Está en la página 1de 9

Guillem Usandizaga

Guillem Usandizaga
Universitat Autònoma de Barcelona

EL BRASIL RESTITUIDO Y EL RÉGIMEN DEL CONDE-DUQUE DE OLIVARES

Si bien presenta algunas especificidades, El Brasil restituido es una obra


representativa del drama histórico de hechos contemporáneos de Lope1. Como la mayoría de
estos textos –entre los que podemos destacar El asalto de Mastrique, El Arauco domado o La
Santa Liga– lleva a escena una victoria de las armas de la Monarquía Hispánica fuera de la
Península, en el que es el motivo principal del género en Lope y en el teatro del Siglo de Oro.
Comparte además con algunas de estas comedias su muy probable condición de encargo,
índice de las posibilidades propagandísticas que se les atribuía2.
Pero El Brasil restituido tiene también sus particularidades, en primer lugar en su
paradójica condición de drama histórico –a falta de mejor palabra– del presente, escrito, al
igual que La nueva victoria del marqués de Santa Cruz o La nueva victoria de don Gonzalo
de Córdoba, meses después del hecho de armas del que trata. Menéndez Pelayo empleó el
marbete de “periodismo dramático” o “relación o gaceta dramática” para este tipo de
comedias, que tiene la ventaja de sugerir su proximidad a la escritura propiamente histórica o
noticiera tal como se practicaba en el momento (Menéndez Pelayo 1970: 20, 36). Otro rasgo
distintivo de la obra es su elaborada puesta en escena y el complemento del nivel humano de
la acción con un plano alegórico, que valora o incluso interviene sobre aquél, y que además
eleva el estilo del conjunto. Estas características se explicarían tal vez por la probable
condición de encargo para la corte de El Brasil restituido y el tipo de peticionario –
verosímilmente el conde de Olivares– y público.
Las noticias sobre la “nueva victoria” ultramarina contra los holandeses, conseguida el
30 de abril de 1625, llegaron a Madrid el 6 de julio y el 23 de octubre –un día antes de que
volviera a Málaga la flota victoriosa– Lope ya tenía escrita la comedia3. Pedro de Vargas
Machuca firmó la licencia para su representación el 29 de octubre y el 6 de noviembre la
compañía de Andrés de la Vega la estrenó en la corte, en una representación particular ante el
Rey que probablemente tuviera lugar en el salón de comedias del Alcázar4. Es razonable
pensar que una obra sobre un tema tan reciente, que además era susceptible de entenderse
como un buen ejemplo de las virtudes del régimen de Olivares y de la bondad de sus políticas

1
Aunque centrado en etapas anteriores de la dramaturgia del Fénix, véase para el género del drama histórico o drama de
hechos famosos Oleza [1986:252-257] y [1997: XXVII-LV, especialmente XLVII-XLIX].
2
El autógrafo mismo de El Brasil restituido, custodiado en la New York Public Library, da fe de los intereses extraliterarios
a los que el texto podía servir. Tal como anotó Agustín Durán al terminar su copia manuscrita, conservada en la Biblioteca
Nacional (Mss. 15081), una mano distinta a la del dramaturgo muestra empeño en cambiar el nombre de uno de los oficiales
españoles, don Enrique de Alagón, por otro llamado don Fernando. Véanse por ejemplo los vv. 1250-1252 o 1662 y su
correspondiente aparato crítico en la edición de Solenni.
3
González Palencia 1942: 122, citado en Elliott 1990: 244, señala la fecha en que fue conocida la noticia. Brown y Elliott
2003: 196 deducen de la fecha de regreso de la flota que la obra de Lope tiene que haberse basado en informes que llegaran
antes que el grueso de la misma, lo que abunda en la probable condición de encargo oficial de El Brasil restituido. Sabemos
en ese sentido que Olivares ya disponía de relaciones del suceso el 8 de julio de 1625, cuando las incluye en un correo a don
Carlos Coloma en el que le da la noticia de la victoria (Rodríguez Villa 1904: 434). Recuérdense finalmente, amén de los
indicios sobre la fuente de la obra contenidos en la licencia de representación, los versos enjaulados del autógrafo en el
añadido que aparece después de ella (f. 16r, n. 2381 de Solenni), en los que el general Fadrique de Toledo envía a don
Enrique de Alagón y don Pedro de Porras a dar la noticia de la victoria a Felipe IV.
4
Shergold y Varey (1963) reproducen las Cuentas del Secretario de la Cámara, legajo 6.764 del Archivo del Palacio
Nacional. Aunque el título sea un escueto El Brasil, podemos estar seguros que se trata de la obra de Lope porque éste alude
a la compañía de Andrés de la Vega en el texto autógrafo (1046Acot). Los escasos seis días transcurridos entre el final de la
escritura y la licencia de representación –que por cierto señala a la “juventud de Madrid” como público potencial de la pieza–
han hecho pensar a Shergold (1967: 224) que Lope la concibió para los corrales.

