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Duramadre (cerebro):
anatomía y funciones
La meninge más externa cuya función principal
es proteger el encéfalo.

El cerebro es uno de los órganos más fundamentales para el ser humano,


rigiendo tanto los procesos mentales y capacidades cognitivo-emocionales como
los diferentes sistemas y órganos del cuerpo, incluyendo el control de los
constantes vitales.

Se trata pues de un órgano fundamental e imprescindible para la vida, siendo


necesaria cierta protección ante cualquier posible daño que pudiera provenir del
exterior. El cráneo es una excelente barrera de protección, pero sin embargo no es
la única barrera presente.
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Existen una serie de membranas llamadas meninges entre cráneo y


cerebro que sirven también, entre otras cosas, como protección al encéfalo y al
conjunto del sistema nervioso. Una de ellas es la duramadre.

La duramadre: la más externa de las meninges


Las meninges son una serie de tres membranas llamadas duramadre, aracnoides y
piamadre que rodean y protegen el encéfalo. Dichas membranas se sitúan entre el
cráneo y el cerebro, estando situadas una tras de otra y circulando entre ellas
diferentes vasos sanguíneos y fluidos como el líquido cefalorraquídeo. Su
presencia no se da únicamente en el cerebro, que recubren en su totalidad, sino
que además de éste están presentes en gran parte de la médula espinal.

La más externa de las tres y a la que se dedica el presente artículo es la


duramadre. Se trata de la meninge más gruesa y resistente, en estrecho contacto
con el cráneo. Su rigidez y las diferentes prolongaciones que tiene recubriendo el
cerebro hacen éste conserve su forma y consistencia interna. Además contiene
gran parte de las venas que recogen la sangre utilizada por el cerebro y la
devuelven al corazón. La duramadre recubre con gran precisión la mayor parte
del sistema nervioso, llegando desde el cerebro hasta las vértebras sacras de la
médula espinal.

Tanta la duramadre como el resto de las meninges contienen y están conectadas


por diferentes fibras nerviosas, poseyendo múltiples receptores de presión y
dolor. En la propia duramadre destacan la presencia de los nervios trigémino y
vago, así como los tres primeros nervios espinales. Es, en definitiva, una capa de
las meninges que hace de "puente" entre el sistema nervioso central y los
elementos del organismo que están más allá.
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Estructura anatómica de la duramadre


Si analizamos la duramadre y su composición, podemos observar como esta
meninge posee y está compuesta principalmente por dos grandes capas, la
capa perióstica y la capa meníngea, partiendo desde la última cuatro grandes
tabiques que dividen la cavidad del cráneo en diferentes partes o celdas.

1. Capa perióstica
La primera de las capas de la duramadre es la llamada capa perióstica o
endóstica, siendo esta la parte de la meninge que se encuentra adherida al cráneo.
Es en esta capa donde se pueden encontrar la mayoría de vasos sanguíneos que
irrigan el cerebro. Se encuentra únicamente a nivel craneal, no estando presente
en la médula espinal.

2. Capa meníngea
Posteriormente se puede encontrar la capa meníngea, de gran fortaleza y con gran
contenido de colágeno. Es desde esta capa donde se prolongan una serie de
tabiques, que son los que contribuyen a dar forma al cerebro manteniendo
los límites entre las distintas estructuras. 

Dichos tabiques de la duramadre, que dividen la cavidad craneal en diferentes


celdas, son los siguientes.

2.1. Hoz del cerebro

El nombre de hoz de este tabique se debe a que corta o divide en dos partes la
fosa cerebral. Se sitúa en la parte media del cráneo, de manera vertical.
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2.2. Tienda del cerebelo

Este tabique de la duramadre separa los lóbulos occipitales y el cerebelo.


Protege el mesencéfalo. También delimita y protege el nervio trigémino.

2.3. Hoz del cerebelo

Al igual que en la hoz del cerebro, este tabique mantiene dividido en dos


mitades una de las estructuras del cerebro. En este caso, este tabique mantiene
separados los dos hemisferios cerebelosos.

2.4. Tienda de la hipófisis

Se trata de un tabique que envuelve la silla turca, parte del cráneo donde se
aloja la hipófisis, a la cual protege.

Funciones principales
La existencia de la duramadre es una gran ventaja para la supervivencia
humana. Las funciones principales de esta membrana, si bien se han podido
entrever anteriormente, son las siguientes.

1. Protege el cerebro y la médula


La función principal de la duramadre y de las otras meninges es la de
proteger el sistema nervioso. Dicha protección se da tanto a nivel biológico, ya
que actúa como un filtro que dificulta la entrada de agentes nocivos externos,
como a nivel físico, puesto que entre la presencia del cráneo, la propia membrana
y el líquido cefalorraquídeo se dificulta que los golpes puedan afectar y dañar al
cerebro.
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2. Contribuye a mantener la forma del cerebro


La división en celdas de la cavidad craneana, que se da gracias a los tabiques de
la duramadre, permite que se mantenga la estructura de las diferentes
localizaciones y partes del encéfalo, así como su forma general.

3. Evita el movimiento de la masa cerebral


La presencia de las meninges hace que el cerebro se mantenga en su sitio,
limitando el desplazamiento que podría darse ante el mero movimiento del
cuerpo.

4. Irrigan el cerebro
En la duramadre se encuentran una gran cantidad de vasos sanguíneos,
especialmente los encargados de devolver al corazón la sangre de la cual el
cerebro ya ha consumido los nutrientes, es decir las venas. Así pues, esta capa de
las meninges cumple una importante función a la hora de hacer que buena parte
del sistema nervioso central funcione como debe y pueda evacuar la sangre
sobrante. 

Sin embargo, esta función de la duramadre también la expone a riesgos en forma


de patologías, como por ejemplo aneurismas muy peligrosos, infecciones del
estilo de la meningitis o isquemias.

5. Percepción de dolor y tensión cerebral


Tanto la duramadre como el resto de las meninges están inervadas por diferentes
nervios, conteniendo una gran cantidad de receptores. Estos receptores suponen
un mecanismo de detección fisiológica de problemáticas de índole cerebral.
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Permiten por ejemplo percibir el dolor asociado a la presión del cerebro contra el
cráneo, e incluso son las principales responsables de que suframos cefaleas. 

Esta función es especialmente vital para la supervivencia, dado que el propio


encéfalo no posee receptores que puedan avisar de la ocurrencia de un mal
interno. Dicho de otro modo, sin la presencia de meninges no seríamos capaces
de detectar dolores de cabeza que nos pueden avisar de problemas y darnos
tiempo a reaccionar poco antes de que queden dañadas zonas muy delicadas del
sistema nervioso.

Referencias bibliográficas:

 Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de Neurociencia.


Madrid: McGraw Hill
 Martínez, F.; Mañana, G.; Panuncio, A. y Laza, S. (2008). Revisión anatomo-
clínica de las meninges y espacios intracraneanos con especial referencia al
hematoma subdural crónico. Revista Mexicana de Neurociencia: 9 (1): 17-60.
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Partes del cerebro humano (y


funciones)
¿Cuáles son las regiones y áreas del
cerebro y qué función tiene cada una de
ellas?

El encéfalo humano ha sido descrito como el sistema más complejo del


universo conocido, y no sin razón.

Está compuesto por un entramado de glía, neuronas y vías nerviosas y


es la parte más importante del Sistema Nervioso Central, pero su
intrincada estructura y funcionamiento no significa que no podamos hacer
una clasificación de las principales partes del cerebro.
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1. Principales partes del encéfalo


En los seres humanos, el encéfalo o cerebro es la parte del Sistema
Nervioso Central que está ubicada al final de la médula espinal, dentro del
cráneo. Es, en definitiva, el órgano gracias al cual podemos realizar las
operaciones mentales más complejas y tener consciencia, es decir,
sentido del yo. Justamente por eso dentro del encéfalo hay una gran
cantidad de estructuras trabajando conjuntamente a una gran velocidad,
hecho que hace que el funcionamiento del cerebro sea, aún a día de hoy,
un misterio en muchos de sus aspectos.

Para empezar a entender lo que sabemos acerca de esta compleja


maquinaria, es indispensable conocer las partes del encéfalo, es decir, el
modo en el que las estructuras que lo componen pueden ser clasificadas.
Una buena manera de clasificar por encima las diferentes partes del
cerebro puede ser atendiendo a las distintas formaciones que se van
formando dentro de la cabeza de un embrión humano. Son un total de tres
estructuras.

1.1. Rombencéfalo
Se trata de la parte superior de la médula espinal y a lo largo del
desarrollo del feto se irá transformando en las estructuras encargadas de
realizar tareas indispensables para la supervivencia , como el control del
ritmo cardíaco y de la respiración. Se terminará transformando en el
cerebelo, el puente troncoencefálico y el bulbo raquídeo, tal y como
veremos.
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1.2. Mesencéfalo
En los embriones humanos aparece justo encima del rombencéfalo, y se
irá transformando en la parte medial del encéfalo,  encargada también de
realizar buena parte de las funciones básicas de supervivencia  pero que
también actúa de puente entre las otras dos estructuras.

1.3. Prosencéfalo
Situado en el extremo más alejado de la médula espinal y en el lado más
cercano al rostro del embrión, el prosencéfalo es la formación que se irá
transformando en las partes del cerebro que han aparecido más
recientemente en nuestra línea evolutiva y que, por tanto,  tienen que ver
con el uso del lenguaje, la planificación y la búsqueda de soluciones
creativas a problemas nuevos. Como veremos, las dos principales
estructuras a las que da paso el desarrollo del rombencéfalo son el
diencéfalo y el telencéfalo.

2. Las partes del cerebro adulto


Yendo más al detalle, podemos pararnos a ver los distintos componentes
del encéfalo en los seres humanos completamente desarrollados. Es en
este conjunto de órganos donde encontramos todas aquellas partes del
cerebro que definen el modo de funcionamiento de nuestra mente. 

Aquí veremos, en primer lugar, las partes del cerebro que se generan a
partir del prosencéfalo, para luego pasar a la zona del mesencéfalo y al
rombencéfalo, en ese orden.
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2.1. Telencéfalo
El telencéfalo es la parte del cerebro que es más fácil de ver a simple
vista, ya que ocupa la mayor parte de la superficie del encéfalo. Sus
componentes son la corteza cerebral, los ganglios basales y el sistema
límbico.

2.1.1. Corteza cerebral

La corteza (o córtex) cerebral es la parte del cerebro que es rugosa y llena de


pliegues. Cubre por encima el resto del encéfalo, y es el área en la que
se integra la información necesaria para llevar a cabo los procesos
mentales más complejos, ya que la información que llega a esta región
ya ha sido procesada parcialmente por otras estructuras del cerebro. El
córtex está dividido en dos hemisferios cerebrales que son casi
simétricos a simple vista, aunque a escala microscópica son muy
diferentes.

Además, cada hemisferio está compuesto por varios lóbulos del cerebro ,


cada uno de los cuales está más involucrado en ciertos procesos
mentales. Los lóbulos del cerebro son estos:

 Lóbulo frontal
 Lóbulo parietal
 Lóbulo occipital
 Lóbulo temporal
 Ínsula
 Puedes leer más acerca de ello en este artículo sobre los lóbulos
cerebrales.

2.1.2. Ganglios basales
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El segundo componente del telencéfalo es el conjunto formado por los


ganglios basales. Estos son un grupo de estructuras situadas por debajo
de la corteza cerebral y distribuidos de forma simétrica bajo cada uno de
los hemisferios. Los ganglios basales son el globo pálido, el putamen y el
núcleo caudado, que se ven complementados por una región a la que se
conoce como sustancia negra.

Los ganglios basales son las partes del cerebro que nos permiten realizar
movimientos relativamente complejos y precisos de manera fácil y casi
automática: escribir, hablar, modificar nuestras expresiones faciales de
manera voluntaria, etc. Por lo tanto, monitorizan de manera
semiautomática el modo en el que realizamos cadenas de movimientos
que ya hemos practicado antes muchas veces hasta llegar a dominarlos,
y a la vez nos permiten aprenderlos bien, entre otras funciones.

 Para leer más acerca de este conjunto de estructuras del cerebro,


puedes visitar el artículo dedicado a los ganglios basales.

2.1.3. Sistema límbico

El sistema límbico es un conjunto de estructuras encefálicas cuyos límites


son bastante difusos, ya que se mezcla con muchas partes del cerebro
diferentes. Sus funciones están relacionadas con la aparición y
regulación de las emociones y de las respuestas corporales más allá de
la cabeza que las acompañan. Es por eso que a veces se le considera "el
cerebro emocional" en contraposición al "cerebro racional" que
correspondería a las zonas ocupadas por la corteza cerebral (y
especialmente el lóbulo frontal).

Sin embargo, ni el sistema límbico ni el córtex pueden funcionar bien de


manera independiente , y por lo tanto esta distinción entre zonas racionales
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y emocionales resulta muy artificial, y más teniendo en cuenta que no


somos tan racionales como podría parecer.

     Si te interesa saber más acerca de esta parte del cerebro, puedes
acceder a este artículo sobre el sistema límbico.

2.1.4. Hipocampo

El hipocampo es una estructura alargada situada en la parte interna de


los lóbulos temporales, una de las regiones de la corteza cerebral más
antiguas, presentes en las formas de mamíferos más antiguas. Su
función está relacionada con el almacenamiento y la recuperación de
recuerdos, el aprendizaje y la navegación espacial. 

 Puedes leer más acerca de esta parte del cerebro en este artículo
dedicado al hipocampo.

2.1.5. Amígdala

La amígdala cerebral es un conjunto de neuronas que se agrupan en la


cara interna del lóbulo temporal de cada uno de los hemisferios. Es decir,
que al igual de lo que ocurre con el hipocampo, es una de esas partes
del cerebro que se encuentran por duplicado en cada cerebro humano,
habiendo una en cada mitad (izquierda y derecha) del encéfalo. 

La amígdala cerebral forma parte del sistema límbico, y es una de las


estructuras cerebrales que tienen más importancia a la hora de relacionar
estados emocionales con situaciones que vivimos; es por eso que juega
un papel clave en los procesos mentales relacionados con la memoria
emocional y los aprendizajes vinculados a esta, que son muy
importantes. A fin de cuentas, saber con qué emociones están
emparejada cada tipo de estímulo o experiencia hace que adoptemos
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una actitud ante ellas y nos decantemos por unas posibles reacciones y
no otras.

 Puedes leer más acerca de la amígdala cerebral en este artículo.

2.2. Diencéfalo
El diencéfalo es la segunda gran estructura que forma el prosencéfalo, y está
situado justo debajo del telencéfalo, en las profundidades del Sistema
Nervioso Central. Las partes del cerebro que componen el diencéfalo son
básicamente el tálamo y el hipotálamo.

2.2.1. Tálamo

Es la parte más grande del diencéfalo, y es el núcleo en el que se integra por


primera vez toda la información que nos llega a través de los sentidos  (a
excepción del olfato, que llega al cerebro directamente a través del bulbo
olfatorio de cada hemisferio cerebral). El tálamo manda esta información
a áreas del cerebro más altas, para que allí se siga procesando la
información que ha empezado a sintetizarse en él, y además es capaz de
hacer posible que el Sistema Nervioso Autónomo reaccione rápidamente
ante estímulos que pueden significar la presencia de un peligro.

 Para leer más sobre esta parte del encéfalo puedes leer este artículo
sobre el tálamo

2.2.2. Hipotálamo

El hipotálamo está situado justo debajo del tálamo, y se encarga


principalmente de hacer que todo el organismo se encuentre
constantemente en un estado de homeostasis, es decir, en equilibrio en
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todos los sentidos: temperatura corporal, niveles de hormonas en sangre,


ritmo de la respiración, etc.

Además, gracias a su capacidad para hacer que diferentes glándulas del


cuerpo segreguen hormonas, nos induce a estados más o menos altos
de estrés y activación general dependiendo de lo que esté ocurriendo en
otras partes del cerebro. También es la estructura responsable de la
aparición del estado de sed y hambre.

 Puedes leer más acerca del hipotálamo en este artículo

2.3. Tronco del encéfalo


El tronco del encéfalo, o tallo cerebral, es la parte del encéfalo que está más
directamente conectada con la médula espinal , y también es la encargada
de realizar las tareas básicas de  mantenimiento de las funciones vitales
como la respiración involuntaria o el ritmo cardíaco. Está formado por las
partes que evolucionan a partir del mesencéfalo y el rombencéfalo. Sus
partes son las siguientes.

2.3.1. Mesencéfalo

El mesencéfalo es la parte del tronco del encéfalo que queda justo debajo
del diencéfalo. Se encarga de comunicar el tallo cerebral con las
estructuras superiores y viceversa, y también interviene en el
mantenimiento de procesos automáticos que nos permiten sobrevivir. Se
divide en el tectum y el tegmentum.

2.3.2. Protuberancia
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También se conoce a esta estructura como puente de Varolio o puente


troncoencefálico. Está situada justo debajo del mesencéfalo.

2.3.3. Bulbo raquídeo

Es la parte inferior del tronco encefálico, y sus funciones son muy


parecidas a las de las otras dos estructuras de esta parte del encéfalo.
Además, es el enlace entre el encéfalo y la médula espinal. En el bulbo
raquídeo se encuentra una parte conocida como la decusación de las
pirámides, que es donde los fajos de fibras nerviosas de los dos
hemicampos (las mitades izquierdas y derechas del cuerpo humano) se
entrecruzan para pasar de un lado a otro; esto explica por qué el
hemisferio derecho se encarga de procesar información de la mano
izquierda mientras que el izquierdo se encarga de la otra, por ejemplo.

 Si te interesa leer más acerca del tronco del encéfalo, puedes leer este
artículo

2.4. Cerebelo
Junto al bulbo raquídeo y la protuberancia, el cerebelo es la tercera gran
estructura que evoluciona a partir del rombencéfalo . Además, el cerebelo y
la protuberancia forman parte de una región llamada metencéfalo.

El cerebelo es una de las partes del cerebro con una mayor


concentración de neuronas y entre sus muchas funciones la más
estudiada es la regulación y monitorización de movimientos complejos
que requieren una cierta coordinación. También tiene un papel en el
mantenimiento del equilibrio al estar de pie y caminar.

 Si te interesa saber más acerca del cerebelo, puedes visitar este artículo


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Otras estructuras del sistema


nervioso relacionadas
Las distintas partes del cerebro no solo trabajan coordinándose entre sí ,
sino que necesitan de la participación de otros ciruitos del sistema
neuroendorino. 

Estas estructuras y sistemas, que no pertenecen en sí al encéfalo, son


los nervios cerebrales (o pares craneales) y el Sistema Nervioso
Autónomo (SNA).

Pares craneales
Los pares craneales son haces de axones que salen de diferentes puntos
de la zona baja del encéfalo y van a parar a otras partes del cuerpo sin
pasar por la médula espinal. Esto es lo que los distingue del resto de
nervios, que no salen de las diferentes partes del encéfalo sino desde
varios tramos de la médula.

Ejemplos de los pares craneales son el nervio trigémino, el nervio vago o


el olfatorio; todos ellos son de gran importancia, y en el caso del
trigémino, su incorrecto funcionamiento puede llegar a generar mucho
dolor. 

Puedes leer más sobre estos nervios del cerebro en este artículo.

Sistema Nervioso Autónomo


El Sistema Nervioso Autónomo es un entramado de axones, ganglios y
órganos que se encarga de regular las funciones que nos mantienen con
vida, como la digestión, la respiración involuntaria o los latidos del
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corazón. Es por eso que estas funciones no pueden ser controladas


voluntariamente; son demasiado importantes, y están totalmente
automatizadas. 

Esta red de neuronas interactúa especialmente con la partes del cerebro


que son más bajas (las del tronco del encéfalo) , y se divide en sistema
simpático, sistema parasimpático y sistema entérico. 

A través de estas vías de comunicación, se controla partes del cuerpo


que al estar en la base de la supervivencia de los tejidos y células que
forman el cuerpo no pueden depender de decisiones voluntarias ni de la
gestión de la atención, lo cual significa que además de ser procesos
automatizados, aunque una persona quiera no se puede intervenir sobre
ellos o hacer que se detengan, dado que esto podría llevar a una muerte
inmediata. Puedes leer más acerca de él en este artículo.

Otros artículos relacionados:

 Tipos de neuronas: características y funciones


 ¿Qué son los axones de las neuronas?

Referencias bibliográficas:

 Bradford, H.F. (1988). Fundamentos de Neuroquímica. Labor. 


 Hammond. (2001). Cellular and Molecular Neurobiology (con CD-ROM).
Academic Press. 
 Kalat, J.W. (2004). Psicología Biológica. Thomsomparaninfo. 
 Morgado, I. (coordinador) (2005). Psicobiología: De los genes a la
cognición y el comportamiento. Ariel Neurociencia. 
 Zuluaga, J. A. (2001). Neurodesarrollo y estimulación. Madrid: Médica
Panamericana.
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¿Qué es el lóbulo frontal y


cómo funciona?
Explicamos las funciones y la morfología
de esta región cerebral.

El lóbulo frontal es una de las partes del cerebro más estudiadas y más


interesantes desde el punto de vista de la psicología, la neuropsicología y
las neurociencias en general. No sólo es conocido por el hecho de ser
el lóbulo más grande en el encéfalo humano, sino también por
las importantísimas funciones y capacidades cuya existencia debemos a
esta estructura. ¿Qué capacidades son estas?

 Te puede interesar este post: "Los lóbulos del cerebro y sus distintas


funciones"
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Básicamente las funciones del lóbulo frontal son todas aquellas que
atribuimos exclusivamente a los seres racionales, con criterio propio, con
la posibilidad de actuar según estrategias complejas y bien preparados
para vivir en sociedades muy grandes. 

La importancia del lóbulo frontal


La diferencia entre tener un lóbulo frontal como el de los seres humanos
adultos y sanos y no tenerlos es la diferencia que hay entre ser un
organismo guiado básicamente por los impulsos y las emociones u otro
que, a pesar de estar motivado fundamentalmente por estados
emocionales generados por el sistema límbico, es capaz de posponer
estos impulsos para seguir planes elaborados y optar a conseguir
objetivos abstractos o situado en un punto muy lejano en el tiempo.

Sin embargo, el papel del lóbulo frontal va más allá de ser un conjunto de
neuronas y glía que permite pensar a largo plazo. Exploraremos su
potencial en las siguientes líneas.

¿Cómo es el lóbulo frontal?


El lóbulo frontal es una estructura anatómica situada en la parte más
frontal del cerebro, es decir, más cercana al rostro. Está separado del
lóbulo parietal por la Fisura de Rolando (o Fisura Central) y del lóbulo
temporal por la Fisura de Silvio (o Fisura Lateral). Además, en el encéfalo
humano los lóbulos frontales son los mayores de todos, ya que ocupan
aproximadamente un tercio de toda la corteza cerebral .

A pesar de que se le puede considerar una de las muchas partes del


cerebro, hay que tener en cuenta que los lóbulos frontales no trabajan
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por sí solos, y que sólo cobran sentido como estructura cerebral cuando
trabajan coordinadamente con el resto del encéfalo.

Ahondando en detalles
Suele decirse que el lóbulo frontal es la parte del cerebro que más nos
diferencia del resto de animales. Si bien es cierto que el cerebro de
nuestra especie es distinto a los del resto en muchos más aspectos que
afectan a su globalidad, esta afirmación es, en parte, verdadera.

¿Por qué? Porque nuestros lóbulos cerebrales no son sólo los más
grandes proporcionalmente, sino también los únicos que hacen posible la
existencia una gran variedad de funciones y capacidades únicas.

La importancia de las funciones ejecutivas


Los lóbulos frontales del cerebro destacan especialmente por el hecho de
estar muy involucrados en las llamadas funciones ejecutivas. Estas
funciones son las que asociamos a la cognición y la toma de decisiones:
el uso de la memoria, la planificación, la selección de objetivos, y la
resolución de problemas específicos que tienen que ser abordados
focalizando la atención en aspectos concretos.

En líneas generales, puede decirse que el lóbulo frontal de cada


hemisferio sirve para convertir la información sobre el entorno en materia a
partir de la cual decidir lo que se hace y diseñar un plan de acción para
intervenir sobre lo que nos rodea. De algún modo, es la parte del cerebro
gracias a la cual dejamos de convertirnos en sujetos pasivos para pasar
a ser agentes activos, con capacidad para cambiar cosas respondiendo a
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unos objetivos concretos elegidos por nosotros a partir de lo que hemos


ido aprendiendo.

El lóbulo frontal no opera aisladamente


Por supuesto, todo esto no lo hace solo. Es imposible entender cómo
funciona el lóbulo frontal sin saber también cómo funcionan otras
estructuras del cerebro, de las que no sólo recibe información sino que
además funcionan coordinándose con este en tiempo real y a una
velocidad vertiginosa. Así, por ejemplo, para iniciar una secuencia de
movimientos voluntarios, el lóbulo frontal necesita que estén activados
los ganglios basales, relacionados con la ejecución de movimientos
automatizados fruto de las experiencias pasadas y la continua repetición.

Algunas funciones básicas del lóbulo


frontal
Entre las funciones y procesos ejecutivos que asociamos al lóbulo frontal
podemos encontrar los siguientes:

Meta-pensamiento
Es decir, la capacidad para pensar en abstracto sobre cosas que sólo están
presentes en nuestra imaginación , ya que no evocamos por el hecho de
estar siendo registradas por nuestros sentidos en ese momento
determinado. También es importante hacer notar que este tipo de
pensamiento puede tener varios grados de abstracción, lo cual incluye la
posibilidad de pensar en cómo pensamos. Es en este tipo de procesos
en el que intervienen las Terapias Cognitivo-Conductuales.
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Gestión de la memoria de trabajo


Lesiones en ciertas partes del lóbulo frontal hacen que la memoria de
trabajo se vea afectada. Esto significa que el lóbulo frontal tiene un papel a
la hora de mantener en un tipo de memoria "transitoria" información
relativa a un problema que debe ser resuelto en tiempo real, y que una
vez solucionado este perderán su valor. Gracias a esta capacidad
cognitiva, podemos llevar a cabo tareas complejas en tiempo real, tareas
que requieren de tener en cuenta diferentes variables y piezas de
información.

Ideación a largo plazo


Actualmente se cree que el lóbulo frontal permite proyectar experiencias
pasadas en situaciones futuras, todo ello a partir de las normas y
dinámicas que se han ido aprendiendo por el camino. A su vez, esto
permite situar objetivos, metas e incluso necesidades en un punto muy
alejado del presente, a meses o años vista.

Planificación
Pensar en el futuro permite imaginar planes y estrategias , además de sus
posibles resultados y consecuencias. El lóbulo prefrontal no sólo "crea"
posibles escenas futuras en nuestra mente, sino que también nos ayuda
a navegar por ellas buscando nuestros propios objetivos.

Así pues, mientras que otras partes del cerebro están diseñadas para
orientarnos hacia los objetivos más a corto plazo, los lóbulos frontales
permiten que aspiremos a metas de naturaleza más abstracta, gracias a
las cuales somos capaces de cooperar, ya que las cadenas de acciones
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que llevan a conseguirlas son lo suficientemente largas y complejas


como para que en ellas tengan cabida más personas.

Control de la propia conducta


La zona orbital del lóbulo frontal (es decir, la zona inferior de este, que
queda cerca de las órbitas de los ojos) está en constante relación con los
impulsos que vienen de la zona del sistema límbico, la estructura en la
que se originan las emociones. Es por eso que una de sus funciones es
amortiguar los efectos de estas señales, para evitar que ciertos arrebatos
emocionales e impulsos que requieren ser satisfechos cuanto antes
entorpezcan los planes cuya meta está situada a largo plazo. En
definitiva, todo esto facilita el autocontrol.

