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24-21-PC-SCA

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA: San Salvador, a las quince horas cuarenta y nueve minutos del veintisiete de octubre
de dos mil veintiuno.
I. Identificación del proceso, sujetos procesales, actos impugnados y pretensiones.
El presente proceso contencioso administrativo ha sido promovido por la señora RMMG,
por medio de su apoderado general judicial, licenciado José Antonio Prado, contra el Presidente
de la Corte Suprema de Justicia [CSJ].
La demandante, por medio de su apoderado, pretende, en primer lugar, que se declare la
nulidad absoluta o de pleno derecho de los siguientes actos administrativos:
a) Resolución de las once horas del trece de enero de dos mil veintiuno, en la -cual se
resolvió: «1) Impóngasele CINCO DÍAS DE SUSPENSIÓN SIN GOCE DE SUELDO a la
licenciada RMG, trabajadora social del Instituto de Medicina Legal región paracentral, por el
incumplimiento al deber que establece el artículo 31 letra b) de la Ley del (sic) Servicio Civil,
que se refiere a: “Desempeñar con celo, diligencia y probidad las obligaciones inherentes a su
cargo o empleo”. 2) Comuníquese lo pertinente a la Tesorería Institucional de esta Corte y a la
Pagaduría Auxiliar donde cobra su salario la empleada sancionada, a través de la Dirección de
Talento Humano Institucional, a fin de que se haga efectiva la sanción impuesta. 3) Adviértase a
la empleada investigada que la presente resolución admite recurso de reconsideración ante el
mismo órgano que la dictó, dentro del plazo de diez días hábiles contados a partir del día
siguiente de la respectiva notificación; lo anterior de conformidad con lo establecido en los
artículos 104, 132 y 133 de la Ley de Procedimientos Administrativos. 4) Delégase al
Departamento de Asesoría en procesos Jurídicos de Personal de la unidad de Asistencia Jurídica
Legal, Gerencia General de Asuntos Jurídicos, la ejecución de la presente resolución, una vez
transcurrido el plazo legal sin que la empleada haya interpuesto recurso alguno. 5) Notifiquese».
b) Resolución de las ocho horas del veinticinco de febrero de dos mil veintiuno, en la
cual se resolvió: «1. Declárese no ha lugar el recurso de reconsideración interpuesto por la
empleada RMMG contra el auto pronunciado por esta Presidencia a las 11:00 horas de 13 de
enero de 2021, en razón de que con tal decisión no se ha violentado el principio del debido
proceso, contradicción y proporcionalidad de las que le asisten a la recurrente. 2. Estese (sic) a
lo resuelto en el auto de las 11:00 horas de 13 de enero de 2021, en el cual se sancionó con
suspensión de 5 días sin goce de sueldo a la empleada RMMG, por el incumplimiento a lo
establecido en el artículo 31 letra b) de la LSC. 3. Notifíquese».
Y, como segunda pretensión, pide que se le reintegre la cantidad de ciento ochenta y tres
dólares de los Estados Unidos de América ($183.00), en concepto de los cinco días de suspensión
sin goce de sueldo que se le impuso como sanción.
Han intervenido en el presente proceso: la parte actora, en la forma indicada; el Presidente
de la CSJ, como autoridad demandada, por medio de sus apoderadas generales judiciales y
administrativas, licenciada Karen Lissette Tejada Cardona y el licenciado Carlos Ernesto Vallejos
Díaz; y el Fiscal General de la República, por medio de la agente auxiliar, licenciada Elisa Edith
Acevedo Aparicio.
Vistos los autos, y CONSIDERANDO:
II. Tramitación del proceso.
a) El licenciado José Antonio Prado presentó la demanda el tres de junio de dos mil
veintiuno, en la cual expuso la supuesta nulidad absoluta o de pleno derecho de las resoluciones
emitidas por el Presidente de la CSJ —detalladas en el preámbulo de la presente sentencia— en
contra de su mandante, esencialmente, por la falta de competencia en razón de la materia de la
autoridad para emitir los actos, ya que considera que ésta no tiene atribución legal para sustanciar
el procedimiento sancionatorio en relación; por el contrario, a su criterio, la competente es la
Comisión de Servicio Civil para imponer la sanción respectiva, según los artículos 7 letra b), 12,
41 letra d) y 42 inciso segundo de la Ley de Servicio Civil [LSC], violándose con ello la
seguridad jurídica.
b) Por medio del auto de las diez horas nueve minutos del dieciocho de agosto del
presente año (folios 27 al 41), entre otros aspectos, se admitió la demanda contra el Presidente de
la CSJ por la supuesta nulidad absoluta o de pleno derecho de las resoluciones impugnadas. En
dicho auto se tuvo como parte actora a la señora RMMG, por medio de su apoderado general
judicial, licenciado José Antonio Prado; se ordenó hacer saber al Fiscal General de la República
la existencia del presente proceso para los efectos legales prescritos; además, se ordenó emplazar
al Presidente de la CSJ para que, de conformidad con el artículo 41 de la Ley de la Jurisdicción
Contencioso Administrativa [en adelante LJCA], contestara la demanda; y se requirió de éste la
remisión del expediente administrativo relacionado con el presente proceso. La resolución en
comento fue acompañada por tres magistrados de esta Sala, no así por el magistrado Sergio Luis
Rivera Márquez, quien hizo constar su voto disidente en el sentido que la demanda fue
presentada a esta Sala fuera del plazo establecido en la ley, en consecuencia, debió declararse
improponible.
En esa fase intervino la doctora Karen Lissette Tejada Cardona, quien acreditó su
personería como apoderada general judicial y administrativa del Presidente de la CSJ, y, además,
remitió el expediente administrativo con referencia IML-29-8-19, correspondiente al
procedimiento disciplinario diligenciado en el caso que ahora cuestiona la demandante.
Asimismo, presentó un segundo escrito (folios 57 al 60) con el que contestó la demanda en
sentido negativo y refutó los argumentos de la actora, especialmente, lo relativo a la falta de
competencia de la autoridad demandada para emitir los actos controvertidos. Por ello, consideró
que el procedimiento se tramitó a la luz del principio de legalidad y pidió que en sentencia
definitiva se declare la legalidad de la actuación reclamada.