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares

fuera encargada por el mismo poder, en la órbita del cual Lope, por otra parte, estaba deseoso
de entrar.
Efectivamente, tanto el dramaturgo como su patrón, el duque de Sessa, intentaron
congraciarse con el nuevo régimen, en ambos casos con escaso éxito. En fecha tan temprana
como 1621, el año de la ascensión al poder de don Gaspar de Guzmán en la nueva corte de
Felipe IV, Lope de Vega dedica ya una comedia al generoso mecenas de la literatura de su
tiempo y portentoso coleccionista de libros.5 Pero es en 1624 y 1625, este último el año en
que escribe El Brasil restituido, cuando los libros que el Fénix da a la prensa concentran más
dedicatorias y elogios dirigidos al privado y a su familia. Hasta el punto de que Lope, en una
carta de 1625, consideró oportuno aclararle al duque de Sessa que la devoción por los
Guzmanes no ponía en cuestión su lealtad hacia él y su casa.
En 1624, pues, Lope dedica una comedia a una familiar del Conde-Duque, pero sobre
todo es el año en el que le rinde tributo en el poema culto La Circe, que se acerca
sistemáticamente al poderoso ministro y su familia6. El libro exalta a Olivares como mecenas
desde la misma portada, todos los preliminares debidos a Lope tienen que ver con su
ambición de servir al Conde-Duque y a Felipe IV, y un par de poemas van dirigidos a
familiares del noble andaluz. El afán de buscar tan poderoso amparo queda de manifiesto
incluso en la censura de Antonio Hurtado de Mendoza, poeta y dramaturgo que gozaba del
favor de Olivares desde antes de 1621, recién nombrado secretario real en el año de la
publicación del poema mitológico7.
En el año en que escribió El Brasil restituido, aparte de dedicar una comedia a la
cuñada de la hija del valido, dirige los Triunfos divinos a la condesa de Olivares, doña Inés de
Zúñiga8. El libro apunta a la corte desde los preliminares –que contienen sendos sonetos a
Felipe IV y al Conde-Duque y hasta tres a la Condesa– y dedica a la Reina el poema La
virgen de la Almudena. De esa ambición cortesana da cuenta asimismo la censura de fray
Hortensio Félix Paravicino, pero sobre todo la de Juan de Jáuregui, fechada a 27 de julio de
1625, que manifiesta su “parecer y deseo que al amparo de los que valen reciba mayores
premios y acrecentamientos”9.
Tal como se ha adelantado, en una carta a Sessa que debió seguir muy de cerca a la
publicación del volumen poético en septiembre de 1625, Lope le hace entrega del libro y
significativamente intenta defenderse de las susceptibilidades que adivinaba que la dedicatoria
a la Condesa iba a causar en su patrón, proclamando que seguía siendo “Córdoba” a pesar de
que el Duque lo hiciera “Guzmán” (Amezúa 1943: 478). En 1626, Lope dedica una nueva
obra a la Condesa, sus Soliloquios amorosos de un alma a Dios, y después parece dejar de
buscar tan activamente el favor del Conde-Duque.
Olivares, ya lo hemos dicho, respondió poco al acercamiento de Lope. Según Pérez de
Montalbán puede atribuirse a la influencia del Conde-Duque la concesión de una pensión de

5
En 1621 dedicó al entonces sumiller de corps de Felipe IV El premio de la hermosura, la primera comedia de la Parte XVI,
que había sido representada en 1614 por miembros de la familia real, incluido el entonces príncipe Felipe, en el jardín del
palacio de Lerma (Castro / Rennert 1968: 214; Wright 2001: 117-124).
6
La limpieza no manchada (Parte XIX) va dedicada a doña Francisca de Guzmán, marquesa de Toral, quien a partir del 9 de
enero de 1625 se iba a convertir en la suegra de la hija del valido, María de Guzmán. Por otra parte, un par de poemas de La
Circe van dirigidos a familiares del Conde-Duque, tal como el propio Lope se apresura a señalarle en el prólogo (Madrid,
viuda de Alonso Martín, ¶ 4r): “La rosa blanca” va dirigida a María de Guzmán, mientras que “La mañana de San Juan” está
dedicada al conde de Monterrey, el cuñado de Olivares.
7
Tanto la portada (el pedestal de la figura que se encuentra a la derecha, que representaría a la paz) como el prólogo (¶ 4r)
tratan al Conde-Duque de restaurador de las musas. Por su parte, la censura del secretario del rey, fechada a 4 de septiembre
de 1623, aclara que el autor de La Circe “justamente aguarda, no sólo licencia de imprimillas [las obras], sino premio y que
Vuestra Alteza sea servido de hacelle merced de la que pide y de honralle con los que merece” (¶ 2r).
8
La discreta venganza (Parte XX) está dirigida a Isabel de Guzmán, duquesa de Frías, cuñada de la hija de Olivares, María
de Guzmán, e hija de Francisca de Guzmán (véase nota 6).
9
Madrid, viuda de Alonso Martín, ¶ 3v.

