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ECONÓMICO?
Texto 1: Screpanti, Ernesto y Zamagni, Stefano (1993): “Panorama de Historia del
Pensamiento Económico”, Oxford University Press. Introducción.
ÉPOCAS DE TEORÍA ECONÓMICA:El autor sostiene que la evolución de las ideas económicas
ocurre en ciclos de revolución y consolidación. Estos ciclos se caracterizan por épocas de
innovación y ruptura con la tradición, seguidas de debates y confusión de lenguas. Después de
estas fases caóticas, surge la necesidad de una nueva síntesis que finalmente se alcanza y da
lugar a una situación clásica. Durante esta etapa, la economía política se convierte en una profesión
estable y se centra en la elegancia, la generalidad y la resolución de problemas. Se producen
manuales, mejoras, generalizaciones y diversas aplicaciones.
El primer ciclo se sitúa entre 1750 y 1780, marcado por la obra "La Riqueza de las naciones" de
Adam Smith, que representa una ruptura con el mercantilismo y establece el credo del laissez faire.
Después de un periodo de estancamiento, surge el segundo ciclo entre 1815 y 1845, que fue una
época de crisis y diversidad teórica con corrientes como la ricardiana, la socialista y la reacción
anti-ricardiana. A pesar de las diferencias, esta época generó semillas que influyeron en épocas
posteriores.
El tercer ciclo, de 1870 a 1890, es la época de la revolución marginalista, encabezada por Menger,
Jevons y Walras, y concluida por Fisher y Marshall. Esta etapa estuvo marcada por la lucha entre
diferentes corrientes teóricas, el renacimiento del pensamiento socialista y el surgimiento de la
escuela histórica alemana.
El cuarto ciclo se desarrolla en las décadas de 1920 y 1930, conocido como la era de la alta teoría,
que produjo varias innovaciones teóricas fundamentales y modificó la orientación de la ciencia
económica. Las teorías del ciclo, del desarrollo, del equilibrio general, de la empresa, del dinero,
entre otras, surgieron en esta época.
El autor menciona que en las décadas de 1950 y 1960 se alcanzó una nueva situación clásica con
la síntesis neoclásica, que combinó elementos keynesianos con la teoría marginalista. Esta síntesis
se convirtió en una ortodoxia dominante que orientó la investigación y la política económica. Sin
embargo, en las décadas de 1970 y 1980 surgió un nuevo ciclo de confusión de lenguas con una
variedad de nuevas teorías y enfoques, como la nueva macroeconomía clásica, las teorías
post-keynesianas, el neo-institucionalismo, entre otros. Estas dos décadas representan una época
de competencia y búsqueda de síntesis teóricas alternativas.
En resumen, a lo largo de más de doscientos años de historia del pensamiento económico, se han
producido cuatro ciclos de revolución y consolidación de ideas económicas. Actualmente, nos
encontramos inmersos en un quinto ciclo caracterizado por una diversidad de teorías en
competencia.
PLURALIDAD DE INTERPRETACIONES La naturaleza subjetiva de los criterios para determinar
qué es innovador u ortodoxo en el pensamiento económico es inevitable. La periodificación basada
en estos criterios es cualitativa. La autoridad de Schumpeter no es suficiente para resolver este
problema. Se plantea la pregunta de cómo explicar el fenómeno de la evolución no progresiva sino
a través de saltos en el pensamiento económico.
Una posición inicial es el enfoque incrementalista, que compara el progreso de las ciencias con una
bola de nieve que crece al rodar por una montaña. Este enfoque supone la separación de los
fundamentos metafísicos de la ciencia económica y su análisis se limita a las teorías. Desde esta
perspectiva, la historia del pensamiento económico es vista como un aumento continuo del
conocimiento. Algunos economistas neoclásicos defienden esta visión.
Sin embargo, esta visión no permite la idea de que la historia del pensamiento económico avance a
través de saltos y revoluciones. Las crisis y estancamientos son considerados como efectos
negativos de los fundamentos metafísicos y las limitaciones psicológicas de las teorías. En este
enfoque, la historia del pensamiento económico se ve como una historia de errores.
Por otro lado, se encuentra el enfoque catastrofista o discontinuista, que se basa en las tesis de
Kuhn sobre la estructura de las revoluciones científicas. Sin embargo, aplicar estas ideas a la
historia del pensamiento económico ha sido problemático debido a la imprecisión de la definición de
paradigma de Kuhn y su origen en las ciencias naturales. Aunque se ha reconocido la revolución
keynesiana como un ejemplo de este enfoque, su aplicación a otros cambios importantes en el
pensamiento económico ha sido más controvertida.
Recientemente, se han intentado aplicar los programas de investigación científica de Lakatos a la
historia del pensamiento económico. Según este enfoque, un programa de investigación es exitoso
si es teóricamente progresivo y empíricamente confirmado. Se abandona cuando se vuelve
degenerativo y hay un programa "mejor" con más contenido empírico. Sin embargo, este enfoque
no ha tenido resultados significativos en la historia del pensamiento económico.
Un enfoque crítico hacia los enfoques incrementalista y catastrofista se basa en considerar la
historia de las ideas económicas en relación con los contextos socioeconómicos en los que
surgieron. Este enfoque, denominado relativista o mesológico, sostiene que la estructura económica
y los cambios en esta son los determinantes últimos del pensamiento económico. Estudiosos
institucionalistas, historicistas y marxistas han adoptado este enfoque, argumentando que la teoría
económica refleja la realidad socioeconómica en la que se desarrolla.
En resumen, existen diferentes enfoques para estudiar la historia del pensamiento económico,
desde el incrementalista y el catastrofista hasta el mesológico. Cada enfoque tiene sus propias
premisas y limitaciones. El enfoque mesológico, que considera la relación entre teoría económica y
contexto socioeconómico, ha sido adoptado por muchos estudiosos, pero su fundamentación
epistemológica.
NUESTRO PUNTO DE VISTA Este panorama de la historia del pensamiento económico no busca
ser una historia de personajes ilustres ni una historia sistemática de los errores que han llevado al
avance del conocimiento científico. El enfoque es que la economía no es una disciplina darwiniana,
donde el último desarrollo contiene todos los desarrollos anteriores y no pueden ser olvidados o
superados. Aunque se reconoce la evolución en el proceso histórico del cambio de ideas
económicas, se niega que sea un desarrollo unidireccional, homogéneo o único, y se niega que las
teorías populares sean necesariamente la clave para entender el proceso.
Se señala que la sociedad no es un sujeto homogéneo en las ciencias sociales, ya que existen
diferencias de clase, cultura y nacionalidad, y las relaciones entre los sujetos pueden ser
conflictivas. Las sociedades no siempre son imparciales ni tienen claridad en lo que quieren, lo que
lleva a diferentes teorías económicas basadas en diferentes actitudes hacia los problemas, como el
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desempleo. Además, los criterios con los que la sociedad determina qué teorías son correctas son
efímeros y parciales, lo que implica que la pluralidad de visiones y soluciones generadas por la
sociedad a menudo se suprimen en favor de una sola teoría.
Se menciona el ejemplo del sistema neoclásico, que se formó a mediados del siglo XIX y alcanzó
su organización sistemática a finales del siglo XIX y mediados del siglo XX. Este sistema se basó
en orientaciones de base como la teoría subjetivista del valor, la teoría microeconómica de la
distribución y la teoría armonista del equilibrio, todas organizadas en torno al principio de
maximización bajo ciertos objetivos para los agentes económicos individuales.
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○ La tesis newtoniana de investigación científica tenía implicaciones ideológicas que
encajaban bien con la tradición pragmática epistemológica inglesa.
La identificación de una analogía entre un sistema solar autorregulado y una economía
autorregulada hubo de esperar a que los filósofos concibieran teorías o predecir un comportamiento
humano en el mercado aprendido para separar el concepto de un sistema económico -una
economía en el sentido moderno de la palabra- de la comunidad política en que surgieron los
problemas económicos contemporáneos. Mientras tanto, el incremento de la escala de la
complejidad del comercio y de la industria y el aumento asociado de sus dimensiones nacionales e
internacionales estimularon una corriente cada vez mayor sobre cuestiones de política económica.
La mayoría de ellos fueron escritos con la intención de prescribir a favor o en contra de formas
específicas de intervención legislativa en los mercados de dinero, de bienes o de trabajo. Buscaban
cada vez más la justificación de sus preceptos sobre bases científicas en términos de “leyes
naturales”, evidentes en sí mismas, que presuntamente el Divino Legislador había impuesto para
mantener el orden civil en la sociedad y que eran análogas a las leyes físicas, que en aquel
entonces eran objeto de consenso entre aquellos científicos que investigaban el mundo material.
Efectivamente, lo que buscaban eran las leyes y regularidades económicas que, evidentemente,
coordinaban las actividades de una multitud de individuos que operaban en los mercados en parte
coincidentes de dinero, bienes y trabajo.
- Muchos escritores que trataban cuestiones económicas habían empezado ya a razonar
sobre el tema en términos de fuerzas impersonales que tendían a estimular y posteriormente
estabilizar el cambio económico, y que ellos asociaban con los problemas políticos de
reconciliar con los conflictos económicos entre el interés propio personal y el interés público.
- El supuesto de un mecanismo naturalmente autoequilibrador, inherente en todos los
mercados libres, concordaba con las actitudes políticas antiautoritarias comunes en la
Inglaterra posterior a la Revolución, y los conceptos de contrapeso y equilibrio y de flujos
autorreversibles en los canales de circulación se hicieron cada vez más familiares en las
discusiones sobre comercio internacional y pagos sobre la formación de los precios y la
circulación de dinero.
- El desempleo era considerado como el primer problema político, puesto que era relevante
tanto para el mantenimiento de actividad económica nacional como para un orden social
estable, que, evidentemente, corría peligro cuando la distribución de las rentas entre ricos y
pobres se movía en direcciones inaceptables. Los observadores del siglo XVII (Locke, por
ejemplo) ya habían articulado una relación entre la cantidad de dinero en circulación, por
una parte, y los niveles de precios de las mercancías y de los tipos de interés o el volumen
de negocio y de empleo, por otra. Lo que Locke no había conseguido explicar era el
mecanismo de interacción entre dichas variables.
Comunidad Intelectual
● Una de las características más interesantes de la comunidad intelectual que puso los
cimientos de una disciplina distinta de economía política era su calidad cosmopolita.
● Más importante todavía en la elaboración de sus preceptos económicos de alguno de ellos
fue el hecho de que asesoraban a políticos económicos que operaban en sistemas mucho
más dirigistas y autoritarios en ideología y estructura política que el sistema surgido de la
Revolución inglesa de 1681.
● John Law, Richard Cantillon y sir James Steuart son tres casos opuestos a contrastar.
El concepto de economía como un sistema separado del sistema político y, por consiguiente, el
desarrollo de una disciplina de la economía política tomó forma bastante gradualmente en el
discurso argumentativo del siglo XVIII.
Había TRES ASPECTOS de la teorización económica a considerar antes de que ésta pudiera
generar un nuevo programa de investigación científica.
1. El primero era el aspecto dinámico, la idea de que una cosa conduce a otra y de que las
vinculaciones regularmente observadas entre las variables o los acontecimientos comportan
implicaciones causales capaces de justificar predicciones.
2. El segundo era el aspecto de la interdependencia, la idea de que en un sistema todo
depende de todo lo demás y de que hacer un seguimiento de los efectos de acontecimientos
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o políticas económicas concretos requería asesoramiento sobre la naturaleza y grados de
dependencia entre las variables relacionadas.
3. Y el tercero era la idea del cambio estructural, de que los efectos del cambio social y político
o económico sobre el comportamiento del mercado dependen no sólo de las direcciones de
causalidad y de las estructuras de dependencia, sino también de cómo se redistribuyen las
rentas y los gastos entre los agentes económicos, grupos sociales, sectores industriales o
nacionales.
Cantillon en su Essai sur la nature du commerce en gènèral, sembró las semillas de una visión de
una economía como un sistema cíclico autorregulado.
● Lo que diferenciaba a Essai era su postura metodológica.
● Al centrar Essai en la “Naturaleza del comercio en general”, estaba intentando echar los
cimientos de una teoría general del proceso de mercado y derivar de ella las leyes naturales
que rigen el comportamiento y los valores económicos.
● Empezó con un informe histórico generalizado de la evolución de la estructura de la clase
socioeconómica, identificó las clases económicas cuyos singulares patrones de
comportamiento les atribuían un papel especial en el flujo circular de productos y gastos (por
ej, terratenientes, granjeros, comerciantes y artesanos u hombres de negocios -es decir,
empresarios- y asalariados), y procedió a desarrollar una teoría de lo que economistas
posteriores denominarían “El Valor Natural” (distinto del valor de mercado), una teoría que
dependía de la proposición de que “El precio y el valor intrínseco de una cosa en general es
la medida de la tierra y del trabajo que intervienen en su producción”.
○ Dicha proposición era ya una característica habitual de los escritos económicos
(publicados o que circulaban en privado) disponibles para los estudiosos de la
economía de la primera mitad del siglo XVIII.
El legado intelectual más obvio y directo de Cantillon lo recibieron los FISIÓCRATAS FRANCESES,
cuyo análisis sistemático del proceso económico constituyó la base lógica de la primera escuela del
pensamiento económico.
● Por ejemplo, las frecuentes referencia de Cantillon a la circulación de dinero y de las
mercancías, se convirtió en manos de Francois Quesnay, el médico, en una analogía directa
con la circulación de la sangre en el cuerpo humano
● y el análisis de la interdependencia de las rentas, gastos y producciones de las clases
económicas fundamentales del primero precisaba meramente un salto imaginativo para
sugerir el famoso Tableau Économique del segundo.
● También, había un vínculo obvio entre la doctrina fisiocrática y el énfasis de Cantillon en la
importancia del excedente agrario en la determinaciòn del nivel global de actividad
económica o en la importancia de la tierra como clave de los valores intrínsecos de las
mercancías, puesto que estos eran los supuestos que constituían el centro del modelo
descrito por Tableau Economique y que dieron una base lógica a las prescripciones políticas
características de los fisiócratas.
● Aunque las ideas de Cantillon hayan inspirado a los fisiócratas, no quiere decir que se
mantuvieron todas las ideas. Hubo alguna distorsión.
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Así, a mediados del siglo XVIII el estudio de la economía política había empezado a desarrollar una
literatura deliberadamente objetiva, cuyos autores se consideraban a sí mismos comprometidos con
la búsqueda de una verdad consensual, comprometidos con un programa de investigación
científica. El informe de sir James Steuart sobre los Principles of Political Economy, por ejemplo, se
abstraía deliberadamente de las cuestiones de moral individual al anunciar que el interés propio era
el principio regente de su materia. La idea de que los problemas morales estaban fuera del alcance
del teórico económico estaba siendo generalmente aceptada.
● Según Steuart, el Estado tiene un papel indispensable en una economía de mercado
cambiante. Para él, la comunidad política y la económica eran un todo indivisible, el buen
estadista era el guardián del interés público en una sociedad económica.
● En resumen, Steuart concebía una autoridad central protectora comprometida con la
intervención continua y planificada en la economía de libre mercado con arreglo a normas
generalmente aceptadas y objetivos que reflejan el interés público.
○ Dichas normas implicaban el reconocimiento del derecho natural por parte de los
agentes económicos individuales para conseguir su propio interés personal en todo
momento, sujeto únicamente a las necesidades del interés público.
○ Los objetivos de la economía incluían empleo para todos, un crecimiento económico
estable y una distribución socialmente aceptable de las rentas.
○ “Un gobierno debe estar continuamente en acción”.
Sin embargo, Steuart había pagado por su activa participación en la rebelión jacobita de 1745,
estando obligado a mantener un bajo perfil en la comunidad intelectual hasta que fue formalmente
perdonado en 1771.
El espíritu de la época estaba preparado para abrazar la visión de Adam Smith de la economía
como un sistema naturalmente armonioso y autorregulado en el cual la intervención directa del
gobierno era más susceptible a reducir el nivel nacional de actividad económica que de aumentarlo.
Adam Smith
Los filósofos morales que analizaban el orden social a principios del siglo XVIII adoptaron métodos
de investigación de los filósofos naturales de la Revolución científica. Es el caso de Francis
Hutcheson que intentó basar una nueva ciencia de la ética en regularidades observadas en la
naturaleza humana. O David Hume, que buscó introducir el razonamiento en lo moral, y aceptó la
introspección y la experiencia humana como fuente de experimentos mentales de los cuales deducir
las leyes del comportamiento humano, comparables en su simplicidad y estabilidad a las leyes del
movimiento de Newton.
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Los fisiócratas franceses también siguieron los pasos de los filósofos naturales, pero con mayor
tradición cartesiana (de Descartes) que newtoniana. Fueron los primeros estudiosos del
comportamiento humano que vieron la economía como un proceso integrado de transacciones de
mercado causalmente relacionadas y medibles que podía ser explicado en términos de una teoría
general lógica y coherente.
Quesnay por ejemplo intentó representar gráficamente el sistema de leyes naturales que presumía
debían gobernar el orden económico natural.
Los economistas de hoy reconocen dos leyes económicas: las normativas “reglas de juego”, el
cómo deberían comportarse los sujetos; y las regularidades positivas del comportamiento
económico, el predecir o el cómo podría esperarse que se comporten producciones, ingresos,
precios y gastos frente a decisiones institucionales o políticas. Los fisiócratas usaban el “droit
natural” para referirse a ello, pero además agregaban un tercer concepto: las reglas establecidas
por la divina providencia (de Descartes). Los fisiócratas verían el “orden natural” de lo económico
como una situación óptima, donde sus reglas daban criterios útiles para guiar el accionar de los
individuos para maximizar sus intereses.
La mayoría de las escuelas del pensamiento económico parten del supuesto inicial de que la
riqueza de la nación viene de sus recursos naturales: la tierra, fuente de todo (Cantillon).
3)El resto de los agentes del mercado, fabricantes y comerciantes, son improductivos en el proceso
económico.
Los fisiócratas ponen al sistema de producción al frente del análisis dando nuevas perspectivas a
los procesos del crecimiento económico. Y de la distribución de las rentas.
Quesnay, por ejemplo, notó claramente la trascendencia de la inversión del capital en el aumento
de la productividad de la agricultura. Argumentó también que en un libre mercado los productos
agrícolas disminuirían de precio gracias a la competencia, lo cual sería beneficioso para la
comunidad en su conjunto.
La principal conclusión política de los fisiócratas fue que, como la prosperidad nacional dependía
del excedente económico era importante liberar al sector productivo de la economía (agricultores)
de toda presión sobre sus operaciones de comercialización y de toda disuasión de las inversiones
destinadas a incrementar su productividad. Defendieron bajar barreras al comercio internacional y
también las medidas de redistribución de la renta a los más pobres y a los sin hogar, todo con el fin
de ampliar su mercado e incrementar la demanda de productos primarios franceses.
Por su coherencia lógica y complejidad analítica, economistas del siglo XX han comparado el
Tabeau Économique con una moderna tabla de input-output (instrumento econométrico). Allí se
describe la economía de mercado como un sistema coordinado de transacciones medibles
interconectadas.
La metodología matemática aplicada en el Tableau daba credibilidad de que los fisiócratas habían
encontrado el camino hacia un conocimiento económico totalmente válido, para los cartesianos.
Pero hubo un alejamiento de ése racionalismo con influencia de filósofos de la Ilustración como
Voltaire.
En Inglaterra una idea basada en que la agricultura era el único sector productivo no hubiera tenido
seguidores como sí sucedió en Francia, pues los fisiócratas pudieron conceptualizar un sistema
económico y describirlo en un marco analítico preciso donde la política económica era explicada y
justificada. Ello inspiró a Adam Smith a desarrollar un modelo distinto de sistema económico más
acorde a los políticos liberales de fines del siglo XVIII y principios del XIX.
Adam Smith (1723-1790) fue un académico más que hombre de negocios o activista político. Entró
a la Universidad de Glasgow con 14 años y se licenció con 17. En 1746 vuelve a Escocia.
Sus clases sobre cuestiones económicas y su amplio informe sobre la naturaleza y las causas de la
riqueza nacional eran tan solo una parte de un programa de investigación mucho más amplio que
no pudo completar. Se publicaron varias ediciones de sus dos principales obras, pero en 1790 aún
revisaba el “The Theory of Moral Sentiments”, año en que falleció. Aunque para él, las
contribuciones al progreso económico no fueron tan importantes, es reconocido por los
historiadores del pensamiento económico por haber establecido los cimientos de la disciplina de la
economía política. Y aún más, por haber establecido un paradigma para el análisis económico
moderno que aún perdura. Fue muy influyente en su época en la élite instruida, pero hoy día se
sigue un programa de investigación que él lanzó, y justificó un paquete de prescripciones políticas
que hoy están siendo justificadas.
Smith dejó claro que estaba comprometido con un programa de investigación en una rama del
conocimiento, buscando dar consejo útil a los políticos y reconstruir radicalmente el marco analítico
económico sobre el cual argumentaban los escritores de la época. Se refería a la política
económica con dos objetivos: permitir que la gente procure subsistencia, y proporcionar al Estado
ingresos suficientes para los gastos públicos. Busco explicar el “ sistema del comercio” o “ sistema
mercantil, lo que fuera más adelante el mercantilismo, dedicándole cuarta parte de “La riqueza de
las naciones”, y “el sistema de la agricultura”, que atribuía a los fisiócratas, al que dedicó un solo
capítulo. Siempre desde la crítica intentaba transmitir que había un orden subyacente a la economía
capitalista de mercado que tenía una tendencia natural a enriquecer a la gente. Los gobiernos
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preocupados por la riqueza nacional deberían trabajar dentro de ese orden en lugar de fuera de él,
de modo que le permitiera ejercer toda su beneficiosa fuerza. Creía en un sistema económico
autorregulado. Pero no se explica allí su éxito frente a los intelectuales, ya que no planteaba
novedades analíticas ni conceptuales, ni nuevas ideas filosóficas ni nuevas observaciones
empíricas; pero supo aplicar a la ciencia del hombre una metodología científica, a lo que se suma
su habilidad para justificar el comportamiento de los individuos en el mercado o la experiencia del
crecimiento comparativo de las naciones basándose en unas pocas leyes generales o axiomas.
Ideas plasmadas con “orden y conexión correctas” (Steward, su discípulo). Ilustraba sus teorías con
datos comparativos o históricos bien documentados o comprobables. Se centraba en la política
económica y en los conflictos de interés, con optimismo acerca del potencial de una economía
comercial para conseguir mejoras en la calidad y contenido material de los niveles de vida
humanos.
Pero, para los políticos, la característica más atractiva de “La riqueza de las naciones” de Adam
Smith era que daba credenciales científicas al liberalismo económico.
Hasta qué punto Smith realmente aplicó un método científico newtoniano a su investigación sobre la
naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones puede ser debatido. Aceptó una visión
newtoniana del mundo e intentó usar un método científico newtoniano para estudiar el sistema
económico. Partía de dos axiomas o artículos de fé sobre el mundo real: 1) se basaba en
uniformidades y constancias lo suficientemente regulares como para tener la fuerza de leyes de la
naturaleza; y 2) que había sido diseñado y guiado por un creador inteligente. Ambas implican una
armonía sistemática otorgada por un Dios en el funcionamiento del universo. Y que el científico
social debía establecer aquellos principios constantes de la naturaleza humana que eran lo
suficientemente poderosos en sus efectos sobre el comportamiento individual como para constituir
un punto de partida efectivo para un razonamiento deductivo en cadena.
El estudioso de la sociedad podía tomar prestadas las analogías mecánicas desarrolladas por los
científicos físicos para hallar una intencional coherencia en el rompecabezas de pautas del
comportamiento y de los acontecimientos. Como dijo Adam Smith en su “Theory of Moral
Sentiments”: “ La sociedad humana, bajo cierta luz abstracta y filosófica, se nos aparece como una
máquina grande e inmensa cuyos movimientos regulares y armoniosos producen mil efectos
agradables”. Además de la ventaja que el científico social tenía sobre el natural, la no necesidad de
telescopios o laboratorio para confirmar sus teorías de causa y efecto. Las experiencias personales
e históricas están al alcance del estudioso.
El principio fundamental de la naturaleza humana en que Smith basó su modelo del sistema
económico era el principio del interés propio.
El objetivo principal es maximizar las sus propias ganancias de comercio, lo cual generó nuevas
ideas para el liberalismo económico.
Los gobiernos intervienen con frecuencia en los procesos productivos, comerciales perjudicando la
libertad económica.
SMITH insistía en que el empresario capitalista que estaba naturalmente motivado a maximizar sus
beneficios tenía un incentivo permanente a aumentar la producción.
El individuo busca su propio beneficio y no el de la sociedad, haciendo que todo individuo trabaje
para darle a la sociedad un ingreso anual tan grande como se pueda. Esto se asemeja al ejemplo
de la mano invisible donde se favorece un final que no formaba parte de su intención.
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Al buscar promover el desarrollo económico nacional se aumentaba el nivel de la renta nacional per
cápita de la población. Definiendo con esto el foco central del análisis económico.
Smith clasificaba las variables económicas por factor de producción -tierra, trabajo y capital- cuyos
componentes individuales eran actores pertenecientes a la economía de mercado capitalista y
cuyas rentas se suman al valor del producto nacional.
Considero necesario elaborar una teoría que no solo explicará el mecanismo por el cual las
mercancías adquirían su precio de mercado, sino también la justicia teológica de los resultados.
Para investigar cuáles eran los principios que regulan el valor intercambiable de las mercancías,
primero tomó como punto de partida la medida real del valor de las mercancías. En segundo lugar,
cuáles son las partes que lo componen y por último cuáles son las diferentes circunstancias que
hace que su precio se eleve o disminuya.
La respuesta al primer interrogante fue que el precio real es el que la mercancía adopta de manera
natural, cuando el mercado está en un equilibrio competitivo a largo plazo, dado que los
productores suministren la misma cantidad que los consumidores están dispuestos a comprar. A la
segunda contestó diciendo que ni más ni menos que lo suficiente iba a ser el coste. Y para
contestar a la última interrogante explico cambios accidentales en las condiciones de la oferta y la
demanda. Como por ejemplo regulaciones políticas, monopolio, entre otras. Haciendo que el precio
de mercado se mantenga por encima de lo regular.
La característica fundamental de la teoría del valor de Smith era que asociaba un mercado
libremente competitivo con los beneficios de minimizar los precios para los consumidores y
maximizar las ganancias para los productores. Permitiendo que la mano invisible produjera sus
efectos sin ser obstaculizada por la intervención del gobierno o los monopolios.
Smith fue capaz de integrar una teoría del valor con una teoría del crecimiento y utilizar ambas para
apoyar su defensa del liberalismo económico.
Las perspectivas para continuar las mejoras de la producción dependían según Smith de diferentes
interacciones. En primer lugar, la especialización daba lugar a un aumento de la productividad del
trabajo, al incrementar la destreza del trabajador y ahorrar tiempo entre operaciones, conduciendo a
crecientes beneficios, dando más oportunidades de empleo y un mayor alcance de la división del
trabajo. Smith afirmaba que para lograr esto el producto per cápita creciera con mayor
rapidez que el consumo per cápita. Y a su vez acepta la existencia de límites del crecimiento
debido a la escasez de recursos naturales.
