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Marcos Alexander León León

Acústica II
Universidad Tito Puente
Disonancia Musical

El concepto de disonancia está muy lejos de ocupar una posición negativa en la teoría del
contrapunto. Lejos del maniqueísmo que pudiera sugerir la contraposición entre consonancia y
disonancia, ésta última se erige como el verdadero principio dinamizador de la composición, tal
como ya anunciaron teóricos medievales como Franco de Colonia o Marchetto de Padua.

Los intervalos son clasificados como consonantes o disonantes de acuerdo a la complejidad de la


relación matemática de la frecuencia sonora de las notas que lo componen. A pesar de que a través
de la historia el concepto de consonancia y disonancia ha variado e incluso hoy día los teóricos no
siempre concuerdan, podemos ofrecer la siguiente clasificación:

Consonantes Disonantes
Unísono Segundas
Terceras (Mayores y menores) Cuartas justas (Se consideran
disonancia en armonía y contrapunto)
Quintas Justas Séptimas
Sextas (Mayores y menores) Cuarta Aumentada
Octavas justas Quinta disminuida

Más concretamente, mediante disonancias podemos hacer que las voces se muevan
preferentemente por grado conjunto, como lo pone de manifiesto el siguiente ejemplo que presenta
dos versiones de una misma conducción, una con empleo exclusivo de consonancias y otra que
incorpora dos notas de paso y un floreo.

La función armónica de la disonancia se refiere al hecho de que mediante el empleo de disonancias


podamos ampliar la paleta armónica utilizando acordes distintos a los estrictamente consonantes. De
entre las disonancias clásicas, es el retardo el que proporciona las disonancias con mayor peso
armónico.

Disonancia Perceptiva

Se suele describir como una especie de rugosidad, de discontinuidad en la amplitud de un sonido. En


música, este tipo de disonancia se produce cuando dos sonidos tienen frecuencias muy próximas
entre sí. Dichas frecuencias están dentro de lo que se conoce como ancho de banda crítico. Pues
bien, la suma de dos ondas de frecuencias muy similares, pero no idénticas da lugar a otra onda de
frecuencia intermedia modulada por una envolvente que anula su amplitud a intervalos regulares.

Resulta que cuando escuchamos un grito nuestro cerebro genera una respuesta especial, vinculada
al miedo, distinta a la reacción que tenemos ante otros ruidos de amplitud similar.

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