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TERCERA UNIDAD

TEMAS

I) PRIMERA LECTURA

INTRODUCCIÓN: LA METODOLOGÍA EN ECONOMÍA

En este epígrafe pretendemos analizar cuáles de los procedimientos


metodológicos generales descritos anteriormente son los que utilizamos en nuestra
Ciencia. Sin embargo, antes de comenzar es preciso realizar dos consideraciones, por
un lado, algunas de las aportaciones metodológicas a las que vamos a aludir coexisten
simultáneamente en el tiempo, por lo que en la exposición que realizaremos no existe
un orden cronológico estricto. Por otro, la pretensión de este apartado es simplemente
resaltar, a través de unas breves pinceladas, las peculiaridades metodológicas o
elementos diferenciadores de cada corriente, y no una narración de la fundamentación
económica de las mismas o de sus hipótesis derivadas, para lo cual nos remitimos a la
prolífica bibliografía existente sobre historia del pensamiento económico.

1- EL INDUCTIVISMO EN ECONOMÍA

Si nos situamos bajo el punto de vista de aquellos autores que son considerados
como precursores de la economía, durante el mercantilismo se da un enfoque
metodológico de tipo empírico-realista 72. No se proponen leyes que expliquen el
comportamiento económico y posteriormente lo controlen, sino sugerencias y normas
de conducta sistemáticas. La economía se reducía a una lista de fórmulas prácticas
para el uso de los gobernantes en defensa de los intereses nacionales, sin embargo, en
opinión de Pheby (1988, pág. 10) el trabajo de W. Petty constituye una aportación
interesante y , en cierto modo, en una línea inductiva en el sentido marcado por Bacon.

72Qu izás, por su den om in ación , el m er can tilism o da la im pr esión de tr atar se de u n m ovim ien to m etodológico,
per o en r ealidad n o fu e así, a este r especto n os com en ta Katou zian (1 9 8 2 , pág. 2 6 ): “Se tr ata de u n tér m in o
con fu so, especialm en te por qu e da la falsa im pr esión de qu e su s ideas se h abían desar r ollado com o u n cu er po
coh er en te y sistem ático de pen sam ien to econ óm ico”. La fisiocr acia con vive con el m er can tilism o en los ú ltim os

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Dejando a un lado la aportación de los precursores de la economía, que no
adoptan un enfoque metodológico claro, para Pheby (1988, pág. 10), la primer
contribución importante en la línea inductivista corresponde a R.R.Jones a comienzos
del siglo XIX. Jones no estaba conforme con la tendencia abstracta y deductiva que
dominaba la economía por esa época. Su deseo era que la economía estuviera basada
mucho más en los hechos. La posición de Jones será más tarde compartida por la
Escuela Histórica Alemana.

El auge del historicismo tiene lugar en Alemania en la segunda mitad del siglo
XIX como reacción al grado de abstracción de los economistas clásicos, aunque ya en
la primera mitad del mismo siglo habían comenzado a oírse quejas sobre el método de
la economía política clásica. Los principales exponentes de la Escuela Historicista
fueron, entre otros, Roscher, Hildebrand, Schmöller, Knies, List, etc.. Aunque
pertenecientes incluso a diferentes generaciones, y mantuvieran sus propias diferencias
en cuanto a temática y método, compartieron el número suficiente de posiciones
metodológicas para posibilitar una descripción y valoración generales en su forma de
abordar los problemas. Katouzian (1982, pág. 55) señala cuatro características
fundamentales de la Escuela Historicista:

Afirmaron que la economía era incapaz de formular hipótesis generales y


abstractas.
El procedimiento correcto para el estudio de os problemas económicos era la
investigación histórica.
La investigación histórica conduciría a la formulación de “leyes generales”,
a través de un proceso de inducción.
Puede haber diferencias en las conclusiones sobre política según los
distintos marcos socioculturales en los que se estudie el tema.

Schumpeter resalta el aspecto de la investigación histórica como el más


relevante de la doctrina historicista: “ Lo que constituye las esencia de esta Escuela es

añ os de la pr im er a m itad del siglo XVIII, per o su pon e u n plan team ien to m etodológico totalm en te distin to.

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la importancia que concedió a los trabajos históricos, y de una forma general, a la
descripción de los detalles, esta es, para ella, la labor más importante o, por lo menos,
la que se imponen primer lugar, a las ciencias sociales” (Schumpeter, 1967, pág. 160).

Como característica esencial en los economistas de esta Escuela es destacable el


papel que asignaron a la Política Económica, en cuanto a su no aceptación de los
principios de libertad económica de la economía clásica, y al Estado, al situarlo no
sólo como instrumento que sustenta ley, sino como elemento necesario en las diversas
ramas de la vida económica. Se aconsejaba la intervención estatal para alcanzar
objetivos de la política económica en las diversas áreas. En este sentido, se puede
afirmar que la Escuela Histórica resultó airosa, pues la economía alemana logró su
desarrollo económico a través de políticas intervencionistas y proteccionistas. Por otro
lado, su ataque al método lógico y deductivo de la teoría ricardiana y neoclásica estaba
plenamente justificado como se ha podido comprobar, pues muchas de sus hipótesis
estaban planteadas de forma arbitraria.

A pesar de sus indudables éxitos, para Katouzian (1982, pág. 57), la escuela
Histórica mantuvo un error fundamental, consistente en su creencia en la posibilidad
de realizar estudios socio-económicos por observación directa y de hacer inferencias
de leyes generales a través de ese procedimiento.

2- DEDUCTIVISMO EN ECONOMÍA

Comenzando, al igual que hicimos en el epígrafe anterior, con algunos de los


considerados como precursores de la economía, el método de los fisiócratas, con F.
Quesnay como su principal representante, aunque se encuentra entre lo inductivo y lo
deductivo, parece inclinar más la balanza hacia esta segunda línea. Partieron de hechos
reales y concebían sus leyes apoyándose en abstracciones a partir de la observación,
pero no descartaban la utilización, del razonamiento deductivo en muchos de sus
argumentos: “ Sus autores se fundaron, esencialmente, en los hechos que ofrece a todos
la observación general, pero intentaron aprehender conceptualmente la naturaleza de

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conjunto del proceso económico, sin considerar necesario reunir sistemáticamente los
hechos particulares” (Schumpeter, 1967 pág. 58). Sin embargo, este conjunto de ideas
desarrolladas, tanto por unos como por otros, no constituye un sistema de
pensamiento, pues como expone Katouzian (1982, pág. 28): “ Las ideas estaban allí,
pero faltaba el sistema. Las hipótesis existían, pero se carecía de paradigma, los
elementos habían sido desarrollados, pero la matriz disciplinar era inexistente”.

Dejando de nuevo a un lado estos precursores de la economía, es a los


economistas “clásicos” a los que habitualmente se califica con la etiqueta de
deductivistas. Como iniciadores, o principales representantes de la Escuela Clásica,
designamos a los economistas ingleses durante el periodo que va desde la publicación
de “ La riqueza de las Naciones” de A. Smith (1776), momento considerado de inicio
de la economía como disciplina científica, a los “Principios de Economía Política”, de
Mill (1848). Cuatro nombres destacan en ese periodo: Adam Smith, David Ricardo,
Thomas Malthus y John Stuart Mill.

Lo esencial del método de los clásicos viene recogido en las siguientes palabras
de Schumpeter: “El conjunto de problemas que se presentan inmediatamente a ellos,
era más importante y más difícil de asimilar, intelectualmente, que el descubrimiento
de los hechos, más allá de los que la existencia acumula para nosotros. Sus esfuerzos
fueron de naturaleza analítica, y es lo que se designa en general y de forma muy
lamentable por medio de los términos: deductivo, abstracto, a priori. Pusieron de
relieve los factores que les parecían importantes, procurando representar cómo
ocurrirían las cosas si no interviniera ningún otro factor. Redujeron estos factores a
algunas nociones fundamentales simples que la experiencia ponía a su alcance. Los
aislaron y procedieron por abstracción” ( Schumpeter, 1967, pág. 100).

Por tanto, aunque resulte imposible hala de un método común para ello, en
todos se da la característica del predominio del método deductivo, aunque sin una
mención expresa al mismo, como señala Blaug (1985, pág. 76): “No vieron la

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necesidad de expresar los principios metodológicos explícitamente, considerándolos
quizás tan obvios que no necesitaban defensa alguna”.

Smith y Malthus no descartaron el método inductivo, de esta forma, cada vez


que se discutieron problemas individuales utilizaron, sin más, los datos disponibles,.
Los diferentes objetivos perseguidos por cada autor explican lo que pudiera parecer
una diferencia de método, sin embargo, lo único que ocurría es que no eran muy
explícitos con el método empleado: “ No tenían ideas muy claras acerca de los límites
que se imponen al método analítico” ( Schumpeter, 1967, pág.100).

