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Alcoholismo: Un Carrusel Llamado Negación

Capítulo Uno
por Reverendo Joseph L. Kellermann

El alcoholismo es un drama en tres actos en el que toman parte por lo menos cuatro
personajes: el bebedor y su familiar los amigos, los compañeros de trabajo y hasta los consejeros,
quienes pueden contribuir a mantener girando el Carrusel. El alcoholismo rara vez aparece en una
persona sin que afecte a otras; es extraño que continúe aislado de los demás.

Un individuo bebe mucho y se emborracha, y los demás reaccionan contra la borrachera y sus
consecuencias. El bebedor responde a esta reacción y vuelve a beber. Esto establece un Carrusel
de culpa y negación, semejante a un espiral hacia abajo, lo cual caracteriza al alcoholismo. Por
consiguiente, para entender el alcoholismo, debemos mirar no sólo al alcohólico, sino observar la
enfermedad como si estuviéramos sentados entre los espectadores de una obra teatral, y
contempláramos cuidadosamente las actuaciones de todos los actores del drama.

Tan pronto se levanta el telón, vemos al alcohólico como la estrella del primer acto. El hace
toda la actuación, los demás reaccionan ante lo que él hace. Es un hombre entre los 30 y 55 años
de edad, usualmente inteligente, capacitado, y a menudo triunfador en su trabajo o profesión, pero
que su meta en la vida no está al alcance de su capacidad. Vemos que es sensitivo, solitario y
tenso. Es también inmaduro, y en tal forma que crea una verdadera dependencia, no obstante
poder actuar en forma independiente a fin de negar este hecho. También niega ser responsable de
los resultados de su comportamiento. De esta dependencia y negación es que este drama se llama
<<Un Carrusel Llamado Negación>>. Para que él actúe en esta forma, los demás deben hacer
posible esta actuación. Es por eso que debemos observar cuidadosamente lo que cada actor
representa en la obra.

El alcohólico ha aprendido que el uso del alcohol le hace sentirse mejor. Para él, esto es una
bendición, no una maldición; es su medicina, no su veneno. Por unas cuantas horas lo aleja de sus
tormentos, desaparecen sus temores, disminuye su tensión, remueve su soledad y resuelve todos
sus problemas.
PRIMER ACTO

La obra comienza con el alcohólico exclamando que nadie puede decirle a él lo que debe hacer,
él es quien le dice a todos qué deben hacer. Esto hace muy dificil que la familia pueda hablar
sobre la bebida y sus resultados. Aún cuando es indiscutible que la bebida está causando serios
problemas; él simplemente no los discutirá. La conversación es como una calle de una sola vía.
Nadie parece oír lo que los otros están diciendo. Ambas partes dicen una cosa, y sin embargo
hacen otra. Es por eso que es necesario ver la obra para entender el alcoholismo. Observar al
alcohólico solamente, leer una descripción cientifica de la enfermedad, o escuchar las historias de
sufrimientos de la familia es sólo una pequeña parte del drama. La palabra clave del alcoholismo
es <<Negación>>, una y otra vez las personas no hacen lo que dicen, o niegan lo que han hecho.
Si pudiéramos ver la obra por television y apagar el sonido, entenderiamos mucho mejor lo que
realmente está sucediendo.

Al comienzo del primer acto el alcohólico necesita de un trago y lo toma. Bebe un sorbo con
rapidez, no despacio y con calma. Puede beber sin recato, pero posiblemente ocultari la cantidad
que toma, haciéndolo fuera de la escena y no en presencia de los otros actores de la obra. Está es
la primera parte de la negación: ocultar la cantidad que bebe. Pero esto nos demuestra que él sabe
que esta bebiendo demasiado. Bebe mis que los otros, más a menudo, y sobre todo, esto significa
más para él que para los otros.

Beber en exceso y muy frecuentemente no es asunto de elección. Es el primer signo de


alcoholismo. Negaciones repetidas como el esconder la botella y el beber solo, revela cuán
importante se ha vuelto el alcohol para ayudarle a sentirse mejor. Después de uno o dos tragos, ya
no puede parar de beber.

Después de unos tragos mis, vemos un profundo cambio en el alcohólico. Revela una sensación
de triunfo, bienestar y de autosuficiencia. Está en la cúspide del mundo y puede actuar como si
fuera un pequeño Dios. Ahora él está en lo cierto y los demás equivocados. Esto sucede con
facilidad cada vez que alguien objeta su forma de beber.

