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Guillem Usandizaga
Universitat Autònoma de Barcelona
1
Aunque centrado en etapas anteriores de la dramaturgia del Fénix, véase para el género del drama histórico o drama de
hechos famosos Oleza [1986:252-257] y [1997: XXVII-LV, especialmente XLVII-XLIX].
2
El autógrafo mismo de El Brasil restituido, custodiado en la New York Public Library, da fe de los intereses extraliterarios
a los que el texto podía servir. Tal como anotó Agustín Durán al terminar su copia manuscrita, conservada en la Biblioteca
Nacional (Mss. 15081), una mano distinta a la del dramaturgo muestra empeño en cambiar el nombre de uno de los oficiales
españoles, don Enrique de Alagón, por otro llamado don Fernando. Véanse por ejemplo los vv. 1250-1252 o 1662 y su
correspondiente aparato crítico en la edición de Solenni.
3
González Palencia 1942: 122, citado en Elliott 1990: 244, señala la fecha en que fue conocida la noticia. Brown y Elliott
2003: 196 deducen de la fecha de regreso de la flota que la obra de Lope tiene que haberse basado en informes que llegaran
antes que el grueso de la misma, lo que abunda en la probable condición de encargo oficial de El Brasil restituido. Sabemos
en ese sentido que Olivares ya disponía de relaciones del suceso el 8 de julio de 1625, cuando las incluye en un correo a don
Carlos Coloma en el que le da la noticia de la victoria (Rodríguez Villa 1904: 434). Recuérdense finalmente, amén de los
indicios sobre la fuente de la obra contenidos en la licencia de representación, los versos enjaulados del autógrafo en el
añadido que aparece después de ella (f. 16r, n. 2381 de Solenni), en los que el general Fadrique de Toledo envía a don
Enrique de Alagón y don Pedro de Porras a dar la noticia de la victoria a Felipe IV.
4
Shergold y Varey (1963) reproducen las Cuentas del Secretario de la Cámara, legajo 6.764 del Archivo del Palacio
Nacional. Aunque el título sea un escueto El Brasil, podemos estar seguros que se trata de la obra de Lope porque éste alude
a la compañía de Andrés de la Vega en el texto autógrafo (1046Acot). Los escasos seis días transcurridos entre el final de la
escritura y la licencia de representación –que por cierto señala a la “juventud de Madrid” como público potencial de la pieza–
han hecho pensar a Shergold (1967: 224) que Lope la concibió para los corrales.
Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
fuera encargada por el mismo poder, en la órbita del cual Lope, por otra parte, estaba deseoso
de entrar.
Efectivamente, tanto el dramaturgo como su patrón, el duque de Sessa, intentaron
congraciarse con el nuevo régimen, en ambos casos con escaso éxito. En fecha tan temprana
como 1621, el año de la ascensión al poder de don Gaspar de Guzmán en la nueva corte de
Felipe IV, Lope de Vega dedica ya una comedia al generoso mecenas de la literatura de su
tiempo y portentoso coleccionista de libros.5 Pero es en 1624 y 1625, este último el año en
que escribe El Brasil restituido, cuando los libros que el Fénix da a la prensa concentran más
dedicatorias y elogios dirigidos al privado y a su familia. Hasta el punto de que Lope, en una
carta de 1625, consideró oportuno aclararle al duque de Sessa que la devoción por los
Guzmanes no ponía en cuestión su lealtad hacia él y su casa.
En 1624, pues, Lope dedica una comedia a una familiar del Conde-Duque, pero sobre
todo es el año en el que le rinde tributo en el poema culto La Circe, que se acerca
sistemáticamente al poderoso ministro y su familia6. El libro exalta a Olivares como mecenas
desde la misma portada, todos los preliminares debidos a Lope tienen que ver con su
ambición de servir al Conde-Duque y a Felipe IV, y un par de poemas van dirigidos a
familiares del noble andaluz. El afán de buscar tan poderoso amparo queda de manifiesto
incluso en la censura de Antonio Hurtado de Mendoza, poeta y dramaturgo que gozaba del
favor de Olivares desde antes de 1621, recién nombrado secretario real en el año de la
publicación del poema mitológico7.