Cognición social
Los lóbulos frontales nos permiten atribuir estados mentales y emocionales
a los demás, y que esto influya en nuestra conducta. De este modo,
interiorizamos posibles estados mentales de la gente que nos rodea.
Esto, unido a que tal y como hemos visto los lóbulos frontales nos
permiten planificar teniendo en cuenta a otras personas, hace que estas
zonas de la corteza cerebral nos predispongan a crear tejidos sociales
complejos.

Partes del lóbulo frontal


Podríamos pasarnos días, semanas e incluso meses recapitulando todas
las sub-estructuras que pueden encontrarse en un lóbulo frontal común y
corriente, ya que siempre es posible ir desgranando hasta el infinito una
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parte en otras más pequeñas. Sin embargo, puede decirse que las


principales áreas del lóbulo frontal son las siguientes :

1. Corteza motora
La corteza motora es la parte del lóbulo frontal involucrada en los procesos
de planificación, ejecución y control de los movimientos  voluntarios. Puede
entenderse que es en esta parte del cerebro donde la información sobre
el entorno y sobre la propia información que se procesa en el cerebro se
convierte en acción, es decir, en señales eléctricas destinadas a activar
músculos del cuerpo.

La corteza motora está situada justo al lado de la fisura de Rolando, y por


lo tanto recibe muchas información proveniente del área somatosensorial
que se encuentra justo al otro lado de esta "frontera", en el lóbulo
parietal.

La corteza motora se divide en corteza motora primaria, corteza pre-


motora y área motora suplementaria.

Corteza motora primaria (M1)

Es en esta zona donde se originan gran parte de los impulsos nerviosos


que bajarán por la espina dorsal para activar músculos concretos.

Corteza pre-motora (APM)

La corteza pre-motora es la parte del lóbulo frontal encargada de hacer


que el aprendizaje de experiencias pasadas influya sobre la técnica de
movimiento. Por eso, tiene un papel muy importante en los movimientos
que realizamos constantemente y de los cuales somos "expertos", como
los que están asociados con el control postural y los movimientos
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proximales (es decir, los que se realizan con partes del tronco o zonas
muy cercanas a él). Trabaja recibiendo información de los ganglios
basales y el tálamo, especialmente.

Área motora suplementaria (AMS)

Está involucrada en la realización de movimientos muy precisos, como


los que requieren de la utilización de los dedos de las manos de forma
coordinada.

2. Corteza prefrontal
Muchas de las características y rasgos que atribuimos en exclusiva a
nuestra especie tienen su base neural en esta región del lóbulo frontal: la
capacidad para reprimir impulsos y para pensar en ideas abstractas , la
imaginación de las posibles situaciones futuras a partir de lo que hemos
visto en el pasado y la interiorización de las normas sociales. En realidad,
algunas facultades y funciones cognitivas que normalmente se atribuyen
a los lóbulos frontales en general, existen, concretamente, gracias a la
corteza prefrontal, que es la región de la corteza que ha evolucionado
más recientemente.

3. Área de Broca
Esta zona está involucrada en la realización de movimientos concretos para
articular el habla. Por lo tanto, desde aquí se emiten señales que irán a
parar a la lengua, la laringe y la boca.

Referencias bibliográficas:
27

 Goldberg E. (2001). The executive brain.


 Shammi P, Stuss DT. (1999). Humour appreciation: a role of the right
frontal lobe. Brain.
 Zalla T, Pradat-Diehl y P, Sirigu A. (2003). Perception of action
boundaries in patients with frontal lobe damage. Neuropsychologia.

Lóbulo parietal: características


y funciones

Esta parte del cerebro tiene distintas funciones


bien diferenciadas. ¿Cuáles son?
28

El lóbulo parietal, situado bajo el hueso craneal que le da nombre y


entre el lóbulo frontal y el occipital, es una de las estructuras cerebrales
más importantes tanto por su tamaño por los procesos en los que
participa.

De hecho, resulta tan crucial a la hora de realizar con éxito varios


procesos mentales que es prácticamente imposible hablar sobre
esta parte del cerebro como si fuese una pieza “simple” de nuestro
sistema nervioso o una estructura que realiza una única función
característica.

A continuación veremos cuáles son las características del lóbulo


parietal y en qué procesos participa.

¿Qué es el lóbulo parietal?


Esta parte del cerebro es una zona de la corteza cerebral que queda
ubicada justo por detrás del lóbulo frontal: ambos lóbulos quedan
separados por el llamado surco central. Sin embargo, el lóbulo parietal
trabaja conjuntamente con ese y el resto de lóbulos del cerebro, ya
que incluye una gran área de asociación, que puede ser vista como una
central en la que muchos tipos de información se mezcla para generar
una unidad.

Aunque el lóbulo parietal se especializa más en ciertas funciones


cerebrales que en otras, una de sus características principales es
que integra datos provenientes de distintas fuentes. Por ejemplo,
mezcla datos relacionados con lo que se ve y aquellos que nos hablan de
lo que se escucha, y hace que aparezca una experiencia perceptiva
completa. 
29

Del mismo modo, en esta zona de corteza cerebral hay muchos


recuerdos que, una vez "almacenados" por el hipocampo, se mueven
hasta quedar fijado en las redes neuronales de este lóbulo. En los
recuerdos están integrados todas las informaciones sensoriales que nos
llegan del mundo exterior, pero también los sentimientos y emociones
vinculados a ese trozo de memoria. Es decir, que en el lóbulo parietal
desembocan tanto procesos perceptivos como la regulación de los
estados de ánimo.

Así pues, si ha de escogerse una única palabra para definir cuál es la


función del lóbulo parietal, esta debería ser “integración”, un concepto
que remite a las funciones de muchas otras partes del cerebro.

Funciones de esta zona del cerebro


Son muchas y muy variadas las funciones que llevan a cabo las
redes de neuronas del lóbulo parietal, pero de modo resumido se
puede decir que juega un papel importante especialmente en tres clases
de procesos: la integración y el procesamiento de la información
sensorial proveniente de diferentes "canales", el procesamiento de la
información simbólica (en la que se incluyen los procesos relacionados
con el lenguaje y su utilización) y el procesamiento de la información
numérica, algo básico para poder contar y realizar operaciones
matemáticas.

1. Integración sensorial
En el lóbulo parietal queda incluida una de las mayores áreas de
asociación del cerebro, lo cual significa que la información proveniente
30

de todas las áreas del cuerpo se combinan en esta zona para dar como
resultado una información que es más que la suma de sus partes. Por lo
tanto, la creación de conceptos abstractos se da en parte gracias al
lóbulo parietal, gracias al cual somos capaces de generar, por ejemplo, la
idea de lo que es un perro, con su movimiento, su tacto y su olor
asociados.

Pero en el lóbulo parietal no solo se dan cita los datos acerca del mundo
que nos rodea y de lo que habita en él, sino también la información
acerca de cómo nos relacionamos nosotros con ese mundo en
tiempo real. Por ejemplo, es en el lóbulo parietal donde se unen los
datos provenientes de los músculos del cuerpo, gracias a los cuales nos
hacemos una idea sobre la posición física y la postura en las que nos
encontramos. Lo mismo ocurre con el tacto. En definitiva, el lóbulo
parietal se encarga del procesamiento somestésico, es decir, la
capacidad sensorial de reconocer las sensaciones corporales.

Del mismo modo, el lóbulo parietal trabaja junto al lóbulo frontal para
ofrecer un feedback acerca de cómo van los movimientos voluntarios que
estamos realizando, para poder corregirlos inmediatamente en el caso de
que se detecten imprevistos.

Como curiosidad, en esta función se incluye la grafestesia, que es la


capacidad de reconocer letras y palabras cuando un elemento toca la piel
haciendo el recorrido de la forma de estas.

2. Procesamiento de la información simbólico-


analítica
Otra de las grandes funciones del lóbulo parietal es trabajar con
símbolos y con la aritmética. La función matemática se lleva a cabo
31

junto con la anterior, ya que es a partir del análisis de lo que se percibe


sensorialmente como se puede imaginar una secuencia de unidades con
las que trabajar matemáticamente. Al ser el lóbulo parietal un lugar en el
que se mezclan muchos procesos mentales, hace posible el pensamiento
abstracto necesario para pensar en símbolos.

Las lesiones en el lóbulo parietal


Como ocurre muchas veces en psicobiología, parte de las funciones de
una estructura cerebral nos hablan acerca de las funciones que realizan
estas. En el caso del lóbulo parietal, estas lesiones hablan acerca de la
multiplicidad de tareas que realizan los grupos de neuronas de esta
parte del cerebro.

Lesión en el lóbulo parietal izquierdo


Una herida en el lóbulo parietal del hemisferio izquierdo puede
resultar en la aparición del Síndrome de Gerstmann, que incluye
síntomas como la acalculia (incapacidad adquirida a la hora de realizar
cálculos), la confusión de la izquierda y la derecha y la dificultad a la hora
de escribir (agrafia).

 Artículo relacionado: "Alexia y agrafia: las alteraciones del lenguaje


escrito por lesión cerebral"

Lesión en el lóbulo parietal derecho


Estando en buen estado de salud el resto del encéfalo, una lesión en el
lóbulo parietal derecho puede producir heminegligencia, es decir,
32

incapacidad para prestar atención a los estímulos presentes en el lado


izquierdo del cuerpo a la vez que la persona no se da cuenta de este
problema (un fenómeno conocido como anosognosia). 

Las personas con heminegligencia descuidan totalmente una de las


mitades de su cuerpo, lo cual significa que no la lavan, la visten o la
peinan, y del mismo modo actuarán como si estuviesen ignorando todo
aquello que ocurre en uno de los lados de su cuerpo.

Lesión en los dos lóbulos parietales


Cuando los lóbulos parietales del hemisferio izquierdo y el derecho
quedan lesionados, puede aparecer el Síndrome de Balint. Este es
un desorden neurológico grave que afecta sobre todo a la percepción y a
la capacidad psicomotriz.

Entre sus síntomas se encuentra la incapacidad de percibir las imágenes


como un todo, es decir, que se ven elementos separados pero no se
sabe ni a qué distancia están de uno mismo o entre sí ni la posición que
ocupan. Del mismo modo, parecen dificultades en la coordinación de los
movimientos de los ojos (ataxia óptica).

Concluyendo
El lóbulo parietal se caracteriza por el modo en el que trabaja
conjuntamente con otras muchas zonas del cerebro, ofreciéndoles un
espacio en el que pueden integrar entre sí sus torrentes de información. 

Esto, por supuesto, no significa que en esta parte de la corteza cerebral


no podamos encontrar áreas más o menos especializadas, y de hecho se
ha visto que varias de ellas están especialmente involucradas en la visión
33

y en la ejecución y monitorización de movimientos en coordinación con la


zona posterior del lóbulo frontal. 

Sin embargo, por su propia naturaleza distribuida, el cerebro funciona a


partir de redes de neuronas diseminadas por muchos lugares
diferentes,  y en este sentido el lóbulo parietal no es ninguna excepción.
Por consiguiente, estas funciones son muy relativas, y en realidad
existen gracias al trabajo conjunto de varias zonas del sistema nervioso.

En conclusión, el lóbulo parietal trabaja coordinándose con otras áreas


de la corteza cerebral para hacer que los procesos de percepción,
pensamiento y movimiento puedan producirse y sean funcionales. Para
ello procesa parte de la información que llega de otras regiones del
cerebro, y manda la información a otras redes de células nerviosas para
que estas sigan trabajando en ella.

Referencias bibliográficas:

 Bradford, H.F. (1988). Fundamentos de Neuroquímica. Labor.


 Finlay, B.L.,  Darlington, R.B., Nicastro, N. (2001). Developmental
structure in brain evolution. Behavioral and Brain Sciences. 24 (2): pp.
263 - 308.  
 Manes, F., Niro, M. (2014). Usar el cerebro. Buenos Aires: Planeta.
 Ratey, J. J. (2003). Cerebro: manual de instrucciones. Barcelona:
Mondadori.
 Zuluaga, J. A. (2001). Neurodesarrollo y estimulación. Madrid: Médica
Panamericana.
34

Lóbulo occipital: anatomía,


características y funciones

La corteza cerebral, que es la parte del cerebro más icónica y conocida


por sus pliegues y su forma de laberinto, no es un órgano encargado de
realizar una función específica. Lo que ocurre, más bien, es
que diferentes partes de la corteza cerebral se encargan de
participar en diferentes procesos mentales, aunque todas ellas
trabajan coordinándose entre sí.
35

Por ejemplo, el lóbulo occipital, ubicado en la parte del cerebro más


cercana a la nuca, es muy diferentes al lóbulo frontal (situado en la
parte del encéfalo más cercana a la frente) no solo por su forma y
ubicación y forma, sino especialmente por las funciones de las que se
encargan estos dos lóbulos del cerebro.

Si el frontal tiene un papel muy importante en las funciones ejecutivas y


la iniciación de acciones deliberadas, el lóbulo occipital tiene un rol muy
concreto que tiene que ver con la percepción y, concretamente, con el
reconocimiento y análisis de todo lo que vemos. A continuación veremos
las principales características de esta última parte del cerebro.

¿Qué es el lóbulo occipital?


El lóbulo occipital es uno de los lóbulos cerebrales más pequeños, y
ocupa una pequeña porción de la parte trasera del encéfalo, entre
el cerebelo, el lóbulo temporal y el lóbulo parietal. 

Además, tal y como ocurre con el resto de lóbulos, existe tanto en


el hemisferio cerebral izquierdo como en el derecho, lo cual significa
que cada persona tiene dos lóbulos occipitales casi simétricos que están
separados por una estrecha cisura.

A diferencia de lo que ocurre con el lóbulo frontal, se cree que a lo largo


de la evolución de los ancestros de nuestra especie el lóbulo occipital no
ha crecido en proporción al resto de partes del cerebro. Es decir, que
mientras el resto de zonas de la corteza cerebral se iban desarrollando y
organizando de un modo más complejo, el lóbulo occipital ha
permanecido casi igual a lo largo de cientos de miles de años; aunque,
curiosamente, se cree que en los neandertales, que fueron una rama
36

evolutiva paralela a la del Homo sapiens, esta zona tenía mayor tamaño
(relativo y absoluto) que el de nuestra especie.

Funciones de esta región cerebral


Ahora bien... ¿de qué se encarga el lóbulo occipital y por qué no ha
ido creciendo a lo largo de nuestra historia evolutiva? Si bien no hay
ninguna zona del cerebro que tenga solamente una función, ya que
todas ellas funcionan juntas y de manera coordinada, el proceso que
define mejor la utilidad del lóbulo occipital es el procesamiento de la
información visual.

El lóbulo occipital comprende la corteza visual, que es la zona de la


corteza cerebral a la que llega primero la información proveniente de las
retinas. A su vez, la corteza visual está dividida en varias regiones
clasificadas según el nivel de procesamiento del que se encargan.

Así, la corteza visual primaria (v1) es la parte del lóbulo occipital que
procesa los datos visuales más "crudos" y es la encargada de detectar
los patrones generales que pueden ser hallados en la información
recogida por los ojos. Estos datos generales y poco detallados acerca de
lo que se ve son mandados a otras partes del lóbulo occipital encargados
de realizar un procesamiento más refinado de la visión y estos, a su vez,
mandan la información analizada a otras áreas del encéfalo.

La vía dorsal y la vía lateral


Una vez que la información ha pasado por la corteza visual primaria en el
lóbulo occipital, el torrente de datos que emite esta zona se bifurca
siguiendo dos rutas diferentes: la vía ventral y la vía dorsal. Estas
37

van extendiéndose en paralelo mientras se comunican con partes del


cerebro a las que la otra vía no accede directamente, tal y como
veremos.

Vía ventral
La vía ventral parte de la corteza visual primaria en el lóbulo occipital y va
hacia la zona frontal del cerebro a través de la parte baja de este, que
incluye las cortezas visuales V2 y V4 que, tal y como indica su
número, se encargan de procesar la información ya trabajada por
parte de la v1.

Se considera que las neuronas que participan en esta "cadena de


montaje" de la información visual se encargan de procesar las
características de los elementos aislados que se están viendo en
cada momento, es decir, acerca del contenido de la visión. Por eso, esta
ruta también es llamada la vía del "qué".

Vía dorsal
Esta ruta va del lóbulo occipital a la zona frontal de la corteza cerebral a
través de redes de neuronas cercanos a la parte alta del cráneo. En ella,
la información procesada por la corteza visual primaria llega al lóbulo
parietal a través de las cortezas visuales v3 y v5. Se cree que esta zona
de procesamiento visual se encarga de establecer las características
de la localización y el movimiento de lo que se ve; es por eso que la
vía dorsal también es llamada la vía del "dónde y el "cómo".

Junto a la vía ventral, esta ruta del procesamiento visual relacionada con
el lóbulo occipital nos habla sobre cómo funciona el cerebro: en
38

ocasiones, procesos mentales que parecen formar una unidad y que


llegan a nuestra consciencia como una experiencia completa, en realidad
son el producto de varias rutas cerebrales que trabajan en paralelo, cada
una centrada en un aspecto distinto.

El lóbulo occipital y la epilepsia


Se cree que el lóbulo occipital tiene un papel destacado en la aparición
de crisis epilépticas, o al menos en parte de ellas. Se trata de los casos
en los que la exposición a “flashes” frecuentes de luz intensa ocasiona la
aparición de un patrón de emisión de señales eléctricas por parte de
neuronas del lóbulo occipital que se extiende por todo el cerebro
causando el ataque.

Por la complejidad del funcionamiento del encéfalo y la rapidez con la


que trabajan las neuronas no se sabe demasiado acerca de los
mecanismos por los que aparecen este tipo de ataques epilépticos,
aunque a partir de estos casos se asume que algunos estímulos externos
pueden hacer que aparezca un foco de epilepsia en alguna parte de los
lóbulos temporales, que pasa a afectar a otras partes del cerebro del
mismo modo en el que la corteza visual manda información a otras
regiones en condiciones normales. 

Sin embargo, para que se den estos casos se cree que debe existir
una propensión biológica o genética.

A modo de conclusión
Aunque probablemente el procesamiento de los datos recogidos por las
retinas no sea la única función del lóbulo occipital, está prácticamente
39

ocupado por la corteza visual, y por eso se cree que su principal


función tiene que ver con la interacción de la información que llega desde
los nervios ópticos. 

Puede parecer extraño que un único sentido reclame para sí un lóbulo


entero de cada hemisferio cerebral, pero no lo es tanto si tenemos en
cuenta que el lóbulo temporal es el más pequeño en los seres humanos y
que en lo mamíferos el procesamiento de la información recogida por los
ojos suele ocupar áreas muy grandes del cerebro. A fin de cuentas, como
descendientes de una línea evolutiva arborícola y diurna, la visión ha
tenido mucha importancia tanto a la hora de movernos por espacios
tridimensionales llenos de peligros y de obstáculos como a la hora de
detectar depredadores y alimentos.

Por otro lado, otro de los aspectos más importantes del lóbulo occipital es
que es el inicio de las dos vías paralelas de procesamiento de la
información. Esto hace que conozcamos mejor cómo es el fenómeno
perceptivo de la visión, que se presenta mediante al menos dos
cadenas separadas de procesamiento de la información: por un lado la
vía dorsal, encargada de que podamos conocer bien el movimiento,
posición y localización de lo que vemos, y por el otro la vía ventral ,
relacionada con el reconocimiento de lo que estamos viendo (es decir, la
integración de pequeños fragmentos de imagen en grandes unidades
que podemos identificar).

Referencias bibliográficas:

 Carlson, Neil R. (2007). Psychology : the science of behaviour. New


Jersey, USA: Pearson Education. 
40

 Destina Yalçin, A.; Kaymaz, A.; Forta, H. (2000). "Reflex occipital lobe
epilepsy". Seizure. 
 Houdé, O. Mazoyer, B., Tzourio-Mazoyet, N. (2002). Cerveau et
psychologie Introduction à l'imagerie cérébrale anatomique et
fonctionnelle.
 Schacter, D. L., Gilbert, D. L. & Wegner, D. M. (2009). Psychology. (2nd
ed.). New Work (NY): Worth Publishers.
41

Lóbulo temporal: estructura y


funciones

¿Qué funciones realiza esta importante región


El lóbulo temporal es una de las estructuras más importantes de la
corteza cerebral, y por consiguiente también una de las más estudiadas
en neurociencias. No se puede comprender el funcionamiento del
Sistema Nervioso Central sin saber aunque sea un poco acerca de qué
son los lóbulos temporales.

No solo cubre buena parte de la superficie del encéfalo: además permite


integrar globalmente buena parte de la información sensorial que
nos llega a través del entorno, y tiene un papel muy relevante en
procesamiento de los contenidos de la visión y del oído, así como del
lenguaje en general.
42

En este artículo veremos cuáles son las características de los lóbulos


temporales (pues hay un par de ellos en cada encéfalo), dónde se
ubican, y qué funciones llevan a cabo.

Localización del lóbulo temporal


Si bien el conjunto del cerebro funciona en una interacción continúa entre
las diferentes áreas cerebrales, los estudios realizados desde las
neurociencias reflejan que muchas de las aptitudes, habilidades,
capacidades y funciones del sistema nervioso se encuentran
especialmente vinculadas a determinadas regiones.

En este sentido, la corteza cerebral humana ha sido tradicionalmente


dividida en cinco secciones, llamadas lóbulos del cerebro. Uno de ellos
es el lóbulo temporal, región cerebral fundamental para habilidades
tan fundamentales como el habla o la percepción auditiva, además de
estar muy vinculado a la afectividad, la memoria y el reconocimiento.

El lóbulo temporal está situado en el lateral inferior del encéfalo,


aproximadamente a la altura de los oídos. Esta región está
anatómicamente separada del lóbulo parietal, que corresponde a la
zona lateral superior, por la cisura de Silvio, y está en estrecho contacto
con el lóbulo occipital. Asimismo, se trata del lóbulo con mayor
conexión con el sistema límbico (junto con el área orbito-frontal),
teniendo pues gran influencia en las emociones y estados de ánimo, así
como con la memoria.

Es necesario tener en cuenta que en realidad hay dos lóbulos


temporales, uno en cada hemisferio cerebral. Esta consideración
resulta relevante, ya que algunas de las funciones de este lóbulo se
localizan en la mayoría de las personas en un hemisferio específico. Sin
43

embargo, cuando a causa de alteraciones neurológicas una parte de un


lóbulo temporal deja de funcionar, estas funciones pueden llegar a ser
realizadas total o parcialmente por su homólogo del hemisferio opuesto.

Por otro lado, los límites del lóbulo temporal, como los de cualquier otra
parte del cerebro, son muy porosos y hasta cierto punto difusos. No se
corresponden exactamente con límites físicos de zonas del sistema
nervioso encargadas de ciertas tareas, sino que es un concepto que
ayuda a ubicarse a la hora de mapear el cerebro.

Localizaciones cerebrales más relevantes


Dentro del lóbulo temporal existen un gran número de estructuras.
Esto es así porque en esta zona de la corteza cerebral coinciden muchas
interconexiones procedentes de diferentes partes del cerebro, algunas de
las cuales no guardan demasiado parecido entre sí en cuanto a sus
funciones. En realidad, el concepto de lóbulo temporal responde a
criterios mucho más anatómicos que funcionales, de manera que es
natural que en él existan grupos de células nerviosas y pequeños
órganos especializados en tareas distintas.

Esto hace que el lóbulo temporal incorpore grupos de neuronas


encargadas de realizar muchas tareas, por ejemplo, integrando tipos de
información perceptiva que llega desde diferentes sentidos. Esto es lo
que hace que tenga un papel importante en el lenguaje, función mental
en la que tienen que ver sonidos, letras, etc.

Algunas de las partes del lóbulo temporal más relevantes son las


siguientes.
44

1. Corteza auditiva
En el lóbulo temporal se encuentran la cortezas auditivas primaria,
secundaria y asociativa. Estas zonas del cerebro son las encargadas
de, además de percibir los sonidos, realizar la codificación,
descodificación e interpretación de la información auditiva, siendo un
elemento indispensable para la supervivencia y la comunicación. En este
último aspecto destaca su participación en la comprensión del habla, que
se da en el área de Wernicke.

2. Área de Wernicke
Dentro del área auditiva secundaria del hemisferio cerebral dominante,
siendo éste generalmente el izquierdo para la mayoría de la población,
se puede encontrar el área de Wernicke. Esta área es la principal
encargada de la comprensión del lenguaje, permitiendo la
comunicación verbal entre individuos. Sin embargo, la producción del
lenguaje se da en otra área conocida como área de Broca, situada en la
corteza frontal.

3. Giro angular
Esta área resulta de especial relevancia, debido a que es la que
permite la lectoescritura. En ella se asocia la información visual con la
auditiva, permitiendo asignar a cada grafema su correspondiente fonema
y haciendo posible que se produzca un cambio en el tipo de datos con
los que trabaja el cerebro, de imágenes a sonidos con un componente
simbólico.
45

En personas con lesiones en esta zona, la lectura suele estar afectada,


siendo muy lenta o inexistente.

4. Giro supramarginal
Forma parte del área sensitiva terciaria. Este giro participa en el
reconocimiento táctil, además de participar en el lenguaje. Gracias a ella
somos capaces de reconocer el relieve de letras mediante los dedos y
asociarlas a sonidos.

5. Temporal medial
Esta área, que engloba la región hipocampal y varias cortezas
relevantes, participa en la memoria y reconocimiento, procesando la
información y ayudando a pasar de memoria a corto plazo a memoria a
largo plazo. El hemisferio izquierdo se encarga de la información de tipo
verbal, mientras que en el derecho se almacenan patrones visuales.

Es en este área del lóbulo temporal donde aparecen las primeras


lesiones en el Alzheimer, produciendo su sintomatología inicial.

6. Área de asociación parieto-temporo-occipital


Se trata de un área de asociación que se encarga de integrar la
percepción visual, auditiva y somática. Entre otras muchas funciones
de gran relevancia, destaca su participación en la percepción y atención
al espacio, pudiendo causar su lesión el padecimiento de una
heminegligencia.
46

7. Área de asociación del sistema límbico


Esta parte del lóbulo temporal se encarga de dotar de información
emocional a las percepciones, integrando emoción y percepción.
Participa también en la memoria y aprendizaje. Asimismo, otras
investigaciones han reflejado que también tiene que ver en la regulación
de la conducta sexual y en el mantenimiento de la estabilidad emocional.

En definitiva, esta parte del lóbulo temporal integra procesos mentales


vinculados a las emociones y permite que nuestras vivencias dejen una
huella en nosotros que va más allá de lo que podemos explicar con
palabras.

Trastornos derivados de lesiones en el


temporal
Todas las áreas que hemos visto son de gran importancia para el
correcto funcionamiento del organismo humano en general y de los
lóbulos temporales en particular. 

Sin embargo, no es infrecuente que se produzcan accidentes,


enfermedades y alteraciones que pueden provocar un mal
funcionamiento de algunas de ellas. Veamos algunos trastornos típicos
de la lesión del temporal.

1. Sordera cortical
Este trastorno supone la pérdida total de la facultad auditiva, a pesar
de que los órganos sensoriales funcionan correctamente. Es decir, la
información auditiva llega a los órganos perceptivos, pero no llega a ser
procesada por el cerebro, con lo cual se pierde la percepción del sonido
47

por completo. Esta alteración se produce por la destrucción de las


cortezas auditivas primaria y secundaria, o las vías nerviosas que
acceden a ellas, de ambos hemisferios.