La licenciada Elisa Edith Acevedo Aparicio presentó un escrito el siete de septiembre de
este año (folio 54) con el que compareció como delegada y en representación del Fiscal General
de la República. Agregó la credencial con la que legitimó su personería.
c) Luego, en el auto de las diez horas once minutos del veintidós de septiembre de dos
mil veintiuno (folios 69 al 72), entre otros aspectos, se dio intervención a la doctora Karen
Lissette Tejada Cardona, en calidad de apoderada general judicial y administrativa del Presidente
de la CSJ; se tuvo por recibido el expediente administrativo relacionado con el presente proceso,
el cual se puso a disposición de los sujetos procesales interesados en el caso; se tuvo por
contestada la demanda en sentido negativo y por ofrecida la prueba de parte de la autoridad
demandada, de conformidad con lo detallado en el romano V de ese auto; se dio intervención a la
licenciada Elisa Edith Acevedo Aparicio, en calidad de agente auxiliar y comisionada del Fiscal
General de la República; y se convocó a las partes y a la representación fiscal para la celebración
de la audiencia inicial, a las nueve horas treinta minutos del trece de octubre de dos mil veintiuno,
en la Sala de Casación Penal del Palacio Judicial de la CSJ y/o en la plataforma virtual de
Microsoft Teams, para tal efecto se previno a los sujetos procesales que indicaran si contaban con
los medios tecnológicos para participar en dicha diligencia. Seguidamente, en el auto de las ocho
horas treinta minutos del siete de octubre de este año (folio 78), se tomó nota del respectivo
correo indicado para recibir el enlace de la audiencia inicial.
d) El licenciado Carlos Ernesto Vallejos Díaz presentó dos escritos, el primero, el siete
de octubre de dos mil veintiuno, por medio del cual intervino en el presente proceso, en calidad
de apoderado general judicial y administrativo del Presidente de la CSJ, y adjuntó una
certificación del poder con el que acredita su comparecencia; y en el segundo escrito, ratificó el
contenido del primero en lo referente al señalamiento del medio electrónico para la audiencia.
e) A continuación, se incorporó el acta de la audiencia inicial (folios 97 y 98), celebrada a
las nueve horas treinta y cinco minutos del trece de octubre del presente año, en la cual, en
síntesis, se dio intervención al licenciado Carlos Ernesto Vallejos Díaz, en calidad de apoderado
general judicial y administrativo del Presidente de la CSJ, y se dejó constancia que, por tratarse
de una sanción disciplinaria, no procedía la fase conciliatoria, de conformidad con el artículo 44
inciso 3° letra c) de la LJCA. También, se procedió a la etapa habilitada para la postulación de
incidentes y el saneamiento de posibles defectos procesales, pero las partes no alegaron la
concurrencia de algún vicio procesal pendiente de resolver; se fijó con precisión la pretensión y
los términos del debate; y las partes ofrecieron medios de prueba documental, fundamentalmente,
el expediente del procedimiento administrativo sancionatorio que terminó con la imposición de la
sanción ahora en entredicho, lo cual fue admitido y se dejó constancia de ello en el acta.
Seguidamente, se advirtió que, al no haber prueba para desarrollar o ejecutar, no era necesario
realizar la audiencia probatoria que regula el artículo 48 de la LJCA, siendo procedente pasar a la
siguiente etapa de la presentación de los alegatos finales, misma que fue desarrollada y, concluida
la misma, el proceso quedó en estado de dictar sentencia en el plazo establecido en el artículo 56
de la LJCA.
III. Fundamentos de hecho y de derecho de cada una de las partes que, respectivamente,
sostienen la pretensión y la oposición; e intervención de la representación fiscal.
El artículo 94 inciso 1° del Código Procesal Civil y Mercantil [en adelante CPCM], de
aplicación supletoria en el presente proceso según el artículo 123 inciso 1° de la LJCA, señala
que: «El objeto del proceso quedará establecido conforme a las partes, la petición y la causa de
pedir que figuren en la demanda. La contestación a la demanda servirá para fijar los términos
del debate en relación con el objeto procesal propuesto por el demandante, sin que éste pueda
ser alterado». En ese orden, en estricto apego al principio de congruencia procesal, se fijarán las
pretensiones de las partes.
1) Parte demandante.
Tal como se planteó en la demanda y fue ratificado en la audiencia inicial, la pretensión de
la parte actora es que se declare la nulidad absoluta o de pleno derecho de: i) la resolución final
del procedimiento administrativo sancionatorio de las once horas del trece de enero de dos mil
veintiuno, en la cual se resolvió imponer cinco días de suspensión sin goce de sueldo a la señora
RMMG, trabajadora social del Instituto de Medicina Legal región paracentral, por el
incumplimiento al deber que establece el artículo 31 letra b) de la LSC; y ii) la resolución de las
ocho horas del veinticinco de febrero de dos mil veintiuno, en la cual se resolvió declarar no ha
lugar el recurso de reconsideración interpuesto por la referida señora contra el acto originario.
Como segunda pretensión, solicita que, en el efecto restitutorio, se condene a la autoridad
demandada al pago de ciento ochenta y tres dólares de los Estados Unidos de América ($183.00),
en virtud del descuento que se le realizó en concepto de la sanción que ahora impugna.
a) Antecedentes de hecho en sede administrativa.
La señora RMMG se desempeña como trabajadora social en el Instituto de Medicina
Legal de San Vicente. El diecisiete de diciembre de dos mil diecinueve fue notificada del auto del
Presidente de la CSJ, de fecha veintiocho de noviembre del mismo año, en el que se le garantizó
su derecho de defensa en el procedimiento administrativo sancionatorio promovido en su contra.
Se le hizo saber que se le iba a sancionar con una destitución laboral y se delegó al Departamento
de Asesoría en Procesos Jurídicos de Personal, de la Unidad de Asistencia Jurídica Legal, de la
Gerencia General de Asuntos Jurídicos de la CSJ, para que tramitara el procedimiento legalmente
dispuesto hasta dejarse en estado de pronunciar la resolución definitiva.
La señora MG, mediante el escrito presentado el dieciocho de diciembre de dos mil
diecinueve (folios 23 y 24 del expediente administrativo), hizo uso de su derecho de audiencia y
defensa.
Posteriormente, el Departamento de Asesoría en Procesos de Personal de la CSJ, en la
resolución del siete de enero de dos mil veinte, abrió a prueba el procedimiento administrativo
sancionador por el plazo de quince días; se rechazó la prueba testimonial ofertada por la parte
actora y se citó a ésta para que rindiera su declaración sobre los hechos por los cuales se inició el
referido procedimiento (folio 25 del expediente administrativo).
A folio 39 del expediente administrativo, consta la declaración de la señora MG sobre los
hechos investigados en su contra, ante el departamento en referencia, y aquélla se hizo
acompañar del secretario de seguridad y previsión social del Sindicato de Empleados Judiciales
Salvadoreños (SINEJUS).
Por medio del escrito presentado el treinta de enero de dos mil veinte (folios 43 y 44 del
expediente administrativo), la parte actora presentó prueba documental al procedimiento
sancionatorio incoado en su contra. Y en la resolución de las doce horas con cuarenta minutos del
siete de febrero de dos mil veinte (folio 95 del expediente administrativo), entre otros, se
concedió una audiencia por el término de diez días hábiles a la señora MG para que presentara
sus alegatos finales, haciendo uso de su derecho por medio del escrito presentado el catorce de
febrero de dos mil veinte (folios 99 al 105 del expediente administrativo).