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
Guillem Usandizaga

250 ducados, garantizada por la corona (Castro y Rennert 1968: 278). En resumen, no está
claro que Lope tuviera mayor acceso a la corte de Felipe IV del que tuvo a la de Felipe III y
su estatuto en ella no tenia nada que ver con el de un poeta de cámara como Antonio Hurtado
de Mendoza (La Barrera 1973: 272-274 / Castro y Rennert 1968: 335-337). Lope mismo se
refirió en una carta a Sessa de 1628 al “retiro y encogida condición” en el que con respecto a
las cosas de la corte se hallaba (Amezúa 1943: 109). Las razones del escaso éxito cortesano
del escritor tal vez hay que buscarlas, aparte de en la mala reputación de su vida privada, en
su condición de criado de Sessa, asociado al bando del duque de Lerma, depurado al subir al
trono Felipe IV, y que se consideraba un elemento de oposición al régimen de Olivares.
Antes de entrar a relacionar algunos aspectos de la obra con el programa político de
Olivares, es imprescindible evocar con algún detenimiento los hechos históricos llevados a
escena. El Brasil restituido celebra la recuperación el 30 de abril de 1625 de la entonces
capital colonial, Salvador de Bahía, de manos de los holandeses, que la habían ocupado el 10
de mayo del año anterior10. Era la primera vez que una potencia extranjera invadía territorio
americano ya colonizado con la intención de asentarse definitivamente en él. Durante la
Tregua de los Doce Años (1609-1621), los holandeses se habían expandido en Asia a costa
del Estado da Índia portugués, pero también habían intervenido de forma más limitada en
América, donde, por ejemplo, el comercio con el Brasil se había incrementado enormemente.
De hecho, uno de los argumentos que decidió al gobierno de Madrid a reanudar la guerra fue
precisamente la percepción –que iba a demostrarse errónea– de que mantener a los holandeses
ocupados en sus propias fronteras frenaría sus planes en ultramar. Por parte holandesa, el fin
de la tregua acabó de consolidar un proyecto sobre el que hacía tiempo que se debatía.
En efecto, el mismo 1621 se fundaba la Compañía de las Indias Occidentales (la de las
Orientales ya existía desde 1602), a la que se otorgaba con carácter exclusivo la misión de
colonizar y comerciar en el Atlántico y parte del Pacífico, a través de la fuerza si fuera
necesario. Su primer gran objetivo, por razones tanto políticas como económicas, fue el
Brasil, con el que los holandeses mantenían un importantísimo comercio de contrabando11.
Entre el argumentario de los partidarios del Brasil como primer gran objetivo importa
destacar la condición de colonia portuguesa del país, que suponían que atenuaría la reacción
tanto de los invadidos, a los que suponían indiferentes u hostiles a Felipe IV, como del mismo
rey. Además, calculaban que de llegar a ocupar todo el Brasil debilitarían seriamente a la
monarquía española, ya que la pérdida de su colonia más próspera llevaría al recién
incorporado Portugal a la crisis.
La expedición holandesa, compuesta por veintiséis naves y 3.300 hombres, llegó a la
costa de Bahía el 8 de mayo de 1624. La mañana del 9 de mayo, las tropas invasoras
desembarcaron a algunos kilómetros de la ciudad sin hallar resistencia y al atardecer los
soldados ya habían llegado al convento benedictino de las afueras. A pesar de los esfuerzos
del gobernador Diogo de Mendonça Furtado, el desánimo era general y los defensores, algo
superiores en número, aprovecharon la noche para abandonar la ciudad. La mañana del 10 de
mayo los holandeses entraron en Bahía y apenas encontraron unos pocos cristianos nuevos,
algunos esclavos negros y al gobernador junto a quince hombres de su confianza. Mendonça
Furtado rechazó en un principio rendirse, pero acabó haciéndolo ante la promesa de
condiciones favorables.

10
Para el contexto en el que se produce el ataque a Bahía me baso en Boxer 1957: 1-21 y 1952: 40-46, aunque tomo algún
dato de Menéndez Pelayo (1970). Para el relato del ataque propiamente dicho, sigo muy de cerca a C. R. Boxer 1957: 21-28]
que también trata el asunto en 1952: 46-63.
11
Los propios holandeses calculaban que eran responsables de entre la mitad y dos terceras partes del comercio generado
entre el Brasil y Europa (Boxer 1957: 20). El contrabando al que se recurrió a partir de la prohibición de 1594 se realizaba a
través de cómplices portugueses, muchos de los cuales cristianos nuevos, residentes en ciudades como Viana do Castelo o
Oporto.