En el año en que escribió El Brasil restituido, aparte de dedicar una comedia a la
cuñada de la hija del valido, dirige los Triunfos divinos a la condesa de Olivares, doña Inés de
Zúñiga8. El libro apunta a la corte desde los preliminares –que contienen sendos sonetos a
Felipe IV y al Conde-Duque y hasta tres a la Condesa– y dedica a la Reina el poema La
virgen de la Almudena. De esa ambición cortesana da cuenta asimismo la censura de fray
Hortensio Félix Paravicino, pero sobre todo la de Juan de Jáuregui, fechada a 27 de julio de
1625, que manifiesta su “parecer y deseo que al amparo de los que valen reciba mayores
premios y acrecentamientos”9.
Tal como se ha adelantado, en una carta a Sessa que debió seguir muy de cerca a la
publicación del volumen poético en septiembre de 1625, Lope le hace entrega del libro y
significativamente intenta defenderse de las susceptibilidades que adivinaba que la dedicatoria
a la Condesa iba a causar en su patrón, proclamando que seguía siendo “Córdoba” a pesar de
que el Duque lo hiciera “Guzmán” (Amezúa 1943: 478). En 1626, Lope dedica una nueva
obra a la Condesa, sus Soliloquios amorosos de un alma a Dios, y después parece dejar de
buscar tan activamente el favor del Conde-Duque.
Olivares, ya lo hemos dicho, respondió poco al acercamiento de Lope. Según Pérez de
Montalbán puede atribuirse a la influencia del Conde-Duque la concesión de una pensión de
5
En 1621 dedicó al entonces sumiller de corps de Felipe IV El premio de la hermosura, la primera comedia de la Parte XVI,
que había sido representada en 1614 por miembros de la familia real, incluido el entonces príncipe Felipe, en el jardín del
palacio de Lerma (Castro / Rennert 1968: 214; Wright 2001: 117-124).
6
La limpieza no manchada (Parte XIX) va dedicada a doña Francisca de Guzmán, marquesa de Toral, quien a partir del 9 de
enero de 1625 se iba a convertir en la suegra de la hija del valido, María de Guzmán. Por otra parte, un par de poemas de La
Circe van dirigidos a familiares del Conde-Duque, tal como el propio Lope se apresura a señalarle en el prólogo (Madrid,
viuda de Alonso Martín, ¶ 4r): “La rosa blanca” va dirigida a María de Guzmán, mientras que “La mañana de San Juan” está
dedicada al conde de Monterrey, el cuñado de Olivares.
7
Tanto la portada (el pedestal de la figura que se encuentra a la derecha, que representaría a la paz) como el prólogo (¶ 4r)
tratan al Conde-Duque de restaurador de las musas. Por su parte, la censura del secretario del rey, fechada a 4 de septiembre
de 1623, aclara que el autor de La Circe “justamente aguarda, no sólo licencia de imprimillas [las obras], sino premio y que
Vuestra Alteza sea servido de hacelle merced de la que pide y de honralle con los que merece” (¶ 2r).
8
La discreta venganza (Parte XX) está dirigida a Isabel de Guzmán, duquesa de Frías, cuñada de la hija de Olivares, María
de Guzmán, e hija de Francisca de Guzmán (véase nota 6).
9
Madrid, viuda de Alonso Martín, ¶ 3v.