Posteriormente, luego de dar el trámite de ley al procedimiento sancionador, se emitió la
resolución final de las once horas del trece de enero de dos mil veintiuno (folios 156 al 160 del
expediente administrativo). Dicho acto fue notificado a la demandante el quince del mismo mes y
año, en la cual se le exoneró de la destitución laboral, pero se le sancionó con una suspensión de
cinco días sin goce de salario. La trabajadora interpuso el recurso de reconsideración, el que se
declaró sin lugar confirmándose la resolución sancionatoria.
b) Argumentos jurídicos alegados.
Alega la parte actora lo siguiente: «(...) que el doctor Oscar Armando Pineda Navas, en su
calidad de Presidente de la Corte Suprema de Justicia para la fecha en que se decretaron, las
actuaciones que impugno y que antes he relacionado, no era competente dicho profesional en la
calidad referida para decretar tales actuaciones y así sancionar. No era competente porque para
ello existe una Comisión del (sic) Servicio Civil, la que de acuerdo a los Artículos (sic) 7 literal
B, 12, 41 literal D y 42 inciso segundo de la Ley de Servicio Civil, es la Autoridad (sic)
competente para imponer sanciones como la destitución de empleo o suspensión sin goce de
salario, ya que mi poderdante es empleada bajo el Régimen (sic) de Ley de Salarios, en
consecuencia, tales actuaciones son nulas de nulidad absolutas o de pleno derecho. Tales
actuaciones mediante las cuales se le impuso la suspensión sin goce de salario por cinco días
afectó (sic) su esfera económica, siendo el agravio un menoscabo en el poder adquisitivo que
tiene con el salario» (folios 24 vuelto y 25 frente).
2) Parte demandada.
La autoridad demandada, tanto en la contestación de la demanda como en la audiencia
inicial, pidió, con fundamento en las razones de oposición a los motivos de nulidad alegados, que
se declare la legalidad de los actos administrativos, que constan en el expediente IML-29-08-19.
a) Antecedentes de hecho en sede administrativa.
El Presidente de la CSJ, en la resolución final del procedimiento administrativo
sancionatorio aludido, expresó, en lo pertinente, que: «(...) respecto, al hacer una valoración de
los elementos presentados, se advierte que la gravedad de los hechos investigados ameritan una
sanción menor a la señalada preliminarmente en el auto de las 9:50 horas de 28 de noviembre de
2019 (fol. 19), la cual consiste en despido de conformidad con la causal establecida en el
artículo 53 letra a) de la Ley de Servicio Civil: “El incumplimiento reiterado o grave a los
deberes comprendidos en la letra b) del artículo 31”; en ese sentido, al observa el número de
pericias que la investigada tenía pendientes de transcripción, al inicio del procedimiento
disciplinario -111- y el número de pericias entregadas al 26 de enero de 2020, se observa un
avance del 77.7% en la evacuación de la mora pericial por la que fue reportada; aunado a ello,
resulta razonable el alegato brindado por la investigada en relación con insuficiencia de
recursos humanos y materiales y la extensa demarcación geográfica que debe cubrir el IML San
Vicente; de modo que es necesario recalificar la gravedad de la sanción en el presente caso.(…)
Establecido lo anterior, con base en el principio de proporcionalidad de la sanción
administrativa y tomando en cuenta la negligencia advertida en la conducta de la licenciada
RMG en el sentido de transcribir y entregar 111 reportes periciales, lo cual constituye un
número alto, luego del plazo interno de 21 días establecido para tal efecto, resulta evidente la
gravedad de dicha conducta al afectar la labor pericial del Instituto de Medicina Legal, así como
posibles repercusiones en la dilación de justicia impartida por los diferentes tribunales; en ese
orden, la finalidad inmediata o mediata perseguida con la imposición de la sanción es
restablecer el quebrantamiento de la normativa institucional interna en cuanto a la diligencia en
las labores. Por lo anterior, sería procedente en principio imponer 15 días de suspensión sin
goce de sueldo a la licenciada RMG; sin embargo, es de tomar en cuenta que se constató que la
referida empleada ha entregado la mayoría de los peritajes por los que fue reportada y, además,
se verificó que realiza otras funciones periciales propias de un trabajador social, las cuales
vienen a generar retraso en la transcripción y entrega de peritajes, aparte de que es convocada
por diferentes tribunales a fin de comparecer como perito a vistas públicas, situación que le
genera una considerable inversión de tiempo; aunado a ello, es importante tomar en cuenta las
dificultades de personal y geográficas de la regional del IML San Vicente, identificadas en el
“Estudio Estadístico de Cargas Laborales del Instituto de Medicina Legal”, de octubre de 2020,
y en el informe de necesidades del IML San Vicente para el año 2020; por lo que se considera
procedente imponer cinco días de suspensión sin goce de sueldo a la licenciada RMG por
incurrir en incumplimiento a uno de los deberes que establece el artículo 31 de la LSC,
específicamente el regulado en la letra b), que se refiere a: “Desempeñar con celo, diligencia y
probidad las obligaciones inherentes a su cargo o empleo”» (folios 9 Vuelto y 10 frente y
vuelto).
b) Fundamentos de la oposición.
