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UNIDAD 1 – INTRODUCCIÓN

1. IMPORTANCIA DE LA TEORÍA GENERAL DE LAS OBLIGACIONES.


-Se trata del derecho del cotidiano comercio de la vida.
-Constituye uno de los instrumentos esenciales para permitir la cooperación entre las personas con un
capital, función económica y social.
-Contribuye para la adecuada composición de los conflictos de intereses patrimoniales.

COMPARACIÓN DE LAS OBLIGACIONES Y LOS DERECHOS REALES


Las cercanías que presentan ambos han llevado a los doctrinarios a postular posiciones que los asimilan,
como aquellas que los distinguen.

a) Doctrinas monistas: identifican a ambos como una sola categoría, aunque con dos variantes.

Monismo obligacionista: postula que los derechos reales no tienen existencia autónoma, sino que son
también relaciones de obligación en donde el sujeto pasivo es toda la comunidad, sobre quien pesa el deber
jurídico de respeto sobre el derecho ajeno.
Monismo realista: sostiene que las obligaciones generan un derecho de propiedad del acreedor sobre el
patrimonio del deudor, razón por la cual existe una asimilación completa a los derechos reales.
(Cabe observar que el acreedor no tiene un derecho directo e inmediato sobre el patrimonio del deudor,
como el que conceden los derechos reales sobre las cosas). Ambas teorías no brindan respuestas
satisfactorias y confunden los conceptos y la verdadera esencia de estos derechos.

b) Doctrina dualista: es la que distingue a los derechos reales y las obligaciones como dos derechos de
contenido patrimonial, pero de diferente naturaleza, estructura y efectos.

Carácteres Derechos reales Obligaciones


Creación y Surgen de la ley o de la voluntad de las
Solo nacen de la ley
régimen partes con límites
Absoluto o Son absolutos, no tiene sujeto pasivo
Tienen un sujeto pasivo determinado
relativo determinado
Adquisición, Se adquieren de diversas maneras que
Nacen si se produce un hecho jurídico
nacimiento (causa constituyen hechos jurídicos
que la ley prevé.
fuente) establecidos específicamente por la ley
Sujetos Titular, que puede ser ph o pj. Sujeto activo y sujeto pasivo
Cosas u otros bienes contemplados por Prestación, conducta que el deudor debe
Objeto
la ley desplegar a favor del acreedor
Vinculan exclusivamente a las partes,
Oponibles a terceros mediante
Oponibilidad pueden ser oponibles a terceros
publicidad posesoria o registral
eventualmente
Son extrañas a la posesión, pero la
Se ejercen por la posesión, excepto entrega del titulo puede tener ciertos
Posesión efectos
servidumbre e hipoteca.

Confieren a su titular, en razón de su


oponibilidad, el derecho a accionar para
Derecho de
el reconocimiento del derecho y Son ajenas a esta cuestión
persecución
recuperación de las cosas mediante
acciones reales
Preferencias que Otorgan el ius preferendi (prevalencia Los conflictos de preferencias de
otorgan sobre cualquier otro derecho diversos acreedores frente a un deudor
incompatible que se haya constituido común se resuelven por las reglas de los
con posterioridad sobre la misma cosa privilegios o prioridades que genera el
embargo y las citadas en el conflicto de
las oblig de dar
Se adquiere por prescripción Se extinguen por prescripción liberatoria,
adquisitiva, es decir, por la posesión por esto es por el transcurso del tiempo que
Prescripción
el tiempo que la ley establece e inacción la ley establece y la inacción de los
de los interesados interesados.
Tienen vocación de perpetuidad. Son necesariamente temporales, nacen
Duración También existen derechos temporarios para ser cumplidas o bien se extinguen
como el usufructo. por otros modos establecidos por la ley
Se extinguen por la pérdida del bien que
El modo normal es el pago, la
constituye su objeto, por su abandono y
Extinción imposibilidad del objeto también puede
por la consolidación en los derechos
causar su extinción.
reales sobre cosa ajena

OBLIGACIÓN: es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho de exigirle al
deudor el cumplimiento de una determinada prestación destinada a satisfacer un interés licito, y ante el
incumplimiento de este a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés.