En los alcohólicos no hay una manera uniforme de actuar cuando están intoxicados, pero
cualquiera que ésta sea, no es racional ni sensible, sino irresponsable. Ignoran todas las reglas de
conducta social, a veces inclusive hasta un grado criminal, de lo cual un claro ejemplo es el
manejar un automóvil cuando estan bajo la influencia del alcohol. Si una persona sobria actuase
en esta forma, sin duda le consideraríamos loco.

Si las borracheras continúan por largo tiempo, el alcohólico crea una crisis, se mete en
problemas y termina en un completo caos. Esto puede suceder de muchas formas, pero el patrón
es siempre el mismo: el alcohólico es una persona dependiente, que se comporta como si en
realidad fuera independiente y su forma de beber hace que fácilmente se convenza de que esto es
cierto, aunque el resultado de sus borracheras lo hace cada vez mis dependiente de los demás.
Cuando su autocreada crisis estalla, espera que algo suceda; la ignora y le da de lado o llora para
que alguien lo saque de ese apuro. El alcohol, que al principio le dio una sensación de triunfo e
independencia, ahora se ha quitado la mascara y revela al niño indefenso y dependiente que es.

SEGUNDO ACTO

En el segundo acto el alcohólico no hace nada, ya que espera que los demas hagan algo por él.
Los otros tres personajes entran en escena y el alcohólico se beneficia con lo que ellos hacen. En
este acto él hace poco o nada, pues todo se lo hacen.

EL PROPICIADOR

La primera persona en aparecer es el que podemos llamar el Propiciador, el servicial <<Señor


Puro>>, que impulsado por su propia ansiedad y sentido de culpabilidad puede querer rescatar a
su amigo alcohólico de su trance apurado, salvarte de la crisis inmediata y asi aliviarle la
intolerable tensión creada por la situación. Realmente esta persona puede estar satisfaciendo su
auto necesidad más bien que la del alcohólico, aunque no se da cuenta de ello. El Propiciador
puede ser un hombre ajeno a la familiar quizas un pariente, aunque a veces este papel es
personificado por una mujer.

También puede ser representado por las tan conocidas <<profesiones auxiliares>>, como los
clérigos, médicos, abogados y trabajadores sociales. Muchos de ellos han tenido poca o ninguna
de las instrucciones científicas sobre alcohol y alcoholismo, lo cual es esencial para esa clase de
consejo especializado. Careciendo de este conocimiento, manejan la situación de la misma forma
que el Propiciador no profesional. Esto le impide al alcohólico el proceso de aprendizaje por
medio de enmendar sus propios errores, y le acondicionan para hacerle creer que siempre habrá
un protector que vendrá en su ayuda, aunque los Propiciadores insistan en que el no le volverán a
ayudar, siempre lo harían en una u otra forma ... y el alcohólico asi lo espera. Estas operaciones
de rescate pueden ser tan compulsivas como la bebida.

LA VICTIMA

El siguiente personaje que aparece en escena puede ser llamado la Victima. Este puede ser el
jefe, el patrono, el capataz o supervisor, el oficial de mando en la vida militar, un socio de
negocios, o a veces, un compañero de trabajo. La Victima es la persona que se hace responsable
de hacer el trabajo del alcohólico, si éste se ausenta debido a sus borracheras, o le ayuda a
realizarlo cuando sufre el malestar posterior a las borracheras. Las estadísticas en la industria
muestran que cuando el tiempo del trago interfiere con el empleo del trabajador, esto se debe a
que el alcohólico puede ser un empleado antiguo de la compañia, y por esa razón su jefe ha
llegado a tomarle una gran amistad. La protección humana es una reacción perfectamente normal;
siempre hay la esperanza que ésa sea la última vez. El alcohólico se ha vuelto completamente
dependiente de esta repetida protección y encubrimiento por parte de la Victima; de otra forma no
podria continuar bebiendo de esa manera. Se veria forzado a dejar la bebida o a dejar el trabajo.
En este caso es la Victima quien <<Propicia>> que el alcohólico continue bebiendo
irresponsablemente sin perder su trabajo.

EL PROVOCADOR

El tercer personaje en este acto es la persona clave en la obra: el cónyuge, el padre, la madre, o
la persona con quien el alcohólico vive. Por lo general es la esposa o la madre. Es veterana en su
papel y lo ha representado mucho más tiempo que los otros en este acto. Ella es la Provocadora.
Es la que se siente lastimada y dolida por los repetidos episodios de borracheras, pero mantiene la
unidad familiar a pesar de todos los problemas causados por la bebida. En cambio, alimenta con
su amargura, resentimiento, temor y dolor la vida conyugal; por consiguiente se convierte en la
verdadera fuente de provocación. Controla, trata de forzar los cambios que desea, se sacrifica, se
acomoda, nunca desiste de su empeño, nunca cede; pero sobre todo, nunca olvida. La actitud del
alcohólico es que sus fallos deben de ser aceptables, pero ella no debe de fallarle nunca. El actúa
con completa independencia e insiste en que hará lo que le parezca, pero espera que ella haga
exactamente lo que él dice que haga, o que no haga. Y claro está, ella debe de estar siempre en la
casa para cuando él llegue, si es que llega.

