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El rendimiento académico es considerado un factor fundamental, atribuido

principalmente a los logros y calificaciones obtenidas por los estudiantes, se


espera que éste sea medido de forma objetiva. No obstante, es innegable que
se ve influenciado por características de índole subjetivo . Así mismo, este
constructo se encuentra constituido por otros factores complejos y diferentes
entre sí. Al respecto, se encuentran tres tipos de determinantes, primero los
personales, tales como la motivación, percepción de control, autoconcepto
académico, condiciones cognitivas, autoeficacia, bienestar psicológico,
asistencia a clases, inteligencia, formación académica, aptitudes y sexo.
Segundo, los sociales como, el contexto socioeconómico, y variables
demográficas. Por último, los institucionales, entre
los que se encuentran la elección de los estudios, complejidad de los mismos,
condiciones institucionales, ambiente estudiantil, relación estudiante-profesor,
pruebas específicas y servicios institucionales

Según la Real Académica de la Lengua Española el término procrastinar


etimológicamente hablando proviene del latín procrastinare cuyo significado
es “diferir, aplazar”, lo que se traduce en la tendencia de atrasar
constantemente el inicio o la finalización de actividades que representan cierto
nivel de importancia, hasta el punto de generar en el individuo un gran
malestar.
La procrastinación se ha relacionado con las exigencias de la vida
universitaria, en donde todos los esfuerzos de los estudiantes están
encaminados hacia el cumplimiento oportuno de objetivos y metas, que
requieren de la capacidad de organizar las actividades académicas, es ahí
donde la acción de postergar o evitar, característica básica de la
procrastinación académica, trae consigo dificultades para los estudiantes, que
se pueden manifestar en su desempeño académico y en el ámbito personal de
la vida.

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