~R.~ib~e ___y_ d_e_ ahí lª-<?l~~
~l!~e,.t;W.lliP~.r:ecimie11tg _del_~ª1ll!"iC?.~.J:!l ~q,cupaoi0n-estructural-.1:,~ cad.:~!~~-<!~Lp,r_ogeso te:-
..f_Qsto ~el t_r~_paiQJ?e.só~'-!,~-~~á~_:,g brela-.i;;tm.tabi,lida_d,
~l c_apital; En Estados Unidos ese 12eso_fue moderad~ nJ.,c.2, ~ges2<;:_µ¡,~~!~n~--~ través d ~ i l i ~ d ?el cam-
~~ Y.:.9.C¡!-2'"'~~l.!rr!1:!~ªc!_qp_._~g_..2 ~ t~~~ _IJ_Pr_s,9n$1gmeute,_p~
~ s . a ñ a s sete.nta"'m.ientras la_disminución del =lo~-e-Kcesos del progreso,sinu.4_~-~l!?-degilislad~...
---E4~º f!.e cr.ecim~~nto d~-ª--:Ql:'._09-.E~1iyjdad~l_t_rabajo fp.,5! \ A riesgo de_anticiparse1 no es p_osibl~dejar_de_obsenmi:.
1d:~1l. Q~.J~_ste 11!.Q._~~QJJ:úa.deJas.,ga.r@.!lC~~s_e~ Ja prod11~-
en fas gráfi;-;2y IV.3 los_g~gQS,,_e~]2~c;~-Q~_dJ!J~~ (tltim~s
• ~ . c o m o se puede ver en la gráfica 1v.2.5 La .dé..~adasy des.de co.m.ien;;tde los años ochenta:_~ ve cJ~lTI\...::.
~~-c;l~yota d~~~~ci~~.~~ultante deja fortísima mente unc1- t~Aq.~p,cia al aumento de la productividad del~~-
fli§mi o;i.1.c:Joo,.~~tQ..@J~p¡Qductividaddeltrab;- ,iG'_tl~a..cuota-de..las.-gananciasr.queJ:lc~que e_R!~~l
ͺ 1 contribu¡ó 120,co,3 8Wg de l~t~~~ d~~ªA~nci~ -sal;o
&~ la segypd:-u:pi~acLd~los...años__.,se,te.JJ.t.a:_.,,_Una ex~J~il .~= .deJaJ~_,~ g~_g~~ng~gráfica m.1).., E!1,ele,m.3,11t2_<;~_~B,cial d~l
~i9E~ ~ur,so del cap_!tgJ.ís:wo .S?e.?_~ti~ll, la ~np:-~da_en un_~
.dife.t.ente.~=pr_o.fl1JJ Q_ en.Europa,-con uua caíelª Jmp..9_Iig:nt_e nuevaJase-. 6 Sin embargo, no se ve ningunameJora_&~JlSk
~~illll\nc.ias...a.nm:-:tir~d~ p_riu._c;:jpios de los, ..ble ;~;pe~to_<1JÍÍ>r9ductividad del trabajo (gráfica IV.1).
~gs stl_t::.nmJ.gráfica IV.3). ~,-__:=.-

4
Capítulo v1, "Controlar el costo salarial, refrenar al Estado provi-
dencia".
5
Esos razonamientos están influidos por las relaciones introducidas al
final del recuadro m.1. 6 Séminaire Marxiste, Une nouvelle phase du capitalisme?, Syllepse,
París, 2001.
¿AMÉRICA CREADORA DE EMPLEOS? 65

Es~iferencias en materia de desocupació11.s~~-


can simJ1l_!;!JJJ.e.nte-;..las_ta~Y§..º111!J..~nl9.)!__ÍQ,s ri-t.wJJs.d~
.Qcumulqf_ióJJ,.siwikl.res engendrm:OJ1.JJJ1.f.I~cimi~11to delemplgp
V. ¿AMÉRICA CREADORA DE EMPLEOS, en E~tados Unidos y su estancam_i~ntQ_ ~ É!:!-I.QJ2.{!; J2!2!.fLU!!:._el
EUROPA DESOCUPADA? J2]:Q.g1:.~}éc.nicci_J'~-múc1]q _f!Zá5= 7:qpido f}JJ:. Europa gue l;[!
Estad<:3_'lf!1-Jd9.fl,-:.f>e puede dejar correr la imaginación sobre
las virtudes de la flexibilidad, pero aquí no se trata de ella
~r L~_fRIS_!S ~s.tructural que comenzó en los años setenta fue sino de la debilidad relativa del progreso técnico estaduni-
común_~ ~~ta9-os Unidos y a la Unión Europea,., el problema dense: la lentitud del crecimiento de la productividad del
,del em_pleQ_;y de la desocupación no tuvo la misma amplitud trabajo. Más rigurosamente, lo que se discute es la veloci-
en esos.dos espacios económicos. La ola de desempleo es- dad superior de la sustitución del trabajo por el capital en
tructural que se desarrolló en Europa entre 1975 y 1985 fue Europa (el aumento más veloz de la relación capital-traba-
mucho más amplia y no se reabsorbió, mientras que en Es- jo, la cantidad de capital fijo, de máquinas, por trabajador).
tados Unidos el índice de desocupación disminuyó sensible- Las econQ.!!'Úas ~w:.~eas eran meno~2--:\:'~nzadas ~:r;p~e-
mente hasta pr9ducir la impresión de un retomo a la norma- ---=----__.. -- .
..xon-ex.c;.elentes resultados en materias!~ progreso}fS:J}l_S\?
lidad. ~~_qu~_!1:~y~q_lJ~_r:ele!!_Y.iz1ll" esta idea de. que eJ). Estados desde !~_segunda Guen.=-a Mundial, quizá incluso d~~asiac!~
,1.Jpido_~ ~e V<?b1ó ~leno emµko, debido a la precari~;ció~ ,¡--~~~-l:Joy la diferencia es menor, pero siempre superan
delos emple_os y_ a la transformación de las condiciones de ~S..QJ;t,,Est,~dos Unidos. .
.!r@J?~i<?.1,lfl qis_mi!].ución del-indicador oficial del desempleo Cuando Europa salió de la segunda Guerra Mundial te-
..e.n"ese~país.contrastaJps!_rj:~IJJeI).te co:p_ su estanca:rpie:oto e{ nía un gran retraso respecto a Estados Unidos. Éste es un
-S.u.Jenta~reabsorción en Ew:.opq._,_Ha llegado el momento de hecho muy conocido y bastará un solo indicador para me-
dar una primera respuesta a este enigma. dirlo. La gráfica v.1 presenta una estimación de la relación
_¿fui:_q~ta.evoluQ..~~~~~ ~~r en ella capital-trabajo en los tres países europeos y en Estados Uni-
~e.c.to,d~lllla.JJ1__ª1E--yglosa flexibilidad? Los após.toles=aeI dos. Esa figura da una imagen sintética impresionante de
_!!~gl_iheralism,q ,salt<!n rápida.w.ente a esa conclusión; según cómo alcanzaron esos países a Estados Unidos. Esta varia-
0

ellg_§.,..Estados~U:o.jdos ha~ía,sabklo dirigg- una evolució~ ble que mj_c;l.e de mogQ simple el grado de mecaniza~i?!! ~
~.z.ó,_debido_aJa 11esade.2.c$ocjª1_p;i:-opia-clel ~U-!Qs_:g.rincipal_es p_aíses ~_!.].J?Opeos 9-9$ ~~ces más débilq_u~
tiejo conj:ineote...AméciGa.apaxec~ uuevamentec.como modelo del ~troJado _del Atlántico,_ Dos_:v__e~es meuos capital fi.jQ,..di-
~el ipodelg_ne9llb_e;:ª1,j~~-~J:?~nte, el q_~~-g_1:1I.P.Q&_~;ri; ;~;;;;;. máquinas~ o máq_uinas~d~~ veJ;_~~ más q_aratas,. é_sg
Jmp_q_,rta~,.D~Q-Ji"'~~~ lado slel 4tJª-1J,1JG9, esclero§js eraJa situación de Europa frente a Estados UnidosAt<::oni::
del otr9"'Q...ju.nJ;~d~&tª-g.Q_S"'_J,IJ::i:idos y E,ei!!Q.JlJJ.ido: eru~J. *n~ las hostilidades, En unos 30 años esas_econo,m.fª~
,.gi_undo 1,:1ás #~JJ1en.tª"cprop;:o:wetid9 c_Qn_Ja_vía neajj- iiar:o; su retraso gracias a un progreso técnico y organiza1J-
~ral1J?or una parte, y los países del continente
~~ 1 - ,_,, =-· - ~ - e - - = - - •'" - - - --.=-europeo ~' ~ mucho más rápido. Naturalmente, ese fenómeno nQ ~
.-p""-'--4~- El objetivo de este capítulo es refutar esas afir- .~forme entre los diferentes sectore~.,Y aquí habl_a_ip.9~e
. maciones.
promedios.
64
¿AMÉRICA CREADORA DE EMPLEOS? 67

Es fácil imaginar las consecuencias sobre el empleo de


est; carrera a la mademidaa.;-al:lmen~empleo por Ul}
lado~-ª.lJ..camieota pm;:__~lo.:tr_g. Lg- diferencia es clamoro-
sa. Para persuadirse, basta examinar la gráfica v.2. Allí se
encontrarán las dos curvas del empleo privado, en Estados
Uni.dos y tres países de la hoy Unión Europea en el periodo
que va desde 1946 hasta 2001 o 2005. La población emplea-
~-- -- =-=
s-r--:-::c---r--:-:r:---.--.---.-----.-=1,9_46_-2...,or-os_---.·•_:_19...,46r--2.:.:o..:.o.:,..1
. _ da en el se~E_2,!2_vado ""d~_É-~ta_dCls_ U:Q~~ ha. progresado
1950 1960 1970 1980 1990 2000 l!!s,e~m-pJew~nte desde la_ ~~gunda Guerra_ M!!ndial a un rit-
- - Estados Unidos
·----------· Europa .JPº m~di~ ~..L._6_%~nual~n Euiopa_~~pió 12.2co y fluctuó
en toi'.-no -~--';..-
a efectivos 1
..__ - casi constantes desde
~ - los años setenta.
GRÁFICA v.1.Relación capital-trabajo (miles de dólares de 1995 El empleo. expresado en esa figura excluye el empleo
por hora): Europa y Estados Unidos. público. Mientras que en Estados Unidos la relación del
Europa: Alemania, Francia y Reino Unido. Conjunto de las empresas.
empleo público con el empleo privado durante ese periodo
§Lca12,ita{ es)a existenoia.d1.e_c_apita,l-fijQ., corregida gesoontandaJa
~qp; ~fi._div..igi<}p_ygr el 11._úmero de!Íórai trabajqdas. - siguió siendo bastante constante, esa relación aumentó en
Europa. 2 La diferencia entre las tendencias del empleo en los
tres países europeos y en Estados Unidos es, por consi-
guiente, menor para el empleo público total que el referente
al empleo privado de la gráfica v.2, pero esta diferencia no
120 i
,g- modifica la comprobación principal: el crecimiento mucho
100 más fue.r.te_d¿~1!1.P.:eo~E.E§.!ad~s _Q~J..d~,--9~<:!_§e ~plica
90
,P.Q~aum.entomás.Jent-0.de la relaolón_capjtal-trabajo "en
80 ese país. 3
-=-=...:;,:;--- ~
70 1 :g_l ~ del .númer.Q.._p.¡: hora~ _:trM_ajadas co~_rp_:u:~_pten~!Il~.!l.te ~Jta

60 ..,difotenci~rni.c:t.ural 1:~tre Eu~p~ Estados_Upi_do.s.,_ l¿t§_¿!_!i~ ge


~ crec~enoll.,q_ebido a la a . i s m i ~ duración del trabajo. Eq,
50 Jos t~=;'.,.iÍ~í~~S~fP..,Pe~Tnú~i_q,,g~'g'.r'is'"'.'.irli~ifill¾,én el sector priva-
~antuv,<;u;l~_ l_Q2 QO_Q mJ!l<mes _~e,,..!Jgra~¿i 1974_ a,} 08 OQ,Q.,.n;iillones'"ep.
.,WOl,-.gi;a.Gias-ala_ ,i;eunificacigp__ aJe.!Il_a~. Excliíyendo__~it~rg.<IDQ, se
40,-i----:-:c--r--.:--,--r---.--.--=1,9_46.:..-2:.:o;:..05=--
__.,.
___....:=.:.:19:.:4;:..5_.::20::o..:,.1_
1950 1960 1970
&.~JLllna.dis.m.wll~ción sensjbl~. -· ·· - --~-
1980 1990 2000
- - Estados Unidos 2 En los años noventa el empleo público representaba alrededor de 20%

------------ Europa del empleo privado en Europa y de 15% en Estados Unidos.


3 Ese crecimiento del empleo debe ser relacionado con el aumento

GRÁFICA v.2.Empleo privado total (millones de personas): natural de la población, que fue mucho mayor en los Estados Unidos que
Europa y Estados Unidos. en Europa. En 1999, la tasa de natalidad en Estados Unidos fue del 15 por
mil; y la de mortalidad, de 9 por mil. En el caso de los tres países europeos,
Europa: Alemania, Francia y Reino Unido. Conjunto de las empresas.
esos índices son: en Alemania 10 y 10; en Francia, 12 y 9; en Reino Unido,
Las rupturas en 1991 corresponden a la reunificación de Alemania. 12 y 10.
68 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? ¿AMÉRICA CREADORA DE EMPLEOS? 69

J,as..,consecuencias sobre..el ero:pie.0-.de lo.s,ritmos dife:- d innovaciones no son las fro r-as-ti:adicionales.
~ s de caJ.:Q.QjQ~téc:p.i~,9,.fu~rgp. ~SP.§..Utqcl,llares en el con- .filn..~mbar~icm.sabJgq~~~_og.~~tadt,1_!1._ideE,~
jynt0 <leLpeci.odo.,,Fu,_eron compensadas en Europa antes de ses__s~ difu11.g.ie.r@_!1!..UY am.J?!iame_~te en t~dos lo__s .J2_aíse.:i
.!gs..añ.a&seten1ª.J!QJ.7 el cr~cimiento (la acumulación del ca"'.." ~v~g_Q_s._Algunos modos de orga!1}zj~~11: europeos o j~
~_J;JJUYJápjdot pero tuvieron efectos dramáticos dura;- i;~~es fu~~e..s yfstos e~~~ _?Pciones al moc;l<:?1º e~-
~ l~ c!:i_§ts., Entre 1974 y 2001, es decir, después del impacto tachmidens~,. c_ªpaces de ase.&._~!:-~ll-:i;-~levo~ pero l~s evQJ._º'-
de la crisis, la relación capital-trabajo aumentó en :Estados ~~~~~~j!Xelega~o ~n ci~i;to modo es.9s ªp.áfüts
Unidos en 1.1 % por año, contra 2.1 % en los tres países euro- sil ~egvndo_p,1ª;t!_Q.i..,f..2n razón o sin e~a.
peos, o sea un ritmo casi del doble. Si, desde 1974, esos paí- "" ?im.Jilificando mucho las ·cosas y haciéndole poco ca~o
ses no hubiesen proseguido con la recuperación de su retraso, a las numerosas heterqg~ne,k!.ád~s ..que_ eJtis.ten entre las
es decir, si su mecanización hubiese evolucionado para-
lelamente a la de Estados Unidos al lento ritmo de 1.1 %
/2
, ~ ª í s e s , - ; e puede ver aJ~~stadgs {¿nidos como el
_país _gue,..de..s.de:Ia-guerrayhasta los años ochenta, m_archa_
anual, el empleo privado habría sido superior -mantenien- t~ar._g_j._4--de l<:1, !é~nica y de la gestión. La inl_!_o~ación
/ ~ ~se_p~í_s.,J.!~-~feE_~ plenamente su !1.9~bre, pues_ !mplica
1

do por otra parte todas las demás cosas- en cerca de 23


millones de personas, cuando no había oficialmente sino , , 1:!.!1-~xplqr"'q_~l(>.g_h-ªsta l?s~lim~:teg de lo c!~~~_c:m~ci~o. 1:~ne
1
9 millones de desocupados. Para evitar totalmente la des- \ ]!1.S~~t<? iQlportante porque {)I>_era asL~~]§ntera de los
1 ...s,_onocimientos .• El cam~,o t~cni ~o-~i,gµ~~~~es pro-
_pcupación habría bastado que _el crecimiento de la mecani-
~ÓAcªl~anzase ull ritmod~~olamente 1.7% anual, o sea
7
1 ,Eias roJ..e.,S~ue,:l~n aJ!.ahzax..m~~,E2-.1:!1en_t~.~l-~~~~er_§_,

.JnllCh°"';;;á;- r .ápiaam~te.qqe~e~)stados Unidos. 4 , Jos otros__;ruúse..:;...:m-9g~~~ }Tiás.1tcá p.e.~~a_Jr:.'2!1!c~1:"~-~1~c~~


¿Hay que deducir de este vigor del progre;; técnico en ,bio té!;Uico.~es..,gáhe.rnado en ellos por ~!r.9s mec~_!.~_T,?.l}'
Europa una capacidad de innovar más fuerte que en Esta- Je~e~~~9yl&.nifica1 _sin embargo,, que sea obte!!!.do fác~
dos Unidos, un savoir-faire superior? Evidentemente, hay .JPJ:mte~Gier;t"°'".modo~arantizado.1ª.~a ~~ to~~ J_a c_9rp.pleJ.~:

i\~
que responder de modo negativo a esta pregunta. Ese juicio dad de la :ru:.o.blemática de la carrera por alcanzar ,al másA
·ya está contenido en la noción de recuperación. ~,stados adelant;do: el ~~~~s a~án~ado s~l?~p_~fi_~i~p9t~ci~~e_~e_,.
~dos e,r.í;klllás avanzacj.o g_tl~ Eurnp~:fü_ta Jme~r:!~ la téE: d~s....pr:ogresos realizados en otros p~íses, pero t~mbiép
_gicª' yj.a.gesJ;i.6.u..~-ll§~~áO...D..Q..§_iggifica, evidents!; do~jp.adq en el merca_g.o. !!!~_djaly~sta_p.g~i:ga<j§q.
.JJlenJ~!ll:JQ~~~t~~pig~,.ru;s~~ya~inv~nt~dotodo~cad_q~ \ <>PJJ,ede.,.condernu;:lo. a !_a jp.tp..ov:W.~<!e.Q....:X-air~t}:Q_G.~J~- S ~
.E__~ís ªEº~<?,,,.e.I), -~!~I~«~sicJ,f.l¿,..._§~,,grªn~tQ d~a,,-ena.._$n tJ!!,. 1~d.e~ª,gru,_12..q¡Ja_compe.ten ci a.ext.ra:n;
pmndo de multinacionales, lo~_!f!!!ites de. laJ.1;1.v.estigación y,.. ~c;k_m~iado bf?t~m~?~~~estas a ell~¿Deben
,. ~-
♦,, . . . -=r-~..1T.',~--"i-.,..-:t::-----

4
esperar acaso los flÜ)os de.. inversiones extranjeras? ¿Y si és-
~!_os ritmos de~UJl!.qla.ci.ón.. deLCruJHalhubiesen sido exactamente
~j[illl~~_!itado~!:Jnido_!bY~p,¡;.gpa, el crecimiento de la relación tos no llegasen? ¿Y si la búsqueda de ganancias inmediatas
~L-!:ªb,!Jowexplicar~~ 1}._totalidad de la diferencia en la creación de de esos inversionistas internacionales y su miedo al riesgo
S:,.1!!.!2k,QS..(d,t:Dw,l_f:2S:.S iz-u»uil~ent~ deJ. ca_pital.~_rel~J1 <;ªpjtal,;-• provocasen una insostenible inestabilidad?
}E,~IJ~jo). Las tasas de acumulaci.6.QJ!<? 1'!!_er®,Jg1m.k.s.,(gráfica m.2), p.ero
;El v_e:rdadero milagro reall'.?ado...npr los._p_aíses ~~ atr~-
~l~~p..Q.§.,de.camb.ioJécnico.lOSJJ.qe_1:;xpUcanJ0$ pe@es .9.bservados .-.:-_ .~ -~-~ ~~ - -- ~--- 'r';t::;:t'~

%}; m;lt~a_d~c.r~~!ón__Ee emp~2:l· - sados (Europa y Jap(m) despu~s de l~~«::gup.d_~ ~uerra Mun-
-::-.,_ ~ ---- ---- --~-----
¿AMÉRICA CREADORA DE EMPLEOS? 71
70 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?

gial~~js.te.:w_haber sabido recuperar la ventaja, a_pesar _pleo,sm la cris.i§.DQT la ac~!er~:i<?~ d~~


~~ificultaggs,..miel:1.tr..as P1P?'!liªn el e_n:zp~~º· Es!~ é~§ q.~~O,.p.!3.,:fl.igyeJQ9idE4 _(fil_toaas_ arJ_f,.§. Pe__r_p~
~~bí_~~J~ d9_§µi.i:;,a.ción qe apertura ll l~ competen_-_, J pue.-9:.e~.r...:RQL.qu.~ .~Lproblema deJa d~socupacj.Q!!
cia_,~xt~jer~ y de proteccjón de las economías nacionales, .r
1

fue más agudo_@Em:o.pa:.q.u.e. en Estados u:_p.1d~s: p__orqy_e_


~----------~--- -- ~----
~sR2~i_pJ~ por las instituciones monetarias nacionales ,estépaís~o;fw!!q._ so~re la mano_<}.e_f!_brª, año_ tras año, _ m ~
"'~te:i;_IJªfiO!],~les_ J:reapas al terminar la guerra. El Estado =menos que- Europa.
-·- _ ..
,JnterviE_<?~!L~Se
~-.....,~ .......... --- ~
desarrollo m~~ag_t~
~ - ------
sus políticas macro~
económicas e industriales~
A~« •.....-. ~-- .,;;::---- - -
Cl?,••;¡'tJti.,.,.:;,,
tomando
.:-_
directamente
.::::-:::::..~- ,:--
a su car:..
go....seGtQr~J;imdamentales, .fuia:Q<;:iando la investigación y la
.ful;maqQp,!-,__Jfo _S_~_ji:p_p~so ·ni~gl!_rni ~sciplina monetarü;
~~esiv~,W,:iuflación_no fue satanizada. Los resortes nacio-
nales,,,einternacionales de las inversiones se dosificaron me:"
.diant~ ajustes pennaneñi:~s> ; _ ,_:;,·-,;: .c. '

Las lecciones que sugiere esta evocación de la recupera-


ción de la diferencia tecnológica por los europeos son sim-
ples. g_n cuanto a l~ técnica, no~ buen-9 p.er.s.egull:J.o_m,ás,.
~m,damente=p0si-0le,esa .recu.p.era.QiQg,._~ni~ar ~l in~
...!ftlw,en!_aj. produs!!YQ,,@~J.lQ,P,eij._odo de crisis estructural; ~
cuanto~a las pgljticas, es prematuro renunciar -á stis instru-
mentos cuando n ~ ha -terminaao .f~tarea.--
. . . =----=. -- ----:::::-; ~~---~--.:...l.._~,- --~--
-=-
La explicación de la brecha entridos dos espacios eco-
nómicos, dada en este capítulo, contrasta fuertemente con
las tesis del capítulo rv. En éste sosteníamos que la ola de
desocupación de la década 1975-1985 no podía ser impu-
tada a la velocidad del progreso técnico porque ésta había
disminuido mucho desde el comienzo de la crisis. El pleno
~ o anterior se había acomodado a_rj.JJJlQS..d~pr9gr_~
.!!,ll!.C.hQ más sostenidos_,_LQ.Qy_~ra CO!J:~ideramos no es
ya la formación de un desempleo est~ctu~~~ ei lii':9i~!i°
~s_de los añQ.SaaS.,etenta, sino la brecha ~Xi§!~!!t.tl"'ent:r::~ J~,S,tª=.,
...dos Unidos y Europa. La~ -- expJicacjQ_n_~el
- ~ ~ - -f~P--ftrp._en~
qifiere de las oposicione§ entre dixei:sas. zona.s. No hay en
- ~ - __global)
- -"'

eso nada de desconcertante. Ji.o s~:rm,._~desexplicru;.el dese..m-~

~ Capítulo XXI, "Entre dos hegemonías financieras: los 30 gloriosos".


CONTROLAR EL COSTO SALARIAL 73

bienvenida y, por otra parte, fue lograda en ciertos países


para ciertas categorías de trabajadores, pero los asalariados
opusieron resistencia a este cuestionamiento de su nivel de
VI. CONTROLAR EL COSTO SALARIAL, vida. La disminución de las cotizaciones social~a.brm
REFRENAR AL ESTADO PROVIDENCIA flroducido_el.ntlsn.i9 ef~~;;lJ:i;e lit§_.:tª§ªS de ganancia, ~perq
JambiéILen.,.es~s-9 nQ era fácil atacar frontalmente esas
ionqajs!~s ~<?2i~lesJap. sólidamente ancladas en las instit1;1-
~ PLENO em12leo es desfavo:cab.k.a la valorización del ~Ri- &iones;.y_,__t;t]!]a~ costumbres. 1
tal,_pueSctr:ae aparejado ªlzJl.s de J>~tlªp.o_s_y, qiá_s~~l, ,; ]aás gp~_para hacer retroceder el RQder de comprª:t l~s-
Jl.,1t_9e~ªJQ.§_a§_a~ª1:'iíldQ~,.,.~~os CQncilja__do_r,§ m1teJa!? ~ n - ~r>.!"~§1:a_ciones sociales~_en la cris~s-~~ajó para frel!_a_!:_ su
.E!as de los p_atmn.es. Si el costo del trabajo. aumenta~- ~o~-El deterioro de las_condicj911es d~~p_ro,greso tefE..11icp_,
sia,9-9,,_la tasa de ganancia es afectada. Lo mismo sucede si la caída.concomitante de la tasa de gananciE!:Y lg crisis ~t!UF-
!?s t~9-bajos se nieg;n a adaptar;~ a los hor~rios o _a lé!.s_coñ~~ Tu;¡fgu~ dicha-~ida provocó;-fueron seggigps ,por el coY!:_trol,
giciones de tr:~baj2.. La desocueas~-lap~ecariedad-SOJ;&. »JJ_t;_4i~ect~~Q11:LOilJ:4ir~ct__~ dil co~(Q-di]~t[_q_~gjg. 1'.=~_igÍ~
Jas...m.ejQI:es.,garantías=de..esJa dis¡::j_pljpa, tantg st~Laimlari::,t- más simple de mostrarlo consiste en desctjbir elm.o.vimien-
.Q.Q..l,9-...§..,.sufre.ac,om_g_si ~9bre él plant:!.a esa a¡:p.~azª' Una ca- }io.elo~stc> totafme_diQ_fle_HnaJior~ de tra.b_ajo_(elcosto,.s~-
.t¡lcterí~jj,ca"fup_dam~nt.al del capitalisrñ'o consiste en aseg,u- l~ri.l:!.D_para un empleador en Europa y en Estados l.J_n~dc;?s,
r:arse-,permanentemente un grupg de_inclivic;luos sin trab9--jo ~-~yendo todas las cotizaciones. ·
~9-ese9J?~ 1e_ ~1;-:a,_ba.er m_ª~-lo que!~l]'}!lamaba;- ejército¡ La des~ele:ca-ción del c~rp.jento .d.el.cos.to..salariaLen
.1.1Jdustna(]J~~~0!!) . ~esi9.®&!Cé!_sn l.Q§_ gos e~é!-cio.s,.y.:.reflejp bi,ep.
Globalmente. los afuls-ciJJ...~uent~)l=Sesent~se habíaµ el aumentcu!tlQ§.J!idic;~~ de ciesocupació_!l (véanse el cua-
~aracteri zada..p.or..u:a...casi,iw;po e_fO_¡,leQéllle ¡equería-recu- ~ n t e y la gráfica VI.1).
~m;,!:~a.mmigracjQJJ.,....Unida~~!do
-!l,rogresn técuica~"de-los-asalariados habían per- (%) Estados Unidos Europa
miti~aume.n.to,.r~~ª_v_~i:p.ente sostenido de su poder
1965-1974 1975-1984 1965-1974 1975-1984
.-~9uisitiv9~~ ~~ció11,~~~§~g~r~ntías en materia d~
,p:i:@tecci6ru9aci~tl_r~9.,,o_p.ocil!:J~11-t_o gra~t1al de un dere- Tasa de desocupación 4.6 7.7 2.1 6.2
.é90~l !,;:ª~bajp. --
Por es9 és olJJ7_i_~9..u_e la en,o;:mecolade,desocupación q!Je · Tasa de crecimiento del
costo salarial 2.4 1.1 5.1 2.4
-.se--kYantó ~eJ.a,,_~~gunda mitad de los años setenta
en:,tit~ó _~~ª-p_g,_der_p~a Q_~~nca para r~tomar el contr9l NoTA: La crisis_JWJJ:J,itió-romper elat1-me,.n~q,ck[o_§,,..§/!:J!!-_rios.
~------- --
,~Q,~.!_oA2l-4Lab._~~El ~edio-m_á~ di~J1E~l=! los propieta-
[!2~.Y ~?.S !"~Sp_Qgs_ables de las empr~s~s Rar.mjorar su t~a , ,( 1 ;¡;:n.un_~_g,Erancig, el,emph:cule..un.asalaci..a.,dqJleva ob}igatq-

~i~a_:p.a:Q_~{a-e,i;~QQ!_~~r _c_oncesiones de los asalariados.La Jjamente a pagai:...GAÜZ.!!.<;lgnes s0_1:~_@eadan..m:I.~gmjun!9 c!.e


' ~~acipn~(iubilaci,g1.1.¿ ~~_ud, fa_gii_Ea, d_esocupa_c:jón) e!!.._eJ senp de un
reducción pura y simple -del poder de compra habría sido ,· ~st_emª-glgl,.almente-namb.i;(lqg_ 8.§glf:_rjE:._q_<l:_§~cial.
72
74 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?

Como muestra esa gráfica, el costo salarial europeo


sigue siendo un poco inferior al de Estados Unidos, a pe- 20
sar de la diferencia de los ritmos de progreso (en 1960, el
costo medio de una hora de trabajo en los tres países eu- 15
ropeos era 58% del de Estados Unidos; en 2001 represen- 12
taba 92~nto). 10
~tiiaian~1;9 da_una medid~ dcl_~!' adquisiti-
y__o directo..d8--lG-c;; asa!ari,ag,os1_,P.2F dife,:i;:~ntf?_~J.:~~Q_ne~_ lJ:!ªu-
-:1960-2005 •...• :1960-2001
~ a c i o p e s socialf:_sjpMfil!as) _y no las prestaciones 6 -l--- ,...--.--19,--7-5--.---19Ta-5-.---1'99-5--.--::2-:,:00~5
ír.,ecibidas~; comocl costo es yistq_ des_de el punJo,.ge_ y_!s~a 1955
del emcleador, }a c,orrecció~,.R9r__el ~g:gsl_~Lauro~to_c].e - - Estados Unidos
----········ Europa
~ i:u;s:cios.es..,hecha p,or el índic~ej.o,~pr:e,~ios 9e la P!"C?-
gucci(¡n total en lugar del de 1~ :erecio¿_ d~)~s_ b~nes com- GRÁFICA VI.!. Costo de una hora de trabajo (dólares de 1995
prados por los as~lariados; se trata de un costo horario, por hora): Europa y Estados Unidos.
Europa: Alemania, Francia y Reino Unido. Conjunto de las empresas_.
,mientras la duración del fü_~Os~~Ji~~Ei~~Ellt-9tai~ la,. Esg_s__.v,glQl~_~on corr..§;ido,s,pm)a,j,nflacióny_ expresados en un~
gis_minución del Ji;two de crecimiento de lQ.s poderes adqui- dad comú7J,dg.12.o,de~ d<;. con:,12m,C.~ando.,tasqs,Jf.g..campio_de-1!gpdt14
sitivos fue aún w.ax,or d; lo 9~.§.-~l~ gráfica VI.L · = de Pode! de_Cf.lmIJ.xa. _p_¡,c) ._Jo_q~§JJ,ermite_cQmJ1.arar_11sH,elaw1m~
Es por otra parte evidente que la población de asalaria- [itm9~4f,~§U/;Q_fipp tamJ?i1~~~q[~~-
dos es muy heterogénea y las diferencias son aún más fuer-
tes en Estados Unidos que en Francia. Existe en Estados
Unidos una categoría de trabajadores en la producción (que
representan un poco más de 80% del total de los emplea- 600
dos) y una serie que describe los ingresos semanales de esos
trabajadores (teniendo en cuenta, por consiguiente, su 550

