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Biología general/Biología I

Docente: Dra. Tamara Molero


Guía de estudio
Unidad o tema 3: Estructura y organización celular
La biología comprende todas las disciplinas dedicadas al estudio de los organismos vivos. Dichas
disciplinas se denominan, también, ciencias de la vida. Una de esas ciencias de la vida que más han
contribuido a la visión unificadora del mundo de los seres vivos es la que estudia a la célula.
Tradicionalmente se le ha dado el nombre de citología pero actualmente se le conoce como biología celular.
Es en este campo de estudio donde se representan los diversos aspectos explicativos de los fenómenos que
ocurren en los seres vivos. Además, la teoría celular integra el cuerpo científico de la biología y es uno de
los pilares teóricos de esta ciencia. La biología moderna, en realidad despega a principios del siglo XIX y
sus orígenes están asociados a grandes investigadores como Schwann, Schleiden y Virchow con el
establecimiento de la teoría celular.
El avance científico de la biología celular se hizo posible gracias a la invención del microscopio y a
los trabajos publicados por Robert Hooke en 1667, quien fue el primero en utilizar el término de célula.
Durante los ciento cincuenta años siguientes, tres microscopistas sobresalientes (Nehemiah Grew, Marcelo
Malpigui y Anton van Leeuwenhoek) describieron numerosos objetos microscópicos. El estudio de la célula
se reactiva posteriormente en la época comprendida entre 1820 y 1880. Los adelantos en los saberes acerca
de la estructura celular estuvieron en función de qué tanto se mejoraban los microscopios para una mejor
interpretación de lo diminuto: se mejoraron los métodos para preparar tejidos y otros materiales vivos, luego
se empezaron a usar todo tipo de colorantes para crear contrastes entre la pared celular, el citoplasma y el
núcleo.
El anuncio de parte de Robert Brown en 1831 del descubrimiento del núcleo, presente en todas las
células, cuya importancia fue reconocida por Matthias Schleiden en 1838, dio pauta para la posibilidad de
que las células existieran como unidades constitutivas de todo tipo de organismos. Un año después Theodor
Schwann muestra que las células no sólo existen en plantas sino también en animales. Esto consolida
fuertemente la formulación de un concepto científico unificador en el estudio de los seres vivos conocido
como la teoría celular. Las investigaciones de grandes científicos de fines del siglo XIX fueron muy
interesantes. Estas están relacionadas con Weismann que insistía en que el material genético estaba
localizado en los cromosomas, y Boveri que fue la persona que más contribuyó al conocimiento de los
cromosomas. Estos estudios se consolidaron como las bases de la teoría cromosómica de la herencia
propuesta por Sutton y Boveri. A partir de 1990, los avances en el conocimiento de la célula se dispararon.
En un principio, las contribuciones más importantes se hicieron en los campos de la genética y la fisiología
celular, seguidas a continuación por la exploración de la estructura íntima de la célula con la ayuda de
microscopios electrónicos y, por último, el estudio de todos los componentes del citoplasma por la biología
molecular.
En la actualidad se reconoce que nuestro planeta presenta una gran biodiversidad, que comprende
desde organismos primitivos como las bacterias, hasta los organismos más complejos como los animales y
vegetales superiores. Todos estos seres vivos, aparentemente tan diferentes presentan una característica en
común: están constituidos por células.
Teoría celular
La teoría celular es la más amplia y fundamental de
todas las generalizaciones biológicas. Esta teoría nos dice, que
todos los seres vivos desde los más grandes, como las
ballenas, hasta los más pequeños, como los microbios, están
constituidos por células. La célula es la unidad básica de todos
los seres vivos. Existen seres vivos muy pequeños como las
bacterias y los protozoarios que están constituidos por una
sola célula, por lo que se les llama organismos unicelulares.
En cambio, los seres vivos u organismos más grandes como
los hongos, algunas algas, las plantas y los animales, están
constituidos por muchas células, por lo que se les llama
organismos multicelulares. Todo este conocimiento, que
parece sencillo, fue el resultado del estudio y la investigación
de un gran número de hombres de diversas nacionalidades a
través de varios siglos. El conocimiento sobre la célula se
inicia en el siglo XVII y su desarrollo está estrechamente
relacionado con la invención y perfeccionamiento del
microscopio. Un instrumento que permitió a los primeros
investigadores aumentar el tamaño de la materia viva,
permitiéndoles así poder observar lo que hasta ese momento
era invisible para el ojo humano. Enseguida mencionaremos
las aportaciones hechas por algunos investigadores para el
establecimiento de la teoría celular. Robert Hooke un físico,
matemático y arquitecto inglés dedicó cierto tiempo al
mejoramiento y empleo del microscopio compuesto. En 1665
publicó su libro titulado Micrographia, en el que incluyó una
descripción e ilustración de la estructura del corcho. Hooke introdujo el término célula para referirse a las
pequeñas cavidades que observó con su microscopio en un pedazo de corcho muy delgado. Estas diminutas
cavidades le recordaban a Hooke los pequeños cuartos o celdas de los monasterios, llamadas cellulae en
latín, de ahí el nombre. El corcho es la corteza seca del árbol llamado alcornoque, por lo tanto, lo que Hooke
realmente vio fueron las paredes celulares de las células vegetales que constituyeron la corteza antes que se
secara.
En las plantas vivas encontró que las células estaban llenas de “jugos”, pero a pesar de esta
observación, le dio una mayor importancia a lo que en ese momento era más visible, la gruesa pared celular,
más que al contenido de la célula. Su microscopio compuesto (de dos lentes) no le permitió observar
ninguna estructura intracelular ya que sólo aumentaba treinta veces los objetos. A Hooke se le reconoce
haber sido el primero que observó e identificó las células, además de legarnos el término célula.
Mientras Hooke realizaba sus investigaciones en Inglaterra, en un pequeño pueblo holandés, un
hombre de oficio comerciante llamado Anton van Leeuwenhoek perfeccionó el método de pulido de vidrio,
mejorando las lentes. Con ellas fabricó un pequeño microscopio simple (una lente), que aumentaba los
objetos cerca de trescientas veces. Leeuwenhoek era un gran observador y con los más de cien microscopios
que construyó descubrió un mundo desconocido para el ser humano (el mundo de los microorganismos) que
sólo con sus microscopios pudieron ser vistos. Durante 40 años, Leeuwenhoek escribió 125 cartas a la Real
Sociedad de Londres, donde les narraba sus descubrimientos hechos en diversos materiales como el agua de
lluvia y de charcos, donde descubrió unos seres que el llamó “animalículos”, conocidos hoy como
protozoarios y bacterias. En sus cartas llegó a describir las tres formas que presentan las bacterias: esferas,
bastones y espirales. Además de estos organismos unicelulares, también observó los espermatozoides en el
semen y los glóbulos rojos en la sangre. Con los descubrimientos de Hooke y Leeuwenhoek se sientan las
bases de la biología celular. Lamentablemente, este conocimiento permanece estacionario por más de un
siglo. Es hasta principios del siglo XIX cuando se reconoce la importancia de las células para los seres
vivos. Para estas fechas, las técnicas de preparación de tejidos y los microscopios habían mejorado
notablemente.
Con los trabajos publicados por dos alemanes, el botánico Matthias Schleiden y el zoólogo Theodor
Schwann, se consolida todo el conocimiento que sobre la célula se tenía. En 1838, como resultado de sus
observaciones de tejidos vegetales, Schleiden concluye que todas las plantas están constituidas por células.
Al siguiente año, en 1839, después de estudiar por años el tejido animal, Schwann afirma que los animales
también están constituidos por células. Asimismo, argumentan que cada célula es capaz de mantener una
existencia independiente, ya que los procesos vitales de los seres vivos ocurren dentro de cada una de las
células que lo constituyen.

Ambos investigadores presentan pruebas claras y convincentes de sus ideas logrando la aceptación
general de los biólogos de la época y el establecimiento de la teoría celular. Posteriormente, en 1858, el
patólogo alemán Rudolf Virchow, con los resultados de sus observaciones amplía la teoría celular, la cual
afirma:
• Todos los seres vivos están constituidos por una o más células.
• La célula es la unidad básica de estructura y función de los seres vivos.
• Las células provienen sólo de otras células.
En la actualidad se reconoce como una de las principales teorías de la biología.
Concepto de célula
Las células son consideradas las unidades funcionales de los seres vivos, pues todas las funciones
metabólicas del organismo como la respiración, nutrición, excreción, secreción, reproducción, etc., se
realizan en la célula. La célula tiene todos los componentes químicos y físicos necesarios para su propio
mantenimiento y crecimiento. Por lo tanto, definimos a la célula como la unidad estructural y funcional de
todos los seres vivos.
Los tipos de células.
Existen una diversidad de células conformando la materia viva, muchas de ellas diferenciadas en
realizar funciones especializadas en tejidos animales y vegetales. Pero para iniciar con una aproximación de
los dos tipos de células, se identifican dos formas básicas: procariotas y eucariotas. Esta clasificación se basa
en el hecho de que las primeras no poseen organelos rodeados por membranas y las segundas sí. Debido a
esto, la diferencia más notoria entre ellas es que la célula eucariota tiene su material genético dentro de un
organelo limitado por una membrana, el núcleo, mientras que el material genético de las células procariotas
no está englobado por una membrana, sino libre en el citoplasma. En todas las células vivas, el material
genético es el ADN. En la siguiente tabla se resume las similitudes y diferencias más importantes entre las
células procariotas y eucariotas.
Estructura Célula Procariota Célula Eucariota
Animal Vegetal
Pared celular Si posee constituida de No posee Si posee constituida de
peptidoglucanos celulosa
Núcleo No posee. Ausencia de Si posee Si posee
membrana nuclear. Presencia
de Nucleoide
ADN Circular, desnudo porque no Lineal, asociado a Lineal, asociado a
esta asociado a proteinas proteínas histonas histonas
Cromosomas No hay verdadero Varios Varios
cromosoma, pero
normalmente se refiere a un
único cromosoma bacteriano
Ribosomas Si posee, pero son pequeños Si posee, grandes Si posee, grandes
Retículo No posee Si posee, en dos formas Si posee, en dos formas
endoplasmático RER y REL RER y REL
Aparato de No posee Si posee Si posee
Golgi
Lisosomas No posee Si posee Normalmente no posee,
pero en algunas variantes
si.
Vacuolas No posee Normalmente no posee y Posee una de gran
cuando están presentes tamaño.
son pequeñas.
Mitocondrias No posee Si posee, numerosas Si posee, numerosas
Cloroplastos Depende el tipo de bacterias No posee Si posee
Citoesqueleto Ausente Presente Presente
Tamaño 1-10 µm 10-100 µm 10-100 µm hasta mas
grandes
Reproducción Fisión binaria ó gemación Mitosis en células Mitosis en células
somáticas y meiosis en somáticas y meiosis en
células sexuales. Algunos células sexuales. Algunas
asexualmente. asexualmente.