EVOLUCIÓN HISTÓRICA
En los comienzos de la humanidad, el hombre satisfacía sus necesidades básicas de alimentación y
vestimenta de la propia naturaleza. A medida que la evolución fue perfilando nuestra propia esencia,
diferente de los demás seres vivos y la aptitud de razonar surgió como característica esencial, dichas
necesidades aumentaron y se complejizaron. Lo primero en emerger fue el concepto de propiedad (lo mio).
En una segunda etapa surgió la necesidad de acudir a los otros para enriquecer el acervo propio mediante
el trueque, o para valerse del esfuerzo o habilidad ajena naciendo así los derechos crediticios. Sin embargo,
no fue sino hasta Roma en donde comenzó a perfilarse con rasgos propios de lo que hoy concebimos como
Obligación que ha sufrido un importante proceso evolutivo.
La obligación en el derecho Romano: el concepto de obligación en Roma fue producto de una evolución
de siglos y que llego a su auge en el corpus iuris civilis.
En los comienzos la situación sobre obligatus habría surgido en materia delictual. Luego surgió la idea de la
obligación contractual, desde que en un principio el intercambio económico se materializaba a través del
trueque donde los plebeyos empobrecidos solicitaban dinero a los patricios comprometían su persona en
garantía del pago de la deuda a lo cual, la ley Poetelia Papira puso fin declarándolos libres, prohibiendo su
encadenamiento y estableciendo que el deudor no comprometía más su persona sino sus bienes.
Sin dudas, el punto de máximo desarrollo se produjo con las Institutas de Justiniano en la que se formula
el concepto “clásico” obligación la cual quedo plasmada “la obligación es un vinculo de derecho formado
según nuestro derecho civil, y que nos obliga a pagar algún cosa a otro, según nuestro derecho civil”.
La edad media y el Derecho Canónico: en el derecho medieval se mantuvieron las bases de derecho,
aunque se produjeron modificaciones por circunstancias de tipo económico: como la pérdida de su tipicidad;
acentuación decisiva de la responsabilidad patrimonial y decaimiento de la personal; posibilidad de
condenas específicas, patrimonialización y comercialización de las obligaciones, abriéndose la posibilidad
de transferirlas.
Con respecto al derecho canónico aportó al derecho de las obligaciones la “regla moral” que impregna la
norma jurídica, mediante el aporte de los principios de la moral cristiana lo cual produjo la introducción de
elementos como la buena fe, prohibición de usura, etc.
El siglo XIX y el individualismo: La importancia del Código Civil Frances: el respeto de la propiedad
privada y a la autonomía de la voluntad de las personas constituyen los ejes centrales de la nueva etapa. Sus
lineamientos generales pueden resumirse en: Consagración del principio de la autonomía de la voluntad en
materia contractual; ejercicio de los derechos sin más límites que los establecidos.

DEBERES MORALES
Antes el Código Civil hacia distinción entre obligaciones civiles y naturales, las obligaciones naturales no
conferían al acreedor la facultad de accionar judicialmente, pero una vez cumplidas por el deudor
voluntariamente autorizaba a retener lo que se había pagado en virtud de ellas. Por ejemplo: obligaciones no
reconocidas en juicio, el pago de intereses no pactados, etc.
El nuevo Código Civil y Comercial, suprime las obligaciones naturales, por considerar que no son
verdaderas obligaciones ya que no se puede exigir su cumplimiento y las reemplaza por los deberes morales,
estableciendo que “Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia es irrepetible”. Ello
radica en que al igual que las obligaciones jurídicas si bien se trata de sujetos determinados y existe una
conducta especifica a desplegar; lo que ocurre es que no hay vinculo jurídico ni causa fuente idónea para
hacer nacer una relación jurídica de obligación.
Deber moral: es un deber de conciencia, es una ley no escrita pero que igualmente estamos obligados a
cumplir dependiendo de la moral que posea cada persona.

OBLIGACIONES REALES EN SENTIDO ESTRICTO. Son relaciones de obligación que se


originan exclusivamente por imperio de la ley, en razón de la vinculación del sujeto con una cosa por ser
titular de un derecho real o una relación de poder, sea como acreedor o como deudor; y que tienen dos
características esenciales y constantes.