duración trabajando). La gráfica VI.2 reproduce su perfil.J.a


500
trapsfm:~(>n ,.ql,M:!,,,S~pmduj9.,,a_~QJP-i~nzC>2_"' de los años
~tenta1 am2lia!i~c,,qc;he:Qj~~~sil!!Presionante. Los in- 450
~~~~ales cle.WJ,.,trabajador en lq_p;rgdu~ci"~e_x0,QS.
años uoventa vahdemn a su nivel de mediados de los años
400
~incuenta. A pesar de u~ii;;.o-;-~~ los años recien-
tes, en 2005 se sitúan 17% por debajo de su máximo de
1972. j E~u_I) ,P, ar.a:v.illoso..ejemplo.. de-.lo~que..sigrü~- 35o-l---,-~ ---,---,-.9,-60-.---1-,91_0_-r-_1'9a_o_r--_19T9-o--,--20To-o-.-
950
J,pJ.lar_elJ;Qst12_$.J!..Larial !
,Son las c,;;otiza.cianes s9ciale~ ¼ .n.01:,.~sia_ui~12.!.~)~ GRAFicA vi.2. Ingresos semanales de un trabajador en la producción
J>restaciones que efü~s firuw.ci..~t.w,,~_fu_m:u~ia,..lw!, (dólares de 2000): Estados Unidos
76 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? CONTROLAR T.L COSTO SALARIAL 77

s,id.QilietQ.....de las más amargas quejas d_ej¡:¡._parttt.2atronal. baja. Cuando ese costo tendía a subir3 se modificaba la legis-
Aquí nos limitaremos al caso de ese país, pues 1;;-ciifu:_ lación para evitar que se inflase. Corno los salarios crecían,
rencias entre los sistemas de protección complicarían el aunque a un ritmo desacelerado, de eso resultó un deterio-
análisis.
ro relativo de la situación de los desempleados en compara-
J\;'.Iientr.as,se mantuvieron el crecimiento ~.Q,onómicQ y.Ji ción con los empleados .
.~umgnto_@J...§_ªlarjo hasta rnediaqo_s de los años se_te!),tal as ._!'o_r lo_derná~a_ID}-IY s~11,cill,9 12e~füir la .din:mTica ~~­
..~ªGi..ones~0ubilacione~.L s~nid~d, familia, desocupació!!) neral,.ge lq~~~s_t9s_Y,..9-E;Jos,ingr~~-.L~.'!2,~~J?.1i"!~PªJ.5!.e 1-ª,S
,l?.!!.gj.eron ay,i;:p.sm,t¡:¡.:i;:...,xeguJarmente sin plantear grandes pro- ~tizacion.~s.o~~a mll$9_¿q[qti~l~l.s:.2~tQ..1Qt.al@l..Jrab~.i9-'~
.l?k:mas~ En 1960 representaban un monto cercano a 11 % de ~~~~t.ó. su1-;s;;: g~crecirn_~_n!c:>. Desde 1959 ha~ta 197~,
la producción total francesa. Esta proporción crecía lenta- la tasa de crecimiento anual media de la masa salanal babia
mente (15% en 1974), traduciendo así el aumento propio de sido 6.6%; ¡desde 1974 sólo llegó, en promedio, a 1.8%! ~
los gastos en salud y el envejecimiento de la población. Esas te aesta desaceleración brutal de los i11g_@~Q.S~qs, es
e;voluciones atestiguaban una sociedad en progreso, que se fác;;j]ment~ irna_ginl!,_bk, tendían Il),ás bien a s~guk_a!l_lilJ;W-
cuidaba mejor y cuya esperanza de vida se alargaba. El con- ~ndo. 4d~.Jie !a_i11d~IJ.1~11.µe cksemplea,..cl..n_1J,_rp.e-
junto de las cotizaciones sociales, salariales y patronales, J:Q-Cle,Jubilados.__s~g__l!ía¿!_!].~a_!!p~nJo (i?or la re_<!~~~ .c:Jsh
necesarias para financiar los gastos, se había estabilizado a ,edad :gara lªj!:!,bilació~~J cre9imiento_d,~1f:L~~l?~~de
comienzos de los años setenta un poco más allá de 42% del yida) a un ~--y~r1g_~Q~ in~~ ref9_:i;za-=do por los :neyision~-
salario efectivamente percibido por los asalariados o, si se tos anticip.aA,os 9..ue intentaban reducir el número de des_:
prefiere, esas cotizaciones representaban algo más de 29% ...~Cm)~doi, Ei-sis~e saí'i:icrfullcionaba con una dinámi-
del costo salarial total. 2 ca interna propia, impulsada por la evolución de los modos
~jJJS.tó.,eL.equilibcio entre ga§t~ de consumo y por el progreso de )as técnicas rnédicas. 5 L3l~
• e ing~,sos,..,sJ..1J;p.ag<j.Q a 2-~~C:Jt!!!c;?J~s__relacio~~s!,q,~ dificultade~~r~prowca9ª? Q.Of _La fc:>ré::~~~!~:1-=~D:~-el_,.
.son la....d~$.ACUp_a~11,,_y=1~~!!QQ J_q_s_jugr:eso.s_(q_u~ ~~§g,_q~e,)11-ª~c?..ªJ.ª--Jj_~! -~~rp.o c~:m~_ec~~~~a
~ s . . c o ~ a s _ & e,~~ Lsl,.d~saceleración de los _g_rjsis~-ª-9ID~~"'d.~Q~astos-s.ociale~.
.fil!I]leI1.tos..d~l-.salaciQ_y_~e_l_§I!1Pleo creó u~roblerna inédito Para detener el avance_ de las prestaciones fue necesari_o
fr..s:!!teagastos.,m;r~ttª'd9~PQr¿g_propfa dÚ1á-;Tiica. ~-= ejer~~unafuerte y_c.onsJ:a.nte presión. La gráfica VI.3 descri-
~ SQt:p~u.d~~!!J.QS a nadi~aJii;;map.do,qg_e...lQ.s_g~tQs en be las tasas de crecimiento de las prestaciones totales y de
f_On~~m~~9J?,!1 pQr.Jª de.s.ocupªció,n ªl!rnenta- la masa salarial. ~~ rn.u.x_]?~n la b~ja <::ons!ánte dg {lmbosl,
J:Ol!.l!lU,C,ho,.,en-la..o;i~,--P~J:P.,también fueron objet¿-de {;.n_
3 En particular, a comienzos de los años ochenta y noventa.
.JliggrQsn~con.trol._En euros constantes, el costo medio de
4 UI1.aJl:~i;~ión..de.Jas.,prestacione&soc;i;1l¡;~,11~á financiada por las
un desocupado fluctuó sensiblemente desde los años sesen- cot,izic.ion~s._ 14% en 1999.
ta, pero sin que se esboce una tendencia neta al alza o a la ,,..... s El hecho de que el relativo bienestar resultante de la prosperidad de
2 las primeras décadas de la posguerra haya permitido cierto despilfarro y
Un asalariado que cobraba 100 costaba 142. Las cotizaciones repre- desorden es algo que no intentaremos discutir aquí, pero habría que relati-
sentaban entonces 42% de lo que recibía el asalariado y 29% del total (de vizar esos pretendidos excesos comparándolos con los que permiten otro
142) pagado por el empleador.
tipo de consumo (automóvil, vestuario ... ).
78 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? 14
12
<;l~.m-~~ra__gJo bfl.®_ente<C"b:_ª-stª--:q,t~ PJ:füi.lela: la fles~<;:~1~-
10
.ció.n-.del~pFogreso delas prestaciones soci.§llesJue U:Q._a reali-
~ Pero, como lo revela la figura, esa desaceleración fue un 8
poco menos rápida, en particular entre 1975 y 1986, que la de 6 \
la masa salarial. Es fácil concebir la consecuencia de esa 4 \i\
V \,'"'•.,......_\
diferencia. 1ª-~ p_r~tac;io_J!eS Yt_Pqr, cc:m.sig!l.i.ente,Jas_cotiz~~ 2 ,...... "' ,l
go_qes neces~rias para cubrirlas crecieron más rápido que ___________
... ;::;;,,,1---v/··/
;
~ ~ C Í Q . ] J . yJQ~tsalarioª durante una decena de año~ o
-2
El retraso que describe la gráfica VI.3 parece moderado, 1960-2005
pero su efecto acumulado durante diez años fue considera- -4 1985 1995 2005
1965 1975
ble. El lento aumento del peso de las cotizaciones y presta- - - prestaciones sociales
ciones fue remplazado por un avance muy sensible. El •·••••···••• masa salarial
coc¡ente entre las prestaciones y la producción nacional dio GRAFicA VI.3. Tasa de crecimiento de las prestaciones sociales
un salto hacia arriba de casi 5.5% entre 1974 y 1982. Des- y de la masa salarial(%): Francia.
pués se recuperaron los ritmos anteriores. La desaceleración Los componentes de las prestaciones son: jubilaciones, sanidad,
del crecimiento de la masa salarial fue tan pronunciado que, familia, desocupación.
entre 1974 y 19891 a pesar de que los gastos se frenaron, las
cotizaciones pasaron de 43% a 67% del salario directamen-
te cobrado y ese porcentaje permaneció aproximadamente
constante hasta 1997, cuando se realizó una corrección sig-
nificativa a la baja (gráfica vr.4).
a2,91J2,.,t.ant9.J¡:ngort~..no.igyertir)os términos ds 70
~~s_:fü;,o,,q_q.~~cP-@deJJ,acer sobre el excesivo creciµite;n-

Á
65
,to de ~as S9&~!-™_xJgs,,gastos-~.Qciales~- l~_crisis ~ª!1-~
Jm _i:_aj~~ión ~on la pr<:>~1:1cción como en relación con el .&.ª-19;- 60
rj.Q.. No es eLp.t.Ogt.eSO-deshocadQ...de..lo~ast~~gg,zj~_§jg
.gue creó,UD, i:itWQ .i11§.2§.ffi~..,_~.,mgmwJi~~<:>-~~- 55
..:ci.al total. partic;.ularm~e,.,fill..:f_,rn:ll..ciar=P-Qr.9Ue el ª~-TI;!~º
50
~alatial,,.dll;e.Q:_Q,,S.il}~~_<~!Q,.~clmiv~!!lt:Jer;i-
J;Q¡,_l~w;:~~<m&~¿t2=-~~1PEJ.l.J29L-1~~. .l.1-1:l~§,._.co!A~.~g,~s 45
~IJ.1ªP.,ha.c.~~~-ª-ainver~~__g_esaceJe_ra~;
~~f.~4.~.§1Ul/Me.rlf:,,qj,2Ji fue sólo_U1J.JfOCo r¡J§JJ.~)Y..ª-fl~ 40J.----.--.---,---,-----:-::c---r---:::i;:-;:---,-
1955 1975 1985 1995
¡dd.~/m;:iQ,d_ir,:ect~,ª~~l!!..&l~!:.C?E.~~~-
¿Cuál fue el impacto de esta recuperación del control de GRAFicA VI.4.Cociente entre las cotizaciones sociales (patronales
y salariales) y el salario neto (%): Francia
la dinámica del costo salarial? Con un co®.,,salariaL~)
80 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?

/ .cre~f~ .E.IJIX, lentamente,.J.as..ernp:r;esas...yJas finanzas r~se:QLs.


XP!!_~!:1ra §.Cm.is_IQ.a~elJ~~neficio s.;a~i ímegro de las ganan-
( ,c1~..§_realizadas gr_é!.~ias ~P-rQgre..s.ct té.cnico, qu~ Qrimer~-¡;;
~\i muy_.Jentoaen l~ cris~s y cl~~P!d~~ s~rea~g~9_. _L~ 2aia de.m VII. LA DESOCUPACIÓN,
' ~t&..~a,,cl~~nanc1a-se mter;r;umpw__y comenz~ a d~r_se cierj:-9 ¿UNA FATALIDAD HISTÓRICA?
\
,,i,a,um~q.,,_de_la_r~ntabilidad.
~ -- El aumento de la_cuota
---- de las
.....
\ 1 .g~~~~sJ.as _q~sew11eñó un papel importante en Europa :t,.
\"~sta~!!!!!~os, a pesar del estancamiento de la productiv!; SIEMPRE es fácil declarar a posteriori que las cosas habrían
i:Jad (gráficas 1v.2 y rv.3). podido ser mejores cuando no han sido lo que se habría de-
seado, pero reescribir la historia es un.ejercicio difícil. Sin
embargo, no es posible justificar retrospectivamente todas
las prácticas y las conductas. ¿Es ridículo suponer que la
desocupación habría podido evitarse o que su duración
pudo haberse abreviado?
La tesis que sostendremos en este capítulo es que la ola
de desocupación de los años setenta y ochenta no se debió a
ninguna fatalidad histórica. La dificultad no era principal-
mente de tipo técnico sino político. El desempleo golpeó
nuestras economías en las proporciones y con la duración
que conocemos porque los objetivos políticos proclamados
no eran verdaderamente la lucha contra el desempleo, con-
trariamente a lo que se decía en todas las declaraciones.
Ningún país pudo reorientar esa dinámica porque las políti-
cas neoliberales se impusieron y se generalizaron por la
mundialización neoliberal del capital. Había que esté}r en el
movimiento según esas reglas, so pena de ser excluido del
mismo: ¡no había ya ninguna tercera vía!
En primer lugar, las cifras militan en pro del rechazo de
la tesis de la fatalidad de la desocupación. ¿ Cuál era la
amplitud del problema? La desocupación europea en el
periodo 1975-1995, es decir, durante una veintena de años,
correspondió a una falta de crecimiento del empleo de sola-
mente 0.5% anual. En otras palabras, si la tasa de crecimiento
· anual medio del empleo hubiese sido superior en medio
punto a lo que fue durante esos años, no habría habido des-
81
/

82 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? 10

ocupación masiva en Europa. 1 Antes de adentrarnos en los 9


detalles de esta aritmética del empleo, sería bueno recordar 8
las grandes líneas del proceso de formación de la ola de des- 7
empleo. 6
Si Europa y Estados Unidos sufrieron una desacelera- 5
ción comparable de la acumulación en la crisis estructural, 4

el problema del empleo no se planteaba en ellos en los mis- 3


mos términos. Lo hemos mostrado en el capítulo v, Estados 2
Unidos crea más empleos y eso de manera bastante conti-
nua desde la segunda Guerra Mundial, debido a que el rit- o
1965 1975 1985 1995 2005
mo del progreso técnico se reduce. Enfrentar un debilita-
miento de la acumulación en Europa era una tarea de otra GRAFicA vn.1. Tasa de desocupación y su tendencia (%): Europa.
. envergadura. Por otra parte, la ola de desocupación se redu- Europa: Alemania, Francia y Reino Unido.
jo más fácilmente en Estados Unidos.
La curva de la gráfica vn.1 recuerda los grandes rasgos
de la formación de la desocupación en Europa, siempre re-
ducida a tres países, a partir del indicador más corriente-
mente utilizado (recuadro vir.1). Tomando los datos en
primer grado, de manera puramente descriptiva, se puede
decir lo siguiente: hasta principios de los años setenta, el
índice de desocupación osciló entre 1 y 2%. A partir de
1975 se elevó bruscamente para culminar una primera vez
10
en 1985 en 9.5%. Entre 1985 y 1990 comenzó una reduc-
9
ción muy significativa, pero la misma fue transitoria y el
8
récord de 1985 casi fue alcanzado en 1993. La cresta de la
ola tuvo lugar entonces en el periodo 1975-1985, que fue 7

un decenio siniestro. Desde entonces, la tasa de desocupa- 6

ción parece oscilar alrededor de 7 o 9%. Diez años de for- 5


mación de la ola de desempleo y 20 años de perpetuación 4

dela misma. 3
2
1
Una tasa de crecimiento del empleo superior en 0.5% a lo que fue,
1960-2005
habría creado en 20 años, si nada de lo demás hubiese cambiado, un o
empleo superior en cerca de 10% al que fue al final del periodo (la tasa de 1965 1975 1985 1995 2005
crecimiento en 20 años es aproximadamente obtenida por: 0.5% x 20 =
10 por ciento). GRAFICA vu.2. Mismas variables: Estados Unidos
84 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? LA DESOCUPACIÓN, ¿UNA FATALIDAD HISTÓRICA? 85

Vll.1. LA MEDIDA DEL DESEMPLEO

La definición y la medida de la desocupación siguen siendo un rom- La situación del empleo en Francia puede ser aprehendida igual-
pecabezas, y un simple indicador de la desocupación no basta para mente con ayuda de otros indicadores más o menos ligados a la enu-
caracterizar la situación del empleo en un país.ª Existe una batería de meración anterior. El porcentaje de franceses en edad de trabajar,
siete indicadores oficiales que permiten ciertas comparaciones. Van efectivamente empleados, se redujo desde 1975 de cerca de 65% a
desde la estimación de un núcleo duro, el de los desocupados de lar- 60%; el índice de inactividad de los hombres de 55 a 65 años aumen-
ga duración (de más de 13 semanas) hasta medidas amplias que cen- tó, en el mismo periodo, de 30 a casi 60%; el porcentaje del empleo
san los trabajadores desalentados y la mitad de las personas emplea- en las empresas de trabajo interino pasó de 3 a 14%; etcétera.
das en tiempo parcial. La gráfica v11.1 muestra uno de esos índices, el Se comprende fácilmente a cuáles manipulas:ione;; puede servir
que es de uso corriente: el cociente entre el número de personas sin de coartada esta complejidad. La reducción del índice oficial de des-
empleo, dispuestas a trabajar y en busca de un empleo (en las cuatro ocupación en Reino Unido desde hace algunos años deja más bien
semana;; anteriores a la encuesta), y la población activa civil (emplea- perplejos a los especialistas;' mediante constantes modificaciones de
da o desocupada). Los diferentes indicadores evolucionan de manera la numeración ya sólo son censados los desocupados indemnizados
paralela y las medidas oficiales siguen siendo generalmente signifi- (el derecho a cobrar dicha indemnización vence al cabo de seis meses
cativas de las evoluciones temporales. en lugar de 12); entre 1992 y 1996, en las cuatro décadas anteriores a
Esos indicadores no dan, sin embargo, sino una visión restringida. la elaboración del informe, más de 40% de los empleos creados en
de la situación del empleo.b Por ejemplo, en 1996, la desocupación ese país han sido de tiempo parcial (en lugar de 15% en Francia).
en Francia afectaba a 3 millones de personas, según la definición de
ª Cerc-Association, Chiffrer le Chómage, Les dossiers de Cerc-Association, núm. 1, 1997.
la 01T, más 350 000 demandantes de empleo en formación. Si se agre- b Comisariado General del Plan, Chómage, /e cas frani;ais, La Documentation Fran-
gan las personas obligadas a trabajar un tiempo reducido y que ~aise, París, 1997.
0 "Cuando Margaret Thatcher ganó su primera elección en 1979, Reino Unido tenía
deseaban trabajar más, se llega a 5 millones. Medio millón no pue-
1.3 millones de desocupados oficiales. Si el método de cálculo no hubiese cambiado,
den encontrar trabajo o se declaran desilusionadas, lo cual hace un
actualmente habría un poco más de 3 millones. Un informe de la Midlands Bank estima-
to~al de 5.5 millones. Si se tiene en cuenta las jubilaciones anticipa- ba incluso su número en 4 millones, o sea 14% de la población activa -más que en Fran-
das, que es difícil saber si son impuestas o deliberadas, se llega a 6.7 cia o en Alemania-" {S. Milne, "Comment Londres manipule les statistiques", le
millones de personas afectadas. Monde Diplomatique, mayo de 1997).

La línea punteada indica la tendencia general de esa A pesar del aumento de la desocupación estructural al
evolución, la componente estructural del desempleo. Las entrar en la crisis, que es común a ambas zonas, los perfiles
fluctuaciones en tomo a esta tendencia dibujan lo que se ha que se observan son sensiblemente diferentes. La amplitud
decidido llamar su movimiento coyuntural, que sigue las fluc- del aumento de la ola de desocupación estructural fue
tuaciones de la actividad (las alzas de la producción en los menor en Estados Unidos (gráfica VII.2). Se alcanzaron índi-
sobrecalentamientos y las bajas en las recesiones se tradu- ces superiores a 9.5% pero de manera efímera (en la parte
cen simétricamente mediante altas y bajas de los índices de más baja de la recesión de 1982) y partiendo de valores ini-
desocupación). ciales elevados de 5 por ciento.
86 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? LA DESOCUPACIÓN, ¿UNA FATALIDAD HISTÓRICA? 87

Esas distancias remiten a diferencias fundamentales servar la situación del empleo la tasa de crecimiento de las
cuya naturaleza no es la misma para la tendencia (desocu- economías europeas habría debido aumentar en compara-
pación estructural) o las fluctuaciones (desocupación co- ción con el periodo anterior, o no habría debido caer en la
yuntural). El que la ola estructural haya sido mucho mayor crisis. Lo que está a discusión es la amplitud de la dismi-
en Europa que en Estados Unidos se explica, lo hemos di- nución: en lugar de bajar de 3.8% a 2.4% por año, es decir,
cho ya, por los ritmos de crecimiento del empleo completa- 1.4 punto, solamente debió caer 0.9 punto. Lo que se ne-
mente diferentes entre los dos espacios: un estancamiento o cesitaba no era un milagro, sino algo un poquito mejor o
un decrecimiento, por un lado, y un crecimiento sostenido algo menos peor.
por el otro. Esas propiedades dependen de las velocidades La sensibilidad del empleo al ritmo del crecimiento está
del progreso técnico, mucho más rápido en Europa. La fle- muy bien demostrada por los dos eph¡odios de recupera-
xibilidad no tiene ningún papel. A la inversa, la componente ción algo duradera que pudimos observar. La recuperación
coyuntural de la desocupación es más amplia en Estados del crecimiento que se esbozó a fines de los años ochenta,
Unidos, pues el empleo responde allí más vigorosamente a aunque si todavía seguía siendo mediocre en relación con
las fluctuaciones de la actividad. En otras palabras, los em- los años sesenta, nos provee una primera ilustración. Tasas
pleadores estadunidenses contratan en los periodos de fuer-
te actividad y despiden en las recesiones, con tasas muy su- 7
periores a las dé Europa. Se trata realmente de flexibilidad. 6
En lo sucesivo nos interesaremos por la componente
estructural de la desocupación en Europa. La apreciación de 5

la verosimilitud de otra estrategia que ahorre la desocupa- 4


ción gira por completo en torno al medio punto de creci-
3
miento del empleo mencionado al comienzo de este capítu-
lo: el aumento del crecimiento del empleo en 0.5% por año
..·•.
2 ...........
que habría sido necesario para evitar el desempleo. ¿Es de-
masiado? ¿Estaba fuera del alcance? Para responder a esas - :1947-2005 •••• :1947-2004
preguntas es necesario comparar esa cifra con la del creci- o-l--~~----.---,--.--r----r----.---.---,------,--r-
1990 2000
1950 1960 1970 1980
miento económico y con el ritmo del progreso técnico.
- Estados Unidos
El desempleo es imputable, en primer lugar, a la insufi- --·········· Europa
ciencia del crecimiento. Para los tres países europeos la
tasa de crecimiento anual fue 3.8% entre 1960 y 1970, o sea Tasa de crecimiento de la producción (%):
GRÁFICA vrr.3.
Europa y Estados Unidos.
antes de la crisis; desde 1975, se ha reducido a 2.4% (gráfica
Europa: Alemania, Francia y Reino Unido.
VII.3). Ahí reside todo: ¡para preservar el empleo hubiera Esta gráfica da una imagen del crecimiento cercana a la de la gráfica
sido necesario que no cayese sino a 2.4% más 0.5%, o sea, u1.2, que describía la tasa de crecimiento del stock de capital fijo
2.9%! Esperamos que se comprenda bien el sentido de este (tasa de acumulación). La serie ha sido un poco alisada para hacer
argumento. No afirmamos que para que se pudiera pre- abstracción de las fluctuaciones de corto plaza.
88 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? LA DESOCUPACIÓN, ¿UNA FATALIDAD HISTÓRICA? 89
de crecimiento comparativamente elevadas se registraron a rio, 0.2% de reducción del crecimiento de la mecanización
fines de los años ochenta: el efecto de esta mejoría sobre el y 0.1 % de reducción del tiempo de trabajo!
empleo no se hizo esperar. Para darse cuenta basta recurrir ¿Por qué no era tan simple? Primeramente, hay que in-
a la gráfica vn.1. El retroceso de la desocupación en Europa terrogarse sobre la independencia de esos procesos. Si, por
durante esos años, que fue efímero como la reanudación ejemplo, aumentando el ritmo del crecimiento se acelerase
del crecimiento que lo causó, es manifiesto. El segundo epi- necesariamente el del cambio técnico (o recíprocamente),
sodio para retomar el crecimiento, en la segunda mitad de sería más difícil actuar positivamente sobre el empleo. Lo
los años noventa, es un poco más débil. Se podrá observar que se ganase de una parte se perdería parcialmente de la
sin embargo la disminución de la tasa de desempleo en la otra. De igual modo, un progreso técnico más lento habría
gráfica VJI.l. La misma relación entre crecimiento y empleo podido reforzar la intensidad de la crisis y dañar el creci-
es siempre evidente, pero esta baja sigue siendo limitada. miento y, por lo tanto, el empleo!
Este razonamiento considera dado el ritmo del cambio Pero no fue de esa manera que se planteó el problema.
• técnico y no discute la rapidez de la reducción de la brecha Hasta los años setenta Europa impulsó de frente el progresó
tecnológica con Estados Unidos por parte de Europa. Para técnico y el crecimiento a ritmos muy sostenidos. Lo hizo
apreciar esos efectos hay que retomar aquí la discusión del mediante un conjunto de instituciones y de políticas que le
capítulo v. La relación capital-trabajo, que mide la mecani- aseguraron cierta protección y una autonomía relativa. La
zación, creció muy rápidamente en Europa entre 1960 y continuación del esfuerzo por alcanzar a Estados Unidos a
1974, a una tasa media de más de 6% anual (gráfica v.1). El partir de los años ochenta se realizó en condiciones profun-
progreso de la mecartización perdió mucha velocidad en la damente diferentes. Hubo que adecuarse a una fuerte pre-
crisis: los 6% precedentes cedieron su lugar a una tasa de sión externa (resultante de la tasa de cambio menos ventajo-
2.1% desde 1974. Para proteger el empleo, si todo lo demás sa) y a una política rigurosa que privilegiaba la lucha contra
se hubiese mantenido igual, habría bastado que el ritmo de la inflación, en el seno del mundo neoliberal. Ese dispositi-
la mecanización se redujera un poco más, hasta 1.6% en lu- vo era conocido antaño por el nombre ventajoso de desinfla-
gar de 2.1 %, es decir, a una tasa aún más elevada que en Es- ción competitiva.
tados Unidos (donde, en promedio, desde 1974 llegó a 1.2%). Desinflación, ciertamente lo era, pero, ¿por qué compe-
Eso equivalía a diferir un poco el hecho de alcanzarlo, pero, titiva? Algunos vieron en esas políticas una tentativa de eli-
¿qué tan importantes eran unos años de más o de menos? minar las empresas atrasadas. La idea general era que las
Entre la producción y el empleo no solamente está la políticas restrictivas podrían imponer una presión sobre
técnica sino también la duración del trabajo. En el curso las economías europea tendiente a eliminar los sectores ob-
del periodo considerado disminuyó constantemente. Tam- soletos, y no dejarían otra salida que la modernización.
bién en eso se podría haber hecho más. Esta política, tal como fue llevada a cabo, tuvo dos conse-
Crecimiento, cambio técnico, duración del trabajo: las cuencias negativas sobre el empleo: la disminución del rit-
acciones posibles sobre esas variables no se excluían pero, a mo de crecimiento y un progreso técnico sostenido (aunque
la inversa, podían combinarse. ¡Se puede mezclar, por ejem- más lento que anteriormente). Las opciones políticas he-
plo, el siguiente cocktail: 0.2% de crecimiento suplementa- chas en la crisis iban doblemente en el sentido del aumento
90 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO?

de la desocupación. Europa no fue víctima de una alternati-


va entre crecimiento y progreso técnico que obligase a per-
der en por lo menos un campo desde el punto de vista del
empleo. Las dos evoluciones empujaron en la misma direc- VIII. ¿NUEVO CRECIMIENTO, FIN DE UNA
ción: el empleo perdió en ambos planos. TRAYECTORIA AL MODO DE MARX
. Existen muchas otras razones que aumentan la dificul- Y SALIDA DE LA CRISIS?
tad de reabsorción del desempleo. La reinserción es difícil
para los desocupados de larga duración si todavía no aban-
donaron la esperanza de trabajar. Después de tantos años ¿HA SALIDO acaso el capitalismo de la crisis estructural que
hay que preguntarse también sobre la adecuación de los comenzó en los años setenta? ¿A pesar de eventuales rece-
desempleados a las calificaciones requeridas para un even- siones, los países centrales, excluyendo a Japón, han entra-
tual nuevo impulso a la acumulación, teniendo en cuenta do desde hace algunos años en una fase de crecimiento
los.cambios técnicos. Esta explicación a menudo se plantea sobre la ·cual Estados Unidos tendría dada una demostra-
en relación con las dificultades que encuentran algunas em- ción magistral durante los noventa, y de la cual sería la lo-
presas para contratar cierto tipo de personal. Parece confir- comotora como se lee a veces? ¿Resultados inigualados?
mada por el carácter selectivo de las contrataciones en las ¿Una nueva economía? ¿Qué sucede con el progreso técnico,
fases de recuperacíón económica: los trabajadores más cali- con los salarios, con la desocupación? Los capítulos ante-
ficados son los primeros que se benefician al mejorar la riores ya revelaron ciertos aspectos de este vigor recupera-
situación del empleo. Esta inadecuación de las competen- do hasta fines de los noventa. Trataremos ahora de reunir
cias -o de las exigencias de las empresas y de las remune- esos elementos dispersos y de completarlos.
raciones- ¿condena a la desocupación perpetua o a la ex- ¿Qué decir del crecimiento de la producción y del creci-
clusión a ciertas fracciones de la fuerza de trabajo? No se miento de las existencias de capital? Ya tuvimos ocasión de
puede interpretar de este modo la continuación del desem- comparar a este respecto los tres países europeos con Es-
. pleo en un país como Francia, por lo menos al nivel al que tados Unidos. La expresión "30 gloriosos" refleja bien, en lo
ese país ha llegado. Cualquiera que sea la severidad del jui- que respecta a Europa, la especificidad de los primeros de-
cio que se haga sobre las últimas décadas, el porvenir del cenios que siguieron a la segunda Guerra Mundial hasta
empleo en ese país es ya tributa:r;io de las perspectivas de mediados de los años setenta, particularmente en cuanto al
crecimiento. Europa ¿ha salido ya, sí o no, de la crisis es- crecimiento (gráfica vrr.3). Incluso J.9- recu_p~!:,ªción de la -~c-:;
tructural? Teniendo en cuenta la carencia de motivación .t.iYicl4d_~ fin~J9.A ajios ~he;f;1ía¿;-un"a.J>ob~gyra,si
política para reabsorber la desocupación o la imposibilidad MJa_C..QP.ll>.§l.[a:..conl9$ccaños.Gincuenta y se~e1:_~"" La figura
de las vías nacionales, ésta es la cuestión. citada recuerda que el crecimiento fué-muchó más modera-
do en Estados Unidos que en Europa durante las primeras
décadas de la posguerra. El_hecho. nuevo ~_J~q);!e
.Estad..os_lJp.id~f~~~_e_}'.~ 5Lesde los afi_Qs_p_c_b.@~
c:i,:e~CW¼:rr!:9 un.12gco Sl!peri~.res aJ~~~~P~º
91
¿NUEVO CRECIMIENTO, FIN DE UNA TRAYECTORIA? 93
Vlll.1. LAS FLUCTUACIONES DEL CRECIMIENTO DESDE 1975
(comentario a las gráficas v111.1 y v111.2) ~rante los años..novep.J,.!:· Así, c..o.n.tra_dament~,a.B~QPªz
~ados _]nidos pudo ca§i.r.e~J>-~!eL&J.l.U~.~~~-ªntenores a
El crecimiento no es regular ni en Francia ni en Estados Uni- la crisis.
dos. l~ obs.erva. un prim~r juego de fluctuaciones bas:@!!!e Las gráficas vm.1 y vm.2 nos dan los materiales para una
~p!!~y.J_eJ:!té!S,. sug_!:!.rldo. por las líneas punteadas: una.~e- comparación más fina entre Francia y Estados Unidos so-
~g_e.de_s:ic/o de crecimientg, El térmiriq QCW...fl2 _l'lOS ~ bre la base de datos trimestrales. Ellas describen las tasas
~ s o s movif'Yl~C!!?en pero no se repiteruon de crecimiento de la producción desde mediados de los años
~_.eeri,odlf~~dA~da. setenta hasta 2006, relacionando la producción de cada tri-
Tu,alhlén-seven--impulsos.Le..curr_entes de crecimLento más mestre con la del mismo trimestre del año precedente (o sea
~-LJ.Q.b.re...toJ!o brutales detenciones del crecimiento. con un ritmo anual).
~ndo, en tales pérdida~e_locid~ad, lé~ t_él~a de_qe~i_l!li<~m~ Las dos economías son constanteme.nte_an:astradas_a
~ n a negativa, e__uf.~cir, cu~.r::ic:19 la producción dismi~ye ... fl.uctu~--;~ (recuadro vm.1)..,____________
~~
Pero_lo~qt,1e nos !_Il!eresa aquí
'"

efestivamente_@ l!Jgar~dacre.cer men_ill)1.2E:?Yl!~de hablar de c~s~bJ;e-tecfo-e] nj_yel gen<:;~_en~tOID() ª~-u~~~ desarrollan


recesio~es,._comoJ.as...de_ 197...9., 1982 y 1992 o 1993. es-~g~iPJJ.~~El nivel medio ~e 2.0% por año, ~~e pre-
Las dos categorías de fluctuaciones son comunes a los dos valece en Francia desde 1976, es ba¡o a la vez en relac10n con
países, bastante bien sincronizadas, con algunas diferencias en los años anteriores a 1975 (una tasa de 5.1 desde 1952 hasta

-
el tiempo y excepciones. La_s:oncomitancia de los movimien:tps
~g_e:fir:ie.un~r,iQ.c:!i~ª-ción simple. Un primer .Efilio-
..29 se_9:1rac:t_e..riza~p.or YD cre_9Ell~nto sost~nid9~después...deJa
1974) y en relación con Estados Unidos, que creció 3.1% en
promedio en ese mismo periodo .
¿Milagro o espejismo estadunidense? C..9g_f.9ITI'!~ a lo
.r~esiórw:le 1975_y..basta,cerca.da.l98.0.,~a.tª~i!.Q~ 9~oa,Qf!ª-y_~ equ<=: _se.ha.obser:v:ado~wfts arriba, se ve en la gráfica vm.2 .9..u~
_b.abía..ca.(dq;J~~.P.oliti~a~!<eyne~tflna:u:l~.ARºYº a la actividad ~stados Unidos logró, a mediado~ _de}~? añc)~_:g.Qyentay
.ea.aJla.!Lya~e_n acción; la inflación era
- ~-=-a-"-~ -~-~~.----.... ..._
alta.
-
~
L; recefil.ón~-¿~·-;g]g
~ ~~--~
antes de la recesión de 2000, su tasa d~_crecimiento _!Iledia
se proloJJg_Q.fil}..Esíadas.J.Jnic:los en la _de i~_!3.,2, la r:ri'ªs,piofunda "del periodo 1952-1974, anterior por consiguiente a la c:_risis
-...de la posguerra, gue en Francia no tuvo lugar por la llegada de estructural.
la izquierda al poder. ~o_lJ!]@s cambiaron entonces radi~~J- Esta falta de crecimiento de la economía francesa con
mente. Apacece.uo.seg.und.o~blqque.de crecimiento má!i_So_s~ respecto a la economía estadunidense desde mediados de los
,nido,_gu,e rebota eo_Estad.,9~nidos en.J.9,83L~s:te.panoramp años setenta es un fenómeno importante. Contrasta de mo-
.fue caracterjsti.m.de.la.s~Eill.HDº-ª-'!lltfü:Ld..e.J.o~años ochenta. do.sorprendente con el progreso relativo en las primeras dé-
~r.ia-f.luctJJ.a_ción arra5!!:g la~_dos_economías. ;:U~ -~~j~s- ~adas inmediatas a la segunda Guerra Mundial. En una

---- -
J:aJ.a,_¡:ec~ comienzo~.los-años.,,no~eo.ta (1993 en
-
Francia, 1991 en Estados Unidos) . .Q,espJ.!~-~--~?..Q.QZélcUf!.q-ll..L!.e-
unidad (la de las paridades de poder adquisitivo) que da cier-
to sentido a los tamaños relativos, la producción francesa
~-cr:,eciooi,~~~~...d_e_ que se_afirme~~...9.!sminu- representaba 18% de la de Estados Unidos en 1952; en 1982,
~s..tas.~s~~!~J&~d~~~tnbocandp,~_n_l~_r~ ese porcentaje llegó a un máximo de 25% al terminar un
,ge..princip.ios~d~J.9.s..,,é;l.6,os,.d9s.._111i!-(que no aparece como tal en tercio de siglo de progreso bastante regular¡ desde 1997,
las figuras porque las tasas de crecimiento siguen siendo posi- volvió a pasar bajo la barra de 20%, es decir, volvió a su
tivas), ~~g~or.,la.r,.e..c..L1pe.radóg. ·
9
¿NUEVO CRECIMIENTO, FIN DE UNA TRAYECTORIA? 95
8
7 valor de 1958. ___,.....-__,,,___,,
Esta confirmación de
-:-- - la preponderancia
~ de la
6 economía estadunidense tuvo lugar entre 19B3 y 1984 y eE--
__ 52-74 __ _
5
4
1reT'99i y 1997. ¿Por qué los años neoliberales fueron com-
3
parativame~tan desfavorables para Francia? Volveremos
sobre esto.
2 ···=;s:or·
1 ~ g y . ~ t . e o : o g a r s ~~~d
o-i----+---...:t----------1 ~~~o (la regularidad de las curvas de las gráficas
-1 vm.1 y vm.2). ~JJ&ti,J.acione~i~3_giyidaclfilgyiemn sjen-
-2
,Sk1débile.s en E-Atados Unidos.entre la recesign d~ 12,~a
-3-t--"7":-;:;;;:--.----:-:-J:::--------,-----,¡--=:..:!=1;;97~5~.1~-2~0~06~.2~ _g.e 20.0..~~Lfl11_:cante..c.asi.un _dec;;eJJ.iQ. Ese país se en-
'1975.1 19851• 1995.1 2005.1
sontraba~ Z.,000 ~p, ~l pico _de un ciclo ge_ ~!~9.1Jli®1CU1,Il
GRAFicA vm.1. Tasa de cr~cimiento anual de la producción para cada _poco]!!_ª.§ qµraqer,o.,g~los anteriores, lo cual er~~Jl,gr.aµ
• tnmestre (%}: Francia
,JnOti~de.,.m;gullg,_~cw.J:!!$.Jle...qu~ manifestas.e. l.ll:@ ;¡m~~a
~utJ:acGión..deJa tasé). de cre.9-gtlepJg:.
¿La recesión de principios de los años dos mil anticipa
una crisis más profunda? La llegada de tales derrumbes de
9 la actividad es un hecho recurrente que se puede calificar
8 de banal. ~_Qll,Se.,.pi:oduj~_,_e~-
7 texto amenazador. gue..E_O}Ilpinª' la_caída de los cursos bur-
6 ~es, una fµe,rte ip.estabilid~d en_JQ__~,J?""ªíses de la _periferi~
5
(particularmentun laArg@tiP.ll-)1 los desequiliJJri~
4 ... 52-74 __
3 ...7G-05"•
ñosY" exte..m_~d~c;_Q11_ogiía estª'd~unid~~~bUJ chogye
2 político d~~ ª~9.At~s:!rg._~~J:~g_ado~ p_or los .e!ague..§._(].el.
1 ~d~~ptlep;i.b¡_!:!.de 2001, hastªJa guerra en Irak.j!olvere-
O ··---t----1 mos sobre esto en la cuarta parte de este libro, 1 después de
-1 recordar las condiciones de la crisis de 1929.
-2 A las preguntas planteadas al comienzo de este capítulo
-3-i---::x:----.-_:___-.-------,---r--=::..::!=1;.91~5~·1~-2~0~06~.2~ sobre el retorno al crecimiento hay que responder, por con-
1975.1 1985.1 1995.1 2005.1
siguiente, de un modo matizado. Estados Unidos, más vigQ;
• GRÁFICA vm.2. Misma variable: Estados Unidos. .J:Q~o gue Eu1;2;ea, rec~ó,.en.J,os_años noventa tasas de .cre,-
La vanable es la tasa de crecimiento de la producción del trimestre
comparada con la del mismo trimestre del año anterior. La líne~ ..9ru~ila:i;es.a.l.a&tasascmedias~de~@J;erj_or ,e.
puntead~ represen!ª dicha tendencia, haciendo abstracción de las la crisis. A las tres economías europeas que habían tenido
fluctu_acz?nes a mas corto plazo. Los pequeños segmentos horizon- i'.'esultad";;'s particularmente buenos antes de 197 6, sobre
tales zndzcan los valores medios para los subperiodos 1952-1974 y 1 Capítulo xx, "Heterogeneidades técnicas, movilidad internacional del
1976-2005. capital y vértigos bursátiles".
96 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? ¿NUEVO CRECIMIENTO, FIN DE UNA TRAYECTORIA? 97
todo Francia, les falta todavía mucho. ~gada.de_una
-- Es difícil decidir esta......cuestión sobre la base del examen del

--
.,
JJ~.x~es_!.@,}ll!e_ nq_se_h,l!_tealizado ningu~Ile. ~de.la-producción-~dcl. capital,__9 de~.p.!y~l c!,e
tr.~.form.a..c1ºn..,i::edical d1:}as ~9p.4!ciones que gobi~rnanJª-. desocupación.
estabilidad macroeconó"iiiica.
~..;=-.--."'~-~-~--- ~
~-= ··- - ·· - - ~ .. La posición central que le damos a la tasa de .
cia
~:rn.,ás del crecjmieme-<le.Ja p:rnducción~se puede en~§!rQ~~ii n~s sugiere privilegia!:__o~ro_pJ-1n!2._~e.vis-
igualmente examinar el de la existencia o stock del capital ~l_de la qri_!tntación al alza de la tasa_<f:e ganªrz-9jaIJ.eW;e
(la tasa de acumulación de la gráfica m.2). Las tasas de creci- mediados de los
~....:.:::~--..:;:::- .... -años
ochenta- (así
-- _. _
';;.
como
_...., _____ ~--- sus determinan~!>...
~~de la existencia neta_d~ capjJªl siguen siendo ba$tan..: ~el caml?J9Jtg:gc;g _y la variación c!..e los -~alarios):_El ~~11}.~i~
te...,d~Q.iles...~~aci~~-geográJico,s~_m_compani..ci~11 ~ufridQ..P...9,E}~ t~~dencia a la rentabilidad del capi.!_aj._~hln
con los años sesenta y set<::p.ta,,_ Emop.a y Estadgs Unido~L.., ~ectQ,,.,,p¡:_qnµ!!oc.iado (gráfica ur.1). En_§staflos Unidos, ~~
-ªcumulan :poi;;o. 2 Jasa deA11~}ª _recuperó a finale~ del periodo el :f!!"lle1;ci~e
En cuanto al empleo y el desempleo, hemos mostrado ~~I}l:~1" ~e los años setenta. En Europa S.<:: !.eE~l?-~. 0

• que la situación difiere entre Europa y Estados Unidos. A ..m..tl.nf~i mediados de los sese~t~:..i:.§~ posible convertir
primera vista, la permanencia de la ola de desocupación en .a es1e,2!go,&r~a~o ~~ la tasa de ganancia en el criterio de
Europa se opone a la tesis de una salida de la crisis. El epi- la~e.lJ.ti:ada.t:n. _una nueva fase ?3
!9dio_de la i:;,.~.ah~JJD~mu~p.9-rci.al,..de~ La dificultad p~,r.~JP.~!"~!.~§1:~ au!Ilento dt:!_la !ª~e
fi:g.J~§.~~4lPYen.t~.s....un.s!iectQ.de.1ª-!:~cuperac!ón ~ana'úsie.. C.!).P,Sist!C!_ en 9l!_~exi~!fil}._9,Í.Y~.J'.§9~modos, n~e~lu~
¡J_el crec1m1ent-0~.q~~.14=~¼n11:1@cign. A principios de los .§jyQS,,.~¿es.~bk~J:J~ re..n!~!Jilid~ci.del_<::apital: h~Y-_ U!!_~9Jl~
~~Ld,esempleo au~~!ª ele n_u~vo Con
clci;9i- ~~_pue.g.1::~cal_ijjcar de !:~gr~!>iY.~Y oqo de progresista! E;:;ta dis-
.!!1.i~..Q.tQJento (gráfica vm.1 y recuadro vrn.1). ¿Estamos yendo) JincióD&.&...CNCLalP.qJ;~ ap_re~!ar _el_p~ri<?5!? C?_!lte~E9!"~n~9 y
~ un~ de~!}~~ d~1:t;~~ o ii_aciaun~~~o las te.o,denciasccactuales del capitalismo. Desd~_el PJ.ll!tP "d~
-.e -- _,;;-.;;;_- ---- ~-::;:_ -~~ ,;:,,,. __ ~ - - - -
)Das..p.:co.,fugcl_<:>.! sn:!!_~tr~.9 d~l que marcó la entrada en la cri- ~t~~Jos,intereses.inmediatos de fos capitalistas,. l~_s doJ;~
~eo J980z es &éir,)ia~1ª._\!p~~~t:ct~~a_!~cfa~~~l~ pi.Qq_~iga,des.,son equivalentes porque ambas ªl:l:!J:lent_~12:)_1t_
2
ªsta lentitud del crecimieqto de las existencias de capital a pesar.de la tasªJie,.ganancia, pero no tienen el mismo alcance ht~.!26..:.
redente alza limitada J)_l![!,..<;.~S9.!lt@_d~c:ir:Ja comprobación, a veces plai:itea- ~o. La m_Jlll~r:.a:regresiva-consiste en ~gngelar los salatios. 0

~ c u p ~ a c i ó n deJas-mver:siones enEstados Unidos. Inve.rsi,6.n.se


,eI}!,Ll¡lµde..entom;:s..e.n._el~~gtl,~~,i1:t~rsiq.n brut(l, es__decir,.sin ten_~ ~I2w!ifo11do~decprogreso,,.t,~cgi~~EJ~: lª-ma;1_era_@~~
-'<lleIJ.tª)ii-depre_ciaci6n.delc~p_lil!h.,ConsiderandoJa..pru;.te de la_ inv._!:rsióIJ. ffsfe, ~opsiste e.n prorp.qver un fl;1,tjQ!Í~.,;pr:qgr:e~C>_!éc~Eº
~ --~ .--....--~ -- .,. ---- ~--- --- - ~~ (pUJS
.q,eta pnvada,,,~e,!,!Y.Y~ggJa_Jl.JJl,!.(;fl.da, en la producción,_se ve que este nue-
r
la ra_.2idez
-- -
del progreso técnico hace evel!_tualme!}te
- - - - - _..__ ------. - - - - - - . . =
má~,
vru,_m_p1:1!~ no e~más_que_upa TI!<c:.u¡:>eración de lo perdid~en labaja obs.!i.
,E.ble en=tOQ..Q~l~=giños_ochen.ta..y..hasta-J.QQJ •.Los niveles alcanzados a
~,Sl~,J;r.ecimiento del salario_g_-y.e sig~~~9-!_~ndo de la
~eJo~-nov~tason.me.d,iosk-~ntes_ge la i;~_cesión (gráficaxn.2f\i1~ilisifu.;. inte_nsidad,de las luchas). Por consiguiente, debemos reto-
.s,1ón ent~.,w..x~~g!),_b~~ ~~_i_gmortante. La .ill\'!;!J;Sión,bp.¡tl.U!S upaJle ~ r el hilo de las diferentes observaciones reunidas hasta
~R2!!$9~_~g~ la¿emanda_ G1mto¿:_<;>~_el consul!l~~~~u_¡¡.9-9 CQD§i:.. 'il,,
;!_eraria al ~stu~iar la cm:.itntum.,de.Ja.guaJ.lªkq,11_~i.Q.11.deJ.a.4e¡gan_di1.es µp 'f) 3 G. Duménil y D. Lévy, "Salida de crisis, amenazas de crisis y nuevo

.factor e x ~ ~ y ~ r i a c i ó J ; J , del potencial prod!IcliY.P,.J;Q.,IU~n -z. capitalismo", en F. Chesnais, G. Duménil, D. Lévy y l. Wallerstein, La glo-
Ja actual d1scus1ón, si. debe C.QB_s.fil<eI~RfIDUlliQ Jª-~JJ,versión neta.,_g__u_~ se balización y sus crisis. Interpretaciones desde la econom(a critica, Viento
gbtiene restful~~ersión_brutª la amorti~ación del capital. - Sur, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2002, pp. 13-41.
98 CRISIS Y DESEMPLEO, ¿NUEVO CRECIMIENTO? ¿NUEVO CRECIMIENTO, FIN DE UNA TRAYECTORIA? 99

ahora con esta pregunta presente en la mente: _¿_cómo se res- _gades_producidas); las <;:a~J~,!i,c;:.as d!;. lq,s ,!lltimos tS
•tahi~l?ÍP~t:,ggnancia? - ~_f1p:ii,oñ_ dlfur~ati..mente..,¿_e ~firmó _una ~Í\~rt~
El aumento de la tasa de ganancia en las dos últimas dé-
~~~~- ----- -- ~ ... -~ ..... -.-.,:;. J
recu"Qeración del crecimiento. ~~1ad,.os UI1..!QQ§]iegó_,a_~g_§_.
9ad~,.;tJ.l.XQ...~&~nes; _s!l crecimiento c!e laproductividfil! -deg~cim~~il~e~las de ant~~ de la crisis, pe_r9._e_s_?
.<:W••~.miü.~H[lfl:,_J@~J~!!__~ e_~ el gro/1l"~so salarial.:.fil_ =-e~~~~r_en Europa. pe ~nJ~do o d~l Qtfo del,
nuevo ascenso de la tasa de ganancia~de.JaJ¡¡.ftad de los !!!,~~~~~lcl~ tener constantemen_te _Presente qu_E:_~l e~~
,~~~ª-;QQJ,!?JniJáL4~~=;sp~cto_~ progresi~a e1:1:..cl cimiento es siempre un fenómeno c1chco, con sus altas_y""
ª-.ur:ze,:1;t11ad.~~jq.A_f!,]Kgq,pjtal, a pesar del e!tancamktf- ~~~"faJi~~~~ieLful.4~los-:afi~n9ve~t~, hasta la r_ec~iQ!li
!º de la ~c;JjJj,dí!.,4i_(}]JI~-1..Y regresivo en. eL contraldd.. ~~~9!9.:cª-upaJase__de mtensa_act1VJdad.
,eg,la,j,_?,,,,,E}!i,~ntemente, el primer movimiento es el porta- ·· --~pítnlo deja E_?r lo tª1l,.~aradoja 91fe
--=-~ ~ - - - e . . - ~ - ~ - -- -- ~

~~0.- abí lanteag.~~!~-º--de__~st~U2ª~ (capítulo


Qna_.g.ifi.~~Rreci,ac;jón_deJa~ tendencias-1:g;_ m): el fuerte lecimiento de la tasa de anancia habría
cientes tiene...qJJ.e..;v~1;J;;onlas relaciones entre las diferentes debi · · ars_s! en· una re_cu era ·ó_n as im-
~:hilil~~~:c.111sty,nc_tª de ritIE~~E~co ~~stenislos_ de_a7"~ portante delª- ~cumul~ción del ~apita! ;y del crecil}l:is:.ntQ,_
~ o t a b ~ , , , , ~ - o s i la productividad del ca¡:>:~.!.2:.1 que arrastra e,.trasjTJi°..=-4.efLrnko. Esta e icción hace
~~e)g ~qfici~n.,t_e,_s_.e.p.o.di;:~ l<?_&rar una m~iyor producciép !anear e· erta am._~ad~en,cual].Jo _ig_~~g_niy~ado,.~
~ \ \ U ~ - t l , ~ - d e capitál en aument9J;:e; tendenci _:u:eci,~es!J~iw_~~~~Wfil.~~~-a.x.ecu~
lativamente lento, como......... en--;x:.:.---
~~---;::c::-.....r~- ~
Estados Unidos. Una segunda
....--- - - - ., __ ..__4
Gión.,de Ja_i:entabilid.<.Lcl.P....~CJ.:lJ1ttfiln]'.ur~pa -q_,n restableg-
~ ~ c l ~ ~ X c ~ _ E ~ i a de_ciertas tend.e,m:1ª§.,. miento ~~....J;~s cJ.E a~m~l~_sig_11_y de c ~ t o . 18
Si la,r.~!.e~ó~~. .~aJ-:tr.a1?.ai~,¿7oluc~_ona Jent~e~!_~~ ·~s.is-de..s..afüL~ & la crisis (ligada con la evasión de una
.gstadQ.~.![~i2_º~~h~~~~~ <:!se fenóme!lo un e_~ect~ ~toria.aLmod¡;"d;_ Mafx Y-severía' reforzada. ¡1 f"gvQr: cl
YE.t~_<J~J-~J~le.ffi_~i1ast~~);? ..~I!ª j:i:~_g~fo_g1.1ª_Qjón d~las &!!ID.~~4.~~r~biiidad·der·Capital (~~~c~amente,,
49,P,JJ~§A~:J-S9:tnQ~t~.c:gifo f1:ll~_.9.llerirí~ J!-2Y-~~os ca¡>i de..su~omponmt~i~gresista, ~I 8.um~.er,oductivi;.
.ml..(.9.s_ · o de la a ar:· ·' de..té.c.ni.casoa.h.orrad..Qw ~@cldel capital); en contra: Ia.7en1ffFcrc!eJ.crs!CÍQl~:Qt~
~..SAW!~L.9,,!k.i~fh.cl~l.p..r~cio de éste)? ,Jll.a,o.tenimiento del desem~ en Em:9ga_aJJ~S.s1J:rle la
En total, el balance que hace este capítulo sobre una ~~-~~º-uJ?~xasit?.J:-~ t-~~~~1:..~S-l~~ .
eventual salida de la crisis es contrastado. El elemento po- \ ¿Por qué el restablecimiento de la tasa de ganancia no
- qz::

~ es la afirmación de ~nqeJ!S1~~•.c!e_l!1Jé,c!Ji~a.Y.,qe.W: estuvo acompañado en Europa por una recuperación para-


¿;entabilida..d.del.Gg_g~~~~~~e c~y~~q(?~ _S-~Jl~- lela del crecimiento? La clave de este enigma se encuentra
~do~tª1l1Q.S-~a..!JláS allá de lo que habí~:r:pos califi- en los mecanismos monetarios y financieros que abordare-
gu]n de..::t~ectotja ql ~?~~~_:9E~~i~~e~~l mos a continuación.
;s-el-peso__~~E-J$U?-~~~~8.-E~~!aJ~;o~c-
SQ,,n !~el~S:~~n ~2,_n ~IJ[i!.2.ª~,Y,,..-5.<?.b"r.~~tpgQ~..fQf!)as - ~
4
~l,!.Aida.de.J.<W:asa&~-Z,.<!füUlCÍll,,J.lll.pen:ttitM.12[~-E~r;._tl..~~e
,las inversi~s. direff.~~.lº~l µ_iundo. , ~ _,
0
TERCERA PARTE

LA LEY DE LAS FINANZAS


r

Esta tercera parte está dedicada a la ley de las finanzas. Ella


amplía lo expuesto en los capítulos precedentes, los cuales,
aunque haciendo abstracción de los mecanismos financie-
ros, habían ya permitido describir ciertos aspectos de las
políticas neoliberales.
El análisis de los orígenes de la crisis no lleva a juicio
directamente a las finanzas, por lo menos no más allá de lo
que implica el carácter capitalista del modo de producción.
La crisis fue el producto de las tendencias inmanentes del
modo de producción: la caída de la tasa de ganancia resultó
de su incapacidad de mantener continuamente un ritmo
sostenido de progreso técnico, que puso un freno a la
acumulación del capital, creando una formidable ola de
desocupación. La amplitud de la misma fue menor en Esta-
dos Unidos que en Europa, no por virtud de alguna maravi-
llosa flexibilidad, sino debido a la relativa rapidez del pro-
greso técnico en Europa. Por eso, aprovechando el fracaso
de las políticas keynesianas y"el aceleramiento de la infla-
ción, las finanzas pudieron hacer frente a las luchas de los
trabajadores e imponer su ley.
La asunción del control del costo salarial fue incluso
anterior al viraje neoliberal. No es posible dejar de sorpren-
derse por la rapidez de la reacción, desde los propios co-
mienzos de la crisis. El desaceleramiento del crecimiento
de los gastos sociales fue un poco más difícil de obtener, lo
que provocó su sobrecrecimiento relativo. Pero esta recupe-
ración del control no fue más que un aspecto del nuevo cur-
so de las cosas. Las políticas neoliberales se despreocu-
paban por el ascenso de la desocupación. La formación de
una masa de desocupados era incluso una pieza clave del
dispositivo. Como veremos, las preocupaciones de las clases
dirigentes eran otras y, en muchos aspectos, triviales.
103
LA LEY DE LAS FINANZAS 105
104 LA LEY DE LAS FINANZAS

¿Esas tensiones pertenecen al pasado? ¿Hemos supera- financieras, según el objetivo de esta nueva parte? Porque
do la crisis? El último capítulo de la parte precedente sólo algunas series simples -tasas de ganancia, masas de ingre-
ha permitido plantear el problema. Por una parte, la salida sos, financiamientos-, unidas al cuadro de las crisis finan-
de la crisis es ambigua: ¿tenemos los ojos fijos sobre el cre- cieras y de la hegemonía estadunidensé, dicen más que mu-
cimiento estadunidense o europeo, queremos hablar del chas diatribas sobre el neoliberalismo. Ahora analizaremos
aumento de la productividad del trabajo o del capital, de la la violencia de esas cifras. En lo que sigue deberemos aban-
del salario o de la de la tasa de ganancia? ¿Por qué el creci- donar el tratamiento conjunto de los tres principales países
miento europeo es aún tan débil cuando la tasa de ganancia europeos (Alemania, Francia y Reino Unido) para limitar-
recuperó su nivel anterior a la crisis? Una vez más, la hege- nos sólo al caso de Francia. Esta opción restringe el alcance
monía de las finanzas -el centro de las cuales se encuentra, del análisis pero nos es impuesta por la complejidad de los
como sabemos, en Estados Unidos- marcó profundamente mecanismos financieros, la heterogeneidad de las institucio-
con su sello los procesos económicos. ¡Más vale ser domi- nes monetarias y financieras, y las insuficiencias de nuestro
•nador que dominado! Europa, particularmente Francia, no acceso a los datos pertinentes. Por otra parte, limitaremos
es sino un ejemplo y no el más dramático. América Latina el análisis a las sociedades, entre las que distinguiremos las
fue la primera víctima del neoliberalismo. sociedades financieras y las no financieras.
El restablecimiento de la dominación de las finanzas en
el neoliberalism¡; es un acontecimiento de naturaleza políti-
ca, la expresión directa de luchas de clase. Sus etapas y con-
diciones históricas serán discutidas en la cuarta parte de
este libro, que recurre a las lecciones de la historia. Una vez
que se pongan las cosas en su pe.rspectiva histórica podrán
plantearse dos interrogantes fundamentales. En primer
lugar, nos preguntaremos sobre la eventualidad de una cri-
sis de gran amplitud, evocadora de la depresión de los años
treinta, que afecte a los países capitalistas del centro. La cri-
sis de 1929 se produjo cuando las finanzas ocupaban una
posición dominante; ¿el retomo de las finanzas al timón ten-
dría consecuencias similares? En segundo lugar, en relación
con las primeras décadas del siglo y en lo que se convino en
llamar los "30 gloriosos", se planteará la cuestión del papel
de las finanzas en la afirmación del nuevo curso de la técni-
ca aparente desde la mitad de los años ochenta.1
¿Por qué aventurarse en los meandros de las relaciones

1 Capítulo XXI, "Entre dos hegemonías financieras: los 30 gloriosos".


IX. EL CHOQUE DE LAS TASAS DE INTERÉS
El peso de los dividendos

DESDE un punto de vista financiero, el elemento más espec-


tacular del restablecimiento de la hegemonía de las finan-
zas fue el cambio de política monetaria entre los años se-
tenta y ochenta: el golpe de 1979. No hay que ver en ello la
mano de un misterioso mercado sino, por el contrario, una
decisión centralizada, una política deliberada. Dado que la
inflación se aceleraba, era prioritario erradicarla, cualquie-
ra fuese el costo para algunos y teniendo en cuenta las ven-
tajas para otros. Se podían concebir diversos procedimientos,
como el control de los precios o el racionamiento cuantitati-
vo del crédito; se había recurrido a ellos anteriormente, en
otras circunstancias. La modalidad escogida fue el aumento
de las tasas de interés: subirían todo lo que fuese necesario y
la recesión o la desocupación no cambiarían en nada esa
decisión. Por otra parte, se alababan los supuestos méritos
de esa política. Las tasas de interés elevadas favorecerían el
ahorro, obligando a todos a economizar-esta predicción no
se verificó-. Tales tasas originarían una selección rigurosa:
las empresas enfermas serían eliminadas en beneficio de los
elementos más vigorosos -sin duda, pero la desocupación
sigue ahí en Europa-. Esta propaganda enmascaraba un
hecho simple y determinante: la inflación erosionaba los in-
gresos y los patrimonios de las finanzas y había que acabar
con ella.
La gráfica 1x.1 reproduce la evolución de las tasas de
interés sobre los créditos a largo plazo en Francia y en Esta-
dos Unidos, al margen de la inflación: son las tasas de interés
reales. Se distingue en ella muy claramente el nivel relativa-
107
108 LA LEY DE LAS FINANZAS EL CHOQUE DE LAS TASAS DE INTERÉS ' 109
mente bajo de los años sesenta, con valores negativos alre- Como hemos dicho, la política de tasas de interés reales
dedor de 1975, su ascenso a comienzos de los años ochenta fuertes no creó la crisis: la profundizó y prolongó sus efec-
y después su estabilización alrededor de niveles superiore~ tos. A menudo, el problema de la inversión se reduce excl~
a 4% hasta finales de los años noventa. En los años dos mil sivamente al de las tasas de interés. La verdad es que este
se puede observar una disminución gradual. El alza repen- aumento contribuyó a la degradación de la situación porque
tina a comienzos de los años ochenta refleja al mismo tiempo mantuvo la debilidad de las tasas de ganancia, calculadas
los movimientos de las tasas nominales, ligados al cambio después de pagar los intereses -las tasas que influyen di-
de política, y la baja de la inflación, que fue su consecuencia. rectamente en la marcha de las empresas-. En lo más hondo
Globalmente, los dos perfiles se parecen, pero se advierte que de la crisis hubo, por consiguiente, una extracción extraor-
dichas tasas culminaron repentinamente en 1984. dinaria de las ganancias de las empresas. Mientras dismi-
Son las tasas sobre los créditos a largo plazo las que nuía la presión de los salarios sobre la rentabilidad, el man-
están representadas en la gráfica IX.1, pero las tasas de los tenimiento de la política de tasas altas prolongó los efectos
créditos a corto plazo evolucionaron de modo similar. Una nefastos de la crisis hasta los años noventa.
diferencia significativa consistió en que las tasas cortas dis- Se plantea, pues, la pregunta: ¿cuál fue la amplitud de
minuyeron de manera a la vez rápida, contundente y efímera los efectos del aumento de las tasas de interés sobre las
en Estados Unidos, durante la primera mitad de los años no- empresas entre el comienzo de los años ochenta y el final de
venta, y de nuevo a principios de los años dos mil, mientras los años noventa?
en Francia culminaban a niveles excepcionalmente altos. Las empresas no financieras son simultáneamente deu-
doras y acreedoras. Pueden, por ejemplo, pedir prestado a
sus bancos al mismo tiempo que dan créditos a sus clientes,
o tener bonos del Tesoro, es decir, prestarle al Estado. Por
consiguiente, pagan intereses por una parte y los reciben
por la otra. Además, poseen créditos o dinero líquido que no
da interés. 1 Tanto desde el punto de vista del endeuda-
miento como desde el punto de vista de los intereses, es útil
considerar valores netos: las deudas netas (las deudas menos
los haberes monetarios y financieros) y los intereses netos (los
11
-1 intereses pagados menos los intereses recibidos). Conside-
-2
/1 -3 1 ¿Por qué un agente no prefiere pagar una parte de sus deudas utilizan-
·4-r-----.--.----.--~---r--,----.---..:,19~6:.:0_:·2:.::00:.:;5:.... do sus haberes monetarios y financieros? Para eso hay varias explicacio-
1965 1975 1985 1995 2005 nes. En ciertos casos, los créditos responden a una necesidad comercial
- - Estados Unidos (como el crédito a los clientes)¡ en otros, la inversión financiera puede ren-
••••••••• Francia dir más de lo que cuesta la deuda y la empresa obtiene un beneficio (fun-
ciona entonces como un intermediario financiero); la posesión de haberes
.GRÁFlcA IX.1.Tasa de interés real a largo plaza(%): líquidos responde igualmente a las necesidades de las transacciones co-
Francia y Estados Unidos rrientes.

1
,j
110 LA LEY DE LAS FINANZAS 11
10
radas globalmente, las empresas no financieras son más 9
deudoras que acreedoras (gráfica xm.7) y pagan más intere- 8
ses que los que reciben; sus deudas netas y sus intereses 7

netos pagados son, por lo tanto, positivos. 6


5
La inflación complica la apreciación del peso del endeu-
4
damiento, pues desvaloriza las deudas y los haberes esta- 3
blecidos en unidades monetarias. Su efecto se hace sentir 2
sobre todas las deudas y sobre los haberes monetarios y 1 1960-2005
financieros contabilizados en su valor nominal, en particu- o
1965 1975 1985 1995 2005
lar los que no son re-estimados en un mercado (como suce- - - tasa de ganancia sin tener en cuenta los inereses
de con un portafolio de acciones) capaz de ajustarse a la ------··· tasa de ganancia teniendo en cuenta los intereses
variación del nivel general de los precios. GRAFICA rx. 2 • Tasa de ganancia, sin tener en cuenta y te;1iendo
El efecto del alza de las tasas de interés reales sobre la en cuenta los intereses(%): Francia, sociedades no financieras
rentabilidad de las empresas se describe en las gráficas IX.2,
para Francia, y IX.3, para Estados Unidos. 2 Esas figuras
comparan dos medidas de la rentabilidad del capital de las 11
sociedades no financieras (una vez pagados todos los im- 10
9
puestos). En la primera, los intereses pagados por las socie-
8
dades son aún contados como parte de las ganancias; esta
medida hace, por lo tanto, abstracción del peso del endeu-
damiento. La segunda lo tiene en cuenta, es decir, separa los
intereses pagados (una vez deducidos los intereses recibidos) 4

de las ganancias y agrega las ganancias correspondientes a 3


2

2 Las tasas de ganancia utilizadas en el capítulo rn (gráfica rn.1) estaban 1 1960-2005


o-'---19~6_5_....,.._ _
19r7-5--.---1798r5---i--:-1J:99::5--.--:;20;i;;0;5
adaptadas al estudio de los efectos de la técnica y del salario. Esas medidas
relacionaban las ganancias en una acepción muy amplia (la producción, - - tasa de ganancia sin tener en cuenta los intereses
tras deducir de ella el costo total del trabajo) con el capital fijo (edificios, -··········· tasa de ganancia teniendo en cuenta los intereses
materiales ... ). Vemos ahora la rentabilidad a un nivel más cercano de lo
que perciben las sociedades. Se han operado dos cambios. En primer lu- rx. 3• Mismas variables: Estados Unidos, sociedades
GRAFICA
gar, ya no se mide al capital por el capital fijo sino por los capitales propios, no financieras.
es decir, los activos (capital fijo, existencias, y activos monetarios y finan- En la primera medida los intereses (pag~dos menos los reci~idos)
cieros) de las empresas una vez deducidas sus deudas: los capitales no pres- todavía no son deducidos de las ganancias. La segunda medid~ es
tados. En segundo lugar, se deducen los intereses netos de las ganancias y idéntica con la diferencia de que los intereses netos son deducidos
se les agrega la desvalorización de las deudas netas (presentamos en el de las g~nancias y se les agrega la desval~rización d~ las deudas
anexo el excedente de las deudas sobre los haberes monetarios y financie- netas (deudas menos los activos monetarios y fin~ncieros) P_ºr la
ros, y el tratamiento de las acciones que la empresa posee y los dividendos
inflación. Las ganancias son divididas por los capitales propios.
que recibe).
EL CHOQUE DE LAS TASAS DE INTERÉS 113
112 LA LEY DE LAS FINANZAS

la desvalorización de las deudas netas (tras la deducción de 120


las pérdidas en los activos :financieros) debida a la inflación.
100
Los perfiles son bastante diferentes en los dos países,
pero el peso del interés aparece en ellos sin error posible. 80
Mientras las tasas de interés reales fluctuaron en tomo a un
valor muy débil, casi nulo, el impacto de las deudas sobre la 60
rentabilidad de las sociedades fue prácticamente desprecia-
ble. Ellas pagaban intereses, pero esa carga era compensada 40

por la desvalorización de las deudas por la inflación. Esta


20
situación se prolongó hasta comienzos de los años ochenta, -:1960-2004 --:1970-2004
como lo indica la proximidad de las curvas en ambas gráfi- o..L------~---.--....-----,---,------.---,--
1965 1975 19a5 1995 2005
cas. Desde entonces comenzó a funcionar el bombeo de las
- - Estados Unidos
~anancias que drenó mucho más las ganancias de las em- ----- Francia
presas hacia los acreedores y el alza de los intereses reales GRÁFICA IX.4. Cuota de las ganancias distribuidas como dividendos
afectó profundamente la rentabilidad de las sociedades. (%): Francia y Estados Unidos, sociedades no financieras
La evolución de las distribuciones de dividendos revela
una transferencia de ganancias fuera del sector productivo,
similar al que vimos en el caso de los intereses. La gráfica IX.4 tante de sus ganancias que, por otra parte, se reducían. Des-
presenta la cuota de las ganancias de las sociedades no fi- de comienzos de los años ochenta, a pesar de la ausencia de
nancieras distribuidas como dividendos a los accionistas. un verdadero restablecimiento de la tasa de ganancia una
El perfil obtenido para Estados Unidos confirma el carácter vez pagados los intereses, prevalece una situación inversa.
desfavorable de los años sesenta y setenta para los poseedo- En total, las décadas neoliberales aparecen como un
res de activos financieros, en este caso, acciones. La fracción periodo de fuerte remuneración del capital, no desde el
de las ganancias distribuida pasó de más de 44% a cerca de punto de vista de la tasa de ganancia de las empresas sino
30%. Pero el inicio de los años ochenta señala un nuevo re- desde el de los acreedores y accionistas. Para las empresas
tomo y la tasa de distribución fluctúa desde comienzos de se trata de un periodo de finanzas caras en el sentido de que
los años noventa ¡en cerca de 70%! En Francia las distribu- deben remunerar a los poseedores de capitales con intere-
ciones de dividendos eran débiles antes de la crisis (alrede- se~ y dividendos muy elevados, comparativamente en rela-
dor de 22% de las ganancias). En cuanto al curso neoliberal, ción con los créditos otorgados y las ganancias obtenidas.
la gráfica habla por sí misma: Francia está hundida en él. Ese peso creciente de las extracciones que operan las
Como en el caso del interés, esos cambios de nivel son finanzas, intereses y dividendos, contrasta notablemente
el índice de la transformación de las relaciones de fuerza y con la reducción del peso fiscal sobre las empresas. En los
de los poderes. En la crisis, antes del golpe neoliberal, las dos países el Estado acudió a socorrer la rentabilidad de las
empresas, disminuyendo gradualmente la distribución de empresas afectada por los apetitos de las finanzas. El peso
dividendos, conservaban una fracción cada vez más impar- de los impuestos a las ganancias fue sensiblemente reducido.
114 LA LEY DE LAS FINANZAS EL CHOQUE DE LAS TASAS DE INTERÉS 115

Una vez registrado el pago de los dividendos (además


de los intereses reales e impuestos), disponemos de una me-
dida de la rentabilidad del capital que destaca mejor lo es-
trecho del lazo que existe entre la tasa de ganancia y la de
acumulación (siempre para las sociedades no financieras).
La gráfica ix.s ilustra esta refación en el caso de Francia. La
tasa de ganancia utilizada es calculada sobre los capitales
propios y después de los intereses reales y los impuestos,
restando los dividendos distribuidos. La llamaremos tasa de
ganancia, retenida. El parecido es notable: la tasa de creci- o-l-------------~---------"<-
1960-2oos
miento del capital fijo evolucionó como la tasa de ganancia -1-1-----1-,96_5_--,_ _1-,97r-5---,,---1-9,--85--.---1-9°95--.--2-0,-05
retenida. 3 La tercera curva ~ ............) muestra la tasa de ganan-
- - - tasa de ganancia retenida
.cía e incluye los intereses reales y los dividendos -la curva ----- tasa de acumulación
es idéntica a la (--) de la gráfica IX.2-. Esas observaciones ...........,...... tasa de ganancia antes de pagar los intereses y los dividendos
sugieren que las ganancias tomadas por las finanzas no GRÁFICA ix.s. Tasa de ganancia y tasa de acumulación (%): Francia,
vuelven a las empresas no financieras. 4 sociedades no financieras.
Esos resultad6s confirman el papel primordial de la tasa La tasa de ganancia retenida es la (-----)dela gráfica 1x.2, con la dife-
de ganancias en la dinámica de las economías capitalistas. rencia de que los dividendos pagados son restados a las ganancias. La
tercera curva (--) muestra la tasa de ganancia incluyendo los inte-
Ya hemos tomado conciencia del peso de la remuneración reses reales y los dividendos. Esta curva es idéntica a la curva (········ ....~
del capital, intereses y dividendos, en la dinámica de la acu- de la gráfica 1x.2. La tasa de acumulación es la tasa de crecimiento
mulación, lo que conduce a privilegiar la tasa de ganancia del stock de capital fijo.
retenida en la cadena que introdujimos en el capítulo m:
cias de capital fijo. Esas diferencias sugieren que una porción
Variación de Variación Variación de las ganancias retenidas no se dedica a la acumulación:
la tasa de ~ dela del empleo y compras de acciones francesas, exportación de capitales
ganancia retenida acumulación del desempleo (inversiones directas en el exterior ... ), nuevos préstamos o
pago de deudas Vamos a concentrarnos aquí sobre el últi-
La gráfica ix.s revela divergencias limitadas entre la tasa mo elemento. 5
de ganancia retenida y la tasa de crecimiento de las existen- En lugar de invertir, las empresas francesas pagaron sus
3 Esta relación concuerda con los resultados de ciertos trabajos econo-
deudas. ,Ése fue un efecto indirecto del alza de las tasas reales
métricos. Para los casos de Francia, Alemania y Japón, consúltese L. Bloch, de interés. 6 Esta estrategia se tradujo en Francia en tasas
y B. Cceuré, "Profitabilité, investissement des entreprises et chocs finan-
ciers: France, Allemagne, États-Unis et Japon, 1970-1993", Économie et s Se tratará la.compra de acciones francesas en el capítulo XIV, "¿Las
Statistiques, 268-269 (1993), pp. 11-30. finanzas financian la economía?", y la exportación de capitales en el capí-
4 Se defenderá esta tesis en el capítulo XIV, "¿Las finanzas financian la tulo xn, "Una mundialización en condiciones de hegemonía".
economía?" 6 Los estudios fundados sobre cuestionarios directos o sobre métodos
EL CHOQUE DE LAS TASAS DE INTERÉS 117
116 LA LEY DE LAS FINANZAS

muy altas de autofinanciamiento de las inversiones (supe- nancia llegó a su mínimo), se esperaba una evolución simé-
riores a 100%) a partir de los últimos años noventa. En trica: la tendencia de la tasa de ganancia al alza provocaría
Estados Unidos hubo dificultades similares pero en un gra- la reanudación de la acumulación, pero eso no sucedió. Ya
do menor porque las empresas francesas dependían más conocemos la respuesta: la tasa de acumulación depende de
del crédito. Estados Unidos logró así un avance importante la tasa de ganancia retenida y el aumento de las tasas de ga-
con respecto a Francia en materia de crecimiento en los nancia antes de pagar los intereses y los dividendos fue con-
años ochenta y sobre todo en los noventa; por lo menos el fiscado por las finanzas. 7
problema del endeudamiento fue un factor significativo. Esta confiscación de los efectos del nuevo curso del
La tesis desarrollada en este capítulo puede, por consi- cambio técnico que está detrás de la recuperación de la ren-
guiente, ser resumida de la siguiente forma. La disminución tabilidad, es particularmente chocante porque Estados, por
de la tasa de ganancia en los años setenta había desemboca- medio de la herramienta fiscal, y los asalariados, por la casi
do primeramente en un crecimiento de la inflación. Dado detención del progreso de su poder adquisitivo, contribuye-
• que las ta~as de interés reales eran débiles o negativas, de ron muy positivamente al aumento de la rentabilidad del
ello resultaba una transferencia de riqueza de los acreedo- capital. ¿Cómo pretender entonces que la extrema modera-
res hacia las empresas no financieras, la cual compensaba ción salarial y la docilidad en el cumplimiento de las tareas
casi exactamente el pago de los intereses. Las distribucio- son la condición necesaria para la disminución del desem-
nes de dividendo~ estaba en su nivel más bajo. La situación pleo? Esas condiciones existieron ampliamente: ¡pero el
se invirtió durante los años ochenta. Las finanzas decidie- beneficio no fue para los trabajadores sino para los posee-
ron frenar la inflación para proteger sus ingresos y su patri- dores de los capitales!
monio, cualquiera fuese el costo para los demás, y restablecer
las pretensiones de los accionistas sobre las ganancias. La
tasa de acumulación disminuyó en igual medida y la crisis y
el desempleo se prolongaron.
La paradoja identificada al comienzo de la segunda par-
te se resuelve aquí. Tras haber asociado, en el capítulo m, la
baja de las tasas de ganancia y la baja de las tasas de acu-
mulación en la crisis, hasta 1982 (fecha en que la tasa de ga-

econométricos confirman que la voluntad de reducir el endeudamiento


representó un factor específico en la desaceleración de la inversión y, por
7 Michel Husson, discutiendo este mismo divorcio entre las tasas de
consiguiente, en el crecimiento (P. Artus, "Les entreprises fram;aises vont-
elles recommencer a s'endetter?", Revue d'Économie Financiere, 46 [1998], ganancia y las de acumulación en Francia, lo explica por la incapacidad
pp. 143-162; H. Michaudon y N. Vannieuwenhyze, "Peut-on expliquer les del capitalismo de extender sus mercados ("Apres l'age d'or: sur Le Troi-
évolutions récentes de l'investissement?", Notes de conjoncture de l'msEE, sieme áge du capitalisme", en G. Achcar [comp.], Le marxisme d'Ernest
marzo de 1998). Esa liberación de las deudas fue más dificil en las peque- Mandel, Presses Universitaires de France, París, 1999, pp. 49-78, véase
ñas empresas (B. Paranque, "Compétitivité et rentabilité des entreprises p. 74). Véase igualmente Les ajustements de l'emploi. Pour une cfitique de
industrielles", Banco de Francia, B95/06, París, 1995). l'économétrie bourgeoise, Page Deux, Lausana, 1999.
ENDEUDAMIENTO DEL ESTADO KEYNESIANO 119