La teoría de la población de Malthus fue el primer paso decisivo en lo que


podría llamarse establecimiento de un método económico puro, introduciendo incluso
algunas relaciones causales de tipo cuantitativo: “ Malthus presentó lo que ahora
llamaríamos un modelo abstracto totalmente independiente y que desafiaba la
refutación empírica. Incluso consideró las relaciones cuantitativas exactas, esto es,
afirmó que mientras la oferta de alimentos crecía en progresión aritmética, la oblación
crecía en progresión geométrica” (Katouzian, 1982, pág. 41),

Ricardo es el principal analista teórico entre los clásicos, utiliza casi


exclusivamente el método deductivo, niega por tanto que los hechos puedan hablar por
sí mismo, se preocupa por el enunciado de leyes de carácter general, y no le inquietaba
el problema de la contrastación empírica de sus teorías con el mundo de los hechos
reales. Para Katouxian, la contribución de Ricardo al método económico puede
considerarse la más importante de todos los clásicos, e incluso la califica de
revolucionaria.

Mill denomina ciencia de la Economía Política a un cuerpo de análisis


deductivo basado en premisas psicológicas supuestos y que abstrae todos los aspectos
no económicos de la conducta humana. Se ocupó no sólo de problemas económicos,
sino también de temas de filosofía de la ciencia, se puede decir que es un innovador en
la metodología de la ciencia económica utilizada por los clásicos. Su método combina

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el método “a posteriori” con el “a priori”, el primero o inductivo, se usaría par
descubrir que leyes obraban en cada caso, el segundo o deductivo, para combinar estas
leyes y obtener el resultado. Blaug (1985, pág. 81.) resume de la siguiente forma el
método de Mill: “ Debido a la imposibilidad de realizar experimentos controlados en
los temas que implican acciones humanas, el método mixto inductivo-deductivo “a
priori” es la única forma legítima de investigación en el campo de las ciencias morales.
Y el método específicamente inductivo “a posteriori” entra en escena, no como medio
de descubrir la verdad, sino de verificarla”.

Antes de finalizar nuestra revisión histórica sobre el método de los clásicos


vamos a realizar una breve referencia a dos aportaciones que se mueven en la misma
línea. Nos referimos a Senior y Caines. A Senior se le debe la primera formulación

De la distinción entre ciencia pura, estrictamente positiva, y arte impuro e


inherentemente normativo de la Economía. Cairnes parte de la conocida proposición
de que la Economía Política es una ciencia hipotético-deductiva. Sus conclusiones se
corresponderán con los hechos en ausencia de causas perturbadoras. Las conclusiones
no deben ser consideradas como verdades positivas, sino hipotéticas. Se apoya en al
afirmación de Senior de que la Economía Política no debe ser considerada como una
ciencia hipotética sino basada en hechos reales, indudables de la naturaleza humana y
del mundo.

La diferencia metodológica entre Mill y Cairnes es mínima. Blaug la resume de


la siguiente forma: “Si entre Mill y Cairnes observamos alguna diferencia es que Cairnes
se muestra más estridente y dogmático al negar que las teorías económicas puedan ser
refutadas por simple comparación de sus implicaciones con los hechos” (Blaug, 1985,
pág. 97).

En el último cuarto del siglo XIX el deductivismo en economía tomaría un rumbo


diferente con el desarrollo de la teoría de la utilidad marginal, el análisis del

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equilibrio general y la introducción del cálculo diferencial y otras técnicas
matemáticas en economía.

Después de la publicación de “El Capital” de Marx, tres autores , Stanley


Jevons, Karl Menger y Leon Walras trasladaron la base de la teoría del valor desde el
trabajo objetivo a la utilidad subjetiva, añadiendo la aplicación del análisis marginal a
la teoría económica73.

Lo que podría llamarse “revolución marginalista” (Katouzian, 1982, pág. 31)


combina la teoría subjetiva del valor con el uso de símbolos matemáticos,
construyendo de esta forma un nuevo marco teórico con el objetivo de resolver las
cuestiones económica fundamentales.

Los elementos comunes del marginalismo necesarios para entender el fenómeno


y sus característicos son los siguientes (Ahijado, 1990, pág. 59):

73 Es interesante destacar que aunque Walras fue el primer economista matemático por excelencia, la aparición y
difusión de la economía matemática como un enfoque diferenciado del análisis matemático no tendrá lugar hasta
el final de la Segunda Guerra Mundial, en Inglaterra y Norteamérica, la influencia de Marshall y Clark, aunque
no de carácter antimatemático, no favorecieron demasiado la construcción de modelos matemáticos. Marshall y
Keynes eran ambos buenos matemáticos pero no lo demostraron, al menos en sus obras cumbres: Los detractores
de la utilización de este instrumento suelen argumentar que la realidad es demasiado compleja para reducirla a
formulismo matemáticos, sin embargo, pensamos que se trata de un importante medio, de un apoyo, de un
lenguaje con la finalidad de representar y simplificar los procesos de abstracción que conllevan las teorías
económicas, en palabras de Lipsey: “Las Matemáticas no constituyen ni conllevan el hacedor no el destructor de
la buena teoría económica. Son, simplemente, un medio de expresión compacto y precio y un instrumento eficaz
para obtener implicaciones a partir de los supuestos” (Lipsey, 1985, pág. 28), Katouzian (1982,pág. 203) hace
una interesante valoración de la inclusión de las matemáticas en el análisis económico que se resume en los
siguientes puntos: a) el uso de cualquier técnica, incluida la matemática, con cualquier propósito científico, incluida
la economía, es legítimo cuando ayuda al análisis, exposición y precisión., b) la matemática es una de tales
técnicas, o un medio par la exposición, No es en sí misma superior a cualquier otra, no añada nada por si misma
al contenido de la teoría y no confiere ningún honor especial a quien la usa, c) las formulaciones matemáticas de
las teorías ayudan en ocasiones a lograr una claridad y economía expresiva que son deseables..

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1. Énfasis en agentes individuales, consumidores y empresas, frente a las
clases sociales.
2. Desplazamiento de la atención a un tipo de bienes limitados, los escasos. Lo
que llevaría a insistir en un tipo de premisas distintas. El núcleo del análisis
marginalista lo forman las siguientes magnitudes dadas: preferencias,
tecnología y dotaciones de recursos.
3. Planteamiento del problema económico como un problema de asignación de
recursos escasos, de características estáticas.

Una vez vistos los pilares básicos sobre los que se asienta la doctrina marginalista
analizaremos su metodología. Estos economistas se mantiene firmes en el enfoque
deductivo, “a priori”, y aunque realizaran algunas alabanzas a la utilidad del
conocimiento histórico, en la práctica no modificaron su forma de proceder: “ Menger
dio algunos pasos hacia la escuela histórica, haciendo algunas concesiones referentes
al ámbito de aplicación de las generalizaciones y ala utilidad del conocimiento histórico.
Pero en la práctico no hubo ninguna concesión y, además, una vez que se cerró el debate
principal, la actitud neoclásica cristalizó en un conjunto de criterios metodológicos
increíblemente ortodoxos, inflexibles y autocomplacientes” (Katouzian,
1982, pág. 58).

Para profundizar en su método, tendremos en cuenta que, aunque sus puntos


esenciales son similares, los marginalistas se dividirían en varios grupos distintos
según la forma de enfocar los problemas:

1. La Escuela “neoclásica” de Cambridge, cuyos principales representantes son


Alfred Marshall y Stanley Jevons. Se emplea un enfoque parcial junto a un
reconocimiento implícito de la gran multitud de problemas que conlleva este
tipo de análisis.
2. La escuela “ matemática” de Lausanne, cuyos principales representantes son
Walras y Pareto. Se enfatiza el principio de equilibrio general, con gran uso
de las matemáticas y algo menos del análisis económico.

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3. La Escuela “psicológica” Austriaca, cuyos principales exponentes fueron
Karl Menger y Bohm-Bawek. Su objeto de estudio es el individuo y , en
especial, el consumidor.

En otros ámbitos geográficos, un importante representante de la corriente


marginalista fue Wicksell en Suecia. Esfuerzos sintetizadores de las influencias austro-
alemanas e inglesas se dan en los economistas neoclásicos americanos, cuya principal
figura fue J.B. Clark.