Este personaje pudiera también ser llamado <<el Arreglalotodo>>, porque constantemente
arregle las crisis y problemas causados por la bebida. El alcohólico la acusa de todo lo que va mal
en el hogar y en el matrimonio; ella en cambio, hace todo lo posible para que su matrimonio se
mantenga, y demostrarle a su esposo que él es el equivocado. Ella es la esposa y ama de casa, y
además puede verse obligada a ganar parte del sustento familiar. Conviviendo con un hombre
cuya enfermedad es el alcoholismo, quiere ser la enfermera, médica y consejera a un tiempo. Pero
no puede ejercer estas tres funciones sin perjudicarse o perjudicar a su esposo. Está tan disgustada
que no puede hablar con él sin añadir más y más culpas, amargura, resentimiento y hostilidad a
una situación ya de por si insostenible. Pero no obstante, las costumbres de nuestra sociedad
preparan y acondicionan a la esposa para representar este papel. Si se niega, se encontrará
actuando en contra de lo que la familia y la sociedad consideran la función correcta de una esposa.
No importa lo que el alcohólico haga, di siempre regresa al hogar; éste es el lugar a donde todos
van cuando no hay otro sitio adonde ir.

El acto segundo es representado ahora en toda su plenitud. El alcohólico en su desesperada


condición ha sido rescatado, repuesto en el trabajo y devuelto al seno de la familia como un
miembro más. Esto lo disfraza de adulto responsable, pero como todo fue hecho por los otros y no
por él, su dependencia es mayor y sigue comportándose como un niño con ropaje de adulto. Los
resultados son que los efectos, problemas y confusiones creadas por el alcohólico han sido
resueltos y aclarados por otros. Las dolorosas consecuencias de la bebida fueron sufridas por las
otras personas, y no por el bebedor. Esto le permite a él continuar bebiendo como una forma de
resolver sus problemas. En el Primer Acto el alcohólico eliminó todos sus dolores y miserias
emborrachándose; en el Segundo Acto los problemas y los resultados dolorosos de sus
borracheras son resueltos por otras personas. Todo esto convence al alcohólico de que puede
seguir comportándose indefinidamente en forma tan irresponsable.

TERCER ACTO

El Tercer Acto comienza casi en la misma forma que el Acto Primero, pero algo ha sido
añadido por los Actos Primero y Segundo. La necesidad de negar su dependencia es ahora mayor,
y debe de ser expresada de inmediato y mis enfáticamente. El alcohólico niega el tener problema
con la bebida, niega ser un alcohólico, niega que el alcohol le esté causando problemas, rechaza el
reconocer que alguien lo haya ayudado, etc., más y más negaciones. Niega que pueda perder su
trabajo e insiste en que él es el mejor y más diestro en su empleo o profesión. Pero sobre todo,
niega haberle causado el menor problema a su familia. De hecho culpa a su familia, especialmente
a la esposa, por todo el desvelo, molestias y problemas innecesarios. Puede incluso insistir en que
su esposa está loca, y que necesita ver a un psiquiatra. A medida que la enfermedad y el conflictos
empeoran, el marido a menudo acusa a la esposa de infidelidad conyugal; aunque no tenga ni una
razón verdadera para estas acusaciones.

Algunos alcohólicos adquieren la misma negación cuando adoptan una actitud de absoluto
silencio, y rehusan discutir nada concerniente a sus borracheras. La razón es que es demasiado
doloroso recordar. Otros permiten a la familia que discuta sobre lo que hicieron mal, o dejaron de
hacer; ya sea que estuvieran borrachos o sobrios. Pero la esposa nunca olvidara lo que su esposo
hace; él puede que no lo recuerde porque estaba intoxicado, sin embargo nunca olvidara lo que su
esposa le dijo que hizo o dejó de hacer.

El problema verdadero es que el alcohólico está bien consciente de la verdad, lo cual niega con
tanta vehemencia. El sabe de sus borracheras, y está consciente de su fracaso. Su culpabilidad y
remordimiento se han vuelto intolerables a tal punto que no puede resistir la critica o el consejo de
los demás. Sobre todo, el recuerdo de su intima incapacidad y su fracaso es mis que embarazoso
al finalizar el primer acto; resulta demasiado doloroso para una persona que piensa y actúa como
si fuera un pequeño Dios en su propio mundo.

