Está en la página 1de 14

Instituto de Teología Fuente de Agua Viva (I.T.F.A.V.

12 Pasos para la Preparación del Sermón

Homilética II (Prof. Edinson Silva)

I. Título: Dios Necesita un Muchacho.

II. Tema: Desprendimiento, Entrega y Pasión en el Servicio a Dios.

III. Texto Bíblico:


2 Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos.
3 Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos.
4 Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos.
5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde
compraremos pan para que coman éstos?
6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase
un poco.
8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo:
9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para
tantos?
10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se
recostaron como en número de cinco mil varones.
11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los
discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían.
12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para
que no se pierda nada.
13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de Cebada sobraron
a los que habían comido.
Juan 6:2-14 [RV60]

IV. Introducción:

Para ninguno de nosotros es tarea fácil, tener que anteponer las necesidades de
otros, antes que las nuestras. Y es que en muchas ocasiones, hasta el instinto natural de
supervivencia nos empuja a actuar sin razonar bien, incluso en situaciones de peligro
extremo, necesidad, supervivencia, entre otros.

La historia registra un caso increíble, donde un equipo escolar de Rugby, a bordo de


una nave propiedad de la fuerza aérea uruguaya, se dirigían a la ciudad de Santiago de
Chile, pero desafortunadamente colisionó, quedando los sobrevivientes aislados en la
Cordillera de los Andes, a merced de un clima despiadado que no les daría tregua y además
los azotaría con temperaturas gélidas. Heridos, incomunicados y con escasos recursos, no
tardaban en experimentar situaciones que jamás olvidarían.

Si bien es cierto, que en el avión viajaban 45 pasajeros, también podemos recordar


que al momento del impacto, 12 de ellos perdieron la vida instantáneamente, y otros 17,
murieron al transcurrir los días por sus múltiples lesiones, además de los diversos factores
que estaban en su contra. Pero lo más impactante de todo este acontecimiento, es que los
sobrevivientes del llamado “Milagro de los Andes” en 1972, relataron la cruda realidad que
nos hace reflexionar de lo que es capaz el ser humano para mantenerse vivo y a salvo, pues
hay registros que relatan que tuvieron que consumir la carne de los pasajeros fallecidos para
poder sobrevivir a toda esta grave situación que estaban atravesando.

Esto nos empuja a meditar en lo que podemos llegar ha hacer en momentos de grave
crisis o supervivencia extrema. La pregunta es: ¿Qué estamos dispuestos a entregar en
situaciones de crisis? ¿Hasta dónde somos capaces de llegar para favorecer el bienestar de
otro, antes que el nuestro?

V. Desarrollo:

1. Contexto histórico.
El pasaje narrado por el evangelista Juan en el Capítulo 6, nos describe el intenso
trabajo de enseñanza y predicación ejecutado por el Maestro, y aunque existe un
largo periodo de tiempo entre los sucesos del Cap.5 y este capítulo, sabemos que los
hechos milagrosos no cesaron, sino que Jesús continuó caminando de ciudad en
ciudad y en esta oportunidad se encontraba en Galilea en Tiberias.

Adicionalmente no podemos obviar el incesante, asedio y persecución que sufría el


Señor, por parte de los Fariseos y de las multitudes que le perseguían que iban detrás
de las señales, tanto así, que se cree que el Maestro pretendía tener un momento a
solas, para dedicarlo a la formación de sus discípulos, pero no pudo lograrlo, porque
mientras él se movía en una barca, la gente le seguía rodeando el mar de Galilea.
Además, para ese entonces como lo describe el versículo 4, existía un gran número
de judíos provenientes de diferente sitios que se apersonaban por la celebración de
la Pascua que se acercaba, justificándose con esto el gran número de personas en
movilización.

2. Jesús hace una pregunta.


El maestro como lo describe el Versículo 5, hace una pregunta que aunque pareciese
fuera solo a Felipe, oriundo de una ciudad relativamente cercana, en realidad es para
todos su discípulos. ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero aunque el
mismo pasaje en el siguiente versículo nos esclarece las intenciones de Jesús, esto
nos enseña algo interesante.

a. Dios estableció un propósito claro para nosotros.

Nuestro Señor no es un Dios que experimenta con su creación, no trata


a la humanidad como un ensayo y error, sino que estableció principios
y fundamentos claros y firmes que persiguen la restauración y salvación
del hombre (Jeremías 29:11-13).

b. Jesús pone a prueba nuestra fe.