les que constituyen por otra parte una porción de los gastos
públicos totales que examinamos.
El crecimiento excesivo de los gastos fue la expresión
X. ENDEUDAMIENTO DEL ESTADO de la existencia de una brecha entre el progreso de los gas-
KEYNESIANO, ENDEUDAMIENTO tos públicos y el de la producción. Pero no fue una lenta de-
DE LOS HOGARES riva permanente: el aumento de la relación entre los gastos
y la producción está localizada en el tiempo, pues se con-
centró en una decena de años. Entonces, ¿qué sucedió?
LA POLíncA de las tasas de interés elevadas no afectó única- En este análisis es necesario aislar la carga de los inte-
mente a las empresas sino que golpeó igualmente al Estado reses de los otros gastos del Estado. En un primer momen-
y a los hogares que contrajeron préstamos. to, vamos a aprehender los gastos excluyendo el pago de los
El problema de los gastos públicos y de su cobertura es intereses. Eso conduce a distinguir tres subperiodos: antes
WlO de los más debatidos. Durante la crisis se produjo un de 1975 (es decir, en Francia, antes de la crisis), entre 1975
importante déficit y las deudas de los Estados se inflaron. y 1982, y desde 1982.
En Francia, el aumento de la tasa de extracción obligatoria, Hasta 1974 los gastos crecieron al mismo ritmo que la
impuestos y cotizaciones sociales, que llega a fines de los producción sin plantear problemas de :financiamiento, pues
años noventa a 44'% de la producción total, es un perma- los ingresos aumentaban paralelamente. El crecimiento de
nente objeto de lamentaciones. 1 La propensión al gasto de la economía francesa se desaceleró muy fuertemente a par-
los Estados keynesianos fue acusada de todos los males: la tir de la recesión de 1974, pasando de 5.1% (1952-1974) por
misma habría sido nada menos que la causa del aumento año a 2.7% (1974-1982) (gráfica vm.1). Se abrió entonces un
de las tasas de interés (¡y por consiguiente, de la desacelera- segundo periodo. Entre 1975 y 1982 los gastos públicos
ción de las inversiones, por lo tanto la causa del desem- (administraciones y seguridad social) siguieron creciendo a
pleo!). Se hablaba de efecto de expulsión: el gasto público su ritmo anterior de 5.2% por año, con una sorprendente
impedía la inversión privada. Esta argumentación debe ser regularidad. En ese contexto de lento crecimiento de la pro-
invertida: en realidad fueron las tasas elevadas las que crea- ducción, el vínculo entre los gastos y la producción dio un
ron el déficit. vuelco. La tasa de extracción obligatoria aumentó en las
En primer lugar hay que volver a situar la evolución de proporciones requeridas por el mantenimiento de los equi-
los gastos e ingresos públicos en el marco general de la cri- librios y la deuda pública no progresó más rápido que la
sis. Esos mecanismos son idénticos a los observados en el producción. Entre 1970 y 1980, el déficit promedio era muy
caso de Francia (capítulo VI) con respecto a los gastos socia- limitado: 0.3% del PIB. Por último, después de 1982, la tasa
de crecimiento de los gastos públicos fue rápidamente re-
1 El elevado valor de esa tasa, en Francia, no significa que las jubilacio- conducida a 2% por año, ritmo que se perpetuó con regula-
nes o los seguros de enfermedad cuesten más en ese país que en otros sino ridad desde esa fecha y que es levemente más débil que la
que procede del carácter obligatorio del financiamiento de esos regímenes
de Segul'o Social para todos los empleadores, bajo la forma del pago de
tasa de crecimiento de la producción.
cotizaciones. En resumen: antes de la crisis la producción y los gastos
118
120 LA LEY DE LAS FINANZAS 5
4
crecían con rapidez, con equilibrio, sin aumento de las ex-
3
tracciones obligatorias; en la primera fase de la crisis, antes
2
de 1982, el crecimiento de la producción se redujo conside-
rablemente mientras los gastos seguían su avance, pero los o
desequilibrios se detuvieron gracias al aumento de las ex- -1
tracciones; después de 1982, el índice de crecimiento de los -2
gastos cayó a un nivel inferior al de la producción. -3
Uno esperaría entonces que el equilibrio de los gastos e -4
ingresos haya sido garantizado continuamente. Eso es lo -5 1970-2005
que efectivamente sucedió: independientemente del pago -6 1995 2005
1955 1965 1975 1985
de los intereses en Francia, no habría habido déficit de las
- - con todos los gastos comprendidos
administraciones públicas sino solamente fluctuaciones en ------------ excluyendo los intereses pagados
,torno a un saldo nulo.
GRAFICA x.1.Excedente o déficit de las administraciones públicas,
En materia de déficit público habrá, pues, que tomar con todos los gastos incluidos, o excluyendo los intereses
conciencia del hecho siguiente: el déficit es totalmente impu- pagados (%dela producción): Francia. . .
table al aumento de las tasas de interés al comienzo de los Administraciones públicas: gobierno y sistemas de protección social.
años ochenta. Lo,.mismo sucedió en los principales países
europeos (con excepción de Italia). La gráfica x.1 ilustra
esta afirmación en el caso de Francia. La primera curva re-
produce la evolución del excedente o del déficit de las cuen-
tas públicas en porcentaje de la producción total en una pri- 5
mera medición, tradicional, que incluye todos los gastos, y 4
después en una segunda medición, que deduce los intereses 3

pagados (netos de los intereses recibidos). No se considera- 2

rán las fluctuaciones de esos saldos al correr de los años; 1

éstas dependen de la sensibilidad de los ingresos públicos o


-1
frente a la actividad de la ecouomía (son fuertes cuando la
-2
actividad es fuerte y débiles en una recesión), mientras que
-3
los gastos son más rígidos. El hecho fundamental es que,
-4
fuera de los intereses pagados, el déficit desaparece. El pe-
-5
riodo 1975-1982, aquel en que los índices de crecimiento de
-5 -l--""T- - - , - -• - --,--1'97-5--,--19-::rs-=5--,-'-:"19::i:9::5--,----::20J:.o:;:5
los gastos todavía no habían bajado sensiblemente, ni si- 195 5 195 5
quiera hace una excepción a la regla. - - con todos los gastos comprendidos
------------ excluyendo los intereses pagados
La gráfica x.2 introduce el mismo análisis para Estados
Unidos. Allí, al contrario de lo que sucedía en Francia, exis- GRÁFICA x.2. Mismas variables: Estados Unidos
,
122 LA LEY DE LAS FINANZAS ENDEUDAMIENTO DEL ESTADO KEYNESIANO 123

tía ya un déficit antes de 1975, una vez tenido en cuenta el esa desaceleración; era necesario que pagase intereses y
pago de los intereses, pero éste seguía siendo muy modera- se endeudase para hacerse razonable como cualquiera. El
do. El efecto del aumento de las tasas en los años ochenta y peso del gasto y la baja de los ingresos no creaban una pre-
noventa es entonces aparente, como en Francia, hasta el sión suficiente. En otros términos, ¡era necesario que las fi-
restablecimiento en la segunda mitad de los años noventa, y nanzas aumentasen el gasto del Estado -y simultáneamen-
la caída que resultó de la recesión y la guerra. te sus propios ingresos- hasta un punto en que el déficit
Hagamos de lado, al pasar, una ambigüedad. El déficit llegaría a ser absolµtamente intolerable! Este argumento
de los años ochenta no fue provocado para estimular el cre- falaz ignora el hecho de que una política un poco menos
cimiento, según las reglas de la macroeconomía keynesiana restrictiva -tasas de interés menos altas- habría permiti-
que pretenden que el gasto público sea el relevo de la defi- do un crecimiento un poco menos lento y provocado así un
ciente demanda privada. En Estados Unidos, el déficit fue flujo de ingresos fiscales y de cotizaciones más sostenido, y
impuesto y soportado en un contexto de escaso crecimiento y permitido ahorrarse la indemnización del desempleo y de la
,teniendo en cuenta lo difícil que era frenar el aumento del miseria ligada al mismo. Que haya sido necesario adminis-
gasto público, inflado por el aumento de las tasas de inte- trar la crisis es un hecho innegable. Que la estrategia neoli-
rés. ¡Al fin de cuentas, Reagan no era el más grande de los beral haya sido particularmente dañina también lo es.
keynesianos!
Abordaremos ahora el problema del endeudamiento
¿Cómo el aumento de las tasas de interés pudo represen- de los hogares. A pesar de tener ciertos puntos en común, se
tar una carga antes de la aparición de un déficit importan- plantea en términos diferentes del de las empresas o del
te? Cuando se produjo el alza de las tasas de interés, los estatal. Los hogares franceses ofrecen una excelente ilustra-
diferentes Estados estaban ya endeudados en grados dife- ción de las consecuencias dramáticas de 1a crisis y de las
rentes -esas deudas tendían a disminuir desde la guerra, políticas neoliberales.
con la ayuda de la inflación-. Una gran parte de esas deu- Como en el caso de las empresas, no se pueden tratar
das estaba financiada por títulos a corto plazo. Cuando las las deudas de los hogares considerándolas globalmente. Evi-
tasas crecieron, hubo que renovar esos títulos con tasas dentemente, habría que distinguir en ellas diversos grupos:
mayores. Esta operación fue el origen del déficit de los años los acreedores y los prestamistas. Ciertos hogares pertenecen
ochenta y noventa.
estructuralmente a uno u a otro de estos grupos; otros pasan
Es imposible echarle la responsabilidad del aumento de de uno a otro (por ejemplo, al pedir un préstamo para ad-
las tasas de interés a un mecanismo de mercado ligado a los quirir una vivienda primero hay que ahorrar). Los datos
déficit públicos. Éstos aparecieron después del alza de las disponibles, sin embargo, no nos permiten aislar las fraccio~
tasas de interés y no queda nada de ellos cuando se deja de nes pertinentes y deberemos contentamos con agregados.
lado la carga de los intereses. La gráfica x.3 ilustra el monto anual de los préstamos de
Circula igualmente otro argumento que sostiene que el los hogares (deduciendo los rembolsas). Esos préstamos re-
aumento de las tasas era indispensable para obligar a los presentaban cada año, hasta 1985, una cantidad sumamen-
Estados a controlar su gasto. Eso equivale a suponer que te constante, pero en 1986 y 1987 ese monto aumentó de
el Estado no habría podido, con otras políticas, asegurar manera brutal hasta duplicarse.
500 ENDEUDAMIENTO DEL ESTADO KEYNESIANO 125
450
400 Para comprender el significado de esos acontecimientos
350
hay que volver a colocar este problema del endeudamiento
en el marco general de la crisis y del modo como la enfren-
~o ,
taron los hogares. La masa total de los salarios constituye el
250 ./\ principal componente de los ingresos de los hogares. Antes
200 ••••••·· ¡
de la crisis, hasta 1974, esa masa crecía a una tasa superior
150 i i
i \ . . l""'\ a 6.2% anual, en términos reales. Desde 1974 hasta 1982 si-
100 ...........-----\ ,. 1 "
guió aumentando, pero en menor medida. Frente a esa
50
.... " .."'....
¡
··"···
., ••...........• - ..
......... •......... \. .l \ ¡
.\,l •"• :·,•
1
,:•••.
l desaceleración del crecimiento de sus ingresos, los hogares
or------------------'M•i-•-- disminuyeron sus gastos. De esa manera, evitaron endeu-
_50 V 1910-1991 darse. Los años 1982-1987 fueron los peores: la masa sala-
1975 1985 1995
---totales rial permaneció casi constante debido al débil progreso de
••••••·••••• corto plazo las remuneraciones y ala disminución del empleo (estanca-
miento de la masa total de los salarios significa progreso
GRAFICA X.3. Préstamos anuales contraídos por los hogares, totales
Y a corto plazo (en miles de millones de francos de 1995): Francia. para algunos y retroceso para otros). Los hogares -algunos
Los préstamos se e,ntienden siempre quitándoles los rembolsas. de ellos- redujeron sus gastos pero no en la proporción de
la caída de sus ingresos, lo que los obligó a endeudarse.
Este recurso al préstamo era el de los fines de mes difíciles:
un endeudamiento muy difundido. Este aumento fue sobre
130 todo el de los créditos a corto plazo (gráfica x.3), cuyas tasas
120 de interés crecían mucho. De ahí resultó una ola de sobre-
110 endeudamiento que justificó una importante intervención
100 pública (en el marco de las comisiones de sobreendeuda-
90 miento). Las características de éste han sido analizadas en
80 diversos estudios que revelan su relación con la crisis. 2 El
70 crédito al consumo figura en casi 90% de los expedientes,
60 sea solo, sea junto con los créditos inmobiliarios; en casi la
50 mitad de los casos, las dificultades tienen relación con el des-
40 empleo.
30-¡---:-::c:----i---.---.----..----,....'.1..::.97~0:.:,:·2~0'..'.'..05::__ El hecho de que este endeudamiento se produjera va-
1975 1985 1995 2005 rios años después del alza de las tasas de interés de comien-
- - - Estados Unidos
zos de los años ochenta no disminuye la responsabilidad del
········-·· Francia
2 Véase el dossier "Endettement/Surendettement'' de la Revue d'Économie
GRÁFICA X,4. ~ocien_te entre las deudas de los h~gares y sus ingresos
Financiere, 46 (1998), y J. J. Hyest y P. Loridant, Surendettement, prévenir
disponibles (%): Francia y Estados Unidos et guérir, Informe de Comunicación, Sénat, 60 (1997).
111
1

ENDEUDAMIENTO DEL ESTADO KEYNESIANO 127


126 LA LEY DE LAS FINANZAS
crecimiento del endeudamiento de los hogares en Estados
cambio de política. Los hogares, que peleaban contra las
Unidos y su carácter duradero nos remiten a ciertos rasgos
dificultades propias de la crisis (desocupación, precariedad
de la situación macroeconómica de Estados Unidos que
del empleo), fueron víctimas de esa política por partida do-
analizaremos en su momento (la debilidad del ahorro en
ble. En primer lugar, los ingresos sufrieron una contracción
ese país y el financiamiento de la economía estadunidense
severa, hasta un estancamiento completo de la masa sala-
rial: el alza de las tasas prolongó y acentuó el desempleo, y por el extranjero). 3
éste -más en general las políticas neoliberales- contribu-
yó al congelamiento de los salarios. Por otra parte, la carga
de los intereses es uno de los componentes de los gastos de
los hogares y el aumento de las tasas de interés pesó fuerte-
mente sobre su situación. En 1987, el pago de los intereses
llegó a casi la mitad de los nuevos préstamos: endeudarse
más para pagar sus intereses; conocemos la lógica de tales
degradaciones acumulativas.
Esos flujos crecientes de préstamos se reflejaron natu-
ralmente en el aum~nto de la masa de deudas de los hoga-
res (con cierto retraso). Es lo que muestra la gráfica x.4: en
ella se ve claramente, a fines de los años ochenta, el creci-
miento de las deudas de los hogares franceses, que hasta
entonces representaban entre SO y 55% de su ingreso dispo-
nible y subieron rápidamente casi hasta 75%. Aunque el
sobreendeudamiento sigue siendo un problema, esta deriva
no fue permanente. El periodo de austeridad llegó por fin a
• su término y se recuperó el crecimiento (recuadro vm.1): la
desocupación se estabilizó y la masa salarial volvió a incre-
mentarse mientras el progreso de los gastos de los hogares
seguía siendo moderado. De ahí surgió en gran medida el
carácter efímero de este episodio de endeudamiento.
El crecimiento del endeudamiento de los hogares fue
más acentuado en Estados Unidos que en Francia (gráfica
x.4). Partiendo de un piso en el cual las deudas totales de los
hogares representaban un poco menos de 70% de su ingre-
so, no muy lejano al índice francés, esa tasa tomó vuelo,
como en Francia. Y por el contrario, siguió elevándose en
3 Capítulo XII, "Una mundialización en condiciones de hegemonía".
los años noventa, para llegar a superar 130% en 2005. Este
LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 129

tasas de interés de 1979: la crisis de la deuda de los países de


la periferia y la de los sistemas financieros de los países del
centro.
XI. LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS Tenemos, pues, que volver en este punto a un episodio
FINANCIERAS: EL GOLPE DE 1979 que sucedió hace más de 20 años pero cuyas consecuencias
Y LA GLOBALIZACIÓN son siempre igualmente dramáticas. El de la crisis que co-
menzó en el mes de agosto de 1982 con la declaración de
México de que no estaba en condiciones de cumplir con sus
EL ACTA de acusación levantada contra las finanzas neolibe- compromisos. Pero México no fue sino el primero de una
rales es ya muy dura. El golpe de 1979 prolongó los efectos larga serie. En octubre de 1983, ya habían re-escalonado sus
de la crisis, en particular la desocupación, y contribuyó al deudas 27 países y otros más los seguirían. Los cuatro prin-
endeudamiento de los Estados y de una fracción de los hoga- cipales países endeudados, México, Brasil, Venezuela y
, res ya fragilizados por la desaceleración del crecimiento, la Argentina, representaban 74% de las deudas de los países
desocupación y la precariedad. Este capítulo aumenta aún menos desarrollados (Less Developed Countries).
esa carga. §Lmi~m..QJ.ien~_ col!J._o .0bjetivo. r'ecordar_Jª_z_e.x.da: ¿Cómo esos países habían llegado repentinamente a la
bJ:a.epidemia~de orisis:monetarias y financieras cuyos.cg~- suspensión de pagos en forma simultánea? El choque del
jill!J:M!S..Semru:6.,eLne..oJH~erªlismo. aumento de las tasas de interés y de la desinflación, es decir,
:§sas crisi~--~~__enyaria5, categorías.-Las deJ.q~ los aumentos de las tasas de interés reales, golpeó frontal-
wos pcb~n1a,..mut2,,.~»--!8:_P~X~f~~a como C;!n_el centro,_&,;- mente a los países que habían emprendido una política de
~~..!ílJP.~l!~ ~l _e_fe_f_t_o_~1WJ.entQde~las=:tasasºdeJnte; endeudamiento (a tasas variables). La violencia de ese cho-
rés...que..se-.c-enjuge-,eon-la~des1:eglamentació,o,.,n¡p,1;1,_e,t~~ que se refleja en el alza repentina de la tasa de interés real
..financiera. Lasc:i;jsis-deJ-0s-añJl5noventa estuvieron_SQQ_~ aparente en las deudas de esos países: el cociente entre la
,t_q,_cloJigadas..__c_QJ.1Ja__gloqalizacióncde-JQs mercados,_ lllhªS.P~_!;; masa de los intereses y el total de las deudas quitándole el
J.Q_particul~beralism.o-en-su dimensión intem~- índice de inflación estadunidense (gráfica XI.1). Se observan,
~cional~Las-primeras fueron la expresión de la entrada e:i;i~ como en los países capitalistas del centro, las tasas débiles
~.ru:w;i.l~:p.e_ol!beral en~eptr_o_yJ.&,J?eriferia;_ !a~ _C!~S (en este caso negativas) de los años setenta, su ascenso ver-
.monetaci.a5.4financi~ras qu,e sigui,e;i:op_Jueron caracte:ti~ti- tiginoso resultante del cambio de política y después las
_,cas..deln.e.olib.eralismo ponsJi,tl,.l.i,{/,_Qs.~C~I;J,t:J:P. y exportado tasas particularmente elevadas de los años ochenta. Es fácil
~.aJª~R<t!if~a,._J>~, naturalmente~e.&aJi::ontera no es imp.,.¡;: comprender que, en tales condiciones, el endeudamiento se
meibleJ - -- tomaba insostenible. 2
Vamos a evocar primeramente las dos grandes crisis 2 Hacemos abstracci6n de los aspectos políticos de estos acontecimien-

financieras directamente enlazadas con el aumento de las tos, los cuales van más allá de las ambiciones de este libro. Consultar al
respecto en particular el capítulo IX del libro de Eric Toussaint, que coloca
1 En este capítulo utilizamos ampliamente FDIC, History of the Eighties. el aumento de las deudas en el marco de la acción de McNamara en un
Lessons far the Future, Federal Deposit Insurance Corporation, Washing- contexto de lucha contra el comunismo, La BoUrse ou la vie, la finance con-
ton, 1997. tre les peuples, CADTM, Bruselas, 1998.

128
4 LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 131

2 El crecimiento de las deudas fue anterior a los años


ochenta y el cambio de la política monetaria de 1979 no
carga con toda la responsabilidad por la crisis, pero se le
o,-¡----------1--------------
puede imputar buena parte de ella. A comienzos de los años
-2
setenta, las deudas de los países en desarrollo, según la defi-
nición del Banco Mundial, no representaban sino de 7 a
-4
8%, aproximadamente, de la producción total de esos países.
Esa tasa había sido multiplicada por dos en 1979, con un au-
mento importante de la fracción de esas deudas debida a
-6.-------.-----,-----,-------r--1:.:.9.:...71:..·1:.:.9.:..:96:;_
1975 1985 1995 corto plazo, lo que constituía una amenaza créciente. Ese
GRABcA x1.1. Tasa de interés real aparente(%): países en desarrollo. cociente pasó, entre 1979 y 1987, ¡de 15% a 39% de la pro-
Es el cociente entre la masa de los intereses y el total de las deudas ducción! El servicio de esa deuda, interés y amortización,
externas, deduciendo el índice de inflación estadunidense. que representaba entre 7 y 8% de las exportaciones, se elevó
de repente hasta cerca de 23% de las mismas en 1986.
Aunada a la baja de los precios de las materias primas
exportadas por esos países y a la debilidad de la demanda de
los países del centro, que estaban en crisis, esa formidable
extracción de intereses tuvo un efecto catastrófico. La gráfi-
ca xr.2 describe la producción de los países en desarrollo
expresada en dólares de 1992. Esta variable no refleja direc-
tamente las variaciones del nivel de vida de las poblaciones,
6000 pero mide el poder de compra que representa la producción
5500
de esos países con respecto a la de Estados Unidos. Es difí-
cil ser más claro. Estamos ante un derrumbe que contrasta
5000 con los progresos en los años setenta. Ciertamente el dólar
fluctuó mucho a comienzos de los años ochenta, lo que per-
4500 turba esos movimientos, pero 15 años más tarde, en 1996,
la producción de esos países todavía no había alcanzado en
4000
esta medición el máximo de 1979.
La segunda gran crisis de esos años neoliberales, ligada
directamente con el aumento de las tasas de interés, golpeó
3500-r-----:-:-r----.-------¡-----.-~19:..:.7..:..0·:.:.19:.:9~6- al centro, incluido Estados Unidos. Muchas de esas dificul-
1975 1985 1995
tades fueron las consecuencias inmediatas del alza de las
GRÁl'IcA xr.2. Producción (en miles de millones de dólares de 1992): tasas, pero se prolongaron en los años noventa en relación
países en desarrollo
con las desregulaciones nacionales e internacionales.
LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 133
132 LA LEY DE LAS FINANZAS

Desde el comienzo de los años ochenta, pocos sistemas 350


bancarios la évitaron. Salvó Alemania, que es citada como 300 f¡
la excepció.n qu~ confirma la regla, casi todos los grandes
pa:(ses capitalistas fueron afectados: Estados Unidos, Japón, 250
Francia, Reino Unido y los países escandinavos, Las institu- 200
ciones financieras de Estados Unidos fueron golpeadas por
una ola de quiebras sin precedente desde la crisis de 1929. 150
El caso de Japón es co,nocido y todos en Francia están fami- 100
liarizados, con las dificultades del Crédit Lyonnais, del ---
Comptoir des Entrepreneurs y del Crédit Foncier. El caso 50
de los países escandinavos fue ejemplar: recordemos que el 1945-2004
o 1970 1980 1990 2000
rescate de los bancos finlandeses costó al Estado una sexta 1950 1960
parte-de la producción total de un año. La Europa meridio- -bancos
-·---------· cajas de ahorro
nal no estaba en mejores condiciones, si se tiene en cuenta
el volumen de los créditos defectuosos que en ella se acu- Número de bancos y de cajas de ahorro en quiebra
GRAFICA XI.3.
o rescatados: Estados Unidos.
mulabc\cn,3 La prensa habló mucho de la quiebra del banco Bancos y cajas de ahorro cuyos clientes tienen sus depósitos asegu~
inglés Barings y del salvamento del fondo estadunidense radas por la Federal Deposit Insurance Corporation que fueron
Long Term Capital Management. cerrados o fueron salvados por ese seguro.
Vamos a evocar aquí de un modo un poco más preciso
ciertos aspectos de la crisis financiera estadunidense de los
años ochenta y comienzos de los noventa: la quiebra de golpe de 1979. La crisis del sistema bap.cario estadunidense
los bancos y de las cajas de ahorro (SaVings and Loan Asso- tuvo como causa principal la insolvencia de quienes con-,
ciations). Entre 1984 y 1994 tasi 1500 bancos y 1 i5o cajas traían préstamos, especialmente internacionales, la cual fue
de ahorro (sobre un total de alrededor de 14500 bancos y causada por el alza de las tasas. A los países de la periferia
3 400 cajas de ahorro en 1984) quebraron o necesitaron la in- se agregaron la agricultura estadunidense, el sector de la
tervención del seguro federal de los depósitos (gráficaXI,3),4 energía y sobre todo el sector inmobiliario empresarial, que
Del análisis de esas perturbaciones surgen algunos ras- había tenido antes una llamarada espe·culativa. ¡De este
gos generales, En primer lugar, el aumento de las tasas de modo, la tasa de ganancia del sector financiero tardó en au-
interés a comienzos de los años ochenta fue en ellos un fac- mentar en los años ochenta a pesar de los aumentos de las
tor primor.dial, Se puede hablar, a este respecto, del contra- tasas de interés reales! 1
Es estrecha la relación entre la crisis bancaria estaduni~
3 Sobre todos estos femas, véase J. Lambert, J. Le Cacheux. y A.. Mahuet dense y la de la deuda de los países de la periferia. Para dar
"L'épidémie df crises bancaires dans les pays de l'ocnE", Observations e; una, idea, indicaremos solamente que los préstamos de los
Diagnostics Économiques, 61 (1997), pp. 93-138. bancos de Estados Unidos a esos países equivalían a cerca
4 La quiebra bancaria más estruendosa fue la de Continental Illinois
National Bank and Trust Corporation en 1984.
de la mitad de sus capitales propios en 1977 y a más que esos
LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 135
Xl.1. CRISIS DE LAS CAJAS DE AHORRO EN ESTADOS UNIDOS
capitales en 1987. En 1983, un año después del comienzo de
Las cajas de ahorro estadunidenses son instituciones de ahorro la crisis, cerca de un cuarto de las deudas de los cuatro países
que tradicionalmente se orientan hacia el financiamiento de más endeudados (México, Brasil, Venezuela y Argentina) eran
las viviendas. Sus depósitos representaban entre 55 y 60% de los con los ocho mayores bancos estadunidenses y representa-
de los bancos antes de la crisis (1966-1988) y quedaron redu- ban 147% de los capitales propios de éstos. A pesar de cier-
cidos a 20% en 1999. El principio de la actividad de esas cajas to número de advertencias, el curso de las acciones de esos
es que remuneran sus depósitos a tasas (a corto plazo) meno- bancos siguió aumentando. En 1987 Citicorp hizo aparecer
res que las tasas (a largo plazo) sobre los créditos hipotecarios en sus cuentas las provisiones para pérdidas. En 1989, cer-
que conceden. En 1966, a las tasas pagadas por los depósitos se ca de la mitad de esos créditos en el sistema bancario esta-
les había puesto un techo reglamentario, a pedido de las cajas, ban cubiertos por tales provisiones.
preocupadas por su rentabilidad.ª Debido a eso los hogares Las consecuencias de la ola de desreglamentación Y de
ahorristas colocaron en otra parte sus economías cuando las re-reglamentación fueron igualmente cruciales y el modo en
tasas.de interés aumentaron a comienzos de los años ochenta, que fue dirigida la crisis de las cajas de ahorro es particu-
para obtener mejores rendimientos, según un proceso llamado larmente revelador a este respecto. En la primera fase de la
de desintermediación. Una primera crisis se produjo a co- crisis, la administración de Reagan, devota de los valores del
mienzos de los años ochenta, pues los capitales propios del mercado, no quiso emprender el rescate y la restructuración
cohjunto de las cajas hab·lan quedado reducidos virtualmente del sector. Se utilizaron todas las recetas neoliberales: liber-
a cero. La actividad de las cajas fue objeto entonces de una tad de remune;ar los depósitos y de emprender todo tipo de
profunda desreglamentación y el gobierno alentó las fusiones. actividades, especialmente las más especulativas, y estímulo
De eso resultó una actividad desbordante y desordenada entre a las fusiones. El gobierno federal modificó posteriormente
1982 y 1985, pues las cajas se lanzaron a toda clase de acti- su actitud e hizo todo lo que se debía hacer para que la crisis
vidades consideradas lucrativas, casinos, estaciones de deportes financiera no degenerase en una crisis similar a la de los
invernales ... y en particular en el inmobiliario empresarial, que años treinta: garantizó en particular el financiamiento del
había enloquecido. A partir de 1986 las pérdidas fueron co- seguro de los depósitos (recuadro x1.1).
losales, sobre todo en relación con la caída de los precios inmo- Mucho se ha escrito recientemente sobre las crisis neo-
biliarios. George Bush lanzó un gran programa de rescate en liberales del segundo tipo, que están menos ligadas al aumen-
1989, cuyo costo todavía hay que precisar.b to de las tasas de interés pero remiten directamente a la glo-
balización de los mercados y a la movilidad internacional
del capital.
ª T. F. Cargill, Money, the Financia/ System, and Monetary Policy, Prentice- Además de la crisis de la deuda, México nos da un ejem-
Hall, Englewoods Cliffs, 1991, p. 304. plo precoz de ese tipo de crisis: la de 1994-1995. Tras seis
b Ese costo debe ser estimado en 160 000 millones de dólares a lo largo de
numerosos años (para aclarar las ideas, el total de los gastos presupuestarios en años de una política que el FMI consideraba ejemplar, a fines
Estados Unidos en 1998 era de 2 500 miles de millones de dólares -dos billones de diciembre de 1994 México tuvo que dejar repentinamente
500 miles de millones)-. Sobre estos temas, véase el cuadro nada complaciente que su moneda fluctuase en relación con el dólar. En un año
en Fo1c, History of the Eighties, op. cit., nota 1.
el peso perdió la mitad de su valor, la Bolsa cayó en igual por-
136 LA LEY DE LAS FINANZAS LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 137

Xl.2. LA CRISIS MEXICANA DE 1994-1995 Lá crisis mexicana puso fin a una fase de euforia, a un
periodo de estabilidad de la moneda en relación con el dólar
A_ fi_nes de los años ochenta México tenía una inflación muy y de llegada masiva de capitales extranjeros. Ella anunciaba
raprda (anualmente se duplicaban los precios). Se realizó una la del Sudeste asiático, tres años más tarde, en 1997. Prime-
reforma considerable. Ella tuvo aspectos macroeconómicos ro se produjo el derrumbe del bath tailandés, después el de
tradicionales, en particular la supresión del déficit del presu- las monedas de Filipinas, Indonesia y Corea del Sur. Las
puesto del Estado y el mantenimiento de un tipo de cambio bolsas acompañaron a las monedas en su caída, al igual que
estable del peso, pero su alcance fue mucho mayor. se puede las quiebras, en particular las de ciertos conglomerados
caracterizar ese golpe de timón como un movimiento de libe- coreanos, los chaebols. En todos esos países, las consecuen-
ralización: privatización, desregulación, reorientación de la cias de esas crisis fueron dramáticas: desocupación y mise-
economía hacia el exterior (lo que debía llevar a la firma del ria causada por el encarecimiento de los alimentos básicos,
TLCAN en 1993), explosión del sector financiero. Según sus crite- aumento de Ja delincuencia y de la criminalidad ...
rios internos, ese programa fue coronado por el éxito en todos En el caso de Corea, las gráficas xr.4 y '.XI.S ilustran la vio-
los campos, aunque México jamás haya recuperado sus tasas lencia de esos choques. El índice de desocupación, que lle-
de crecimiento previas a 1982. gaba a 2% antes de la crisis, se elevó repentinamente hasta
El índice inflacionari9, en vías de disminución, era.a fines 7% u 8%. Las cotizaciones bursátiles, ya orientadas a la baja
del periodo superior al de los socios comerciales de México, a desde comienzos del año 1995, se hundieron brutalmente y
pesar de la moderación de los salarios. Los precios relativos de quedaron divididas por más de dos en un año. La recupera-
los bienes nacionales y extranjeros evolucionaban sin cesar en ción de la actividad, sobre todo en la industria, se benefició
favor de estos últimos. Todo el periodo se caracterizó por un mucho con la devaluación de un tercio del won con respec-
creciente déficit en el intercambio comercial internacional: to al dólar, sin que el índice de desocupación recuperase sus
cada vez había más importaciones con respecto a las exporta- niveles anteriores.
:iones, a pesar de la venta de petróleo. En esas condiciones A esos ejemplos habría que agregar la situación casi de
era imposible mantener la paridad de la moneda mexicana. quiebra en Rusia tras la caída del rublo en agosto de 1998 y
México tuvo que recurrir a montajes cada vez más escabrosos el contagio de la crisis asiática al Brasil a fines de 1998, des-
para retener los capitales extranjeros. Al tornarse evidente la pués a Turquía y la situación en Argentina desde fines de
necesidad de un ajuste, los capitales alzaron vuelo, provocan- 2001, otra gran demostración de esta inestabili9-ad neolibe-
do una crisis de gran envergadura. ral con consecuencias dramáticas ...
Es difícil explicar esas crisis monetarias y financieras.
Para hacerlo, se enumera cierta cantidad de factores: la
centaje, las tasas de interés se fueron por las nubes y Ja eco- fragilidad del sistema bancario ligada a la desregulación
nomía cayó en recesión, con temibles consecuencias socia- (tanto en el centro como en la periferia); la mala gestión de
les. El poder adquisitivo medio de los asalariados mexicanos ciertas instituciones financieras públicas o privadas y Ja
cayó a la mitad; el índice de pobreza subió de 30% a 50% falta de supervisión de la actividad bancaria por los orga-
pero México pagó sus deudas (recuadro xr.2). ' nismos, nacionales o internacionales; Ja flexibilidad de las
8
LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 139
7
tasas de cambio o, a la inversa, la indexación de algunas
6
monedas por el dólar (según los países y los diferentes
5 periodos); la libre movilidad internacional del capital (que
4 afecta en particular a la periferia). A ello hay que agregar
las elevadas tasas de interés que condujeron a cesar los
3
rembolsas.
2 Sin embargo, aún falta en este cuadro un elemento im-
portante, o sea el crecimiento demencial del sector :financie-
ro durante los años ochenta y noventa, que trataremos ulte-
O -i-~;¡;-:;---.-~r::--:-~-:-:r-:---.--¡---_;1~9~90~..!_:1-~19~9~9.~4~ riormente. 5 Ese crecimiento fue financiado por los flujos
1991.1 1993.1 1995.1 1997, 1 1999.1
netos de intereses que extrajo ese sector del resto de la eco-
GRAFICA xu. f ndice de desocupación (%): Corea del Sur
nomía, y por el aflujo de capitales estimulados por esa ren-
tabilidad. Tal explosión, en todas las circunstancias, ·habría
puesto en riesgo al sector :financiero. Pero coincidió, y no por
casualidad, con una formidable desregulación. Mientras la
masa de los fondos disponibles se multiplicaba, las :finanzas
se sacaban de encima algunos de los controles que la traba-
ban; cuando la situación requería una aún mayor pruden-
cia, se hacía de todo para reducir las reglas que imponían
contención y disciplina.
No hay duda de que la actividad de las instituciones
120 financieras debe ser reglamentada y sometida a ciertos con-
troles (sabiendo que aquí nos colocamos desde el punto de
vista exclusivo de la estabilidad monetaria y financiera).
Ese control, en las décadas anteriores al neoliberalismo, era
80 asegurado por los Bancos centrales, bajo la supervisión de
los Estados. El relajamiento de esa vigilancia y su debilidad
60
en el plano internacional plantean de manera aguda el pro-
40 blema de la emergencia de reglas de sustitución y de la crea-
ción de organismos internacionales que puedan imponerlas
20 en escala planetaria. Reglas de gestión, llamadas prudencia-
les, comienzan a establecerse gradualmente; se formulan
0-¡-~:;J-;"-:;--,~~::-:--r--:-:r-,---,--.~19~9~0..!_:1-~19~9~9.~4~ llamados al orden; se organizan operaciones de salvamento.
1991.1 1993.1 1995.1 1997.1 1999.1
GRAFICA XI.s. Cotizaciones bursátiles (1995=100}: Corea del Sur 5 Capítulo xm, "Financiarización: ¿mito o realidad?"
J40 LA LEY DE LAS FINANZAS
LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 141
Es dificil sostener que esas disposiciones son inútiles, pero la fuente de una temible inestabilidad. La inminencia de las
no impidemel retorno de las crisis.
recesiones. creaba cada vez las condiciones de su amplifica-
Los mecanismos que gobiernan los cambios entre las ción y transformaba en crisis grave un mal funcionamiento
monedas contribuyeron a esas perturbaciones. El sistema
banal o un endeudamiento que implicaba un ajuste. Es un
monetariq mundial combinaba, en los afios noventa; casi
fenómeno antiguo pero que ha asumido proporciones inau-
indexaciones tendientes a ligar algunas monedas a1 dólar '
ditas en los años noventa. El tremendo aflujo de capitales a
con cambios flotantes que conducían a muy fuertes -varia-
los países llamados emergentes data de 1990; pero esos flujos
ciones de las tasas de cambio, como entre el dólar y el yen: '
se invirtieron repentinamente al acercarse la crisis de 1997.7
un extraño coctel de extrema rigidez y de flexibilidad. La
El problema de la libre movilidad del capital toca un
indexación de algunas monedas (como el peso argentino)
aspecto fundamental del funcionamiento del capitalismo,
con el dólar parecía tranquilizar a los capitales internacio-
un punto neurálgico de la estrategia neoliberal de rea.finna-
nales contra los riesgos de cambio y, por lo tanto, permitir
.ción de las prerrogativas de los propietarios de capitales. Las
sus 111-ovimientos en las condiciones más satisfactorias para
verdaderas amenazas no resultan de tales o cuales desequi-
los financieros. Pero las fluctuaciones de otras monedas
librios macroeconómicos, de tales o cuales imprudencias fi-
(y los diferenciales inflacionarios) podían desestabililizar el
nancieras¡ de tales o cuales errores en las políticas, sino del
edificio. De este modo 'Ciertos países de Asia sudorienta!, grado y las formas de la afirmación de esta libertad.
como Corea del Sur, que· estaban profundamente ligados a la
No hay capitalismo sin movilidad del capital. El capital
economía japonesa; sin embargo habían regulado su cambio
se valoriza en las firmas, mediante la producción, pero en
por el dólar (utilizado en las transacciones internacionales).
una escala superior debe haber agentes, los capitalistas, que
Eso fue muy ventajoso mientras el dólar se depreciaba.
desplazan constantemente los capitales entre las diferentes
Pero las fuertes variaciones de los cambios entre el dólar y
6 empresas 1 las diferentes ramas: una de las modalidades de
el yen, en particular la revalorización en 27% del dólar en-
la maximización de la ganancia y una de las funciones de las
tre junio de 1997 y agosto de 1998 (o sea, en 14 meses); re-
finanzas.
valuaron igualmente las monedas de esas economías crean-
Los problemas proceden de la inevitable autonomiza-
do las condiciones para una recesión, amplificada por otros
.elementos. ción de los mecanismos .financieros en relación con sus
bases en la producdón. EnJas actividades productivas, los
El factor de las crisis de los años noventa que más fre-
movimientos de capitales tienen una gran viscosidad, pues
cuentemente se menciona es la libertad de movimiento de
una parte de los capitales está inmovilizada en edificios o
los capitales en el mercado mundial. En los países avanzados
máquinas. Las empresas no toman decisiones estratégicas
esta libertad limitó radicalmente la autonomía de las políti-
(desarrollar una actividad, reorganizarla o abandonarla) en
cas nacionales, lo qtie constituye ya un serio handicap. Pero
7 Conferencia de las Naciortes' Unidas sobre Comercio 'y Desarrollo,
en los países emergentes esta movilidad de los capitales fue (cNuci;n), lnfonne sobre el c9mercip y ~l desarrollo, Nw:va York, Naciones
6 Unidas 1 1999. Aunque la idea de James Tobin sea antenor, hubo un nuevo
La discusión de la hegemonía estadunidense, subyacente en estos
análisis, nos dará la ocasión para examinar esas variaciones de los cam- interés por la idea de poner impuestos a los movimientos de los capitales
bios (gráfica xrr.1). internacionales (F. Chesnais, Tobin or not Tobin?, L1Esprít Frappeur,
París, 1998).
LA EPIDEMIA DE LAS CRISIS FINANCIERAS 143
142 LA LEY DE LAS FINANZAS
aumento de las tasas de interés, o bien caerán, confirmando
todos los momentos. Si uno se compromete, lo debe hacer
de modo duradero; ése es el precio de la eficiencia. las anticipaciones negativas. .
Cuando se habla de fragilidad financiera y monetana se
La movilidad integral no debe ser interpretada como
habla de todo eso, de la utopía de un capitalismo don_de
un simple apéndice necesario de la internacionalización
siempre es posible estar al abrigo de las pérdida~, del mito
de la producción. No se puede negar que el desarrollo de
de un juego donde todos los poseedores de capital ganan,
las sociedades multinacionales exigía una reorganización
todos y siempre: estar siempre en todos los auges, desertar
de las operaciones monetarias y financieras en el plano
mundial, pero la reivindicación de la liberalización total, siempre antes de los derrumbes.
incluso en condiciones de crisis, no se refiere tanto a las
operaciones financieras como complementos indispensa-
bles de la producción en el seno de vastas empresas, sino
en tanto que operaciones particulares y en gran medida
autónomas (en las que intervienen igualmente las multina-
cionales).
Los mercados financieros tienen una lógica y un funcio-
namiento propios. Las finanzas son hipersensibles a las
menores señales que inéiican ganancias o pérdidas eventua-
les. Si una actividad parece rentable, los capitales se dirigi-
rán hacia ella; si otra demuestra ser poco lucrativa, los capi-
tales huirán. Toda la historia del capitalismo está atravesada
por la construcción, paralelamente al mundo de la produc-
ción, de instituciones financieras que facilitan esos movi-
mientos, y por tentativas de perfeccionarlas constantemente
~de ahí la igualmente constante necesidad de reglamentar
esas operaciones-. Esos dispositivos son eficaces desde
cierto punto de vista, en el sentido de que facilitan adoptar
decisiones. Pero también tienen consecuencias potencial-
mente devastadoras. La historia de las crisis bursátiles lo
demuestra: cuando todos quieren salir del juego, los cursos
se derrumban.
Lo mismo sucede con los mercados monetarios. Si quie-
nes poseen capitales presienten la desvalorización de una
moneda, tratan de convertir sus haberes en otra moneda.
Las tasas de cambio se preservarán eventualmente gracias a
la compraventa de divisas por los Bancos Centrales o al
UNA MUNDIALIZACIÓN EN CONDICIONES DE HEGEMONÍA 145

premiso político anterior, a desreglamentar y re-reglamen-


tar según sus intereses financieros, y a favorecer las posicio-
nes estadunidenses en todo el mundo, trátese de las finan-
, XII. UNA MUNDIALIZACIÓN zas, del comercio, de la investigación ... Esta situación se ve
EN CONDICIONES DE HEGEMONÍA reforzada por la estrecha relación que existe entre las finan-
zas de Estados Unidos y las de Reino Unido, dada la impor-
tancia de la plaza de Londres.
Sr EL neoliberalismo significó el retornó a la hegemonía de " Esta hegemonía financiera estadunidense se inscribe en
las finanzas en los principales países capitalistas desarrolla- un contexto más general técnico, militar, político y cultu-
dos y en escala planetaria, no hay que menospreciar la pre- ral.3 En el plano estrictamente económico hay que recordar
eminencia estadunidense. Internacionalización del capital que en 1999 Estados Unidos era el origen de cerca de un
y globalización de los mercados no son sinónimos de rela- tercio de la producción de los 30 países de la ocoE.. A pesar
ciones equilibradas, en particular en relación con los países de que en ciertos campos ha sido alcanzada y quizá supera-
menos avanzados. A la inversa, la afirmación del neolibera- da, la economía estadunidense sigue estando a la punta en
lismo coincidió con un renovado vigor de la hegemonía de muchas tecnologías.
Estados Unidos; en última instancia, de las finanzas estadu- Se pueden ilustrar las ventajas que Estados Unidos obtu-
1
nidenses.l vo de esta posición en todos los campos explorados en los
En las finanzas mundiales, Estados Unidos ocupa un capítulos precedentes. La política de tasas de intereses rea-
lugar privilegiado. Las instituciones financieras (bancos, les elevadas causó daños en todas partes, incluso en Esta-
fondos de inversión, etc.), las grandes multinacionales am- dos Unidos, pero en este caso fueron menores; Europa y,
pliamente financierizadas y los ricos poseedores de títulos peor aún, la periferia, los sufrieron de modo terrible; no fue
de Estados Unidos son dominantes. Esta dominación se Estados Unidos el que pagó los platos rotos de la globali-
apoya en su Estado,2 el cual tiende a desprenderse del com- zación de los mercados sino, a la inversa, el que obtuvo los
1 Esta situación suscita un renacimiento de los análisis en términos de
beneficios de ella; el papel del dólar como moneda inter-
imperialismo (G. Duménil y D. Lévy [comps.], Le triangle infernal. Crise, nacional le permitió combinar ritmos sostenidos de gastos
mondialisation, financiarisation, Presses Universitaires de France, París, de consumo o de vivienda con el crecimiento de su econo-
1999, segunda parte). Véanse igualmente las numerosas obras dedicadas a mía. Vale la pena examinar estos puntos con mayor dete-
la mundialización neoliberal, como S. Amin, Les défi,s de la mondialisation,
L'Harmattan, París, 1996; M. Husson, Misere du capital. Une critique du nimiento (omitiremos la cuestión de las negociaciones co-
néolibéralisme, Syros, París, 1996, segunda parte; F. Chesnais (comp.), La merciales). 4
mondialisation financiere. Genese, cout et enjeux, Syros, París, 1996, y Esta hegemonía estadunidense nos remite al primer
La mondialisation du capital, Syros, París, 1997; M.C. Esposito y M. Azue-
los (comps.), Mondialisation et dominatíon économique. La dynamique
anglo-saxonne, Economica, París, 1997; J. C. Delaunay (comp.), La mon- 3 Actuel Marx, L'hégémonie américaine, núm. 27, dossier preparado por

dialisation en question, L'Harmattan, París, 1999. Gilbert Achcar, 2000.


2 Es la tesis central de Eric Helleiner en su notable obra States and the 4 Véase el cuadro elaborado en B. Hoelanan y M. Kostecki, The Political

Reemergence of Global Finance. FromBretton Woods to the 1990s, Cornell Economy of World Trading System: From GAIT to wro, Oxford University
University Press, Ithaca, 1994. Press, Oxford, 1996.

144
146 LA LEY DE LAS FINANZAS UNA MUNDIALIZACIÓN EN CONDIC!ONES DE HEGEMO.N:ÍA 147

capítulo de esta parte, en el cual habíamos comprobado el esa vía. Era un hecho conocido que las empresas europeas
efecto muy negativo sobre la economía francesa del aumento utilizaban más el crédito bancario para financiarse. Pero la
de las tasas de interés de 1979, que fue una decisión estadu- entrada triunfal en la era neoliberal no podía detenerse ante
nidense. Las empresas francesas se financiaban con présta- esas bagatelas, sobre todo porque los costos principales
mos en condiciones superiores a Estados Unidos, particu- debían ser soportados fuera de Estados Unidos y porque
larmente a comienzos de los años ochenta, cuando las tasas estaban en juego los ingresos de las finanzas.
aumentaron (gráfica XII.7). Mientras las tasas de interés rea- Vamos a observar ahora los mecanismos monetarios y
les eran bajas o negativas, como en los años setenta, ese financieros internacionales: un privilegio de Estados Uni-
modo de financiamiento beneficiaba a las empresas, pero la dos es la posesión de la moneda mundial. Esta ventaja es-
repentina modificación de las tasas causó un considerable tratégica ha sido discutida a menudo. Se habla incluso a
perjuicio a la economía francesa. La tasa de ganancia se re- este respecto de señorío, o sea del privilegio del señor de
dujo en proporciones mucho mayores que en Estados Uni- acuñar su propia moneda e imponer su curso.
dos. ~se choque provocó un intento de reducir las deudas La crisis del dólar en los años setenta habría podido
por parte de las empresas de ambos países. Esa eliminación afectar el papel internacional del dólar. Pero éste sólo se
de la deuda todavía no ha sido alcanzada, sobre todo entre debilitó pasajeramente, y después de la crisis reafirmó cla-
las empresas más pequeñas, a pesar de la fuga ante los prés- ramente su posición de moneda mundial. Es cierto que el
tamos en el curso de los últimos años. Ese peso de las deu- yen lo asustó durante algún tiempo, pero la crisis japonesa
das es un factor esencial en la lentitud de la salida de la cri- dejó a la divisa estadunidense una indiscutida preponde-
sis en Francia y, por consiguiente, en la diferencia entre los rancia. ¿El marco fue alguna vez candidato a la sucesión?
índices de crecimiento registrados en los años noventa en ¿El euro puede llegar a serlo?
los dos países. Insistiremos sobre el papel del dólar en la dominación
¿Qué decir de las deudas de los países de la periferia? El estadunidense, en el seno de un mundo de cambios flotan-
golpe de 1979 realizó una brutal extracción de fondos en tes y de libre movilidad del capital, el de la globalización de
esas economías (capítulo xi). Es tal la violencia de las cifras los mercados. No hay que temer afirmarlo: si Estados Uni-
que nos ahorra los comentarios. dos no hubiese gozado de esta posición dominante jamás
Esta punción en los países de la periferia, así como, en habría sido el agente de esta globalización y ningún país ha-
menor escala, el handicap que el aumento de las tasas hizo bría sido el vector del nuevo orden financiero. En un siste-
pesar sobre Europa y Japón comparativamente con Estados ma de libre movilidad internacional de los capitales, todos
Unidos, eran previsibles. No hay que ver en ellos simples los países están expuestos al retiro de los fondos, pero lo son
efectos secundarios de una terapia que la complejidad de tanto más cuanto su moneda representa poca cosa para los
los mecanismos no permitía anticipar. Estados Unidos inversionistas internacionales, es decir, cuando el curso de
había provocado el endeudamiento de los países de la peri- la misma puede ser fácilmente desestabilizado. Un país cuya
feria en los años setenta; la política de lucha sin tregua con- moneda está colocada sobre las otras de modo indiscutido,
tra la inflación que aplicó al terminar esa década sólo podía está poco expuesto a los efectos de la apertura de los merca-
provocar desastres en los países que habían emprendido dos. Una crisis interna lo afectará mucho menos que a
1:48 LA LEY DE LAS FINANZAS UNA MUNDlALIZACIÓN EN CONDICIONES DE HEGEMONíA 149

otros, pues ésta no se amplificará con los movimientos de


capitales (ese país podría, sin embargo, sufrir los contragol-
1.6
pes de una crisis demasiado profunda en el extranjero). Para 1.5
:todos los demás países, cuyos Estados han perdido en gran 1.4
medida el control de su propia moneda debido al doble he- 1.3
cho de la fluctuación de los cambios y a la libre movilidad 1.2
1.1
de los capitales, los riesgos planteados por la mundiali- 1.0..1------
zación son permanentes y considerables. Esos países pue- 0.9
den sacar momentáneamente ventaja mientras su situación 0.8
económica, política y social aparece suficientemente segura
~:~ ----------·-----······-··· 1960·2005
y es posible realizar en ellos ganancias importantes, pero o.5-1--~---r-------.---.,......--.----.-----.----.--.--
la globalización hace planear sobre ellos una constante 1965 1975 1985 1995 2005

amenaza. - - franco (y euro)


A eso hay que'agregar la manipulación de las tasas de ············yen
cambio y su relación) con la prosperidad interior estaduni- GRÁFXcA :xn.1. Evaluación relativa de la moneda en relación
dense. El examen de la evolución de las tasas de cambio es con el dólar (%): franco y yen.
revelador de la gran liberbid de movimiento de Estados Uni- La oc;ve calcula tasas de cambio, llamadas de paridad de pod~r d~
compra (PPc), que, si se impusieseni asegurarían el mismo poder
dos en la conducción de sus políticas y de la primacía que de compra a una suma dada, en el país en cuestión y en Estados
otorga a los problemas domésticos. Unidos, una vez cambiada esa suma en dólares. Las series de esta
La gráfica xrr.1 describe un indicador de la evaluación del gráfica son los cocientes entre las tasas de cambio existentes y esas
franco y del yen conrespec.to al dólar (la curva para el marco tasas ficticias. Ese cociente es elevado para una moneda sobrevaluada
es muy próxima a la del franco). Si la variable es débjl,. la en relación con el dólar y débil para una moneda subvaluada.
divisa está subvaluadl:1-, e inversamente si es fuerte. La crisis
dél dólar, l:1- comienzos de los años setenta, aparece como
una ruptura. El primer hecho es un cambio de nivel, que el sistema monetario mundial que prevaleció después de la
traduce la desvalorización del dólar después de la crisis. En crisis del dólar permitió a Estados Unidos, y le permite aún
el caso del franco, si se deja de lado el hueco de mediados de frente a Japón, asegurar no la devaluación de la divisa esta-
los años ochenta, la revalorización, con respecto al nivel dunideO:se (¡una moneda dominante no se devalúa!), sino la
de 1960 equivale a un terGio y es relativamente estable. Con revalorización del yen lo que fuera necesario sin compro-
el yen, se tratl:1- de una deriva continua que refleja la política meter la posición del dólar.
estadunidense como reacción a la amenaza que las manu- La fluctuación de las monedas no es un mito: en lugar
facturas japonesl:1-s hacen pesar sobre las estadunidenses de la lenta deriva de los años sesenta y del comienzo de los
debido a los progresos Tealizados en Japón -amenaza ,que setenta, se dibujan curvas muy amplias. Éstas son en gran
en Estados Unidos es percibida muy explícitamente-. Con- medida el efecto de decisiones estadunidenses que respon-
siderando esos. grl;lndes movimientos se comprende que den a necesidades políticas internas de ese país, especial-
150 LA LEY DE LAS FINANZAS UNA MUNDIALIZACIÓN EN CONDICIONES DE HEGEMONÍA 151

mente a la lucha contra la inflación. Así, el acontecimiento cuando las crisis monetarias y financieras del fin de los años
más notable fue el formidable aumento del dólar a comien- noventa.
zos de los años ochenta, concomitante con el cambio de Cuando las tasas de interés reales elevadas devastaron
política monetaria en 1979 (este salto se traduce, en la gráfi- una parte del sistema financiero estadunidense, el gobierno
ca, por la gran flexión de las curvas). Las fluctuaciones pos- de ese país no trató de evitar que ciertas fracciones de su
teriores son a menudo interpretadas como un arma de gue- sistema financiero (bancos o cajas de ahorro) se derrumba-
rra de Estados Unidos contra Japón. Es posible advertir el sen: la ola de quiebras fue enorme (capítulo xi). La preocu-
aumento del yen a mitad de los años noventa y su caída pación era otra: impedir cualquier proceso de generaliza-
posterior -una amplia fluctuación que desempeñó un pa- ción y de contaminación del sector financiero hacia el sector
pel central en el boom de las economías del Sudeste asiático no financiero; el recuerdo de los años treinta estaba presen-
(particularmente de la industria coreana entre 1993 y 1996) te en todos. Esa intervención consistió en poner a dispo-
y su entrada en crisis en 1997 (capítulo xi). 5 sición del sistema de seguro de los depósitos los fondos muy
Es,fácil comprender que, en esas condiciones, los países importantes necesarios para indemnizar a los clientes, fon-
europeos se hayan esforzado, después de la crisis del siste- dos que estaban fuera de proporción con las sumas antes
ma monetario internacional, por restablecer cambios más o destinadas a ese fin. Sin esa garantía de indemnización la
menos rígidos en el seno del sistema monetario europeo, quiebra de numerosos establecimientos habría provocado
aislando sus relaciones recíprocas de esos movimientos in- un movimiento de desconfianza, si no de pánico, que ame-
tempestivos. El establecimiento del euro marca una etapa nazaba con desestabilizar las demás instituciones financie-
en esta tentativa de afirmar cierta autonomía, gracias a un ras y arrastrar a la economía hacia el caos. El Estado esta-
mayor peso internacional que quizá pueda enfrentar la dunidense vela por sus finanzas, por sus empresas, y por la
omnipotencia del dólar. estabilidad de su economía. ...
Otro aspecto de esta hegemonía estadunidense nos Se dibujan allí los contornos de una combinación deli-
remite no ya a los daños causados por las políticas sino al cada, formada por posturas a menudo contradictorias. Por
trátamiento de los mismos. Aquéllos son una cosa y la capa- una parte, el alza de las tasas de interés fue utilizada como
cidad de remediarlos es otra. Es interesante comparar, a fuerza motriz de la reforma del sistema monetario y finan-
este respecto, la intervención de los poderes públicos esta- ciero. Ciertos aspectos del dispositivo creado inmediata-
dunidenses cuando la crisis de los bancos y de las cajas de mente después dela crisis de 1929 fueron eliminados (como
ahorro de los años ochenta y las intervenciones del FMI la reglamentación delas tasas de interés), mientras que otros,
como el seguro a los depósitos y los controles, fueron refor-
5 El precio de los bienes exportados y el precio del Pm difieren sensible-
zados. Era necesario, por otra parte, que esta apuración no
mente. El valor del yen en relación con el dólar tal como se desprende de la
gráfica :xn.1 no refleja con suficiente precisión las condiciones de la compe- pusiese en peligro los otros componentes del sistema finan-
tencia entre las economías de Japón y de Estados Unidos. El precio relati- ciero y la actividad económica en general. Se hizo de todo
vo de las exportaciones japonesas, expresado en dólares, fue mantenido para eso, con el apoyo de un Estado poderoso, y a costa de
hasta los años noventa antes de que las condiciones del intercambio se
deteriorasen. Al apreciar esas evoluciones, habría que ver lo que permite el ese pobre contribuyente del cual se habla en Estados Uni-
progreso técnico y el control de los :márgenes. dos con tanta compasión.
152 LA LEY DE LAS FINANZAS UNA MUNDIALIZACIÓN EN CONDICIONES DE HEGEMONfA 153