-La ambulatoriedad, significa que la calidad de acreedor o deudor la tiene quien es actualmente titular del
derecho real o la relación de poder; y si se transmite el derecho real o la relación de poder, la obligación por
imperio de la ley también se transmite, con independencia de todo acto voluntario; e incluso aunque se pacte
lo contrario. La obligación, cómo se dice, “sigue a la cosa".
-La segunda es la posibilidad del deudor actual de liberarse mediante el abandono del derecho real o
relación de poder. Mediante la renuncia del derecho real o del poder de hecho ejercido sobre la cosa,
también por imperio de la ley queda desobligado. Eso podría traer o no aparejada la extinción de la
obligación, pero lo cierto es que el abandonante deja de ser deudor. PEDIR EJEMPLO

2. ELEMENTOS ESENCIALES

SUJETOS. Personas físicas o jurídicas entre quienes se establece el vínculo obligacional. En toda relación
de obligación, la bipolaridad es de su esencia. Se trata de un derecho relativo, lo que significa que existen
dos situaciones jurídicas perfectamente definidas. La del titular del derecho subjetivo (el acreedor) y la de
quien se encuentra gravado con el deber jurídico frente al primero (el deudor).

Acreedor: persona que tiene derecho a exigir la prestación.


Deudor: es quien debe cumplir la prestación, quien esta obligado frente al acreedor.

-Los sujetos deben estar diferenciados, se debe saber quien es acreedor y quien es deudor. No hay obligación
si al tiempo de su nacimiento no existen sujetos diferentes.
-Si una persona es acreedora y deudora de sí misma, la obligación se extingue por confusión.

Unidad o pluralidad de sujetos: Puede existir pluralidad activa, pasiva o mixta. Tanto la unidad como la
pluralidad pueden ser originarias (al tiempo de nacimiento de la obligación), o derivadas (por un suceso
posterior). Cuando se esta en presencia de pluralidad, existen tantos vínculos jurídicos como sujetos hayan
involucrados.

REQUISITOS:
 Capacidad de Derecho y Capacidad de Ejercicio

 Determinabilidad: No es indispensable que los sujetos estén determinados desde el momento mismo de
su constitución, sino que deben ser al menos determinables. Deben estar fijadas en el momento
constitutivo las pautas para la individualización de los sujetos. La indeterminación absoluta obsta a la
existencia misma de la obligación.
Los sujetos deben estar determinados al momento de nacer la obligación, por excepción se pueden
determinar con posterioridad, por ejemplo:
-Cuando se desconoce quién cobrará un cheque
-Promesa de recompensa al hallador de un objeto perdido
En todos los casos al tiempo de cumplimiento los sujetos deben estar individualizados.

OBJETO. Art 725. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material y
jurídicamente posible, licita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica y debe
corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.
Posibilidad material o física: que la prestación pueda integrar el ser fenomenológico, que sea factible de
ser obrada. Imposibilidad del objeto debe ser originaria, objetiva y absoluta.
Posibilidad jurídica: se trata de conductas que el derecho impide; en tanto que la ilicitud versa sobre
hechos posibles que el derecho sanciona. Por ejemplo; el caso en que una persona se obligue a constituir un
derecho real que no está legislado. (No se puede hipotecar un bien mueble)
Licitud: No debe estar sancionada o prohibida por el ordenamiento.
Determinada o determinable: la prestación debe estar perfectamente individualizada desde el nacimiento
de la obligación, o puede precisarse con posterioridad, siempre antes del cumplimiento.
Susceptible de valoración económica: La prestación debe ser mensurable en dinero.
Interés del acreedor: puede ser patrimonial o extrapatrimonial. Por ejemplo: Caso de quien quiere aprender
música por mero placer, y contrata a un profesor.