Para Marshall, el objeto de la economía es el de facilitar un conjunto de


instrumentos válidos par la aplicación en la resolución de un problema concreto. El
método en Marshall es fundamentalmente deductivo y su contribución básica a la Teoría
Económica tiene como fundamento su preocupación por los problemas prácticos
y ordinarios de la vida: “ Marshall planteaba el problema de que deseaba no sólo
construir modelos abstractos y mecanicistas, sino también no perder de vista al mismo
tiempo la realidad” (Katouzian, 1982, pág. 48).

La Escuela “psicológica” recibiría este nombre por la importancia que se le


concede al individuo en las motivaciones de naturaleza económica. Desde este punto
de vista tendría cabida el procedimiento experimental, pero sólo sobre la base de
contrastación de teorías elaboradas con grados de abstracción muy elevados.

La Escuela matemática tiene sus antecedentes en Cournot, fundador de la


economía matemática basada en que las formas superiores del análisis matemático
pueden ser aplicadas fácilmente a una serie de proposiciones económicas: “El análisis
matemático es, sin más, el instrumento que se impone” (Schumpeter, 1967, pág. 178).

A Cournot le sucedería Walras y este último encontraría otro sucesor en Pareto,


quién según Schumpeter (1967, pág. 178): “ Superó a todos sus predecesores en puntos
esenciales (Escuela de Lausanne)”.

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El método psicológico y el método matemático podría considerarse, aunque con
los matices particulares expresados anteriormente, como un frente único que se
fundamenta en los tres pilares siguientes:

1. Un precepto metodológico, la ciencia debe tender a la generalización, lo que


supone aceptar un principio económico según el cual todo sujeto tiende a
organizar el comportamiento de tal modo que obtenga la máxima
satisfacción personal, siendo el sujeto del que se ocupa el economista el
“homo economicus”, una abstracción de la realidad.
2. Los principios elaborados por la teoría económica neoclásica aparecen dotados
de una validez universal por medio de leyes de carácter general.
3. El razonamiento económico va más allá de los problemas representados por
Smith y Stuart mill y centrados en la organización y la riqueza.

La llegada del siglo XX va a suponer el resurgir de los debates en torno a las


cuestiones epistemológicas en la economía, sin embargo, la aplicación de las nuevas
metodologías científicas, método popperiano por ejemplo, a nuestra disciplina no se
produciría hasta unas décadas después.

Sin duda, resulta difícil señalar los instantes exactos en los que se producen las
innovaciones y controversias en el campo de la metodología económica. La obra de
Robbins “Essay on the Nature and Significance of Economic Science”, publicada en
1932 constituye el inicio de una controversia en torno al método.

Para Robbins las proposiciones de la teoría económica, como las de toda teoría
científica, son deducciones a partir de una serie de postulados y no se necesitan
experimentos controlados par establecer su validez, pues basta enunciarlos par que
sean reconocidos como obvios. Si aceptamos como válida esta idea, para Robbins
(1951) la Economía presentaría una ventaja con respecto a la Física: “En Economía los
componentes básicos de nuestras generalizaciones fundamentales nos resultan

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conocidos por comprensión inmediata, mientras que en las ciencias naturales sólo son
conocidos por inferencia”.

Según este autor, las teorías son las únicas que pueden proporcionar soluciones.
Su validez dependerá de los supuestos de partida y su aplicabilidad dependerá de la
medida en que é3stas reflejen las situaciones reales. El método de Robbins resulta
claramente deductivista y para él no era posible buscar en la contrastación empírica un
criterios de selección de la validez de las teorías.

Una de las explicaciones más evidentes de la posición de autores como


Robbins, se encuentra en la definición que da Mises de un “praxólogo”, o apriorístico
extremo. Según este autor, será aquel que piensa que:

Las premisas y los axiomas fundamentales de la economía son


absolutamente verdaderos.
Los teoremas y las conclusiones deducidos de estos axiomas según las leyes
de la lógica, son también absolutamente verdaderos.
En consecuencia, no hay necesidad de probar empíricamente los axiomas o
los teoremas
Los teoremas deducido son se podrían probar aunque conviniera hacerlo.

La obra de Robbins sería contestada por Hutchison, autor de “The Significance


and Basic Postulates of Economic Theory” publicada en 1938. Este autor se encuentra
en lo que podríamos llamar el polo opuesto en cuanto a posición metodológica. Sería
además el primer autor que aplica el criterio popperiano de falsación a la economía.

Las posturas contemporáneas en torno al método deductivo en economía están


ampliamente divididas. Algunos autores señalan que la capacidad de las matemáticas
para manipular a través de complejas construcciones es un elemento que está presente
en los desarrollos actuales, mientras que otros indican que es una herramienta
fundamental para la construcción de modelos y su aplicación a trabajos empíricos.

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Para concluir, recogeremos una interesante cita de Pheby (1988, pág. 20) en la que se
recoge, según su opinión, la influencia de ambas metodologías en la economía actual:
“El inductivismo y deductivismo ha afectado a la economía de dos formas
fundamentales. Primero, han jugado un rol importante en la división actual entre micro
y macroeconomía. Ello se deriva de sus diferentes formas utilizadas para obtener
resultados, la microeconomía es esencialmente deductiva, mientras que la
macroeconomía está más inclinada hacia la inducción....La segunda, se infiere de la
influencia de Bacon y Descartes en el desarrollo de posteriores metodologías”.
FIN DE PRIMERA LECTURA

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II) SEGUNDA LECTURA PARA SUSTENTACIÓN

3- LA SINTESIS DE JOHN NEVILLE KEYNES

La obra de Neville Keynes, publicada en 1891 y titulada “Contenido y método


de la Economía Política”, surge en plena controversia entre la Escuela Historicista
encabezada por Schmöler y la Escuela Austriaca dirigida por Menger. En su obra, el
autor intentó reconciliar el análisis apriorístico con el análisis “a posteriori”. En este
sentido, Neville Keynes recomendaba a Smith como el economista ideal por la forma
en que combinó el razonamiento abstracto-deductivo con el histórico-inductivo,
aunque su libros muestra una defensa implícita del método abstracto-deductivo en
economía.

Su aportación metodológica la podemos caracterizar con los siguientes puntos:

Posibilidad de distinción entre ciencia económica positiva y formas


normativas de actuación en economía.
Los acontecimientos económicos pueden ser aislados, al menos hasta cierto
punto, del resto de fenómenos sociales.
La inducción directa a partir de hechos concretos, o el método “a posteriori”
resulta inadecuado como punto de partida en economía.
El procedimiento correcto es el método “a priori” y siempre partiendo de
hechos reales. En este punto insiste bastante Keynes al comentar que
“elmétodo a priori de la Economía Política clásica, empieza y termina con la
observación empírica” (cita tomada de Blaug, 1985, pág. 102).
El “homo economicus” es una abstracción y por consiguiente la economía es
una ciencia de tendencias, no de hechos consumados.
Por último, añadiremos que Neville Keynes se muestra partidario de la
verificación empírica de las conclusiones deductivamente obtenidas, lo que
permite definir los límites de su aplicabilidad.

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Atendiendo a la contribución metodológica señala en los puntos anteriores, se
infiere que el método lógico propuesto por Neville Keynes podríamos concretarlo en
estos tres puntos:

1. De la observación de los hechos reales le investigador establece las


relaciones económicas.
2. Posteriormente, basándose en premisas definidas por la observación de la
realidad, mediante un proceso de deducción lógica se elaboran leyes de
carácter general.
3. Las leyes generales deben ser verificadas empíricamente con la realidad.

4- EL MÉTODO DE MARX

La contribución de Marx a la economía se puede considerar como síntesis de las


corrientes intelectuales dominantes de la época, la economía política inglesa, la
filosofía alemana y el socialismo francés. Para Schumpeter (1982, pág. 446), la
interpretación económica de la Historia es la aportación de mayor importancia y el
rasgo diferenciador de la obra de Marx: “ Su teoría es evolucionista en un sentido en
que no lo ha sido ninguna otra teoría económica, la teoría marxista intenta descubrir el
mecanismo que por su mero funcionamiento, y sin la ayuda de factores externos,
transforma cualquier sociedad dada en otra sociedad”.De la concepción materialista de
la historia de Marx pueden destacarse los siguientes puntos básicos:

Todas las manifestaciones culturales de la sociedad civil son, en última


instancia función de su estructura de clases.
La estructura de clases de una sociedad está determinada principalmente, y
en última instancia, por la estructura de la producción.
El proceso social de la producción presenta una evolución inherente en sí
misma.

Sintéticamente, el método de Marx lo podemos descomponer en tres etapas:

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Una primera, de abstracción, mediante la que se aíslan los elementos esenciales
del proceso económico
Una segunda, denominada de concretización progresiva, con la cual, en el curso
del desarrollo, se introducen elementos cada vez más particulares del proceso
económico.
Una tercera etapa, de verificación, consistente en confrontar los resultados
obtenidos con el proceso económico real.