La autoridad demandada sostiene que no son ciertos los hechos y el vicio de nulidad
alegado por la demandante ya que actuó apegada a derecho en la imposición de la sanción de
cinco días de suspensión sin goce de sueldo, pues tiene competencia para iniciar el procedimiento
en contra de la señora MG, así como para dictar la resolución definitiva. Tal afirmación fue
sustentada en los siguientes argumentos: “(...) estas relaciones jurídico-administrativas son
caracterizadas por una efectiva inserción del administrado en la esfera organizativa de la
Administración, cualesquiera que esta sea; la disciplina interna de tal marco organizativo es el
bien jurídico esencial cuya protección debe asegurarse ante todo; y ello justifica la creación de
un régimen dirigido a reprimir aquellas conductas que no se correspondan con un desempeño
normal en los distintos roles ocupacionales, lo cual es un elemento clave en cualquier sistema
eficiente de recursos humanos (...) Ahora bien, como puede colegirse de las normas citadas, para
el caso del personal del Órgano Judicial e Instituto de Medicina Legal los funcionarios
competentes para conocer de los procedimientos disciplinarios son: el magistrado Presidente de
la CSJ y Corte en Pleno. Visto lo anterior, se advierte que la actuación de mi mandante ha sido
ejecutada conforme con la legalidad, ya que de la lectura de las disposiciones citadas se
determina que la competencia para imponer sanciones de suspensión sin goce de sueldo de 1 a 5
días le corresponde al Presidente. Es menester recalcar que el conocimiento de las acciones
disciplinarias derivadas de infracciones disciplinarias del personal del IML no le corresponde en
ningún supuesto a la CSC [Comisión de Servicio Civil] ya que por mandato constitucional dicha
facultad recae en la CSJ, lo que es regulado por las disposiciones relacionadas supra [artículos
42 de la Ley de Procedimientos Administrativos (LPA); 182 atribución 9° de la Constitución; 6,
7 y 25 de la Ley Orgánica Judicial y 117 del Reglamento Interno del Instituto de Medicina
Legal]. Por tanto, el régimen disciplinario descrito, le es aplicable a la licenciada RMG, por ser
empleada sujeta al régimen especial del IML, bajo esa afirmación es oportuno mencionar que en
el romano V números 3 y 4 del Instructivo de Medidas Disciplinarias del Personal del Instituto
de Medicina Legal, respecto a la Clasificación, Procedencia (sic) y Competencia (sic) de las
Sanciones (sic), regula las suspensiones sin goce de sueldo de 1 a 5 días como facultad del
Presidente de la Corte Suprema de Justicia y más de 5 días hasta 30, como una facultad
atribuida al Pleno de la Corte Suprema de Justicia. En ese sentido, se determina que la
competencia para iniciar el procedimiento en contra de la licenciada RMG, así como dictar la
resolución de fondo le correspondía a mi representado, por lo que no ha existido en el presente
caso violación a los derechos de seguridad jurídica y principio de legalidad alegados en la
demanda. Finalmente es preciso aclarar que aunque se menciona en la demanda que el acto
impugnado fue decretado y autorizado por el DAPJP [Departamento de Asesoría en Procesos
Jurídicos de Personal], tal como consta en el expediente IML-29-08-19, el auto de inicio del
procedimiento disciplinario fue emitido por la Presidencia de la CSJ a las nueve horas con
cincuenta minutos del 28 de noviembre de 2019, en el mismo se delegó al DAPJP para realizar
el procedimiento legalmente dispuesto hasta dejarse en estado de pronunciarse resolución final,
dicha delegación se realizó basado en lo establecido en los arts. 42 y 43 de la LPA. En todo
caso, como ya se dijo supra, el funcionario competente tiene la potestad legal de delegar en otro
(para el caso, el DAPJP) la competencia que le ha sido conferida; misma que en este
procedimiento específico se limita a realizar el procedimiento legalmente dispuesto hasta que la
Presidencia (sic) pronuncie resolución final; es decir, que las decisiones trascendentales de abrir
un expediente disciplinario, emitir resolución final, resolver recursos corresponde al funcionario
a quien la normativa le otorgó la competencia inicial, lo cual se acredita en el presente caso,
pues fue el Presidente de la CSJ quien dictó la resolución de las de (sic) las (sic) once horas del
día 13 de enero del presente año, en la cual se le impuso a la licenciada RMG, la sanción de
suspensión sin goce de sueldo de 5 días, así como el proveído mediante el cual se decidió el
recurso de reconsideración emitido a las ocho horas del 5 de febrero del año en curso” (folios
59 frente al 60 frente).
3) Fiscal General de la Republica.
Con base en los artículos 23 y 50 de la LJCA, la agente auxiliar del Fiscal General de la
República, licenciada Elisa Edith Acevedo Aparicio, intervino en el proceso y señaló que, según
su análisis, toda la prueba aportada por la demandante fue tomada en cuenta para emitir la
resolución final, señaló que todos los miembros del Instituto de Medicina Legal están sometidos a
un régimen disciplinario; en ese sentido, afirmó que el procedimiento fue seguido de
conformidad con las leyes y no ha existido vulneración a los principios constitucionales alegados
por la trabajadora. Por ende, la actuación de la autoridad demandada es legal por estar apegada a
derecho y consideró que se debe desestimar la pretensión de la parte actora.
4) Prueba propuesta y admitida.
La parte actora ofreció prueba de los actos administrativos impugnados y la autoridad
demandada, el expediente tramitado en el procedimiento sancionatorio.
La representación fiscal, por su parte, no aportó prueba al proceso.
Después de analizar la prueba propuesta por las partes, este Tribunal consideró en la
audiencia celebrada que la misma es pertinente, debido a que tiene relación con los hechos que
constituyen el objeto del proceso. Además, expresó que es útil e idónea para probar los extremos
procesales alegados por las partes. Por consiguiente, permite tener un panorama completo sobre
los hechos controvertidos y, de conformidad con los artículos 317, 318 y 319 del CPCM, en
relación con el 123 de la LJCA, se admitió la prueba documental, lo cual consta en el acta de
folio 97.
IV. Argumentos de derecho.
Tal como se ha reiterado, la pretensión principal de la parte actora es que se declare la
nulidad absoluta o de pleno derecho de los actos administrativos controvertidos. La infracción
imputada es la contemplada en el artículo 31 letra b) de la LSC: “Además de lo que establezcan
las leyes, decretos, reglamentos especiales, son obligaciones de los funcionarios y empleados
públicos o municipales: (...) b) Desempeñar con celo, diligencia y probidad las obligaciones
inherentes a su cargo o empleo”. El vicio invocado recae en la causal de nulidad de pleno
derecho contenida en el artículo 36 letra a) de la LPA.
a) Sobre la nulidad de pleno derecho.
Durante el desarrollo del proceso la parte actora ha sostenido que la actuación impugnada,
atribuida al Presidente de la CSJ (agregada a folios 156 al 160 del expediente judicial y a folios
169 y 170 del expediente administrativo), es nula de pleno derecho. Este vicio conlleva el
máximo grado de la invalidez y es insubsanable; es decir, “no produce efectos el acto nulo de
pleno derecho desde su mismo origen, no se puede convalidar, ni por el trascurso del tiempo, ya
que es imprescriptible, en el sentido de que siempre se puede hacer valer utilizando contra ella
las acciones pertinentes” [Muñoz Machado, Santiago. (2011). Tratado de Derecho
Administrativo y Derecho Público General. IV. La Actividad Administrativa. la edición. Madrid,
España. Pág. 173].
El tratadista Agustín Gordillo considera que el acto administrativo nulo de pleno derecho
es aquel que tiene vicios muy graves y por tal razón “es un acto irregular, grosero y muy
excepcional”; en cambio, los actos administrativos anulables o que tienen un vicio de nulidad
relativa “son los que tienen vicios intrascendentes o no demasiado graves, son considerados
actos regulares”. [Gordillo, Agustín. (2013). Tratado de Derecho Administrativo y otras obras.
Tomo 8°, Teoría General del Derecho Administrativo. Buenos Aires, Argentina. Pág. 244].
Los actos nulos relativamente o anulables son aquellos que se producen cuando se
incurren en vicios menos graves, que pueden ser convalidados o subsanados, pero siempre
vuelven ilegal el acto; en dicho sentido, constituyen la regla general (principio de mera
anulabilidad). Un ejemplo de este tipo de vicio es la incompetencia en razón del grado, ya que se
puede convalidar el acto viciado. Por tal motivo, el interesado dispone de hacer valer o no la
anulabilidad, pues de no hacerlo, el acto producirá efectos, porque “el acto anulable puede ser
convalidado o subsanado, mediante actos posteriores que eliminen los vicios originales o por el
simple transcurso del tiempo (...)” [Muñoz Machado, Santiago. (2011). Op. cit. Págs. 174 y 175].