2. Hemiacusia
Al igual que con la sordera, esta afectación se produce por la destrucción
de la corteza auditiva primaria y secundaria, con la diferencia de
que esta destrucción sólo se ha dado en un hemisferio. 

De este modo, se pierde por completo la audición del oído opuesto al


hemisferio en el que se ha dado la lesión, pero dado que las cortezas
auditivas del otro hemisferio siguen estando funcionales la audición es
posible por el otro oído. 

Además, en algunos casos es posible que con el paso del tiempo se


gane cierto nivel de audición también por el oído que ha quedado
inutilizado, debido a que la plasticidad neuronal permite que partes del
cerebro aprendan funciones que antes eran realizadas por otras, y esto
puede ocurrir incluso pasando tareas de un hemisferio al otro.

3. Prosopagnosia
En los casos de prosopagnosia, el afectado pierde la capacidad de
reconocer caras, incluso de sus seres más queridos. El reconocimiento
de personas ha de darse por otras vías de procesamiento del cerebro.

Esta alteración está causada por lesión bilateral en la zona


temporoccipital.

4. Heminegligencia
48

Causado por la afectación del área de asociación parieto-temporo-


occipital, este trastorno supone la dificultad para orientarse, actuar o
responder a estímulos que ocurren en el lado opuesto respecto al
hemisferio lesionado. La atención hacia ese hemicampo perceptivo
cesa, si bien la propia persona puede moverse de modo que los
estímulos que se pierde queden al alcance del campo perceptivo
funcional. Suele aparecer juntamente con la anosognosia, que es el
desconocimiento de la existencia de una alteración.

5. Afasias
Se entienden como afasias los trastornos del lenguaje debidos a una
lesión cerebral. Los efectos varían según la localización de la lesión, y
cuando esta afecta al lóbulo temporal hay ciertos síntomas
característicos.

De las afasias que son producidas por una lesión en el temporal


destacan la afasia de Wernicke (producida por una lesión en el área del
mismo nombre, en que se produce una pérdida o dificultad en la
comprensión verbal y la repetición, cosa que provoca graves problemas a
quien la sufre), la anómica (pérdida o dificultad para encontrar el nombre
de las cosas, producida por lesiones en áreas asociativas temporo-
parieto-occipitales) o la sensorial transcortical (en la que hay dificultades
en la comprensión pero no en la repetición, siendo producto de lesiones
en áreas asociativas temporo-parieto-occipitales).

Si se lesiona la conexión del área de Wernicke con el área de Broca, el


fascículo arqueado, se producirá la llamada afasia de conducción, en que
destaca la dificultad en la repetición y una comprensión algo alterada
pero se mantiene una buena fluencia.
49

6. Amnesia anterógrada
Este trastorno supone la incapacidad para grabar en la memoria
material nuevo. Es decir, se imposibilita que el paciente pueda
recuperar (sea incapacidad permanente o temporal) la información
declarativa de la actividad realizada tras la lesión. 

Esta alteración es producida por lesión en lóbulo temporal medial,


especialmente en el hipocampo. Lesiones en el hemisferio izquierdo
afectarán a información verbal, mientras que en el derecho la afectación
tenderá a ser de otras vías o no verbal.

7. Síndrome de Klüver-Bucy
Se trata de un trastorno muy frecuente en demencias, como el
Alzheimer. Esta afectación se caracteriza por la presencia de
mansedumbre, pasividad, hiperoralidad, dificultades de atención
sostenida, desaparición del miedo e hipersexualidad. Se da ante lesiones
del temporal medial a nivel bilateral.

Referencias bibliográficas:

 Asociación Americana de Psiquiatría (2002). DSM-IV-TR. Manual


Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Edición española.
Barcelona: Masson. (Original en inglés de 2000).
 Baños, R. y Perpiña, C. (2002). Exploración Psicopatológica. Madrid:
Síntesis.
 Belloch, A., Baños, R. y Perpiñá, C. (2008) Psicopatología de la
percepción y la imaginación. En A. Belloch, B. Sandín y F. Ramos (Eds.)
50

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Interamericana.
 Carlson, N.R. (2005). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson Educaci
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 Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de
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 Kolb, B. & Wishaw, I. (2006). Neuropsicología humana. Madrid: Editorial
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 Manes, F. y Niro, M. (2014). Usar el cerebro. Buenos Aires: Planeta.
 Netter, F. (1989). Sistema nervioso. Anatomía y fisiología. Tomo 1.1.
Barcelona: Salvat
 Young, P.A. & Young, P.H. (2004). Neuroanatomía clínica y funcional.
Barcelona: Masson
51

La ínsula: anatomía y funciones


de esta parte del cerebro

A estas alturas ya es conocido por la gran mayoría de la población que el


cerebro humano está dividido en cuatro lóbulos cerebrales.

Con una simple imagen del encéfalo seríamos capaces de localizar un


gran número de partes del cerebro. Sin embargo, hay una estructura
muy relevante que puede permanecer oculta a la observación visual,
teniendo en cuenta que se encuentra a una cierta profundidad tras uno
de los principales surcos del cerebro. Esta estructura es la llamada
ínsula.

¿Qué es la ínsula?
52

También considerada como el quinto lóbulo cerebral, la ínsula es una


estructura de la corteza cerebral situada en la profundidad de la cisura de
Silvio, en el punto en que confluyen los
lóbulos temporal, parietal y frontal, siendo delimitada por sus
respectivos opérculos.

La ínsula forma parte del mesocórtex, o sistema paralímbico, junto al


orbitofrontal y a otras estructuras. Se trata de un centro de conexión
entre sistema límbico y el neocórtex, participando en muy diversas
funciones sea de forma directa o indirecta.

Componentes de la ínsula
La ínsula no es únicamente una estructura uniforme que realiza de
manera homogénea las mismas funciones, sino que diferentes partes
de esta estructura se encargan de diversas tareas. Concretamente, la
ínsula se encuentra dividida en ínsula anterior y posterior, separadas
ambas partes por el surco insular central.

La región posterior de la ínsula se encuentra principalmente más


inervada con las neuronas somatosensoriales, que son las que crean un
"mapa" de las sensaciones de posición relacionadas con las distintas
partes del cuerpo. con lo que la participación de esta región va a
vincularse más con control de las vísceras y órganos internos.

La parte anterior de esta estructura cerebral presenta mayor vinculación


con el sistema límbico, siendo su funcionalidad más orientada a la
integración emocional de las experiencias y percepciones como una
sensación unitaria y global.
53

Funciones principales de la ínsula


Veamos algunas de las principales funciones de la región insular.

Tal y como hemos visto, la ínsula influye en una gran cantidad de


procesos básicos y superiores (relacionados con pensamiento abstracto
y toma de decisiones), y es un elemento de gran importancia para el
correcto funcionamiento e incluso la supervivencia del organismo. En
este sentido las investigaciones realizadas en el ámbito de las
neurociencias reflejan que la ínsula participa en los siguientes
procesos.

1. Percepción del gusto y olfato


El sentido del gusto tiene su principal área sensorial primaria en el
extremo inferior de la ínsula y en la corteza parietal. Es en este punto
donde la información gustativa se hace consciente, apareciendo como
una experiencia privada y subjetiva pero relacionada con los elementos
del entorno que saboreamos.

También se ha observado que la ínsula participa en la percepción


del olfato, si bien este sentido tiende a tener una red neuronal dispersa a
lo largo del encéfalo.

2. Control visceral y somatopercepción


La ínsula también tiene un importante papel en la regulación de las
vísceras y órganos. Concretamente se ha observado que su
manipulación experimental produce importantes variaciones en la presión
arterial y la frecuencia cardíaca. También participa en las sensaciones
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provenientes del sistema digestivo, participando asimismo en la gestión


de este sistema y del sistema respiratorio.

3. Función vestibular
La función vestibular, la cual hace referencia al equilibrio corporal y al
control del cuerpo en relación al espacio, también presenta aferencias a
la región insular, siendo un núcleo relevante en su percepción
consciente. Así pues, gracias a la ínsula una persona sana es capaz de
saber qué posición ocupa en todo momento cada una de las principales
partes de su cuerpo.

4. Integración información emocional y perceptiva


La ínsula, como se ha mencionado con anterioridad, actúa como zona
de asociación entre muy diferentes observaciones, especialmente en
lo que se refiere a la asociación entre percepción y emoción.

Asi´pues, gracias en parte a esta región cerebral aprendemos de


nuestras experiencias, ya que vinculamos sensaciones subjetivas
agradables o desagradables a aquello que hacemos y decimos y, de ese
modo, vamos asociando comportamientos a consecuencias a través de
lo que percibimos.

5. Implicación en adicciones: deseos y craving


Debido a su relación y sus conexiones con el sistema límbico, se ha
explorado la vinculación de la ínsula con el sistema de recompensa
cerebral. Las investigaciones realizadas han reflejado que esta estructura
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interviene en los procesos de adicción a ciertas drogas, contribuyendo a


mantener la conducta adictiva.

Esta relación se debe a la implicación de la región insular con la


integración entre emoción y cognición, estando implicada
especialmente en el fenómeno del craving o intenso deseo de consumo.

6. Empatía y reconocimiento emocional


Antes hemos visto que la ínsula tiene grandes conexiones con el sistema
límbico. En este aspecto, recientes investigaciones han indicado
que esta región de la corteza cerebral presenta un papel clave en la
capacidad de reconocimiento de emociones y de la empatía. Así, se
ha manifestado que aquellos individuos sin ínsula presentan un
reconocimiento mucho menor, especialmente en lo que respecta a las
emociones de alegría y sorpresa, así como de dolor.

De hecho se ha planteado que los déficits encontrados son muy


semejantes a algunos casos de autismo, trastorno límite de la
personalidad y problemas de conducta, con lo que se podrían realizar
investigaciones con respecto al funcionamiento de esta zona cerebral en
determinados trastornos.

Referencias bibliográficas:

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rat. J Comp Neurol; 311: 1-16

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 Duque, J.E.; Hernán, O. y Devia, A. (2004). El lóbulo insular. Un lóbulo


de procesamiento cortical visceral. Acta Neurol. Colom. Vol 20, 2.

 Guenot, M.; Isnard, J. & Sindou, M. (2004) Surgical anatomy of the


insula. Adv Tech Stand Neurosurg; 29:265-288

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Madrid, Elsevier.

 Kandel, E.R.; Schwartz, J.H.; Jessell, T.M. (2001). Principios de


Neurociencia. Madrird: MacGrawHill

 Kivity, S.; Ortega-Hernández, O.D. & Shoenfeld, Y. (2009). Olfaction a


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 Kolb, B. & Wishaw, I. (2006). Neuropsicología humana. Madrid: Editorial


Médica Panamericana

 Manes, F. y Niro, M. (2014). Usar el cerebro. Buenos Aires: Planeta.

 Netter, F. (1989). Sistema nervioso. Anatomía y fisiología. Tomo 1.1.


Barcelona: Salvat

 Ostrowsky, K.; Isnard, J.; Ryvlin, P.; Guénot, M.; Fischer, C. & Mauguière,
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 Pedrosa-Sánchez, M.; Escosa-Bagé, M.; García-Navarrete, E. y Sola,


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 Snell, R.S. (1999). Neuroanatomía Clínica. Buenos Aires: Editorial


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 Türe, U.; Yasargil, D.C.H.; Al-Mefty, O. & Yasargil, M.G. (1999).


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 Varnavas, G.G. & Grand, W. (1999). The insular cortex: morphological


and vascular anatomic characteristics. Neurosurgery; 44: 127-38
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Sistema límbico: la parte


emocional del cerebro

El sistema límbico es una de las redes de neuronas más interesantes e


importantes a la hora de estudiar el comportamiento humano, ya que es
una de las partes del cerebro con un papel más relevante en la
aparición de los estados de ánimo.

Es por eso que a veces es llamado "el cerebro emocional". Pero... ¿qué
es exactamente el sistema límbico y cuáles son sus funciones?

¿Qué es el sistema límbico?


El sistema límbico es un conjunto de estructuras del encéfalo con límites
difusos que están especialmente conectadas entre sí y cuya función tiene
que ver con la aparición de los estados emocionales o con aquello que
puede entenderse por "instintos", si usamos este concepto en su sentido
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más amplio. El miedo, la felicidad o la rabia, así como todos los estados
emocionales llenos de matices, tienen su principal base neurológica
en esta red de neuronas.

Así pues, en el centro de la utilidad del sistema límbico están las


emociones, aquello que vinculamos con lo irracional. Sin embargo, las
consecuencias de lo que ocurre en el sistema límbico afectan a muchos
procesos que, teóricamente, no tenemos por qué asociar con la cara
emotiva del ser humano, como la memorización y el aprendizaje.

El sistema límbico en el aprendizaje


Hace más de 200 años, un filósofo inglés llamado Jeremy Bentham, uno
de los padres del utilitarismo, propuso la idea de una manera de calcular
la felicidad basándose en una clasificación de criterios para diferenciar el
dolor del placer. En teoría, a partir de este cálculo podríamos saber lo útil
o poco útil de cada situación, dependiendo de lo feliz que nos hiciera
según esta fórmula.

Simplificando mucho, se puede decir que, de un modo similar al que


proponía Bentham, el sistema límbico es algo así como el juez que
determina lo que merece ser aprendido y de qué modo ha de ser
memorizado dependiendo de las sensaciones placenteras o dolorosas
que nos produce cada situación.

Es decir, que del sistema límbico depende el modo en el que se aprende


el valor positivo o negativo de cada una de las experiencias que se viven.
Pero, además, el modo en el que el sistema límbico influya en nuestra
60

manera de aprender irá teniendo repercusiones en nuestra


personalidad.

Algunos ejemplos
Por ejemplo, un ratón que ha pasado por el condicionamiento operante y
ha llegado a asociar la acción de mover una palanca con la aparición de
comida en un cajón de su jaula, aprende que mover la palanca está bien
gracias a las sensaciones placenteras que le produce ver la comida y
probarla, es decir, fundamentándose en algo basado en la euforia de
descubrir un trozo de queso cuando se tiene hambre y en las
sensaciones agradables que produce comerlo.

En los seres humanos, también se puede entender que aquellas


situaciones en las que el placer queda más sublimado de manera
complejas, como lo que se siente al escuchar un buen recital de poesía,
nos enseña que volver a la asociación cultural en la que lo hemos
escuchado resulta "útil". El sistema límbico sigue siendo la parte del
encéfalo responsable de esto.

Las partes del sistema límbico


Cabe recordar que el sistema límbico no es exactamente una región
anatómicamente exacta del encéfalo, sino que es más bien una red de
neuronas distribuidas por el cerebro y que quedan mezcladas entre
muchas estructuras diferentes. Es decir, que el concepto de sistema
límbico tiene más que ver con la función que tienen estas zonas que con
su naturaleza como parte concreta y bien delimitada del cerebro.
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Sin embargo, sí se pueden señalar partes del encéfalo que tienen un


papel de suma importancia dentro de la red de interconexiones que es el
sistema límbico y que, por tanto, sirven para hacernos una idea sobre
cuáles son las zonas por las que pasa este circuito. Las partes del
sistema límbico son las siguientes:

Hipotálamo
Una de las zonas del diencéfalo más involucradas en la regulación
de las emociones, por su conexión con la glándula pituitaria y por lo
tanto con el sistema endocrino y todas las partes del cuerpo en el que se
liberan todo tipo de hormonas.

 Para leer más sobre esta parte del encéfalo puedes leer este artículo
sobre el tálamo

Hipocampo
El hipocampo tiene una función muy importante en los procesos
mentales relacionados con la memoria, tanto en la memorización de
experiencias e informaciones abstractas como en la recuperación de
recuerdos. Los hipocampos están localizados en la cara interior de los
lóbulos temporales, muy cerca del tálamo y las amígdalas.

El hipocampo está encuadrado dentro de lo que se conoce como corteza


del lóbulo límbico, o arquicorteza, que es una de las partes de la corteza
cerebral más antiguas; es decir, que apareció muy pronto en la línea de
evolución que ha llevado a la aparición del ser humano.

Amígdala
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Las amígdalas cerebrales están situadas al lado de cada


hipocampo, y por lo tanto hay una en cada uno de los hemisferios del
cerebro. Su papel está relacionado con la respuesta emocional aprendida
que despiertan ciertas situaciones, y por lo tanto están involucradas con
el aprendizaje emocional, por lo cual tienen un rol en el sistema límbico.

Corteza orbitofrontal
En los límites del sistema límbico se encuentra la corteza orbitofrontal,
que es la válvula de salida de las órdenes "emocionales" hacia zonas
del lóbulo frontal encargadas de la planificación y creación de
estrategias. Por tanto, tiene un importante papel a la hora de aplacar
los "impulsos irracionales" que llegan del sistema límbico y hacer
pasar solo parte de estas señales, aquellas que servirán para definir bien
los objetivos de las acciones con metas a medio o largo plazo.

¿Es correcto hablar de un "cerebro


emocional"?
En la cultura popular existe la idea muy extendida de que el cerebro
humano tiene una parte emocional y otra racional. El cerebro
emocional, que habríamos heredado de nuestros antepasados más
primitivos, sería aquél gracias al cual tenemos emociones, sentimientos e
impulsos difíciles de reprimir, mientras que el racional se encargaría del
análisis más concienzudo y lógico de las situaciones que vivimos o
imaginamos.

Sin embargo, tal y como hemos visto, el sistema límbico está


profundamente interconectada con otras áreas del cerebro no
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directamente identificadas con aquello que conocemos como las


emociones, por lo cual la idea de que tenemos un cerebro emocional es,
en buena parte, una manera excesivamente imaginativa de entender
esta red de conexiones.

Además, hay que tener en cuenta que si hablamos de un cerebro


emocional es para contraponer este concepto a la idea de un cerebro
racional, que estaría representado por las zonas más superficiales del
lóbulo frontal y el parietal. Sin embargo, si en el caso del sistema límbico
al menos sabemos que es un conjunto de estructuras bastante antiguas
en nuestra línea evolutiva, la idea de que hay en nosotros una parte de
nuestro cuerpo hecha para pensar racionalmente con cierta autonomía
es directamente una ilusión.

La racionalidad no es innata
Existen antepasados nuestros que vivían tan solo con un sistema límbico
y sin capacidad para pensar siguiendo las pautas de lo que entendemos
como racionalidad, pero en la historia del ser humano el pensamiento
racional es más bien una excepción. No solo no pensamos
racionalmente la mayor parte del tiempo, sino que hasta hace unos
pocos miles de años la racionalidad no existía y, de hecho, en algunas
culturas poco occidentalizadas los adultos tienden a no llegar a la cuarta
etapa del desarrollo cognitivo propuesta por Jean Piaget.

Es decir, que aquello que llamamos racionalidad es más un producto de


la historia que el fruto de un conjunto de estructuras cerebrales
diseñadas para ello. El sistema límbico es, en todo caso una de las
regiones del cerebro que permiten la aparición del pensamiento racional,
y no al revés.
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Referencias bibliográficas:

 Herculano-Houzel, S. (2009). The Human Brain in Numbers: A Linearly


Scaled-up Primate Brain. Hum Neurosci.
 Maton, Anthea; Jean Hopkins; Charles William McLaughlin; Susan
Johnson; Maryanna Quon Warner; David LaHart; Jill D. Wright (1993).
Human Biology and Health. Englewood Cliffs, New Jersey, USA: Prentice
Hall.
 Rosenberger, Peter B. MD; Adams, Heather R. PhD. Big Brain/Smart
Brain. 17 de diciembre de 2011.
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Hipocampo: funciones y
estructura del órgano de la
memoria

El hipocampo es una de las partes del cerebro más importantes. 

Está situado en lo que se conoce como  sistema límbico, y está muy


relacionado tanto con los procesos mentales relacionados con
la memoria como con aquellos que tienen que ver con la producción y
regulación de estados emocionales, además de intervenir en la
navegación espacial, es decir, el modo en el que nos imaginamos el
movimiento a través de un espacio concreto.

La anatomía del hipocampo


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La etimología del término "hipocampo", palabra acuñada por el


anatomista Giulio Cesare Aranzio, hace referencia a la semejanza entre
esta estructura del encéfalo con un caballito de mar. Se trata de un
pequeño órgano con una forma curvada y alargada, que se ubica en
la parte interior del lóbulo temporal y va desde el hipotálamo hasta la
amígdala. Por lo tanto, cada encéfalo tiene dos hipocampos: uno en
cada hemisferio del cerebro.

Además, el hipocampo está asociado a una parte de la corteza cerebral


conocida como arquicorteza, que es una de las regiones más ancestrales
del encéfalo humano; es decir, que apareció hace muchos millones de
años en nuestra línea evolutiva. Es por eso que el hipocampo está tan
bien conectado a otras partes del sistema límbico, que apareció para dar
respuestas a algunas de las necesidades más básicas de nuestros
ancestros mamíferos más remotos. A su vez, este hecho ya nos permite
intuir que los procesos mentales relacionados con las emociones están
vinculados a las funciones del hipocampo. Veamos cuáles son.

Las funciones del hipocampo


La principal función del hipocampo es la de mediar en la generación
y la recuperación de recuerdos en conjunto con muchas áreas
repartidas por la corteza y con otras áreas del sistema límbico.

Por tanto, tiene un papel muy importante en la consolidación de los


aprendizajes realizados, ya que por un lado permite que ciertas
informaciones pasen a la memoria a largo plazo y por el otro vincula este
tipo de contenidos con ciertos valores positivos o negativos, dependiendo
de si estos recuerdos han estado asociados a experiencias placenteras o
dolorosas (fisiológica o psicológicamente).
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Son los procesos mentales ligados a la emoción los que determinan


si el valor de una experiencia almacenada como recuerdo es positivo o
negativo. Lo que experimentamos como emociones tiene una parte
funcional que tiene que ver con el modo en el que aprendemos a
comportarnos siguiendo unas reglas aprendidas que jueguen a nuestro
favor: evitar repetir errores y volver a experimentar sensaciones
agradables.

El hipocampo y la memoria
Podría llegar a pensarse que el hipocampo es la parte del cerebro en
la que se almacenan los recuerdos a largo plazo. Sin embargo, la
realidad es más compleja que esta idea.

La relación entre el hipocampo y los recuerdos a largo plazo no es tan


directa: este órgano actúa como mediador, o directorio, de
recuerdos, cuya aparición y desaparición está asociada, por lo que se
sabe sobre el funcionamiento de la memoria, a la activación y
desactivación de redes de neuronas distribuidas por muchas zonas del
encéfalo. Dicho de otro modo, el hipocampo no "contiene" recuerdos,
sino que actúa como un nodo de activación que permite que se activen
distintos recuerdos distribuidos por diferentes partes del encéfalo.

Además, el hipocampo está más relacionado con unos tipos de memoria


que con otros. Concretamente, juega un rol en la gestión de la
memoria declarativa, es decir, aquella cuyos contenidos pueden ser
expresados verbalmente; sin embargo, la memoria no declarativa, que
interviene en la memorización de patrones de movimientos y las
destrezas motoras (como bailar o ir en bicicleta), está regulada más bien
por estructuras como los ganglios basales y el cerebelo.
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Se sabe que una lesión en esta zona del cerebro suele


producir  amnesia anterógrada y retrógrada en la producción y
evocación de recuerdos relacionados con la memoria declarativa, pero la
memoria no declarativa suele quedar preservada. Una persona con el
hipocampo severamente dañado puede seguir aprendiendo, por ejemplo,
destrezas manuales (aunque no recordaría haber aprendido este
proceso).

El hipocampo en la navegación espacial


Por lo que se sabe sobre el hipocampo, esta estructura cerebral
también parece intervenir en el modo en el que percibimos el
espacio, es decir, la manera en la que mantenemos en mente un
espacio tridimensional a través del cual nos movemos, teniendo en
cuenta sus volúmenes y referencias. 

De hecho, dentro del hipocampo se han descubierto un tipo de neuronas


llamadas células de lugar, sobre las que puedes leer más en este
artículo.

El hipocampo bajo la enfermedad


La región de la formación hipocampal es una de las primeras zonas en
las que se hacen notar enfermedades como la  demencia o
el Alzheimer. Es por ello que las personas que empiezan a experimentar
esta enfermedad ven como sus capacidades para formar nuevos
recuerdos o recordar informaciones autobiográficas más o menos
recientes quedan mermadas.
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Sin embargo, aunque el hipocampo esté muy dañado, normalmente los


recuerdos más antiguos y relevantes acerca de la vida de la persona
tardan mucho en desaparecer, lo cual podría significar que con el paso
del tiempo los recuerdos más viejos y relevantes se van
"independizando" cada vez más del hipocampo.

Referencias bibliográficas:

 López-Pousa S., Vilalta Franch J., Llinàs Reglà J. (2002). Manual de


Demencias, 2ª Edición. Prous Science, Barcelona.
 Martínez Lage J.M., Láinez Andrés J.M. (2000). El Alzheimer: teoría y
práctica. Aula médica ediciones, Madrid.
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Hipotálamo: definición,
características y funciones

La parte más característica del encéfalo es su superficie llena de


pliegues y grietas, pero debajo de esta capa de células se encuentran
otras muchas estructuras encefálicas sin las cuales no podríamos ni
pensar ni adaptarnos al entorno. Algunas de ellas, como el cerebelo, son
más o menos conocidas porque a fin de cuentas sobresalen y son fáciles
de ver, pero otras están mucho más ocultas, como el hipotálamo.

Por supuesto, el hecho de que el hipotálamo sea pequeño y bastante


más discreto que otras partes del cerebro no nos da una idea acerca de
su importancia. El rol que el hipotálamo juega en nuestra
supervivencia es de suma importancia, porque, entre otras cosas, se
encarga de coordinar y comunicar dos mundos aparentemente
independientes: el de las neuronas y el de las hormonas que navegan
por nuestra sangre.
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¿Qué es el hipotálamo?
El hipotálamo es, junto con el tálamo, una de las partes de una
estructura cerebral llamada diencéfalo, que se encuentra en el centro
del encéfalo de los seres humanos, por debajo de la corteza cerebral y
por encima del tronco del encéfalo.

Su nombre es una referencia directa al lugar que ocupa: "hipotálamo"


significa, literalmente, "debajo del tálamo". En efecto, si nos fijamos en el
dibujo de un corte sagital del cerebro humano veremos que el
hipotálamo parece ser la montura del tálamo, que es bastante más
voluminoso.

Funciones de esta parte del cerebro


El hipotálamo es una de las estructuras cerebrales con un papel más
importante en la regulación de los estados de ánimo, de la
temperatura corporal, del sueño, de los impulsos sexuales y del hambre y
la sed. 

Por su relación con la regulación e las emociones y los estados


fisiológicos, se considera que el hipotálamo forma parte del sistema
límbico, el conjunto de partes del cerebro relacionada directamente con
la generación de las emociones. Se puede decir que el hipotálamo se
encarga de poner en marcha y coordinar entre sí buena parte de los
procesos que nos permiten sobrevivir y adaptarnos a situaciones
cambiantes.
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Además, el hipotálamo está ubicado cerca del tronco del encéfalo porque
interviene en las funciones básicas que garantizan nuestra supervivencia
y que, por tanto, se realizan de manera involuntaria, sin que nos demos
cuenta. Además de actuar como puente entre el cerebro y el sistema
endocrino, coordina todo lo que que se realiza a través del sistema
nervioso autónomo, es decir, el que le envía órdenes a partes del
cuerpo para que estas se adapten a cada situación.