Con el tiempo la familia se ajusta a convivir todos unidos. El alcohólico puede negar que
volverá a beber, y los otros actores de la obra juran que nunca más le ayudaran. El Propiciador
dice que nunca más irá en su rescate. La Victima no le permitira otra ausencia del trabajo debido a
sus borracheras. La Provocadora, ya sea la esposa o la madre, le dice al alcohólico que no puede
vivir mis en su compañía bajo esas condiciones.

Cuanto se ha dicho es completamente diferente de lo que cada cual ha hecho y hará otra vez.
El Propiciador, la Victima y la Provocadora han dicho lo mismo anteriormente, pero nunca lo han
llevado a cabo. El resultado es que el sentimiento de culpabilidad y fracaso del alcohólico
aumenta, su seguridad de semi dios de que puede hacer lo que le plazca es desafiada y todo esto
viene a aumentar su ya pesada carga de tensión y soledad. Si este dolor mental se hace intolerable,
especialmente por el cambio de actitud y acción de los otros miembros del reparto, puede hacer
una Cinica y segura forma de remover su dolor, venciendo su culpabilidad y sensación de fracaso
y recobrando un sentido de estimación y dignidad personal. No obstante si el Segundo Acto es
protagonizado como fue descrito, lo mis probable es que en el Tercer Acto, el alcohólico vuelva a
beber. Esta es su forma mis segura para aliviar todo el dolor, resolver todos sus problemas y
alcanzar una sensación de bienestar. El recuerdo del confort y el beneficio inmediato que le
proporciona el alcohol, borran el conocimiento de lo que sucedera si vuelve a beber. Además
siempre en el fondo de su mente tiene la esperanza de que esta vez él podrá controlar la bebida y
disfrutar los grandes beneficios que una vez gozó por medio de la bebida. Lo que aparece
absolutamente necesario para el alcohólico ocurre, asi pues, comienza a beber de nuevo.

Cuando él toma su trago la obra no se termina, las cortinas caen a la terminación de los Actos
Primero y Segundo, pero en el Tercer Acto la obra de repente vuelve al primer acto sin bajar las
cortinas. Es como ver una pelicula de tres rollos que continua proyectándose sin parar. Si las
personas en el auditorio permanecen sentadas por largo tiempo y los primeros dos actos son
ejecutados como fueron descritos anteriormente, los tres actos se repetirán una y otra vez, y al
final del Tercer Acto el alcohólico volverá a beber otra vez. Como los años pasan, los actores
envejecen, pero hay poco cambio en las palabras o en la acción de la obra.

Si los primeros dos actos son representados como ya fueron descritos, el Tercer Acto
continuará en la misma forma, Si el Primer Acto no hubiese ocurrido, no hubiéramos tenido el
comienzo del drama sobre el alcoholismo y la obra hubiese terminado. Esto hace que el Segundo
Acto sea el único en el cual el trágico drama del alcoholismo puede ser cambiado, el único Acto
en el cual la recuperación del alcohólico puede ser iniciada por las decisiones y acciones de los
otros personajes.

En el Segundo Acto el alcohólico ha aceptado todo lo que los otros hicieron por él, quienes
actuaron de esa forma por su propia voluntad o porque simplemente no pudieron resistir el no
ayudarlo. Es por eso que este Acto posee el verdadero potencial para romper el espiral hacia abajo
del alcoholismo y su carrusel de negaciones. Veamos ahora qué sucede cuando aquellos
relacionados con el alcohólico determinan crear un cambio en la situación.
CAPÍTULO TRES

LA RECUPERACION COMIENZA EN EL SEGUNDO ACTO

Una recuperación planificada, desde el punto del alcoholismo, debe comenzar por los
personajes en el segundo acto. Ellos deben aprender cómo las personas afectadas por esta
enfermedad se afectan las unas a las otras, y después aprender la parte más difícil que es actuar en
una forma enteramente diferente.

Los nuevos papeles pueden ser aprendidos con sólo poner en practica los conocimientos y
descubrimientos de otros que comprenden y entienden esta obra. Si el Segundo Acto se escribe de
nuevo y es presentado en escena otra vez, hay razones para creer que el alcohólico se recuperará.
El está encerrado en su enfermedad, pero son otros los que tienen la llave de la cerradura.
Nosotros no podemos obligarle a que abandone la idea de que la bebida le resolverá sus
problemas, pero si le abrimos la puerta estará en libertad para salir.