CAUSA: Distinción entre causa fuente, causa fin y causa motivo: En nuestro ordenamiento las locuciones
“causa fuente” y “causa final” se emplean para asignar dicho rol a situaciones jurídicas puntuales.
1.- Sobre la causa fuente: Cuando se trata de la causa fuente o eficiente, hace referencia a los hechos
jurídicos, esto es, los acontecimientos que producen el nacimiento, la modificación o extinción de relaciones
o situaciones jurídicas. En el art. 726 del Cód. Civil y Comercial se identifica a la “causa” de las
obligaciones con su hecho generador.
Art. 726: Causa. “No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún hecho idóneo para
producirla, de conformidad con el ordenamiento jurídico”.
2.- Sobre la causa final: Es el fin autorizado por el ordenamiento que ha sido determinante de la voluntad.
Esta causa final se refiere al ordenamiento cuando emplea el concepto. Empero que existan causas finales
diferentes, y con sus propios efectos jurídicos, si la causa final del acto es ilícita, el acto jurídico no es
válido. La causa final de las obligaciones, existe e integra su objeto.
Causa fin Inmediata: Es la finalidad abstracta que han tenido las partes al contratar. En los contratos
iguales esta causa fin es siempre la misma (ej. en todas las compraventas, para el vendedor el fin es recibir el
precio y para el comprador es recibir la cosa en propiedad).
Causa fin Mediata: Son los móviles o razones particulares que ha tenido cada parte para obligarse (ej. en
una compraventa, el motivo o fin mediato del vendedor puede ser el destino que dará al dinero que reciba,
como ser: viajar por el mundo, comprar una estancia, hacerse una cirugía, etc.).
ELEMENTOS NATURALES: Son aquellos elementos que son introducidos por la ley. Aunque
acompañan normalmente a un contrato, pueden ser excluidos por los contrayentes mediante una cláusula, tal
sería el caso en la compraventa, la responsabilidad del vendedor por la evicción o por los vicios ocultos de la
cosa vendida, que se considera implícitamente comprendida en el contrato, mientras que las partes no
dispongan lo contrario estarán presentes siempre. Se trata de un elemento que no es de la esencia sino de la
naturaleza del contrato, que puede ser excluido por la manifestación de voluntad de las partes, y el contrato
no dejaría de ser tal.
ELEMENTOS ACCIDENTALES: Aquellos que pueden o no estar presentes, en cuya ausencia la
obligación no deja de ser tal. En el marco del Cód. Civil, se señalaba que eran tres: la condición, el cargo y
el plazo. En lo ateniente al cargo. Se trata de una obligación accesoria a un acto jurídico, y no de una
modalidad de las obligaciones.
El plazo y la condición pueden constituir modalidades de un acto jurídico (ej. un contrato de locación, que
necesariamente ha de estar sujeto a un plazo resolutorio), y también de una obligación en particular (ej. la
obligación de pagar el canon locativo que vence mensualmente).
Los verdaderos elementos accidentales de las obligaciones son el plazo y la condición.

3. NUEVAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES


a) Enumeración
-Contrato
-Enriquecimiento sin causa
-Empleo útil
-Declaración unilateral de la voluntad
-Responsabilidad Civil
-Gestión de útil
-Título valores
Enriquecimiento sin causa, se encuentra regulado en los arts. 1794 y 1795 del Cód. Civil y Comercial, que
rezan:
Art. 1794: Caracterización. “Toda persona que sin una causa lícita se enriquezca a expensas de otro, está
obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial del empobrecido. Si el
enriquecimiento consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si
subsiste en su poder al tiempo de la demanda”.
Art. 1795: Improcedencia de la acción. “La acción no es procedente si el ordenamiento jurídico concede al
damnificado otra acción para obtener la reparación del empobrecimiento sufrido”.
En el Derecho romano, la jurisprudencia romana fue sancionando poco a poco ciertos casos de
enriquecimiento sin causa, aunque sin llegar a formular un criterio general.
Acciones per condictionem: Fue la que introdujo esta nueva y última acción de la ley, solo para las
obligaciones de transferir la propiedad, en cantidad determinada y algunos años después la ley Capulnia, las
hizo extensivas a las obligaciones de toda cosa cierta.
Actio in rem verso: Estaba destinada a restablecer el equilibrio patrimonial destruido por una atribución
indirecta, originariamente en los casos en que un esclavo o un hijo de familia contrataba (era incapaz), y el
paterfamilias se beneficiaba, caso en el cual el que había contratado con el incapaz tenía una acción en
contra de aquel en la medida del enriquecimiento; luego también se extendió el mandatario o gestor, cuando
carecía de facultades, habiendo sido útil la gestión.
La acción por enriquecimiento sin causa es subsidiaria, (art. 1795).Razón por la cual si el ordenamiento ha
estatuido una específica para cierta situación, la del art. 1794 es inviable.
En concreto, el enriquecimiento sin causa desde mismos orígenes se ha circunscripto a la relación
enriquecimiento-empobrecimiento entre dos patrimonios.
Queda definitivamente establecido, que el enriquecimiento sin causa constituye una fuente autónoma, que da
origen a la obligación de “restituir” o “resarcir”. Que emplaza en calidad de acreedor al empobrecido, y en la
de deudor al enriquecido.
Los requisitos para su ejercicio son:
1) Enriquecimiento del deudor: Entraña un aumento en el patrimonio del sujeto (deudor), y que se puede
producir por el ingreso de bienes, por una disminución del pasivo, también indebida.
2) Empobrecimiento de otro sujeto (acreedor): Se trata de todo menoscabo de orden patrimonial que
padece quien quedara emplazado como acreedor (demandante), y que se concreta en la privación de la
propiedad de goce de un bien.
3) Relación causal entre enriquecimiento y empobrecimiento: Se trata de una correlación o
correspondencia entre ambas situaciones, derivadas del mismo hecho, en relación causa-efecto, y de manera
concomitante.
4) Ausencia de justa causa: Si existe una causa avalada por el ordenamiento que justifique la situación, el
empobrecido no tiene acción alguna en contra del enriquecido.
5) Momento del enriquecimiento y el empobrecimiento: En principio la cuestión ha de valorarse en el
momento en que se produjo el hecho jurídico que hizo nacer la obligación, ya que el enriquecimiento y el
empobrecimiento han de ser concomitantes. La suerte que hayan corrido los bienes en crisis con
posterioridad al suceso, en manos del enriquecido (sea por su propia responsabilidad la de terceros, o por
causas ajenas) entendemos que en principio le es inoponible al empobrecido, sin perjuicio de que en ciertos
casos puntuales, por razones de equidad, buena fe o ejercicio regular de los derechos, pueda llegar a
morigerarse el contenido de la obligación, en el caso concreto, si es que al tiempo de la demanda, o en algún
otro momento ulterior el desbalance producido muta de alguna manera.
6) No debe existir una acción específica. Importancia: Surge que, si el ordenamiento confiere una acción
en particular tendiente a la reparación del empobrecimiento, la acción general (art. 1794), es inviable. La
cuestión tiene importantes proyecciones: no solo en razón de que las otras acciones suelen tener alcances y
sentidos diferentes (pueden comprender el enriquecimiento injusto o a veces extender sus efectos, o
limitarlos), sino además en que cada acción tiene su propio plazo de prescripción. Por ende, se prescribe la
acción específica, todo derecho se habrá extinguido para su titular, quien no podrá acudir a la acción por
enriquecimiento.
7) Irrelevancia de la conducta obrada por las partes: Se trata de una situación objetiva, en el sentido de
que no es necesaria la comisión de acto ilícito alguno para que nazca la acción por enriquecimiento: si se
verifican los requisitos de procedencia, la obligación se genera. Debe advertirse que ausencia de justa causa
no es sinónimo de ilicitud. Se trata de un enriquecimiento sin causa, y no por causa ilícita, y que deviene
injusto; y lo que se pretende no es un resarcimiento de “daños” sino el restablecimiento de un desequilibrio
