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El Brasil restituido (1625) de Lope de Vega lleva a escena la victoria ultramarina de la

monarquía hispánica contra los holandeses, conseguida el 30 de abril de 1625. De


acuerdo con el catedrático Menéndez Pelayo, la comedia debe considerarse un ejemplo
paradigmático de producción literaria perteneciente al llamado género de “periodismo
dramático” o “relación o gaceta dramática”1, caracterizado por la elevada proximidad
cronológica entre acontecimiento histórico y su relato: el 23 de octubre, un día antes de
que la flota victoriosa volviera a Málaga, Lope ya tenía escrita la comedia. Dicha
contigüidad, que permite la construcción de un paralelismo vivido entre escritura
propiamente histórica o noticiera y narración literaria del mismo acontecimento,
sugeriría que el dramaturgo tuvo acceso directo a la información sobre el hecho.
Además, la evidente presencia de un complemento alegórico que permea la obra revela
la probable condición de encargo para la corte de la comedia y el tipo de peticionario,
verosímilmente el conde de Olivares. De hecho, El Brasil restituido forma parte de un
corpus de dedicatorias y elogios sistemáticamente dirigidos al valido y a sus familiares
que manifiesta la ambición cortesana del Fenix de servir al Conde-Duque y a Felipe IV.
Sin embargo, las razones de la vacilante respuesta de Olivares frente al acercamiento de
Lope y, por consiguiente, el escaso éxito cortesano del escritor residieron en la mala
reputación de su vida privada y, sobre todo, en su condición de criado de Sessa,
asociado al bando del duque de Lerma, que se consideraba un elemento de oposición al
régimen de Olivares2.
El Brasil restituido celebra le recuperación el 30 de abril de 1625 de la entonces capital
colonial, Salvador de Bahía, de manos de los holandeses, que la habían ocupado el 10
de mayo del año anterior. Durante la Tregua de los Doce Años (1609-1621), los
holandeses se habían expandido en Asia a costa del Estado da Índia portugués, pero
también habían intervenido de forma más limitada en América, donde el comercio con
el Brasil se había incrementado enormemente. En efecto, en 1621 se fundaba la
Compañía de las Indias Occidentales, a la que se otorgaba la misión de colonizar y
comerciar en el Atlántico y parte del Pacífico, a través de la fuerza si fuera necesario. Su
primer gran objetivo, por razones tanto políticas como económicas, fue el Brasil, con el

1
MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino (1970): Observaciones preliminares, a Obras de Lope de Vega,
XXVIII. Madrid: Atlas, pp. 9-152. Reedición de Obras de Lope de Vega Carpio (1902). Madrid: Real
Academia Española, pp. IX-CXLVIII.
2
Usandizaga, G. (2010). El Brasil restituido y el régimen del Conde Duque de Olivares. In Actas del XVI
Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas.
que los holandeses mantenían un importante comercio de contrabando. La noticia de la
caída de la capital colonial del Brasil despertó la reacción conjunta de España y Portugal
que a través de la expedición de una espectacular armada hispanoportuguesa – constaba
la flota de cincuenta y dos naves y 12.566 hombres, la mayor que hasta el momento
hubiera cruzado el Ecuador – reestablecieron la soberanía monárquica en los territorios
coloniales.
Tal y como declarado por Olivares en su memorial sobre el asunto, el ejemplo del
puerto brasileño se interpretó como una clara señal de las graves amenazas que
acechaban a los reinos de la Monarquía y se elevó el proyecto de defensa común de la
Unión de Armas a dispositivo de resistencia útil y necesario para la detonación de
peligros futuros y eventuales. Parece evidente que dicha interpretación de los
acontecimientos condiciona la estructuración de la obra: cobra especial relieve el relato
del encuentro de las dos flotas en Cabo Verde, antes de tomar rumbo a Bahía, que
celebra la unión política de ambos reinos en el contexto de la expedición. A pesar de la
retratación de la relación sinérgica entre Menenes y Fadrique al mando del bando
respectivamente español y portugués, las hazañas y la responsabilidad del castellano
adquieren mayor protagonismo y conllevan, por tanto, una mayor presencia y
centralidad escénica y revelan una perspectiva en el fondo castellana. Diez años después
de El Brasil restituido, Juan Bautista Maino realizó su cuadro sobre La recuperación de
Bahía para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. La obra resulta inspirada en
la descripción de Lope que ilustraba la generosidad hacia los vencidos. El más
destacado de los elementos del cuadro que provienen de El Brasil restituido es la
presencia del retrato de Felipe IV, ante el cual los holandeses aparecen arrodillados,
solicitando o agradeciendo el perdón del monarca. Tanto en la obra de Lope como en la
de Maino - coincidendo con la versión de Olivares - la rendición de los holandeses
aparece intercedida por la generosidad de los vencedores: ejercida explícitamente en
nombre de Felipe IV en el caso de El Brasil restituido y de forma directa por el mismo
monarca en el caso de La recuperación de Bahía de Todos los Santos.
La proximidad y la coherencia del texto con el programa político de Olivares, en
particular por lo que se refiere al proyecto de la Unión de Armas, hacen de El Brasil
restituido otro ejemplo de obra no sólo cortesana, sino estrechamente ligada al poder,
que testiga como el arte y, más en general, la cultura hayan desempeñado una
importante función propagandística para la construcción y el mantenimiento del edificio
monárquico español.

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