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COMENTARIO DE TEXTO

“Volverán las oscuras golondrinas…”

LIII
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas


de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío


cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos


las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,


como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
nadie así te amará.

El poema es una rima de Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836-Madrid, 1870). Este
autor es el máximo representante del Romanticismo tardío en España junto con
Rosalía de Castro. Su obra se caracteriza por un profundo lirismo y una gran sencillez.
Responde toda ella a una experiencia personal que refleja con un gran intimismo sus
sentimientos. La sinceridad es quizás su característica más notable. En ello radica su
gran modernidad. En la expresión se trata de una poesía de lenguaje sencillo, pero con
una gran capacidad de sugerencia.

El texto a comentar es una rima de Bécquer, autor romántico de finales del siglo XIX.
Este texto, concretamente, forma parte de su libro  Rimas , que fue publicado
póstumamente en 1871, gracias a la iniciativa de los amigos de Bécquer.

Esta obra de Bécquer está dividida en tres bloques temáticos: la inspiración y la


poesía, el amor gozoso y el desengaño amoroso y la desolación y la muerte. Esta Rima,
como se deduce del contenido, forma parte del segundo núcleo de poemas: el
desengaño amoroso. Probablemente es una de las Rimas más famosas de Bécquer.
En este poema, el yo poético, un ser atormentado y enamorado, se dirige a su amada y
le expresa que nadie sentirá por ella un amor tan profundo como el que él ha sentido
por ella.

Desde el punto de vista de la temática, ésta es plenamente romántica. En primer lugar


aparece el tema del amor. Se trata de un amor apasionado e imposible. Es ya un amor
perdido que fue y así dice la voz poética “como yo te he querido” o recuerda
acontecimientos pasados. Por otro lado, es un amor muy apasionado pues vemos que
el poeta dice “como se adora a un Dios en el altar”. Es un amor tan fuerte que le
promete a la dama que así no la volverán a querer nunca.

Todo el poema se dirige a un tú femenino, sin voz, que se convierte en un interlocutor


mudo, pero que está presente. Es algo muy característico de Bécquer. La mayoría de
sus Rimas tienen esta estructura apelativa, dirigida o bien a la amada -caso de este
poema-, o bien a los elementos de la naturaleza.

Aparece un yo poético muy romántico: es un amante apasionado que está dispuesto a


adorar a su amada como a un Dios (así lo dice textualmente) y que muestra su
desesperación evocando sus recuerdos y con exclamaciones constantes (“¡así no te
querrán!”).
Otro de los temas esenciales es el tema de la naturaleza, representada por las
golondrinas y las madreselvas. La naturaleza es un tema muy empleado durante el
Romanticismo y aquí aparece en su vertiente lánguida y no salvaje, evocándonos un
tiempo y un lugar melancólico y vaporoso como los propios recuerdos del poeta de las
noches pasadas en el jardín de la amada “pero aquellas cuajadas de rocío”. También
hay que señalar la utilización del tiempo del amor: la primavera, como referente
temporal en el poema al aludir a la vuelta de las golondrinas y de las madreselvas al
llegar la estación del amor.

El poema está formado por tres estrofas dobles formadas cada una de ellas por ocho
versos divididos en dos partes. Combinan los versos endecasílabos y heptasílabos con
el siguiente esquema:11-11-11-7 11-11-11-7

La rima es asonante en los versos pares y quedan libres los impares:

La estructura métrica sigue las características propias de la versificación usada por


Bécquer: predominio de la rima asonante y el verso libre, uso de estrofas de carácter
tradicional y popular... Esto hace que estemos ante una poesía de gran musicalidad.

El uso del encabalgamiento (en concreto entre los versos 1-2, 3-4, 5-6, 9-10, 11-12, 17-
18 y 19-20) da al texto una mayor agilidad y suaviza la rima del poema.
Desde el punto de vista estilístico, aparecen algunas de las constantes propias del
Romanticismo. Por un lado, el léxico es muy sencillo y sin ninguna palabra culta. Por
otro lado, las figuras retóricas que aparecen son también muy habituales en el
Romanticismo y en este autor. Una de ellas es el paralelismo y la anáfora que aparece
en muchos versos del poema (“Volverán...” “pero aquellas...”, “¡esas no volverán”).
Todo el poema está basado en el paralelismo. Esto tiene como objetivo insistir de
forma constante sobre el tema del profundo amor que la dama ha desperdiciado y
hacer ver al lector que existe una similitud evidente entre aquellas golondrinas y
madreselvas con su amor despreciado.
También aparece la metáfora o símbolo de tipo natural. Las madreselvas y las
golondrinas aparecen como símbolos del amor de poeta. Esta utilización de elementos
de la naturaleza para realizar metáforas es también típica de Bécquer.
Finalmente, hay que citar la presencia de exclamaciones, un elemento pasional típico
de este movimiento que exalta los sentimientos.
Por todas estas razones, este poema es una muestra muy clara de lo que supone
formal y temáticamente el Romanticismo.

Además de por la rima, se consigue por medio de los paralelismos y anáforas,


abundantísimos en esta Rima y en general en toda su obra. Concretando: la estrofa
primera (cuatro primeros versos) es paralela a la tercera; y la segunda tiene la misma
estructura que la cuarta. La quinta estrofa tiene también elementos comunes con la
primera y la tercera, pero hay ligeras variantes que adelantan el tema: la estructura
sintáctica es diferente, aunque se repite la palabra clave “volverán”, y ahora ya no
aparece el elemento de la naturaleza, sino ya el elemento temático central: el amor, el
corazón...

La anáfora resalta dos palabras clave: “Volverán”, es decir, la naturaleza seguirá su


curso cíclico, todo seguirá igual, “Pero” el amor “no volverá”.

Resalta también la abundante adjetivación: “oscuras”, “tupidas”, “ardientes”,


“profundo”, “mudo”, “absorto”...

Los hipérbatos son muy abundantes y, al desordenar la frase, permiten resaltar


elementos y adaptarse al esquema métrico que al autor le interesa.

La enumeración de la última estrofa: “mudo y absorto y de rodillas” cobra un mayor


énfasis por el uso del polisíndeton -”y”-, y de la comparación que ocupa el
antepenúltimo verso, dándole a la amada un carácter divino.

La mentalidad romántica se plasma a la perfección en el género lírico, que se adaptaba


al conflicto interno de los artistas. Refleja la personalidad del autor, como en este caso,
sus experiencias y emociones. Bécquer representa a toda esta poesía intimista, sencilla
en sus formas y lenguaje y representante de la poesía popular.

La influencia e importancia de Gustavo Adolfo Bécquer es innegable en las letras


españolas. Considerado uno de los grandes poetas del amor romántico, su poesía es
fiel reflejo del sufrimiento que hubo en su vida: fracasos sentimentales, enfermedad y
la muerte y sobretodo la frustración artística ya que murió sin que su obra fuera
reconocida.

Posteriormente y gracias a sus amistades, su obra alcanzó el reconocimiento que


merecía y su legado e influencia en la literatura posterior es enorme.

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