Smith logró justificar una visión general de la economía nacional como un sistema autorregulado y
la asoció a una doctrina relativa al papel del estado en dicho sistema.
Aseguraba que había un orden natural en el sistema social. Y eso era lo que quería darles a
entender a los políticos, con el fin de poder asesorar a los futuros gobiernos.
Los principales científicos sociales del mundo han emprendido el análisis del comportamiento
humano y del funcionamiento de la sociedad a partir de dos preguntas clave:
1- Sobre los impulsos que dirigen las acciones humanas
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2- Consecuencias de las motivaciones que no van dirigidas al buen funcionamiento de la sociedad o
al bienestar colectivo.
La importancia de la primera pregunta recae en que el análisis pasa de ‘lo que debe ser’ a ‘lo que
es’. Hasta la Edad Media, la idea predominante era que el comportamiento humano se guiaba por
fines divinos y que toda acción contraria debía erradicarse. Con esto, ‘lo que es’ significaba
legitimar comportamientos que no se ajustan a la ética religiosa.
Maquiavelo abandonó la postura medieval, mientras que la Reforma Protestante eligió una posición
intermedia que Weber consideró fundamental para el nacimiento del capitalismo. El punto fuerte de
la visión protestante reside en el hecho de que evitaba la oposición entre los intereses individuales y
colectivos, conciliando el reconocimiento del papel de los intereses individuales como fuerza para la
acción constructiva y la conservación de un principio de juicio moral. Ésta era una solución
semejante a la que Smith iba a proponer con su defensa simultánea del mercado y de la «moral de
simpatía».
Los motivos de la acción humana se resumen en dos términos, pasiones e intereses. La distinción
apunta a la presencia simultánea, en el comportamiento humano, de elementos instintivos o de
costumbre y de elementos que implican elecciones razonadas, pero que ciertamente no pueden
reducirse a una simple cuestión de maximizar la riqueza o la renta.
Además, las conexiones sociales que se desarrollan entre quienes participan en la economía de
mercado desempeñan un papel civilizador, con cierto control moral sobre las pasiones e intereses
propios. La idea de un papel civilizador del comercio (doux commerce) estaba relacionada a la idea
de un orden social perfectible.
Montesquieu, Condorcet, Paine, Hume y Smith, entre otros, comparten la idea de que en una
sociedad en que el mercado tiene una posición central, no sólo producirá riqueza neta a causa de la
división del trabajo y el progreso técnico, sino que generará un humano “refinado”: honesto, de
confianza, ordenado y disciplinado, etc. Al mismo tiempo, una persona así facilitará el
funcionamiento del mercado.
En el siglo XVIII una interpretación similar predominó con una sociedad basada en la división del
trabajo y el mercado. Esa visión optimista era parte de la cultura de la Ilustración y su fe en el triunfo
de la razón. Sin embargo, la idea de una sociedad progresiva no procede de la esperanza en la
difusión del comportamiento individual guiado por la razón y no por las pasiones. Más bien, el
vínculo operaba de forma opuesta, desde el progreso económico y social, adquirido por una
sociedad dirigida por el espíritu del comercio, y por tanto, por motivaciones individuales, hacia una
creciente civilización cultural en que el interés personal no estaba tan superado, dirigido hacia el
progreso colectivo.
Educado en un entorno cultural que se encontraba entre los más progresistas de la época, en su
obra el doctor holandés abordó algunos temas característicos del pensamiento libertino de los
siglos XVII y XVIII, tratando lo que era visto como un conflicto irreconciliable entre el criterio rigorista
y el criterio utilitarista en las elecciones que conciernen al comportamiento humano.
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La polémica de Mandeville estaba dirigida contra Shaftesbury, autor que también es criticado por
Smith en su “Teoría de los sentimientos morales”. Shaftesbury defendía la idea de una armonía
universal en la que coincidían el Bien y la Belleza. En opinión de Mandeville, el hombre se guía por
lo general por pasiones e intereses que están centrados en sí mismo y no se orientan al bien de la
sociedad.
Sin embargo, el resultado final de una sociedad en la que predomina el comportamiento egoísta
puede ser el bien colectivo: los «vicios privados» pueden convertirse en «virtudes públicas».
El comportamiento egoísta podría llevar, decía Mandeville, pero no llevaría necesariamente al bien
colectivo. Todo dependía de la capacidad de quienes estaban en el poder para explotar la presencia
simultánea de las diferentes pasiones que se hallan en la raíz de la acción humana. Él sostenía que
debemos reconocer la existencia del vicio como una cuestión de hecho, porque sólo de este modo
podremos obtener resultados positivos.
Es en la gran sociedad mercantil donde el comportamiento de los hombres está dirigido por
motivaciones individualistas, que favorecen el progreso de la riqueza y con él, su crecimiento cívico.
. Junto con las leyes, eran importantes la educación y estar acostumbrado a la vida en sociedad,
puesto que por medio de ellas pueden dirigirse las diferentes pasiones hacia el bien colectivo. La
interacción entre las pasiones equilibradas constituía una “mano invisible” que garantizaba el
progreso de la sociedad. Esta mano invisible no era, sin embargo, un resultado necesario de las
acciones individuales: era en sí misma una construcción consciente, a través de la cual se
manifestaban las capacidades de los responsables del gobierno de la sociedad.
Texto 4: Roncaglia, Alessandro (2006): “La riqueza de las ideas : una historia del
pensamiento económico”. Traducción de Jordi Pascual Escutia. Zaragoza : Prensas
Universitarias de Zaragoza. Cap 5
Vida:
-Nació en Escocia en 1723
-A los 14 años empezó la universidad y luego en 1740 comenzó sus estudios en Oxford que luego
de seis años abandonó.
-1718-1751 lecciones públicas de retórica y literatura inglesa
-1751- profesor en Universidad de Glasgow (primero lógica y después Filosofía Moral)
-1759 publica Teoría de los sentimientos morales
-9 de marzo de 1776 publica La riqueza de las naciones
-1778 Smith designado comisionado de las aduanas de Escocia
-Muere en 1790
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individuales). Señalar esta contradicción muestra una lectura simplista de la obra y del ser humano,
en el SXVIII la presencia simultánea de sentimientos contradictorios se consideraba inherente al ser
humano.
Principio moral de la simpatía: “la parte principal de la felicidad humana procede de la conciencia de
ser amado”.
El pensamiento de Smith en base a esto puede resumirse como “cada persona conoce mejor que
cualquier otra sus propios intereses, y entre los intereses de cada una existe el deseo de ser amada
por las demás, y, por lo tanto, el respeto por el bienestar de las demás”.
Smith considera importante una administración de la justicia por parte del Estado como condición
para el funcionamiento de la sociedad y el marco de desarrollo de una economía de mercado.
5 libros:
○ División del trabajo + teoría del valor + distribución de rentas
○ Dinero + acumulación
○ Historia sobre instituciones y economía desde caída del imperio romano
○ Crítica a doctrinas mercantilistas y principios fisiocráticos
○ Papel del estado en la economía, gastos e ingresos públicos
Smith es el primero en explicar los niveles de vida de un país y sus tendencias en base a la división
del trabajo
La “Riqueza de las naciones” se basa en la renta per cápita
Y/N = π L/N (π productividad) -> Riqueza depende de productividad y población económicamente
activa
Para Smith la productividad depende de la dimensión alcanzada por la división del trabajo y esto
depende de la dimensión de los mercados
División del trabajo afecta productividad de tres maneras
○ Mejora en destreza del trabajador
○ Ahorra tiempo perdido en desplazarse de una tarea a otra
○ Surgen nuevas ideas (progreso técnico) por concentración en una tarea
Dimensión del mercado -> si aumenta productividad y aumenta producción el mercado debe poder
absorber este aumento de oferta
Esto explica el liberalismo económico de Smith: los obstáculos el comercio son también para la
división del trabajo y por lo tanto para el aumento de la productividad y el bienestar. El tamaño del
mercado depende de políticas librecambistas.
3 niveles de división: micro (en la empresa), social (en profesiones), macro (en sectores)
Smith consideró una sociedad dividida en tres clases con tres tipos de renta:
○ Trabajadores - salario (de subsistencia por bajo poder de negociación)
○ Capitalistas - beneficio
○ Terratenientes - renta de la tierra
En proceso de desarrollo aumentan rentas y disminuye beneficio por competencia de capitales.
Beneficio + renta de la tierra = excedente total de la economía -> todo lo que no es usado para
recomponer stock inicial (de medios de producción o subsistencia de trabajadores)
Smith atribuye importancia al uso productivo del excedente, es decir en aumento de trabajadores
productivos y medios de producción
3 definiciones de trabajo productivo:
○ Solo bienes y no servicios (criticado por Say)
○ Trabajo que recupera inversión inicial y genera beneficios
○ Cuando el salario sale de la producción y no de las rentas (ej-sirvientes no sería trabajo
productivo)
13
Valor y precios + precios naturales y precios de mercado:
Tres dimensiones
○ la fuente del valor
○ el tema práctico del patrón de valor para comparaciones intertemporales o comparaciones
entre diferentes países
○ Determinación de valores de cambio
Valor de uso como requisito previo a valor de cambio, no considerado como una cantidad
Valor de cambio no se basa en valor de uso
Teoría del valor trabajo - teoría de trabajo necesario exigido para producir una mercancía + trabajo
ordenado - el trabajo ordenado proporciona un número de horas requeridas de trabajo para ganar el
dinero (es un precio relativo)
Además el trabajo ordenado es adecuado para comparar países o etapas en un mismo país
Smith no pretende señalar que el trabajo es lo que le da valor sino que es una forma de medirlo,
sobre todo en una sociedad con división del trabajo
En una sociedad en la que la mayoría no posee los medios de producción el trabajo ordenado no es
una medida del valor de cambio porque el trabajo necesario no tiene en cuenta las rentas y
beneficios que entran en el precio de toda mercancía cuando capitalistas y terratenientes
constituyen clases sociales distintas de la clase trabajadora.
Smith no proporciona una teoría adecuada de valores de cambio.
Se distingue el precio natural (teórico que expresa condiciones de reproducción del proceso
productivo) y precio de mercado (el observado). No tienen porqué ser iguales y en general no lo son
(interpretación de precio de mercado como balance entre oferta y demanda aparece recién con
Mill). El precio de mercado “gravita” en torno al natural.
Para Smith la economía de mercado funciona porque el mercado conecta a unidades productivas
mediante el intercambio. A su vez el mercado genera competencia tanto en el mercado de cada
mercancía (lo que lleva a un precio único) como en el mercado de capitales. Esta competencia es lo
que asegura la coordinación exigida de todos los actores.
Smith no determina en que se basa el precio de mercado pero sugiere unas reglas generales:
○El precio de mercado será mayor que el natural si por algún motivo la oferta es menor que
la demanda efectiva (Smith no dice que Oferta y Demanda determinan el precio pero sí que lo
pueden regular)
○La desviación del precio de mercado con respecto al natural provoca reacciones de
compradores y por ende productores que en la presencia de la libre competencia se resuelve hacia
una situación de equilibrio
Estas reglas dependen mucho de las circunstancias -> no es posible plantear funciones exactas
La noción del precio de mercado como variable teórica es ajena a Smith y la idea de la mano
invisible de mercado es una distorsión de la historia del pensamiento.
14
Estos supuestos determinan no solo la fuente de la división del trabajo sino a su vez una
presuposición natural de la estratificación económica de la sociedad
Característica definitoria de Smith - ser un académico que “que trata de afrontar su objeto de
análisis bajo el estímulo de las pasiones políticas, pero que está suficientemente separado de los
problemas e intereses inmediatos, y que, sobre todo, pone gran cuidado y una enorme cantidad de
tiempo en la definición rigurosa y en la presentación cuidadosa de sus ideas, con una gran
capacidad para mediar entre opiniones y tesis diferentes, al tiempo que capta los elementos
positivos de cada una de ellas”.
Intelectuales conservadores de la época veían a Smith (y Hume) como subversivo peligroso -> no
veían diferencia entre liberalismo político y económico
Stewart reinterpreta el pensamiento Smithiano basandose en la distinción entre liberalismo
económico y político: tesis políticamente progresista (necesidad de luchar contra las
concentraciones de poder de cualquier tipo) se transformó en una tesis conservadora (dejar la
máxima libertad de acción a los empresarios)
Mejor entendimiento del liberalismo de Smith se refleja en el 4to libro de Riqueza de las naciones
en el que crítica al mercantilismo como una colección de intervenciones del Estado (Restricciones
sobre las importaciones, apoyo a las exportaciones, tratados que establecen preferencias
comerciales, colonias)
Smith prefiere que el gasto público se financie mediante impuestos, más que por medio de deuda
pública; y se exponen los cuatro principios que se han convertido en canónicos: imposición
proporcional, certidumbre, comodidad del pago y economía en la recaudación.
Smith es un liberal pragmático: crítica a instituciones feudales y Estado absolutista, concentración
capitalista de poder económico, desconfía de negociantes a establecer monopolios
Muchas veces se señala una contradicción entre el libro 1 y el 5 en cuanto a la división del trabajo.
En el libro 5 se expresa que la división del trabajo puede llevar a “todo lo estúpido e ignorante que
puede ser una criatura humana”. No hay una contradicción, simplemente analiza todas las partes y
propone a la educación como contrapunto a esto.
Smith consideraba que era imposible la superación de la división del trabajo (a diferencia de Marx).
Se concibe como un proceso continuo, sin que pueda verse una «salida» de la estructura de las
economías de mercado y una superación de sus límites y defectos, como el trabajo obligatorio y la
desigualdad de las condiciones sociales
Texto 5: Roncaglia, Alessandro (2006): cap.7 pags. 245-267 (Ricardo); cap 6 217-225
(Malthus)
-Capítulo 6: Malthus
La "Revolución Gloriosa" inglesa de 1688 fue un cambio político importante que no causó una
ruptura drástica en las instituciones existentes y se llevó a cabo sin mucha violencia. Por otro lado,
la Revolución francesa de 1789 y su radicalización posterior plantean dos cuestiones
fundamentales para los científicos sociales. En primer lugar, ¿puede un cambio en las instituciones
conducir a una sociedad mejor, especialmente en términos de calidad de vida y funcionamiento
económico? En segundo lugar, si el cambio implica violencia y derramamiento de sangre, como fue
el caso de la Revolución francesa, ¿justifican estas consecuencias los beneficios que se pueden
obtener?
15
En el siglo XVIII, la corriente de pensamiento de la Ilustración dio una respuesta relativamente
positiva a la primera pregunta, argumentando que la intervención de gobernantes benevolentes
guiados por la razón podía promover el progreso social. Sin embargo, la segunda pregunta no fue
un tema relevante para los defensores de la Ilustración, quienes generalmente aceptaban el poder
absoluto de las monarquías nacionales y se limitaban a proponer intervenciones económicas y
políticas sociales.
La tradición de la Ilustración escocesa también respaldó los cambios institucionales, como la lucha
de Adam Smith contra los vestigios del feudalismo. Sin embargo, no se trataba de diseñar
instituciones ideales de antemano, sino de indicar posibles mejoras en las existentes. La confianza
en la razón estaba matizada por la idea liberal de que cada individuo es el mejor juez de sus
propios intereses, así como por una visión realista pero optimista de la naturaleza humana, que
generaba cierto escepticismo sobre las capacidades y motivaciones de los gobernantes. Esto
implicaba desconfianza, e incluso hostilidad, hacia los proyectos de cambio revolucionario basados
en modelos teóricos de sociedades ideales.
Condorcet, filósofo y matemático, argumentaba que los problemas sociales no eran producto de las
fuerzas naturales, sino de las instituciones humanas. Sostenía que las reformas institucionales
podían influir en el progreso económico y social, respaldando la educación universal y planes de
seguro colectivo. Sin embargo, figuras como Condorcet fueron víctimas del Terror durante la
Revolución francesa, ya que el extremismo utópico consideraba al reformismo moderado como un
enemigo.
Por otro lado, Thomas Robert Malthus adoptó una visión diferente. Fue un ministro de la Iglesia
anglicana y profesor de historia y economía política. Su obra más famosa fue "Ensayo sobre el
principio de población", publicado en 1798, donde argumentaba que el crecimiento de la población
está limitado por la disponibilidad de recursos. Sostenía que el crecimiento poblacional excesivo
conduciría a una disminución de los salarios y a un empeoramiento de las condiciones de vida de
los trabajadores. Malthus también mencionaba la castidad, la continencia y la anticoncepción como
posibles formas de controlar la población.
Las ideas de Malthus tuvieron un impacto significativo y fueron utilizadas por otros economistas,
como David Ricardo, para respaldar la teoría de los salarios y la ley de bronce de los salarios, que
establece que el salario tiende a mantenerse alrededor del nivel de subsistencia. Sin embargo, se
argumentó que estas ideas no tenían en cuenta el progreso tecnológico y que una proporción
decreciente de la población podía producir suficientes alimentos para una población en crecimiento.
Malthus sostenía que los intentos de mejorar la situación de los trabajadores eran inútiles y que solo
los "frenos preventivos" al crecimiento de la población, como el temor a la pobreza, podrían tener un
efecto positivo. Sus ideas entraron en conflicto con la tradición reformista que defendía la
esperanza de mejorar las condiciones de vida como incentivo para el trabajo.
A pesar de las críticas, las ideas de Malthus dominaron la economía política clásica y contribuyeron
a una visión pesimista sobre el progreso y las condiciones de vida de las clases trabajadoras. La
economía política se ganó la reputación de ser una "ciencia lúgubre" debido a su enfoque en teorías
abstractas que sugerían la imposibilidad de un progreso duradero.
La "ley de Say" es una teoría económica enunciada por el economista francés Jean-Baptiste Say en
1803. Según esta ley, la oferta crea su propia demanda, lo que significa que la producción de
bienes y servicios genera automáticamente la demanda necesaria para absorber esa producción.
Say formuló esta ley como crítica a ciertos aspectos de la doctrina fisiocrática que se oponían al
papel del ahorro y la acumulación en el crecimiento económico.
Say estableció su ley en su obra "Traité d'économie politique" en 1803, donde también presentó una
teoría del valor basada en la utilidad y el equilibrio entre oferta y demanda. Esta ley fue aceptada
por muchos economistas de la escuela clásica, como James Mill, Torrens, McCulloch, Ricardo y
John Stuart Mill. La versión más fuerte de la ley, que establecía una identidad ex ante entre la
demanda y la oferta agregadas, se asoció comúnmente con la "escuela ricardiana".
17
En su versión original, la ley de Say tenía como objetivo reafirmar dos tesis presentes en la obra de
Adam Smith. La primera tesis afirmaba que el progreso técnico podía llevar a un desarrollo de la
producción a largo plazo y mejorar el nivel de vida de la población, generando así un crecimiento
paralelo de la demanda. La segunda tesis sostenía que el crecimiento era favorecido por el ahorro y
la inversión, en lugar de un consumo improductivo.
Say argumentaba que el dinero no era demandado en sí mismo, sino sólo como medio para adquirir
bienes. Por lo tanto, sostenía que la oferta agregada siempre sería igual a la demanda agregada y
que no podría haber una crisis general de sobreproducción. Sin embargo, autores como Sismondi,
Malthus y Lauderdale criticaron las versiones más radicales de la ley de Say, argumentando la
posibilidad de crisis generales de sobreproducción.
Esta crítica fue seguida por otros economistas ricardianos, como Robert Torrens y John Stuart Mill,
quien argumentó en sus ensayos que existían desequilibrios a corto plazo entre la oferta y la
demanda total de bienes. Estos planteamientos influyeron posteriormente en las teorías de Marx y
Keynes, quienes se opusieron directamente a la ley de Say tal como se había interpretado en la
tradición marginalista.
-Capítulo 7: Ricardo
David Ricardo nació en Londres en 1772 en una familia judía sefardí. A pesar de las tradiciones
familiares, David estudió en Ámsterdam durante su adolescencia y luego regresó a Londres para
trabajar en la bolsa con su padre. Sin embargo, su matrimonio con una joven cuáquera en contra de
la voluntad de su familia lo llevó a ser repudiado y a buscar su propio camino en los negocios.
Su trabajo en la bolsa lo llevó a interesarse en las vicisitudes económicas del país. Durante sus
vacaciones en Bath en 1799, leyó "La riqueza de las naciones" de Adam Smith, lo cual tuvo un
impacto significativo en su desarrollo intelectual. Aunque no era un erudito, Ricardo poseía una
mente lógica y una inteligencia aguda. Su interés analítico se centró en los eventos económicos de
su época, los debates que surgieron a su alrededor y la obra de Smith.
Entre sus publicaciones más destacadas se encuentra su ensayo sobre la influencia de un bajo
precio del grano en los beneficios del capital, publicado en 1815, que recibió una respuesta positiva.
Sin embargo, su obra principal fue "Principios de economía política y tributación", publicada en
1817, que lo estableció como una figura importante en la élite político-cultural de su tiempo.
Ricardo abordó temas monetarios, fiscales y de deuda pública en sus escritos y actividades
parlamentarias. Propuso reformas en el sistema bancario y la introducción de impuestos sobre la
riqueza para reembolsar la deuda acumulada durante las guerras napoleónicas. Su legado científico
fue inicialmente disipado después de su muerte, pero su importancia fue redescubierta con la
edición en diez volúmenes de sus obras y correspondencia realizada por Sraffa entre 1951 y 1955.
18
Esta edición rigurosa de sus escritos permitió limpiar el campo de malas interpretaciones y revelar
nuevas discusiones interpretativas que aún hoy son relevantes en el debate teórico sobre la teoría
del valor y la distribución. Aunque en su época se cuestionó su relevancia, Ricardo fue reconocido
como una figura clave en la economía política clásica y su legado continúa siendo objeto de estudio
y debate en la actualidad.
Ricardo considera una sociedad basada en la división del trabajo, con dos amplios sectores, la
agricultura y las manufacturas, y tres clases sociales —trabajadores,capitalistas y terratenientes—
con tres categorías de renta: salarios, beneficios y rentas. Según Ricardo, los salarios corresponden
en general al consumo de subsistencia de los trabajadores empleados en el proceso productivo, y,
por lo tanto, constituyen una parte de los gastos necesarios de la producción; las rentas y los
beneficios corresponden al excedente, es decir, a aquella parte del producto de la que puede
disponerse una vez que se hayan reconstituido las existencias iniciales de medios de producción y
medios de subsistencia para los trabajadores empleados en la producción. Mientras que los
terratenientes asignan sus rentas a consumos de lujo, los capitalistas se ven inducidos por la
competencia a invertir prácticamente la totalidad de sus beneficios. Por lo tanto, el desarrollo
económico procede de la acumulación, realizada por los capitalistas sobre la base de sus
beneficios.
Ricardo no parte de Adam Smith en las líneas amplias de su construcción analítica. Ricardo tiene
una mente analítica, con una necesidad innata de rigor lógico y de precisión, que le llevan a
construir un edificio analítico perfilado con meticulosidad, aun a costa de excluir del análisis algo
que no considera directamente relevante para el problema sometido a consideración.
Ricardo, por su parte, proyectó el foco principal sobre la distribución del excedente entre rentas y
beneficios. Éste era ciertamente un tema central, dado que en la visión de Ricardo la parte de la
renta que va a los beneficios constituye el factor decisivo en la determinación del ritmo de la
acumulación de capital en la economía.
Ante todo, necesitamos clarificar en qué sentido puede atribuirse a Ricardo el supuesto de unos
niveles de producción dados. Este supuesto procede de su aceptación de la «ley de Say». Para
Ricardo el nivel de producción está dado en cualquier momento del tiempo, siendo determinada la
cantidad que puede producirse, dada la capacidad de producción disponible, por el proceso de
acumulación de capital.
El problema de la renta, por lo tanto, se resuelve con la teoría de la renta diferencial: una teoría que
con frecuencia se atribuye a Ricardo pero no se debería. Según esta teoría, la renta de las tierras
más fértiles corresponde a la reducción en los costes por unidad de producto, en comparación con
los costes computados en las tierras menos fértiles.
La renta de las tierras cultivadas menos fértiles es nula y, por lo tanto, no entra en el coste de
producción. Así, los beneficios resultan ser una magnitud residual, es decir, aquella parte del
excedente que no es absorbida por la renta. Hemos visto que el crecimiento económico procede de
la acumulación, y, por lo tanto,de los beneficios; por consiguiente, todo lo que reduzca los
19
beneficios constituye un obstáculo para la acumulación. Si suponemos dado el tamaño del
excedente, entonces los beneficios disminuyen cuando aumenta la renta de la tierra.
Según Ricardo, ceteris paribus, esto se produce automáticamente debido al propio desarrollo
económico: el crecimiento de la economía viene acompañado por el crecimiento de la población, lo
que significa un aumento del consumo de alimentos, y, por lo tanto, de la demanda de productos
agrícolas. Esto provoca a su vez la expansión de los cultivos. Supongamos que las tierras que se
ponen en cultivo son más fértiles que las que se dejan sin cultivar. A medida que se ponen tierras
en cultivo, la menos fértil entre las cultivadas, es decir, la llamada «tierra marginal» por cuyo uso no
se paga ninguna renta, resulta ser cada vez menos fértil. Por lo tanto, los beneficios obtenidos en la
tierra marginal disminuyen, debido al aumento de los costes unitarios del producto. Las rentas
aumentan en las tierras ya cultivadas, y en consecuencia disminuyen los beneficios de los
granjeros. Esta disminución de los beneficios se transmite de la agricultura a las manufacturas, a
través del aumento de precio de los productos agrícolas, y, por lo tanto, de los salarios. Todo ello
frena la acumulación.
Las importaciones de grano extranjero son la mejor manera de hacer frente al aumento de la
demanda de alimentos debido al aumento de la población. En efecto, las importaciones hacen
posible que se evite poner en cultivo nuevas tierras, menos fértiles, con el consiguiente aumento de
la renta y disminución de los beneficios y del ritmo de la acumulación. Así, resulta oportuno eliminar
todos los obstáculos —tales
como derechos aduaneros— a la importación de productos agrícolas.
Ricardo demostró que las ventajas del comercio internacional proceden de las mejoras en la
tecnología productiva para el conjunto de los países implicados en el comercio que permite la
división internacional del trabajo.
El tipo de beneficio lo que está en el centro del edificio analítico de la economía política clásica
construido por Ricardo.
Primero, que en una sociedad capitalista guiada por la competencia, en la que los capitalistas son
libres de trasladar sus capitales de una inversión a otra, el rendimiento de los fondos invertidos en
los distintos sectores —el tipo de beneficio— debe ser más o menos igual. Por lo tanto, el tipo de
beneficio regula el esfuerzo que dedica la sociedad a la producción de las diferentes mercancías, y
es este mecanismo competitivo, basado en la tendencia a un tipo uniforme de beneficio, lo que
asegura que las cantidades de las diferentes mercancías producidas corresponden más o menos a
las cantidades vendidas en la economía.