Los discípulos ya tenían tiempo caminando junto al Maestro, sin
embargo, no habían entendido a plenitud con quién estaban caminando,
a pesar de ver con sus propios ojos los milagros y prodigios. En nuestro
tiempo no somos muy diferentes. ¿En cuántas oportunidades nos
hemos encontrado en situaciones de infelicidad, escasez, enfermedad
o peligro y aunque tenemos la palabra profética más segura, no
recurrimos a ella? Recordemos lo escrito en el libro de Hebreos 11:1.

c. Jesús desea fortalecer tu fe.


Nuestro Señor está plenamente interesado en desarrollar nuestra fe. Al
momento en que se refiere a Felipe, expuso la situación de aprietos en
las que se encontraban, ni aún este discípulo, que conocía bien el
entorno, tenía la posibilidad de encontrar pan para tantas personas, de
esta manera pretendía Jesús mostrarle la situación problemática en la
que estaban envueltos y que ellos mesuraran las probabilidades de salir
airosos de todo si no estaban con Él.

Si hoy Jesús nos hace una pregunta como esta ¿Cómo estamos dispuestos a
responder?

3. La autosuficiencia, nuestro peor enemigo.


Felipe le dijo al Señor: “Doscientos denarios de pan no bastarían…” Cuando
estamos en aprietos es muy común que recurramos a nuestra naturaleza, sacamos
cuentas y establecemos planes, desarrollamos estrategias humanas tratando de
solventar lo que nos agobia y esto no está mal, solo cuando ponemos a un lado al
Señor y no entendemos que en Él reside la última palabra. (Salmos 127:1-2)

Las escrituras son concretas cuando nos explican que “Nuestro Socorro viene de
Jehová…” (Salmos 121). Entonces mi estimado lector, ¿Cómo seguir creyendo que
dependemos de lo visible y tangible, si nuestras vidas son gobernadas y movidas
como un reflejo de lo sucedido en el plano espiritual? Sería una pérdida de tiempo
creer en Jesús si seguimos pensando que comemos gracias a que gozamos de
empleo y vivimos porque poseemos buena salud, entre otras cosas. Como diría un
reconocido ministro en la alabanza: "Todo se lo debo a Él…" esto nos enseña a
entregar nuestro yo y permanecer humildes siempre ante las cosas en que Dios desee
trabajar con nosotros.

¿Y usted, dónde tiene puesta su esperanza?

4. Dios necesita un Muchacho.


Andrés el hermano de Pedro, aparentemente muy diligente encontró a un muchacho
que voluntariamente salió de la multitud para entregar su única ración de alimentos,
probablemente la que disponía para su consumo personal, se trataba de 5 panes y 2
peces.

a. No importa que te menosprecien.


No pasó mucho tiempo para que la falta de fe de los discípulos aflorara
de nuevo y Andrés menoscabó el aporte de este muchacho, cuando
dijo: “…mas ¿qué es esto para tantos?” Siempre habrá quien tome
en poco tu aporte, tu opinión, el esfuerzo que pongas para desarrollar
la visión, e incluso, puede que intenten silenciarte, por como te vistes,
por tu edad, tu trayectoria o incluso la forma en que Dios te usa, pero
esto no puede detener que sigas sembrando tu esfuerzo en la obra
del Señor. Recuerda lo que sucedió con el Joven David, el menor de
sus hermanos, quien llegó a ser Rey de toda una nación.
Amado hermano, si en cambio, usted es quien mantiene la actitud que
sostenía Andrés, le invito a desistir, y sumarse a los que aportan para
el desarrollo de la obra del Señor con fe, y procurar alentar a los
demás para seguir esforzándose para vencer día a día.

b. ¿Eres capaz de entregar lo que es tuyo?


Este joven sin escatimar entregó voluntariamente lo que tenía.
Muchas veces tenemos tantas cosas que entregar y no lo hacemos
por varias razones:
• Poca fe: No creemos que Dios pueda hacer algo con lo que
entregamos.
• Egoísmo: Lo que tengo es mío y no puedo compartirlo con
nadie, pues ¿Qué haré, si se me agota, a quién acudiré?
• Subestimación: Pensamos que lo que tenemos no es
importante para Dios.
Mi estimado hermano, no permita que la subestimación impida
que usted ofrezca su servicio al Señor ¡Avancé!
Entréguese completamente al servicio de nuestro Dios,
deseche de su vocabulario frases como: Yo no estoy hecho
para esto... Él está mejor capacitado… Tengo miedo a
equivocarme... entre otras.

