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Tema 3. Poesía de la escuela salmantina. Meléndez Valdés.

Al hablar de la poesía lírica del XVIII entramos en un terreno en el que no lo hizo


Aristóteles, lo que causa problemas. La esencia de lo lírico es que excluye la imitación de
las acciones humanas para centrarse en sus sentimientos.

1. Concepción de la lírica en el XVIII

Dentro de la lírica, los autores del XVIII incluían la elegía, sátira, égloga, fábula,
epigrama, epístola, soneto, himnos, canciones, romances, letrillas, anacreónticas… Como
vemos, no está muy bien definido, y en ocasiones se titulaba como oda, con la que se
identificaba. Es un género poco estimado al lado de la epopeya, la tragedia y la comedia.
Aun así, el ideal de la lírica es el del buen gusto frente al mal gusto del barroco como el
de Góngora. Es decir: se pide claridad, naturalidad y sobriedad. Se privilegia el fondo
frente a la forma y el docere frente al delectare.

Luzán tampoco dedicó ningún libro de su poética a la lírica, aunque la reconoce y en


el capítulo 3 hace alguna reflexión e incluso una definición que leemos. Indica que el
poeta habla para el solo de temas diversos (virtud, vicio, héroes, pasiones…). Dice que
se llamaba lírica porque se acompañaba de una lira.

2. Modelos literarios del XVIII

• Los clásicos grecolatinos: se hacen reediciones de Horacio, Virgilio, Aristóteles,


Homero y Anacreonte: la Eneida y la Poética en los 70, la Ilíada en los 80, Las
geórgicas de Virgilio en los 90… En 1796 encontramos una colección de Anacreonte,
Teócrito, Bion, Mosco y Safo. También los encontramos en la prensa.

• Los clásicos españoles: en la primera mitad de siglo domina Góngora para pasar a la
influencia de Garcilaso, y fray Luis, que conecta con la escuela salmantina. Los
hermanos Argensola se recuperan para la sátira, y Francisco de Rioja está presente en
algún poeta andaluz. Nombramos a:
o Esteban Manuel Villegas por traducir a Anacreonte en el XVII y por sus
eróticas.
o Juan José López de Sedano, que edita 9 volúmenes de poesía en Parnaso
español, donde incluye a renacentistas y barrocos.
o Tomás Antonio Sánchez por su Colección de poesías castellanas anteriores
al XV: por primera vez se edita el Mio Cid, a Berceo, El libro del buen amor…
es una antología fundamental para la recuperación de la poesía medieval.
o Quintana hizo dos antologías: una de poesías selectas castellanas en 3
volúmenes y otra dedicada a la ética en dos volúmenes.
• Los contemporáneos europeos: su impacto fue más ideológico que literario:
Rousseau y Gesser (por sus idilios), Saint Lambert (estaciones), Pope (huella en
Cadalso), Thompson (lo exótico, lo pintoresco y las estaciones), Young (Night
thoughts influiría en noches lúgubres), y Ossia (no es real, sino un caso de superchería
literaria de McPherson, que inventó que había encontrado los poemas de un bardo
gaélico). El osianismo está presente en Meléndez, Cienfuegos, Nicasio, Espronceda…

3. Difusión de la poesía

Uno de los principales cauces de difusión de esta poesía son las tertulias, como las
de la Academia del Buen Gusto, en las que exponían poetas barrocos y neoclásicos, o la
de la fonda de San Sebastián, gestada por Nicolás de Moratín. También tenemos la
Escuela Poética Salmantina o la Academia de Horacianos, dependiente de la escuela
sevillana que precedió a la Academia de Letras Humanas, donde entrarán Alberto Lista,
José de Reinoso, José Marchena o José María Blanco. Los concursos de poesía de la
RAE se inician en 1778. Aunque Moratín no obtuvo premio, sí lo hizo Meléndez Valdés
en 1780 con una égloga en alabanza de la vida del campo, Batilo.

Tenemos difusión manuscrita: destacamos la poesía política y erótico-pornográfica,


que circula de soslayo durante el XVIII. La prensa es imprescindible, con periódicos
dedicados sobre todo a la poesía bucólica, pastoril y festiva, pero sobre todo a las fábulas.