Entre los procesos que se encarga de regular el hipotálamo se


encuentran:

 Los niveles de sueño y el ciclo circadiano.


 La excitación sexual y la conducta asociada a ella.
 El nivel de hambre.
 La presión sanguínea.
 La tensión muscular.
 La temperatura corporal.
 Los niveles de energía disponibles.

Un proceso vital: la homeostasis


El hipotálamo está constantemente recibiendo información proveniente
de todas las partes del cuerpo y mandando órdenes en consecuencia,
porque su tarea es hacer que nada de lo que ocurre en el interior del
organismo rompa el equilibrio de cómo debe funcionar la globalidad
del cuerpo. Es por eso que funciona como un mediador de diferentes
partes del cuerpo, estén o no en contacto con el cerebro; para influir en
las partes más alejadas, permite que se liberen en la sangre hormonas
que en cuestión de minutos llegan a su destino para desencadenar el
proceso necesario.
73

Por ejemplo, si vemos algo que puede ser potencialmente peligroso, el


hipotálamo se encargará de que todo lo que pasa en el organismo
funcione coherentemente con la preparación para reaccionar de manera
rápida. No dejará que el corazón empiece a latir rápidamente sin que
muchos otros órganos actúen en consecuencia: los músculos se
tensarán, la cantidad de energía disponible en sangre aumentará, etc.

Del mismo modo, si hace mucho que no comemos el hipotálamo hará


que las neuronas del sistema límbico generen dinámicas que hagan
aparecer la sensación de hambre, a la vez que intervendrá en el modo en
el que se queman grasas y azúcares disponibles en el cuerpo. Todo ello
a la vez, para que haya siempre un equilibrio y se mantenga la
propiedad de la homeostasis, es decir, la capacidad de mantener una
estabilidad en el funcionamiento de las cosas.

El hipotálamo y su conexión con la


hipófisis
El hecho de que el hipotálamo intervenga en la regulación de muchas
funciones vitales significa que ha de poder enviar órdenes que lleguen a
partes del cuerpo muy distintas. Además, algunos de los efectos que
tiene que producir deben ser más o menos instantáneos, mientras que
otros aparecen con retraso y permanecen más tiempo en activo.

¿Cómo lo hace el hipotálamo para ser capaz de abarcar todo este


abanico de responsabilidades? Pues actuando como bisagra entre el
sistema nervioso y el sistema endocrino. Como el hipotálamo está
insertado en un lugar muy bien comunicado del encéfalo (está muy cerca
de su centro), su conexión con el resto del sistema nervioso resulta muy
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fácil, pero además conecta con el sistema endocrino a través de una


pequeña estructura llamada hipófisis, o glándula pituitaria.

La hipófisis está ubicada justo debajo del hipotálamo, y está muy bien
conectada a este, con lo cual se dedica a ejecutar las órdenes que
este le pasa: básicamente, hace que se liberen hormonas. El hipotálamo
cruza datos provenientes del sistema nervioso con los que le llegan
acerca de la cantidad y tipo de las hormonas que se encuentran
circulando por la sangre. 

Cuando detecta algún desequilibrio, hace que la hipófisis segregue


ciertas hormonas que serán introducidas en el torrente sanguíneo y o
bien alterarán el funcionamiento de ciertos órganos o bien harán que
otras partes del cuerpo segreguen a su vez otras hormonas. De este
modo, se ajustarán los procesos biológicos necesarios para mejorar las
posibilidades de supervivencia.

Como el hipotálamo tiene efectos tanto en el cerebro como en muchas


otras partes del cuerpo que reaccionan a la presencia de las
hormonas que hay en la sangre, sus efectos se hacen notar tanto en
cuestión de milisegundos como de minutos. 
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Tronco del encéfalo: funciones


y estructuras

El encéfalo es asociado casi siempre a una especie de óvalo de


superficie rugosa llena de pliegues, pero por debajo de esta corteza
cerebral hay multitud de estructuras muy importantes.

De hecho, si tuviéramos que considerar la importancia de cada una de


las partes del cerebro juzgándolas según lo relevantes que son para
nuestra supervivencia, llegaríamos a la conclusión de que la estructura
más fundamental es una que ni tiene la forma replegada del córtex ni
tiene forma de óvalo. Se trata del tronco del encéfalo, o tronco
encefálico, situado en la parte más baja del encéfalo y en contacto
directo con la médula espinal.
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¿Qué es el tronco del encéfalo?


El tronco encefálico, llamado a veces tallo cerebral, es una parte del
encéfalo con forma de cilindro o cono alargado y que está situado entre
el resto del encéfalo y la médula espinal. Eso significa que el tronco
del encéfalo está alineado con las fibras neuronales que recorren la
médula espinal bajo recorre la columna vertebral; concretamente, pasa
por delante del cerebelo. 

Por tanto, es la parte del encéfalo que se encuentra en una posición


anatómicamente más baja y cercana al cuello. Además, la mayor parte
de los pares craneales (o nervios craneales) salen del tronco del
encéfalo.

El tronco del encéfalo está compuesto tanto por partes de sustancia


blanca como por algunas zonas en las que predomina la materia gris, lo
cual significa que la recorren tanto áreas de conexión como zonas en
las que los cuerpos de las neuronas se concentran formando núcleos
de control.

Funciones del tronco del encéfalo


Aunque el tronco encefálico esté pegado a la médula espinal y por su
forma pueda ser confundido con una prolongación de esta, su función
principal no es actuar como un simple puente entre el cerebro y los
nervios que recorren el cuerpo humano.

El tallo cerebral es la parte del cerebro humano que alberga las


funciones más primitivas y ancestrales, y apareció en nuestra línea
evolutiva en especies que no se parecían nada a los seres humanos. Es
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parte de lo que, según la teoría de los 3 cerebros de Paul MacLean, se


ha llamado "cerebro reptiliano", justamente porque ha sido asociado a
procesos fisiológicos ancestrales (aunque las ideas de MacLean no se
consideran válidas, entre otras cosas, por basarse en una visión muy
simplificada de la evolución del cerebro humano.

Así pues, el tronco del encéfalo se encarga de realizar las tareas del
sistema nervioso más básicas para nuestra supervivencia, aquellas en
las que apenas podemos influir voluntariamente y que han sido
automatizadas a partir de millones de años de evolución justamente
para que nuestras decisiones desacertadas o nuestras distracciones no
nos cuesten la vida.

Manteniendo las constantes vitales


Entre las funciones en las que el tronco encefálico juega un papel
fundamental se encuentran la regulación y mantenimiento del ritmo
cardíaco y el control automático de la respiración. Es por eso que el
tallo del encéfalo está compuesto por centros vitales que al ser dañados
pueden provocar la muerte inmediata.

Otras funciones del tronco del encéfalo algo menos importantes pero
prácticamente igual de primitivas son el control del hipo, el estornudo y la
tos, la succión, la deglución, el vómito y la sensibilidad al dolor. También
tiene un rol muy importante en la regulación de los niveles de
arousal. En concreto, una red de neuronas distribuidas en parte por el
tronco encefálico llamada formación reticular interviene tanto en la
regulación del ciclo circadiano (sueño-vigilia) como en el mantenimiento
de la consciencia.
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Un puente de comunicación con la médula espinal


Además de todas estas funciones, por supuesto, el tallo cerebral sirve
para comunicar los nervios craneales y la médula espinal con el
cerebro, siendo así la vía de comunicación entre el encéfalo y el resto
del cuerpo tanto en las aferencias como en las eferencias. Este es un
papel más pasivo que los anteriores, pero igualmente imprescindible para
la supervivencia del encéfalo y de todo el organismo en general.

Partes del tronco encefálico


El tallo cerebral está compuesto por tres estructuras principales: el
mesencéfalo, el puente troncoencefálico y el bulbo raquídeo.

Mesencéfalo
El mesencéfalo es la estructura del tronco encefálico situada en una
posición más alta y, por tanto, más cercana a estructuras situadas en la
parte superior, como por ejemplo el tálamo. Como otras partes del tronco
del encéfalo, interviene en funciones tan primitivas como la regulación del
ciclo sueño-vigilia y de la temperatura corporal, pero también juega un
papel a la hora de reaccionar rápidamente ante estímulos visuales y
auditivos de manera refleja, así como en el control de ciertos
movimientos.

Los dos componentes básicos del mesencéfalo son unas estructuras


llamadas tectum y tegmentum.

Puente troncoencefálico
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El puente troncoencefálico, o puente de Varolio, está situado justo


debajo del mesencéfalo y encima del bulbo raquídeo. En su cara
posterior (la más cercana a la nuca) está el cerebelo. Esta estructura es
la parte del tronco del encéfalo más abultada, y su cara anterior se
comba hacia afuera como si fuese la mitad de un huevo.

Esta parte del tallo cerebral interviene en el control de la respiración,


en la transición entre las fases del sueño y en la regulación del nivel
de consciencia, entre otros procesos básicos de supervivencia.

Bulbo raquídeo
El bulbo raquídeo (o médula oblonga) está situado en la parte más baja
del tronco del encéfalo. Controla todo tipo de procesos automáticos
totalmente necesarios para la supervivencia, como el control cardíaco o
la secreción de sustancias gástricas. Además, es la parte que
comunica con la médula espinal de forma directa.

Además, es en esta parte del tronco del encéfalo donde se encuentra la


decusación de las pirámides, es decir, el punto en el que las fibras
nerviosas cambian de hemicuerpo para pasar de derecha a izquierda y
viceversa (lo cual explica que una mitad del cuerpo es controlada por la
mitad opuesta del cerebro).

Si quieres saber más acerca del bulbo raquídeo y sus partes, este
artículo te puede interesar: "Bulbo raquídeo: estructura anatómica y
funciones".
80

Pares craneales: los 12 nervios


que salen del cerebro

Los pares craneales son un conjunto de nervios que salen


directamente del encéfalo, a diferencia del resto de nervios del sistema
nervioso. En este artículo veremos cuáles son y qué los caracteriza, cuál
es su ubicación, y qué funciones tienen en el cuerpo humano..

¿Qué son los pares craneales?


De manera general, se puede decir que el encéfalo humano se comunica
con casi todos los nervios del cerebro a través de la médula espinal. 

Así, por ejemplo, la información que nos llega sobre lo que tocamos con
las manos es recogida por nervios que recorren el brazo hasta llegar a la
médula espinal, y de ahí al cerebro, desde donde se emitirá la orden de
81

seguir examinando el objeto. Esta orden eferente saldrá del cerebro


también a través de la médula espinal, y llegará al brazo correspondiente
a través de las fibras nerviosas que salen de esta.

Sin embargo, esto no es una regla que se cumpla siempre, ya que


también hay algunos nervios que salen directamente del encéfalo, sin
nacer en la médula espinal. Se trata de los pares craneales, o nervios
craneales, que surgen de la parte inferior del encéfalo y llegan a sus
zonas de destino atravesando unos pequeños agujeros repartidos por la
base del cráneo. Desde estos orificios, los pares craneales se comunican
con áreas periféricas.

Además, aunque pueda parecer extraño, no todos estos nervios


craneales tienen la función de alcanzar áreas y órganos que se
encuentran en la cabeza. Algunos se extienden hacia el cuello e incluso
la zona del abdomen.

¿Cómo se clasifican y distribuyen los pares


craneales?
Los pares craneales se llaman así porque se cuentan a pares, al
existir uno tanto en el lado derecho como en el izquierdo del
cerebro. Así, hay doce nervios craneales apuntando hacia el hemisferio
derecho y otros doce apuntando hacia el izquierdo, de manera simétrica.

Cada par está numerado con un número romano según si la posición


desde la que salen del encéfalo más o menos cerca de la zona frontal.
De hecho, los nervios craneales pueden ser agrupados y
clasificados en categorías según dos criterios: el lugar del que parten
y su función.
82

Pares craneales clasificados según su posición

 Partiendo desde áreas que están por encima del tronco del encéfalo
están los pares I y II.
 Partiendo del mesencéfalo (la parte superior del tronco encefálico), están
los pares craneales III y IV.
 Partiendo del puente de Varolio (o puente troncoencefálico), están
los nervios craneales V, VI, VII y VIII.
 Partiendo del bulbo raquídeo (en la parte más baja del tronco encefálico)
están los nervios IX, X, XI y XII.

Pares craneales clasificados según su función

 Sensitivos: los pares I, II y VIII.


 Relacionados con los movimientos de los ojos (y sus partes) y los
párpados: los pares craneales III, IV y VI.
 Relacionados con la activación de músculos del cuello y la lengua:
los pares craneales XI y XII.
 Nervios craneales mixtos: los pares V, VII, IX y X.
 Fibras parasimpáticas: nervios III, VII, IX y X.

¿Cuáles son los pares craneales?


Vamos a conocer a continuación cuáles son los pares craneales uno por
uno, y sus principales funciones.

1. Nervio olfatorio (par craneal I)


83

Tal y como su nombre indica, este nervio craneal se dedica a


transmitir específicamente información nerviosa sobre lo que se
detecta a través del sentido del olfato, y por lo tanto es una fibra
aferente. Es el más corto de los pares craneales, ya que su lugar de
destino está muy cerca de la zona del encéfalo de por la que surge.

2. Nervio óptico (par craneal II)


También forma parte de las fibras aferentes, y se encarga de transmitir
al cerebro la información visual que se recoge desde el ojo. Surge
desde el diencéfalo.

3. Nervio oculomotor (par craneal III)


También conocido como nervio motor ocular común, este nervio
craneal manda órdenes a la mayoría de músculos que intervienen en
el movimiento de los ojos, y hace que la pupila se dilate o se contraiga.

4. Nervio troclear, o patético (par craneal IV)


Como el nervio oculomotor, este par craneal se ocupa del movimiento
de los ojos. En concreto, le manda señales al músculo oblicuo superior
del ojo. El lugar del que surge este par de nervios es el mesencéfalo.

5. Nervio trigémino (par craneal V)


Se trata de uno de los pares craneales mixtos, porque tiene funciones
tanto motoras como sensoriales. En su faceta de nervio motor, manda
órdenes a músculos encargados de realizar los movimientos de la
84

masticación, mientras que como nervio craneal sensorial recoge


información táctil, propioceptiva y del dolor de varias zonas de la cara y la
boca.

6. Nervio abducente (par craneal VI)


Este es otro de los pares craneales encargados de hacer que el ojo se
mueva. En concreto, se encarga de producir la abducción, es decir, que
el ojo se mueva hacia el lado opuesto a donde está la nariz.

7. Nervio facial (par craneal VII)


Es uno de los pares craneales mixtos. Se encarga tanto de mandar
órdenes a músculos de la cara dedicados a crear expresiones
faciales (permitiendo así socializar y comunicar correctamente) como a
las glándulas lagrimales y salivales. También recoge datos gustativos de
la lengua.

8. Nervio vestibulococlear (par craneal VIII)


Es uno de los pares craneales sensoriales, y recoge información de la
zona auditiva. En concreto, recibe datos relativos a lo que se oye y a la
posición en la que nos encontramos respecto al centro de gravedad, lo
que permite mantener el equilibrio.

9. Nervio glosofaríngeo (par craneal IV)


Es un nervio tanto sensitivo como motor y, tal y como su nombre
indica, tiene influencia tanto en la lengua como en la faringe (el conducto
85

que comunica la boca con el estómago). Recibe información de las


papilas gustativas de la lengua, pero también manda órdenes tanto a la
glándula parótida (salival) como a músculos del cuello que facilitan la
acción de tragar.

10. Nervio vago (par craneal X)


Este par craneal lleva órdenes a la mayoría de los músculos
faríngeos y laríngeos, manda fibras nerviosas del sistema simpático a
vísceras que se encuentran en la zona de nuestro abdomen y recibe
información gustativa que llega desde la epiglotis. Al igual que el nervio
glosofaríngeo, interviene en la acción de tragar, de modo que tiene
mucha relevancia dado lo importante de esta función vital.

11. Nervio accesorio (par craneal XI)


A este par craneal también se lo conoce como nervio espinal.

Se trata de uno de los pares craneales puros, y activa los músculos


trapecio y esternocleidomastoideo, que intervienen en el movimiento
de la cabeza y los hombros, de modo que sus señales se hacen notar en
parte de la zona superior del tórax. En concreto, permite que la cabeza
quede decantada hacia un lado y que pueda inclinarse hacia atrás.

12. Nervio hipogloso (par craneal XII)


Al igual que el nervio vago y el glosofaríngeo, activa músculos de la
lengua y participa en la acción de tragar. Así pues, trabaja junto a los
pares craneales IX y X para permitir que la deglución sea realizada
correctamente, algo fundamental para el buen estado del organismo.
86

Referencias bibliográficas:

 Cardinali, D.P. (2000). Manual de neurofisiología. Madrid: Ediciones Díaz


de Santos.
 Chrisman, C., Morales, M. (2003). Manual de neurología práctica.
Multimédica.
 Davis, M. C., Griessenauer, C. J., Bosmia, A. N.; Tubbs, R. S., Shoja, M.
M. "The naming of the cranial nerves: A historical review". Clinical
Anatomy. 27 (1): pp. 14 - 19.
 Müller, F y O'Rahilly R (2004). «Olfactory structures in staged human
embryos». Cells Tissues Organs (Print) 178 (2): pp. 93 - 116.
 Purves, D. (2011). Neuroscience. Sunderland: Sinauer.
 Snell, R.S. (2003). Neuroanatomía clínica. México D.F.: Panamericana.
87

Sistema nervioso autónomo:


estructuras y funciones

A lo largo de nuestra vida realizamos una gran cantidad de acciones.


Corremos, saltamos, hablamos… Todos estos actos son elementos
voluntarios que hacemos de forma voluntaria. Sin embargo,
también hacemos una gran cantidad de cosas de las que no somos
siquiera conscientes, muchas de las cuales de hecho son las que nos
mantienen con vida y con la posibilidad de hacer las voluntarias, como el
control del ritmo cardíaco y respiratorio, la aceleración o desaceleración
de los sistemas fisiológicos o la digestión. 

A nivel neurológico, estos dos tipos de actuaciones son llevados a cabo


por dos sistemas diferenciados, llevándose a cabo las acciones
conscientes por el sistema nervioso somático y las inconscientes por el
sistema nervioso autónomo.
88

¿Qué es el sistema nervioso vegetativo?


El sistema nervioso autónomo, también llamado sistema nervioso
vegetativo, es una de las dos divisiones que se han realizado del
sistema nervioso a nivel funcional. Este sistema se encarga de conectar
las neuronas del sistema nervioso central con las del resto de
sistemas corporales y órganos, formando parte tanto del sistema
nervioso central como del periférico. Su función básica es el control de
los procesos internos del organismo, es decir de las vísceras, siendo los
procesos regidos por este sistema ajenos a nuestra voluntad.

Las conexiones con los diferentes órganos diana de este sistema son
tanto motores como sensitivos, habiendo tanto eferencias como
aferencias. Se trata pues de un sistema que envía información desde
las partes del encéfalo hasta los órganos, provocando en ellos una
reacción o actuación específica mientras que a la vez recapta
información sobre su estado y la envía el encéfalo, donde podrá ser
procesada y actuar en consecuencia. A pesar de esto, en el sistema
nervioso autónomo predomina la presencia de eferencias, es decir,
que mayoritariamente su función es la de emitir señales en dirección a
los órganos.

Las neuronas del sistema nervioso autónomo que conectan con los
diversos órganos del cuerpo lo hacen por norma general a través de los
ganglios, habiendo neuronas pre y postganglionares. La actuación de
la neurona preganglionar se debe siempre a la acción de la acetilcolina,
pero en la neurona que interactúa entre el ganglio y el órgano diana la
hormona liberada variará según el subsistema (acetilcolina en sistema
nervioso parasimpático y noradrenalina en el sistema
nervioso simpático).
89

Función principal
El sistema nervioso autónomo es uno de los sistemas más vitales para
mantenernos con vida, debido principalmente a la función que realiza.

La principal función de este sistema es el control, como ya hemos


indicado anteriormente, de los procesos inconscientes e involuntarios,
como la respiración, la circulación sanguínea o la digestión. Se encarga
de mantener en forma y activados los procesos propios de los
órganos internos y las vísceras, a la vez que permite la detección y
el control de problemas internos.

También nos prepara para hacer frente a situaciones concretas


mediadas por el entorno, como la secreción de saliva o enzimas
digestivas ante la visión de alimentos, la activación ante posibles
amenazas o la desactivación y regeneración del sistema a través del
reposo.

¿Qué controla el sistema nervioso


autónomo?
Como parte del sistema nervioso encargado de controlar el correcto
funcionamiento visceral inconsciente, el sistema nervioso autónomo o
vegetativo se encuentra inervando la mayoría de órganos y sistemas
corporales, con la excepción de los músculos y articulaciones que rigen
el movimiento voluntario.

Concretamente, podemos encontrar que este sistema controla la


musculatura lisa de las vísceras y de diversos órganos como el
corazón o los pulmones. También participa en la síntesis y expulsión la
90

mayor parte de secreciones hacia el exterior del cuerpo y parte de las


endocrinas, así como en los procesos metabólicos y los reflejos.

Algunos de los órganos y sistemas en los cuales tiene participación este


sistema son los siguientes.

1. Visión
El sistema nervioso autónomo rige la apertura de la pupila y la
capacidad de enfocar la mirada, conectando con los músculos del iris y
del conjunto del ojo.

2. Corazón y vasos sanguíneos


El latido del corazón y la presión sanguínea son elementos
fundamentales para el ser humano, que se rigen de forma inconsciente.
De este modo, es el sistema nervioso vegetativo quien se encarga de
regular estos elementos vitales que nos mantienen con vida segundo a
segundo.

3. Pulmones
Si bien somos capaces de controlar la respiración hasta cierto punto el
hecho de respirar de forma contínua no es consciente, así como por
norma general tampoco lo és el ritmo con el que necesitamos inhalar.
Así, la respiración también está parcialmente controlada por el sistema
nervioso autónomo.

4. Tubo digestivo
91

A través de la alimentación el ser humano es capaz de adquirir los


diversos nutrientes que necesita el organismo para continuar
funcionando. Si bien la conducta de comer es controlada
conscientemente el proceso por el cual el tubo digestivo transforma el
alimento y adquiere de él los componentes necesarios no, siendo el
conjunto de actuaciones que el organismo realiza durante la
digestión involuntario y regido por parte del sistema nervioso autónomo.

5. Genitales
Si bien el acto sexual en sí se realiza de forma consciente, el conjunto de
elementos y reacciones fisiológicas que permiten su realización son
controlados fundamentalmente por el sistema autónomo, que rige
procesos como la erección y la eyaculación. Además, estos procesos
se complican cuando se experimenta una sensación de miedo o
ansiedad, algo que lo vincula con varios estados fisiológicos. 

6. Secreción de enzimas y de residuos


Las lágrimas, el sudor, la orina y las heces son algunas de las sustancias
que el organismo expulsa al medio. Su secreción y expulsión se debe
y/o puede alterarse en parte debido al funcionamiento del sistema
nervioso autónomo. Lo mismo ocurre con la secreción de enzimas
digestivas y saliva.

Partes del sistema nervioso autónomo


Dentro del sistema nervioso autónomo podemos encontrar una serie de
subdivisiones de gran importancia, que realizan funciones
92

diferenciadas. Concretamente destacan el sistema nervioso


simpático y el parasimpático, que realizan funciones opuestas con el
fin de permitir la existencia de un equilibrio en la actividad del organismo.
También se puede encontrar un tercer sistema, el sistema entérico, que
se encarga principalmente del control del tracto digestivo.

1. Sistema nervioso simpático


Siendo una de las divisiones del sistema nervioso autónomo, el sistema
simpático se encarga de preparar al organismo para la acción,
facilitando la respuesta de lucha o huida ante estímulos amenazadores.
Para ello produce una aceleración de algunos sistemas del organismo e
inhibe el funcionamiento de otros, realizando un gran gasto de energía en
el proceso.

La misión de esta parte del sistema nervioso autónomo es preparar al


organismo para responder de forma ágil ante situaciones de riesgo,
restando prioridad a ciertos procesos biológicos y otorgándoselos a
aquellos que nos permiten reaccionar con agilidad. Es por eso que su
función es de características ancestrales, aunque no por eso es menos
útil; se adapta a las situaciones de la vida moderna y puede ser activado
por ideas relativamente abstractas, como la certeza de que llegaremos
tarde a una reunión de empresa.

2. Sistema nervioso parasimpático


Esta rama del sistema nervioso autónomo es la que se encarga de
volver a un estado de reposo tras un período de gran gasto
energético. Se encarga de regular y desacelerar el organismo,
permitiendo recuperar energía a la vez que permite el funcionamiento de
93

diversos sistemas. Dicho de otra forma, se encarga de la regeneración


del organismo, aunque también interviene en la generación del orgasmo,
algo que no parece tener mucho que ver con el resto de funciones con
las que comparte raíz biológica.

3. Sistema nervioso entérico


Si bien el sistema nervioso parasimpático también tiene una influencia
clara en el tracto digestivo, existe una subdivisión del sistema nervioso
autónomo que se especializa de forma casi exclusiva del sistema por el
cual incorporamos nutrientes a nuestro organismo. Se trata del sistema
entérico, que inerva el tubo digestivo y regula su funcionamiento habitual.

Como se encarga de uno de los sistemas más importantes para la


supervivencia, el sistema nervioso entérico tiene que ser
fundamentalmente automático, y preocuparse constantemente por
mantener el equilibrio bioquímico que existe en los diferentes medios del
organismo, adaptándose a las alteraciones que puedan producirse
dependiendo de lo que se ingiere, del estado de activación, de las
hormonas que circulan por la sangre, etc.

Referencias bibliográficas

 Cooke, S.F., Bliss, T.V. (2006). Plasticity in the human central nervous
system. Brain. 129: pp. 1659 - 1673.
 Kandel, E.R.; Schwartz, J.H. y Jessell, T.M. (2001). Principios de
neurociencia. Cuarta edición. McGraw-Hill Interamericana. Madrid.
 Guyton, A. C. & Hall, J. (2006). Tratado de Fisiología Médica. Elsevier;
11th edition.
94

 Purves, D., Augustine, G.J., Fitzpatrick, D., Hall, W.C., LaMantia, A.S.,
McNamara, J.O., White, L.E. (2008). Neuroscience. Sinauer Associates.
 Schatzberg, A., Nemeroff, C.S. (2006). Tratado de psicofarmacología.
Elsevier.
 Snell, R.D. (1997). Sistema nervioso autónomo. En: Neuroanatomía
clínica, (pp 449-478). Buenos Aires: Panamericana.

Tortora, G.J., Derrickson, B. (2016). Principles of Anatomy and

Physiology (15th edition). Hoboken: Wiley.


95

Tipos de neuronas:
características y funciones

Es frecuente referirse a las neuronas como las unidades básicas que,


unidas, forman el sistema nervioso y el cerebro que está incluido en este,
pero lo cierto es que no existe solo una clase de estas microscópicas
estructuras: existen muchos tipos de neuronas con diferentes formas y
funciones. 

Las diferentes clases de neuronas: una


gran diversidad
El cuerpo humano está compuesto por 37 billones de células. Gran parte
de las células del sistema nervioso son las células gliales, que de hecho
son las que más abundan en nuestro cerebro y que curiosamente
tendemos a olvidar, pero el resto de la diversidad corresponde
a las llamadas neuronas. Estas células nerviosas que reciben y emiten
96

señales eléctricas se interconectan formando redes de comunicación que


transmiten señales por distintas zonas del sistema nervioso a través de
impulsos nerviosos.