Considerando la clasificación taxonómica, las células procariotas están incluidas a las eubacterias y
arqueobacterias, el prefijo “pro”carion se traduce como “antes del núcleo” y su etimología hace referencia a
la ausencia de núcleo. El segundo tipo de células está presente en los reinos protistas, hongos, animales,
vegetales y cromista y etimológicamente “núcleo verdadero” ya que el genoma está compartimentalizado en
el núcleo, rodeado por una envoltura nuclear.
A pesar de estas grandes diferencias, todas las células se asemejan por:
- Están rodeadas de una membrana plasmática que las separa y comunica con el exterior.
- Contienen un medio hidrosalino (medio acuoso y salino), el citoplasma, y en él que están inmersos
los orgánulos celulares imprescindibles para el correcto funcionamiento de la célula.
- Todas las células poseen información genética en unas macromoléculas esenciales (ADN y ARN),
así como ribosomas implicados en la síntesis de proteínas.
La célula procariota
Las células procariotas son las formas de vida más antiguas que se conocen. Estas células sólo se
encuentran en los organismos de los reinos Archaebacteria (arqueobacterias) y Eubacteria (eubacterias). Las
células procariotas son usualmente más pequeñas que las eucariotas y además, son más sencillas en su
estructura. Su tamaño promedio es de 1 a 10 micrómetros.
Está rodeada de una membrana plasmática formada por una bicapa lipídica fluida en la que se
encuentran incrustadas diferentes clases de proteínas. También aparecen formando parte de la membrana
plasmática de las células procariotas, unos repliegues o invaginaciones de esta que reciben el nombre de
mesosomas. Aparte de la membrana plasmática, la mayoría de organismos procariontes, presentan una
pared compuesta de proteínas y azúcares, que les da forma y protección, llamados peptidoglucanos. Unos
polisacáridos pegajosos, llamados cápsula, a menudo encierran las células bacterianas. La cápsula les
permite unirse a superficies como las rocas de un río, los dientes o la vagina.
Todas contienen un citoplasma con una gran cantidad de ribosomas encargados de la síntesis de
proteínas, una sola cadena de ADN que es circular y una membrana plasmática circundante. El material
genético, por lo regular, está enrollado y concentrado en una región de la célula llamada nucleoide. Como se
mencionó anteriormente, no está físicamente separado del resto del citoplasma por una membrana. Al
nucleoide muy comúnmente se le denomina Cromosoma Bacteriano. Además del cromosoma, muchas
bacterias contienen en su citoplasma pequeños trozos circulares de ADN llamados plásmidos, los cuales por
lo regular contienen de 2 a 30 genes.
Muchas especies están provistas de uno o más flagelos motiles constituidos de una fibra de proteína
llamada flagelina. Algunas bacterias también tienen pelos llamados pilis, que les ayudan a adherirse a las
superficies. Los organismos procariontes pueden intercambiar material genético por medio de un “pelo
sexual”. Al igual que en las células eucariontes, la membrana plasmática de las bacterias y las arqueas
controla selectivamente el paso de sustancias hacia el interior o exterior de la célula. No tienen organelos
rodeados por membranas, por lo cual, muchas de las actividades metabólicas ocurren en las membranas
plasmáticas.
Como ya se mencionó, todos los organismos de los dominios Bacteria y Archaea presentan células
procarióticas. Estos organismos, son las formas metabólicas más diversas de la vida en la tierra. Pueden ser
autótrofos (fotosintéticos o quimiosintéticos) o heterótrofos. Se encuentran en casi todos los ambientes de la
Tierra, algunos de los cuales son inhóspitos para otras muchas especies. Se reproducen por fisión binaria o
por gemación.
Forma y Tamaño
Las bacterias típicamente tienen una de estas tres formas:
1. cilíndrica (bacilos):
2. esférica (cocos), el diámetro de los micrococos es de solo 0,5 µm
3. espiralada (espirilos)

Son unicelulares y a menudo se agrupan formando agregados o filamentos. Generalmente son muy
pequeñas su tamaño es del orden del micrón. Las de forma bacilar generalmente tienen 1 µm de diámetro y
5 µm de largo, las de 20 o más micras de largo se consideran "gigantes".
El método usual de división en procariotas es la fisión binaria. Tras el alargamiento de la célula
construyen de afuera hacia dentro paredes transversales que van progresando, y las células hijas se separan.
Sin embargo, muchas de ellas en determinadas condiciones, permanecen unidas durante un cierto tiempo,
dando origen a agrupaciones características. Según el plano y número de divisiones pueden encontrarse en
bacterias esféricas: diplococos, estreptococos y estafilococos.
Las Arqueobacterias
El grupo más antiguo, las arqueobacterias, constituyen un fascinante grupo de organismos y por sus
especiales características se considera que conforman un Dominio separado: Archaea. Si bien lucen como
bacterias poseen características bioquímicas y genéticas que las alejan de ellas. Por ejemplo: no poseen
paredes celulares con peptidoglicanos; poseen secuencias únicas en su ARN algunas de ellas poseen
esteroles en su membrana celular (una característica de eucariotas), poseen lípidos de membrana diferentes
tanto de las bacterias como de los eucariotas (incluyendo enlaces éter en lugar de enlaces ester).
Hoy se encuentran restringidas a hábitats marginales como fuentes termales, depósitos profundos de
petróleo caliente, fumarolas marinas, lagos salinosos (incluso en el mar Muerto...). Por habitar ambientes
"extremos", se las conocen también con el nombre de extremófilas.
Existen tres tipos de arqueobacterias:
1. Metanogénicas: (generadoras de metano), crecen en condiciones anaeróbicas oxidando el
hidrógeno. Para ello utilizan el CO2 como oxidante, en el proceso lo reducen a metano (CH4). Las
metanogénicas usan ácidos orgánicos simples como el acetato para sintetizar sus componentes celulares.
Estos ácidos orgánicos son producidos por otras bacterias anaeróbicas como producto final de la
descomposición de la celulosa u otros polímeros. Por lo tanto, las metanogénicas son abundantes donde
existe materia orgánica y condiciones de anaerobiosis (por ej. rumen de las vacas)
2. Halófilas: desarrollan en ambientes salinos. Requieren una concentración de al menos 10% de
cloruro de sodio para su crecimiento
3. Termófilas: desarrollan a temperaturas de 80o C y pH extremadamente bajos. Se considera que las
condiciones de crecimiento semejan a las existentes en los primeros tiempos de la historia de la Tierra por
ello a estos organismos se los denominó arqueobacterias (del griego arkhaios = antiguo).
La célula eucariota
El término eucariota viene de los vocablos eu, verdadero y carion, núcleo, lo cual significa que son
células cuyo material genético está rodeado por una membrana doble que forma el núcleo. Entonces, la
característica distintiva de las eucariotas es el núcleo.
En una célula eucariota, el material dentro de la membrana plasmática se divide en el núcleo,
organelo que contiene el material genético, y el citoplasma. El citoplasma, a su vez, está constituido por el
citosol y los organelos celulares. Su tamaño es mayor (de 5 a 100 µm) y además, tienen citoesqueleto, que es
una red de fibras de proteínas que se entrecruzan por todo el citoplasma.
El citosol es una solución acuosa de sales, azúcares, aminoácidos, proteínas, ácidos grasos,
nucleótidos y otros materiales. Muchas reacciones biológicas ocurren en él gracias a las enzimas (proteínas)
que catalizan dichas reacciones. Suspendidos en el citosol se encuentran los organelos, estructuras que
trabajan como órganos en miniatura, llevando a cabo funciones específicas en la célula. En el citoplasma
también existe una red de fibras o filamentos proteicos que forman un sistema de sostén intracelular llamado
citoesqueleto. Con algunas excepciones, todas las células eucariotas contienen los siguientes organelos:
núcleo, retículo endoplásmico, ribosomas, aparato de Golgi, mitocondrias y vesículas. Las células eucariotas
son más grandes que las procariotas. La mayoría de las células eucariotas varían entre 5 y 100 µm de
diámetro. Las células de los protistas, hongos, plantas y animales son células eucariotas.
Los eucariontes pueden ser organismos unicelulares o pluricelulares y pertenecen a los siguientes
reinos: Protista, Fungi, Plantae y Animalia, es decir son todos aquellos organismos agrupados en el dominio
Eukarya.
Células animales y vegetales
Además de todos los organelos mencionados, se debe señalar que las células de las plantas poseen
dos estructuras especiales que las diferencian de las células animales. La primera es una pared celular de
celulosa que rodea la membrana plasmática y cuya función es proteger y sostener a la célula. La segunda,
son los plastos, como el cloroplasto, organelo membranoso que contiene el pigmento verde llamado clorofila
y cuya función es atrapar la energía solar y utilizarla para sintetizar carbohidratos u otras moléculas
orgánicas. Otras diferencias entre las células animales y vegetales son la presencia de grandes vacuolas en
las células vegetales, mientras que en las células animales son pequeñas o no existen. Las células animales
poseen un par de centríolos situados muy cerca del núcleo, mientras que las células vegetales carecen de
ellos.
Partes de la célula animal

