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ISSN: 0123-4412
revistaelc@udea.edu.co
Universidad de Antioquia
Colombia
n e ra s en q u e lo s c rític o s
R e s u m e n : E l a rtíc u lo h a c e u n re c o rrid o p o r las m a
s e n ta tiv o s d el sig lo X X h a n in te rp re ta d o la o b ra de
c o lo m b ia n o s m á s r e p re
q u illa . E l c o te jo d e las d ife re n te s le c tu ra s p e rm ite , a su v ez, a p ro x i
C a rra s
a su s c ita d o C a rra sq u illa a
m a rs e a los n ú c le o s te m á tic o s m á s p o lé m ic o s q u e h
c rític a lite ra ria n a c io n a l. D e s d e el asu n to
lo larg o d e l tie m p o en el se n o d e la
p o r la p a ro d ia y e l h u m o r, h a sta las c u e s tio n e s del
d el le n g u a je , p a sa n d o
m o y el c o s m o p o litis m o s o n tra ta d a s e n e ste a rtíc u lo . Se s o p e sa n
re g io n a lis
illa h ic ie ro n B a ld o m e ro
d e sd e la a c tu a lid a d las v is io n e s q u e so b re C a rra s q u
T élle z , R a fa e l G u tié rre z G ira rd o t y
S a n ín C a n o , R a fa e l M a y a , H e rn a n d o
D u rá n , e n tre o tro s. E ste itin e ra rio c u lm in a co n
R a fa e l H u m b e rto M o re n o
ra d e las p o s ic io n e s q u e la R e v is ta M ito y lo s n a d a ís ta s a su m ie ro n
u n a le c tu
fre n te a la o b ra d e l e s c rito r a n tio q u e ñ o .
lo X X ; R e g io n a lis m o ;
D e s c r ip t o r e s : C rític a lite ra ria c o lo m b ia n a d e l sig
; R e v is ta M ito : D a d aísm o -
R e a lis m o ; L e n g u a je p o p u la r; H u m o r y p a ro d ia
V a lo ra c io n e s so b re la o b ra de C a rra sq u illa .
tu ry C o lo m b ia n lite ra ry
A b s t r a c t : T h is is a su rv e y o n th e w a y s 2 0 th c e n
á s C a rra s q u illa ’s lite ra ry p ro d u c tio n . T h e c o n -
c ritic s h a v e m te rp re te d T o m
th e d iffe re n t re a d in g s a llo w s to a p p ro a c h th e m o re p o le m ic a l
f ro n ta tio n o f
a l lite ra ry c ritic ism , s u c h
issu e s p ro v o k e d by th e a u th o r in th e c o re o f n a tio n
m a n d c o s m o p o lita n is m . T h e
as: la n g u a g e , p a ro d y a n d h u m o r, r e g io n a lis
S a n ín C a n o , R a fa e l M a y a , H e rn a n d o T élle z ,
p o in ts o f v ie w o f B a ld o m e ro
z G ira rd o t a n d R a fa e l H u m b e rto M o re n o D u rá n are w e ig h e d
R a fa e l G u tié rre
ry c lo s e s w ith a re a d in g
h e re fro m a c o n te m p o ra ry p e rs p e c tiv e . T h is itin e ra
w o r k b y th e e d ito rs o f th e
o f th e p o s itio n s a s s u m e d a b o u t C a s rra s q u illa ’s
jo u r n a l Mito a n d th e N a d a is ta s .
E s t u d io s d e L i t e r a t u r a C o l o m b i a n a
N o . 2 3 , j u li o - d i c i e m b r e , 2 0 0 8
Tomás Carrasquilla y los críticos colom biano Pablo Montoya Campuzano
s...
K e y w o r d s : C o lo m b ia n lite ra ry c ritic
ism ; R e g io n a lis m ; R e a lis m ; P o p u la r
la n g u a g e ; H u m o r a n d p a ro d y ; M ito jo
u rn a l; N a d a is m .