Si el alcohólico es rescatado de cada crisis, si el jefe se deja convertir en una Victima una y otra
vez, y si la esposa reacciona como una Provocadora, entonces no hay ni un 10% de oportunidad
de que el alcohólico se recupere. El está virtualmente indefenso y no puede por sí mismo romper
la cerradura, pero puede recuperarse si los otros actores de la obra aprenden cómo romper la
dependencia del alcohólico hacia ellos, esto es, rehusando a ceder en cada ocasión. El alcohólico
no puede hacer girar el Carrusel, a menos que otros viajen con él y le ayuden a que gire. Los
actores en el segundo acto insisten en preguntarle al alcohólico por qué no para de beber, y en
esto es en lo que fallan, porque están contribuyendo a que él intente una y otra vez de solucionar
sus problemas humanos básicos por medio de la bebida. No es cierto que un alcohólico no pueda
ser ayudado hasta que él desee esa ayuda; lo que si es cierto es que no hay la más remota
posibilidad de que el alcohólico pare de beber si otras personas insisten en quitarle de encima
todas las consecuencias dolorosas de la bebida. Los actores en el segundo acto encontrarán muy
difícil cambiar de actitud, ya que les sería más fácil y menos doloroso el decir que el alcohólico
no tiene cura, que tener que enfrentarse a la agonia de aprender a representar un nuevo papel.

El Propiciador y la Victima deben también de buscar información, comprensión y


entendimiento, si planean cambiar sus papeles. La esposa o la madre debe unirse a un programa
de consulta y terapia, si es que quiere hacer un cambio básico en su vida.

Para entender el papel de los tres actores secundarios de este drama, debemos recordar que
ellos no han aprendido a representar estos papeles de la noche a la mañana. Solamente
representaron el papel que de ellos se esperaba, ya que habian sido enseñados a actuar en esa
forma. Se imaginaban que estaban ayudando al alcohólico sin saber que lo que hacian era
perpetuar su enfermedad, y hacer casi imposible la recuperación del enfermo.
LOS PROPICIADORES

El Propiciador es la persona que piensa que no debe dejar que el alcohólico sufra las
consecuencias de sus borracheras, cuando le es tan fácil hacer una simple operación de rescate.
Para esta persona, esto resulta igual que salvar a alguien que se está ahogando; algo que
simplemente debe de hacerse. Pero esta misión de rescate le transmite al alcohólico lo que en
realidad está pensando el rescatador: "Usted no es capaz de hacer nada sin mi ayuda". Asi el
Propiciador manifiesta la falta de fe en la habilidad del alcohólico para cuidarse por si mismo, lo
cual es una forma de juicio y condenación.

El papel del Propiciador profesional — clérigo, médico, abogado y trabajador social — puede
ser mis destructivo aún, si éste acondiciona a la familia para que trate de reducir las crisis en vez
de utilizarlas para iniciar un programa de recuperación. Posiblemente durante cinco años o más, la
familia ha sabido que la bebida ha estado creando problemas dentro del hogar, pero que estos
problemas todavía no se han hecho visibles a personas ajenas. Cuando los familiares acuden a
profesionales que no están adecuadamente calificados para tratar el alcoholismo, y aunque el
comportamiento antisocial del enfermo no deje lugar a dudas, la familia puede ser informada
erróneamente de que ése no es un caso de alcoholismo y que nada pueden hacer hasta que el
tomador no solicite ayuda.

Cuando el alcoholismo llega al punto en que se sale del grupo de la familia y el alcohólico por
si mismo acude a tales profesionales, lo que en realidad está buscando es una reducción de sus
crisis al utilizar a estas personas como propiciadoras; de nuevo el Carrusel se impulsa y sigue
girando. La familiar a la que inicialmente se le dijo que no habian síntomas de alcoholismo, ahora
se le enseña cómo debe arrancar los sintomas, mis bien que afrontar realisticamente la
enfermedad. Esas mismas personas que fallaron en identificar la enfermedad en sus etapas
iniciales, ahora tratan de ayudar al alcohólico con mis avanzados sintomas y lo que hacen es
devolverlo al Carrusel. Estas contradicciones hacen creer a la familia de que nada pueden hacer
para enfrentar el alcoholismo. Inclusive, cuando los miembros de la familia o el alcohólico
intentan conseguir ayuda para ellos o para el alcohólico mismo, la función del profesional a veces
se convierte en la del Propiciador, en vez de orientar a los familiares hacia un programa de
recuperación de gran alcance.