4. La métrica

La métrica del XVIII es sobre todo garcilasiana, clásica: versos octosílabos o


endecasílabos, formas de tradición española o italiana con pocas innovaciones, aunque
alguna hay, como la octava italiana o aguda, la estrofa sáfica del XVI o las alidadas. Por
último, hay que decir que se recupera el romance de la mano de Meléndez Valdés que lo
hace mucho más flexible en cuanto a los temas y forma (romances de 6 sílabas y odas
anacreónticas como romances de 7).
5. Estilo

La poética de la 1ª mitad del siglo es deudora del barroco y la 2ª dedicada a la


restauración del buen gusto. Se habla de rococó, neorromanticismo y prerromanticismo.
El rococó (término proveniente de la pintura) denomina una serie de poemas elitista,
sensual y detallista. Triunfa partir de los 60 pero en las últimas décadas se produce un
cambio de estética que neoclásico (clasicismo de los siglos de oro y de los antiguos).

El concepto de prerromanticismo no es muy convincente, pues define un periodo en


relación a otro posterior, sin darle una identidad propia. Mientras José Miguel Caso habla
de literatura filosófica, Russell Sebold denomina este cambio de sensibilidad como
“primer romanticismo español”, aunque no es una idea muy respaldada (pues el auténtico
se considera el de los 40-50 del XIX, y la primera ola sería la de los 20 o 30). Meléndez
Valdés aporta una sensibilidad explícita en cuanto a formas y contenidos en sus
composiciones. La realidad es que estéticas diferentes se dan a la vez en los mismos
autores, mostrando maneras distintas del hecho poético.

6. La escuela poética salmantina

Estos poetas se agrupan por imitar a los clásicos, tanto grecolatinos como españoles.
El uso de arcaísmos y cultismos es una característica de su lengua, así como el de la
mitología de su retórica y estética. No es aceptada por todos los críticos.

Entre sus nombres, distinguimos entre:

- Primera generación: Cadalso (Dalmiro), que es el iniciador, seguido de


Meléndez Valdés, fray Diego González y José Iglesias de la Casa (con
pseudónimos pastoriles). Otros son Juan Pablo Fornet (Amintas) o Juan
Fernández de Rojas (Liseno).
- Segunda generación: son los discípulos del primer grupo: Manuel José de
Quintana, Nicasio Álvarez de Cienfuegos, Juan Nicasio Gallego, José Somoza…

Podemos distinguir, además, tres fases de la escuela poética salmantina:

1) La academia cadálsica. Cadalso llega y les educa, eligen seguirle. Les impone su
primer modelo de escritura poética, con una lírica amable y festiva.
2) El parnaso salmantino: tras la marcha de cadalso, destacará Jovellanos desde la
distancia, seguido por fray Diego y Meléndez.
3) La última está marcada por el desarrollo de la labor poética de Meléndez Valdés.
7. Cadalso y Jovellanos como poetas

CADALSO hace en Ocios de mi juventud una declaración de propósitos sobre


poesía. Tuvo éxito, pues se hicieron tres ediciones bajo el pseudónimo de José Vázquez.
Tenemos también poemas sueltos no recogidos en esa colección. ¿Cómo es su poesía?
Es, en buena parte, anacreóntica: fría, breve y elevada; pero también otra de tono irónico
y burlón. Es decir, lo mismo trata temas de gran calado sentimental como temas muy
ilustrados. Como otros poetas dieciochescos nos hace su biografía: fue el destierro a
zaragoza el que motiva su escritura, que jura cultivar toda su vida pues en ella encuentra
el consuelo. Dice que va a tratar materias intrascendentes, pues, como poeta, sus
perspectivas son limitadas. No habla de reyes, astros o enigmas sino de pastoras, la
naturaleza y lo bucólico. Es una poesía no hiriente, ligera y amable.

En “Sobre ser la poesía un estudio frívolo y convenirme aplicarme a otros más


serios”, manifiesta su intención de abandonar el tema amorosa por las críticas, y dice
querer dedicarse a la filosofía, quizás por influencia de Jovellanos. Como vemos, muestra
dos intereses distintos en su poesía. Entre sus influencias clásicas, nombramos a Góngora
(por estructuras como “no A, sí B”).

JOVELLANOS fue un ilustrado esencial, y como tal, dedicó poemas al


ensalzamiento del valor de la amistas como la “Epístola de Jovino a sus amigos de
Sevilla”. Tuvo una gran influencia en la evolución de sus contemporáneos a través de su
correspondencia en algunos casos como el de la “Carta de Jovino a sus amigos
salmantinos” (1776), fundamental para la evolución que a partir de aquí tiene la escuela
salmantina. Esta carta estaba dirigida a Meléndez, fray Diego y fray Juan de Rojas, a
quienes reprocha que solo cultiven un tipo de poesía amorosa y que parecen adormecidos
por las magas salmantinas. Así que en este poema, Jovino finge un sueño lleno de sombras
y términos oscuros para transmitirles que por ese camino no tendrán gloria ni durabilidad.
Se adjudica así el papel de maestro y les adjudica una cosa a cada uno con una conversión
poética como fin.