Usted que hoy lee este escrito, Dios creador de todas las cosas, está frente a usted,
no importa que el enemigo intente aminorarte por ser un "MUCHACHO".
¿Sabes por qué? Porque Dios anda en busca de uno.
Joven, te invito a que creas lo escrito por el Apóstol Pablo a Timoteo. Que nadie
tenga en poco tu Juventud, dedícate y sé ejemplo a pesar de que piensen que
eres pequeño, es decir, un "MUCHACHO".
Y sabes que... ¡Sí, lo eres!
¡Un muchacho decidido y atrevido!
¡Un muchacho servidor!
¡Un muchacho con propósito!
¡Un muchacho que comparte!
¡Un muchacho consagrado!
¡Un muchacho con Fe!

5. Todos somos necesarios, pero no indispensables.


Querido lector, si es usted, de ese tipo de creyentes que piensa que si no está, las
cosas no funcionarán y la obra caerá, recuerde que Dios siempre tendrá muy cerca
a un "MUCHACHO".

6. Condiciones especiales para disfrutar de la bendición de Dios.


El Espíritu de Dios no puede fluir en medio del caos, Él es un Dios de orden y desde
el principio de la creación lo demostró, incluso nos invita a que hagamos todo
decentemente y con orden. (1ra Corintios 14:40). Por esta razón se requiere de dos
cosas:
• Organización.
• Orden.
Ahora centre su atención en que Jesús da instrucciones muy precisas, ordenando a
sus discípulos que organizaran a la gente en grupos de 50 en 50 (Lucas 9:14).

Hoy queremos que nuestros ministerios, congregaciones, grupos, bandas y


comunidades se desarrollen, multipliquen y sean exitosos. Soñamos y soñamos pero:
¿Por qué será que no logramos nuestro cometido?
Le tengo una de las probables respuestas. No estamos organizados, ni ordenados.

Desde nuestras vidas físicas hasta la devocional, carecen de orden y disciplina, tanto
así, que se podría notar tan solo con entrar a las habitaciones, oficinas y hasta
hogares de muchos. Bien dice un adagio popular: “El pasajero... se saca por su
maleta". Sí, querido amigo y hermano que está leyendo, la desorganización es uno
de nuestros principales enemigos. Nunca olvide que usted es mayordomo,
administrador de las buenas nuevas de salvación y debemos garantizar que estas
lleguen a todos en la multitud.

7. La desorganización te hace vulnerable.


Ésta nos hace víctimas, presas fáciles de nuestras emociones, un día estamos bien
y el otro mal; un momento queremos y estamos dispuestos a avanzar y el siguiente,
no queremos ni levantarnos de nuestras camas.

Es momento de organizarte y ser consecuente, trazar metas reales en nuestras vidas


y luchar por alcanzarlas.

Si usted es líder de su comunidad, grupo de estudio, hogar, congregación o


ministerio. ¡Entre ya en el tiempo de ejecución, organícese y no sea como los que
golpean en vano al aire!

8. Establezca prioridades en su vida.


Amado ministro, te invito ha actuar en consonancia con la palabra:
a. Primero que todo, ama a Dios sobre todos y todo.

b. Segundo, ocúpate de tu desarrollo y crecimiento personal. Si creces,


todo irá avanzando contigo.

c. Tercero, procura diligentemente ser de edificación a tu casa y estar


siempre para tu familia, pues esta es tu primera área de servicio.

d. Cuarto, sirve en tu congregación con amor, paciencia y sobretodo


recuerda que cada uno de los talentos y dones que tienes, son para
el crecimiento y desarrollo del cuerpo de Cristo.

Si Jesús no pidiese el orden. La bendición no hubiese sido aprovechada por todos.

9. Todos podemos Servir.


Le invito a fijarse en lo siguiente; el Maestro luego de haber dado gracias, comenzó
a repartir el pan y los peces a los discípulos, para que ellos a su vez, hicieran lo mismo
con los que estaban recostados sobre la hierba. ¿Pero habrá sido esto así de sencillo
como se lee? Pues no.

Cada uno de ellos tomaron unas cestas, las cuales reposaban sobre sus espaldas,
estas eran lo suficientemente grandes para cargar una buena cantidad de alimento,
pero no demasiado como para golpear o rozar el suelo, pues sino, se romperían y
pondrían en peligro el producto en estas almacenado.

Cada uno tomó una cesta y comenzó a SERVIR, SÍ... SERVIR. Los Discípulos
iniciaron su faena para más de ¡cinco mil personas allí congregadas!

Pero el gran detalle, es que las cestas estaban pesadas y la gente se encontraba
recostada sobre la grama, esto colocaba a los discípulos en una posición incómoda,
teniendo que INCLINARSE cada vez que se disponían a dar pan o pescado a cada
grupo de personas. ¡Dios, que tremendo esfuerzo hicieron estos varones!

¿En cuántas oportunidades Dios nos ha enviado a servir y no hemos querido


Inclinarnos?