Segundo, el tipo de beneficio es también —con los supuestos adoptados por Ricardo— un indicador
del ritmo potencial de crecimiento de la economía. De hecho, por definición es igual a la relación
entre los beneficios y el capital adelantado; suponiendo que los beneficios se inviertan en su
totalidad, tal relación es igual a la que existe entre la inversión y el capital adelantado, o en otras
palabras, a la tasa de acumulación. Además, si prescindimos del cambio técnico (incluidos los
rendimientos no constantes a escala) y suponemos que se utiliza completamente la capacidad
productiva disponible, vemos que el tipo de beneficio es igual a la tasa de crecimiento de la renta
nacional.
20
A decir verdad, Ricardo no ilustró explícitamente estas relaciones, pero ellas expresan de forma
analítica la esencia de su pensamiento (en particular, el «modelo ricardiano» de Pasinetti, 1960,
seguido de una amplia literatura, se basaba en ellas). Además, está claro que para Ricardo explicar
si, y por qué, el tipo de beneficio tiende a disminuir a lo largo del proceso de desarrollo, y localizar
los factores que pueden contrarrestar esta tendencia, significa explicar el ritmo de desarrollo de la
economía.
Por estas dos razones —su papel en la regulación del funcionamiento competitivo de la economía
capitalista y en el proceso de desarrollo económico—, la determinación del tipo de interés
constituye un aspecto central del edificio analítico de Ricardo.
Malthus había objetado a Ricardo que «en ningún caso de producción [por lo tanto, ni siquiera en el
sector agrícola], es el producto exactamente de la misma naturaleza que el capital adelantado».En
otras palabras, Ricardo no podía sortear tan alegremente el problema del valor determinando el tipo
de beneficio como relación entre diferentes cantidades físicas de la misma mercancía, puesto que
en cualquier proceso productivo los medios de producción que se utilizan son heterogéneos entre sí
y con respecto al producto.
Según la teoría del valor-trabajo incorporado para explicar los precios relativos, la relación de
intercambio entre dos mercancías se corresponde con la relación entre las cantidades de trabajo
directa e indirectamente requeridas para producir cada una de ellas.
Ricardo extendió la aplicación de la teoría hasta incluir también a las economías capitalistas,
suponiendo que para cada mercancía la suma de beneficios y rentas que había que añadir al coste
del trabajo para llegar al precio es aproximadamente proporcional a la cantidad de trabajo empleada
en el proceso productivo.
Gracias a la teoría del valor-trabajo, Ricardo podía medir tanto el producto como los medios de
producción y subsistencia en términos homogéneos, como las cantidades de trabajo empleadas en
su producción.
La relación entre los beneficios y el capital adelantado, expresados ambos como cantidades de
trabajo, se define una vez más como una relación entre diferentes cantidades físicas de una
magnitud (tiempo de trabajo).
El tema del valor aparece resuelto de una manera que Ricardo consideraba aceptable para sus
fines, pero que descansaba en unas simplificaciones drásticas e irreales.
Según Ricardo, los precios relativos determinados como la relación entre las cantidades de trabajo
directa e indirectamente requeridas para producir las diferentes mercancías, violan la condición de
un tipo uniforme de beneficio en los distintos sectores de la economía por tres razones:
Dicho de modo más preciso, si para cada mercancía elegimos como patrón de medida la cantidad
de ella que requiere una hora de trabajo para su producción, a fin de asegurar la uniformidad del
tipo de beneficio en los diferentes sectores, el beneficio por unidad de producto tendrá que ser
21
superior en los sectores caracterizados por una mayor duración del proceso productivo, o por una
mayor relación entre el capital fijo y circulante, o por una mayor duración del capital fijo.
La «teoría de la suma de los componentes»: El defecto de esta teoría radica en el supuesto de que
el tipo de salario, la renta y el tipo de beneficio son independientes entre sí: sólo en este caso, de
hecho, puede calcularse el precio sumando los tres componentes.
Además, en tal caso un aumento en una de las tres variables distributivas se traduce
automáticamente en un aumento correspondiente del precio natural del producto. Éste es
precisamente el punto que Ricardo no aceptó, en línea con su tesis básica de la oposición entre
rentas y beneficios. Una vez más fue Malthus quien criticó la excesiva simplicidad del supuesto de
Ricardo. Éste último aceptó las críticas, aunque sosteniendo que no afectaba en lo sustancial a su
posición.
En la tercera edición de los Principios y especialmente en su último trabajo, «Valor absoluto y valor
de cambio», Ricardo se refirió a una «mercancía promedio» . Si tomamos tal mercancía como
nuestro patrón, las variaciones en los precios de las otras mercancías, aumentando algunos y
disminuyendo otros, se compensan. Así tenemos la ventaja de que el producto nacional no varía de
tamaño cuando cambia la distribución de la renta, lo cual introduce el hecho de que el aumento en
una de las cuotas distributivas (por ejemplo, la de las rentas) tiene que ser compensado en otra (por
ejemplo, la de los beneficios).
Sin embargo, está claro que tal elección no elimina las «complicaciones» relacionadas con la teoría
del valor: para verificar si los aumentos y disminuciones en los precios de las diferentes mercancías
se compensan exactamente (un punto por el que no se preocupó Ricardo) necesitamos formular
una teoría de las relaciones de cambio que sea adecuada, teniendo en cuenta la condición de
uniformidad del tipo de beneficio en los diferentes sectores.
Frente a estas dificultades, el camino que siguió Ricardo en su búsqueda de una «medida invariable
del valor» parece un callejón sin salida.
El problema del valor se resolvería entonces, adoptando este enfoque, si fuera posible encontrar
una medida exacta de la dificultad de producción. No existe ninguna sociedad que esté desprovista
de instituciones sociales, y la idea de un valor absoluto, basada exclusivamente en fundamentos
naturales, es por lo tanto una quimera.
Es en los valores de cambio donde hallan su expresión las relaciones entre los agentes
económicos, en una sociedad basada en la división del trabajo. En efecto, en todas las sociedades
humanas históricamente documentadas los elementos institucionales y sociales que gobiernan la
red de intercambios determinan las reglas del juego; las relaciones de intercambio, como expresión
de esas reglas, deben obviamente reflejar una variedad de elementos, tanto técnicos como
institucionales.
22
Texto 6. Backhouse, Roger (2002). The Penguin History of Economics. Penguin
Books. p. 156 a 164
La riqueza de las naciones de Smith resultaba inseparable de la filosofía moral cuando la Iglesia ya
no pudo dar respuestas sobre cómo debía organizarse la sociedad. Por tanto, el punto de vista de
Smith debe verse como respuesta a Mandeville, Hobbes, los fisiócratas y los mercantilistas. Luego
de la muerte de Adam Smith y de la fuerte relevancia de “La riqueza de las naciones”, la economía
política se separó de la filosofía moral. Adquirió un carácter más científico sin hacer referencia a
una deidad.
Para comprender esta transición resulta importante mencionar que la disciplina económica siempre
estuvo fuertemente ligada a la política y que el contexto cambió drásticamente en este período:
1) Relación entre Gran Bretaña y las colonias americanas (políticas comerciales y fiscales)
Nunca se cuestionó la necesidad de apoyo público hacia ancianos, enfermos y niños. El "Sistema
Speenhamland", introducido en la década de 1790, implicaba el pago de asignaciones vinculadas al
precio del pan a personas que ganaban salarios bajos. Estos pagos se financiaron con los
impuestos locales y suscitaron gran controversia. Algunas personas argumentaron que el sistema
deprimía los salarios, exacerbando la posición de los pobres en lugar de aliviarla.
Una figura clave en la transición desde la filosofía moral de Hume y Smith, a la economía política
clásica fue Malthus.
En la década de 1790 los radicales Godwin y el marqués de Condorcet argumentaron que la
propiedad privada era la raíz de los males sociales y que los recursos debían repartirse de forma
equitativa para conllevar a un nivel de vida digno para todos.
Sin embargo, para Malthus en su libro “Ensayo sobre el principio de la población” la propiedad
privada, lejos de ser una fuente de daño, resultaba esencial. De acuerdo a Malthus, dar dinero a los
pobres no mejoraría su condición a menos que alguien más estuviera dispuesto a consumir menos,
ya que no tendría ningún efecto sobre la cantidad de recursos disponibles. Además, cualquier
medida de “alivio” a los pobres aumentaría la dependencia de los mismos del Estado. Malthus se ha
asociado más ampliamente con el argumento de que existe una tendencia continua de la población
a superar los recursos. La población estaba contenida por dos tipos de controles: los controles
preventivos, que servían para bajar la natalidad, y los controles positivos, que elevaban la tasa de
23
mortalidad. Sin embargo, aunque Malthus suavizó la línea dura adoptada en el Ensayo original,
nunca compartió el optimismo de Godwin o Condorcet, porque no concordaba con la creencia en la
bondad de la naturaleza humana.
Malthus, por lo tanto, estaba operando dentro de la esfera de la filosofía moral del siglo XVIII.
Aunque no estaba de acuerdo con las conclusiones de Godwin y Condorcet, compartía con ellos la
creencia en la razón y se presentaba aplicando los principios newtonianos sobre la política. Durante
su propia vida, el término 'malthusiano' llegó a usarse como un término de abuso, refiriéndose a la
perspectiva materialista y espiritualmente empobrecida de lo que también se llamó 'economía
política moderna'. El término "economista" pasó a denotar a alguien con un enfoque identificable de
la política y un corazón duro.
La Riqueza de las Naciones, con su optimismo sobre las perspectivas de crecimiento, ofreció poca
orientación a los políticos que enfrentaban los problemas de tiempos de guerra. Malthus reorientó la
economía política para responder a estos problemas y, al hacerlo, ayudó a sentar las bases de la
economía política clásica. Sin embargo, continuó trabajando dentro de la tradición del siglo XVIII en
la que la economía política estaba íntimamente ligada a la ciencia de la moral y la política. Otros
economistas, aunque reconocían una deuda igualmente grande con la Riqueza de las Naciones, no
compartían esta perspectiva y buscaban convertir la economía política en una ciencia secular.
Después de Adam Smith, la principal influencia sobre los economistas clásicos fue Jeremy Bentham
(1748-1832). Su utilitarismo surgió de la tradición de la ley natural, aunque Bentham rechazó esta
idea. Los códigos morales no reflejaban las leyes naturales, sino que surgieron para servir a las
necesidades de la sociedad. Las leyes civiles, necesarias para proporcionar reglas por las que se
rija la conducta, deben basarse en códigos morales, pero ambos pueden quedar obsoletos y deben
modificarse. El estándar por el cual se deben juzgar las reglas morales y las leyes civiles era el
"principio de utilidad": la maximización de la satisfacción de los individuos que componen una
sociedad.
Bentham escribió sobre cuestiones económicas, reconociendo su deuda con Smith, pero su
principal influencia fue indirecta, a través de sus seguidores, los Philosophic Radicals. Entre estos,
los más eminentes fueron James Mill, David Ricardo y John Stuart Mill (hijo de James Mill). Los
radicales filosóficos participaron activamente en la política, utilizando el utilitarismo como base para
criticar las instituciones de la sociedad y defender políticas de reforma. Según los estándares de la
época, eran auténticos radicales, aunque sus esquemas estaban muy alejados del socialismo de
Godwin y Condorcet. Sin embargo, aunque James Mill y Ricardo estaban cerca de Malthus en
muchos temas (Ricardo y Malthus eran amigos cercanos, debatían constantemente sobre temas
económicos), no compartían su compromiso con la economía como ciencia moral. Para ellos la
24
economía era economía política, pero buscaban hacer de ella una disciplina rigurosa que ofreciera
conclusiones tan ciertas como las que ofrecía la geometría euclidiana.
La Economía Ricardiana
La economía ricardiana fue una respuesta a la situación en Gran Bretaña durante las guerras
napoleónicas (1804-1815), cuando el precio del maíz (trigo) y las rentas agrícolas aumentaron
drásticamente y se amplió el margen de cultivo.
Ricardo trató de demostrar dos proposiciones: que, contrariamente a lo que había argumentado
Smith, los intereses de los terratenientes se oponían a los intereses del resto de la sociedad, y que
la única causa de una tasa de ganancia decreciente era la escasez de tierra cultivable.
El sistema de Ricardo descansaba sobre tres pilares: una perspectiva smithiana sobre el vínculo
entre la acumulación de capital y el crecimiento, la teoría malthusiana de la población y la teoría de
la renta diferencial.
La teoría se basaba en dos supuestos: que diferentes parcelas de tierra eran de diferente fertilidad,
con el resultado de que aplicarles el mismo trabajo y capital produciría diferentes cantidades de
maíz, y que la tierra agrícola no tendría uso alternativo. La competencia aseguraría que las parcelas
de tierra cultivadas menos fértiles no ganaran renta: el maíz producido se vendería por ingresos
suficientes para cubrir los costos de producción, con el resultado de que no quedaría nada para el
propietario. Si hubiera un excedente, se podrían cultivar más tierras; si no se cubren los costos, la
tierra no se cultivará.
Las demás parcelas de tierra, debido a que por definición deben ser más fértiles, producirían un
excedente. Siendo el dueño de la tierra, el propietario podría exigir este excedente como renta. El
resultado fue que la renta surgió como el excedente ganado por la tierra que era más fértil que la
tierra menos fértil bajo cultivo. La teoría de la renta diferencial explicaba la parte del ingreso
nacional que recibían los terratenientes.
Luego se utilizó la teoría de la población de Malthus para explicar la parte del ingreso que reciben
los trabajadores. Si bien los salarios podrían subir por encima o caer por debajo de este nivel si la
población crecía o disminuía, estaban vinculados, a largo plazo, a la tasa de salario de subsistencia.
Las altas ganancias alentarían a los capitalistas a invertir, elevando el stock de capital. Esto
aumentaría la demanda de mano de obra, manteniendo altos los salarios y provocando el
crecimiento de la población. Sin embargo, a medida que crecía la población, también lo hacía el
precio del maíz, por lo que el margen de cultivo se ampliaría: se cultivaría más tierra y las parcelas
ya cultivadas se cultivarían más intensamente. Mientras esto sucedía, las rentas aumentarían,
consumiendo las ganancias. Esta caída de los beneficios provocaría una caída de la tasa de
acumulación de capital y, por tanto, de la tasa de crecimiento. A medida que se acumulaba el
capital, las rentas subían pero las ganancias caían. Dado que el capital creaba empleo, esto
también era malo para los trabajadores.
El papel de la demanda
En este fragmento se aborda la crítica dirigida a Marx por supuestamente haber ignorado el papel
de la demanda, es decir, las necesidades y deseos de los consumidores, en la determinación de las
relaciones de valor cuantitativo. Se argumenta que esta crítica carece de importancia cuando se
limita la discusión a una sociedad de producción simple de mercancías, como la de los cazadores
mencionada por Adam Smith. En este tipo de sociedad, donde las proporciones de intercambio se
determinan principalmente por el tiempo de trabajo requerido para producir cada mercancía, las
necesidades del consumidor no desempeñan un papel relevante en la determinación de los valores
de equilibrio.
Sin embargo, se reconoce que el problema del valor cuantitativo es más amplio que simplemente
las proporciones de intercambio, y también incluye la asignación cuantitativa de la fuerza de trabajo
en diferentes esferas de producción en una sociedad de productores de mercancías. En este
sentido, se argumenta que las demandas del consumidor no pueden ser ignoradas.
Como por ejemplo, si los castores se utilizan únicamente para hacer sombreros de pelo y los
ciervos son la fuente principal de alimento de la comunidad, se requerirá más fuerza de trabajo para
la caza de ciervos que para la caza de castores. Por lo tanto, al estudiar tanto las proporciones de
intercambio como la distribución del trabajo, es necesario considerar dos tipos de información: el
costo relativo en trabajo de los castores y los ciervos, y la intensidad relativa de la demanda de
cada uno. Con estas dos clases de información, se puede determinar un equilibrio económico
general en esa sociedad en particular. Se menciona que el equilibrio económico general se define
como el estado de cosas que se establece si no hay cambios en las condiciones básicas. Este
equilibrio no solo determina el valor relativo de las mercancías, como el castor y el ciervo, sino
también las cantidades producidas de cada una y la distribución de la fuerza de trabajo de la
sociedad.
Cuando se piensa en la teoría del valor cuantitativo en este sentido amplio, no se puede excluir las
necesidades del consumidor. Es exactamente aquí, sin embargo, donde no se puede sostener con
éxito el cargo que se hace a Marx de ignorar la demanda. Ya que Marx reconocía claramente el
papel que juega la demanda en la determinación del trabajo social, en el conjunto de su teoría
26
sistemática, se ocupó de este factor breve y casualmente. Hay dos razones fundamentales que
explican la visible indiferencia de Marx:
En primer lugar, se argumenta que bajo el capitalismo, la demanda efectiva no es solo una cuestión
de las necesidades de los consumidores. Lo más importante es la cuestión básica de la distribución
del ingreso, que refleja las relaciones de producción y la estructura de clases de la sociedad. Marx
sostenía que la "demanda social", que regula el principio de la demanda, está condicionada por las
relaciones entre las diferentes clases económicas y sus posiciones relativas. Para comprender la
oferta y la demanda, es necesario investigar previamente la base en la que se sustentan estas
relaciones.
Marx desestimó en cierta medida las necesidades de los consumidores en su enfoque del cambio
económico, considerando que los factores subjetivos juegan un papel esencialmente pasivo en
dicho proceso. Los economistas ortodoxos, aunque abordan el problema del valor a través de una
teoría de la opción de los consumidores, también reconocen la primacía de la producción y la
distribución del ingreso en la evolución económica.
Se menciona que la ley del valor resume las fuerzas que regulan las proporciones de intercambio,
la cantidad producida y la asignación de la fuerza de trabajo en una sociedad de productores
privados que satisfacen sus necesidades a través del intercambio.
La ley del valor se basa en la productividad del trabajo en diferentes ramas de producción y en las
necesidades sociales modificadas por la distribución del ingreso. También se menciona que las
fuerzas equilibradoras de la oferta y la demanda en el mercado son parte de las fuerzas actuantes
en la ley del valor.
Se destaca que una de las funciones principales de la ley del valor es mostrar que, a pesar de que
las decisiones no se toman de manera centralizada y coordinada, existe un orden en la asignación
del esfuerzo productivo y en la cantidad producida de diferentes mercancías.
Se plantea que en una sociedad en la que la asignación de la actividad productiva está sujeta a un
control consciente, la ley del valor pierde relevancia y su lugar es ocupado por el principio de la
planificación. Se menciona que en una sociedad socialista, la teoría de la planificación debería
ocupar la misma posición básica que la teoría del valor en una sociedad capitalista.
Precio de monopolio
Se destaca que las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no están sujetas a reglas
generales, a diferencia de las discrepancias entre el precio de producción y el valor. Sin embargo,
este elemento arbitrario en la determinación del precio, bajo condiciones monopolistas, puede ser
analizado e interpretado.
Es importante subrayar que, las relaciones de valor cualitativo en un monopolio no se ven alteradas
pero las de valor cuantitativo sí. Esto significa que la existencia del monopolio en sí misma no
cambia las relaciones sociales básicas de la producción de mercancías, ni la base fundamental de
la teoría del valor de Marx, que sostiene que el valor de una mercancía está determinado por la
cantidad de trabajo abstracto requerido para producirla. Aunque las relaciones cuantitativas
precisas implicadas en la ley del valor dejan de ser válidas bajo condiciones de monopolio, aún es
posible medir y comparar mercancías en términos de unidades de tiempo de trabajo, lo cual es
importante para el análisis y la interpretación de las implicaciones del monopolio en el
funcionamiento del sistema en su conjunto.
PLUSVALÍA Y CAPITALISMO
Y para analizar el capitalismo desde una perspectiva de teoría del valor, es necesario examinar los
rasgos especiales que distinguen esta forma de producción del concepto general de producción de
mercancías.
El capitalismo
Bajo el sistema de producción simple de mercancías, cada productor posee y trabaja con sus
propios medios de producción. Sin embargo, en el capitalismo, la propiedad de los medios de
producción pertenece a un grupo de individuos, mientras que otros realizan el trabajo. Tanto los
medios de producción como la fuerza de trabajo son mercancías, es decir, son objetos de
intercambio y portadores de valor de cambio. Esto implica que no solo las relaciones entre
propietarios, sino también las relaciones entre propietarios y no propietarios, están caracterizadas
28
por relaciones de intercambio. Esta característica es común a la producción de mercancías en
general, pero es específica del capitalismo.
En el contexto del capitalismo, Marx distingue entre dos formas de circulación: la circulación simple
de mercancías (M-D-M) y la circulación del capital (D-M-D'). En la circulación simple de mercancías,
el productor vende sus mercancías para obtener dinero y luego utiliza ese dinero para comprar
otras mercancías que satisfacen sus necesidades. En este caso, el dinero actúa como un medio
para obtener valores de uso.
En contraste, en la circulación del capital, el capitalista comienza con dinero (D), lo utiliza para
comprar fuerza de trabajo y medios de producción (M), y luego, después de un proceso de
producción, vuelve al mercado con un producto que se vende nuevamente por dinero (D'). Aquí, el
dinero no se utiliza directamente para satisfacer necesidades, sino como capital, es decir, como una
forma de inversión para obtener ganancias. Esta diferencia entre D' y D se llama plusvalía y
representa la ganancia del capitalista. La plusvalía es la base objetiva y el incentivo principal de la
circulación del capital y proporciona el motor impulsor de la producción capitalista.
El origen de la plusvalía
La fuerza de trabajo, al ser una mercancía, también tiene un valor que se determina por el tiempo
de trabajo necesario para producir y reproducir esta mercancía especial, que en última instancia
consiste en la producción de los medios de subsistencia necesarios para el mantenimiento del
trabajador. El valor de la fuerza de trabajo se reduce al valor de los medios de subsistencia
requeridos para mantener al trabajador en su estado normal como individuo laborante. Estos
medios de subsistencia varían según las condiciones físicas y las necesidades históricas y
culturales del país.
La clave para comprender la generación de plusvalía radica en la distinción entre trabajo necesario
y trabajo excedente. El trabajo necesario es el trabajo que se requiere para producir los medios de
subsistencia del obrero, y su producto se destina al trabajador como salario. Por otro lado, el trabajo
excedente es el trabajo que excede lo necesario para la reproducción del obrero y es apropiado por
el capitalista como plusvalía. El capitalista se beneficia de la diferencia entre el valor creado por el
trabajador y el salario que le paga.
29
Es importante destacar que la existencia de trabajo necesario y trabajo excedente no es exclusiva
del capitalismo, ya que se encuentra presente en diversas sociedades. Lo que distingue al
capitalismo es la forma específica en que se lleva a cabo esta explotación, es decir, la producción
de plusvalía a través de la relación entre capital y trabajo asalariado.
Valor Total = c + v + p
Esta formulación del valor de una mercancía puede extenderse y aplicarse al análisis del valor total
de la producción durante un período determinado, ya sea de una empresa o de toda la economía.
En segundo lugar, si extendemos esta fórmula para abarcar toda la economía, proporciona un
marco conceptual para el manejo de lo que se conoce como ingreso nacional. Sin embargo, es
importante tener en cuenta las diferencias entre los conceptos marxistas de ingreso y los utilizados
por los investigadores modernos. Mientras que los investigadores modernos suelen incluir en el
ingreso nacional bruto la suma de V + P más la depreciación del capital fijo, y el ingreso nacional
neto a V + P. En "entrada bruta" Ricardo, por ejemplo, se asemejaría al ingreso neto moderno (V +
P), mientras que la "entrada neta" se refiere únicamente a la plusvalía, es decir, la suma de
ganancias y renta.
La tasa de la plusvalía
Tasa de plusvalía: p´ = p / v
Esta es la forma capitalista de lo que Marx llama tasa de explotación, es decir, la proporción de
trabajo excedente con respecto al trabajo necesario.
La magnitud de la tasa de la plusvalía es determinada por tres factores: la duración del día de
trabajo, aquí se establece el tiempo total que debe dividirse entre trabajo necesario y trabajo
excedente; la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo, de
estos últimos dos se determina cuánto de ese tiempo debe contarse como trabajo necesario.
30
La tasa de plusvalía puede ser mayor, por una extensión de trabajo, por una rebaja del
salario real, por un aumento de la productividad del trabajo o por alguna combinación de las
tres.
Marx trabaja con la suposición simplificada de que la tasa de plusvalía es igual en todas las ramas
de la industria y en todas las empresas dentro de cada industria. Esto implica ciertas condiciones
que en la realidad solo suceden parcialmente, por ejemplo, debe haber una fuerza de trabajo
homogénea, transferible y móvil, además cada industria y cada empresa dentro de las industrias
deben emplear exactamente la cantidad de trabajo que sea socialmente necesaria.
La segunda proporción que se deriva de la fórmula c +v + p es una medida de la relación del capital
constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción, a la que Marx llama la
Composición orgánica del capital.
En un lenguaje no técnico, la composición orgánica del capital es una medida de la amplitud en que
el trabajo está provisto de materiales, instrumentos y maquinarias en el proceso productivo.
Igual que en el anterior caso de la tasa de plusvalía, los factores que determinan la composición
orgánica del capital están sujetos a varias influencias causales. La tasa de los salarios reales, la
productividad del trabajo, el nivel común de la técnica (estrechamente relacionado con la
productividad del trabajo) y la amplitud de la acumulación de capital en el pasado entra en la
determinación orgánica de capital.
La tasa de la ganancia
Para el capitalista la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital, es decir,
la tasa de ganancia es una proporción crucial.
Tasa de ganancia = g = p / ( c + v )
Se indican algunas implicancias con respecto a esta proporción, en primer lugar la propiedad de la
tierra se toma como cero, es decir, no se le asigna ninguna relación económica particular. Esta
suposición le permite centrarse en las relaciones capitalistas de explotación sin abordar
explícitamente el tema de la renta de la tierra.
Por consiguiente, se señala que la fórmula p/c + v, que representa la tasa de ganancia, muestra
estrictamente la ganancia sobre el capital realmente empleado en la producción de una mercancía
específica. Sin embargo, en la práctica, los capitalistas suelen calcular la tasa de ganancia sobre su
inversión total durante un período de tiempo determinado, como un año.
La inversión total generalmente no es igual al capital empleado durante un año, ya que los
diferentes elementos de la inversión tienen distintos períodos de rotación. Por ejemplo, un edificio
de fábrica puede tener una vida útil de cincuenta años, mientras que una máquina puede durar diez
años, y los salarios se pagan cada tres meses. Para simplificar la exposición teórica y ajustar la
fórmula de la tasa de ganancia al concepto de una tasa anual de ganancia, Marx realiza la
suposición de que todo el capital tiene un periodo de rotación idéntico de un año (o cualquier otro
período unitario elegido para el análisis).
31
Esta suposición implica que el proceso productivo requiere un año, que los materiales, maquinaria y
fuerza de trabajo comprados al comienzo del año se completan al final del mismo, y que la
producción se vende, recuperando así todos los gastos junto con la adición de la plusvalía.
En cuanto a los factores que determinan la tasa de la ganancia, es fácil demostrar que son idénticos
a los factores que determinan la tasa de la plusvalía y la composición orgánica del capital.
Por otro lado, se discute la suposición de igualdad en las tasas de plusvalía y tasas de ganancia
entre las industrias y empresas. Esto se basa en la movilidad tanto del trabajo como del capital, así
como en la igualdad general en el nivel de tecnología.