También fue autor de poesía lírica o satírica, como Sátiras a Arnesto o un romance
contra la tiranía de los maridos. No son muchas pero son interesantes.
8. Juan Meléndez Valdés (1754-1817)

Tras estos poetas e influido por ellos, tenemos a Meléndez Valdés, máximo
representante de la poesía salmantina y maestro de la segunda generación.

Meléndez reconoce que a Cadalso se lo debe todo, y este le deja a el todos sus
manuscritos. Es una relación de amistad, magisterio y confianza extrema. Con Jovellanos
mantiene correspondencia durante más de 20 años, y la influencia de este es más duradera
que la de Cadalso (también es que vive más). Fray Diego González será también
aglutinador del grupo, y a este debe el gusto por fray Luis y por Horacio.

Con estos mentores, no extraña su enorme y grandiosa obra poética, muy culto y
formado, que leía ávidamente poéticas filosóficas, históricas, linguínsticas, científicas…
de hecho, las 4/5 partes de sus bienes eran libros (más de1200, la mayoría en francés, pero
también en español, inglés, italiano, griego y portugués).

8.1. Vida

Nace en un pueblo de Badajoz donde queda huérfano. También morirá su


hermano, marcando un antes y un después. Encontrará refugio en los libros, cursará 3
años de filosofía, 1 de filosofía moral y 1 de griego. En el 72 va a Salamanca a estudiar
derecho y humanidades, consiguiendo una formación sólida en muchos aspectos. Hasta
1788 se dedica a la universidad: es profe y escribe algunos discursos forenses o como El
delincuente honrado, que proponen asuntos ilustrados como la supresión de la tortura o
la pena de muerte. Acaba los estudios en el 79 y gana la cátedra de Humanidades en el
81. Se doctora en el 83. En estos 10 años en salamanca se configura el grupo de poetas.

Su primer destino fue Zaragoza, después Valladolid y Madrid, una orden lo


condena a un exilio por su amistad con Jovellanos, que había caído recientemente. Este
es un periodo oscuro en su vida personal y literaria en el que se dedicará más a adaptar
que a crear. En 1808, con el motín de Aranjuez, los exiliados son restaurados y jura
fidelidad a José Bonaparte como “afrancesado”. En este momento su poesía alabará a
Bonaparte y hablará de los desastres de la guerra. En 1812 vuelve al exilio para deambular
por Francia y acabar muriendo en Montpelier en 1817. En estos últimos años escribirá
poco (está El náufrago y poco más) y se dedicará a pulir una edición definitiva de su obra.

Vida larga y compleja. Hombre de bien con equilibrio entre las supuestas 1ª y 2ª
fase (estudiante-magistrado), sin barrera, continuum al que se añaden nuevos elementos.
Su obra es muy representativa de lo que encontramos en la poesía ilustrada del
XVIII. G. Demerson dice que realmente no es original, ni precursor ni revolucionario,
que su éxito de “restaurador” reside en que restaura la pureza tras el mal gusto barroco.

8.2. Obras poéticas

Se conservan manuscritos y colecciones impresas en vida del autor, así como


publicadas póstumamente. Nos centramos en la colección de Poesías I (1785), compuesta
por 106 composiciones, dedicada a Jovellanos, y con 106 composiciones. En 1797 se
publica Poesías en tres volúmenes con 185 composiciones dedicadas a Godoy y con un
importante éxito editorial. En los últimos años se dedicó a un cuarto volumen de 300
composiciones que se publicarían póstumamente (1820). Hay obras sueltas como Batilo
(1785), una égloga. Un puñado de sus poemas también se publicaron en la prensa, como
“La despedida del anciano” en El Censor o “A la muerte de Cadalso” en Variedades.
Algunas de sus poesías quedaron inéditas, y dado el éxito del autor también hubo
ediciones fraudulentas, pero el grueso del autor se encuentra en estas tres ediciones. Entre
lo que se editó y los sueltos tenemos casi 500 poemas con variedad de temas, metros,
estilos y modalidades, 42 son traducciones (de Horacio y del latín la mayoría). También
teneos la Eneida y poemas eróticos franceses contemporáneos.