Sí, mi amado hermano, Jesús está demandando de nosotros, compromiso, entrega,


pasión, trabajo y dedicación; pero muchas veces nosotros no queremos
INCLINARNOS.

Y usted ¿Está dispuesto a Inclinarse?

10. Inclínate.
El inclinarse es para muchos un acto de humillación y es por esto que nos cuesta
tanto hacerlo. ¿Pero acaso la biblia no nos dice que el orgullo, la altivez y la
arrogancia son actitudes las cuales desprecia, aborrece y abomina Jehová? tanto así,
que a quienes presentan estas características mira de lejos.
Cuando nos inclinamos estamos descendiendo a un nivel más bajo, esto con la
finalidad de empequeñecer nuestro yo.

Juan, el bautista, quien enderezaba la senda y preparaba el camino para el Mesías,


lo hizo cuando expresó... "pero viene uno quien no soy digno ni de desatar su
calzado", él mismo, luego dijo: "es necesario que yo mengüe, para que Él
crezca".

Si Juan logró hacerlo ¿Por qué no hacerlo nosotros? Es mas, el Verbo mismo, antes
de su encarnación, lo hizo, pues el profeta Isaías nos declara, que Él mismo, de forma
voluntaria, se entregó y dijo: "Yo iré ".

En la Cristología de alta crítica se le llama a esto, la Humillación del Verbo. Quien


siendo igual a Dios y estando en forma de Dios no se aferró a eso, sino que tomó
forma de siervo, para venir en rescate nuestro, sufriendo la cruz.

Luego Jesús también nos pidió que le acompañáramos al calvario y que


crucificáramos nuestro YO allí, para darle muerte y de esa manera, nazca en nosotros
la nueva naturaleza de vida en Jesús.

Entonces pregunto de nuevo... ¿Aun te cuesta inclinarte?

11. Al inclinarnos hacemos más grande a nuestro Dios.


Hoy son muy numerosos nuestros cuerpos de danzas, artes escénicas y bandas
musicales, pero cuando se trata de servir en algo que no sea histriónico, es muy
complejo encontrar quien haga el trabajo. El inclinarse no solo queda allí, sino que
también, quien se inclina, cada vez que lo hace, está de continuo quebrantando su
yo, su orgullo, su deseo, arrodillándolo; y de esa forma llevar sujeto a su YO al
servicio.
El pecado introdujo en nosotros el egoísmo e individualismo. El inclinarnos debe ser,
al igual de como lo hizo Cristo, un acto VOLUNTARIO. Si usted lo está haciendo
simplemente para que lo vean o distingan, pero en su corazón no se lo ha propuesto,
entonces es mejor que no lo haga.

El pueblo de labios honraba a Jehová, mas sus corazones se encontraban a


kilómetros de Él. ¿Creyentes Genuinos? ¿Verdaderos adoradores? ¡Oh! Dios se
encuentra en una desesperada búsqueda.

La honra está completamente ligada a la ACCIÓN, es decir, no hay honra si no hay


actuación.

La biblia nos señala que el Apóstol Pablo exhortaba diciendo: "Quítese de


vosotros..." esta frase denota que se trata de un acto voluntario y personal. ¡Dios no
le va ha quitar a usted nada! Es por eso que debemos hacerlo voluntariamente, así
que... ¡Inclínate!
Inclínate, cuando seas tú el ofendido.
Inclínate cuando el proceso te agobie.
Inclínate cuando hablen mal de ti, diciendo mentira.
Inclínate cuando tu hermano no te salude.
¡Inclinémonos!

12. Seamos buenos administradores.


Las Escrituras nos relatan que luego de haber alimentado a esa multitud, el trabajo
de los discípulos no había culminado, el Maestro pidió que ahora recogieran todos
los trozos de pan y los pescados para que nada se perdiera.

En muchas ocasiones, se a dado el caso, en que estamos pasando por un momento


de necesidad muy agudo y pedimos a Dios con fe y vemos la provisión divina llegar,
pero cuando la tenemos entre nuestras manos, se desvanece como agua, y no
porque Dios haya sido escaso, sino porque nosotros, sí lo fuimos, al momento de
administrar la bendición.

¿Cuantas veces hemos gastado nuestro dinero, tiempo y fuerzas en cosas que
realmente no valen la pena y en nada son provechosas?

Si Dios te entregó un empleo, una familia, salud, provisiones, sabiduría, inteligencia,


talentos y dones ¿Por qué derrochar el tiempo en cosas que no te edifican, alimentan
y desarrollan a ti y mucho menos a tu familia y a la iglesia?

¡No desperdiciemos el pan y los pescados!