patrimonial que no debía acontecer.
Pago indebido: Si el pago efectuado carece de fundamentos, éste no produce efectos extintivos pues no
existe obligación antecedente a cumplir. A su vez, quien efectuó el desembolso tiene derecho al recupero y
nace la obligación de restituir, a cargo de quien recibió la prestación.
El pago indebido no aparece regulado como una especie de pago en el nuevo Código, pues en este caso no
se trata del cumplimiento de una obligación, ni concurren los elementos que tipifican este modo extintivo de
las obligaciones.
El Código Civil y Comercial de la Nación prevé distintos casos en los que el pago resulta repetible:
1. Pago por una causa inexistente o no subsistente: tiene lugar cuando no hay una obligación válida;
cuando la causa dejó de existir; o cuando el pago se realiza en consideración a una causa futura, que no se va
a producir (art. 1796 inc. a]). Este caso responde a la tradicional figura del "pago sin causa”.
2. Pago por quien no está obligado, o no lo está en los alcances en que paga, a menos que lo haga como
tercero; o bien recibido por quien no es acreedor, a menos que se entregue como liberalidad (art. 1796 incs.
b] y c]).
3. Pago de causa ilícita o inmoral: Requiere torpeza por parte del solvens, además de falta de conciencia
sobre el carácter ilícito del pago, si se pretende la repetición de lo abonado (conf. art. 1799 c]). Ello es así,
pues la ley procura disuadir conductas ilícitas e inmorales y restarles protección normativa.
4. Pago obtenido por medios ilícitos: Este caso en realidad se presenta cuando el deudor paga aquello que
debe, a un acreedor que percibe aquello a lo cual tiene derecho; pues si quien paga es un tercero, se tratará
de un pago sin causa. Pero los medios de pago en sí son dolosos o violentos: así, por ejemplo, el adquirente
obtiene la entrega del bien debido a costo rebajado, según el compromiso asumido por el vendedor, pero al
efecto lo amenaza con un arma de fuego. La norma autoriza la repetición en estos supuestos, y al hacerlo
sigue el criterio previsto en el Código de Vélez, no así la opinión de la doctrina mayoritaria que se pronunció
por la irrepetibilidad, por considerar que entre los obligados sí hay causa de la obligación en estos supuestos,
entre otras razones.
En cualquier caso, el accipiens podrá ser civil y hasta penalmente responsable, si su obrar antijurídico causó
un daño al solvens. El CCyC establece que la repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecha con
error (Art. 1797).
Acción de repetición: La repetición obliga a restituir lo recibido, conforme a las reglas de las obligaciones
de dar para restituir. Sin embargo, la ley prevé las siguientes excepciones a tal principio (art. 1799 CCyCN):
a) la restitución a cargo de una persona incapaz o con capacidad restringida no puede exceder el provecho
que haya obtenido; dada la protección especial de la cual son merecedoras, en su caso, la obligación de
restitución se limita a la utilidad recibida por causa del pago, a pesar de la falta de alguno de sus elementos
esenciales;
b) en supuestos en los cuales quien recibió el pago indebido de buena fe, destruyó el título representativo de
la deuda (ej.: un cheque, un pagaré, etc.), o bien renunció a las garantías en virtud de dicho pago (ej.:
fianzas, hipotecas, etc.), no corresponde la restitución. El legislador se pronuncia en este caso en favor de
quien, obrando rectamente, se deshizo de los elementos de resguardo de su crédito a raíz del pago indebido,
aunque asigna al pagador, el derecho de subrogación legal;
c) en el caso de pago de causa ilícita o inmoral, sólo la parte que no actúa con torpeza tiene derecho a la
restitución. Y si ambas partes actúan torpemente, el crédito tiene el mismo destino que las herencias
vacantes, es decir que en principio será beneficiario de su monto el Estado Argentino, de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires o el de la provincia donde el pago se realice.
-La declaración de voluntad unilateral puede considerarse fuente de obligaciones, si se acepta que la
voluntad de una persona es apta para crear obligaciones perfectamente válidas y exigibles a su cargo, aun
antes de la concurrencia de la voluntad del acreedor. Así las cosas, es el deudor quien se crea obligaciones
cuyo incumplimiento dará lugar a la responsabilidad civil. Y la aceptación por parte del beneficiario de la
promesa unilateral, dará nacimiento al derecho de crédito, con efecto retroactivo al día del compromiso o
según se pacte.
A lo largo del tiempo, en nuestro país se sostuvo una controversia con relación a si esta figura debía o no
ser considerada fuente autónoma de las obligaciones. De acuerdo al Código aprobado, que sigue el criterio
de la doctrina mayoritaria, la declaración unilateral de voluntad causa una obligación jurídicamente exigible
en los casos previstos por la ley o por los usos y costumbres, y se aplican a ella subsidiariamente las normas
relativas a los contratos. Además, se regulan expresamente especies relevantes de esta fuente como la
promesa pública de recompensa y el concurso público.
Cabe aclarar que para que este tipo de obligaciones puedan ser contraídas por un apoderado, la ley requiere