Partes de la célula vegetal


Forma y tamaño de las células
Tanto las células procariotas como eucariotas presentan una gran diversidad o variedad en sus formas
y tamaños, que representan su adaptación evolutiva a distintos ambientes o a diferentes funciones
especializadas dentro de un organismo multicelular. Aunque tienden a ser esféricas o globulares cuando se
encuentran aisladas, las células presentan numerosas formas características; estas se deben a algunos
factores como:
• La existencia de las paredes celulares, que presentan las células de las plantas, hongos y muchos
organismos unicelulares.
• La presión que ejercen unas células sobre otras.
• La disposición del citoesqueleto, especie de armazón que presentan en el citoplasma las células
eucariotas.
• Las funciones que cumplen las células y para las cuales están adaptadas.
En los tejidos y órganos que constituyen a lo seres vivos se han identificado por lo menos 200 tipos
diferentes de células. Algunas de ellas son: los eritrocitos o glóbulos rojos de la sangre que tienen la forma
de un pequeño disco bicóncavo debido a que han perdido el núcleo, lo que les permite disponer de una
mayor superficie para el transporte del oxígeno. Las células sexuales masculinas o espermatozoides tienen la
forma de un renacuajo con una larga cola, que es un flagelo que utilizan para desplazarse y así poder llegar
al óvulo. Las neuronas de forma estrellada poseen largas extensiones que les permiten la transmisión de
impulsos nerviosos. Las células epiteliales, que cubren y protegen al cuerpo, tienen la forma de pequeños
tabiques o ladrillos. Las células musculares lisas que constituyen órganos como el estómago, tienen la forma
de huso. Los leucocitos o glóbulos blancos son esféricos dentro de la sangre, pero, para salir de los vasos
sanguíneos y cumplir con su función defensiva, emiten pseudópodos (prolongaciones citoplásmicas),
variando su forma a medida que se desplazan. Las células vegetales son esféricas, ovoides, poliédricas,
cilíndricas, reniformes, etc.
También los organismos unicelulares procariotas (eubacterias y arqueobacterias) y los eucariotas
(protozoarios, levaduras y muchas algas) presentan un sin fin de formas.
Las células son generalmente microscópicas; su tamaño
se mide por medio de micrómetros. La mayoría de las células
tienen dimensiones comprendidas entre 1 y 20 micrómetros de
diámetro. Sin embargo, las hay mucho más pequeñas que 1
micrómetro y algunas son tan grandes que pueden ser
observadas a simple vista. Entre las más pequeñas, tenemos a las
bacterias de los grupos micoplasma y ricketsia, que miden 0.2 –
0.3 micrómetros de diámetro y entre las más grandes, destacan
las algas marinas del género Acetabularia, las yemas de los
huevos de las aves y los huevos de los peces (como el caviar que
son los huevos de un pez llamado esturión). Todas estas células
tienen dimensiones de centímetros y pueden ser observadas a
simple vista. Por lo general, las células de los organismos
multicelulares son casi del mismo tamaño; así, el tamaño de las células de una lombriz de tierra, un ratón, un
ser humano o una ballena azul, es aproximadamente igual.

Medidas microscópicas
Estructura de la célula eucariota
Todas las células eucariotas se caracterizan por estar divididas en tres secciones:
• Membrana plasmática
• Núcleo
• Citoplasma con organelos citoplásmicos
De acuerdo con esto, la distribución de las secciones de la célula sería de la siguiente manera:

Límite externo:
La pared celular
En muchos organismos, la membrana plasmática no es el borde más externo. Las plantas, las algas,
los hongos y las bacterias tienen una pared celular, situada antes de la membrana plasmática. Las paredes
celulares de plantas y algas están constituidas principalmente del polisacárido celulosa. Las paredes
celulares de hongos y bacterias están constituidas por otros materiales, la quitina y peptidoglucanos
respectivamente. Las células animales no tienen pared celular.
La pared celular vegetal
Es una de las características más sobresalientes de la célula vegetal. Los componentes moleculares de
la pared celular vegetal son fibras de celulosa y un cemento de unión constituido por otros polisacáridos no
fibrilares (pectinas y hemicelulosas), proteínas, agua y sales minerales. Está constituida de tres partes:
lámina media, pared celular primaria y pared celular secundaria. La lámina media se forma entre células
adyacentes durante la división celular. Está constituida por una sustancia gelatinosa llamada pectina, que
actúa como un cemento que une a las células. Durante el proceso de maduración, las frutas se vuelven
suaves debido a la disolución de la pectina y la separación de las células. La pared celular primaria se
localiza entre la membrana plasmática y la lámina media, y se forma durante el desarrollo de la célula, es
decir, mientras la célula está creciendo. Esta pared celular primaria es más delgada en los pétalos, hojas y
frutas suaves que en los tallos. Es la responsable de que los vegetales “crujan” cuando se muerden. Al
terminar el crecimiento, muchas células maduras secretan más celulosa formando una pared celular
secundaria gruesa entre la pared primaria y la membrana
plasmática. Esta pared secundaria hace a la célula más fuerte y
proporciona el grado de soporte que requiere una planta grande,
como un árbol. Estas paredes permanecen mucho tiempo después
de que las células mueren. Lo que observó Robert Hooke en 1665,
fueron las paredes secundarias de las células muertas del corcho.
Las paredes celulares secundarias de las plantas nos proporcionan
madera, papel, algodón, lino y cáñamo; los derivados de la
celulosa se emplean para fabricar rayón, celofán y plásticos.
Las paredes celulares son una especie de armazón que les
proporcionan protección y soporte a las células de las plantas, esto
último les permite a las plantas permanecer erectas sobre la tierra.
La pared celular, a diferencia de la membrana plasmática, es
permeable a la mayoría de las moléculas y no controla el paso de
materiales hacia dentro y hacia afuera de la célula. Además, la
pared celular presenta orificios diminutos llamados plasmodesmos,
a través de los cuales se establece contacto entre una célula y otra,
realizándose intercambio de sustancias entre ellas.
La pared celular está compuesta de 3 capas: lamina media,
pared primaria y pared secundaria. La primera capa que se
forma a partir de la membrana plasmática es la lámina media,
común a las dos células y compuesta principalmente por pectinas.
Entre la lámina media y la membrana plasmática se depositan
hasta 3 capas dando lugar a la pared primaria. Aparece en células
todavía jóvenes. Es semirrígida y en ella las fibras de celulosa se
disponen en forma de red, también contienen hemicelulosa,
pectinas y proteínas. Cuando la célula deja de crecer, puede
conservar sólo la pared primaria, engrosándola a veces, o depositar nuevas capas de distintos compuestos
originando la pared secundaria. En ellas predomina la celulosa. Las fibras de celulosa están dispuestas y
ordenadas paralelamente lo que confiere gran resistencia a la pared. En algunos casos se pueden depositar
macromoléculas especiales, como la lignina o la cutina.
A pesar de su resistencia y grosor, la pared celular es permeable tanto al agua como a las sustancias
disueltas en ella. Esto es posible por la existencia de diferenciaciones que conectan entre sí las células y con
el medio que las rodea. Son de dos tipos:
1.- Punteaduras: son zonas delgadas de la pared formadas por la lámina media y una pared primaria
muy fina. Suelen situarse al mismo nivel en dos células vecinas.
2.-Plasmodesmos: son conductos citoplasmáticos muy finos que comunican células vecinas, para lo
cual atraviesan completamente las paredes celulares. La membrana plasmática de cada célula se continua
con la de su vecina por los plasmodesmos.
La membrana plasmática
Conocida anteriormente como membrana celular es una cubierta que envuelve y delimita a la célula
separándola del medio externo. Funciona como una barrera entre el interior de la célula y su entorno ya que
permite la entrada y salida de moléculas a través de ella. Este paso de moléculas es un fenómeno llamado
permeabilidad. Pero la membrana no deja pasar fácilmente a todas las moléculas, por lo que es
selectivamente permeable. La membrana plasmática es muy delgada, mide de 7 a 10 nanómetros (nm) de
grosor, por lo que el microscopio óptico no la detecta, sólo puede ser observada con el microscopio
electrónico. El modelo que explica su estructura interna es el del “mosaico fluido”, propuesto por los
biólogos celulares S. J. Singer y G. L. Nicolson en 1972.
Este modelo propone que la membrana está formada por
dos capas (bicapa) de fosfolípidos en la que están incluidas
numerosas proteínas; las que se localizan en la superficie
exterior o en la interior de la bicapa lipídica se llaman proteínas
periféricas, y las que penetran la bicapa son proteínas integrales.
A veces las proteínas y los lípidos tienen carbohidratos unidos a
ellas, formando glucoproteínas y glucolípidos, respectivamente.
La bicapa de fosfolípidos también contiene colesterol que hace
que la bicapa sea más fuerte y flexible, pero menos fluida y
permeable a sustancias solubles en agua. Debido a que las
moléculas de fosfolípidos no están unidas entre sí, esta doble
capa es bastante fluida, permitiendo un movimiento lateral tanto
de los fosfolípidos como de las proteínas.
Se dice que la gran variedad de proteínas que constituyen
la membrana forma un mosaico proteico. A algunas de estas
proteínas se les llama proteínas de transporte ya que participan
en el movimiento de sustancias a través de la membrana. Hay
dos tipos de proteínas de transporte, las llamadas canales proteicos, que forman poros o canales, y las
proteínas portadoras, que como su nombre lo indica, transportan sustancias a través de la membrana. Todas
las membranas de la célula, incluso la de los organelos como el núcleo, retículo endoplásmico, aparato de
Golgi, mitocondrias, lisosomas y cloroplastos, poseen esta misma estructura básica, aunque los tipos y
cantidades de lípidos, proteínas y carbohidratos varían dependiendo del organelo.
A. Tipos de proteínas de
membrana: Estructurales (1) y
(2); periféricas unidas
covalentemente a un fosfolípido
de la parte citoplasmática de la
membrana (3) o, menos
frecuente, mediante un
oligosacárido al fosfatidilinositol
de la capa externa de la
membrana (4); Otra manera de
adherirse las proteínas periféricas
a la membrana es mediante
interacciones no covalentes con
proteínas estructurales (5) y (6);
B. Diagrama esquemático de la
membrana celular en el que se
incluyen además glucolípidos y
glucoproteínas.

Como punto de información, los fosfolípidos tienen la propiedad de que su parte compuesta por la
cadena hidrocarbonada, semejante al aceite, que forma una especie de “cola”, es rechazada por el agua. La
otra porción forma una especie de “cabeza”, que puede interactuar libremente con el agua. Así formadas
estas moléculas, cuando se dispersan en el agua, y más aún cuando se producen en las células, se organizan
de manera que la porción hidrocarbonada, también llamada apolar, es rechazada por el agua y se retrae para
unirse con las mismas porciones de otros fosfolípidos, y la parte polar queda expuesta al agua, formándose
así una doble capa, impermeable en su porción central a las moléculas voluminosas o recubiertas de agua.
De esta manera se constituye la estructura fundamental alrededor de la cual se agregan otras sustancias en
las membranas celulares.