No se puede diferenciar entre un poeta temprano y uno tardío, pues cultiva las
mismas formas en toda su producción, aunque con cambios de tono o variedades lógicas
por el paso del tiempo, y no por un cambio de ideas o de corriente. La modalidad más
numerosa es la poética anacreóntica, que conforma una cuarta parte, seguida de los
romances y odas y también letrillas, sonetos, elegías, silvas, églogas, epístolas…

8.2.1. Poesías: prólogos

La edición de Poesías de 1785 (la dedicada a Jovellanos) iba precedida de una


advertencia sobre su texto.

- Dice que no es un verso gongorino ni prosaico, sino que es un verso de buen gusto.
- Defiende el uso de arcaísmos, empleados por él y por otros contemporáneos, pues
contribuyen a sostener la riqueza de la lengua. P. ej., uso de “do” en lugar de
“donde”. Se busca darle una altura como la del latín.
- Justifica sus obras como de entretenimiento, porque son ocios de su juventud, no
del profesor serio de la universidad.
- A su “querido amigo” Jovellanos le ofrece las primicias de su “blanda musa”, los
frutos de su dulce niñez. Recordemos el culto a la amistad de los ilustrados, y lo
reconoce como guía o maestro: “hijos son de tu amistad mis versos”, “mi maestro,
mi amigo y mi padre ser quisiste”, “tuyos son mi nombre y mis laureles”…

La edición de 1797 es mucho más larga e introduce aspectos nuevos

- El autor se sorprende de la buena acogida de la edición anterior y se presenta como


poeta, según dice, por instigación de Jovellanos y por lo que debe a Cadalso.
- Habla de las obras que escribió como pasatiempo frívolo y que tanto corrigió para
acercarse lo máximo posible a un ideal de perfección.
- En su época de magistrado, afirmó ser señor de todas sus obras y estar orgulloso
de ellas. No quiere que caigan en el olvido y aspira a que sirvan de modelo e
inspiración para crear otras nuevas, al igual que él.
- Considera que algunos de sus versos no merecen la pena = autocensura.

El último prólogo es el de 1820, en cuya edición intervinieron Navarrete y Quintana.


El volumen de poemas (casi 300) no es del gusto de Meléndez, pues los editores
incluyeron un apéndice con los poemas que habían sido excluidos en otras ediciones
porque Meléndez no quería publicarlos. El prólogo a esta obra fue escrito por el autor,
aunque esta no se publicara hasta tres años después de su muerte. Quiere hacerla porque
están bastante agotadas las de 85 y 97. Lo escribe desde el exilio francés, desde el que
siguió corrigiendo con la libertad de saberse dueño de sus versos. Les pasa “la lima” no
para dejar mucho, sino lo mejor.

- Cuenta cómo en el periodo de la guerra vio aniquilado cuanto tenía por el incendio
de su casa: sus copias, libros a los que había dedicado parte de su patrimonio.
- Subjetividad en el prólogo, habla mucho de sí mismo, de su presencia en la
historia literaria y de su experiencia. Habla de las traducciones de sus obras y de
su proyección europea, con conciencia de posteridad, dignidad y elevación.
- Encontramos una muestra de humildad al final, en la que se declara un aficionado
empeñado en elevar la lengua.
- Como Jovellanos se dirige a la juventud para motivarles a dedicarse a la poesía y
a la gloria nacional.
- Hay una queja, una lamentación por la patria perdida.
8.2.2. Las anacreónticas

Derivan del nombre de Anacreonte (VI a. C.), de cuya obra se conservan fragmentos
de los que se hicieron imitaciones. ¿Qué son? Son poemas de metros cortos y ritmo
rápido, ubicados en la naturaleza y habitualmente contados por una primera persona, en
muchas veces el ‘yo poético’. Los temas principales son los goces sensuales, el vino y el
amor, con frecuentes referencias mitológicas.

Estas poesías no llegaron a imprimirse hasta 1554 en Francia, donde fueron muy
populares. La primera traducción española parece la que de Quevedo, que no se imprimió
hasta 1794. Las más importantes fueron las Eróticas (1618) de Manuel de Villegas. Fue
un tipo de poética muy extendida al final del XVIII (Cadalso, Moratín, Meléndez).

Los primeros intentos de Meléndez se deben, de hecho, a Cadalso, y las cultiva más al
principio y al final de su producción. Pretende una imitación del modelo sobrepasándolo
a través de sus propios medios.