que se le otorguen facultades expresas.
1.- Promesas publica de recompensa: De acuerdo al art. 1803 del Código aprobado: "El que mediante
anuncios públicos promete recompensar, con una prestación pecuniaria o una distinción, a quien ejecute
determinado acto, cumpla determinados requisitos o se encuentre en cierta situación, queda obligado por esa
promesa desde el momento en que llega a conocimiento del público".
La ley dispone además sobre algunos aspectos relevantes que hacen al funcionamiento de este instituto, que
son los siguientes:
a. Plazo: Si la promesa se formula consignando el plazo de su vigencia, se estará a dicho plazo. En cambio,
si la promesa se formula sin plazo (expreso o tácito), ésta caduca a los seis meses contados desde el último
acto de publicidad, si nadie comunica al promitente el acaecimiento del hecho o de la situación prevista.
b. Atribución de la recompensa: Bien puede suceder que más de una persona realice el acto, cumpla con
las condiciones o bien se encuentre en la situación prevista al ofrecerse la recompensa. En tal supuesto, debe
determinarse quién o quiénes serán los beneficiarios de tal recompensa. Al respecto, la ley establece las
siguientes soluciones: a) cumplimiento por varias personas separadamente: la recompensa corresponde a
quien primero ha comunicado tal cumplimiento al promitente en forma fehaciente, pero si la notificación es
simultánea, el promitente debe distribuir la recompensa en partes iguales. A su vez, si la prestación es
indivisible, se atribuye por sorteo; b) cumplimiento por varias personas en común: se aplica el criterio
acordado por los contribuyentes, siempre que hubiere sido comunicado al promitente en forma fehaciente.
En subsidio, el promitente entrega lo prometido por partes iguales a todos y, si es indivisible, lo atribuye por
sorteo. Esta solución no excluye las acciones internas entre contribuyentes, a dirimirse mediante amigables
componedores.
c. Revocación: Cuando la promesa se formuló por un plazo (expreso o tácito), no existe libertad del
promitente para revocarla, sino que requiere de la invocación de una justa causa. En cambio, si la
recompensa se ofreció públicamente sin fijación de un plazo, ésta puede ser retractada en todo tiempo por el
promitente. Sobre los efectos de la revocación, se dispone: a) éstos operan desde su publicidad en un medio
idéntico o equivalente al utilizado para la promesa; y b) la revocación resulta inoponible a quien ejecutó el
acto o bien cumplió con las condiciones previstas antes del primer acto de publicidad de la revocación.
2.- Concurso público con premio: Se trata de una promesa dirigida a quienes reúnen determinadas
condiciones, y que realizan trabajos artísticos, científicos, industriales, literarios, etc. Les permite acceder a
becas de estudio, bienes, cargos, obras, etc. Al cumplir con las requisitos y atribuirse el premio a una
persona o empresa determinada, se entiende que el beneficiario acepta la oferta y sus condiciones. El nuevo
código establece:
a) Requisitos de validez: la promesa de recompensa al vencedor de un concurso requiere necesariamente de
un anuncio que contenga el plazo otorgado para la presentación de los interesados y de realización de los
trabajos previstos.
b) Destinatarios de la promesa: puede dirigirse a cualquier persona o a personas determinadas por ciertas
calidades que deben ser claramente anunciadas.
c) Asignación del premio: ésta corresponde al jurado designado y publicitado, cuyo dictamen obliga a los
interesados. A falta de designación de un jurado, se entiende que la adjudicación queda reservada al
promitente.
Cuando todos o varios de los concursantes tienen el mismo mérito, corresponde la distribución del premio
en partes iguales entre los designados. Si el premio es indivisible, se adjudica por sorteo. Puede declararse
desierto cualquiera de los premios llamados a concurso.
d) Cesión de derechos pecuniarios sobre la obra: en tanto los concursos con premio referidos a obras
artísticas o científicas habitualmente significan la promoción de sus resultados y el reconocimiento de
creadores nóveles, muchas veces el promitente se reserva los derechos económicos de la obra a cambio de
tal promoción y de la asunción de los costos que significa el concurso. La ley reconoce tal facultad, pero con
límites: dicha transmisión de derechos sólo es admisible si fue prevista en las bases del concurso, y por lo
tanto, conocida y aceptada por los destinatarios.
3.- Garantías unilaterales: Se trata de garantías abstractas que no se subordinan a la obligación principal, y
que obligan al garante a cumplir ante el primer reclamo del acreedor, impidiéndole oponer las defensas o
excepciones que asisten al deudor del contrato-base.
Las garantías unilaterales son vistas como poderosas "armas de presión" que producen el efecto de invertir el
rol de las partes: es que por medio de éstas el beneficiario (el importador, en nuestro ejemplo) se cobra
directamente del garante (ej.: el banco) a su "simple demanda", y si su reclamo resulta infundado o su
razonabilidad debe debatirse, será el ordenante (el exportador) o eventualmente el propio garante, quien