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250 ducados, garantizada por la corona (Castro y Rennert 1968: 278). En resumen, no está
claro que Lope tuviera mayor acceso a la corte de Felipe IV del que tuvo a la de Felipe III y
su estatuto en ella no tenia nada que ver con el de un poeta de cámara como Antonio Hurtado
de Mendoza (La Barrera 1973: 272-274 / Castro y Rennert 1968: 335-337). Lope mismo se
refirió en una carta a Sessa de 1628 al “retiro y encogida condición” en el que con respecto a
las cosas de la corte se hallaba (Amezúa 1943: 109). Las razones del escaso éxito cortesano
del escritor tal vez hay que buscarlas, aparte de en la mala reputación de su vida privada, en
su condición de criado de Sessa, asociado al bando del duque de Lerma, depurado al subir al
trono Felipe IV, y que se consideraba un elemento de oposición al régimen de Olivares.
Antes de entrar a relacionar algunos aspectos de la obra con el programa político de
Olivares, es imprescindible evocar con algún detenimiento los hechos históricos llevados a
escena. El Brasil restituido celebra la recuperación el 30 de abril de 1625 de la entonces
capital colonial, Salvador de Bahía, de manos de los holandeses, que la habían ocupado el 10
de mayo del año anterior10. Era la primera vez que una potencia extranjera invadía territorio
americano ya colonizado con la intención de asentarse definitivamente en él. Durante la
Tregua de los Doce Años (1609-1621), los holandeses se habían expandido en Asia a costa
del Estado da Índia portugués, pero también habían intervenido de forma más limitada en
América, donde, por ejemplo, el comercio con el Brasil se había incrementado enormemente.
De hecho, uno de los argumentos que decidió al gobierno de Madrid a reanudar la guerra fue
precisamente la percepción –que iba a demostrarse errónea– de que mantener a los holandeses
ocupados en sus propias fronteras frenaría sus planes en ultramar. Por parte holandesa, el fin
de la tregua acabó de consolidar un proyecto sobre el que hacía tiempo que se debatía.
En efecto, el mismo 1621 se fundaba la Compañía de las Indias Occidentales (la de las
Orientales ya existía desde 1602), a la que se otorgaba con carácter exclusivo la misión de
colonizar y comerciar en el Atlántico y parte del Pacífico, a través de la fuerza si fuera
necesario. Su primer gran objetivo, por razones tanto políticas como económicas, fue el
Brasil, con el que los holandeses mantenían un importantísimo comercio de contrabando11.
Entre el argumentario de los partidarios del Brasil como primer gran objetivo importa
destacar la condición de colonia portuguesa del país, que suponían que atenuaría la reacción
tanto de los invadidos, a los que suponían indiferentes u hostiles a Felipe IV, como del mismo
rey. Además, calculaban que de llegar a ocupar todo el Brasil debilitarían seriamente a la
monarquía española, ya que la pérdida de su colonia más próspera llevaría al recién
incorporado Portugal a la crisis.
La expedición holandesa, compuesta por veintiséis naves y 3.300 hombres, llegó a la
costa de Bahía el 8 de mayo de 1624. La mañana del 9 de mayo, las tropas invasoras
desembarcaron a algunos kilómetros de la ciudad sin hallar resistencia y al atardecer los
soldados ya habían llegado al convento benedictino de las afueras. A pesar de los esfuerzos
del gobernador Diogo de Mendonça Furtado, el desánimo era general y los defensores, algo
superiores en número, aprovecharon la noche para abandonar la ciudad. La mañana del 10 de
mayo los holandeses entraron en Bahía y apenas encontraron unos pocos cristianos nuevos,
algunos esclavos negros y al gobernador junto a quince hombres de su confianza. Mendonça
Furtado rechazó en un principio rendirse, pero acabó haciéndolo ante la promesa de
condiciones favorables.
10
Para el contexto en el que se produce el ataque a Bahía me baso en Boxer 1957: 1-21 y 1952: 40-46, aunque tomo algún
dato de Menéndez Pelayo (1970). Para el relato del ataque propiamente dicho, sigo muy de cerca a C. R. Boxer 1957: 21-28]
que también trata el asunto en 1952: 46-63.