Siguiendo estas etapas, “El Capital” representa una progresión que va de la


abstracción inicial hacia grados cada vez más concretos de la realidad, con el fin de
conocer el mundo de los fenómenos económicos, demasiado complejo para ser conocido
directamente.

Resumiendo, su aportación metodológica se puede concretar en los siguientes


puntos:

1. Sentó las bases de un método dinámico de investigación y de explicación.


2. Estableció los cimientos de un método de investigación y explicación total.3.
Renovó el método histórico al formular una ley de corte típicamente
historicista, fundada en el materialismo dialéctico

Katouzian describe con las siguientes palabras el método de Marx (1982, pág. 46):
“El método de Marx era una combinación de teoría y hechos, de lógica e historia. No
era ni un especulador puro ni un puro empirista”.

5- LA INFLUENCIA DE POPPER EN LA ECONOMIA

Como señalábamos en el anterior apartado dedicado a los aspectos


metodológicos generales, gente al criterio de verificación empírica, Popper propone
para la investigación científica el método de contrastación empírica, según el cual una
hipótesis debe ser formulada y después sometida a un proceso de contrastación.
Además frente a la verificación positiva como criterio de validación e teorías propone
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el criterio de falsabilidad, que consiste en aceptar una proposición como científica sólo
cuando es empíricamente refutable. En este epígrafe consideraremos algunos de los
economistas que han encontrado atractiva la perspectiva metodológica de Popper.

6- ULTRAEMPIRISMO

La obra de Terence Hutchinson “ el significado y los postulados básicos de la


Teoría Económica”, publicada en 1938, es uno de los primeros intentos de
introducción del criterio metodológico de la falsabilidad en la economía. Uno de sus
objetivos fundamentales fue conducir a la economía hacia una línea más empírica
(Pheby, 1988, pág. 33). Como punto más importante de su aportación a la metodología
podemos destacar en Hutchinson su división de las proposiciones metodológicas en
tautológicas y empíricas, estas últimas serían las plenamente contrastables, las
tautológicas con las que están enunciadas de tal forma que son imposibles de contrastar.
Hutchinson tendió a señalar la mayoría de las proposiciones económicas como
tautológicas.Para Blaug (1985), la distinción entre tautologías y simples definiciones es
fundamental en economía, puesto que de esta forma se separaría entre aquellas
proposiciones que son simplemente definiciones disfrazadas y aquellas, que aunque en
principio son contrastables, están formuladas de forma que deliberadamente impiden
su contrastación.

Hutchinson ofrece un consejo metodológico y es que la investigación científica


en economía se dedique exclusivamente a las proposiciones empíricamente
contrastables, si bien no se manifiesta de forma clara respecto a la exigencia de
contrastabilidad sobre los supuesto sobre las predicciones de teoría económica. La
prescripción metodológica de Hutchinson hace que sea calificado de “ultraempirista”,
acusación que niega demostrando que muchas de sus afirmaciones sobre la
importancia de la contrastación no se refieren a los supuestos sino a loas proposiciones
finales de la economía. En opinión de Blaug (1985), Hutchinson estaba convencido de
que el trabajo empírico en economía puede ser tan útil en la contrastación de supuestos
como en las implicaciones teóricas, a pesar de su negación a aceptar el calificativo de
ultraempirista.

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Como se ha observado, Hutchinson sigue la corriente de moda en la década de
los treinta en el ámbito de la metodología, la línea neopositivista del Círculo de Viena.
Frente al apriorismo o deductivismo de Robbins, este autor ofrece buscar de forma
sistemática la contrastación empírica de las hipótesis y teorías económicas.

7- OPERACIONALISMO

La tesis del operacionalismo expresada por Samuelson en su obra


“Fundamentos del Análisis Económico” (1981) consiste en obtener hipótesis
económicas sobre cuestiones empíricas que puedan ser refutadas. Para este autor sólo
en una pequeña parte de las obras de economía, teórica o aplicada, se ha tratado la
derivación de los “teoremas significativos operacionalmente”, entendiendo por tales lo
siguiente: “ Un teorema significativo es una hipótesis relativa a los datos
empíricos,que se concibe que pueda ser refutada, aunque solamente en condiciones
ideales” (Samuelson, 1981, pág. 4).

En sus “Fundamentos” Samuelson procura demostrar que existen teoremas


significativos en diversos dominios de las relaciones económicas, para derivarlos
recurre a lo que llama “principio de correspondencia” entre la estática comparativa y la
dinámica. Sin embargo, el concepto de operacionalismo de Samuelson no es el
habitual, la metodología del operacionalismo, establecida por Bridgman, la define Blaug
(1985, pág. 120) como: “ La construcción de una serie de reglas de
correspondencia que se supone conectan los conceptos de la teoría abstracta con
operaciones de medición física”.

La utilidad de la teoría surge, según Samuelson, del hecho de que por medio del
análisis podemos determinar la naturaleza de las variaciones que experimentan
nuestras incógnitas a consecuencia de determinadas variaciones de uno o más
parámetros. La teoría carecería de sentido operacional si no implicase algún tipo de
restricción sobre las cantidades observables, de forma que sirva de base para la posible
refutación de aquella.

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Asimismo, Samuelson aplica el cálculo cualitativo a alguno de los pilares
básicos de la teorías económica, concluyendo con un marcado escepticismo hacia el
contenido empírico de la moderna teoría del consumidor y de las principales
proposiciones de la teoría del bienestar.
Resumiendo los párrafos anteriores, una teoría operacional sería una teoría
falsable, con la relación suficiente con el mundo real y con los datos de la observación
para permitir su contrastación.

8- LA TESIS DE FRIEDMAN

La tesis de Friedman desarrollada en “Ensayos sobre Metodología de la


Economía Positiva” (1962) constituye una nueva aplicación del método popperiano a
la economía. Friedman se muestra partidario de la contrastación empírica de las
hipótesis, así como de la falsación de las mismas: “ La única prueba decisiva de
validez de una hipótesis es la comparación de sus vaticinios con la experiencia”. “...La
evidencia de un hecho nunca puede probar una hipótesis, únicamente puede evitar el
que sea desaprobada, que es lo que en general expresamos cuando decimos que la
hipótesis han sido confirmada por la experiencia” (Friedman, 1962).

La tesis central del trabajo de Freidman se resume en las siguientes frases de


Blaug: “ Los economistas no deberían preocuparse de adoptar supuestos realistas”.
“...No sólo es innecesario que los supuestos sean realistas, sino que el que no lo sean
es una ventaja positiva, para tener importancia una hipótesis debe ser descriptivamente
falsa en sus supuestos” (Blaug 1985,pág.124).

Estas proposiciones de Friedman generarían el núcleo central de la polémica en


torno al “realismo de los supuestos”, que dicho sea de paso, no está muy claro, como
muchos autores han señalado, qué se entiende por realismo de los supuestos. Para
Friedman los supuestos realistas serán los que tienen en cuenta todas las variables
relevante, abogando además por la simplicidad de estos supuestos como criterio
deseable para evaluar las teorías.
El objetivo de Friedman no es encontrar supuestos realistas par una teoría, sino
aproximaciones simplificadas e idealizadas, si fuese necesario, que proporcionen

18
predicciones suficientemente ajustadas. Podemos resumir su posición diciendo que si
la predicción de una teoría resultó ser verdadera, podemos concluir que la teoría era
verdadera como si sus supuestos fueran verdaderos. Además, el hecho de contar con
supuestos realistas no basta para que la teoría sea aceptable, pues una teoría no puede
probarse comparando sus supuestos con la realidad. Para ilustrar esta explicación
podemos citar las siguientes palabras de Katouzian en su explicación al método de
Friedman: “Una vez que se ha mostrado que una teoría funciona podemos atrapar en el
aire cualquier supuesto y hacer de él su base analítica” (Katouzian, 1982, pág. 107).

Es preciso resaltar también que, aunque el propio Friedman se alinea con una
postura popperiana y , como hemos indicado en párrafos anteriores, Blaug argumenta
que su posición es esencialmente falsacionista, muchos autores han encontrado varios
indicadores en sus escritos que lo identifican con posturas instrumentalistas (Nagel,
1963; Caldwell, 1980; Pheby, 1988).