De lo anterior, se destaca que para distinguir de manera general las dos categorías de nulidad, se
debe apreciar la gravedad del vicio y su consecuente regulación legal. Los actos que adolecen de
nulidad absoluta contienen un vicio que traen aparejada la consecuencia de imposibilidad de
subsanación e imprescriptibilidad. En cambio, el tratamiento de la nulidad relativa es distinto; ya
esta Sala ha señalado con relación al principio de mera anulabilidad que: “no toda ilegalidad o
violación conlleva una nulidad de pleno derecho, es decir, la mera violación al principio de
legalidad no conlleva nulidad de pleno derecho” (sentencia pronunciada en el proceso con la
referencia 213-2005, de las once horas del veintiséis se mayo de dos mil diez).
Esta Sala, en la sentencia con la referencia 219-2012 del treinta y uno de octubre de dos
mil dieciséis, ha expresado que: “(...) debe tenerse en cuenta que la nulidad de pleno derecho es
una categoría de invalidez del acto administrativo caracterizada por una especialidad que la
distingue del resto de ilegalidades o vicios que invalidan los actos de la Administración (..) esta
constituye el grado máximo de invalidez que acarrea consecuencias como la imposibilidad de
subsanación, imprescriptibilidad e ineficacia ab initio”. En este orden de ideas, se reitera que la
nulidad de pleno derecho tiende a identificarse por la especial gravedad del vicio, y ésta no debe
medirse por la conducta del agente creador del vicio sino por la lesión que produzca en los
intereses de los afectados, en el orden público y en el jurídico estatal. De ahí que se confiere al
afectado la posibilidad de accionar directamente la vía jurisdiccional contencioso
administrativa.
En suma, en nuestro sistema administrativo un acto' se considera nulo de pleno derecho
únicamente en los casos determinados en la ley. En el ordenamiento jurídico salvadoreño los
actos administrativos que incurran en nulidad absoluta o de pleno derecho se encuentran
regulados en el artículo 36 de la Ley de Procedimientos Administrativos (LPA). El citado artículo
contempla: “Los actos administrativos incurren en nulidad absoluta o de pleno derecho, cuando:
a) Sean dictados por autoridad manifiestamente incompetente por razón de la materia o
del territorio.
b) Se dicten prescindiendo absolutamente del procedimiento legalmente establecido; se
utilice uno distinto al fijado por la ley, o se adopten en ausencia de fases esenciales del
procedimiento previsto o de aquellas que garantizan el derecho a la defensa de los interesados.
c) Se adopten prescindiendo de las normas que contienen las reglas esenciales para la
formación de la voluntad de los órganos colegiados.
d) Tengan un contenido imposible, ya sea porque exista una imposibilidad material de
cumplimiento o porque la ejecución del acto exija de los particulares actuaciones que resulten
irreconciliables entre sí.
e) Sean constitutivos de infracciones penales o se dicten como consecuencia de éstas.
f) Sean contrarios al ordenamiento jurídico porque se adquieren derechos cuando se
carezca de los requisitos esenciales para su adquisición.
g) Sean dictados con el propósito de eludir el cumplimiento de una sentencia de la
jurisdicción contencioso administrativo.
h) Así lo determine expresamente una Ley especial.
Los actos viciados de nulidad absoluta o de pleno derecho, no se podrán sanear ni
convalidar” (las negritas son propias).
Como ya se dijo, la demandante accede a esta jurisdicción por medio de la impugnación
administrativa viciada de nulidad absoluta. Invalidez que, según el artículo citado, encaja en la
causal prescrita en la letra a), la cual refiere que: “[los actos administrativos incurren en nulidad
absoluta cuando:] Sean dictados por autoridad manifiestamente incompetente por razón de la
materia (...)” Es decir, a su criterio, quien debía conocer del procedimiento sancionatorio incoado
en su contra era la comisión de servicio civil correspondiente, de conformidad con los artículos 7
letra b), 12, 41 letra d) y 42 inciso segundo de la LSC, y no, el Presidente de la CSJ.
b) Aplicación al caso sub judice.
Tal como se ha explicado en la presente sentencia, la nulidad absoluta o de pleno derecho
es de tal trascendencia y gravedad que los supuestos que la integran son taxativos por ley. De ahí
que el vicio alegado está recogido en el artículo 36 letra a) de la LPA; lógicamente, se vuelve
necesario examinar si el Presidente de la CSJ era competente para sancionar a la demandante.
De conformidad con el artículo 182 de la Constitución, la CSJ tiene, entre otras, la
siguiente atribución: “(...) 9a- nombrar a los magistrados de las cámaras de segunda instancia,
jueces de primera instancia y jueces de paz de las ternas que le proponga el Consejo Nacional de
la Judicatura; a los médicos forenses y a los empleados de las dependencias de la misma;
removerlos, conocer de sus renuncias y concederles licencias (...)” (las negritas son propias).
Visto lo supra, se instaura una competencia para la aplicación del régimen disciplinario de los
servidores señalados.
Aunado lo anterior, la Ley Orgánica Judicial estatuye en el artículo 25 que: “El gobierno y
régimen interior de la Corte Suprema de Justicia estará a cargo de su Presidente, quien deberá
velar porque se cumplan a este respecto las disposiciones de las leyes y reglamentos”. En este
precepto corresponde al Presidente de la CSJ la administración del régimen interior de la
institución, incluido, por supuesto, el aspecto disciplinario.
En complemento a los preceptos indicados, la Ley de la Carrera Judicial [LCJ], en lo que
respecta a la jerarquía disciplinaria, preceptúa en el artículo 6 que: “( ...) La Corte es el
organismo de jerarquía superior. Las atribuciones de la Corte son las siguientes: a) Nombrar a
los Magistrados y Jueces, de las ternas que le proponga el Consejo Nacional de la Judicatura, a
los Médicos Forenses y a los funcionarios y empleados de las dependencias de la misma;
removerlos, conocer de sus renuncias y concederles licencia (...)” Siempre en la referida
normativa, específicamente en el artículo 7, se determina que: “Corresponde al Presidente de la
Corte las atribuciones siguientes: (...) d) Tramitar las diligencias para la imposición de
sanciones disciplinarias al personal señalado en la letra a) del artículo anterior y, dar cuenta
con ellas a la Corte para su decisión final (...)” (las negritas son propias).
No hay duda de que existe una atribución legal conferida tanto a la CSJ como a su
Presidente, dependiendo de cada caso, para la aplicación del régimen disciplinario
correspondiente. Particularmente, se hace hincapié en la competencia de este último funcionario
para tramitar las diligencias para la imposición de sanciones disciplinarias al personal que integra
el Instituto de Medicina Legal [incluidos los médicos forenses y funcionarios y empleados de las
dependencias del mismo].