Esta solicitud contrasta mucho con cómo se han trata- daños que sufren los demás, y hacer surgir uh orden que
do las catástrofes exteriores a la metrópoli capitalista. 6 El garantice la preeminencia de los intereses estadunidenses, en
contragolpe de las crisis financieras sobre la economía real particular los financieros. El balance fue impresionante
fue mayor en el extranjero, tanto en el caso de los países de en el centro hasta el fin de los años noventa: una sociedad
la periferia después del aumento de las tasas a comienzos financiarizada, ingresos financieros reforzados, una Bolsa
de los años ochenta como en el de los países arrastrados a eufórica1 el boom de los ingresos más elevados.
las crisis de la globalización durante la década siguiente. Hay que interrogarse sobre cuál es el grado d~ cinismo
¿Quién se preocupó por ellos en el centro? ¿Quién, fuera de que prevalece en la conducción de esas políticas. 8 Ya lo
los responsables de esos países, se preocupó por la imposi- hemos dicho, Estados Unidos no ha podido no tener con-
bilidad de evitar que esos choques monetarios (de cambio) ciencia del costo insoportable que representaría para los
y financieros (la retirada de los capitales) desestabilizasen países de la periferia el aumento de las tasas de interés y de
su economía, trayendo aparejadas desocupación y miseria, la carga que les echaba encima a las economías europeas.
o agregando nuevas cargas a la una y a la otra? Nadie -o Es- ¿Cuál fue la mecánica exacta del desarrollo de la crisis del
tados Unidos, relevado en esto por las instituciones mo- dólar y de la desregulación, la transición entre una actividad
netarias internacionales, cuando el riesgo del efecto de rebo- defensiva y el retomo a la ofensiva? ¿Cuáles eran las mo-
te hacia el centro se tor;11aba demasiado a:r;nenazador y la tivaciones de Estados Unidos cuando, después de la crisis
crisis era ya profunda.7 , de 1997, obstaculizó la constitución de una zona yen en
En cambio, al igual que en Estados Unidos, se aprove- Asia que podría haber contribuido a la estabilidad de los
chó la oportunidad para reforzar ,y ampliar el dominio del países del Sudeste asiático?9 ¿Bor qué Estados Unidos no se
orden neoliberal, en este caso hacia territorios que todavía opuso a la construcción de la economía europea y a la
en parte se le escapaban. Las intervenciones de los organis- emergencia de una moneda única? 1º ~orresponde a los es-
mos internacionales, FMI y Banco Mundial, tendieron a eso. pecialistas analizar cada etapa de esos acontecimientos ba-
Poco se hizo para evitar el efecto devastador de las crisis sándose en los archivos disponibles y proseguir la contro-
financieras sobre las economías directamente afectadas, versia. En el nivel de análisis en el que nos colocamos, el
pero se hizo el máximo para reforzar el dominio de las fi- grado de subjetividad o de objetividad es secundario. Lo
nanzas mundiales y defender los intereses estadunidenses. único que importa es el resultado y éste no es equívoco.
Ése es el fondo: la salida de la crisis y el reforzamiento de la
hegemonía de las finanzas estadunidenses deben coincidir. s Véase el informe minucioso y pártitularmente negro de Peter Gowan
en The Global Gamble. Washington's Faustian Bid for World Dominance,
Es un aspecto singular de ese doble o triple juego neolibe-
Verso, Londres, 1999.
ral: ponerse como garante de la salida de la crisis, conducir 9 R. Altbach, "The Asian Monetary Fund Proposal. A Case Study of

esa•salida a su manera sin preocuparse demasiado por los Japanese Regional Leadership", Japan Economic lnstitute Report, 47A
(1997).
6 Ya antes de esas crisis Philippe Paraire trazaba una imagen severa del 10 Volviendo un poco hacia atrás, se puede agregar a la lista el aumento
papel de esas instituciones internacionales (Le "village-monde" et son chll- del precio del petróleo crudo en 1974, en el cual algunos ven un intento de-
teau, Le Temps des Cerises, París, 1995). liberado de Estaclos Unidos de debilitar a sus rivales, particularmente
7 Véase el punto de vista de Joseph Stiglitz (recuadro xxrr.1). Japón. Gowan es uno de ellos (The Global Gamble, op. cit., nota 8).
154 LA LEY DE LAS FINANZAS 7
6
Una de las manifestaciones más evidentes de la posi- 5
ción del dólar como moneda mundial es precisamente que, 4
contrariamente a los otros países, Estados Unidos no está 3
2
obligado a asegurar el equilibrio de sus cuentas externas; 1
puede permitirse tener una balanza comercial deficitaria. o
Cuando ese país gasta más de lo que produce no tiene difi- -1
cultad alguna para obtener un financiamiento del extranje- -2
-3
ro. Los acreedores de todo el mundo fueron felices por dar-
-4
le crédito y el aumento de la deuda externa no apareció -5 52.1-06.3
para nada como una amenaza -lo que no impide que las -6
1975.1 1985.1 1995.1 2005.1
1955.1 1965.1
autoridades estadunidenses se preocupen periódicamente - - - tasa de ahorro neto
del aumento de ese déficit-. Nada obliga a Estados Unidos ----------·· tasa de inversión neta
a ten~r una política restrictiva para contener sus importa- GRAFicA xrr. 2 • Tasas de ahorro neto y de inversión neta (%):
ciones y limitar el déficit comercial estructural. Los pobres Estados Unidos.
deben ser ahorradores, pero los ricos pueden ser dispendio- El ahorro neto y la inversión neta se logran tras deducir la
sos. Saber hasta qué punto podrán mantenerse esos des- amortización del capital 'fijo. La inversión corresponde a las empresas.
equilibrios es otra cuestfón.
Esta falta de constricción exterior confiere a la econo-
mía estadunidense uno de sus rasgos más sobresalientes: su
200.0 ~
capacidad de crecer, de acumular capital, ahorrando poco !J¡¡;
100.0 o
o nada. "'
so.o
¿Qué significa no ahorrar, a la escala de todo un país?
Es posible descomponer las compras de bienes y servicios 20.0
en dos grandes componentes: la inversión de las empresas y 10.0
todas las otras compras (en particular, el consumo de los 5.0
hogares o del Estado y las compras de habitaciones por aqué- 2.0
llos o la inversión estatal). Ese punto de vista global es el 1.0
que vamos a adoptar, calculando el ahorro 11 y restando del 0.5
ingreso total de un país todos los gastos que no correspon- 1952-2004

dan a la inversión neta de las empresas, pues nos interesa- o.2..l--1---,95_5'_.--1-,96_5_-r--:,-::i97c:5:--,----:1::9r:85:--,---~19ra9;;-5-.--2;;0rn;;05

11 Generalmente se define el ahorro por la diferencia entre el ingreso y - - - inversiones estadunidenses directas en el extranjero
el consumo en sentido estricto, o sea una definición del ahorro más amplia ······--··-· inversiones directas de los extranjeros en Estados Unidos
que la utilizada aquí. Para los hogares, por ejemplo, el ahorro en su defini- GRAFicA xn. 3 • Inversiones estadunidenses_directas ~n el extran{ero Y
ción usual financia sus compras de vivienda, las cuales no forman parte de
de los extranjeros en Estados Unidos (miles d~ millones de dolares
su consumo. Nuestra definición, aplicada a los hogares, corresponde al
de 1996): sociedades no financieras
ahorro financiero.
156 LA LEY ])E LAS FINANZAS

mos por la capacidad de una economía de hacer crecer su Xll.1. EL DESEQUILIBRIO DE LAS CUENTAS EXTERIORES
aparato productivo.
La gráfica xn.2. describe los cocientes entre el ahorro y E'.I exceso de la inversión con respecto al ahorro en Estados
la inversión de las empresas y el ingreso total de Estados Unidos en los años recientes (gráfica x11.2 implica un des-
Unidos. Las dos tasas caen conjuntamente a comienzos de equilibrio de las cuentas externas estadunidenses. .
los años ochenta; desde 1983 las empresas estadunidenses Una primera variable es la balanza del comercio exte-
invierten más de lo que ahorra el país. ¿Cómo es posible? rior (las exportaciones menos las importaciones). Como en
La respuesta es simple: gracias al financiamiento asegurado el caso del ahorro, la definición que utilizamos es igual al
por el extranjero. ingreso (o la producción) menos todos los gasto_s (con:ipras
Esta contribución extranjera al crecimiento actual de la de bienes y servicios) que no correspondan a las inversiones
economía estadunidense pasa por diferentes vías. Existe, de las empresas; se deduce fácilmente que el gasto total de
antes que nada, un primer canal, el de las inversiones direc- Estados Unidos, incluida la inversión de las empresas, es
tas, qu.e se puede observar en las cuentas de las empresas e!1 superior al ingreso total del país. Desde el punto de vist~ de
la contabilidad nacional. Esas operaciones tienen dos senti- los bienes y servicios, eso significa que Estados Unidos
dos: son inversiones de estadunidenses en otros países o de importa más de lo que exporta. Se trata del déficit del co-
extranjeros en Estados Unidos. El término inversión es en mercio exterior.
este caso algo engañoso: Besigna el financiamiento largo de Por otra parte, Estados Unidos debe pagar ciertos in-
otras sociedades (acciones, ganancias no repatriadas o cré- gresos a los extranjeros (intereses, dividendos ... ) y realiza
ditos); el término directa nos remite al hecho de poseer por ciertas transferencias (como la ayuda militar a otros países);
lo menos 10% del capital de la sociedad donde se realiza la simétricamente, obtiene también ese tipo de flujos. El con-
inversión. junto de las operaciones de importación y de exportación Y
La gráfica :xu.3 reproduce el perfil de las inversiones de esos flujos no se equilibra, y la diferencia es denominada
directas estadunidenses en el extranjero y de los extranjeros ahorro del resto del mundo d balanza de las operaciones
en Estados Unidos. Ella nos muestra en primer lugar que corrientes.
las sociedades estadunidenses adquieren cada vez más par- A este ahorro le corresponde un conjunto de operacio-
ticipaciones en sociedades extranjeras, y viceversa. 12 Esas nes financieras. Cuando se afirma que los extranjeros finan-
evoluciones atestiguan la internacionalización creciente de cian la economía estadunidense, se hace referencia a esas
la economía, un fenómeno antiguo y continuo. La magnitud operaciones. Algunas de ellas tienen directamente el carác-
de esos movimientos de capitales es considerable. En los años ter de un financiamiento, por ejemplo, la compra por un
noventa son iguales a las inversiones netas en capital fijo de extranjero de una acción o de un bono del Tesoro estaduni-
las sociedades no financieras estadunidenses en Estados dense. Otras corresponden a variaciones en los saldos conta-
bles o a transacciones con las divisas. Debido a que se inclu-
12
La multi_plicación de los paraísos fiscales confunde esas configuracio- yen esas variaciones de los saldos, el saldo total de esas
nes. R. Palan, "Trying to Have Your Cake and Eating it: How and Why the operaciones es estrictamente igual al ahorro del resto del
State System has Ci;eated Offshore", lnternational Studies Quarterly, Inter-
national Studies Association, 42 (1998), pp. 625-644. mundo.
158 LA LEY DE LAS FINANZAS UNA MUNDIALIZACIÓN EN CONDICIONES DE HEGEMONÍA 159

Unidos (mientras en 1950 representaban un décimo en el sión neta, o sea prácticamente nada. Por el contrario, desde
caso de las inversiones directas estadunidenses en el extran- 1986 hasta 1997 el saldo de esos movimientos alcanzó 25%
jero, Y un centésimo en el caso de las inversiones directas , de la inversión. Ese porcentaje es considerable. Sin embar-
de los extranjeros). Estados Unidos no siguió siendo expor- go, es imposible imputar globalmente la debilidad de la
tador neto de capitales sino hasta fines de los años setenta. inversión en Francia a la exportación de capitales y reducir
La fuerte disminución de la brecha entre los flujos de la debilidad de la inversión a un efecto de expulsión (una
inversiones directas estadunidenses en el extranjero, y los inversión echaría a la otra), pues la suma de las inversiones
flujos hacia Estados Unidos es una prueba del aumento de en Francia y en el extranjero disminuyó mucho, señalando
los desequilibrios externos estadunidenses. Tocamos aquí la existencia de causas más profundas.
con la mano una transformación estructural que hace que , Hay dos maneras de juzgar esta situación desde el
Estados Unidos sea cada vez más dependiente de los flujos punto de vista de un país como Francia: una, positiva, la
provenientes del extranjero. otra, negativa. Una primera argumentación convierte a
Esas inversiones directas no agotan todas las relaciones Estados Unidos en la locomotora del crecimiento mun-
:financieras entre Estados Unidos y el extranjero. Extranjeros dial. Los extranjeros llegan a invertir a Estados Unidos o
tienen cuentas en ese país, compran títulos a estadunidenses colocan allí sus capitales porque la economía de ese país
o se los venden, tienen deudas o créditos. Es la resultante de es dinámica y da oportunidades de inversión más seguras
ese flujo la que financia ihdirectamente la acumulación del y más atractivas (¡la tasa de ganancia es elevada!). Los
capital en Estados Unidos (recuadro :xrr.1). extranjeros están dispuestos a prestar a las empresas o al
Aunque Estados Unidos no representa sino uno de los Estado de ese país, a colocar allí su dinero en instituciones
destinos de las operaciones francesas en el extranjero, y no financieras porque tienen confianza en la solvencia de esos
el principal, no sorprende comprobar que Francia se en- agentes y en la solidez de la moneda (lo cual sucede efecti-
cuentra colocada en una situación simétrica. Desde 1985, vamente debido a la posición dominante de Estados Uni-
las inversiones directas en el extranjero excedieron las in- dos y del dólar). Funcionando como un polo de acumula-
vérsiones directas de los extranjeros en Francia. Entre 1992 ción, Estados Unidos estimula la demanda mundial con su
Y finales de los años noventa, el ahorro neto francés (la déficit exterior, que expresa la fuerte demanda que existe
balanza corriente) fue fuertemente positivo. en ese país. Una segunda argumentación sostiene en cam-
No hay duda de que si esos flujos de capital que fueron bio que Estados Unidos vive por arriba de sus medios y
exportados hubiesen sido invertidos en Francia1 la acumu- que eso no puede durar eternamente. El problema, en
lación y el empleo se habrían beneficiado. En el capítulo ~ efecto, consiste en una eventual inversión de esos flujos,
nos referimos a la exportación de capital como un factor como podría resultar de una fuerte recesión, de una crisis
que puede servir para explicar la debilidad de la tasa de financiera, o de la combinación de ambas cosas. La domi-
acumulación, incluso en relación con la tasa de ganancia nación estadunidense es muy fuerte pero no es necesaria-
:retenida (gráfica IX.5). Desde 1970 hasta 1985 el saldo de las mente absoluta.
inversiones directas francesas en el extranjero y de los ex- Una de las características tradicionales del imperialis-
tranjeros en Francia no representaba sino 0.2% de la inver- mo, tal como lo analizaron Hilferding y Lenin, era la expor-
160 LA LEY DE LAS FINANZAS

tación de capitales. 13 La mundialización neoliberal parece


haber trastornado los datos del problema. Una de las expre- •
siones de la dominación estadunidense, a menudo plantea-
da, es, a la inversa, la posición contemporánea de Estados XIII. FU;JANCIARIZACIÓN:
Unidos como importador de capitales. ¡Al mismo tiempo, ¿MITO O REALIDAD?
Francia aparece como exportadora de capitales! El proble-
ma se plantea ahora en términos renovados, en relación con
la ola de desocupación que se desarrolló en la crisis estruc- LA ERA neolib~ral es la de las finanzas. Las finanzas impusie-
tural. Importar capitales sería:, para un país, el medio de ron su ley o, de modo más preciso, la impusieron nueva-
emplearse fuerza de trabajo; exportar capitales conduciría a mente al cabo de un periodo de relativa declinación. ¿Cuál
prolongar la desocupación. fue el efecto de esta recuperación del control no ya sobre la
La complejidad de las. configuraciones actuales, sin economía en general, sino del simple punto de vista de las
embargo, no refuta el lugar del acaparamiento de plusvalor finanzas? ¿Tuvieron las actividades financieras un crecimien-
en escala del planeta. Para mostrarlo habría que hacer un to excepcional durante esos años de poder, eventualmente en
balance de los flujos de ingresos engendrados por esas in- configuraciones inéditas? Estos interrogantes a menudo son
versiones de capitales y por las actividades financieras que formulados en términos de financiarización. Viviríamos en
los acompañan. ' una economía financiarizada, orientada hacia las operacio-
nes y las instituciones financieras. Este capítulo examina
uno por uno los principales aspectos de estos problemas
adoptando el punto de vista de los diferentes agentes: el sec-
tor financiero, los hogares y las sociedades no financieras.
La manera más directa de abordar la financiarización
consiste en examinar el crecimiento del sector financiero.
En el caso de Estados Unidos las series diferencian las so-
ciedades financieras, propiamente dichas, de los fondos: los
fondos mutuos y los fondos de pensiones (públicos y priva-
dos) que tienen como objetivo financiar las jubilaciones. 1
Las sociedades financieras, en el sentido restringido, crecie-
ron mucho en Estados Unidos en los años neoliberales. La
gráfica xm.1 reproduce la evolución del cociente entre los
capitales propios de esas sociedades financieras y los de las
sociedades no financieras. El tamaño relativo de las socie-
13
R. Jiilferding, El capital financiero. Estudio de la última fase del des- 1 L. apRoberts, Les retraites aux États-Unis. Sécurité sociale et fonds de
arrollo capitalista, Tecnos, Madrid, 1977¡ V. I. Lenin, El imperialismo, fase pension [Las jubilaciones en Estados Unidos. Seguro social y fondos de pen..
superior del capitalismo, Quadrata, Buenos Airés, 2004. sión], La Dispute, París, 2000.

161
162 LA LEY DE LAS FINANZAS
21
dades financieras disminuyó en la crisis de los años setenta 20
pasando ~e un poco más de 16% a mediados de los años 19
sesenta a menos de 12%, el mínimo en 1982; subió luego has- 18
ta más de 21 % a fines de los años noventa, antes de caer 17
16
hasta 19% en 2005. En cuanto a los fondos, como se sabe,
15
tuvieron un crecimiento espectacular. La gráfica xm.2 repro-
14
duce la evolución de las sumas en ellos invertidas, expre-
13
sadas en porcentajes de los capitales propios de las socieda-
12
des no financieras. En esta medición los fondos eran siete 11 1960-2005
veces más chicos que las sociedades no financieras en 1952; 10
1965 1975 1985 1995 2005
a fines de los años noventa eran un poco menos de dos
veces mayores. 2 GRAFICA xnr.1. Cociente entre los capitales propios de las sociedades
En .Estados Unidos, por consiguiente, hay en los años financieras (se excluyen los fondos mutuos y los de pensiones) y los
ochenta una ruptura part;icularmente neta en lo que respec- de las sociedades no financieras (%}: Estados Unidos
ta a las sociedades financieras en el sentido estricto, cuya
importancia relativa había disminuido en los años setenta.
La recuperación permitió'alcanzar niveles sin precedentes,
por lo menos desde la guerra. Por el contrario, el progreso
de los fondos de inversión refleja una tendencia de largo
plazoJ reforzada dura,nte los años neoliberales pero ya en
marcha anteriormente. En Estados Unidos el tamaño relati- 200
vo de los fondos ya se había multiplicado por tres entre 1952 180
y 1979; se multiplicó de nuevo por tres entre 1979 y 1992. 160
• E&ta mirada sobre las instituciones financieras permite 140
asociar a la era neoliberal el carácter de una financiariza- 120
ción creciente. El partido más importante se libra del lado
100
de los inversionistas institucionales. Esto es evidente en Es-
80
tados Unidos y probablemente, en gran medida, en Francia.
60
Los hogares no son los únicos que invierten en los fon-
40
dos, pero son los principales agentes involucrados (en Es-
20
tados Unidos ,poseen todos los fondos de pensiones y dos 1952-2005
o 1995 2005
1955 1965 1975 1985
2 La proporción de las acciones en títulos en poder de los fondos siguió
siendo estable aproximadamente desde los años cincuenta, en torno a 34% GRAFICA xrn.2. Cociente entre los fondos detenidos por los fondos
(en promedio entre 1952 y 2005), cuyas fluctuaciones reflejan las de las mutuos y de pensiones, y los capitales propios de las sociedades
cotizaciones bursátiles. no financieras (%}: Estados Unidos
164 LA LEY DE LAS FINANZAS 200
180
tercios de los mutuos). Hacia ellos dirigiremos ahora nues-
160
tra mirada.
140
¿Los hogares poseen cada vez más acciones, directa-
120
mente o indirectamente por intermedio de inversionistas
100
institucionales? ¿Qué sucede con sus otros activos financie-
80
ros? Las gráficas XIII,3 y XIII.4 describen la evolución de la
posesión de activos monetarios y financieros por los hoga- 60

res en Francia y en Estados Unidos, en porcentajes de su 40

ingreso disponible. En total, en 2005, los hogares franceses 20 1970-2005


poseían cerca de 2.8 años de ingresos en esos activos, con- 1 o
1955 1965 1975 1985 1995 2005
tra 3.5 en Estados Unidos (hay que subrayar que esas gráfi- - - - acciones
cas reproducen el patrimonio financiero de los hogares, ---------·-· otros activos
excluyendo el valor de las empresas individuales). 3 Las grá- GRAFICA xm.3. Cociente entre los haberes monetarios y financieros
ficas descomponen ese patrimonio en dos elementos: las (acciones y otros activos) de los hogares y su ingreso
acciones y los otros activos, es decir, los demás títulos y la disponible (%): Francia.
moneda. El ingreso disponible es el ingreso más las P_restaciones soci~les
menos las cotizaciones e impuestos. Las accwnes y otros activos
En la gráfica xnr.3 ei crecimiento de las acciones que pueden estar directamente en posesión de los hogares o de fondos de
poseen los hogares franceses es muy alto. Contrariamente a inversión.
las apariencias, este aumento no atestigua una rápida finan-
ciarización en los años ochenta. Es el efecto de la super-
posición de una tendencia progresiva al alza y de una amplia 250
fluctuación que refleja la variación de los cursos bursátiles. 225
La tendencia es un reflejo del progreso de las sociedades por 200
aéciones en relación con las empresas individuales (de los 175 .................................._______ ._......_............--········--....._...........
hogares son directamente propietarios): los hogares tienen 150 ___................. -------
cada vez más acciones porque el estatuto de las empresas se 125
100
3 Un tema central en los trabajos recientes de Robert Boyer es la diversi-
75
dad de los capitalismos contemporáneos. Un estudio sobre la financiariza-
ción ("Dewc enjewc pour le xxieme siecle: discipliner la finance et organiser 50
l'internationalisation'', Techniques Financieres et Développement, 53 [1998], ,
25 1952-2005
pp. 8-19) subraya las diferencias que existen entre los países: "El grado de
o-l--1-;r---.--19T6_5_,--1797'5---,---,9T815-,--::1-:i99::-::5:--.---:2::o:co:-5
financiarización de la economía estadunidense es excepcionar'. El cuadro 95 5
que traza para 1997 destaca una diferencia más considerable que la que - - - acciones
medimos. ta correspondencia de la riqueza en acciones y títulos en rela- ····--······ otros activos
ci6n con el ingreso disponible sería, según sus fuentes, de 1.45 en Estados
Unidos y de 0.20 enfrancia. GRÁFICA xm.4. Mismas variables: Estados Unidos
166 LA LEY DE LAS FINANZAS
Xlll.1. ¿UN RÉGIMEN DE ACUMULACIÓN FINANCIARIZADO?
modificó, reflejando un cambio estructural de las formas de
propiedad. La amplitud de ese desarrollo relativo de las so- El efecto eventual de la posesión de títulos sobre el consu.mo o la
ciedades es considerable. Los stocks relativos de capital fijo inversión de los hogares es difícil de evidenciar. Los hogates no pose-
atestiguan esta transformación. En 1978, el cociente entre en cada vez más acciones, pero se podría imaginar que las variacio-
el capital fijo (excluyendo la vivienda y los terrenos) de las nes de los cursos contribuirían a ese efecto de riqueza: ciertos hoga-
empresas individuales con respecto al de las sociedades era res, sintiéndose más ricos, gastarían más. No parece ser así antes de
1995:
aproximadamente de 0.35; en 2005, ese cociente había caí-
[Los tests empíricos] encuentran pocas pruebas de un importan-
do a 0.17.
te efecto de riqueza del precio de las acciones sobre el consumo. La
El perfil aparente en Estados Unidos, siempre en el cam- fuerte correlación positiva, con retraso entre el crecimiento del con-
po de las acciones, es bastante diferente pues el desarrollo sumo y los rendimientos en la bolsa, sería sobre todo'la expresión
de las sociedades allí fue moderado en ese periodo. Esta del carácter del curso de las acciones como indicador avanzado [de
transformación se había realizado en gran medida antes de la producción, por ejemplo, porque los cursos caen antes de las rece-
la segunda Guerra Mundial; la diferencia en la extensión siones].ª
de las sociedades en relación con las empresas individuales Aún después de la caída de la bolsa, el consumo de los haga.res
explica parcialmente, por otro lado, por qué los estaduni- siguió aumentando. La hipótesis de un impacto sobre el consumo
denses poseen más acciones que los franceses (y, por consi- del aumento considerable de las cotizaciones entre 1995 y 2000, y
guiente, más activos financieros). En Estados Unidos se sobre la caída ulterior está por estudiarse con más esmero.
observa una gran oscilación, similar a la de Francia pero Todo eso no basta para hacer un nuevo régimen en el que el
equilibrio de la demanda se haría por la bolsa y no ya por la "rela-
horizontal, por la razón que acabamos de indicar: después
ción salarial".b Por el contrario, la preocupación por evitar un
de un máximo a fines de los años noventa, se recupera a un
derrumbe de los cursos ciertamente se ha convertido en un elemen-
nivel comparable al de los años sesenta. Esas fluctuaciones to crucial de la política monetaria.e La caída"de los cursos afectaría
reflejan las de las cotizaciones. 4 El cambio importante: la profundamente la economía, en particular las instituciones financie-
transferencia de las acciones en poder de los individuos ras y las sociedades no financieras que tienen importantes portafo-
hácia los inversionistas institucionales, no se advierte en la lios de acciones. No hay que confundir las dos ideas: un régimen de
gráfica. acumulación en el que la demanda sería sostenida por la prolifera-
En los dos países, los hogares poseen, a fines de ese pe- ción y el alza de los cursos de los activos financieros, y la capacidad de
riodo, más moneda u otros títulos que acciones que a una caída de los cursos de desestabilizar la economía real. La primera
principios del periodo, desde la segunda mitad de los años es dudosa: la segunda, evidente.
ochenta y casi 1O años más tarde en Francia. Ese aumento
4 • J. Poterba y A. Samwick, "Stock Ownership Patterns, Stock Market Fluctuations,
Presentamos los cursos en la gráfica xv.4. Es notable que el alza de los
cursos durante la segunda mitad de los años noventa no sea más aparente, and Consumption", Brooking Papers on Economic Activity, 2 (1995), pp. 295-372, véase
en el caso de Francia, en la gráfica XIII,3. La razón consiste en que los hoga- p. 297.
b M. Aglietta, Le capitalisme de demain. Notes de la Fondation Saint-Simon, núm.
res franceses poseen cada vez menos acciones (las cuales son sobre todo
101, París, 1998.
compradas por las sociedades no financieras francesas y _()Or fondos
'F. Lordon, "Le nouvel agenda de la politique économique en régime d'accumula-
extranjeros), contrariamente a lo que dejaría suponer la insistencia sobre tion financiarisé", en G. Duménil y D. Lévy (comps.), le triangle infernal, Crise, mondiali-
los temas del accionariado popular o asalariado, sation, financiarisation, Presses Universitairesde France, París, 1999, pp. 227-247.
FINANCIARIZACIÓN: ¿MITO O REALIDAD? 169
168 LA LEY DE LAS FINANZAS

traduce el reforzamiento de la posición acreedora de una nes netas. ¡Se puede hablar de un boom! Las empresas po-
fracción de los hogares con respecto a otros hogares, al Es- seen a partir de entonces grandes masas de acciones (el
tado o a las empresas. Esta polarización es propia de la era equivalente, al curso del mercado, de 147% de su capital fijo
neoliberal. en 2001, contra 58% en 1970). Los otros activos financieros
Vista del lado de los hogares, la :financiarización apare- crecieron también, pero más o menos al mismo ritmo que
ce, pues, como más moderada y más bien antigua. En Fran- el capital fijo y no muestran una deriva financiera. La pose-
cia, sobre todo, el cambio de forma de la propiedad de las sión de esas acciones tuvo como efecto un flujo notable-
empresas, con la transformación de las empresas individua- mente mayor al de los dividendos recibidos. ¡En 1970 ellos
les en sociedades, se reflejó en el crecimiento de la cantidad representaban 3% de las ganancias (antes de los impuestos
de acciones. Además del aumento de 1a transferencia a in- sobre las ganancias y los intereses) y en 2001 esa tasa llega-
versionistas institucionales, antiguo y gradual en Estados ba a 51 por ciento!
Unidos, sólo el aumento de las cotizaciones de las acciones El aumento de esas adquisiciones de acciones por las
en los últimos cinco años de los noventa es característico del
1
empresas traduce un proceso creciente de posesión de las
neoliberalismo. Se desarrollan, por el contrario, durante los unas por las otras, pues gran parte de las acciones compra-
años ochenta, las otras inversiones, es decir, esencialmente das son emitidas por otras sociedades no financieras fran-
créditos (que también pueden estar directamente en manos cesas. Puede tratarse de la propiedad de filiales, de participa-
de los hogares o de los fo~dos). Globalmente, es difícil con- ciones o de simples inversiones; las empresas no financieras
vertir el aumento de la posesión de activos monetarios y pueden también poseer acciones de sociedades :financieras o
financieros en un rasgo sobresaliente del neoliberalismo extranjeras. Las evoluciones, en Francia, desde hace unos
(recuadro xm.1). 15 años, traducen una toma de control de las PYME o su
En este estudio de la financiarización de las economías autoorganización en el seno de grupos ..~ Es necesario, igual-
también hay que orientarse hacia las empresas no financie- mente, enlazar el formidable crecimiento de las compras de
ras. ¿Sufrieron éstas una transformación similar? ¿Podemos acciones al de las inversiones directas en el extranjero des-
hablar de participación creciente de esas empresas no :finan- de 1985. La noción de financiarización adquiere aquí un
cieras en actividades :financieras? carácter muy particular: la construcción de una red de in-
No hay duda de que las empresas francesas desarrolla- terdep~ndencia entre empresas, nacional e internacional,
ron sus inversiones financieras en el curso de los años neoli- que parece muy característica de la era neoliberal aunque
berales, y la ruptura fue brutal. Cada año, esas empresas no se pueda distinguir cuál es la parte de las verdaderas
aumentan su capital fijo. La inversión (neta de la deprecia- participaciones y cuál la de simples inversiones.
ción de ese capital) nos da la medida de este proceso. Pero Es difícil dudar de que un fenómeno similar se haya
ellas adquieren igualmente activos :financieros, en particular producido en Estados Unidos, quizá en una escala aún más
acciones. La gráfica xm.s reproduce la evolución del cocien- amplia. Pero las contabilidades nacionales no permiten
te entre las compras de acciones y la inversión neta. Esas identificarlo, pues las acciones de las sociedades no finan-
compras eran casi despreciables hasta principios de los años s N. Chabanas y E. Vergeau, "Explosion du nombre de groupes d'entre-
ochenta. En 2000 eran tres veces mayores que las inversio- prises", Les Notes Bleues de Bercy, 130 (1997), pp, 1-8.
170
LA LEY DE LAS FINANZAS
FINANCIARIZACIÓN: ¿MITO O REALIDAD? 171
300
nos préstamos) 7 del sector en ambos países. En el caso de
250 Estados Unidos, la variable de la gráfica xm.7 mide la dife-
rencia entre las dos curvas de la gráfica xm.6: (------) menos
200 (--). La diferencia con el perfil observado en el caso de
Francia aparece espectacular. La figura destaca de manera
150
evidente el uso mucho más elevado del endeudamiento como
100
fuente de financiamiento en Francia en los años sesenta y
setenta, un periodo de tasas de interés reales bajas. Pero se
50 puede observar también una tendencia a la reducción. El
porcentaje de las deudas netas culminó en Francia en 1970
o 1970-2001 (49%), pero disminuyó hasta 16% en 2005. Por el contrario,
1975 1985 1995 en Estados Unidos el endeudamiento era limitado antes de la
GRÁFICA XIII.s. Cociente entre las compras de acciones y la inversión era neoliberal, y aumenta a partir de principios de los ochen-
neta en capital fijo (%): Francia, sociedades no financieras ta hasta 30% en 2005, a pesar de las tasas de interés altas de
los noventa. Resulta dificil interpretar este fenómeno, que
refleja probablemente la ola de fusiones y adquisiciones, la
cieras poseídas en el seno de ese mismo sector son anuladas readquisición por las empresas de sus propias acciones, el
en las cuentas. 6
conjunto financiado con nuevos créditos, y el nivel muy ele-
En la definición de la gráfica xrrr.6 las sociedades no vado de las cotizaciones bursátiles (recuadro xm.2)
financieras estadunidenses desarrollaron sus otros activos Esos análisis conducen a precisar la noción de financia-
financieros aunque de manera muy limitada. La gráfica rización de la economía, que no es "!¡ln mito pero tiene sus
reproduce la evolución del cociente entre los activos mone- ambigüedades. Primero hay que distinguir en esas evolu-
tarios Y financieros (que no contienen las acciones emitidas ciones componentes estructurales largos y elementos pro-
por el sector) de las sociedades no financieras estaduniden- pios de la era neoliberal. En la primera categoría hay que
ses, Y sus activos reales (el capital fijo y las existencias). subrayar que en Francia, y en menor medida en Estados
Aparece una tendencia al alza a partir de 1980. La segunda Unidos, el crecimiento de los patrimonios financieros refle-
curva de la gráfica XllI.6 describe las deudas de las socieda- ja el desarrollo relativo de las sociedades con respecto a las
des no financieras, siempre en relación con sus activos rea- empresas individuales, y por lo tanto la multiplicación de
les. Se puede observar una tendencia al alza mucho más las acciones: es un movimiento histórico de largo plazo.
acentuada.
Además, en los dos países se está realizando una institucio-
La gráfica xn1.7 compara las deudas netas (deudas me- nalización progresiva de las inversiones: la transferencia de
6
• ~sta práctica de los contadores nacionales, que es un eco de la conso- 7 Es engañoso apreciar el endeudamiento de las empresas consideran-
l1dac1ón en la contabilidad de las empresas, refleja la preocupación por evi- do solamente sus deudas totales y no sus deudas netas. Se corre así el ries-
tar las dobles contabilidades. La idea es que el sector no está rico porque
una empresa posea parcialmente otra. go de equivocarse por completo deduciendo de la importancia de la masa
de deudas que las empresas están peligrosamente endeudadas.
75
70 Xlll.2. LOS ACTIVOS MONETARIOS Y FINANCIEROS
65 DE LAS SOCIEDADES NO FINANCIERAS ESTADUNIDENSES
60
55 Los activos financieros de las sociedades no financieras estaduniden-
50 ses utilizados..e.n las gráficas x111.s y x111.1 excluyen un componente
Other misce/laneous que se vuelve muy importante durante los años
neoliberales. Una hipótesis es que una fracción importante de estos
35 activos corresponde a lo que se llama goodwi/1s en inglés.
30
Cuando una sociedad posee otra del mismo sector, el monto de
25
las acciones aparece en el activo de la sociedad que compra. Cuando
20--r--:::;i;:;---r--::i::::--,----,----¡----,--..-.'.1;_96'.'..::0'.::'.-2=:'.0:'.'.:05:;.._
1965 1975 1985 1995 2005 se agregan todos los balances del sector en la contabilidad nacional,
- - activos financieros sólo se contabilizan en el balance del conjunto los activos y deudas
·----------- deudas del sector en relación con el resto de la economía. El precio de las
GRAFicA xm.6. Cociente entre los activos monetarios y financieros acciones detentadas por el sector sobre el sector mismo puede ser
Y las deudas, y el capital fijo (%): Estados Unidos, sociedades diferente del monto del valor neto de las empresas que representan.
no financieras Así, la contabilidad nacional compensa la diferencia con un activo
ficticio para mantener el equilibrio de las cuentas: los goodwi/1s.
Estos activos no son activos financieros, sino activos "inmateriales".
Es la razón por la cual no están incluidos en el estudio de la financia-
rización en este capítulo.
Dos mecanismos explican por qué el valor de estos activos au-
mentó de tal manera en la contabilidad nacional: 1) las cotizaciones
bursátiles se dispararon; 2) el flujo de compra de acciones por las
sociedades no financieras creció de manera importante (acciones de
otras empresas -para asegurar el control de estas empresas o para
aprovechar el alza de las cotizaciones-, o acciones de la misma
sociedad para estimular sus cotizaciones bursátiles).
Se observa una correlación estrecha entre Other miscellaneous
y las deudas, que se puede explicar por el hecho de que buena par-
te de las adquisiciones de las acciones se financiaron con nuevos
10--t---:;:i::::----r---:-::,-------r----r--.---,--..-.'.1'.;96'.'.'.0'.::-2:,'.:0~05::_ créditos.
1965 1975 1985 1995 2005 El carácter cuestionable de los goodwi/1s como verdaderos acti-
- - - Estados Unidos vos o activos ficticios parece crucial aquí. ¿Esta evolución atestigua el
•••••••••••• Francia
vigor de la economía estadunidense en su capacidad de innovar, o su
GRAF!CA xn1.1. Coc~ente entre 1~ deudas netas y el capital fijo (%): fragilidad?
Estados Unidos y Francia, sociedades no financieras
174 LA LEY DE LAS FINANZAS

los patrimonios financieros hacia inversionistas institucio-


nales. Esta tendencia también es vieja, pero en las dos últi-
mas décadas se ha reforzado. Otras transformaciones son
características de los años ochenta y noventa. Se trata en XN. ¿LAS FINANZAS FINANCIAN
primer lugar, de un aumento de las actividades crediti;ias: ' LA ECONOMÍA?
los hogares poseen más créditos (en Estados Unidos los
hogares Y las empresas simultáneamente piden prestado y
prestan más que anteriormente). A eso se agrega, en Francia ¿Es POSIBLE asociar a la financiarización, cuyos contornos
Y ciertamente en Estados Unidos, el crecimiento extraordi- nos esforzamos por definir en el capítulo anterior, modos de
nario de las compras de acciones y de la posesión de las financiamiento específicos? ¿Cuáles fueron sus ,efectos so-
mismas por las empresas, que señala el establecimiento de bre la economía real, es decir, no financiera? Más precisa-
una red de relaciones financieras interempresariales. Este mente: ¿las finanzas contribuyen a la inversión?
último desarrollo se traduce en fuertes aumentos de los in- Estos interrogantes plantean el problema del carácter
gresos financieros con respecto a los ingresos derivados de útil o nocivo al crecimiento de la configuración financiera
la actividad principal de las empresas. De este modo 1 la asociada con el neoliberalismo. Las dos respuestas están
frontera tradicional entr~ empresas financieras y no finan- disponibles. Los defensores de las ventajas de las activida-
cieras tiende a desdibujarse. des financieras, no es necesario decirlo, pertenecen al cam-
po neoliberal. Su argumentación es simple: la función pri-
mera de las finanzas es, como su nombre lo indica, financiar
la economía, y lo hace brillantemente, como lo demuestra
el apetito de los inversionistas por el capital de riesgo, las fa-
mosas start-ups. De acuerdo con ellos, en el mejor de los
mundos capitalistas las ganancias no deben quedar en las
empresas sino que deben recuperar su autonomía mediante
su transferencia a los poseedores de fondos, accionarios o
crediticios, individuos o empresas financieras, para redistri-
buirlas a las empresas del modo más eficiente; de este modo
se puede imponer cierta disciplina a los administradores;
las tasas de interés elevadas y los grandes dividendos son,
por lo tanto, factores de progreso; unas finanzas potentes
son beneficiosas para el conjunto de la economía. Los de-
tractores del neoliberalismo sostendrán, por el contrario,
que la actividad financiera desvía de la inversión productiva
los poseedores de capital: la inversión financiera a interés es
un sustituto de la inversión y la daña.
175
176 LA LEY DE LAS FINANZAS
XIV.1. LAS FUENTES DE FINANCIAMIENTO DE LAS EMPRESAS
Se conoce ya la respuesta a estas cuestiones. Se des- ' (comentarios a las gráficas xIv.1, xIv.2 y x1v.3)
prende de la simple comparación de la tasa de ganancia y
de la de acumulación, y refuta la argumentación neoliberal. 1 El patrimonio de una empresa se ca~cu~a en s~ b~lance sumando
En primer lugar, la tasa de ganancia antes del pago de los todo lo que ella posee: capital real (fabricas, maquinas y pr~ductos
intereses y dividendos se restableció notablemente desde el almacenados) y haberes monetarios y financieros (títulos, dinero Y
, créditos). Todos esos elementos constituyen los ª:Íivos. Una_ vez res-
comienzo de los ochenta, sin que la acumulación del capital tadas las deudas, se obtienen los capitales propios, es decir, exclu-
haya vuelto a encontrar ritmos correspondientes. En segun- yendo los préstamos. . . . . .
do lugar, la tasa de acumulación del capital está en línea ' se pueden distinguir dos tipos de financ1am1ento. El f,nanc,a-
con la tasa de ganancia retenida, es decir, la tasa de ganan- miento interno (las ganancias brutas retenidas o cash flow), que a su
cia después del pago de intereses y dividendos. 1 vez tiene dos componentes, la amortización del ca~ital y las ganan-
Estas comprobaciones implican que las ganancias dis- , cias no distribuidas a los accionistas. Su importancia depende de la
rentabilidad y de la cuota de las ganancias no distribuidas a los
tribuidas bajo forma de intereses y de divi4endos no re-flu- accionistas. El financiamiento externo posee igualmente dos compo-
yen hacia el sector no financiero para ayudar a la inversión nentes: los préstamos (deduciéndoles siempre los rembolsas) Y ~as
nacional. emisiones de acciones (deduciendo siempre la compra de su~ pro~1as
Si los fondos de una empresa pueden tener dos utiliza- acciones por la empresa). Esas divers~s fuentes d_e ~ondas financia~
ciones, la inversión en c~pital fijo y las inversiones financie- la inversión (el aumento del capital f1Jo) y el crec1m1en~o de los acti-
ras, se pueden distingufr tres fuentes (recuadro XIV.!). Las vos monetarios y financieros (incluida la compra de acciones).
En el análisis del financiamiento se puede igualmente tener un
amortizaciones del capital fijo permanecen en manos de las
punto de vista neto. De las emisiones de acciones, se restan enton-
empresas, al igual que las ganancias obtenidas no distribui- ces las compras de acciones a otros agentes (hogares Yfondos);ª de
das (la suma es el cash flow); las empresas pueden recolec- los préstamos se deducen las compras de activos financieros no
tar capitales emitiendo acciones; pueden pedir prestado. accionarios. . . .
¿Qué sucede en el neoliberalismo? El punto de vista de la ,gráfica x1v.1 es el del financ1am~ento tot~I
Las curvas de la gráfica :xrv.1 miden la importancia rela- de todos los componentes del activo de las empresas. En el se ~ons1-
tiva de las tres fuentes de fondos que contribuyeron al deran globalmente, en el caso de Francia, las ~r.es fuentes d~ finan-
ciamiento -ganancias brutas retenidas, em1s1ones de acciones Y
aumento del patrimonio de las sociedades no financieras préstamos a la empresa-. Esas fuen~es fin~ncia~ la in~ersión bruta
francesas. Claramente, a mediados de los años ochenta se y el aumento de los activos monetarios y financieros, incluyendo la
produjo el fin de una época. Durante los años setenta las em- posesión de acciones. .
presas se financiaban, con regularidad, en 53% mediante El punto de vista de las gráficas x1v.2 y x,v.3 es el del fin~n-
préstambs, en 43% mediante el autofinanciamiento (utili- ciamiento de la inversión bruta de las empresas por las ganancias
zando el cash fiow), y el 4% restante emitiendo acciones. Los brutas retenidas las emisiones de acciones netas de las compras de
acciones, y la varÍación de las deudas netas (es decir, l~s prés~amo~ a
años neoliberales aparecen atormentados, según proporcio- los cuales se resta el aumento de los activos monetarios y financie-
nes muy diferentes a las anteriores. El cuadro de la p. 178 ros no accionarios).
ilustra el cambio.
a cuando un hogar o un fondo de inversión financiera cornpra una ~cción a otro

1 Esos análisis nos remiten alas gráficas 1u.1, m.2 y nc.s. hogar O a otro fondo, o una empresa a otra ~~presa, no se desplaza_ m~guna suma
hacia las empresas consideradas globalmente ni ninguna suma sale del c1rcu1to.
178 LA LEY DE LAS FINANZAS
70 :\

Composición media de las fuentes de financiamiento


(en % del total)
60

50
,J\v
años setenta 1985-2001 40

30
Préstamos (deducidos los rembolsos) 53 29
Emisión de acciones 4 21
Ganancias brutas retenidas 43 50
Total 100 100
1970-2001
o--1----1-9...-75---.----1-9r85----i-----:1-:i99c:5:---r-
Una característica del periodo neoliberal en Francia es,
por consiguiente, la fuga del préstamo, lo que no sorprende _ _ _ préstamos (deducidos los reembolsos)
en vista del alza de las tasas de interés. Como lo muestra la --------- emisión de acciones
.................. ganancias brutas retenidas
tabla, el porcentaje de los nuevos préstamos en el total de
las fuentes de financiamiento disminuyó de 53% hasta 29%. GRÁFICA xiv.1. Composición de las fuentes de financiamiento
(% del total): Francia, sociedades no financieras
Vemos ahora que el mismo se realizó a favor del autofinan-
ciamiento. A lo anterior se agrega un crecimiento de las
emisiones de acciones, que se multiplicaron por un factor 120
de cinco.
¿Para qué sirve ese financiamiento? ¿Contribuye a la
inversión productiva? Cuando las empresas emiten accio-
nes y simultáneamente las compran o piden préstamos y
·:
75
••••'''"'••••••• ............. , •••••••••'"\... I
1
_f_"--/\,J~
60 ····•......··'· ... .......... ,,••···..
prestan, no financian su actividad real; sólo el saldo puede
ser utilizado para invertir. La gráfica xi:v.2 describe la com- 45

posición de esas fuentes de financiamiento sólo de la inver- 30


,.., ''\
sión bruta: las ganancias brutas que se retienen, las emisio- 15
nes de acciones netas de las compras de acciones y la O -----:no.m...,_•.;·.,....., ..... --------, :O..;,¡ •

variación de las deudas netas (la variación de las deudas -15 1970-2001
menos la variación de los activos financieros con excepción -30_¡___ _ _1_9-r-7-5----,---1-9r85----i---~,~9C:95:---r-
de las acciones).
- - - variación de las deudas netas
Como en el análisis del financiamiento global de todos ----- emisiones de acdones netas de las compras de acciones
los activos, una estructura de financiamiento estable de la .......,......,..• ganancias brutas retenidas
inversión es claramente evidente antes de los años ochenta. GRAFICA xiv.2. Composición de las fuentes de financiamiento
El auto.financiamiento es, desde este segundo punto de vis- de la inversíón bruta(% del total): Francia, sociedades
ta, más importante que las deudas (67% contra 31 %). La no financieras
180 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿LAS FINANZAS FINANCIAN LA ECONOMÍA? 181

ruptura es, igual que anteriormente, brutal. Se comprueba ración de las gráficas XIV.2 y XIV.3 surge una primera diferen-
nuevamente que el préstamo cedió su lugar a la autofi.nan- cia: la importancia del autofinanciamiento en Estados Uni-
ciación. El cuadro siguiente presenta los porcentajes como dos. Pero la contribución del mercado bursátil, tal como en
anteriormente. El porcentaje de la variación de las deudas Francia, demuestra ser muy débil. Desde comienzos de los
netas cayó de 31 % a 5%. Ya habíamos observado ese retro- ochenta no aparece ningún alza y los porcentajes observados
ceso en la caída del stock de deudas netas (gráfica :xm.7). son similares, si no inferiores, a los que imperaban en el pe-
riodo anterior al neoliberalismo.
Aunque la escala de la gráfica XIV.3 minimice la impor-
Composición media de las fuentes de financiamiento tancia de este fenómeno, se pueden observar las grandes
de la inversión bruta (en % del total) fluctuaciones de las emisiones de acciones y del endeuda-
miento en el curso de los años ochenta y comienzo de los no-
años setenta 1985-2001
venta, y en particular la negatividad de las emisiones netas
5
de acciones en la segunda mitad de los años ochenta y los
Variación de las deudas netas 31
tres últimos años (1999-2001). Entre 1984 y 1990 se produjo
Emisiones de acciones netas de las
7
un gran movimiento de compra de acciones por las socieda-
compras de acciones 3
67 88
des financieras a otros agentes; fue financiado recurriendo
Ganancias brutas retenidas
100 sistemáticamente al endeudamiento. Durante ese lapso la
Total 100
inversión seguía siendo autofinanciada. Esas compras de

Contrariamente a lo que dejaría suponer la propaganda 110


neoliberal, la contribución neta del mercado bursátil a la 100
90
inversión permanece débil, con la única excepción de cua- 80
70
tro años (1994-1997). Hay que entender bien el sentido de 60
ésta observación: efectivamente, se emiten cada vez más 50
40
acciones, pero las empresas compran cada vez más otras. 30
20
Esas emisiones y adquisiciones tienden a anularse mutua- 10
mente de tal modo que, en total, ¡el mercado bursátil no fi- o
-10
nancia mucho las actividades reales! En otros términos: en -20 '
la lógica de la financiarización las empresas emiten acciones - 30 1952-2005 •,
~o+--~~~~-~---~----......:=.::;::.:.::...._
1955 1965 1975 1985 1995 2005
para comprar acciones.
- - variación de las deudas netas
Se pensará que esta configuración es propia de Francia ••••••••• emisiones de acciones netas de las compras de acciones
y no podría caracterizar el baluarte del neoliberalismo, .................. ganancias brutas retenidas
Estados Unidos. No es así. La gráfica XIV.3 analiza el finan- GRAF1cA XIV.3. Composición de las fuentes de financiamiento
ciamiento de la inversión bruta, en los mismos términos de la inversión bruta (% del total): Estados Unidos, sociedades
que la figura precedente, en E~tados Unid~s. De la compa- no financieras
182 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿LAS FINANZAS FINANCIAN LA ECONOMÍA? 183

acciones por las sociedades no financieras estadunidenses a sas. Los hogares que reciben intereses y dividendos pueden
otros agentes, en particular a los hogares, recubren diversos utilizarlos para consumir o pagar su vivienda. Una parte de
fenómenos: la compra por una empresa de sus propias accio- esos fondos no es gastada por los que los reciben sino colo-
nes, la compra de acciones en ocasión de una fusión o de la cada a interés. Correlativamente, otros agentes piden pres-
compra de otra empresa, o simples inversiones de dinero a tado -los hogares (sobre todo en Estados Unidos), el Esta-
interés. Los datos de la contabilidad nacional no permiten do para financiar su déficit, extranjeros (lo que corresponde
determinar las proporciones relativas, pero, sea cual fuera a la exportación de capitales)- o emiten títulos en el caso
su objetivo, esas compras masivas indican que los años neo- de instituciones financieras (como atestigua el crecimiento
liberales fueron una gran época de reestructuración de las excesivo de sus capitales propios). 3
relaciones financieras que hay que enlazar con la crisis fi- Hay que subrayar que la masa de los fondos que se diri-
nanciera de los años ochenta, pero sin una contribución glo- gen hacia los mercados de capital o las instituciones mone-
balmente notable del mercado financiero al crecimiento. tarias no determina el volumen de los créditos en una eco-
Existe, pues, una configuración financiera propia del nomía. 4 Corresponde a la política monetaria, mediante las
neoliberalismo. Es desconcertante. Habría sido natural ima- tasas de interés, controlar los créditos totales con el objetivo
ginar que, frente al aumento de las tasas de interés y a las principal, más que nunca y en todas partes, de vigilar el nivel
tentativas de desendeudamiento, se manifestaría una tran- general de los precios: de luchar contra la inflación. A eso se
sición hacia modos de .firi"anciamiento en los que la emisión agrega para todos los países, con excepción de Estados Uni-
de acciones tendría un papel central. No sucede así. Sin dos, la necesidad de equilibrar la balanza comercial, lo cual
esquematizar demasiado, se puede afirmar que las finanzas refuerza el rigor de la política monetaria neoliberal.
se financian a sí mismas, pero no financian la inversión. Más En este análisis hay que aprehender bien la diferencia
que nunca, el crecimiento pasa por el canal del autofinan- que existe entre un país dominado como Francia, sometido
ciamiento de las empresas, un procedimiento que se habría a una fuerte presión externa, y el país dominante, Estados
creído característico de los años sesenta. Los fondos que Unidos. En el capítulo XII hemos contrastado el déficit ex-
sálen de las empresas bajo la forma de intereses, de dividen- terior estadunidense y el excedente francés. En Estados
dos o de compra de títulos vuelven muy poco a ellas o, más Unidos es posible asociar al déficit externo un aumento del
bien, si vuelven, tienen otros destinos y no la inversión.2 crédito a los hogares, estimulando sus compras. El hecho
¿ Qué sucede con esas sumas que salen de las sociedades
no financieras y no vuelven a ellas? Una primera respuesta 3 Ya hemos ilustrado esas diferentes evoluciones: 1) el crecimiento de

nos remite al hecho de que esos ingresos financian compras los títulos no accionarios en orden de los hogares sin que se puedan distin-
de bienes y servicios por otros agentes y no por las empre- guir los créditos a las sociedades no financieras de otra inversión financiera
a plazo (gráficas xm.4 y xm.s); 2) el crecimiento de los préstamos pedidos
por los hogares estadunidenses (gráfica x.4)¡ 3) el déficit presupuestario
2 Estos análisis no toman en cuenta sino el efecto sobre el conjunto de
(gráficas x.l y x.2); 4) las exportaciones de capitales de Estados Unidos
las empresas, gue puede esconder fuertes heterogeneidades, pues el capital (gráfica xn.3); 5) el crecimiento enorme de los capitales propios de las
se escapa de ciertas empresas y contribuye al desarrollo de otras. Las fi- sociedades financieras (gráficas xnr.1 y xm.2).
nanzas asumirían entonces una función en la redistribución del capital, 4 Las instituciones bancarias o parabahcarias crean simultáneamente el
que se puede oponer a su influencia negativa sobre la acumulación global. crédito y la moneda.
¿LAS FINANZAS FINANCIANLAECONOMÍA? 185
XIV.2. ¿ABRIR NUEVAS VíAS EN MATERIA DE FINANCIAMIENTO?
LA PARADOJA DEL AHORRO SALARIAL de que este excedente de demanda esté dirigido hacia el ex-
tranjero parece moderar su carácter inflacionario. En Fran-
Podemos. llamar paradoja del ahorro salarial el hecho de que el país cia, la baja de los créditos a la inversión no fue compensada
de los fondos mutuos y de pensión ahorra muy poco. La sociedad por un aumento de los créditos a los hogares y al Estado: de
neoliberal, particularmente la sociedad estadunidense, evidente- ahí el excedente externo.
mente no abrió vías prometedoras en ese campo. El argumento más El examen de la situación en Estados Unidos muestra
presentable en favor de los fondos de pensiones es la idea de que que el neoliberalismo desprendió simultáneamente a las
los retiros que los futuros jubilados realizarán sobre el trabajo de los finanzas del financiamiento de las inversiones de las empre-
productores del futuro deben pasar por la acumulación presente de sas y favoreció un ahorro negativo; creó una situación insó-
un potencial productivo que su ahorro financiaría hoy.ª Al aumentar lita, producto de dos hegemonías: la de las finanzas y, en el
esos fondos de pensión se suponía que Estados Unidos estimulaba el plano internacional, la del dólar. Se llegó así a esta configu-
ahorro. Sin embargo, la tasa de ahorro es lamentablemente baja en ración neoliberal al modo estadunidense: ¡en promedio, los
Estados,Unidos. ¡Muchos están convencidos del éxito de esa iniciati- hogares del país cuyas finanzas son las más potentes, el país
va cuando la experiencia estadunidense nos demuestra todo lo con- de los fondos de pensión (recuadro XIV.2), gastan mucho y
trario! ahorran poco, lo que no impide la acumulación!
El verdadero desafío planteado por la financiación de las jubila- El funcionamiento de las finanzas posee sus reglas pro-
ciones es el crecimiento, y ~s una idea intuitiva.b No es necesario pias. En la era neoliberal no solamente se infló sino que
apelar a la teoría marxista del valor trabajo para comprender que los , también se desplegó de otro modo. Los capitales se coloca-
bienes y servicios que consuman los jubilados deben ser producidos , ron en las posiciones más ventajosas, en una red compleja,
por los activos. estructurada por la búsqueda de la máxima rentabilidad. Al
Detrás de este debate se perfila otro, quizá más determinante hacerlo, las finanzas no financiaron la economía real, pero
que el precedente, en lo que respecta a la elección de las estrategias. llevaron a las empresas a volver a centrarse sobre el autofinan-

1 Los fondos estadunidenses no abarcan sino una fracción de la pobla-


ción.e Los fondos complementarios facultativos, como los que se po-
drían concebir en Francia, tendrían las mismas características. La
ciamiento mientras las finanzas disminuían la masa de fondos
disponibles a través de los pagos de intereses y distribuciones
de dividendos masivos. En ese marco general el país domi-
solución práctica es, por consiguiente, crear sistemas duales de jubi- nante, Estados Unidos, se colocó en una configuración par-
l_aciones, fuertemente inequitativos. ticular, más favorable, cuya exclusividad tiene y que no es
exportable.
• Es, por ejemplo, la tesis sostenida por Michel Agliett~ (Le capitalisme de demain,
notes de la Fondation Saint-Simon, núm. 101, París, 1998, sección "Le choc dérnographi-
que et les systemes de retraites").
b Esta exigencia se acompaña con otra que de cierto modo disminuye su peso:
aumentar la productividad.
e En 1998 sólo 48.8% de los hogares tenían haberes en los fondos de pensión según
una jerarquía muy marcada: 6.4% de los hogares ganaban menos de 10 000 dólares por
año, contra 88.6% que ganaban más de 100 000 dólares (A. Kennickell, M. Starr-McCluer
y B. Surette, "Recent thanges in U. S. Family Finance: Resultsfrom the 1998 Survey of
Consumer Finances", Federal Reserve Bulletin, 86 (2000), pp. 1-29.
¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 187

severos juicios justifican el término crimen empleado en el


título de este capítulo.
Detrás de este balance se perfilan renovadas controver-
XV. ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? sias referentes a la utilidad o el carácter parasitario de las
finanzas. ¿Producen ganancias o no hacen más que apro-
piarse de éstas? Son preguntas muy políticas, pero las res-
TAL COMO lo establecimos en los capítulos precedentes, el puestas remiten a un pequeño número de cuadros contables
balance de la acción de las finanzas frente a la crisis estruc- y teóricos, referencias casi inevitables (recuadro xv.1).
tural de los años setenta resulta particularmente negativo. Hemos ya respondido a la cuestión formulada: ¿a quién
Ciertamente, este juicio merece ser matizado, por lo que benefició el crimen? Benefició a las finanzas. Por eso el ob-
volveremos sobre el mismo. Por el momento se han formu- jetivo de este capítulo prefiere precisar esta respuesta que
lado dos categorías principaies de críticas. E~ primer lugar, develar su tenor. ¿Mediante cuáles canales? ¿En qué medi-
el beneficio del nuevo aumento de la tasa de ganancia, del da? Se tratará especialmente de transferencias de ingresos,
cual las concesiones salariales fueron un actor primordial, y de las consecuencias de las mismas en materia de des-
fue desviada en favor de los propietarios de capitales en vir- igualdades.
tud del alza de tasas de interés reales y de la distribución Los primeros capítulos de esta parte del libro nos han
masiva de dividendos; estas tomas de ingresos no estimula- permitido subrayar el peso considerable que representó el
ron el ahorro ni especialmente la acumulación de capital; pago de los intereses para las empresas no financieras, los
lejos de volcarse sobre el sistema productivo, las sumas des- l:iogares y el Estado. Pero esta primera investigación dejó de
viadas reforzaron la transferencia de riquezas hacia las lado la otra vertiente de esas operaciones: dichos intereses
anzas; esta acción prolongó la crisis y la desocupación. beneficiaron a ciertos agentes. El entramado completo de
segundo lugar, hay que colocar en el pasivo del neolibe- interrelaciones -por ejemplo 1 a qué agentes pagó intereses
,~ ismo un vasto conjunto de crisis en países del centro y de el Estado, o cuánto pagó cada sector a las finanzas- es im-
la periferia, cuyas consecuencias fueron frecuentemente posible de descifrar. Las estadísticas que describen tales flu-
dramáticas. jos no permiten seguirlos de una punta a la otra de la cade-
La prolongación de la crisis estructural de los años na, pero se conocen las grandes masas pagadas y recibidas.
setenta y las crisis financieras no pueden ser pura y simple- Nos limitaremos aquí al caso de Francia.
mente achacadas al alza de las tasas de interés de 1979. Se La gráfica xv.1 traza la evolución de flujos netos (co-
han cuestionado numerosos aspectos del neoliberalismo, brados menos pagados) de interés en Francia, teniendo en
como la fluctuación de monedas y la libre movilidad de ca- cuenta las transferencias debidas a la inflación, para los di-
pitales. En todos esos casos, los problemas no pueden ser ferentes agentes: sociedades no financieras, administración
reducidos a los pretendidos mecanismos de mercado (en el pública (gobierno y seguridad social), sector financiero y
caso del alza de las tasas) o a ineluctables evoluciones es- hogares (incluyendo los pequeños empresarios). Tales flu-
tructurales (en el de la movilidad de los capitales). Estaba jos se expresan como porcentaje de la producción total
cuestionada una ofensiva más general y deliberada. Estos francesa.
186
XV.1. ¿El SECTOR FINANCIERO CREA INGRESO?,¿ VALOR?, ¿ES ÚTIL?