Estructura molecular de los


fosfolípidos. Los
fosfolípidos constan,
esencialmente, de una
molécula de glicerol a la que
se une por un lado un grupo
fosfato y por el otro dos
ácidos grasos. Al grupo
fosfato pueden unírsele
diferentes moléculas que
van a darle a cada
fosfolípido propiedades algo
peculiares. A. esquema. B.
fórmula química.
Transporte de las sustancias a través de la membrana plasmática
Para poder vivir y crecer las células necesitan recibir constantemente nutrientes y eliminar las
sustancias de desecho antes de que se acumulen en ella y le causen algún daño. También las células secretan
sustancias producidas por ellas mismas. Todos los nutrientes, desechos y secreciones deben pasar a través de
la membrana.
Las moléculas atraviesan la membrana de diversas formas. Algunos de estos mecanismos de
transporte requieren de un aporte energético de la célula; y otros no. La forma en que una molécula
determinada atraviesa la membrana celular depende del tamaño, polaridad y diferencia de concentración
de dicha molécula dentro y fuera de la célula. Por lo general, las moléculas apolares pequeñas atraviesan
fácilmente la membrana celular, las moléculas polares pequeñas son transportadas con proteínas y las
moléculas grandes se desplazan mediante vesículas.
Hay dos formas generales por medio de las cuales las sustancias pequeñas atraviesan la membrana
plasmática:
• Transporte pasivo
• Transporte activo

1.- Transporte pasivo: es el movimiento de sustancias a través de la membrana plasmática en el que no se


requiere energía para realizar el trabajo de transportar sustancias por parte de la célula. Durante el transporte
pasivo, las sustancias se mueven de un medio de mayor concentración a uno de menor concentración, es
decir, a favor de un gradiente de concentración. Un gradiente de concentración es una medida de la
diferencia en la concentración de una sustancia en dos regiones. Son mecanismos de transporte pasivo la
difusión simple, la ósmosis y la difusión facilitada.
1.1.- La difusión simple
La difusión es el movimiento de las partículas de una región de mayor concentración a otra de menor
concentración, producida por el gradiente de concentración. Puede ocurrir dentro de un líquido o de un gas,
o a través de una barrera, como una membrana.
Muchas moléculas atraviesan la membrana plasmática por difusión debido a las diferencias de
concentraciones entre el citoplasma de la célula y su medio externo. Entre las moléculas que pasan por
difusión están las de agua, oxígeno, bióxido de carbono y las solubles en lípidos. Al proceso de difusión de
moléculas a través de la membrana plasmática se le llama difusión simple. El agua, el oxígeno y el bióxido
de carbono pasan a través de los espacios que hay entre las moléculas que forman la membrana. Las
sustancias solubles en lípidos como el alcohol etílico y la vitamina A, pasan a través de la membrana
disolviéndose en ella.
1.2.- Ósmosis
Es la difusión del agua a través de una membrana selectivamente permeable, desde una región donde
está más concentrada a una región donde lo está menos. Todas las células contienen sustancias disueltas en
su citoplasma como sales, azúcares, proteínas, etc., por lo que el flujo de agua por la membrana va a
depender de la concentración de agua en el líquido que baña o rodea a las células. Veamos cómo afecta este
proceso a la célula de una planta.
Si la solución que rodea a la célula tiene una concentración más alta de moléculas de agua que el
contenido de la célula, las moléculas de agua entrarán a la célula y causarán una presión dentro de ella
llamada turgencia. Esto provoca que la célula se ponga rígida, permitiendo que tejidos suaves de la planta
como los pétalos, hojas y tallos tiernos se mantengan firmes. Pero en cambio, si la solución que rodea a la
célula tiene una concentración de agua menor que dentro de la célula, el agua difundirá hacia fuera de la
célula, perdiéndose la turgencia y ocurriendo la plasmólisis. Esto causa que el contenido celular se encoga
y los tejidos suaves de la planta se marchiten.

1.3.- Difusión facilitada


Muchas sustancias necesarias para la célula como los iones (K+ , Na+ , Ca2+), los monosacáridos y
los aminoácidos, a pesar de estar en mayor concentración fuera de la membrana plasmática, no pueden
atravesarla ya que son sustancias insolubles en lípidos o demasiado grandes para abrirse paso a través de
ella. Estas moléculas pueden atravesar y difundirse sólo con la ayuda de las proteínas de transporte: las
proteínas de canal y las proteínas portadoras. La difusión de moléculas a través de la membrana plasmática
con moléculas de transporte se conoce como difusión facilitada. Las proteínas de canal forman poros
permanentes o canales, en la bicapa lipídica, por medio de los cuales ciertos iones pueden cruzar la
membrana. Las proteínas portadoras tienen sitios de unión para moléculas específicas. Como resultado de la
unión, las proteínas portadoras cambian su forma, haciendo que la molécula pase a través de la parte central
de la proteína hacia el otro lado de la membrana. Las proteínas portadoras son muy específicas, cada una de
ellas tiene un punto de unión característico por el que se une a una clase particular de molécula, pero no a
otra que podría ser casi idéntica. La unión entre la proteína portadora y la molécula transportada es
transitoria. Después de que la molécula ha pasado al otro lado de la membrana, la proteína portadora queda
libre y puede empezar un nuevo ciclo para ayudar a otras moléculas de esta sustancia a cruzar la membrana.
Las moléculas que utilizan este mecanismo de transporte son los aminoácidos, los monosacáridos como la
glucosa y algunas proteínas pequeñas. Recuerda que en la difusión facilitada las moléculas se mueven a
favor de un gradiente de concentración, es decir, de una región de mayor concentración a otra de menor
concentración.
2.- Transporte activo: todas las células necesitan introducir o eliminar algunas sustancias en contra de su
gradiente de concentración (de una región de menor concentración a una de mayor). Como el movimiento es
opuesto a la dirección normal de la difusión, la célula usa energía proporcionada por la molécula de ATP
(adenosin trifosfato). Este proceso por medio del cual las moléculas pasan a través de la membrana en contra
de un gradiente de concentración y con uso de energía por parte de la célula se llama transporte activo. Este
transporte ocurre con la ayuda de otro tipo de proteínas de transporte, las cuales poseen dos sitios activos,
uno al que se va unir la molécula que se va a transportar y otro para que se una el ATP. Este último cede
energía a la proteína, haciendo que esta cambie de forma y mueva la molécula al otro lado de la membrana.
Una vez liberada la molécula, la proteína de transporte recupera su forma original y puede seguir repitiendo
el proceso. Un ejemplo de transporte activo es el paso del yodo de la sangre hacia la glándula tiroides.
También hay evidencias de que la glucosa, los aminoácidos y algunos iones pasan a las células por este tipo
de transporte.
Existe otro tipo de transporte en la que esta implicada la membrana plasmática y se conoce como
Transporte mediado por vesículas a través de la cual pueden pasar sustancias o partículas de mayor
tamaño.
Las células exportan sustancias en vesículas; cuando una vesícula alcanza la superficie celular, su
membrana se fusiona con la membrana plasmática y expulsa su contenido al exterior. Este proceso se
denomina exocitosis. Estas pueden ser sustancias de desecho o productos de secreción (como las hormonas).
El transporte de vesículas también puede operar en sentido contrario. En la endocitosis, el material que se
incorporará a la célula induce una invaginación de la membrana, produciéndose una vesícula que encierra a
la sustancia. Esta vesícula es liberada en el citoplasma.

Se conocen tres formas distintas de endocitosis: fagocitosis, pinocitosis, y endocitosis mediadas


por receptor.
Fagocitosis: la célula ingiere sustancias sólidas como bacterias, minerales, entre otros. En el caso de los
organismos unicelulares, como las amebas que pueden deformar su cuerpo, cuando tienen a su alcance una
partícula alimenticia, emiten unas prolongaciones citoplasmáticas llamadas pseudópodos, con los que la
rodean el alimento cerrando así una cavidad, llamada vacuola digestiva, donde queda englobada la partícula
de alimento y es digerida gracias a enzimas que son vertidos en dicha vacuola. En los seres pluricelulares
superiores realizan la fagocitosis unas pocas células especializadas con fines diferentes a la nutrición: las
células fagocitarias. Entre ellas se encuentran los macrófagos de los tejidos y algunos leucocitos de la sangre
que eliminan microorganismos siguiendo un mecanismo parecido al de las vacuolas digestivas.
Pinocitosis: es la ingestión de líquidos mediante la formación de invaginaciones que engloban los líquidos y
se estrangulan formando vacuolas digestivas. Se presenta en organismos unicelulares y en diversas células
de los pluricelulares, especialmente las que tapizan las cavidades digestivas. La pinocitosis no siempre va
dirigida a la captura de nutrientes líquidos para su posterior digestión. A veces es un mecanismo destinado a
introducir sustancias de reserva en las células, para después incorporarse a las cavidades del retículo
endoplasmático donde son almacenados. Otras veces la pinocitosis tiene como objeto el transporte de
sustancias extracelulares de un lado a otro de la célula sin que queden retenidas en ella.
Endocitosis mediadas por receptor: moléculas específicas se combinan con las proteínas del receptor en la
membrana plasmática. Las células libres necesitan reconocer y responder a señales de su entorno. Esto les
permite, por ejemplo, reconocer cambios de luz, nutrientes y productos tóxicos. En un organismo
pluricelular, el comportamiento de todas sus células tiene que estar coordinado mediante intercambios de
señales, de las que dependen su crecimiento, desarrollo, división y fisiología en general. Si las moléculas de
señal extracelulares son pequeñas e hidrofóbicas, pueden pasar a través de la membrana por difusión simple
y actuar sobre receptores moleculares del interior de la célula diana. Si las moléculas responsables de las
señales extracelulares son grandes o muy hidrofílicas, no pueden pasar la membraba plasmática y, por tanto,
el receptor específico de la señal tiene que situarse en la membrana de la célula diana. Una sola célula puede
tener varios receptores diferentes, haciendo sensible la célula a muchas señales extracelulares que, al actuar
conjuntamente, pueden controlar funciones tan variadas como la división celular, los movimientos celulares
y la activación o inhibición de determinados genes. En un organismo pluricelular, una célula está expuesta a
una gran variedad de moléculas señalizadoras y responde selectivamente a estas señales reaccionando sólo
ante algunas de ellas, según su función específica. La respuesta implica la recepción de la molécula señal
mediante una proteína receptora específica y la transducción, que transforma la señal extracelular en señales
intracelulares que modificarán la actividad celular.