11
Los propios holandeses calculaban que eran responsables de entre la mitad y dos terceras partes del comercio generado
entre el Brasil y Europa (Boxer 1957: 20). El contrabando al que se recurrió a partir de la prohibición de 1594 se realizaba a
través de cómplices portugueses, muchos de los cuales cristianos nuevos, residentes en ciudades como Viana do Castelo o
Oporto.
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El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
Dos mil leguas se hallaban de tierra firme los habitadores de San Salvador de Bahía de
Todos [los] Santos sin tener apenas noticias de los rebeldes holandeses. Su ocio y
seguridad, aun prevenidos de seis meses antes, los hizo advertir tan poco el peligro que en
un punto se vieron esclavos de infames dueños, su ciudad y iglesia profanados por los
enemigos de Dios y de Su Majestad. (Elliott y Peña 1978: 185)14
12
Es además el título de una de las mejores relaciones de los hechos: Bartolomeu Guerreiro, Iornada dos vassalos da coroa
de Portugal..., Lisboa, Matheus Pinheiro, 1625.
13
Para el proyecto de la Unión de Armas y su desarrollo, véase Elliott 1990: 251-283.
14
Citado en Brown y Elliott 2003: 179.
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El día que Castilla sea feudataria de Aragón y Aragón de Castilla, Portugal de entrambas y
entrambas de Portugal; y esto mismo respecto de los reinos de España, los de Italia y los de
Flandes con recíproca correspondencia, es necesario que esta sequedad y separación de
corazones que hasta ahora ha habido, se una con estrecho vínculo naturalmente por medio
de la correspondencia de las armas; pues cuando los portugueses vean a los castellanos y
los castellanos a los portugueses, sabrán que ve cada uno al amigo y feudatario del otro y al
que ha de socorrer con su sangre y gente en la necesidad que tuviere. (Elliott y Peña 1978:
187)15
15
Citado en Brown y Elliott 2003: 178.
16
A partir de 1621 “ya se corre fatalmente hacia la secesión” (Bouza 1987: 826). Ni al mismo Olivares se le escapaba el
desaliento que generaba la ausencia del rey entre los súbditos portugueses y recomendó a Felipe IV en su Gran memorial
fechado a 25 de diciembre de 1624 que visitara Portugal en interés de “la conservación y aumento de lo principal de esta
Monarquía” (Elliott y Peña 1978: 90).
17
Desde finales del siglo XVI y cada vez con más insistencia, los portugueses se quejan de la imposibilidad de la Monarquía
de frenar a los holandeses. En las cortes de Lisboa de 1619, por ejemplo, no se olvidaron de reprochar a Felipe III la pérdida
de la India. De hecho, el retroceso imperial será uno de los factores que facilitarán la restauración de 1640 y así lo publicitará
la propaganda bragancista (Bouza 1987: 833-850). Téngase también en cuenta Lynch (2000: 372, 480).
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Así en la praeteritio con que la figura alegórica del Brasil presenta a la flota portuguesa, cuando aclara que “la fidalguía y
nobleza / que en esta ocasión se embarca / pide portuguesas musas, / pide envidias castellanas” (vv. 939-942).
19
Se recuerda a menudo el origen mixto del soldado gracioso (vv. 480, 1112-1113, 1863 y 2233-2234), sobre cuyas
proporciones exactas parece haber alguna vacilación en la obra. En general, uno se lleva la impresión de que la sangre de
Machado es mitad castellana y mitad portuguesa (por parte de padre aquélla y por parte de madre ésta, se añadirá en los vv.
1112-1113), pero al final de la obra se nos dice que la distribución es de tres cuartos contra un cuarto en favor de la primera
(vv. 2233-2234).