Si se asume que las tasas de plusvalía y tasas de ganancia son iguales en todas partes, se plantea
la cuestión de si la composición orgánica del capital debe ser también la misma en todas partes. Si
existieran diferencias en la composición orgánica del capital, surgirían desigualdades en las tasas
de ganancia entre los capitalistas. Por ejemplo, si dos mercancías tienen igual valor y tasas de
plusvalía, pero diferentes composiciones orgánicas del capital, se crearía una situación inestable en
términos de ganancias.
Marx señala que la afirmación de igualdad en las tasas de plusvalía y tasas de ganancia se basa en
tendencias reales existentes en la producción capitalista, debido a la competencia. Sin embargo, no
existe una tendencia real a la igualdad en las composiciones orgánicas del capital entre industrias
completamente diferentes con métodos de producción muy variados. Por lo tanto, se concluye que
en la realidad del modo de producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo.
No obstante, esto no implica que la teoría del valor de Marx deba ser descartada. Se plantea la
posibilidad de suponer un sistema capitalista en el cual las composiciones orgánicas del capital
sean iguales en todas partes, lo que permitiría que la ley del valor siga vigente. Sin embargo, es
necesario poner a prueba esta suposición y examinar las posibles modificaciones necesarias en los
resultados obtenidos. Si las modificaciones resultan ser insignificantes, el análisis basado en la ley
del valor estaría justificado. En caso contrario, se requerirían ajustes en el análisis. La validez de
este enfoque debe determinarse empíricamente y no puede decidirse de antemano.
Bortkiewicz, entre los críticos de la estructura teórica de Marx, fue quien reconoció la importancia de
la ley del valor y su aplicación. Además, Bortkiewicz sentó las bases para una prueba lógicamente
irrefutable de la validez del método de Marx, lo que le otorga el derecho de ser considerado no sólo
como crítico, sino también como un contribuyente importante a la teoría marxista.
Marx sostiene que el hecho de que la ley del valor no sea válida en el orden económico capitalista
se debe a un factor o una serie de factores que no hacen más que ocultar la esencia del
capitalismo. Si asumimos que la composición orgánica del capital es la misma en todas las esferas
de la producción, la ley del valor controlaría directamente el intercambio de mercancías sin detener
la explotación de los obreros por parte de los capitalistas y sin reemplazar el deseo de ganancia de
los capitalistas por ningún otro motivo en la determinación del volumen, la dirección y la técnica de
la producción.
Aquí tenemos, en pocas palabras, la razón para suponer que las composiciones orgánicas del
capital son iguales. Sin embargo, esta suposición no debe confundirse con las suposiciones de
igualdad en las tasas de plusvalía y las tasas de ganancia. Estas últimas tienen su justificación en
las tendencias reales existentes en una economía capitalista de competencia, mientras que la
primera supone una abstracción deliberada de condiciones que existen en el mundo real.
32
DE LA ECONOMÍA POLÍTICA A LA ECONOMÍA
Época de profunda transformación estructural interpretada como los primeros síntomas de una
crisis general del sistema capitalista o como manifestación de una gran depresión.
En este contexto las relaciones sociales tuvieron un crecimiento desigual tanto en las fábricas como
en la sociedad.
Por un lado hubo notable aumento en la concentración del capital en los sectores mecánicos,
siderúrgicos, transporte y comunicaciones.
Se consolidó la sociedad anónima como la forma de movilización y control de cantidades de
capitales necesarios para el desarrollo.
En las empresas las relaciones entre individuos dieron lugar a los primeros intentos de gestión de
personal y elaboración de la ciencia de la administración de las empresas.
Se agudizó el conflicto de clase entre formaciones políticas y sindicales así como también de la
competitividad entre los precios y la tecnología. Lo que provocó un lento declive en el liderazgo
industrial inglés y un aumento en las dificultades de coordinación internacional.
Época de disminución del nivel general de los precios a escala mundial y reducción del crecimiento
del comercio internacional.
A comienzos de la década 1870 aparecieron tres importantes obras que marcaron el inicio de la
revolución marginalista: la teoría de la economía política (1871) de William Stanley Jevons, los
Grundsätze der Volkwirtschaftslehre (1871) de Carl Menger, y los elementos de economía política
pura (2 tomos, 1874 y 1877) de León Walras.
La primera característica del nuevo sistema que aparece es la pérdida del interés por el fenómeno
del desarrollo económico, el cual es el foco principal de las teorías económicas de Smith, Ricardo y
Marx y todos los demás economistas clásicos.
Una segunda característica que se convirtió en el pilar del sistema teórico neoclásico es la decisión
al planteamiento utilitarista. Jevons, Menger y Walras reformularon la teoría del valor utilidad de la
hipótesis de utilidad marginal decreciente de la misma forma en que modificaron los fundamentos
utilitaristas de la economía política.
33
Su marginalismo acreditó una especial versión de la economía política según la cual el
comportamiento humano resulta exclusivamente reducible al cálculo racional orientado de la
maximización de la utilidad.
Una cuarta característica distintiva del planteamiento neoclásico es la relativa a los sujetos
económicos.
Se busca que los individuos sean capaces de realizar elecciones racionales con el objetivo de la
maximización de sus beneficios y de la utilidad así como también que sean individuos que se
caracterizan por la individualidad de la unidad en la que recae la toma de las decisiones como la
familia o las empresas. Desaparecen las clases sociales o cuerpos políticos del análisis, centrales
en los sistemas teóricos de los clásicos y Marx.
Uno de los fundamentos del principio del valor subjetivo es el supuesto de que todos los valores son
individuales y subjetivos. Individuales en el sentido en que hay que entenderlos siempre como fines
de individuos determinados. Subjetivos en el sentido de que surgen de un proceso de elección, en
donde un objeto tiene valor si es deseado por un sujeto.
Por otro lado, el fundamento del principio del valor objetivo es que los valores existen
independientemente de las decisiones individuales. El individuo puede aceptar o rechazar los
valores pero no tienen la posibilidad de establecer su legitimidad.
La teoría de la distribución de la renta se convierte en un caso particular de la teoría del valor, un
problema de determinación de los precios de los servicios de los factores productivos, más que de
reparto de la renta entre las clases sociales.
Uno de los problemas más importantes que plantea la revolución marginalista a los historiadores del
pensamiento es si se trató o no de una auténtica revolución.
34
La revolución marginalista consiste en la liberación de la microeconomía, entendida como teoría de
las decisiones individuales de la macroeconomía clásica.
En las razones internas se encontraban la incapacidad de la ortodoxia clásica de resolver una serie
de problemas teóricos. Comenzaron a existir problemas en las teorías del valor-trabajo y en la
tentativa de los Ricardianos de superar esta dificultad con una teoría del coste de producción.
Finalmente hubieron problemas más graves en la generalizaciones que en las críticas a las teorías.
Un ejemplo de esto es que Jevons afirmó que los casos de producción conjunta constituían en
realidad el caso general, mientras que para Mills era una excepción a la teoría del valor basado en
el costo de producción.
A su vez, los clásicos no habían logrado producir una teoría satisfactoria de la distribución
de la renta lo que constituía una grave carencia. Las principales dificultades eran las relativas a
la teoría de los salarios que constituían el fundamento de toda la estructura. Una vez que se
descartó la tesis de qué los salarios permanecen anclados al nivel de subsistencia en virtud del
mecanismo malthusiano de la población toda la teoría se vino abajo.
Las razones externas son aún más importantes que las anteriores.
En primer lugar, las críticas al socialismo y al marxismo venían tomando fuerza lo que implicó
romper con ciertas barreras y conceptos creados en el seno de la economía clásica, tales como el
excedente, la clase social, fuerza de trabajo, el capitalismo y la explotación.
Se dio una conflictividad y disgusto social creciente desde 1880 y que fue aumentando hasta
mediados de la década siguiente. Por lo que cuando los neoclásicos presentan una teoría capaz de
desviar completamente la atención de los problemas desagradables, estaban lanzando al mercado
precisamente la teoría que este demandaba.
Asimismo, los marginalistas fueron fuertes defensores del laissez faire. Mientras los clásicos lo
apuntaban más hacia el problema de la acumulación, los neoclásicos lo hicieron hacia el problema
de la eficacia distributiva.
Otras dos cuestiones importantes son que los países capitalistas ya estaban más avanzados y
habían resuelto el problema del despegue industrial, de forma que las exigencias de la acumulación
dejaron de ser tema central. Por otro lado, durante 1870 y 1880 queda en evidencia la incapacidad
del capitalismo para vencer la anarquía de mercado, a esto se le llamó Gran Depresión. Por lo que
en parte da razón al tipo de teorías que demostraban que el mercado lejos de ser anárquico,
proporcionaba la mejor asignación de recursos posible, y que si no iba bien era porque las
coaliciones obreras impedían que el mercado funcionara.
35
Jevons se opone al sistema de la lógica de Mill, en Los Principios de las Ciencias.
En La Teoría de la economía política, podemos leer que la economía pertenece a la clase de las
ciencias que además de ser lógicas, son también matemáticas; nuestra ciencia debe ser
matemática simplemente porque trata de cantidades.
Lo que se vincula directamente a Bentham que dice: “Las ideas de Bentham son el punto de partida
de la teoría desarrollada en este trabajo; he procurado tratar la economía como un cálculo de
placeres y sufrimientos, y he esbozado la forma general que la ciencia económica debe asumir
últimamente”.
De aquí surgen premisas como “el valor depende por completo de la utilidad”, lo que es
opuesto a la mayoría de los clásicos.
La primera es que cada cual actúa sobre la base de un cálculo racional maximizador, y este es en
cualquier caso el único elemento de la acción humana que puede y debe estudiar la economía.
En segundo lugar: “Satisfacer nuestras necesidades o maximizar el placer con el mínimo esfuerzo,
constituye el problema de la economía”.
Se habla de utilidad no como cualidad del objeto, sino como la suma de los placeres que su uso
proporciona.
Se da un problema, pues la utilidad resulta difícil de comparar y medir. Ya que cada mente resulta
inescrutable para cualquier otra mente, y no parece existir un denominador común de los
sentimientos de los distintos individuos.
Dos sutiles cambios en la interpretación de la ley fueron en primer lugar, la eliminación de hecho de
la distinción entre caso extensivo (cultivo simultáneo de tierras de distinta fertilidad o cantidad) y
caso intensivo (aplicación de sucesivas dosis idénticas de capital y trabajo a la misma parcela), con
una sobrevaloración del segundo caso (clásicos más interesados en la explicación de la renta de la
tierra que de los precios de las mercancías centraron su atención en las extensivas). Mientras la
diferente productividad de las tierras de distinta calidad es una circunstancia directamente
observable en una situación dada, la productividad marginal de una dosis de input indica un cambio
de la situación y, en consecuencia, representa solo un incremento virtual del output.
En segundo lugar, el desplazamiento del interés hacia el caso intersivo condujo a un importante
cambio en términos de cambios hipotéticos, en lugar de cambios observables, y esto contribuyó a
acreditar la tesis de la simetría entre la tierra y los otros inputs.
36
La segunda es que la sistituibilidad se extiende a todos los inputs, mientras que para los clásicos la
sustituibilidad presuponía un estricta complementariedad entre trabajo y utensilios.
Jevons dedicó gran atención a problemas de política social. Plantea principios que deberían guiar la
intervención pública en la economía. El estado natural de la economía de mercado es la armonía
social, y no el conflicto de clases. “El supuesto conflicto entre trabajo y capital es una ilusión”.
Acepta que los capitalistas tienen diferentes intereses que los trabajadores, pero “la competencia
debería resolver el posible conflicto de intereses entre las dos partes, puesto que haría que el
capital fuera remunerado solo al tipo de interés fijado por el mercado, mientras que el trabajador
percibiría solo el valor de los que ha producido.
Jevons no estaba en contra de los sindicatos, pero sí en contra de la fijación de salario basada en la
contratación colectiva.
Léon Walras
Los mercados deben interrelacionarse para hacer compatibles las acciones de todos los sujetos
económicos. El sujeto que consigue realizar su intento de maximizar su satisfacción tendrá un
exceso de demandas para algunos bienes y un exceso de ofertas para otros. Mediante el
intercambio, el individuo se sirve de los excesos de oferta para eliminar los excesos de demanda.
Un estado de equilibrio económico general es una situación en la que los precios son tales que
permiten a todos los individuos maximizar simultáneamente sus propios objetivos.
El libre juego de la competencia llevará a distribuir los factores entre las producciones de las
diversas mercancías de manera que satisfagan las demandas de los consumidores. La escasez de
recursos productivos respecto a la demanda de los bienes influirá de manera determinante sobre
los precios relativos.
Todas las cosas que forman parte de la riqueza social existen sólo en cantidades limitadas.
La economía está formada por una pluralidad de sujetos que están presentes en el mercado, como
consumidores, oferentes de servicios productivos o empresarios. Los servicios productivos son
adquiridos por empresarios y transformados en bienes, los cuales a su vez son adquiridos por otros
empresarios que los usan para producir, o por consumidores finales.
Los consumidores ahorristas eligen el nivel y la composición del consumo y del ahorro. Mientras
que los empresarios deciden el nivel y la composición de la producción y la inversión.
No importa cómo se componga la renta del individuo, que parte sea de su trabajo y cuál del capital.
Inicio de cada período dotación dada de recursos (naturales y producidos anteriormente), al igual
que de bienes y capacidad de prestar servicios.
Los consumidores determinarán la distribución de su renta entre consumo y ahorro que proporcione
mayor satisfacción intertemporal; y luego determinarán cómo distribuir la renta de consumo, de
modo de obtener la máxima utilidad.
Quienes ofrecen servicios productivos, intentarán conseguir el mejor equilibrio entre la renta
obtenida y lo generoso de su prestación.
37
Los empresarios intentan conseguir el máximo beneficio de su actividad, maximizando la diferencia
entre el valor de la producción y los costos de las mismas.
La persecución de los objetivos individuales obliga a los agentes a intervenir en las relaciones de
intercambio.
El problema central de la teoría de Walras consiste en mostrar cómo los intercambios voluntarios
entre individuos bien informados, autointeresados y racionales conducen a una organización
sistemática de la producción y de la distribución de la renta que resulta eficiente y mutuamente
beneficiosa.
La única forma admitida de interacción social es la que se lleva a cabo en el mercado por medio del
intercambio voluntario. Ni los sindicatos, ni los grupos de presión, ni los cárteles de empresas, ni
otros tipos de grupos sociales son admitidos, dado que violan un requisito fundamental del modelo
de equilibrio económico general que es el de la competencia perfecta.
El precio de un bien es uno de los elementos determinantes del precio de demanda de un factor
utilizado para producirlo. A partir del precio de oferta y el precio de demanda de un factor, se
determina su precio de mercado, lo que afecta el precio y la oferta del producto.
El modelo de formación de los precios en el que se basa la teoría Walrasiana del intercambio es el
de la contratación competitiva. Esta teoría trata de mercados competitivos donde los modelos son
concebidos como subastas. Al inicio de la contratación el subastador vocea un vector de precios y
deja que los agentes económicos formulen sus propuestas de compra y de venta. El vector de
precios de equilibrio será aquel que iguale oferta y demanda.
En caso que no sean iguales, se da el proceso de tatonnement que refiere a esto de ir tanteando y
variando precios según haya exceso de oferta o de demanda.
Determina esto como una ticket economy, considerada como una economía ideal donde la justicia
social y el bienestar material fuesen compatibles, aunque se alejara de la realidad de las economías
de mercado.
El mercado está en equilibrio cuando el beneficio se anula a causa de la competencia entre
empresarios. La existencia de beneficio positivo o negativo da síntoma de desequilibrio.
38
Los empresarios se ganan la vida como terratenientes, trabajadores o capitalistas, no como
empresarios.
Se da un sistema de ecuaciones simultáneas donde hay tantos mercados como mercancías y por
mercado tres ecuaciones, donde una es de demanda, una de oferta y otra de equilibrio. Por
mercado hay tantas ecuaciones de demanda como consumidores y tantas ecuaciones de oferta
como de empresas.
Se definen las ecuaciones de producción de forma tal que los costos igualen los precios.
Los costos de producción dependen de los precios de los inputs y de la técnica utilizada,
representada por coeficientes de fabricación, que se suponen fijos y que expresan la manera en
que se combinan cada input con el output.
Las ecuaciones de capitalización suponen que el valor de compra de cada bien de capital es igual a
su renta neta. Se da un equilibrio donde la tasa de rendimiento de todos los bienes son uniformes e
iguales a la tasa de interés.
La ley de Walras en un sistema de equilibrio general, si todos los mercados excepto uno
están en equilibrio y los presupuestos de todos los agentes están nivelados, entonces
también el mercado restante debe estar en equilibrio.
La ciencia económica pura: No debe verse invalidada por los juicios de valor; completa indiferencia
a las consecuencias, buenas o malas, con las que avanza en la búsqueda de la verdad pura.
Plantea una diferencia entre juicio técnico y juicio ético (caso del fármaco usado por un médico o
por un asesino).
Carl Menger
Al oponerse a buscar las leyes de la economía, Menger estableció el sistema teórico de la escuela
austríaca, en oposición a la escuela histórica de Schmoller.
39
Entendía a la ciencia económica como disciplina teórica pura, de manera que ofreciera una
explicación del valor y los precios alternativa a la de los clásicos. Para los clásicos el valor estaba
regido por los costes pasados, mientras que Menger planteaba que era la expresión del juicio del
consumidor acerca de la utilidad de los bienes aptos para satisfacer sus necesidades.
Por esto Menger se batía a dos frentes, el metodológico con los alemanes y el de la teoría
económica con los clásicos.
La primera es que la ciencia pura será siempre wertfrei y libre de valores, ya que para ser ciencia la
economía debía de estar libre de juicios de valor.
La segunda es que la economía puede tratar científicamente solo el comportamiento de los agentes
individuales, ya sean consumidores o empresas.
Desde el punto de vista científico no se podría hablar de colectivos económicos, ni habría lugar en
la ciencia económica para la macroeconomía, para conceptos como renta nacional, riqueza
colectiva y similares.
Se pasa de la idea de que los deseos de los individuos constituyen el único criterio del bien y del
mal, a una tesis de que el bienestar social lo promueven y fomentan las políticas que aspiran a
maximizar la suma total de los placeres, lo que trae graves dificultades lógicas y prácticas.
Menger se diferenció de Bentham al percibir las dificultades técnicas de las teorías de las reformas
basadas en principios utilitaristas: “el mayor bienestar para el mayor número” no resulta compatible
con el individualismo metodológico, en donde todas las proposiciones sobre el comportamiento de
los agentes colectivos son reducibles a proposiciones sobre el comportamiento de sus
componentes individuales.
Para los holistas: el funcionamiento del sistema económico no podría entenderse solo a partir de
una teoría de los comportamientos de los agentes individuales, y esto explicaría que utilizaran la
categoría de clase social.
40
Utilidad Marginal para Menger
¿Con qué condición el principio de utilidad marginal puede considerarse el fundamento de todo el
discurso económico?
A condición de que este principio puede ampliarse del reducido ámbito del intercambio a los
problemas, más complejos, de la producción y la distribución.
En este sentido, no es suficiente explicar cómo partiendo de cantidades dadas de bienes de
consumo distribuidas entre los individuos de manera conocida, se establece un conjunto de
intercambios que, en competencia perfecta, maximizan las utilidades de los sujetos y al mismo
tiempo determinan la configuración del equilibrio de los precios relativos.
Con sus teorías de la imputación y del costo de oportunidad, Menger tradujo los costos en utilidad.
La utilidad de los “bienes de orden superior” se deriva de la de los bienes de “primer orden” (bienes
de consumo) a cuya producción contribuyen. Esta utilidad indirecta puede ser “imputada” a cada
uno de los factores de la producción teniendo en cuenta su contribución marginal a dicha
producción. Así, el coste efectivo sostenido para producir un bien determinado se convierte en
“coste de oportunidad”, el coste representado por el sacrificio de la utilidad de aquellos otros bienes
que se podrían haber obtenido de los recursos utilizados para producir el bien en cuestión. Los
costos de producción no se valoran en términos absolutos, sino en términos relativos, es decir en
términos de alternativas sacrificadas.
De esta manera oferta y demanda aparecen como dos aspectos del mismo problema. A su vez,
ocurre que todo aquello que para la empresa representa un costo, para los propietarios de factores
productivos representa una renta. Sucede que el mismo principio, desde el momento en que explica
el fenómeno de los costos, automáticamente explica también la formación y distribución de las
rentas. Los salarios, beneficios y rentas de la tierra dependen, en última instancia de las demandas
y de los precios de los bienes de consumo, y en consecuencia vienen determinados por la utilidad.
La distribución de la renta deja de ser un capítulo aparte de la teoría económica, para convertirse
únicamente en un apartado, ahora privado de la teoría, del capítulo que trata de la teoría de los
precios.
Así, la teoría del valor basada en la utilidad marginal lleva directamente a la teoría de la distribución
basada en la productividad marginal.
Si cada factor recibe el valor de su contribución productiva, el valor de la producción total resulta
exactamente agotado en la remuneración de los factores, y no queda ningún excedente del que
alguien pueda apropiarse sin haberlo producido (teoría del agotamiento del producto).
Estos países se lanzaron a un impetuoso desarrollo económico que se prolongó hasta la primera
guerra mundial, y que fue destacado por las numerosas novedades tecnológicas.
Comienza un fuerte período de crecimiento, que vino acompañado de mejoras en los niveles de
41
vida de las clases trabajadoras, dado que no imponía un freno a la expansión. A esto se le llamó, la
belle Époque.
La gran invención de Marshall fue el método de análisis del equilibrio parcial y su contribución
decisiva al análisis económico. Marshall aplicaba el método de equilibrio parcial al estudio del
mercado de las mercancías y no al de los factores productivos, donde sí elaboró un sistema de
equilibrio general con relaciones esenciales entre productos y factores de producción.
En contraposición con Walras, Marshall tendía a privilegiar el realismo y la capacidad explicativa de
la teoría más que la coherencia lógica y la elegancia formal de los resultados. Se centró en las
condiciones de equilibrio de cada mercado, ignorando interrelaciones entre sectores.
Los principales instrumentos de análisis fueron los conceptos de industria y empresa representativa.
Siendo la industria un conjunto de empresas que producen la misma mercancía y una empresa
representativa una media que reúne las características más sobresalientes de la industria.
Diferencia entre el público al que apuntaba Marshall (hombre de negocios) y Walras (colegas,
estudiosos en general).
Su contribución más importante fue la cruz marshalliana, con la que trató de combinar la teoría de la
producción de los autores clásicos con la teoría neoclásica de la demanda.
Utilizó la hipótesis de utilidad marginal constante del dinero, y puso en relación la escala de la
utilidad marginal de un bien con la escala de demanda del consumidor, llegando a la formulación de
la teoría del excedente o renta del consumidor.
Marshall se propuso presentar la ciencia económica de acuerdo con la visión científica entonces
dominante, destacando la solidez de sus fundamentos, la continuidad de su crecimiento y la
universalidad de sus principios.
Aparta el objeto de la economía desde la asignación de recursos hacia cómo dichos recursos llegan
a ser lo que son, por lo que consideró que la teoría de oferta y demanda no era la base científica de
la disciplina.
Competencia y Equilibrio
Los precios normales son como valoraciones subjetivas de los precios que se prevé que tenderán a
predominar en el mercado en un determinado horizonte temporal futuro, y es basándose en estos
como cada empresario decide la dimensión y el tipo de instalaciones que adoptará.
42
Determina que si hay relación entre precios normales y de mercado, sería de los primeros a los
segundos, y no que los primeros surjan de la observación de los segundos.
Habrá desequilibrio cuando para cierto nivel de demanda el precio de oferta y demanda difieren. Si
el precio de demanda mayor al de oferta, los productores aumentan cantidades. La existencia de
desequilibrios se traduce en primer lugar en una variación de las cantidades y solo después en una
variación de los precios.
Le preocupó rebatir la tesis de que el Estado no debería intervenir de ningún modo para corregir el
proceso de la selección natural.
Sí adoptó la visión Darwiniana de la evolución, considerando que todo cambio en la estructura
social se daría de manera lenta y progresiva, donde cualquier intento de producir cambios
inmediatos no causaría más que miseria.
El positivismo lógico difiere de las formas anteriores de David Hume y Ernst Mach, ya que sostiene
que la fase última del conocimiento se basa en la verificación o confirmación experimental pública
más allá de una experimentación personal. La axiomatización como medida del grado de
madurez/solidez de una teoría.
A diferencia de Comte y Stuart Mill sostiene que las doctrinas metafísicas no son falsas sino sin
sentido, que las preguntas sobre sustancia, causalidad y libertad no tiene respuesta por el simple
hecho de no ser preguntas genuinas.
43
El Círculo de Viena, que produjo su primer manifiesto en 1929, tuvo su origen entre físicos y
matemáticos antes de la Primera Guerra Mundial. Se llegó a la conclusión de que el empirismo de
Mill y Mach era inadecuado, porque no explicaba las verdades matemáticas y lógicas, además de
no explicar satisfactoriamente el elemento a priori en las ciencias naturales. “ En 1922 Hans Hahn,
uno de los líderes del Círculo de Viena, presentó a sus estudiantes en la Universidad de Viena el
Logisch-philosophische Abhandlung (1921; Tractatus Logico-Philosophicus, 1922) de Ludwig
Wittgenstein. Este trabajo introdujo una nueva teoría general del significado, derivada en parte de
las investigaciones lógicas de Giuseppe Peano, Gottlob Frege, Bertrand Russell y Alfred North
Whitehead, y le dio al grupo de Viena su fundamento lógico.”
El interés por el empirismo lógico disminuyó en 1950 y para 1970 dejó de ser considerado un
movimiento filosófico distinto.
A.J. Ayer un participante de las reuniones del Círculo de Viena y autor de “Lenguaje, verdad y
lógica (1936), un manifiesto para el movimiento, expresaba “todos los conocimientos del mundo
derivan de la experiencia sensorial y nada en la experiencia justifica una creencia en Dios o en
cualquier otra entidad metafísica extravagante”. En este manifiesto, Ayer defendió una teoría de la
verificación del significado según la cual una expresión es significativa sólo si expresa una
proposición cuya verdad o falsedad puede verificarse (al menos en principio) a través de la
experiencia.
El fundador y líder del grupo fue Moritz Schlick, quien era un epistemólogo y filósofo de la ciencia.
“La principal crítica del principio de verificabilidad ha sido que, debido a que no es una proposición
empírica, es en sí misma en sus propios términos sin sentido o tautológicamente (ciencia formal)
verdadera como una definición arbitraria de significado. En respuesta, se ha argumentado que el
principio es de hecho una tautología, aunque no arbitraria en el sentido de que refleja el uso real y
que carece estrictamente de sentido, pero debe tomarse como una recomendación para la
realización de investigaciones científicas.”