La financiarización creó desconcierto en ciertos espíritus. El sector hogares, sobre los salarios, por ejemplo, hay que tener en cuenta la
financiero se presenta, él mismo, como creador de riqueza. ¿Es así? extracción de un nuevo excedente.
Este libro hace un gran uso de las contabilidades nacionales que En un periodo de baja rentabilidad del capital, estas mo-
distinguen, por una parte, la prestación de un servicio por el sector dalidades diferentes de sangría revistieron una considerable impor-
financiero, facturada a su beneficiario (como gastos de estableci- tancia. La fiscalización se mostró como un filón precioso y los présta-
miento de una carpeta de préstamos, de adquisición de divisas ... ), y, mos a los hogares. permitieron a los dueños del capital procurarse las
por otra parte, la percepción de intereses o de dividendos. Según las ganancias que el sistema productivo no realizó.
prácticas contables nacionales, los primeros solamente son conside- Como las cuentas nacionales, la teoría marxista trata los intere-
rados como una proicción y son creadores de ingreso. En cuanto al ses y dividendos como transferencia de ingresos, pero reserva a la
interés o dividendo, 1 ingreso es contabilizado como una transfe- producción un estatus particular. Ella está ligada al trabajo producti-
rencia al prestamista o al accionista. vo, productor de bienes o prestador de servicios a personas, que es el
Cuando un banco presta a una empresa, cobra un interés, es único creador de valor. La teoría marxista computa otros tipos de tra-
decir, desplaza una ganancia.ª No se crea nada en esta operación. bajo, como fa supervisión o todas las actividades comerciales, que no
Nada hay que decir de esta lógica de la transferencia. El capital pres- entran en esta categoría. Son los gastos necesarios para la produc-
tado viene a articularse con el capital de las empresas no financieras ción o para la circulación del capital. Aunque lejos de ser inútiles: su
y se apropia así de una parte:•de sus ganancias. La multiplicación de función es la maximización de las tasas de ganancia. Corresponden a
operaciones de crédito de este tipo nada agrega a la producción ni al las tareas de gestión en el sentido muy amplio del término.
ingreso, solamente redistribuye (incluso si tal préstamo hace posible En este cuadro teórico, todas las actividades financieras apare-
una mayor producción). cen como tareas improductivas; las finanzas no crean valor; su
Cuando una empresa financiera le presta a otra, las ganancias ganancia es el resultado de la redistribución de la plusvalía creada en
pasan de mano en mano en el interior del sistema financiero. otro lado. Lamentablemente, las cuentas nacionales no permiten
Asimismo los prestamistas se procuran sus ingresos fuera de las reconstruir la diferenciación, propia de la teoría marxista, entre tra-
em¡1resas, realizando préstamos al Estado y a las economías familia- bajos respectivamente creadores de valor, por un lado y por otro, de
res. La extracción se canaliza entonces por medio del impuesto y de agentes maximizadores de la tasa de ganancia, distinción analítica
los ingresos de los hogares. No debemos, pues, sostener la idea de que muy pertinente.
el ingreso del sector financiero proviene exclusivamente de transfe- Así como los trabajos no productivos no son necesariamente
rencias directas de las ganancias ya realizadas por una firma. En la inútiles, según fa teoría de Marx, tampoco las finanzas son parasita-
medida en que los impuestos han sido pagados por las empresas, los rias por naturaleza. Ellas asumen cierto número de funciones en las
acreedores del Estado se apropian indirectamente de estas ganan- transacciones monetarias y financieras (lo que Marx denominó el
cias; en la medida en que los impuestos han sido pagados por los capital comercio del dinero); contribuyen a la movilidad del capital
entre fas diferentes empresas y ramas, organizan las restructuracio-
ª Debido a la inflación, esta operación se desdobla en otra transferencia: la desvalo- nes de las empresas y contribuyen al financiamiento. Marx denunció,
rización de la deuda, e/ principal, del que la empresa que pide prestado se beneficia, lo sin embargo, en términos vigorosos y coloridos, la derivación parasi-
que disminuye la retención operada. No obstante, el saldo total de la transferencia se
produce en general hacia el prestamista, puesto que la tasa real de interés es positiva. taria de las actividades financieras.
190 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 191

Evidentemente, este balance oculta grandes heteroge- [1] En total, los hogares y emprendedores individuales
neidades. Por ejemplo, existen fuertes diferencias entre los poseen más activos monetarios (o moneda) y créditos
distintos rangos de hogares: algunos están endeudados y sobre otros agentes que a su vez se benefician con crédi-
pagan intereses, otros tienen activos monetarios (cuentas tos. Son así, globalmente, acreedores y víctimas poten-
bancarias o libretas de ahorro ... ) y títulos (bonos del tesoro ciales de la inflación. Por otro lado, las tasas de interés
obligaciones ... ), y reciben intereses. ' sobre sus inversiones financieras son, en término me-
Las pequeñas líneas horizontales resaltan la jerarquía dio, más bajas que las de los créditos que les son acor-
que prevalecía antes del cambio neoliberal. Se pueden dados. La gráfica xv.1, que incorpora una corrección por
observar, después una transformación espectacular, y .final- la inflación, muestra que antes del alza de las tasas de
mente a principios de los años dos mil, nuevas tendencias interés reales los hogares solían pagar más intereses rea-
que tradu,een principalmente la disminución de las tasas de les que recibían, un excedente de 2.5% del PIB francés. La
interés r e ~ fracción endeudada de los hogares fue beneficiada por
la inflación, pero la desvalorización del conjunto de los
activos .financieros de los hogares excedía el monto del
total de la desvalorización de su deuda y de los intereses
2.5 recibidos. Esta situación cambió radicalmente con el
2.0 alza de las tasas de interés. La ganancia de las clases
1.5 acomodadas resultó superior al costo de las tasas eleva-
1.0 das para los hogares endeudados. Después de 2000, se
0.5
advierte el efecto de la disminución de las tasas de inte-
o.o
·0.5 rés reales.
-1.0 [2] Antes del golpe de 1979, y hasta 1984, las so-
-1.5 ciedades financieras padecían de la desvalorización de
-2.0
-2.5
.... su patrimonio por la inflación: un flujo neto negativo.
El "milagro" neoliberal aparece claramente con respec-
-3.0
to a este sector. Ni siquiera la baja de las tasas a .firtales
-3.5-r----:::i::----,----,-----r-----,r-----1:.:'.9~78:'..:·2~0:'.0:;_5
1980 1990 2000 del periodo acabó con los efectos de esta restauración.
- - sociedades no financieras [3] De forma similar, el efecto del golpe de 1979
-·-·-···-·-· sociedades financieras impuso una carga de intereses reales positiva sobre el
• - - - • - - administración .
------ hogares y emprendedores indiviuales Estado, que el cambio reciente sólo disminuyó parcial-
mente debido al crecimiento de la deuda pública.
GRAFicA xv.1. Flujo neto de intereses reales (recibidos menos
pagados) (%dela producción total}: Francia. [4] Por fin, se puede observar la pérdida que el alza
"Intereses reales" significa que, además de los flujos de interés, se - de las tasas reales representó para las sociedades no
considera una correcci6n por la desvalorización de las deudas por la financieras. El beneficio de la inflación, 1.7% del PIB, se
inflación. , metamorfoseó, a mediados de los noventa, en un costo
192 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 193

real de más de 2%. Finalmente, el efecto combinado de idea de un contragolpe de 1979 (capítulo xr). Sus consecuen-
la reducción del endeudamiento de estas sociedades y cias negativas sobre la economía no financiera (quiebras de
de la disminución de las tasas redujo de manera espec- empresas, sobreendeudamiento de ciertos hogares, incapa-
tacular el peso de los intereses reales, aunque sin re- cidad de pago de sus deudas de los países periféricos) pro-
versión a los niveles de finales de los años setenta. Las vocaron una ola de vencimientos impagos, desestabilizando
consecuencias del crecimiento de la carga de interés· en- a una parte del propio sector financiero, que fue arrastrado
tre 1982 y 1993 fueron dramáticas, en términos de renta- por la crisis.
bilidad, y por ende de inversión y de empleo, como lo La gráfica xv.3 ofrece la misma información sobre Esta-
muestra el análisis del capítulo IX (gráficas IX.2 y IX.3). dos Unidos: la comparación de la rentabilidad de las socie-
dades financieras y no financieras. La situación estaduni-
Es fácil adivinar que el neoliberalismo tuvo, en conjun- dense aparece menos desequilibrada que la de Francia al
to, efectos muy positivos sobre la rentabilidad del sector ' principio de los años setenta. El restablecimiento de la ren-
financiero, en términos absolutos y en comparación con tabilidad relativa de sociedades financieras es igualmente
otros lectores de la economía. La gráfica xv.2 traza la evolu- muy evidente. Fue más tardío que en Francia, en relación
'---cioñ"de la rentabilidad de las sociedades financieras en con la crisis financiera que azotó a Estados Unidos desde el
Francia y la compara con la de otras sociedades. La prime- principio de los años ochenta (gráfica xr.3).
ra curva reproduce la tisa de ganancia de sociedades no Sin embargo, el sector financiero aparece, en los años
financieras, ya presentada en la gráfica rx.2; allí se da una noventa, como un campo de inversión particularmente
caída de tasas de ganancia, luego su recuperación y su esta- atractivo. Las tasas de interés real elevadas y los dividendos
bilización hasta la caída final. El contraste con la tasa de percibidos garantizaban en aquél una aún mayor rentabili-
ganancia del sector financiero es espectacular. La inflación dad que en otros sectores. Los capitales, siempre al acecho
de los años setenta y las correspondientes tasas de interés , de remuneración, literalmente se precipitaron sobre dicho
real muy bajas o negativas, resultaron en un flujo negativo campo de inversión financiera lucrativa (gráfica xm.1).
dé intereses reales (gráfica xv.1) y en una rentabilidad nega- A pesar de problemas transitorios, las políticas neolibe-
tiva del sector financiero (gráfica xv.2). La puesta en funcio- rales beneficiaron entonces, de manera inequívoca, a las
namiento de una configuración propia de los años neolibera- sociedades financieras, cuya situación mejoró fuertemente
les es, una vez más, claramente registrada a principios de los en los dos países. A finales del periodo, su tasa de ganancia
años ochenta. Como se mostró, el alza de las tasas de inte- fue superior a la de las otras sociedades.
rés real transfirió gran parte de los ingresos de las socieda- Entre las ventajas que las finanzas consiguieron del neo-
des no financieras hacia las empresas financieras, las cuales liberalismo no se debería omitir lo que constituye sin duda
se otorgaron así un incremento considerable de la rentabili- su expresión emblemática: el alza de las cotizaciones bursá-
dad. A esto se añadió el drenaje de los recursos del Estado y tiles. En la gráfica xv.4 el índice de cotización bursátil se
de hogares endeudados. divide en cada país por el de precios, a fin de expresar un
El alza de las tasas de interés no tuvo, sin embargo, sólo poder de compra constante (corregido por la inflación). La
efectos positivos sobre el sector financiero. Ya sugerimos la correspondencia de esas evoh.iciones es sorprendente. Apo-
15' ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 195

10
.
,,,.-'
yándonos en el nivel de 1965, podemos apreciar la caída de
,• gran envergadura en los años de crisis, pues las cotizacio-
,,,·------ nes se habían dividido por dos en Estados Unidos y todavía
5
más en Francia. La subida fue fulminante desde principios
,,,- de los años ochenta, y se llegó al nivel de 1965 en la segunda
o ,, mitad de la década. Después de una recuperación de una
,
. decena de años, las cotizaciones explotaron a.mitad de los
-5 \........--........_/ años noventa y se triplicaron con respectp a las del princi-
...,. - :1970-2005 ••• :1970-2001
pio de la crisis. A finales del periodo, se puede observar la
crisis de 2001 y la recuperación parcial de las cotizaciones.
1965 1975 1985 1995 2005
¿Cuál es la solidez de este edificio? Por ahora nos que-
- - - sociedades no financieras
--------- spciedades financieras daremos en la admiración, reservando a la comparación
con la crisis de 1929 la discusión sobre la posible fragilidad
G~FICA xv.2. Tasa de ganancia {%): Francia, sociedades no
financieras y financieras

) 5.0

o
~
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3.0 "'
26
24 .
22 .
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2.0
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18 1.5
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1960-2005 1965-2005
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1965 1975 1985 1995 2005 1970 1980 1990 2000
- - - sociedades no financieras - - - Estados Unidos
----·-·-· sociedades financieras ----- Francia

GRÁFICA XV,3, Mismas variables: Estados Unidos. Cotizaciones bursátiles (1965=1): Francia
GRÁFICAXV.4.
Las tasas de ganancia de sociedades no financieras son idénticas a las y Estados Unidos.
de las gráficas 1x.2 y IX.3. En esas dos gráficas, las tasas de ganancia de 1 Las cotizaciones (New York Stock Exchange composite index para
las sociedades financieras incluyen las ganancias de capitales que Estados Unidos y SBF2S0 para Francia) están corregidas por la
fluctúan mucho y, por esto, están ligeramente alisadas. inflación según los índices de precios del pa{s.
196 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 197

de ese monumento que las finanzas se construyeron a sí 35


mismas. 1 30
La amplitud de lo que el neoliberalismo aportó a los po-
25
seedores de capitales -intereses, dividendos y alza de las
20
cotizaciones- se revela claramente en el análisis de los in-
gresos financieros de los hogares, que vale la pena mirar 15
más de cerca_. 1,0
Las instituciones no son más que intermediarias. 5
¿A quién beneficia el crimen en primer lugar?: a quienes vi- o
ven de ingresos financieros, perpetúan y amplían sus pa- 1
-5
trimonios. Se puede imaginar que los años ochenta y no-
-10 1995 2005
venta marcaron una fuerte mejoría en su posición: aparte 1955 1965 1975 1985
del S(;!ctor financiero, e igualmente por medio de éste, son - - - Estados Unidos
----- Francia
las capas más favorecidas las que aprovecharon el orden
neoliberal. GRAFICA xv.s. Cociente entre las ganancias financieras (o pérdidas) Y
Como en las cuentas nacionales es imposible separar el ingreso disponible (%): Francia y Estados Unidos, hogares.
Las ganancias financieras comprenden en primer lugar los intereses
los hogares más acomodados de los otros, vamos a conside- y dividendos recibidos por los hogares. A esto se le suman 1°7 g~nan-
rar aquí el conjunto de los ingresos financieros. Sus variacio- cias potenciales debidas al alza de la bolsa. Se sustrae la perdida de
nes son un buen indicador de la evolución de los ingresos valor de los activos monetarios y financieros traduciendo el efecto
de hogares cuyo patrimonio incorpora importantes activos de la inflación. Las ganancias debidas a la variación de cotización de
financieros. La gráfica xv.s describe el cociente entre las las acciones, muy fluctuantes, son alisadas, para que la figura sea
más legible.
ganancias financieras (o pérdidas) y el ingreso disponible
de los hogares. Las ganancias (o pérdidas) financieras com-
prenden: intereses y dividendos recibidos, aumentados por principio de los años o'chenta- y la recuperación de la bol-
el monto del alza de cotizaciones, disminuidos por la depre- sa se manifestó enseguida. La variable se volvió netamente
ciación inflacionaria de todos los activos monetarios y fi- positiva en 1984, con una leve tendencia al alza hasta 1999.2
nancieros y aumentados por el monto de la depreciación de A partir de ese momento es muy fructífero tener activos mo-
las deudas por la inflación. netarios y financieros. La caída ,final no cuestiona esta con-
En Francia, antes de 1980, el efecto de la inflación anu- clusión.
laba las ganancias financieras, transformándolas ¡en una El perfil obtenido por Estados Unidos confirma la baja
pérdida anual media de cerca de 7% del ingreso disponible de los ingresos ligados a la posesión de activos monetarios Y
total de los hogares (entre 1970 y 1980)! El efecto del cam-
2 La fuerte alza de cotizaciones en la segunda mitad de los años noven-
bio de política monetaria -de la lucha contra la inflación a
ta no es aparente. Esta observación se contradice con la del estancamiento
1 Capítulo xx, "Heterogeneidades técnicas, movilidad internacional del del valor de las acciones en posesión de los hogares en Francia, a pesar del
capital y vértigos bursátiles". alza de cotizaciones (capítulo xm).
198 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 199

financieros a partir de mediados de los años sesenta, y el igualdades de ingreso (disponible) en los hogares decrecie-
restablecimiento de los años ochenta y noventa (con un ron en sólo un país: Italia; cambiaron poco en ocho países;
máximo de 35% en 1999). Estas ganancias son más eleva- ' se acrecentaron en 10. Encabezando la lista de aumentos
das que en Francia, pues los hogares estadunidenses poseen ' está Reino Unido, luego vienen Estados Unidos y Suecia
más activos monetarios y financieros (sobre todo accio- (partiendo de un muy bajo nivel dadas las opciones social-
nes),3 pero en el conjunto del periodo neoliberal el perfil es ' demócratas). El estudio de los salarios en el capítulo VI ha-
el mismo que en Francia. El despegue de las rentas finap- bía dado ocasión para destacar la reducción de tasas de cre-
cieras resulta prodigioso. cimiento de salarios en Estados Unidos, y la baja, en valor
Como pddemos sospechar, estas evoluciones se traduje- absoluto, de ganancias semanales de trabajadores de pro-
ron en un fuerte aumento de las desigualdades: un proceso ducción (gráficas VI.1 y vr.2). Estas dos evoluciones subrayan
con múltiples facetas que afecta los ingresos, los patrimo- · el crecimiento de las desigualdades entre los menos privile-
nios, el estatus (especialmente en relación con el trabajo), la 1 giados y los hogares que viven de ingresos financieros.
salud, la educación, la cultura ... Tales desigualdades son una Vamos a interesarnos ahora por los patrimonios de los
característica fundamental del capitalismo en general, cuya más ricos. Estos patrimonios son siempre poco conocidos,
reproducción esta inscrita en la lógica de ese sistema, que por razones más políticas y sociales que técnicas -un tema
tiende naturalmente a p~rpetuarse y a profundizarse: quien recurrente en los trabajos de investigación-.5 De los mis-
más posee accede a los verdaderos medios de enriquecerse. mos, más precisamente, sólo se puede identificar una parte.
No nos sorprenderá, pues, constatar que el neoliberalismo, En un conjunto de trabajos cuyo interés es su carácter
que reforzó muchas características capitalistas de las socie- sintético y retrospectivo, Edward Wolff analiza la evolución
dades del centro y de la periferia, agregó todavía, a esta pro- cronológica de las desigualdades en Estados Unidos, a partir
pensión a reproducir y ampliar, desigualdades e injusticias. de datos disponibles del periodo 1922-1998. 6 Se despren-
Desde el primer capítulo de este libro hemos subrayado den, de los mismos, tendencias que concuerdan perfecta-
las desigualdades considerables de desarrollo entre países, mente con el cuadro general que hemos presentado.
diferencias de uno a 74, al término de un fuerte aumento en Una de las variables más reveladoras es la cuota del
el curso de las últimas décadas. En el seno de la mayor parte patrimonio, propiedad del 1% más rico de hogares (gráfica
de los países, las desigualdades de ingresos entre las dife- xv.6). Por patrimonio se entiende la suma de activos reales
rentes fracciones de la población también aumentaron. (bienes inmuebles y bienes de consumo durables) y de acti-
El informe, del que se han extraído las comparaciones
entre países, lleva a cabo el balance de esas desigualdades
internas para un grupo de 19 países avanzados. 4 En el curso s F. Arrondel, F. Guillaumant-Taillet y D. Verger, "Montants du patri-
moine et des actifs: qualité et représentativité des déclarations des mé-
de los años ochenta, primera década neoliberal, las des- nages", Économie et Statistiques, 296-297 (1996), pp. 145-164.
6 E. Wolff, Top Heavy, The New Press, Nueva York, 1996, y "Who are the
3 Los patrimonios financieros de los hogares de los dos países se pre- Rich? A Demographic Profile of High-Income and High Wealth Ameri-
sentan en las gráficas XIII.3 y xm.4, cans", University of Michigan Business School, Working Papers Series,
4
PNUD, Infonne-mundial sobre el desarrollo Humano, DeBoeck, Bruse- 1997. Véase igualmente D. Henwood, Wall Street, Verso, Londres, 1998,
las, 1999. cap. II.
200 LA LEY DE LAS FINANZAS ¿A QUIÉN BENEFICIA EL CRIMEN? 201

vos monetarios y financieros descontando las deudas. La 50


variable dibuja el mismo perfil que nos es familiar. Desde 45
los años cincuenta hasta principios de los años setenta, el '
40
1% más rico de los hogares poseía de 30% a 35% del pa-
trimonio total. Este porcentaje cayó entonces hasta 22%, 35
mostrando la presión registrada sobre los ingresos financie- 30
ros en la primera fase de la crisis. El giro neoliberal puso
25
término a este deterioro, y la tasa de 35% se alcanzó nueva-
mente en 1986 y luego fue superada. El trabajo de Wolff 20
subraya asimismo el aumento de la relación entre la rique- 15
za y el sector financiero. En 1983, 22% de las familias ricas, 1922-1998
10
según el criterio del estudio, declaraban trabajar en ese sec- 1925 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995
tor (finanzas, seguros e inmobiliario); en 1992, esta propor-
GRAFICA xv.6. Porcentaje del patrimonio detentado por el 1 % más
ción era de 36 por ciento. 7 rico de hogares, patrimonio (%): Estados Unidos.
Los trabajos disponibles sugieren una evolución similar El patrimonio comprende el patrimonio inmobiliario,
en Francia. En 1992, el t % más rico de hogares detentaba , la posesión de títulos y de efectivo, y los bienes de consumo durables.
20% del patrimonio total. Pero esta cifra está fuertemente
influida por la propiedad de residencias principales en 10% más solvente y el 10% menos solvente). En la brecha de
amplias capas de la población. El mismo 1% era propieta- este espacio, los valores mobiliarios representan un impor-
rio de 40% de títulos mobiliarios (acciones, obligaciones, tante peso. 10
s1cAv y FCP). 8 Sea cual fuere su interés, estos estudios sólo La enseñanza que se sigue de este análisis sobre la con-
nos proveen unos cuantos indicadores concernientes a la centración de fortunas es simple. Se apoya en dos argumen-
evolución cronológica. tos: el deterioro relativo del patrimonio de las capas más
1
Un estudio del cREnoc realiza un balance de la varia- ricas en la primera fase de la crisis, y la recuperación bajo
ción de las desigualdades en Francia de 1980 a 1994 sobre la bandera neoliberal.
la base de un indicador sintético que reúne: ingreso, patri- Más generalmente, el capítulo lleva a su término la des-
monio, equipamiento del hogar, patrimonio cultural, des- 10 En el libro de Alain Bihr y Roland Pfefferkom (Déchiffrer les inégali-
. empleo e indicadores subjetivos. 9 Concluye en un cierto , tés, La Découverte et Syros, París, 1999) encontraremos un cuadro com-
aumento de la separación.entre los grupos extremos (el pleto de las desigualdades en Francia y las diferencias entre los años sesen-
ta y setenta de un lado, y las décadas neoliberales del otro: reducción de la
jerarquía de salarios en la revuelta de mayo de 1968, luego recuperación
7
E. Wolff, "Who are the Rich?", op. cit., nota 6, p. 11. en el curso de las décadas neoliberales, desigualdades frente a la desocupa-
8
Véase, "Revenus et patrimoines des ménages''¡ Synthese, 28 (1999), ción ... Véase igualmente J. P. Fitoussi y P. Rosanvallon, Le nouvel áge des
pp, 81-94; S. Lollivier y D. Verger, "Patrimoine des ménages: déterminants inégalités, Seuil, París, 1996. Pocos trabajos sociológicos se consagran a la
et disparités", Économie et Statistiques, 296-297 (1996), pp. 13-31. burguesía y su patrimonio, con excepción de los de Michel Pin~on y Moni-
9 F. Berhuit, A. Dufour y G. Hatchuel, Les inégalités en France: Évolu- que Pin~on-Charlot (Grandes fortunes, Payot, París, 1998, en especial el
tion 1980-1996, CREDOC, París, 1996. capítulo 1).
202 LA LEY DE LAS FINANZAS

cripción de esta verdadera proeza que lograron las clases do-


minantes en el neoliberalismo, la recuperación de su ingreso
y de su patrimonio, en forma tanto absoluta como relativa,
con respecto a las otras capas de la población. Drenando las CUARTA PARTE
ganancias, menguadas por otra parte, hacia el sector .finan-
ciero, dilatando la percepción operada vía impositiva (los LAS LECCIONES DE LA HISTORIA
intereses pagado por el gobierno), aumentando intereses y
dividendos, dicha clase restauró sus ingresos mientras la
tasa de ganancia no se había aún recuperado. Bastaba con
cobrar proporcionalmente más, que fue lo que sucedió.
Para entender bien los hechos reseñados en ]os capítulos
precedentes -la crisis estructural comenzada en los años
setenta, la salida de la crisis para algunos y la instauración
del orden neoliberal bajo la égida de las finanzas para to-
dos- es útil ponerlos en perspectiva histórica, y tal es el
objetivo de esta cuarta parte. ¿Los razonamientos que nos
han llevado sobre los aspectos reales, monetarios y finan-
cieros, nos llevan a otras conjeturas históricas anteriores?
El examen, en la segunda parte, de la evolución de las
grandes variables que describen la técnica, el reparto y el
empleo en el curso del periodo posterior a la segunda Gue-
ua Mundial, nos permite formular un diagnóstico relativa-
mente claro. La desaparición de formas particularmente
favorables del progreso técnico que prevalecieron hasta
mediados de la década de los sesenta fue uno de los factores
originarios del movimiento de disminución de la rentabilidad
del capital, la desaceleración del crecimiento y la desocu-
pación. Siguió a esta evolución una fuerte recuperación del
control del salario, y bajo la presión de la crisis se operó un
cierto restablecimiento del progreso técnico a partir de me-
diados de los años ochenta, ambos factores creando las
condiciones para un ascenso de la tasa de ganancia.
Similares encadenamientos prevalecieron a fines del
siglo XIX y a principios del xx: un desc~nso de la tasa de ga-
nancia, una crisis estructural, una recuperación de la tasa
de ganancia y la salida de la crisis. Este precedente esclare-
ce ciertas transformaciones contemporáneas como expre-
sión de una salida de crisis estructural.
La tercera parte reveló enseguida que las ventajas po-
tenciales de esta mejora de la rentabilidad fueron amplia-
mente confiscadas por las finanzas gracias a las políticas
neoliberales -principalmente el alza de las tasas de interés
205
206 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

reales- y la distribución creciente de dividendos. Las fi-


nanzas prolongaron así los efectos de la crisis. Al hacerlo, se
enriquecieron formidablemente, reafirmaron su hegemonía
sobre el sistema productivo e impusieron sus reglas -su XVI. UN PRECEDENTE HISTÓRICO:
desregulación y sus nuevas reglas- con su cortejo de crisis LA CRISIS DE FINES DEL SIGLO XIX
monetarias y financieras y la explosión de las cotizaciones
bursátiles. ¿Esta apoteosis de las finanzas está cargada de '
amenazas? Es una trivialidad e\"l'ocar aquí la crisis de 1929. LAs DÉCADAS que acabamos de atravesar y las tendencias
El parecido es asombroso, y en efecto se han producido con- , que se dibujan nos retrotraen a la crisis que azotó a los prin-
diciones similares. ¿Es necesario llegar al mismo tipo de cipales países capitalistas hace más de un siglo y a la mane-
resultado?
ra en que la misma fue resuelta. Las circunstancias subya-
Pero existe además un tercer tipo de equivalente histó- centes en la aparición de las dos crisis estructurales son muy
rico, ~ menudo relegado a un segundo plano por el preten- similares. Las últimas décadas del siglo x1x estuvieron
dido triunfo del mercado y de la nueva economía, y que es marcadas por una evolución de la técnica y de la distribu-
objeto de una verdadera amnesia colectiva. ¿Cuáles fueron , ción al modo de Marx, con una disminución de las tasas de
las recetas de los 30 años gloriosos? ¿Son ya obsoletas? ganancia, similar a la que precedió a la crisis estructural
Por fin, esta puesta en perspectiva nos permitirá definir de los años setenta. En la base de este movimiento se en-
con más precisión los contornos de este agente un tanto cuentran los ritmos y las formas de la transformación téc-
misterioso, constantemente en escena en este libro: las fi- nica, con el carácter particular, ligado a la mecanización,
nanzas. Reprimido desde la segunda Guerra Mundial, lo vi- central en el análisis de Marx: recurso a amplias inver-
mos restablecer su preeminencia.en el neoliberalísmo. siones, grandes volúmenes de capital fijo, edificios y máqui-
nas (capítulo rv). En tal contexto, al economizar sobre el
trabajo requerido para la prnducción los progresos en la
productividad del trabajo se logran gracias al precio de
adelantos mayores de capital: mayor número de máquinas,
o máquinas más costosas, para menos trabajo. Este aspec-
to del progreso técnico se expresa en el aumento progre-
sivo del capital fijo, tanto en relación con el trabajo re-
querido como con el producto obtenido. Este último efecto
se mide por la relación de la producción de un año con el
stock de capital fijo invertido en las empresas, la producti-
vidad del capital. Esta variable posee la desventaja de de-
crecer a menudo, lo cual significa que se recurre a cada vez
más capital para obtener el mismo resultado: lejos de eco-
nomizar sobre el capital, se utiliza cada vez más -un rasgo
207
208 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA UN PRECEDENTE HISTÓRICO 209

1.0 Esta trayectoria al modo de Marx fue un factor de ines-


tabilidad. En el caso estadunidense, entre la Guerra de
0.8 Secesión y el fin del siglo (años 1870 y 1890) se sucedieron
dos grandes contracciones de la actividad. La primera, que
0.6
comenzó en 1873, combinó los efectos de este trazado des-
favorable y las consecuencias monetarias de la Guerra de
0.5 Secesión. La crisis de la década de 1890, conocida como una
gran deprésión, fue duradera y profunda. La tasa de desem-
0.4 pleo alcanzó 18%, una cifra excepcional, solamente sobre-
pasada por la crisis de 1929. La misma fue prece•didaporun
1870-2005 brutal recalentamiento de la actividad en 1880, saliendo de
0.3-+-~-~~~~-~~-~~-~~-~--~--
1880 1900 1920 1940 1960 1980 2000 la crisis precedente. Esta fuerte inestabilidad de la actividad,
GRAFI<;:A xvi.1. Tendencias seculares de la productividad del capital: consecuencia de una caída de la tasa de ganancia, evoca-en
Estados Unidos un contexto institucional evidentemente diferente- la de
los años setenta y ochenta. Las mismas causas produjeron
característico de lo que llamamos trayectoria al modo de efectos, si no idénticos, al menos parecidos. Los marcos
Marx. •. monetarios y financieros son sensiblemente diferentes y no
La gráfica xVI.1 describe la evolución de la productivi- encontramos, a finales del siglo XIX en Estados Unidos, el
dad del capital a partir de 1870 para el conjunto del sector equivalente a la gran inflación de 1970 y a la prórroga que
privado estadunidense. Las dos tendencias a la baja de fines ésta permitió.
del siglo XIX y de la segunda mitad del siglo xx son clara- Una de las características específicas de las crisis de
mente perceptibles. El trazado de tendencia punteado fines del siglo XIX fue que se produjo a la par de una crisis
sugiere la dirección general del movimiento. La semejanza de la competencia. Las empresas enfrentadas en el descen-
entre el primero y el segundo periodos salta a la vista. so de su rentabilidad procuraron su salvación mediante
Este perfil al modo de Marx de la transformación técni- acuerdos que tenían por objeto protegerlas de los rigores
ca a fines del siglo XIX va acompañado por la disminución de la competencia. Esta vía era tanto más natural cuanto
de la tasa de ganancia. En alguna medida comparable a la que la caída de las tasas de interés estaba acompañada del
utilizada en la segunda parte (que no recorta los intereses y crecimiento del tamaño de las unidades productivas, ligado
los impuestos de las ganancias), la tasa de ganancia alcan- a las nuevas características de la técnica, y del progreso de
zaba 26% durante la década de 1870; en los años 1890 no los transportes que ampliaba los mercados. Estas dos evolu-
era mayor a 13 por ciento.1 ciones hacían de la competencia una apuesta considerable.
Ciertás empresas se entendieron para fijar precios mínimos,
1 Esta evolución no es exclusiva de Estados Unidos. Los historiadores
para repartirse los mercados y las ganancias (como en los
ubican una gran depresión en Europa y sobre todo en Francia, entre 1873
y 1895, de la que es imposible decir si fue el resultado de una reducción de pools). Así, el fin del siglo XIX es conocido como la época de
tasas de beneficio, como en Estados Unidos, por falta de datos. los cartels y los trusts: el capitalismo de los monopolios.
210 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA UN PRECEDENTE HISTÓRICO 211

Esa tendencia encontró una fuerte oposición de parte los acuerdos en los que cada empresa preservase su autono-
de las pequeñas empresas, los excluidos de esa moderniza- mía y su propia organización, reforzó la formación de gran-
ción, especialmente los agricultores, y de parte de los obre- des empresas y grupos; es decir, favoreció las verdaderas
ros. Esta crisis de la competencia condujo al voto de la cele- fusiones, únicas autorizadas por la legislación sobre socie-
bre Sherman Act en 1890, primera legislación federal para dades contemporáneas de las leyes antitrust. Más que tra-
garantizar, supuestamente, la libre competencia. bar la formación de grandes entidades, las leyes favorecie-
El partido que se jugaba detrás de esa crisis de compe- ron su concentración. Una extraordinaria ola de fusiones se
tencia tenía otro alcance. La verdadera apuesta era la consti- desarrolló en pocos años, justo en el recodo del siglo, y de
tución de instituciones modernas del capitalismo: las gran- ella las finanzas fueron la palanca promotora. 3
des finanzas, por una parte, la gran empresa, por la otra, y Las luchas populares desempeñaron un papel esencial
el lazo que ya las unía. 2 Los bancos de las viejas finanzas fa- en esas transformaciones. En esa época tomaron auge los
cilitaban las operaciones de las empresas y contribuían al sindicatos, y se creó el partido socialista. Los trabajadores
financiamiento de sus transacciones (su fracción superior llevaron a cabo huelgas muy largas. No se puede, por otra
se orientaba hacia el :financiamiento de los gastos del Esta- parte, aislar estos hechos de ·su contexto mundial, el del
do); desde entonces el sector financiero cubrió, en cierto ascenso del movimiento obrero y de las luchas revoluciona-
modo, al sistema de grandes sociedades. La aparición de rias. En Estados Unidos, la salida de tales luchas fue de
estas nuevas formas de ·organizaciones ponía en peligro al naturaleza reformista. Las inclinaciones pacifistas que se
sector tradicional, por eso las tensiones: los pequeños con- manifestaron a lo largo de la primera Guerra Mundial sir-
tra los grandes. vieron de pretexto para una gran represión y contribuyeron
Hay algo de desconcertante en los hechos que se desen- a este desenlace.
volvieron al terminar el siglo. La legislación antitrust tenía La agitación obrera'vino a articularse con los enfrenta-
todas las apariencias de una ofensiva contra la invasión de mientos que hicieron entrar en escena a los responsables de
los gigantes, el big business. Pero, simultáneamente, veía la las empresas: los de aquellas que habían preservado la vieja
lúz otra legislación, promoviendo el desarrollo de las socie- organización y su tecnología, así como a los de las firmas de
dades por acciones (corporations) y de los holdings, es decir, la generación en ascenso ligadas a las :finanzas -una forma
grandes grupos organizados bajo la dirección de las finan- de nuevo capitalismo-. El resultado de tales enfrentamien-
zas: era dar al big business sus cimientos jurídicos. ¿Se tra- tos fue un compromiso que aseguró cierta protección al sec-
taba entonces de combatir o de alentar la formación de tor tradicional y al mundo obrero, pero sin trabar la mar-
grandes empresas? cha hacia adelante de las instituciones del capitalismo
Es una contradicción aparente. La legislación antitrust (recuadro XVI.1).
tuvo dos tipos de consecuencias. Primero, y ,eonforme a su Una formidable revolución técnica y organizativa se
objetivo declarado, ofreció cierta protección a las pequeñas realizó en las grandes empresas, conocida en Estados Uni-
empresas, permitiéndoles sobrevivir. Pero prohibiéndoles dos como la managerial revolution (revolución gerencial).
2 Relación que-dio nacimiento a la noción de capital financiero al modo 3 H. B. Thorelli, The Federal Antitrust Policy. Organization of an Ameri-

de Hilferding (R. Hilferding, El capital financiero, Tecnos, Madrid, 1977). can Tradition, John Hopkins University Press, Baltimore, 1955.
UN PRECEDENTE HISTÓRICO 213
XVl.1. LUCHAS Y COMPROMISOS DE CLASE A PRINCIPIOS DE SIGLO
Sus dos aspectos principales fueron, por una parte, la apari-
El final del siglo x1x y principios del xx fueron ocasión de enfrenta- ción de vastos estados mayores de gerentes y de empleados,
mientos de clase particularmente violentos, en que las luchas de la formando una estructura jerárquica piramidal, y por otra,
clase obrera se articularon con la rivalidad entre diferentes sectores
la transformación experimentada en los talleres, el tayloris-
de las clases dominantes.ª
mo y la cadena de montaje. De hecho, la irrupción de jefes y
Al terminar el siglo existía una fuerte tensión entre los propieta-
rios de empresas tradicionales y los trabajadores, pues aquéllos trata-
empleados permitió una verdadera revolución en la gestión
ban a sus asalariados con mano de hierro y se oponían vigorosamente en todos los aspectos, en el sentido amplio que sugiere la
al movimiento sindical. En este contexto, mantuvieron deliberadamen- expresión revolución gerencial: en el taller, en el control de
te la animosidad obrera hacia los trusts, estigmatizados como los res- stocks y en la dirección de las transacciones comerciales, en
ponsables del bajo poder adquisitivo de los obreros por el hecho de la gestión :financiera (de la tesorería y del financiamiento).
imponer precios excesivos a sus productos. La oposición del sector Estos cambios tocaron primero a los ferrocarriles y las tele-
agrícola no hacía sino aumentar esta hostilidad. Frente a tales ata- comunicaciones, luego se extendieron gradualmente a la
ques, los responsables de grandes firmas, respaldados por los finan- industria, al comercio (en nuevas formas de gran distribu-
cistas, y quienes se beneficiaban de una mayor rentabilidad, se com- ción) y a las finanzas. Tardaron varias décadas en invadir el
prometieron a principios de siglo en una política de conciliación.b conjunto del territorio y los diferentes tipos de actividades. 4
Los responsables de las grandes firmas -los más conscientes- Lo que aquí nos interesa es que esa revolución de la téc-
abrieron sus puertas a los siriºdicatos y a las negociaciones colectivas; nica y de la gestión se tradujo en ganancias extraordinarias
pusieron en funcionamiento sistemas de seguros y de retiro. Esta de eficacia. El ejemplo de la cadena de montaje es el más
táctica dio sus frutos, y dichos responsables, sostenidos por el dina-
sorprendente. En él se puede ver el paroxismo de la mecani-
mismo de sus empresas y esta nueva postura política, dieron vuelta a
zación, pero, en comparación con las innovaciones anterio-
la situación en su beneficio, imponiéndqse como los representantes
res, la cadena posee dos características específicas. La pri-
del modernismo. En un escalón político superior, ejercieron una
fuerte influencia sobre los poderes legislativo y ejecutivo con el mera es que emplea el trabajo de modo sumamente intenso
obieto de consolidar su posición. gracias a la utilización continua de todos los elementos y a
Las concesiones y la represión se combinaron hábilmente. El la cadencia que impone; lo consume ávidamente. Este
movimiento obrero logró aumentar su poder adquisitivo y ciertas aspecto del trabajo en cadena fue frecuentemente caricatu-
mejoras en su condición, pero perdió sus potencialidades revolucio- rizado. La segunda es que la cadena es muy productiva: ge-
narias. De estas luchas de clases salió a flote la configuración social nera un flujo continuo de productos a un ritmo descono-
del capitalismo moderno de estilo estadunidense, con su dominio de cido hasta entonces. Ponerla en práctica era obtener las
las finanzas y de las grandes empresas, y sus compromisos frente al ventajas de la mecanización sin sus inconvenientes. La me-
sector tradicional y a los asalariados. canización ya no implicaba un crecimiento excesivo del
stock de capital en relación con el trabajo, ni el crecimiento
• Sobre estos temas, véase J. Weinstein, The Corporate Ideal in The Liberal State,
1900-1918, Beacon Press, Boston, 1968; L. Galambos, The Public /mage of Blg Business in ; relativo del stock de capital respecto al de la producción 1 no
America, 1880-1940: A Quantitative Study in Social Change, Johns Hopkins University
4 A. D. Chandler, La mano visible. La revolución en la dirección de la
Press, Baltimore, 1975.
b Sin embargo, ciertos capitalistas, como John D. Rockefeller, se opusieron a dichas empresa norleamericana, Centro de Publicaciones del Ministerio de Traba-
concesiones en verdaderas guerras de clase. jo y Seguridad, Madrid, 1988.
214 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA UN PRECEDENTE HISTÓRICO 215

se ponía a la par ni del alza veloz de la relación capital-tra- trayectoria al modo de Marx; salir de la crisis implicaba
bajo, ni del descenso de la productividad del capital. En el revertir esa tendencia, lo que fue tarea de una revolución
taller, como en el resto de la empresa, el progreso de gestión tecnológica y organizativa, la revolución gerencial; estas
significó economizar sobre los costos (de producción y de transformaciones de principios de siglo se desarrollaron en
circulación) y sobre los adelantos de capital para tener un un clima de intensas luchas de clases.
mayor resultado. Hay que ver en estos progresos de la ges-
tión y de la organización la contratendencia por excelencia
a la disminución de las tasas de ganancia.
Las ventajas conseguidas con estos progresos fueron
enormes, como podemos juzgar por la gráfica xv1.1. Entre
principios de siglo y los años cincuenta la productividad del
capital se acrecentó en lugar de disminuir como en el curso
de los, periodos precedente y siguiente. Esta evolución favo-
rable abrió la posibilidad de incrementar la tasa de ganan-
cia en el momento mismo en que la tasa de crecimiento del
salario real era relativamente elevada.
El primer modo de ~alida de la crisis consistió, así, en
un aumento de la tasa de ganancia: una senda privilegiada,
real en cierto modo, pero larga, que comportaóa importan-
tes trastornos. La economía estadunidense entró por este
camino a principios de siglo. Sus efectos se hicieron sentir
progresivamente. La noción un poco misteriosa de salida de
una crisis estructural encuentra aquí un primer contenido:
el de modificar permanentemente tendencias desfavorables,
en el sentido de tendencias históricas de la técnica y de la
distribución. Debido a su carácter gradual, tal proceso
es difícil de identificar en el momento pero afecta el curso
de los acontecimientos en profundidad. El examen de los
grandes agregados, como la productividad del capital en la
gráfica XVJ:.1, no revela ninguna ruptura, pues dichas evolu-
ciones se llevan a cabo poco a poco (los cambios institu-
cionales, como la ola de fusiones, son más fáciles de iden-
tificar).
De- la crisis de fin del siglo XIX podemos retener algunos
rasgos principales. Esta crisis mostró la secuencia de una
¿SE SALE DE LA CRISIS DE FIN DEL SIGLO XX? 217

En Europa y Estados Unidos, el crecimiento de la pro-


ductividad del trabajo es más débil que durante los 30 años
gloriosos (gráfica rv.1). Como la progresión del costo sala-
XVII. ¿SE SALE DE LA CRISIS DE FIN rial es limitada en Europa (gráfica vr.1), la cuota de las ga-
DEL SIGLO XX TAL COMO SE SALIÓ nancias aumenta más que en Estados Unidos (gráficas rv.2 y
DE LA DE FIN DEL SIGLO XIX? rv.3). La forma de progreso técnico es un poco diferente en
cada país, pero el alza de la tasa de ganancia, abstracción
hecha de sus determinantes financieros, es considerable en
Es TAN marcada la semejanza entre las crisis de fines de los ambos países. Aunque éstas sean sensibles, es necesario re-
siglos XIX y xx que parecería superfluo retornar al tema. , marcar que estas evoluciones son sin embargo limitadas, y
Como su predecesora, la crisis de fin del siglo xx siguió una tradujeron en parte una intensificación de la utilización del
trayectoria al modo de Marx; el término de tal trayectoria capital, que permite la flexibilidad de horarios y la intensi-
sería también un factor primordial en la salida de la crisis) ficación del trabajo mismo. 3 Estas transformaciones regresi-
Mantendremos, sin embargo, una crucial diferencia: así vas están acompañadas por una revolución de gestión -de
como el fin del siglo XIX y el principio del xx fueron perio- la organización del trabajo y de la producción, de la estruc-
dos de aumento de luchas sociales y asociación de trabaja- tura de las empresas y de las relaciones interempresarias-
dores, las últimas décadas del siglo xx estuvieron marcadas ' y no siempre es posible separar sus componentes.
por importantes derrotas populares, dejando como saldo un ¿ Cómo habría el capitalismo reencontrado el camino
estancamiento en el salario real y en la protección social. para un progreso técnico, economizando simultáneamente
El primer indicador de salida de crisis hoy día es la re- en el trabajo y en el capital? ¿Por medio de un extraordina-
cuperación de la tasa de ganancia. Es necesario ver en la rio esfuerzo de investigación y desarrollo (recuadro xvr1.1)?
misma el efecto combinado del estancamiento del costo ¿Son los mismos resortes de principios de siglo? Si pode-
salarial y del alza de la productividad del capital, una ten- mos hablar de los avances en la gestión, en organización, en
déncia a economizar sobre el capital fijo (instalaciones y la técnica ¿tienen la misma incidencia sobre las relaciones
máquinas): este último elemento es el más importante y el sociales y sobre las instituciones del capitalismo?
testimonio de una nueva orientación, de una tendencia con- Es difícil hacerse una opinión precisa sobre las trans-
traria a la baja de tasa de ganancia. La baja anterior de la formaciones objetivas de la gestión. Es un tema recurrente
productividad del capital fue interrumpida en lo sucesivo y
dio lugar a un alza. Las últimas observaciones apoyan la tal. Un siecle d'économie américaine, Presses Universitaires de France,
tesis de una recuperación. 2 París, 1996, dejamos planear todavía la incertidumbre fundándonos en la
siguiente comparación histórica: "Parece prematuro sacar consecuencias
1
demasiado optimistas. Asimismo, es necesario ser muy prudentes, pues la
Ernest Mande! había señalado la importancia de este aspecto de la experiencia de fines del siglo XIX y principios del :xx muestra que es muy
dinámica histórica del capitalismo: las ondas largas del desarrollo del capi- difícil detectar tales variaciones desde sus primeros estadios", p. 275.
talismo (Las ondas largas del desarrollo capitalista: una interpretación mar- 3 Para un cuadro que considere la condición obrera y sus transforma-
xista, Siglo XXI, Madrid, 1980). ciones, véase S. Beaud y M. Pialoux, Retour sur la condition ouvriere:
2
Así, en el capítulo xx de G. Duménil y D. Lévy, La dynamique du capi- enquete aux usines Peugeot de Sochaux-Montbéliard, Fayard, París, 1999.
216
218 LAS LECCIONES DE LA IIlSTORIA ¿SE SALE DE LA CRISIS DE FIN DEL SIGLO XX? 219

en Estados Unidos. Los años ochenta y noventa estuvieron


XVll.1. INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
signados por una formidable transformación de la com-
El desplazamiento parcial del curso del cambio tecnológico no posición de la inversión.
Se distinguen dos grandes componentes: los materiales
debe ser separado de los llamados gastos de investigación
o equipos (máquinas, vehículos ... ) y las instalaciones. Los
y desarrollo, es decir, los gastos en innovación comprometidos
por las empresas.
materiales son los que fueron objeto de esta transforma-
Aunque difíciles de aislar, vale la pena examinar algunas
ción. Las estadísticas estadunidenses dan cuenta de cuatro
series globales disponibles, comenzando con Francia. Vemos
categorías: el tratamiento de la información (comunicación,
que estos gastos aumentaron mucho en Francia después de la
informática) y software, insumos industriales, equipos de
crisis estructural de los años setenta. Sería tentador interpre- transportes, y una sección general. Tal como l0 muestra la
tar este aumento como la manifestación de esfuerzos estimu- gráfica xvrr.1, en 1947, entre las tres últimas categorías se di-
lados por la crisís, tendientes, pues, a suscitar una salida de fa vide alrededor de 90% de la inversión total: 30% cada una.
crisis. Sin embargo, la comparación con Estados Unidos sugie- Las comunicaciones (todavía no existía la informática) co-
re el efecto de un esfuerzo para colmar el atraso con Estados rrespondían a apenas un poco más de 10%. El panorama
Unidos con respecto a las actividades de investigación y des- aparece muy diferente en 2005. Cada una de las tres últimas
arrollo. Las cifras de 1960 .Y 1970, particularmente bajas, pa- categorías representa más o menos 17%, mientras que co-
recen tener relación con un periodo en el que el principal de- municaciones e informática representan la mitad. Esto sig-
safío era colmar los retrasos. Francia, aproximándose a las nifica que de cada 100 dólares invertidos en Estados Unidos
fronteras tecnológicas, recupera niveles de gasto similares a en materiales de todo tipo, 50 lo son en insumos de comuni-
los de Estados Unidos. cación, informática o software. Este ascenso fue continuo,
La curva concerniente a Estados Unidos revela una fuerte con un salto a principios de los años ochenta: en 1969, 11%
estabilidad de estos gastos desde la segunda Guerra Mundial, del fin de la guerra ya se había multiplicado por dos, pero
interrumpida por un hoyo correspondiente a los años de crisis el despegue se produjo entre 1979 y 1983, es decir, en el
e~tructural. Cierto que los gastos de investigación y desarrollo hueco de la crisis estructural.
aumentaron fuertemente entre los años setenta y las décadas ¿Qué lectura hacer de estas transformaciones? ¿Pueden
siguientes, pero el nivel reciente puede ser interpretado como éstas compararse a las grandes innovaciones organizativas
el restablecimiento de los niveles anteriores. Las primeras de principios de siglo? ¿Debemos hablar de revolución
décadas de posguerra habían sido de grandes innovaciones. gerencial? Un hecho parece imponerse: el periodo contem-
poráneo ya no es el de la constitución de los grandes esta-
entre los gerentes, pero poco cuantificable. La discusión dos mayores de la gestión. Es más un tiempo de reducción
apunta sobre todo al papel de la información y de la comu- de efectivos.
nicación -la nueva economía-. Ciertamente es necesario Interpretamos la revolución de la información/revolu-
conservar la cabeza fría, pero las bases de datos utilizadas ción informática como una parte de una revolución interna
en este libro proveen un índice inequívoco sobre estas de la gestión -en el sentido amplio establecido en el capítu-
transformaciones: el análisis del contenido de la inversión lo precedente-. La comunicación y la información son, por
220 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA ¿SE SALE DE LA CRISIS DE FIN DEL SIGLO XX? 221
50
visibles primero en el aumento de productividad del capital.
45 Se esperaría que uno de los padres de la función de produc-
40 ción considere la productividad total de los factores, que es
'.35 una media de dos productividades: donde vemos las com-
30 putadoras.
25 Si esta interpretaci9n de las actuales tendencias del
20 capitalismo está justificada, las dos salidas de la crisis perfi-
15 lan los contornos de un mismo proceso. Luego de la primera
10 salida de la crisis, a principios de siglo, el sistema producti-
5 vo sufrió una primera turbulencia, la revolución gerencial.
Oi-----:c--;--¡----r-¡-----;,--,---,----,---,--1.:.:9:..:,47:.__•2:.:0:.:05~ Ésta conjugó la técnica y la organización en sus mutuas re-
1950 1960 1970 1980 1990 2000
laciones; transformó radicalmente el taller y la producción,
- - , - tratamiento de la información (comunicación, informática)
-·-·-·-·-·-· insumos industriales pero su alcance se extendió aún más, afectando todos los
.................. equipos de transportes aspectos de la vida de las empresas. Es por eso que privile-
------ otros
giamos el término gestión para nombrarla, de acuerdo con
GRAFrcA xvtr.1. Componentes .<Je la inversión en equipo (% del total): la terminología estadunidense (managerial). A fines de este
Estados Unidos siglo xx está en curso una evolución cuyos efectos desde el
punto de vista de las grandes variables (productividad, rela-
excelencia, la tecnología de la organización, de la gestión. ción capital-trabajo) son similares. Su naturaleza es una
Los gerentes y empleados recolectan la información, la tra- vez más la de un progreso de la gestión ligado con la ma-
tan, la comunican entre sí a un ritmo y en una proporción duración de los procedimientos fundamentados en las tec-
sin precedentes. Quedaba oculto el potencial de los equipa- nologías de las comunicaciones y de la información. Este
mientos tanto como el tiempo en que sus precios se mantu- progreso combina una eficacia creciente en la capacidad de
vieran elevados, que su utilización exigiera un largo apren- conducir la producción, la distribución y las operaciones fi-
dizaje, que fuesen simplemente pesados y poco movibles. nancieras, y a reducir sus propios costos: la gestión mejora
Tareas antes imposibles de realizar ahora se facilitaban, pero su propia gestión, aplicándose a sí misma sus principios, re-
sus efectos benéficos estaban limitados por las dificultades forzando su rendimiento.
Y los costos de utilización. El alcance revolucionarió de Habría que interrogarse sobre las consecuencias de
estos equipos no se reveló sino poco a poco, conforme dis- estas transformaciones en cuanto a la relación entre las
minuyó su costo y la simplificación de su manejo. diferentes categorías de asalariados (trabajadores producti-
Se atribuye a Robert Solow, premio Nobel de Econo- vos, empleados y jefes), la jerarquía y la división de tareas.
mía, la comprobación de que los progresos prestados a la ¿La información no refuerza la polarización de-tareas entre
utilización de las computadoras no aparecían en la tasa de concepción y dirección, de un lado, y ejecución, del otro lado?
crecimiento, siempre baja, de la productividad del trabajo. ¿No conlleva la constitución de nuevas cohortes de emplea-
Hay un error en la variable: las computadoras aparecen dos tan dependientes de la informática como lo son los tra-
222 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA ¿SE SALE DE LA CRISIS DE FIN DEL SIGLO XX? 223

bajadores productivos de sus maquinarias?4 Estas cuestio-· ejecutivos de las empresas. 5 Pero las cosas cambiaron radi-
nes merecen una investigación más amplia. calmente en el neoliberalismo.
Detrás de la revolución contemporánea de la gestión no : Para comprender esta nueva actitud favorable a la con-
hay, bien entendido, sólo computadoras y sus programas. centración de los años ochenta es necesario reubicarla en
En el actual capitalismo, el acrecentamiento del rendimien- un contexto económico más general. La desaceleración del
to -siempre medido con la vara 4e la tasa de ganancia- crecimiento de la productividad del trabajo, bien percibida
pasa por el reforzamiento de la eficiencia gerencial. Toda la en absoluto y especialmente en Japón, creó una psicosis de
dificultad se encuentra aquí: ¿cómo continuar esta evolu- eficacia en Estados Unidos. Las nuevas tesis (difundidas
ción a contracorriente de las tendencias burocráticas inheren- por la escuela de Chicago) tomaron fuerza en esta atmósfe-
tes al crecimiento de los estados mayores gerenciales, su ra. La internacionalización del capital planteaba desde
pendiente natural, de alguna manera?, ¿cómo combinar la entonces el problema de la competencia en un plano mun-
jerarquía y la libertad de iniciativa?, ¿cómo conjugar el orden dial. Hacía falta permitir a las grandes firmas estaduniden-
y la crtatividad? Las soluciones pasan sin duda por el des- ses que adquirieran la dimensión requerida. El sector que
arrollo de relaciones horizontales y la disminución de la quedó fuera de estas transformaciones tenía que adaptarse
pesadez. de las jerarquías. Los nuevos métodos de organiza- y no esperar protección gubernamental alguna. Este cam-
ción y de gestión se enfrentan a este desafío. bio de norte reflejó la realidad de la internacionalización,
.Los dos periodos de salida de crisis poseen en común, pero fue asimismo una manifestación del retomo a la hege-
además, una modificación radical de las políticas concer- monía de las finanzas. En el curso de los años ochenta, el
nientes a la competencia en sentido amplio. Así como el sector financiero retomó más directamente la iniciativa en
desarrollo de sociedades por acciones y las fusiones habían este terreno, renovando la gran tradición de principios de
sido posibles gracias a una modificación de la legislación a siglo, dando nacimiento a un vasto movimiento de restruc-
fines del siglo xix, la afirmación del neoliberalismo coinci- turación del sistema productivo, de concentración, de toma.
dió con un cambio de actitud frente a las fusiones, en los de control y, de manera más general, de refuerzo de los
textos y especialmente en su aplicación. entramados de la propiedad. Esta transformación se operó,
Al finalizar la depresión de los años treinta se aprobó, y continúa operándose, bajo la égida de los bancos de nego-
después de muchos titubeos, una legislación relativamente cios y en el contexto de la gran permisividad de parte del
restrictiva en materia de fusión. Favorecía un tipo de con- sistema judicial.6
centración muy particular (la formación de conglomerados, El balance de fusiones y adquisiciones contemporáneas
conducentes a la diversificación de la actividad), cuyo cen- es controvertido. Algunas de estas operaciones terminan en
tro se situaba en las grandes empresas no financieras, rela- fracasos. La tesis que aparece es que el desarrollo de los
tivamente independientes de las grandes instituciones fi- acuerdos entre las empresas constituye un elemento de
nancieras, haciéndose eco de la creciente autonomía de los renovación menos importante.
4
La disciplina era ya sospechosa en el taller, y los viejos procedimien- s F. M. Scherer y D. R. Ross, Industrial Market Structure and Economic
tos de gestión requerían ya el servicio de empleados sometidos también a Performance, Houghton Mifflin, Boston, 1990.
reglas estrictas, tareas repetitivas y ritmos extenuantes. 6 Que tiene límites, como lo muestra el ejemplo de Microsoft.
224 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