El cerebro humano tiene aproximadamente entre 80 y 100 mil millones


de neuronas. Las redes neuronales son las encargadas de realizar las
funciones complejas del sistema nervioso, es decir, que estas funciones
no son consecuencia de las características específicas de cada neurona
individual. Y, como en el sistema nervioso hay tantas cosas de hacer y el
funcionamiento de las diferentes partes del cerebro es tan complejo,
estas células nerviosas también tienen que adaptarse a esta multiplicidad
de tareas. ¿Cómo lo hacen? Especializándose y dividiéndose en
diferentes tipos de neuronas.

Pero antes de ponernos a explorar la diversidad de clases de neuronas,


veamos qué es aquello que tienen en común: su estructura básica.

Estructura de la neurona
Cuando pensamos en el cerebro nos suele venir a la mente la imagen de
las neuronas. Pero no todas las neuronas son iguales pues existen
distintos tipos. Ahora bien, por lo general su estructura está
compuesta de las siguientes partes:

 Soma: El soma, también llamado pericarion, es el cuerpo celular de la


neurona. Es donde se se encuentra el núcleo, y desde el cual nacen dos
tipos de prolongaciones
 Dendritas: Las dendritas son prolongaciones que proceden del soma y
parecen ramas o puntas. Reciben información procedente de otras
células.
97

 Axón: El axón es una estructura alargada que parte del soma. Su función
es la de conducir un impulso nervioso desde el soma hacia otra neurona,
músculo o glándula del cuerpo. Los axones suelen estar cubiertos de
mielina, una sustancia que permite una circulación más rápida del
impulso nervioso.

Puedes saber más sobre la mielina en nuestro artículo: "Mielina:


definición, funciones y características"

Una de las partes en las que se divide el axón y que se encarga de


transmitir la señal a otras neuronas se llama botón terminal. La
información que pasa de una neurona a otra se transmite a través de la
sinapsis, que es la unión entre los botones terminales de la neurona
emisora y la dendrita de la célula receptora.

Tipos de neuronas
Existen distintas formas de clasificación de las neuronas, y se pueden
establecer en base a distintos criterios. 

1. Según la transmisión del impulso nervioso


Según esta clasificación, existen dos tipos de neuronas:

1.1. Neurona presináptica

Como ya se ha dicho, la unión entre dos neuronas es la sinapsis. Pues


bien,  la neurona presináptica es la contiene el neurotransmisor y lo
libera al espacio sináptico para que pase a otra neurona.
98

1.2. Neurona postsináptica

En la unión sináptica, ésta es la neurona que recibe el


neurotransmisor.

2. Según su función
Las neuronas pueden tener funciones diferentes dentro de nuestro
sistema nervioso central, por eso se clasifican de esta manera:

2.1. Neuronas sensoriales

Envían información de los receptores sensoriales al sistema


nervioso central (SNC). Por ejemplo, si alguien pone un trozo de hielo
en tu mano, las neuronas sensoriales envían el mensaje de tu mano a su
sistema nervioso central que interpreta que el hielo es frío.

2.2. Neuronas motoras

Este tipo de neuronas envían información desde el SNC a los


músculos esqueléticos (motoneuronas somáticas), para efectuar
movimiento, o a al músculo liso o ganglios del SNC (motoneuronas
viscerales).

2.3. Interneuronas

Una interneurona, también conocida como neurona integradora o de


asociación, conecta con otras neuronas pero nunca con receptores
99

sensoriales o fibras musculares. Se encarga de realizar funciones más


complejas y actúa en los actos reflejos.

3. Según la dirección del impulso nervioso


En función de la dirección del impulso nervioso las neuronas pueden ser
de dos tipos:

3.1. Neuronas aferentes

Este tipo de neuronas son las neuronas sensoriales. Reciben este


nombre porque transportan el impulso nervioso desde los receptores
u órganos sensoriales hacia el sistema nervioso central.

3.2. Neuronas eferentes

Éstas son las neuronas motoras. Se llaman neuronas eferentes


porque transportan los impulsos nerviosos fuera del sistema
nervioso central hacia efectores como músculos o las glándulas.

 Saber más: "Vía aferente y vía eferente: los tipos de fibras


nerviosas"

4. Según el tipo de sinapsis


Según el tipo de sinapsis podemos encontrar dos tipos de neuronas: las
neuronas excitatorias y las inhibitorias. Alrededor del 80 por ciento de las
100

neuronas son excitatorias. La mayoría de las neuronas tienen miles de


sinapsis sobre su membrana, y cientos de ellas están activas
simultáneamente. El que una sinapsis sea excitatoria o inhibitoria
depende del tipo o tipos de iones que se canalizan en los flujos
postsinápticos, que a su vez dependen del tipo de receptor y
neurotransmisor que interviene en la sinapsis (por ejemplo, el glutamato
o el GABA)

4.1. Neuronas excitatorias

Son aquellas en que el resultado de las sinapsis provoca una


respuesta excitatoria, es decir, incrementa la posibilidad de producir un
potencial de acción.

4.2. Neuronas inhibitorias

Son aquellas en las que el resultado de estas sinapsis provocan una


respuesta inhibitoria, es decir, que reduce la posibilidad de producir un
potencial de acción.

4.3. Neuronas moduladoras

Algunos neurotransmisores pueden desempeñar un papel en la


transmisión sináptica diferente al excitatorio e inhibitorio, pues no
generan una señal transmisora sino que la regulan. Estos
neurotransmisores se conocen como neuromoduladores y su función
consiste en modular la respuesta de la célula a un neurotransmisor
principal. Suelen establecer sinapsis axo-axónicas y sus principales
neurotransmisores son la dopamina, serotonina y acetilcolina
101

5. Según el neurotransmisor
Dependiendo del neurotransmisor que liberen las neuronas, reciben el
siguiente nombre:

5.1. Neuronas Serotoninérgicas

Este tipo de neuronas transmiten el neurotransmisor llamado


Serotonina (5-HT) que está relacionado, entre otras cosas, con el estado
de ánimo.

 Artículo relacionado: "Serotonina: descubre los efectos de esta


hormona en tu cuerpo y mente"

5.2. Neuronas Dopaminérgicas

Las neuronas dopaminérgicas transmiten Dopamina. Un


neurotransmisor relacionado con la conducta adictiva.

 Puede interesarte: "Dopamina: 7 funciones esenciales de este


neurotransmisor"

5.3. Neuronas GABAérgicas

El GABA es el principal neurotransmisor inhibitorio. Las neuronas


GABAérgicas transmiten GABA.

 Artículo relacionado: "GABA (neurotransmisor): qué es y qué función


desempeña en el cerebro"

5.4. Neuronas Glutamatérgicas
102

Este tipo de neuronas transmite Glutamato. El principal


neurotransmisor excitatorio.

 Quizás te interese: "Glutamato (neurotransmisor): definición y


funciones"

5.5. Neuronas Colinérgicas

Estas neuronas transmiten Acetilcolina. Entre otras muchas


funciones, la acetilcolina desempeña un rol importante en la memoria a
corto plazo y en el aprendizaje.

5.6. Neuronas Noradrenérgicas

Estas neuronas se encargan de transmitir Noradrenalina


(Norepinefrina), una catecolamina con doble función, como hormona y
neurotransmisor.

5.7. Neuronas Vasopresinérgicas

Estas neuronas se encargan de transmitir Vasopresina, también


llamada la sustancia química de la monogamia o la fidelidad.

5.8. Neuronas Oxitocinérgicas

Transmiten Oxitocina, otro neuroquímico relacionado con el amor.


Recibe el nombre de hormona de los abrazos.

 Conoce más sobre la oxitocina en nuestro post: "La química del amor:
una droga muy potente"
103

6. Según su morfología externa


Según la cantidad de prolongaciones que tengan las neuronas, estas se
clasifican en:

6.1. Neuronas Unipolares o Pseudounipolares

Son neuronas que poseen una sola prolongación de doble sentido que
sale del soma, y que actúa a la vez como dendrita y como axón (entrada
y salida). Suelen ser neuronas sensoriales, es decir, aferentes.

6.2. Neuronas bipolares

Tienen dos extensiones citoplasmáticas (prolongaciones) que salen del


soma. Una actúa como dendrita (entrada) y otra actúa como axón
(salida). Se suelen localizar en la retina, cóclea, vestíbulo y mucosa
olfatoria

6.3. Neuronas multipolares

Son las que más abundan en nuestro sistema nervioso central. Poseen


un gran número de prolongaciones de entrada (dendritas) y una sola
de salida (axón). Se encuentran en el el cerebro o la médula espinal.

7. Otros tipos de neuronas


Según la ubicación de las neuronas y según su forma, se clasifican en:

7.1. Neuronas espejo
104

Estas neuronas se activaban al realizar una acción y al ver a otra


persona realizando una acción. Son esenciales para el aprendizaje y la
imitación.

 Saber más: "Las neuronas espejo y su importancia en la


neurorehabilitación"

7.2. Neuronas piramidales

Éstas están ubicadas en la corteza cerebral, el hipocampo, y el


cuerpo amigdalino. Tienen una forma triangular, por eso reciben este
nombre.

7.3. Neuronas de Purkinje

Se encuentran en el cerebelo, y se llaman así porque su descubridor


fue Jan Evangelista Purkyně. Estas neuronas se ramifican construyendo
un intrincado árbol dendrítico y se encuentran alineadas como piezas de
dominó colocadas una frente a la otra.

7.4. Neuronas retinianas

Son un tipo de neurona receptiva que toman señales de la retina en


los ojos.

7.5. Neuronas olfatorias

Son neuronas que envían sus dendritas al epitelio olfatorio, donde


contienen proteínas (receptoras) que reciben información de los
105

odorantes. Sus axones no mielinizados hacen sinapsis en el el bulbo


olfatorio del cerebro.

7.6. Neuronas en cesta o canasta

Éstas contienen un único gran árbol dendrítico apical, que se


ramifica en forma de cesta. Las neuronas en canasta se encuentran en el
hipocampo o el cerebelo.

En conclusión
En nuestro sistema nervioso existe una gran diversidad de tipos de
neuronas que se adaptan y se especializan según sus funciones para
que todos los procesos mentales y fisiológicos se puedan ir desarrollando
en tiempo real (a una velocidad vertiginosa) y sin contratiempos. 

El encéfalo es una máquina muy bien engrasada justamente porque


tanto las clases de neuronas como las partes del cerebro realizan muy
bien las funciones a las que se adaptan, aunque esto pueda suponer un
quebradero de cabeza a la hora de estudiarlas y entenderlas.

Referencias bibliográficas:

 Djurisic M, Antic S, Chen W, Zecevic D (2004). Voltage imaging from


dendrites of mitral cells: EPSP attenuation and spike trigger zones. J
Neurosci 24 (30): 6703-14.
 Gurney, K. (1997). An Introduction to Neural Networks. London:
Routledge.
 Solé, Ricard V.; Manrubia, Susanna C. (1996). 15. Neurodinámica. Orden
y caos en sistemas complejos. Edicions UPC.
106

¿Qué son los axones de las


neuronas?

células nerviosas gracias a las cuales somos capaces de pensar, sentir,


tomar decisiones y, más aún, de tener consciencia.

Sin embargo, aunque el concepto de "neurona" sea muy conocido incluso


más allá de los laboratorios y de las aulas universitarias, lo cierto es que
para entender cómo es nuestra vida mental no es suficiente con saber
que en nuestra cabeza hay diminutas células que se mandan impulsos
nerviosos las unas a las otras. También hay que entender que existen
diferentes partes de las neuronas, encargadas de realizar tareas
distintas. Los axones son unos de estos componentes.

¿Qué es un axón?
Un axón neuronal es una especie de manga o "brazo" que sale desde el
centro de la neurona y va hasta un lugar alejado de este. La forma de
107

esta pequeña estructura nos da pistas sobre cuál es su función.


Básicamente, el papel de los axones es el de hacer que las señales
eléctricas que viajan a través de las neuronas vayan a parar a otro lugar
del organismo.

El axón es, por tanto, una especie de conducto por el que pasan


impulsos nerviosos a toda velocidad; actúa como canal de
comunicación entre la parte central de la neurona (que se llama soma
neuronal o cuerpo de la neurona y es donde está el núcleo con el ADN) y
otra parte del sistema nervioso al que ha de llegar este estímulo eléctrico.

Al final de los axones o bien hay una parte de fibra nerviosa que se
contrae al hacerle llegar la señal eléctrica, o bien hay un espacio
sináptico entre neuronas, que es el punto en el que estas células
nerviosas se comunican entre sí, normalmente a través de señales
químicas. Es decir, que en la punta de los axones el impulso eléctrico
acostumbra a transformarse en un patrón de liberación de partículas
químicas que llegan a la otra neurona a través del espacio sináptico.

El tamaño de los axones


Si el cuerpo humano se caracteriza por algo, es por su complejidad y por
la gran variedad de piezas que trabajan conjuntamente para que funcione
bien. En el caso de los axones neuronales, eso significa que el tamaño
de estos depende del tipo de neurona al que pertenezca y de su
localización y función. A fin de cuentas, lo que ocurra en nuestro sistema
nervioso repercute de un modo determinante en nuestras posibilidades
de sobrevivir, y por eso la evolución se ha encargando de que en nuestra
especie existan muchas células nerviosas especializadas y de diferente
forma y configuración.
108

La longitud de los axones de las neuronas puede variar mucho


dependiendo de cuál sea su función. Por ejemplo, es frecuente que en
las regiones de materia gris del encéfalo haya neuronas con axones más
cortos que un milímetro, mientras que fuera del sistema nervioso central
hay varios axones que miden más de un palmo, a pesar de ser muy
finos. En definitiva, en muchos casos, los axones son tan cortos que la
distancia entre su punta y el cuerpo de la neurona es microscópica, y en
otros casos pueden llegar a tener varios centímetros de longitud para
poder llegar a zonas lejanas sin intermediarios.

En cuanto al grosor de los axones en los seres humanos, suelen ser de


entre uno y 20 micrómetros (milésimas de milímetro) de diámetro. Sin
embargo, esto no es una regla universal que se de en todos los animales
con células nerviosas. Por ejemplo, en algunas especies de
invertebrados, como el calamar, los axones pueden llegar a tener un
milímetro de grosor, con lo cual se puede ver a simple vista con
facilidad. Esto es así porque cuanto más grueso es el axón más
rápidamente viaja por este el impulso eléctrico, y en el caso de los
calamares esta es una capacidad importante para hacer que el sifón por
el que expulsan agua funcione bien, ya que deben contraer una gran
parte de tejido muscular a la vez para poder escapar rápidamente por
propulsión a chorro.

La formación de los nervios


Tal y como hemos visto, los axones no se encuentran solamente en el
cerebro. Al igual que lo que ocurre con los somas neuronales, están
repartidos por todo el cuerpo: por los órganos internos, los brazos y las
piernas, etc.
109

De hecho, un nervio es, principalmente, un conjunto de axones que


es tan grueso que podemos verlo directamente sin necesidad de un
microscopio. Cuando encontramos un nervio en una porción de carne, lo
que estamos viendo es nada más y nada menos que muchos axones
agrupados en un fajo, combinados con otras células nerviosas auxiliares.

Las vainas de mielina


Muchas veces los axones no están solos, sino que van acompañados
por unos elementos conocidos como vainas de mielina, los cuales se
adhieren a su superficie hasta el punto de parecer un componente
inseparable de la neurona.

La mielina es una sustancia grasa que en los axones actúa de manera


parecida a como lo haría un aislante de goma a lo largo de un cable
eléctrico, aunque no exactamente. En resumidas cuentas, las vainas de
mielina, que se reparten a lo largo del axón creando una forma parecida
a una ristra de salchichas, separan el interior de los axones del exterior
de estos, por lo cual la señal eléctrica no se va perdiendo a través de las
paredes y viaja de un modo mucho más rápido. La protección que
ofrecen va dirigida tanto a la neurona en sí misma como a la señal
eléctrica que se transmite a través de ella.

De hecho, gracias a las vainas de mielina la electricidad no va


avanzando de manera continua a lo largo del axón, sino que va saltando
entre los puntos de este en los que hay una separación entre las vainas
de mielina, unas zonas llamadas nódulos de Ranvier. Para entenderlo
mejor, a efectos de la agilidad con la que viaja la electricidad esto supone
la misma diferencia que hay entre ir subiendo una rampa e ir subiendo
escaleras apareciendo cada vez dos escalones más arriba. Ocurre algo
110

parecido a lo que cabría esperar si el impulso eléctrico fuese


teletransportándose para recorrer pequeños tramos de axón, de un
nódulo de Ranvier al siguiente
111

Mielina: definición, funciones y


características

Cuando pensamos en las células propias del cerebro humano y


el sistema nervioso en general, nos suele venir a la mente la imagen de
las neuronas. Sin embargo, estas células nerviosas por sí mismas no
pueden formar un cerebro funcional: necesitan la ayuda de muchas
otras "piezas" con las que nuestro organismo está construido. 

La mielina, por ejemplo, forma parte de esos materiales sin los cuales no
podríamos nuestro cerebro no podría realizar sus operaciones de forma
eficaz.

¿Qué es la mielina?
Cuando representamos gráficamente una neurona, ya sea mediante un
dibujo o un modelo en 3D, normalmente dibujamos la zona del núcleo,
112

las ramificaciones con las que se conecta a otras células y una


prolongación llamada axón y que sirve para alcanzar zonas alejadas. Sin
embargo, en muchos casos esa imagen quedaría incompleta. Muchas
neuronas tienen, alrededor de sus axones, un material blanquecino que
lo aísla del líquido extracelular. Esta sustancia es la mielina.

La mielina es una capa gruesa lipoproteica (formada por sustancias


grasas y proteínas) que envuelve los axones de algunas neuronas
formando vainas con forma de salchicha o rollito. Estas vainas de mielina
tienen una función muy importante en nuestro sistema nervioso: permitir
la trasmisión de impulsos nerviosos de manera rápida y eficiente
entre las células nerviosas del cerebro y la médula espinal.

La función de la mielina
La corriente eléctrica que atraviesa las neuronas es el tipo de señal
con la que estas células nerviosas funcionan. La mielina permite que
estas señales eléctricas se propaguen con gran rapidez a través de
los axones, para que este estímulo llegue a tiempo a los espacios en los
que las neuronas se comunican entre sí. Dicho de otra forma, el principal
valor añadido que estas vainas le aportan a la neurona es la velocidad en
la propagación de las señales eléctricas.

Si le quitáramos sus vainas de mielina a un axón, las señales eléctricas


que viajan por él irían mucho más lentas o, incluso, podrían perderse por
el camino. La mielina actúa como un aislante, de manera que la corriente
no se disipa por fuera del recorrido y va sólo por dentro de la neurona.

Los nódulos de Ranvier


113

La capa mielínica que recubre el axón recibe el nombre de vaina de


mielina, pero ésta no es completamente continua a lo largo del axón, sino
que entre los segmentos mielinizados quedan regiones descubiertas.
Estas áreas del axón que quedan en contacto con el líquido
extracelular se llaman nódulos de Ranvier.

La existencia de los nódulos de Ranvier es importante, ya que sin ellos la


presencia de la mielina no serviría de nada. En estos espacios, la
corriente eléctrica que se propaga por la neurona gana fuerza, ya que en
los nódulos de Ranvier se encuentran los canales iónicos que, al actuar
como reguladores de lo que entra y sale de la neurona, permiten que la
señal no pierda fuerza.

El potencial de acción (impulso nervioso) va saltando de un nódulo a otro


debido a que éstos, a diferencia del resto de la neurona, están dotados
de agrupaciones de canales de sodio y potasio, de manera que la
transmisión de los impulsos nerviosos resulta más rápida. La interacción
entre la vaina de mielina y los nódulos de Ranvier permite que el
impulso nervioso se traslade con mayor velocidad, de manera
saltatoria (de un nódulo de Ranvier al siguiente) y con menor posibilidad
de error.

¿Dónde se encuentra la mielina?


Hay mielina en los axones de muchos tipos de neuronas, tanto en el
Sistema Nervioso Central (esto es, el encéfalo y la médula espinal) como
fuera de ella. Sin embargo, en algunas zonas su concentración es más
alta que en otras. Donde abunda la mielina, esta puede ser vista sin
ayuda de microscopio.
114

Cuando describimos un cerebro es habitual hablar de materia gris, pero


también, y aunque este hecho sea algo menos conocido, existe
la materia blanca. Las zonas en la que se encuentra la materia blanca
son aquellas en los que los cuerpos neuronales mielinizados abundan
tanto que cambian el color de esas zonas vistas a simple vista. Es por
eso que las zonas en las que se encuentran concentrados los núcleos de
las neuronas suelen tener un color grisáceo, mientras que las áreas por
las que pasan esencialmente los axones son de color blanco.

Dos tipos de vainas de mielina


La mielina es esencialmente un material que sirve a una función, pero
existen diferentes células que forman vainas de mielina. Las neuronas
que pertenecen al Sistema Nervioso Central tienen unas capas de
mielina formadas por un tipo de células llamadas oligodendrocitos,
mientras que el resto de neuronas usan unos cuerpos llamados células
de Schwann. Los oligodendrocitos tienen forma de salchicha atravesada
de punta a punta por una cuerda (el axón), mientras que las células de
Scwann envuelven los axones en espiral, adquiriendo una forma
cilíndrica.

A pesar de que estas células son ligeramente diferentes, ambas son


células gliales con una función prácticamente idéntica: formar vainas de
mielina. 

Enfermedades por alteración de la mielina


115

Existen dos tipos de enfermedades que están relacionadas con


anomalías en la vaina de mielina: enfermedades
desmielinizantes y enfermedades dismielinizantes.

Las enfermedades desmielinizantes se caracterizan por un proceso


patológico dirigido contra la mielina sana, a diferencia de las
dismielinizantes, en las cuales se produce una formación inadecuada de
la mielina o una afectación de los mecanismos moleculares para
mantenerla en sus condiciones normales. Las distintas patologías de
cada tipo de enfermedad relacionada con la alteración de la mielina, son:

Enfermedades desmielinizantes

 Síndrome clínico aislado


 Encefalomielitis aguda diseminada
 Leucoencefalitis hemorrágica aguda
 Esclerosis concéntrica de Balo
 Enfermedad de Marburg
 Mielitis aguda aislada
 Enfermedades polifásicas
 Esclerosis múltiple
 Neuromielitis óptica
 Esclerosis múltiple óptico espinal
 Neuritis óptica aislada recurrente
 Neuropatía óptica inflamatoria recurrente crónica
 Mielitis aguda recurrente
 Encefalopatía postanóxica tardía
 Mielinólisis osmótica
116

Enfermedades dismielinizantes

 Leucodistrofia metacromática
 Adrenoleucodistrofia
 Enfermedad de Refsum
 Enfermedad de Canavan
 Enfermedad de Alexander o leucodistrofia fibrinoide
 Enfermedad de Krabbe
 Enfermedad de Tay-Sachs
 Xantomatosis cerebrotendinosa
 Enfermedad de Pelizaeus-Merzbacher
 Leucodistrofia ortocrómica
 Leucoencefalopatía con desaparición de la sustancia blanca
 Leucoencefalopatía con esferoides neuroaxonales

Para saber más sobre la mielina y sus


patologías asociadas
A continuación os dejamos un interesante vídeo sobre la Esclerosis
Múltiple, en el que se explica cómo se destruye la mielina en el
transcurso de esta patología:
117

Genética y conducta: ¿los genes


deciden cómo actuamos?
Un resumen para comprender de qué modo
nuestros genes influyen en nuestros actos
cotidianos.

El cuerpo de los seres humano es el resultado de millones de años de


evolución del material que encontramos en el núcleo de las células: el
ADN. Los genes son las unidades de información que posee este
material genético, y la traducción del código genético se expresa en
características, ya sean físicas (el color de los ojos, el tipo de pelo o la
forma de nariz) como psicológicas (la conducta o la personalidad).

¿Pero todo depende únicamente de los genes? Es decir, ¿somos lo que


somos y nos comportamos tal y como lo hacemos porque nuestro
ADN dice que seamos así? La respuesta es no. El ambiente que nos
118

rodea tiene algo que decir al respecto. La naturaleza humana es muy


complicada, pero cada día estamos más cerca de entenderla.

El comportamiento con base genética


El uso de gemelos para estudios ha sido una gran herramienta que los
científicos llevan usando durante años para entender cómo los genes y el
ambiente influyen de manera diferente a cada persona. La idea es fijarse
en hasta qué punto es la crianza o los genes lo que sirve para predecir
mejor las regularidades que se pueden encontrar en el desarrollo del
organismo y el repertorio de conductas habituales.

La investigación con gemelos muestra grandes evidencias de cuándo y


cómo los genes y el ambiente dan forma a la naturaleza humana.
Algunos de ellos revelan que la importancia de los genes puede cambiar
de forma drástica según la etapa de la vida en la que nos
encontremos. La influencia genética tiende a incrementar con los
años en muchas características, como se ha visto con el peso corporal.

En otro ámbito, la investigación con gemelos ha sido importante en el


campo de la genética molecular. El más conocido es con el peso
corporal. Gracias a esta clase de estudios, se ha podido identificar casi
100 variantes genéticas implicadas en la obesidad.

Pero el efecto de los genes no tiene por qué ceñirse solo a cómo se
forma nuestro cuerpo; también explica cómo aparecen ciertas
predisposiciones psicológicas. Por ejemplo, se cree que tomamos
elecciones en busca de un ambiente que favorece nuestra predisposición
a expresar fortalezas heredadas genéticamente. Un adolescente al que
por genética se le da bien leer probablemente empiece a ir a una
119

biblioteca en busca de más libros, allí se reunirá con gente que piensa
similar a él y puede que comience a relacionarse con ellos.

Del mismo modo, el cociente intelectual es en buena parte heredable y


es difícil modificarlo de manera significativa y sostenida a través de
ejercicios y nuevos aprendizajes.

El miedo al determinismo genético


Los estudios con gemelos son una gran oportunidad de entender cuándo
el ambiente tiene más fuerza sobre nosotros y cuándo el comportamiento
es más fácil de moldear. 

Sin embargo, en el ámbito de la psicología y de las ciencias


cognitivas, se han visto envueltos en la controversia. Los críticos de
la investigación con gemelos cuestionan que las características
psicológicas, tales como la salud mental, tengan una fuerte base
genética. Esto se debe en parte a un miedo a la idea de que todo aquello
que pensamos, sentimos y hacemos sea poco más que la consecuencia
de genes haciendo su trabajo y condenándonos a una vida que no
podemos cambiar.

Sin embargo, este miedo es infundado.

Los genes no lo son todo


La influencia que la genética tiene sobre características humanas
suele malinterpretarse. Es erróneo asumir que una conducta que tiene
una fuerte influencia genética debe ser innata por obligación. Los genes
no son todo; un gen se expresará dependiendo del ambiente, es decir,
120

que puede mostrar sus efectos o directamente no tener ninguno, según


en el entorno en el que vivimos.

Con un ejemplo quedará más claro. Hay personas que tienen


predisposición a padecer cáncer de pulmón por su genética. A menos
que fumen o respiren constantemente humo de tabaco, es muy probable
que no desarrollen la enfermedad. Y esto mismo se está viendo con el
comportamiento. La conducta se obtiene como una respuesta a una
señal ambiental.