El Núcleo
Es el centro de control de la célula eucariota ya que dentro de él está el material genético o ADN.
Esta molécula posee la información necesaria para construir a la célula y dirigir las incontables reacciones
químicas necesarias para la vida y la reproducción. La mayoría de las células tienen un núcleo
(uninucleadas), pero algunas tienen dos núcleos (binucleadas) o más de dos (multinucleadas) como es el
caso de las células musculares estriadas que constituyen nuestros músculos. La célula no puede sobrevivir si
el núcleo se ha perdido o se ha dañado extensamente, aunque existen algunas excepciones como la de los
glóbulos rojos de los mamíferos, los cuales sobreviven durante algunos meses después de que pierden el
núcleo durante el proceso de maduración, por eso se les llama células anucleadas. En las células
uninucleadas el núcleo por lo general se localiza cerca del centro, pero se puede encontrar en cualquier parte
de la célula; su forma puede ser esférica u ovalada. El núcleo está constituido de cuatro partes: la envoltura
nuclear, el nucleoplasma, el nucléolo y la cromatina.
La envoltura nuclear
El núcleo está separado del citoplasma circundante por la envoltura nuclear, la cual está formada por
dos membranas que poseen entre ellas un pequeño espacio (10 a 50 nanómetros), pero que a intervalos
frecuentes se unen formando aberturas circulares o poros nucleares llamados complejos del poro por los
cuales pasan materiales hacia dentro y hacia fuera del núcleo. La envoltura nuclear posee miles de estos
poros. Los poros nucleares están formados por proteínas que permiten el paso de agua, iones y moléculas de
ATP, pero regulan el paso de proteínas y RNA. De esta manera, se mantiene la comunicación entre el
citoplasma y en núcleo. La membrana nuclear externa se continúa con la membrana del retículo
endoplásmico.
El nucleoplasma
Es la sustancia fundamental semilíquida y rica en proteínas localizada dentro de la membrana
nuclear, en la cual se hallan suspendidos los nucléolos y la cromatina.
El nucléolo
El nucléolo es una estructura esférica que se encuentra en la mayor parte de los núcleos eucarióticos.
Carece de una membrana propia, por lo que se encuentra rodeado del nucleoplasma. Puede haber uno o más
nucléolos en el núcleo, cada nucléolo es producido por una región organizadora del nucléolo (nor),
localizada en un sitio particular de un cromosoma. Los nucléolos están formados de ARN ribosomal
(ARNr), proteínas, ribosomas en diversos estadíos de síntesis y ADN. En el nucléolo se lleva a cabo la
síntesis del ARNr y el ensamblaje de las dos subunidades que constituyen a los ribosomas, organelos
encargados de la síntesis de las proteínas. Durante la división celular, en tanto que la cromatina se condensa
en cromosomas, el material del nucléolo se dispersa volviendo a condensarse en las nuevas células hijas.
Cromatina
Está formada por ADN cromosómico y proteínas. Para que el núcleo pueda dar cabida a moléculas
de ADN genómico, las cuales son enormemente largas, éste debe empaquetarse mediante un intrincado
plegamiento que permita la replicación y la expresión del genoma. La cromatina está hecha de unidades
estructurales repetitivas llamadas nucleosomas. Cada nucleosoma consiste de un tramo de ADN de alrededor
de 200 pares de bases, enrolladas sobre proteínas (octámero de histonas), el resto del ADN, conecta los
nucleosomas en forma de una cadena flexible y articulada. A este nivel de plegamiento le siguen otros, que
dan como resultado fibras de cromatina. Este empaquetamiento permite que el ADN quepa en el núcleo.
Cuando la célula se va a dividir, la cromatina se condensa aún más y forma los cromosomas, los
cuales se han definido como un superenrollamiento de la cromatina. La formación de cromosomas permite
una distribución equitativa de ADN entre células hijas.
Cromosomas
Durante los períodos de división celular las fibras de cromatina se condensan, empaquetándose más y
más sobre sí mismas, para dar lugar a unas estructuras individualizadas que se denominan cromosomas. Así
pues, cromatina y cromosomas, aún presentando aspectos diferentes cuando se les observa al microscopio
óptico, tienen idéntica composición, y sólo difieren en su mayor o menor grado de empaquetamiento.
Conviene resaltar que los cromosomas existen como
tales entidades individuales aún cuando se encuentran en forma
de cromatina, pero en tal estado aparecen tan extendidos y
enredados que resultan indistinguibles. Los cromosomas tienen
forma de bastoncillos más o menos alargados cuya longitud
oscila entre 1 y 5µm.
En algunas fases del ciclo celular aparecen divididos
longitudinalmente en dos cromátidas hermanas unidas por el
centrómero, mientras que en otras no se aprecia tal división. En
muchos cromosomas se distinguen una o más constricciones
(zonas en las que el cromosoma es más estrecho). Una de ellas,
la constricción primaria, contiene un gránulo denso, el
centrómero, a través del cual el cromosoma se engarza a las fibras del huso acromático durante la división
celular. La constricción primaria divide al cromosoma en dos brazos o telómeros que pueden tener igual o
diferente longitud.
Se puede clasificar a los cromosomas en diferentes tipos morfológicos atendiendo a la posición más
o menos centrada de la constricción primaria. Algunos cromosomas presentan una o varias constricciones
adicionales denominadas constricciones secundarias, que generalmente delimitan regiones terminales de los
brazos cromosómicos denominadas satélites. El número de cromosomas es constante para todos los
individuos de una misma especie. El conjunto formado por todos los cromosomas presentes en las células de
una especie dada constituye su cariotipo característico.
El citoplasma y organelos citoplasmáticos
Como ya se mencionó anteriormente, el material dentro
de la membrana plasmática se divide en el núcleo y el
citoplasma. El citoplasma a su vez está constituido por el citosol
y los organelos restantes. Se entiende como protoplasma a la
composición química del citoplasma y como citosol a los
organelos citoplasmáticos que en él se encuentra. Dentro de estos
organelos se incluyen:
El retículo endoplásmico (RE)
Fue descubierto en 1945 por Keith Porter, es un conjunto de sacos aplanados, tubos y canales
membranosos interconectados en el citoplasma. El RE forma una red que se extiende desde la membrana
nuclear hasta la membrana celular. Existen dos tipos de retículo endoplásmico, rugoso y liso, los cuales son
continuos uno con el otro. El RE rugoso (RER) tiene numerosos ribosomas adheridos a su superficie
externa, los cuales le dan un aspecto rugoso, de ahí su nombre. En cambio, el re liso (REL) carece de
ribosomas. El RER participa principalmente en la síntesis de proteínas debido a su asociación con los
ribosomas; las proteínas sintetizadas pasan al interior del RE y pueden permanecer allí para ser utilizadas en
el interior de la célula o finalmente pueden ser secretadas hacia el exterior. El REL está más bien
relacionado con la síntesis y transporte de lípidos (grasas, fosfolípidos y esteroides) o en la destoxificación
de una variedad de venenos. En cuanto a la primera función, los fosfolípidos y el colesterol se sintetizan en
las membranas del R.E.L. Estas moléculas, debido a su estructura, con colas fuertemente hidrofóbicas, se
disuelven mal en el citosol, por esto su síntesis se asocia con sistemas de membrana. Con respecto a la
detoxificación se explica porque en la membrana del R.E.L. existen enzimas capaces de eliminar la
toxicidad de aquellas sustancias que resultan perjudiciales para la célula, ya sean producidas por ella misma
como consecuencia de su actividad vital o provengan del medio externo. La pérdida de toxicidad se
consigue transformando estas sustancias en otras solubles que puedan abandonar la célula y ser secretadas
por la orina. Esta función la realizan principalmente las células de los riñones, los pulmones, el intestino y la
piel.

Los materiales (proteínas, lípidos) destinados a ser secretados se transportan a través del citoplasma
en vesículas que se han desprendido del retículo endoplásmico. Estas vesículas migran hacia el aparato de
Golgi al cual se fusionan. Una vesícula es una pequeña esfera o bolsita rodeada por una membrana que
contiene diversas sustancias. Además de tener diferente función, el RER y el REL también se distinguen por
la disposición y abundancia de sus membranas. Las membranas del RER están dispuestas como pilas de
sacos aplanados, mientras que las membranas del REL están formando una red de tubos.
Los ribosomas
Son organelos no membranosos que están constituidos
por dos subunidades, una grande y otra pequeña, cada una de las
cuales está compuesta de ARN ribosomal (ARNr) y una gran
cantidad de proteínas. Cuando se juntan las dos subunidades,
forman una compleja máquina molecular. En las micrografías
electrónicas, los ribosomas se observan como gránulos obscuros
que se pueden encontrar libres en el citoplasma, ya sea aislados o
en grupos (polirribosomas), o adheridos a la membrana del
retículo endoplásmico y a la membrana externa del núcleo.
Tienen un diámetro aproximado de 15 a 30 nanómetros. A pesar
de que los ribosomas son muy pequeños, su función es muy
importante ya que en ellos se lleva a cabo la síntesis de proteínas,
por lo que se les conoce como las fábricas de proteínas de la
célula.
Están constituidos por proteínas y ARNr (ácido ribonucleico), que reúnen todos los elementos que se
requieren para realizar la síntesis de las proteínas. La estructura de los ribosomas varía de acuerdo con su
origen y (principalmente) su tamaño, pero todos están formados por una subunidad grande y otra pequeña
que en conjunto se encargan de “leer” el mensaje que, a partir del ADN, es transmitido por el ARN
mensajero (ARNm). En la subunidad grande se encuentra un sitio en el cual se coloca otro tipo de ARN,
llamado “de transferencia” (ARNt), que ya trae unido un aminoácido específico que se ha de agregar a la
cadena de aminoácidos que se está sintetizando. Entre ambas subunidades hay un surco por el cual se desliza
la molécula de ARNm a medida que se va leyendo, y por un lado de la subunidad grande sale la cadena de
aminoácidos (cadena polipeptídica) que se va formando.
Los ribosomas son los organelos celulares más numerosos; una célula puede contener hasta medio
millón de ribosomas, especialmente si está activa sintetizando proteínas. La distribución de los ribosomas en
las células eucariotas está relacionada con la utilización de las proteínas ya sea dentro o fuera de la célula.
Por ejemplo, en los glóbulos rojos inmaduros que fabrican hemoglobina, los ribosomas se distribuyen en
todo el citoplasma; mientras que, en células productoras de enzimas digestivas, hormonas o mucus que son
liberados o exportados fuera de la célula, los ribosomas se encuentran en gran cantidad unidos al retículo
endoplásmico. Tanto las células procariotas como las eucariotas poseen ribosomas, aunque en las primeras
son más pequeños.
El aparato de Golgi
Este organelo fue descubierto en 1898 por el citólogo italiano Camilo Golgi, quien le llamó aparato
reticular interno. Por esta aportación, Golgi recibió el premio Nobel en 1906. El nombre de aparato de Golgi
le fue asignado en 1914 por el investigador español Santiago Ramón y Cajal en honor a su descubridor.
El aparato de Golgi es un conjunto de sacos aplanados membranosos que se originan a partir del
retículo endoplásmico. Este organoide está compuesto por una o varias unidades funcionales llamadas
dictiosomas; cada dictiosoma posee una cara “cis” también llamada “cara de formación”, a la cual llegan
vesículas provenientes del retículo endoplasmático rugoso, con una carga de proteínas a ser procesadas.
También posee una cara “trans” o “cara de maduración” de la cual salen vesículas con una carga de
proteínas ya procesadas, hacia su destino final. Como puedes ver, alrededor del aparato de Golgi puede
existir muchas vesículas que varían de tamaño, pero en promedio tienen 50 nanómetros o más de diámetro.
La función del aparato de Golgi consiste en organizar y dirigir la circulación de las macromoléculas
en la célula, constituyendo un verdadero centro de clasificación y distribución de diferentes tipos de
productos que más tarde serán transportados bien a los lugares de la célula donde resultan necesarios o bien
al exterior de la misma. Los productos que han de ser "exportados" fuera de la célula son seleccionados y
embalados por el aparato de Golgi en forma de vesículas secretoras que luego vierten su contenido al medio
extracelular en un proceso denominado exocitosis; el contenido de otras vesículas se incorpora a diferentes
orgánulos celulares como lisosomas y peroxisomas. Las proteínas y lípidos sintetizados por el retículo
endoplásmico llegan al aparato de Golgi, donde algunas moléculas pueden ser modificadas, por ejemplo,
agregándoles azúcares para hacer glucoproteínas y glucolípidos. Finalmente empaca estas sustancias en
vesículas que son transportadas a otras partes de la célula o a la membrana celular para su exportación.
Cuando las sustancias empacadas son enzimas digestivas, la vesícula recibe el nombre de lisosoma;
resumiendo sus funciones son almacenar, modificar y empacar las sustancias de secreción. Es especialmente
notable en las células que participan activamente en el proceso de secreción. Las células de los animales
suelen contener de 10 a 20 aparatos de Golgi y las de las plantas pueden tener varios centenares.
Fotografía con microscopio electrónico de un complejo de Golgi
en la célula.