Para concluir este apartado, diremos que la metodología en la aplicación del


método popperiano a la economía es ampliamente aceptada por un gran grupo de
economistas, sin embargo, también cuenta con sus detractores surgidos como
consecuencia de la negación a que puede conducir una estricta aplicación del criterio
falsacionista. En particular Darnell y Evans (1990, pág. 46) indican que el enfoque
positivista presenta varias dificultades, quizás la más destacables es que la “refutación”
es difícil porque las hipótesis son siempre probabilísticas y los errores (de rechazo de
una hipótesis cierta y de no rechazo de una falsa) son siempre posibles. Formalmente,
la refutación requiere el rechazo d una teoría si es confrontada con una evidencia
contraria a la misma, sin embargo, es difícil conocer qué, proporción de tales incidencias
se requiere antes de que la teoría sea rechazada. Formalmente, la refutación
requiere el rechazo de una teoría si es confrontada con una evidencia contraria a la
misma, sin embargo, es difícil conocer qué proporción de tales incidencias se
requiere antes de que la teoría sea rechazada.
FIN DE SEGUNDA LECTURA

III) TERCERA LECTURA

9- LA INFLUENCIA DE KUHN EN LA ECONOMÍA

19
La teoría de Kuhn tuvo una agradable acogida por parte de los científicos
sociales, pues tanto conservadores como radicales veían en ella puntos de apoyo a sus
propias hipótesis. Sin embargo, en su aplicación a la economía las tésis Kuhnianas han
encontrado numerosas dificultades, principalmente por el olvido de una serie de
elementos importantes que resume Katouzian (1982, pág. 130) en los siguientes:
1. La teoría de Kuhn no es un ataque a la contrastabilidad, aunque él dijera que
las hipótesis científicas no necesitaran de forma inherente ser contrastadas.
2. Una ciencia normal madura no excluye las existencia de paradigmas
competidores.
3. Una revolución científica no es algo que pueda suceder por un llamamiento
de científicos disidentes.
4. Una crisis debe mostrar una incompatibilidad persistente entre el paradigma
dominante y el mundo de la realidad empírica.
5. Para que se de una revolución, además de la crisis debe surgir un nuevo
paradigma que sea aceptable por la comunidad científica como teoría
superior.
6. El paradigma victorioso será incompatible con su predecesor.

Sin duda, la enumeración de estos seis puntos excluiría la aplicación de la teoría


de Kuhn a la economía. De todas formas, un modo de acercarnos a dicha aplicación
sería intentar la búsqueda de revoluciones kuhnianas en la historia de la economía. A
este respecto podemos destacar la aparición de la teoría neoclásica y el advenimiento
de la teoría keynesiana como ejemplos de tales revoluciones, sin embargo, podemos
decir que para que se de la revolución científica en el sentido de Kuhn se ha de
producir la sustitución de un paradigma por otro en base a la inconsistencia del
paradigma inicial con la realidad empírica, lo cual no se da en este caso, pues el
paradigma keynesiano no era incompatible con el neoclásico y no reemplazó
totalmente a la teoría económica ortodoxa. Por otro lado, existen muchas partes de
paradigmas competidores dentro de cada una de las corrientes de pensamiento, con lo
cual existe una coexistencia de unos y otros que se difuminan en un conjunto.

20
Otros autores han afirmado que sólo un paradigma ha dominado la teoría
económica desde el último cuarto de siglo XVIII, y desde entonces no ha existido ningún
cambio sustancial en las ideas económicas, lo que implicaría que sólo ha habido
un paradigma en el sentido de Kuhn, el diseñado por la economía clásica. Este punto de
vista parece discutible, pues ello implicaría que es el paradigma que se impone en
la actualidad y el que ha dominado en nuestra ciencia desde esa fecha.

La aplicación del criterio de Kuhn a la economía lo ha tenido una aceptación


definitiva debido a las deficiencias señaladas en los párrafos anteriores y que podemos
resumir diciendo que en economía, cuando se origina lo que podríamos llamar una
revolución científica en el sentido de Kuhn, o se produce la sustitución del nuevo
paradigma por el anterior, se da la coesxistencia de ambos. As pesar de sus
limitaciones, en opinión de Pheby (1988, pág. 53, el marco de trabajo que proporciona
la metodología de Kuhn parece ofrecer más a los economistas que el de Popper, en el
sentido de que al ocuparse más de la descripción que de la prescripción, es más realista
y menos utópica desde el punto de vista de la práctica científica. Sus elementos han
constituido un soporte lógico aplicable sobre todo a la historia del pensamiento
económico.

10- LA INFLUENCIA DE LAKATOS EN LA ECONOMÍA

Dadas las dificultades del método kuhniano para dar explicación al desarrollo y
crecimiento de nuestra ciencia, algunos autores han preferido acogerse a la mayor
operatividad el método lakatosiano para tales explicaciones.

Blaug (1976) se adhiere a la metodología de Lakatos en su explicación el


progreso científico en economía, rechazando la posición de Kuhn con sus
revoluciones científicas. Identifica la economía política clásica on un “núcleo central”
y a la vez cambió su cinturón protector dirigiendo su atención hacia otros problemas.
Igualmente da su explicación, en contraste con la evolución de la teoría clásica a la
neoclásica, a la postura keynesiana como un cambio en el núcleo central de la teoría
económica. En palabras de Blaug (1976): “Los marginalistas se limitaron a sustituir el

21
cinturón protector, en tanto que Keynes fue más lejos, al cuestionar el núcleo central”.La
tesis mantenida por Blaug no se limita a estos dos programas de investigación, sino que
intenta dar una explicación de todas las aportaciones en el campo de la economía a
través de la metodología propuesta por Lakatos. Sin embargo, los resultados de la
metodología de Lakatos también tienen una serie de inconvenientes vistos por
sus detractores y que exponemos a continuación. Según comentamos en el apartado
dedicado a Lakatos en la evolución del método de investigación, la descripción del
crecimiento del conocimiento científico no sería relevante para una disciplina si ésta
no contempla la regla poperiana de la falsación. Muchos elementos del programa de
investigación neoclásico no serían falsables. En base a estas ideas, Katouzian se muestra
contrario a la explicación lakatosiana del progreso científico en economía. Según sus
propias palabras: El rigor y la coherencia impedirían dar una explicación de la historia
y el método de la economía en términos lakatosianos a pesar de superficiales
semejanzas” (Katouzian, 1982, pág. 139).

Otros autores como Cross (1982) han considerado la aplicación de la metodología


de Lakatos al desarrollo del monetarismo. Este autor abandona la distinción entre núcleo
central y cinturón protector, argumentando que puede ayudar más el hecho de distinguir
entre proposiciones de núcleo central ex ante y ex post. Las primeras son aquellas
consideradas como abiertas al cambio, y las segundas se refieren a las proposiciones
que a través del tiempo permanecen fijas, a pesar de la crítica lógica y empírica. A
partir de ésta y otras aclaraciones, identifica al monetarismo como heurística positiva
dirigida a explicar las variaciones en la tasa de inflación ocasionadas por variaciones
en la tasa de crecimiento del dinero. Incluye, además, otros codeterminantes dentro
del esquema monetarista como los tipos de interés, output, empleo, etc. Sin embargo,
en la explicación histórica de Cross en base a la metodología lakatosina, este mismo
autor reconoce determinadas dificultades. Por ejemplo, no existen comparaciones con
programas alternativos y, en consecuencia, no puede proporcionar una guía real en base
a una análisis retrospectivo par un periodo futuro.

22
11- LA TESIS DE LIPSEY

Lipsey, frente al criterio de “verificabilidad completa” y también frente al


falsacionismo popperiano, se inclina hacia una visión estadística de la contrastación.
En principio, sigue una interpretación que podríamos llamar popperiana de economía
positiva. Esta estudia problemas relativos a cuestiones de hechos y no de valor. Las
solucione a los problemas económicos comenzarían por unas conjeturas a priori que se
someten a contrastación empírica y por tanto son susceptibles de ser falsadas. Lipsey,
en un primer momento, primera edición de su libros “·Introducción a la Economía
Positiva”, adopta lo que podría llamarse “falsacionismo ingenuo”, es decir, la creencia
de que las teorías científicas pueden quedar refutadas por una solo y decisiva
contrastación. Posteriormente, segunda y sucesivas ediciones, niega el carácter
absoluto y decisivo de la confirmación y la refutación, alineándose con una posición
lakatosiana, aunque con matices, en torno a un falsacionismo sofisticado: “Como
únicamente podemos hacer un número limitado de observaciones, nunca podremos
probar taxativamente que la teoría sea verdadera. Aun cuando hiciéramos mil
observaciones que mantuviesen correcta la predicción, siempre es posible que en el
futuro empezáramos a efectuar observaciones que estuvieran en conflicto con la teoría.
Como esta posibilidad no puede ser nunca completa, nunca podremos considerar una
teoría como definitivamente probada” (Lipsey, 1985, pág. 15). “Tampoco es posible
refutar una teoría definitivamente... Una solo observación en conflicto con la teoría
nonos debe preocupar mucho” (Lipsey, 1985, pág. 16). “Cada vez resulta más evidente
que las teorías en economía nunca pueden confirmarse ni refutarse definitivamente”
(Lipsey, 1985, pág. 56).