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares

La noticia de la caída de la capital colonial del Brasil al módico precio de cincuenta


bajas, causó gran regocijo en las Provincias Unidas y gran desaliento en la Península. Por una
vez Madrid y Lisboa reaccionaron conjuntamente, sumando esfuerzos, que dieron como
resultado la que en Portugal se conoció como la “jornada dos vassalos”12. Los españoles
estaban inquietos porque suponían que el objetivo último de los holandeses era el Perú y su
plata, mientras que los portugueses estaban todavía más preocupados ya que se daban cuenta
de que si los holandeses consolidaban su posición en Bahía, inevitablemente seguiría la caída
del resto del Brasil.
Gracias a esfuerzos sin precedente y al entusiasmo general que la expedición despertó
en los sectores más diversos de toda la Península, la armada hispanoportuguesa, al mando de
Fadrique de Toledo, apareció en la costa de la ciudad el 29 de marzo de 1625, antes de que lo
hicieran los refuerzos holandeses. Constaba la flota de cincuenta y dos naves y 12.566
hombres, la mayor que hasta el momento hubiera cruzado el Ecuador. Por entonces la
guarnición había sido fortificada, pero estaba al mando de un coronel incompetente y ya
existía una cierta resistencia por parte de los colonos portugueses que había impedido que los
holandeses se aventuraran más allá de la ciudad.
Los refuerzos provenientes de las Provincias Unidas, donde las noticias de la victoria
llegaron un mes más tarde que a la Península, zarparon a mediados de marzo de 1625,
después de haber sido retenidos por razones meteorológicas. Antes de su llegada, la
guarnición holandesa, baja de moral y próxima al motín, llegó a un acuerdo para su
capitulación el 30 de abril, al cabo de un mes de sitio. Al entrar en la fortificada ciudad el 1 de
mayo, los sitiadores comprobaron que difícilmente podrían haberla asaltado sin un elevado
coste humano.
La plaza fue recuperada, pues, por una fuerza expedicionaria castellano-portuguesa,
una acción conjunta de dos reinos de la Monarquía en defensa de territorios coloniales de uno
de ellos. En la fecha de redacción de la comedia, la Unión de Armas, el proyecto de defensa
común de Olivares, según el cual cada reino de la Monarquía tenía que aportar un cupo de
soldados que intervendría en caso de que cualquiera de los otros fuera atacado, era un
proyecto maduro y parecía llegado el momento para llevarlo a la práctica13. Tal como
reconocen Brown y Elliott, la recuperación de Bahía era “un brillante símbolo de la Unión de
Armas en toda su eficacia” (Brown y Elliott 2003: 179). De hecho, el memorial de Olivares
sobre el asunto, cuya versión manuscrita está fechada ocho días antes de que Lope pusiera fin
a su comedia, alude a la ocupación de la ciudad. Destinado a obtener la colaboración de las
Cortes de la Corona de Aragón en el proyecto, el ejemplo del remoto puerto brasileño aparece
como un estímulo para reconocer las graves amenazas que acechaban a todos y cada uno de
los reinos de la Monarquía:

Dos mil leguas se hallaban de tierra firme los habitadores de San Salvador de Bahía de
Todos [los] Santos sin tener apenas noticias de los rebeldes holandeses. Su ocio y
seguridad, aun prevenidos de seis meses antes, los hizo advertir tan poco el peligro que en
un punto se vieron esclavos de infames dueños, su ciudad y iglesia profanados por los
enemigos de Dios y de Su Majestad. (Elliott y Peña 1978: 185)14

El mismo documento deja constancia de la trascendencia del proyecto, que a través de


la unión militar pretende contribuir a la unidad general de la Monarquía, a los lazos entre
todos sus vasallos:

12
Es además el título de una de las mejores relaciones de los hechos: Bartolomeu Guerreiro, Iornada dos vassalos da coroa
de Portugal..., Lisboa, Matheus Pinheiro, 1625.
13
Para el proyecto de la Unión de Armas y su desarrollo, véase Elliott 1990: 251-283.
14
Citado en Brown y Elliott 2003: 179.

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
Guillem Usandizaga

El día que Castilla sea feudataria de Aragón y Aragón de Castilla, Portugal de entrambas y
entrambas de Portugal; y esto mismo respecto de los reinos de España, los de Italia y los de
Flandes con recíproca correspondencia, es necesario que esta sequedad y separación de
corazones que hasta ahora ha habido, se una con estrecho vínculo naturalmente por medio
de la correspondencia de las armas; pues cuando los portugueses vean a los castellanos y
los castellanos a los portugueses, sabrán que ve cada uno al amigo y feudatario del otro y al
que ha de socorrer con su sangre y gente en la necesidad que tuviere. (Elliott y Peña 1978:
187)15