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noam erican a de
el autor antioq ueño en su Histo ria de la litera tura hispa
de “En la diestra
1954. La image n que plasm a Imbert, al referirse al autor
rio andino que
de Dios padre ” es la de un escritor extrav iado en un villor
lee. “El escrib ir
teje novelas asom brosa mente bien escritas que casi nadie
armaz ón de sus
en el vacío sin públic o y sin aspira ción al libro, dañó la
de esos ejes pro
relato s , señala Imbe rt (2003 , 379). He aquí, pues, uno
a. Parec e ser una
blemá ticos que siemp re ha tenido la obra de Carra squill
como creen
obra escrita, no para celeb rar grand ezas y pujan zas regio nales
mayú sculo s
algun os apolo gistas de la región , sino para plante ar problemas
a sus lectores.
iento de Ca
Otra de las causa s señala das por Maya del desco nocim
(Maya, 1958,
rrasqu illa es, por supuesto, el carác ter regio nal de sus obras
ua vigen te a la
6-7). Aquí el crítico payan és toca un punto que aún contin
nta no es nada
hora de estud iar los textos de Tomás Carra squilla. La pregu
la actual Colom
desde ñable: ¿Por qué, según algun os círculos literarios de
le sólo para los
bia, Carra squilla es un escritor que sigue siend o comp rensib
para ese afuera
antioq ueños y, en esta medid a, de impo rtancia discu tible
de esta región ?
que se levan ta más allá de las monta ñas, los valles y los ríos
vo Cobo Borda
En tal persp ectiva , es muy dicien te el apunte de Juan Gusta
squilla se hunde
cuand o se refiere a que “Silv a brilla cada vez más. Carra
son las causas,
en su olvido parro quial” (Quin tero, 2008, 114).1 ¿Cuáles
a uno de esos
habría que pregu ntarse nueva mente , que hacen de Carra squill
lectores de otras
autore s que no gozan de un recon ocimiento total entre los
erla el crítico se
partes ? La respu esta no es fácil. Pero para intentar resolv
discu sión de si
enfre nta de una mane ra u otra al asunto lingüístico y a la
clarificarla en el
Carra squilla es un escritor region alista . Maya trata de
a está escrita
piólo go dicien do que es falaz creer que la obra de Carra squill
este equív oco
en un argot sólo comp rensib le para los antioq ueños y que
al levan tada
está funda do sobre una deten ninad a idea de grand eza region
lado, quien va
en torno al escritor. Carra squilla, en fin, es region al por un
o al manejo del
negar lo, pero es igualm ente nacio nal por el otro. Y en cuant
, pero la obra
lengu aje, éste se carac teriza por las expre sione s antioq ueñas
es accesible a
en su mayo r parte está escrita en castellano y por lo tanto
recuérdese, ya
todas las perso nas que leen tal idiom a. Tal interp retación,
despu és de leer a
la había establecido Migu el de Unam uno cuand o decía,
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que alimentó obras literarias como las de Thomas Mann, y Robert Musil,
autores que escribieron en la misma época en que lo hizo el escritor antio-
queño. Y es aquí donde Girardot toca uno de los aspectos más candentes
frente a este regionalismo que en un lado se proyecta como un problema
de pueril provincianismo hispanoamericano y, en el otro, como un adulto
cosmopolitismo de esencia europea. Lo fundamental entonces para quien se
acerque a Carrasquilla es entender que en su obra se transfigura estéticamen
te una realidad y que ésta se ha edificado desde un lenguaje cuyo encanto
mayor es el que otorga la ironía. Porque es el humor, un humor que vapulea
una realidad literaria aplastada por la neurosis de una sociedad colonial y
republicana que se creía solemne hasta en las guisas del mear y del cagar,
el instrumento por excelencia que utiliza Carrasquilla para edificar uno de
los universos literarios más inquietantes de la literatura colombiana.