Las consecuencias sobre las estructuras sociales de esta


segunda etapa de la revolución de la gestión resultan meno-
res que las de la primera etapa. Al menos, son de distinta
naturaleza. Los ejecutivos (gerentes) y los empleados cons- XVIII. DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS:
tituyen ,ya importantes capas sociales; la propiedad ya está PRINCIPIO Y FIN DE SIGLO
separada de la gestión; el trabajo productivo ya está encua-
drado al más alto grado. Esas transformaciones, ya realiza- '
das, no son ya un objetivo. ¿Podemos esperar modificacio- EL PREDOMINIO de las finanzas en el neoliberalismo no es
nes cuantitativas o de formas como las que se perfilan hoy una novedad en la historia del capitalismo. El periodo que
en día? se extiende desde fines del siglo XIX hasta la crisis de 1929
correspondió a una primera hegemonía de las finanzas mo-
dernas, que acababan de ver la luz. Esta situación se des-
moronó con la depresión de los años treinta y con la segun-
da Guerra Mundial. Por esta razón podemos describir al
neoliberalismo como el restablecimiento del dominio de las
finanzas luego de un periodo de repliegue.
La comparación de los dos periodos de dominación de
las finanzas -fines del siglo XIX hasta 1933 y desde los años
ochenta- es rica en enseñanzas. Permite percibir mejor la
noción misma de hegemonía financiera y los riesgos que tal
situación entraña. ¿Cuáles son los ámbitos de ejercicio y las
herramientas de este poder? ¿Cuáles son las particularidades
de cada uno de los dos periodos? Pero la caracterización de
cada uno de ellos hace surgir la pregunta sobre la natura-
leza del periodo que los separa. ¿Qué cambios se operaron
cuando las finanzas debieron replegarse en ciertos frentes?
¿Cómo caracterizar a las instituciones entonces instaladas?
¿Eran menos capitalistas? Se trata de un vasto programa de
investigación. En este capítulo se insistirá sobre los proble-
mas ligados a las políticas macroeconómicas y a los marcos
institucionales (las metas de las políticas, la determinación
en el nivel general de actividad y su estabilidad, así como el
control de las instituciones monetarias y financieras).
En las postrimerías del siglo XIX, el sistema financiero
crea un universo institucional propio, acompañando el des-
225
226 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 227

arrollo de las grandes sociedades por acciones y la revolu- la creación monetaria, que condujo según sµs perspectivas,
ción gerencial, regido según sus criterios e intereses: hold- ejerciendo una dominación prácticamente irrebatible (re-
ings y redes de sociedades financieras, papel central del cuadro xvm.J). La creación de dinero mediante el crédito
mercado bursátil, sistema de crédito orientado hacia los estaba estréchamente ligada a las operaciones bursátiles
accionistas ... cuya volatilidad es conocida. El desarrollo de las grandes
Paralelamente a esta proliferación de instituciones fi- empresas y de las finanzas implicaba ciertamente una me-
nancieras, el principio de siglo fue ocasión de un crecimien- tamorfosis de los procesos monetarios y financieros, pero
to prodigioso de los mecanismos monetarios. La masa mo- los medios capaces de asegurar la estabilidad no eran sufi-
netaria aumentó en proporciones inauditas. Entre 1880 y la cientes.
primera Guerra Mundial, la cantidad de dinero (billetes y La crisis de 1907 fue una crisis financiera de gran am-
monedas, cuentas en bancos) aumentó mucho más rápido plitud y la ocasión de una contracción sensible de la activi-
que la producción. Representaba más de un tercio de la pro- dad. A las intervenciones del sistema bancario se sumaron
ducción en 1880 y más de dos tercios en los años veinte (que- tímidamente las del Tesoro. Las medidas tomadas no im-
dándose aproximadamente en este nivel desde esa fecha). pidieron la suspensión de pagos en las ventanillas de los
Una característica relevante de esta evolución fue el aumen- bancos. La crisis fue percibida como un fracaso de los pro-
to de las cuentas bancarias. En 1880 los saldos de estas cedimientos privados y descentralizados tradicionales, Y
cuentas representaban dos veces el monto en dinero con- desembocó en la instauración de la Reserva Federal en
tante y sonante; en 1921, ocho veces; en 1929, 11 veces. Fá- 1913. Pero, dominada por las finanzas privadas, esta insti-
cilmente se puede imaginar cuál fue, correlativamente, el tución permaneció sometida a los objetivos anteriores: la
ritmo de crecimiento del sistema de crédito. Los testigos de preservación de la convertibilidad de la moneda en oro a
estas transformaciones (técnicos, universitarios, economis- una tasa fija y, en la crisis, el mantenimiento del funciona-
tas, políticos) tardaron en asimilarlas, llamando dinero miento normal de los bancos. Era necesario evitar, por en-
solamente a la moneda (efectivo-metálico). El desenvolvi- cima de t-0do, las suspensiones de pagos en las ventanillas
miento del sistema.financiero se hizo eco delas transforma- de los bancos, que habían marcado las crisis precedentes.
ciones monetarias. El mercado bursátil desempeñó un Las inquietudes relacionadas con la actividad económica Y
papel clave en el financiamiento de las empresas: los bancos el em2_leo eran secundarias, indirectas, tomadas en cuenta
prestaban más a los inversores bursátiles (hogares e institu- en la medida en que la perturbación del sistema producti-
ciones financieras) que a las empresas no financieras, con el vo pudiese desestabilizar, por contragolpe, al sistema fi-
fin de facilitar la colocación de títulos emitidos o las trans- nanciero.
acciones de títulos ya en circulación. Es necesario no confundir la herramienta con el uso
Parece inútil insistir más sobre los riesgos inherentes a que se hace de ella. Los dirigentes de la Reserva Federal
esta estructura monetaria y financiera. La potencia de estos modificaron progresivamente sus concepciones durante los
mecanismos se multiplicó, pero las herramientas de control años veinte, bajo el golpe de la práctica, pero la noción de
centralizado progresaron poco. En todo el periodo, el siste- una estabilización de la actividad económica no se planteó
ma financiero privado conservó una gran influencia sobre nunca como finalidad directa. Las finanzas se demoraban
230 LAS LECCIONES DE LA lf.[STORIA
XVlll.2. LIMITACIONES AL PODER DE LAS FINANZAS.
A esto se le conoce en Estados Unidos como represión fi- -- LA HERENCIA DEL NEW DEAL Y DE LA GUERRA
nanciera.2
Tal es la coyuntura en la que se produjo la metamorfo- El nuevo cuadro resultado de la crisis de 1929 fue determinado por
sis de las relaciones entre el Estado y el mundo de los nego- un conjunto de leyes: las Banking Acts de 1933 y 1935, la Security
cios, elevando a un rango superior la intervención económi- and Exchange Act de 1934 y diversas revisiones de la Federal Reserve
ca del Estado. El monopolio del control de la creación Act. Este dispositivo apuntaba a una creciente estabilidad del siste-
monetaria escapó a las finanzas, y el capitalismo se procuró ma financiero, extendiendo la competencia de la Reserva Federal.
las instituciones necesarias para su supervivencia en las con- Concernía principalmente a los bancos, pero también a las institucio-
diciones de su modernización. La actividad de los bancos nes financieras no bancarias, e imponía fuertes diferencias en el sis-
centrales fue diseñada para tareas diferentes y más amplias tema financiero.
que los objetivos tradicionales de las finanzas. Este nuevo Podemos censar seis tipos principales de medidas: 1) se aplicó la
curso de los acontecimientos fue introducido, al menos reglamentación Q, la cual fijó los techos de tasas de interés sobre
simbólicamente, con el voto por el Congreso en 1946 del los depósitos para limitar la competencia entre bancos (se pensaba
Employment Act, haciendo del crecimiento y, en particular, igualmente en reducir los intereses por préstamos); 2) se pusieron
de la lucha contra la desocupación, la tarea, incluso el deber límites a la posesión de activos por los bancos, especialmente de
del gobierno. Esas políticas culminarán en los sesenta. títulos considerados especulativos, como las acciones, los crédito~ para
Pero estas transform~ciones tuvieron un capítulo inter- la adquisición de títulos fueron sometidos a márgenes de cobertura
nacional. Los papeles del inglés John Maynard Keynes y del fijados por la Reserva Federal; 3) la Federal Deposit lnsurance Cor-
estadunidense Harry Dexter White en la llegada al mundo poration fue creada para asegurar los depósitos; 4) a esta institu-
de los acuerdos firmados en 1944 en Bretton Woqds -que ción y al Comptroller of the Currency, un agente federal nombrado
condujeron a la creación del Fondo Monetario Internacional por el gobierno, se les dotó de un amplio poder con el fin de ga-
(FMI)- han sido bastante descritos. Había varios aspectos rantizar que los bancos fueran prudentemente dirigidos, de contro-
en el plan: el establecimiento de la paridad entre las mone- lar las entradas en el sector y de limitar la competencia; 5) los agen-
dás y las reglas de cambio, el crédito a los países con balan- tes emisores de acciones u obligaciones sobre los mercados fueron
ces de pagos desfavorables, el control de la movilidad ínter- obligados a difundir su situación financiera; 6) la Glass-Steagall Act
de 1933 prohibió a los bancos de depósitos suscribir y colocar accio-
2 Las series reproducidas en la gráfica :xv.6, que muestra la cuota del pa-
nes de las sociedades, es decir, actuar como intermediarios en la
trimonio nacional detentada por el 1% más rico de los hogares, otorga a la
noción de represión financiera una dimensión cuantitativa. La riqueza emisión de estos títulos, reservando esa actividad a los bancos de
relativa de este 1% había disminuido sensiblemente después de la crisis de negocios.ª
1929 y la segunda Guerra Mundial. Según este simple criterio, el neolibe-
ralismo reconstituyó, después de su erosión durante los años setenta, una a Véase T. F. cargill, Money, the Financia/ System, and Monetary Policy, Prentice-Hall,
jerarquía del orden de la que prevalecía en las primeras décadas de la pos- Englewood Cliffs, 1991.
guerra, pero menos concentrada que antes dela crisis de 1929. Véase tam-
bién: Emmanuel Saez y Wojciech Kopczuk, "Top Wealth Shares in the
United States, 1916-2000: Evidence from Estate Tax Returns", National
Tax Journ.al, 57 (2) (2004), pp. 445-487 (hay una versión extensa en NBER
Working Paper, núm. 10399, marzo de 2004).
XVlll.3. EL SISTEMA DE BRETTON WOODS
1'
Los tres pilares del sistema de Bretton Woods fueron el establecimiento de i,
'
nacional. Si el margen de maniobra de las finanzas estadunidenses parecía
tasa_s de cambio, la ~r:ación de i~stituciones mon:tarias mundiales que 1 reducido, la hegemonía de Estados Unidos se había consolidado. Estados Uni-
pud1_e~an concede_r cred1tos a los pa1ses que los necesitaran, y los límites a la l dos no utilizó la posibilidad de ajustar el curso de su moneda, sea porque no
movilidad de capitales. Los acuerdos definían el principio de la fijación de 1 tuvo necesidad, sea porque esa práctica habría estado en flagrante contradic-
tasas de cambio entre las monedas (con un pequeño margen de fluctuación), : ción con la situación del dólar (cuando un reajuste se hizo inevitable, en los
pero estaban permitidos los ajustes dentro de ciertos límites, luego de consul- : años setenta, prefirió destruir el sistema). No recurrió a los controles sino
ta y autorización del FMI. Éste podía intervenir para sostener momentánea- 1 i ante la proximidad de la crisis mundial, cuando su preeminencia comercial
mente a los países en dificultades con créditos otorgados en ciertas monedas, ! fue gravemente afectada a fines de los años sesenta.
juzgadas "tan buenas como el oro". El artículo 6-3 del acuerdo autorizaba las ¡ La renuencia del gobierno estadunidense a devaluar el dólar, sobreva-
restricciones a la circulación internacional de capitales (el control de cam- ! luado y cuyas enormes masas se habían acumulado en el extranjero, provocó
bios), al menos en situaciones de crisis. La minuciosidad en la definición de las ¡' 1 la crisis del sistema monetario internacional entre 1971 y 1973, y el fin de la
reglas Y s4 constante ajuste expresaba la dificultad de separar los buenos de convertibilidad internacional del dólar con respecto al oro. El abandono de
los malos movimientos de capitales, una distinción frecuentemente traduci- ¡ 1 los cambios fijos y el pasaje a cambios flotantes fueron primero forzados y
da, de manera más o menos apropiada, en referencia a los plazos de inver- ; provisorios, luego establecidos en 1973. Era un primer paso hacia el nuevo
sión: a largo plazo (los buenos movimientos) y a corto plazo (los malos). Estas orden monetario y financiero que debía ser seguido por otros, preparando la
ambigüedades expresaban un anhelo, más bien piadoso, de ver los capitales , llegada del neoliberalismo. Las limitaciones en la circulación de los capitales
entrar y no huir en caso de crisis. ' se levantaron en Estados Unidos en 1974. Esta iniciativa fue seguida por Reino
Hasta las primeras dificultades que anunciaron la crisis monetaria mun- Unido en 1979, luego por el resto de Europa (Acte Unique de 1986, decisión
dial a finales de los años sesenta, los países europeos y Japón recurrieron a la 1 '. de la Comisión y del Consejo de Ministros en 1988) y por los países de la ocoe
doble posibilidad que se les ofreció: el reajuste de su tasa de cambio, empare- ' (que en 1989 adoptaron, todos ellos, el Código de liberalización).
jada a las limitaciones de la movilidad internacional de los capitales (las múlti- La destrucción del cuadro de Bretton Woods puede analizarse como un
ples modalidades del control de los cambíos). Cuando se puede entrever la hundimiento comandado por Estados Unidos. El dólar se impuso como la
sobr~valoración de una moneda debida a un diferencial de inflación (por el ' moneda internacional, pese al desarrollo de los derechos de giro especiales
ahondamiento de los déficit exteriores y la reducción de las reservas en divi- (la moneda del FMI), el sistema no sobrevivió a la reducción de la supremacía
sas), los capitales, presintiendo la inminencia de la devaluación, tendían a estadunidense. Aquello que faltaba a la economía mundial era una verda-
convertirse a otra moneda, liberados para efectuar en el plazo más breve dera institución monetaria internacional susceptible de crear y garantizar una
posible el salto inverso, cuando el reajuste hubiese tenido Jugar. Así, el ajuste moneda mundial, con autonomía suficiente del dólar, conforme al proyecto
de las tasas de cambio se acompañaba de un fortalecimiento del control de ; inicial.• La crisis monetaria mundial hubiera podido ser la ocasión para crear
cambios seguido de un relajamiento del mismo, para evitar la especulación fi- tal dispositivo, pero desembocó, a la inversa, en la instauración de reglas que
nanciera.
consagraban, una vez más, la supremacía del dólar y los destinos del sector
La posición de Estados Unidos, potencia dominante indiscutida después financiero manejado por las finanzas estadunidenses. No era la mundializa-
de la segunda Guerra Mundial, fue, desde el principio del juego, singular. La ción lo que había privado a las economías de su autonomía en materia de
cláusula que estipulaba que los créditos del FMI podían ser librados en una política económica, sino la trayectoria neoliberal de la mundialización.
moneda tan buena como el oro confirió al dólar, la moneda del país domi-
nante, un papel central, consagrándolo prácticamente como moneda inter- • Keynes quería llamar bancor a esta moneda internacional.
DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 235
234 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

nacional de los capitales, etc. Desde este último punto de Kennedy consideraron que la salida de la recesión de 1958
vista, el plan permitía la implementación de restricciones a desembocaba en una actividad insuficiente, estimularon
los movimientos de fondos en casos de crisis; también con- vigorosamente la economía con rebajas de impuestos que
templaba la colaboración de diversos Estados, víctimas y ' apuntaban a crear un cierto déficit presupuestario y a relan-
beneficiarios de estas transferencias. Una vez más, sería zar la economía. Este episodio brillante pero relativamente
necesario distinguir entre los acuerdos y la utilización que breve fue seguido por intervenciones similares, mientras la
se hizo de ellos (recuadro xVIrr.3). crisis estructural estaba ya iniciada y se afirmaba la infla-
Las finanzas se opusieron rotundamente a este plan que ción, cualquiera que fuese la relación de causa y efecto.
reducía sus prerrogativas. 3 En un contexto en que la activi- En el plano internacional las finanzas no se conforma-
dad de los bancos centrales no era más el coto de caza re- ron con su fracaso y estuvieron dispuestas a integrarse en
servado de las finanzas, era claro que sucedería lo mismo las estructuras del FMI y salvar su institución preferida, el
con las instituciones internacionales concebidas delibera- Banco de Reglamentos Internacionales (BRI). 4 Precisamente
damente para prolongar sobre el plano mundial las nuevas en este plano internacional se inició el movimiento gradual
funciones de esos bancos centrales. que debía conducir al restablecimiento de la hegemonía de
El repliegue de la hegemonía de las finanzas como con- las finanzas en el neoliberalismo.
secuencia de la crisis de !929 y de la segunda Guerra Mun- Los euromercados, es decir, una actividad bancaria no
dial fue muy real, pero no se debe exagerar su magnitud. La localizada (real o ficticiamente) pero que escapaba a los
lógica capitalista (en especial la maximización de la tasa de controles de los bancos centrales nacionales, proveyeron un
ganancia) estaba evidentemente resguardada, y las finanzas terreno propio a esta recuperación de las finanzas (recua-
seguían siendo potentes, como iban a probarlo los aconteci- dro XVIII.4). El golpe decisivo fue, sin embargo, la crisis del
mientos posteriores. El combate fue permanente, tanto so- dólar de agosto de 1971, cuando enormes transferencias de
bre el plano nacional como sobre el internacional. Incluso fondos de los Estados Unidos hacia Europa occidental lle-
en Estados Unidos, la política activa, de sostén durable, de varon a suspender la convertibilidad del dólar y obligaron a
inspiración keynesiana, fue poco utilizada durante los años los europeos y a los japoneses a dejar flotar provisoriamente
cincuenta por la administración conservadora del presidente sus monedas. En el curso de los años 1971-1973, los países
Eisenhower, y no fue puesta en práctica sino hacia princi- de Europa occidental resistieron las presiones estaduniden-
pios de los años sesenta. Cuando los consejeros de John F. ses, reforzando sus controles de cambio con el fin de evitar
una revaluación de su moneda. El fracaso de estas medidas
• 3 "La principal oposición al plan vino de la comunidad bancaria, espe- obligó finalmente a la flotación. Poco importaron el acuer-
cialmente de los grandes bancos de Nueva York (que propusieron un plan do de Bretton Woods y el control de los Estados sobre las
alternativ_o) [ ...] esta ~posici~n [ ...] reposaba primero en un deseo. de pre- paridades y los movimientos de capital.
servar la importante mfluencm sobre la política monetaria, cuyos grandes
bancos habían sido tradicionalmente beneficiados, y en segundo lugar en 4 El Banco de Reglamentos Internacionales es el banco de los bancos
el temor de que una política monetaria demasiado liberal podría conducir
centrales. Contribuye a la cooperación de éstos dentro de la estabilización
a la inflación de posguerra" (G. W. Domhoff, The Power Elite and the State.
de las tasas cambio y al desarrollo del comercio internacional. Es también
How Policy is Made in America, Aldine de Gruyter, Nueva York, 1990,
p. 177). un lugar de discusión y de información.
DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 237
XVlll.4. EL RESTABLECIMIENTO DE LA HEGEMONÍA
DE LAS FINANZAS. EL PAPEL DE LOS EUR<;JMERCADOS Estados Unidos se encontraba en el centro de esa crisis.
El sistema de Bretton Woods, así puesto en práctica, consa-
Las primeras etapas de la constitución de los euromercados se gró la supremacía del dólar en una situación de dominación
sitúan a fines de los años cincuenta, en el curso de la crisis de de la economía mundial. Hasta principio de los años seten-
pagos internacionales de 1957. A principíos de los años sesen- ta, la inflación estadunidense permaneció inferior a los nive-
ta, se localizaron principalmente en Londres y recurrieron ini- les alcanzados por la mayor parte de sus pares, y los reajus-
cialmente a la vez a la bendición de las autoridades inglesas y tes de tipos de cambios eran tradicionalmente operados por
estadunidenses. El interés de la plaza financiera de Londres en esos países. El primer déficit de comercio exterior, registra-
esta actividad era fácil de percibir. La actitud estadunidense do en 1971, puso fin a una era de excedentes estables y con-
fue más sorprendente. Ella resultó de la coincidencia de dos fortables. Esta nueva coyuntura histórica puso en duda los
tipos de preocupaciones. En primer lugar, el sector financiero, fundamentos del sistema.
precisamente los banqueros neoyorquinos, descubrió que No hay que olvidar que la entrada de la economía mun-
tenía interés en desplazar sus actividades a Londres, escapando dial en la crisis estructural no fue percibida como una crisis
así de la herencia del New Dea/, en particular de las reservas de rentabilidad, pero se vivió en Estados Unidos como un
obligatorias y los topes de tasas de interés.ª Luego, la acumula- proceso competitivo mundial, pues la economía estaduni-
ción de dólares en el extranjero hacía pesar una amenaza de dense estaba amenazada por el progreso de sus socios (en
conversión y ponía en dud~ el estatus del dólar como moneda particular de Japón y Alemania). 5
internacional. Como el dólar se convertía en la moneda de los La correspondencia entre estos hechos con la reafirma-
euromercados, el gobierno estadunidense veía en éstos, con ción del poderío de las finanzas es fácil de distinguir desde
razón o sin ella, un medio que le permitiera fijar esa liquidez que se la sitúa en la perspectiva de las luchas precedentes.
fuera del país. La continuidad con las negociaciones que precedieron a
En fin, ese sistema permitía a las empresas, cuya actividad Bretton Woods fue asombrosa: la misma discusión parecía
se desenvolvía en el plano mundial, disponer de una gran retornar. Las posiciones, sin embargo, habían evoluciona-
libertad para desplazar los fondos. Mientras que el sistema do. Estados Unidos, al ver amenazado su dominio, dio una
productivo se internacionalizaba, se constituía naturalmente voltereta, oponiéndose desde entonces a los controles de
un sistema financiero internacional que escapaba ampliamen- cambio aceptados en Bretton Woods y volviéndose el cam-
te de las tradicionales reglas nacionales. peón del sacrosanto mercado. Su posición fue expuesta en
el informe económico del presidente a comienzos de 1973
ª "Durante las contracciones del crédito de 1966 y 1969-1970, por ejemplo, (pretendidamente dictado por Milton Friedman): la libre
las operaciones financieras nacionales hicieron una 'ida y vuelta' por medio de los movilidad internacional de los capitales debía ser tratada
euromercados para evitar los techos a las tasas de interés." E. f-(elleiner, States
and the Reemergence of Global Finance. From Bretton Woods to the 1990s, Cor-
en pie de igualdad con el libre cambio de bienes y servicios,
nell University Press, lthaca, 1994, p. 88.
s Tesis retomada por Robert Brenner, quien explica la baja de la tasa
de ganancia en Estados Unidos, con repercusión, en el mundo, por una
fuerte competencia dentro de las industrias manufactureras ("The Econo-
mics of Global Turbulence", New Left Review, 229 (1998), pp. 1-264).
238 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 239

XVlll.5. EL DISPOSITIVO FINANCIERO DE LOS AÑOS OCHENTA


EN ESTADOS UNIDOS. DESREGULACJÓN-NUEVA REGULACIÓN

El sistema monetario y financiero de Estados Unidos no ha sido formado En cuanto a las instituciones de Estados Unidos, la ley reforzó pre-
de una sola pieza, y los intereses generales pueden entrar en contradic- rrogativas de la Reserva Federal. La adhesión al sistema seguía siendo
ción con ciertos intereses particulares. El sistema financiero estaba afe- facultativa y el número de adherentes iba a la baja; la ley la hizo obliga-
rrado al relajamiento de la regulación, pero deseaba una vigorosa lucha toria para todas las instituciones de depósitos (comprendidas las no ban-
contra la inflación que suponía reglas y estructuras bastantes rígidas. carias). La Reserva Federal había reclamado siempre esas medidas, pero
En octubre de 1979 se hicieron públicas disposiciones, cuando fue- se topaban con la oposición del Congreso y de la administración, atadas
ron aumentadas las tasas de interés, pero la Deregulation and Monetary a la permanencia de un componente autónomo del sistema bancario. El
Control Act data de 1980. Es conocida sobre todo por haber obligado a la encuadramiento del sistema monetario y financiero se veía entonces
restauración de condiciones de la competencia (deregulation), pero acre- reforzado, lo que no iba en la dirección del credo desregulador, pero era
centó igu~lmente la influencia de la Reserva Federal (monetarycontrol). ése el precio a pagar para recuperar la estabilidad de precios, un objetivo
La ley de 1980 organizó la desaparición progresiva de la regulación prioritario para las finanzas. La necesidad hace la ley.
Q; se autorizaron nuevos tipos de cuentas; se amplió al campo de acción Los euromercados, favorablemente considerados en los años se-
de las instituciones de ahorro. Una ley de 1982 prolongó estas reformas senta, aparecieron en adelante como obstáculos potenciales a la lucha
en lo que concierne a la colecta y el empleo de los fondos, en relación contra la inflación. En 1979, Estados Unidos demandó a los bancos cen-
con la primera crisis de las cajas de ahorro. En 1988, una ley abrogó la trales de los otros países que estudiaran, bajo la égida del Banco para
Glass-Steagall Act. Estas medidas representaban un ablandamiento con- las Regulaciones Internacionales, medidas que permitieran el control
siderable de muchas reglas a las que estaba sometido el sistema financie- de las actividades eurobancarias. Estas tentativas encontraron una viva
ro, sobre todo las heredadas del New Deal (recuadro xv 111 •2). oposición del sector financiero internacional (especialmente del in-
Dos obstáculos se oponían al refuerzo de la política monetaria glés): las medidas restrictivas fueron rechazadas. No pudiendo regular
requerido en la lucha contra la inflación: ciertas debilidades de las insti- los euromercados, los estadunidenses los introdujeron en su país,
tuciones financieras estadunidenses y la existencia de euromercados creando los lnternational banking facilities, localizados sobre todo en
fuente de evasión. '
Nueva York.

Y suprimidos los controles. Esto significaba dar poder a los años setenta se tradujo en los primeros tiempos por el
mercados, o sea a las finanzas. Desaparecía la parte interna- recurso habitual a los estímulos keynesianos. Las políticas
cional del dispositivo keynesiano, en particular la posibilidad de sostén de la actividad prolongaron la prosperidad, al filo
de oponerse temporalmente, en las situaciones de crisis, a de una prórroga keynesiana e inflacionaria de algunos años.
los movimientos de capitales. La Reserva Federal manifestó Estas políticas podían retrasar la manifestación efectiva de
cierta oposición, pues percibía la posibilidad de un debilita- las tendencias dentro de las empresas no financieras, pero
miento de su posición, pero esta actitud fue aislada y efímera. no remediarlas. El incremento hacía sentir el peso de la cri-
Comenzando con la recesión de 1970 (la primera estan- sis sobre los acreedores, es decir, sobre el sector financiero,
flación), los años setenta y el principio de los años ochenta permitiendo que la tasa de gananéia de las sociedades no
fueron muy inestables. En el plano nacional la crisis de los financieras permaneciese relativamente elevada durante los
240 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 241

años setenta. 6 La aceleración de la inflación hizo sonar las cios, y otro a la libertad de maniobra de las instituciones fi-
campanas que anunciaban la muerte de las políticas keyne- nancieras.
sianas. 7 Los monetaristas en Inglaterra y Estados Unidos, A principios del siglo xx el dispositivo institucional, tan-
defendiendo de la manera más directa los intereses de los to nacional como internacional, y la manera en la que esta-
acreedores, declararon a la inflación como el enemigo pú- ba controlado por las altas finanzas privadas, garantizaba la
blico número uno. 8 Estos hechos desembocaron en la no- estabilidad de precios. 9 Sólo la primera Guerra Mundial
minación de Paul Volker a la cabeza de la Reserva Federal, impuso una muy alta inflación. La primera preocupación
que condujo al gran cambio de la política monetaria de del sector financiero, de nuevo en el poder, fue restablecer
1979 -el golpe de 1979- privilegiando el restablecimiento esta estabilidad. Lo hizo, en el plano nacional, deslizándose
de la estabilidad de precios, cualquiera fuera el costo, intro- en el seno de las instituciones keynesianas. Con una gran
duciendo tasas de interés reales fuertes propias del neolibe- eficacia, desvió en su provecho las herramientas y los méto-
ralismo. De un modo más general, se creó un cuadro legis- dos. El Estado estadunidense, la Reserva Federal y las polí-
lativo .completo (recuadro XVIII.5). ticas monetarias son, a pesar de todos los discursos, más
Las finanzas, con la ayuda de la Reserva Federal, desde potentes que nunca.
entonces bajo su influencia, retomaban el control de la Por otro lado, las finanzas se otorgaron una libertad de
creación monetaria e imponían una política y un curso de acción extremadamente peligrosa, directamente evocadora,
acontecimientos similarés a los observados antes de la crisis en ciertos aspectos, de las décadas anteriores a la crisis de
de 1929. El banco central podía operar en Estados Unidos 1929. Esta libertad constituye un temible fermento de ines-
su papel de garante de la estabilidad de precios -y lo hacía tabilidad en el plano nacional y sobre todo internacional:
con gran eficacia- bajo reserva de cooperar con los merca- explosión de las actividades financieras, fluctuación intem-
dos. La yuxtaposición de una política monetaria estricta y pestiva de las monedas, movimientos desordenados de ca-
de este poder de los mercados es una de las expresiones pitales. Así, el capitalismo ha reanudado con algunos de sus
más sutiles de la hegemonía de las finanzas en el neolibera- desarreglos anteriores, que se creían superados en los años
lismo, que combina una gran eficacia en la conducción de sesenta, las crisis financieras nacionales e internacionales, y
la política monetaria estadunidense con factores de inesta- el frenesí bursátil.
bilidad nacionales e internacionales.
La similitud entre las dos grandes hegemonías de las fi-
nanzas es considerable, pero resulta incompleta. Hay que
distinguir dos aspectos: uno relativo a la estabilidad de pre-

6 Capítulos rx y xv.
7 La última gran tentativa para sostener la actividad en Estados Unidos
estuvo a cargo de Jimmy Carter después de la recesión de 1974-1975.
8 Promovieron una emisión monetaria regular, según los objetivos ra-

ramente revisables, y el fin de las políticas de reacci6n rápida a los des- 9 De manera evidentemente imperfecta: por ejemplo, el alza de los pre-

equilibrios. cios alcanzó una media de 1.5% por año entre 1897 y 1914.
LOS RIESGOS INHERENTES A LA SALIDA DE LA CRISIS 243

contratendencia a la baja de gran magnitud de la tasa de


ganancia. La crisis de 1929 tuvo, pues, un carácter paradó-
jico.1 ¿Por qué un curso tan favorable de acontecimientos
XIX. LOS RIESGOS INHERENTES desembocó en tal catástrofe? En este análisis, privilegiare-
A LA SALIDA DE LA CRISIS ESTRUCTURAL: mos una vez más el ejemplo de Estados Unidos.
EL ANTECEDENTE DE 1929 La salida de la crisis ocultó ciertas debilidades, que
podemos reunir en dos principales categorías. Las primeras
se referían al impacto desigual del cambio tecnológico
Así Es: la analogía entre la salida de la crisis de fin del siglo XIX sobre los diversos componentes del sistema productivo; las
y la que se dibuja ahora es muy evidente. Algunos juzgarán segundas, a las instituciones monetarias y financieras, así
esta observación muy alentadora. La crisis tuvo un antece- como a las políticas.
dente: este antecedente tuvo un desenlace; ¿por qué no será Un primer elemento de fragilidad de la economía esta-
ahora,lo mismo? Estigmatizando las características de la dunidense era la fortísima heterogeneidad qel sistema pro-
sociedad neoliberal en la que nos introdujo la crisis, rápida- ductivo. Va de suyo que todas las empresas no podían estar
mente tenemos que moderar ese entusiasmo. La salida de igualmente avanzadas en las transformaciones de la técni-
una crisis no es color de rosa para todos, nos prepara un ca, de la organización y de la gestión de principios de siglo.
futuro que rechazamos. :, Pero había más que eso. Se podían distinguir verdaderamen-
¿Pero no es ser todavía demasiado optimista? Procurar te dos componentes en el seno del sistema productivo: uno
la analogía entre los dos periodos da escalofríos, pues, se profundamente involucrado en esas transformaciones y que
sabe, la salida de la crisis de fines del siglo XIX desembocó en se adelantaba rápidamente; el otro, prácticamente extraño
la de 1929, después de unas cuantas décadas. La eventuali- a este movimiento e incapaz de aprovecharlo.
dad de tal catástrofe puede hacer sonreír, pero numerosos El riesgo de ver formarse tal ecónomía dual estaba ins-
economistas han llevado la comparación bastante lejos. Es crito en las modalidades de la revolución gerencial, casi pro-
támbién un ejercicio de moda. ¿Tal riesgo pende sobre nues- gramada. Esta revolución fue hecha por ciertas grandes
tras cabezas? Este capítulo y el siguiente se consagran a esta empresas; se realizó bajo la égida del sector financiero. Gran-
pregunta. Antes de abordar directamente esta comparación des financieros, manipulando enormes masas de capitales,
a manos llenas es necesario, en efecto, examinar las circuns- tomaron el control de las empresas preexistentes y de ellas
tancias que condujeron a la crisis de 1929 y a la gran depre- crearon otras. Partiendo de los transportes y las comunica-
sión de los años treinta. ciones, la tendencia se extendió progresivamente a la indus-
De la salida de crisis estructural a fines del siglo XIX, en
sus aspectos económicos, hemos dicho hasta ahora esen- 1 La profunda diferencia de naturaleza entre la crisis de finales del siglo
cialmente las cosas buenas. Se trató de una verdadera revo- xixy la crisis de 1929 nos obliga a ser bastante prudentes frente a las inter-
lución en la técnica y la organización de las empresas; se pretaciones en términos de ondas largas. Sobre tales interpretaciones, se
puede consultar P. Dockes y B. Rosier, Rythmes économiques. Crises et
tradujo en una profunda inflexión del curso de las grandes changement social: une perspective historique, La Découverte/Maspero,
variables que describían la tecnología y la distribución, una París, 1983.
242
244 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA LOS RIESGOS INHERENTES A LA SALIDA DE LA CRISIS 245

tria, a la distribución ... Aunque estas empresas hayan sido se). Cuando la economía entró en una recesión significativa
calificadas, en la época, como monopolios, por su tamaño en 1929, todavía sin mostrar los rasgos de una depresión, la
imponente, ellas no invadieron de entrada la totalidad de sobrevivencia de ese sector fue cuestionada. Las quiebras se
cada rama. Una masa considerable de empresas tradiciona- multiplicaron; las deudas dejaron de pagarse; el sistema
les, más pequeñas, sobrevivió junto a aquéllas. No adquirie- bancario se trastornó y debilitó, a su vez, al sistema produc-
ron jamás el tamaño necesario para la reforma de su ges- tivo, etcétera.
tión y la adopción de tecnologías más competitivas; jamás El segundo elemento de inestabilidad se refería a las ins-
fueron apoyadas por el sector financiero: ambos elementos tituciones monetarias y financieras, y a las políticas. La pri-
están unidos. El término heterogeneidad hace referencia a mera hegemonía de las finanzas tuvo la doble característica
este fenómeno. La economía estadunidense se caracteriza- de una construcción financiera de gran fragilidad y un re-
ba a principios de siglo por la coexistencia, en las principa~ traso considerable en la organización de procedimientos de
les ramas, de grandes empresas nuevas y de empresas viejas control macroeconómicos (capítulo xvm).
cuya organización y técnica obedecían a la tradición. La crisis de 1929 resultó de la superposición de estos
La construcción automotriz, en los años veinte, ilustra dos tipos de factores: una amenaza subyacente ligada al
a la perfección esta dualidad. 2 Contrariamente a lo que se atraso de un sector todavía importante del sistema produc-
puede imaginar, numero¡;as pequeñas unidades de produc- tivo, y una moneda y un sector financiero fuera de control.
ción, con métodos obsoletos, subsistieron al margen de los Así, la recesión de 1929 se metamorfoseó en depresión. 3
gigantes (Ford y 9eneral Motors). Los adelantos de la técni-
ca y de la organización les resultaban extraños. 3 Las condiciones de formación de la demanda son frecuentemente
cuestionadas en la explicación de la crisis de 1929. Existen diversas varian-
Es necesario interrogarse sobre las condiciones de coexis- tes. Tan vieja como la depresión, y siempre la más extendida en Francia, es
tencia de dos sectores desigualmente desarrollados y com- la tesis del subconsumo ligado a un crecimiento relativo excesivo de
petitivos. ¿Cómo los pequeños pudieron mantenerse en ganancias en relación con los salarios (M. Leven, H. G. Moulton y C. War-
burton, America's Capacity to Consume, The Bookings Institution, Washing-
tales circunstancias? Ya lo hemos mostrado: la legislación ton, 1934¡ M. Aglietta, Régulation et crises du capitalisme, Calmann-Lévy,
antitrust no había trabado el desarrollo de las grandes em- París, 1976). En una de sus obras, Isaac Joshua nos reencuentra refutando
presas, pero había conseguido ciertas protecciones para el esta tesis: las ganancias no eran particularmente elevadas en los años 1920
viejo sector. Por otra parte, la estructura de precios parece (La crise de 1929 et l'émergence américaine, Presses Universitaires de France,
París, 1999). Él sustituye en aquella explicación una inestabilidad de la
no haberse modificado sino muy gradualmente, preservan- demanda ligada al desarrollo de una característica estructural del capita-
do una cierta rentabilidad del sector atrasado, lo que permite lismo, que hace depender la demanda de más en más del mercado y del
imaginar el tamaño de las ganancias de los grandes. El sector empleo: la progresión del sistema salarial. No negamos esta transforma-
ción y el germen de inestabilidad que representa. La explosión de los me-
retrasado estaba condenado a desaparecer, pero mientras canismos monetarios y financieros desempeñó, a nuestro entender, un pa-
sus negocios fueran prósperos, durante los años veinte, se pel todavía más relevante. Hemos sostenido en otros trabajos (calificándola
mantuvo a pesar de las dificultades (tendiendo a endeudar- de. tesis de inestabilidad tendencia[) que existe una tendencia histórica a la
acentuación de la inestabilidad, la cual debe ser contrarrestada por los
2 T. F. Bresnahan y M, Raff, "Intra-Industry Heterogeneity and the Great progresos de las instituciones y políticas capaces de remediarla. Nuestra
bepression: The American Motor Vehicles Jndustry, 1929-1935", The Jour- interpretación es que este ajuste no se había operado de manera adecuada
nal ofEconomic History, 51 (1991), pp. 317-331. durante la década de 1920.
246 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA LOS RIESGOS INHERENTES A LA SALIDA DE LA CRISIS 247

Es imposible aquí entrar en detalles. Todo comenzó a comisiones, y los patrones y los sindicatos reunidos bajo el
mediados de 1929, como después de una recesión común. mando de la administración. Estas medidas tuvieron por
La producción industrial alcanzó su máximo en febrero de objeto interrumpir la competencia, llamada entonces corta-
1929; en septiembre había caído 26%.4 La bolsa, que había garganta, porque se establecieron acuerdos sobre el reparto
conocido un alza espectacular, se desplomó en octubre. El de los mercados, y tendían a interrumpir la deflación por
banco central y el sistema bancario acudieron en auxilio de medio de la fijación de los precios y de los salarios míni-
los inversionistas bursátiles y estabilizaron rápidamente las mos. Este cuadro fue declarado inconstitucional al día
cotizaciones, como lo habían hecho en los pánicos prece- siguiente de la tempestad. El dólar fue devaluado con el fin
dentes. La crisis bursátil no causó la recesión ni la depre- de poner un freno al desplome de los precios (encareciendo
sión. A principios de 1930, la caída de 1a actividad pareció el costo de las materias primas importadas). El gobierno
ceder a una estabilización, pero sin verdadera recupe- quedaba atado a la necesidad de equilibrar el gasto público,
ración. Al comienzo de 1932, la crisis tomó un curso parti- pero iniciaba un programa de obras supuestamente desti-
cularmente agudo, que s~ iba a prolongar hasta el hoyo de nadas a cebar la bomba, según la expresión entonces con-
1932: derrumbe de la actividad y de los precios y crisis ban- sagrada. Frente al dejar hacer (laissez-faire), las dos ideas
carias'. Mientras la economía continuaba demandando económicas dominantes de la época eran, por un lado, la
crédito, se multiplicó la ~esación de pagos de los préstamos necesidad de generar una demanda suficiente y aumentar el
y el sistema bancario se vio orillado a renunciar, práctica- poder de compra de los asalariados; y por otro, regular la
mente, a su función de prestamista. Se refugió en inversio- actividad de las finanzas que fueron consideradas culpables
nes en títulos p~blicos, cuya posesión ofrecía pocos riesgos del cataclismo. Al mismo tiempo, el Estado daba al sector
aunque eran poco remunerativos. La crisis bancaria, es de- financiero los medios para recuperarse tomando a su cargo
cir, las quiebras de bancos, adquirió un nuevo y devastador los préstamos dudosos, y regulaba el funcionamiento del sis-
impulso a comienzos de 1933. La misma noche del traspaso tema monetario y financiero (recuadro xvm.2). ·
del poder de Hoover a Roosevelt, se proclamó a escala na- A despecho de estas medidas draconianas, la depura-
cional el cierre del sistema bancario. ción del sistema productivo siguió operando con su cohorte
Esta decisión de decretar el feriado del sistema banca- de cierres y despidos. La producción, siempre débil, pero en
rio, la primera de la presidencia de Roosevelt, puso fin a la aumento desde 1933, recayó en 1937, lo que habría, se dice,
desastrosa gestión de la crisis por las .finanzas en nombre de convertido a Roosevelt a la necesidad del déficit presupues-
los sacrosantos principios de ortodoxia monetaria, y dio su tario y a una fracción del país al keynesianismo.5 De hecho,
envión al New Deal. fue el comienzo de la guerra lo que sacó a la economía esta-
Los bancos considerados viables reabrieron inmediata- dunidense de la crisis, mediante una decidida intervención
mente. El dispositivo -llamado del primer New Deal- estatal, empujando la actividad hasta los límites del poten-
organizado en el pánico del momento fue inusitado. Las cial.productivo.
diversas ramas del sistema productivo fueron organizadas en En este resumen de los acontecimientos, hemos hecho
4 J.
A. Miron y C. D. Romer, "A New Monthly Index of Industrial Pro- s H. Stein, The Fiscal Revolution in America, The University of Chicago
duction, 1884-1940",Journal of Economic History, L (1990), pp, 321-337. Press, Chicago, 1969.
248 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA LOS RIESGOS INHERENTES A LA SALIDA DE LA CRISIS 249
abstracción de la dimensión internacional de la crisis, que ter evitable o inevitable de la depresión. ¿Otras políticas
sin embargo tuvo su importancia. Estados Unidos se en- hubieran podido detener la catástrofe? Se plantea un con-
contró en el centro de-la crisis mundial porque era el país junto de problemas.
más avanzado en la vía de transformaciones que originaron Es necesario interrogarse, eri primer lugar, sobre el mo-
la crisis. La heterogeneidad del sistema productivo y la mento oportuno para una decidida intervención: ¿en 19321
amplitud de las innovaciones monetarias y financieras eran cuando sobrevino la crisis dentro de la crisis; a principios
allí más fuertes. Las relaciones entre Estados Unidos y el de 1929, cuando el recalentamiento permitía presagiar una
resto del mundo actuaron en doble sentido. El derrumbe de recesión inminente; en 1913, cuando se concibió el banco
la economía estadunidense desestabilizó el comercio y las central y fueron definidas sus misiones; a la vuelta del siglo,
finanzas mundiales. Al mismo tiempo, la estabilidad de los cuando los mecanismos monetarios y .financieros explota-
mecanismos monetarios y financieros había sido también ron; a fines del siglo XIX, cuando se esbozaban las condicio-
afectada por las tentativas de volver a los procedimientos del nes de la dualidad de la economía estadunidense?
Gold Standard, principalmente en Francia, lo cual no sirvió Otros interrogantes se plantean con respecto al m~gen
más que para aumentar la deflación general. La dimensión de maniobra que se puede autorizar retrospectivamente en
internacional que tomó la crisis hubiera implicado medidas la concepción de políticas alternativas. En esta reescritura
a escala de los principales países desarrollados. Ninguna de la historia, ¿está permitido reformar las instituciones, o
institución internacional estaba en condiciones de asegurar se debe circunscribir a la concepción de políticas alternati-
esa función. Las plazas financleras de Londres y de Nueva vas sin tocar el cuadro institucional dela época? ¿Se priva a
York competían como rivales. Este doble liderazgo en el las .finanzas de su poder sobre los procesos monetarios y
seno del sistema monetario mundial ha sido con frecuencia .financieros? En honor a la verdad, habría evidentemente que
presentado como una causa mayor de la crisis, 6 pero se po- volverse a colocar en la continuidad de la evolución del siste-
dría también sostener la tesis contraria. 7 Cualquiera haya ma monetario estadunidense, los problemas a los que debió
sido la causa, los comandos no estaban en manos de agen- confrontarse anteriormente, y no rehacer la historia a partir
tes decididos a ponerlo todo en obra para construir institu- de una lectura del futuro. Está claro, sin embargo, que era
ciones financieras internacionales a la altura de la tarea, ni necesaria una intervención muy vigorosa que implicase una
en un país ni en el otro. Una característica importante del refundación de las instituciones.
periodo, que lo distingue muy fuertemente de 1a época con- La crisis no fue, como ha sido escrito, la consecuencia de
temporánea, era la sujeción a los principios tradicionales un error de política económica bien localizada en el tiem-
de la ortodoxia monetaria y del G'old Standard con efectos po. 8 Pero tampoco se puede deducir que no se cometieron
deflacionarios potencialmente catastróficos. errores. Había condiciones subyacentes a la crisis de 1929
Es difícil emitir un juicio cortante concerniente al carác- que hacían planear riesgos considerables sobre la economía
6 C. P. Kindlerberger, The World in Depression, 1929, University of Cali-
y la confrontaban con situaciones sin precedentes. La eco-
fornia Press, Berkeley, 1973.
7
La dominación de Estados Unidos, en la coyuntura actual, puede tam- 8 M. Friedman y A. Schwartz, A Monetary History of the United States,
bién ser interpretada como un germen de inestabilidad (capítulo xn).
1867-1960, Princeton Universityl'ress, Princeton, 1963.
250 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA r:os RIESGOS INHERENTES A LA SALIDA DE LA CRISIS 251

nomía estadunidense jamás había mostrado tales fermen- plicaba la edificación de las instituciones requeridas para la
tos de inestabilidad: la heterogeneidad del sistema produc- puesta en marcha de una verdadera política monetaria, y el
tivo y el crecimiento sin precedentes de los mecanismos fin de las políticas sobre la actividad económica, no única-
monetarios y financieros. Los responsables económicos no mente sobre la protección del sector financiero (esencialmen-
perdieron la razón en 1929 y perpetuaron en un primer te los bancos y la bolsa). En segundo lugar, en la crisis misma
momento actitudes pasadas, los principios de las buenas había que sostener la actividad con el crédito muy fuerte y
:finanzas, cuyos efectos fueron desastrosos si se tiene en de manera permanente, así como por la demanda pública,
cuenta la agudeza y lo novedoso de los problemas. Ello no en caso de necesidad, y esto tanto más cuanto la desapari-
liberó estos principios ortodoxos de la crítica que merecían: ción del sector atrasado no hubiera sido cumplida con ante-
encarnaban los intereses de las clases dirigentes, de ciertas rioridad.
fracciones de estas clases, con toda una gradación de actitu- Nos damos cuenta de la ingenuidad que supone el re-
des que iban desde las más retrógradas hasta las más inno- prochar a los responsables de esa época no haber puesto en
vad?ras. Bajo los golpes de sucesivas crisis precedentes, de funcionamiento tales procedimientos. Las clases dirigentes
las cuales las dos más recientes habían sido el pánico :finan- no innovan así en nombre de un saber anticipado sobre los
ciero de 1907 y la crisis de 1921, las :finanzas habían hecho acontecimientos, y en contradicción con la percepción de
evolucionar los marcos i_nstitucionales y los políticos, pero sus intereses, al menos inmediatos. Solamente la violencia
siempre con reticencia y'lentitud. Esta evolución no estaba de la crisis podía producir tales transformaciones.
a la altura de los problemas planteados. Es esta responsabi- Lo más asombroso en el análisis de la crisis de 1929 es
lidad la que se cuestiona, la de una clase dirigente inmersa que allí se puede ver la crisis de la salida de la crisis de fin del
en circunstancias históricas determinadas. Las condiciones siglo x1x. La crisis del fin del siglo había provocado el des-
. de la crisis de 1929 tomaron por sorpresa a dicha clase diri- arrollo de una nueva configuración del sistema productivo,
gente, por falta de experiencia en condiciones similares, la de las grandes sociedades por acciones, de una eficacia sin
empecinada en salvaguardar sus privilegios. precedente; había provocado el ascenso de un sector :finan-
• Si se borra de un plumazo esta serie de condiciones his- ciero bien diferenciado del precedente, fuertemente ligado
tóricas y sociales, de poderes, de procesos de aprendizaje, se al sistema productivo; estos movimientos habían encontra-
puede afirmar que la crisis era evitable. ¿Qué se debía hacer? do su prolongación natural en el surgimiento de un sistema
Se podía actuar en dos niveles. En primer lugar, desde el monetario y :financiero a la medida de esas transformacio-
punto de vista de las condiciones subyacentes a la crisis, se nes; sin embargo, tal evolución no fue acompañada por pro-
imponían dos tipos de acciones. Por una parte, el sector atra- cedimientos de control social adaptados. No obstante la
sado no debió ser objeto de una protección pasiva, sino ayu- fuerte heterogeneidad del sistema productivo, este periodo
dado a transformarse; a falta de ello, debía desaparecer; por se caracterizó por evoluciones particularmente favorables a
otro lado, el desarrollo de mecanismos monetarios y :finan- las grandes variables, describiendo el proceso técnico, la
cieros debía acompañarse de una responsabilidad centraliza- productividad del trabajo y del capital, prolongándose en
da, estatizada, de la estabilidad de la economía, con una gran los movimientos igualmente favorables de la distribución,
autonomía en relación con las finanzas privadas. Esto im- tasas de salario y de ganancia. La crisis de 1929 y la depre-
252 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

sión intervinieron en este contexto de manera desconcer-


tante: evoluciones favorables por un lado, depresión por el
otro. Esta paradoja, sin embargo, no es lo que aparenta: es
lo que encubre la noción de crisis de la salida de crisis. XX. HETEROGENEIDADES TÉCNICAS,
MOVILIDAD INTERNACIONAL DEL CAPITAL
Y VÉRTIGOS BURSÁTILES