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TENSIONES Y CONVIVENCIAS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
La escuela austríaca de Economía, también conocida como escuela de Viena, se caracteriza por su
subjetivismo, teoría del valor e individualismo metodológico. Su enfoque subjetivista considera que
el valor de un bien no depende de su naturaleza objetiva, sino de la estimación subjetiva de los
individuos. La teoría del valor se basa en la utilidad y la escasez en lugar del trabajo como
determinantes del valor. El individualismo metodológico sostiene que el centro del estudio de los
fenómenos económicos es el individuo y que las explicaciones deben basarse en las acciones y
decisiones individuales. Esta escuela rechaza los agregados macroeconómicos y enfatiza en el
análisis microscópico de las acciones individuales. Además, se destaca la importancia de
comprender la interacción social y cómo surgen instituciones beneficiosas sin una voluntad común y
deliberada para crearlas. La praxeología, como teoría de la acción humana, se basa en la idea de
que los individuos buscan sus fines de acuerdo con sus valoraciones subjetivas y su conocimiento
práctico, disperso e inarticulable. Esta escuela critica el socialismo y defiende la importancia de la
competencia y los mercados para coordinar las acciones de los individuos de manera eficiente.
La disputa entre Carl Menger y Gustav Schmoller representó un conflicto fundamental en el campo
de la economía. Menger y la Escuela Austríaca defendieron la validez universal de las categorías
económicas y la teoría económica como una herramienta para comprender fenómenos económicos
en cualquier tiempo y lugar. Por otro lado, Schmoller y sus seguidores de la Escuela Histórica
Alemana consideran que la teoría económica era relativa y que era necesario estudiar los hechos
económicos concretos en su contexto histórico.
Esta postura de la Escuela Austríaca ha sido objeto de críticas, ya que desafía la concepción
tradicional de lo que se considera científico y ha llevado a su falta de reconocimiento entre algunos
especialistas de la disciplina, debido a la importancia que se le atribuye a la capacidad predictiva de
las teorías económicas como prueba de su validez.
I 1.2. El fundador: Cari Menger
La escuela austríaca de Economía se origina con Carl Menger, profesor de Economía Política en la
Universidad de Viena entre 1879 y 1903. Sus teorías se encuentran precedentes en la escuela de
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Salamanca de la escolástica española, especialmente por su concepción dinámica y subjetiva de la
economía. Menger publicó en 1871 su obra fundamental "Principios de economía política", en la
que desarrolló una teoría del valor que resolvería la paradoja del valor (por qué el agua, siendo
esencial, vale menos que los diamantes). Esta teoría, conocida como la revolución marginalista,
transformó tanto la estructura como el método de la ciencia económica.
La teoría del valor de Carl Menger, conocida como la teoría subjetiva del valor, se basa en el
principio de la utilidad marginal. Este principio fue descubierto casi simultáneamente por otros
economistas como William Stanley Jevons y Léon Walras, pero las ideas de Menger se hicieron
más conocidas debido a su aplicación más amplia y a la formulación no matemática. Menger
resolvió la "paradoja del valor" al descubrir que el valor de un bien no es inherente a él, sino que
surge de las apreciaciones subjetivas de los individuos. El valor de los bienes se basa en su
relación con nuestras necesidades y puede cambiar según las circunstancias. Menger argumentó
que el valor no es una cualidad intrínseca de los bienes, sino un juicio que los agentes económicos
hacen sobre su importancia para la satisfacción de sus necesidades. Además, Menger introdujo la
noción de bienes de orden superior, que son los medios necesarios para alcanzar fines deseados y
adquieren valor en función de ese fin. A través de su teoría de la utilidad marginal, Menger también
abordó el problema de la distribución de la utilidad entre los diferentes bienes que contribuyen a la
producción de un producto final.
La contribución más destacada de Carl Menger, además de su teoría del valor subjetivo, fue su
metodología para el estudio de la economía. Menger argumentó que la economía debe establecer
leyes económicas a través de la investigación abstracta y teórica, en lugar de confundir la historia
de los fenómenos económicos con la teoría económica, como lo había hecho la escuela histórica.
Menger defendió la capacidad de la teoría para captar la esencia de los fenómenos económicos y
enfatizó que una teoría económica previa era necesaria para explicarlos adecuadamente. Por
ejemplo, Menger aplicó su teoría subjetiva del valor para comprender el dinero como una institución
humana que surge espontáneamente de las relaciones económicas, sin la intervención deliberada
del estado. Menger planteó la pregunta de cómo instituciones sociales útiles para el bien común
pueden surgir sin una voluntad común y deliberada para crearlas, y destacó la importancia de una
teoría de los órdenes espontáneos, que posteriormente fue desarrollada por Friedrich Hayek. Esta
teoría busca explicar el surgimiento, evolución y funcionamiento de instituciones sociales a partir de
acciones individuales no intencionales en un contexto de conocimiento imperfecto, ignorancia,
incertidumbre y error.
A pesar de que Eugen von Böhm-Bawerk y Friedrich von Wieser fueron seguidores importantes de
Carl Menger, ninguno de ellos fue alumno directo de Menger, ya que comenzaron sus estudios
después de que Menger dejara de enseñar. Aprendieron de Menger a través de la lectura de su
obra "Los principios". Aunque Wieser fue quien acuñó por primera vez el término "utilidad marginal",
no se considera un autor ortodoxo dentro de la escuela austríaca. Según Friedrich Hayek, después
de recibir la influencia de Menger, Wieser siguió su propio camino, aunque cabe destacar que la
escuela austríaca nunca desarrolló una ortodoxia estricta en general.
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Wieser llegó a suceder a Menger como profesor en la Universidad de Viena. Aunque su
participación en la política, como ministro de Comercio, interrumpió su labor académica, sus
trabajos contribuyeron a difundir la teoría subjetiva del valor. Wieser intentó desarrollar la teoría de
los precios y abordar el concepto de costo que faltaba en la teoría de Menger. Menger no había
asignado un lugar al concepto de costo de producción en su teoría del valor, ya que consideraba
que el valor de las cosas no dependía de su costo de producción, sino de su utilidad futura. Esto
difería de la teoría clásica del valor, que otorgaba importancia al trabajo o al costo de producción en
la determinación del valor.
Para la escuela austríaca, sin embargo, el valor de los productos es la causa y el valor de los
bienes de producción es el efecto, lo cual puede parecer paradójico. Los costos aumentan porque
aumenta el valor de los bienes de producción (materias primas, trabajo, máquinas, etc.), y el costo
de los bienes de producción sube o baja debido al valor de los productos listos para el consumo.
Según Böhm-Bawerk, la relación entre causa y efecto se invierte en comparación con la antigua
teoría, que consideraba que los costos eran la causa y el valor de los productos era el efecto.
La ley de costos de Wieser, también conocida como doctrina de los costos alternativos, interpreta el
costo como la utilidad sacrificada al renunciar a otros propósitos al utilizar un recurso para uno
específico. Wieser consideraba que los costos eran los llamados "costos de oportunidad". El costo
de una satisfacción consiste en renunciar a otra satisfacción para poder alcanzar la primera.
Wieser también prestó atención a la teoría de la imputación, que explicaba cómo se valoran los
bienes de producción y cómo se distribuye la utilidad final entre los diferentes bienes de orden
superior. Sin embargo, según Hayek, sus resultados no fueron satisfactorios.
Además, al igual que sus sucesores, Wieser también criticó la obra de Karl Marx, conocido como el
padre del socialismo científico, examinando detalladamente su teoría del valor trabajo. Wieser
argumentó que incluso en una economía socialista, las valoraciones no pueden ser obviadas, ya
que en todas partes los seres humanos tienen las mismas necesidades y los medios para
satisfacerlas siempre son escasos.
Eugen Böhm-Bawerk, amigo y cuñado de E. von Wieser, fue un destacado economista y político
austríaco. Se le reconoce principalmente por su teoría del capital y el interés, expuesta en su obra
"Capital e interés" de dos volúmenes. Böhm-Bawerk sostiene que el interés es la prima que se paga
para igualar el valor de los bienes presentes con los bienes futuros, debido a la preferencia
temporal de las personas.
Su teoría destaca la importancia del tiempo en los procesos económicos y argumenta que el valor
de los bienes presentes se prefiere sobre los bienes futuros en igualdad de circunstancias. El
interés surge como un "premio al ahorro" y compensa el sacrificio de renunciar al consumo
inmediato para invertir en bienes de capital. El tipo de interés se determina en el mercado, donde se
intercambian bienes presentes por bienes futuros.
Böhm-Bawerk también es conocido por su crítica subjetivista a Karl Marx y su teoría del valor. Ataca
los fundamentos del marxismo, argumentando que los precios de las mercancías no se basan
únicamente en la cantidad de trabajo incorporado, sino también en el tiempo necesario para
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producir un bien. Según él, el interés no surge de la explotación del trabajo, sino de las diferentes
valoraciones subjetivas de los bienes presentes y futuros, que son inherentes a la naturaleza
humana y no pueden ser eliminadas por el socialismo.
Böhm-Bawerk tuvo una gran influencia en la escuela austríaca y su obra continúa siendo relevante
en la teoría del capital hasta el día de hoy.
Mises, en 1919, poco después del triunfo de la revolución bolchevique, presentó un ensayo donde
ponía las bases de la crítica austríaca al socialismo.
Para Mises, el socialismo al haber rechazado el principio de economía de intercambio (que permite
realizar el cálculo económico para estimar la evolución futura basándose en las diferentes
valoraciones de los sujetos que participan en el mercado), no puede tener un método racional de
fijar precios. Es decir, no puede haber economía. La economía socialista es irracional. Si no se tiene
en cuenta los valores subjetivos que los consumidores atribuyen a los bienes, es imposible una
valoración de lo que realmente conviene hacer, y se llegará a un sistema de producción absurdo.
Como productor, regula el uso de los bienes de orden superior para obtener de ellos el máximo
rendimiento.
Por el juego simultáneo de ambos procesos de evaluación de los valores, se forma una escala de
los precios exactamente regulada, que le permite a cada uno poner de acuerdo su propia demanda
con el cálculo económico. Todo esto falla en la economía socialista.
Sin cálculo económico no puede haber economía. No se dispondría de ningún medio para
reconocer lo que es racional, o se que la producción no podrá organizarse eficazmente en función
del principio de economía.
Esta teoría de Mises sobre la imposibilidad del cálculo económico en una economía socialista no
prosperó, porque a partir de esta polémica muchos socialistas reconocieron la importancia de un
adecuado sistema de cálculo económico para la distribución de los recursos.
Pero Mises continuó elaborando una teoría de la acción humana a la que llamó praxeología.
Mises creía que la acción constituía la esencia del hombre (homo agens: ser actuante). Los
humanos actúan para alcanzar objetivos, metas o fines que ambicionan, por eso hay que analizar y
explicar la vida económica mediante conceptos como propósito o intención. La acción es siempre
intencional.
48
El objeto de estudio de la praxeología son los medios, no los fines. Se ocupa de estudiar si los
medios empleados son idóneos para la construcción de los fines propuestos.
Los medios a nuestro alcance para conseguir nuestros fines son siempre escasos, el individuo
tiene que elegir, y lo hará de acuerdo con su propia escala de valores que jerarquiza fines y medios.
Sustituirá un estado menos satisfactorio por otro mejor, lo que revela el utilitarismo detrás de la
concepción liberal misiana.
La capacidad coordinadora de las empresas explica cómo funcionan los mercados libres.
El ser humano crea o percibe oportunidades de ganancia que actúan como incentivo para crear
nueva información de los fines y medios; los empresarios coordinan las diferentes actividades de
los diferentes individuos que persiguen diferentes fines.
Para él, todas las proposiciones económicas se podían deducir mediante pensamiento lógico
(incluso la ley de utilidad marginal, puede deducirse del conocimiento del hecho de que el individuo
siempre prefiere lo que le satisface más que lo que menos). Unido a su rechazo del empirismo y las
matemáticas, fue vista como una postura profundamente extrema y radical.
Mises aplicó la concepción del marginalismo (escuela austríaca) a otros campos como la teoría del
dinero y del crédito, y los ciclos económicos.
Al mismo tiempo desarrollaría una teoría del ciclo conocida como “la teoría austríaca del ciclo
económico”, que más adelante profundizará el discípulo Hayek.
Dinero: la demanda del dinero depende de su valor (entendido como poder adquisitivo), generando
un razonamiento circular: su valor depende de la demanda y la demanda del valor (para los bienes
de consumo el precio viene determinado por la oferta y la demanda).
Mises intenta resolver el problema a través de la dimensión temporal. La gente demanda dinero en
función de su poder adquisitivo, pero ese poder adquisitivo se refería al pasado, a la experiencia
que tenía la gente del poder adquisitivo del dinero ayer. Y la experiencia de ayer viene dada por la
de anteayer, etc. Se trata del teorema regresivo del dinero, que es la aplicación mengeriana de su
surgimiento evolutivo.
Ciclos económicos: según Mises la creación expansiva de créditos y depósitos sin respaldo de un
ahorro que un sistema bancario basado en un coeficiente de reserva fraccionario dirigido por un
banco central podía provocar, propiciaba un crecimiento cíclico y descontrolado de la oferta
monetaria así como un alargamiento artificial del proceso productivo que, a la larga, provocará una
crisis económica.
Los bancos, a través de la expansión del crédito, tienden a reducir el tipo de interés. La política
económica que fomenta el “dinero barato” y cree que lo mejor es lograrlo a través de la expansión
del crédito, se esfuerza en crear las condiciones institucionales para hacerla posible.
49
Pero cuando las autoridades deciden dar fin a esa expansión del crédito, ya se han realizado
inversiones injustificadas debido a la falsa impresión de rentabilidad que esa expansión provocó.
Muchas empresas que se mantenían por una elevación artificial de los precios ya no son rentables
y tienen que cerrar.
La recesión se ve como un proceso necesario mediante el cual la economía de mercado líquida las
malas inversiones provocadas por el boom y vuelve a las proporciones adecuadas entre consumo e
inversión.
La teoría misiana del ciclo es coherente con el pensamiento de la escuela de Viena de que las
intervenciones en el ámbito monetario tienen efectos descoordinadores sobre la estructura
productiva de la economía.
El Instituto Austríaco de Coyuntura Económica, donde Mises colocó a Hayek como director, había
previsto que los errores en materia monetaria y crediticia en los Estados Unidos anteriores a la
Gran Depresión podrían tener consecuencias nefastas.
Es el autor más célebre e importante de la escuela austríaca. Su influencia se debe sobre todo al
resurgimiento del pensamiento liberal en las últimas décadas del siglo XX.
Tenía ideas fabianas, pero luego de la Primera Guerra Mundial toma contacto con el libro El
socialismo de Mises (1922) y cambia de opinión.
Trabajó con Mises en Viena, fue invitado por el economista Lord Robbins a la London School of
Economics y a Cambridge, donde conoció a Keynes. Después fue a la Universidad de Chicago y
volvió a Europa. En 1974 recibió el premio Nobel de Economía.
Contribuyó junto a Mises al debate (críticas) sobre el cálculo económico en la economía socialista,
cuyas tesis se recogen en su libro Collectivist economic planning (1935).
El mayor aporte de Hayek se centra en la idea de que el socialismo es un error intelectual, resultado
de no haber comprendido la naturaleza del conocimiento que se halla en la base de la realidad
social, y en no haber entendido cómo es y funciona el mercado.
El mercado (también nombrado por Hayek con el término griego catalaxia) no es anárquico ni
caótico. Responde a un tipo de orden que existe en la realidad, llamado por Hayek orden
espontáneo.
50
racional. A la actitud de los que querían organizar a la sociedad según pautas racionales, Hayek la
llamó racionalismo constructivista o cientismo.
Los órdenes espontáneos se dan debido a la regularidad del comportamiento de sus elementos,
producto de estar sometidos a las mismas normas. Es necesario que todos los individuos sigan
normas definidas y su comportamiento no sobrepase ciertos límites.
Hayek las denomina “normas de recto comportamiento” y son de carácter general, abstracto y
universal. Muchas veces no necesitan expresarse explícitamente y suelen ser resultado de un
proceso de evolución social.
Los órdenes espontáneos son complejos, no pueden ser controlados por una sola mente humana,
sobrepasan el alcance de nuestro conocimiento y percepción.
Esto conduce a una de las tesis económicas más interesantes de Hayek: la idea de que el mercado,
prototipo de orden espontáneo, es una “red de telecomunicaciones”, el conocimiento disperso y
fragmentado es transmitido gracias al mercado (que permite la mejor gestión, desarrollo y difusión
de esa información).
El mecanismo a través del cual se consiguen estos resultados son los precios, actúan como
indicativos. Registran alteraciones facilitando así la adaptación a lo imprevisto y desconocido,
informan cómo emplear los recursos de la mejor manera, comunican los deseos de los
consumidores, si hay abundancia o escasez de un recurso, informan sobre planes errados y sobre
quién posee la información.
Los precios son consecuencia del uso de información que solo los individuos conocen. Es la
competencia la que fija los precios, porque ella permite descubrir y seleccionar al que tiene la
información relevante y puede servir mejor al consumidor.
51
La teoría de la competencia de Hayek: la competencia es un proceso dinámico que crea las
opiniones de la gente sobre qué es lo mejor y más barato. Entonces el mercado es democrático
porque responde a los deseos de un soberano: los consumidores.
En definitiva, un orden espontáneo no puede someterse a ningún plan de ingeniería social. Desde
el punto de vista científico, el socialismo es imposible. La planificación central en la economía de
una sociedad compleja es imposible por el carácter del conocimiento del que el ser humano se vale
para actuar, ya que en gran parte es individual. Por lo tanto no puede ser tratado como objeto o
dato identificable.
Según Hayek, si el problema económico de una sociedad consiste en adaptarse rápidamente a los
cambios en las circunstancias de tiempo y lugar, hay que resolverlo mediante la descentralización.
En un sistema en el que el conocimiento está disperso entre muchos individuos, los precios pueden
coordinar las acciones de diferentes personas. En una economía donde existe propiedad privada de
los medios de producción los precios actúan como brújula, si fueran intervenidos por una autoridad
política se deformaría la información sobre la oferta y la demanda.
Hayek desarrolló la teoría de los ciclos en los años 30 y le valió el premio Nobel en 1974.
La mayoría de las teorías de los efectos del dinero sobre los precios y los outputs consideran sólo
los efectos de la oferta monetaria total sobre el nivel de precios y sobre el output agregado o
inversión. La teoría austríaca de Mises y Hayek, se fija en la forma entra en la economía y cómo
afecta a los precios relativos y la inversión en sectores particulares.
La reducción de los tipos de interés causada por la expansión crediticia dirige los recursos hacia los
primeros estadios de la producción, alargando así el período de producción. Si los consumidores
cambian sus preferencias a favor del consumo futuro en lugar del presente, haciendo bajar los tipos
de interés, la estructura de producción más larga en el tiempo habría sido una respuesta apropiada
y coordinada. Pero si se ha producido por la extensión de crédito, será una falsa señal que causa
cambios en la estructura de la producción que no se ajustan a las preferencias temporales de los
consumidores. El boom generado por el aumento de la inversión es artificial. Cuando los
participantes del mercado se percatan que no hay suficientes ahorros para completar los proyectos,
estas malas inversiones se descubren y liquidan.
La recuperación consiste en acabar con esas malas inversiones inducidas por haber bajado los
tipos de interés por debajo de su nivel, restaurando el tiempo de la estructura de producción para
que concuerde con las preferencias inter-temporales de los consumidores.
Según Hayek es mejor dejar que el mercado se autorregule (como cualquier orden espontáneo).
Crítica que muchas veces las intervenciones de los poderes públicos esconden intereses
corporativos, favoreciendo el surgimiento de monopolios al amparo del poder político.
Un monopolio que ha llegado por servir mejor al consumidor, suele ser transitorio, y es probable que
surjan otros competidores. Pero los grandes grupos de interés tienen deseo de influir sobre el poder
público, consiguiendo que el gobierno regule sectores de la realidad económica a su favor a cambio
de su apoyo. Eso es lo que sucede para Hayek, con muchas medidas del Estado de Bienestar.
52
Por esta crítica a la justicia social en la que muchas veces se amparan intereses falsos, Hayek fue
considerado uno de los líderes del neoliberalismo.
Las medidas intervencionistas propias del Estado social, legitimado por la búsqueda de una
distribución más justa de la riqueza, producen inflación.
La lucha contra la inflación fue una de las causas de la polémica entre Hayek y Keynes en los años
1930. Hayek consideraba que la idea de Keynes de incrementar artificialmente la demanda
agregada, distorsionarían la estructura productiva y terminarían generando desempleo.
Además los gastos del Estado de Bienestar se costean mediante una política fiscal de impuestos
progresivos, que no cumple los objetivos para lo que fue creada: las grandes rentas gravadas con
un impuesto mayor son muy pocas y, a la larga, toda la economía sufre las consecuencias de la
falta de estímulo e incentivos para el ahorro y la inversión.
Algunos autores consideran que este es el coste inevitable que tenemos que pagar si queremos
una sociedad más justa e igualitaria. Pero Hayek señala que bajo esta idea subyace el mismo error
intelectual: no haber comprendido qué es y cómo funciona el mercado. Cree que es un error
adjudicar comportamientos al mercado, porque no es un individuo que piensa y actúa. Los procesos
auto-ordenadores (orden espontáneo) como el mercado, no se ajustan a normas morales.
Las reglas del Estado de Derecho amparan el funcionamiento de los órdenes espontáneos. Los
resultados del mercado no serán injustos, lo serán determinadas actuaciones de los sujetos que
participan en él. No se puede intervenir para corregir los resultados, ya que la producción de
riqueza no es independiente de su redistribución (la intervención política para redistribuir riquezas
incide sobre las condiciones para producirla). Se pueden crear las condiciones que favorezcan la
libre actuación de todos en el mercado para que consigan sus fines, remover obstáculos y proteger
mediante una red de seguridad a los que no pueden valerse por sí mismos en él (prestar
asistencia a quienes no son capaces de cuidar de sí mismos).
Hayek aspiraba a que todos sus principios liberales fueran aplicados a escala internacional. Por eso
conviene destacar su tesis de la desnacionalización del dinero y la competencia de monedas
(libre competencia de la emisión y circulación de los medios de pago).
En la Europa comunitaria de hoy resulta chocante, pero es coherente con la visión de Hayek del
dinero como una mercancía más, que la sociedad suministrar con mayor eficacia que los Estados.
Cree que la desnacionalización del dinero puede prevenir la inflación y limitar el poder
discrecional del gobierno.
Según Hayek la empresa privada habría creado diversas monedas, y las que hubieran prevalecido
en la competencia, habrían sido estables en cuanto a su valor.
53
Mises se fue de Viena a Ginebra en 1934, y en 1940 parte hacia Estados Unidos por amenazas
nazis. Allí trabaja en la Universidad de Nueva York.
Durante los años 1930, la tradición austríaca del seminario había finalizado. Para Kizner, los
austríacos supervivientes, Mises y Hayek, en la posguerra eran considerados marginados de los
nuevos planteamientos.
Los primeros alumnos destacados que tuvo Mises en Nueva York fueron el americano Rothbard
(1926-1995) y el inglés Kizner (1930-).
Rothbard llevó a cabo el intento de reelaborar la historia económica desde el punto de vista de su
escuela y dedicó mucho esfuerzo a rastrear los orígenes intelectuales, destacando autores de la
escolástica española en su obra Historia de pensamiento económico (1995), como antecedentes
del subjetivismo en economía.
Por otra parte, llevando el liberalismo de la escuela de Viena a sus extremos, intentó fundamentar
un anarquismo capitalista sobre las bases del derecho natural (La ética de la libertad, 1982).
Para Mises la acción humana es una acción emprendedora, capaz de descubrir, innovar o predecir
oportunidades en un mundo dinámico y competitivo, donde los sujetos persiguen sus propios fines.
La actividad empresarial y los beneficios surgen del desequilibrio de los diferentes planes de los
individuos, condición que el empresario capta y trata de satisfacer con su acción.
O sea, la actividad empresarial coordina diferentes proyectos individuales que de otra forma no se
satisfaría, y que se logra debido a su imaginación y atrevimiento.
Kizner llama “función empresarial” a una función creadora, que crea información cuando el
individuo percibe que hay una posibilidad nueva de ganancia, que el mercado transmite
rápidamente a través de los precios, y así los agentes económicos aprenden cómo deben actuar.
El empresario, sin saber exactamente que busca y sin buscarlo, se encuentra siempre atento y
preparado para descubrir o crear nuevas oportunidades de ganancia.
Es por esta comprensión de la capacidad coordinadora que tiene el proceso empresarial, que la
escuela austríaca tiende a favorecer las soluciones liberales y a defender el laissez-faire (dejar
hacer).
Sostiene que el mercado no intervenido por el Estado propicia los incentivos necesarios
para estimular el movimiento del mercado en una dirección que tiende al equilibrio.
54
11.7. Conclusiones
En épocas anteriores la enorme influencia del paradigma keynesiano desde la Segunda Guerra
Mundial y el auge del análisis macroeconómico, la escuela austríaca de economía era conocida por
pocos estudiosos.
A partir de la crisis del petróleo en 1973, el colapso del comunismo, la crisis del Estado de Bienestar
y el predominio de la economía de mercado, el interés por el liberalismo ha aumentado.
A la vez, el otorgamiento del premio Nobel a Hayek, uno de sus máximos representantes, le dio
respetabilidad.
Ha recibido críticas por la forma de entender la ciencia económica muy diferente de la de los
enfoques del pasado e, incluso del presente (aunque se trate también de escuelas liberales como la
escuela de Chicago de M. Friedman o G. Becker).
Conviene recordar que la escuela austríaca se trata de una escuela de pensamiento que pretende
incluir a la economía en una teoría más amplia de la acción humana, que aspira abarcar más cosas
que lo comúnmente consideramos objeto específico de la economía.
Al haber hecho de los seres humanos el centro de su investigación y haber explicado que la libertad
(económica y política) es una necesidad irrenunciable, contribuyeron a hacer una ciencia
económica más humana, que frecuentemente se presentaba como algo alejado de la realidad.
Una realidad que los austríacos consideran siempre cambiante, dinámica, insegura, donde las
normas, instituciones, consecuencias inintencionadas de las acciones humanas, nos recuerdan lo
limitado de nuestro conocimiento y la necesidad de la humildad intelectual.
Texto 12: Landreth y Colander (2002): Historia del Pensamiento Económico. Capítulo
16: El desarrollo de la econometría y los métodos empíricos en economía:
La economía se preocupa por los eventos del mundo real y el debate sobre qué teoría económica
aceptar se ha centrado en cómo relacionar las ideas teóricas con la observación empírica. Surgen
preguntas sobre la relación entre teoría y realidad, la validez de la observación empírica como
método de contraste, la importancia de la observación directa frente a la intuición heurística, y si el
desarrollo de teorías formales es solo un juego. Los economistas se han enfrentado a estas
preguntas a través de la observación, la estadística, la econometría, la calibración, las simulaciones
y la investigación experimental. El debate sobre los métodos empíricos en economía se divide entre
el enfoque microeconómico y macroeconómico, siendo este último el que genera más discusión. Se
presentan cuatro enfoques empíricos utilizados por los economistas y se examinan los primeros
intentos de combinar el trabajo estadístico con observaciones superficiales. Luego se analizan las
decisiones ad hoc en el tratamiento estadístico de los datos, lo que llevó al desarrollo de la
econometría. Sin embargo, estas decisiones han generado dudas en algunos economistas sobre
los estudios econométricos, lo que ha llevado a una situación inestable en la economía empírica
actual.