Gutiérrez Girardot, al resolver la disyuntiva que tantos debates ha
provocado, lanzó los estudios críticos sobre Carrasquilla, y en especial los
que han surgido de los recintos académicos, por caminos más interesantes
y complejos. Si antes la generación de Hernando Valencia Goelkel, y sus
continuadores como Cobo Borda, había valorado a Carrasquilla, al sopo
rífero y paiToquial Carrasquilla de los poblachos antioqueños, en función
de lo que había dicho Menéndez Pelayo, (Valencia, 1976,182)3los críticos
que atendieron las observaciones de Girardot, valoran a Carrasquilla por los
numerosos conflictos -políticos, económicos y culturales- que atraviesan
la sociedad que recrea .4 Se estudia a Carrasquilla simplemente porque su
obra ayuda a descifrar la historia no sólo de una región, sino de un país y
de un continente durante un período que marca el inicio de nuestra com
pleja modernidad.
Con Gutiérrez Girardot se empieza a leer a Carrasquilla desde una pers
pectiva política y económica, por no decir sociológica, sin olvidarse jamás
que lo leído es un fenómeno estético. Con sus comentarios se entiende que
el mundo de Carrasquilla, ese que tantos exegetas han vuelto todavía más
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anacrónico y aislado con sus juicios, está inserto en las violentas trans
formaciones que el capitalismo ocasionó en las latitudes americanas. Y el
crítico de Sogamoso no puede ser más preciso cuando señala que el lenguaje
regional de Carrasquilla fue lo que impidió una adecuada comprensión de
los alcances continentales de su visión del mundo. Incomprensió n, Gutié
rrez Girardot la llama “arrogante miopía”, que inundó casi toda la crítica
contemporán ea a Carrasquilla. Aunque es muy posible creer que detrás de
este tipo de vanidad receptiva se escondía la convicción de que la obra de
Carrasquilla era un portentoso rechazo al centro bogotano y, por lo tanto,
una “tácita forma de protesta contra el racismo departamenta l de los hu
manistas gramáticos” (Gutiérrez, 1999, 470-471).
Una de las formas de esa miopía fue la que se produjo en la misma
Antioquia. Muy pronto los baluartes de la moral antioqueña se pusieron
en guardia frente a este universo literario que continuamen te roza la burla.
Surgieron entonces las voces que reprochaban al narrador las exageradas
maneras en que pintaba al pueblo. A u n pueblo valiente, trabajador y sen
sato que no merecía los dardos caricaturesco s que lanzaba Carrasquilla.
No era cierto, decían estos críticos de la épica arriera, que en Antioquia se
dieran tales vicios morales. Es sabido que uno de los críticos de la Antio
quia proverbial de entonces, Mariano Montoya, reprochó a Carrasquilla el
escandaloso hecho de que pusiera a uno de los personajes de Frutos de mi
tierra a robarle los zapatos y el pañolón a su difunta madre (Montoya, 1996,
65-66).5Aquí Carrasquilla tocaba, con su usual sarcasmo, una relación casi
sacrosanta para el imaginario de los antioqueños. El que un cristiano de
estas Batuecas, para utilizar un término asaz carrasquillesc o, deshonrara a
la madre en su propia tumba era más que suficiente. Era ni más ni menos
que un sacrilegio cultural. Y es que la obra de Carrasquilla está llena de
tales observaciones que rasgan las diversas esferas de la vida supuestamente
arcádica de los antioqueños de entonces. El sarcasmo hacia las instituciones
educativas eclesiásticas, por ejemplo, que hay en “San Antoñito” es impla
cable. La mirada sobre el enrolamiento ejecutado en la Guerra de los mil
días, y el arribismo sin mácula de los campesinos antioqueños es durísima
en “ ¡A la plata!”. Su modo de ver la intolerancia religiosa y sus relaciones
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quiciada. Moreno -Durán, de igual modo, señala esa predom inancia del
elemento femenin o en ambas parcelas narrativ as. Es el sistema matriar
cal el que configu ra y ordena la vida de Macond o y Yolombó. Son las
mujeres quienes instaura n la fantasía , el deseo, el amor, el conocim iento
ante un conglom erado masculino sumido en las brumas del contrab ando
y la promisc uidad de los catres. Pero son también ellas las que marcan el
deterioro humano y el destino fantasm al con que culmina n los proyectos
civilizad ores. Carrasq uilla, en esta aguda configu ración de las mujeres que
desfilan en La marque sa de Yolombó, prepara el camino para que García
Márque z irrumpa en la literatura colomb iana con esa descend iente de Luz
Caballe ro que es la Mamá Grande. En realidad , en el persona je del cuento
de García Márque z parecieran confluir las dos herman as Caballe ro. Son las
vitales mujeres de Yolombó quienes ayudaro n a edificar uno de los cuentos
más represen tativos del Realism o Mágico.