Como quiera que el propiciador es la primera persona en. escena, él influye en el resto del
Segundo Acto, porque traza la dirección y el movimiento de esta parte de la obra, y asi es como
este mal informado profesional ayuda a que todos los personajes vuelvan a subirse al Carrusel.

La Victima no sube al Carrusel hasta que la bebida no comienza a interferir con el trabajo del
alcohólico, usualmente después que éste ha estado trabajando por varios años y que una estrecha
amistad existe entre el jefe y el alcohólico. El jefe protege a su amigo alcohólico porque sabe lo
que sufrirían la esposa y el hijo de éste, si fuera despedido. Esto sucede si la empresa no tiene un
programa para ayudar a la recuperación de sus empleados alcohólicos. Los compañeros de trabajo
también protegen al alcohólico simplemente porque este hombre es su amigo. Así vemos como el
interés personal y la amistad acondicionan a la Victima para dar al alcohólico la misma "ayuda"
que aumenta la dependencia y la necesidad de su negación.

La esposa es la primera persona en unirse al alcohólico en el Carrusel. Al ella absorber las


injusticias, sufrir las privaciones, aguantar las vergüenzas y aceptar las promesas rotas, queda de
hecho incapacitada en todo esfuerzo para enfrentarse a la situación creada por la bebida. Al
sentirse abatida por la constante expresión de hostilidad dirigida hacia ella, esto hace que sus
reacciones sean también de hostilidad, amargura, ansiedad y cólera. Representando su papel en
esta forma, trae por consecuencia que la esposa se afecte emocionalmente. Ella no es una mujer
enferma que convierte a su esposo en un alcohólico, sino una mujer que se convierte en parte de
esa enfermedad llamada alcoholismo, por tener que convivir con esa situación; como resultado se
ha convertido en la Provocadora. Está atrapada entre la avanzada enfermedad del alcoholismo y
un muro de ignorancia, vergüenza y dificultades infligidas por la sociedad. Como es natural, esto
la quebranta, necesita información y consejo, no porque ella cause la enfermedad a su esposo,
sino porque está siendo destruida por dicha enfermedad. Esto en cambio lastima al alcohólico y
reduce su oportunidad de recuperación.

LA ESPOSA PERMANECE SOLA

Otra razón por la que la esposa necesita ayuda en un programa de recuperación es porque si
cambia su papel y comienza a actuar en forma diferente, descubrirá que se está quedando sola.
Amigos, familiares, asociados y otros, la tratarán como a la actriz que ha desertado de su papel
cuando no habia ningún substituto a mano. Esto es especialmente cierto si la esposa se separa de
su esposo por su propia voluntad o por necesidad.

Algunas esposas logran cambiar sus papeles hablando con consejeros que poseen
conocimientos básicos del alcoholismo, o asistiendo a reuniones locales en clinicas para
alcoholismo, o de salud mental. Otras adquieren comprensión y seguridad tomando parte en las
reuniones de los Grupos de Familia Al-Anon. El tener nuevas amistades que comprenden su
nuevo papel, porque ellos también han pasado por una vida similar de dolor y agonia, es muy
importante para la esposa en este momento, ya que los familiares y amigos pueden hacerle creer
que está equivocada tratando de desempeñar un nuevo papel, pero ella necesita personas que le
entiendan y puedan darle el apoyo moral que necesita en su búsqueda de respuestas para los
problemas del alcoholismo.

El error básico cometido por las mujeres que buscan ayuda para el alcoholismo de sus esposos
es que ellas desean que se les diga lo que pueden hacer para detener la bebida, sin darse cuenta
que el aprendizaje puede tomar bastante tiempo, pues esto significa aprender un nuevo papel en el
matrimonio con un alcohólico. A menudo son necesarias conferencias semanales y reuniones de
grupos por largo tiempo, antes de que una esposa comience a cambiar sus sentimientos y aprenda
a actuar en una forma nueva y constructiva. Si otros en la obra no aprenden nuevos papeles, la
esposa puede necesitar permanecer en el grupo por un periodo de dos o tres años, antes de que sus
sentimientos y emociones le permitan un cambio en su papel.

La esposa debe procurar ayuda para si misma a fin de recuperarse de sus propios temores,
ansiedades, resentimientos y otras fuerzas destructivas que están presentes en el matrimonio con
un alcohólico. A medida que ella sea capaz de cambiar, ese cambio puede influir en el habito de
beber de su cónyuge, y en muchos casos puede inducir a la recuperación del alcohólico. Pocos
esposos pueden permanecer indiferentes ante un cambio drastico en sus esposas, sin hacer a su
vez un cambio básico en sus propias vidas. Pero este cambio tan añorado no puede ser siempre
garantizado. Muchas esposas buscan cierta forma de ayuda y luego abandonan el programa
cuando los problemas del matrimonio con un alcohólico no son resueltos en corto plazo.