La misma visión de los hechos como ejemplo de colaboración castellano-portuguesa,


también como índice de la bondad de la todavía joven y ya muy inestable unión de ambos
reinos en el seno de la monarquía de Felipe IV, está presente en la obra16. El proyecto común
salvaguardaría intereses y valores propios y compartidos, empezando por el propio imperio
portugués17. De hecho, dicha visión condiciona algunos de los elementos del texto, como la
insistencia en el ejemplar y armónico trabajo conjunto de soldados y jefes militares (incluso
en su sana competencia), el elogio de unos y otros y, sobre todo, de unos por otros y las
características y relieve de algún personaje determinado.
Ya desde el comienzo del segundo acto esta ejemplar colaboración se hace evidente,
cuando navegando de lado, piloto y general de cada flota avistan tierra americana y se
alternan sus reacciones de alegría. Incluso se aprovecha la ocasión para poner en portugués las
réplicas del piloto de esa nacionalidad. En el plano alegórico, la reacción ibérica ante la
ocupación es narrada por la figura del Brasil, una dama india, que, alegrada, se la cuenta a la
Religión Católica, una española. Desde el punto de vista que nos interesa, cobra especial
relieve el relato del encuentro de las dos flotas en Cabo Verde, antes de tomar rumbo a Bahía,
que trasciende la suma de fuerzas en el contexto de la expedición y es inseparable de la
celebración de la unión política de ambos reinos:
Aquí las alegres salvas
destas dos fuertes naciones
que, por nueva unión hermanas,
la emulación de sus glorias
hace parecer contrarias
fue con notable alegría,
porque fuera Lusitania
única, a no haber Castilla,
por las letras y las armas,
y si Portugal no hubiera,
Castilla por Fenis rara
se celebrara en el mundo;
pero juntándose entrambas,
no digo yo mi conquista,
pero aquella piedra santa
que fue sepulcro de Cristo
fuera vitoria de España.
(ed. de Solenni, vv. 952-968)

15
Citado en Brown y Elliott 2003: 178.
16
A partir de 1621 “ya se corre fatalmente hacia la secesión” (Bouza 1987: 826). Ni al mismo Olivares se le escapaba el
desaliento que generaba la ausencia del rey entre los súbditos portugueses y recomendó a Felipe IV en su Gran memorial
fechado a 25 de diciembre de 1624 que visitara Portugal en interés de “la conservación y aumento de lo principal de esta
Monarquía” (Elliott y Peña 1978: 90).
17
Desde finales del siglo XVI y cada vez con más insistencia, los portugueses se quejan de la imposibilidad de la Monarquía
de frenar a los holandeses. En las cortes de Lisboa de 1619, por ejemplo, no se olvidaron de reprochar a Felipe III la pérdida
de la India. De hecho, el retroceso imperial será uno de los factores que facilitarán la restauración de 1640 y así lo publicitará
la propaganda bragancista (Bouza 1987: 833-850). Téngase también en cuenta Lynch (2000: 372, 480).

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares

Quince años antes de la restauración bragancista, se proclama que si Portugal y


Castilla tienen un valor excepcional por separado, juntas pueden llevar a cabo lo inimaginable
en favor de la cristiandad.
Después del desembarco, es palpable el buen entendimiento entre el castellano
Fadrique de Toledo, “general / de mar y tierra” (vv. 887-888), al mando del cual están el
conjunto de las fuerzas expedicionarias, y el portugués Manuel de Meneses, general de la
armada de su país. Forman una pareja siempre en sintonía hasta la victoria, a los que
contemplamos igualmente enardecidos hacia el final de la batalla (vv. 2235 y ss.). Todo ello
sin duda anima a los soldados que están a sus órdenes, como el gracioso Machado, que
ensalza encarecidamente al tandem hispano-portugués (vv. 1051 o 1740). Fadrique hace
partícipe a Meneses de todos sus planes, a los que este se muestra invariablemente conforme,
que a menudo alaba y en ocasiones complementa. Según propia confesión, Manuel de
Meneses confía en Fadrique por la obediencia que el castellano debe a Felipe IV (v. 2249).
Incluso sorprendemos a los generales intercambiando elogios, o para ser más exactos,
a Meneses elogiando a Fadrique y a éste respondiéndole (v. 1728). Y es que, por mucho que
el texto se refiere en más de una ocasión a Fadrique y a Meneses como “los generales” (vv.
1029, 1037 y 1046Acot; o incluso “sus dos armadas” en el v. 1850) y parece desdibujar la
jerarquía que reina entre ellos, anunciada un poco más arriba, pintándolos en alguna ocasión
departiendo en pie de igualdad (vv. 974 o 1732), la responsabilidad del castellano es más
elevada y naturalmente conlleva una mayor presencia y centralidad escénicas. El texto,
además, no puede ocultar una perspectiva en el fondo castellana, que el mismo Lope parece
reconocer en algún momento.18 Especialmente significativo es en ese sentido el orden en el
que se nos presenta la expedición al Brasil, en la que seguimos a la flota castellana hasta Cabo
Verde, a pesar de que la portuguesa ya se encontraba en la isla. Mencionemos asimismo la
escasa atención de Apolo a las bajas portuguesas en su relato de la salida de los holandeses al
final del segundo acto o el nulo papel de Meneses en la gestión de la rendición de la plaza.
Pero la colaboración también se da en los niveles inferiores de la cadena de mando,
creando una sana competencia entre castellanos y portugueses que redunda en un desempeño
más valeroso de las fuerzas católicas. Se trata de la “emulación” entre las dos naciones a las
que ya se había hecho mención antes de iniciarse la batalla (vv. 863 –citado más arriba– y
955) y que se nos antoja un oportuno reciclaje de la tradicional inquina en el contexto de la
reciente unidad política. Así, por ejemplo, a las órdenes de un oficial castellano como Juan de
Orellana se ponen soldados de su nación pero también de la portuguesa (vv. 1354, 1744).
Igualmente, los elogios entre castellanos y portugueses no se limitan al mando militar, sino
que también los intercambian algunos nobles y soldados.
El gracioso Machado –quien más directa y familiarmente se dirige al público, quien
despierta en él la sensación más inmediata de complicidad o proximidad– es probablemente el
elemento más vistoso de esa hermandad ibérica bajo Felipe IV. El soldado, hidalgo pero
pobre, lleva tres años de servicio en el Brasil y, significativamente, es de origen mixto
castellano y portugués, sobre el que insiste en repetidas ocasiones19. Pues bien, a este ejemplo
vivo de unidad ibérica se le atribuye una señalada hazaña que las relaciones atribuyen a
soldados de distinta “nación”: vasca en el caso de Francisco de Avendaño y Vilela y