55
La Economía Empírica:
La economía empírica es la aplicación de métodos de investigación para relacionar las teorías
económicas con la realidad. Hay cuatro enfoques principales: el empirismo de sentido común, el
análisis estadístico, el análisis econométrico clásico y el análisis econométrico bayesiano. El
empirismo de sentido común se basa en la observación directa y la comparación con las ideas
teóricas. El análisis estadístico cuantifica y analiza los datos económicos. El análisis econométrico
clásico contrasta teorías utilizando métodos estadísticos. El análisis econométrico bayesiano utiliza
creencias subjetivas y estadísticas para evaluar teorías. Estos enfoques pueden complementarse o
utilizarse de manera independiente. La tecnología informática ha influido en la forma en que los
economistas realizan investigaciones empíricas. Se han desarrollado nuevas técnicas como
simulaciones de comportamiento de agentes, calibración de modelos macroeconómicos y
experimentos naturales. Estos cambios han ampliado la forma en que se estudia la economía. Este
enfoque utiliza la teoría económica intuitiva en lugar de modelos estructurales y sus datos provienen
de los experimentos naturales que se realizan.
En las décadas de 1960 y 1970, hubo avances significativos en la contrastación estadística y los
métodos econométricos, gracias a los avances tecnológicos en la informática. Esto permitió realizar
estudios empíricos más complejos y contrastar hipótesis de manera más rápida y precisa. Sin
embargo, las esperanzas de convertir la economía en una ciencia plenamente contrastable no se
han cumplido en su mayoría.
Henry L. Moore(1869–1958).
A principios del siglo XX, Moore fue pionero en el uso de muchos métodos estadísticos que más
tarde volverían a ser habituales. Utilizó los avances en métodos estadísticos y teoría de
probabilidad para realizar inferencias formales a partir de datos económicos. Moore buscaba
verificar teorías económicas, como la teoría de los salarios de JB Clark basada en la productividad
marginal. Sin embargo, su análisis presentó algunos problemas, como la falta de rigor en la
selección de su estructura teórica y la limitación de datos.
Moore también tenía un interés político en sus estudios, buscando criticar propuestas socialistas de
mayor igualdad de la renta. Su objetivo era demostrar científicamente que la teoría de la
productividad marginal era cierta y que un Estado socialista podría generar problemas al redistribuir
la renta. Aunque su motivación política plantea interrogantes sobre la imparcialidad de sus
resultados, sus contribuciones en la integración de métodos estadísticos en la economía fueron
significativas. Además, sus trabajos sobre la medición empírica de la curva de demanda y los ciclos
económicos sentaron las bases de la econometría microeconómica y macroeconómica moderna,
respectivamente.
Moore asumió que los precios y las cantidades observadas eran puntos de equilibrio en las curvas
de oferta y demanda. También supuso que la oferta de bienes agrícolas era determinada por
factores externos y no se vio afectada por el precio vigente. Estimó diferentes curvas de demanda
utilizando datos porcentuales y necesidades lineales y cúbicas. Las curvas estimadas mostraron
una pendiente negativa, como predice la teoría, y tuvieron un coeficiente de determinación alto.
Sin embargo, la estimación de Moore recibió críticas por parte de algunos economistas que
consideraron que su análisis empírico era demasiado simplista en comparación con la complejidad
de la teoría subyacente. También se cuestionó su estimación de la demanda de arrabio, que mostró
una pendiente positiva, lo cual contradecía la teoría microeconómica establecida.
El autor sugiere que la curva de demanda de pendiente positiva de Moore no fue un error, sino un
intento de abordar las limitaciones de los datos y permitir que estas limitaciones guíen su análisis.
Moore creía que su curva de demanda dinámica, que relacionaba regularidades empíricas, podría
ser útil para hacer predicciones sobre la economía, aunque no obstante no se alineaba con la teoría
estática subyacente.
57
tener una idea previa sobre cuál era la correcta. En caso de no tener una idea previa, recomendaba
elegir la regresión que presentara el mejor ajuste determinado mediante un contraste de Pearson.
La idea de Schultz fue importante porque dijo que la medición estadística no puede separarse de la
teoría. Nuestra percepción de los resultados está influenciada por nuestras creencias. Esta idea
llevó a la práctica común en la econometría de distinguir cuidadosamente entre las variables
independientes y dependientes. Sin embargo, decir que la medición estadística cambia en función
de la teoría no implica que dependa por completo de ella. La teoría ofrece interpretaciones limitadas
que se pueden extraer de los datos estadísticos.
Clement Juglar: convirtió un enfoque histórico para analizar los ciclos económicos, utilizando
tanto datos cualitativos como cuantitativos. A diferencia de Jevons y Moore, que se centraron en
estadísticas, Juglar buscó peculiaridades en cada ciclo a través de un razonamiento económico
sensato y un análisis minucioso de la historia y las instituciones de la época. Su enfoque se
basaba menos en la teoría y más en la sensibilidad hacia los datos económicos, siendo
considerado un precursor del enfoque estadístico institucional.
58
Wesley C. Mitchell: empirista heterodoxo:
Wesley C. Mitchell, uno de los primeros institucionalistas, se apartó de los economistas neoclásicos
en su enfoque empírico en macroeconomía. Desarrolló un método pragmático que enfatizó la
observación y análisis directo de los hechos económicos. Consideró que las teorías eran útiles
como telón de fondo para interpretar las observaciones empíricas, y vio a la economía como un arte
para ayudar a formular políticas económicas. Mitchell contrastó hipótesis sobre los ciclos
económicos mediante análisis estadísticos y juicios de valor basados en datos e información
institucional. Aunque su enfoque no siguió los métodos científicos formales, influyó en los
macroeconomistas ortodoxos en Estados Unidos en la década de 1930.
LA APARICIÓN DE LA ECONOMETRÍA:
La aparición de la econometría fue un cambio significativo en los análisis económicos en las
décadas de 1960 y 1970. Reemplazó el enfoque utilizado por Mitchell en macroeconomía y se
convirtió en el enfoque dominante tanto en microeconomía como en macroeconomía. Esto se debe
a varias razones: mejoras en los métodos estadísticos y econométricos, el deseo de aplicar y
contrastar teorías de manera precisa, el desarrollo de la economía matemática, la esperanza de
convertir la economía en una ciencia exacta y el apoyo de defensores de la econometría.
Uno de los modelos macroeconométricos más famosos desarrollados por la Comisión Cowles fue el
modelo Klein-Goldberger, que fue la primera representación empírica del sistema keynesiano. Este
modelo tuvo numerosas variables endógenas y determinadas que permitieron el análisis de las
interrelaciones económicas.
60
LA ECONOMETRÍA BAYESIANA:
La econometría bayesiana es un enfoque estadístico que propone una interpretación subjetiva de
los datos en contraposición a la interpretación objetiva de la econometría clásica. Mientras que en la
estadística clásica se busca una estimación única y objetiva del parámetro, basado en criterios
como los BLUE (mejor estimador lineal e insesgado), en el análisis bayesiano se genera una
función de densidad posterior basada en las creencias iniciales del investigador y la evidencia
empírica. Aunque algunos econometristas se han comprometido con la econometría bayesiana, su
uso es limitado debido a la dificultad de formalizar las creencias previas, encontrar la distribución
posterior y convencer a otros de la validez de los resultados bayesianos. Aunque se han planteado
quejas sobre la enseñanza actual de econometría, que se centra más en técnicas económicas que
en métodos econométricos per se, el resto lo dedican a otros aspectos del estudio, especialmente a
la construcción de un modelo econométrico relevante y al desarrollo de datos adecuados antes de
las estimaciones y la interpretación de los resultados después de las estimaciones.
La causa de esta diferencia se halla en que los profesores que enseñan econometría a menudo no
son las personas que la realizan realmente. Como señalan Magnus y Morgan (1999), el análisis
econométrico real se aprende haciéndolo, no estudiándolo. Está por ver si estas quejas llevarán a
realizar mejores estudios empíricos en el futuro."
Por ejemplo, un experimento llamado "doble mercado oral de subastas" realizado por Vernon Smith
y otros economistas sufrieron que el precio en el mercado se aproxima rápidamente al equilibrio y
se ajusta cuando cambian las condiciones de oferta y demanda. Este enfoque experimental permite
observar cómo reaccionan los mercados en diferentes condiciones institucionales, como en el caso
de comparar mercados con precios declarados y subastas.
También se ha contrastado el teorema de Coase, encontrando que las partes perjudicadas que
pueden negociar tienden a lograr un resultado eficiente, independientemente de quién tenga el
derecho legal. Sin embargo, se demostró que cuando se asignaba el derecho legal de forma
aleatoria, las partes tendían a distribuir el excedente de manera equitativa en lugar de maximizar
sus ganancias individuales. Esto sugiere que existe una ética basada en la equidad en la
distribución de los derechos de propiedad.
Dada la dificultad de contrastar teorías de forma empírica, estas investigaciones han cobrado
importancia. Su aceptación por parte de los economistas tendrá implicaciones significativas que
requerirían cambios en la formación de los economistas, así como en su papel y enfoque para
abordar los problemas económicos.
61
Una tendencia relacionada es el uso de simulaciones, donde se construyen modelos con agentes
que siguen reglas locales y se realizan simulaciones para determinar qué reglas sobreviven. Esto
permite seleccionar supuestos basados en su capacidad de supervivencia en lugar de basarse en la
introspección.
RESUMEN
La econometría ha experimentado avances y desafíos en su historia. En macroeconometría, ha
habido progresos y lecciones aprendidas a lo largo de más de cincuenta años de construcción de
modelos, aunque no de manera lineal o continua. Sin embargo, los críticos de la macroeconometría
cuestionan la falta de claridad en los modelos estructurales y consideran que se les atribuye más de
lo que es razonable.
Los críticos tienen diferentes perspectivas: los institucionalistas enfatizan el empirismo informado
por la información institucional e histórica, mientras que los críticos bayesianos sugieren
contrastes técnicos que reflejan la subjetividad de la estadística.
La econometría busca una gran precisión cuantitativa sin la ventaja de experimentos controlados o
grandes muestras. Los modelos económicos tienden a tener estructuras precisas pero simplistas, lo
que limita su precisión cuantitativa. Los enfoques institucionalistas han tenido éxito al abordar
problemas específicos con un enfoque histórico y desagregado, considerando las circunstancias y
motivaciones de los diferentes grupos económicos afectados.
En general, se sugiere que los análisis econométricos podrían ser más fructíferos si se enfocarán
en comprender mejor las restricciones institucionales y el comportamiento individual.
Texto 13: Barber, William (1967): “Historia del Pensamiento Económico”. Alianza
Editorial. Cap 8 “La doctrina económica de la Teoría General de Keynes”
El problema analítico de la Teoría General
La obra principal de Keynes giraba en torno a un problema central: la determinación de los niveles
de renta nacional y de empleo en las economías industriales, y la causa de las fluctuaciones
económicas. Los clásicos se habían enfocado en el crecimiento económico a largo plazo dejando
de lado la inestabilidad a corto plazo. Marx se acercaba más a Keynes pero creía que la caída del
capitalismo era inevitable, desde su punto de vista las fluctuaciones generales eran el resultado de
una enfermedad incurable del sistema capitalista.
En la Teoría General, se plasma la idea de que el análisis económico debía ser reconstruido para
llevar los problemas agregativos a corto plazo al centro de la escena. Un capitalismo no regulado
era incompatible con el mantenimiento del pleno empleo y estabilidad económica.
62
El ataque a la Ley de Say y la interpretación del dinero
La Ley de Say distinguía entre superproducción “general” y “parcial”. La primera se suponía
imposible, en tanto que la otra aún podía ocurrir. Esto podría traducirse en la proposición de que
toda la renta sería gastada. Después de todo, ¿qué persona cuerda acumularía fondos estériles en
un volumen sustancial cuando prestándolos podría aumentar su renta?. Toda la estructura del
pensamiento neoclásico sobre el ahorro y la inversión se había construido en torno a estos
postulados. Un aumento en el tipo de interés inflaría el volumen de los fondos prestables. El tipo de
interés era, de este modo, interpretado como un sensible mecanismo de equilibrio entre el ahorro y
la inversión.
Esta línea argumental fue reforzada posteriormente por la interpretación neoclásica corriente del
papel del dinero. En esta doctrina la principal función del dinero era la de medio de cambio. El
dinero era económicamente interesante solo en la medida en que se gastaba y circulaba a través
del sistema.
El ataque de Keynes a la tradición de la ley de Say se centraba en este análisis del dinero.
Comenzó la tarea invirtiendo la perspectiva desde la cual se consideraba el dinero. Keynes prefirió
el dinero como activo, pero insistió en que había también otra razón para mantener dinero: el
motivo especulativo. La réplica de Keynes está basada en la relación inversa entre los tipos de
interés y los valores-capital de los activos financieros. Keynes afirmó que podría haber
circunstancias en las que fuera prudente atesorar para cubrirse frente a los riesgos de pérdidas de
capital. Los tipos de interés probablemente subirían (exponiendo a los propietarios de activos a
pérdida sustanciales de capital).
El tipo de interés estaba gobernado no por la oferta y demanda de fondos prestables (como habían
mantenido los escritos neoclásicos) sino por la oferta y demanda de dinero.
El público puede demandar dinero por motivos especulativos. Los saldos mantenidos de este modo
constituirán el atesoramiento, y su dimensión, probablemente, estaría influida ante todo por el tipo
de interés y las expectativas sobre la futura evolución de este. A bajos tipos de interés, por el
contrario, podía preferir el atesoramiento como salvaguardia frente a las posibles pérdidas de
capital.
La doctrina que iniciara afirmaba que el tipo de interés era esencialmente un fenómeno monetario y
además sin relación con los factores reales de rugosidad y productividad del capital con los que los
neoclásicos lo habían relacionado. El ahorro y la inversión podían responder a cambios en el tipo de
interés, pero no eran sus determinantes
Por lo que para Keynes no sólo era el nivel de renta la más poderosa influencia sobre el volumen de
ahorro, sino que era probable que el ahorro aumentará absoluta y relativamente conforme creciera
la renta. Indicaba que sería necesario un volumen creciente de gastos de inversión para llegar al
equilibrio entre esta y el ahorro al nivel de actividad de pleno empleo.
Keynes dijo: “una comunidad pobre estará dispuesta a consumir la mayor parte del total de su
producción, de tal modo que será necesario un volumen muy modesto de inversión para alcanzar el
pleno empleo; mientras que una comunidad rica tendrá que descubrir muchas más amplias
oportunidades de inversión para que las propensiones ahorrarles de sus miembros más ricos sean
compatibles con el empleo de sus miembros más pobres.
La determinación de la inversión
Las decisiones de ahorrar e invertir eran en gran medida independientes la una de la otra y se
tomaban por diferentes grupos de personas y por razones distintas. Si los rendimientos netos
esperados excedieran del coste de capital entonces merecía la pena las inversiones mientras que
si el tipo de interés excediera de las tasas esperadas de rendimiento no se llevarán a cabo las
inversiones en instalaciones equipos y existencias.
Este elemento de continuidad entre los sistemas neoclásicos y keynesianos no debería ocultar, sin
embargo, una importante diferencia en las interpretaciones alternativas de la tasa esperada de
rendimiento sobre la inversión. A primera vista pareciera que Keynes utilizaba un concepto
estrechamente relacionado con la noción neoclásica de la productividad marginal de capital y en
parte eso es verdad; conforme crecieron las existencias de capital (permaneciendo lo demás igual)
esperaba que los rendimientos de las unidades adicionales tenderían a disminuir. Pero Keynes a
esto le agregó las expectativas de los empresarios, concluyendo que depende del rendimiento
esperado del capital y no meramente del rendimiento corriente.
La eficacia marginal del capital era una cuestión de expectativas en tal grado que el cambiante
humor de la comunidad empresarial podría contrarrestar la influencia del tipo de interés sobre la
inversión. En resumen, las técnicas convencionales de política económica eran insuficientes para
remediar la insuficiencia de la demanda agregada. Si había de restaurarse la prosperidad era
necesario un papel más activo del gasto público.
Claramente un aumento en el gasto para inversión aumentaría la renta total, esta condición podía
verse satisfecha cuando la renta hubiera crecido lo bastante para dar lugar al crecimiento necesario
del ahorro.
64
Sostuvo que independientemente de la existencia de estas organizaciones la reducción de salarios
no ofrecía ninguna posibilidad de remediar el desempleo. Tal táctica agravaría probablemente más
el problema al recortar la demanda efectiva.
Desde un punto de vista keynesiano la forma más útil de describir el proceso de ajuste de la
balanza de pagos era por los cambios en la renta agregada asociados con los superávits o déficits
de la misma. En cambio, los economistas neoclásicos habían destacado los movimientos de oro y
los cambios inducidos en la oferta monetaria y los precios como mecanismo de reajuste.
En primer lugar el alcance de esta obra quedaba deliberadamente restringido a un lapso de tiempo
de 6 a 9 meses por esta razón era apropiado para los propósitos sus propiedades generadoras de
renta a través del proceso multiplicador e ignorar los efectos a largo plazo de los gastos de
inversión sobre las existencias de activos productivos de la economía. En segundo lugar, es escaso
en el análisis microeconómico.
Lo que ahora se designa como la “síntesis neoclásica” intenta restablecer el tipo de interés como un
regulador sensible de la actividad económica Aunque el argumento es ahora más sutil que antes de
que la teoría general pusiera en tela de juicio la ley de Say. En la versión actual las tendencias
equilibradoras del tipo de interés influyen en las relaciones entre los cambios en el valor capital de
los activos financieros y las decisiones de consumir.
Afirman sin embargo que el sistema de mercado es suficientemente flexible para asegurar el
pleno empleo siempre que precios y salarios sean perfectamente flexibles.
66
La Contrarrevolución Monetarista
La contrarrevolución monetarista comenzó en 1956 cuando Milton Friedman publicó "La Teoría
Cuantitativa del Dinero: una reafirmación". Friedman argumentó que la teoría cuantitativa del dinero
debía interpretarse como una teoría de la demanda de dinero y no como una simple explicación del
nivel de precios. Reformuló la teoría de la demanda de dinero teniendo en cuenta avances en la
investigación moderna, y propuso un modelo similar a los basados en elecciones de cartera.
Friedman también presentó la hipótesis de la estabilidad de la función de demanda de dinero como
una teoría del multiplicador monetario y del multiplicador de inversión. Argumentó que los estímulos
monetarios eran más efectivos que los estímulos fiscales, ya que el gasto público financiado
mediante endeudamiento aumentaría la tasa de interés y "desplazaría" las inversiones privadas,
mientras que un aumento en la oferta monetaria aumentaría los ingresos sin aumentar la tasa de
interés.
La contrarrevolución monetarista desafió la teoría subyacente de la curva de Phillips, argumentando
que el desempleo no estaba relacionado con las variaciones en los salarios monetarios, sino con
las variaciones en los salarios reales. Friedman introdujo la hipótesis de expectativas inflacionarias
y afirmó que las autoridades monetarias solo podían reducir el desempleo si generaban una tasa de
inflación mayor a la esperada.
A finales de la década de 1960, la teoría monetarista ganó fuerza política debido a la estanflación
de esos años, que parecía respaldar sus advertencias sobre los efectos inflacionarios de las
políticas keynesianas. Los monetaristas abogaron por restringir la expansión monetaria y reducir la
economía.
Sin embargo, la hegemonía del monetarismo fue efímera. Surgió una nueva corriente conocida
como "neomonetarismo" o "nueva macroeconomía clásica" a fines de la década de 1970. Aunque
vinculada al monetarismo tradicional, esta corriente se diferenciaba por su mayor refinamiento
teórico y metodológico, así como por su posición más extrema en cuanto a la política económica.
Los principales exponentes fueron Robert E. Lucas Jr., Thomas J. Sargent y Neil Wallace.
El neomonetarismo superó las debilidades del monetarismo al considerar las expectativas de
manera más racional y al adoptar hipótesis de expectativas racionales en lugar de expectativas
adaptativas. Esto implicaba que los agentes económicos formaban expectativas basadas en
información completa y correcta, lo que eliminaba la posibilidad de ser sistemáticamente
engañados. Esta nueva corriente planteó desafíos adicionales a la teoría keynesiana neoclásica y
condujo a un cambio en la dirección de la macroeconomía.
En la década de 1960, se hizo evidente que el modelo de equilibrio walrasiano no era adecuado
para explicar la teoría de Keynes. Economistas como Patinkin, Clower y Leijonhufvud propusieron
modelos alternativos para estudiar las situaciones de desequilibrio y fundamentar
microeconómicamente la macroeconomía keynesiana.
Clower sugirió eliminar la idea de que los intercambios se realizan en equilibrio, argumentando que
fuera del equilibrio, las decisiones de los individuos no son compatibles entre sí. Esto lleva a una
dualidad decisoria en la que la demanda real se ve limitada por los ingresos monetarios disponibles.
Además, la falta de equilibrio implica la existencia de restricciones tanto en el gasto como en los
ingresos. Esto puede generar un proceso multiplicador similar al concebido por Keynes.
Leijonhufvud compartía una posición similar a la de Clower, pero destacaba el papel de las
deficiencias informativas en la generación de procesos multiplicadores. Al enfocarse en la falta de
información generada por los precios diferentes a los del equilibrio walrasiano, identificó el elemento
clave en este enfoque teórico y allanó el camino para los modelos de equilibrio no walrasiano
formulados en la década de 1970.
Estos modelos de equilibrio no walrasiano abandonaron la idea de flexibilidad de precios y
postularon la existencia de precios fijos. En estos modelos, los agentes económicos toman
67
decisiones en base a restricciones cuantitativas percibidas, lo que puede llevar a equilibrios en los
que no haya incentivos para cambiar las decisiones individuales. Dependiendo de las hipótesis
sobre los precios fijos, las restricciones cuantitativas y los agentes relacionados, se pueden
alcanzar diferentes tipos de equilibrio, incluyendo equilibrios con desempleo keynesiano y
equilibrios con desempleo clásico.
En resumen, los modelos de equilibrio no walrasiano surgieron como alternativas al modelo de
equilibrio walrasiano para explicar la teoría keynesiana. Estos modelos enfatizan el papel del
desequilibrio, las restricciones cuantitativas y los precios fijos en la economía, y muestran que el
caso de Keynes puede ser considerado como un caso de equilibrio no walrasiano temporal.
Enfoque post-keynesiano
69
El enfoque de precios fijos tuvo éxito en las décadas de 1970 y 1980. Además de los modelos de
equilibrio no walrasiano inspirados en él y los modelos post-keynesianos que adoptaron la hipótesis
de precios fijos mucho antes de que Hicks la propusiera nuevamente, en los últimos veinte años se
ha desarrollado una corriente de pensamiento que ha colocado esta hipótesis en el centro del
análisis macroeconómico y ha avanzado más en la búsqueda de justificaciones microeconómicas.
Aunque aún no se ha alcanzado un consenso absoluto en la comunidad económica, la hipótesis de
precios fijos ha ganado atención y ha sido objeto de investigación en el campo de la
macroeconomía.
Esta corriente de pensamiento sostiene que los precios no se ajustan instantáneamente para
equilibrar la oferta y la demanda en todos los mercados, como lo sugiere el enfoque walrasiano
tradicional. En cambio, argumenta que los precios pueden ser rígidos en el corto plazo debido a
diversas razones, como costos de ajuste, información imperfecta o comportamiento estratégico de
las empresas.
Al adoptar la hipótesis de precios fijos, los modelos macroeconómicos pueden analizar cómo los
shocks o perturbaciones en la economía pueden afectar el equilibrio y generar fluctuaciones
económicas. También permiten examinar la eficacia de las políticas monetarias y fiscales en un
entorno donde los precios no se ajustan rápidamente.
Si bien esta corriente de pensamiento ha avanzado en la justificación microeconómica de los
precios fijos, todavía existen debates sobre cómo incorporar de manera más precisa estos aspectos
en los modelos macroeconómicos y cómo reconciliarlos con la teoría tradicional del equilibrio
walrasiano.
En resumen, aunque el enfoque de precios fijos ha sido objeto de estudio y ha ganado importancia
en el análisis macroeconómico, todavía hay discusiones en curso sobre su validez y su integración
en los modelos económicos.
Después de la contra-revolución monetarista, el modelo IS-LM cayó en desuso, aunque en los
últimos años ha mostrado signos de recuperación. Por un lado, un número creciente de
economistas keynesianos de diversas orientaciones lo consideraron inadecuado para representar
correctamente el pensamiento de Keynes. Por otro lado, los macroeconomistas nuevos clásicos
también lo encontraron insuficiente y criticaron sus fundamentos microeconómicos no ortodoxos, la
teoría de la no neutralidad del dinero y la hipótesis de expectativas exógenas y no racionales.
Además, la "crítica de Lucas" generó dudas sobre la estabilidad de las curvas IS y LM,
argumentando que podrían desplazarse como consecuencia de las políticas que las curvas mismas
sugieren.
El factor decisivo que llevó a la renuncia del modelo fue que muchos economistas, guiados por
intereses en la investigación monetarista, desviaron su atención hacia el problema de la inflación. El
aparato analítico IS-LM se basa en la hipótesis de que el nivel de precios es un dato y solo de
manera bastante complicada puede utilizarse para explicar las fluctuaciones en el equilibrio que
siguen a las variaciones en la inflación. Por lo tanto, fue reemplazado por un esquema conocido
como el modelo de oferta y demanda agregada (AD-AS), diseñado precisamente para tener en
cuenta las variaciones en el equilibrio en presencia de inflación.
John Neville Keynes distingue entre “una ciencia positiva”, un cuerpo de conocimiento
sistematizado concerniente a lo que es; y una ciencia normativa u ordenadora, un cuerpo
de conocimiento sistematizado que discute los criterios sobre lo que debe ser; un arte, un
sistema de reglas para la consecución de un fin dado, y puntualiza que la “confusión entre
ellas es corriente y ha sido la fuente de muchos errores perjudiciales”, señalando con
insistencia la importancia de admitir una ciencia positiva”.
70
1.- Relación entre la economía positiva y normativa.
Si este juicio es válido significa que un acuerdo sobre una política económica “correcta”
depende mucho menos del progreso de la economía normativa que del progreso de una
economía positiva que obtenga conclusiones que sean ampliamente aceptadas.
El último objetivo de una ciencia positiva es el desarrollo de una “teoría” o “hipótesis” que
produzca predicciones válidas y significativas sobre fenómenos todavía no observados. Es
una mezcla de dos elementos, en parte es un lenguaje que promueve “métodos
sistemáticos y organizados de razonamiento” y en parte es un cuerpo de hipótesis
sustantivas encargadas de abstraer rasgos esenciales de la compleja realidad.
Los cánones de la lógica formal pueden mostrar por sí solos si un lenguaje particular es
completo y consistente.
La evidencia de hecho, por sí sola, puede mostrar si las categorías del “sistema ordenador
analítico” tienen una contrapartida empírica con sentido.