Los lisosomas
Los lisosomas descubiertos en 1949 por Christian de Duve, son
vesículas que contienen enzimas digestivas que pueden fragmentar por
hidrólisis a las proteínas, grasas y carbohidratos en las subunidades que
los constituyen. Las enzimas digestivas son sintetizadas por los
ribosomas del retículo endoplásmico. Hasta la fecha, los investigadores
han encontrado unas 50 enzimas digestivas en los lisosomas. Estas
enzimas presentan un pH óptimo ácido, a diferencia de las enzimas
citosólicas, que poseen un pH óptimo ligeramente alcalino. Esto
permite que, si un lisosoma se rompe, no digiera a las macromoléculas
del citoplasma. Una excepción ocurre cuando se rompe una gran
cantidad de lisosomas; en ese caso la célula se digiere, y muere;
proceso que recibe el nombre de apoptosis.
Con algunas excepciones, los lisosomas se encuentran en todas las células animales, así como en
muchos protistas y hongos y en una variedad de células vegetales. El tamaño de los lisosomas varía desde
0.5 micrómetros de diámetro hasta varios micrómetros, en el caso de vesículas grandes.
Una de las funciones de los lisosomas es digerir los
alimentos y otros materiales que entran a la célula por
endocitosis. Por ejemplo, cuando un organismo unicelular
como la amiba ingiere una “partícula alimenticia” por
fagocitosis, esta queda dentro de un saco membranoso
llamado vacuola alimenticia. Los lisosomas reconocen esta
vacuola alimenticia y se fusionan o unen con ella. El
contenido de las vesículas se mezcla y las enzimas
lisosómicas intervienen en el catabolismo de las moléculas
que constituyen a los alimentos convirtiéndolas en
monómeros (aminoácidos, ácidos grasos y monosacáridos).
Estas moléculas se difunden fuera de la vacuola hacia el
citoplasma para nutrir la célula.
Otra función de los lisosomas es digerir organelos defectuosos, dañados o viejos, como mitocondrias
o cloroplastos. Los organelos defectuosos son incluidos en vesículas que se fusionan con los lisosomas. Este
proceso permite que la célula vuelva a utilizar o recicle las sustancias que constituyen a estos organelos.
También participan en la destrucción o autolisis de la célula. Cuando una célula muere, los lisosomas se
revientan y sus enzimas degradan sus componentes, los cuales pueden ser utilizados como materia prima por
otras células. Un ejemplo muy interesante de un lisosoma es el que se encuentra en la parte superior de un
espermatozoide humano, al que se le da el nombre de acrosoma. La función de este lisosoma gigante es la de
digerir mediante sus enzimas la cubierta del óvulo, permitiendo así que penetre el espermatozoide y se lleve
a cabo la fecundación.
Aunque todos los lisosomas contienen enzimas hidrolíticas, el resto de su contenido puede ser muy
distinto. Debido a ello se distinguen dos tipos de lisosomas:
1.- Lisosomas primarios: sólo contienen enzimas hidrolíticos; se trata de vesículas de secreción,
recién formadas por gemación a partir del aparato de Golgi.
2.- Lisosomas secundarios: contienen, además de las hidrolasas, sustratos en vía de digestión. Se trata
de lisosomas primarios que se han fusionado con otras sustancias; si éstas tienen origen externo se llaman
vacuolas heterofágicas o digestivas, y tiene origen interno de la célula se denominan vacuolas autofágicas.

Las vacuolas
Casi todas las células contienen vacuolas, estas son
cuerpos parecidos a las burbujas, rodeados por una membrana
cuyo contenido dependerá de la célula donde se encuentre. Las
células vegetales maduras tienen una vacuola central, que puede
llegar a ocupar hasta tres cuartas partes o más del volumen de la
célula. La función de esta vacuola es almacenar diversas
sustancias de reserva tales como almidón, proteínas, grasas y
pigmentos. Entre estas sustancias se encuentran productos de
deshecho del metabolismo celular, sustancias de reserva,
pigmentos e incluso algunos alcaloides venenosos que la planta
utiliza para alejar a los depredadores. Las vacuolas también
ayudan a regular el equilibrio osmótico de las células vegetales.
La vacuola, al hincharse, ejerce presión contra la pared celular proporcionando así a la célula un alto
grado de firmeza o turgencia, lo cual permite que las hojas, flores y tallos tiernos de las plantas se
mantengan firmes y no marchitos. Otros organismos que presentan vacuolas grandes son las algas y los
hongos verdaderos. En cambio, en las células animales si acaso se presentan, son pequeñas. Casi todos los
protozoarios tienen vacuolas digestivas con alimentos en proceso de digestión, además de vacuolas
contráctiles que expulsan fuera de la célula el exceso de agua. Por ejemplo, en un protozoario de agua dulce
como el Paramecium, el agua entra constantemente a la célula por ósmosis. Si el exceso de agua no fuera
eliminado por las vacuolas contráctiles, este organismo estallaría.
El Paramecium contiene vacuolas contráctiles. a) La ósmosis ocasiona que el agua entre constantemente a la célula, la cual es
captada por los conductos colectores y drena hacia el depósito central de la vacuola. b) Cuando está lleno, el depósito se contrae
sacando el agua a través de un poro en la membrana plasmática.

Entre las funciones de las vacuolas destacan:


1. Controlar la turgencia. La membrana de las vacuolas se llama a veces tonoplasto, y al conjunto de
vacuolas se les denomina vacuoma.
2. Actúa de almacén, en ellas se almacenan gran variedad de sustancias con distintos fines: productos
desecho que resultarían perjudiciales para la célula si se almacenaran en el citoplasma. Las vacuolas de
ciertas células acumulan sustancias tan especiales como el caucho o el opio.
3. Acumulan colorantes que permiten resaltar partes del vegetal, como colorantes para los pétalos.
4. Acumulan sustancias con efectos sobre los animales como alcaloides o glucósidos tóxicos.
5. Acumulan sustancias de reserva, como ocurren en las semillas.
6. Controlan el tamaño celular: permiten crecer a la célula sin que ello suponga un gasto de energía.
Las células vegetales crecen, en gran medida, por acumulación de agua en sus vacuolas.
7. En las células de algunos protozoos existe un tipo especial de vacuolas denominadas Vacuola
Contráctil que le sirve al protozoo para controlar los cambios de presión osmótica cuando éste carece de
pared rígida. Esta vacuola toma agua del citosol y la expulsa periódicamente al exterior, controlando de ese
modo el exceso en la toma de agua por la célula. Esto ocurre cuando están células viven en ambientes
hipotónicos.
Los Peroxisomas
Los peroxisomas son orgánulos de membrana sencilla
que albergan en su interior enzimas oxidativas
Morfológicamente son muy semejantes a los lisosomas. Se
diferencian de ellos en que, en lugar de enzimas hidrolíticos,
contienen diversas enzimas oxidativas cuya misión es degradar
sustancias que se forman como subproductos de algunas
reacciones químicas y que pueden resultar perjudiciales para la
célula. Entre estas sustancias se encuentra el peróxido de
hidrógeno (H2O2) (agua oxigenada), que es degradado a agua y
oxígeno por el enzima catalasa. Un tipo especial de
peroxisomas exclusivos de las células vegetales, los
glioxisomas, contienen los enzimas necesarias para obtener
azúcares a partir de ácidos grasos. Las células animales, al carecer de glioxisomas, no pueden realizar esta
transformación.
Las mitocondrias
A las mitocondrias se les conoce como las “centrales de energía” de las células debido a que en ellas
se lleva a cabo un proceso muy importante llamado respiración, en él se obtiene la energía que la célula
requiere para realizar sus actividades como, por ejemplo: la síntesis de sustancias, el transporte activo, la
división celular, movimiento de cilios y flagelos, la contracción muscular, etc. Si una célula no obtiene
energía, no sólo no funciona sino, además, al poco tiempo se desintegra. Estos organelos presentan formas
muy variadas, las puede haber cilíndricas, ovaladas, esféricas o hasta con la apariencia de una papa.
Su número depende de las necesidades energéticas de la célula, ya que están especializadas en la
obtención de energía en forma de ATP mediante el proceso llamado de respiración celular. La morfología y
el número varían de una mitocondria a otra. Las células con un elevado nivel de metabolismo, son más
grandes y poseen una estructura serpenteada. En las hormonas esteroideas (células suprarrenales), las
mitocondrias tienen las crestas tubulares.
Las micrografías electrónicas muestran que las mitocondrias presentan dos membranas: una externa
lisa que encierra al organelo, y una interna que se dobla en numerosos sitios formando pliegues, llamados
crestas. En el interior de la membrana interna se encuentra la matriz, un líquido muy viscoso. Al detallar en
la organización interna de la mitocondria, se puede observar:
✓ Membrana externa: es lisa, rica en proteínas de transporte muy especializadas como la porina, por ello
es permeable a muchas moléculas, incluyendo proteínas pequeñas. Además, tiene enzimas implicados
en la síntesis de lípidos y otros que activan los ácidos grasos para su posterior oxidación en la matriz.
✓ Membrana interna: la membrana interna se dobla sobre si misma formando unos pliegues llamados
crestas mitocondriales con el objetivo de incrementar su superficie. No tiene porinas y es mucho más
impermeable a los iones por el tipo de fosfolípidos que posee. Contienen numerosas proteínas que
actúan en el transporte selectivo de las moléculas que son metabolizadas en la matriz. Posee enzimas
encargadas de la respiración y ATPsintetasas responsables de la producción de energía (síntesis de
ATP).
✓ Espacio intermembranoso: Su composición es muy semejante a la del citosol, debido a la gran
permeabilidad de la membrana externa.
Contiene:
• Sustratos metabólicos que difunden al interior de la mitocondria a través de su membrana externa.
• ATP generado por la propia mitocondria.
• Iones bombeados desde la matriz durante el proceso de fosforilación oxidativa.
✓ Matriz mitocondrial: contiene gran cantidad de enzimas que: oxidan los ácidos grasos, oxidan y
descarboxilan el piruvato e intervienen en el ciclo del ácido cítrico. Además contiene: agua, iones y
muchos metabolitos como: ATP, ADP, etc., su propio ADN que es de doble cadena y circular, muy
semejante al bacteriano y sus propios ribosomas, también semejantes a los bacterianos.
Las mitocondrias tienen aproximadamente el tamaño de una bacteria, aunque las puede haber mucho
más grandes. Cuanto mayor sea la cantidad de energía que requiere una célula, más numerosos son estos
organelos. Por ejemplo, un hepatocito (célula del hígado), que tiene un requerimiento de energía moderado,
posee unas 2 mil 500 mitocondrias, mientras que las células del músculo cardíaco tienen varias veces más
mitocondrias. Cuando se observan células vivas, las mitocondrias se mueven de un sitio a otro en el
citoplasma, cambian de forma y tamaño.
También al igual que los cloroplastos tienen su propio ADN y ribosomas, además de que se
multiplican por un proceso llamado fisión binaria originando nuevas mitocondrias. El ADN de las
mitocondrias representa el 1% del ADN total de la célula, y es de origen materno, ya que las mitocondrias
son aportadas por el óvulo durante la fecundación.
El citoesqueleto
El citoesqueleto como su nombre lo indica es una especie de esqueleto o armazón de la célula que se
encuentra distribuido por todo el citoplasma, semejando una red. Se descubre en la década de 1970 mediante
la microscopía electrónica de alto voltaje.
El citoesqueleto está constituido por tres tipos de estructuras proteícas: los microfilamentos, los
microtúbulos y los filamentos intermedios.
Los microtúbulos son unos pequeños tubos que poseen el mayor diámetro (22 nm) entre las
estructuras del citoesqueleto, constituidos por tubulina. Además de formar parte del citoesqueleto, son los
componentes básicos con los que están construidos los centríolos, cuerpos basales, cilios, flagelos y el huso
mitótico y participa en el transporte de vesículas dentro del citoplasma.
Los filamentos intermedios poseen un diámetro de 7 a 11 nm. A diferencia de los microtúbulos y
microfilamentos, su constitución química es variable. La lámina nuclear está formada por filamentos
intermedios. No se ensamblan ni desensamblan. Son armazones que dan forma a la célula y fijan sus partes.
Los microfilamentos tienen el aspecto de hebras y son los de menor diámetro (6 nm). Permiten a la
célula contraerse y relajarse. Por ejemplo, las células del corazón, músculo esquelético, intestino y las que
intervienen en el vuelo de los insectos, necesitan contraerse, por lo que los microfilamentos tienen un papel
esencial. Otra función de los microfilamentos es formar un anillo que constriñe el citoplasma de una célula
en división, dando como resultado dos células hijas. Además, al igual que los microtúbulos, intervienen en el
movimiento de organelos dentro del citoplasma.
Son varias las funciones del citoesqueleto:
• Da forma y soporte a la célula
• Sostiene y mueve los organelos
• Participa en el movimiento de la célula. Por ejemplo: en el movimiento “amiboideo” de amibas y
glóbulos blancos, la formación de pseudópodos se debe al ensamblado, desensamblado y deslizamiento de
los microfilamentos y los microtúbulos del citoesqueleto.
Los centríolos y cuerpos basales
Las células animales, algunas algas y hongos contienen cerca del núcleo
dos cuerpos cilíndricos huecos, perpendiculares entre sí, llamados centríolos. El
microscopio electrónico permite observar que las paredes de los centríolos están
constituidas por nueve conjuntos de microtúbulos, con tres microtúbulos en cada
conjunto. Los centríolos participan en la formación del huso mitótico, durante la
división celular. Cabe aclarar que los centríolos no son esenciales para la
formación del huso mitótico o para la división de la célula, ya que se forman
normalmente en los organismos que no los poseen, como es el caso de las
plantas. También dan origen a los cilios y flagelos, sólo que en este caso reciben
el nombre de cuerpos basales, por localizarse en la base de estas estructuras
motoras.
Los centriolos, cuando existen, forman parte del centrosoma. El centrosoma es una zona cercana al
núcleo, formada por los centriolos y un material amorfo (proteínas). Durante el ciclo celular, los centriolos
se replican produciendo centriolos hijos que se acomodan en ángulos rectos con los centriolos progenitores.
La migración de los centrosomas a los polos opuestos de la célula, permite que los microtúbulos se
reorganicen y formen el huso mitótico el cual facilita el acomodo y movimiento de los cromosomas durante
la división celular.
Otra función de los centriolos es formar los cuerpos basales de cilios y flagelos. Los cuerpos basales se
localizan justo por debajo de la membrana plasmática. Tienen las funciones de formar y organizar los
microtúbulos que constituyen los cilios y flagelos.
Los cilios y flagelos
Algunas células tienen prolongaciones móviles
localizadas en su superficie que les permiten desplazarse
en el entorno acuoso en que viven. Estas prolongaciones
se denominan cilios si existen en gran número y son de
pequeño tamaño, o flagelos si tienen una longitud
similar o superior a la de la propia célula, apareciendo
en este caso sólo uno o a lo sumo algunos de ellos. La
estructura interna de cilios y flagelos es muy similar.
Tanto unos como otros presentan dos zonas
diferenciadas: el corpúsculo basal y el tallo o axonema.
El corpúsculo basal, que se localiza bajo la superficie
celular constituyendo la "raíz" del cilio o flagelo, tiene
una estructura idéntica a la de los centriolos, es decir, se
trata de un cilindro hueco cuyas paredes están formadas
por nueve tripletes de microtúbulos (9×3). El axonema, que se proyecta fuera de la célula, está rodeado de
membrana e interiormente presenta nueve pares de microtúbulos periféricos y un par de microtúbulos
centrales [(9×2)+2].
Cada microtúbulo está formado por una proteína llamada tubulina. Los cilios (de cilium: pestaña) son
cortos y numerosos; mientras que los flagelos (de flagellum: látigo) son largos y poco numerosos. Ambos se
mueven casi continuamente por lo que necesitan de una gran cantidad de ATP, la cual es proporcionada por
las abundantes mitocondrias que generalmente se encuentran cerca de los cuerpos basales.
Los cilios y los flagelos realizan respectivamente movimientos pendulares y ondulatorios que les
permiten remover, a modo de remos, el líquido que rodea la célula provocando el desplazamiento de ésta;
así sucede en muchos organismos unicelulares ciliados o flagelados y en células especializadas como los
espermatozoides. El movimiento de cilios y flagelos se basa en el desplazamiento longitudinal de unos pares
de microtúbulos periféricos del axonema con respecto a otros, circunstancia que, al estar cada par de
microtúbulos firmemente anclado a un corpúsculo basal fijo, provoca la flexión del cilio o flagelo. En este
desplazamiento interviene una proteína llamada dineína, que utiliza para ello la energía procedente de la
hidrólisis del ATP.
Las células procariotas también tienen flagelos, pero son más pequeños y su estructura es diferente
de tal manera que están formados por una sola fibrilla constituida
por la proteína flagelina. En muchos organismos unicelulares, los
cilios y los flagelos sirven para la locomoción. Por ejemplo, un
Paramecium puede tener unos 17 mil cilios, que al moverse
coordinadamente le permiten desplazarse por el agua. Otro
organismo unicelular la Chlamydomona, un alga verde, posee
dos flagelos que le permiten también desplazarse por el agua.
Una célula del cuerpo humano, el espermatozoide, producido en
los testículos del varón, se mueve mediante su flagelo. Otras
células humanas presentan cilios y se localizan revistiendo la
tráquea (conducto del sistema respiratorio) y las trompas de
Falopio del sistema reproductor femenino. En este caso, los
cilios no mueven a las células, sino que sirven para arrastrar
sustancias a lo largo de la superficie celular. Los cilios de las
células que tapizan la tráquea pulsan hacia arriba para crear una Fotografía en microscopio electrónico de
corriente de moco que arrastra las sustancias extrañas como el células ciliadas del epitelio de los bronquiolos
polvo, el polen y el alquitrán del tabaco, hacia la garganta, donde
se puede eliminar mediante la deglución (tragar). Este proceso evita que estas sustancias se depositen
directamente sobre la membrana celular, mientras que las células ciliadas de las trompas de Falopio, mueven
el óvulo hacia el útero o matriz