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El [triunfo] del Brasil no es peor que el de Bredá. Recobrose el día de San Felipe y
Santiago, y aunque a los principios hubo sangre de todas partes y murieron algunos
soldados particulares de los nuestros, pero después se rindieron los enemigos a la clemencia
del general, salvaron las vidas, y mejoraron nuestra reputación, que el perdonar a los
rendidos gloria es de las armas de S. M.; y querrá Dios que la clemencia obre en nuestro
favor más que el cuchillo.21
20
Se trata, respectivamente, de los autores de la Relación del viaje y suceso de la armada que por mandado de S. M. partió al
Brasil..., Sevilla, Francisco de Lyra, 1625, y de la Relaçam verdadeira de tudo o succedido na restauraçao da Bahia de
Todos os Santos, Lisboa, Pedro Craesbeck, 1625. Véanse la n. 1877 de Solenni a la edición del texto y Shannon (2001: 24).
21
Biblioteca del Palacio, Ms. 1817; carta citada en Brown y Elliott (2003: 200).
22
Así lo defiende Whitaker (1978), puesto que supone que la “Loa que representó don Pedro de Villegas en la comedia que
se hizo en palacio por las nuevas de Bredá”, de Antonio Hurtado de Mendoza y anterior al 5 de noviembre de 1625,
introducía la comedia de Calderón. De la loa (1625: 10-14) deduce la estudiosa americana que el Conde-Duque fue quien
encargó el texto para que se representara en una celebración cortesana de la que fue el anfitrión, probablemente en el Salón
Grande del Alcázar Real. Vosters (1981), en cambio, propone que El sitio de Bredá depende de la Descripción de la villa y
sitio de Bredá (Amberes, 1628) y que la obra fue escrita en 1628 en ocasión de la visita de Ambrosio Spínola a Madrid, que
se prolongó hasta el año siguiente.
23
Es interesante notar cómo Lope añadió en el autógrafo, después de la licencia de Vargas Machuca, unos versos que debían
insertarse al final del texto y que insistían sobre la necesidad de cumplir lo acordado, especialmente teniendo en cuenta el
poder de Felipe IV, a lo que asentía el coronel enemigo (vv. 2371-2381).
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Diez años después de El Brasil restituido, Juan Bautista Maino tenía acabado su
cuadro sobre La recuperación de Bahía para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro24.
El pintor trató la victoria inspirándose, entre otros, en algún motivo de Lope que ilustraba la
generosidad hacia los vencidos. El más destacado de los elementos del cuadro que provienen
de El Brasil restituido es la presencia del retrato de Felipe IV, ante el cual los holandeses –y
no sólo su emisario, como en nuestro texto– aparecen arrodillados, solicitando o agradeciendo
el perdón del monarca25. Como es sabido, la clemencia del vencedor frente al vencido ocupa
un primer plano en La rendición de Bredá de Velázquez, que colgaba en el mismo Salón de
Reinos, y que coincide en ese aspecto con la obra de Calderón sobre el asunto.
En conclusión, contamos con indicios suficientes para considerar una sólida hipótesis
el que Olivares, que encargaría a Lope una comedia para representarla el 24 de junio de 1631
ante Felipe IV en el jardín del conde de Monterrey, hubiera hecho otro tanto seis años antes
con El Brasil restituido26. Recuérdese, por un lado, la rapidez con la que el dramaturgo, que
puso punto y final a la obra un día antes de llegar a Málaga el grueso de la flota, tuvo acceso a
la información sobre el hecho militar, y por otro, la oportunidad de los hechos mismos y la
proximidad política del texto en relación al programa de Olivares, especialmente en lo que
atañe al proyecto de la Unión de Armas. Tal vez incluso los puntos en común con El sitio de
Bredá o la posterior influencia de la obra sobre Maino pueden contribuir a completar esa
impresión. El texto de 1625 sería entonces, dentro del amplio corpus del teatro histórico de
Lope, un ejemplo de pieza no sólo cortesana, sino estrechamente ligada al poder.
Bibliografía
Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares
Guillem Usandizaga
Actas XVI Congreso AIH. Guillem USANDIZAGA. El Brasil restituido y el régimen del conde-duque de Olivares