Considerada como un cuerpo de hipótesis sustantivas, la teoría debe ser juzgada por su
poder predictivo para la clase de fenómenos que intenta explicar”. Solo la evidencia de
hecho puede mostrar si es “acertada” o “equivocada”. La única prueba decisiva de la
validez de una hipótesis es la comparación de sus vaticinios con la experiencia. La
evidencia de hecho nunca puede “probar” una hipótesis; únicamente puede evitar el que
sea desaprobada. Las predicciones por las que la validez de una hipótesis no se aprueba
no necesitan ser sobre fenómenos que no han ocurrido todavía, pueden ser sobre
fenómenos que han ocurrido, bien por observaciones que no han sido todavía realizadas o
son desconocidas de la persona que hace la predicción.
En este sentido la validez de una hipótesis no es por sí misma un criterio suficiente para
elegir entre hipótesis alternativas, porque aún cuando una hipótesis concuerde con la
evidencia utilizable existen un infinito número de ellas.
71
Una teoría es “más sencilla” cuanto menos conocimiento inicial necesita para hacer un
vaticinio en un campo dado de fenómenos; es más “fértil” cuanto más precisa sea la
predicción resultante, cuanto más amplio sea el campo en que la teoría produce vaticinios.
Una consecuencia más seria de la dificultad de probar las hipótesis económicas por sus
vaticinios es el alentar al desconcierto sobre el papel de la evidencia empírica del trabajo
teórico. Los dos momentos de elaboración de la hipótesis y la prueba de su validez están
relacionados en dos aspectos, en primer lugar, los hechos particulares que entran en cada
etapa son en parte una consecuencia de los datos disponibles y del conocimiento de cada
investigador. En segundo lugar, el proceso difícilmente parte de la nada; la etapa inicial
requiere la comparación de las deducciones de una primera serie de hipótesis con la
observación, la contradicción de las deducciones.
Una hipótesis es importante si “explica” mucho con poco, o sea si abstrae los elementos
comunes y cruciales de la masa de circunstancias complejas y detalladas que rodean al
fenómeno que va a explicarse y permite unas predicciones válidas. Por tanto, una hipótesis
para ser importante debe poseer supuestos descriptivamente falsos, ya que no toma en
cuenta la mayor parte de las circunstancias reales.
Con todo, no siempre conviene utilizar la teoría más general, porque la exactitud mayor que
ésta proporciona puede no justificar su mayor coste y, por tanto, el problema de bajo que
circunstancias una teoría más sencilla resulta lo bastante apropiada, sigue siendo
72
importante. La utilización adecuada de los supuestos al especificar las circunstancias por
las que una teoría se acepta es frecuentemente, y por error, interpretada como si quisiera
decir que los supuestos pueden utilizarse para determinar las circunstancias por las que la
teoría se admite y ha sido, en este sentido, una importante fuente para sustentar la
creencia de que una teoría debe probarse por sus supuestos.
Hemos visto que una teoría no puede probarse por el “realismo” de una teoría está rodeado
de vaguedad. Pero si eso fuera todo, sería difícil explicar el extendido uso del concepto y la
tenacidad con la que todos hablamos de los supuestos de una teoría y comparamos los
supuestos de teorías alternativas.
Una hipótesis o teoría consiste en afirmar que ciertas fuerzas son y, por deducción otras no
lo son, importantes para una clase de fenómenos que pretenden explicarse, al mismo
tiempo que especifica la manera en que actúan las fuerzas que se consideran importantes.
La hipótesis puede considerarse por dos partes: 1) Un mundo conceptual o modelo
abstracto más sencillo que el “mundo real”, que contiene tan sólo las fuerzas que la
hipótesis asegura que son importantes, 2) una serie de reglas que definen la clase de
fenómenos para los que el “modelo” puede considerarse como una adecuada
representación del “mundo real”, que especifiquen la correspondencia entre las variables o
entidades del modelo y los fenómenos observables.
Las reglas para la utilización del modelo, por otro lado, no es posible que sean tan
abstractas y completas. Deben ser concretas, y, por consiguiente, incompletas con más
facilidad, aún incluso entonces no de forma completa, cuando la teoría forma parte de una
teoría más general.
Al hablar de los “supuestos cruciales” de una teoría, estamos, creo yo, tratando de fijar los
elementos clave de un modelo abstracto. Por lo regular, hay muchos medios diferentes de
describir el modelo en su integridad. Estos son lógicamente equivalentes; lo que son
considerados como axiomas o postulados de un modelo desde un punto de vista, pueden
ser tomados como teoremas desde otro, y, al contrario.
Lo que llamamos supuestos de una hipótesis pueden utilizarse para conseguir alguna
evidencia indirecta para la aceptación de la hipótesis, en la medida en la que los mismos
supuestos pueden considerarse como deducciones de las hipótesis, y, por lo tanto, su
adecuación con la realidad como un impedimento para la contradicción de algunas
deducciones o en tanto que los supuestos posean otras deducciones de las hipótesis
susceptibles de una observación empírica. Otro medio por el que los "supuestos" de una
hipótesis puede facilitar su comprobación indirecta es manifestando su parentesco con
otras hipótesis, y de este modo confirmar su validez a través de la validez de las hipótesis
en cuestión.
c) Algunas veces un medio inconveniente para especificar las condiciones bajo las que se
espera que la teoría sea válida.
Los principios metodológicos abstractos que hemos estado discutiendo guardan una
relación directa con la perenne crítica de la teoría económica “ortodoxa” como “irreal” y con
los intentos realizados para formular una teoría que afronte una crítica. Como hemos visto,
la crítica de este tipo está fuera de lugar si no va acompañada por la evidencia de que una
hipótesis diferente en uno u otro aspecto de la teoría que se critica proporciona mejores
predicciones para una amplia serie de fenómenos. Sin embargo, la mayor parte de tal
crítica no se complementa de esta forma; se basa casi por entero en las discrepancias
entre los "supuestos" y el "mundo real".
La confusión básica entre la precisión descriptiva y pertinencia analítica que se halla detrás
de muchas de las críticas sobre la teoría económica en el plano de que sus supuestos son
irreales. Una hipótesis fundamental de la ciencia es que las apariencias son engañosas y
que hay un medio de mirar, interpretar y organizar la evidencia que revelará qué fenómenos
74
superficialmente desconectados y diversos son manifestaciones de una estructura más
fundamental y relativamente sencilla. Y la prueba de esta hipótesis, como la de cualquier
otra, son sus resultados, una prueba que la ciencia ha aportado siempre. Si una clase de
"fenómenos económicos" se muestran variados y complejos, hay que suponerlo, porque
carecemos de una teoría adecuada para explicarlos. La confusión entre la precisión
descriptiva y la pertinencia analítica ha conducido no sólo a la crítica de la teoría económica
en cuestiones bien intrascendentes, sino también al desconocimiento de la teoría
económica y desviación de los esfuerzos para corregir los supuestos defectos. Los "tipos
ideales" de los modelos abstractos desarrollados por los teóricos de la economía se han
considerado como categorías estrictamente descriptivas, encaminadas a coincidir directa y
completamente con entidades del mundo real, independientemente del propósito con el
que el modelo debería utilizarse.
Teoría más general: Tal teoría nos permitiría operar en problemas en que ahora no
podemos hacerlo y, además, facilitar la determinación de la serie de circunstancias bajo las
que una teoría más simple puede considerarse como una buena aproximación. Para
cumplir con este cometido, la teoría más general debe tener contenido y sustancia; debe
poseer implicaciones susceptibles de contrastación empírica y de sustantivo interés e
importancia.
6.- Conclusiones
Una confusión que ha sido especialmente común, y ha hecho mucho daño, es la relativa al
papel de los "supuestos" en el análisis económico. Una hipótesis científica significativa o
una teoría, afirma que ciertas fuerzas son y otras, en cambio, no son importantes para
entender una clase peculiar de fenómenos.
Una teoría no puede probarse comparando sus "supuestos" directamente con la "realidad".
Sin duda, no hay medio alguno por el que esto pueda hacerse. La idea de que una teoría
puede probarse por el realismo de sus supuestos, independientemente de la precisión de
sus vaticinios, está muy extendida y es la fuente de gran parte de la crítica constante de
que la teoría económica no es realista. Una valoración referente al estado actual de la
economía positiva, un resumen de la evidencia en que se apoya «su validez y la fijación del
crédito relativo que cada parte merece, es desde luego una tarea para un tratado o una
colección de tratados, si es que esta tarea es posible, no para un breve artículo sobre
metodología. Los modelos abstractos que corresponden a estas hipótesis han sido
75
elaborados con gran detalle y han ganado mucho en rigor y precisión. El material
descriptivo sobre las características de nuestro sistema económico y sus operaciones ha
sido reunido en una escala sin precedentes.
¿Ultraempirismo?
El libro "The Significance and Basic Postulates of Economic Theory" de Terence Hutchison,
publicado en 1938, introdujo el criterio metodológico de falsabilidad de Popper en los debates
económicos. Hutchison reconoció la importancia del criterio de demarcación de Popper antes de
que se conociera ampliamente su trabajo. En su libro, Hutchison argumentó que todas las
proposiciones económicas pueden clasificarse como tautológicas o empíricas, y tendió a
caracterizar la mayoría de las proposiciones económicas como tautologías. Sin embargo, esta
clasificación no tuvo en cuenta la distinción entre proposiciones que son simplemente definiciones
76
disfrazadas y aquellas que son contrastables pero están formuladas de manera que impiden su
contrastación. Además, Hutchison defendió la necesidad de contrastar empíricamente las
proposiciones económicas y criticó a los economistas por proponer afirmaciones empíricas
no-contrastables en lugar de tautologías.
Hutchison fue acusado de ultraempirismo por Machlup, quien argumentó que la contrastación
directa de supuestos fundamentales en economía era gratuita y engañosa. Hutchison respondió
que la contrastación de supuestos podía realizarse tanto directamente como indirectamente a
través de la contrastación de las conclusiones derivadas de esos supuestos. Hutchison defendió la
contrastabilidad empírica tanto de los supuestos como de las implicaciones de las teorías
económicas.
En ese momento, los apriorismos, que consideraban que la economía se basaba en deducciones
puras sin necesidad de verificación externa, eran prominentes en el pensamiento económico. Frank
Knight rechazó las ideas de Hutchison y defendió que las proposiciones económicas no podían ser
contrastadas empíricamente debido a su naturaleza teleológica y su dependencia del conocimiento
intuitivo.
Es importante tener en cuenta el contexto histórico de la época, donde los apriorismos eran
ampliamente aceptados y el debate metodológico estaba en curso. Hutchison continuó defendiendo
la relevancia de las prescripciones metodológicas de Popper en economía, pero reconoció que el
enfoque monista o dualista en metodología tenía sus desafíos y limitaciones.
El operacionalismo:
77
La tesis de la irrelevancia-de-los-supuestos
Friedman critica la idea de que los supuestos realistas proporcionan una forma adicional de
contrastar una teoría, ya que considera que esto es erróneo y genera inconvenientes. Señala que
todas las teorías económicas idealizan el comportamiento de los agentes económicos y simplifican
las condiciones iniciales, por lo que son descriptivamente inexactas. Además, argumenta que el
realismo de los supuestos en cuanto a las motivaciones de los agentes económicos no es
relevante, ya que las teorías basadas en supuestos "como-si" pueden tener capacidad predictiva.
Sin embargo, Friedman admite que los supuestos pueden tener un papel indirecto en la
contrastación de una teoría. Incluso aunque una teoría sea considerada falsa en base a la evidencia
empírica, sus supuestos pueden ser implicaciones de otra teoría más amplia que sí ha sido
contrastada. Friedman también reconoce que los supuestos son importantes para especificar el
campo de aplicación de una teoría.Es importante tener en cuenta que Friedman no distingue
claramente entre diferentes tipos de supuestos, como proposiciones sobre motivaciones,
comportamiento real, relaciones funcionales, restricciones o condiciones de aplicabilidad. Esto ha
llevado a confusiones en la interpretación de su tesis.
En resumen, la tesis de la irrelevancia de los supuestos de Friedman sostiene que los supuestos
realistas no son necesarios ni relevantes para evaluar una teoría económica, y que su validez se
determina principalmente por su poder predictivo y capacidad de contrastación.
La característica-F :
Samuelson argumentó que la falta de realismo en los supuestos de una teoría no afecta su validez,
e incluso afirmó que los supuestos poco realistas pueden tener mérito si simplifican la realidad. Sin
embargo, Friedman y otros críticos consideraron que el realismo de los supuestos es importante y
que la inexactitud fáctica de los mismos debilita la teoría.Se menciona que la demostración lógica
de Samuelson sobre la falacia de la característica-F se basa en una teoría axiomatizada completa,
lo cual no es aplicable a la mayoría de las teorías económicas. Además, se argumenta que incluso
una teoría axiomatizada requiere condiciones iniciales y supuestos auxiliares "realistas" para ser
empíricamente contrastada.
Se critica el compromiso de Friedman con la metodología del instrumentalismo, que considera a las
teorías como meros instrumentos generadores de predicciones. Se señala que una teoría puede
proporcionar predicciones precisas sin explicar el mecanismo causal detrás de ellas, lo cual es
insuficiente para la ciencia.
El texto también menciona que tanto Friedman como Samuelson adoptan una metodología
defensiva para proteger a la economía de las críticas al irrealismo de sus supuestos y a la falta de
78
predicciones contrastadas. Se hace referencia a casos en los que tanto Friedman como Samuelson
han inferido consecuencias sobre el mundo real a partir de supuestos poco realistas.
Texto 17: Mankiw, Gregory (2006). “El macroeconomista como científico y como
ingeniero”. Originalmente publicado como "The macroeconomist as Scientist and
Engineer", Journal of Economic Perspectives, vol. 20, num. 4, Fall 2006.
Se plantea que los fundadores del institucionalismo fueron Thorstein Veblen, Wesley Mitchell y John
R. Commons. Siendo Thorstein Veblen quien dio la inspiración intelectual al
institucionalismo.
El primer institucionalismo cuenta con una gran influencia de Veblen. Dicho sistema subraya la
naturaleza acumulativa y dependiente de la trayectoria del cambio institucional, el papel de la nueva
tecnología en el origen del cambio institucional y el carácter predominantemente pecuniario del
conjunto de instituciones estadounidenses. Estas instituciones eran consideradas como una forma
de restricción de la actividad individual. Además, abarcaban formas de pensamiento que eran
generalmente aceptadas. De esta forma, se planteaba que las instituciones eran las encargadas de
modelar las preferencias y los valores de los individuos.
Veblen no compartía el pensamiento de que las instituciones funcionaran con el fin de promover el
beneficio social, sino que pensaba lo contrario. Las instituciones existentes contaban con tanta
inercia hacia cualquier plan establecido como hacia las acciones de los intereses existentes. Estas
tendían a perder el ritmo con los avances tecnológicos y los problemas económicos y sociales que
generaban. De esta forma, para Veblen las instituciones estadounidenses eran consideradas como
anticuadas e inadecuadas para la tarea del control social de la industria moderna. Según Walton
Hamilton, esto creaba una brecha entre las industrias que tenemos y las organizaciones sociales
obsoletas. Wesley Mitchell expresaría un pensamiento similar, pero enfocado en el conflicto de
"producir bienes y ganar dinero".
Veblen plantearía que la noción de "mano invisible" del mercado es aplicable en casos donde las
condiciones de las manufacturas son de pequeña escala, pero las condiciones cambian cuando
pasan a ser producción a gran escala. Veblen sería particularmente duro en lo que respecta a las
tácticas de manipulación usadas en las negociaciones para generar ingresos, así como a la pérdida
79
generada por la restricción monopolística, ciclos económicos y desempleo. Muchos
institucionalistas tuvieron intereses significativos en cuestiones de leyes y economía. Commons
construyó su propuesta basándose en las nociones de capacidad de penetración de los conflictos
de distribución del poder legislativo y los tribunales al intentar resolver conflictos. Los
institucionalistas en leyes y economía abarcaron temas como la evolución de los derechos de
propiedad, el contexto legal de las transacciones, la propiedad intangible y el crédito mercantil. La
gran importancia que tuvo el atractivo institucionalista fue la afirmación de que este representaba el
ideal de la ciencia empírica. Fue de gran influencia la combinación que realizó Wesley Mitchell de
las ideas veblenianas con la economía monetaria, teniendo como enfoque principal el cuantitativo y
estadístico que habían utilizado los estudiantes de Chicago. Mitchell comenzaría a trabajar en la
evolución y el funcionamiento de las instituciones de la economía monetaria, incluyendo el
desarrollo fuera del sistema señorial de los derechos laborales. Pero eso no tendría un buen final,
ya que Mitchell abandonaría esta propuesta y culminaría con el Business Cycle. En este libro,
Mitchell concedería a los ciclos económicos como un fenómeno que surgiría del comportamiento
generado por las instituciones de una economía monetaria. Llegando a la conclusión de que son las
instituciones las que generan las regularidades en el comportamiento de las masas que el trabajo
cuantitativo analiza. Con el paso del tiempo, se seguía sosteniendo que el institucionalismo era más
científico que la economía ortodoxa, debido a que era más empírico y se encontraba en línea con
las últimas investigaciones de otras disciplinas. Después de la Primera Guerra Mundial, la corriente
institucionalista parecía ser la que perdurará en el tiempo. Ofrecía una propuesta económica que
afirmaba ser moderna y científica, centrada en el examen crítico de la estructura institucional
existente. Estaba en línea con los métodos empíricos de las ciencias exactas y se basaba en los
últimos estudios de psicología, filosofía y derecho. Además, estaba estrechamente vinculada a
cuestiones importantes y urgentes de reforma económica y social.
El institucionalismo no llegó a cumplir la primera promesa debido a que no fue capaz de establecer
de forma exacta los fundamentos de la "psicología moderna". Luego de la mitad de la década de
1920, los psicólogos abandonarían la propuesta del instinto/hábito a favor de un behaviorismo que
se volvió cada vez más estrecho y confuso de entender. El trabajo institucionalista sería atacado por
el ad hoc, o por los carentes fundamentos de una apropiada teoría del comportamiento individual. El
institucionalismo participó probablemente en liberar a la economía de un lenguaje explícitamente
hedonista, pero no desarrolló la base alternativa para convencer a los economistas de abandonar
sus fundamentos racionalistas. En conjunto, los institucionalistas no lograron desarrollar sus teorías
de las normas sociales, del cambio tecnológico, de la toma de decisiones legislativa y judicial. Las
razones se deben en parte a la falta de fundamentos psicológicos claros, pero también a la atención
que pusieron los institucionalistas de entreguerras en los problemas de políticas inmediatas y
apremiantes como los ciclos económicos y la regulación de los servicios públicos. Finalmente, la
significativa agenda institucionalista de la reforma social se desechó, por la eliminación de algunas
de las causas originales del movimiento institucionalista, y a la vez las agudas críticas de una mayor
participación del gobierno que habían promovido tanto los institucionalistas. Debido a lo anterior, los
institucionalistas se terminaron desplazando de forma paulatina desde una posición central en la
economía estadounidense hacia una posición marginal en la misma.
81
Para Popper la ciencia se encuentra en un estado de revolución permanente mientras que para
Kuhn la historia de la ciencia se caracteriza por largos períodos en los que se preserva el status quo
que se ven interrumpidos en ocasiones por saltos discontinuos de un paradigma vigente a otros, sin
puente conceptual entre ellos.
El rasgo distintivo de las ideas de Kuhn es el concepto de revoluciones científicas como claras
rupturas en el desarrollo de la ciencia, y especialmente la idea de la existencia de drásticos
cortocircuitos de comunicación en los períodos de «crisis revolucionaria». Los principales elementos
de su teoría son:
● Los practicantes de la ciencia normal están de acuerdo tanto de los problemas que
requieren solución como en la forma general que tomará la solución
● La ciencia normal es un proceso autosostenido y acumulativo de resolución de problemas
concretos dentro del contexto de un marco analítico común
● La interrupción de la ciencia normal viene anunciada por la proliferación de teorías y por la
aparición de controversias metodológicas
● El nuevo marco ofrece solución definitiva a problemas anteriormente no resueltos, y esta
solución resulta ser reconocida, aunque previamente fuese ignorada
● La generación antigua y la nueva encuentran terreno común a medida que los problemas no
resueltos del antiguo marco conceptual se convierten en ejemplos corroboradores del marco
nuevo
● A medida que el nuevo marco conquista terreno, se va convirtiendo a su vez en ciencia
normal para la generación siguiente
En la segunda edición de su libro, Kuhn admite que su descripción previa de las revoluciones
científicas era exagerada ya que los cambios de paradigma durante las revoluciones científicas no
implican discontinuidades en el debate científico ni suponen elección entre teorías alternativas. La
denominación de «revoluciones» para los cambios de paradigma la usa para destacar que los
argumentos que se utilizan para defender el paradigma nuevo contiene siempre elementos
no-racionales que van más allá de las demostraciones lógicas o matemáticas. Además, presenta
cualquier período de progreso científico marcado por un gran número de paradigmas superpuestos
y entremezclados. Los paradigmas no se sustituyen unos a otros repentinamente y, en cualquier
caso, los paradigmas nuevos no surgen y se asientan de repente, sino que obtienen la victoria
después de un largo proceso de competencia intelectual.
Lo que se mantiene es el énfasis en el papel que juegan los juicios normativos en las controversias
científicas, especialmente las que se centran en la comparación de enfoques científicos
alternativos, junto con una desconfianza hacia los factores cognoscitivos (como la racionalidad
epistemológica) en comparación con los factores sociológicos (como la autoridad, la jerarquía y la
identificación con un grupo) como determinantes del comportamiento científico.
Metodología vs historia
Si Popper tiene razón respecto del mito de la inducción, aquellos que desean «decir las cosas como
son» se encontrarán arrastrados a «decir las cosas como debieran ser», ya que, al contar la historia
de la evolución pasada de una forma y no de otra, estarán necesariamente revelando sus puntos de
vista implícitos sobre la naturaleza de la explicación científica. Así, todas las proposiciones de la
historia de la ciencia están cargadas de metodología.
Por otro lado, parecería lógico que todas las proposiciones acerca de la metodología de la ciencia
estuviesen también cargadas de historia. En efecto, predicar las virtudes del método científico
82
ignorando completamente la cuestión de si los científicos actuales o del pasado han practicado
efectivamente tal método, resultaría ciertamente arbitrario.
La metodología de la ciencia de Popper es una metodología agresiva porque, según sus criterios,
una gran parte de la «ciencia» puede desecharse como metodológicamente incorrecta. La
metodología de Kuhn, por el contrario, es una metodología defensiva, ya que trata de reivindicar la
práctica real de la ciencia. La obra de Lakatos se puede considerar como un compromiso entre
ambas.
Para Lakatos, como para Popper, la metodología en sí no proporciona a los científicos un formulario
de reglas para resolver los problemas científicos; su campo es el del enfoque lógico, y su contenido
un conjunto de reglas no-mecánicas destinadas a la evaluación de teorías ya plenamente
articuladas. Donde Lakatos difiere de Popper es en que para él la lógica de la evaluación que utiliza
es al mismo tiempo una teoría histórica que intenta explicar retrospectivamente el desarrollo de la
ciencia.
Lakatos niega que las teorías concretas sean las unidades adecuadas para realizar evaluaciones
científicas y afirma que lo que se debe evaluar son grupos de teorías más o menos
interrelacionadas (programas científicos de investigación). A medida que un PCI se enfrenta con
falsaciones, experimentará variaciones en sus supuestos auxiliares, las cuales, como Popper ha
señalado, podrán suponer un aumento o una disminución de contenido, o representarán un
«cambio temático progresivo o degenerador». Un PCI no será «científico» de una vez por todas y
para siempre; puede dejar de serlo con el transcurso del tiempo, al ir gradualmente pasando del
estatus de programa «progresivo» al de «degenerado», así como puede ocurrir lo contrario.
Así, se halla un criterio de demarcación entre ciencia y no-ciencia que es histórico, ya que incluye la
evolución de las ideas en el tiempo como uno de sus elementos constitutivos.
Lakatos afirma que la historia de la ciencia es la historia de los PCI más que la historia de las
teorías y cada uno de ellos se compone de un núcleo (irrefutable por la decisión metodológica de
sus protagonistas) y un cinturón protector (las partes flexibles, donde el núcleo se combina con las
hipótesis auxiliares para formar las teorías concretas y contrastables en las que se basa la
reputación científica del PCI).
Lakatos argumenta que el criterio de falsabilidad de Popper no sólo exige que las teorías científicas
sean contrastables, sino también que cada una de ellas sea independientemente contrastable, es
decir, susceptible de predecir resultados no predichos por las teorías rivales. En tal caso, la
«corroboración» popperiana requiere al menos dos teorías, y lo mismo puede decirse de los PCI.
Un PCI concreto será considerado superior a otro si explica todos los fenómenos predichos por su
PCI rival y, además, hace predicciones confirmadas.
Para Lakatos la historia de la ciencia es concebida como una sucesión de PCI progresivos que se
superan constantemente unos a otros con teorías de contenido empírico creciente. Mientras tanto,
Kuhn la considera una serie continua de refinamientos paradigmáticos puntuados cada varios siglos
por una revolución científica.
El anarquismo de Feyerabend
Muchas de las líneas tendenciales de la obra de Lakatos hacia la suavización de los rasgos
«agresivos» del popperianismo y la ampliación de los límites de lo permitido han sido seguidas y
ampliadas por otros críticos recientes de las ideas recibidas, tales como Hanson, Polianyi y Toulmin,
83
pero quien más lejos ha llegado por este camino ha sido Feyerabend. Todos siguen a Kuhn y a
Lakatos en su rechazo del programa popperiano que postula una filosofía de la ciencia
completamente ahistórica, y se centran en el carácter esencialmente colectivo y cooperativo del
conocimiento científico: es su contrastabilidad interpersonal, incorporada en el concepto de
resultados repetibles en forma definida, lo que constituye el distintivo de la ciencia.
Otra característica persistente del nuevo enfoque sobre las teorías científicas es la idea de que
todas las observaciones empíricas están necesariamente cargadas de teoría y que incluso los actos
ordinarios de percepción, tales como el acto de ver, de tocar, de oír, están profundamente
condicionados por nuestras conceptualizaciones previas. En esta cuestión concreta, el nuevo
enfoque se acerca a Popper, que señaló la paradoja que supone la exigencia de que las teorías
sean severamente contrastadas en términos de sus predicciones observables, pero al mismo
tiempo todas las observaciones son interpretaciones que hacemos a la luz de alguna teoría.
En Contra el Método, Feyerabend afirma que no existe ningún canon de metodología científica que
no haya sido violado en algún momento de la historia de la ciencia. Además, la tesis de que la
ciencia crece por medio de la incorporación de las antiguas teorías como casos particulares de las
nuevas y más generales es un mito. Por último, el progreso científico, sea cual sea el procedimiento
que adoptemos para concebirlo o medirlo, se ha producido en el pasado, precisamente, porque los
científicos nunca se vieron constreñidos por compromiso alguno con la filosofía de la ciencia.
La ciencia, insiste Feyerabend, es mucho más irracional que su imagen metodológica y no existe
criterio de demarcación que la pueda separar de la no-ciencia.