a) Epitelio respiratorio mostrando células ciliadas b) Paramecium con cilios; c) Chlamydomona mostrando dos flagelos
Los plastidios o plastos
Son organelos que se encuentran solamente en las células de las plantas y de las algas. Al igual que el
núcleo y las mitocondrias, estos organelos están limitados o rodeados por dos membranas. Los plástidos o
plastidios maduros son de tres tipos: cloroplastos, cromoplastos y leucoplastos.
Cloroplastos (de chloro: verde)
Los cloroplastos son los plástidos más comunes y los de mayor importancia biológica, pues la vida
en nuestro planeta depende de su función, que es el proceso de fotosíntesis. Estos organelos se caracterizan
por la presencia de clorofila, pigmento verde que atrapa la energía lumínica (solar) para la fotosíntesis.
Además, la clorofila es responsable del color verde de las plantas, principalmente el de sus hojas. Los
cloroplastos tienen en general forma ovoide o esférica; su tamaño suele estar comprendido entre 3 y 10
micrómetros de largo en la mayoría de las células. En las algas tienen mayores dimensiones y presentan
formas muy variadas. El número de cloroplastos por célula también varía mucho. Por ejemplo, el alga
unicelular Chlamydomona tiene un solo cloroplasto, mientras que las células de cualquier hoja poseen de 40
a 100 de estos organelos. Tienen su propio ADN, sus ribosomas y todos los metabolitos y enzimas
necesarios para poder sintetizar sus propias proteínas.
El microscopio electrónico permitió observar con detalle la estructura del cloroplasto, el cual está
rodeado por dos membranas y en su interior se encuentran unos sacos membranosos aplanados llamados
tilacoides, que se disponen en pilas denominadas grana. Las granas están rodeadas de una sustancia
gelatinosa llamada estroma. La clorofila se encuentra en las granas. Al detallar, se puede ver:
1. Membrana externa: es muy permeable a moléculas e iones pequeños. No poseen clorofila. Al igual que la
interna el 60% son lípidos y el 40% son proteinas.
2. Membrana interna: es menos permeable que la membraba externa. Delimita un gran espacio central, el
estroma. No tiene crestas como ocurría en las mitocondrias.
3. Espacio intermembranoso: debido a la permeabilidad de la membrana externa, contiene una sustancia
coloidal con una composición muy parecida a la del citosol.
4. Estroma: es una sustancia coloidal con gran cantidad de enzimas solubles responsables de las reacciones
de la fase oscura de la fotosíntesis. Allí se encuentra el ADN cloroplástico (doble hélice y circular) con
información para sintetizar proteínas.
5. Membrana tilacoidal: impermeable a la mayoría de las moléculas e iones, contienen todas las moléculas
responsables de la fase luminosa de la fotosíntesis. Esta forma la pared de unos discos aplanados llamados
tilacoides, que se comunican entre sí formando un tercer compartimento, el espacio tilacoidal, separado del
estroma por la membrana tilacoidal.
6. Tilacoides: sacos membranosos aplanados de diferentes tamaños y dispuestos paralelamente. Se asocian
en estructuras denominadas grana.
7. Espacio tilacoidal: coloide con una composición muy variable fundamental durante la fase lumínica de la
fotosíntesis.
Cromoplastos (de chromo: color)
Son los plastidios responsables de los colores rojo, amarillo o
anaranjado que presentan las frutas, las verduras, las flores y las hojas
en el otoño. Estos colores se deben a los pigmentos llamados
carotenoides, los cuales se dividen en dos grupos: carotenos de colores
anaranjado y rojo, y las xantofilas de color amarillo. Los cromoplastos
pueden derivar de los cloroplastos cuando estos pierden la clorofila. El
cambio de color de las frutas verdes al madurar, en muchas plantas se
debe a la conversión de cloroplastos en cromoplastos. Por ejemplo,
cuando un tomate madura se destruye la clorofila, descubriéndose el
color rojo, enmascarado por la clorofila. Otros pigmentos que dan color
a las flores y a otras partes de las plantas se encuentran disueltas en las
vacuolas. Estos pigmentos son las antocianinas, cuya gama de color va del azul o violeta al rojo.
Leucoplastos (de leuco: blanco)
Son plastidios incoloros, su función es almacenar almidón y otras sustancias como proteínas y
aceites. Son muy numerosos en raíces como el nabo o en tubérculos como la papa. Las papas son masas de
células llenas de leucoplastos que contienen almidón. También se les puede encontrar en otras partes de las
plantas como semillas, embriones y en la epidermis de las hojas, tallos y flores. Ejemplo de ellos son los
amiloplastos que almacenan almidón en las células vegetales.
¿Qué hay de los virus?
Los virus están formados por una región central de ácido nucleico (ADN, o ARN), rodeado por una
cubierta proteica o cápside, y en algunos casos por una envoltura lipoproteica.
Se reproducen solamente dentro de las células vivas, apoderándose la maquinaria biosintética de los
hospedantes, por eso se consideran parásitos obligados. Sin esta maquinaria serían tan inertes como
cualquier otra macromolécula. El tamaño de un virus oscila entre los 17 nm (el diámetro de una molécula de
hemoglobina es de 6,4 nm), hasta los 300 nm. En la siguiente figura, se comparan las dimensiones de una
célula eucariota, una procariota, y un virus.
El genoma viral puede estar constituido por ADN o ARN, de cadena simple o doble. Las proteínas de
la cápside pueden tomar forma de hélice, o formas de placas triangulares dispuestas en poliedro. La cápside
puede estar rodeada por capas adicionales, y/o una envoltura lipídica, proveniente de la célula infectada, en
las que están insertas proteínas virales. Las proteínas de la cápside, o proteínas de envoltura, determinan la
especificidad de un virus por una célula. Una célula puede ser infectada por un virus, si la proteína viral
puede ligarse a uno de los receptores específicos de la membrana celular.
Teoría Endosimbiótica
La teoría endosimbiótica fue propuesta por la bióloga Lynn Margulis
en la década de 1970. Margulis basó su teoría en las siguientes evidencias:
✓ Las mitocondrias y los cloroplastos tienen su propio ADN y ribosomas.
El ADN es circular, igual al de los procariontes.
✓ Tanto mitocondrias como cloroplastos se dividen en forma
independiente dentro de la célula y su tamaño es similar al de las bacterias.
✓ Muchos organismos modernos contienen bacterias intracelulares
simbióticas, cianobacterias o protistas fotosintéticos, lo que indica que estas
asociaciones no son difíciles de establecer y mantener.
La teoría endosimbiótica intenta explicar cómo se produjo la evolución celular, desde que aparecieron los
organismos unicelulares primigenios sobre la faz de la Tierra.
Se trataba de microorganismos muy pequeños, unicelulares, que se parecen mucho a las bacterias
actuales. Esto quiere decir que el origen de la vida está relacionado con la aparición de las primeras células
de los organismos más primitivos: las procariotas. Justamente el proceso de evolución de esas células
simples o células procariotas que dio paso a la formación de células eucariotas, mucho más complejas y con
la capacidad de producir organismos multicelulares, se explica paso a paso en la teoría endosimbiótica.
Esta teoría aduce que las mitocondrias se originaron hace alrededor de unos 2000 años a partir de una
bacteria aeróbica que logró establecer una relación simbiótica permanente con un organismo eucariota
anaeróbico muy primitivo. El supuesto fundamental de esta teoría celular se basa en que las mitocondrias y
los cloroplastos evolucionaron a partir de bacterias fagocitadas por una célula eucariota ancestral. De esta
manera, se intenta demostrar que la mitocondria y el cloroplasto vivieron dentro de una célula huésped más
grande, al comportarse las primeras células, las procariotas, como parásitos que vivían de otras. Esto
significa que tanto la mitocondria como el cloroplasto fueron alguna vez células procariotas. Entonces se
produjo, en medio de esta relación parasitaria, un intercambio donde fueron claves el suministro de
nutrientes y la extracción de oxígeno para la obtención de energía en la mitocondria primitiva, lo que
permitió que las células procariotas tuvieran un lugar seguro, un hogar con mucha estabilidad. Esto se
denomina relación endosimbiótica.
Como todas las células eucariotas tienen algún tipo de mitocondria y solamente los organismos eucariotas
fotosintéticos tienen cloroplastos que reaccionan frente a la luz solar, esta teoría propone que la
endosimbiosis ocurrió dos veces de forma secuencial o serial, según se desprende de las investigaciones de
Margulis, ampliamente aceptadas por la comunidad científica mundial.
Todo comenzaría con la relación simbiótica de una bacteria aeróbica con un ser eucariota anaeróbico
primitivo que permitió realizar la función de respiración celular en las mitocondrias, hace unos 2000
millones de años. Alrededor de 1000-1200 años después, sucedió algo parecido, con los cloroplastos, a partir
de bacterias fotosintéticas, que fueron fagocitadas por algunas eucariotas, estableciéndose también una
relación simbiótica perecedera entre ellas. Fue justamente de allí que aparecieron las primeras formas
vegetales del planeta.
¿Cuáles son los pasos de la unión simbiogenética?

En varias incorporaciones, tres para ser exactos, se describe en varios pasos este proceso de unión
simbiogenética de las bacterias, que dio origen a las células que conforman todos los individuos
pertenecientes a los reinos de plantas, animales, hongos y protistas.
Primera incorporación
Ocurrió cuando una bacteria consumidora de azufre y agua como fuente de energía, llamada arquea
fermentadora o termoacidófila, se habría fusionado con una bacteria nadadora llamada espiroqueta. De esta
unión surgió un nuevo organismo, sumándole las características iniciales para dar paso a un nuevo
organismo, el primer eucarionte, un ser unicelular eucarionte que viene a ser el ancestro único de todos los
pluricelulares. El nucleoplasma y flagelo de las células de plantas, animales, y hongos surgieron a partir de
la unión de estas dos bacterias.
El ADN queda confinado en un núcleo interno distanciado del resto de la célula por la formación de
una membrana. Este punto en particular no logró un consenso general entre la comunidad científica. Han
surgido varias hipótesis al respecto que aducen que el núcleo sería el resultado de la incorporación de otro
simbionte, al igual que en las mitocondrias y los cloroplastos. Más recientemente, se ha propuesto que en la
formación del núcleo actúa una endosimbiosis de una célula con un virus, teoría que se ha denominado
eucariogénesis viral.
Segunda Incorporación
Surgió cuando un organismo con un núcleo todavía anaeróbico, vivía en medio donde el oxígeno era
muy escaso, porque era incapaz de poder metabolizarlo, ya que actuaba como un veneno. Ocurrió entonces
una nueva incorporación que dotó a este eucarionte primitivo de la capacidad de sintetizar el oxígeno. Así
las cosas, este nuevo endosombionte, una batería respiradora de oxígeno libre, sería el ancestro directo de las
actuales mitocondrias y peroxisomas presentes en las células eucariotas de los pluricelulares, garantizándose
el éxito del mecanismo en un medio rico en oxígeno como la Tierra.
Tanto animales como hongos se consideran el resultado de este paso evolutivo a nivel celular. Al
respecto, de forma textual Margullis, razonó su teoría de la siguiente manera:
“Esta segunda fusión, en la que el anaerobio nadador adquirió un respirador de oxígeno, condujo a células
con tres componentes cada vez más preparadas para soportar los niveles de dióxido de carbono libre que se
acumulaban en el aire. Juntos, el delicado nadador, la Arqueobacteria tolerante al calor y al ácido y el
respirador de oxígeno, formaban ahora un único y prolífico individuo que produjo nubes de prole”.
Tercera Incorporación
Dio paso al surgimiento del reino vegetal, porque las recientemente adquiridas células respiradoras
de oxígeno fagocitarían bacterias fotosintéticas. Algunas de estas, se hicieron altamente resistentes, logrando
pasar a formar parte activa del organismo, lo que a su vez produjo un nuevo ser vivo capaz de sintetizar la
energía procedente de los rayos solares. Así aparecieron las plantas, los primeros seres
pluricelulares. Margulis señala en este proceso final de la serie generadora de células complejas, ocurrió que
los seres respiradores de oxígeno no pudieron digerir las bacterias fotosintéticas de color verde brillante.
Estas bacterias sobrevivieron tras una grandiosa lucha, donde la fusión completa fue el resultado
final. Transcurrido cierto tiempo, estas se convirtieron en cloroplastos. Y también dieron origen al
nacimiento de las primeras algas verdes nadadoras, ancestros de las células vegetales actuales.

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