La tesis de Lipsey por tanto, se basa en la imposibilidad de probar o rechazar


una teoría con un grado total de certeza, de forma que rechazar una teoría por una sola
refutación resultaría excesivamente paralizante, peor aceptarla de forma definitiva
resultaría demasiado temerario. Se aceptará o rechazará una teoría en términos de
probabilidad con un determinado grado de confianza sobre la base de hipótesis
alternativas. Lipsey sostiene que la utilización de técnicas estadística no pueden ayudar a
medir la naturaleza de las relaciones económicas, así como la probabilidad de que un

23
único resultado haya sido casual: “utilizando el análisis estadístico podemos controlar
la posibilidad de cometer errores aun cuando no los podamos eliminar” (Lipsey, 1985,
pág.55).

Para Lipsey una teoría deberá abandonarse cuando no sea capaz de predecir
mejor que su alternativa las consecuencias de las acciones que estemos estudiando.
Cuando esto ocurra se abandona la que peor prediga y se elige la alternativa que
proporcione las mejores predicciones. Lipsey es optimista en este sentido, pues para él
el proceso de rechazo de teorías existentes supone el aprendizaje de hechos nuevos.

Una vez analizado el hecho de que no se puede probar ni refutar una teoría de
forma definitiva, Lipsey propone tomar decisiones y actuar como si efectivamente
fueran refutadas o como si fueran probadas, teniendo en cuenta que estas decisiones
siempre pueden cambiarse si surgieran nuevas evidencias.

Para finalizar la descripción de la tesis propuesta por Lipsey hemos de decir que
la opinión en torno a su criterio es discrepante, siendo los seguidores de la
metodología falsacionista contrarios a aceptarlo. Otros en cambio, ven en su línea el
mejor camino para el progreso de la ciencia económica.
FIN DE TERCERA LECTURA

24
IV) CUARTA LECTURA

12.-CONTROVERSIAS METODOLÓGICAS CONTEMPORÁNEAS

En 1982 Leontief envió una carta al editor de “ Science” en la que afirmaba que
la profesión económica había llegado a estar dominada por artículos en los que el
trabajo empírico era o bien elemental o trivial o estaba totalmente ausente, y en los que
la teoría, la simulación y una agregación errónea eran fundamentales. La profesión
económica se caracterizaba por no mostrar preocupación ante el deterioro de la calidad
de las fuentes de datos que podían utilizarse para revitalizar el trabajo empírico útil.
Estos problemas los consideraba Leontief serios si la Economía ha de tener éxito como
una especialidad científica (esto es, empíricamente fundamental) y no como una rama
de las matemáticas aplicadas.
Más de dos décadas después las preocupaciones de Leontief siguen siendo
relevantes. Aún más, prácticamente desde sus orígenes la Economía se ha
caracterizado por las controversias metodológicas y concepciones filosóficas muy
distintas, (Coats, 1986, p. 109.)

Así tras las disputas metodológicas entre Menger y Schmoller (Methodinstreit),


que trato de superar J.N. Keynes en The Scope and Method of Political Economy, tal y
como anteriormente se ha expuesto, Robbins volvería a acentuar nuevamente la
orientación deductivista en 1932.

Robbins proclamó de nuevo el carácter deductivo de las generaciones


económicas, al tiempo que descalificaba la validez del método inductivo: “ya hemos
tenido a la escuela histórica, y ahora tenemos a los institucionalistas (...) y, sin
embargo, sus esfuerzos no han cristalizado en ninguna ley merecedora de este nombre
ni en ninguna generalización cuantitativa de validez permanente. A lo más, una cierta
cantidad de material estadístico interesante y varias monografías útiles sobre ciertas
situaciones históricas. Pero ninguna “ley concreta”, ninguna uniformidad sustancial de
“conducta económica” (Robbins, 1951, pp.55-56).

25
Las elaboraciones teóricas parecían tener que obtenerse mediante procesos
deductivos a partir de unos supuestos básicos de tal naturaleza que “nadie discuta
dicha existencia” (Robbins, 1951, pp.114). El panorama metodológico de la Ciencia
Económica registró, con la publicación de la obra de Hutchison “The Significance and
Basic Postulates of Economic Theory” en 1938 cambios trascendentales. Con esta obra
se produce la introducción explícita del criterio metodológico de falsabilidad de
Popper en los debates económicos.

En realidad la lista de economistas cuyos escritos metodológicos revelan la


influencia de Popper incluye a G.C. Archibald, Jack Birner, Mark Blang, Lawrence
Boland, Wade Hands, Friedrich Hayek, T.W. Hutchinson, Joop Klant, Spiro Latsis y
Stanley Warp entre otros (Caldwell, 1991, p.1). Friedman (1967) sería con su obra “ La
Metodología de la Economía Positiva” el más polémico y, al mismo tiempo, más
difícil de clasificar como falsacionista ya que, como a continuación se expondrá, su
metodología ha terminado denominándose instrumentalismo (Beed, 1991 y Mongin,
1987).

Además de Popper, los economistas comenzaron a recurrir de un modo más


regular a los resultados alcanzados en el ámbito de la filosofía de la ciencia y autores
como Lakatos, Kuhn, Feyerabend, Nagel, Hempel, etc..., pasaron a ser familiares.
Asimismo se ha ampliado el campo de los problemas metodológicos en Economía para
incluir temas tales como la cuestión de la relevancia de los supuestos, y el papel de los
juicios de valor.

No se pretende en este apartado realizar una revisión exhaustiva de las


aportaciones metodológicas de las últimas décadas. Por ello, tras las anteriores
consideraciones, la exposición que sigue se limita a dejar constancia de la variedad de
enfoques metodológicos que en la actualidad se observan en los trabajos publicados en
las revistas científicas más relevantes y en los libros de texto y tanto en la corriente
principal del pensamiento económico como entre los numerosos y contrapuestos
movimientos heterodoxos hoy existentes. La constancia de esta diversidad
metodológica se puede poner de manifiesto, a nuestro juicio, recurriendo a los trabajos
de Deane y Boland y resaltando, en tercer lugar, cuáles son las diferencias
26
metodológicas principales entre la economía neoclásica y el más duradero de los
movimientos heterodoxos: el institucionalismo.

Deane (1980 y 1983) considera que hay una ruptura metodológica crucial entre
un enfoque positivo y otro normativo en la Economía que subyace en el debate actual
entre los neoclásicos y los postkeynesianos (a veces llamados Escuela de Cambridge);
y esta discusión refleja una diferencia fundamental desde el punto de vista de sí las
teorías económicas deben expresar los juicios de valor personales del teórico y ser
relevantes para un ámbito social e institucional determinado, o, en cambio, las teorías
deben en principio ser formuladas en términos objetivos y tomar en cuenta los valores
éticos y el contexto social en el momento de ser aplicadas al análisis empírico.
Así para Friedman “ La economía es, en principio, independiente de cualquier
posición ética particular o juicio normativo”, en cambio, desde la otra perspectiva,
como ha señalado Myrdal, muchos de los conceptos básicos de la economía están
cargados de implicaciones normativas, por lo que las teorías económicas no son nunca
en la práctica ajena a los juicios de valor, por muy objetivas que sean las intenciones
de los teóricos.

Entre las características comunes de los economistas neoclásicos. Deane señala


las siguientes:

1. Su énfasis en la consistencia lógica, a veces reflejado en una tendencia a


moverse en la dirección de modelos matemáticos abstractos y, en particular,
modelos de equilibrio general.
2. Su despreocupación por el realismo de sus supuestos básicos con la
justificación de que el test ácido de una teoría es si funciona, es decir si sus
implicaciones (descriptivas, explicativas o predictivas) son confirmadas por
la experiencia. Esta inclinación se refleja, a menudo, en la tendencia a
desarrollar sofisticadas técnicas de cuantificación y de análisis estadístico.
3. Finalmente, una tercera seña de identidad de un economista neoclásico es su
desinterés para tomar en cuenta los cambios en las motivaciones, las
instituciones, los sistemas de información y las actitudes culturales.