A fin de evitarle daños a los hijos, la esposa debe buscar ayuda fuera del círculo de amistades y
familiares, porque cuando ella representa el papel de la Provocadora, los hijos son colocados entre
un padre y una madre enfermos. La esposa que tempranamente busca y encuentra ayuda, puede
prevenir mucho del daño que es transmitido a los hijos debido a su reacción hacia el esposo. Si
ella busca y encuentra ayuda, protegerá en varias formas a sus hijos y puede abrir la puerta de la
recuperación al esposo. El índice de recuperación aumenta grandemente cuando la esposa busca
ayuda para sí misma y continúa utilizando esta ayuda.

CAPÍTULO CUATRO

EL PROBLEMA MORAL

Este es un asunto de suma importancia. Nadie tiene el derecho de creerse Dios y demandar que
el alcohólico pare de beber. Lo contrario también es cierto. El alcohólico sólo puede seguir
actuando como un pequeño dios diciéndole a todos qué deben hacer mientras él hace lo que le
place, si los demas del reparto continúan desempeñado su papel. La esposa le asiste todo el
derecho moral y la responsabilidad para rechazar el actuar como si su esposo fuera el Dios
Todopoderoso, cuyos deseos y órdenes ella debe obedecer. Como una regla, ella no puede decirle
nada a su esposo que éste no desee oir; su unico medio efectivo de hacerse entender es aprender a
liberarse, por si misma, del intento por parte de su esposo a controlarla. Esta independencia puede
ejercitarse en silencio; no necesita palabras. Precisamente el verdadero mensaje a la esposa es lo
que el esposo hace y no lo que él dice; ella debe aprender a enviar su mensaje actuando en forma
distinta.

Dos cosas pueden interferir en el éxito del programa a largo alcance para la esposa. Primero, la
conducta del marido hacia la nueva actitud que puede fluctuar desde la desaprobación a las
amenazas y quizas la violencia. Segundo, las responsabilidades del hogar, especialmente si hay
hijos pequeños, dificultan a la esposa el acudir a reuniones de grupo, asesoramiento o terapia
durante el dia. De noche pocos esposos alcohólicos cuidarian a sus hijos o pagarían a alguien por
ese servicio mientras que la esposa asiste a las reuniones de Al-Anon. Nadie deberá confiar en
ellos esta responsabilidad mientras estén bebiendo.

Si una pareja se casa a una edad promedio, durante el período antes alcoholismo de la
enfermedad, la esposa es la primera persona en que se encuentro en el Carrusel cuando el
alcoholismo aparece. Años después es que aparecen el Propiciador y la Victima. Si la
recuperación del alcohólico se inicia antes de que la enfermedad se agudice, es la esposa quien
debe iniciar el programa de recuperación. Muchas personas aún hoy, incluyendo la ayuda
profesional, son remisos de aceptar el alcoholismo como una enfermedad hasta que ésta alcanzo
el estado adictivo de alcoholismo crónico. De ahí que la esposa se encontrara en la posición de
una pionera en busca de ayuda. Si su clérigo condena las borracheras, se sentirá avergonzada de
acudir a él. Si su médico falla en reconocer la existencia del alcoholismo en sus comienzos, la
ayuda médica y el consejo apropiado para ella queda interrumpido. Si las condiciones se vuelven
insostenibles y ella consulta a su abogado, él le podra hablar en términos de separación o divorcio,
ya que este es el único servicio que le puede brindar. Todo esto aumenta su sensación de fracaso
como esposa, o la aterroriza con el panorama de la ansiedad y pesar que sentiria si toma tal
resolución. Muchas personas permanecen subidas al Carrusel o regresan poco después tratando de
detenerlo o bajarse del mismo.

Hasta que se produzcan cambios drasticos en nuestra actitud cultural y social hacia la bebida y
el alcoholismo, el miembro de la familia que desee iniciar un programa de recuperación de
alcoholismo debe entender que éste puede ser un proceso largo y difícil. No obstante, si la esposa
u otro miembro de la familia está deseoso de participar en el programa semanal de educación,
terapia, Al-Anon, o asesoramiento y lo practica por un periodo de seis meses, se producirán los
cambios que usualmente ocurren, no sólo en su vida, sino también en la vida y actitud del
alcohólico. Ahora bien, una esposa no puede realizar tal cambio a menos que crea que ésta sea la
más correcta y moral alternativa, por consiguiente debe entender la naturaleza del alcoholismo.
Debe tener el valor suficiente para mantenerse firme frente a la oposición de su esposo a que ellos
inicie su propio programa de recuperación. Una esposa no puede esperar efectuar lo que esta más
alli de su capacidad emocional o financiera. Sin embargo, si permanece en el programa, será
capaz de resolver sus problemas por dificiles que le parezcan al principio.