18
Así en la praeteritio con que la figura alegórica del Brasil presenta a la flota portuguesa, cuando aclara que “la fidalguía y
nobleza / que en esta ocasión se embarca / pide portuguesas musas, / pide envidias castellanas” (vv. 939-942).
19
Se recuerda a menudo el origen mixto del soldado gracioso (vv. 480, 1112-1113, 1863 y 2233-2234), sobre cuyas
proporciones exactas parece haber alguna vacilación en la obra. En general, uno se lleva la impresión de que la sangre de
Machado es mitad castellana y mitad portuguesa (por parte de padre aquélla y por parte de madre ésta, se añadirá en los vv.
1112-1113), pero al final de la obra se nos dice que la distribución es de tres cuartos contra un cuarto en favor de la primera
(vv. 2233-2234).

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
Guillem Usandizaga

aragonesa en el de João de Madeiros Correia.20 Machado, que se había mostrado bravucón al


presentarse a Fadrique (v. 1210 y ss.), tiene en cambio una actitud cobarde ante la orden de
acercarse al foso que rodea la ciudad (v. 1760). Herido en su orgullo, ve la ocasión de
demostrar su valor después de la burla del holandés Leonardo, que se encarama sobre el muro
de la ciudad, donde cuelga desafiante una bandera holandesa (vv. 1835 y ss). El soldado
castellano-portugués escala hasta el peligroso lugar y se hace con la bandera, que presenta
como augurio de victoria al general (vv. 1902 y ss.), del que obtiene una recompensa acorde a
su hazaña.
Otro aspecto de la recuperación de Bahía que había complacido a Olivares era el de la
magnanimidad que Fadrique de Toledo, en nombre de Felipe IV, había utilizado para con los
enemigos. En una carta al conde de Gondomar del 8 de julio de 1625, el Conde-Duque traza
una interpretación de la victoria de Bahía en relación a la clemencia del vencedor y la gloria y
reputación que de ella se derivan:

El [triunfo] del Brasil no es peor que el de Bredá. Recobrose el día de San Felipe y
Santiago, y aunque a los principios hubo sangre de todas partes y murieron algunos
soldados particulares de los nuestros, pero después se rindieron los enemigos a la clemencia
del general, salvaron las vidas, y mejoraron nuestra reputación, que el perdonar a los
rendidos gloria es de las armas de S. M.; y querrá Dios que la clemencia obre en nuestro
favor más que el cuchillo.21

También la segunda de las dos victorias del annus mirabilis de 1625


mencionadas por Olivares tuvo su traslado escénico en El sitio de Bredá, de Calderón, que
puede que se escribiera por las mismas fechas y también fuera un encargo del valido22. Tanto
la obra de Lope como la de Calderón acaban con la rendición de los holandeses. Bahía se
rinde en los términos que fija Fadrique, después de una enfática escena en la que el general
rasga el papel con las condiciones de los enemigos, mientras que Bredá lo hace de forma
negociada. Pero nos interesa sobre todo cómo, coincidiendo con la visión de Olivares, la
rendición aparece templada por la generosidad de los vencedores, en el caso de El Brasil
restituido ejercida explícitamente en nombre de Felipe IV, del que el Toledo es un simple
intérprete, y en El sitio de Bredá de forma más directa y autónoma por Ambrosio Spínola.
En la obra de Lope, el general explica al negociador holandés que el rey que castiga
como “juez severo / sabrá ser padre piadoso / reconociendo su imperio” (vv. 2291-2293) y
encuentra un original medio para que se presente bajo este último aspecto. Fadrique saca de
su tienda un retrato del monarca al que, después de que el emisario holandés se arrodille, le
pregunta si los vencidos son dignos de perdón por “esta vez” (v. 2301). La respuesta que
adivina en el retrato, evidentemente, es afirmativa, y el general pasa a detallar las condiciones
de la capitulación23.