Como parte del contexto normativo esbozado, la CSJ creó en el año dos mil catorce el
Reglamento Interno del Instituto de Medicina Legal, con el objetivo de regular, desarrollar y
facilitar la aplicación de las normas contenidas en la Ley Orgánica Judicial y definir la
naturaleza, finalidad, organización, competencia, funciones, atribuciones, niveles de coordinación
y la relación organizacional del referido ente [artículo 1]. Ya en el artículo 117 del mismo cuerpo
legal se estatuye la aplicación del régimen disciplinario en cuanto que éste “(...) contemplará el
procedimiento a seguir para la adecuada aplicación de medidas disciplinarias al personal del
Instituto y no podrán imponerse sanciones sino de conformidad con la Constitución, leyes que
regulan la materia, previo procedimiento correspondiente”. Con base en lo apuntado en el
referido reglamento es que, por medio del acuerdo de CSJ en Pleno, número 18-P, del uno de
noviembre de dos mil dieciséis, se emitió el Instructivo de Medidas Disciplinarias del Personal
del Instituto de Medicina Legal de la CSJ, el cual tiene como objetivo: “Normar el procedimiento
a seguir para la adecuada aplicación de las medidas disciplinarias al personal antes citado,
frente a la comisión de infracciones a sus deberes y obligaciones, de conformidad con la
Constitución y leyes secundarias que regulan la materia” (romano II), señalando además el
ámbito de aplicación que recae en: “los empleados, que se encuentran nombrados bajo el
régimen de Contrato o Ley de Salarios dentro del Instituto de Medicina Legal” (romano III).
Es precisamente en el romano V del mencionado instructivo denominado “Clasificación,
Procedencia y Competencia de las Sanciones” que se establece: “3. Suspensión sin goce de
sueldo de 1 a 5 días [.] La autorizará mediante resolución de la Presidencia de la Corte
Suprema de Justicia o su Delegado, dicha sanción será comunicada al servidor público
infractor por la Dirección de Recursos Humanos, y procederá por el incumplimiento de los
deberes y obligaciones establecidos en el art. 31 de la Ley del Servicio Civil, exceptuando el
establecido en el literal a) de la referida disposición legal”. En ese sentido, es oportuno afirmar
que el Presidente de la CSJ es competente para sancionar hasta por cinco días a los empleados
del Instituto de Medicina Legal cuando quebranten el ordenamiento jurídico sectorial. En este
caso, consta en el auto de inicio del procedimiento sancionatorio del veintiocho de noviembre de
dos mil diecinueve (folios 19 y 20), precisamente en la parte resolutiva, que el Presidente de la
CSJ delegó al Departamento de Asesoría en Procesos Jurídicos de Personal, de la Unidad de
Asistencia Jurídica Legal, Gerencia General de Asuntos Jurídicos de la CSJ, para que tramitara
o instruyera el procedimiento sancionatorio hasta dejarlo en estado de pronunciar la resolución
definitiva, dicha delegación es acorde con lo dispuesto en los artículos 42 y 43 de la LPA.
Ahora bien, la demandante, como reiteradamente se ha manifestado, considera que la
comisión de servicio civil correspondiente es la competente para sustanciar el procedimiento
sancionatorio e imponer la sanción respectiva. Arguye insistentemente que el acto impugnado le
“ ( ...) causa agravio (...) ya que la misma fue decretada y autorizada por el Departamento de
Asesoría de Personal de la Corte Suprema de Justicia (...) el cual es incompetente, ya que para
efectos de suspensión de labores sin goce de salarios, es la Ley de Servicio Civil, la cual en su
Art. (sic) 45 establece que la Comisión de Servicio Civil es la Autoridad (sic) competente para
ordenar una suspensión de labores sin goce de salario (...)” (folio 2 frente).
Ha sido la misma parte actora la que ha invocado el contenido del artículo 45 de la LSC, el
cual reza así: “Serán sancionados con suspensión sin goce de sueldo los funcionarios o
empleados que no cumplan con los deberes indicados en el artículo 31 cuando la falta cometida
no amerite su destitución o despido, excepto los comprendidos en el literal a) del citado artículo
que se regirán por lo ordenado en el artículo anterior. La Comisión al serle presentada la
denuncia, recibirá la prueba con citación de parte contraria, por sí o por medio de delegados
debidamente autorizados, dentro del término de cuatro días improrrogables, contados a partir
del día siguiente al de la respectiva notificación, vencidos los cuales dictará sentencia (...)”
No se puede soslayar en este análisis el contenido del artículo 42 de la LSC, titulado
“Quienes pueden imponer sanciones”, en ese precepto se instaura que:
“Las amonestaciones podrán ser impuestas por la Comisión de Servicio Civil o por los
Jefes del servicio con la sola comprobación del hecho que las motiva.
La multa, suspensión sin goce de sueldo, la postergación en el derecho a ascenso, la
rebaja de categoría y el despido o destitución sólo podrán ser impuestos por la Comisión de
Servicio Civil de la dependencia a que pertenezca el funcionario o empleado, la que procederá
en la forma que establece esta ley. De estas resoluciones se admitirá recurso de revisión para
ante el Tribunal de Servicio Civil.
No obstante lo dispuesto en el inciso anterior, los Jefes de servicio podrán imponer sin
ningún trámite y en caso justificado, suspensiones sin goce de sueldo hasta por cinco días en
cada mes calendario y en ningún caso más de quince días en el mismo año calendario. Las
amonestaciones y esta clase de suspensiones no admitirán ningún recurso” (negritas y
subrayado son propios).
Indiscutiblemente, en este caso el Presidente de la CSJ es competente para imponer
suspensiones laborales sin goce de sueldo hasta por cinco días en cada mes. Desde luego que,
haciendo una lectura constitucional, esas sanciones deben ir precedidas por el debido proceso.
Pero, volviendo al punto medular, no tiene sentido la aseveración de la señora MG, relativa a que
su caso debió haber sido conocido por la comisión del servicio civil respectiva, ya que, de todos
modos y según lo contempla el artículo precedente, el jefe es el que tiene la atribución de
imponer la sanción en discusión. Entonces, si el Presidente de la CSJ es la máxima autoridad
jerárquica en el gobierno del recurso humano al interior de la Corte Suprema de Justicia y del
Órgano Judicial, no cabe la menor duda que, aun en el ámbito de la LSC, siempre conserva la
competencia disciplinaria en casos como el presente.
En síntesis, se aclara que los servidores públicos del Instituto de Medicina Legal tienen un
régimen especial disciplinario [Instructivo de Medidas Disciplinarias del Personal del Instituto de
Medicina Legal de la CSJ] y el mismo estatuye que el Presidente de la CSJ es el que autorizará la
sanción de suspensión hasta de cinco días sin goce de sueldo en el caso de incumplimiento del
artículo 31, excepto la causal de la letra a). A la demandante se le impuso la infracción de la letra
b) de ese precepto legal. Luego, la misma LSC, contrario a lo que interpreta la parte actora,
concede competencia a los jefes en la suspensión de hasta cinco días como sanción sin goce de
sueldo, similar al contenido del instructivo en mención. Y no es, en todo caso, la comisión de
servicio civil la facultada para sancionar faltas como la impuesta en el contexto discutido.