deba demandar y probar la falta de derecho al cobro total o parcial de la garantía.
El Código aprobado, reconoce estas figuras asociándolas a las llamadas "garantías de cumplimiento a
primera demanda" o "a primer requerimiento", y las califica expresamente como declaraciones unilaterales
de voluntad. Ante el cumplimiento por el garante, deja a salvo la repetición contra el beneficiario, el
ordenante o ambos. A su vez, establece que en el caso de fraude o abuso manifiestos por parte del
beneficiario que surjan de prueba instrumental u otra de fácil y rápido examen, el garante o el ordenante
podrán requerir que el juez fije una caución adecuada a cargo de aquél, que deberá satisfacerse antes del
cobro.
En cuanto a sus formas, se admite su instrumentación mediante documento público o privado, y cuando
fueren emitidas por entidades financieras o compañías de seguros, las garantías pueden asumirse en
cualquier clase de instrumento particular.
4.- Promesa de pago y reconocimiento de la obligación: Se trata de manifestaciones de voluntad por las
que el deudor admite estar obligado al cumplimiento de una prestación, o bien se expresa formalmente en el
sentido de que cumplirá con la prestación debida. Cuando estos compromisos se manifiestan de manera
unilateral, hacen presumir la existencia de una fuente válida, excepto prueba en contrario.
5.- Cartas de crédito: Consisten en declaraciones unilaterales de voluntad que se expresan en documentos
emitidos por bancos u otras entidades autorizadas por ley, muy utilizadas en materia de compraventas
internacionales. Obligan al emisor o confirmante, pudiendo formalizarse mediante cualquier instrumento
particular.
-Responsabilidad civil
-Títulos valores
Enriquecimiento sin causa:
4. RECONOCIMIENTO CAUSAL Y ABSTRACTO
El reconocimiento consiste en una manifestación de voluntad, expresa o tácita, por la que el deudor admite
estar obligado al cumplimiento de una prestación (art 733). Se trata de un acto unilateral del deudor, que
como tal no requiere de la intervención necesaria del acreedor y es eficaz incluso si está dirigido a un
tercero.
El reconocimiento sirve para generar el instrumento que nos sirve para exigir el cumplimiento de la
prestación. En el sistema jurídico argentino, el reconocimiento de la obligación consiste en una
manifestación de voluntad, en virtud de la cual el deudor asevera la existencia de una obligación anterior que
tenía con el acreedor (art 735). Pero desde la sanción del nuevo Código se admite también el reconocimiento
como promesa autónoma de deuda.
Sistema causal: el acto de reconocimiento declara, admite, la existencia de una obligación anterior, a fin de
eliminar toda incertidumbre o controversia que exista o pueda surgir. (El sistema del Código Civil
Argentino).
Efectos:
• Prueba de la obligación: En consecuencia, la negativa del deudor a pagar, si hubo reconocimiento de la
obligación, el acreedor podrá ejercer las acciones legales correspondientes para el cobro y, en general, acudir
a los recursos que le proporciona el ordenamiento jurídico para ver satisfecho su crédito.
Sin embargo, puede suceder que no haya coincidencia entre el contenido de la obligación original y el que
surge del reconocimiento, en el supuesto de que este último sea causal. En tal caso corresponde atender al
título primordial, pues, aquí el reconocimiento no es una nueva causa del deber. Por ello, si este agrava la
prestación original o la modifica en perjuicio del deudor, debe estarse al título originario, si no hay una
nueva y licita causa de deber (Art. 735 CCC).
El texto legal no contempla la situación opuesta, es decir, el supuesto en el cual el reconocimiento contenga
condiciones más favorables para el deudor. En este caso, el acreedor podrá pretender el cumplimiento de la
obligación en las condiciones originarias, y el deudor deberá atenerse a ello, a menos que demuestre que
hubo novación o bien remisión parcial de la obligación por parte del acreedor.
Estas disyuntivas no se presentan en el supuesto del reconocimiento autónomo de deuda, donde el acto es
abstracto y no hay remisión a una obligación anterior.
Interrupción de la prescripción: Como consecuencia, se considera aniquilado el tiempo corrido con
anterioridad al reconocimiento, reiniciándose el curso de la prescripción por un nuevo termino. La razón de
ello es que se presume que con el reconocimiento, el deudor se somete a la relación obligacional, dejando
sin efecto la inactividad del acreedor.
Art. 733: Reconocimiento de la obligación. “El reconocimiento consiste en una manifestación de voluntad,
expresa o tácita, por la que el deudor admite estar obligado al cumplimiento de una prestación”.
Art. 734: Reconocimiento y promesa autónoma. “El reconocimiento puede referirse a un título o causa
anterior; también puede constituir una promesa autónoma de deuda”.
Art. 735: Reconocimiento causal. “Si el acto del reconocimiento agrava la prestación original, o la
modifica en perjuicio del deudor, debe estarse al título originario, si no hay una nueva y lícita causa de
deber”.

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