Estamos en un tiempo en el que cada movimiento que la iglesia ejecute, está siendo
observado y juzgado por los de afuera, seamos responsables y no derrochemos las
bendiciones que Dios a colocado en nuestras manos, pues esto garantizará que
muchos más sean bendecidos. Esto sin olvidar que mientras a usted más se le dé,
más se le demandará.

¿Estás dispuesto a ser un administrador eficiente ahora?

13. Dios no es deudor de nadie.


Ahora te invito a que distingas un acontecimiento de todos los demás. Se trata de que
al momento de recoger todo “Para que nada se pierda" casualmente sobraron 12
cestas de alimentos, el mismo número de discípulos que en este caso andaban con
Jesús.

Usted que se encuentra leyendo esta enseñanza. Quizás eres de esos líderes que se
guardan para el Señor, trabajan duramente, no se cansan de enseñar y hasta en
problemas te has metido por tu empeño de que todo marche bien, pero sientes que
a pesar de eso, tu trabajo no es valorado y además tus ojos no logran distinguir que
exista algún fruto de esto.

Hoy a usted quiero dirigirme. ¡NO TE RINDAS! Los discípulos, al principio, no tenía
ni idea de lo que Jesús estaba a punto de hacer y mucho menos lograban comprender
lo que ellos tendrían que hacer, pero aunque al inicio les faltó fe, luego les sobrevino
la obediencia. Esto sucedió al momento en que agruparon a la gente y le ordenaron
recostarse sobre la hierba.

Sé obediente y sigue haciendo lo que haces como para el Señor, pues al principios
solo verás un terreno árido y lleno de maleza, también hay quienes ven un valle de
huesos secos; pero no te detengas, porque no todo el tiempo es lo que vemos, ni lo
que parece. Esa maleza será cortada y tendrás un terreno apto para la siembra y
pronto esos huesos secos vivirán.

El enemigo quiere engañarte y tu carne desmotivarte para que te rindas y bajes los
brazos, pero hoy te digo que no estás hecho para ser un perdedor, pues has ido
llamado y escogido de entre muchos para ser quien salga de la multitud y marques
un precedente y la diferencia. Sé tú el detonante, sé tú el muchacho, atrévete a cargar
una cesta y seguro que Dios al final de la jornada tendrá para ti un galardón, salvación
y vida eterna, sirve con amor, pasión y agradecimiento por lo que Él ya hizo por
nosotros.

VI. Conclusión:

Estimado amigo, hermano o creyente. Este aún, no es un tipo de aguda crisis o persecución
como les mencioné en la introducción del sermón, las circunstancias más complejas ponen
al descubierto y a prueba nuestras verdaderas intenciones e incluso nuestros instintos más
oscuros y desesperados pueden llegar a aparecer, como en el caso de la colisión en los
Andes, un evento desafortunado, donde familiares y amigos tuvieron que consentir que los
otros sobrevivientes comieran de los cuerpos de sus propios amigos y familiares para
sobrevivir.

La condición del hombre antes de la revelación de nuestro Señor Jesucristo, no era muy
diferente, nos encontrábamos perdidos, al descubierto, golpeados, heridos y sin esperanzas,
pero cuenta la historia de este suceso que uno de ellos, sin importarle a qué se estaba
arriesgando, se separó del grupo y propuso en su corazón ir en busca de ayuda para salvar
la vida de sus compañeros, sabiendo que en el intento podría perder la suya. Este hombre
no se quedó inmóvil esperando ver llegar su muerte, sino que renunció a ser parte del
problema y se determinó a convertirse en parte de la solución.

Mi amado hermano, Jesús descendió para salvarnos y regresarnos la esperanza, fue Él


quien decidió primero venir a servir aunque esto le costara agonía, desprecio, subestimación
y sufrimiento, más sin embargo, no fue una escusa para bajar sus brazos, sino que al
contrario este fue un aliciente para continuar avanzando. Vino para enseñarnos, traernos fe,
enseñarnos orden, mostramos el amor y desprendimiento, cultivar en nosotros la humildad
y sobretodo formarnos para el servicio.

Dios está en busca de un Muchacho que sea desprendido y tenga fe, el Señor está en busca
de hombres y mujeres que se sumen en obediencia y agradecimiento a inclinarse cuántas
veces sea necesario para alimentar a los que no le conocen y se encuentran perdidos y sin
esperanza, sin importar cuantas veces seas menospreciado. Dios necesita un muchacho.

Ese muchacho ¿Estás dispuesto a ser Tú?

Pastor.
Henyember Yendi L.
San Salvador de Jujuy, Argentina.

También podría gustarte