Finalmente, esta Sala está convencida que no se ha probado la existencia del vicio de
nulidad absoluta alegado; en consecuencia, la sentencia es desestimatoria a las pretensiones de la
parte actora.
V. La Sala de lo Constitucional, el uno de marzo de dos mil trece, emitió sentencia en el
proceso de inconstitucionalidad referencia 78-2011, en el cual se alegaron «(..) vicios de
contenido, del art. 14 ínc. 2° de la Ley Orgánica Judicial (..)», disposición que hace referencia al
carácter deliberativo del proceso decisorio y la regla de votación para la emisión de sentencias,
incluyendo la de esta Sala.
Esencialmente en la referida sentencia se estableció lo siguiente: «(..) se concluye que la
regla de votación impugnada por los demandantes debe ser declarada inconstitucional, pues
carece de justificación suficiente en relación con el alcance de los arts. 2 y 186 inc. 3° Cn. En
vista de que la regla de mayoría corresponde a la votación mínima necesaria para formar
decisiones de un órgano colegiado, de que ella está reconocida legalmente como estándar de
votación de diversos tribunales colectivos (arts. 14 inc. 1° y 50 inc. 1° LOJ) - lo que sirve como
referente analógico para evitar un vacío normativo- y por razones de seguridad jurídica, el
efecto de esta sentencia será que para tomar las decisiones interlocutorias y definitivas de la
Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia bastarán los votos de la
mayoría de los Magistrados que la integran, incluso en los procesos iniciados con anterioridad a
esta sentencia».
Pues bien, corresponde al pleno de esta Sala la emisión de las resoluciones judiciales que
deban adoptarse en el curso del proceso; sin embargo, en virtud del razonamiento plasmado en la
jurisprudencia constitucional relacionada, en los casos en que se alcance el consenso de la
mayoría y no de todos, es decir tres a uno, para emitir determinada decisión, se habilita el
mecanismo en cuya virtud el respectivo Magistrado o Magistrada debe dejar constancia de las
razones de su posición discrepante mediante el correspondiente voto, adoptándose la decisión por
mayoría de votos.
Así, conforme con la relacionada sentencia de inconstitucionalidad, la decisión definitiva
contendida en la presente sentencia se adopta con los votos de la Magistrada Paula Patricia
Velásquez Centeno y de los Magistrados Enrique Alberto Portillo Peña y José Ernesto Clímaco
Valiente. El Magistrado Sergio Luis Rivera Márquez hará constar su voto disidente a
continuación de esta resolución.
POR TANTO, con fundamento en las disposiciones citadas, en los argumentos expuestos
y en los artículos 219 de la Constitución; 14, 56, 57, 59, 60, 61, 109 y 119 de la Ley de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa; 36 letra a), 42 y 43 de la Ley de Procedimientos
Administrativos; 7, 31 letra b) y 42 de la Ley de Servicio Civil; y 216, 217 y 218 del Código
Procesal Civil y Mercantil; en nombre de la República, esta Sala FALLA:
1) Declarar que no se ha comprobado el motivo de nulidad de pleno derecho alegado por
la señora RMMG, por medio de su apoderado general judicial, licenciado José Antonio Prado, en
los siguientes actos emitidos por el Presidente de la Corte Suprema de Justicia:
a) Resolución de las once horas del trece de enero de dos mil veintiuno, en el
procedimiento administrativo sancionador con referencia IML-29-8-19, mediante la cual se
impuso a la demandante la sanción de cinco días de suspensión laboral sin goce de sueldo, por
haber infringido los deberes establecidos en el artículo 31 letra b) de la Ley de Servicio Civil.
b) Resolución de las ocho horas del veinticinco de febrero de dos mil veintiuno, que
declaró no ha lugar el recurso de reconsideración interpuesto contra el acto mencionado en la
letra anterior.
2) Condenar en costas a la parte actora, conforme con el derecho común.
3) Hacer del conocimiento a los sujetos procesales que, respecto de esta sentencia,
únicamente procede la solicitud de aclaración cuando el solicitante considere que contiene errores
materiales o que aquella es oscura. Solicitud que deberá presentarse dentro de los tres días hábiles
siguientes al de la notificación respectiva ante esta misma Sala.
4) Devolver el expediente administrativo a su oficina de origen.
Notifíquese. —
P. VELASQUEZ C.------ S.L.RIV.MARQUEZ ------ ENRIQUE ALBERTO PORTILLO---------
J. CLIMACO V. ---------PRONUNCIADA POR MAYORIA POR LA SEÑORA
MAGISTRADA Y LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LA SUSCRIBEN ----- M. B. A. ----
-- SRIA. ------RUBRICADAS

VOTO DISIDENTE DEL MAGISTRADO SERGIO LUIS RIVERA MÁRQUEZ


No comparto el criterio de mis honorables colegas Magistrada y Magistrados de dictar
sentencia en el proceso contencioso administrativo promovido por la señora RMMG contra el
Presidente de la Corte Suprema de Justicia, por nulidad absoluta o de pleno derecho de la emisión
de las resoluciones: a) De las once horas del trece de enero de dos mil veintiuno, en la cual se
resolvió imponer a la demandante la sanción de cinco días sin goce de sueldo, por haber
incumplido al deber que establece el artículo 31 letra b) de la Ley de Servicio Civil; y b) De las
ocho horas del veinticinco de febrero de dos mil veintiuno, en la cual se resolvió declarar no ha
lugar el recurso de reconsideración interpuesto contra la anterior decisión.
Las razones de mi disidencia, siguen siendo aquellas que fueron manifestadas en su
oportunidad, en el voto disidente plasmado a continuación del auto de admisión de demanda de
fecha dieciocho de agosto del presente año. Las cuales expongo nuevamente de manera sucinta:
1. La nulidad de pleno derecho es una categoría especial de invalidez de los actos
administrativos que por su gravedad tiene características exclusivas que los diferencian de los
vicios de mera anulabilidad, cuyas causas son tasadas y su alegación es imprescriptible.
2. La posibilidad de declarar la existencia de una nulidad de pleno derecho puede tener
lugar: (a) en sede administrativa, por la autoridad emisora del acto o su superior jerárquico, al
resolver un recurso administrativo en el que se ha alegado tal vicio; o, a elección del justiciable,
(b) en sede jurisdiccional al decidir, el juez competente, la pretensión respectiva.
3. En cuanto a la alegación de la figura de nulidad absoluta en sede jurisdiccional, la
LJCA actualmente vigente, no contiene ninguna regulación al respecto, ni hace excepción alguna
en cuanto a los plazos establecidos para dirimir pretensiones de esta índole. De ahí que debe
entenderse que, ante este supuesto, procede la aplicación del artículo 25 de la LJCA, que dispone:
«El plazo para deducir pretensiones contencioso administrativas será: a) Sesenta días contados a
partir del siguiente al de la notificación del acto que agota la vía administrativa (...)».