27
Por su parte, entre las características que distingue a la metodología
postkeynesiana de la neoclásica, Deane menciona las siguientes:

1. Los postkeynesianos tienen más afinidades con la metodología de Marx y


Ricardo que los neoclásicos. Como la teoría de la evolución del sistema
capitalista de Marx, el tipo de modelo postkeynesiano debe poco a las
analogías mecánicas de los neoclásicos y reconoce la posibilidad de cambio
orgánico. Así mismo, vuelven a Ricardo, y a las ideas que prevalecían antes
de la revolución marginalista, al poner más énfasis en la interdependencia de
la producción que en la interdependencia de los mercados.

2. Adoptan el supuesto keynesiano de que las decisiones de inversión son


independientes de las decisiones de ahorrar y explican la inversión, como
hacía Keynes, en términos de “animal spirits, expectativas y cambio
técnico”.

3. Finalmente, su objetivo no es básicamente predecir, sino analizar y explicar


y, por tanto, no intentan forzar a sus variables en forma directamente
cuantificable.

Por su parte Boland (1988 y 1992) considera que dentro de la corriente


principal del pensamiento económico, desde la segunda Guerra Mundial, las
cuestiones metodológicas despiertan escaso interés entre los economistas. Para
Boland, entre los economistas ortodoxos el método aceptado es alguna forma del
descriptivismo de Paul Samuelson o alguna variante del instrumentalismo de
Friedman.

El descriptivismo es el método en el que las teorías no son consideradas


explicaciones sino mejores o peores descripciones analíticas de los fenómenos
observables. El instrumento llega aún más lejos alegando que las teorías son
únicamente instrumentos utilizados bien para hacer predicciones con el objetivo de
asesorar a los gobernantes o bien para realizar medidas empíricas de los parámetros
esenciales del mundo real.
28
La posición de Friedman, bien acogida por un amplio grupo de economistas,
también suscitó discrepancias en otros sectores. Tal fue el caso del profesor
Koopmans, quien mantuvo la necesidad de contratar los supuestos. Para Koopmans la
verificación presta apoyo a la totalidad de los postulados considerados en conjunto. La
refutación indica que al menos uno de los postulados no es adecuado para el propósito
de explicar los fenómenos a los que se refieren las conclusiones. Es por ello que
resulta necesario contrastar los supuestos, aquellos supuestos que parecen
evidentemente obvios, en el sentido que exista una correspondencia entre los términos
usados y la realidad. Por tanto ni los postulados de la teoría económica son
enteramente evidentes, ni las implicaciones de cualquier conjunto de postulados son
fácilmente contrastables.

Finalmente Dugger (1979) considera que salvo los marxistas, la mayoría de los
economistas tienden a agruparse en torno a dos conjuntos significativamente diferentes
de preconcepciones. Un conjunto está compuesto por los neoclásicos, y el otro, por los
institucionalistas. La confluencia a veces es frecuente, pero el hecho de que la
American Economic Association y la Associatión for Evolutionary Economic sean
organizaciones separadas constituye evidencia de las divergencias existentes en la
profesión, al menos en los Estados Unidos.

El institucionalismo se diferencia de la economía neoclásica en que:

1. Los institucionalistas tratan de construir modelos patrones mientras que los


neoclásicos pretenden construir modelos predictivos. Un modelo patrón
explica el comportamiento humano colocándolo cuidadosamente en su
contexto cultural e institucional. Un modelo predictivo explica el
comportamiento humano estableciendo supuestos y deduciendo
implicaciones (predicciones) de dichos supuestos.

2. Para generar sus predicciones, los neoclásicos utilizan como unidad de


análisis el individuo maximizador de utilidad y la empresa maximizadora de
beneficios.
29
3. El enfoque institucional toma la perspectiva psicológica del conductismo.
El conductismo hunde los fundamentos de la acción humana en las

estructuras institucionales (normas, usos, hábitos) más que en las

preferencias individuales.

4. No solo las preconcepciones de los institucionalistas y los neoclásicos son


bastante diferentes, sino que también difieren en el tipo de evidencia que
requieren: estructural y predictiva. La evidencia estructural de los
institucionalistas se refiere al modelo patrón establecido como hipótesis. La
evidencia predictiva se dirige a la confirmación con la realidad de las
predicciones derivadas del modelo teórico propuesto.

5. Finalmente, los modelos “patrón” de los institucionales no permiten ni


tienen como objetivo la generación de deducciones lógicas o predicciones,
tal como lo hacen los modelos deductivos de la teoría neoclásica.

Llegados a este punto, ya estaríamos en condiciones de evaluar, utilizando una


terminología lakatosiana, los distintos "“programas de investigación científica” que
han ido surgiendo a lo largo de la reciente historia de nuestra ciencia. Sin embargo, en
este apartado queremos centrarnos además de lo mencionado, en algunas cuestiones
metodológicas de la economía moderna.

Junto a Blaug (1985), podemos decir que no debemos olvidar que el objetivo
principal de la economía consiste en predecir, y no simplemente explicar. En este
sentido, la debilidad primordial de la economía moderna consiste en su dificultad para
producir teorías que generen implicaciones refutables claras, junto con una falta de
voluntad hacia la confrontación de dichas implicaciones con los hechos, Dos ejemplos
claros pone este autor para confirmarlo:

La moderna teoría del crecimiento, que consiste en el análisis de un


estado estacionario en el que se introduce un elemento de

30
crecimiento. Añadiendo el progreso técnico y aumento exógenos de
la oferta de trabajo. Se trataría por tanto de un modelo estático, de un
solo periodo. En este caso, si no existe relación entre la senda de
crecimiento y la experiencia histórica del desarrollo económico,
difícilmente podrán analizarse las causas del crecimiento
desequilibrado o las políticas necesarias para controlar la economía.
La moderna teoría del comportamiento del consumidor, pues pocas
evidencias existen de que esa corriente haya tenido gran impacto
sobre la estimación de curvas de demanda. En palabras de Blaug (1985,
pág. 288): “Predican la importancia de someter las teorías a la
contrastación empírica, pero raramente mantiene en la práctica sus
normas metodológicas declaradas.

Sin embargo, en la actualidad los economistas se ocupan de la investigación


empírica, lo que ocurre en la mayoría de los casos es que existe una conformidad con
las predicciones obtenidas, con lo que se sustituye la tarea de la falsación por la
verificación, que ofrece menores dificultades. Esa conformidad viene producida,
generalmente, por la carencia de datos fiables como de técnicas poderosas que nos
permitan distinguir y contrastar las proposiciones positiva:

1. Poner mucho énfasis en la recopilación y depuración de datos.


2. No considerar los resultados econométricos como definitivos, intentar
repetirlos utilizando diferentes muestras. Mayer (1980) se manifiesta muy
optimista al considerar la posibilidad de obtener diferentes muestras. En la
mayoría de los casos, sobre todo cuando trabajamos con series temporales,
disponemos de una única realización y a partir de la misma hemos de realizar
la contrastación o inferencia sin posibilidad de repetición.
3. No elegir los trabajos científicos, por parte de las revistas especializadas, en
base a la sofisticación técnica, sino a su validez y aplicabilidad. Asimismo,
reclama de las revistas que exijan de los autores la presentación de la
totalidad de los datos para su fácil contrastación por otros autores.

31
En definitiva, a pesar del alejamiento, que para el análisis de la realidad
económica implica, en gran medida, la postura metodológica de muchos neoclásicos,
se ha de reconocer que los postkeynesianos y los institucionalistas son básicamente
creadores de modelos; y no han logrado tener numerosos seguidores en la economía
aplicada. Paradójicamente, ha sido la escuela neoclásica, con sus supuestos
conscientemente irrealistas, las que más influencia ha tenido en el análisis aplicado.

Quizás por ello en la actualidad, existe una línea mayoritaria de pensamiento


que plantea la necesidad de un grado de integración entre el trabajo teórico y empírico
mayor del previamente existente.

Así pues, el progreso de la Ciencia Económica debería depender, a tenor de esta


línea mayoritaria de pensamiento de:

1. La disponibilidad de mayores y mejor organizadas bases de datos. Como se


ha lamentado Phelps-Brown (1972, p.9). “En el estado presente de nuestra
ciencia... deberíamos valorar más alto el poder de observación que el poder
de abstracción y la intuición de los historiados más que el rigor del
matemático. Nuestra necesidad básica de más observaciones sobre el
comportamiento actual debería hacernos estimar las habilidades de aquellos
que pueden reunirlas...”

2. Abrir la disciplina para incorporar teorías, conceptos y nuevas ideas


generadoras en disciplinas afines.

3. Tener en cuenta que la Ciencia Económica, como otras ciencias sociales,


estudia un tipo de sistema diferente al de las ciencias físicas. No sólo está en
un estado de flujo constante, sino que su desarrollo está sujeto a un elevado
grado de incertidumbre.