- Temas: primero, dedica las anacreónticas a la hermosura de la mujer, y después


a temas más filosóficos, como el tiempo. Encontramos elementos autobiográficos
y una tensión entre el erotismo y el sentimentalismo.
- En el aspecto morfológico destacan los diminutivos, arcaísmos, y cultismos.
Adjetivación garcilasiana.
- La retórica de estos poemas es escasa: más comparaciones que metáforas,
muchas anáforas, aliteraciones, paralelismos… También personificación de la
naturaleza. En los últimos años aumenta el hipérbaton y el encabalgamiento. En
Meléndez es típico el apóstrofe.
- Podemos distinguir entre odas anacreónticas y series de anacreónticas, como “La
paloma de Filis”, “La inconstancia”, “Galatea o la ilusión del canto”, “Odas a
Lisi”, inspiradas en Góngora, o “Los besos de amor”.

La equiparación del poema con el canto es frecuente en el autor y favorecida por la


poesía sensual y sensorial, por el ambiente festivo que rodea al gozo del amor, las risas,
el vino, Baco, Venus… Es una celebración de la vida, la juventud y el amor. En
contraposición, está el asunto del “amor mariposa”, inconstante.

(vemos unos cuantos poemas de la antología)


• “El hacer de las hojas” es una anacreóntica compuesta por un romance octosílabo.
Tenemos recursos estilísticos ya nombrados, como diminutivos o adjetivos
garcilasianos. Primero ofrece el tema general, el tempus fugit, y después la aplicación
al sujeto poético. Se establece una equiparación entre la naturaleza y el ser humano
(el otoño del cuerpo).
• La oda siguiente es de “La paloma de Filis” y es muy corta: Filis es la amada y la
paloma es la mediadora en amores. Habla de los efectos del amor.
• “El gabinete” es de la serie de “La Galatea o la ilusión del canto”, un texto mucho
más sexual con una forma estrófica fija. Lo insinuante y sugestivo permite más de un
sentido implicado. Se alude al éxtasis del amor a través del tono exclamativo, y al
momento de la espera del goce con la suspensión del sentido.
• El siguiente poema de la antología es uno de “Los besos”. Expresión más comedida.
• El siguiente es una letrilla que tiene que ver con el mundo de la anacreóntica, pues
canta a las mismas cosas. Las letrillas son como romances hexasílabos con estribillo.

8.2.3. Los romances

Se considera que podrían competir con la epopeya, pues ambas son consideradas
composiciones sublimes. Meléndez también la apreciaba de sobremanera y los restauró
tras su decadencia tras Góngora. Además de a este, cuenta con la influencia de Garcilaso,
Lope, Luzán… Son 72 romances en total, la mayoría de sus primeros años. En las
ediciones de 1785 y 1979 los llamó Romances pastoriles para ser Romances.

En la de 1785, se plasma el marco idílico para el encuentro amoroso, y en la de 1797


la naturaleza es el elemento central en una poesía más filosófica. Los que se añaden a la
edición de 1820 son más serios, como “Los segadores”. El romance es una forma para
temas muy flexibles: en su mayoría amorosos pero también reflejan el alma atormentada
del poeta en el exilio en “Suspiros de un proscrito” o “La alarma española”. Los temas
fundamentales son sentimientos, naturaleza, autobiografía, patriótico y anhelos de paz.

- “Los segadores” es un romance de la ed. de 1820 basado en el discurso oral de


un personaje, al que se le atribuye al final, por lo que parece que habla el ‘yo
lírico’. Cuenta que Dios es una providencia para los humanos, y pide que los
segadores lo sean para los pobres. Critica la corte y alaba la vida en el campo y el
trabajo que corresponde a cada uno. Cierto carácter paternalista del campesino.
- Hay 2 “Alarmas españolas”, con el mismo recurso de la oralidad. Invitan a coger
las armas para enfrentar al invasor y al tirano. Son de circunstancias, pues
pertenecen a 1808. Se trata de despertar la conciencia de los españoles apelando
a las glorias de la patria para promover el sentimiento patriótico.

8.2.4. Odas filosóficas y sagradas

De un Meléndez más tardío (1820), tenemos casi 100 odas de diversas longitudes (de
20 a 530 versos) en las que se muestra preocupado por el destino de España, se resigna a
su exilio, aconseja paciencia y mirarse por dentro. El sentimiento amoroso está en las
primeras, pero la religión y la filosofía ocupa el lugar protagónico.

En “A mi patria” cambia el estilo respeto a textos anteriores, afectando también a los


recursos o la morfología empleada. “La presencia de Dios” es una oda con forma
experimental de cuarteto “alirado” que habla de la fraternidad universal, de amar al
mundo y a todos a través de Dios.

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