No hay una forma fácil para detener el Carrusel ya que puede ser más doloroso el detenerlo
que mantenerlo girando. Es imposible dictar reglas definitivas que sean aplicables a todos los
miembros del drama. Cada caso es diferente, pero el cuadro de la obra se presenta casi igual.

El miembro de la familia es capaz de ver el Carrusel del alcohólico pero a menudo falla, al no
ver que ella es una de las que ayuda a que siga girando. La parte más dificil de detener el repetido
ciclo es el temor a que el alcohólico no quiera hacerlo sin tal ayuda. Pero lo que ella
ignorantemente considera ayuda es el verdadero motivo que le permite a él continuar utilizando el
alcohol como una panacea que cura todos sus problemas.
INICIANDO LA RECUPERACION

Si un amigo o vecino llama pidiendo ayuda, debe aprovecharse esta oportunidad para conducir
al alcohólico y la familia de éste hacia un programa planificado de recuperacion.

Un profesional que atiende alcohólicos o a la familia de estos, como clientes o pacientes,


debera aprender cómo enfrentarse al alcoholismo. Publicaciones especificas, están disponibles a
través de programas de alcoholismo, a nivel local, estatal y nacional. También existen talleres o
mesas de trabajo disponibles para los profesionales que se interesen en disponer de tiempo y
esfuerzo para adquirir un conocimiento basico acerca de alcoholismo.

Si una esposa cree que su esposo tiene problemas con la bebida o que bebe mucho y muy
seguido, debe buscar ayuda y consejo inmediatamente, evaluando la situación a fin de encontrar el
programa mis adecuado a sus necesidades. A reserva de la clase de ayuda que la esposa escoja, no
debe desalentarse después de unas pocas conferencias o reuniones, porque los cambios no
ocurriran de la noche a la mañana. La asistencia regular a estas reuniones debe ser continua, pues
a muchas esposas les toma tiempo aprender esto; a fin de asegurarse de un verdadero beneficio de
tales programas. En nuestra sociedad presente, la esposa tiene una sola alternativa: buscar ayuda
por ella misma o permitir que la enfermedad de alcoholismo la destruya a ella, a otros miembros
de la familia y quizás hasta su matrimonio.

AYUDA POR MEDIO DE AL-ANON

Al-Anon es el recurso de grupo más difundido para la familia de hoy, al igual que A A lo es
para el alcohólico. Cada una cuenta con varios miles de grupos en todas partes del pais. Muchas
comunidades también disponen de Centros de Información sobre el Alcoholismo, Centros de
Higiene Mental y personas profesionales que han aprendido a dar sabios y útiles consejos a la
familiar

Repetimos, la esposa puede encontrar una fuente de ayuda para ella misma. Esta es la única
forma de romper el carrusel llamado negación. Una vez que la ayuda ha sido encontrada, ella debe
continuar usando cuanta la ayuda posible a fin de construir su propio programa de recuperación,
preferiblemente dentro de un grupo establecido. Comenzar un programa de recuperación puede
ser causa de grandes sufrimientos, conflictos y confusión, pero una vez que se encamine, será
menos doloroso que ayudar al alcohólico a que continúe bebiendo por quedarse como miembro
del reparto de la obra que mantiene girando el Carrusel.

Gracias
Reverendo Joseph L. Kellermannn: el ex director del Consejo de Alcoholismo de Charlotte, North
Carolina (E.U.) El Reverendo Kellermann presentó originalmente este material ante el Segundo
Seminario Anual de los Grupos Al-Anon en Milford, Connecticut, el dia 5 de octubre de 1968.

Su mensaje fue recibido con tal entusiasmo que el Reverendo Kellermann concedió a Al-Anon
Family Group Headquarters, Inc., el permiso para su impresión y distribución.

El mensaje está dirigido a todos aquellos que directa o indirectamente están envueltos en la
vida de una persona que sufre de una enfermedad conocida como alcoholismo.

Por medio de una obra teatral imaginaria se indica cómo las personas en la vida del alcohólico
perpetúan la enfermedad, y por consiguiente estorban su recuperación. Sugiere los pasos que
deben ser dados por otras personas aparte del alcohólico, si se va a intentar un programa positivo
de recuperación.

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