Durante un tiempo, leer a Carraqu illa fue sinónim o de retraso cultural.
Hacerlo era habitar espacios llenos de veladoras de sacristía y de comadreos
nimios. Mientra s que los críticos oficiales del establec imiento se pregunta
ban en la década del 50 si Carrasq uilla era local o universa l, si era regiona -
lista como Dostoye vski, o realista como Galdós, o naturali sta como Zola,
los creadores de la revista Mito lo ignorab an olímpic amente. Es muy posible
que en aras de las reservas hispanistas que profesó la revista bogotan a, y
en su pretensión de abrir una literatura angosta hacia horizon tes francese s,
alemane s e ingleses, Carrasq uilla saliera mal librado. Para ellos el autor de
Ligia Cruz olía a naufrag io de siglo de Oro, a las hórridas aldeas de Pereda y
Pardo Bazán. Junto a Mito, los nadaísta s también menosp reciaron a Carras
quilla. Estos últimos no leyeron sus obras porque hacerlo, eso pensaba n en
medio de sus arrebato s rebeldes, era sucumb ir ante el púlpito y las práctica s
semana santeras del populac ho, ante la ruana y el guarnie l de los arrieros,
ante la caridad insoportable que desplieg a un Peralta jugador y malicio so.
Eduardo Escobar, el crítico nadaísta por excelen cia, ha reconoc ido muchos
años después, el error que él y sus compañ eros de estropicios cometieron. En
un artículo reciente mente publicad o, Escobar hace una serie de confesio nes
sobre lo que su reciente lectura de Carrasq uilla le ha provoca do. En primer
lugar, nos dice que Carrasq uilla fue un autor admirad o o por mamertos ,
lo que equivale a decir, por los arribista s de la izquierd a colomb iana de
los años 60, o por los despres tigiados académ icos. Esto por supuesto fue
un motivo crucial para haber mantenido en guardia frente a Carrasq uilla
a unos escritor es que siempre han detestad o los claustro s universitarios.
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Bibliografía
AAVV. “Tomás Carasquilla” en Juicios y comentarios sobre Tomás Carrasqui
lla. Medellín: Bedout, 1958.
Anderson Imbert, Enrique, Historia de la literatura hispanoamericana, la colo
nia. Cien años de la república, vol. 1. México: FCE, 2003.
Escobar, Eduardo, “Carrasquilla, este Shakespeare de pobres”, en Revista Uni
versidad de Antioquia, no. 291, Medellín, enero-marzo de 2008.
Gómez, Juan Guillermo, “Las tres Antioquias de Tomás Carrasquilla, nota para
una lectura intrarregional y sociorracial de Hace tiempos”, en Colombia es
una cosa impenetrable. Bogotá: Diente de león, 2006.
_____________ .“Otro juicio sobre Carrasquilla, Fernando González y Sanín
Echeverri. Ensayo sobre el proceso de masificación de Medellín”, en Colom
bia es una cosa impenetrable. Bogotá: Diente de león, 2006.
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