LA ANALOGÍA entre las condiciones que presidieron la crisis de


1929, por una parte, y la situación a finales de los años no-
venta y principios de los dos mil de los principales países
capitalistas desarrollados, por otra, es muy evidente. Al más
alto nivel de generalización, los dos periodos pueden ser
caracterizados como salidas de crisis estructural. Veinte
años después de la crisis de fin del siglo XIX, el capitalismo
de los años veinte estaba ya avanzado en la vía de una pro-
funda metamorfosis, provocando una ola de progreso téc-
nico. Lo que se dibuja en nuestros días no tiene la misma
profundidad social, desde luego, pero los progresos de la
organización y de la técnica, de la gestión en sentido am-
plio, parecen suscitar un nuevo curso de las grandes varia-
bles describiendo el cambio técnico, particularmente el de
la productividad del capital, favorable a la rentabilidad del
capital.
Lo que nos enseña la crisis de 1929, y que tiende un velo
sobre el periodo contemporáneo, es que tal salida de crisis
está preñada de ciertas amenazas, y esto tanto más cuanto
las transformaciones propias de las empresas productivas
se acompañan de innovaciones monetarias y .financieras,
sin que el dominio de la estabilidad general del sistema, por
políticas e instituciones adecuadas, haya sido reforzado.
Cuanto más buscamos los detalles, la similitud es más
asor;nbrosa: trazo a trazo. Tanto en los años noventa como
en los veinte, la ola de cambio tecnológico afecta desigual-
mente a las empresas (mientras las multinacionales salen a
253
254 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA HETEROGENEIDADES TÉCNICAS 255

flote, numerosas pequeñas y medianas empresas nacionales nes siempre dosifican sabiamente palabras tranquilizado-
tardan en desendeudarse y difícilmente aceptan las nuevas ras, inquietudes y advertencias.
tecnologías); las innovaciones financieras son considera- ¿Por qué tal lucidez? La manera en que la realidad se ha
bles; la bolsa explotó; las crisis bancarias, o las quiebras de impuesto es fácil de entender. La repetición de las crisis
otras instituciones financieras se multiplican. Todo parece monetarias y financieras internacionales ha convencido a
concurrir para que parezca posible una crisis similar a la los responsables de las instituciones financieras sobre la
de los años treinta.
realidad del riesgo que corrieron. El crack de 1987 sigue vi-
El análisis de las primeras décadas del siglo :xx muestra gente en la memoria colectiva, y ciertas bolsas, como la de
que la amenaza representada por la heterogeneidad de las Tokio y las de los países golpeados por las crisis financieras
empresas en materia de técnica y de organización no se y monetarias de años recientes, han sufrido severos cam-
concretó sino durante la depresión de los años treinta, bajo bios de tendencias. La mayoría de los expertos coincidía en
la forma de un derrumbe de la actividad y de los precios, la segunda mitad de los años noventa en la idea de que exis-
como consecuencia de la recesión comenzada en 1929. Se tía una sensible sobrevaluación en los países capitalistas
debe, pues, interpretar la heterogeneidad contemporánea avanzados. Finalmente, la bolsa cayó: en Estados Unidos,
como una fuente de fragilidad potencial, cuyos efectos po- un derrumbe de 38% entre el 1º de septiembre de 2000 y el 9
drían hacerse sentir en o~asión de una recesión (ocasional- de octubre de 2002 del índice del New York Stock Exchange,
mente ligada a una caída' significativa de las cotizaciones y de 78% del NASDAQ (una división por un factor de 4.5).
en la bolsa). Aparte del derrumbe bursátil, se puede pensar en ¿ Qué debe pensarse de la recuperación final? ¿Debe inter-
una crisis bancaria (una acumulación de quiebras como las pretarse como el comienzo de una nueva fase de crecimien-
que se produjeron entre 1930 y 1933), en movimientos con- to después de una caída exagerada? ¿Una fluctuación alre-
vulsivos de las tasas de cambio de las monedas que desesta- dedor de un nuevo nivel estable? ¿Una nueva burbuja?
bilicen las economías, o en la suspensión de pagos de sus El alza de las cotizaciones de bolsa fue formidable, tan-
deudas por los agentes privados o los Estados. Hay una plé- to en Francia como en Estados Unidos (hay que anotar que
tota de determinantes y de modalidades. El hecho de que las bolsas de Alemania y de Reino Unido han tenido creci-
las cotizaciones bursátiles cayesen a principios de los años mientos similares). En Estados Unidos, entre 1982 y 2000,
dos mil, sin consecuencias dramáticas, no significa que las cotizaciones de bolsa, corregidas por inflación, se multi-
toda amenaza desapareciese. plicaron por cinco (gráfica xv.4). El nivel alcanzado en 2000
La preocupación era considerable a finales de los afias es de tres veces en relación con el de 1965, que se mantuvo
noventa. Hay que recordar que la posibilidad de una crisis hasta la caída de 1974. Los valores correspondientes a la
bursátil grave, tal como la de 1929-1933, ha germinado en nueva economía estuvieron en la punta de este movimiento.
el espíritu de algunos críticos radicales del neoliberalismo. En ese sector, las relaciones entre los capitales propios de
Su posibilidad era ampliamente reconocida por los respon- empresas y la evaluación que da la bolsa pueden alcanzar
sables de la Reserva Federal y las grandes instituciones valores espectaculares, reflejados en el gran salto del NASDAO.
monetarias internacionales, donde es objeto constantemen- Pero este movimiento sólo fue característico de ~a última
te de declaraciones renovadas. Por supuesto, estas confesio- etapa de la burbuja: hasta agosto de 1999, el NASDAQ evolu-
HETEROGENEIDADES TÉCNICAS 257
256 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

cionó como el índice Standard & Poor 500. Entre junio de segunda mitad de los años noventa-. La caída en la crisis a
1999 y marzo de 2000, el primero se duplicó, mientras que el principios de los ají.os dos mil fue mucho más profunda que
segundo permaneció casi constante. La gráfica xv.4 muestra la registrada en las cotizaciones de la gráfica xv.4. Esta
que, a pesar de la burbuja y de la recesión en el inicio de los observación sugiere una desvalorización mucho más am-
dos mil, las cotizaciones bursátiles, corregidas por la infla- plia del valor de las sociedades menores, que no están in-
ción, fluctúan, desde hace más o menos diez años, alrede- cluidas en el índice. Sin embargo, es difícil establecer esta
dor de un nivel (línea de puntos) 2.6 veces más elevado que interpretación. A esta primera heterogeneidad se añade una
la cotización de 1965. segunda con respecto a las sociedades del NASDAQ.
Estos índices corresponden a un grupo de grandes so- También, se puede adoptar el punto de vista de los ren-
ciedades que no pueden ser consideradas representativas dimientos. La capitalización de las sociedades se presenta
del conjunto de las sociedades. La contabilidad- nacional es- entonces como un múltiplo, sea de sus ganancias totales (la
tadunidense da un "valor de mercado'' estimado con respec- relación del precio con la ganancia), sea de los dividendos
to al conjunto de todas las sociedades no financieras. Así, la distribuidos. Estos dos cocientes son presentados en la grá-
diferencia es doble: por un lado, la limitación al sector no fica xx.2 para las sociedades no financieras (de modo gene-
financiero, y por otro, la extensión a todas las sociedades ral, el cociente entre la capitalización y los dividendos es
del sector, cotizadas o no cotizadas enla bolsa. Esta estima- superior al de la capitalización y las ganancias, pues sola-
ción permite calcular el cbciente entre el valor de la capita- mente se distribuye una fracción de las ganancias).
lización bursátil (valor de mercado) y los capitales propios El perfil del cociente entre la capitalización y las ganan-
de las empresas (valor contable). Se le conoce con el nom- cias en la gráfica xx.2 confirma el diagnóstico sugerido por
bre de "coeficienteq de Tobin". la gráfica xx.1, de una subida audaz de cotizaciones en la se-
La gráfica xx.1 describe la evolución de ese cociente en gunda mitad de los años noventa. Entre 1960 y 1973, la
Estados Unidos para todas las sociedades no financieras. capitalización representaba entre 10 y 15 veces las ganan-
Este cociente aumentó de 0.4 a principios del periodo hasta cias; el cociente cayó, posteriormente, hasta siete y ocho,
1 a finales de los años sesenta, un valor tranquilizador. La debido a la caída de las cotizaciones, sobrerreaccionando a
caída posterior a la crisis estructural de los años setenta fue la caída de la rentabilidad de las empresas; los niveles de la
parecida a aquella de las cotizaciones del índice (corregido segunda mitad de los años ochenta fueron aproximadamen-
de la inflación) de la gráfica xv.4 (lo que no tiene nada de te aquellos del piso anterior a la crisis; el alza llevó ese co-
sorprendente, pues dado que los capitales propios de las ciente hasta tasas de 50 veces las ganancias de 2000 y 2001,
empresas evolucionan con mucha regularidad, las cotiza- antes de la caída.
ciones se reflejaron en los movimientos repentinos del La segunda curva, relativa al cociente entre la capitali-
cociente). En la crisis, este cociente fue dividido entre tres. zación y los dividendos distribuidos, revela un perfil simi-
Subió progresivamente hasta 0.6 a principios de 1990. Fue lar: primer piso, declinación durante la crisis, alza desde
entonces cuando se produjo el salto hacia adelante, por entonces y caída final. El porcentaje de ganancias distribui-
encima de 1.9 a principios de 2000, pulverizando el récord das a los accionistas (gráfica ix.4) es lo que da cuenta de la
de los años sesenta -un movimiento característico de la separación entre las dos curvas. La inflexión de las distribu-
1.8 HETEROGENEIDADES TÉCNICAS 259
1.6
ciones durante la crisis explica que esta variable decreció
1.4
un poco menos que la precedente. La tasa de 1999 y 2000
1.2 sobrepasa con mucho la de antes de la crisis. Las cotizacio-
1.0 nes aparecen entonces elevadas, pero menos que en rela-
0.8 ción con las ganancias, porque aumenta la distribución de
0.6 dividendos característico del neoliberalismo.
0.4 Puede ser más intuitivo considerar las relaciones inver-
0.2
sas: las ganancias o dividendos divididos por la capitali-
zación bursátil, de la que el cuadro que sigue da los valores,
o.o 1952.1-2006.3
1955.1 1965.1 1975.1 1985.1 1995.1 2005.1 con las mismas conclusiones. 1 Podemos notar especial-
mente la debilidad de las tasas de rendimiento en 2000 en
GRAFICA xx.1. Cociente entre el valor de capitalización bursátil relación con los valores anteriores (1960-1973) a la crisis
Y los capitales propios (q de Tobin): Estados Unidos, sociedades estructural: 2.0% en lugar de 7 .2% para el cociente entre las
no financieras
ganancias y la capitalización, y 1.7% en lugar de 2.6% para
el cociente entre los dividendos y la capjtalización, donde la
menor caída de los rendimientos en dividendos refleja el
aumento de las distribuciones.
No existe una teoría establecida de estas cotizaciones.
65 No se discutirán aquí las teorías de las burbujas especulati-
60
55

Rendimientos (%)

30 1960-1973 1975-1985 1986-1995 2000 2004


25
20 Ganancias / capitalización
15 bursátil 7.2 11.2 6.5 2.0 4.1
10
5
Dividendos / capitalización
Or---:-:i:=--,---,---,r--.----.---.--_:1.;:,96:.:0~-2::0.:..04;.._ bursátil 2.6 3.9 3.4 1.7 3.6
1965 1975 1985 1995 2005
- - ganancias NoTA: Los rendimientos en 2000 eran más bajos que antes de la crisis (1960-
--------- dividendos distribuidos 1973), señalando cotizaciones elevadas. Los rendimientos en 2004 muestran.
un retorno a cotizaciones más "normales".
GRAFicA xx.2. Cocientes entre la capitalización bursátil
Y las ganancias, y los dividendos distribuidos: Estados Unidos, 1 La capitalización aparece en el denominador. Como varía todavía más

sociedades no financieras que las ganancias o dividendos, los dos cocientes son elevados en la crisis
estructural de los años setenta y bajan a fines de los años noventa.
260 LAS LECCIONES D~ LA HISTORIA HETEROGENEIDADES TÉCNICAS 261

::vas o del mimetismo. En el nivel muy general de análisis en Es entonces imposible sostener que la demanda de acciones
el que nos situamos, las cotizaciones parecen responder a por los fondos fue lo que hizo subir las cotizaciones sin
una doble lógica. Por una parte, las empresas tienen un cier- aportar otros elementos al análisis.
to valor en tanto que son potenciales plazas de inversión Si tomamos con seriedad los indicadores fundamenta-
financiera, alternativas al crecimiento interno (está en jue- les expuestos arriba, a pesar de su carácter incompleto,
go aquí el arbitraje, por una sociedad, entre su crecimiento ellos señalan un desvío especulativo hasta 2000, una impre-,
interno y la adquisición de otra sociedad). Por otra parte, la sionante sobrevaluación: del simple al doble. Considerando
posesión de acciones garantiza a sus propietarios un ingre- el conjunto de todas las sociedades no financieras, los nive-
so, el flujo de dividendos que se les paga (la lógica aquí es la les a finales del periodo sugieren un fuerte ajuste. Por el con-
de una inversión financiera por un agente exterior a la so- trario, las cotizaciones de las sociedades incluidas en el
ciedad). Estás lógicas fueron objeto de complejos movi- índice quedan elevadas (las cotizaciones del NASDAQ perma-
mientos de anticipación. necen más bajas). Se puede interpretar este desvió en cuan-
El•neoliberalismo estimuló estas cotizaciones al alza en to la expresión de la heterogeneidad entre la empresas
estos dos sentidos: la ola de fusiones empresariales y, de un mayores y menores, o debe pensarse que otra corrección
modo más general,, el desarrollo de la red de interdependen- queda a la orden del día para las grandes sociedades.
cia entre las empresas (q1pítulo XIII) que suscitó, y la distri- El paralelo con la crisis de 1929 es aquí muy pronuncia-
bución de dividendos a ritmos sin precedentes (al menos a do. Sin embargo, una diferencia importante fue la interven-
partir de la segunda Guerra Mundial). ción de la Reserva: Federal a principios de los años dos mil.
Haciendo abstracción de la ausencia de fundamentos La crisis bursátil no degeneró en una crisis económica ca"
teóricos, este análisis encuentra sus límites en el carácter tastrófica. La Reserva Federal bajó sensiblemente sus tasas
global de las variables consideradas, o sea en la ausencia de de interés para que las instituciones .financieras ligadas a la
consideración de las muchas heterogeneidades que existen bolsa pudiesen re.financiarse, con el fin de evitar las ventas
en las ramas y las empresas, como entre las empresas del masivas de acciones. Esta intervención decidida frenó rápi-
NASDAQ, las sociedades incluidas en el índice y el conjunto damente la caída.
de las sociedades del sector. Independientemente de la especulación bursátil, uno
El alza de las cotizaciones bursátiles es a veces interpre- de los aspectos principales de la situación contemporánea
tada en relación con el crecimiento extraordinario de fon- es la inestabilidad monétaria y financiera internacional>
dos mutuales y de pensión en los Estádos Unidos (gráfica de lo que ya hemos discutido en relación con la epidemia de
xm.3). Esta interpretación está lejos de ser evidente. Como crisis financieras (capítulo xr). El temor de ver que las cri-
se ha mostrado, el crecimiento de los fondos no es más que sis de ciertos países desestabilizan las economías de otros,
la expresión de una transferencia de títulos, anteriormente especialmente las de los países del centro, es permanente.
detentados directamente por los hogares, hacia los fondos. Es importante notar que se trata ahí de una primera di-
En total, fuera y dentro de estos fondos, los hogares no po- ferencia con la primera hegemonía del sector financiero.
seen más acciones que antes. Las variaciones en la curva de En los años veinte, aunque ya mitigado por las reservas en
la gráfica xm.4 reflejan las variaciones de las cotizaciones. divisas, el régimen monetario internacibnal era el del pa-
262 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA HETEROGENEIDADES TÉCNICAS 263
2
trón oro. Las paridades de monedas estaban definidas en ciones que podrían provocar una nueva gran crisis, pero hay
relación con el oro; los capitales circulaban alrededor del que distinguir la necesidad de un ajuste de su carácter nece-
mundo, pero esos flujos no tenían el vigor de los movimien- sariamente catastrófico. Las fracciones menos avanzadas
tos contemporáneos los países controlaban los flujos de oro del sistema productivo, siempre en funcionamiento, de-
Y, por consiguiente, los movimientos de capitales. Tocamos berán adaptarse o ser eliminadas (las tensiones más fuer-
aquí un elemento de inestabilidad propio del periodo con- tes darán lugar a la entrada, o a las entradas, en recesión,
temporáneo.
actuando como factor desencadenante). Las cotizaciones
En el terreno de los procesos monetarios y financieros de bolsa deben ser reajustadas, cualquiera sea su amplitud
internacionales, las finanzas se crearon a sí mismas una y la rapidez del movimiento, un proceso que en gran medi-
tarea muy delicada: conciliar la libertad de movimiento de da tuvo lugar; pero ¿hasta que punto? Las fluctuaciones de
los capitales y la estabilidad financiera, sin comprometerse las cotizaciones de monedas y los movimientos intempesti-
demasiado delante de un centralismo del que desconfían. vos de capitales deberán ser regulados. Si la necesidad de
Más allá de la autodisciplina de las reglas prudenciales, de un ajuste no produce duda alguna, quedan por determinar
las presiones permanentes, su principal práctica continúa sus modalidades. ¿Los responsables de los asuntos del mun-
siendo la intervención de las instituciones monetarias cen- do sabrán conducir esta transición limitando sus daños po-
trales nacionales e intern~cionales, en gran medida a poste- tenciales? ¿Es compatible con las opciones neoliberales?
riori. El capital privado es libre; las instituciones discipli- Sí, el sector financiero tiene muy presente el fantasma
nan un poco imponiendo normas y vigilando las prácticas, de la crisis de 1929. Para persuadirse de ello, basta leer las
e intervienen brutalmente en las crisis pretendiendo contri- declaraciones de los responsables. Sabe que puede, en oca-
buir en el retorno a la prosperidad. Esta situación es tanto sión de tales catástrofes, perder mucho dinero, y todavía
más sorprendente cuanto el sector financiero podría hacer más gravemente, comprometer su supremacía. ¡Un elemen-
evolucionar los organismos internacionales hacia verdade- to de apreciación importante es que, sin embargo, la crisis
ros bancos centrales mundiales, siempre detentando el con- de 1929 ya tuvo lugar! Toda perturbación de cierta impor-
trol -lo que podría hacerse en el futuro, pero probable- tancia en el centro provocaría un acceso de intervencionis-
mente no por libre elección, sino más bien por la fuerza de mo estatal -lo que no prueba que esta acción podría rever-
los acontecimientos-. El paralelismo con la historia de las tir la situación-. Podemos afirmar: no habrá repetición del
instituciones monetarias nacionales estaría entonces com- laissez-faire de los años 1929-1933. O bien las :finanzas to-
pleto (capítulo xvrrr).
marán el mando de la situación, introduciendo una nueva
¿Cómo equilibrar las fuerzas y debilidades del mundo fase del neoliberalismo, más centralizado, pero consagran-
neoliberal conducido por Estados Unidos? ¿Se hundirá en do sus intereses; o bien querrán abstenerse, conduciéndo-
esta crisis de la salida de crisis? ¿La historia se repetirá con nos más allá del neoliberalismo. Esta opinión no depende
semejante regularidad?
sólo de ella: ¿hay que recordar que no es el único actor
Parece claro, en general, que se han reunido las condi- social?
2 W. A. Brown, The Irtternational Gold Standard Reinterpreted, NBER, AMS
Press, Nueva York, 19.40.
ENTRE DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 265

social. 1 En ciertos países, el Estado inició igualmente políti-


cas industriales cuyo objetivo era el desarrollo de sistemas
productivos nacionales. A veces, componentes fundamentales
XXI. ENTRE DOS HEGEMONÍAS del sistema productivo eran tomados a cargo directamente
FINANCIERAS: LOS 30 GLORIOSOS por el Estado en sociedades nacionales, en particular para
ciertas industrias de base y de servicios públicos. Los acuer-
dos de Bretton Woods autorizaban las inversiones extranje-
Los MAs ardientes defensores del neoliberalismo están evi- ras, pero dejaban prácticamente a cada Estado el manejo de
déntemente incómodos cuando se les confronta con los su tasa de cambio y la capacidad de restringir temporalmente
resultados obtenidos por las economías capitalistas des- los movimientos de capital, cuando se hacía sentir la necesi-
arrolladas desde el fin de la segunda Guerra Mundial hasta dad de reajustar las paridades (recuadro xvm.3). Se creaban
.los años setenta, en particular en Europa y en Japón: los políticas de estabilización de la actividad y de estímulo del
famosos 30 años gloriosos. Su línea de defensa se construye crecimiento, así como de promoción del pleno empleo. La in-
alrededor del carácter necesariamente efímero del tipo de flación era tolerada y las tasas de interés se mantenían en
crecimiento y de progreso así registrado; lo que mal empie- niveles poco elevados, asegurando la transferencia de ingre-
za, mal acaba. La demost~ación habría sido, según ellos, la sos más favorables alas agentes inversores, como las empre-
crisis comenzada en los afias setenta. A la izquierda, algu- sas, o a los particulares para la adquisición de su vivienda.
nos continúan negando la prosperidad de este periodo, to- El enlace entre el curso del cambio técnico, por una
mando como argumentos las formas de explotación más parte, y las instituciones y políticas, por la otra, era tan
chocantes que aquélla no logró eliminar y que, por otra par- fuerte que, cuando desaparecieron las condiciones favora-
te, habían sostenido ese progreso (para no hablar del impe- bles del progreso técnico y se a.firmó la nueva crisis estruc-
rialismo o del medio ambiente). Pero la nostalgia figura en tural, fracasaron los intentos de continuar las políticas
el centro mismo del discurso de la gran mayoría. anteriores. La prosperidad de los 30 gloriosos no estaba
• La prosperidad de los 30 gloriosos tuvo dos pilares: las fundada en recetas generalizables a toda situación, a cual-
condiciones excepcionalmente favorables del progreso téc- quier contexto, al menos sin alteraciones. No se debería, sin
nico y el conjunto de instituciones y de políticas que se ha embargo, despreciar sus enseñanzas.
convenido en calificar como keynesianas. En Europa y en Este capítulo se limita a recordar tres aspectos funda-
Japón, la productividad del trabajo se ampliaba rápidamen-
te, y el alza de la relación capital-trabajo señalaba una rá- 1 Es necesario distinguir aquí lo que permitieron los 30 gloriosos y
pida equiparación con la economía estadunidense por parte aquello que lo hizo posible. No pensamos que el crecimiento de los sala-
de los principales países desarrollados. Como en Estados rios representó uno de los factores de prosperidad, sino a la inversa: que la
prosperidad había creado las condiciones para la obtención de las reivin-
Unidos, la productividad del capital era elevada. Eran tiem- dicaciones salariales sin comprometer el crecimiento. Aquí hay una diver-
pos afortunados. Estas evoluciones permitieron a las luchas gencia con la escuela de la Regulación que explica los 30 gloriosos,
sociales suscitar un alza sostenida del poder de compra de oponiéndolos a los años veinte, por el crecimiento simultáneo de la produc-
tividad del trabajo y de los salarios (R. Boyer, La théorie de la Régulation:
los asalariados, acom~añada de un sistema de protección une analyse critique, AGALMA-La Découverte, Paris, 1986).
264
266 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA
ENTRE DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 267
mentales de los 30 gloriosos: la gestión de las empresas, el
zas reivindican, no hace falta decirlo, el restablecimiento
papel del Estado y las modalidades de la internacionaliza-
ción del capital. del poder de los propietarios y la sumisión de los gerentes a
los intereses de los accionistas, pero no el ejercicio directo
Uno de los aspectos del retroceso del poder de las finan-
de la gestión por los propietarios.
zas fue la mayor autonomía de los ejecutivos (directivos,
Diversas variantes del poder gerencial, más o menos tec-
gerentes) en relación con los propietarios. No conocemos
nocráticas o pluralistas, han sido presentadas. Algunos, co-
estudio alguno que permita hacer un balance cuantitativo
mo Kenneth Galbraith, prolongando las teorías de princi-
de esta evolución en los años sesenta y setenta. No obstante,
pios del siglo xx, vieron en los cuadros, en particular en los
el hecho mismo fue reconocido sin ambigüedades por nu-
ingenieros, dirigentes que habían adquirido una amplia
merosos analistas, tanto en Estados Unidos como en Fran-
autonomía con respecto a los accionistas y cuyos objetivos
cia. Existe, en particular en los Estados Unidos, un conjunto
serían menos la rentabilidad que el crecimiento y el progreso
co'hsiderable de estudios relativos al capitalismo gerencial,
técnico. 4 La empresa era vista como un lugar de compromi-
es decir, un capitalismo donde la gestión -y el poder atado
so entre diversos sectores en ella implicados: propietarios,
a ésta- se ejerce de manera relativamente autónoma por
gerentes, asalariados y sindicatos, y poderes públicos. Fran-
cuadros asalariados. Antes que la expresión capitalismo
9ois Bloch-Lainé presentaba en estos términos a Francia,
gerencial, preferimos cap~to-cadrisme, pues el término cua-
no tanto la que debería ser según sus anhelos, sino tal como
dro remite a un encuadrámiento más amplio que el de los
era en los años sesenta, y abogaba por un nuevo gobierno de
gerentes, y así caracteriza mejor, en nuestra opinión, las
sociedades contemporáneas. empresa, según sus propios términos. 5 En ella detectaba un
fermento de socialización, una alternativa al colectivismo.
El debate sobre la cuestión del poder en las empresas
Estos autores, como los primeros defensores de las tesis
nos remite a los sobresaltos de la primera mitad del siglo en
gerenciales a principios de siglo, veían en los cuadros a diri-
cuanto a la transferencia del poder de los propietarios (los
gentes iluminados.
ac?ionistas) hacia los gerentes (cuadros). 2 La disciplina que
Sean cuales fueren la terminología empleada y las reglas
las finanzas impusieron a las empresas, en el neoliberalis-
de ese capitalismo, 6 es necesario subrayar que no solamente
mo, es frecuentemente descrita por la expresión inglesa cor-
funcionó, sino que lo hizo de manera eficaz, tanto desde el
por~te governance. El primer término significa sociedad (por punto de vista del progreso técnico como desde el crecimien-
acc10nes) y el segundo control, gobierno, el hecho de im-
to. ¡Sí, durante los 30 gloriosos el poder delos accionistas fue
poner las reglas. 3 Se trata, pues, del poder dentro de las
ampliamente atemperado, sin que se detuviera el progreso!
sociedades: ¿quién lo ejerce? ¿Con qué objetivos? Las finan-
El papel económico del Estado desde la segunda Guerra
2 Mundial forma parte de los temas más discutidos. No se
• La ref~rencia inevitable es A. Berle y G. Means, The Modern C01pora- insistirá aquí sobre las políticas macroeconómicas, ni sobre
tzon and Pnvate Property, Macmillan, Londres, 1932.
3
T. Coutrot, L'entreprise néo-libérale, nouvelle utopie capitaliste? Enquete
4 J."K. Galbraith, The New Industrial State, Penguin Books, Londres,
-:,ur_les '!1º~es d'org~nisat~on du travail, La Découverte, París, 1998; F. Morin,
1969. .
Pnvatisation et devolution des pouvoirs. Le modele fran 9ais du gouverne-
ment d'entreprise", Revue Économique, 6 (1996), pp. 1253-1268. s F. Bloch-Lainé, Pour une réforme de l'entreprise, Seuil, París, 1963.
6 Se habló en Francia de economía mixta o de tercera vfa.
268 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA
XXl.1. AL ASALTO A UN MODELO DE DESARROLLO.
el desarrollo de sistemas de protección social. La participa- JAPÓN Y EL SEGUNDO CHOQUE NEOL/BERAL
ción del Estado en la dirección de la economía fue mucho
más profunda: en todos lados, en Estados Unidos y en los
otros países más avanzados, Europa y Japón. Japón, aun más que Francia, solía financiar el crecimiento de sus
El Estado desempeñó un papel de pri:r;ner nivel en la empresas no financieras por el crédito bancario. Lo hacía _d:nt~o de
investigación y el progreso técnico y, más generalmente, en un marco institucional muy particular, bajo condiciones pnv1leg1adas
el progreso de la industria. Estados Unidos no es la excep- y con tasas de interés reales poco elevadas (tasas de interés negati-
ción a la regla: armamento, exploración espacial, electróni- vas).ª Este sistema dio origen a una transferencia importante de
ca... Los comandos del sector privado estimularon la activi- recursos entre el sistema bancario y las empresas, en favor de estas
dad de las empresas y las nuevas tecnologías. Europa, Japón, últimas. cuando aconteció el golpe de 1979, las tasas de interés en el
luego países como Corea, fundaron su desarrollo en una
mercado del capital en Japón aumentaron en este país como en
investigación ampliamente financiada por el Estado, y en
polític~s industriales. Estados Unidos, pero esta alza sólo afectó parcialmente a las empre-
El caso del MITI (Ministry of International Trade and sas no financieras, pues los bancos no aplicaban estas tasas. La trans-
Industry) japonés ha sido frecuentemente analizado: 7 antes ferencia, muy favorable hasta el comienzo de los años ochenta, fue
de la crisis japonesa, fascinaba la fulminante recupera- reducida de forma considerable, pero se prolongó hasta el comienzo
ción del retraso t.écnico que operó ese país y su capacidad de los noventa. Así, Japón soportó bastante bien este primer choque
de competir con la economía estadunidense, y esto tanto neoliberal.
más cuanto esta estrategia de desarrollo estaba orientada Fue un segundo choque neoliberal el que acabó con la capaci-
hacia la exportación. El MITI fue creado en 1925. Como en el dad de crecimiento extraordinaria de Japón. Éste tuvo lugar entre
primer New Deal estadunidense (capítulo XIX), el papel del
1985 y 1990, cuando se transformó la estructura de financiamiento i
Estado y de los cuadros técnicos y gerentes (frecuentemen-
de las empresas, entre el financiamiento bancario y de las fuentes de l
te llamados burócratas) fue central en él. Su acción estaba
orientada hacia el crecimiento y el progreso técnico, con un financiamiento típicas del neoliberalismo en el mercado del capital,b
1

espíritu muy pragmático. Basaba sus cálculos simultánea- como lo muestra la gráfica xx1.1. Las variables representadas son los '
mente en las grandes firmas privadas y en una fuerte inter- nuevos préstamos bancarios y el uso del mercado financiero (accio-
vención estatal. Cuando la crisis lo exigía, había que proteger nes, obligaciones y papel comercial). Estos montos fueron divididos
a las pequeñas y medianas empresas; pero el mismo orga- por el total de los activos monetarios y financieros.e La gráfica· per-
nismo actuaba igualmente en favor de la concentración. El
proteccionismo era un elemento crucial. Se describe a veces a K. Miyashita y D. w. Russell, Keiretsu. /nside the Hidden Japanese Conglomerates,

la acción del MITI como la conducción de un gigantesco McGraw-Hill, Nueva York, 1994. . ,,
b T. F. cargill, "Central Banking, Financia! and Regulatory Change m Jap~n '. en M.
estudio de mercado mundial, que evoca ciertos aspectos de Blomstrom, B. Gangnes y s. La Croix (comps.), Japan's New Economy, Contmu,ty and
la planificación a la francesa, pero este estudio se completa- éhange in the Twenty-First Century, Oxford University P'.ess, Oxf~rd, 2001, pp. 145-161.

, Véase, por ejemplo, C. Sautter, Les dents du géant. Le.Japona. la con-


~º":1º
e Sería preferible usar el total del capital fijo y de los inventarios de ~ercancías,
en el caso de Estados Unidos y Francia en el capitulo x111, pero la variable no esta dis-
quete du monde, Olivier Orban, París, 1987.
ponible.
mite apreciar, al mismo tiempo, la importancia de los fondos totales del Japón, pero las tasas de crecimiento siguieron siendo bastante
obtenidos y el valor relativo de cada fuente. En 1960, los 1nuevos elevadas en este país hasta 1991, y la referencia a una crisis estructu-
préstamos bancarios eran muy elevados y dominaron comple- ral japonesa es menos común que en el caso de Europa. El segundo
tamente el otro componente. Después de la crisis de los años seten- choque neoliberal trajo aparejado un aumento de la tasa de creci-
ta Y de la caída concomitante de las tasas de ganancias, la acumu- miento durante la segunda mitad de los años ochenta. En aquellos
lación del capital se redujo y, por ende, la demanda de préstamos años, el modelo japonés fue descrito como la apertura de nuevos ca-
bancarios. Pero la predominancia de esta fuente de financiarrniento minos para el futuro, cuando la economía estadunidense tenía perdi-
quedó bien establecida. Como se dijo anteriormente, fue entre 1985 da, se suponía, su preeminencia. La fiesta fue corta y desembocó en
Y 1990 cuando aumentó el recurso al mercado del capital, alcan- el estancamiento de los años noventa. El segundo choque neoliberal
zando el nivel del flujo de los nuevos préstamos bancarios. Estos cin- acabó con el modelo japonés, cuando este país había conseguido
co años son exactamente aquellos de la burbuja financiera que resul- protegerse del primero.
tó de este movimiento. Las cotizaciones bursátiles se dispararon, Es importante comprender los dos aspectos de este ajuste -to-
culminando en 1985 a un nivel más o menos cinco veces superior al davía muy parcial- de la economía japonesa al modelo neoliberal.
nivel anterior cuando la bolsa desempeñaba un papel aún mwy limi- El dominio de las finanzas implica dos elementos: en primer lugar, la
tado. En el (:ursa de estos cinco años, los bancos se orientalíon en libre movilidad del capital; en segundo, la constitución de un sector
dirección al sector inmobiliario, fomentando esta bien conocida alza financiero rentable, cuya actividad es orientada hacia sí mismo y no
especulativa. dedicada al financiamiento altruista del sector no financiero. En
Este segundo choque provocó la crisis de la economía japonesa otros términos: se trata, con el neoliberalismo, de extender el terre-
de los años noventa: un casi-estancamiento. Como se puede observar no de caza de las finanzas y de desaparecer las prohibiciones y los
en fa gráfica xx1.1, el recurso a las dos fuentes de financiat1fliento privilegios tradicionales.
cayó paralelamente cuando las sociedades no financieras dejarron de Un análisis más completo implicaría, eritre otros aspectos, un
inv~rtir Y el sistema bancario -desestabilizado por la rupturai de la examen de las tendencias de la técnica y de la distribución en el
burbuja (una caída de más o menos 50%)- no desempeñó su1 papel Japón. Los datos disponibles indican, a pesar de sus carencias, una
de "correa de transmisión" de la política monetaria (y cuan do los caída muy fuerte de la tasa de ganancias que, al parecer, no se invir-
hogares compradores de viviendas luchaban bajo el peso ,de un tió durante los años ochenta. ¿Permitió el modelo japonés, en dichos
endeudamiento intolerable). años, que continuara la acumulación a pesar de la caída de la tasa de
La gráfica xx1.2 muestra el perfil de la tasa de crecimiernto de ganancias? ¿En el futuro, será capaz de volcar las tendencias desfa-
Japón y de Estados Unidos (como base de comparación). Se p1ueden vorables del cambio tecnológico? ¿Van a invertirse estas tendencias?
observar, en primer lugar, las tasas muy elevadas (más o menos; 10%) ¿Cuál será el papel de la disciplina neoliberal? ¿Cuál el costo para la
durante los años sesenta. Como la economía de Estados Unido)S o las economía japonesa? ¿Cuáles son las oportunidades para una alterna-
economías europeas, la crisis de los años setenta afectó la ecornomía tiva? Etcétera.
3.5 ENTRE DOS HEGEMONíAS FINANCIERAS 273

3.0 ha con gran número de incentivos, e incluso con la obliga-


2.5 toriedad. El desarrollo de un país como Corea se hizo según
2.0 procedimientos análogos. 8 El costo de la salida de Japón de
1.5 su modelo anterior fue enorme; se puede hablar de un se-
1.0
,,,,\ gundo choque neoliberal (recuadro xxi.1).
,,,-' '\..,
Un país como Suecia provee otro ejemplo del mayor
0.5 ---.......,, ,,__.... ,,,....... ____,,,., ........
..., -------......... ----....... '\.........-,...---,,.._.,_• interés. El gobierno socialdemócrata sueco, apoyándose en
. ------~···············-·-~·----~·---- -
OO .,
un sindicato obrero, se encontró confrontado después de
-0,5 \
la guerra con la necesidad de asegurar la modernización
-1.0 -r---:-c----,---r----r----r---,-..:.:19:..:6::.5-...:.1.::.:99:.:;8;_
1970 1980 1990 2000
de la economía. En el centro del dispositivo se colocó el
- - - nuevos préstamos bancarios modelo Rehn-Meidner de 1951: una política de ingresos que
--------- acciones, obligaciones y papel comercial fijaba la progresión de salarios pero cuyas miras eran tam-
GRÁFICA xxr.1, Fuentes de financiamiento externo de las sociedades bién industriales. Para garantizar la unidad del mundo obre-
no financieras japonesas (%): cociente entre los nuevos préstamos ro, estaba asegurada la uniformidad de remuneraciones por
bancarios y las emisiones en el mercado de los capitales (acciones un mismo trabajo. En su determinación no se tenían en
obligaciones y papel comercial), y los stocks de activos financieros;
·monetarios
cuenta los resultados desiguales de las empresas: los sala-
rios estaban fijados en un nivel que aseguraba la rentabili-
dad de las empresas más avanzadas. En el sector atrasado
14
no se suponía que los bajos salarios debían paliar las insufi-
12
ciencias técnicas y organizativas; por lo tanto, dicho sector
debía modernizarse o desaparecer. Las empresas más com-
10
petitivas veían, al mismo tiempo, garantizada una cierta
8
rentabilidad. Los licenciamientos eran inevitables, pero las
• 6
políticas de estímulo a la inversión debían contribuir al man-
4
~ 1 ,
',} . tenimiento del empleo, y esta vigilancia macroeconómica se
2

o ___ \: 1

__.,_~-··
,,,
acompañaba de ayuda para la orientación y la formación de
los trabajadores que hubiesen perdido su empleo. Esas polí-
-2 r; ticas se acompañaban con un control de la demanda con el
-4-¡---,--,---,---,-----,---,----,,----l.:~~~~
fin de evitar una tendencia inflacionaria. 9
1965,1 1975.1 1985.1 1995.1 2005.1 8 Alice Amsden insiste en el papel preponderante de los cuadros técni-
---Japón
--------- Estados Unidos
éos, los ingenieros (Asia's Next Giant, Oxford University Press, Oxford,
1989). Su análisis se sitúa, pues, en la continuidad de los desarrollos prece-
GRÁFICA xx:r.2. Tasa de crecimiento anual en cada trimestre(%): dentes con respecto a la autonomía gerencial.
9 A. Bergounioux y B. Manin, Le régime social-démocrate, Presses Uni-
Japón y Estados Unidos.
La variable es la tasa de crecimiento de cada versitaires de France, París, 1989; G. M. Olsen, The Struggle for Economics
trimestre con respecto al mismo trimestre del año anterior. Democracy in Sweden, Aldershot, Avebury, 1992.
274 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA ENTRE DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 275
3000
~ durante las primeras décadas de la posguerra lo constituye
2000 ¡;-
"
América Latina. Apoyándose en una decidida intervención
"'
1000
del Estado y en el contexto de una fuerte protección comer-
cial con respecto al mercado mundial (mediante derechos
500 de aduana, tasas de cambio bajas o racionamientos cuanti-
··••' tativos), estos países se beneficiaron de tasas de crecimiento
300
elevadas hasta 1980. La política en cuanto al comercio exte-
200
rior dio su nombre a esta estrategia de desarrollo: el modelo
100 de sustitución de importaciones.
La gráfica xxr.3 muestra el crecimiento de la producción
50-!---r----.----.---,---.----.----.----.----.--1'---9~50_-2_0_0~5- en el conjunto de los siete países cuya producción es más
1955 1965 1975 1985 1995 2005 elevada, y para cada uno de los tres más grandes: Brasil,
- , - - total (7 países mayores)
-----Brasil México y Argentina. El cuadro siguiente da las tasas de cre-
--------- México cimiento anual; por ejemplo, 7.4% para Brasil entre 1950 y
------------ Argentina
1980. En cada país, el alza de las tasas de interés y la crisis
GRÁFICA XXI.3. Crecimiento de la producción (dólares de 1996, de la deuda desembocaron en un periodo de crecimiento
con tasas de cambio de PPc): Conjunto de los siete pafses mayores lento. Las reformas neoliberales alrededor de 1990 no
de América Latina. abrieron un periodo de restauración del crecimiento.
Los siete países mayores de Amér(ca Latina son: Argentina, Brasil,
Abstracción hecha de los fermentos de inestabilidad
Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. La producción es medida
por el PJB en dólares constantes. Se usan tasas de cambio de Paridad financiera contemporáneos, las finanzas se jactan con o sin
de Poder de Compra (PPc) que permiten comparar los "tamaños" razón de estar en el origen del curso actual de la economía
relativos de los diferentes pafses. mundial, de la evolución favorable de las técnicas, de la ren-
tabilidad y del crecimiento, por el papel que desempeñaron
• Esta política ilustra bien las potencialidades que encie- en las reestructuraciones y la concentración. En nuestros
rra una vasta alianza entre los cuadros (burócratas) de los términos: las finanzas no sólo serían uno de los factores ori-
aparatos del Estado, los obreros y los sindicatos, y algunos
responsables de las empresas, ejecutivos y propietarios. Se
puede ver allí una superación del keynesianismo. Las finan- Tasa de crecimiento anual(%)
zas desconfiaban de tales políticas en los años setenta, antes
de retomar el mando. ¿Qué fuerzas impidieron la renova- 1950-1980 1980-2005
ción y la extensión de tales experiencias? ¿Por qué, en parti- - Siete países mayores
cular los socialdemócratas suecos no pudieron concebir de América Latina 5.7 2.1
otras políticas que la moderación salarial?: mientras tanto, Brasil 7.4 2.3
las finanzas habían retomado el control de la situación. México 6.3 2.5
Otro ejemplo de gran relevancia de las posibilidades Argentina 3.4 1.9
ENTRE DOS HEGEMONÍAS FINANCIERAS 277
276 LAS LECCIONES DE LA HISTORIA

ginarios del bloqueo al salario, lo cual es un hecho, sino tes, el problema es la previsión anticipada contra los riesgos
también del alza de la productividad del capital que coman- de cambio o beneficiarse de condiciones de préstamos más
da la de las tasas de ganancia. ¡Las finanzas son lo nuevo en ventajosas; para otros, se trata de ganar en estas transaccio-
eficiencia! nes. Esos mecanismos limitan, incluso impiden, las políti-
Ésta es una cuestión delicada. Aunque toquen la técnica cas autónomas. ¿Se podría concebir una mundialización
y la organización, es decir, las tareas de los ejecutivos, las que no fuese de carácter neoliberal?
transformaciones que la salida de la crisis de los años seten- Es necesario no confundir las instituciones de Bretton
ta implicó son de tal magnitud que no podrían concretarse, Woods tal como fueron concebidas al final de la guerra, el uso
independientemente de los agentes que comandan las gran- que se hizo de ellas en el curso de los 30 gloriosos, y el com-
des reestructuraciones del sistema productivo. En la medi- portamiento contemporáneo del FMI. Esas instituciones des-
da en que las finanzas ocupan esta posición central, están empeñaron un papel central en la prosperidad de posgue-
en el centro del movimiento. El paralelo con la salida de cri- rra y en el desarrollo de Europa y de Japón (recuadro VIII.3).
sis de principios del siglo es sorprendente (capítulo XVII). No había necesidad de abandonar las paridades monetarias
A la pregunta de si las finanzas pueden reivindicar una fijas o los límites a la movilidad de capitales, a menos que se
contribución a las características favorables de la nueva fase impusiera la restauración de la preeminencia estaduniden-
del capitalismo debido al papel que desempeñaron en las res~ se. La crisis del dólar sugería reforzar las instituciones mun-
tructuraciones, hay que sustituirla por otra: ¿una alternativa diales, que debían haber sido gobernadas por instancias
más radical, que afectase más profundamente la propiedad internacionales más autónomas en relación con esos intere-
privada de los medios de producción, permitía prescindir de ses particulares. Se siguió la política inversa. Las institucio-
las finanzas? En ausencia de tal alternativa, no nos podría nes que se crearon en Bretton Woods, incluso reformadas,
sorprender que las finanzas hayan estado implicadas en no prohibían la movilidad del capital y especialmente la in-
actividades en las que conservaban el monopolio. Pero la versión directa en el extranjero (pensar en la afluencia de
experiencia de los 30 gloriosos nos enseña que, en términos capitales estadunidenses en Europa entre el fin de la se-
de cambio técnico y de restructuración, las cosas hubieran gunda Guerra Mundial y la crisis, especialmente en Fran-
podido ir muy rápido sin que las finanzas tuviesen priori- cia, a principios de la Quinta República). El desarrollo, de
dad, pues en esos años fue mucho lo que se hizo. las multinacionales no era incompatibJe con las políticas
Una de las razones que explican el fracaso de las políti- nacionales de desarrollo, como lo atestiguaron, por ejem-
cas keynesianas o de toda política alternativa es la mundia- plo, los avances prodigiosos de la economía ~n Japón, Co-
lización. Estamos atrapados en un sistema internacional en rea o América Latina.
el que la libertad de maniobra,de cada Estado se reduce. Es
un hecho. Se sabe que a toda anticipación de variación de
las tasas de interés o de las tasas de cambio siguen movi-
mientos de fondos capaces de desestabilizar las cotizacio-
nes de cambio. En los mercados, las monedas y los créditos
se negocian y renegocian constantemente. Para ciertos agen-
QUINTA PARTE

LA HISTORIA EN MARCHA
De la parte precedente se desprende la imagen de una histo-
ria que da lecciones, pero hay que cuidarse mucho de un
mecanismo simplista. Es un viejo debate. La historia se
repite, no hay nada nuevo bajo el sol; la historia no se repite
jamás, todo cambia. La verdad no está entre estas dos po-
siciones, sino más allá. No es cuestión de hallar un justo
medio, sino de implementar un cuadro analítico más gene-
ral. Si la parte precedente jugó con la idea de la repetición,
de los antecedentes de la crisis, la que concluye este libro
privilegia la de mutación. ¿Debemos aventurar la expresión
"el sentido de la historia"? Estas dos maneras de aprehen-
der la historia se completan, y las dos últimas partes de este
libro pueden ser interpretadas como una tentativa de ilus-
trar esta complementariedad, alrededor de un contenido.
¿Es demasiado entusiasta calificar como prbdigioso el
paralelismo entre las evoluciones del capitalismo de fin del
siglo XIX y principios del xx, por una parte, y la última parte
del siglo xx, por la otra? Las dos crisis estructurales de fines de
siglo parecen salidas del mismo molde: baja de la producti-
vidad del capital, baja de la tasa de ganancia, disminución
del ritmo del progreso técnico, toma de control del salario,
inestabilidad macroeconómica creciente, etc. Asimismo, las
características de las fases de salida de crisis son similares:
elevación de la productividad del capital y recuperación de
la tasa de ganancia. Esta semejanza se ve reforzada con la
heterogeneidad creciente en el seno del sistema productivo,
con el establecimiento (o el reestablecimiento) de la hege-
monía de las finanzas en la crisis, con la explosión de las
operaciones financieras, la vertiginosa alza de la bolsa. La
sombra de 1929 planea sobre el capitalismo contemporá-
neo, como también lo percibieron los abogados más celosos
de las finanzas.
281
282 LA HISTORIA EN MARCHA

No obstante, el capitalismo no cesa de metamorfosear-


se, dentro y fuera de sí mismo. Las grandes pulsaciones de
la historia -crisis, cambios políticos- no contradicen esta
transformación gradual subyacente. En ella se articulan de XXII. UNA LECTURA KEYNESIANA
manera compleja, y no sabemos si hay que hablar, a propó-
sito de ella, de factores, de causas, de manifestaciones, de
efectos ... Estas pulsaciones crean las condiciones del cam- PonE.Mos hacer una lectura keynesiana del cuadro del capi-
bio y de ellas resultan.
talismo trazado en este libro, especialmente en los capítulos
Si la historia está en marcha, ¿cómo camina, cuál es su de la tercera parte consagrados a la ley de las finanzas. La
itinerario? Los dos capítulos de esta parte proponen dos crítica de Keynes al capitalismo no toca todos los aspectos.
tipos de interpretación. La primera puede ser calificada de Lo que desatiende es enorme (países de la periferia, desigual-
keynesiana, pero en el sentido de un keynesianismo político, dades, medio ambiente, largo plazo ... ), pero pone el dedo
~l del Keynes histórico, como actor de la historia del capita- sobre un punto crucial. Esquemáticamente: el capitalismo
lismo. La segunda interpretación tiene por objeto sobrepa- camina bien, salvo que no se debe dejar a las finanzas priva-
sar los límites de esta perspectiva, a pesar de su interés con- das el control de los procesos macroeconómicos: nivel
siderable. Podemos calificarla de marxista, pero se trata de general de actividad y de empleo, a los que se puede agregar
una combinación de fundamentalismo y de revisionismo, la estabilidad financiera. Ésas son tareas públicas centrali-
que cada lino juzgará según sus propios criterios. zadas, de interés general. Esta interpretación tiene mucho
sentido y merece que nos detengamos en ella. Este capítulo
no tiene por objeto analizar las herramientas teóricas pro-
pias del análisis keynesiano, sino el de examinar los contor-
nos de la visión muy general subyacente del capitalismo.
El diagnóstico keynesiano nace de la observación de la
situación poco favorable de Inglaterra en los años veinte,
después de la crisis de 192 9. A pesar de la violencia de la de-
presión mundial, los viejos dogmas tenían siete vidas. A los
que estaban prestos a liberarse de ellos, se les ofrecían en-
tonces múltiples análisis, críticas más o menos radicales del
capitalismo que desembocaban en reformas potencialmente
ambiciosas. Pero después de la segunda Guerra Mundial se
impuso la teoría keynesiana, hasta constituirse en ortodoxia
alternativa, sin eliminar jamás, sin embargo, a su rival, la
teoría neoclásica. Y en este fin del siglo xx, la teoría keyne-
siana retrocedió, pero está aún bien viva.
¿Por qué se impuso esta teoría? ¿Por qué sobrevive fren-
283
UNA LECTURA KEYNESIANA 285
284 LA HISTORIA EN MARCHA
ción más armoniosa de los ingresos (el alza de la tasa de
te a la invasión neoliberal? En el plano económi,co, hay
ganancia a despecho del aumento de la tasa de crecimiento
antes que nada la evidente necesidad de intervenciones cen-
tralizadas, estatales. Pero esta vitalidad encuentra, en gran del salario). El keynesianismo derivó finalmente, en el uso
medida, su fuente en el contenido político del keynesianismo. corriente de la expresión, en la teoría del compromiso de
mediados del siglo XX, en todos sus aspectos. La etiqueta se
Contrariamente al mensaje de la teoría dominante, la
suma de los intereses individuales no es, según Keynes, idén- agrandó con la botella/·
Este keynesianismo extendido no debe hacer perder de
tica al interés general. 1 En particular, los intereses de las
vista el interés y la pertinencia histórica de su versión origi-
:finanzas privadas son fermentos de inestabilidad macroeco-
nal, la de Keynes: una toma de posición explícita concer-
nómica y de insuficiencia de la demanda global. La teoría
keynesiana subraya la necesidad de un poder económico niente al capitalismo, una apreciación fundamental sobre el
funcionamiento del sistema, cuyo contenido es siempre
fuertemente centralizado, en las manos del Estado y que
actual. Se puede hacer el siguiente resumen. 3 Los engrana-
procure objetivos particulares.
jes de la economía capitalista se consideraban eficaces en
Todas las teorías económicas se enraizan en las profun-
cuanto a la asignación de recursos entre diferentes ramas,
didades de lo social, pero la teoría keynesiana tiene esto de
la determinación de las cantidades producidas y la fijación
particular, que fue la expresión de un compromiso entre di-
versas fracciones de las clases dirigentes, y entre esas frac- de los precios; aunque la cuestión del cambio técnico no
haya sido jamás un gran tema keynesiano, se puede agregar
ciones y las clases dominadas, en el contexto de una relación
que Keynes no tenía ningún problema para aceptar la capa-
favorable al movimiento obrero. Ella atemperaba la domi-
cidad del capitalismo de impulsar el progreso técnico. Ha-
nación capitalista, recortando sus manifestaciones más
bía, sin embargo, algo que no iba en ese sistema, tal como
chocantes.
funcionaba hasta ese momento: nada garantizaba que las
Esta relación con las estructuras sociales es tan fuerte
capacidades de producción y la fuerza de trabajo fuesen uti-
que viene a enturbiar la misma definición del keynesianismo.
La configuración social en la que se inscribió el keynesia- lizadas en los niveles adecuados. En un lenguaje más próxi-
mo al de Keynes, nada aseguraba que el nivel de la demanda
nismo permitió el surgimiento de reformas como el des-
global fuese adecuado. Se trataba sobre todo de una in-
arrollo de sistemas de protección social o el derecho al tra-
bajo, que sobrepasaban los límites de la teoría de Keynes
suficiencia de la demanda, aunque igualmente podía ser
excesiva. Así, en el razonamiento de Keynes irrumpió la
(sin contradecirla). Esta ampliación .estuvo muy facilitada
idea de que era necesaria la intervención estatal. No había
por el curso favorable de la técnica, que permitió una evolu-
2 Este compromiso ampliado prolongaba muchos aspectos de aquel de
1 "El .mundo no está gobernado desde lo alto de tal manera que los inte-
principios de siglo (recuadro xvr.1). Este parentesco es un tema central en
reses pnvados y de la sociedad coincidan siempre. No está administrado
· J. Weinstein, The Corporate Ideal in the Liberal State, 1900-1918, }3eacon
aquí abajo de tal manera que coincidan prácticamente. No es una deduc-
ció~ correcta de los principios de la Economía que el interés personal ope- Press, Boston, 1968.
3 J. M. Keyhes, The Means to Prosperity, The Collected Writings of John
ra siempre para el interés público" (J. M. Keynes, "The End of Laiss~z-fai-
Maynard K.eynes, -vol. xr, vr.1, pp. 335-366, Macmillan/St. Martin's Press for
re", Essays in Persuasion, The Col(ected Writings of John Maynard Keynes,
the Royal Economic Society, Londres, 1933¡ J. M. Keynes, Teoría general de
vol. rx, rv.2, 1926, pp. 272-294, Macmillan/St. Martin's Press for the Royal
EconomicSociety, Londres, 1972, pp. 287-288). la ocupación, el interés y el dinero, FCE, México, 1945.
UNA LECTURA KEYNESIANA 287
286 LA HISTORIA EN MARCHA

que dejar la creación de moneda, el crédito, a la iniciativa él, no estaban al orden del día en la urgencia de la crisis. En
privada; como mínimo, había que encuadrar estas activida- su opinión, el dispositivo tendiente a atenuar los rigores de
des. Si el sistema de crédito no aseguraba más su función la competencia estaba fuera de lugar. En cuanto al aumento
de prestamista, el Estado debía proveer el crédito -era su del poder de compra de los asalariados, no se oponía, y éste
función de prestamista en última instancia-. Cuando era encontraba sin duda su lugar en el seno de su filosofía so-
cial, pero la política que él defendía era otra: una combi-
necesario, si la oferta potencial de créditos no encontraba
nación de política monetaria y de política de gastos públicos,
prestatarios, no se debía temer en recurrir a la capacidad de
gasto del Estado, viniendo a reforzar la demanda global con orientada a fijar la inversión al nivel requerido por el pleno
su déficit presupuestario -se puede así proponer la fórmu- empleo. Estas políticas estaban justificadas por la crisis,
la simétrica de la precedente de un Estado prestatario en pero se suponía que tenían un alcance general. En todas las
última instancia: prestamista en última instancia por su circunstancias, el Estado debía controlar el curso de la eco-
banco central, prestatario en última instancia por su presu- nomía; aunque no podía sustituir a las empresas y a los
puesto.-. El Estado financia y gasta. inversores en sus elecciones individuales, sí debía regular la
Keynes no se lanza globalmente contra las finanzas, demanda global.
En Estados Unidos, esta lección no fue aprendida sino
sino contra las políticas conservadoras y contra los rentis-
tas. Hacía diferencia entre el financiero, a sus ojos un per- durante la segunda Guerra Mundial, cuando las necesida-
sonaje activo, con buen olfato para las oportunjdades de des de la economía de guerra comprometieron al Estado en
inversión, y los rentistas, a quienes describía como inverso- la gestión de la economía :mucho más allá de las prescrip-
ciones keynesianas. Al finalizar las hostilidades, los medios
r~ sin función, una clase de parásitos que vivía del interés.
El propugnó su eutanasia. Por otra parte, estigmatizó a los de negocios y las finanzas se levantaron en masa contra una
mercados financieros, a la bolsa, como temibles fermentos eventual prolongación de esta injerencia del Estado. Las
de inestabilidad.4 políticas keynesianas de control macroeconómico se impu-
El compromiso keynesiano original, en gran medida sieron entonces como una posición de compromiso, no sin
confinado en las clases dirigentes, se debía para muchos a frustraciones, sin embargo, tanto de parte de los defensores
las condiciones de la depresión de los años treinta. Las rela- del mercado como de los (se llamaban en aquella época los
ciones entre Keynes y el presidente estadunidense Roose- planificadores) que deseaban continuar y extender las expe-
velt, enfrentado a la crisis, ilustran bien el punto de vista de riencias del New Deal y de la economía de guerra.
El marco keynesiano se prolongó en la implementación
Keynes. Según él, el New Deal se obstinaba en reformas 1
que Keynes no rechazaba necesariamente, pero que, según de instituciones internacionales. Keynes, sacudido por el de-
rrumbe del comercio internacional y por el desorden mo-
4 Keynes había sugerido tasar las operaciones bursátiles, prefigurando
. netario durante la depresión, comprendió la necesidad de
así la Tasa Tobin, aunque no tuvo específicamente en la cabeza las transac- grandes instituciones financieras internacionales. Él com-
~iones ~~ternacionales (J. M. Keynes, Teorla general, op. cit., nota 3. Esta prendió la necesidad de contar con organismos capaces de
mestab1hdad del mercado financiero se prolonga en la llamada estructural vigilar los mecanismos monetarios mundiales, acompañan-
de las instituciones financieras (H. Minsky, Stabilizing an Unstable Eco~
nomy, Yale University Press, New Haven, 1986).
do así a los bancos centrales de los Estados. La idea funda-
288 LA HISTORIA EN MARCHA UNA LECTURA KEYNESIANA 289