4. La anterior disposición no hace distinción, en cuanto a la exigencia del agotamiento de
la vía administrativa; por lo tanto, se entiende que la misma debe cumplirse, ya sea que se
invoque un vicio de nulidad relativa o uno de nulidad absoluta.
5. Lo antes citado lleva a considerar que el legislador dispuso de un mecanismo de tutela
no judicial que se encuentra contenido en la actual LPA en su artículo 118, dispositivo cuya
resolución, además, habilita el plazo de sesenta días para acceder a la jurisdicción contencioso
administrativa.
Para el caso, es conveniente citar el primer inciso del artículo 118 LPA:
“La Administración Pública, en cualquier momento, por iniciativa propia o a instancia de
interesado, podrá en la vía administrativa declarar la nulidad de los actos favorables que hayan
puesto fin a la vía administrativa o que no hayan sido recurridos en plazo, cuando adolezcan de
un vicio calificado como nulidad absoluta o de pleno derecho, en los términos establecidos por
esta ley.”
Atendiendo al contenido del artículo supra citado, se desprende que, la nulidad de pleno
derecho de un acto administrativo que aún no ha alcanzado estado de firmeza
puede controlarse por la vía de los recursos administrativos disponibles; pero además tal
vicio también puede controvertirse en aquellos casos en los que el acto ya está firme, es decir,
cuando ya se agotaron los recursos administrativos disponibles o cuando éstos no existen o no
fueron utilizados en tiempo y tampoco sea posible ya acudir de modo directo a la protección
jurisdiccional en virtud de haber finalizado el plazo para dirimir pretensiones.
6. Lo anterior, opera en atención a la figura de la “imprescriptibilidad” del vicio de
nulidad de pleno derecho. Consecuentemente, si ha transcurrido el plazo para presentar la
demanda contencioso administrativa estos vicios pueden ser alegados en todo tiempo pero
solamente en sede administrativa, constituyendo lo resuelto la habilitación de un plazo para poder
interponer demanda contencioso administrativo.
El artículo 36 LPA desarrolla en su primer inciso la lista taxativa de causas por las cuales
se estima nulo de pleno derecho un acto administrativo y en el segundo determina que:
“Los actos viciados de nulidad absoluta o de pleno derecho, no se podrán sanear ni
convalidar.”
Esta regla de imprescriptibilidad no hace distinción entre actos favorables o actos
desfavorables al administrado, por lo que debe entenderse que independientemente de a quien
perjudique el acto o a quien favorezca, si adolece de vicio de nulidad de pleno derecho, no es
factible su convalidación o saneamiento.
7. Atendiendo las anteriores premisas y aplicándolas al caso en estudio, advierto que:
i) el plazo de presentación de la demanda contencioso administrativa, comenzó a contar a
partir del día siguiente al que se le notificó al actor la resolución de las ocho horas del veinticinco
de febrero de dos mil veintiuno.
ii) Dicho acto fue notificado el uno de marzo de dos mil veintiuno (folio 23 vuelto), y
comenzó a correr a partir del siguiente día hábil es decir, el dos de marzo de este año por lo tanto,
de conformidad con el Ad 145 CPCM, el mismo finalizó el dos de junio del año en curso y si la
demanda fue presentada el tres de junio de este año, resulta que es un día después del
vencimiento del plazo, con lo cual dada la extemporaneidad, ya no se cumple este requisito para
deducir pretensiones contencioso administrativas.
8. En resumen:
(i) La LJCA vigente, no habilita el acceso ilimitado al proceso ni siquiera cuando se
procure entablar una acción contra un acto por estimar que en él concurre un vicio de nulidad
absoluta, como lo establecía la derogada LJCA, sino que, para cualquier pretensión contra un acto
administrativo, debe respetarse el plazo de sesenta días que establece el artículo 25 LJCA.
(iii) Existe un mecanismo en la LPA denominado revisión de oficio de actos y normas
nulos de pleno derecho, previsto en el art. 118, que constituye una forma de protección no
judicial de derechos mediante la habilitación de la autotutela de la administración al permitirle
invalidar los actos nulos de pleno derecho, ya sea de manera oficiosa o a petición de parte.
Vinculado con ello, la legislación reconoce la “imprescriptibilidad” de la posibilidad de
revisión de los actos administrativos nulos de pleno derecho; pero la misma únicamente tiene
efecto en sede administrativa, en aplicación de los artículos 36 y 118 de la LPA, de ahí que, ya
sea de oficio o a petición de parte se pueda revisar el acto por el titular o el superior jerárquico de
la propia administración que dictó el acto “en todo tiempo”.
(iv) La única forma de habilitar vía impugnativa de un acto nulo de pleno derecho una
vez que ha transcurrido el plazo legal para promover la acción en sede contencioso administrativa
contra el acto de manera directa es acudir a la “revisión de oficio de actos y normas nulos de
pleno derecho” ante la Administración, pues la decisión que ella emita habilitará un nuevo plazo
de sesenta días en el cual podrá impugnarse en la vía contencioso administrativa. En ese sentido,
acudir al mecanismo de protección no jurisdiccional para los actos que ya son
administrativamente firmes porque no se agotó la vía administrativa en plazo o no fueron
demandados judicialmente, se convierte en un requisito previo de procesabilidad pues solo así se
habilita la nueva oportunidad temporal de acceso a la protección jurisdiccional.
(v) Este diseño de acceso a la jurisdicción contencioso administrativa es elección del
legislador, de modo que no puede obviarse por preferencia del aplicador de justicia, solo podría
dejar de cumplirse con el mismo mediante la inaplicación del art. 118 de la LPA fundada en
alguna incompatibilidad con la Constitución.
(vi) En el marco de la presente acción contencioso administrativa se advierte que (a) se
demanda un acto administrativo cuya vía se agotó, por ende, es administrativamente firme; (b) la
demanda se interpone para que sea declarada una supuesta nulidad de pleno derecho; (c) la
demanda se interpuso fuera del plazo para dirimir pretensiones procesales.
En ese sentido, solamente sería posible conocer de la misma si, primero, la interesada
acude ante la Administración a promover el procedimiento contenido en el artículo 118 LPA, ya
que la resolución que recaiga sobre el mismo habilita un nuevo plazo de sesenta días en los cuales
puede, válidamente, promoverse la demanda en sede jurisdiccional.
Por lo dicho, estimo la demanda es improponible, por no concurrir un requisito especial de
procesabilidad que impide válidamente conocerse la pretensión planteada por sentencia
definitiva.
Así mi voto.
Sala de lo Contencioso Administrativo, el veintisiete de octubre de dos mil veintiuno.

S.L.RIV.MARQUEZ ------ VOTO RAZONADO DISIDENTE PRONUNCIADO POR EL


SEÑOR MAGISTRADO QUE LA SUSCRIBE ----- M. B. A. ------ SRIA. ------RUBRICADAS

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