20
Se trata, respectivamente, de los autores de la Relación del viaje y suceso de la armada que por mandado de S. M. partió al
Brasil..., Sevilla, Francisco de Lyra, 1625, y de la Relaçam verdadeira de tudo o succedido na restauraçao da Bahia de
Todos os Santos, Lisboa, Pedro Craesbeck, 1625. Véanse la n. 1877 de Solenni a la edición del texto y Shannon (2001: 24).
21
Biblioteca del Palacio, Ms. 1817; carta citada en Brown y Elliott (2003: 200).
22
Así lo defiende Whitaker (1978), puesto que supone que la “Loa que representó don Pedro de Villegas en la comedia que
se hizo en palacio por las nuevas de Bredá”, de Antonio Hurtado de Mendoza y anterior al 5 de noviembre de 1625,
introducía la comedia de Calderón. De la loa (1625: 10-14) deduce la estudiosa americana que el Conde-Duque fue quien
encargó el texto para que se representara en una celebración cortesana de la que fue el anfitrión, probablemente en el Salón
Grande del Alcázar Real. Vosters (1981), en cambio, propone que El sitio de Bredá depende de la Descripción de la villa y
sitio de Bredá (Amberes, 1628) y que la obra fue escrita en 1628 en ocasión de la visita de Ambrosio Spínola a Madrid, que
se prolongó hasta el año siguiente.
23
Es interesante notar cómo Lope añadió en el autógrafo, después de la licencia de Vargas Machuca, unos versos que debían
insertarse al final del texto y que insistían sobre la necesidad de cumplir lo acordado, especialmente teniendo en cuenta el
poder de Felipe IV, a lo que asentía el coronel enemigo (vv. 2371-2381).

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares

Diez años después de El Brasil restituido, Juan Bautista Maino tenía acabado su
cuadro sobre La recuperación de Bahía para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro24.
El pintor trató la victoria inspirándose, entre otros, en algún motivo de Lope que ilustraba la
generosidad hacia los vencidos. El más destacado de los elementos del cuadro que provienen
de El Brasil restituido es la presencia del retrato de Felipe IV, ante el cual los holandeses –y
no sólo su emisario, como en nuestro texto– aparecen arrodillados, solicitando o agradeciendo
el perdón del monarca25. Como es sabido, la clemencia del vencedor frente al vencido ocupa
un primer plano en La rendición de Bredá de Velázquez, que colgaba en el mismo Salón de
Reinos, y que coincide en ese aspecto con la obra de Calderón sobre el asunto.
En conclusión, contamos con indicios suficientes para considerar una sólida hipótesis
el que Olivares, que encargaría a Lope una comedia para representarla el 24 de junio de 1631
ante Felipe IV en el jardín del conde de Monterrey, hubiera hecho otro tanto seis años antes
con El Brasil restituido26. Recuérdese, por un lado, la rapidez con la que el dramaturgo, que
puso punto y final a la obra un día antes de llegar a Málaga el grueso de la flota, tuvo acceso a
la información sobre el hecho militar, y por otro, la oportunidad de los hechos mismos y la
proximidad política del texto en relación al programa de Olivares, especialmente en lo que
atañe al proyecto de la Unión de Armas. Tal vez incluso los puntos en común con El sitio de
Bredá o la posterior influencia de la obra sobre Maino pueden contribuir a completar esa
impresión. El texto de 1625 sería entonces, dentro del amplio corpus del teatro histórico de
Lope, un ejemplo de pieza no sólo cortesana, sino estrechamente ligada al poder.

Bibliografía

-AMEZÚA Agustín G. de (1935-1943): Epistolario de Lope de Vega Carpio. Madrid: Real