Aunque algunas formas de comportamiento tienen una base genética,


esto no implica que esta predisposición vaya a hacer que nuestro
cerebro quede diseñado de forma que manifestemos estas conductas
independientemente del modo en el que interactuemos con el entorno. Si
bien nuestro ADN no pueda ser modificado a través de experiencias y
aprendizajes, la expresión o no de sus genes depende en gran parte de
las condiciones ambientales en las que vivimos. Por ejemplo, estudios en
relación con la esquizofrenia (una enfermedad mental con un
componente fuertemente heredable a través de los genes) demuestran
que la expresión de la enfermedad es mayor cuando se vive en un
contexto que produce estrés.

¿Conocer la base genética implica peligro?


Uno de los temores generados a partir de estos trabajos es que, al
reconocer que el comportamiento tiene base genética, la gente dejará de
ser igual de responsable a la hora de comprometerse con
comportamientos saludables y con la educación de sus hijos.

Sin embargo, conocer la propia predisposición a sufrir una enfermedad


mental o de otro tipo no tiene por qué conllevar a una pérdida de interés
121

en la mejora de salud, al contrario, se gana un compromiso y


motivación para cambiar su comportamiento y hábitos.
122

¿Qué es la epigenética? Claves


para entenderlo
Describimos los conceptos principales y las
aplicaciones terapéuticas de esta ciencia en auge.
Qué importante es el ADN. El código genético es la pieza clave de la
vida, que en el caso de los humanos guarda la información que permite
desarrollar al organismo entre los cerca de 20.000 genes que constituyen
el genoma. Todas las células de un mismo cuerpo tienen el mismo ADN.

Entonces, ¿cómo es posible que actúen de forma diferente? Mejor dicho,


¿cómo una neurona es una neurona y no un hepatocito, si presentan el
mismo ADN? La respuesta está en la epigenética.

 Artículo relacionado: “Genética y conducta: ¿los genes deciden cómo


actuamos?”

¿Qué es la epigenética?
Aunque contiene la información, la cadena de ácido desoxirribonucleico
no lo es todo, ya que existe un importante componente que es el
ambiente. Aquí entra el término de epigenética, “sobre la genética” o
“además de la genética”.

Hay factores externos al código genético que regulan la expresión de


los distintos genes, pero siempre manteniendo intacta la secuencia del
ADN. Es un mecanismo que tiene su relevancia: si todos los genes
estuvieran activos a la vez no sería nada bueno, por lo cual es necesario
un control sobre la expresión.
123

El término de epigenética fue acuñado por el genetista escocés Conrad


Hal Waddington en 1942 para referirse al estudio de la relación de
genes y ambiente.

Una forma sencilla para comprender la epigénesis me la dio un buen


amigo con este ejemplo: si pensamos que el ADN es una biblioteca, los
genes son los libros y la expresión genética es el bibliotecario. Pero las
propias bibliotecas, el polvo, las estanterías, los incendios… todo lo que
impida o ayude al bibliotecario a poder acceder a los libros sería la
epigenética.

La realidad es que el genoma humano consta de más de 20.000


genes, pero estos no están siempre activos a la vez. Según el tipo de
célula que es, en qué etapa del desarrollo se encuentra el organismo o
incluso el propio entorno donde vive el individuo, habrá unos genes
activos y otros no. La presencia de un grupo de proteínas que se encarga
de controlar la expresión genética sin modificar la secuencia del ADN, es
decir, sin provocar mutaciones o translocaciones, por ejemplo, permite
esto.

Conociendo el epigenoma
El concepto de epigenoma nació como consecuencia de la aparición de
la epigenética, y no es más que todos los componentes que forman parte
de esta regulación de la expresión genética.

A diferencia del genoma, que se mantiene estable e inmutable desde que


nacemos hasta la vejez (o así debería ser), el epigenoma es dinámico y
variable. A lo largo del desarrollo va cambiando, puede verse afectado
por el medio ambiente, y no es el mismo según el tipo de célula. Para
poner un efecto ambiental, se ha visto que consumir tabaco tiene un
124

impacto negativo sobre el epigenoma, lo que favorece la aparición del


cáncer.

Antes de continuar conviene un pequeño repaso a la genética para


entender la finalidad del ADN. El código genético contiene genes, pero
por ello mismo esto no tendría consecuencias. De forma general, es
necesario que un complejo proteico llamado RNA polimerasa “lea” este
gen y lo transcriba a otro tipo de cadena de ácidos nucleicos llamado
“RNA mensajero” (RNAm), que sólo consta del fragmento del gen leído.

Es necesario que este RNA obtenido se traduzca en el producto final,


que no es otro que una proteína, formada por otro complejo molecular
conocido como ribosoma, que sintetiza la proteína a partir del RNAm.
Teniendo claro cómo funciona, prosigo.

Mecanismos epigenéticos
El ADN es una estructura muy grande, que en el caso de los humanos
tiene una longitud de casi dos metros, mucho mayor que el diámetro de
cualquier célula.

La naturaleza es sabia y encontró un método para reducir drásticamente


el tamaño y empaquetarlo en el interior del núcleo de la célular: gracias
a proteínas estructurales llamadas “histonas”, que se agrupan en
grupos de ocho para formar el nucleosoma, dan soporte a la cadena de
ADN para que se enrolle en ella y facilitar el plegamiento.

La cadena de ADN no se compacta completamente, dejando partes más


libres para que la célula para llevar a cabo sus funciones. Lo cierto es
que el plegamiento dificulta la lectura de los genes por parte de la RNA
polimerasa, por lo cual no se encuentra siempre plegado de la misma
125

forma en las diferentes células. Al no permitir el acceso a la RNA


polimerasa, ya está ejerciendo un control sobre la expresión
genética sin modificar la secuencia.

Muy sencillo sería si fuera sólo esto, pero el epigenoma también hace


uso de marcadores químicos. El más conocido es la metilación del
ADN, que consiste en la unión de un grupo metilo (-CH3) al ácido
desoxiribonucleico. Esta marca, dependiendo de su colocación, puede
tanto estimular la lectura de un gen como evitar que sea alcanzado por
parte de la RNA polimerasa.

¿Se hereda el epigenoma?


El genoma, que es invariable, se hereda de cada uno de los
progenitores de un individuo. Pero, ¿ocurre lo mismo con el epigenoma?
Este tema ha traído mucha polémica y dudas.

Recordad que, a diferencia del código genético, el epigenoma es


dinámico. Existen colectivos científicos que están convencidos de que
también se hereda, y el ejemplo más recurrido que exponen es un caso
de un pueblo de Suecia donde los nietos de abuelos que pasaron
hambruna viven más, como si fuera consecuencia de la epigenética.

El principal problema de este tipo de estudios es que no describen el


proceso, sino que son sólo conjeturas sin una demostración que resuelva
la duda.

En cuanto a los que opinan que el epigenoma no se hereda, se basan en


un estudio que revela una familia de genes que tiene como función
principal reiniciar el epigenoma en el cigoto. No obstante, el mismo
estudio deja claro que el epigenoma no se reinicia totalmente, sino que
126

un 5% de genes escapan de este proceso, dejando abierta una pequeña


puerta.

La importancia de la epigenética
La importancia que se está dando al estudio de la epigenética es que
puede ser el camino para investigar y comprender procesos
vitales como el envejecimiento, procesos mentales o las células madre.

El campo en que más resultados se están obteniendo es en la


comprensión de la biología del cáncer, buscando dianas para generar
nuevas terapias farmacológicas para luchar contra esta enfermedad.

Envejecimiento
Como se ha mencionado anteriormente en el texto, el epigenoma en
cada célula va cambiando según la etapa del desarrollo en que se
encuentra la persona.

Hay estudios que han comprobado esto. Por ejemplo, se ha observado


que el genoma varía en el cerebro humano desde el nacimiento hasta
que madura, mientras que en la edad adulta hasta bien entrada la vejez
se mantiene estable. Durante el envejecimiento vuelve a haber cambios,
pero en esta ocasión a la baja en vez de al alza.

Para este estudio se centraron en las metilaciones del ADN, viendo que
se generaban más durante la adolescencia y descendían en la vejez. En
este caso, la falta de metilación dificulta el trabajo de la RNA
polimerasa, lo que conlleva a una disminución de la eficacia por parte de
las neuronas.
127

Como aplicación para el entendimiento del envejecimiento, hay un


estudio que hace uso de patrones de metilación del ADN en células de la
línea sanguínea como indicadores de la edad biológica. En ocasiones, la
edad cronológica no coincide con la edad biológica, y con el uso de este
patrón se podría saber el estado de salud y la mortalidad del paciente de
una manera más concreta.

Cáncer y patologías
El cáncer consiste en una célula que por algún motivo deja de estar
especializada en su tejido de origen y empieza a comportarse como si
fuera una célula indiferenciada, sin limitarse su proliferación o
desplazándose a otros tejidos.

Por lógica, es normal pensar que cambios en el epigenoma puedan


provocar que una célula se vuelva cancerosa al afectar a la expresión
genética.

En el ADN existen genes que se conocen como "supresores del


cáncer"; su propio nombre indica cuál es su función. Pues bien, en
algunos casos de cáncer se ha visto que estos genes se encuentran
metilados de forma que inactivan el gen.

Actualmente se busca estudiar si la epigenética afecta a otros tipos de


patologías. Hay evidencias que sugieren que también está implicada en
la arteriosclerosis y en algunos tipos de enfermedades mentales.

Aplicaciones médicas
La industria farmacéutica tiene su mirada puesta en el epigenoma, que
gracias a su dinamismo es una diana factible para futuras terapias. Ya se
128

están poniendo en práctica tratamientos en algunos tipos de cáncer,


principalmente en leucemias y linfomas, donde el fármaco tiene como
objetivo la metilación del ADN.

Hay que remarcar que esto es efectivo siempre y cuando el origen del
cáncer sea epigenético y no otro, como por ejemplo por una mutación.

No obstante, el mayor reto es obtener toda la información sobre el


epigenoma humano, a modo de la secuenciación del genoma humano.
Con un conocimiento más amplio, en el futuro se podrían idear
tratamientos más personalizados e individualizados, al poder saber las
necesidades de las células del área dañada en un paciente concreto.

La ciencia necesita más tiempo


La epigenética es un campo de investigación bastante reciente y se
necesita seguir estudiando para comprender más la materia.

Lo que sí se tiene que tener claro es que la epigenética consiste en


regulaciones de la expresión genética que no modifican la secuencia
del ADN. No es infrecuente encontrar menciones erróneas a la
epigenética en casos de mutaciones, por ejemplo. 
129

Las bases genéticas y biológicas


de la psicopatía
La mente criminal está fuertemente influida por
ciertos factores biológicos.

Frecuentemente hablamos acerca de los actos, el estilo de


comportamiento y la manera de interactuar con la gente que tienen las
personas que podrían ser descritas como psicópatas. A pesar de eso,
hay una cuestión que resulta aún más inquietante que todos estos temas:
¿cómo son los psicópatas de puertas para adentro? ¿Cuáles son las
peculiaridades de su propio cuerpo que les hacen estar predispuestos a
la psicopatía?

Intentar responder a estas preguntas es, en el fondo, abordar las


investigaciones acerca de las bases biológicas de la psicopatía.
130

Empecemos, pues, hablando sobre lo que sabemos acerca de sus


características de tipo genético.

Hallazgos genéticos sobre la psicopatía


Las mayores evidencias a favor de la genética suelen provenir de
estudios de gemelos y de adopciones. Según dichos estudios, la
heredabilidad en niños o adolescentes en conducta antisocial se estima
en un 30-44%.

En sujetos adultos criminales, hay una concordancia del 69 % para


gemelos monozigóticos (un mismo ovulo, por lo tanto casi idéntica carga
genética) y 0,33% para dizigóticos (dos óvulos), lo cual da pruebas
concluyentes de que existe un peso de la genética en la conducta
criminal por encima del ambiente. Numerosos estudios avalan estos
resultados.

Se ha demostrado también que el cromosoma Y estaría implicado en


la agresividad, atribuyéndose así, a una mayor agresividad en hombres
que en mujeres, en general.

El gen MAO-A
El gen MAO-A es hasta la fecha, el único ejemplo claro de cómo una
mutación concreta

puede alterar la conducta. Se encontró este gen alterado en personas


que padecen un trastorno psicopático y, en adición, en niños maltratados
de pequeños.

En otras palabras, la alteración de este gen predispone a la conducta


violenta. Por el contrario, las personas que desde nacimiento tienen
131

unas altas concentraciones de este gen tienen menos


probabilidades de desarrollar problemas antisociales.

Lo interesante de este hallazgo es que podría ayudar a explicar el porqué


no todas las víctimas de malos tratos al crecer hacen lo mismo a otras
personas, por ejemplo.

Hallazgos neuroanatómicos
A finales de los años 90 se realizó un estudio en el que se comparó la
actividad cerebral de 41 sujetos normales y 41 asesinos. Se encontró
que los criminales tenían menor actividad en la región prefrontal (la
región humana por excelencia), lo cual se traduciría en:

 Neurológicamente: pérdida de inhibición de regiones como la amígdala,


responsable (entre otros) de la regulación de sentimientos agresivos.

 Conductualmente: comportamientos arriesgados, irresponsables,


trasgresores de las normas, violentos, impulsivos…

 Socialmente: falta de empatía por las demás personas.

Hallazgos neuroquímicos
Numerosos experimentos han evidenciado el papel crucial de
la serotonina como modulador de la conducta agresiva, siendo la
relación la siguiente: a menos serotonina, más reforzada estará la
conducta agresiva. Por lo cual sería fácil concluir que personas que
132

sufren de este trastorno podrían tener las vías serotoninérgicas


alteradas.

Del mismo modo que estarían implicados en conductas impulsivas y


violentas la noradrenalina, la dopamina, el GABA y el óxido nítrico,
aunque con menos relevancia.

Hallazgos neuroendocrinos
En el ámbito hormonal, de las que tenemos más pruebas concluyentes
es de la insulina y de la testosterona. Ciertos estudios muestran que si
tenemos un nivel bajo de glucosa, y por tanto insulina en sangre,
tenemos más predisposición a las conductas violentas e impulsivas.

En el caso de la testosterona, tenemos múltiples estudios comparando


criminales y personas sanas, donde demuestran que la cantidad de
testosterona libre en sangre está aumentada en los primeros.
Además, diversas investigaciones indican que las mujeres con más
elevada testosterona son más sexualmente activas, competitivas,
masculinas y consumidoras de alcohol en comparación a las mujeres con
niveles bajos de ésta.

Hallazgos psicofisiológicos
Cleckley (1976) propuso que los psicópatas podrían tener la capacidad
de comprender el significado literal (denotativo) del lenguaje, pero no de
su significado emocional (connotativo). Tendrían, por tanto, un déficit
emocional.
133

Los psicópatas, además, tendrían la reactividad emocional alterada ya


que, en comparación a personas normales, en situaciones que deberían
sentir ansiedad y miedo, no lo sienten.

Asimismo, también presentan una ausencia en la reacción de sobresalto


ante la exposición de contenido desagradable visualmente, y pitidos muy
agudos y estridentes.

En base a todos estos datos, se propuso que los psicópatas tienen un


débil sistema inhibitorio cerebral, y un fuerte sistema de activación.
Esto explicaría su impulsividad y su falta de capacidad de pensar en las
consecuencias futuras.

A modo de conclusión...
El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza destaca por
su falta de empatía y remordimientos ante la violación de derechos
ajenos y normas sociales, alta impulsividad y agresividad… Son sujetos
que harán lo que sea necesario, sin importar las consecuencias, para
conseguir sus propósitos y beneficios personales.

Pero, ¿el psicópata se hace o se nace? La respuesta es... una


combinación de ambas opciones. Un ambiente marginal, donde la
persona nazca desatendida, con violencia, maltrato, abandono… influye
de forma crucial. Sin embargo, se ha demostrado por numerosos
estudios, que existe más peso genético.

Una clara prueba de ello la obtendríamos a través de la pregunta… ¿por


qué hay personas que ante maltrato se convierten en personas
maltratadoras, mientras que otras, no? Esta respuesta vendría dada por
la cantidad de gen mao-A que disponga de base esa persona. Este
134

también podría dar respuesta a muchas otras situaciones en las cuales


existan personas que sucumban a la situación y cometan actos violentos,
mientras que otras se nieguen a hacerlo.

Concluimos pues, un claro y evidente papel biológico cerebral en el


trastorno antisocial de la personalidad y una interacción genética-
ambiente (con más relevancia genética).

Referencias bibliográficas:

 Caspi,A., McClay, J.; Moffitt,T., Mill,J. y Martin,J. (2002). Role of genotype


in the cycle of violence in maltreated children. American Association for
the Advancement of Science. 297 (5582): 851-854.
 Garrido, V. (2003). Psicópatas y otros delincuentes violentos. Valencia:
Tirant lo Blanch.
 Ros, S., Peris, M.D. y Gracia, R. (2003) Impulsividad. Barcelona: Ars
Medica.
 American Psychiatric Association, APA (2002). DSM-IV-TR. Manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado.
Barcelona: Masson.
 Francisco, J. (2000). Bases biológicas de las psicopatologías. Madrid:
Psicología Pirámide.
 Organización Mundial de la Salud (1998). CIE-10. Trastornos mentales y
del comportamiento. Versión multiaxial para adultos. Ginebra: OMS.
 Pelegrín, C. y Tirapu, J. (2003). Bases neurobiológicas de la agresividad.
Intersalud. Extraido de: http://hdl.handle.net/10401/2411
135

Neurotransmisores y
neuromoduladores: ¿cómo
funcionan?
Explicamos el funcionamiento básico de las
sinapsis.

Se puede decir que en todas las neuronas hay una forma de


comunicarse entre ellas denominada sinapsis. 

En las sinapsis, las neuronas se comunican entre ellas mediante los


neurotransmisores, que son moléculas encargadas de enviar señales
desde una neurona a la siguiente. Otras partículas llamadas
neuromoduladores también intervienen sobre la comunicación entre
células nerviosas
136

Gracias a los neurotransmisores y los neuromoduladores, las


neuronas de nuestro cerebro son capaces de generar los torrentes
de información que llamamos “procesos mentales”, pero estas
moléculas también se encuentran en la periferia del sistema nervioso, en
las terminales sinápticas de las neuronas motoras (neuronas del sistema
nervioso central que proyectan sus axones a un músculo o glándula),
donde estimulan las fibras musculares para contraerlas.

Diferencias entre neurotransmisor y


neuromodulador
Dos o más sustancias neuroactivas pueden estar en un mismo terminal
nervioso y una puede funcionar como neurotransmisor y otra como
neuromodulador. 

De aquí su diferencia: los neurotransmisores crean o no potenciales de


acción (impulsos eléctricos que se producen en la membrana celular),
activan receptores postsinápticos (receptores de células postsinápticas o
neuronas) y abren canales iónicos (proteínas de las membranas
neuronales que contienen poros que cuando se abren, permiten el paso
de partículas cargaras como los iones) mientras que los
neuromoduladores no crean potenciales de acción sino que regulan la
actividad de los canales iónicos.

Además, los neuromoduladores modulan la eficacia de los potenciales de


membrana de células postsinápticas producidos en los receptores
asociados a canales iónicos. Esto se produce mediante la activación de
proteínas G (partículas que llevan información desde un receptor hasta
las proteínas efectoras). Un neurotransmisor abre un canal, en
cambio, un neuromodulador afecta a una o dos decenas de
137

proteínas G, que producen moléculas de AMPc, abriendo muchos


canales iónicos a la vez.

Existe una posible relación de cambios rápidos del sistema nervioso y


neurotransmisores y cambios lentos con neuromoduladores. Igualmente,
la latencia (es decir, los cambios en el potencial de membrana
postsináptica debido al efecto de un neurotransmisor) de los
neurotransmisores es de 0’5-1 milisegundos, en cambio, la de los
neuromoduladores es de varios segundos. Además, la “esperanza de
vida” de los neurotransmisores es de 10-100 ms. y la de los
neuromoduladores es de minutos a horas.

En cuanto a las diferencias entre neurotransmisores y neuromoduladores


según su forma, la de los neurotransmisores es semejante a la de
vesículas pequeñas de 50 mm. de diámetro, pero la de los
neuromoduladores es la de vesículas grandes de 120 mm. de diámetro.

Tipos de receptores
Las sustancias neuroactivas se pueden unir a dos tipos de receptores,
que son los siguientes:

Receptores ionotrópicos
Son receptores que abren canales iónicos. En la mayoría, se
encuentran neurotransmisores.

Receptores metabotrópicos
138

Receptores unidos a proteínas G. En los receptores metabotrópicos


suelen unirse los neuromoduladores.

También hay otro tipo de receptores que son los autorreceptores o


receptores presinápticos que participan en la síntesis de la sustancia
liberada en la terminal. Si hay exceso de liberación de la sustancia
neuroactiva, esta se une a los autorreceptores y produce una inhibición
de la síntesis evitando el agotamiento del sistema.

Clases de neurotransmisores
Los neurotransmisores se clasifican en grupos: acetilcolina, aminas
biógenas, aminoácidos transmisores y neuropéptidos.

1. Acetilcolina
La acetilcolina (ACh) es el neurotransmisor de la unión
neuromuscular, se sintetiza en los núcleos septales y núcleos nasales
de Meynert (núcleos del encéfalo anterior), puede estar tanto en el
sistema nervioso central (donde se encuentra el encéfalo y la médula
espinal) como en el sistema nervioso periférico (el resto) y provoca
enfermedades como la miastenia gravis (enfermedad neuromuscular que
se debe a la debilidad de los músculos esqueléticos) y distonía muscular
(trastorno que se caracteriza por movimientos involuntarios de torsión).

2. Aminas biógenas
Las aminas biógenas son la serotonina y las catecolaminas
(adrenalina, noradrenalina y dopamina) y actúan principalmente por
receptores metabotrópicos.
139

 La serotonina se sintetiza a partir de los núcleos de rafe (en el tallo


encefálico); la noradrenalina en el locus coeruleus (en el tallo cerebral) y
la dopamina en la sustancia negra y área tegmental ventral( desde donde
se envían proyecciones a diversas regiones del encéfalo anterior).

 La dopamina (DA) está relacionada con el placer y estado de ánimo. Un


déficit de ésta en la sustancia negra (porción del mesencéfalo y elemento
fundamental en los ganglios basales)produce Parkinson y el exceso
produce esquizofrenia.

 La noradrenalina se sintetiza a partir de la dopamina, está relacionada


con mecanismos de lucha y huida y un déficit provoca TDAH y depresión.

 La adrenalina se sintetiza a partir de noradrenalina en las cápsulas


adrenales o médula adrenal, activa el sistema nervioso simpático
(sistema encargado de la inervación de músculos lisos, músculo cardíaco
y glándulas) , participa en reacciones de lucha y huida, aumenta
frecuencia cardíaca y contrae vasos sanguíneos; produce activación
emocional y está relacionada con patologías del estrés y síndrome
general de adaptación (síndrome que consiste en someter al cuerpo a un
estrés).

 Las aminas biógenas desempeñan importantes funciones en la


regulación de estados afectivos y de la actividad mental.

3. Aminoácidos transmisores
Los aminoácidos transmisores excitadores más importantes son
el glutamato y aspartato y los inhibidores son GABA (ácido gamma
inmunobutírico) y glicina. Estos neurotransmisores se distribuyen por
140

todo el encéfalo y participan en casi todas las sinapsis del SNC, donde
se unen a receptores ionotrópicos.

4. Neuropéptidos
Los neuropéptidos se forman por aminoácidos y actúan
principalmente como neuromoduladores en el SNC. Los mecanismos
de la transmisión sináptica química pueden ser afectados por sustancias
psicoactivas cuyo efecto sobre el cerebro es la modificación de la eficacia
con la que se produce la comunicación química nerviosa, y es por esto
por lo que algunas de estas sustancias se utilizan como herramientas
terapéuticas en el tratamiento de trastornos psicopatológicos y de
enfermedades neurodegenerativas.
141

Tipos de neurotransmisores:
funciones y clasificación
¿Qué son los neurotransmisores y qué función
realizan en nuestro cerebro?

Los neurotransmisores son sustancias químicas creadas por el cuerpo


que transmiten señales (es decir, información) desde una neurona hasta
la siguiente a través de unos puntos de contacto llamados sinapsis. 

Cuando esto ocurre, la sustancia química se libera por las vesículas de la


neurona pre-sináptica, atraviesa el espacio sináptico y actúa cambiando
el potencial de acción en la neurona post-sináptica.

Existen distintos tipos de neurotransmisores, cada uno de ellos con


distintas funciones. De hecho, el estudio de esta clase de sustancias es
fundamental para entender cómo trabaja la mente humana. Además, hay
diferentes sistemas de clasificaciones, conceptos intermedios que
142

permiten ver las afinidades y diferencias entre estas sustancias:


indolaminas, catecolaminas, etc.

En este artículo revisaremos algunas de los diferentes clases de


neurotransmisores, las más significativas, teniendo en cuenta las
relaciones que establecen entre ellos en el funcionamiento del sistema
nervioso.

 Artículo relacionado: "Tipos de neuronas: características y funciones"

Principales neurotransmisores y sus


funciones
La lista de neurotransmisores conocidos ha ido aumentando desde los
años 80, y en la actualidad se han contabilizado más de 60.

Esto no es extraño, teniendo en cuenta la complejidad y la versatilidad


del cerebro humano. En él se producen todo tipo de procesos mentales,
desde la gestión de las emociones hasta la planificación y creación de
estrategias, pasando por la realización de movimientos involuntarios y el
uso del lenguaje.

Toda esta variedad de tareas tiene detrás a muchas neuronas


coordinándose entre sí para hacer que las diferentes partes del
encéfalo funcionen de manera coordinada, y para ello es necesario que
cuenten con un modo de comunicación capaz de adaptarse a muchas
situaciones.

El uso de los diferentes tipos de neurotransmisores permite regular de


muchos modos distintos la manera en la que se van activando unos u
143

otros grupos de células nerviosas. Por ejemplo, cierta ocasión puede


requerir que los niveles de serotonina bajen y los de dopamina suban, y
eso tendrá una consecuencia determinada en lo que ocurra en nuestra
mente. Así, la existencia de la gran variedad de neurotransmisores
permite hacer que el sistema nervioso cuente con una amplia gama de
comportamientos, lo cual es necesario para adaptarse a un entorno que
cambia constantemente. 

En definitiva, tener más neurotransmisores involucrados en el


funcionamiento del sistema nervioso (y sus correspondientes receptores
en las células nerviosas) significa que hay más variedad de posibles
interacciones entre grupos de neuronas. Pero, ¿cuáles son los tipos de
neurotransmisores más importantes del organismo humano y qué
funciones desempeñan? A continuación se mencionan los principales
neuroquímicos.

1. Serotonina
Este neurotransmisor es sintetizado a partir del triptófano, un
aminoácido que no es fabricado por el cuerpo, por lo que debe ser
aportado a través de la dieta. La serotonina (5-HT) es comúnmente
conocida como la hormona de la felicidad, porque los niveles bajos de
esta sustancia se asocian a la depresión y la obsesión. Pertenece al
grupo de las indolaminas.

Además de su relación con el estado de ánimo, el 5-HT desempeña


distintas funciones dentro del organismo, entre los que destacan: su
papel fundamental en la digestión, el control de la temperatura corporal,
su influencia en el deseo sexual o su papel en la regulación del ciclo
sueño-vigilia.
144

El exceso de serotonina puede provocar un conjunto de síntomas de


distinta gravedad, pero en su justa medida, se cree que ayuda a combatir
el estrés y la ansiedad. Además, hay maneras naturales de potenciar el
poder de la serotonina sobre nuestro sistema nervioso central, como por
ejemplo, hacer ejercicio moderado.