mental era la misma que a escala de cada país. El capitalis- de 1929 y debe, pues, ser percibida como preñada de im-
mo no se regula de manera autónoma por el juego de los portantes amenazas (capítulo xix).
mercados, al menos en cuanto a las grandes masas de la Esta lectura keynesiana de la historia del capitalismo
demanda; así como la demanda puede derrumbarse en una hasta sus problemas contemporáneos tiene un gran senti-
economía nacional si no está regulada, el comercio interna- do. Se lamentará que las condiciones políticas de las últi-
cional puede contraerse súbitamente, como en la depresión mas décadas no hayan permitido impedir la ofensiva neoli-
de los años treinta. Una institución mundial de crédito de- beral y poner en marcha políticas alternativas -una distinta
bía encuadrar los mecanismos monetarios internacionales. gestión de la crisis- en el contexto de otras alianzas ~ocia-
La capacidad de cada país de regular la actividad general les. Sin embargo, las lecciones de Keynes y de decemos de
de su economía y de su empleo debía preservarse en el se- políticas macroeconómicas no han sido olvidadas o desc~-
no de las nuevas instituciones, lo que implicaba eventuales tadas totalmente. Simplemente, las finanzas no han destrui-
restricciones a los movirpientos de capitales. No se podía de- do los cuadros de la política macroeconómica. La política
jar al SF!ctor financiero esta regulación. La negociación con monetaria es, por excelencia, la herramienta capaz de ga-
los estadunidenses fue difícil, en especial por la oposición rantizar la estabilidad de precios: una de las armas de la
de los grandes bancos de Nueva York, y el plan adoptado en lucha contra la inflación. Las finanzas la tomaron bajo con-
Bretton Woods quedó atrás en relación con el proyecto ini- trol. Separaron los bancos centrales de los gobiernos con el
cial de Keynes (capítulo xvm:, recuadro xvm.3). fin de despojarlos de las presiones sociopolíticas del viejo
El pensamiento de Keynes estaba, en una.situación his- consenso, y supieron hacer prevalecer sus objetivos. Éstos
tórica determinada y teniendo en cuenta su contenido so- están inscritos en los estatutos de estas instituciones. La
cial y político, claramente adaptado a los problemas de su definición de las funciones del Banco Central Europeo lo
tiempo. Ya era mucho, y se puede ver en el análisis que he- testimonia: es primero, y ante todo, garante de la estabilidad
mos brindado de las crisis de fin del siglo xx -tanto la cri- de los precios, una disciplina simultáneamente reforzada Y
sis estructural como las crisis financieras-, una demostra- complicada por el juego de los mercados monetarios Y fi-
ción suplementaria de la justeza del diagnóstico keynesiano nancieros. El reino de las finanzas integra, pues, una parte
y de su alcance: ¡no se debe abandonar a los intereses priva- de las lecciones del keynesianismo, aunque desviadas de
dos, es decir, a las finanzas, el control de la situación macro- sus objetivos originales y puestas al servicio de intereses
económica y de las instituciones financieras! particulares. El alza de las tasas de interés de los años ochen-
Que la crisis estructural de fines del siglo XX no tuvo las ta lo muestra claramente.
mismas causas que la crisis de 1929 fue igualmente un tema Ciertamente, la política monetaria puede ser eficaz en
importante de este libro. La crisis que se inició en los años se- la lucha contra la inflación y Keynes no lo habría negado.
tenta no contenía la virtualidad de derrumbe de los años Pero él quería eliminar de muerte lenta a los prestamistas
treinta. Pero el juicio de Keynes en cuanto a la necesidad de por la baja de las tasas de interés, no reforzar s~s privile-
la intervención centralizada, nacional o internacional, sigue gios. Su visión estaba en las antípodas de las aplicadas en
siendo válido en nuestros días, tanto más cuanto la salida a los años ochenta, en las que vimos resurgir las teorías Y
la crisis actual se asemeja al periodo que precedió a la crisis políticas llamadas de la oferta, el exacto opuesto de la teoría
UNA LECTURA KEYNESIANA 291
XXll.1. PALABRAS DE UN KEYNESIANO: JOSEPH ST/GLITZ
keynesiana. Las altas tasas de interés debían ser favorables
Joseph Stiglitz, jefe de fila de los nuevos keynesianos (profesor en Stan- al ahorro, por ende en la lógica de la economía de la oferta a
ford), fue pr~sidente del Consejo de Consultores Económicos del presi- la inversión, y contribuir a la eliminación de los rezagados
dente de los Estados Unidos de 1993 a 1997, y principal economista y -tales fueron las cantinelas de los años reaganistas-, un
vicepresidente del Banco Mundial, desde 1997 hasta el año 2000.
credo antikeynesiaÚo.
En un artículo de su autoría,ª opone muy claramente en el plano
Los riesgos propios de la inestabilidad de las institucio-
académico dos escuelas de pensamiento: la escuela neoclásica y la escue-
nes financieras son igualmente percibidos por las finanzas
la keynesiana, en la que se reivindica; éstas conducen o sirven para justi-
ficar dos tipos de políticas radicalmente diferentes, se trate de la gestión
contemporáneas, como lo han sido siempre. Este desvelo
de crisis monetarias y financieras de los años noventa o de la marcha estaba en el corazón del sistema monetario del si~lo ~ ' de
hacia el capitalismo de los viejos países socialistas, Pero esas diferentes crisis en crisis, se puede decir; es todayí~ una preocupación
teorías no están, a sus ojos, desencarnadas: se pueden fácilmente identi- del sector financiero privado y las instituciones internaciona-
ficar detrás de la primera las acciones del FM1, la mano del Departamento les, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mun-
del Tesor,o estadunidense y, en último análisis, los "intereses financieros dial o el Banco de Regulaciones Internacionales. Sin embar-
norteamericanos" y del "mundo industrial avanzado"; frente a esos go, no parece que se hayan logrado muchos progresos en
intereses de los ricos, cuyo centro es estadunidense, se encuentran "las este campo. Los riesgos están identificados, pero las crisis
poblaciones de los países afectados". Él denuncia los procedimientos no
aparecen, como lo prueba la serie de diversas crisis moneta-
democráticos del FMI y llama a salir a la calle (a prolongar la lucha ·de los
manifestantes de Seattle). rias y financieras.
El análisis que hace Stiglitz de la crisis del sudeste asiático no tiene
Las crisis monetarias y financieras internacionales de los
nada que envidiar a las críticas de extrema izquierda más virulentas. En años ochenta, noventa y dos mil -las de la deuda de países
cuanto a la liberalización de los capitales y su aflujo: de la periferia, las de México, de Japón, de Corea, de Argen-
A principios de 1990, los países del sudeste asiático habían liberali- tina, o las crisis de las instituciones, monetarias y financieras
zado sus mercados financieros y de capitales; no porque tuvieran nece- de los principales países desarrollados (capítulo xi)- vol-
sidad de atraer más fondos (las tasas de ahorro eran ya de 30% y más), vieron a dar al keynesianismo contemporáneo cierto vigor
sine por efecto de las presiones internacionales, incluso algunas prove- político. Las instituciones monetarias internacionales here-
nientes del Departamento del Tesoro. dadas de Bretton Woods, aun desviadas al servicio del orden
En cuanto a las políticas impuestas después de la crisis:
neoliberal, albergan todavía una potente corriente keyne-
De manera más importante: ¿ es que Estados Unidos -y el FMt- sus-
siana, un keynesianismo político, muy crítico del neolibera-
citaron esas políticas porque nosotros, o ellos, creían que ayudarían al
sudeste asiático?, ¿o porque pensamos que ellas sacarían provecho de lismo, que procura la reafirmación de la primacía de esas
los intereses financieros en Estados Unidos y del mundo industrial avan- instituciones, orientadas hacia otros objetivosi los del keyne-
zado? Y si pensamos que nuestros políticos debían ayudar al sudeste sianismo (recuadro xxrr.1). Sucede lo mismo con ciertos or-
asiático, ¿dónde está la prueba? Como participante de esos debates, yo ganismos de la oNU. Haciendo abstracción de lo virulento de
debía estar al tanto de esas pruebas. Y no había ninguna. las críticas,.su contenido se hace eco direc;tamente del pro-
yecto inicial de Bretton Woods y del espíritu general del
ª Los extractos de este recuadro provienen de un artículo del 17 de abril de 2000,
keynesianismo:,los mercados monetarios y financieros son
difundido por Internet (J. E. Stiglitz, "What I Learned at the World Economic Crisis. The
lnsider", The New Repub/ic Onlíne), potencialmente peligrosos y poderosas instituciones mun-
UNA LECTURA KEYNESIANA 293
292 LA HISTORIA EN MARCHA

pudo ser salvado del capitalismo lo fue, aunque lo ':1-ue cam-


XXll.2. LA CONDUCCIÓN DE LOS NEGOCIOS DEL MUNDO. bió estaba lejos de ser menospreciable. Las concesiones pe-
EL INFORME DEL PNUD didas eran considerables, pero quizá las más restringidas
que se pudieron concebir frente a las contra~icciones en
El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Des- las que el capitalismo se había empantanado, baJo la conduc-
arrollo de 1999. contiene un capítulo titulado "Un nuevo ción de las :finanzas, frente al aumento de las luchas popu-
gobierno mundial al servicio de la humanidad y de la equi- lares. La obra de Keynes es ciertamente la de un reformista:
dad", y lanza este llamado: un horizonte genialmente abierto, pero todavía socialmente
Recuperemos un poco de ese sobresaliente espíritu limitado -y sin embargo, la alternativa a una vía más radi-
visionario y las preocupaciones humanas de la inmediata cal de la que sabemos, después de décadas, que salió mal en.
posguerra, luego de la creación de las Naciones Unidas y de
todas partes.
las instituciones de Bretton Woods. En esa época, el objeti-
vo era el pleno empleo ... ª ,
Sigue un elogio lleno de emoción del proyecto de Key-
nes luego de las negociaciones de Bretton Woods, y del fun-
cionamiento qe esas instituciones después de la guerra. La
apuesta actual e!¡ la de "armar la arquitectura mundial del
siglo xx1" y sustituir la hegemonía estadunidense (poder
exclusivo que el informe llama, como una broma amarga, el
G1) por el control de la oNu. La idea es democratizar las ins-
tituciones mundiales y ponerlas al servicio del desarrollo y
de la equidad.

• PNuo, Informe mundial sobre el desarrollo humano, De Boeck, Bruselas,


1999, p. 9B. •

diales deben garantizar la buena marcha de la economía


mundial. Ese programa define, de manera quizá idealista
pero sin duda premonitoria, las grandes líneas del posneoli-
beralismo (recuadro xxrr.2).
¿Se debe procesar a Keynes por su reformismo? Había
indiscutiblemente algo relevante en el punto de vista keyne-
siano, que mantiene actualidad. Fue la obra de ese gran
diplomático y economista que fue Keynes. Una fracción de
las clases dirigentes se encontró frustrada en el compromiso
keynesiano, limitada en sus prerrogativas. Pero todo lo que
LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 295

también un efecto de las tendencias históricas inmanentes


en el capitalismo y uno de sus mecanismos reguladores. ¿Se
puede y se quiere borrarlo en todos los casos? Detrás de
XXIII. LA DINÁMICA DEL CAPITAL estos procesos -tendencias, crisis y políticas- continúa un
Y MÁS ALLÁ movimiento histórico, la marcha hacia delante de las socie-
dades humanas, mediante configuraciones sin cesar reno-
vada donde lo que está en juego son los poderes, la riqueza
HAY VARIAS maneras de apreciar el funcionamiento del capi- de las clases privilegiadas, la dominación y la explotación.
talismo y sus transformaciones históricas. La lectura keyne- Es en ese cuadro que hay que comprender la hegemonía de
siana del capítulo precedente hizo hincapié en algunas de las finanzas en el neoliberalismo.
sus disfunciones específicas: la ausencia de mecanismos El sueño keynesiano de un capitalismo civilizado pareció
capaces de asegurar espontáneamente el pleno empleo y la casi tomar cuerpo en ciertos países en el curso de los años
estabilidad financiera. Según esta per.spectiva, estas defi- sesenta. Los economistas se apresuraron a celebrar el fin de
ciencias son remediables; el sistema puede ser reformado. las crisis, del desempleo y de la pobreza. Pero la euforia fue
Esto implicará un compromiso colectivo para asegurar el · de corta duración cuando la economía entró en crisis en los
pleno empleo y controlar Jas finanzas privadas, y es al Es- años setenta. Si ese optimismo era injustificado, la actitud
tado al que corresponden estas funciones. Por lo demás, el simétrica, que predecía el próximo fin del capitalismo, apa-
modo de producción capitalista es eficiente, y bastará con rece retrospectivamente no menos errónea. El capitalismo
garantizar en él más justicia social, con borrar la hegemo- no se hunde en crisis cada vez más profundas y duraderas:
nía mundial de uno u otro en beneficio de un derecho eco- entra en crisis, se transforma y se repone. De cierta manera
nómico planetario, para que tome las dimensiones de un -que estamos en derecho de juzg:¡tr severamente- sale de
sistema aceptable, quizá el menos malo. las crisis, resuelve sus problemas antes de que otros aparez-
El análisis que se ha realizado tiende a probar que ese can. Las mutaciones requeridas no dependen de compor-
diagnóstico pone efectivamente el acento en uno de los pro- tamientos individuales, sino de prácticas colectivas cuyas
blemas centrales del capitalismo, pero revela igualmente su consecuencias políticas son enormes.
alcance limitado. El capitalismo está cruzado por una serie Este tipo de funcionamiento está profundamente ancla-
de tendencias históricas que desembocan en crisis largas y do en la naturaleza misma del modo de producción. Este
profundas, en crisis estructurales. Las políticas macroeco- libro ha dado varios ejemplos de tales tensiones. Están en
nómicas no son suficientes para prevenirlas y remediarlas. juego: los ritmos y las formas del cambio técnico, sus con-
Instituciones y políticas, eficaces en ciertas situaciones, no secuencias sobre la tasa de ganancias y el crecimiento de
lo son ya en otras. Se hacen necesarias transformaciones los salarios (segunda parte), las luchas por el reparto .de los
más profundas del sistema. El desempleo, del que Keynes frutos de la explotación por medio del laberinto de institu-
quería desembarazar al capitalismo, no es solamente el sín- ciones y mecanismos financieros, las amenazas a la estabili-
toma de una economía en que la utilización del potencial dad del sistema (tercera parte). Entramos aquí en el marco
productivo y la acumulación están mal controladas. Es de análisis de Marx, de su obra económica y política.
294
296 LA HISTORIA EN MARCHA LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 297

El buen funcionamiento del capitalismo implicaría evo- que tocan las formas de propiedad y la naturaleza misma
luciones armoniosas y regulares en materia de progreso del capitalismo.
técnico (lo que debe incluir el capital y el trabajo), del sala- La manera en que está colectivamente regulada la dis-
rio, del crecimiento de la producción y de la fuerza de tra- ponibilidad de la fuerza de trabajo es muy reveladora de
bajo, así como ajustes del marco institucional encargado esta dinámica a posteriori. Periódicamente, la acumulación
del control de las fluctuaciones del nivel general de activi- del capital tiende a chocar con los límites de la población dis-
dad. Esas evoluciones son, en realidad, ampliamente autó- ponible. En esas circunstancias, las luchas tienen muchas
nomas, y ponen en juego intereses divergentes. Los desequi- oportunidades de desembocar en alzas del poder de com-
librios consiguientes se revelan brutalmente, cuando están pra. En otros momentos, la crisis aumenta el ejército indus-
ya muy afirmados. Se regulan finalmente, pero mediante trial de reserva, reforzando las condiciones de disciplina
crisis violentas que crean las condiciones para los ajustes salarial. La inmigración o el trabajo femenino pueden ser
-objetiva y subjetivamente (que develan la realidad y su- favorecidos; en otras circunstancias, la inmigración apare-
primen las reticencias)-. El esquema es siempre el mismo: ce pletórica y es objeto de restricciones, y las mujeres son
estimuladas a volver a los hogares. Así, el capitalismo regu-
Tensiones --+ Crisis --+ Transformaciones --+ Salida de crisis la su marcha hacia delante y administra sus problemas.
Todos los cambios que se producen como reacción a los
A un nivel muy elevado de generalización, este curso del desequilibrios y crisis y que permiten la permanencia del
capitalismo, estas reacciones a posteriori, no evitando las sistema, no tienen sin embargo el mismo alcance. Puede tra-
crisis y resultando de ellas, dan cuenta de las crisis estruc- tarse, por ejemplo, de la creación de un banco central o de
turales y del desempleo, así como de la capacidad de reno- instituciones internacionales, de la modificación de la legis-
vación del capitalismo. lación sobre sociedades, de la regu}ación o la desregulación
Paradójicamente, la tasa de ganancia es una de las va- de ciertas actividades financieras, etc. Todas esas reformas
riables menos medidas por la economía dominante, cuan- son importantes. Son impuestas por las necesidades técni-
do· la apreciación de la rentabilidad y su maximización son el cas, en el sentido amplio del término, dictadas por la natu-
centro mismo de la gestión privada. Incluso si las bajas de raleza de los problemas que surgen.
la tasa de, ganancia estuvieran identificadas, seóa necesario Esta lectura de la dinámica del capital sigue siendo analí-
que el sistema se metamorfoseara para invertir esas evolu- ticamente limitada. Existe otro nivel de interpretación, más
ciones desfavorables. Por otra parte, los intereses individua- ambicioso, subyacente al conjunto de la demostración de
les de las empresas no tienen razón alguna para suscitar el este libro, y que es tiempo de explicitar. Además de la teoóa
ritmo y las formas del cambio tecnológico necesario para económica, se desemboca naturalmente en una interpreta-
mantener el equilibrio; además, las instituciones que po- ción marxista de la historia, y a ciertos principios funda-
drían promover las políticas -industriales, de investiga- mentales del marxismo.
ción Y de formación- requeridas no existen o tienen poco Queremos primero hablar de la dialéctica de las fuerzas
poder. De manera aún más fundamental, las condiciones del productivas y de las relaciones de producción. Esta dialécti-
progreso no son puramente técnicas o institucionales, sino ca comanda, al menos en el capitalismo, una socialización
LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 299
298 LA HISTORIA EN MARCHA

gradual de la producción a pesar de la aún amplia autono- talista al progreso de las fuerzas productivas y promovía su
mía de los agentes privados. La lucha de clases es su fuerza marcha hacia adelante.
motriz. En el centro de estas interacciones se encuentra el Al mismo tiempo, la relación del productor directo -el
Estado, encarnación del poder de clase, y por ello insepara- obrero- con su trabajo padecía igualmente una modifica-
ble de la naturaleza de clase de la sociedad. Antes que recor- ción importante. La nueva organización del taller limitaba
dar los grandes lineamientos de este cuadro analítico, in- aún más la autonomía del obrero en la producción, y simul-
tentaremos ilustrar su valor explicativo. táneamente banalizaba su trabajo, privándolo cada vez más
El carácter central de las relaciones de producción ca- de su única propiedad en el trabajo: su saber hacer, sus
pitalista es la propiedad privada de los medios de producción. conocimientos. Este despojo era tan viejo como la mecani-
Las fábricas, máquinas, materias primas, pertenecen a una zación, pero la organización taylorista lo llevó a un grado
minoría de individuos que de allí extraen sus ingresos. Esta inigualable, desarrollando una categoría particular de jefes
propiedad es una cosa compleja, con múltiples facetas, que y empleados, los ingenieros y técnicos de la oficina de méto-
puede revestir diferentes formas y evolucionar. Incluye el dos, encargados de implementar y velar por la organización
derecho de disponer de los bienes en cuestión, de venderlos, científica del trabajo. El trabajador productivo se volvía cada
pero también de utilizarlos, lo que implica poseer cierto do- vez más·un apéndice de la máquina; sus tareas eran conce-
minio de los mismos. Esta, relación de propiedad reviste una bidas cada vez más exteriormente a su persona, privándolo
forma relativamente fácil 'de concebir en la propiedad indi- casi de cualquier iniciativa.
vidual de la pequeña empresa: un propietario posee medios Esta transformación de las relaciones de producción
de producción, emplea trabajadores, controla la produc- tuvo dos caras, según sus dos polos: el capital y el trabajo.
ción y la venta de productos o la prestación de servicios, y La posesión del capital había logrado autonomía frente a la
cobra las ganancias. En un estadio más avanzado, la com- gestión, y la gestión había sido delegada a agentes asalaria-
prensión de esta relación es más delicada. dos particulares; la naturaleza del trabajo productivo estaba
Las últimas décadas del siglo XIX presenciaron una pro- profundamente alterada. Era siempre el capitalismo, pero
funda metamorfosis de esta relación de producción. La reconfigurado.
propiedad del capital tendió a separarse de las tareas que se La crisis de fin del siglo XIX creó las condiciones para
le asociaban, es decir, de la gestión: propiedad en sentido esta doble transformación. La salida de esta crisis está indi-
estricto de un lado, gestión del otro. Ala persona del capita- solublemente ligada a la emergencia de estas relaciones de
lista activo, propietario y administrador de los medios de producción. Los progresos de gestión, en el sentido amplio
producción, la sustituyó por una parte el sector financiero, del término, que se lograron en esta ocasión produjeron un
encarnación de la propiedad y, por otra, quienes asumen las . incremento en la eficiencia y permitieron invertir el curso
funciones del capitalista activo, los ejecutivos (cuadros) y de las tendencias que gobernaban la baja de la tasa de ga-
empleados, los funcionarios del capital, según la expresión nancia. Las contradicciones internas del modelo de produc-
de Marx. Una figura única se escindió así en dos: la noción de ción capitalista habían dado lugar a una configuración inédi-
capitalista no tenía ya la misma significación directa, perso- ta de las relaciones ,de producción, renovando su dinámica,
nal, que antes. Esta mutación adaptaba la propiedad capi- al menos transitoriamente.
LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 301
300 LA HISTORIA EN MARCHA

La crisis de 1929 y la segunda Guerra Mundial no hicie- tamente el mismo capitalismo. Se había recuperado luego
ron sino estimular esta evolución. Pero impusieron, c~n de la crisis de fines del siglo XIX y la crisis de 1929, pero al
violencia una vez más, una invasión suplementaria de los precio de importantes transformacione_s. .,
poderes de los propietarios. Mientras las finanzas habían, Aparte de la noción misma de relac10nes de produc~10n,
hasta ese momento, preservado celosamente el control que en el centro del análisis que Marx hizo sobre el func10na-
ejercían sobre los mecanismos monetarios y financieros, de- miento de las sociedades de clases, se encuentra la relación
bieron conceder la transferencia de una parte de sus prerro- entre las relaciones de producción y ~as clases. A una configu-
gativas al Estado, es decir, a funcionarios investidos con esa ración de las relaciones de producción corresponde una es-
misión; debieron aceptar ciertas limitaciones a su libertad tructura de clase particular. Sucede así de un modo de pro-
para desplazar el capital mediante las :fronteras nacionales. ducción al otro: señores y siervos, maestros y aprendices en
¿Por qué reviste tanta importancia esta cuestión? La el feudalismo; capitalistas y proletarios en el capitalismo.
creación de moneda mediante el crédito, el privilegio ban- Sin embargo, esto es igualmente cierto en el interior del ca-
cario,• no implica la acumulación previa de capitales. Abre pitalismo. Las mutaciones de las relaciones de producción
una brecha en el monopolio de los adelantos de los que se materializan en transformaciones significativas de la
gozan los poseedores de capitales. Para los capitalistas, ese estructura social del capitalismo.
riesgo se manifiesta de :i;nanera muy evidente cuando esta No se debe confinar este análisis a la problemática del
creación desemboca en el alza de precios, depreciando los Manifiesto del Partido Comunista. Allí se formulaban los
activos monetarios, desplazando los ingresos y patrimonios de principios de una simplificación de la estructura de clase,
los prestamistas capitalistas hacia las empresas. Si la pro- expresados en la confrontación entre capitalistas y proleta-
piedad de los medios de producción no está directamente rios, así como en un antagonismo creciente -una evolu-
en juego en estos procesos, se trata directamente de la pre- ción catastrófica del capitalismo-. En esta óptica, la vía
servación del capital, sobre todo del capital prestado. revolucionaria aparecía no solamente como la única posi-
Estas limitaciones de los poderes de los propietarios ca- ble, sino también como una necesidad histórica. Otros aná-
pitalistas modificaron notablemente el funcionamiento del lisis del propio Marx sugieren interpretaciones más comple-
sistema. En el keynesianismo que siguió a la segunda Gue- jas, los cuales hacen desempeñar un papel importante a las
rra Mundial, la preservación del patrimonio capitalista no nuevas clases.
era ya una finalidad única y absoluta. Había asimismo que A partir de que termina el siglo XIX, el principal cambio
contar con otros objetivos, relativos a la actitjdad general de fue la emergencia de las clases de ejecutivos (cuadros) Y
la economía, el empleo, el salario y la protección social. Era empleados: 1 la revolución de la gestión promovió el des-
una nueva intrusión, no formalmente en la propiedad del ca- arrollo de esos grupos, ni capitalistas ni proletarios. En tan-
pital, sino en sus expresiones colectivas. Las reglas del juego to asalariados de los capitalistas, su posición es la de explo-
que tiende a imponer la clase capitalista en su conjunto tados; en tanto que ejecutores de las funciones capitalistas
para preservar sus activos y la puesta en valor de éstos, de-' son, de alguna manera, sus sustitutos. Ocupan un lugar
bían también acomodarse a otras exigencias. En ese plano, 1 Las nuevas clases medias, por oposición a las antiguas, pequeños agri-

como en el de la gestión de las empresas, ya no era comple- cultores, artesanos, comerciantes.


302 LA HISTORIA EN MARCHA

~articular en las relaciones de producción, lo cual implica


' LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ

de la empresa, cualquiera sea su dimensión. Si bien la rela-


303

mterpretar su posición social en términos de clase. En el res- ción de estos asalariados de la administración pública con
to de este capítulo vamos a utilizar la palabra "ejecutivos", las relaciones de producción capitalista es menos directa,
pero debe comprenderse que nos referimos a un grupo bas- son parte interesada en la reproducción3 económica y so-
tante amplio, según el concepto francés de cadres (cuadros). cial. Con algunos matices que reflejan sus prácticas, sus
Si el cumplimiento de las funciones capitalistas parece modos de vida y su concepción del mundo son similares;
reunir a ejecutivos y empleados, es imposible ver en la divi- pertenecen en gran medida al mismo universo social; debe-
sión de las tareas entre los dos subgrupos una simple di- mos ver fracciones distintas de las mismas clases.
visión técnica. Esta división está estructurada por un prin- Otra tesis fundamental de Marx es que la lucha de cla-
cipio jerárquico, concentrando las tareas de iniciativa y de ses es el motor de la historia, según su expresión consagra-
dirección por un lado, y de ejecución por el otro. La postura da. Más allá de las limitaciones propias de la perspectiva
de los ejecutivos, agentes de concepción, de organización y de del Manifiesto, no estaría de más repetir: esta lucha es siem-
autoridad, no es la misma que la de los empleados, agentes pre impulsora del cambio social.
de ejecución. Se toca aquí a una nueva contradicción de cla- De manera muy esquemática, el análisis de estas luchas
se, cuyas prácticas y luchas tienden cotidianamente a defi- pone en juego dos tipos de oposición: el choque entre las
nir las líneas de división..
clases dominantes y las clases dominadas, y las divisiones in-
La continuación de esta evolución -la generalización ternas de las clases dominantes. Las luchas entre dominado-
de la dominación colectiva directa de los ejecutivos sobre el res y dominados intervienen siempre de manera subyacente
funcionamiento de las empresas- contribuye a disminuir como fuerzas motrices principales, como "palancas" de las
las diferencias entre empleados y trabajadores productivos. ÍI transformaciones. Las divisiones de las clases dominantes

'j
Estas dos fracciones, aunque guardando la marca de sus re- se apoyan en estas luchas fundamentales, en tanto perma-
laciones distintas con el capital, se funden progresivamente nezcan dentro de ciertos límites. Estas contradicciones in-
er: una misma clase dominada, reuniendo empleados y obre- ternas de las clases dirigentes inducen a la periodización
ros en el seno de lo que se puede llamar los dirigidos. 2 del capitalismo, según la sucesión de las fracciones que ejer-
La transformación fue triple. Los capitalistas transfirie- zan el poder más directamente, y los compromisos que éstas
ron a los ejecutivos y empleados algunas de las funciones que deban realizar. Una fracción domina en cada etapa; en di-
ellos asumían en tanto capitalistas activos; la división de versos grados se realizan alianzas con las otras clases o
tareas entre ejecutivos y empleados adoptó un carácter fracciones de clases. Desde este punto de vista, los princi-
de clase; la condición de "dirigido" tiende a uniformarse pios generales de la dinámica de la historia no han cambia-
cada vez más.
do nada desde el siglo xix; aunque para percibir su conte-
Este aumento en número e importancia de los ejecuti- nido se necesita reconocer la continuación de la evolución
vos y empleados tuvo su paralelo en el sector público. El de las relaciones de producción en el capitalismo, y la reno-
proceso de socialización rebasa evidentemente las fronteras vación de las estructuras de clase que son su eco.
2
Algunos prefieren decir nueva clase obrera, o conservar el término pro- 3 Según la terminología de Alain Bihr (Entre Bourgeoisie et prolétariat.
letariado.
L'encadrement capitaliste, L'Harmattan, Paós, l 989).
304 LA HISTORIA EN MARCHA LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 305

Podemos retomar, mediante esta lectura, las tres princi- j'


1 de organización social centralizada, sostenidas por una ca-
¡,
pales etapas que atravesó el capitalismo estadunidense des- pa de funcionarios del sector público. Pero los aspectos más
de hace más de un siglo. ambiciosos de las reformas del New Deal fueron efímeros.
A fines del siglo XIX, la clase capitalista estaba divida en Frente a la amenaza soviética, la segunda Guerra Mun-
diferentes grupos: grandes y pequeños, agricultores e indus- dial fue, como lo había sido la primera en otras circuns-
triales ... La transformación de las relaciones de producción tancias, una herramienta formidable en manos de las clases
a la vuelta del siglo vino a modelar este material social de dirigentes, prolongándose hasta los años cincuenta, para
una manera muy particular, haciendo surgir de un lado las extirpar los fermentos revolucionarios. La implementación
finanzas y de otro los capitalistas industriales, y progresiva- del aspecto reformista de esta estrategia de las clases do-
mente los ejecutivos y empleados. Este periodo fue el de la minantes se facilitó por la evolución favorable de la técni-
afirmación del sector financiero moderno, secundado por ca, que autorizaba un aumento en el poder de compra.
los gerentes de las grandes firmas, los altos ejecutivos que Este movimiento fue reforzado igualmente por la progre-
mantenían una gran proximidad con los propietarios. Ésta sión de las nuevas clases medias, a las cuales correspondía
fue la primera hegemonía del capital financiero. ampliar las bases sociales del compromiso. Así, la violencia
La venida al mundo de esta configuración social fue de la depresión de los años treinta y el establecimiento de
ocasión de intensas luchas de clase (recuadro xvr.1). Las fi- los países socialistas no condujeron a un desbordamiento
nanzas y las grandes firmas, que estaban ligadas, se con- revolucionario.
frontaron con el sector tradicional, sus patrones, por una Ya hemos hablado mucho de este compromiso keyne-
parte, y con el mundo obrero en movimiento, por otra. Cada siano de posguerra. Explicar su relación con las clases y
fracción de las clases dominantes se esforzó por utilizar en con las luéhas no hace más que subrayar su profundo signi-
su beneficio las luchas populares, siempre tratando de ha- ficado.
cerles frente. Por su lado, los ejecutivos y empleados hacían El tercer periodo fue el de la reconquista de la hegemo-
su trabajo de organizadores en las empresas. Si su papel nía de las finanzas, es decir, de los capitalistas, en un mundo
político no se afirmó de manera autónoma, desempeñaron donde propiedad y gestión estaban ya separados. Esta recon-
un papel clave en la formación del compromiso que se esta- quista se operó sobre el telón de fondo de la debilidad del
bleció entonces, y que favoreció su emergencia histórica. movimiento obrero. Los golpes de Margaret Thatcher y de
Tal compromiso garantizó algunas protecciones al sector Ronald Reagan vencieron la resistencia de los asalariados.
tradicional y algunas ventajas para la clase obrera, y abrió la Las finanzas, que habían preparado su regreso al poder por
vía a las finanzas y a la nueva gran firma que podemos cali- medio de un trabajo paciente y profundo, especialmente
ficar como gerencial, a la que llamamos cadriste (cuadrista). en el plano internacional, se apoyaron en la crisis iniciada en
La crisis de 1929 puso algunos límites al poder de las los años setenta para reafirmar su hegemonía. La alianza
finanzas, restringiendo su margell de maniobra. Detrás del de los funcionarios del sector público y el privado con las
New Deal y de la segunda Guerra Mundial debe advertirse un clases dominadas no llegó a consolidarse frente a esta ofen-
avance considerable de los ejecutivos, en el sentido de que siva. El neoliberalismo es el fruto de una victoria corres-
sus experiencias implementaron procesos muy avanzados pondiente al regreso, en posición dominante, de una frac-
1 i
306 LA IDSTORIAEN MARCHA LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 307

ción de las clases dominantes. Las políticas, sus consecuen- ción de su hegemonía y la garantía de su ingreso son inse-
cias eri. materia de empleo, de crisis y de salida de crisis, tra- parables del ejercicio de su poder de clase por medio de su
ducen intereses de clase, sea directos y simples, sea en el Estado. La libertad de los agentes individuales tiene sus lími-
seno de configuraciones sociales más elaboradas, pero que tes, los del interés de clase colectivo: es para lo que sirve el
remiten siempre a la estructura de clase. Estado. 6 Por otro lado, en caso de perturbación mayor, la
Esta lectura marxista de la historia confiere al Estado intervención estatal sin disimulo se vuelve inmediatamente
una posición muy particular. 4 No existe autonomía de la preponderante.
relación estatal: "El poder del Estado no planea en el aire", Estos discursos y prácticas neoliberales son simétricas
según la fórmula de Marx. 5 Desde muchos puntos de vista, de la insistencia de los keynesianos sobre la centralidad del
este libro subraya la importancia de una más justa valo- papel económico del Estado. Lo que reivindican los keyne-
ración de la naturaleza del Estado y de su relación con las sianos no es la intervención estatal en general, sino una
clases. En esta materia es necesario distinguir cuidadosa- acción centrada sobre objetivos que no son just¡:¡.mente los
mente•entre las declaraciones y las prácticas. de las finanzas: pleno empleo, progresión del poder de com-
El discurso neoliberal está colmado de rechazo al Esta- pra y protección social. Detrás de estas diferencias se perfi-
do, de la administración ineficiente, de sus nefastas inter- lan intereses particulares de diversas clases, así como las
ferencias en los mercados y la iniciativa privada, dotados formas y grados de compromiso. La ecuación simple entre
í
éstos de todas las virtudes. En realidad, lo que los neoli- ,1 keynesianismo e intervención estatal es mistificadora, por-
berales rechazan es solamente lo que se ha designado como que no es del todo· específica, abstraída de su contexto his-
~
el Estado de bienestar lceynesiano, en particular las variantes 1
1 tórico, social y político.
que cuestionan más radicalmente la relación específicamen- La ascensión gradual de las finanzas no revela toda su
te capitalista y el privilegio de los propietarios. Existe en ella significación si no se la reubica en este cuadro general. La
todo un abanico de prácticas que van desde el control crisis de finales del siglo XIX puso al mundo las finanzas mo-
macroeconómico centralizado -cuya meta era en diversos dernas en un contexto de enfrentamientos sociales impor-
grados el crecimiento y su estabilidad, y el pleno empleo- tantes; la crisis de 1929 fue la condición para el surgimiento
hasta la protección social, la lucha contra las desigualda- de un nuevo compromiso, en el que veía disminuido su papel;
des, o las nacionalizaciones. Lo hemos dicho de las finanzas la crisis de las últimas décadas les permitió reconquistar
en general, y de las estadunidenses en particular; la afirma- una posición dominante. En cada una de esas ocasiones las
tendencias inmanentes de la producción capitalista produ-
4 Estado no alude aquí a gobierno, sino a un conjunto de instituciones jeron situaciones de grandes tensiones, creando las con-
mucho más vasto. Aparte, se dejan aquí de lado aspectos importantes de diciones de estos vaivenes. Llevados por estos grandes mo-
estas cuestiones, que rebasan la ambición de este libro, en particular los
enfrentamientos entre Estados nacionales y los elementos de centraliza-
6 Si bien se trata de un elemento limitado, la lucha contra la inflación a
ción que requiere la socialización creciente de las sociedades avanzadas,
que en una sociedad de clase revisten necesariamente un carácter estatal, principios de los años ochenta provee una ilustración particularmente
pues su control es un componente esencial del ejercicio del poder. convincente. Detrás del discurso y la realidad de la desregulación se oculta
5 Carlos Marx, El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Ocean Sur, la práctica de la re-regulación y de la ampliación del poder de la Reserva
Nueva York, 2007. Federal (recuadro xvm.s).
308 LA HISTORIA EN MARCHA LA DINÁMICA DEL CAPITAL Y MÁS ALLÁ 309

vimientos, las relaciones de producción' conocieron trans- En segundo lugar, la euforia contemporánea de la vieja
formaciones reales, haciendo evolucionar progresivamente clase dominante está justificada, a corta vista, por la explo-
la propiedad capitalista, sin erradicarla del todo, y señalan- sión de su ingreso, pero igualmente con mayor sutileza, por
do la continuación de la historia. En cada etapa, con diver- la proeza histórica que acaba de realizar, consistente en ale-
sos contenidos, el Estado estuvo en el centro de esas tensio- jar los progresos de la socialización de una vía estatal (la del
nes y cambios. Estado de bienestar keynesiano) hacia la de una socializa-
Si bien se debe ver al neoliberalismo como una etapa· ción privada, acompañada por un Estado en buena medida
del capitalismo que trata de reavivar algunos de sus carac- mantenido a raya. Ni expropiada ni en vías de extinción,
teres fundamentales, no detendrá el curso de la historia. El esta clase dominante espera preservar por mucho tiempo
neoliberalismo no será la última etapa del capitalismo: la sus privilegios. Es al menos la opción que eligió en el mer-
plenitud de su rendimiento. La superación dél capitalismo cado del futuro.
está programada. A pesar de la dificultad del ejercicio, se En tercer lugar, la modalidad de esta superación del
pueden decir tres cosas. ' neoliberalismo no está determinada: ¿reforma gradual, si el
En primer lugar, la transformación de las relaciones de capitalismo es capaz de poner un freno a los excesos de las
producción, una constante de la historia del capitalismo finanzas, u oscilación violenta, en la hipótesis de una crisis
-en el sentido de una socialización creciente de la produc- financiera de gran envergadura? Va de suyo, la modalidad
ción-, lejos de interrumpirse, reviste en el neoliberalismo no carecerá de consecuencias sobre el resultado. Si las fi-
formas inéditas. En nuestra opinión es poco razonable ima- nanzas quieren mantener su rumbo, deben evitar a cual-
ginar una toma de control de los fondos mutuales o de pen- quier precio esta caída en lo incierto, pues la historia podría
sión por los sindicatos y ver en ello una transición al so- repetirse: tendencias, crisis, turbulencias, salidas de la cri-
cialismo, en un sentido que sería necesario definir, por otra sis, crisis de la salida de la crisis, turbulencias ... Y las finan-
parte. 7 No hay duda, sin embargo, de que el desarrollo de zas están en peligro, pues tarde o temprano la propiedad de
superinstituciones financieras, como los grandes fondos mu- los medios de producción pertenecerá al pasado, cuales-
tuales o de pensión, enteramente controlados por los ejecu- quiera sean las etapas de esta disolución. ¿Los hijos e hijas
tivos especializados, abre el camino a. una nueva mutación de la clase dirigente habrán logrado su reconversión? ¿Qué
en las relaciones de propiedad, prolongando la del principio fracción de su patrimonio habrán salvado, y bajo qué forma
de siglo (la sociedad por acciones). 8 lo habrán hecho? ¿Qué habrán sabido imponer las clases
dominadas?
7 R. Blackburn, "Le retour du collectivisme: 1a nouvelle économie poli-

tique des fonds de pension", Mouvements, 5 (1999), pp:90-107.


8 Las tesis gerencialistas estadunidenses están más vivas de lo que mu-

chos se imaginan. La idea de una superación gerencialista del capita-


lismo estaba en el centro del pensamiento de Peter Drucker, muy celebra- capitalismo. Lo que estigmatizamos en el neoliberalismo fue para él una
do en Estados Unidos (Post-Capitalist Society, Buterworth-Heinemann, característica de las locuras de los años ochenta, al momento superadas.
Oxford, 1993). Drucker definió su gerencialismo como una refutación de Los fondos de inversión están de nuevo dispuestos a administrar el capital
Marx, pero no se niega a manejar el concepto de· clase. Como los gerencialis- más allá de la maximización de la tasa de ganancia -de lo que sospecha-
tas de los años sesenta, avanza rápido en su labor celebrando el fin del mos seriamente-.
Anexo
FUENTES Y CÁLCULOS

Los datos utilizados en este libro provienen en lo esencial


de las contabilidades nacionales de los Estados Unidos y de
Francia. Estas contabilidades constituyen cuadros integra-
dos, fundamentados en principios comunes, con pocas ex-
cepciones, y es lo que constituye su interés. A esto se agre-
gan las diversas cuentas establecidas por la ocoE. Estas
estadísticas proveen indicaciones globales, separadas por
agentes y operaciones sobre largos periodos. No dan cuen-
ta, sin embargo, de las heterogeneidades internas a1ciertos
agentes (por ejemplo, entre grandes y pequeñas empresas, o
entre hogares ricos y pobres ... ). Ésta es una importante
limitación para la investigación. En estos dominios es nece-
sario recurrir a encuestas y estudios específicos, cuando
existen. La dificultad es entonces la ausencia de correspon-
dencia de las nomenclaturas con los cuadros precedentes, y
la limitación en el tiempo.

PRINCIPALES FUENTES POR PAÍS

Francia
l. INSEE
a) Cuentas de los sectores institucional~s
b) Cuentas de patrimonio
e) Cuentas de variaciones de patrimonio
d) Cuentas nacionales trimestrales
2. Ministerio del empleo y la solidaridad (sEs1): Cuentas de
la protección social
311
312 ANEXO: FUENTES Y CÁLCULOS ANEXO: FUENTES Y CÁLCULOS 313

3. Pierre Villa: Stocks de Capital, http://www.cepii.fr!franc- Francia y Japón


graphlbddlvilla!mode.htm
4. Banque de France: la balanza de pagos y la posición exte- 1. Board of Governors of the Federal Reserve System:
rior de Francia (anexos al informe anual) Foreign Exchange Rates
2. ocoE, Economic Outlook (para las paridades del poder de
Estados Unidos compra)

1. Bureau of Economic Analysis (BEA) Países en vías de desarrollo


a) National Income and Product Accounts (NIPA), tables
b) Gross Product Originating (GPo), data Banco Mundial: World Development Indicators (wm)
e) Fixed Assets Tables
2. Board of Governors of The Federal Reserve System: Flow Corea
of Funds Accounts of the United States
3. Federal Deposit Insurance Corporation (Fmc): Fondo Monetario Internacional (FMI): Estadísticas Finan-
a) Bank Closings Report cieras Internacionales.
b) Changes in Number of Insured Commercial Banks
c) Changes in Number Óf Insuréd Saving Institutions
4. Bureau of Labor Statistics (BLs): CALCULO DE ALGUNAS VARIABLES
a) Employment, Hours, and Earnings
b) Co:risumer Price Index Corrección por la desvalorización de la deuda por inflación y
5. usLT. G. Duménil y D. Lévy; "The U. S. Economy since the Ci- la revalorización de las acciones
vil War: Sources -and Construction of the Seri~s", disponible en La tasa de int~rés real es igual a la tasa nominal dismi-
nuestro sitio internet, http://www.jourdan.eris.fr/levy/uslt4x.txt. nuida por la inflación: iR = i-j. Multiplicando esta relación
. por el stock de deudas netas de los activos financieros, se
Europa y Estados Unidos verifica que la transferencia real es igual al monto de los
1. OCDE: intereses pagados, iD, restándole la desvalorización de esas
a) International Sectoral Database (1soB) deudas, jÍJ: i¡JJ = iD - jD.
b) Flows and Stocks of Fixed Capital En este cálculo, se debe considerar a los activos finan-
e) Economic Outlook cieros estimados en su valor nominal histórico, y no los que
d) Annual Labor Force Statistics son revaluados a su valor pe mercado (como las acciones).
e) Perspectivas del empleo
2. Angus Maddison:
a) Monitoring the World Economy
b) Standardised Estimates df Fixed Capital Stock
314 ANEXO: FUENTES Y CÁLCULOS ANEXO: FUENTES Y CÁLCULOS 315

Capitales propios y deudas netas Capitales propios = Conjunto de los activos - (Deudas - Inver-
para las sociedades no financieras siones directas extranjeras en Estados Unidos)

El cálculo de esta variable, para las sociedades no finan- En el total de los activos de Flows of Funds se contabili-
1
cieras, es un poco diferente para Estados Unidos que para za el conjunto de los Other miscellaneous; por ende, todos
Francia. los goodwills (en cuanto activos "inmateriales") (recuadro
Francia: En el activo del sector de las sociedades no fi- [I xm.2), a pesar de que no sean activos financieros. En el acti-
nancieras está contabilizado el conjunto de acciones deten- 1
vo, junto con los verdaderos activos financieros, se encuen-
tadas por el sector, comprendiendo a las emitidas por las tran acciones correspondientes a las inversiones directas
sociedades del sector. Con el fin de evitar la doble contabili- estadunidenses en el extranjero. Se excluyen aquí estos dos
zación en la estimación de los capitales propios del sector, componentes. Entonces, la definición de la deuda neta es la
se deberían suprimir esta acciones. Lamentablemente, la siguiente:
distinción de dos tipos de acciones (las de sociedades del
sector y otras) no es posible. La alternativa es entonces Deudas netas = Pasivo financiero - Activo financiero
suprimir todas las acciones o dejarlas todas. Como las accio-
nes del sector son mayoritarias entre las acciones detenta- Con:
das, hemos optado por lo primero: la supresión de todas las
acciones. Para ser congruentes, se sustrajeron todos los di- , Pasivo financiero = Pasivo (de Flows of Funds) -.Inversiones
videndos recibidos de los ingresos. Tenemos así: directas extranjeras en Estados Unidos
Activo financiero = Activos (de Flows of Funds) - Inversiones
Capitales propios= (Conjunto del activo -Acciones detenta- directas estadunidenses en el extranjero - Other miscellaneous
das)- Pasivo financiero (deudas)
Deudas netas= Pasivo financiero (deudas) -Activo financiero Francia y Estados Unidos (sectorfinanciero): Se conservan
• (sin las acciones) las acciones en el activo (y los dividendos en los ingresos).

Estados Unidos: En la contabilidad nacional financiera


estadunidense Flows of Funds, las acciohes emitidas por las DEFINICIÓN DE LOS SECTORES
sociedades no financieras y poseídas por el sector no se to-
man en cuenta. Las acciones detentadas. en el activo no han 1. El sector privado de la segunda parte es el conjunto de
sido emitidas por el sector. En el pasivo, junto con las verda- industrias en el sentido de International Sectoral Data-
deras deudas, se encuentran acciones correspondientes a las base de la ocnE.
inversiones directas de los extranjeros en los Estados Uni- 2. Las sociedades no financieras son, en Francia, el sector
dos. Se consideran los capitales propios de las sociedades, SlO de INSEE, y en Estados Unidos, el Nonfinancial Cor-
independientemente de la nacionalidad de los propietarios. porate Business.
Tenemos entonces: 3. La definición del sector financiero es más delicada. Para
316 ANEXO: FUENTES Y CÁLCULOS

Francia llamamos sector financiero al conjunto de insti-


tuciones financieras (sector S40 de INSEE) y a las em-
presas aseguradoras (sector SS0). Sin embargo, para el
cálculo de la tasa de ganancia nos limitamos a las institu- ÍNDICE DE GRÁFICAS
ciones financieras. Para Estados Unidos excluimos todos
los fondos (Pension Funds y Mutual Funds) que no son
sociedades, y las instituciones públicas, como la Reserva III.1. Tasas de ganancia(%): Europa y Estados JJnidos .... 46
Federal. Este sector financiero restringido comprende ID.2. Tasas de acumulación(%): Europa y Estados Uni~
principalmente a los siguientes agentes: Commercial dos .................................................... . 46
Banking, Savings Institutions, Insurance Companies, IV.1. Productividad del trabajo (dólares de 1995 por ho-
Brokers. 1 ra): Europa y Estados Unidos ........................ . 54
IV.2. Productividad del capital y cuota de las ganancias
PUNTOS TÉCNICOS (1966=1): Estados Unidos ............................ . 59
IV.3. Mismas variables: Europa ........... , ................ . 59
1. El alisamiento de las series es efectuado con el filtro de V.1. Relación capital-trabajo (miles de dólares de 1995
Hodrick-Prescott. por hora): Europa y Estados Unidos ................. . 66
2. Por nominal, se entiende: una unidad monetaria corriente V.2. Empleo privado total (millones de personas): Europa
(en francos o en dólares). Por real o volumen, se entiende y Estados Unidos ...... ·........................ , ...... . 66
el resultado de la división por el índice de los precios del VI.1. Costo de una hora de trabajo (dólares de 1995 por
producto bruto interno. La serie puede ser expresada en hora): Europa y Estados Unidos ..................... . 75
unidades monetarias de un año o en índice (el valor del VI.2. Ingresos semanales de un trabajador en la produc-
año fijado a 1 o 100). Las tasas de crecimiento son calcula- ción (dólares de 2000): Estados Unidos ............. . 75
das a partir de series en volumen. Las tasas de crecimien- VI.3. Tasa de crecimiento de las prestaciones sociales y de
·to medias son calculadas por regresión del logaritmo de la masa salarial(%): Francia ........................ . 79
la variable en relación con el tiempo. VI.4. Cociente entre las cotizaciones sociales (patronales y
salariales) y el salario neto(%): Francia.: ........... . 79
VII.1. Tasa de desocupación y su tendencia(%): Europa .. 83
VII.2. Mismas variables: Estados Unidos ................... . 83
VII.3. Tasa de crecimiento de la producción(%): Europa y
Estados Unidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
VID.1. Tasa de crecimiento anual de la producción para ea-
da trimestre(%): Francia......................•..... ,. 94
VID.2. Misma variable: Estados Unidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
1 Para más detalles, véase G. Duménil y D. Lévy, "The Real and Finan-

cia! Components of Profitability (USA 1948-2000)", Review of Radical Poli-


IX.1. Tasa de interés real a largo plazo(%): Francia y Es-
tical Economy, vol. 36 (2004), pp. 82-110. ·tados Unidos .......................... ·............. ,... 108
317
318 ÍNDICE DE GRÁFICAS fNDICE DE GRÁFICAS 319

IX.2. Tasa de ganancia, sin tener en cuenta y teniendo en los de pensiones) y los de las sociedades no financie-
cuenta los intereses (%): Francia, sociedades no finan- ras(%): Estados Unidos . . . . .. . . . . .. . .. .. . . . . . . . . . . •. . 163
cieras.................................................. 111 XIII.2. Cociente entre los fondos detenidos por los fondos
IX.3. Mismas variables: Estados Unidos, sociedades no mutuos y de pensiones, y los capitales propios de las
financieras. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . 111 sociedades no financieras (%): Estados Unidos . . . . . . 163
IX.4. Cuota de las ganancias distribuidas como dividen- XIII.3. Cociente entre los haberes monetarios y financieros
dos(%): Francia y Estados Unidos, sociedades no (acciones y otros activos) de los hogares y su ingreso
financieras. . . . . .. . . .. . . . .. . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 disponible(%): Francia............................... 165
IX.5. Tasa de ganancia y tasa de acumulación(%): Fran- XIII.4. Mismas variables: Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
cia, sociedades no financieras........................ 115 XIII.5. Cociente entre las compras de acciones y la inversión
X.1. Excedente o déficit de las administraciones públi- neta en capital fijo (%): Francia, sociedades no finan-
cas, con todos los gastos incluidos, o excluyendo los cieras ................................................. • 170
• intereses pagados (% de la producción): Francia..... 121 XIII.6. Cociente entre los activos monetarios y financieros y
X.2. Mismas variables: Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 las deudas, y el capital fijo (%): Estados Unidos, socie-
X.3. Préstamos anuales contraídos por los hogares, to- dades no financieras .....•....................... , . . . . 172
tales y a corto plazo (en miles de millones de fran- XIII.7. Cociente entre las deudas netas y el capital fijo(%):
cos de 1995): Francia .. .. . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 124 Estados Unidos y Francia, sociedades no financieras. 172
X.4. Cociente entre las deudas de los hogares y sus in- XIV.1. Composición de las fuentes de financiamiento (% del
gresos disponibles (% ): Francia y Estados Unidos . . . 124 total): Francia, sociedades no financieras . . . . . . • . . . . • 179
XI.1. Tasa de interés real aparente(%): países en desarrollo 130 XIV.2. Composición de las fuentes de financiamiento de la
XI.2. Producción (en miles de millones de dólares de inversión bruta (% del total): Francia, sociedades
1992): países en desarrollo............................ 130 no financieras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
XI.3. Número de bancos de cajas de ahorro en quiebra o XIV.3. Composición de las fuentes de financiamiento de la
rescatados: Estados Unidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133 inversión bruta (% del total): Estados Unidos, socie-
XI.4. índice de desocupación (%): Corea del Sur . . . . . . . . . . 138 dades no financieras . . . . . .. . . .. . . . . . . . .. . . .. . . . . . .. . . . 181
XI.5. Cotizaciones bursátiles (1995=100): Corea del Sur.. 138 XV.1. Flujo neto de intereses reales (recibidos menos paga-
XII.1. Evaluación relativa de la moneda en relación con dos)(% de la producción total): Francia............. 190
el dólar(%): franco y yen............................. 149 X:V.2. Tasa de ganancia (%): Francia, sociedades no finan-
XII.2. Tasas de ahorro neto y de inversión neta(%): Es- cieras y financieras.................................... 194
tados Unidos . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155 XV:3. Mismas variables: Estados Unidos................... 194
XII.3. fuversiones estadunidenses directas en el extranjero X:V.4. Cotizaciones bursátiles (1965=1): Francia y Estados
y de los extranjeros en Estados Unidos (miles de mi- Unidos................................................. 195
llones de dólares de 1996): sociedades no financieras 155 XV.5. Cociente entre las ganancias financieras (o pérdidas)
XIII.1. Cociente entre los capitales propios de las socie- y el ingreso disponible(%): Francia y Estados Unidos,
dades financieras (se excluyen los fondos mutuos y hogares . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . 197
320 íNDICE DE GRÁFIC~S

XV.6. Porcentaje del patrimonio detentado por el 1% más


rico de hogares, patrimonio(%): Estados Uni,dos. .. 201
XVI.1. Tendencias seculares de la productividad del capi-
tal: Estados Unidos .................... , . . . . . . . . . . . . . . 208 ÍNDICE DE RECUADROS
XVII.1. Componentes de la inversión en equipo(% del to-
tai): Estados Unidos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
XX.1. Cociente entre el valor de capitalización bursátil y II.1. Las finanzas........................................ 32
los capitales propios (q de Tobin): Estados Unidos, III.1. La tasa de ganancia. Productividad del trabajo y del
sociedades no financieras . , .. : . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . 258 capital, tasa salarial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
XX.2. Cocientes entre la capitalización bursátil y las ganan- III.2. Las consecuencias de una baja de la rentabilidad . . 48
cias, y los dividendos distribuidos: Estados Unidos, IV.1. Tendencia a la baja de la tasa de ganancia . . . . . . . . 60
sociedades no financieras ..................... ,...... 258 .VII.1. La medida del desempleo.......................... 84
XXI.1,. Fuentes de financiamiento externo de las socieda- VIII. l. Las fluctuaciones del crecimiento desde 1975. . . . . 92
des no financieras japonesas(%): cociente entre los XI.1. Crisis de las cajas de ahorro en Estados Unidos... 134
nuevos préstamos bancarios y las emisiones en el XI.2. La crisis mexicana de 1994-1995 . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
mercado de los capitales (acciones, obligaciones y XII.1. El desequilibrio de las cuentas exteriores . . . . . . . . . 157
papel comercial), y los stocks de activos financieros XIII.1. ¿Un régimen de acumulación financiarizado?..... 167
y monetarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 272 XIII.2. Los activos monetarios y financieros de las socieda-
XXI.2. Tasa de crecimiento anual en cada trimestre(%): des no financieras estadunidenses . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
Japón y Estados Unidos ............. ,................ 272 XIV.1. Las fuentes de financiamiento de las empresas . . . 177
XXI.3. Crecimiento de la producción (dólares de 1996, con XN.2. ¿Abrir nuevas vías en materia de financiamiento?
tasas de cambio de PPc): Conjunto de los siete países La paradoja del ahorro salarial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
mayores de América Latina .. , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274 XV.1. ¿El sector financiero crea ingreso?, ¿valor?, ¿es útil? 188
XVI.1. Luchas y compromisos de clase a principios de siglo 212
XVII.1. Investigación y desarrollo.......................... 218
XVIII.1. El sistema monetario y financiero estadunidense
antes de la crisis de 1929. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
XVIII.2. Las limitaciones al poder de las finanzas. La herencia
del New Deal y de la guerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
XVIII.3. El cuadro de Bretton Woods....................... 232
XVIII.4. El restablecimiento de la hegemonía de las finan-
zas. El papel de los euromercados . . . . . . . . . . . . . . . . . 236
XVIII.5. El dispositivo financiero de los años ochenta en
Estados Unidos. Desregulación-Nueva regula-
ción................................................. 238
321
322 ÍNDICE DE RECUADROS

XXI.1. Al asalto a un modelo de desarrollo. Japón y el


segundo choque neoliberal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269
XXII.1. Palabras de un keynesiano: Joseph Stiglitz........ 290
XXII.2. La· conducción de los negocios del mundo. El in-
forme del PNUD • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 292

Crisis y salida de la crisis, de Gérard Duménil y Domi-


nique Lévy, se terminó de imprimir y encuadernar
en el mes de noviembre de 2007 en hnpresora y En-
cuadernadora Progreso, S. A. de C. V. (IEPSA), Calz.
San Lorenzo, 244; 09830 México, D. F. En su com-
posición, parada en el Departamento de Integración
Digital del FCE, se emplearon tipos New Aster y
Frutiger. La edición, al cuidado de Nancy Rebeca
Márquez Arzate, consta de 2 000 ejemplares.
9 789681 681654

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