Feyerabend no está en contra del método en las ciencias, sino que más bien está en contra del
método en general, y aconseja ignorar todo método. Su verdadero objeto de crítica es la influencia
represiva que ejerce la propia ciencia, y especialmente la pretensión de los órganos científicos
establecidos de que sólo ellos conocen los métodos correctos con los que descubrir la verdad.
La ciencia, con todos sus fallos, es el único sistema ideológico autocrítico y autocorrector que el
hombre ha inventado en toda su historia; a pesar de la inercia intelectual, a pesar de su
conservadurismo inherente y a pesar de la tendencia a cerrar filas para mantener a raya a los
heréticos.
¿Existe un método científico aplicable a todas las ciencias, sea cual sea el tema de que se ocupan,
o deben las ciencias sociales emplear una lógica de investigación especial y propia?
Hay muchos científicos que quieren acercarse a los métodos de la física, química y biología, pero
otros están convencidos de que las ciencias sociales poseen una comprensión intuitiva de sus
temas centrales de la que carecen los científicos de estas otras ciencias.
84
Versteben: comprensión desde dentro por medio de la intuición y la empatía, como opuesta al
conocimiento desde fuera, a través de la observación y el cálculo. Los científicos de las ciencias
naturales carecen de este tipo de conocimiento de participante, de conocimiento de primera mano,
porque les es imposible imaginar lo que es ser átomo o molécula. Pero los científicos de las
ciencias sociales, interesados en el comportamiento humano, pueden colocarse en la posición de
los agentes humanos que están analizando, pueden recurrir a la introspección como fuente de
conocimiento del comportamiento de dichos agentes, y de esta forma hacen uso de una ventaja
inherente que poseen sobre los estudiosos de los fenómenos naturales.
Tanto el monismo metodológico como la doctrina de Versteben son criticadas porque no ofrecen
método alguno de contrastación interpersonal con el que validar las proposiciones referentes al
comportamiento gobernado por normas.
La cuestión del Versteben se encuentra a la vez ligada al principio popperiano del individualismo
metodológico. Este principio se opone al principio de la metodología totalizadora que postula que
los «todos» sociales tienen objetivos o funciones que no pueden ser reducidos a las creencias,
actitudes y acciones de los individuos que los forman. Muchos de los seguidores de Popper
deducen el individualismo metodológico de lo que se ha denominado el individualismo ontológico
(los individuos crean todas las instituciones sociales y por tanto los fenómenos colectivos son
simplemente abstracciones hipotéticas derivadas de las decisiones de los individuos). Pero, aunque
el individualismo ontológico es trivialmente cierto, no tiene necesariamente relación con la forma en
que deberíamos o no deberíamos investigar los fenómenos colectivos, es decir, no tiene por qué
relacionarse con el individualismo metodológico.
Popper explica que el individualismo metodológico debe interpretarse como la aplicación a las
cuestiones sociales del «principio de racionalidad», o del «método cero» aplicado a la «lógica de
una situación». Fue un intento de generalizar el método de la teoría económica de forma que
resultara aplicable a otras ciencias sociales.
Introducción
En resumen, este libro examina críticamente el panorama cambiante del pensamiento económico
con respecto al individuo. Explora nuevos enfoques dentro de la corriente principal de la economía y
sus críticas a la concepción individual atomista tradicional. El autor argumenta que estas estrategias
plantean cuestiones filosóficas fundamentales que darán forma a su éxito e impacto social y, en
última instancia, influirán en la teoría económica y las políticas económicas sociales.
La concepción individual atomista estándar en economía es criticada por no cumplir con los criterios
de individuación y reidentificación, lo que indica que representa inadecuadamente a los individuos
humanos. Esto prepara el escenario para la discusión posterior sobre concepciones alternativas del
individuo en la economía reciente y su capacidad para abordar estas deficiencias.
87
1.3 The Atomistic Individual Conception: Homo Economicus - La Concepción Individual Atomista:
Homo Economicus
En esta sección se discute el concepto del "Homo economicus" y su representación del individuo en
la economía. La concepción tradicional ve a los individuos como seres aislados definidos por sus
propias preferencias, haciéndolos atomizados. Las preferencias se consideran exógenas y
propiedad del individuo. Sin embargo, este punto de vista simplemente estipula el uso del término
"individuo" sin explicar la individualidad en sí.
La economía neoclásica ha adoptado la concepción individual atomista pero la trata como una
virtud lógica más que como una crítica. La representación formal del Homo economicus equipara a
los individuos con sus funciones de utilidad, que se construyen para cumplir con los requisitos del
análisis de equilibrio. Esta concepción individual abstracta está divorciada del comportamiento
humano y basada en propiedades lógico-matemáticas. La racionalidad y la individualidad están
co-definidas dentro de este marco.
Sin embargo, han surgido dudas sobre la aplicabilidad del comportamiento racional al mundo real,
respaldadas por la evidencia de la psicología de que las personas no siempre se comportan
racionalmente. La naturaleza de la racionalidad se está explorando en varias disciplinas científicas,
y la capacidad de convertir procesos computacionales en mecanismos físicos juega un papel
importante en la definición de la racionalidad. Esto sugiere que la racionalidad está limitada por el
estado histórico del desarrollo científico y los procesos computacionales/cognitivos disponibles para
los individuos.
Esta sección concluye enfatizando el desarrollo continuo del conocimiento humano y la necesidad
de una continua interpretación y reinterpretación de los límites de las explicaciones de un solo
individuo. El enfoque del libro mencionado en el pasaje está en el nuevo pensamiento sobre los
individuos en la economía y cómo aborda los límites para explicar a los individuos como
perdurablemente distintos.
Se sugiere que, si bien gran parte de la nueva investigación en la corriente principal de la economía
tiene como objetivo mejorar la teoría de la racionalidad, estos esfuerzos a menudo no logran
abordar los problemas asociados de representar y explicar a los individuos cuando operan dentro
del alcance de la concepción tradicional del Homo economicus. Apartarse de esta concepción
tradicional y explorar cómo se limita la individualidad, de forma similar a los límites de la
racionalidad, ha mostrado cierto progreso en la explicación tanto de la racionalidad como de la
individualidad en la vida económica. Sin embargo, el autor señala que la cuestión de qué es la
individualidad recibe menos atención en comparación con el enfoque en la racionalidad, y es
posible que los economistas no reconozcan por completo las posiciones implícitas que adoptan
sobre los individuos. Como resultado, la dirección futura de la economía en este tema sigue sin
estar clara.
1.5 Economics’ Embeddedness - El Arraigo de la Economía
* En economía y sociología económica, el arraigo se refiere al grado en que
la actividad económica está restringida por instituciones no económicas.
Las secciones anteriores del libro analizan la influencia de otras disciplinas en la economía y cómo
las estrategias de investigación recientes en la economía dominante han tomado prestados
conceptos y metodologías de varios campos. Estos incluyen la teoría de juegos de las matemáticas,
la economía del comportamiento de la psicología, el experimentalismo de todas las ciencias, la
neuroeconomía de la neurociencia, el modelado de complejidad de la física y el pensamiento
evolutivo de la biología. También hay casos de economía que toma prestados principios de
dominios sociales ajenos al mercado, lo que se conoce como imperialismo económico. Sin
embargo, este préstamo ha sido en gran medida unilateral, con una influencia predominante de las
matemáticas y las ciencias naturales.
Una observación muy importante es que las ciencias naturales, a diferencia de las ciencias sociales
y las humanidades, tienen un compromiso más débil con la investigación del individuo humano
como objeto fundamental de estudio. Las ciencias naturales a menudo se centran en las fuerzas
naturales que actúan sobre los individuos, mientras que las ciencias sociales y las humanidades
89
centran sus explicaciones en los individuos como agentes clave. Si la economía continúa
desarrollándose a lo largo de las líneas de las ciencias naturales, plantea la posibilidad de eliminar
a los individuos como actores significativos en el discurso económico. Esta tendencia puede entrar
en conflicto con el hecho de que la economía es una ciencia social y su capacidad para servir como
ciencia política que aborda el impacto en los individuos.
El desarrollo futuro de la economía también se verá influido por factores ajenos a la comunidad
científica. La economía está incrustada en sistemas complejos de organización social humana
moldeados por el cambio tecnológico, los desafíos del ajuste social y las preocupaciones
ambientales. Los dos problemas de límites discutidos anteriormente, que definen el espacio de las
explicaciones de un solo individuo, no son solo problemas teóricos sino desafíos reales que
enfrentan los individuos en la vida contemporánea. A medida que la interacción social se vuelve
más compleja y las circunstancias cambian con mayor frecuencia e inesperadamente, surgen
preguntas sobre la importancia de la individualidad y cómo las personas mantienen sus identidades.
La tasa creciente de cambio social impulsa la investigación sobre el destino de la individualidad y el
papel de la economía en su comprensión.
Davis aclara que su análisis del individuo en la economía no se basa en valores normativos que
anulan el análisis científico, sino más bien en un análisis de identidad de las concepciones
individuales que se encuentran en la economía. Además, la idea de un enfoque de valor neutral
para el individuo en la economía, guiado por una visión de las ciencias naturales, pasa por alto la
influencia generalizada de los valores sociales tanto en la economía como en la ciencia. El autor
destaca que los individuos son fundamentales para la economía no solo porque los economistas los
consideren científicamente relevantes, sino porque los individuos tienen valor dentro del mundo
social.
La economía tiene responsabilidades tanto científicas como normativas con respecto al individuo. Si
bien la mayor parte del libro se centra en el análisis científico de cómo los economistas representan
a los individuos en función de su comportamiento, hay una breve discusión sobre por qué los
individuos también deben ser considerados objetos de preocupación normativa en economía. El
autor enfatiza el papel del individuo en la determinación del alcance y la naturaleza de los derechos
económicos, que se consideran derechos humanos cruciales junto con los derechos políticos,
sociales y culturales.
Si aplicamos esta comprensión a los individuos en los juegos, podemos considerarlos como
sistemas consistentes de relaciones. Cada individuo, compuesto por múltiples puntos que lo
representan, se transformaría en sí mismo a través de la relación auto-idéntica. Esto implica que la
existencia de cada individuo depende de esta relación auto-idéntica, similar a cómo se explica la
identidad personal en filosofía.
Para caracterizar formalmente a un individuo en términos económicos, se requiere que un punto fijo
se transforme en sí mismo, lo cual implica que debe ser reflexivo. Los individuos son reflexivos en el
sentido de que, en todas las transformaciones posibles, se reproduce constantemente una relación
auto-idéntica si el individuo existe como un sistema de relaciones único. En la teoría de la utilidad
estándar, los individuos son reflexivos en este sentido, ya que sus preferencias auto-idénticas se
reproducen en todas las transformaciones.
Sin embargo, surge un problema debido a la naturaleza privada y subjetiva de las preferencias. Al
ser subjetivas, se basan en las "propias" preferencias del individuo y presuponen su existencia en
lugar de proporcionar una explicación para ella. Esto plantea una diferencia importante entre la
teoría estándar de la utilidad y la teoría de juegos del programa Nash-Harsanyi-Aumann.
En la teoría de juegos, especialmente en juegos de información completa, todas las preferencias de
los individuos son conocidas por todos los jugadores, lo que fundamenta su subjetividad en la
interacción del juego en lugar de ser exclusivamente "propias". Esto permite tratar las preferencias
auto-idénticas de los individuos como la fuente de una relación auto-idéntica en la que el individuo
se reproduce constantemente.
En resumen, el programa Nash-Harsanyi-Aumann aborda la concepción del individuo en términos
de relaciones auto-idénticas y reflexividad. A través del teorema del punto fijo y la interpretación de
las preferencias en el contexto de juegos de información completa, se proporciona una base formal
para explicar la existencia de los individuos y su participación en los juegos.
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En resumen, el texto discute los problemas relacionados con el diseño experimental en juegos y la
validez externa de los resultados obtenidos en laboratorios. Se plantea que los juegos pueden ser
vistos como interacciones continuas en lugar de intercambios aislados, lo que puede llevar a que
los sujetos experimentales se comporten de acuerdo a lo que creen que se espera de ellos, incluso
si entienden la interacción de manera diferente.
El texto también destaca que el entorno del laboratorio es artificial y puede presentar dificultades
para representar el mundo real. Se argumenta que la validez externa se ve afectada por la falta de
contextos reales y la eliminación de señales contextuales en los experimentos controlados.
Además, se menciona que los sujetos experimentales son conscientes de que participan en un
experimento, lo que puede influir en su comportamiento.
Se plantea la cuestión de si los sujetos experimentales se preocupan por la utilidad del
experimentador y si los protocolos del experimento funcionan como señales contextuales que
indican cómo se debe jugar el juego. Se sugiere que la identificación social y las señales
contextuales pueden influir en el comportamiento de los sujetos experimentales.
El texto concluye que la validez externa de los experimentos es problemática debido al metajuego
en el que el investigador está incluido. Se argumenta que no hay un punto de referencia externo
para evaluar la validez externa y que la idea misma de validez externa pierde su significado. Se
menciona el enfoque de la teoría del diseño de mecanismos, que utiliza los resultados eficientes de
Nash como base para las políticas o los protocolos de experimentación. También se menciona el
enfoque de los paternalistas libertarios, quienes reconocen que las personas no siempre se
comportan como el Homo economicus y que las reformas institucionales pueden no producir
siempre dicho comportamiento.
En general, el texto sugiere que los individuos pueden ser influenciados por el entorno
experimental, pero que su comportamiento puede variar y no siempre seguirá las predicciones de la
teoría de juegos estándar.
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sus pares varones, se esperaría que dejaran pasar con más frecuencia oportunidades de lucro, solo
por evitar la incertidumbre.
El hallazgo más habitual en estos estudios es que, en promedio, las mujeres muestran una mayor
aversión al riesgo que los varones. Para ellos, las situaciones de riesgo son un desafío que los
convoca a participar. Para ellas, son amenazas que es preferible evitar.
Más allá de los experimentos reseñados, también es cierto que cuando se trabaja con muestras de
población con calificaciones específicas, por ejemplo gerentes y profesionales activos, las
diferencias de género en las preferencias por el riesgo se reducen o desaparecen. Tal es el caso del
estudio de Atkinson, Baird y Frye (2003) sobre el comportamiento inversor de hombres y mujeres
gerentes de fondos mutuales de inversión. Las diferencias en el desempeño se atribuyen a
conocimiento de la materia y a restricciones en el nivel de riqueza que se maneja en los portafolios,
pero no al género.
¿Las mujeres se preocupan más que los hombres por el bienestar del resto?
Ortmann y Tichy (1999) diseñan un juego basado en el dilema del prisionero usando las
recompensas percibidas por cada elección para analizar diferencias de género en la manera de
tomar decisiones estratégicas a través de diferentes rondas. Encuentran que en las primeras
rondas, las mujeres optan por cooperar con más frecuencia que los hombres (41 % vs. 30 %). Sin
embargo, en las rondas siguientes, el nivel de cooperación baja y la diferencia entre hombres y
mujeres se reduce. Es decir, la cooperación o el engaño a través de las rondas lleva a un
aprendizaje sobre el comportamiento esperado que es similar para varones y mujeres. Por lo tanto,
aunque en las primeras rondas las mujeres se aproximen al juego de manera más cooperativa que
los hombres, con la experiencia alinean sus comportamientos.
A priori, parecería encontrarse una predisposición diferente a la negociación en los varones y
mujeres que participan de los experimentos. Ellas parecerían sentirse menos cómodas con la
negociación o mejorar su desempeño solo cuando negocian por los demás, es decir cuando son
responsables de velar por los intereses de otras personas. Además, parecerían tender a adoptar
comportamientos que las conducen a reducir las probabilidades de obtener mejores condiciones
laborales o mayores reconocimientos (como en el caso de la académica). Sin embargo, las
diferencias psicológicas por género que parecen detectarse también parecen diluirse con la
experiencia.
¿Cuánto explica la biología y cuánto la cultura las diferencias de comportamiento entre hombres y
mujeres?
Los seres humanos somos producto de la evolución, por lo cual es posible que ésta tenga un rol
importante para configurar las preferencias de hombres y mujeres en función de qué actitud les ha
sido más efectiva para preservarse en el entorno desde tiempos remotos. Desde esta perspectiva,
la mayor predisposición hacia la competencia de los varones respecto a las mujeres podría tener su
origen en la necesidad de asegurarse el éxito reproductivo. Dado que los hombres pueden tener
más hijos que las mujeres, tienen más que ganar de la competencia frente a otros hombres, desde
el punto de vista reproductivo.
Por otra parte, es cierto que existen diferencias biológicas entre hombres y mujeres, con
implicancias directas para el desempeño económico de cada uno (por ejemplo, la fuerza física
habilita a ocupar ciertos puestos de trabajo o las tareas asociadas al nacimiento pueden afectar la
inserción laboral de las madres).
A su vez, desde el punto de vista de la cultura o la socialización de género; los roles de género no
son innatos, sino aprendizajes de nociones socialmente construidas. En este sentido, el
comportamiento de hombres y mujeres bien podría derivarse de normas construidas socialmente.
Comportarse de acuerdo a estas expectativas puede reflejar la voluntad de actuar según lo que se
espera de la pertenencia a una determinada categoría social. Se espera que hombres y mujeres
tengan diferentes roles en las sociedades y así son entrenados desde la niñez.
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Varios experimentos demuestran que para el caso de la mujeres, el haber tenido profesores de su
mismo sexo mejoraría su desempeño educativo posterior; no así en el caso de los hombres para los
cuales es indiferente. Entonces ¿cuál es la explicación? Más que elegir una u otra línea de
argumentos, es probable que ambas se complementen.
LA “REVOLUCIÓN DE LA CREDIBILIDAD”
Texto 23. Backhouse, R. E, y Cherrier, B. (2017). The age of the applied economist:
the transformation of economics since the 1970s. History of Political Economy,
49(Supplement), 1-33.
El texto empieza con una frase de Angus Deaton (2007) que dice: “Si la tesis típica de los ochenta
era una elaborada pieza de teoría de precios estimada por máximos no lineales basada un número
muy reducido de observaciones, la tesis típica de hoy utiliza poca o ninguna teoría, una
econometría mucho más simple y cientos de miles de observaciones”. Dicha afirmación demuestra
el cambio a lo largo del tiempo que tuvo el tratamiento de los problemas económicos dado por los
economistas, que al inicio se basaba prácticamente en teoría y muy pocas observaciones, para
ahora, un uso reducido de teoría y una extrema importancia aplicada a las observaciones.
Una crítica común del pasado era que los economistas, en lugar de comprometerse con el mundo
real, formulaban supuestos que les permitían sacar sus conclusiones preferidas. La transformación
de la economía en las últimas décadas del siglo XX se ha denominado cada vez más un "giro
empírico".
El autor menciona que desde los años 80 se produjo un gran crecimiento de la investigación
empírica y al mismo tiempo un declinio de la investigación teórica. Sobre esta base, se anuncian
conclusiones como "la muerte de la teoría" o al menos un "cambio de paradigma". Muestra que se
ha producido un cambio dirigido al trabajo empírico en tres de las principales revistas, que los
trabajos empíricos han adquirido más prestigio.
El autor menciona que existen varias razones de por qué se fue dando este cambio. Una de ellas es
la ya mencionada arriba, el prestigio del trabajo económico empírico. Otras son el surgimiento de
nuevas técnicas, como la contabilidad nacional, los índices del coste de vida, el análisis
input-output, el análisis coste-beneficio y la evolución de las finanzas supusieron el desarrollo de
nuevos conceptos y herramientas, así como grandes proyectos para recopilar, registrar y dar
sentido a los datos.
De la tabla presente en la página 3 del texto que muestra la metodología usada en la publicación
del “American Economic Review” desde 1963 hasta 2011 se pueden sacar 3 conclusiones
fundamentales: En primer lugar, el período en el que la teoría, tal y como se entiende ahora el
término, dominó el trabajo empírico, que duró unos treinta años, fue interludio excepcional. En
segundo lugar, se ha producido un cambio en la relación entre el trabajo teórico y empírico, pero el
trabajo empírico no se ha desconectado completamente de la teoría. En tercer lugar, el descenso
más significativo es el de los artículos exclusivamente teóricos. Como afirmó Dani Rodrik (2015):
"Hoy en día, es prácticamente imposible publicar en las mejores revistas …de desarrollo y
economía internacional sin incluir algún análisis empírico serio. ... Las normas de la profesión
exigen ahora mucha más atención a la calidad de los datos, a la inferencia causal a partir de
pruebas y a una serie de trampas estadísticas.
En general, este giro empírico ha sido bueno para la profesión.” La importancia concedida a la
"teoría aplicada" y al análisis político es un claro indicio de que lo que ha ocurrido recientemente no
sólo se refiere al trabajo empírico, sino que abarca la relevancia de la teoría y la política. Esto
sugiere que la economía no ha pasado realmente "de la teoría a los datos", sino que ha
experimentado una profunda redefinición de la relación entre el trabajo teórico y el empírico.
El autor afirma que el término “aplicada” de economía aplicada tiene un efecto ambiguo pero, en
realidad lo hace mejor y no peor para lo que pretende explicar. Dice que se necesita un término que
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englobe un conjunto grande de identidades y prácticas que aquellos que se acompasan dentro del
término “empírico”. Como sostiene Erickson, la "aplicación" se refiere a menudo a la capacidad de
una teoría para producir padrones innovadores de colaboración, no sólo su capacidad para predecir
o describir resultados.
En resumen, este volumen trata de cómo el periodo en el que ser teoricista era la actividad más
prestigiosa para un economista evolucionó hasta la situación actual en que los economistas se
enorgullecen de ser aplicados, ya sean teóricos aplicados o economistas empíricos que abordan
problemas de política. El texto también aborda detalladamente la relación entre estudiantes de
economía, los profesores y la importancia que se daba a diversos temas a lo largo de los años
40/50 hasta el 2000. Y comó se fueron observando esos diversos cambios.
Se puede ver un ejemplo cuando menciona que la creciente complejidad de la relación entre teoría
y aplicación quedó ilustrada por los premios de los años 60 y principios de los 70, cada uno de los
cuales implicaba una relación diferente entre teoría y aplicación. También menciona algunas
ramificaciones políticas, por ejemplo: a principios de la década de 1970 se sucedieron varios
ataques en discursos presidenciales contra la economía por ser demasiado teórica y alejada de la
realidad. Una primera explicación del giro aplicado en economía es el surgimiento de nuevas y
diversas técnicas para confrontar los modelos con los datos.
Otra técnica cada vez más utilizada era la economía experimental.
El período en que la economía experimental se afianzó firmemente coincide con el desarrollo de un
conjunto de diversas técnicas. Otras técnicas difuminaron la demarcación entre teoría y trabajo
aplicado, construyendo objetos económicos en el mundo real en vez de solamente estudiarlos. Una
segunda explicación del reciente giro aplicado es la "revolución de los datos". Aunque la reciente
explosión de bases de datos digitales multivariables a gran escala y en tiempo real es alucinante y
tiene el atractivo de una revolución, la disponibilidad de datos económicos también ha evolucionado
constantemente desde la Segunda Guerra Mundial. Más que una revolución en los años ochenta o
en cualquier otra década, la historia de la economía parece ser una de constante adaptación a
nuevos tipos de datos.
En 1970, por ejemplo, Jorgenson explicó que "la base de datos para la investigación econométrica
se está expandiendo mucho más rápidamente que la propia investigación econométrica". La
espectacular mejora en la recopilación y el almacenamiento de datos ha sido posible gracias a la
mejora de la tecnología informática. Normalmente considerado como el factor más importante
detrás del giro aplicado, el ordenador ha influido mucho más que solamente los datos económicos.
No era inevitable que los ordenadores irían favorecer trabajo empírico sobre la teoría: de hecho,
uno de los principales usos de los ordenadores era la simulación, una técnica (o quizá una familia
de técnicas) que difuminaba la distinción entre teoría y trabajo aplicado. Uno de los puntos que
afirman Blackhouse y Cherrier es que las simulaciones desdibujan la distinción entre teoría y
aplicación.
A lo largo de la posguerra, los economistas han afirmado repetidamente que la disponibilidad de
nuevos conjuntos de datos y la potencia informática para analizarlos han transformado diversos
campos. Sin embargo, en todas las historias mencionadas en este texto, la diversidad de las
prácticas de economía aplicada es el resultado no sólo de combinaciones idiosincrásicas de
técnicas de modelización, conjuntos de datos, de técnicas de modelización, software y hardware;
también fue consecuencia de una variedad de sitios, antiguos y nuevos, en los que se practicaba la
economía aplicada, y de las cambiantes demandas que patrones y clientes imponían a los
economistas.
Esto, por supuesto, está relacionado con la orientación política del giro aplicado. Un ejemplo del
texto: los economistas se enfrentaron con exigencias diversas, a veces contradictorias, que crearon
nuevas formas de hacer un trabajo "aplicado" y capas adicionales de complejidad en las relaciones
de estas prácticas con el trabajo teórico. (Esto es importante para la conceptualización de lo que le
ocurrió a la economía en aquel "plan macroeconómico" se dejó de pensar en metas y objetivos para
pasar a comprender métodos y técnicas que se concibieron independientemente).
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Todo esto sugiere que el giro hacia la economía aplicada, que implicó cambios tanto en las
prácticas de los economistas como en la percepción de su identidad, fue cambiado, en cierta
medida, por las exigencias políticas y las instituciones que las mediaron. Conclusión: Las décadas
de 1950 y 1960 podrían describirse como la era del economista teorista. La teoría ocupaba un lugar
destacado en las principales revistas y fue estructurando cada vez más la forma en que los
economistas pensaban sobre problemas económicos.
Como hemos mostrado, la situación cambió gradualmente, a medida que nuevas técnicas y nuevas
fuentes de datos permitieron obtener resultados que los economistas consideraban más sólidos. Se
consideraba que el trabajo aplicado necesitaba una base teórica, y la econometría se utilizaba para
probar hipótesis teóricas formalmente especificadas. Pero al mismo tiempo, el giro hacia la teoría
de juegos y el desarrollo de teorías de información imperfecta y asimétrica ampliaban enormemente
las herramientas teóricas a disposición de los economistas, proporcionando teorías formales de
fenómenos sobre los que antes los economistas sólo podían hablar de manera informal. A medida
que esto sucedía, el papel de la teoría cambió. Ya no era posible poner fe en una única teoría
general que lo abarcara todo: en su lugar, lo mejor que podían esperar los economistas era una
serie de teorías, cada una de las cuales podía utilizarse en diferentes circunstancias.
Este es el antecedente del creciente uso del término teoría aplicada. Los crecientes y complejos
vínculos con los responsables políticos y una variedad de clientes también hicieron más difícil
aplicar la teoría de forma estandarizada. Las demandas públicas y privadas empujaron a los
economistas a adaptar las teorías y herramientas a usos específicos, modificándolas
profundamente en el proceso. Pero ésta fue sólo una dimensión de la importancia de la economía
aplicada. A medida que los gobiernos se volcaron a soluciones del mercado para problemas
económicos, aumentó el alcance del trabajo aplicado. Se había vuelto la era del economista
aplicado
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