 Si quieres saber más, puedes visitar nuestro artículo: "Síndrome


serotoninérgico: causas, síntomas y tratamiento"

2. Dopamina
La dopamina es otro de los neurotransmisores más conocidos,
porque está implicado en las conductas adictivas y es la causante de
las sensaciones placenteras. Sin embargo, entre sus funciones
también encontramos la coordinación de ciertos movimientos
musculares, la regulación de la memoria, los procesos cognitivos
asociados al aprendizaje y la toma de decisiones

 Para saber más: "Dopamina: 7 funciones esenciales de este


neurotransmisor"

3. Endorfinas
¿Te has dado cuenta de que después de salir a correr o practicar
ejercicio físico te sientes mejor, más animado y enérgico? Pues esto se
debe fundamentalmente a las endorfinas, una droga natural que es
liberada por nuestro cuerpo y que produce una sensación de placer y
euforia. 
145

Algunas de sus funciones son: promueven la calma, mejoran el


humor, reducen el dolor, retrasan el proceso de envejecimiento o
potencian las funciones del sistema inmunitario.

4. Adrenalina (epinefrina)
La adrenalina es un neurotransmisor que desencadena mecanismos
de supervivencia, pues se asocia a las situaciones en las que tenemos
que estar alerta y activados porque permite reaccionar en situaciones de
estrés. 

En definitiva, la adrenalina cumple tanto funciones fisiológicas (como la


regulación de la presión arterial o del ritmo respiratorio y la dilatación de
las pupilas) como psicológicas (mantenernos en alerta y ser más
sensibles ante cualquier estímulo).

 Para profundizar en esta sustancia química, puedes leer nuestro post:


"Adrenalina, la hormona que nos activa"

5. Noradrenalina (norepinefrina)
La adrenalina está implicada en distintas funciones del cerebro y se
relaciona con la motivación, la ira o el placer sexual. El desajuste de
noradrenalina se asocia a la depresión y la ansiedad.

 Quizás te interese: La química del amor: una droga muy potente

6. Glutamato
146

El glutamato es el neurotransmisor excitatorio más importante del


sistema nervioso central. Es especialmente importante para la memoria
y su recuperación, y es considerado como el principal mediador de la
información sensorial, motora, cognitiva, emocional. De algún modo,
estimula varios procesos mentales de importancia esencial.

Las investigaciones afirman que este neurotransmisor presente en el 80-


90% de sinapsis del cerebro. El exceso de glutamato es tóxico para las
neuronas y se relaciona con enfermedades como la epilepsia, el derrame
cerebral o enfermedad lateral amiotrófica.

 Artículo relacionado: Glutamato (neurotransmisor): definición y


funciones

7. GABA
El GABA (ácido gamma-aminobutírico) actúa como un mensajero
inhibidor, por lo que frena la acción de los neurotransmisores
excitatorios. Está ampliamente distribuido en las neuronas del córtex, y
contribuye al control motor, la visión, regula la ansiedad, entre otras
funciones corticales.

Por otro lado, este es uno de los tipos de neurotransmisores que no


atraviesan la barrera hematoencefálica, por lo cual debe ser sintetizado
en el cerebro. Concretamente, se genera a partir del glutamato.

 Conoce más sobre este neurotransmisor pinchando aquí.

8. Acetilcolina
147

Como curiosidad, este es el primer neurotransmisor que se


descubrió. Este hecho ocurrió en 1921 y el hallazgo tuvo lugar gracias a
Otto Loewi, un biólogo alemán ganador del premio Nobel en 1936. La
acetilcolina ampliamente distribuida por las sinapsis del sistema nervioso
central, pero también se encuentra en el sistema nervioso periférico.

Algunas de las funciones más destacadas de este neuroquímico


son: participa en la estimulación de los músculos, en el paso de
sueño a vigilia y en los procesos de memoria y asociación.

Clasificación de los neurotransmisores


Los tipos de neurotransmisores pueden clasificarse a partir de estas
categorías, cada una de las cuales engloba varias sustancias:

1. Aminas
Son neurotransmisores que derivan de distintos aminoácidos como,
por ejemplo, el triptófano. En este grupo se encuentran: Norepinefrina,
epinefrina, dopamina o la serotonina.

2. Aminoácidos
A diferencia de los anteriores (que derivan de distintos aminoácidos),
éstos son aminoácidos. Por ejemplo: Glutamato, GABA, aspartato o
glicina.

3. Purinas
148

Las investigaciones recientes indican que las purinas como el ATP o la


adenosina también actúan como mensajeros químicos.

4. Gases
El óxido nítrico es el principal neurotransmisor de este grupo.

5. Péptidos
Los péptidos están ampliamente distribuidos en todo el encéfalo. Por
ejemplo: las endorfinas, las dinorfinas y las taquininas.

6. Ésteres
Dentro de este grupo se encuentra la acetilcolina.

Su funcionamiento
No hay que olvidar que, a pesar de que cada uno de los tipos de
neurotransmisores pueda ser asociado a ciertas funciones en el sistema
nervioso (y, por lo tanto, a ciertos efectos a nivel psicológico), no se trata
de elementos con intenciones y un objetivo a seguir, de modo que sus
repercusiones en nosotros son puramente circunstanciales y dependen
del contexto.

Dicho de otro modo, los neurotransmisores tienen los efectos que tienen
porque nuestro organismo ha evolucionado para hacer de este
intercambio de sustancias algo que nos ayuda a sobrevivir, al permitir la
coordinación de diferentes células y órganos del cuerpo. 
149

Por eso, cuando consumimos fármacos que emulan el funcionamiento de


estos neurotransmisores, muchas veces tienen efectos secundarios que
incluso pueden ser todo lo contrario del efecto esperado, si interactúan
de manera anómala con las sustancias que ya hay en nuestro sistema
nervioso. El equilibrio que se mantiene en el funcionamiento de nuestro
cerebro es algo frágil, y los neurotransmisores no aprenden a adaptar su
influencia en nosotros para cumplir con la que se supone que es "su
función"; de eso debemos preocuparnos nosotros.

Además, existen ciertas sustancias adictivas que son capaces de alterar


el funcionamiento a medio y largo plazo de las células nerviosas, al
sustituir algunos neurotransmisores en puntos clave. Por ello, para tratar
a las personas adictas, es fundamental intervenir en el comportamiento y
también en el funcionamiento cerebral.

Por otro lado, reducir el comportamiento de un ser humano a la


existencia de tipos de neurotransmisores es caer en el error de un
reduccionismo excesivo, dado que el comportamiento no surge
espontáneamente del cerebro, sino que aparece a partir de la
interacción entre el ser vivo y el entorno.

Referencias bibliográficas:

 Carlson, N.R. (2005). Fisiología de la conducta. Madrid: Pearson


Educación.
 Lodish, H.; Berk, A.; Zipursky, S.L. (2000). Molecular Cell Biology:
Section 21.4. Neurotransmitters, Synapses, and Impulse Transmission
(4th ed.). New York: W. H. Freeman.
 Gómez, M. (2012). Psicobiología. Manual CEDE de Preparación PIR.12.
CEDE: Madrid.
150

 Guyton-Hall (2001). Tratado de Fisiología Médica.10ª ed., McGraw-Hill-


Interamericana.
 Pérez, R. (2017). Tratamiento farmacológico de la depresión:
actualidades y futuras direcciones. Rev. Fac. Med. (Méx.), 60 (5). Ciudad
de México.
 Richard K. Ries; David A. Fiellin; Shannon C. Miller (2009). Principles of
addiction medicine (4th ed.). Philadelphia: Wolters Kluwer/Lippincott
Williams & Wilkins. pp. 709 - 710.
 Sugden, D., Davidson, K., Hough, K.A. y Teh, M.T. (2004). Melatonin,
melatonin receptors and melanophores: a moving story. Pigment Cell
Res. 17(5): 454-60.
151

Endorfinas
(neurotransmisores): funciones
y características
¿Qué función desempeñan las endorfinas en
nuestro sistema nervioso?

Resultan ya conocidos neurotransmisores tales como la dopamina,


la serotonina, el GABA o la noradrenalina.

Se trata de sustancias que actúan a nivel cerebral contribuyendo a


la transmisión de información entre las diferentes neuronas,
causando una gran diversidad de efectos tanto a nivel fisiológico,
cognitivo, emocional y conductual. Sabemos que la dopamina participa
en el mecanismo de recompensa cerebral, que la serotonina es la
152

conocida como hormona de la tranquilidad o que la noradrenalina nos


ayuda a permanecer despiertos y atentos.

Sin embargo, además de estas sustancias existen otros


neurotransmisores de gran relevancia para nuestra vida, tratándose de
las moléculas que nos provocan sensaciones de verdadera satisfacción y
felicidad, así como las que nos ayudan a soportar el dolor. Estamos
hablando de las endorfinas.

Conociendo a las endorfinas


Las endorfinas son un tipo de neuropéptido endógeno, es decir
cadenas de proteínas elaboradas por el propio organismo, las cuales
se encargan de estimular las áreas cerebrales que producen placer al
organismo. Estas sustancias son conocidas también como opiáceos
endógenos, debido a que su composición química y su actuación es muy
semejante a la de los derivados del opio, como la heroína y la morfina.
Se trata de moléculas que en general no producen una señal nerviosa
por si mismas, pero que modulan y alteran la sensibilidad neuronal a
otras sustancias.

La síntesis de endorfinas se da principalmente en la hipófisis o glándula


pineal, estructura cerebral que mediante la secreción
de hormonas regula el equilibrio del organismo, participando en
procesos tan relevantes como el crecimiento y desarrollo madurativo, la
sexualidad y el metabolismo. A partir de esta estructura las endorfinas se
distribuyen por el resto del sistema nervioso. Asimismo también se ha
observado su presencia en el sistema gastrointestinal.

Su ausencia o un bajo nivel de ellas induce sintomatología


depresiva y ansiosa, haciendo más difícil superar situaciones aversivas
153

y traumas. Además, facilita la caída y/o recaída en la adicción de


sustancias que puedan simular su efecto.

Funciones básicas de las endorfinas


Las endorfinas son sustancias realmente importantes en nuestra vida,
participando en muy diversos procesos y contribuyendo a la capacidad
de adaptación del ser humano. Algunas de sus funciones básicas son las
siguientes.

1. Las moléculas de la felicidad


Su actuación más conocida tiene que ver con las sensaciones de
placer, motivo por el que son conocidas como las hormonas de la
felicidad. 

En este aspecto crean una sensación de bienestar y calma tanto a nivel


físico como mental, que induce la sensación de felicidad. De hecho, esto
hace que su  segregación sea percibida por el organismo como una
especie de recompensa, lo cual nos lleva a repetir la conducta que
provoca ese mecanismo de liberación hormonal.

2. Inhibición del dolor físico


Otra de las principales y también más conocidas funciones de las
endorfinas se basa en la inhibición del dolor. Cuando nos damos un
golpe o nos hacemos un corte o hacemos un esfuerzo extremo los tejidos
del organismo emiten señales a los nociceptores o receptores del dolor
que poseen. Sin embargo, ante la llegada al cerebro de estas señales la
hipófisis responde liberando de manera casi inmediata endorfinas. 
154

Dicha liberación inhibe o disminuye temporalmente la sensación de


dolor, permitiendo que el organismo sea capaz de realizar una respuesta
adaptativa que pueda salvar su vida. Esto, por ejemplo, nos permitiría
escapar de un depredador o de una pelea a pesar de haber sido heridos.
Es lo que provoca que cuando nos rompemos un hueso el dolor inicial no
sea tan intenso como el que se sentirá posteriormente, una vez
relajados.

3. Inhibición del dolor psicoemocional


En el punto anterior hemos hablado del papel de las endorfinas en la
inhibición del dolor físico. Las endorfinas también actúan del mismo
modo ante el sufrimiento psicológico, como el producido ante sucesos
vitales dolorosos, traumas, estrés o ansiedad.

Cuando nos dan una mala noticia o sucede un evento doloroso, como
por ejemplo la muerte de un ser querido, es frecuente que la respuesta
inicial parezca no tener un efecto inmediato, actuando en apariencia
como si nada hubiese pasado. 

Se especula que dicha fase sea debida a una producción de endorfinas


que inhibe el dolor a nivel psíquico, ya que estas sustancias reducen el
nivel de tensión y estrés inicial. Se explica de este modo que ante
ciertas situaciones de estrés, se produzcan síntomas somáticos una
vez este se ha resuelto aunque estos no se producían en la propia
situación estresora. Las endorfinas podrían actuar compensando este
malestar.

4. Influencia en sistema inmune


155

Los estados de ánimo deprimidos y la persistencia del estrés disminuyen


con el tiempo la capacidad del sistema inmune para hacer frente a
microorganismos externos. Es por ello que cuando estamos en una
época de mucha tensión resulta más fácil enfermar tanto en ese
momento como después de que la situación haya pasado. La liberación
de endorfinas, sin embargo, produce un fortalecimiento de este
sistema al mejorar la situación emocional y permitir el afrontamiento
de situaciones dolorosas.

5. Memoria y atención
Al margen de los efectos mencionados, se ha comprobado que estas
sustancias participan en la memoria y atención, facilitándola en la medida
que el bienestar aumenta la capacidad y muchos estímulos son
asociados a estados emocionales.

6. Participación en la sexualidad
Diversas investigaciones reflejan que la liberación de endorfinas
tiene un papel muy relevante en la sexualidad, facilitando el deseo y
induciendo la síntesis y liberación de hormonas que predisponen al
mantenimiento de relaciones. Asimismo, se trata de uno de los tipos de
sustancia que facilitan las vinculación romántica entre los miembros de la
pareja, al provocar sensaciones de felicidad y bienestar.

Situaciones y conductas que potencian la


producción de este neurotransmisor
156

La actuación de las endorfinas nos ayuda a sentir felicidad y a disminuir


las sensaciones dolorosas tanto a nivel físico como emocional. Se ha
observado que algunas actividades y situaciones favorecen su
producción, como por ejemplo las siguientes.

1. Reírse
Los estudios demuestran que el hecho de reírse sinceramente
produce endorfinas. Bromear y el sentido del humor puede ayudarnos,
tanto a nosotros mismos como a otros, a mejorar nuestro estado de
ánimo y hacernos más felices. 

Acudir a sesiones de risoterapia también ha demostrado tener cierto


nivel de eficacia, debido a que la risa es en general contagiosa debido a
la actividad de las neuronas espejo. De hecho, incluso aunque no se
trate de una risa sincera el esfuerzo muscular ya provoca la secreción de
endorfinas, lo cual a su vez facilita que aparezca una risotada genuina.

2. Cumplir un objetivo
El hecho de conseguir algo deseado también nos produce una
honda satisfacción, cosa que se traduce en un aumento en la
producción de endorfinas. La sensación de logro y la consecución del
objetivo, haya una recompensa extrínseca o no, mejora nuestro
bienestar. Especialmente cuando el nivel de esfuerzo empleado ha sido
elevado.

3. Mantener relaciones sexuales


157

Mantener relaciones de manera satisfactoria es otra de las


actividades que genera un elevado nivel de endorfinas. De hecho,
junto con otras sustancias como la oxitocina y la progesterona, las
endorfinas son excretadas justo después del orgasmo.

4. Ejercicio físico
Es de conocimiento común que correr o hacer deporte genera
endorfinas. Concretamente se recomiendan los ejercicios
cardiovasculares y aeróbicos, ya que producen una mayor nivel de
esfuerzo físico, mayor sensación de logro y mayor satisfacción posterior.

5. Relajarse
La síntesis de endorfinas no depende únicamente de realizar una
acción concreta. Muchas veces basta únicamente con relajarse. Darse
un baño, escuchar música, leer algo por gusto o simplemente meditar
pueden generar gran cantidad de endorfinas, especialmente después de
un dia estresante.

6. Dormir
Mantener una buena higiene de sueño resulta fundamental para
mantener alta la producción de endorfinas. Es por ello que después de
un sueño reparador solemos despertarnos de buen humor, y a la inversa
en el caso de dormir mal. El sueño satisfactorio facilita una actitud
positiva y la presencia de energía necesaria para realizar cualquier
actividad.
158

7. Caricias, besos y masajes


El contacto físico con otra persona supone, en general y suponiendo que
ni la persona ni la situación nos resulten aversivas, un aumento en la
producción de endorfinas si se realiza con cierto nivel de precisión. Si se
tiene un vínculo emocional positivo con la persona qué o con quien se
realizan estas acciones, el aumento en la producción de endorfinas es
mucho mayor. Reduce el nivel de cortisol y la presión arterial,
además de mejorar la conexión con la otra persona.

8. Enamorarse
Más de una vez se ha escuchado decir que el amor es como una
droga. Lo cierto es que esta expresión es más correcta de lo que se
piensa, debido a que las sensaciones de felicidad y satisfacción que
sentimos cuando nos enamoramos son producidos a nivel bioquímico por
las endorfinas, junto a otras sustancias como la dopamina y la
noradrenalina.

9. La pescadilla que se muerde la cola


Vistas diferentes situaciones o actividades que provocan la liberación de
endorfinas es posible darse cuenta que, en general es el hecho de
sentirse bien o feliz lo que provoca que estas sustancias sean
liberadas. De este modo, se puede observar que si bien las endorfinas
provocan la sensación de felicidad, dicha sensación de felicidad provoca
a su vez la síntesis de endorfinas. De este modo, permitirse disfrutar de
los pequeños momentos de felicidad provoca que seamos más felices en
159

ese momento y también que tendamos a tener más momentos


semejantes.

Un riesgo
La producción de endorfinas y el mantenimiento de las sensaciones que
producen son algo muy deseable y buscado por la mayoría de personas.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que se trata de sustancias
que, si bien se generan de forma endógena y por lo tanto no producen un
enganche por sí mismas, suponen un elevado nivel de bienestar que
puede ser buscado por el individuo de forma activa e incluso
compulsiva.

Así, las conductas empleadas para alcanzar un nivel de endorfinas que


nos haga sentir bien pueden tornarse adictivas muy fácilmente, pudiendo
producir tolerancia, dependencia y problemas de abstinencia. Ello que
puede provocar la búsqueda compulsiva de sensaciones e incluso
promover conductas altamente arriesgadas. Asimismo, en algunas
personas dicha búsqueda de la réplica de los efectos de las endorfinas
conduce al consumo de diferentes drogas, con los peligros y efectos
secundarios que éstas suponen.

Referencias bibliográficas:

 Cheido, M.A. & Idova, G.V. (1998). Effect of opioid peptides on


inmunomodulation. Ross-Fiziol-Zh-Im-I-M- Sechenova; 84(4): 385-90.

 Kolb, B. & Whishaw, I. (2006). Neuropsicología humana. Madrid:


McGraw-Hill.
160

 Leihninger, A.L.; Nelson, D.L. y Cox, M.M. (1995). Principios de


Bioquímica. 2ª ed. Barcelona: Ediciones Omega; p. 334-6.

 Johnston, D. & Wu, S.M.S. (1995). Foundations of Cellular


Neurophysiology. MIT Press

 Reichlin, S. (1997). Neuroendocrinología. En: Williams, Tratado de


Endocrinología.t1.La Habana: Científico-técnica. p. 656-8.
161

Catecolaminas: tipos y
funciones de estos
neurotransmisores
Uno de los grupos de neurotransmisores más
importantes; incluye a la famosa adrenalina.

La dopamina, la adrenalina y la noradrenalina, las tres principales


catecolaminas, son algunos de los neurotransmisores más relevantes
para nuestro sistema nervioso. En este artículo analizaremos las
propiedades químicas y las funciones que cumple cada una de estas
catecolaminas, así como las características comunes entre los tres
neurotransmisores.

 Artículo relacionado: "Tipos de neurotransmisores: funciones y


clasificación"
162

¿Qué son las catecolaminas?


Las catecolaminas son un conjunto de neurotransmisoresde la
clase de las monoaminas, a la que también pertenecen las triptaminas
(serotonina y melatonina), la histamina o la fenetilaminas. La dopamina,
la adrenalina y la noradrenalina son las tres principales catecolaminas.

A nivel químico estos neurotransmisores se caracterizan por la presencia


de un catecol (un compuesto orgánico que contiene un anillo de benceno
y dos grupos hidroxilos) y una amina en la cadena lateral. Se derivan del
aminoácido tirosina, que obtenemos a través de alimentos ricos en
proteínas como los lácteos, los plátanos, los aguacates o los frutos
secos.

El principal lugar de síntesis de catecolaminas son las células cromafines


de la médula adrenal, así como las fibras posganglionares del sistema
nervioso simpático. Describiremos con más detalle las características de
la síntesis de estos neurotransmisores en los apartados siguientes.

El rol de estos neurotransmisores es fundamental en procesos como la


cognición, la emoción, la memoria y el aprendizaje, el control de la
motricidad y la regulación del sistema endocrino. Asimismo
la noradrenalina y la adrenalina están implicadas de forma clave en la
respuesta de estrés.

Los aumentos en los niveles de catecolaminas se asocian con el


aumento de la frecuencia cardiaca y de los niveles de glucosa y con la
activación del sistema nervioso parasimpático. Las disfunciones
catecolaminérgicas pueden provocar alteraciones en el sistema nervioso,
y en consecuencia trastornos neuropsiquiátricos como las psicosis o la
enfermedad de Parkinson.
163

Las 3 principales catecolaminas


La dopamina, la adrenalina y la noradrenalina son muy similares desde
un punto de vista químico, pero cada una de ellas tiene peculiaridades
distintivas que hacen necesaria una descripción en detalle por tal
de entender las funciones de cada una de estas catecolaminas.

1. Dopamina
Nuestro organismo transforma la tirosina en otro aminoácido, la levodopa
o L-DOPA, y ésta se convierte a su vez en dopamina. A su vez la
dopamina es la catecolamina más básica, y tanto la adrenalina como la
noradrenalina se fabrican a partir de este neurotransmisor.

Cuando se encuentra en el cerebro, la dopamina cumple un rol de


neurotransmisor; esto significa que participa en el envío de señales
electroquímicas entre neuronas. En cambio, en la sangre funciona como
un mensajero químico y contribuye a la vasodilatación y a la inhibición de
la actividad del sistema digestivo, del inmunitario y del páncreas.

Las vías cerebrales en las que está implicada la dopamina,


principalmente la nigroestriada y la mesolímbica, se relacionan con la
conducta motivada por el refuerzo: sus niveles aumentan cuando
obtenemos recompensas. De este modo la dopamina es importante para
procesos como el aprendizaje, el control motor y las adicciones a
sustancias psicoactivas.

Las alteraciones en estas dos vías neurales provocan los síntomas


psicóticos. Los síntomas positivos como las alucinaciones se han
relacionado con disfunciones en la vía nigroestriada (que conecta la
sustancia negra con el estriado, una estructura de los ganglios basales),
164

y los negativos, como los déficits emocionales, con disfunciones en la


mesocortical.

La destrucción de neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del


mesencéfalo es la causa de la enfermedad de Parkinson. Este
trastorno neurológico degenerativo se caracteriza sobre todo por la
presencia de déficits y alteraciones de carácter motor, en particular los
temblores de reposo.

 Artículo relacionado: "Parkinson: causas, síntomas, tratamiento y


prevención""

2. Adrenalina
La adrenalina se genera a partir de la oxidación y la metilación de la
dopamina, principalmente en el locus coeruleus, localizado en el tronco
cerebral. La síntesis de este neurotransmisor es estimulada por la
liberación de hormona adrenocorticotropa en el sistema nervioso
simpático.

La adrenalina y la noradrenalina, de la que hablaremos a continuación,


son consideradas las hormonas del estrés, puesto que cuando actúan
fuera del sistema nervioso no lo hacen como neurotransmisores sino
como hormonas. Se relacionan con la regulación cardiaca y respiratoria y
con el consumo de recursos corporales para hacer frente a desafíos
ambientales.

Tanto la adrenalina como la noradrenalina son fundamentales en la


respuesta a múltiples tipos de estresores y otros procesos relacionados
con la activación del organismo, como el ejercicio físico, la exposición al
calor y la reducción de los niveles sanguíneos de oxígeno o de glucosa.
165

 Quizás te interese: "Adrenalina, la hormona que nos activa"

3. Noradrenalina
La oxidación de la adrenalina da lugar a la noradrenalina, del mismo
modo que la de la dopamina convierte a ésta en adrenalina y la de la
tirosina en dopamina. Como la adrenalina, cumple el papel de
neurotransmisor en el sistema nervioso y el de hormona en el resto del
cuerpo.

Entre las funciones de la noradrenalina podemos destacar la alerta


cerebral, el mantenimiento del estado de vigilia, la focalización de la
atención, la formación de recuerdos y la aparición de sensaciones de
ansiedad, así como el incremento de la presión sanguínea y de la
liberación de las reservas de glucosa.

La reducción de los niveles de noradrenalina se asocia a alteraciones en


distintos tipos de aprendizaje, particularmente la consolidación de
recuerdos a largo plazo y el aprendizaje latente. Esta función se debe
probablemente al control de la actividad neuronal por parte de la
noradrenalina en regiones del cerebro implicadas en el aprendizaje,
como la amígdala.

A nivel psicopatológico este neurotransmisor está implicado en los


trastornos por estrés y ansiedad, en la depresión mayor, en la
enfermedad de Parkinson y en el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad.

Referencias bibliográficas:
166

 Kobayashi, K. (2001). Role of catecholamine signaling in brain and


nervous system functions: new insights from mouse molecular genetic
study. Journal of Investigative Dermatology Symposium Proceedings,
6(1): 115-21.

 Zouhal, H., Jacob, C., Delamarche, P. & Gratas-Delamarche, A. (2008).


Catecholamines and the effects of exercise, training and gender. Sports
Medicine, 38(5): 401-23.
167

Las principales diferencias


entre hormona y
neurotransmisor
Veamos cómo distinguir entre estos dos tipos de
sustancias mensajeras presentes en el cuerpo
humano.

Nuestro organismo necesita de hormonas y neurotransmisores para


funcionar correctamente.

Los neurotransmisores permiten la comunicación entre neuronas y otras


células, atravesando el espacio sináptico y mediante impulsos nerviosos.
Las hormonas, por su parte, son secretadas por las glándulas
endocrinas, interviniendo en la regulación de multitud de funciones
corporales básicas.
168

Aunque comparten características estructurales y funcionales, también


existen aspectos que las diferencian. En este artículo te explicamos qué
son, cómo actúan y cuáles son las principales características de
hormonas y neurotransmisores, así como las diferencias más
importantes entre unas y otras.

 Artículo relacionado: "Tipos de neurotransmisores: funciones y


clasificación

Las hormonas: definición, características y


clasificación
Las hormonas son sustancias químicas que actúan como mensajeras y
activan diferentes procesos para que nuestro organismo funcione
correctamente. Se producen en las glándulas endocrinas o
secretoras (como el hipotálamo, la hipófisis o la tiroides, por ejemplo) y
se liberan al espacio extracelular, difundiendose por los vasos
sanguíneos hacia la sangre.

Las principales características de estas mensajeras químicas es que


intervienen en el metabolismo y otras funciones (sistema inmune,
reproducción sexual, etc.); actúan en tejidos del organismo que pueden
estar a distancias largas del punto de origen desde donde se libera la
hormona; el efecto que provocan depende de la cantidad de hormonas
que haya, siendo directamente proporcional a su concentración.

Casi todas las hormonas se pueden clasificar, químicamente, en


tres grandes grupos: hormonas peptídicas, compuestas por
aminoácidos, polipéptidos u oligopéptidos, como la insulina o la
vasopresina; las hormonas derivadas de aminoácidos, que se sirven de
169

éstos para sintetizarse, como por ejemplo la adrenalina; y las hormonas


lipídicas, del grupo de los eicosanoides o esteroides, como el cortisol y la
testosterona.

