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Daniel Jiménez
Reflexión sobre La Tentación de Jesús Marzo 2015
PG
PE:
Pocas, pocas, pero pocas veces, casi nunca se puede evadir la
renuncia cuando uno asume un compromiso. Todo compromiso
asumido con responsabilidad conlleva la postergación y a
veces renuncia a beneficios genuinos o legítimos o bien
hedonistas y convenencieros. Pero no solo a beneficios sino
aun a cosas buenas o adecuadas. Si alguien quiere ser un buen
pianista debe renunciar, por practicar a otras actividades
buenas. Un atleta se niega a ciertas cosas con el fin de
desarrollar su cuerpo para lograr triunfos. Un estudiante
comprometido, debe renunciar a otras actividades, con tal de
alcanzar la meta.
Y cuando se trate de seguir a Jesús con mayor razón. Varias
veces Jesús señaló esto: Marcos 8:34 34 Entonces llamó a la
multitud y a sus discípulos. —Si alguien quiere ser mi
discípulo—les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y
me siga. Lucas 9:57 57 Iban por el camino cuando alguien le
dijo: —Te seguiré a dondequiera que vayas. 58 —Las zorras
tienen madrigueras y las aves tienen nidos—le respondió Jesús
—, pero el Hijo del hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
59
A otro le dijo: —Sígueme. —Señor—le contestó—, primero
déjame ir a enterrar a mi padre. 60 —Deja que los muertos
entierren a sus propios muertos, pero tú ve y proclama el
reino de Dios—le replicó Jesús. 61 Otro afirmó: —Te seguiré,
Señor; pero primero déjame despedirme de mi familia.
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Jesús le respondió: —Nadie que mire atrás después de poner
la mano en el arado es apto para el reino de Dios. Mateo
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19:21 21 —Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y
dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y
sígueme. Juan 6:60 y ss 60 Al escucharlo, muchos de sus
discípulos exclamaron: «Esta enseñanza es muy difícil; ¿quién
puede aceptarla?» 61 Jesús, muy consciente de que sus
discípulos murmuraban por lo que había dicho, les reprochó:
—¿Esto les causa tropiezo? … 65 —Por esto les dije que nadie
puede venir a mí, a menos que se lo haya concedido el Padre.
66
Desde entonces muchos de sus discípulos le volvieron la
espalda y ya no andaban con él. Así que Jesús les preguntó a
los doce: 67 —¿También ustedes quieren marcharse?
Y podríamos decir más y más ejemplos al respecto. Aun el
mismo Jesús al decir ¡SÍ! a Dios en el bautismo, implico un
¡NO!, a algo. La narración de la tentación inmediatamente
después del bautismo resalta es contraste. El ¡SI!, a Dios, a si
mismo y a los hombres, implicó un ¡NO!, o renuncia a algo.
Leer acerca de la tentación nos ayudará a identificar a lo que
Jesús dijo no para cumplir plenamente el ¡SÍ! que había
asumido ante Dios, ante sí mismo y ante los hombres. De igual
manera nosotros, al ser sus seguidores debemos decir ¡SÍ! a
Dios a nosotros mismos y a los demás sabiendo el ¡NO!
implicado.
Marcos es muy crudo al decir que el Espíritu “coaccionó a
Jesús hacia desierto”. En el N. T., “el desierto” adquiere un,
símbolo de prueba y decisión. El desierto evoca la imagen de
la peregrinación de Israel, donde Moisés se desespera y el
pueblo de Israel murmura contra Dios. Ambos previamente
habían dicho ¡SÍ! a Dios, pero no pudieron decir ¡NÓ! a su
egoísmo y necedad. Allí donde el pueblo de Israel falló, Jesús
triunfa para mostrar que el compromiso con el Dios que nos
libera, envuelve un ¡NÓ! El Hijo de Dios, el amado de Dios, el
ungido de Dios, no fue preservado del ¡NÓ! implicado en su
compromiso. Veamos la tentación según Lucas.
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