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Prosa y belleza
La prosa
El verso somete al lenguaje a una repetición de acentos o ritmos; pero habitualmente, al
hablar o escribir, nosotros colocamos las palabras sin un orden rítmico preconcebido. Es
decir, nos expresamos en prosa.
El ritmo en la prosa
Esto no quiere decir que con la prosa no puedan crearse bellísimas obras de arte sujetas
también a un cierto ritmo, aunque menos riguroso que en las redacciones en verso. He aquí
un ejemplo de prosa rítmica, debida al gran escritor español contemporáneo José Martínez
Ruiz, que firma sus obras con el seudónimo de Azorín:
La armonía
El lenguaje literario debe ser percibido como una bella música, por la combinación
armónica de sus sonidos (eufonía).
Todas las definiciones valen para expresar lo que queremos decir: grata combinación,
orden acompasado, armonía, proporción. Nos centraremos en el ritmo del lenguaje, más en
concreto en el de la narrativa. De hecho, el concepto del ritmo está más asociado a la
poesía. Esta aprovecha mejor la sonoridad de las palabras y sus combinaciones. No
obstante, también puede hallarse un ritmo en la prosa de ficción, tal vez de muy distinta
naturaleza, eso sí.
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La palabra ritmo la asociamos con el movimiento, a veces con la velocidad, por emplear
términos de la física. En literatura, el ritmo narrativo hace referencia al avance de la
narración. Diremos que existe ausencia de ritmo si no avanza la acción, es decir, si no
sucede nada o casi nada.
¿Qué nos ocurre a veces con una novela? ¿Tal vez que nos dormimos, o que nos aburrimos,
o…? En general, cualquiera de las cuestiones que tienen que ver con una bajada de la
tensión narrativa están asociadas al ritmo narrativo. En esos casos, el ritmo se vuelve
oscilante y poco estable.
Es decir, un texto narrativo puede ser más moroso o más ágil. Pero es que, además,
podemos distinguir dos clases de ritmo: el de las palabras, el de un párrafo o una escena,
por ejemplo, o bien el de la estructura de la propia novela, con su ritmo interno de
capítulos, pausas, analepsis o prolepsis, elipsis, etc.
Ritmo narrativo
A grandes rasgos, pues, el ritmo narrativo está íntimamente ligado a los tiempos y
modos verbales. Solo con su concurso se acelera o ralentiza la acción tanto como destacan
e impulsan la reflexión y la evocación de acontecimientos.
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todo, una unidad rítmica en la forma de sucederse. Todo lo cual influye de forma
determinante en el ritmo narrativo, o sea, en el ritmo emotivo de la narración.
Sea cual sea el enfoque, el autor necesitará la elipsis para ahorrarse la narración de todo
aquello que no entre en su esquema narrativo. Si es necesario concentrar el tiempo de un
par de años en un pequeño párrafo, lo hará. Esta manipulación del tiempo creará un
determinado ritmo narrativo. El lector deberá apreciarlo en toda su dimensión en el
momento de la lectura.
Resumen
El ritmo narrativo, en resumen, tiene que ver con el tiempo de la acción. Se puede acelerar
o retardar con una utilización particular de la prosa. Entre los instrumentos a utilizar se
encuentran los diálogos, la elipsis, los tiempos y modos verbales, las analepsis o prolepsis
incluidas, etc., etc.