Academia Española.
-BARRERA, Cayetano Alberto de la (1973-1974): Nueva biografía de Lope de Vega. Madrid:
Atlas.
-BEROQUI, Pedro (1913-1914): “Adiciones y correcciones al catálogo del Museo del Prado”.
en Boletín de la sociedad castellana de excursiones, pp. 539-545.
-BOUZA, Fernando (1987): Portugal en la Monarquía hispánica (1580-1640). Felipe II, las
Cortes de Tomar y la génesis del Portugal católico. Madrid: Universidad Complutense
de Madrid.
-BOXER, Charles R. (1957): The Dutch in Brazil (1624-1654). Oxford: Oxford University
Press.
-BOXER, Charles R. (1952): Salvador de Sá and the Struggle for Brazil and Angola (1602-
1686). London: University of London.
-BROWN, Jonathan / ELLIOTT, John H. (2003): Un palacio para el rey. El Buen
Retiro y la corte de Felipe IV. Madrid: Taurus.
-CASTRO, Américo / RENNERT, Hugo A. (1968): Vida de Lope de Vega (1562-1635).
Salamanca: Anaya.
24
Para la fecha del cuadro, véase Brown y Elliott (2003: 150-155) y para la obra en sí (2003: 193-200).
25
Brown y Elliott (2003: 200) ya sugirieron que “la espada y la rama de olivo, la victoria y la clemencia” son “los temas que
unifican las comedias de Calderón y Lope y los cuadros de Velázquez y Maino, y que a su vez los relacionan con Olivares”.
Por otra parte, estos estudiosos señalan que Beroqui (1913-1914) fue el primero en señalar la relación entre el texto de Lope y
el cuadro de Maino.
26
Nos consta por la Relación de la fiesta que hizo a Sus Majestades y Altezas el Conde-Duque la noche de San Juan de este
año de 1631 que fue el propio Gaspar de Guzmán quien mandó a Lope escribir una comedia para la ocasión, que no fue otra
que la excelente La noche de San Juan. La relación de la fiesta, que también contó con la representación de Quien más
miente medra más, de Quevedo y Hurtado de Mendoza, puede encontrarse en Pellicer (1804: II, 167) y está resumida en
Barrera (1973: 297-299) y Castro / Rennert (1968: 301-302).

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
Guillem Usandizaga

-ELLIOTT, John H. (1990): El conde-duque de Olivares. Barcelona: Crítica.


-ELLIOTT, John H. / PEÑA, José F. de la (1978): Memoriales y cartas del conde-duque
de Olivares, Madrid: Alfaguara.
-GONZÁLEZ PALENCIA, Ángel (1942): Noticias de Madrid, 1621-1627. Madrid:
Ayuntamiento de Madrid.
-HURTADO DE MENDOZA, Antonio (1947): “Loa que representó don Pedro de
Villegas en la comedia que se hizo en palacio por las nuevas de Bredá”, en BENÍTEZ
CLAROS, Rafael (ed.): Obras poéticas de don Antonio Hurtado de Mendoza. Madrid:
Gráficas, pp. 10-14.
-LOPE DE VEGA, Félix / DE SOLENNI, G. (ed.) (1929): El Brasil restituido. New
York: Instituto de las Españas.
-LOPE DE VEGA, Félix (1624): La Circe, con otras rimas y prosas. Madrid: viuda de
Alonso Martín.
-LOPE DE VEGA, Félix (1625): Triunfos divinos, con otras rimas sacras. Madrid: viuda de
Alonso Martín.
-LYNCH, John (2000): Los Austrias (1516-1700). Barcelona: Crítica.
-MENÉNDEZ PELAYO, Marcelino (1970): Observaciones preliminares, a Obras de
Lope de Vega, XXVIII. Madrid: Atlas, pp. 9-152. Reedición de Obras de Lope de
Vega Carpio (1902). Madrid: Real Academia Española, pp. IX-CXLVIII.
-OLEZA, Joan (1981): “La propuesta teatral del primer Lope”, en CANET, J. L. (ed.):
Teatro y prácticas escénicas II: la comedia. London: Tamesis.
-OLEZA, Joan (1997): “Del primer Lope al Arte Nuevo”, en MCGRADY, D. (ed.): Lope
de Vega, Peribáñez y el comendador de Ocaña. Barcelona: Crítica, pp. IX-LV.
-PELLICER, Casiano (1804): Tratado histórico sobre el origen y progresos de la
comedia y del histrionismo en España. Madrid: Imprenta de la Administración del
Real Arbitrio de Beneficencia.
-RODRÍGUEZ VILLEA, Antonio (1904): Ambrosio Spínola, primer marqués de los
Balbases. Madrid: Establecimiento Tipográfico de Fortanet.
-SHANNON, Robert M. (2001): The Isolation of America: the Ideological and Poetic
Purpose of Misrepresentation. Revista de Estudios Teatrales, pp. 21-34.
-SHERGOLD, Norman D. / VAREY, John E. (1967): Some palace performances of seven-
teenth-century plays. Bulletin of Hispanic Studies, pp. 212-244.
-SHERGOLD, N. D. (1963): A history of the Spanish stage. From medieval times until
the end of the seventeenth century. Oxford: Clarendon.
-VOSTERS, Simon A. (1981): Again the First Performance of Calderón’s El sitio de
Bredá. Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, pp. 117-134.
-WHITAKER, Shirley B. (1978): The First Performance of Calderón’s El sitio de
Bredá. Renaissance Quarterly, pp. 515-531.
-WRIGHT, Elisabeth R. (2001): Pilgrimage to patronage. Lope de Vega and the Court of
Philip III (1598-1621). Lewisburg: Bucknell University Press.

Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares

También podría gustarte