Las hormonas pueden producir efectos estimulantes, promoviendo la


actividad en un tejido (p. ej. la prolactina); efectos inhibitorios,
disminuyendo la actividad (p. ej. la somatostatina, que inhibe la liberación
de la hormona del crecimiento); efectos antagonistas, cuando dos
hormonas tienen efectos opuestos entre sí (p. ej. la insulina y el
glucagón); y efectos de sinergia, cuando dos hormonas juntas producen
un efecto más potente que por separado (p. ej. la hormona de
crecimiento y las hormonas tiroideas).

 Quizás te interese: "Tipos de hormonas y sus funciones en el cuerpo


humano"

Los neurotransmisores: definición,


clasificación y características
Los neurotransmisores son sustancias químicas que utiliza nuestro
cuerpo para enviar información de unas neuronas a otras, a través
del espacio sináptico que media entre ellas. Estas señales viajan desde y
hacia el sistema nervioso central, con el objetivo de coordinar nuestro
organismo, regulando la actividad muscular, las secreciones corporales y
la actividad de diferentes órganos.

Los mensajeros químicos que actúan como neurotransmisores


comparten algunas características básicas: se almacenan en vesículas
sinápticas, se liberan cuando se introducen iones de calcio (Ca2+) en el
axón terminal como respuesta al potencial de acción y producen su
170

efecto uniéndose a los receptores de la membrana de la célula post-


sináptica.

La principal función de los neurotransmisores es la de inhibir o


estimular la actividad de las células post-sinápticas, en función del
tipo de receptor sobre el que ejerzan su efecto, desencadenando
cambios en la permeabilidad de la membrana neuronal y en su actividad
enzimática, con la mediación de otros neuromoduladores (como el AMPc
y el GMPc).

Existen distintos tipos de neurotransmisores que pueden clasificarse de


la siguiente manera:

 Aminas: neurotransmisores que derivan de distintos aminoácidos. En


este grupo podemos incluir a la dopamina o la serotonina.
 Aminoácidos: son las sustancias precursoras de las aminas (p. ej.
glutamato o glicina).
 Purinas: sustancias como el ATP o la adenosina, pueden actuar como
mensajeros químicos igualmente.
 Péptidos: distribuidos por todo el encéfalo, los más conocidos son los
péptidos opioides (p. ej. encefalinas y endorfinas), encargados de
modular el dolor, entre otras funciones.
 Gases: el más representativo, el óxido nítrico, que produce efectos
vasodilatadores.
 Ésteres: en este grupo, el neurotransmisor más representativo, la
acetilcolina, que interviene en la regulación del sueño o la actividad
muscular, entre muchas otras funciones.

Diferencias entre hormonas y


neurotransmisores
171

Las hormonas y los neurotransmisores comparten una característica


básica y es que ambos actúan como mensajeros químicos interviniendo
en la regulación de distintas funciones corporales. Sin embargo, existen
diferencias importantes entre una hormona y un neurotransmisor. A
continuación, veremos cuáles.

Una de las diferencias entre las hormonas y los neurotransmisores es


que las primeras se liberan por las glándulas endocrinas al torrente
sanguíneo; por el contrario, los neurotransmisores se liberan en el
espacio sináptico que existe entre las neuronas. Esto nos lleva a
señalar otra diferencia básica, y es que el efecto producido por las
hormonas es, por lo general, mucho más prolongado que el de los
neurotransmisores.

Otra de las características que diferencia estos dos tipos de mensajeros


químicos es que el neurotransmisor, al ser liberado, sólo se comunica
con la neurona más cercana, a través del espacio sináptico; sin
embargo, las hormonas se comunican con otras células que pueden
estar a una gran distancia, ya que viajan a través del torrente sanguíneo.
La diferencia también estribaría en que los neurotransmisores actúan
específicamente en el sistema nervioso, mientras que las hormonas lo
podrían hacer en cualquier parte del organismo.

En ocasiones, la distinción entre hormona y neurotransmisor no


queda clara del todo. Algunos neurotransmisores actúan también como
hormonas, como ocurre con las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina
y dopamina). Éstas pueden ser producidas por las glándulas
suprarrenales y vertidas en el torrente sanguíneo, ejerciendo un efecto
hormonal; y al mismo tiempo, son liberadas en las terminaciones
nerviosas, actuando como neurotransmisores. En estos casos, también
reciben el nombre de neurohormonas.
172

Según el médico francés, Roger Guillemin, un neurotransmisor no sería


otra cosa que una hormona de secreción paracrina (un tipo de
comunicación celular por secreción química), aunque debido a sus
características específicas, se suele considerar que son otro tipo de
mensajero distinto a la hormona.

Con todo, en la actualidad sigue habiendo autores que consideran


que una hormona es cualquier sustancia que es liberada por una
célula para actuar sobre otra, ya sea cercana o lejana, e
independientemente de su origen o localización, así como de la vía que
se utilice para su transporte (circulación sanguínea, líquido extracelular o
espacio sináptico). Las definiciones de hormona y neurotransmisor
siguen, pues, abiertas a interpretación.

Referencias bibliográficas:

 Cuenca, E. M. (2006). Fundamentos de fisiología. Editorial Paraninfo.


 Gómez, M. (2012). Psicobiología. Manual CEDE de Preparación PIR.12.
CEDE: Madrid.
 Guyton-Hall (2001). Tratado de Fisiología Médica.10ª ed., McGraw-Hill-
Interamericana.
173

ISRN: efectos y funcionamiento


de este tipo de fármaco
antidepresivo
Este tipo de medicamento antidepresivo ha
mostrado ser útil en el tratamiento de ciertos
trastornos.

Los antidepresivos de cuarta generación, que actúan de forma específica


sobre determinados neurotransmisores para prevenir reacciones
adversas en la medida de lo posible, están siendo prescritos cada vez
con más frecuencia. No obstante, siguen sin ser tan populares como los
ISRS, que dominan el campo de la terapia farmacológica para la
depresión.

En este artículo analizaremos la eficacia de los inhibidores selectivos


de la recaptación de noradrenalina o ISRN, que forman parte de este
174

grupo de novedosos medicamentos. Nos centraremos fundamentalmente


en la reboxetina, el único ISRN que ha sido estudiado en cierta
profundidad, y en su comparación con otros tipos de antidepresivos.

 Artículo relacionado: "Tipos de antidepresivos: características y


efectos"

Los antidepresivos de cuarta generación


En el año 1952 se descubrió el primer fármaco antidepresivo de la
historia: la iproniazida, que había sido desarrollada para tratar la
tuberculosis pero resultó ser efectiva en la mejora del estado de ánimo.
La iproniazida pertenecía a la clase farmacológica de los inhibidores de
la enzima monoaminooxidasa (IMAO), muy potentes y peligrosos para la
salud general.

Posteriormente aparecieron los antidepresivos tricíclicos como la


imipramina, la clomipramina y la nortriptilina. En este caso el origen fue
la investigación en torno al tratamiento médico de las psicosis. Estos a su
vez se vieron desplazados por los inhibidores selectivos de la
recaptación de serotonina, más conocidos por la abreviatura “ISRS”.

En los últimos años han aparecido una serie de medicamentos para la


depresión a los que se ha atribuido una mayor seguridad que a los ISRS;
hablamos de los antidepresivos de cuarta generación, que incluyen a los
inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina (ISRN) y a los
inhibidores duales de la recaptación de serotonina y noradrenalina
(IRSN).

A diferencia de los tricíclicos y de los IMAOs, los antidepresivos de


cuarta generación tienen un elevado índice de selectividad; esto
175

significa que ejercen su acción específicamente sobre uno o varios


neurotransmisores, lo cual teóricamente debería reducir el riesgo de
efectos secundarios. En este sentido los nuevos antidepresivos se
asemejan a los ISRS.

Inhibidores selectivos de la recaptación de


noradrenalina (ISRN)
Los ISRN son una clase de psicofármacos con efectos
antidepresivos que actúan de forma específica en uno de los
neurotransmisores fundamentales del sistema nervioso: la
noradrenalina. Este compuesto químico está implicado en un amplio
conjunto de respuestas fisiológicas y cognitivas relacionadas con la
activación.

Así, la noradrenalina influye en las respuestas de estrés (tanto a nivel


fisiológico como cognitivo), en el estado de ánimo, en la motivación, en el
mantenimiento de la consciencia y de la alerta, en la circulación
sanguínea, en el manejo de los recursos atencionales, en la conducta
agresiva, en el placer sexual y en el orgasmo.

Como su nombre indica, los ISRN ejercen su acción a través de la


inhibición de la recaptación de la noradrenalina. Esto significa que, al
consumir uno de estos fármacos, las neuronas presinápticas tienen una
mayor dificultad para absorber la noradrenalina del espacio sináptico,
incrementando la cantidad que se encuentra disponible para la
neurotransmisión.

Los inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina también


son llamados simplemente por la abreviatura “IRN”; en este caso el
término “selectivo” es obviado. El más conocido de estos fármacos es
176

la reboxetina, que se comercializa bajo los nombres “Irenor”, “Norebox”,


“Prolift”, “Edronax” y “Vestra”, entre otros.

Existen, no obstante, otros medicamentos que pueden categorizarse


dentro de esta clase farmacológica. Entre estos encontramos la
atomoxetina, el talopram, el talsupram, la nisoxetina, la viloxazina, la
amedalina, la lortalamina, la tandamina, la daledalina, la edivoxetina o la
esreboxetina.

La eficacia de la reboxetina
En la actualidad, y en parte como consecuencia de lo reciente de su
aparición, la investigación disponible en torno a los inhibidores selectivos
de la recaptación de noradrenalina es relativamente escasa. Es por esto
que el grado de eficacia de este tipo de fármacos no está del todo
claro, y encontramos además hallazgos muy contradictorios.

El metaanálisis del equipo de Eyding (2010) evaluó la eficacia de la


reboxetina para el tratamiento de la depresión mayor utilizando como
punto de partida 13 estudios con más de 4 mil pacientes. Estos autores
no encontraron diferencias significativas entre el placebo y la reboxetina
en la remisión de síntomas y concluyeron que los ISRS son más
eficaces que los ISRN.

Por contra, la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos


Sanitarios (MHRA) del gobierno del Reino Unido analizó 11 estudios
sobre la eficacia de la reboxetina y encontró que era efectiva en los
casos graves de depresión. Además negaron que tuviera un mayor
potencial de provocar efectos secundarios que el placebo, como propuso
el equipo de Eyding.
177

Los datos disponibles en la actualidad sugieren que los ISRN podrían


tener un perfil de efectos secundarios algo menos severo que los ISRS,
los antidepresivos más utilizados; no obstante, su potencia
probablemente sea menor. Ambas clases de fármaco parecen más
eficaces en los casos graves que en los leves o moderados. En
cualquier caso, se requiere más investigación.

Referencias bibliográficas:

 Eyding, D., Lelgemann, M., Grouven, U., Härter, M., Kromp, M., Kaiser,
T., Kerekes, M. F., Gerken, M. & Wieseler, B. (2010). Reboxetine for
acute treatment of major depression: systematic review and meta-
analysis of published and unpublished placebo and selective serotonin
reuptake inhibitor controlled trials. BMJ, 341: c4737

 The Medicines and Healthcare products Regulatory Agency (MHRA)


(2011). MHRA UK Public Assessment Report: Reboxetine: a review of
the benefits and risks.
178

Las bases genéticas y biológicas


de la psicopatía
La mente criminal está fuertemente influida por
ciertos factores biológicos.
Frecuentemente hablamos acerca de los actos, el estilo de
comportamiento y la manera de interactuar con la gente que tienen las
personas que podrían ser descritas como psicópatas. A pesar de eso,
hay una cuestión que resulta aún más inquietante que todos estos temas:
¿cómo son los psicópatas de puertas para adentro? ¿Cuáles son las
peculiaridades de su propio cuerpo que les hacen estar predispuestos a
la psicopatía?

Intentar responder a estas preguntas es, en el fondo, abordar las


investigaciones acerca de las bases biológicas de la psicopatía.

Empecemos, pues, hablando sobre lo que sabemos acerca de sus


características de tipo genético.

Hallazgos genéticos sobre la psicopatía


Las mayores evidencias a favor de la genética suelen provenir de
estudios de gemelos y de adopciones. Según dichos estudios, la
heredabilidad en niños o adolescentes en conducta antisocial se estima
en un 30-44%.

En sujetos adultos criminales, hay una concordancia del 69 % para


gemelos monozigóticos (un mismo ovulo, por lo tanto casi idéntica carga
genética) y 0,33% para dizigóticos (dos óvulos), lo cual da pruebas
concluyentes de que existe un peso de la genética en la conducta
179

criminal por encima del ambiente. Numerosos estudios avalan estos


resultados.

Se ha demostrado también que el cromosoma Y estaría implicado en


la agresividad, atribuyéndose así, a una mayor agresividad en hombres
que en mujeres, en general.

El gen MAO-A
El gen MAO-A es hasta la fecha, el único ejemplo claro de cómo una
mutación concreta

puede alterar la conducta. Se encontró este gen alterado en personas


que padecen un trastorno psicopático y, en adición, en niños maltratados
de pequeños.

En otras palabras, la alteración de este gen predispone a la conducta


violenta. Por el contrario, las personas que desde nacimiento tienen
unas altas concentraciones de este gen tienen menos
probabilidades de desarrollar problemas antisociales.

Lo interesante de este hallazgo es que podría ayudar a explicar el porqué


no todas las víctimas de malos tratos al crecer hacen lo mismo a otras
personas, por ejemplo.

Hallazgos neuroanatómicos
A finales de los años 90 se realizó un estudio en el que se comparó la
actividad cerebral de 41 sujetos normales y 41 asesinos. Se encontró
que los criminales tenían menor actividad en la región prefrontal (la
región humana por excelencia), lo cual se traduciría en:
180

 Neurológicamente: pérdida de inhibición de regiones como la amígdala,


responsable (entre otros) de la regulación de sentimientos agresivos.

 Conductualmente: comportamientos arriesgados, irresponsables,


trasgresores de las normas, violentos, impulsivos…

 Socialmente: falta de empatía por las demás personas.

Hallazgos neuroquímicos
Numerosos experimentos han evidenciado el papel crucial de
la serotonina como modulador de la conducta agresiva, siendo la
relación la siguiente: a menos serotonina, más reforzada estará la
conducta agresiva. Por lo cual sería fácil concluir que personas que
sufren de este trastorno podrían tener las vías serotoninérgicas
alteradas.

Del mismo modo que estarían implicados en conductas impulsivas y


violentas la noradrenalina, la dopamina, el GABA y el óxido nítrico,
aunque con menos relevancia.

Hallazgos neuroendocrinos
En el ámbito hormonal, de las que tenemos más pruebas concluyentes
es de la insulina y de la testosterona. Ciertos estudios muestran que si
tenemos un nivel bajo de glucosa, y por tanto insulina en sangre,
tenemos más predisposición a las conductas violentas e impulsivas.
181

En el caso de la testosterona, tenemos múltiples estudios comparando


criminales y personas sanas, donde demuestran que la cantidad de
testosterona libre en sangre está aumentada en los primeros.
Además, diversas investigaciones indican que las mujeres con más
elevada testosterona son más sexualmente activas, competitivas,
masculinas y consumidoras de alcohol en comparación a las mujeres con
niveles bajos de ésta.

Hallazgos psicofisiológicos
Cleckley (1976) propuso que los psicópatas podrían tener la capacidad
de comprender el significado literal (denotativo) del lenguaje, pero no de
su significado emocional (connotativo). Tendrían, por tanto, un déficit
emocional.

Los psicópatas, además, tendrían la reactividad emocional alterada ya


que, en comparación a personas normales, en situaciones que deberían
sentir ansiedad y miedo, no lo sienten.

Asimismo, también presentan una ausencia en la reacción de sobresalto


ante la exposición de contenido desagradable visualmente, y pitidos muy
agudos y estridentes.

En base a todos estos datos, se propuso que los psicópatas tienen un


débil sistema inhibitorio cerebral, y un fuerte sistema de activación.
Esto explicaría su impulsividad y su falta de capacidad de pensar en las
consecuencias futuras.

A modo de conclusión...
182

El trastorno antisocial de la personalidad se caracteriza destaca por


su falta de empatía y remordimientos ante la violación de derechos
ajenos y normas sociales, alta impulsividad y agresividad… Son sujetos
que harán lo que sea necesario, sin importar las consecuencias, para
conseguir sus propósitos y beneficios personales.

Pero, ¿el psicópata se hace o se nace? La respuesta es... una


combinación de ambas opciones. Un ambiente marginal, donde la
persona nazca desatendida, con violencia, maltrato, abandono… influye
de forma crucial. Sin embargo, se ha demostrado por numerosos
estudios, que existe más peso genético.

Una clara prueba de ello la obtendríamos a través de la pregunta… ¿por


qué hay personas que ante maltrato se convierten en personas
maltratadoras, mientras que otras, no? Esta respuesta vendría dada por
la cantidad de gen mao-A que disponga de base esa persona. Este
también podría dar respuesta a muchas otras situaciones en las cuales
existan personas que sucumban a la situación y cometan actos violentos,
mientras que otras se nieguen a hacerlo.

Concluimos pues, un claro y evidente papel biológico cerebral en el


trastorno antisocial de la personalidad y una interacción genética-
ambiente (con más relevancia genética).

Referencias bibliográficas:

 Caspi,A., McClay, J.; Moffitt,T., Mill,J. y Martin,J. (2002). Role of genotype


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 Francisco, J. (2000). Bases biológicas de las psicopatologías. Madrid:
Psicología Pirámide.
 Organización Mundial de la Salud (1998). CIE-10. Trastornos mentales y
del comportamiento. Versión multiaxial para adultos. Ginebra: OMS.
 Pelegrín, C. y Tirapu, J. (2003). Bases neurobiológicas de la agresividad.
Intersalud. Extraido de: http://hdl.handle.net/10401/2411
184

tabla de aminoácidos:
funciones, tipos y
características
¿Qué función cumple cada aminoácido en el
organismo humano?

Las proteínas (y los aminoácidos) son uno de los macronutrientes


que gozan de mayor popularidad en la actualidad, en gran parte
porque los alimentos ricos en estas moléculas forman parte de muchas
dietas pensadas para perder peso (dietas hipercalóricas).

Pero dejando de lado sus beneficios en la pérdida de peso y la mejora de


la estética corporal, las proteínas son una de las bases de todo proceso
vital, ya que son absolutamente necesarias para nuestro organismo y sus
funciones son varias: permiten a las células defenderse de agentes
185

externos, controlan y regulan funciones dentro de nuestro cuerpo,


reparan daños...

 Artículo relacionado: “Los 20 tipos de proteínas y sus funciones en el


organismo”

Aminoácidos importantes para los


humanos
Las unidades con las que se construyen las proteínas son los
aminoácidos (AA), y a pesar de que existan cientos de aminoácidos que
juegan un papel importante en la naturaleza, solamente hay 20 que
forman parte de las proteínas (aminoácidos proteicos o canónicos).

Sin embargo, también existen otros AA, conocidos como no proteicos,


que juegan un papel determinante para el ser humano y que tienen
función propia, por ejemplo el GABA. 

 Puedes saber más sobre este neurotransmisor en nuestro artículo:


"GABA (neurotransmisor): qué es y qué función desempeña en el
cerebro"

Qué son los aminoácidos no esenciales


Los aminoácidos canónicos son la materia prima de las proteínas,
pero éstos pueden clasificarse de dos maneras: los esenciales y los no
esenciales. La principal diferencia entre estos tipos de aminoácidos es
que algunos de ellos los sintetiza el cuerpo humano y los otros no, por lo
que es necesario conseguirlos a través de la dieta.
186

Los primeros son los aminoácidos no esenciales, mientras los segundos


son los aminoácidos esenciales. Los aminoácidos no esenciales son
igual de importantes que los esenciales. pues participan en la
construcción de músculos fuertes, así como en el mantenimiento de un
cerebro sano y productivo.

Tabla de aminoácidos
En las siguientes líneas puedes encontrar los 20 aminoácidos
(esenciales y no esenciales) que forman parte de los proteínas, y te
explicamos cuáles son sus funciones y sus características.

Tipos de aminoácidos esenciales


Los aminoácidos proteicos que no sintetiza el cuerpo y, por tanto, deben
ser ingeridos a través de la dieta son los siguientes.

1. Fenilalanina
187

Estos aminoácidos se asocian a la sensación de bienestar, pues


son reguladores de la endorfinas. Entre sus funciones más destacadas
se encuentran la reducción del exceso de apetito y la minoración del
dolor.

La fenilalanina también está implicada en la síntesis de las catecolaminas


adrenalina, dopamina y noradrenalina, por lo que promueve el estado de
alerta, mejora la memoria y el aprendizaje e incrementa la vitalidad. Los
suplementos que contienen este aminoácido pueden utilizarse para
mejorar los síntomas de Parkinson, vitiligo, dolor crónico o para el
tratamiento integral de la depresión.

2. Isoleucina
El déficit de este aminoácido parece estar implicado en algunos
trastornos mentales y físicos: depresión, alteraciones de la conducta,
disminución de la masa muscular, etc. Este AA es esencial para la
formación de hemoglobina y tejido muscular, y estabiliza y regula el
azúcar en la sangre y los niveles de energía. Además, ayuda en la
curación de las heridas, la piel y los huesos.

3. Leucina
Es uno de los 3 aminoácidos de cadena ramificada (BCAA) junto a la
isoleucina y valina, que están implicados en la síntesis proteica. Es un
potente estimulador de la insulina, es necesario para la cicatrización de
las heridas y la curación de huesos. Modula la liberación de encefalinas,
que son analgésicos naturales.
188

4. Lisina
Inhibe el desarrollo de los virus dentro del organismo y, como
resultado, se utiliza en el tratamiento de los Herpes, así como los
virus asociados con el síndrome de fatiga crónica. La lisina participa en la
síntesis de L-carnitina junto a la vitamina C.

También ayuda a formar colágeno, el tejido conectivo presente en los


huesos, ligamentos, tendones y articulaciones. Favorece la calcio y, por
tanto, es esencial para los niños, ya que es fundamental para la
formación ósea. También participa en la producción de hormonas y
disminuye los niveles séricos de triglicéridos.

5. Treonina
La treonina es necesaria para la formación de colágeno y ayuda en
la producción de anticuerpos. También es necesaria para el
funcionamiento normal del tracto gastrointestinal y puede convertirse en
glicina. un neurotransmisor del sistema nervioso central.

6. Triptófano
Uno de los aminoácidos más conocidos por los psicólogos, puesto
que está implicado en la síntesis de serotonina y melanina. Por
tanto, participa activamente en la mejora del estado de ánimo y ayuda a
mejorar la calidad del sueño.

 Puedes saber más sobre este aminoácido en nuestro artículo:


“Triptófano: características y funciones de este aminoácido”
189

7. Valina
Este aminoácido compite con la tirosina y el triptófano al cruzar la
barrera hematoencefálica. Cuanto más alto es el nivel de valina, más
bajos son los niveles de los otros dos AA en el cerebro. La valina es
absorbida de forma activa y es utilizada directamente por el músculo
como fuente de energía, por tanto no es procesado por el hígado antes
de entrar en el torrente sanguíneo.

El déficit de valina provoca que los demás aminoácidos (y proteínas)


sean absorbidos en menor cantidad por el tracto gastrointestinal.

8. Arginina
La arginina es esencial para la actividad normal del sistema inmune
y para la cicatrización de heridas. También participa en la liberación de
la hormona del crecimiento e incrementa la liberación de de insulina y
glucagón. Es precursor de GABA, disminuye el tamaño de los tumores y
es necesaria para la espermatogénesis.

9. Histidina
Útil en el tratamiento de la anemia debido a su relación con la
hemoglobina. Es precursor de la histamina y por tanto se ha empleado
para tratar la alergia. Ayuda a mantener el pH adecuado de la sangre y
también se ha utilizado para tratar la artritis reumatoide.

10. Metionina
190

Participa activamente en la descomposición de grasas y permite


reducir el colesterol en la sangre. Ayuda a prevenir trastornos del
cabello, piel y uñas. Es antioxidante y participa en la síntesis de ARN y
ADN.

Aminoácidos no esenciales
Los aminoácidos esenciales, es decir, los sintetizados por el organismo
humanos, son los siguientes.

11. Ácido aspártico


El ácido aspártico aumenta la resistencia y el rendimiento físico y es
bueno para la fatiga crónica. Es uno de los los dos principales
aminoácidos excitatorios, el otro es el ácido glutámico). Ayuda a proteger
el hígado, participa en el metabolismo del ADN y del ARN y mejora el
sistema inmunológico.

12. Ácido glutámico


Otro de los aminoácidos excitatorios, junto con el anterior, por lo
que comparten muchas de las funciones. Mejora el rendimiento físico
y la reduce la fatiga. Es esencial para la síntesis de ADN y del ARN y
ayuda a proteger el organismo y mejora el sistema inmunológico.

13. Alanina
La alanina es importante para el crecimiento muscular y es una gran
fuente de energía para el músculo. Interviene en el metabolismo del
191

azúcar, aumenta el sistema inmunológico mediante la producción de


anticuerpos y es esencial para el tejido conectivo.

14. Asparagina
La asparagina es la unión de ácido aspártico con ATP (trifosfato de
adenosina). Está implicada en el proceso de memoria a corto plazo,
ayuda a eliminar el amoniaco del cuerpo, disminuye la fatiga y participa
en la síntesis de ADN.

15. Cisteína
La cisteína es un antioxidante y protege contra la radiación, la
contaminación, la luz ultravioleta y otros fenómenos que causan la
producción de radicales libres. Actúa como “detox” natural, y es esencial
para el crecimiento, mantenimiento y reparación de la piel y el cabello. Es
precursor del aminoácido taurina y del sulfato de condroitina. Este último
es el principal componente del cartílago.

16. Glicina
Forma parte de la estructura de la hemoglobina, y es uno de los dos
principales neurotransmisores inhibitorios del sistema nervioso (el
otro es GABA). También forma parte de los citocromos, que son enzimas
involucradas en la producción de energía. Participa en la producción de
glucagón, que ayuda al metabolismo del glucógeno.

17. Glutamina
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La glutamina es precursor de dos de los neurotransmisores más


importantes del SNC: el glutamato y el GABA. Permite mantener los
niveles normales y constantes de azúcar en la sangre y está involucrado
en la fuerza muscular y la resistencia. Esencial para la función
gastrointestinal.

18. Prolina
Componente esencial del cartílago, y por tanto es clave para la
salud de las articulaciones, tendones y ligamentos. Ayuda a
mantener el corazón fuerte. El principal precursor de la prolina es el
glutamato. Una de sus funciones más destacadas es que mantiene la piel
y las articulaciones saludables.

19. Serina
Participa en la mejora del sistema inmunológico ayudando en la
producción de anticuerpos e inmunoglobulinas y participa en el
desarrollo de vaina de mielina. La serina es necesaria para el crecimiento
y mantenimiento del músculo.

 Artículo relacionado: “Mielina: definición, funciones y características”

20. Tirosina
La tirosina es un aminoácido precursor de la hormona tiroxina, que
está implicada en los procesos metabólicos. También es precursor de la
hormona del crecimiento y de los neurotransmisores dopamina,
norepinefrina, epinefrina (adrenalina) y serotonina, por lo que mejora el
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estado de ánimo, el sueño, la claridad del pensamiento, la concentración


y la memoria.

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