32
Así pues, es posible que los economistas tengamos que aprender mucho más
sobre el comportamiento de las personas en los aspectos económicos de sus vidas, y
sobre el mecanismo básico del proceso económico, antes que podamos empezar a
formular mejores teorías que conduzcan de un modo inequívoco a unas implicaciones
que sean refutables. Quizás sería mejor abandonar la búsqueda de axiomas y teoremas
formales hasta que puedan sustentarse en supuestos, ellos mismos, empíricamente
refutables.
FIN DE CUARTA LECTURA

33
V) QUINTA LECTURA

13. LOS OBJETIVOS DE LA TEORÍA: REALISMO E


INSTRUMENTALISMO

Popper (1983, pág. 111) nos proporciona una delimitación clara de lo que
significa el instrumentalismo: “Por instrumentalismo se entiende aquella doctrina
según la cual una teoría científica como la de Newton, o Einstein debería ser interpretada
como un instrumento, y nada más que como un instrumento, para la deducción de
predicciones para futuros eventos y otras aplicaciones prácticas, y más especialmente,
que una teoría científica no debería interpretarse como un genuino intento para
describir ciertos aspectos de nuestro mundo. La doctrina instrumentalista implica que
las teorías científicas pueden ser más o menos eficientes, pero se niega que puedan
ser verdaderas o falsas”. De igual forma Poirier (1994, pág. xiii) perfila al
instrumentalista de la siguiente forma: “El instrumentalista cree que el objetivo
primordial de la ciencia es desarrollar herramientas que sean capaces de proporcionar
predicciones reales y útiles para el futuro. Los instrumentalistas no necesitan creer en
un sentido literal la “verdad” de ninguna teoría, tiende a menospreciar la realidad de
los supuestos”. Por otro lado, existe una clara diferenciación entre los instrumentalistas
y los realistas. Estos últimos consideran que la ciencia no sólo debería ser capaz de
proporcionarnos predicciones reales y precisas, sino que además debería ser capaz de
descubrir nuevas “verdades” sobre el mundo y explicar fenómenos. Atendiendo a esta
separación, Lawson (19+89) establece una caracterización de economistas y
económetras según sus tendencias realistas o instrumentalistas. Por ejemplo, señala a
Keynes y a Vining como realistas, a Haavelmo como un poco instrumentalista y a

Koopmasn con ingredientes de ambas corrientes.

14.- SINTESIS Y REFLEXIONES FINALES74

La controversia en el ámbito de la metodología en el contexto de la filosofía de


la ciencia en general ha generado un debate continuo en la metodología económica,
sobre todo, a partir de comienzos de los setenta, cuando muchos de los postulados
keynesianos y neoclásicos empiezan a derrumbarse. Con el objeto de sintetizar las

34
diferentes posturas metodológicas, podemos tomar como válida la amplia división que
realiza Gerrad (1995) en los siguientes dos grupos75:

1. Metodologías tradicionales. La controversia en torno a la metodología


tradicional gira en torno a dos posturas contrapuestas: deductivismo y
empirismo. El deductivismo tiene como soporte básico el enfoque axiomático.
La teoría económica se formula en forma de axiomas que son verdades
evidentes. Las implicaciones de la teoría económica son ciertas si se deducen
a partir de los axiomas de una manera lógicamente válida. Desde la perspectiva
deductivista, la evidencia empírica no determina el estatus de veracidad de la
teoría económica, que está asegurado por el enfoque axiomático. La evidencia
empírica determina la aplicabilidad de las teorías económicas sólo en
circunstancias específicas. La aplicabilidad depende de la ausencia de
influencias transitorias que han sido excluidas. De la teoría. Esta
aproximación a la investigación empírica es lo que Blaug (1992)
denomina “verificacionismo”. En contraste con la anterior, el empirismo
sostiene que el estatus de veracidad de la teoría económica depende de su
consistencia con los fenómenos observados. La forma moderna del
empirismo es el punto de vista falsacionista propuesto por Popper.

74 Qu ier o señ alar qu e soy con scien te de qu e las r eflexion es pr eceden tes n o son ú tiles par a con figu r ar u n a
estr icta n or m ativa m etodológica sin o, m ás bien , u n m er o “talan te cien tífico” n o exen to de du das y pr oblem as.
7 5 Adicion alm en te en la segu n da edición del libr os clásico de Blau g (1 9 9 2 ) sobr e m etodología de la econ om ía,

y en la obr a de Hau sm an (1 9 9 2 ),, se ilu str a con bastan te clar idad esta división m etodológica de la econ om ía
au n qu e desde difer en tes pu n tos de vista. Blau g r epr esen ta el en foqu e em pir ista de la m etodología econ óm ica,
m ien tr as qu e Hau sm an adopta u n en foqu e m ás dedu ctivista .

35
2. Nuevas metodologías. Los nuevos puntos de vista sobre la ciencia giran
entorno a dos aspectos fundamentales: a) las teorías científicas son un
conglomerado de estructuras y b) la ciencia es un proceso social. Ambos
elementos son recogidos por Kuhn en su obra “ La estructura de las
revoluciones científicas”. La consideración de la economía como una
estructura científica se ha adoptado utilizando principalmente dos marcos de
análisis: la estructura de las revoluciones científicas de Kuhn y los
programas de investigación científica de Lakatos. Sin embargo, la aplicación
de estas metodologías a la economía no está exenta de problemas. Por
ejemplo, en que en nuestra disciplina no se produce la sustitución de
paradigmas propugnadas por Kuhn. Como ya expusimos en su momento, si
analizamos los ejemplos de los paradigmas neoclásicos y keynesiano, el
advenimiento de este último no supuso la sustitución del anterior, se produce
una coexistencia de ambos. Con relación a la aplicación de la metodología
de Lakatos a la economía, analizábamos cómo proporcionaba una
interpretación de la historia de nuestra ciencia bastante ingeniosa, no
obstante, para algunos detractores, como Katouzian, la explicación lakatosiana
ofrece inconvenientes que se derivan de la inexistencia de una continua
revisión de la heurística positiva de los distintos programas, y de la falta de
refutación de la misma. En definitiva, el procientífico en economía, como ya
expusimos en un principio, no se produce en base a una aplicación estricta de
una u otra metodología, todo lo contrario, pensamos que las distintas
aportaciones y controversias metodológicas con enriquecedoras par el
conocimiento científico en general y, por supuesto, para el nuestro en
particular Es más, como apunta Gerrard (1995), cualquier intento de encuadrar
a los economistas en una escuela metodológica perfectamente definida sería
un error. Los economistas están motivados primaria y fundamentalmente por
la aplicación de sus métodos, sin necesidad de que éstos sean explícitos o
filosóficamente consistentes.

36
Como conclusión de lo tratado, podría afirmarse que el progreso de la Ciencia
Económica, entendiendo por tal progreso la elevación de su capacidad explicativa,
predictora y transformadora de la realidad, conlleva necesariamente la mejora de los
niveles de comunicación y cooperación entre aquellos economistas dedicados a la
teoría y aquellos otros cuya actividad preferente es la economía empírica. Para lograr
este objetivo parece imprescindible que en la línea de lo que realizan o han realizado
prestigiosos economistas como A. Marshall, Chamberlain o J. Robinson, los
profesionales que trabajan preferentemente en el área teórica diseñen modelos más
flexibles que den cabida a problemas y supuestos más reales y susceptibles de
contrastación. Solo así será factible que el “economista aplicado”, cuya tarea
absorbente es la búsqueda, depuración y tratamiento analítico de la información, logre
el aprovechamiento y, en su caso, enriquecimiento de los modelos teóricos. Es claro que,
pese a su aparente facilidad, la anterior tarea es ardua y difícil por cuanto implica la
confrontación con los prejuicios y hábitos imperantes en nuestra comunidad científica.

Por último señalar, que al economista aplicado le quedan aún las tareas,
tampoco sencillas, de fundamentar sus trabajos empíricos en un marco teórico de
referencia, tratando de incorporar, además, todas aquellas cuestiones de índole
institucional e histórica que puedan quedar marginadas de los modelos genéricos pero
que son imprescindibles para la interpretación de una parcela concreta de la realidad
económica. Además de ello, ha de seleccionar y utilizar el aparato instrumental más
adecuado para el tratamiento de los datos.

En definitiva, esta parece la mejor vía para, aprovechado las ventajas que brinda
la especialización, conseguir avanzar en el conocimiento y transformación de una
realidad mutante y compleja. Esto no impedirá que sigan existiendo tendencias y
posturas dispares, pero si permitirá que éstas se intercambien en un clima de auténtico
debate científico en vez de estériles enfrentamientos que se suscitan cuando siquiera
existe un mínimo consenso sobre el lenguaje formal.

37
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